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1 SIGNO PATOGNOMÓNICO DE SINTOMATOLOGÍA -SILENCIOSA- MEDIAL (RESPUESTA DOLOROSA A LA PRESIÓN -MEDIALMENTEA LA ALTURA DE LA CABEZA DEL ASTRÁGALO) Evaristo Rodríguez Valverde Podólogo Máster en Investigación de Atención Primaria RESUMEN El autor intenta demostrar que las tensiones y presiones propias de ciertas patomorfologías y patomecánicas del pie, que afectan al lado medial o interno, en un elevado porcentaje, se reflejan en forma de algia silenciosa, incluso en pies que resultan asintomáticos en las exploraciones convencionales y que sólo se manifiesta cuando al realizar la exploración, con el paciente en bipedestación, presionamos sobre la cabeza del astrágalo -lado medial- a la altura del haz tibio astragalino del ligamento deltoideo. Este signo y el Signo Patognomónico de Sintomatología Silenciosa en el Metatarsus Adductus Varus -cuando resultan positivos- equivalen a una casi segura alteración biomecánica o morfológica que es conveniente considerar pues ambos, en caso de duda, significara un claro referente en el diagnóstico, tanto en sentido profiláctico, como causa para iniciar el tratamiento ortopodológico adecuado. PALABRAS CLAVE Dolor a la presión a la altura del haz tibio astragalino del ligamento deltoides. Dolor silencioso. Pie pronado. Pie valgo con rotación de astrágalo. Pie adductus. Patologías del arco medial. Soportes plantares. Gonalgias. Coxalgia. Dolor lumbar crónico. Signo de Sintomatología Silenciosa Medial. Signo de Sintomatología Silenciosa de Metatarsus Adductus Varus. ABSTRACT 2 The author attempts to show that the stresses and pressures of certain foot patomecánicas patomorfologías and affecting the medial or inner side, in a high percentage, as reflected algia silent, even on feet that are asymptomatic and conventional scans only occurs when the scanning, with the patient standing, pressed on the head of the talus, medial-side beam to warm up the deltoid ligament talus. This sign and the Sign of Symptoms Pathognomonic Silent in Adductus Metatarsus Varus -when positive resultequivalent to an almost certain biomechanical or morphological alteration should be considered as both, in case of doubt, meant a clear reference in the diagnosis, both prophylactic sense, as a ground for initiation of treatment proper orthosis. KEYWORDS Pressure pain at the height of deltoid ligament talus. Silent pain. Pronated foot. Pronated valgus foot. Adductus foot. Medial arch pathologies. Orthotics. Knee paint. Hip pain. Chronic low back pain. Symptomatology Pathognomonic Sign of Silent Metatarsus Adductus Varus. Symptomatology Pathognomonic Sign of Silent Medial. INTRODUCCIÓN Las tendencias recogidas en cuanto al pensamiento de los podólogos del Reino Unido con la aquiescencia de los de U.S.A. se inclinan hacia el no tratamiento de las diferentes alteraciones biomecánicas o morfológicas del pie caso de no aquejar en la exploración dolor ni sintomatología alguna en ellos (1). A tenor de las respuestas que dieron a las preguntas formuladas en relación a que cualquier alteración de los pies tenía o podía tener repercusión directa sobre el resto del aparato locomotor, aunque éstos resultasen asintomáticos, insistieron en que de no doler éstos, no hay por qué tratarlos (1). Es pues evidente que no tienen en consideración que los pies forman parte de nuestro aparato musculoesquelético, puesto que son incapaces de considerar que cualquier alteración biomecánica o morfológica reflejada en ellos - en la mayoría de casos - tiene una repercusión directa sobre el resto del aparato locomotor. Sí, en cambio, opinaron que había que equilibrar el pie cuando había sintomatología. Otra opinión que se emitió fue que los soportes plantares en serie, en muchos casos, resolvían el problema y no era necesario elaborarlos a medida, permitiéndose 3 incluso recomendar algunas de las marcas que ellos vendían a sus pacientes. Resulta curioso el que por un lado aconsejen el equilibrado del pie y el que por el otro, para ello, utilicen plantillas de serie. A este respecto otros podiatras –en su momento - plantearon tener dudas sobre la efectividad de los soportes plantares y al mismo tiempo recomendaban los de serie (2). De acuerdo a su forma o manera de entender la ortopodología, en su situación, seguro que también muchos de nosotros dudaríamos también respecto a su efectividad. Actualmente nos encontramos ante un hecho preocupante, según la OMS, el 85% de la población de los países civilizados en un momento u otro ha padecido o padece de dolor de espalda, sobre todo lumbalgias, y que sólo en España hay siete millones de personas con artrosis de rodilla y que, en ambos casos, la mayoría de ellos evolucionan sin diagnóstico (3). También se dice desconocer su causa y, resulta paradójico, el que no se valore la relación de pies y extremidades inferiores respecto a esos datos estadísticos. Debemos tener en cuenta que los pies son el equivalente a nuestros cimientos y las extremidades inferiores sus pilares. Si bien es indudable que hay que profundizar más en estos estudios, es igualmente evidente, de acuerdo a las leyes de la física y los resultados de nuestra experiencia profesional, que lo que vamos a ir desglosando es de sentido común y tiene su porqué y, todavía más, si tenemos en cuenta que -según cálculos propios- un 80% de las patomorfologías y patomecánicas que se observan en los pies son asintomáticas en ellos pero no así sobre el resto del aparato locomotor. OBJETIVO Sin duda, hemos de relacionar todas las partes comentadas. De una parte la opinión respecto de que; a pesar de observarse una alteración patomecánica o patomorfológica, de no haber dolor, éstas no merecen ser tratadas. De otra, en lo que hace referencia a la no valoración de la evidente relación entre pies y resto del aparato musculoesquelético. Y, una tercera, basada en ese 85% de algias en la espalda que sufre la población de los países civilizados, la mayoría de ellas sin diagnóstico (según refleja la misma OMS) y que según 4 diversos estudios, su coste representa más de la mitad del presupuesto sanitario (4 y 5). También en el estado español encontramos 7 millones de personas con artrosis de rodilla (3). Así pues ahondando sobre el que si en la exploración no se manifiestan o no se encuentran zonas o puntos dolorosos no hay por qué aplicar tratamiento ortopodológico aún en el supuesto de que se detecte una patología - podemos asegurar que si nos valemos de los signos que vamos a describir, seguro que encontraremos, y por tanto valoraremos, el porqué de la necesidad de aplicar tratamiento ortopodológico a ese 80% de pacientes en los cuales, la alteración resulta asintomática. La detección precoz de estos signos, permitirían aplicar el procedimiento - sea profiláctico o de tratamiento - a ese porcentaje de pacientes (asintomáticos en los propios pies), al tiempo qué, sin duda, ayudarían a disminuir, en gran número, los dolores de espalda (la mayoría de ellos sin diagnóstico) que, según la OMS sufre el 85% de la población de los países civilizados. A tenor de lo anteriormente comentado en lo concerniente a la exploración indolora, quisiera presentaros el Signo Patognomónico de Sintomatología Silenciosa Medial que yo he observado, que llevo utilizando desde hace más de 30 años y qué, hasta la fecha, no ha sido publicado en ninguna revista profesional. Sí lo he dado a conocer (de manera práctica) a través de los seminarios que sobre ortopodología organizo anualmente en Berga (Barcelona) en el mes de abril, en diferentes cursos de postgrado, másteres y también a los profesionales que durante muchos años pasaron por mi consulta. Precisamente, valiéndonos de este signo (y también del Signo Patognomónico de Sintomatología Silenciosa en el MTT.ADD) podemos desmontar esos conceptos y cambiar esa forma de pensar y proceder en relación a que, de no haber sintomatología, no hay por qué tratar los pies. Craso error esa afirmación puesto que estos signos evidencian o confirman la existencia de unos dolores silencios y no manifiestos y, por tanto, de una patología subyacente. METODOLOGÍA Aparte de los años transcurridos verificando la validez de estos signos a través de miles de pacientes que pasaron por mí consulta, para poder evidenciar cuantitativamente 5 este estudio nos hemos valido de las H.C. de pacientes que han acudido a la consulta de nuestra colega Susanna Carrasco Vila que ejerce en Berga (Barcelona) - en donde resido desde mi jubilación - en las cuales (desde hace un tiempo) utiliza un protocolo diseñado por mí el cual, entre muchas otras, recoge las variables que a continuación reseñamos y que, gentilmente, me ha permitido utilizar El estudio se realiza sobre 318 H.C. a través de las cuales hemos extraído una pequeña pero relevante estadística. Los datos recogidos reflejan las siguientes variables: Sexo: femenino o masculino Si el signo es positivo o negativo Si corresponde al pie derecho o al pie izquierdo Si la alteración es medial Si la alteración es lateral Cómo detectar el signo 1. El paciente debe permanecer en bipedestación (fig.1) Fig.1 Pie en carga 2. En el lado medial, por delante del maléolo tibial y entre éste y el tendón del tibial anterior, al palpar, encontramos una depresión o fosa y, en el fondo de ella, se encuentra el haz anterior del ligamento tibio astragalino del deltoides (figs. 2 y 3). Fig.2 Localización de la zona Fig.3 Haz tibio astragalino del ligamento Deltoideo 6 3. Si al presionar sobre esa zona interna hacia abajo - coincidiendo con el cuerpo medio del astrágalo - se manifiesta dolor, diremos que el signo es positivo. Cuanto mayor es la desviación más intenso resulta el dolor al presionar (fig. 4). Fig.4 4. Una prueba inequívoca de su validez consiste en que, se realizamos con nuestras manos al equilibrado de la alteración, se relajan las partes blandas de esa zona que, en presencia de de una patología, por discreta que sea, está sometida a tensión permanente y al presionar de nuevo, el paciente nos referirá cómo, aún presionando, el dolor no se manifiesta o se reduce de manera ostensible. Ello es consecuencia de que al equilibrar el pie se distiende la zona y desaparece la tensión (fig.5 y 6). Fig.5 Este Fig.6 signo lo encontramos en pies pronados, valgos, con rotación de astrágalo y, en general, en cualquier patología medial por discreta que sea. RESULTADOS De un total de 318 H.C. se han obtenido los siguientes resultados: La suma de años de los 318 pacientes nos da un total de 14.552. Su división nos da un promedio de 45,76 años paciente. 7 Fig.7: Diagrama de sectores mostrando el número y porcentual de H.C. de hombres y mujeres revisados. Se observa que el porcentaje de pacientes que acuden a la consulta por problemas biomecánicos o morfológicos en los pies, es de 14,46% en favor del sexo femenino. En este caso la diferencia si bien no es relevante sí es significativa. Fig.8: Diagrama de columnas mostrando el número y porcentual de pacientes con signo positivo y negativo. Puede apreciarse claramente la gran diferencia que representa el porcentaje de pacientes con signo medial positivo = 81,44 % respecto al 18,56% con signo medial negativo. Es pues relevante que el 81,44 % de pacientes presenten sintomatología en esa zona (sin haberla previamente referido) excepto cuando se ha procedido a su búsqueda a través de las maniobras comentadas. 8 Fig. 9: Diagrama de columnas mostrando el porcentual y el total de pies afectados. Vemos que de un total de 616 pies examinados: 454 presentan signo medial positivo (230 corresponden al pie derecho y 234 al pie izquierdo = 73,70 %). La diferencia de porcentaje respecto a la fig.8, recae en que en algunos casos es sintomático en un solo pie. Podemos observar que de un total de 616 pies examinados, 454 presentan signo medial positivo: 230 corresponden al pie derecho y 234 al pie izquierdo = 73,70 % (la diferencia de porcentaje respecto a la fig.8, recae en que en algunos casos es sintomático en un solo pie). Fig. 10: Diagrama de columnas en el que se refleja el número y el porcentual del total de pies con alteración medial y si corresponden al pie derecho o al izquierdo. De los 616 pies controlados: 498 presentan alteraciones mediales = 80,84 % (247 en pie derecho = 40,10 % - y 251 en pie izquierdo = 40,74 % -). Observamos que la diferencia entre ambos, no es significativa. 9 Fig.11: Diagrama de barras mostrando el porcentual y número de pies con alteración lateral y el número y porcentual sobre pies derecho e izquierdo. Podemos observar la diferencia entre pies afectados por problemas mediales respecto a los que el problema es lateral = 80,84 - 18,99 = 61,85% . Se confirma que existe una diferencia significativa entre pies afectados por problemas mediales respecto a los que presentan alteraciones laterales. DISCUSIÓN Hemos de hacer mención a las opiniones anteriormente reflejadas en las cuales se manifestaba que de no haber sintomatología, a pesar de existir alteración biomecánica, no debe aplicarse tratamiento. Si bien, desde un principio, no estamos de acuerdo con esa opinión, mucho menos podemos estarlo conociendo los resultados del signo que estamos presentando. Durante la exploración, de desconocer dónde buscar los puntos dolorosos escondidos o silenciosos, es obvio que pueda resultar una exploración anodina que va a contribuir a que el problema pase desapercibido, sobre todo, cuando se parte de la base de no valorar la alteración biomecánica o morfológica en los pies cuando ésta resulta indolora. A nuestro entender, la actuación de cualquier profesional del campo sanitario debe ser, ante todo, profiláctica. Desde el momento en que esa alteración se detecta, aunque resulte aparentemente indolora, debiera aplicarse el tratamiento adecuado para evitar se desarrolle una posterior patología. Debemos considerar que en la civilización actual los pies están sometidos a una constante agresión por parte del suelo y, además, son siempre las mismas articulaciones quienes reciben el impacto a través de los constantes microtraumatismos a que están sometidas, resultado de las reiterativas sobrecargas (siempre sobre las mismas zonas o puntos) que ocasiona la dureza del terreno en el cual hemos de convivir. Por otro lado, 10 siendo como ya se ha comentado, los pies los cimientos del cuerpo y las extremidades inferiores sus pilares, cualquier alteración biomecánica o patomorfológica presente en ellos, tendrá repercusión en las cadenas musculares que, como bien sabemos, cuando existe un desequilibrio, cualquier punto o zona de ellas puede ser subsidiaria del problema y resultar dolorosa. Este tipo de problemas musculares no se traducen en las pruebas complementarias que se utilicen en busca de un diagnóstico (Rx, RMN, TAC, analítica, etc.). Sirva de ejemplo lo que ocurre en un edificio de haber fallos en los cimientos o columnas; donde primero aparecen las grietas es en la azotea o pisos altos. La experiencia de años de profesión ha permitido evidenciar ese signo de dolor, silencioso, que durante años hemos ido observando, para traducirlo en algo palpable a través de exploraciones minuciosas que nos ha llevado a su desarrollo. Su positividad es una clara evidencia de que existen alteraciones silenciosas que requieren la necesidad de tratamiento con soportes plantares que repartan las cargas reiterativas que provoca el hábitat actual con el cual deben coexistir nuestros pies y, por añadidura, extensivas al resto del aparato locomotor. El signo incluso puede resultar positivo en pies sin ninguna alteración aparente en los cuales, de tratarse, actuará como profiláctico. De no hacerlo, puede derivar en una posible o casi segura patología que, de inicio, será sobre cualquier zona del resto del aparato musculo esquelético y, a largo plazo, quizá afecte también al pie. Sin duda la estadística habla por sí sola; que un 81,44 % de pacientes sean sintomáticos a la presión en esa zona, sin haberlo previamente referido, excepto cuando se ha procedido a su búsqueda a través de las maniobras comentadas, frente a un 18,56% con resultado negativo. Estos resultados son verdaderamente significativos. Encontramos 247 positivos en pie derecho = 40,10 % y 251 en pie izquierdo = 40,74 %. La positividad, en ocasiones, puede darse en un solo pie (no es infrecuente encontrar pies con distinta alteración). Según mi experiencia y a tenor de los resultados, si bien en algunos casos sabemos que la zona referida puede resultar sintomática, aun sin presionar, vemos que en un 81,44% sólo resulta sintomático si nos valemos del signo que estamos describiendo. Ello significa 11 que de dejar de tratar los pies asintomáticos, aún presentando alteraciones, sin duda esas patologías evidentes (aunque sólo se manifiesten de manera silenciosa en el pie en cuanto a sintomatología) sí van a manifestarse en rodillas, cadera y columna, que evolucionaran sin encontrar motivo aparente, puesto que se ignora o se obvia la repercusión que los pies tienen o pueden tener, sobre el resto del aparato musculoesquelético. Estos resultados nos dan idea en cuanto a la posibilidad de realizar tratamientos profilácticos, a través de pies y extremidades que, tal como hemos comentado, sin duda alguna, va a beneficiar al resto del aparato locomotor. A tenor de lo comentado preguntamos ¿por qué no ir asociando los problemas podológicos sin tratar, por ser asintomáticos, a ese 85% de la población a que se refiere la OMS que tiene dolores de espalda y las frecuentes artrosis de rodilla y cadera? No debemos olvidar (como ya hemos comentado) que los pies son nuestros cimientos y que cualquier alteración en ellos, mecánica o morfológica, va a comportar, sin duda alguna, cambios en los vectores de fuerza que repercutirán de forma inexorable sobre cualquier zona del aparato locomotor. Igual sucede con las extremidades inferiores (los pilares de nuestro cuerpo) en un estudio que publiqué en el año 1993 (6), entre otras patologías, observamos que sobre 114 pacientes un 42,10% presentaban disimetrías de las extremidades inferiores superiores a 4mm. Si a las reales añadimos las virtuales (7), el nº total resulta elevadísimo y no olvidemos que ambas van o pueden tener, una clara repercusión en rodilla en forma de genu varus o valgus unilateral y, por tanto, también en el resto del aparato locomotor. De tener en cuenta la validez de estos signos y proceder en consecuencia, es evidente que se podría reducir el gasto sanitario que comporta, más que nada, todo aquello que está relacionado con los dolores lumbares, coxalgias, gonalgias y también otras zonas del aparato locomotor, que evolucionan sin diagnóstico. Es igualmente frecuente que exista un diagnóstico pero, es también habitual que en éste no estén incluidos los pies. Estos dolores, con o sin diagnóstico, comportan la solicitud de infinidad de pruebas; analíticas, bajas laborales, tratamientos sin previo diagnóstico que acarrean consumo excesivo de antiinflamatorios, con las correspondientes secuelas, etc. etc., todo ello acompañado de la 12 consiguiente carga alostática. Según estudios realizados en Suecia basados en la evidencia, los gastos ocasionados por estos dolores representan más de la mitad del presupuesto sanitario (6 y 7). El porqué de la evidencia de este signo podríamos encontrarla en el síndrome sobre el estrés que describió HANS SELYE en, el cual hace referencia a una “enfermedad inespecífica”: “Como respuesta a una situación prolongada de esfuerzo, sea cual sea su naturaleza, se ponen en marcha ciertos mecanismos fisiológicos de protección. Selye divide este síndrome en la reacción de alarma, la fase de resistencia y la fase de agotamiento, que bien puede aplicarse a este signo.” CONCLUSIONES En la bibliografía consultada no hemos encontrado referencia alguna que haga mención a cualquier característica equivalente o similar al signo descrito, ni tampoco a cualquier otra prueba o signo similar. Es pues incuestionable que de manifestarse o evidenciarse, aunque sea ligera, una patología o cualquier alteración medial o bien presumamos que existe, debiera comprobarse si el signo es positivo (doloroso a la presión). Su positividad nos manifiesta la certeza de que la zona descrita - en la cual se halla el haz tibio astragalino del ligamento deltoideo - está sometida a una tensión constante durante la permanencia en pie del sujeto que, sin duda, le provoca un stress continuo, causa por la cual las partes blandas - en las cuales está incluido el ligamento - resultan dolorosas a la presión. Se constata así la clara evidencia de una alteración latente (de acuerdo al síndrome de Hans Selye) y como tal, la confirmación de que el paciente debe ser tratado con soportes plantares adecuados a la patología detectada, con objeto de equilibrar la alteración. En todas las patologías o sintomatologías que hagan referencia al aparato locomotor, al realizar la exploración, por norma, se debiera confirmar o descartar la presencia de estos signos (tanto el de Sintomatología Silenciosa Medial como el de Sintomatología Silenciosa en el MTT.ADD). Sería interesante aplicarlo, sobre todo, en 13 atención primaria, que es donde comienza normalmente el paciente su peregrinaje. De confirmarse los signos, se debiera remitir al podólogo para valorar su posible relación con la sintomatología o patología detectada e iniciar cuanto antes, si procede, el tratamiento ortopodológico adecuado La utilización de estos signos en la exploración y el considerar que el pie también es parte integrante del aparato locomotor -cuando exista cualquier patología en él- puede significar un gran avance para llegar a conclusiones, tanto de diagnóstico, como de orientación en el tratamiento global y, sobre todo, en lo que atañe a la profilaxis. Llegados a este punto, de considerar lo que hemos venido comentando, aparte de la mejora en todo aquello que hace referencia a la carga alostática, significaría el ahorro de de millones de euros. Por todo lo expuesto está claro que, en el pie, existe una interrelación entre el signo de Sintomatología Silenciosa Medial, el sigo de Sintomatología Silenciosa en el MTT.ADD. y que la positividad de ambos puede repercutir como sintomatología en cualquier otra zona del aparato musculoesquelético. Los resultados obtenidos nos incitan a continuar con este estudio a otros niveles y más amplio que el actual, al tiempo que correlacionarlos o descartarlos con las algias presentes en cualquier zona del aparato locomotor, tanto las que transcurren sin diagnóstico como las que si lo tienen. BLIBIOGRAFÍA 1. 43 Congreso Nacional de Podología. Valladolid. 5 a7 de octubre de 2012 2. Jornades Catalanes de Podologia. Barcelona, marzo de 2011 3. Evaristo Rodríguez Valverde. Libro ¿Dolor de espalda y Rodilla? ¡La Respuesta está en los Pies! Editorial United p.c. UE 2012 4. Jöud A, Petersson IF, Englund M. Low back pain - epidemiology of consultations. Department of Orthopedics, Clinical Sciences Lund, Lund 14 University, Lund, Sweden. WHO Collaborating Centre for Evidence-Based Healthcare in Musculoskeletal Disorders. anna.joud@med.lu.se. Arthritis Care Res (Hoboken). 2012 Feb 15. doi: 10.1002/acr.21642. [Epub ahead of print] 5. Ekman M, Jönhagen S, Hunsche E, Jönsson L. Burden of illness of chronic low back pain in Sweden: a cross-sectional, retrospective study in primary care setting. Stockholm Health Economics, Stockholm, Sweden. mattias.e@healtheconomics.se Spine (Phila Pa 1976). 2005 Aug 1;30 (15):1777-85 6. Rodríguez Valverde.E.: Estudio de los efectos de los soportes en la prevención y/o tratamiento del hallux valgus.; Revista Española de Podología Monográfico sobre Ortopodología 1993; 2ª Época, volumen IV, nº7, pags 323-330 7. Rodríguez Valverde.E.: Disimetrías reales o virtuales de las extremidades inferiores ¿compensar o no?; Podoscopio Revista del Colegio Profesional de Podólogos de la Comunidad de Madrid. 2012; 1ª Época, volumen1, nº 53, pag. 971-978