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REVISTA ESPAÑOLA DE Volumen II – Número 1 – Marzo de 2009 Trastorno de la marcha en el anciano, como motivo de consulta en Neurología. Estudio etiológico J. M. Flores Barragán, M. J. Gallardo Alcañíz, J. Vaamonde Gamo Servicio de Neurología. Hospital General. Ciudad Real. Terapia celular en la enfermedad de Parkinson Mª Rosario Luquin1, 2, Waldy San Sebastián1 1 Laboratorio de Terapia Regenerativa, División de Neurociencias, CIMA-Universidad de Navarra. 2 Departamento de Neurología, Clínica Universitaria de Navarra. Pamplona. Enfermedad de Parkinson y sudoración Laura Martínez, Cristina González, Laura Ballester, Elena López, Luis Javier López del Val Unidad de Trastornos del Movimiento. Servicio de Neurología. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza. EDITA: COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS AGENDA DE CONGRESOS Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento Sociedad Española de Neurología REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Director Luis Javier López del Val Hospital Universitario Lozano Blesa. Zaragoza Comité editorial Miquel Aguilar Barberà Juan Andrés Burguera Hernández Alfonso Castro García Víctor Campos Arillo José Chacón Peña Carmen Durán Herrera Rosario Luquin Puidó Gurutz Linazasoro Cristóbal Juan Carlos Martínez Castrillo Luis Menéndez Guisasola † Carlos Salvador Aguiar Hospital Mútua de Terrassa Hospital La Fe Hospital Universitario Hospital Universitario Hospital Universitario Virgen Macarena Hospital Infanta Cristina Clínica Universitaria de Navarra Policlínica Guipúzcoa Hospital Ramón y Cajal Hospital Central de Asturias Hospital Central de Asturias Barcelona Valencia Santiago de Compostela (La Coruña) Málaga Sevilla Badajoz Pamplona San Sebastián Madrid Oviedo Oviedo Hospital Universitario Miguel Servet Hospital Universitario Hospital Universitario Hospital General de Cataluña Hospital Bidasoa Hospital de Bellbitge Hospital de Barbastro Hospital Aránzazu Fundación Jiménez Díaz Hospital Gregorio Marañón Hospital Xeral Hospital San Pau Hospital Gregorio Marañón Hospital Xeral Hospital San Pablo Hospital General Hospital de Cruces Hospital Clínico Universitario Hospital Universitario Lozano Blesa Hospital Nuestra Señora de Aránzazu Hospital Virgen del Rocío Hospital Virgen de las Nieves Hospital de Tortosa Clínica Universitaria de Navarra Hospital Sant Pau Hospital de Cruces Hospital Universitario Miguel Servet Hospital Álvarez Buylla Hospital Mútua de Terrassa Hospital Universitario Hospital Clínico Fundación Hospital Alcorcón Hospital Clínico Hospital Cristal-Piñor Zaragoza Santiago de Compostela (La Coruña) Las Palmas de Gran Canaria Barcelona Hondarribia (Guipúzcoa) Barcelona Huesca San Sebastián Madrid Madrid Vigo (Pontevedra) Barcelona Madrid Vigo (Pontevedra) Barcelona Alicante Bilbao Madrid Zaragoza San Sebastián Sevilla Granada Tarragona Pamplona Barcelona Bilbao Zaragoza Mieres (Asturias) Barcelona Santiago de Compostela (La Coruña) Ciudad Real Madrid Barcelona Orense EDITA C/ Concha Espina, 8 - 1º Dcha. 28036 Madrid. Teléfono: 91 411 00 32 - Fax: 91 411 01 46 E-mail: informacion@lineadecomunicacion.com Depósito Legal: M-13448-2006 - ISSN: 1886-2268 - © 2009 REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO José Ramón Ara Callizo Manuel Arias Gómez José Matías Arbelo González Ernest Balaguer Martínez Alberto Bergareche Yarza Matilde Calopa Garriga José María Errea Abad Ignacio Fernández Manchola Pedro García Ruiz Espiga Santiago Giménez Roldán Juan Gómez Alonso José María Grau Veciana Francisco Grandas Pérez Antonio Koukoulis Fernández Jaime Kulisevsky Bojarski Carlos Leiva Santana Elena Lezcano García Hugo Liaño Martínez Elena López García José Félix Martí Massó Pablo Mir Rivera Adolfo Mínguez Castellanos Elena Muñoz Farjas José Obeso Inchausti Javier Pagonabarraga Mora José María Prats Viñas Isabel Pérez López-Fraile René Ribacoba Montero Ana Rojo Sebastián Ángel Sesar Ignacio Julia Vaamonde Gamo Lydia Vela Desojo Francesc Valldeoriola Serra Rosa Yáñez Baña Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 Comité asesor VOLUMEN II – NÚMERO 1 – MARZO DE 2009 O REVISTA ESPAÑOLA DE Trastorno de la marcha en el anciano, como motivo de consulta en Neurología. Estudio etiológico I J. M. Flores Barragán, M. J. Gallardo Alcañíz, J. Vaamonde Gamo Servicio de Neurología. Hospital General. Ciudad Real. 6 R 12 A Mª Rosario Luquin1, 2, Waldy San Sebastián1 1 Laboratorio de Terapia Regenerativa, División de Neurociencias, CIMA-Universidad de Navarra. 2 Departamento de Neurología, Clínica Universitaria de Navarra. Pamplona. Enfermedad de Parkinson y sudoración 26 COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS 30 AGENDA DE CONGRESOS 33 NORMAS DE PUBLICACIÓN 35 U M Laura Martínez, Cristina González, Laura Ballester, Elena López, Luis Javier López del Val Unidad de Trastornos del Movimiento. Servicio de Neurología. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza. S REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 Terapia celular en la enfermedad de Parkinson EDITORIAL IN MEMORIAM Prof. Dr. Luis María Menéndez Guisasola l pasado 7 de febrero de 2009 falleció nuestro amigo y compañero Luis en un trágico atropello ocurrido en la autovía del Cantábrico, a la altura de la localidad de Fabares (Villaviciosa). El Dr. Luis Menéndez Guisasola había nacido en Grado (Asturias) en el año 1948. Se formó como neurólogo y ejerció en el Hospital Central de Asturias de su ciudad, hasta este fatal desenlace. Casado con la dermatóloga Dra. Laura Campa Vigil, deja tres hijos. Ejerció siempre como neurólogo general, hasta que en los últimos años focalizó su labor hacia los Trastornos del Movimiento, formando con su inseparable compañero de equipo una de las Unidades de Tratamiento Quirúrgico de la Enfermedad de Parkinson de mayor relieve en nuestro país, y orgullo para toda Asturias. Destacado conversador, con una agilidad mental relevante y una claridad de ideas personales y profesionales dignas de elogio, había participado como ponente o como asistente en los más importantes eventos neurológicos nacionales e internacionales dedicados a los Trastornos del Movimiento. De una de estas reuniones volvía a su domicilio el día en que la muerte nos lo arrebató. Autor de numerosos trabajos y comunicaciones en congresos de ámbito nacional e internacional, fue un destacado colaborador en esta Revista Española de Trastornos del Movimiento, de la que, además, era miembro del Comité Editorial desde su creación. Ex-profesor de la Facultad de Medicina de Oviedo y Profesor del Curso Nacional de Trastornos del Movimiento, donde cada año dejaba la impronta de su saber profesional, de su capacidad docente y para el enfoque diagnóstico de los pacientes. Pero al margen de los méritos profesionales sin duda, tengo la obligación de decir que Luis María era, además, una maravillosa persona y un gran amigo personal de quien estas líneas escribe, y expresar un profundo dolor por su pérdida y por la imposibilidad de recuperar a quien tan sabios consejos personales y profesionales supo dar a todos sus amigos a lo largo de su vida. Querría poder enseñar a nuestros jóvenes neurólogos (y a los no tan jóvenes también) todo lo que el Dr. Menéndez Guisasola era y fue capaz de trasmitirnos a quienes tuvimos el honor de disfrutar de su compañía, consejo profesional, personal y de su amistad. ¡Que Dios te guarde amigo! Y que desde allá donde estés sigas ayudándonos a ser buenos neurólogos y buenas personas como tú lo fuiste. ¡Siempre te recordaremos! Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 E REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Luis Javier López del Val ORIGINAL Trastorno de la marcha en el anciano, como motivo de consulta en Neurología. Estudio etiológico J. M. Flores Barragán, M. J. Gallardo Alcañíz, J. Vaamonde Gamo REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 Servicio de Neurología. Hospital General. Ciudad Real. RESUMEN. Los trastornos de la marcha condicionan considerablemente la calidad de la vida en los ancianos. Se estudiaron las causas implicadas en los primeros cincuenta pacientes, mayores de 65 años. Se recogió la anamnesis detallada y la exploración del paciente. En un 44% la etiología era multifactorial. Alta incidencia en el consumo de fármacos como factores agravantes o desencadenantes del trastorno de la marcha. El adecuado diagnóstico en estos pacientes permite una correcta orientación terapéutica y pronóstica. Palabras clave: marcha, caídas, parkinsonismo, anciano, psicofármacos. ABSTRACT. Gait disorders are common in the elderly and can be a major cause of disability. The study population (n=50) was composed of sequential referrals of patients older than 65 years old. Detailed medical history and neurological assessments were recorded. A multiple causal diagnosis was made in 44% of the patients. The data reveal also the frequent use of drugs associated with the risk of gait disorders. A correct diagnosis in older adults with a gait disorders is important for therapeutic and prognosis implications. Key Words: gait, falls, arkinsonism, old, pshychoactive drugs. Introducción La marcha y la estabilidad son dos aspectos que condicionan considerablemente la calidad de vida en la especia humana1, y su alteración es motivo de consulta a diversos especialistas. Existen numerosas estructuras del sistema músculo-esquelético y del sistema nervioso central y periférico implicadas en un adecuado control de estas funciones2-4. Las caídas pueden ser, sin embargo, un problema debido a otras alteraciones, que deben tenerse en cuenta en el diagnósitco diferencial y que, en el anciano, pueden interpretarse como consecuencia de trastornos de la marcha; estas alteraciones incluyen fundamentalmente, drops-attacks5, 6, crisis epilépticas7 o síncopes por problemas cardiovasculares8. Clásicamente, a partir de un importante estudio de Nutt, Marsden y Thompson publicado en Neurology en 1993 se consideran tres niveles funcionales que integrados permiten un adecuado control de la estabilidad y la marcha: sistema músculo-esquelético y neuromuscular, estructuras subcorticales del Sistema Nervioso Central y estructuras corticales. Estas estructuras funcionan de manera integrada (sistema aferente, integrativo y eferente)9-11. El sistema aferente utiliza la información aportada por los estímulos propioceptivos, vestibulares y visuales, el sistema aferente es el Sistema Nervioso Periférico y el Sistema Músculo-Esquelético y el Sistema Nervioso Central integra la información y establece los planes motores necesarios para mantener la estabilidad y la postura y desarrollar la marcha, con un patrón motor y una velocidad adecuados, para lo que son fundamentales estructuras subcorticales como ganglios basales y cerebelo y corticales, entre las que juega un papel fundamental el lóbulo frontal y sus conexiones con las estrucutras subcorticales. Este enfoque del estudio de la marcha sigue el esquema de niveles jerárquicos de Hughlins Jackson. Correspondencia José Manuel Flores Hospital General de Ciudad Real Avenida de Tomelloso s/n – 13005 Ciudad Real Teléfono: 926 27 80 00 – E-mail: josemfb@hotmail.com Este trabajo ha recibido financiación por la Fundación para la Investigación Sanitaria en Castilla La Mancha (FISCAM). Pacientes y métodos Se ha realizado un estudio prospectivo de los primeros cincuenta pacientes que acudieron entre junio de 2005 y enero de 2006 a la consulta de neurología de un área de 300.000 habitantes para consultar por primera vez por trastorno de la marcha, como principal queja neurológica del paciente. Se excluyeron pacientes menores de 65 años, los casos que consultaron primariamente por deterioro cognitivo, trastorno visual, sensorial o caídas aisladas y casos de parkinsonismos conocidos, y aquellos cuya causa del trastorno de la marcha no sea neurológica. La mayoría eran remitidos por el médico de atención primaria. La metodología incluía la anamnesis detallada, con especial atención a los antecedentes personales del paciente: cardiacos, respiratorios, articulares, hipertensos, dislipémicos, neurológicos, otorrinolaringológicos, oftalmológicos, diabéticos y consumo de alcohol. También se recoge de manera exhaustiva el tratamiento habitual del paciente con antidepresivos, neurolépticos, ansiolíticos e hipotensores. Se realiza una exploración general del paciente atendiendo a la patología cardiaca, respiratoria y de extremidades. Asimismo, se realizó una exploración neurológica estruturada completa, donde cada ítem fue valorado como normal o alterada, valorando la fuerza motora, la función sensitiva (vibratoria, posicional tacto-algésica), los reflejos osteotendinosos, los reflejos cutaneoplantares, prueba de Romberg, la presencia de trastorno cognitivo, apraxia, signo de liberación frontal y signos extrapiramidales. Se realizó una valoración clínica de la marcha, incluyendo marcha con base amplia, marcha taloneante, lateralización evidente, caída hacia atrás, caída hacia delante, marcha a pequeños pasos sin braceo y tándem. La anamnesis y la exploración orientaron el protocolo del estudio, según la sospecha diagnóstica. Se realizó un protocolo analítico que incluía hematología, proteinograma, serología, bioquímica, vitaminas, hormonas tiroideas, marcadores tumorales, anticuerpos onconeuronales y punción lumbar. Se siguió como mínimo de una prueba de neuroimagen estructural craneal y/o de columna completa. En algunos pacientes seleccionados se solicitó neuroimagen funcional del tipo SPECT de Perfusión, DAT-Scan o IBZM. Para completar el estudio se solicitó, cuando la sospecha diagnóstica lo indicaba, técnicas neurofisiológicas: potenciales evocados somatosensoriales (PESS) o electromiograma (EMG), y estudio neuropsicológico de funciones cognitivas relacionadas con el lóbulo frontal, muy implicado en el control de la postura y de la marcha. Resultados La edad media era de 76,74 años con un rango de edad de 66-92 años. El 50% varones y el 50% mujeres. Destacan claramente los antecedentes personales en relación a patología cardiaca, patología articular, patología neurológica, hipertensión, dislipemia y diabetes. Recordemos que es un grupo de una avanzada edad, donde predominan los factores de riesgo vasculares. En relación al tratamiento habitual del pa- REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO De todo lo antedicho se deduce que la patología incluida en lo que genéricamente se denomina “trastorno de la marcha” es muy amplia y con frecuencia de difícil diagnóstico, sobre todo cuando la alteración corresponde a patologías de Sistema Nervioso Central. Sudarsky y cols. publicaron en 199012 un estudio sobre las causas de trastornos de la marcha en una consulta de neurología, siendo la alteración más frecuente el compromiso de las estructuras frontales, seguido por la alteración sensorial, la mielopatía cervical y el parkinsonismo, siendo desconocida en un 14%. Para el estudio de la marcha, junto a una anamnesis detallada (hay fármacos y tóxicos, así como problemas infeciosos, metabólicos, hereditarios… que pueden orientar al diagnóstico) y a la exploración general y neurológica del paciente, debe recurrirse a las técnicas de neuroimagen craneal y/o columna completa, a tests psicométricos de funciones cognitivas relacionadas con el lóbulo frontal (praxias), al estudio neurofisiológico para poder conocer el funcionamiento del sistema neuromuscular y a técnicas más específicas para aproximarnos al estudio funcional de las estructuras subcorticales más directamente implicadas en el control de la marcha y la postura, como el DAT-scan (125-IODOFLUPANO-SPECT) para el estudio del eje nigroestriado. Es importante tener en cuenta la posibilidad de la coexistencia de alteración a varios niveles, dato que en la literatura con frecuencia no se detalla, incidiéndose únicamente en la causa fundamental del trastorno, sin considerar la posibilidad, frecuente a esta edad, de etiologías múltiples12. La aproximación a los trastornos de la marcha cambia sustancialmente según el grupo de edad estudiado. Este trabajo se centra fundamentalmente en enfermos de más de 65 años con la sospecha de que en la mayoría de los casos los trastornos de la marcha y de la estabilidad tienen una etiología multifactorial. Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 ORIGINAL ORIGINAL TABLA I Valoración clínica de la marcha Pacientes n = 50 Marcha base amplia 82% (41) Marcha taloneante 4% (2) Lateralización evidente 6% (3) Caída hacia atrás 8% (4) Caída hacia delante 14% (7) Marcha tándem 78% (39) Freezing 4% (2) Marcha a pequeños pasos sin braceo 46% (23) TABLA II Neuroimagen estructural craneal REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 n = pacientes a los que se les realizó la prueba TAC craneal Normal Atrofia cortical Atrofia subcortical Atrofia córtico-subcortical Hidrocefalia Vascular n = 37 13,5% (5) 10,8% (4) 2,7% (1) 43,24% (16) 21,62% (8) 8,11% (3) RMN craneal Normal Atrofia cortical Atrofia córtico-subcortical Hidrocefalia Vascular n = 18 11,11% (2) 16,6% (3) 38,8% (7) 11,11% (2) 22,22% (4) TABLA III Etiología trastorno de la marcha Pacientes n = 50 Multifactorial 44% (22) Sin filiar 16% (8) Enfermedad de Parkinson 16% (8) Hidrocefalia normotensiva 8% (4) Polineuropatía diabética 6% (3) Síndrome cerebeloso 4% (2) Hernia discal L5-S1 2% (1) Aplastamiento medular 2% (1) Déficit de vitamina B12 2% (1) ciente, llama la atención un alto porcentaje de consumo de ansiolíticos (22%) y antidepresivos (26%) en una población de tan avanzada edad. Atendiendo a la exploración neurológica estructurada completa se objetivó alteración de la fuerza motora en un 5%, de la función cerebelosa en un 3%, de la función sensitiva tacto-algésica en un 5%, de la función sensitiva vibratoria en un 6% y de la función sensitiva posicional en un 1%. Los reflejos osteotendinosos fueron normales en un 64%, aumentado en un 14% y disminuido en un 22%. El reflejo cutaneoplantar fue extensor en un 5%. La prueba de Romberg fue positiva en un solo paciente. Se hallaron signos de liberación frontal en un 22%, signos extrapiramidales en un 46%, apraxia en un 4% y signos de demencia en un 16%. La valoración clínica de la marcha se recoge en la Tabla I. En el protocolo analítico sólo se objetivó un déficit de vitamina B 12. A todos los pacientes se les realizó una prueba de neuroimagen estructural craneal (Tabla II y Figuras 1 y 2), y a un 34% pruebas de neuroimagen de columna completa estando alterada en el 88%. La realización de pruebas de neuroimagen funcional del tipo de SPECT cerebral de perfusión se realizó a un 6% (n = 3) de pacientes, estando alterada en un 66,6%; el DAT-Scan (Figura 3) se realizó a un 26% (n = 13) de pacientes, estando alterada en un 30,7%, y, por último, el IBZM se realizó a un solo paciente en el que se encontró alterada. Con respecto a los estudios neurofisiológicos se realizaron PESS a un 8% (n = 4) de pacientes, estando alterados en un 25%; y EMG a un 22% (n = 11) de pacientes, estando alterada en un 81,8%. Se realizó el estudio neuropsicológico a 4% (n = 2) de pacientes, estando alterado el estudio en los dos pacientes. El análisis de este estudio mostró una clara confirmación de que la etiología de los trastornos de la marcha (Tabla III) es multifactorial, destacando con un 44%, y cuyos principales responsables en orden decreciente de frecuencia son: el síndrome rígido-acinético principalmente de origen parkinsoniano, la hidrocefalia normotensiva, la encefalopatía vascular crónica, la mielopatía crónica, la radiculopatía, la polineuropatía diabética, el consumo de fármacos y la estenosis de canal. Destacando por causas individuales y en orden decreciente de frecuencia: sin filiar, un 16%; enfermedad de Parkinson, un 16%; hidrocefalia normotensiva, un 8%; polineuropatía diabética, un 6%; síndrome cerebeloso, uno sin filiar y otro una atrofia cerebelosa ADCA tipo 3 que contribuían a la etiología en un 4%, un caso de hernia discal L5-S1 que contribuía en un 2%, un caso de aplastamiento medular que contribuía en un 2% y un caso por déficit de vitamina B12, 2%. Discusión Los trastornos de la marcha son una causa frecuente de incapacidad en los ancianos. Aumentan el riesgo de caídas, limitan sus actividades de la vida diaria, conducen al aislamiento, y, como consecuencia, empeoran su calidad de vida13, 14. En función del estudio realizado, cabe destacar, como causa más frecuente del trastorno de ORIGINAL FIGURA 2 SAGITAL T1: disminución del grosor del cuerpo calloso y abombamiento. la marcha de nuestra serie, la etiología multifactorial, como también apuntan otros autores15-17. Individualizando las etiologías, la enfermedad de Parkinson es la causa más frecuente tanto en su contribución a la etiología multifactorial, como de manera individual. La causa multifactorial es frecuente en esta patología debido a que el estudio recoge a una población de una avanzada edad, con una edad media de 76,74 años. En nuestro estudio, como en otros estudios de la literatura18, el consumo de psicofármacos es una Dat Scan patológico con afectación de captación de transportadores de dopamina, de predominio derecho. causa importante de inestabilidad y trastorno de la marcha en el anciano. Respecto al 16% de pacientes sin filiar etiología, es similar a otras series12 a pesar de un estudio etiológico exhaustivo. Gilaldi y colaboradores19 estudiaron las características de la marcha en un grupo de 25 ancianos con trastorno de la marcha de etiología no filiada. En todos ellos el trastorno de la marcha era similar, los ancianos de este grupo tenían una marcha lenta e inestable y un gran miedo a caer, y en todos existían signos y síntomas sugestivos de alteraciones frontales, extrapiramidales y límbicas, tanto más evidentes cuanto mayor era el trastorno de la marcha. En ningún caso la neuroimagen objetivó anomalías que pudiesen justificar el problema. Los autores señalan la existencia en estos casos de un síndrome neurodegenerativo multisistema que provoca una alteración de la marcha distinta a la que se observa en el proceso de envejecimiento normal. Krishnamurthy y colaboradores20 analizaron la marcha en 31 ancianos de más de 90 años y no encontraron diferencias significativas al compararlos con 170 controles de entre 70 y 85 años, señalando que el envejecimiento, sin patologías, fármacos, tóxicos, etc., añadidos, no altera los parámetros de la marcha de forma sustancial. De hecho hay autores21 que señalan que la modificación en las características normales de la marcha en los ancianos, por ejemplo en la velocidad o Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 AXIAL DP: pérdida de señal en acueducto de Silvio. FIGURA 3 REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO FIGURA 1 ORIGINAL Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO 10 terísticas de la marcha en 488 ancianos, que el trastorno de la marcha tipo parkinsoniano puede distingirse del trastorno de la marcha de tipo “frontal”, aparte de por aspectos semiológicos, a veces no claros, por el estudio neuropsicológico de las funciones frontales, como ocurrió con uno de nuestros pacientes. En definitiva, los trastornos de la marcha son un motivo de consulta muy frecuente entre la población mayor de 65 años; así, la incidencia en la población entre 67 y 74 años es del 15%, de 72 a 84 años del 29% y en mayores de 85 años del 49%. Su prevalencia va en aumento a medida que se incrementa el envejecimiento de la población13, 27. Sus consecuencias personales y socioeconómicas son muy importantes. Son causa de incapacidad y de una alta morbimortalidad por el riesgo de caídas que asocian. Debe realizarse una exhaustiva búsqueda de su etiología porque a veces son curables y otras muchas tratables. Patologías frecuentes y a veces de fácil tratamiento en la población anciana, como es la hiponatremia28 o la hidrocefalia a presión normal29, pueden ser la causa de un trastorno muy invalidante para el enfermo. No debe olvidarse tampoco que en el 8%-10% de los casos de trastornos del movimiento de origen psicógeno está afectada la marcha30. Deben potenciarse los tratamientos fisioterápicos y rehabilitadores de la marcha, adaptados al origen del trastorno, realizados en condiciones óptimas, para poder estabilizar y mejorar la evolución clínica que de otro modo conduce a una incapacidad grave31. la amplitud del paso, puede ser un marcador de riesgo para el desarrollo posterior de demencia. En cuanto a la realización del protocolo de diagnóstico del trastorno de la marcha se deduce de este estudio que con la recogida de datos de los antecedentes personales, una exploración neurológica estructurada y completa, una valoración clínica de la marcha -incluyendo marcha con base amplia, marcha taloneante, lateralización evidente, caída hacia atrás, caída hacia delante, y tándem- un protocolo analítico que incluya hemograma, bioquímica, vitaminas, y hormonas tiroideas, y por último una prueba de neuroimagen estructural, se puede conseguir filiar la etiología del trastorno de la marcha. La importancia de la neuroimagen estructural craneal a todo paciente con trastorno de la marcha radica en estudios que intentan relacionar el trastorno de la marcha en el anciano con la edad y la afectación de la sustancia blanca subcortical de supuesto origen isquémico (leucoaraiosis)22, 23. En principio, el resto de pruebas utilizadas en este estudio neuroimagen funcional, PESS, EMG y estudio neuropsicológico- se reservan en función de la orientación diagnóstica del clínico. Debido a que, según nuestro estudio, la etiología más frecuente es el síndrome rígidoacinético, parece interesante la utilización de la neuroimagen funcional, y más concretamente del Dat-Scan, para la correcta filiación y diagnóstico diferencial del parkinsonismo vascular y la enfermedad de parkinson, como así se ha recogido recientemente en la literatura24, 25. Ambrose y colaboradores26 señalan en un estudio las carac- Bibliografía ■ 1.- ■ 2.- ■ 3.- ■ 4.- ■ 5.- Principios de Neurología de Adams y Victor, 7 edición. México: McGraw-Hill.Trastorno de la bipedestación y de la marcha 2002: 113-123. Hellebrandt FA, Fransee EB. Physiological study of the vertical stance of man. Physiol Rev 1943; 23: 220-255. Jiménez-Jiménez MP, Sepulveda Moya DL, Benito Torres C. La inmovilidad en los ancianos. 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La ausencia de un tratamiento curativo junto a la falta de respuesta de muchos de los síntomas parkinsonianos a la terapia dopaminérgica sustitutiva, ha llevado al desarrollo de nuevas terapias para el tratamineto de la enfermedad de Parkinson (EP) entre las que destaca la terapia celular. En este artículo se revisan y discuten los resultados clínicos más importantes obtenidos en pacientes parkinsonianos tratados mediante terapia celular. Palabras clave: enfermedad de Parkinson, terapia celular, mejoría motora, anciano, psicofármacos. ABSTRACT. The lack of curative therapies for Parkinson disease patients along with the failure of dopaminergic drugs to improve some of the motor manifestations of the disease have lead to the development of new strategies for the treatment of this disease. Among them, cell therapy is emerging as a promising option. In this article we review the most relevant findings reported in PD patients grafted with dopamine releasing cells. Key words: Parkinson disease, cell therapy, motor improvement. Correspondencia Rosario Luquin Piudo Departamento de Neurología y Laboratorio de Terapia Regenerativa CIMA – Universidad de Navarra. Clínica Universitaria de Navarra Avda. Pío XII, 36 – 31008 Pamplona (Navarra) Teléfono: 948 255 400 – E-mail: rluquin@unav.es L a relativa especificidad de la degeneración neuronal (neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra pars compacta (SNpc)), junto a la mayoritaria proyección de estas neuronas al estriado y su fácil accesibilidad quirúrgica, ha hecho de la enfermedad de Parkinson (EP) la entidad neurológica por excelencia y del núcleo estriado la principal diana para el ensayo de los trasplantes de células neurales en las enfermedades degenerativas (Olanow y cols., 1997). En general, la terapia celular como tratamiento para la EP ha estado orientada a implantar células con capacidad de sintetizar y liberar dopamina en el estriado de animales de experimentación o en pacientes con EP. Sin embargo, el término terapia celular hace referencia también al trasplante de cualquier tipo celular manipulado genéticamente para que sintetice determinadas moléculas (Ej.: neurotransmisores, factores tróficos) con la finalidad de prevenir o detener la degeneración de las neuronas dopaminérgicas de la SNpc. Los primeros traspantes de células dopaminérgicas en modelos animales de EP se realizaron a finales de los años 70 y desde entonces se han utilizado múltiples tipos de células “donantes”, desde células dopaminérgicas adultas hasta células madre embrionarias, pasando por el trasplante de células modificadas genéticamente. La Tabla I resume las características y los resultados de los implantes realizados en pacientes con EP. Células cromafines de médula adrenal A partir de 1985, tras las primeras evidencias en modelos animales, se publicaron los primeros estudios clínicos en pacientes con EP utilizando médula adrenal autóloga (Backlund y cols., 1985, Lindvall y cols., 1987, Madrazo y cols., 1987, Madrazo y cols., 1990). Posteriormente, los resultados espectaculares publicados por Madrazo y colaboradores, utilizando médula adrenal, hicieron que un gran número de pacientes fueran intervenidos en todo el mundo siguiendo esta técnica. Sin embargo, los estudios multicéntricos llevados a cabo en EEUU y Canadá mostraron una escasa mejoría sintomática, que desaparecía a los 12 meses (Penn y cols., 1988, Allen y cols., 1989, Goetz y cols., 1989, Kelly y cols., 1989, Apuzzo y cols., 1990, Cahill y Olanow, 1990, Goetz y cols., REVISIÓN Características y resultados de los estudios de terapia celular más relevantes en pacientes con enfermedad de Parkinson Control Inmunosupresión Mejoría clínico clínica Médula adrenal 12 (Goetz y cols., 1999, meses López-Lozano y cols., 2000) No (implante autólogo) Escasa y transitoria Mesencéfalo fetal 24/12 humano meses (Freed y cols., 2001, Olanow y cols., 2003) Sí/No Mesencéfalo porcino 12 (Deacon y cols., meses 1997, Schumacher y cols. 2000, Stocchi y Olanow, 2003) Discinesias inducidas por el implante No PET con 18F-DOPA Supervivencia Inconvenientes/ del implante limitaciones Aumento de Escasa o nula capacidad estriatal Alta morbi-mortalidad Moderada y Sí a largo plazo Aumento de Moderada capacidad estriatal Mayor mejoría en pacientes jóvenes o con parkinsonismo moderado Sí Escasa y a largo plazo Sin cambios Escasa Riesgo de infecciones (xenotrasplante) Células del epitelio 24 pigmentario de las meses retinas encapsuladas (Stover y cols., 2005) No Moderada y No a largo plazo N.D. N.D. No es posible la integración funcional del implante Cuerpo carotídeo (Mínguez-Castellanos y cols., 2007) No (implante autólogo) Moderada y No a largo plazo Sin cambios N.D. Pocas células para implantar 12 meses No 1990, Goetz y cols., 1991, Lopez-Lozano y cols., 2000). Posteriormente, los estudios post mortem y de neuroimagen funcional, como la tomografía por emisión de positrones (PET), con fluorodopa (18F-DOPA) confirmaron que este beneficio transitorio era debido a la escasa (Guttman y cols., 1989, Hurtig y cols., 1989, Waters y cols., 1990, Kordower y cols., 1991) o nula (Jankovic y cols., 1989, Peterson y cols., 1989, Hirsch y cols., 1990, Forno y Langston, 1991) superviviencia de las células adrenales implantadas en el estriado, tal y como se había observado en los estudios en modelos animales (Freed y cols., 1986, Bankiewicz y cols., 1988, Hansen y cols., 1989). Recientemente, el estudio neuropatológico realizado a una paciente con implante de médula adrenal autóloga 16 años después de la cirugía muestra una ausencia de células positivas para la enzima tirosina hidroxilasa (TH), marcador de células dopaminérgicas, en el lugar del implante, confirmando que las células adrenales implantadas no sobreviven a largo plazo (Kompoliti y cols., 2007). La supervivencia de las células adrenales se mejoró con la utilización de factores tróficos administrados directa o indirectamente a las células de médula adrenal (Olson y cols., 1991, Date y cols., 1996, Watts y cols., 1997, Lopez-Lozano y cols., 1999). Sin embargo, la elevada morbi-mortalidad, el escaso beneficio motor y el desarrollo de otras alternativas de tratamiento contribuyeron a que los trasplantes de médula adrenal hayan sido abandonados por la comunidad científica. Células de mesencéfalo fetal humano Estudios en roedores y monos tratados con 1metil-4-fenil-1,2,3,6-tetrahidropiridina (MPTP) han demostrado que los implantes de mesencéfalo ventral fetal eran capaces de inervar más de 2/3 del estriado denervado (Bjorklund y Stenevi, 1979, Perlow y cols., 1979, Freund y cols., 1985, Dunnett y Annet, 1991, Annett y cols., 1994). Además, las células implantadas establecen conexiones sinápticas con las células estriatales, son capaces de sintetizar y liberar dopamina, muestran un patrón de descarga neuronal normal y revierten los síntomas motores derivados del déficit DAérgico (Schmidt y cols., 1982). En 1989, Lindvall y colaboradores realizaron el primer implante de mesencéfalo fetal humano en 2 pacientes con EP. Posteriormente, este Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 Fuente celular REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO TABLA I 13 REVISIÓN mismo grupo publicó que los pacientes con trasplantes fetales presentaban una mejoría motora progresiva que se iniciaba a los 2-3 meses y continuaba durante los 3 años siguientes (Lindvall y cols., 1990, Hoffer y cols., 1992, Lindvall y cols., 1992, Lindvall y cols., 1994). Desde entonces diversos grupos de investigadores comenzaron a realizar implantes de mesencéfalo fetal humano en pacientes con EP con una metodología heterogénea (Ej., selección de pacientes, selección de donantes, metodología utilizada) aunque el método de valoración clínica ha sido muy similar en todos los grupos de pacientes trasplantados (Goetz y cols., 2002). REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 A) Estudios abiertos 14 A pesar de que estos estudios no incluyeron un grupo control y se realizaron en series reducidas de pacientes, proporcionaron datos convincentes que mostraban que las neuronas nigrales fetales humanas pueden sobrevivir, integrarse y funcionar durante un largo periodo de tiempo tras implantarse en el cerebro humano (Kordower y cols., 1995, Kopyov y cols., 1997, Wenning y cols., 1997, Hagell y cols., 1999, Hauser y cols., 1999, Piccini y cols., 1999, Brundin y cols., 2000, Mendez y cols., 2000, Nakamura y cols., 2001, Cochen y cols., 2003). A pesar de la diferente metodología, todos los trabajos mostraron una mejoría motora de distinto grado, especialmente en la rigidez y la bradicinesia, en la mayoría de los pacientes. Supervivencia de las células implantadas La supervivencia y funcionalidad de las células implantadas han podido demostrarse in vivo con técnicas de neuroimagen y en el estudio post mortem con técnicas histológicas. Mediante el PET con 18F-DOPA se ha descrito un incremento progresivo de la captación estriatal de 18F-DOPA, correspondiente con la zona del implante y que, en algunos casos, se correlaciona con la mejoría clínica observada (Freeman y cols., 1995, Remy y cols., 1995, Hauser y cols., 1999). B) Estudios doble ciego comparados con cirugía placebo Con el fin de evaluar los efectos biológicos del trasplante y su eficacia clínica real en pacientes con EP avanzada, se diseñaron dos estudios clínicos controlados con placebo en los que pudo estudiarse el posible efecto placebo de los trasplantes fetales (Freed y cols., 2001, Olanow y cols., 2003). En el estudio Denver-Columbia (Freed y cols., 2001) se cultivó tejido mesencefálico ventral du- rante 4 semanas y, posteriormente, se implantó en el putamen de los pacientes con EP, pero una cantidad menor que en los estudios abiertos, y los pacientes no recibieron tratamiento inmunosupresor. A los 12 meses, aunque no alcanzó la significación estadística, se observó una mejoría moderada en el grupo trasplantado (19,6%), mientras que el subgrupo de pacientes más jóvenes (60 años) mostró una mejoría motora significativa de un 30-35%. En el estudio Tampa-Mount Sinai (Olanow y cols., 2003), sin embargo, se implantaron fragmentos de tejido mesencefálico fetal humano de 1 ó 4 donantes en el putamen post-comisural de cada lado. Los pacientes trasplantados se compararon con un grupo de pacientes que fueron sometidos a cirugía con vehículo. El tratamiento inmunosupresor consistió sólo en ciclosporina, que se administró durante 6 meses después de la cirugía. Tras un periodo de seguimiento de 2 años no se encontraron diferencias significativas en las puntuaciones motoras de la UPDRS entre los pacientes implantados y los no implantados (placebo). No obstante, aquellos que recibieron tejido de 4 donantes mostraron una mejoría progresiva a los 6 meses de la cirugía que, desafortunadamente, fue desapareciendo. Aunque los pacientes que recibieron implante de células dopaminérgicas fetales no mostraron una mejoría significativa de sus escalas de incapacidad funcional, los estudios de PET mostraban un incremento significativo en la captación de 18F-DOPA en el lado implantado, y, además, en los pacientes que fallecieron se observó un gran número de células dopaminérgicas funcionantes en el lugar del implante (Freed y cols., 2001, Olanow y cols., 2003). Estos datos indican que la supervivencia y funcionalidad de las células implantadas no son suficientes para que se produzca una mejoría clínica significativa. Por ello, estudios recientes han analizado los factores que predicen una mejoría funcional de los pacientes tras el implante y han demostrado que la preservación de la inervación dopaminérgica del estriado ventral es uno de los factores determinantes en la recuperación funcional de los pacientes (Piccini y cols., 2005). Este hecho explicaría por qué en los estudios controlados con placebo, los pacientes con mayor alivio sintomático fueron aquellos más jóvenes (Freed y cols., 2001) o con un menor grado de parkinsonismo (Olanow y cols., 2003), ya que el área tegmental ventral, que es la estructura que inerva el estriado ventral, se afecta más tardíamente en la EP (Schneider y cols., 1987, Hirsch y cols., 1988). REVISIÓN Supervivencia de las células implantadas En los dos estudios controlados con placebo se ha podido constatar la supervivencia de las células fetales implantadas (Freed y cols., 1992, Olanow y cols., 2003). Dos estudios post mortem muy recientes han demostrado la presencia de inclusiones muy similares a los cuerpos de Lewy en las células dopaminérgicas fetales implantadas en pacientes que habían sido trasplantados hacía 9 y 16 años (Kordower y cols., 2008, Li y cols., 2008). Estos hallazgos han creado una alarma entre la comunidad científica ya que indicarían que el sustrato patológico del huésped es capaz de inducir el proceso patológico degenerativo en células dopaminérgicas procedentes de otro individuo. Los autores sugieren que, aunque las células implantadas son jóvenes (entre 9 y 16 años) para contener cuerpos de inclusión (Chu y Kordower, 2007), podrían haber sufrido un proceso de degeneración acelerado tras el implante y desarrollar las inclusiones similares a cuerpos de Lewy (Kordower y cols., 2008). Además, el hecho de que las células de mesencéfalo ventral fetal se implanten en un ambiente desfavorable como Células de mesencéfalo embrionario porcino Las limitaciones para la obtención de tejido mesencefálico fetal humano y las connotaciones ético-legales relacionadas limitan enormemente el uso más amplio de este tipo de tejido como tratamiento de la EP. En este sentido, los trasplantes entre especies (xenotrasplantes) podrían suponer una solución a los problemas de disponibilidad de tejido. En modelos animales de EP, las células del mesencéfalo ventral del cerdo en desarrollo, de gran similitud con el humano, son capaces de sobrevivir en el estriado y corregir los déficit motores (Freeman y cols., 1988, Isacson y cols., 1995, Galpern y cols., 1996). Sin embargo, los estudios realizados en pacientes con EP mostraron una escasa y heterogénea mejoría motora de los síntomas parkinsonianos que, además, no se reflejaba en los estudios de PET con 18F-DOPA (Schumacher y cols., 2000). El estudio necrópsico de un paciente que falleció a los 7 meses del implante mostró escasas células TH-inmunorreactivas (TH-ir) en el sitio del implante (Deacon y cols., 1997). Por otra parte, se ha realizado un estudio doble ciego controlado con placebo en el que no se han encontrado diferencias significativas entre ambos grupos (Stocchi y Olanow, 2003). Células dopaminérgicas encapsuladas El trasplante de células con capacidad de liberar dopamina, mediante la encapsulación con membranas poliméricas, proporciona una forma controlada de liberar dopamina en el cerebro, Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 puede ser un estriado parkinsoniano y/o la presencia de una reacción microglial alrededor del implante pueden haber contribuido a la agregación de α-sinucleína (Li y cols., 2008). Sin embargo, en el mismo número de la revista Nature Medicine, otros autores describen cómo las células dopaminérgicas implantadas hace 9 y 14 años no contienen agregados proteicos sugestivos de cuerpos de Lewy (Mendez y cols., 2008). En resumen, los estudios controlados con cirugía placebo han demostrado que, aunque el trasplante de mesencéfalo fetal humano tiene claros efectos biológicos y clínicos en los pacientes con EP, no modifica sustancialmente la situación clínica global a medio o largo plazo, se asocia con la aparición de discinesias en situación “off” en una alta proporción y las células fetales implantadas podrían verse afectadas por la patología del mismo modo que las neuronas dopaminérgicas nigrales adultas. REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Inesperadamente, en ambos estudios doble ciego, un porcentaje importante de los pacientes implantados con tejido mesencefálico fetal desarrollaron discinesias invalidantes en “off” (15% en el estudio de Denver-Columbia, 56% en el estudio de Tampa-Mount Sinai). Se han planteado varias hipótesis acerca del origen de estas discinesias. Algunos autores han propuesto que podrían deberse a un exceso de dopamina estriatal liberada por el trasplante (Freed y cols., 2001). Sin embargo, parece improbable ya que no se ha podido demostrar una correlación positiva con la cantidad de tejido trasplantado ni con la captación de 18F-DOPA (Hagell y cols., 2002, Olanow y cols., 2003). También se ha sugerido que podría tratarse de un desequilibrio regional en la función dopaminérgica estriatal (Ma y cols., 2002), pero estos hallazgos no se han confirmado en otros estudios (Olanow y cols., 2003). Recientemente, se ha demostrado en modelos animales de EP que factores como el tamaño del implante (Carlsson y cols., 2006, Lane y cols., 2006), la localización del implante (Maries y cols., 2006) o su contenido en células serotonérgicas (Carlsson y cols., 2007, Carta y cols., 2007) están implicados en el desarrollo de las discinesias inducidas por el implante. De esta forma, los implantes de gran tamaño, colocados en el estriado dorsolateral y con alto contenido en células serotonérgicas, serían los que con mayor probabilidad desarrollarían discinesias. 15 REVISIÓN REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 impidiendo su posible expansión y reduciendo la respuesta inmunológica. Al no estar directamente expuestas al tejido del huésped y estar encapsuladas en polímeros biocompatibles, la reacción inmune que se produce en el tejido del huésped es mínima (Christenson y cols., 1992). Aunque son varios los tipos celulares que han sido encapsulados con esta finalidad, las células del epitelio pigmentario de la retina han sido las que han demostrado mejores resultados en los modelos animales de EP (Watts y cols., 2003) y en pacientes jóvenes con EP avanzada (Stover y cols., 2005). Estas células microencapsuladas podrían funcionar durante un tiempo como “bombas” de dopamina. Sin embargo, debido a la barrera física que supone la cápsula, no es posible una verdadera integración funcional y tampoco existen evidencias de que ejerzan efectos tróficos sobre el cerebro del huésped. 16 Otras estirpes celulares Además de las anteriores, se han estudiado otras fuentes de células dopaminérgicas adultas como terapia celular en la EP. - Ganglio cervical superior: los resultados obtenidos tras el trasplante de células dopaminérgicas de ganglio cervical superior en pacientes con EP no muestran evidencias básicas ni clínicas para suponer que estos autotrasplantes constituyan una alternativa viable. Además, la extirpación de este ganglio simpático origina en todos los pacientes un síndrome de Horner como secuela permanente (Itakura y cols., 1997). - Paraganglio de Zuckerkandl: el trasplante de las células cromafines de esta estructura induce una mejoría funcional progresiva en ratas hemiparkinsonianas (Espejo y cols., 2001), sobre todo si el trasplante es en agregados y no como células disgregadas (Galan-Rodriguez y cols., 2008). Estos autores atribuyen la recuperación motora observada en los animales a la producción in vivo de factores tróficos por las células transplantadas, como el factor neurotrófico derivado de la glía (GDNF) o el factor de crecimiento transformante β1 (TGF-β1) (Espejo y cols., 2001, Galan-Rodriguez y cols., 2008). - Células testiculares de Sertoli: estas células pueden sobrevivir y mejorar los déficit motores en ratas con lesión unilateral por 6-hidroxidopamina (6-OHDA) (Borlongan y cols., 1997, Liu y cols., 1999). Asimismo, han demostrado capacidad para ejercer efectos tróficos sobre otras células dopaminérgicas (Othberg y cols., 1998), y para inducir la reinervación del estriado huésped (Sanberg y cols., 1997). Células modificadas genéticamente (terapia génica ex vivo) La terapia génica ex vivo consiste en introducir material genético en células in vitro y obtener los productos genéticos específicos deseados. De esta forma se podrían obtener células que liberen diferentes neurotransmisores o factores tróficos antes de trasplantarse. Esta metodología presenta una ventaja adicional ya que con ella se pueden producir las células deseadas en gran cantidad en el laboratorio, bajo unas condiciones que garanticen su uniformidad. En modelos animales de EP se ha ensayado el trasplante de distintas células modificadas genéticamente. Entre ellas hay que señalar: - Fibroblastos: podrían obtenerse del mismo individuo a través de una biopsia de piel y transformarse en células productoras de dopamina (Bencsics y cols., 1996, Leff y cols., 1998, Chen y cols., 2003), de factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) (Frim y cols., 1994, Levivier y cols., 1995) o productoras de GDNF (Duan y cols., 2005). Sin embargo, la integración funcional de estas células en el cerebro es muy escasa (Bencsics y cols., 1996). - Astrocitos: pueden manipularse para expresar TH humana, y se integran con facilidad en el cerebro (Hida y cols., 1999, Cortez y cols., 2000). El implante estriatal de estos astrocitos induce una mejoría motora en ratas lesionadas con 6OHDA (Cortez y cols., 2000). - Células de la médula ósea: una vez transducidas para producir GDNF, la administración intravenosa de estas células en modelos animales de EP reduce el parkinsonismo e induce un aumento de las fibras y las células TH-ir nigroestriadas (Park y cols., 2001). - Líneas celulares inmortalizadas: algunas de estas líneas celulares se han modificado para producir GDNF, y su posterior implante en ratas lesionadas con 6-OHDA protege a las neuronas TH-ir de la SNpc (Nakao y cols., 2000, Yasuhara y cols., 2005). - Células madre: en la actualidad, las células madre o progenitoras se perfilan como una fuente idónea para terapia génica ex vivo. Estas células podrían expandirse y manipularse genéticamente para obtener un fenotipo dopaminérgico (Wagner y cols., 1999) o para transformarse también en células productoras de factores tróficos como el GDNF (Akerud y cols., 2001, Capowski y cols., 2007) o el factor de crecimiento análogo a insulina (IGF) (Ebert y cols., 2008). Células madre Las células madre o troncales son células indiferenciadas con capacidad para autorrenovarse y A) Células madre embrionarias Estas células presentan una capacidad única para autorrenovarse indefinidamente in vitro y formar células de las tres capas embrionarias en las condiciones adecuadas. La optimización del aislamiento, expansión y diferenciación a células TH-ir a partir de CME, así como el implante en modelos animales de EP, se realizó en primer lugar con CME de ratones y, posteriormente, con CME humanas (Hall y cols., 2007, Deierborg y cols., 2008). Células madre embrionarias de ratón Uno de los mayores obstáculos para la aplicación clínica de estas células reside en la dificultad para diferenciarlas a un tipo celular específico de una manera eficiente. Existen dos estrategias principales para obtener células dopaminérgicas a partir de CME: el co-cultivo de CME con células estromales, con el que se obtiene un 16% de neuronas dopaminérgicas (Kawasaki y cols., 2000, Zeng y cols., 2004) o mediante la generación y posterior diferenciación de cuerpos embrioides (similares a neuroesferas), con el que se obtiene sólo un 5% de células TH-ir (Lee y cols., 2000, Park y cols., 2004). Aunque los rendimientos de diferenciación son bajos, existen otras estrategias para aumentar el número de células TH-ir obtenidas in vitro mediante la manipulación genética o el co-cultivo con otros tipos celulares. Diferentes estudios han demostrado que la sobreexpresión en CME de ratón de factores de transcripción determinantes del fenotipo dopaminérgico en el desarrollo, como Nurr1, Pitx3 o la combinación de ambos, aumenta la proporción de células TH-ir (Kim y cols., 2002, Nunes y cols., 2003, Martinat y cols., 2006). Los co-cultivos de CME de ratón con células de Sertoli (Yue y cols., 2006), con astrocitos inmortalizados (Roy y cols., 2006) o con la matriz de la membrana amniótica humana (Ueno y cols., 2006) también mejora la obtención de células dopaminérgicas. Las CME de ratón sobreviven y son capaces de inducir una recuperación del parkinsonismo tras implantarse en el estriado de roedores con lesión del sistema nigroestriado (Kawasaki y cols., 2000, Barberi y cols., 2003, Rodriguez-Gomez y cols., 2007). De hecho, en un estudio reciente de Rodríguez-Gómez y colaboradores (2007), con ratas lesionadas unilateralmente con 6-OHDA, las TH-ir derivadas de CME de ratón implantadas en el estriado sobreviven y revierten completamente el déficit motor a largo plazo (32 semanas). Sin embargo, en la mayoría de los estudios, la recuperación motora en los animales con implantes derivados de CME de ratón es moderada (Kim y cols., 2002, Inden y cols., 2005) o, incluso, no se recuperan (Yurek y Fletcher-Turner, 2004). De hecho, la modificación genética de las células CME de ratón para sobreexpresar Nurr1 potencia la recuperación motora inducida por estas células al implantarlas en ratas parkinsonianas (Kim y cols., 2002). Es importante destacar que se ha demostrado que las células TH-ir derivadas de CME de ratón obtenidas mediante transferencia nuclear de células somáticas (clonación terapéutica), además de inducir una recuperación motora, provoca una reacción inflamatoria leve, lo que elimina la posibilidad de rechazo inmunológico por parte del huésped (Barberi y cols., 2003, Tabar y cols., 2008). Células madre embrionarias de humano En el caso de las CME de humano se han aplicado las mismas estrategias de diferenciación y la experiencia adquirida en los estudios con ratones (Deierborg y cols., 2008). Así, en 2004, Perrier y colaboradores obtuvieron una alta proporción de neuronas TH-ir (19-40%) derivadas de CME humanas mediante el co-cultivo con células estromales. Este rendimiento se vio mejorado (67%) al co-cultivar las CME humanas con astrocitos humanos inmortalizados (Roy y cols., 2006). Actualmente, son escasos los estudios con implante de CME humanas y, en general, los resultados han sido menos alentadores que los obtenidos con las CME de ratón, ya que se observa una mejoría moderada del déficit motor y una escasa supervivencia de las células implantadas tanto en roedores (Ben-Hur y cols., 2004, Brederlau y cols., 2006) como en primates no humanos (Takagi y cols., 2005). En el estudio de Roy y colaboradores (2006) se describe una supervivencia elevada de las células TH-ir derivadas de CME humanas y REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO transformarse en diferentes tipos celulares especializados en respuesta a los estímulos adecuados, por lo que una de sus posibles aplicaciones es la medicina regenerativa. Estas células se clasifican según su origen en: células madre embrionarias (CME), que se obtienen de la masa celular interna del blastocisto preimplantatorio (4-5 días post-concepción), y células madre somáticas, que se encuentran en tejidos desarrollados fetales o adultos. Los grupos de células madre que se han utilizado como fuente donante de células para la terapia en EP son tres: las CME, las células madre neurales (CMN) y las células madre mesenquimales (CMM). Las CMN, aisladas de cerebros de embrión o adulto, están restringidas a regenerar líneas celulares del sistema nervioso, mientras que las CMM, aisladas de la médula ósea o del cordón umbilical, son capaces de dar lugar a múltiples líneas celulares incluido células neurales. Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 REVISIÓN 17 REVISIÓN una recuperación motora del 95% diez semanas después del implante. Sin embargo, se ha sugerido que estos resultados han de interpretarse con cautela, ya que el modelo de lesión con 6-OHDA intraventricular que utilizaron no está bien establecido (Christophersen y Brundin, 2007). REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 B) Células madre neurales 18 Diversas razones hacen de las CMN, también conocidas como progenitores o precursores neurales (Gage, 2000, Seaberg y van der Kooy, 2003), una fuente celular interesante. Estas células se encuentran tanto en el cerebro en desarrollo como en los nichos neurogénicos del cerebro adulto (Palmer y cols., 2001). Si se consigue aislarlas del organismo adulto, serían una fuente de células autóloga, con lo que se evitarían los problemas éticos que implican las células embrionarias o fetales. Sin embargo, se ha sugerido que existen CMN específicas de cada región con una capacidad predefinida para generar subgrupos especializados de neuronas (Nern y Momma, 2006), por lo que, para obtener el mayor rendimiento de células dopaminérgicas nigrales lo más adecuado sería aislar CMN de mesencéfalo embrionario o fetal. En cuanto a los implantes en modelos animales de EP, los mejores resultados se han obtenido implantando CMN que sobreexpresan Nurr1 y Mash1 en ratas parkinsonizadas (Shim y cols., 2007). Sin embargo, excepto en el estudio de Shim y colaboradores, la supervivencia de las neuronas dopaminérgicas derivadas de CMN tras el implante ha sido muy baja (Kim y cols., 2003, Kim y cols., 2007, Bjugstad y cols., 2008). A la vista de estos resultados, no parece que, en este momento, las CMN sean una buena fuente de neuronas dopaminérgicas para la terapia celular, y por ello se ha sugerido que podrían ser más adecuadas como vehículos de factores de neuroprotección en la EP (Liu y cols., 2007, Redmond y cols., 2007, Sanberg, 2007). C) Células madre mesenquimales Las células madre adultas han sido exploradas como fuente celular para la diferenciación a neuronas dopaminérgicas (Hall y cols., 2007). Las más estudiadas han sido las CMM de la médula ósea. Estas células pueden diferenciarse no sólo a células de músculo esquelético o cardíaco derivado del mesodermo (Ferrari y cols., 1998, Orlic y cols., 2001), sino también dar lugar a células derivadas del ectodermo como son las células hepáticas o pulmonares (Theise y cols., 2000, Theise y cols., 2002). El término “transdiferenciación” describe la habilidad de las CMM de diferenciarse a tejidos de líneas celulares diferentes a aquella en la que residen. Varios estudios muestran que las CMM de ratas y humanos se diferencian a células con características neuronales in vitro (Woodbury y cols., 2000). Sin embargo, resulta más interesante el hecho de que las CMM administradas por vía intravenosa sean capaces de alcanzar el SNC y diferenciarse a neuronas (Orlic y cols., 2001). Se ha demostrado que CMM implantadas en ratones parkinsonizados sobreviven y mejoran el déficit motor 4 meses después de la cirugía. También se han conseguido células con fenotipo neural a partir de células madre de la sangre del cordón umbilical (Zigova y cols., 2002), células estromales derivadas de tejido adiposo (McCoy y cols., 2008) y células amnióticas (Kong y cols., 2008). Estas últimas también son capaces de inducir una mejoría del parkinsonismo, tras implantarlas en el estriado de ratones tratados con MPTP. Reprogramación celular Cada célula del organismo, con muy pocas excepciones, contiene el mismo código genético. El destino celular de cada una de ellas está dictado por un código epigenético específico de metilación del ADN y de modificaciones de las histonas establecido durante el desarrollo y la diferenciación celular. Por ello, las células embrionarias tempranas, que son pluripotentes, se ven gradualmente restringidas mediante modificaciones epigenéticas, a un destino celular específico y generalmente irreversible (Kondo, 2006, Kiefer, 2007). El principal objetivo del campo de investigación de las células madre pluripotentes (CMP) isogénicas (genéticamente idénticas) es revertir o reprogramar este código epigenético diferenciado (somático) a un estado similar al de célula madre embrionaria pluripotente. Una vez epigenéticamente reprogramadas, estas CMP isogénicas serían capaces de proliferar indefinidamente en cultivo y de diferenciarse a cualquiera de los más de 200 tipos celulares del organismo adulto. Al ser genéticamente idénticas al donante, si éste sufriera una enfermedad degenerativa, los derivados terapéuticos diferenciados de las CMP isogénicas podrían, teóricamente, ser trasferidos de nuevo al paciente de manera autóloga para curar o aliviar los síntomas de la enfermedad, sin que exista riesgo de rechazo inmunológico (Byrne, 2008). Mediante técnicas de reprogramación celular podrían generarse neuronas dopaminérgicas para la terapia celular de pacientes con EP. REVISIÓN Recientemente, se ha demostrado el potencial terapéutico de fibroblastos reprogramados directamente para terapia celular en un modelo animal de EP (Wernig y cols., 2008). Los autores indujeron la expresión de los factores de transcripción Oct4, Sox2, Klf4, y c-Myc, mediante transducción retroviral, en fibroblastos aislados de la piel del ratón. La expresión de estos factores de transcripción “reprograma” los fibroblastos, devolviéndolos a un estado pluripotente (células madre pluripotentes inducidas o CMPi) en el que pueden dar lugar a cualquier tipo de célula. Posteriormente, estas CMPi se diferenciaron a neuronas dopaminérgicas y fueron implantadas en el estriado de ratas lesionadas con 6-OHDA. Cuatro semanas después del implante estas células fueron capaces de integrarse funcionalmente en el estriado y de revertir el déficit motor de los animales (Wernig y cols., 2008). Sin embargo, aunque los resultados son muy alentadores, los autores indican que es necesario resolver cuestiones de seguridad importantes, como la aparición de teratomas por reactivación del retrovirus o la degeneración de las células reprogramadas y trasplantadas por factores causales de la enfermedad, antes de que esta terapia pueda considerarse de aplicación clínica (Wernig y cols., 2008). ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ tion through delivery of glial cell line-derived neurotrophic factor by neural stem cells in a mouse model of Parkinson’s disease. J Neurosci 2001; 21: 8108-18. Allen GS, Burns RS, Tulipan NB, Parker RA. Adrenal medullary transplantation to the caudate nucleus in Parkinson’s disease. Initial clinical results in 18 patients. Arch Neurol 1989; 46: 487-91. Annett LE, Martel FL, Rogers DC, Ridley RM, Baker HF, Dunnett SB. Behavioral assessment of the effects of embryonic nigral grafts in marmosets with unilateral 6-OHDA lesions of the nigrostriatal pathway. Exp Neurol 1994; 125: 228-46. 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Pueden ser estudiados de forma sencilla mediante la respuesta sudomotora simpática cutánea (RSSC). Su tratamiento debe ir encaminado principalmente a la corrección de las fluctuaciones motoras. Palabras clave: trastornos de la sudoración, enfermedad de Parkinson (EP), respuesta sudomotora simpática cutánea (RSSC), fluctuaciones motoras. ABSTRACT. Sweating disturbances are a frequent complaint in Parkinson’s disease (PD) that may reveal autonomic dysfunction. Their etiopathogenia and characteristics remain unclear. Sweating fluctuates with wearing-off phenomenon and with dyskinesias. They can be evaluated by the sympathetic sudomotor skin reflex response (SSR). Motor fluctuations may be treated in order to improve sweating dysfunction. Key words: sweating disturbances, Parkinson disease (PD), sympathetic sudomotor skin reflex response (SSR), motor fluctuations. Correspondencia Laura Martínez Martínez Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa Avenida San Juan Bosco, nº 15 – 50009 Zaragoza Teléfono: 976 76 88 73 – E-mail: lulicazgz@hotmail.com Y a en 1817, cuando el doctor James Parkinson hizo la primera descripción de las características de la enfermedad que llevaría su nombre, se habló de que dichos pacientes podían presentar rasgos de disfunción autonómica, centrándose especialmente en el estreñimiento y problemas urinarios1. No fue hasta 1893 cuando se mencionó por primera vez que estos enfermos referían en ocasiones una especial sensibilidad al frío y se había podido objetivar una sudoración selectiva en las partes del cuerpo en las que predominaba la “agitación”2. Por lo tanto, pese a ser una peculiaridad de esta enfermedad conocida desde hace más de un siglo, lo cierto es que clásicamente se le ha prestado poca atención y todavía hoy día no conocemos con exactitud los mecanismos fisiopatológicos que concurren. No obstante, dado el momento actual de conocimiento que vivimos, en el que cada vez se controlan mejor los síntomas cardinales de la enfermedad de Parkinson (EP) y en el que el objetivo de los profesionales no sólo es prolongar la supervivencia sino mejorar la calidad de vida, nos ha permitido que cada vez se preste más atención a los síntomas no motores de la enfermedad y especialmente aquellos que producen stress emocional y disrupción en la vida de los enfermos de Parkinson. Es por esto por lo que el estudio de los trastornos de la sudoración, entre otros, está adquiriendo relevancia. Está bien documentado que los trastornos de la sudoración son mucho más frecuentes en la enfermedad de Parkinson que en la población general, si bien sus características todavía entran en discusión en las diferentes publicaciones que versan sobre ellos. De forma esquemática podríamos dividir los trastornos de la sudoración en: - Cambios en la regulación de la temperatura corporal. - Trastornos de la sudoración per se: hipohidrosis e hiperhidrosis. Siendo éstos últimos los más tratados en los diversos estudios y por lo tanto en los que nos centraremos en esta revisión. Etiopatogenia (cómo funciona la sudoración en humanos y qué ocurre en EP) La sudoración fisiológica en el ser humano está regulada por el sistema nervioso autónomo simpático. A nivel central es la estimulación prin- Características clínicas Como se ha comentado previamente los trastornos de la sudoración se podrían clasificar en: cambios en la regulación de la temperatura corporal y trastornos de la sudoración: hipohidrosis e hiperhidrosis. Otros autores basan sus trabajos en otras denominaciones, igualmente válidas, como por ejemplo2: - Sudoración mental. - Sudoración termal. La sudoración mental sería aquella que predomina en palmas y plantas, y se ve tremendamente influida por las emociones del sujeto. La sudoración termal, en cambio, se puede producir en todo el cuerpo y viene determinada por los cambios de temperatura externos que hacen que nuestro propio cuerpo regule su temperatura y sudoración en función de ellos. Dado que la hiperhidrosis es la manifestación más frecuente de este trastorno la revisaremos con mayor precisión. La hiperhidrosis es un motivo frecuente de queja no motora que implica disfunción autonó- mica. Según los estudios publicados que se revisen, su frecuencia en la EP varía de unos a otros. De forma general podríamos concluir que la cifra de pacientes con EP que en algún momento de la evolución aquejan algún tipo de trastorno de la sudoración oscila entre un 30-65%10, 11. La mayoría de los trabajos (pero no todos12, 13) parecen de acuerdo en afirmar que la hiperhidrosis de estos pacientes predomina en cabeza, cuello y tronco, y se produce como un mecanismo compensatorio de la hipohidrosis de palmas y plantas por alteración nerviosa periférica, con el fin de mantener una termorregulación proporcionada14, 15. Por lo tanto, no es de extrañar que en un mismo paciente pueden coexistir hipo e hiperhidrosis. Muchas veces es asimétrica o localizada7, como se ha demostrado al estudiar la sudoración no sólo comparando EP y controles sino también teniendo en cuenta por separado el lado corporal motóricamente más afectado en los casos. Se ha comprobado que los episodios de hipersudoración aparecen principalmente con los periodos off de la enfermedad o cuando el paciente está disquinético10, 16. La sudoración de los periodos off puede deberse a un inadecuado control dopaminérgico central. En estos casos la sudoración es mayor cuando el paciente alcanza la puntuación más alta de UPDRS en su subescala motora4. La hiperhidrosis de las disquinesias puede corresponderse con la excesiva actividad física que en esos momentos presentan. Al parecer, los pacientes que no presentan fluctuaciones motoras no difieren, al menos significativamente, de los controles en cuanto a alteraciones de la sudoración. No se ha demostrado que haya relación estadísticamente significativa entre trastornos de la sudoración y duración de la enfermedad, estadio de Hoehn & Yahr o puntuación global de UPDRS. Tampoco parecen estar directamente asociados a los diferentes tratamientos anti-parkinsonianos17. Se han relacionado los trastornos de la sudoración con otros síntomas de disfunción autonómica. De este modo se dice que la hipohidrosis aparece o es más pronunciada en pacientes que a su vez aquejan hipotensión ortostática o impotencia7, 9. Por el contrario, la hiperhidrosis parece asociarse más a hipersalivación o edemas de extremidades inferiores. Pruebas diagnósticas Para nuestra práctica diaria preguntas directas sobre si el paciente ha percibido trastornos en su sudoración o algunas preguntas existentes en al- REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO cipalmente del área pre-óptica del hipotálamo anterior la que va a regular la sudoración transmitiendo los impulsos allí generados por las vías autónomas de la médula y desde allí por las fibras simpáticas de los nervios espinales hacia las glándulas sudoríparas de la piel3. Todavía se debate si en la EP se produce una alteración a nivel central, periférico o ambos. Parece ser que estudios post-morten han identificado cambios patológicos en toda la red autonómica, incluyendo hipotálamo, vías simpáticas, pero también vías parasimpáticas4-6. Podría deberse a la inclusión de estos trabajos no sólo de EP sino también de otras enfermedades, tipo atrofias multisitémicas (AMS), donde la disfunción autonómica es más difusa. En contraposición, algunos autores sugieren que la anormal sudoración de los pacientes parkinsonianos refleja únicamente una disfunción pre-ganglionar7, 8 de las fibras simpáticas periféricas. Otros, sin embargo, localizan la lesión a un nivel post-ganglionar9. Incluso hay trabajos que van más allá y sugieren que la afectación pre-ganglionar se daría en EP de inicio y que conforme avanza la enfermedad la lesión se extendería también a fibras post-ganglionares10. Por tanto, como se puede comprobar después de revisar los principales trabajos publicados en la literatura, se puede concluir que no hay un consenso en cuanto a los mecanismos fisiopatológicos que subyacen en los trastornos de la sudoración y que es necesario ampliar estudios en este sentido. Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 REVISIÓN 27 REVISIÓN REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 gunos cuestionarios de calidad de vida, pueden ser suficientes para hacernos una idea de si el paciente está presentando este tipo de disfunción o no, y en cuyo caso ahondar más en ello. Pero si queremos ser más rigurosos podemos ayudarnos de una prueba neurofisiológica fácilmente aplicable: la respuesta sudomotora simpática cutánea (RSSC). Cualquier estímulo que provoque una reacción emocional puede generar cambios en la resistencia galvánica de la piel. En el caso de esta técnica en concreto se colocan dos electrodos, uno en la palma de la mano y otro en el dorso. Si se produce sudoración ante un estímulo sensorial aplicado, el potencial de acción se invertirá por el acúmulo de iones extravasados y podremos valorar esa inversión, medir su amplitud y la latencia desde que hemos aplicado el estímulo hasta que ha aparecido el potencial18. Diversos estudios han demostrado que los pacientes con AMS presentan latencias más alargadas y amplitudes de potencial significativamente menores que los pacientes con EP y éstos a su vez que los controles7. 28 trado claras relaciones con las escalas genéricas de calidad de vida utilizadas en los diversos estudios (PDQ-39, EQ-5D). Esto puede deberse a que una vez más este dato de disfunción autonómica no es bien valorado y únicamente se incluyen preguntas genéricas o equívocas sobre esta cuestión (ejemplo: sensaciones desagradables de calor o frío). Tratamiento El tratamiento de los trastornos de la sudoración puede ser complejo, y, además, no disponemos de guías claras a seguir. Lo primero es recomendar medidas generales como evitar ambientes muy calurosos o mal ventilados, evitar ejercicios intensos, utilizar ropas adecuadas y mantenerse bien hidratados19. Posteriormente, hay que intentar identificar la “causa”. Es decir, en los pacientes en los que la hipersudoración sea una manifestación más de un periodo off habrá que intentar incrementar el tratamiento dopaminérgico. Si ésta se produce como consecuencia de discinesias severas el tratamiento irá encaminado a reducirlas. Si no somos capaces de relacionar la hipersudoración con la fluctuación se podrá intentar tratar el síntoma en sí mismo. Para ello se han utilizado fármacos bloqueantes β-adrenérgicos10, 20. En casos severos con mal control farmacológico el uso de toxina botulínica podría ser una opción10, 21. Importancia en calidad de vida A pesar de que los trastornos de la sudoración podrían tener un claro impacto en los aspectos psicológicos, sociales e incluso estéticos de la vida de los pacientes con EP no se han encon- Bibliografía ■ 1.- ■ 2.- ■ 3.- ■ 4.- ■ 5.- ■ 6.- ■ 7.- Aminoff MJ, Wilcox CS. Assessment of autonomic function in patients with a parkinsonian syndrome. Br Med J 1971; 4: 80-84. Hirayama M. 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Valls Sole J, Schestatsky P, Veciana de las Heras 29 Comentarios bibliográficos REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 Síntomas no motores como queja inicial en enfermedad de Parkinson: estudio clínico-patológico Sean S. O´Sullivan, David R. Williams, David A. Gallagher, Luke A. Massey, Laura Silveira-Moriyama, Andrew Lees Movement Disorders 2008; 23 (1): 101-106. 30 Realizan los autores un estudio retrospectivo de 433 pacientes con enfermedad de Parkinson (EP) y confirmación anatomopatológica (Banco de cerebros de Londres), identificando aquellos que debutan exclusivamente con síntomas no motores (SNM) en los 3 años previos al diagnóstico de EP. Se recogieron las siguientes variables: edad de inicio, duración de la enfermedad, historia familiar de EP, caídas, simetría de los síntomas al inicio, temblor, rigidez, bradicinesia, reflejos posturales, respuesta a levodopa, momento de inicio de alucinaciones y discinesias y tiempo de latencia hasta el diagnóstico. Entre los SNM incluyen: dolor, síntomas disautonómicos (disfunción urinaria, estreñimiento, disfunción eréctil, hipotensión postural, trastornos de la sudoración), sintomatología afectiva (depresión o ansiedad) y “otros SNM” (alteraciones sensitivas o visuales, letargia y disfunción cognitiva sin criterios de demencia). Resultados El 21% de los pacientes debutan exclusivamente con SNM, siendo el más frecuente el dolor (15%), seguido de síntomas urinarios (3,9%) y afectivos (2,5%). El debut con SNM supone un retraso medio en el diagnóstico de 6 meses con respecto a los pacientes con clínica motora. Sólo un 16,5% de los pacientes con SNM de inicio son diagnosticados del EP desde el inicio frente al 67,5% de los pacientes que debutan con síntomas motores. Los diagnósticos erróneos más frecuentes fueron: osteoartritis, enfermedad degenerativa de raquis, hombro congelado, depresión y ansiedad. Un 69,3% de los pacientes del grupo “no motor” son remitidos inicialmente a un especialista no neurólogo y 14 de ellos fueron sometidos a técnicas intervencionistas antes del diagnóstico de EP. A los 2 años del inicio de los SNM el 95,6% de los pacientes tenían alguno de los síntomas cardinales de EP. Una vez realizado el diagnóstico sólo los síntomas disautonómicos son más frecuentes en el grupo “no motor”, mientras que el temblor es más frecuente en el “grupo motor”. No se encuentran diferencias significativas entre ambos grupos en el resto de variables analizadas, incluyendo la latencia de inicio y respuesta a l-dopa, uso de agonistas dopaminérgicos o antidepresivos. El debutar con SNM se asocia de manera significativa a una duración más corta de la enfermedad. Conclusiones Entre las limitaciones del estudio, destacar: su carácter retrospectivo, el sesgo de selección y la variabilidad según los facultativos en recoger e interpretar los SNM. Además, algunos de los casos de dolor incluidos podrían ser debidos a la rigidez inicial de la EP no detectada en un primer examen. Asimismo, en la mayoría de los casos no se recogen trastornos de olfacción o de sueño REM, considerados síntomas prodrómicos frecuentes. Hipotetizan que, el hecho de que los síntomas disautonómicos sean más frecuentes en el grupo no motor podría estar relacionado con la supervivencia más corta de este subgrupo; sin embargo, no puede concluirse puesto que no se analiza la gravedad de los mismos ni las causas de muerte. Aunque los pacientes con SNM sufren un retraso en el diagnóstico, a los 2 años ambos grupos tienen síntomas y signos similares, y el diagnóstico final correcto es similar en los dos. A pesar de las evidencias de que los SNM responden peor a los fármacos dopaminérgicos, la respuesta a l-dopa es parecida en los dos grupos, pero debe tenerse en cuenta que se analiza la impresión clínica global y no la respuesta a cada síntoma. El estudio demuestra que los SNM pueden aparecer en estadios precoces de la EP, que su grado de reconocimiento es bajo, siendo necesario un mayor nivel de alerta en la detección de estos síntomas. Se sugiere que la validación de un cuestionario de “síntomas no motores” ayudaría a los facultativos a identificar y tratar estos síntomas en fases iniciales. Quality of life in Parkinson’s disease: the relative importance of the symptoms Shibley Rahman, Hall J. Griffin, MA, Niall P. Quinn, Marjan Jahanshahi Movement Disorders 2008; 23 (10): 1428-1434. A lo largo de los últimos años se ha producido un cambio en la valoración de enfermedades neurológicas crónicas como la enfermedad de Parkinson (EP). Ahora, no sólo se examinan los síntomas motores de la enfermedad, también se valoran el im- COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS Resultados Los cuestionarios muestran que los pacientes en estadios más avanzados de la enfermedad tenían puntuaciones más altas (peor QoL) que los pacientes en estadios iniciales en todos los apartados de la PDQ39 y la PDQ39-SI, excepto en las molestias corporales. Los predictores de QoL fueron identificados a través de múltiples análisis de regresión. Se realizó un análisis de regresión lineal final con todos los factores que habían mostrado ser predictores de QoL en análisis de regresión previos, como variables independientes. Éstos fueron los siguientes: escala de H y Y, BDI, BAI, de la lista de síntomas de EP (en on): caídas, dificultad en vestirse, depresión, confusión, fatiga, cambios on-off impredecibles, incontinencia urinaria, estreñimiento, cefalea y dolor, de los síntomas de movilidad (en on) dificultad para darse la vuelta y marcha con arrastre de pies. En este estudio se valora la contribución relativa de los síntomas de la enfermedad de Parkinson a la calidad de vida. Los hallazgos muestran la influencia de los síntomas físicos, autonómicos, complicaciones de la medicación y problemas cognitivos/psiquiátricos en la calidad de vida de los pacientes con EP. Se han corroborado hallazgos previos del deterioro de la QoL en estadios avanzados de la enfermedad, y además ha mostrado la peor calidad de vida en todos los campos de la PDQ39 excepto en el malestar corporal. La escala de S y E emergió como un predictor significativo de QoL. Los problemas de movilidad, los síntomas relacionados con la medicación (on-off impredecibles) y la depresión fueron los que Conclusiones Los resultados sugieren que los síntomas no motores serán objeto de intervención, bien médica o con terapias alternativas, que mejoren la calidad de vida de los pacientes con enfermedad de Parkinson. Quantitation of non-motor symptoms in Parkinson´s disease Chaudhuri KR, Martínez-Martín P. Eur J Neurol 2008; 15 (2): 2-8. Desde el año 2006 un grupo multidisciplinario de expertos y pacientes han desarrollado dos cuestionarios específicos para medir de forma estructurada las manifestaciones no motoras de la enfermedad de Parkinson (EP), hasta entonces inexistentes: - El primero fue un cuestionario de detección (screening) de síntomas no-motores, denominado NMSQuest. - El segundo fue una escala unificada de síntomas no-motores dedicada a ser correlacionada con la calidad de vida: NMSS. Este artículo sintetiza los resultados de los estudios a ellos referidos intentando enfatizar en que están disponibles y validados como nuevos instrumentos para detectar y expresar adecuadamente parámetros básicos en la calidad de vida del paciente con EP. Material y métodos NMSQuest: consta de 30 preguntas autoadministradas referidas al último mes previo a la consulta y puede completarse en 5-7 minutos en la espera previa. Los investigadores del estudio inicial multinacional previamente publicado y ahora analizado (pertenecientes al Reino Unido, EEUU, Alemania, España e Italia) incluyeron datos de 96 sujetos controles sanos y 123 pacientes de EP (rango de edad de 41-87 años) en diferentes estadios de Hoehn y Yahr. Se calculó la puntuación total sumando las respuestas positivas (“Sí”) que representaban el número de síntomas no motores declarado por cada individuo. La puntuación total NMSQuest se asoció significativamente al estadio de Hoehn y Yahr con una débil pero significativa correlación con la duración de la enfermedad; sin embargo, no con la edad o con el subtipo de presentación de EP (rígido-acinético, predominantemente tremórico o acinesia-temblor). Con posterioridad se extendió a 548 pacientes en todos los estadios, incluyendo EP pretratamiento Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 Objetivo Se pretende con el estudio considerar la importancia relativa de los síntomas específicos de la EP en la calidad de vida de los pacientes. El estudio se realizó en 130 pacientes, quienes contestaron un cuestionario enviado por correo, que incluía al PDQ39, como medida específica para la calidad de vida. Lista de los 29 síntomas que incluían motores, relacionados con la medicación, cognitivo/psiquiátricos, autonómicos y sensitivos. Lista de síntomas relacionados con la movilidad. Medidas de depresión y ansiedad mediante las escalas de Beck, BDI y BAI. Para la valoración del estadio de la enfermedad y capacidad funcional se usaron las escalas de Hoehn y Yahr (H&Y) y Schwab e England (S&E), respectivamente. más influenciaron la calidad de vida. También contribuyen la confusión, los problemas de memoria, alucinaciones visuales, disminución de la libido y los dolores. Ningún síntoma autonómico tiene un efecto significativo alto en la QoL. REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO pacto de la enfermedad y los tratamientos médicos y quirúrgicos en la vida diaria, el bienestar psicológico del paciente y la capacidad para realizar su trabajo y vida social. Esto ha llevado al surgimiento de medidas de calidad de vida (QoL) como herramienta importante para cuantificar el verdadero impacto de la enfermedad crónica. 31 REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS 32 y en grado 5 de Hoehn y Yahr. Una de sus conclusiones fue una alta prevalencia de los síntomas no motores en la EP usando este instrumento (síntomas no motores “mayores”: nicturia: 59,5%, urgencia urinaria: 53,6%, estreñimiento: 50,2%). La mayoría de los pacientes y cuidadores comunicaron que el cuestionario era claro y que se ajustaba adecuadamente a los parámetros que valoraban en su vida diaria. Se confirmó que el test comportaba viabilidad, validez y aceptabilidad y se concluye su utilidad. NMSS: se compone de 30 preguntas, distribuidas en 9 apartados, diseñadas para medir la frecuencia y severidad de los síntomas. El primer estudio clinimétrico de validación incluyó 242 pacientes con EP sin demencia de todos los grupos de edad, y se aplicaron, además, el NMSQuest, la UPDRS, la Cumulative Illness Rating Scale Geriatric -CIRS-G- y escalas de depresión, fatiga y calidad de vida. Los más puntuados fueron el apartado de sueño, seguido de ánimo y de sistema urinario. Se encontró correlación entre la progresión de la enfermedad y la importancia de los síntomas no motores, así como de la forma predominantemente acinética de la EP frente a la tremórica en este aspecto. De acuerdo a la habilidad de la escala para predecir otras medidas y a su validez convergente se encontró una muy alta correlación entre la calidad de vida y el NMSQuest. La potencia de la escala NMSS para predecir calidad de vida fue más robusta que la de la UPDRS actual. Sus resultados clinimétricos demuestran una calidad de datos, aceptabilidad, asunción de escalas, consistencia interna, validez convergente y validez entre grupos conocidos, satisfactoria. Conclusiones Están ya disponibles estas dos escalas, una de screening validada y otra de medición holística; asimismo, también válida para detectar sintomatología no motora en la EP. Los resultados confirman que el NMSQuest detecta con seguridad las manifestaciones no motoras y que NMSS correlaciona adecuadamente con los parámetros de calidad de vida en la EP. Agenda Membership Meeting Ciudad: Seattle (USA). Fecha: 20-22 marzo 2009. Más información: www.ataxia.org ● 4th Meeting of the UK PK NonMotor Group: NonMotor Symptoms of PD Ciudad: London (Reino Unido). Fecha: 21 marzo 2009. Más información: www.pdnmg.com/new-mtgs.htm ● 24th Conference of Alzheimer’s Disease International Ciudad: Singapur (República de Singapur) Fecha: 25-28 marzo 2009. Más información: www.adi2009.org/ ● Marseille Neurosurgery 2009 Joint Annual Meeting (EANS-SFNC). Ciudad: Marsella (Francia). Fecha: 27-31 marzo 2009. Más información: www.kenes.com/eans-sfnc ABRIL ● 37ème Réunion de la Société Européenne de Neurologie Pédiatrique Ciudad: Madrid (España) Fecha: 2-4 abril 2009. Más información: www.senp-neuropediatrie.org/ ● 2nd International Conference on Psychogenic Movement Disorders and Other Conversion Disorders Ciudad: Washington (USA). Fecha: 2-4 abril 2009. Más información: www.movementdisorders. org/education/pmd/ ● National Spasmodic Dysphonia Association Annual Symposium Ciudad: Charlotte (USA). Fecha: 4 abril 2009. Más información: www.dysphonia.org ● International Congress of Neurology and Neurological Surgery NEUROCUBA 2009 Ciudad: La Habana (Cuba). Fecha: 13-17 abril 2009. Más información: www.surgytech.com/eventdetails.php?congressid=3558 de Invierno Ciudad: Candanchú, Huesca (España). Fecha: 14-17 abril 2009. Más información: www.sen.es/pdf/2009/seminario_invierno_2009.pdf ● Asian and Oceanian Congress of Clinical Neurophysiology Ciudad: Seúl (Korea). Fecha: 15-18 abril 2009. Más información: www.aoccn2009.com ● A Tribute to Mahlon DeLong, MD: Basal ganglia: Function, Movement Disorders and Treatment Options Ciudad: Atlanta (USA). Fecha: 17 abril 2009. Más información: www.movementdisorders. org/announcements ● VI Reunión Anual de la Sociedad Andaluza de Epilepsia Ciudad: Almería (España). Fecha: 17-18 abril 2009. Más información: www.sade2009.es ● The 3rd Congress Association of Southeast Asian Pain Societies (ASEAPS) and Neuropathic Pain Special Interest Group (NeuPSIG) Ciudad: Bali (Indonesia). Fecha: 17-20 abril 2009. Más información: www.aseaps2009.net ● 20th National Meeting Of The British Neuroscience Association Ciudad: Liverpool (Reino Unido). Fecha: 19-22 abril 2009. Más información: www.bna.org.uk/bna2009 ● IV-Neurotoxicity Society Meeting: Neurochemical Mechanisms for Neurodegenerative Disorders Ciudad: Arica (Chile). Fecha: 24-26 abril 2009. Más información: http://nts.med.uchile.cl/2009 ● 61st annual meeting American Academy of Neurology Ciudad: Seattle (USA). Fecha: 25 abril - 2 mayo 2009. Más información: www.aan.com/go/am Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 ● National Ataxia Foundation Annual ● XXIV Seminario Nacional Neurológico REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO MARZO 33 AGENDA ● Cusco-Machupichu Satellite Meeting: Neurotoxins and neurodegeneration Ciudad: Cuzco (Perú). Fecha: 27 abril - 1 mayo 2009. Más información: http://nts.med.uchile.cl/2009/ progmachu.pdf MAYO ● 77th AANS Annual Meeting Ciudad: San Diego (USA). Fecha: 2-6 mayo 2009. Más información: www.aans.org ● Cursos Magistrales, Premiados Cátedra REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 Santiago Grisolía 2009 Ciudad: Valencia (España). Fecha: 4-6 mayo 2009. Más información: www.sen.es/pdf/2009/grisolia_2009.pdf 34 ● 6th Baltic Congress of Neurology Ciudad: Vilnius (Lituania). Fecha: 13-16 mayo 2009. Más información: www.balcone2009.com ● XI Curso para Residentes: “Enfermedades desmielinizantes”. Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la SEN Ciudad: San Sebastián (España). Fecha: 21-22 mayo 2009. Más información: www.sen.es/pdf/2009/desmieliniz_mir09_programa.pdf ● Neurología al Día Ciudad: Barcelona/Madrid (España). Fecha: 22-29 mayo 2009. Más información: www.lubeck99.com/NAD09/Index.htm ● European Stroke Conference (ESC) Ciudad: Estocolmo (Suecia). Fecha: 26-29 mayo 2009. Más información: www.eurostroke.eu ● XXII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Arteriosclerosis Ciudad: Pamplona (España). Fecha: 27-29 mayo 2009. Más información: www.searteriosclerosis.org/ web/contenidos/secciones/90/xxii-congreso-nacional-pamplona-2009 ● XXXIV Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica Ciudad: Bilbao (España) Fecha: 28-29 mayo 2009. Más información: www.suportserveis.es/cgi-bin/ veucongresCas.asp?id=204 ● 19th Alzheimer Europe Conference Ciudad: Bruselas (Bélgica). Fecha: 28-30 mayo 2009. Más información: www.alzheimer-europe.org NORMAS DE PUBLICACIÓN 1.- Los trabajos deberán ser enviados para su publicación a Revista Española de Trastornos del Movimiento. Editorial Línea de Comunicación, calle Concha Espina, 8º, 1º derecha, 28036 Madrid. Los trabajos se remitirán por correo electrónico (informacion@lineadecomunicacion.com) o en soporte digital junto con una copia impresa, indicando el procesador de textos utilizado. 2.- Los trabajos serán evaluados para su publicación siempre en el supuesto de no haber sido ya publicados, aceptados para publicación o simultáneamente sometidos para su evaluación en otra revista. Los originales aceptados quedarán en propiedad de la revista y no podrán ser reimpresos sin permiso de Revista Española de Trastornos del Movimiento. 3.- La Secretaría acusará recibo de los originales e informará de su aceptación. 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Originales breves (notas clínicas): trabajos originales de experiencias o estudios clínicos, ensayos terapéuticos o casos clínicos de particular interés, cuya extensión no debe superar 5 folios y 4 figuras y/o tablas. Cartas al director: comentarios relativos a artículos recientes de la revista, así como observaciones o experiencias que, por su extensión o características, puedan ser resumidas en un texto breve; se admite una tabla y/o figura y un máximo de 10 citas bibliográficas. Otras secciones: crítica de libros: textos breves (una página de 2.000 espacios) de críticas de libros para su publicación. Asimismo, se publicarán en la sección agenda los congresos, cursos y reuniones relacionados que se remitan. Presentación y estructura de los trabajos Los originales deberán ser mecanografiados a doble espacio (30 líneas, 60 pulsaciones), en DIN-A4 por una sola cara, con un margen no inferior a 25 mm, y con las páginas numeradas correlativamente. Estructura: el trabajo, en general, deberá estar estructurado en diversos apartados: Introducción, Material y métodos, Resultados y Discusión. En trabajos especialmente complejos podrán existir subapartados que ayuden a la comprensión del estudio. Primera página: en la primera página figurarán en el orden que se citan: 1.- Título: debe ser conciso e informativo. 2.- Nombre completo - sin abreviaturas - y apellidos del autor o autores. 3.- Centro y Departamento en que se realizó el trabajo. 4.- Nombre del autor y dirección postal. 5.- Título corto, inferior a 40 caracteres. Resumen con palabras clave: se acompañará un resumen en castellano de unas cuatro líneas y el mismo traducido al inglés, con palabras clave (10 máximo) también en ambos idiomas. Bibliografía: las citas se presentarán según el orden de aparición en el texto, con numeración correlativa en superíndices, vaya o no acompañada del nombre de los autores en el texto. Las citas se comprobarán sobre los originales y se ordenarán según las normas de Vancouver disponibles en http://www.icmje.org Ilustraciones: se podrán publicar en blanco y negro, o a dos colores; si se utilizan fotografías de personas identificables, es necesario tener la autorización para su publicación. Las microfotografías deben incluir escala de medidas. Si las ilustraciones son originales sobre papel o transparencia, las fotos han de ser de buena calidad, bien contrastadas. No remita fotocopias. Ilustraciones digitales: si puede aportar las ilustraciones en formato digital, es recomendable utilizar formato bmp, jpg o tiff, con un mínimo de 300 puntos por pulgada. Si las figuras no son originales, aun cuando cite la procedencia o las modifique, debe obtener permiso de reproducción del autor o de la editorial donde se publicó originalmente. Vol. II - Nº 1 - Marzo de 2009 de manuscritos REVISTA ESPAÑOLA DE TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO Envío 35 Proyecto2 18/10/07 14:30 Página 1