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Revista Argentina de REUMATOLOGIA Fundada por el Dr. Armando Maccagno SOCIEDAD ARGENTINA DE REUMATOLOGÍA Presidente Dr. Alfredo S. Arturi Directores José Maldonado Cocco Julio Hofman Vicepresidente Dr. Horacio O. Venarotti Presidente anterior inmediato Dr. Julio Hofman Secretario Dr. Gustavo Citera Tesorero Dr. Osvaldo D. Messina Vocales Titulares Dr. Luis F. Somma Dr. Sergio Paira Dr. Bernardo Pons Estel Dr. Marcelo Sánchez Freytes Dr. Oscar L. Rillo Dr. Eduardo J. Scheines Comité de Revisión Daniela Battaglia Rafael Chaparro Susana Metta Virginia Ortiz Mariano Rivero Comité de Honor Roberto Arana Carlos Battagliotti María L. Sormani de Fonseca Carlos Onetti Simón Palatnik Ana A. Porrini Luis Seijo Alberto Strusberg Vocales Suplentes Dr. Enrique Soriano Dr. Juan Carlos Babini Dr. Federico Ruíz de los Llanos Comité Científico Nacional Alfredo Arturi Alberto Berman Luis J. Catoggio Gustavo Citera Diana Dubinsky Ernesto Gutfraind Juan Carlos Marcos Silvia Martins Osvaldo D. Messina Sergio Paira Adriana Pérez Dávila Oscar Rillo Horacio Venarotti Diana Zoruba Comité Científico Internacional Graciela S. Alarcón Mary Carmen Amigo Juan Canoso Ricardo Cervera Luis R. Espinoza Emilio Martín Mola Yehuda Shoenfeld María E. Suárez Almazor Revisores de Cuentas Dra. María E. Gallo de Sprazatto Dr. Gustavo Casado Publicación trimestral © MV Comunicación & Marketing® 2008 Imagen de tapa: “Las Tres Gracias”, fresco de Pompeya Autor: anónimo Reservado todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida en ninguna forma o medio alguno, electrónico o mecánico, incluyendo las fotocopias, grabaciones u otro sistema de información sin la autorización por escrito del titular del copyright. La Revista Argentina de Reumatología se distribuye exclusivamente entre los profesionales de la medicina. La Revista Argentina de Reumatología es una publicación de la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR). Austria 2467, piso 7, of. A, (1425) Buenos Aires. ISSN 0327-4411 Editada por MV Comunicación & Marketing® Director: Máximo Oberländer Carlos Pellegrini 1327 - 2do “C”. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Tel.: (54.11) 4393-8223 E-mail: info@mvcomunicacion.com www.mvcomunicacion.com [ sumario ] 7 10 Editorial Fibromialgia y nuestro tiempo: ¿una enfermedad social? Fibromialgia Fibromialgia 14 Artículo original 24 Artículo original 34 Artículo original 40 Caso clínico Eritrosedimentación, leucopenia, linfopenia y anticuerpo anti-DNA nativo en lupus eritematoso sistémico. Asociación con actividad y daño orgánico Hallazgos clínicos y radiográficos de la articulación temporomandibular en pacientes con artritis reumatoidea Indicación de terapia biológica en pacientes con enfermedades reumáticas de la consulta ambulatoria Lupus eritematoso sistémico asociado a una infección por citomegalovirus en una adolescente Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 3 [ contents ] 7 Editorial Fibromyalgia in our time: is it a social disease? 10 Fibromyalgia 14 Articles 24 Articles 34 Articles 40 Case reports Fibromyalgia Erythrocyte sedimentation rate, leukopenia, lymphopenia and anti-double stranded DNA antibodies in systemic lupus erythematosus. Association with activity and organ damage Clinical and radiographic findings of the temporomandibular joint in rheumatoid arthritis patients Biologic treatment in patients with Rheumatic Diseases from the clinic Systemic lupus erythematosus associated with a cytomegalovirus infection in an adolescent girl Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 5 [ editorial ] Fibromialgia y nuestro tiempo: ¿una enfermedad social? Luis Fernando Somma Especialista en Reumatología y Osteología. Ex Presidente de la Asociación de Reumatología de la Provincia de Buenos Aires. Jefe de Servicio de Consultorios Externos, Hospital Municipal de Luján, Luján, Buenos Aires. Autor de “Fibromialgia” en “Reumatología”, de José A. Maldonado Cocco. Editorial AP Americana de Publicaciones S.A., p.152-161, 2000. Existe una innegable asociación entre fibromialgia y estrés y entre éste y los cambios cada vez más vertiginosos de nuestro tiempo. No hace muchos años esta enfermedad era considerada como una alteración producida por trastornos psicológicos y las mujeres que la padecían eran tildadas de histéricas y medicadas con “Voltarén y Valium”. Nadie quería hacerse cargo de estas pacientes y se derivaban a interminables sesiones de kinesiología para aliviar sus “contracturas”. Estos conceptos fueron cambiando paulatinamente a medida que se conocieron distintos aspectos de la enfermedad relacionados a su fisiopatología, especialmente en las últimas dos décadas. Conocida desde mediados del siglo XIX, esta enfermedad fue denominada “neurastenia”, “reumatismo muscular”, “reumatismo de partes blandas”, “reumatismo psicógeno”, entre otros términos, y en 1904 Gowers crea el término “fibrositis”, el cual fue utilizado hasta la década de 1980. Durante algunos años, se distinguió entre fibrositis localizada y generalizada, pero Trout y posteriormente Smythe la describen como un síndrome generalizado de dolor musculoesquelético, fatiga, sueño no reparador y dolor a la palpación en sitios musculares y de inserción tendinosa. A mediados de los años 70, Moldofsky demuestra un patrón de sueño anormal por electroencefalografía y le atribuye importancia en la etiología de la enfermedad. Estas observaciones marcan el comienzo de lo que podríamos denominar la “era moderna de la fibromialgia”. Correspondencia Luis Fernando Somma lfsomma@ciudad.com.ar Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 Posteriormente, en los años 80 comienza una etapa de estudios controlados que permiten avanzar en el conocimiento de la fibromialgia, hasta que en 1990 el Colegio Americano de Reumatología (American College of Rheumatology-ACR) publica los criterios para la clasificación diagnóstica de la fibromialgia basados en un estudio multicéntrico comenzado cuatro años antes. Finalmente, en 1992, la fibromialgia es reconocida en forma oficial por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Hoy en día se considera a la fibromialgia (del latín fibra: fibra; del griego mys: músculo, algos: dolor e ia: condición) como una enfermedad reumática no articular de origen desconocido, asociada a estrés físico y emocional. Es un síndrome de dolor amplificado en pacientes que padecen una mayor sensibilidad a estímulos dolorosos y no dolorosos como traumatismos, calor, frío, luz, sonidos y olores, que junto a disfunciones neurohormonales actúan como factores condicionantes de un cuadro fisiopatológico complejo. Los pacientes con fibromialgia presentan un número inusual de síntomas somáticos, lo cual podría interpretarse como un síndrome general de somatización o una asociación de síntomas a la fibromialgia, de acuerdo al especialista que evalúe al paciente. La característica esencial de los trastornos de somatización es la presencia de síntomas físicos que sugieren una enfermedad física, pero de la cual no hay hallazgos orgánicos ni mecanismos fisiopatológicos demostrables y sí evidencias de que los síntomas están unidos a conflictos o factores psicológicos. Si la fibromialgia es secundaria a un trastorno de somatización o la somatización se halla presente en forma concomitante con la fibromialgia, todavía lo desconocemos. 7 Por otro lado, existe una similitud entre dolor neuropático y fibromialgia, que ha llevado a proponer tratamientos farmacológicos específicos. El dolor neuropático es común en enfermedades o lesiones del sistema nervioso central o periférico, pero también se considera en pacientes que presentan una “disfunción” del sistema nervioso central como en la fibromialgia. Este dolor puede estar relacionado a un estímulo determinado y un mismo estímulo puede provocar diferentes “tipos” de dolor. A menudo se presenta alodinia, lo que indica un estado de sensibilización central mantenido por una actividad persistente debido a daño en nociceptores periféricos. El proceso es complejo y múltiples mecanismos pueden contribuir a un mismo síntoma en un paciente, y el mismo síntoma en diferentes pacientes puede ser causado por diferentes mecanismos. El rol de factores psicosociales en el desarrollo y mantenimiento del dolor en la fibromialgia es mayor que en el dolor neuropático. Podemos observar que la fibromialgia es una enfermedad cada vez más frecuente y aparece hoy en todos los grupos etarios. Pero no siempre fue así: hace tres décadas, la fibromialgia se observaba entre los 20 y los 60 años de edad, siendo rara en los extremos de la vida. Este rango de edad fue extendiéndose y hoy la observamos en niños y en personas mayores de 70 años. Y no es casual. El estrés como factor etiopatogénico de la fibromialgia fue demostrado en muchos estudios. Desde un punto de vista individual, “estresores” como experiencias negativas en la niñez, eventos adversos en la vida, personalidad, factores de estilo de vida y estrés postraumático han sido considerados factores causales y/o desencadenantes de esta enfermedad. El estrés “acumulado” en la vida se asocia a cambios psicológicos, alteraciones neurohormonales y autonómicas. La 8 violencia, en todas sus formas, crea un estado de vulnerabilidad para desarrollar síntomas somáticos relacionados con el estrés, así como contribuye a su expresión y severidad. Desde un punto de vista social, el incremento que sufrimos en violencia, inseguridad, desempleo y pobreza, los permanentes vaivenes económicos y políticos, el deterioro en los sistemas de salud, educación y trabajo, sin duda contribuyen a aumentar y mantener un estado de estrés social que impacta directamente sobre todos y cada uno de nosotros, socavando nuestras “defensas”. Y todos ellos, males de nuestro tiempo que afectan al conjunto de la sociedad. La fibromialgia produce consecuencias en los pacientes, su entorno personal y el medio en el que viven. Es una de las enfermedades reumáticas que más impacta en la calidad de vida, en cuanto a capacidad física, intelectual y emocional, relaciones personales y carrera profesional. La fibromialgia afecta la vida familiar, incluyendo la vida en pareja, produciendo rupturas psicoafectivas, redistribución de cargas familiares en cuanto a tareas y roles y gastos económicos relacionados con la enfermedad. Uno de los factores con más repercusión social es la discapacidad laboral que produce la fibromialgia. Su evaluación es controversial debido a la incredulidad diagnóstica de evaluadores, la presencia de anomalías psicológicas, la dificultad en objetivar la incapacidad, la ausencia de instrumentos de evaluación y la poca eficacia de los tratamientos. Por otro lado, es posible que ciertas condiciones laborales contribuyan a la discapacidad. El manejo de la fibromialgia es más un arte que una ciencia. Esto se debe a que no conocemos en detalle las bases fisiopatológicas de la terapéutica actual y la multiplicidad de factores etiopatogénicos que intervienen en el desarrollo de esta enfermedad. Por ello, debe considerarse un enfoque multidisciplinario de esta enfermedad, siendo el reumatólogo el coordinador de un equipo que puede incluir psiquiatras, psicólogos y fisioterapeutas. El paciente con fibromialgia se presenta generalmente receloso, posiblemente porque haya tenido experiencias previas negativas con otros médicos, tanto por desinterés como por fallas en el diagnóstico o tratamientos inadecuados. Una actitud de comprensión por parte del médico hacia el paciente que “sufre” es fundamental para establecer una adecuada relación médico-paciente; un manejo correcto de la enfermedad y un apoyo psicológico resultan imprescindibles en el tratamiento de esta patología. La seguridad en el diagnóstico y una detallada información sobre la fibromialgia, asegurando su benignidad en relación a otras enfermedades reumáticas y descartando otras patologías de mayor gravedad, brindan un beneficio sustancial en el enfoque terapéutico. Es fundamental la comprensión de la enfermedad por parte del paciente y su colaboración activa para lograr el mejor resultado posible en un tratamiento de por sí a largo plazo. Los síntomas de la fibromialgia incluyen múltiples sistemas y órganos, lo que lleva a los pacientes a consultar a una gran variedad de especialistas, que a su vez realizan innecesarios procedimientos diagnósticos y terapéuticos. Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 Para los pacientes con fibromialgia es generalmente difícil aceptar el diagnóstico y las condiciones asociadas a su enfermedad, sobre todo el hecho de ser crónica y no tener un tratamiento “curativo”. Por ello es necesario dedicar un gran esfuerzo en la educación del paciente con fibromialgia, que no sólo reducirá la alta frecuencia de consultas sino también la búsqueda permanente de tratamientos alternativos. A modo de conclusión, podemos decir que es necesario realizar un enfoque global de la enfermedad, con especial énfasis en el impacto que provoca sobre aspectos sociales y económicos, ya que su incidencia y prevalencia han aumentado notoriamente en los últimos años. 9 [ fibromialgia ] Fibromialgia Osvaldo Daniel Messina Jefe de Reumatología del Hospital Cosme Argerich. Director de Investigaciones Reumatológicas y Osteológicas, SRL. Centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tesorero de la Sociedad Argentina de Reumatología SAR, Buenos Aires, Argentina. Introducción Una de las causas de consulta más frecuente en la práctica reumatológica diaria es el dolor musculoesquelético crónico (DMEC) que puede tener un origen periférico, neuropático o central. Una de las manifestaciones más frecuentes de DMEC de origen central es la fibromialgia (FM). La FM se caracteriza por historia de dolor musculoesquelético crónico difuso, involucrando los cuatro cuadrantes del cuerpo y el esqueleto axial y la presencia de 11 de los 18 puntos gatillo (tender points) en el examen físico. Una variedad de síntomas no específicos acompañan este cuadro incluyendo la fatiga que, a veces, empeora con la actividad física, parestesias, intestino irritable, migrañas y déficit de atención y de memoria. de primer grado de pacientes con FM tienen ocho veces más probabilidades de presentar esta afección. Existe además un polimorfismo específico en el gen transportador de serotonina y de la enzima COMT (catecol oximetil transferasa) que inactiva catecolaminas. Asimismo pueden hallarse manifestaciones de disautonomía con hipertono simpático, intolerancia ortostática y trastornos del ritmo cardíaco. La disautonomía explica en gran parte las características multisistémicas de la FM3. Por otra parte, la FM es una causa importante de discapacidad y alteración en la calidad de vida valorados por instrumentos como FIQ y SF 36 cuando se comparan pacientes con FM versus pacientes con dolor lumbar crónico u otros síndromes esqueléticos que originan dolor crónico4. Fisiopatología y aspectos clínicos La sensibilización del sistema nervioso central al dolor, y su inadecuada inhibición y el dolor generalizado, son características cardinales en la FM. La persistencia del dolor deteriora la calidad de vida, altera el sueño y la función física. El origen central del dolor en la FM es un ejemplo clásico de alodinia y se produce por la amplificación de mecanismos nociceptivos lo que se denomina sensibilización central. La FM se caracteriza además por alteraciones del sueño y del estado de ánimo, astenia y procesos asociados como intestino irritable, vejiga irritable, crisis de pánico, migraña y desórdenes temporomandibulares. Los pacientes con FM tienen menor umbral para la percepción térmica y del dolor1,2. La sustancia P se halla elevada en líquido cefalorraquídeo comparado con sujetos controles. Factores genéticos han sido involucrados en cuanto a la predisposición para el desarrollo de FM. Los familiares Correspondencia Osvaldo Daniel Messina drmessina@fibertel.com.ar 10 Diagnóstico El diagnóstico de FM no es usualmente fácil de realizar por varias razones. En primer lugar, muchos médicos no especializados desconocen su existencia y minimizan los síntomas asociándolos a trastornos psiquiátricos y refiriendo a los pacientes a especialistas en psiquiatría exclusivamente. En segundo término, las formas de presentación clínica pueden ser muy variadas (dolor difuso crónico, trastornos del sueño, cansancio, cefaleas, parestesias, ansiedad, boca y ojo secos, fenómeno de Raynaud, colon y vejiga irritable, etc.), manifestaciones que en gran parte pueden explicarse por la disautonomía como señaló Martínez Lavin. Sin embargo, la manifestación cardinal es el dolor difuso junto con la sensibilidad dolorosa a la palpación de regiones anatómicas específicas y parestesias (patogenia conocida como “dolor mantenido por hipertono simpático”). El Colegio Americano de Reumatología ACR publicó los criterios de diagnóstico de FM, basados en la presencia de dolor a la compresión en 11 de 18 puntos gatillo (9 pares) en los siguientes sitios anatómicos5 (Figura 1): • Occipucio bilateral en la inserción del músculo occipital The 18 Tender Point Locations for FMS on “The Three Graces” Masterpiece Figura 1. mática, hipotiroidismo, osteomalacia, miopatías metabólicas o inflamatorias, radiculopatías y dolor torácico de otro origen. Precisamente, el dolor torácico es frecuente en FM y tiende a permanecer constante y a evitarse por la presión de los puntos gatillo a diferencia del dolor cardiogénico, que empeora con las actividades y mejora con el reposo. Una situación clínica particularmente importante es la superposición de FM con enfermedades autoinmunes y la presencia de fenómenos vasomotores en manos que involucran toda la mano, a diferencia del verdadero Fenómeno de Raynaud que compromete sólo los dedos. Algunos estudios han sugerido que hasta un 25% de los pacientes con desórdenes autoinmunes presentan síntomas de FM y reúnen los criterios de ACR para FM. Este cuadro debe ser sospechado cuando un paciente refiere dolor musculoesquelético persistente sin hallazgos objetivos (clínicos o de laboratorio) que evidencien inflamación. Tratamiento • Cervical bajo bilateral en el espacio intertransverso entre C5 y C7 • Trapecio bilateral, en el punto medio de su borde superior • Supraespinoso bilateral, por encima de la espina escapular cerca de su borde • Unión condrocostal de la segunda costilla • Epicóndilo bilateral, 2 cm distal al epicóndilo • Glúteo bilateral, en el cuadrante supero externo de la nalga • Trocánter mayor bilateral, posterior al trocánter • Rodilla bilateral, en la almohadilla grasa medial, proximal a la línea articular Los criterios de ACR tienen dos componentes 1. Dolor difuso de al menos tres meses de duración (dolor en el lado izquierdo del cuerpo más el lado derecho del cuerpo, más dolor por encima de la cintura, más dolor por debajo de la cintura más dolor axial; el dolor axial incluye dolor de la columna cervical o en la columna dorsal o en la columna lumbar o dolor en la pared torácica anterior). 2. Presencia de por lo menos 11 de los 18 puntos especificados con anterioridad. La presencia de un segundo proceso (AR y FM o artrosis y FM ) no excluye el diagnóstico de FM. Los diagnósticos diferenciales incluyen polimialgia reuRevista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 El tratamiento de la FM se basa en medidas no farmacológicas y farmacológicas. Las primeras incluyen técnicas de relajación, eutonia, terapias cognitivas, aqua gymm, natación, ejercicios de elongación y aeróbicos que han demostrado ser de relativa utilidad y coadyuvante del tratamiento farmacológico. Se debe minimizar el microtraumatismo muscular e insistir en los ejercicios de baja intensidad. Los fármacos más utilizados en el tratamiento de FM son los antidepresivos tricíclicos, relajantes musculares, inhibidores de recaptación de serotonina, anticonvulsivantes. En el siguiente texto se listan todos los fármacos. Fármacos utilizados en el tratamiento de la fibromialgia Fuerte evidencia de eficacia • Amitriptilina 25 a 50 mg por la noche (grado de recomendación A) • Ciclobenzaprina 10 a 30 mg por la noche (grado de recomendación A) Eficacia media • Tramadol 200 mg día • Fluoxetina 20 a 80 mg/día • Duloxetina/milnacipram • Pregabalina 150 a 450 mg/día • Gabapentin 11 Eficacia débil • Hormona de crecimiento • Tropisetron Sin evidencia de eficacia • Opioides • Daines • Melatonina • Corticoides • Benzodiazepinas Educación del paciente en relación a la naturaleza de la afección, terapias cognitivas, ejercicios aeróbicos (nivel de recomendación A). Recientemente, la pregabalina ha sido aprobada para el tratamiento de la FM por Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos de América. Sus efectos colaterales más frecuentes incluyen somnolencia y sensación de aturdimiento, especialmente en dosis altas (450 mg/día). Se recomienda iniciar con dosis de 75 a 150 mg/día para minimizar los efectos colaterales y aumentar la dosis diaria en forma progresiva. Es importante recordar que la adherencia al tratamiento a los 6 meses con cualquiera de los fármacos listados es del orden de 38 al 50%. Las causas más frecuentes de aban- 12 dono del tratamiento incluyen el desarrollo de efectos adversos y falta de eficacia terapéutica. En todos los casos se deberá diseñar un tratamiento “a medida de cada paciente”, existiendo casos en los cuales no se logra la mejoría clínica luego de la prescripción sucesiva de varios fármacos. Otras medidas terapéuticas de eficacia no comprobada son la inyección de anestésicos locales o corticoides en los puntos gatillo, terapia de relajación miofacial, manipulación quiropráctica y acupuntura. Siempre es de suma utilidad la evaluación multidisciplinaria que incluya un psicoterapeuta, reumatólogo y especialista en medicina física y rehabilitación. Bibliografía 1. Tratamiento racional de la fibromialgia Rheum. Dis Clin of North Am. Robert Bennett 157-172. 2. Martinez – Lavin M. Tratamiento de la disautonomía en la fibromialgia. Rheum Dis Clin North Am. 325-332. 3. Goldemberg D. Pharmacological treatment of fibromialgia and other chronic musculoskeletal pain. Best Practice & Research Clinical Rheumatology, 21:3, 499-511, 2007. 4. Lie D, et al. Am Fam Phys, July 15, 2007. 5. Wolfe F, Smythe HA, Yunus MB, Bennett R, Bombardier C, Goldemberg D, et al. The American College of Rheumatology 1990 criteria for the classification of fibromialgia: report of the multicenter criteria committee. Arthritis and Rheum 1990; 33: 160-72. [ artículo original ] Eritrosedimentación, leucopenia, linfopenia y anticuerpo anti-DNA nativo en lupus eritematoso sistémico. Asociación con actividad y daño orgánico Gustavo Cassano1, Susana Roverano1, Sergio Paira1, Raúl Chaparro del Moral2, Alejandra Barrionuevo2, Oscar Rillo2, Verónica Bellomio3, Eleonora Lucero3, Alberto Spindler3, Alberto Berman3 1 Sección Reumatología. Hospital J. M. Cullen Santa Fe. 2Servicio de Reumatología. Hospital Tornú. Cap. Federal. 3Servicio de Reumatología. Hospital Padilla. Tucumán. RESUMEN SUMMARY Introducción: La eritrosedimentación (VSG), la leucopenia, la linfopenia y los anticuerpos anti-DNA de doble cadena (anti-DNAn), se han asociado con la actividad del lupus eritematoso sistémico (LES). Su relación con el daño acumulado no es clara. Objetivo: Determinar si la elevación de la VSG, la leucopenia, la linfopenia y el anti-DNAn se relacionan con la actividad o el daño acumulado. Métodos: Se revisaron historias clinicas de pacientes con LES de tres centros de reumatología. Se registraron hemograma, VSG, anti DNAn y actividad del LES (SLEDAI) en la primera consulta, cada tres a seis meses y en caso de sospecha de activación. Se evaluó daño orgánico (SLICC/ACR), al primero, tercero, quinto y décimo año de seguimiento. Para analizar leucopenia y actividad de LES, se elaboró una escala sin leucopenia (SLEDAI-L). Los pacientes fueron distribuidos en cuatro grupos de acuerdo al promedio de VSG, leucocitos, linfocitos y clasificados como anti-DNAn positivos o negativos. La media del promedio del SLEDAI y del último SLICC/ACR fueron comparadas entre los grupos de VSG, recuento de linfocitos y entre pacientes anti-DNAn positivos o negativos. La media del promedio de SLEDAI-L y del último SLICC/ACR se compararon entre los grupos de leucocitos. Resultados: De 86 pacientes (75 mujeres, edad media 35,5 ± 10,8 años), 60% tuvieron VSG elevada leve, con un promedio de recuento de leucocitos y linfocitos normal de 92% y 65%, respectivamente, Background: Erythrocyte sedimentation rate (ESR), leukopenia, lymphopenia and anti-double stranded DNA antibodies (anti-dsDNA) have been associated with Systemic Lupus Erythematosus (SLE) activity. The relation of these values to the accumulated damage is not clear. Objetive: The aim was to determine whether the elevation in ESR, leukopenia, lymphopenia and anti-dsDNA antibody is related to SLE disease activity or to accrural damage. Methods: Clinical charts of patients with SLE were examined at three rheumatology centers. Hemogram, ESR, anti-dsDNA and SLE activity (SLEDAI) were recorded at the first visit, subsequently every 3 to 6 months and when disease activation was suspected. Organ damage (SLICC) was recorded at the first, third, fifth and tenth years. To analyze the relationship between leukopenia and SLE activity, an index without leukopenia was designed (SLEDAI-L). Patients were distributed into four groups depending on average ESR, leukocyte and lymphocyte count and classified as anti-dsDNA positive or negative. The mean of the SLEDAI average and of the last SLICC/ACR were compared among the ESR groups, lymphocyte-count groups and between anti-dsDNA positive and negative patients. The mean of SLEDAI-L average and of the last SLICC/ACR were compared among the leukocytes groups. Results: Of 86 SLE patients (75 women, mean age 35.5 ± 10.8 years), 60% had an ESR level mildly elevated, with normal average leukocyte and lymphocyte counts for 92% and 65% of the patients respectively while 58% were negative anti-dsDNA. Comparison of the mean for SLEDAI average and mean for SLICC/ACR for the ESR groups, lymphocite number groups and between anti-dsDNA posi- Correspondencia Sergio Paira. Crespo 2752. Santa Fe. Capital. Código Postal: 3000. Centro de realización: Sección Reumatología Hospital J M Cullen. Santa Fe. Dirección: Avenida Freyre 2150. Santa Fe. Capital CP: 3000. 14 y 58% fueron anti-DNAn negativo. La comparación de la media del promedio de SLEDAI y el promedio de SLICC/ACR entre los grupos de VSG, recuento de linfocitos y entre pacientes anti-DNAn positivo y negativo no mostró diferencias significativas, de la misma forma que la media de SLEDAI-L y de SLICC/ACR entre los grupos de recuento de leucocitos. Conclusión: El promedio de elevación de VSG, leucopenia y linfopenia y el anti-DNAn no mostraron asociación con la actividad o el daño acumulado por el LES. tive and anti-dsDNA negative patients did not show significant differences, which also applies to the mean of SLEDAI-L average and the mean of SLICC/ACR among the groups of leukocyte level. Conclusion: The average elevation of ESR, leukopenia and lymphopenia and anti-dsDNA antibody did not show association with activity or accumulated damage by SLE. Key words: SLE activity and damage, erythrocyte sedimentation rate, leukopenia, lymphopenia, anti-dsDNA. Palabras clave: LES actividad y daño, eritrosedimentación, leucopenia, linfopenia, anti-DNAn. Introducción El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune, multifactorial, crónica, de etiología desconocida, con manifestaciones clínicas y evolución muy variable. La mayoría de los pacientes presenta un patrón de evolución de tipo remitente-recidivante, caracterizado por períodos de exacerbación de la enfermedad, manifestadas como síntomas y/o signos clínicos con o sin anormalidades en el laboratorio. A pesar de que han sido validadas varias escalas para medir la actividad del LES como el SLEDAI (Systemic Lupus Erythematosus Activity Index), BILAG (British Isles Lupus Assessment Group), SLAM (Systemic Lupus Activity Measure), ECLAM (European Concensus Lupus Activity Measure), LAI (Lupus Activity Index) y que éstas han mostrado una buena correlación entre ellas1, todavía no existe un consenso para la definición de recaídas en LES. Petri y col. definieron recaída utilizando la escala de SLEDAI a un incremento de 3 puntos o más2. En cambio Gladman y col., propusieron un aumento de SLEDAI mayor de tres para reconocerlo3. Recientemente, se han comunicado criterios de respuesta para seis escalas aplicadas en la medición de actividad en LES, y un incremento >8 en el SLEDAI fue equivalente a un empeoramiento clínicamente significativo de la enfermedad3. En las últimas décadas, la mortalidad por el LES ha disminuido. En los pacientes con sobrevida mayor a 10 años, es poco probable que la muerte sea debido a la actividad de la enfermedad. Estudios previos han encontrado que la mortalidad en el LES sigue un patrón bimodal5,6. Con el curso del LES, el paciente sufre deterioro irreverRevista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 sible en diferentes sistemas no relacionado con inflamación activa, como consecuencia de la actividad de la enfermedad, su tratamiento y comorbilidades. Dicho compromiso se ha definido como daño orgánico y el SLICC/ACR ID (Systemic Lupus International Collaborating Clinics/American College of Rheumatology Damage Index) es una escala validada para su medición7. La elevación de la eritrosedimentación (VSG), la leucopenia, la linfopenia y el anticuerpo anti-DNA nativo (antiDNAn) se han vinculado con la actividad del LES8-16. Sin embargo, su relación con el daño acumulado por la enfermedad no es clara. Vila y col. comunicaron una fuerte asociación del grado de elevación de VSG, y el grado de linfopenia precoz (medida al inicio del seguimiento) con la actividad y el daño acumulado por el LES, utilizando escalas de SLAM-modificado y SLICC/ACR respectivamente14,15. Nuestro objetivo fue determinar si el grado de elevación de la VSG, de leucopenia, de linfopenia y el anticuerpo anti-DNAn se relacionan con la actividad y/o el daño acumulado por el LES. Material y métodos Entre diciembre de 2003 y abril de 2004 se revisaron las historias clínicas de 67 pacientes con diagnóstico de LES (criterios ACR 1982), de edad igual o mayor a 18 años y con tiempo de evolución y seguimiento de LES de al menos un año, y de 19 pacientes con tiempo de evolución y/o seguimiento menor a un año pertenecientes a tres centros de reumatología de Argentina. Se excluyeron pacientes con LES infectados y LES secundario a drogas. 15 Se revisaron los datos demográficos (edad y sexo). Se definió como tiempo de evolución del LES al tiempo entre la fecha que se cumplen cuatro criterios ACR para LES y la fecha del último control y tiempo de seguimiento del LES, al transcurrido entre la fecha de la primera y la última consulta. Además se estudiaron las formas clínicas de presentación y el tratamiento recibido durante toda la evolución del LES. Se registraron hemograma, VSG (Westergreen) y actividad del LES a través de la escala de SLEDAI al momento de la primera consulta, luego cada tres a seis meses y en caso de sospecha de activación. El anticuerpo anti-DNAn (Crithidia luciliae) se registró cada 6 meses y en caso de sospecha de activación. Se definió activación del LES a un incremento de SLEDAI mayor de 3 en relación con la última visita4. Se evaluó el daño orgánico por el LES a través de la escala SLICC/ACR, realizada al primero, tercero, quinto y décimo año de seguimiento7. Debido a que la leucopenia es uno de los parámetros evaluados en el SLEDAI, para analizar la relación entre el grado de leucopenia y la actividad del LES se elaboró una escala de SLEDAI en la cual se excluyó la variable leucopenia (SLEDAI-L). Para cada paciente, se calculó el promedio del recuento de leucocitos, de linfocitos y el promedio de VSG durante todo su seguimiento. Utilizando los puntos de corte del índice SLAM para la VSG y el recuento de linfocitos, se distribuyeron los pacientes en cuatro grupos. Se categorizaron según el promedio de VSG en normal: menor de 25 mm/h, elevación leve: 25-50 mm/h, elevación moderada: 51-75 mm/h y elevación severa: mayor de 75 mm/h; y según el promedio de recuento de linfocitos en normal: mayor de 1500/mm3, linfopenia leve: entre 1500 y 1000/ mm3, linfopenia moderada: entre 999-500/mm3 y linfopenia severa: menos de 500/mm3. Según el promedio del recuento de leucocitos, se clasificaron arbitrariamente en normal: mayor de 4000/mm3, leucopenia leve: entre 40003000/mm3, leucopenia moderada: entre 2999-1000/mm3 y leucopenia severa: menos de 1000/mm3. Según la presencia o no del anticuerpo anti-DNAn en algún momento de la evolución del LES, se clasificaron los pacientes en DNA positivo o DNA negativo. Para la comparación de los distintos grupos establecidos, se utilizó la media del promedio de los índices de SLEDAI y SLEDAI-L y la media del último índice SLICC/ ACR registrado en cada paciente. Se compararon así, la media del promedio de SLEDAI entre los cuatro grupos 16 de VSG, de recuento de linfocitos y entre pacientes DNA positivo y DNA negativo y la media del promedio de SLEDAI-L entre los cuatro grupos de leucocitos. Finalmente, se comparó la media del último SLICC/ ACR entre los cuatro grupos resultantes de VSG, de leucocitos, de linfocitos y entre pacientes DNA positivo y DNA negativo. Análisis estadístico: La edad de los pacientes se expresó como la media y su desvío estándar. Los tiempos de evolución y seguimiento de LES dada su gran dispersión se expresaron como mediana, indicando además mínimo y máximo. Para comparar los valores medios de SLEDAI, SLEDAI-L y SLICC/ACR entre los grupos, se emplearon técnicas de contraste de hipótesis y análisis de varianza. Debido a la desigualdad numérica observada entre los diferentes grupos, se realizó un muestreo al azar en aquellos que poseían mayor cantidad de pacientes, para trabajar con grupos más equilibrados. En todos los casos se verificaron los supuestos que sustentan las diferentes metodologías estadísticas paramétricas: normalidad (Kolmogorov-Smirnov) y homogeneidad de varianzas (Levene). En los casos que se verificaban, se utilizó para la comparación de dos grupos la prueba de t y para más de dos, ANOVA. Cuando no se verificaban los supuestos, se utilizaron las pruebas no paramétricas de Mann-Whitney y Kruskal-Wallis. El nivel de significancia adoptado fue α=0,05. El software utilizado fue SPSS 10.0 for Windows. Resultados Se evaluaron 86 pacientes, 75 mujeres y 11 hombres, con una edad media de 35,5 ± 10,8 años. La mediana del tiempo de evolución y de seguimiento del LES fue de 42 meses y 32 meses, respectivamente, con un valor mínimo de 2 meses y máximo de 232 meses para ambos. Los 19 pacientes que tuvieron un tiempo de evolución y/o seguimiento menor a un año, tenían al menos 6 meses de tiempo de inicio de los síntomas de LES, por lo cual fueron incluidos en el análisis de daño orgánico aplicando la escala SLICC/ACR en la última visita disponible. El compromiso de varios sistemas fue la forma más frecuente de presentación del LES (43%) (Gráfico 1). Las drogas específicas indicadas por los distintos centros se señalan en el Gráfico 2. De ellas las más utilizadas fueron los glucocorticoides orales (88%) y los antipalúdicos (76%). La ciclofosfamida se utilizó por vía endovenosa y oral (31% y 3%, respectivamente). La azatioprina se indicó en un 13% de los pacientes. También se utilizaron otras drogas tales como micofenolato mofetil (2%), gammaglobulina (2%), colchicina (2%), metotrexato (14%), leflunamida (1%), siendo la aspirina la más utilizada (16%). Se observó el promedio de VSG categorizado según su grado de elevación, destacándose el 60% de los pacientes con un promedio de VSG calificado como elevado leve, 21% elevado moderado, 5% elevado severo, mientras que el 12% tuvo un promedio normal. El promedio del recuento de leucocitos fue normal en un 92% de los pacientes. El 65% de los pacientes estudiados tuvieron un promedio de recuento de linfocitos normal y sólo el 1% presentó una linfopenia severa. Se observó un promedio de linfopenia leve y moderado en un 20% y 8%, respectivamente. En el análisis del anticuerpo anti-DNAn, hubo un leve predominio de los pacientes anti-DNAn negativo (58%). No se encontraron diferencias significativas al comparar la media del promedio SLEDAI (p = 0,805) y la media de SLICC/ACR (p = 0,244) entre los cuatro grupos de VSG (Tabla 1). Cuando se compararon dichas medias entre los cuatro grupos de pacientes que se determinaban mediante el número de linfocitos no se detectó diferencias estadísticamente significativas en la media del SLICC/ACR (p = 0,328), ni en la media del promedio de SLEDAI (p = 0,091) (Tabla 2). Cuando se compararon la media del promedio de SLEDAI-L y la media de SLICC/ACR entre los cuatro grupos de pacientes según su nivel de leucocitos tampoco se encontraron diferencias significativas (p = 0,132 y p = 0,454 respectivamente) (Tabla 3). Ni la actividad promedio (SLEDAI) ni el daño orgánico (SLICC/ACR) asociado al LES difirieron significativamente entre pacientes DNA positivo y DNA negativo (p = 0,386 y 0,644, respectivamente) (Tabla 4). Gráfico 1. Formas de presentación. Gráfico 2. DAINES: drogas antiinflamatorias no esteroides. VO: vía oral. EV: vía endovenosa. Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 17 VSG p* < 25 25-50 51-75 < 75 10 52 18 4 SLEDAI media ± DE mediana (mín-máx) 4,8 ± 3,3 3,3 (1,67-10,67) 4,7 ± 3,7 3,8 (0-20) 6±4 5,3 (1-16) 3,7 ± 1,7 3,2 (2,21-6,17) 0,805 SLICC/ACR media ± DE mediana (mín-máx) 0,5 ± 1,1 0,0 (0-3) 0,85 ± 1,4 0,0 (0-6) 1,7 ± 1,2 2,00 (0-4) 1,7 ± 0,9 1,5 (1-3) 0,244 n p*: valor p de ANOVA sobre muestreo de grupos numerosos (10-13-9-4). VSG: eritrosedimentación. n: tamaño muestral. DE: desvío estándar. mín: mínimo. máx: máximo. SLEDAI (Systemic Lupus Erythematosus Disease Activity Index) SLICC/ACR (Systemic Lupus International Collaborating Clinics/American College of Rheumatology) Tabla 1. SLEDAI y SLICC/ACR entre grupos de eritrosedimentación. LINFOCITOS p* < 500 500-999 1000-1500 > 1500 n 1 7 17 56 SLEDAI media ± DE mediana (mín-máx) 5 6,6 ± 3,5 6,2 (2,5-13) 3,4 ± 3,5 2,9 (0-10,33) 5,1 ± 3,7 4,1 (0,64-20) 0,091 SLICC/ACR media ± DE mediana (mín-máx) 1 0,28 ± 0,5 1,2 ± 1,77 0.00 0,5 (0-1) (0-6) 1,07 ± 1,3 1,00 (0-5) 0,398 18 p* 2999-3000 3999-4000 > 4000 1 4 79 SLEDAI-L media ± DE mediana (mín-máx) 0,79 7,31 ± 4,40 7,29 (2,67-12) 4,90 ± 3,6 4,00 (0-20) 0,132 SLICC/ACR media (± DE) mediana (mín-máx) 1 0 1,00 ± 1,35 1,00 (0-6) 0,454 n p*: valor p de ANOVA sobre muestreo de grupos numerosos (7-11-11) n: tamaño muestral. DE: desvío estándar. mín: mínimo. máx: máximo SLEDAI (Systemic Lupus Erythematosus Disease Activity Index) SLICC/ACR (Systemic Lupus International Collaborating Clinics/ American College of Rheumatology) Tabla 2. SLEDAI y SLICC/ACR entre grupos de linfocitos. LEUCOCITOS p*: valor p de prueba t o Mann-Whitney sobre muestreo de grupos numerosos (4-10). n: tamaño muestral. DE: desvío estándar. mín: mínimo. máx: máximo SLEDAI (Systemic Lupus Erythematosus Disease Activity Index) SLICC/ACR (Systemic Lupus International Collaborating Clinics/ American College of Rheumatology) Tabla 3. SLEDAI-L y SLICC/ACR entre grupos de leucocitos. DNAn p* Negativo Positivo 50 34 SLEDAI media ± DE mediana (mín-máx) 5,3 ± 3,9 4,24 (0,3-20) 4,56 ± 3,35 3,50 (0-13) 0,386 SLICC/ACR media ± DE mediana (mín-máx) 0,98 ± 1,31 0,00 (0-5) 1,11 ± 1,36 1,00 (0-6) 0,644 n p*: valor p de prueba t o Mann-Whitney DNAn: anticuerpo anti-DNA nativo. n: tamaño muestral. DE:desvío estándar. mín: mínimo. máx: máximo. SLEDAI (Systemic Lupus Erythematosus Disease Activity Index) SLICC/ACR (Systemic Lupus International Collaborating Clinics/ American College of Rheumatology) Tabla 4. SLEDAI y SLICC/ACR entre pacientes DNA positivos y DNA negativos. Discusión En las últimas cuatro décadas hubo una disminución de la mortalidad en los pacientes con LES17,18. El manejo de los mismos en la actualidad está dirigido no sólo a prevenir la muerte, sino también a reducir su morbilidad resultante de la actividad de la enfermedad o su terapéutica. De allí que, el monitoreo cercano de la actividad del LES, su daño acumulado y el estado de salud sean las tres herramientas fundamentales para el pronóstico de estos pacientes. Las alteraciones del laboratorio pueden preceder a la activación clínica en un elevado porcentaje de los casos. Varios autores han encontrado que modificaciones en el hematocrito, el complemento y al anticuerpo anti-DNAn pueden preceder a los síntomas de activación entre 3 meses y dos años10,19. Por lo tanto, además del seguimiento clínico, un buen control de laboratorio sería necesario para un correcto monitoreo de la actividad de la enfermedad. Vila y col. comunicaron una fuerte asociación entre la elevación leve, moderada y severa de la VSG y de la linfopenia moderada y severa medida al inicio del seguimiento Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 con la actividad del LES en un análisis de cortes transversales de 450 y 505 pacientes respectivamente14,15. El aumento de la VSG al inicio del seguimiento se ha correlacionado con el número de recaídas dentro del primer año. Otros autores observaron aumento significativo de la misma en el momento de la recaída8,10. Este estudio no pudo demostrar ninguna asociación del incremento promedio de la VSG ni del promedio de linfopenia y leucopenia ni del anticuerpo anti-DNAn con la actividad del LES medida como un promedio de SLEDAI en toda su evolución. La linfopenia también ha sido relacionada con la actividad de la enfermedad. Un número de linfocitos menor de 1000 estuvo asociado a recaídas con compromiso neurológico central y de serosas, como también a mayor número de recaídas al primer año de seguimiento8,10,13. La relación entre el anticuerpo anti-DNAn y la actividad del LES también ha sido demostrada8-12,14,16,22-24, inclusive entre sus isotipos IgG e IgM con recaídas renales y cutáneas respectivamente25. La elevación del anticuerpo anti-DNAn precedió en un porcentaje elevado a la activación del LES12,16, y triplicó el riesgo de recaída en pacientes asintomáticos9. En un análisis discriminado por grupo étnico, el anticuerpo anti-DNAn fue predictor de actividad en la raza hispana27. Se han intentado determinar factores predictores genéticos, demográficos, clínicos y de laboratorio para el daño acumulado en LES. Únicamente Zonana-Nacach y col. encontraron un porcentaje mayor de anticuerpo anti-DNAn en los pacientes con daño orgánico28, mientras que Yee y col. sólo hallaron una tendencia de asociación en el análisis univariado29. Vila y col. concluyeron que tanto una elevación de la VSG moderada y severa como la linfopenia precoz moderada y severa se asociaron a mayor daño orgánico por el LES14,15. 19 Nuestro estudio no demostró asociación entre el nivel de VSG promedio, el grado promedio de leucopenia y linfopenia ni de la presencia de anticuerpo anti-DNAn con el daño acumulado por el LES. En conclusión, el promedio de elevación de VSG, de leucopenia y de linfopenia y el anti-DNAn no mostraron asociación con la actividad ni el daño acumulado por el LES. Probablemente, el tamaño de esta muestra, el elevado número de pacientes dentro de los grupos normales de recuento de leucocitos y linfocitos, y el tratamiento de los pacientes sean las limitaciones del presente estudio. Además, la falta de escalas validadas para medición de actividad del LES en los trabajos más antiguos, las diferentes definiciones de recaídas empleadas por los distintos autores, la determinación del anticuerpo anti-DNAn por medio de distintas pruebas de laboratorio y las diferencias en el diseño de los ensayos dificultan la comparación entre las series. Bibliografía 1. Ward MM, Marx AS, Barry NN. Comparison of the validity and sensitivity to change of 5 activity indices in Systemic Lupus Erythematosus. J. Rheumatol 2000; 27: 664-670. 2. Petri M, Genovese M, Engle E, et al. Definition, incidence, and clinical description of flare in Systemic Lupus Erythematosus. Arthritis Rheum. 1991; 34 (8): 937-944. 3. Gladman DD, Urowitz MB, Kagal A, et al. Accurately describing changes in disease activity in Systemic Lupus Erythematosus. J. Rheumatol 2000; 27: 377-379. 4. American College of Rheumatology Ad Hoc Committee on Systemic Lupus Erythematosus Response Criteria. The American College Of Rheumatology Criteria for Systemic Lupus Erythematosus Clinical Trials. Arthritis Rheum. 2004; 50 (11): 3418-3426. 5. Urowitz MB, Bookman AAM, Koehler BE, et al. The bimodal mortality pattern of systemic lupus erythematosus. Am. J. Med. 1976; 60: 221-225. 6. Rubin LA, Urowitz MB, Gladman DD, et al. Mortality in systemic lupus erythematosus: the bimodal pattern revisited. Q J Med. 1985; 55: 87-98. 7. Gladman D, Ginzler E, Goldsmith CH, Fortin P, et al. The development and initial validation of the Systemic Lupus International Collaborating Clinics/American College of Rheumatology Damage Index for Systemic Lupus Erythematosus. Arthritis Rheum. 1996; 39 (3): 363-369. 8. Mirzayan MJ, Schmidt RE, Witte T. Prognostic parameters for flare in systemic lupus erythematosus. Rheumatology 2000; 39: 1316-1319. 9. Zonana-Nacach A, Salas M, Sanchez ML, et al. Measurement of clinical activity of systemic lupus erythematosus and laboratory abnormalities: a 12-month prospective study. J. Rheumatol. 1995; 22: 45-49. 20 10. Esdaile JM, Abrahamowicz M, Joseph L, et al. Laboratory tests as predictors of disease exacerbations in systemic lupus erythematosus. Why some tests fail. Artritis Rheum. 1996; 39 (3): 370-378. 11. Ho A, Magder LS, Barr SG, et al. Decreases in anti-doublestranded DNA levels are associated with concurrent flares in patients with systemic lupus erythematosus. Arthritis Rheum. 2001; 44 (10): 2342-2349. 12. Swaak AJ, Groenwold J, Bronsveld W. Predictive value of complement profiles and anti-dsDNA in systemic lupus erythematosus. Ann. Rheum. Dis. 1986; 45: 359-366. 13. Rivero SJ, Díaz-Jouanen E, Alarcón-Segovia D. Lymphopenia in systemic lupus erythematosus. Clinical, diagnostic, and prognostic significance. Arthritis Rheum. 1978; 21 (3): 295-305. 14. Vila LM, Alarcon GS, Mc Gwin G Jr, et al. 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Yee CS, Hussein H, Skan J, Bowman S, et al. Association of damage with autoantibody profile. Age, sex and disease duration in systemic lupus erythematosus. Rheumatology 2003; 42: 276-279. Agradecimientos Elena Carrera, Liliana Contini y Mauro Colombini. Unidad de Biometría de la Facultad de Ciencias Bioquímicas Santa Fe. 21 [ artículo original ] Hallazgos clínicos y radiográficos de la articulación temporomandibular en pacientes con artritis reumatoidea A. E. Bono1, G. Rodríguez2, M. C. Musumeci3, J. A. Learreta4, J. C. Marcos5 Odontóloga. Especialista en Ortodoncia. Doctorado Facultad de Odontología U.N.L.P. 2Médica del Servicio de Reumatología del H.I.G.A.La Plata. 3Jefa del Departamento de Artritis Reumatoidea del H.I.G.A. La Plata. 4Odontólogo. Especialista en Ortodoncia. Director de la Sección Latinoamericana de la American Accademy of Craniofacial Pain, Director del Departamento de ATM de la Sociedad Argentina de Ortodoncia. 5 Jefe del Servicio de Reumatología de H.I.G.A. La Plata. Profesor de Reumatología de la U.N.L.P. 1 RESUMEN SUMMARY La Artritis Reumatoidea suele comprometer, en su curso a la Articulación Temporomandibular. El presente trabajo muestra los hallazgos encontrados al explorar 118 articulaciones temporomandibulares, obteniendo signosintomatología de cada paciente, imágenes radiográficas de manos y de la articulación mencionada, interrelacionando estos datos con la eritrosedimentación (ERS), HAQ y el DAS 28. Over the course of rheumatoid arthritis, the disease usually involves the temporomandibular joint. This article presents the findings during examination of 118 temporomadibular joints (TMJ), including a description of signs and symptoms, radiological findings in hands and temporomandibular joints, and correlational analyses of these findings with erythrocyte sedimentation rate (ESR), HAQ and Das28. Palabras clave: disfunción temporomandibular, artritis reumatoidea. Key words: temporomandibular dysfunction, rheumatoid arthritis. Introducción La Artritis Reumatoidea (AR) es una enfermedad autoinmune sistémica caracterizada por inflamación crónica de la membrana sinovial en las articulaciones afectadas, que se manifiesta por tumefacción dolorosa de las mismas, disminución de la movilidad y daño permanente del cartílago y hueso1. Afecta articulaciones diartrodiales y es la enfermedad sistémica que más frecuentemente compromete la articulación temporomandibular (ATM)2-5. La articulación temporomandibular es una articulación diartrodial que interviene en funciones vitales como lo son la masticación y el habla. Correspondencia Andrea Bono andreabono@speedy.com.ar 24 Está compuesta por dos superficies óseas y un disco fibrocartilaginoso. Durante el movimiento de apertura y cierre de la articulación, el disco debe encontrarse siempre interpuesto entre el cóndilo mandibular y el temporal evitando así el rozamiento de ambas superficies. La alteración de esta condición es una de las causas de la disfunción de la ATM. La prevalencia de la afectación de la ATM en la AR es variable según los autores: Según Laffón Roca5, el 55% de los pacientes presentan manifestaciones y el 78% tienen alteración estructural según distintas técnicas de imagen. Para Yoshida6, desde el 4,4% al 84% tiene afectada la ATM. Larheim y col.7 reportaron un 5% de compromiso de la ATM en pacientes con AR, Ogus8 encontró un 61% de afectación en pacientes sintomáticos. Para Helenius11 y Tagelberg12, existe un 27% de afectación radiológica de la ATM en AR. Los estudios realizados por Helenius y col.9 con antígenos de histocompatibilidad demostraron que el HLADRB1-01 se asoció en forma significativa con las lesiones destructivas en la ATM. El mismo autor describe como síntomas locales predominantes dolor y dificultad para la apertura por disminución del movimiento de traslación del cóndilo9. La correlación clínico-radiológica de la ATM en los pacientes con AR ha sido ampliamente descrita. Angyal10 observó que, previo al desarrollo de síntomas y signos, se encontraba evidencia radiográfica de lesión en la ATM. En nuestra revisión de la literatura, hemos encontrado trabajos que interrelacionan los hallazgos clínicos y radiográficos de la ATM en pacientes con AR, pero no hemos hallado la correlación con reactantes de fase aguda, actividad de la enfermedad, capacidad funcional, altura facial inferior y apertura bucal máxima. Objetivo Evaluar en pacientes con AR los síntomas y signos clínicos de la ATM desde el punto de vista odontológico y reumatológico, estableciendo su correlación con los hallazgos radiológicos e índices de actividad y capacidad funcional. Exclusión: • No poseer otra enfermedad inmunológica, como fibromialgia, espondilitis anquilosante o artritis reumatoidea juvenil, al menos en el momento del examen clínico y/o radiográfico. B. Estudio clínico La edad promedio de la muestra fue de 45 años, con un rango entre 24 y 74 años. El promedio de duración de la enfermedad fue de 10,5 años con un rango de 2 a 39 años. Los pacientes fueron examinados en forma conjunta por un médico reumatólogo y un odontólogo. Fueron descritas 118 ATM consideradas en forma unilateral, dos por cada paciente. Se evaluó al sistema estomatognático. El mismo se define como una unidad morfofuncional integrada y coordinada, constituida por el conjunto de estructuras músculoesqueléticas, vasculares, nerviosas, glandulares y dentales, organizadas alrededor de las articulaciones óseas (occípito-atloidea, atlo-axoidea, vértebro-vertebrales cervicales, témporo-mandibulares), dento-dentales en oclusión y dento-alveolares. En la evaluación odontológica de este sistema fueron incluidos los siguientes ítems, según la Tabla 1: Área evaluada Signos a encontrar A consecuencia de: I-Músculos masticadores, elevadores y depresores Dolor espontáneo y/o palpación Espasmos o fibromialgias II-Oído Acúfenos o dolor Retroposición condilar III-Apertura bucal Bloqueo o disminución Trismus, Luxaciones discales, etc IV-Altura facial inferior Disminución Reabsorción superior de la superficie condilar V-Articulación temporomandibular Crepitaciones Subluxaciones, erosiones, etc VI-Articulación temporomandibular Clicks Luxación de disco articular, problemas en ligamentos, etc Material y métodos A. Pacientes Fueron incluidos en forma prospectiva cincuenta y nueve pacientes consecutivos (45 mujeres y 14 varones) asistidos en el Servicio de Reumatología del Hospital San Martín de La Plata que cumplieron con los criterios para AR del American College of Rheumatology (ACR), durante los meses de marzo y diciembre de 2005. Los pacientes fueron informados del estudio a realizar por medio de un Consentimiento Informado, el cual respetaba las normas de Helsinki y de las buenas prácticas médicas, tomando en consideración los siguientes factores de inclusión y exclusión. Inclusión: • Padecer de AR, diagnosticada por medio de un médico especialista. • Entender los procedimientos de este estudio. • Ser mayor de 18 años. Tabla 1. Área de evaluación. Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 25 I) Puntos dolorosos vinculados con la ATM: Dolor espontáneo, a la palpación, durante la masticación, dolor facial en zona de músculos maseteros, supraescapular, retroorbitario y cervical. Las variaciones de posición del cóndilo que producen el acercamiento de las inserciones y la contracción muscular sostenida con compromiso del flujo sanguíneo, se acompañan de dolor de tipo isquémico, y por sinergismo originan alteración en el sistema osteotendinoso contiguo, según estudios de Travell & Simmons13. II) Acúfenos y dolor de oído Estos síntomas son debidos a la contigüidad existente entre el oído medio, la ATM, y la inserción del ligamento bilaminar posterior (fascículo superior) en la cisura petrotimpánica. III) Apertura bucal máxima Su rango normal es de 40 a 45 mm, medida desde el borde incisal de los incisivos inferiores al borde incisal de los incisivos superiores. IV) Altura facial inferior (AFAI) Es la distancia entre la punta de la nariz y el mentón blando, cuyo rango normal es de 75 mm. V) Crepitaciones Son los ruidos óseos producidos por la subluxación del cóndilo mandibular cuando se traslada por delante del cóndilo temporal. La reabsorción de la cabeza del cóndilo puede dar la misma signosintomatología. VI) Clicks Son los ruidos producidos por los tejidos blandos durante el movimiento de apertura, como el del disco articular cuando se encuentra luxado lateral y/o sagitalmente. La evaluación desde el punto de vista médico, incluyó: • Medición de la capacidad funcional por medio del Stanford Health Assessment Questionnaire (HAQ)14, que evalúa la capacidad para desempeñar las actividades de la vida diaria durante la semana anterior a la entrevista. También consigna la necesidad de ayuda, ya sea de otra persona o por medio del uso de elementos específicos para el desempeño de dichas actividades. Los resultados obtenidos, se expresan del siguiente modo: 0: Sin ninguna dificultad. 1: Con alguna dificultad. 26 2: Con mucha dificultad. 3: Incapacidad para el desempeño. El resultado final varía entre 0,25 considerado buena capacidad funcional hasta 1,25 que refleja enfermedad severa. Este cuestionario fue utilizado en la visita inicial. • Medición de la actividad de la enfermedad. Se utilizó el Disease Activity Store (DAS 28)15,16, que es un índice validado de actividad de la enfermedad que toma en cuenta los siguientes parámetros: recuento de articulaciones tumefactas y sensibles, escala visual análoga graduada de 0 a 100 y valor de eritrosedimentación. Los resultados finales correlacionados darán un valor entre 0 y 9,4, considerándose si es menor o igual de 2,6 como remisión17, hasta 3,2 baja actividad, entre 3,2 y 5,1 actividad moderada y mayor de 5,1 alta actividad de la enfermedad. Esta medición se realizó en la visita inicial. • Análisis serológico. Se evaluó la eritrosedimentación (ERS) como índice de actividad de la enfermedad considerándose valores normales hasta 20 mm en el hombre y 30 en la mujer. C. Examen radiológico 1. Articulación temporomandibular Las radiografías de ambas ATM fueron solicitadas al Servicio de Radiología del Hospital San Martín de La Plata con la misma técnica y efectuadas por el mismo operador en diagnóstico por imágenes. Se realizaron 2 incidencias por ATM: con boca abierta y en oclusión máxima. Para su evaluación se utilizó el método de Rohlin & Petersson18, modificado de Larsen, que categoriza la ATM según el grado de erosión presente. • Grado 0= Condiciones normales: Buena definición del contorno condilar y glenoidea con cortical convexa. • Grado 1= Pequeña anormalidad: cambios menores como osteofitos, aplastamiento y esclerosis. En este grado también se encuadran los hallazgos considerados como inciertos. • Grado 2= Anormalidad temprana definida: Cambios menores definidos como erosiones y quistes. • Grado 3= Anormalidad destructiva moderada: Erosiones y cambios locales en alguno de los componentes mandibulares temporales, como también del tubérculo articular. Disminución del espacio para el disco articular, erosión superior marcada de la cabeza de cóndilo, retroposición condilar (Figura 1). • Grado 5= Anquilosis ósea, sin contorno conservado. Cavidad Glenoidea Cóndilo Mandibular D. Análisis estadístico Se utilizaron medidas de tendencia central, como la media, para el análisis estadístico descriptivo de nuestra población20. Se calcularon los porcentajes de cada variable estudiada. Se correlacionaron los datos radiográficos de Rohlin y Petersson con el Índice de Larsen, ERS, HAQ, DAS 28 y duración de la enfermedad (Tabla 3). La cuantificación de la fuerza de la relación lineal entre dos variables cuantitativas se estableció por medio del coeficiente de correlación de Pearson21. Resultados Figura 1. Imagen de ATM con erosiones marcadas, disminución del espacio para el disco articular, anteposición condilar. Grado 3. • Grado 4= Anormalidad destructiva severa: Erosiones extensas del cóndilo y del temporal, con extensión media y lateral. • Grado 5= Anormalidades mutilantes: Erosión total del cóndilo con desaparición de las superficies articulares y anquilosis. 2. Manos Se solicitaron placas radiográficas comparativas de ambas manos. Se utilizó el método de Larsen19 para su evaluación radiográfica. Este incluye la evaluación de la 2da, 3ra, 4ta y 5ta articulación metacarpofalángica, 2da, 3ra, 4ta y 5ta interfalángica proximal y el carpo, considerado en cuatro sectores, dos superiores y dos inferiores. A cada articulación se le otorgó un valor según las alteraciones presentes y con la suma se obtuvo el valor total de cada mano. Los grados de Larsen son los siguientes: • Grado 0= Contorno intacto articular y espacio interarticular correcto. • Grado 1= Erosiones leves menores a 1 mm y leve reducción del espacio articular, osteoporosis yuxtaarticular, o tumefacción de tejidos blandos. • Grado 2= Reducción del espacio articular menor del 50%, con articulación íntegra y erosión mayor de 1 mm. • Grado 3= Reducción del espacio articular mayor del 50% y erosión marcada. • Grado 4= Anquilosis ósea con perfil óseo al menos en parte conservado. Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 Las articulaciones comprometidas se clasificaron de acuerdo a la duración de la enfermedad en cada paciente con el siguiente resultado: • Entre 1 y 10 años: 68 articulaciones • Entre 10 y 20 años: 24 articulaciones • Entre 20 y 30 años: 18 articulaciones • Más de 30 años: 6 articulaciones En relación a los puntos dolorosos vinculados con la ATM se obtuvieron los siguientes datos (Tabla 2). De 118 articulaciones exploradas 46 presentaban dolor espontáneo (38,98%). Evaluado el dolor a la palpación en las ATM hubo sintomatología en 99/118 (83,89%) y durante la masticación en 103/118 (87,28%) (Figura 2). El 48% de los pacientes manifestó dolor facial, supraescapular, retroorbitario y/o cervical. En la entrevista inicial, 22% de los pacientes manifestaron acúfenos y dolor de oído. Durante el examen físico encontramos que la apertura Puntos dolorosos N % Dolor espontáneo 46 38,98 Dolor a la palpación 99 83,89 Dolor a la masticación 103 87,28 Dolor facial, supraescapular, retroorbitario y/o cervical 56 48 Acúfenos, dolor oído 25 22 Tabla 2. Distribución de los síntomas hallados en la población estudiada. 27 Puntos dolorosos vinculados a la ATM Distribución de ATM y HAQ Figura 3. Distribución entre erosiones de ATM y valores de HAQ (r=0,17). Figura 2. Frecuencia de distribución de puntos dolorosos vinculados a la ATM. bucal, cuyo rango normal es de 40 mm, estaba disminuida en 75% de los pacientes (entre 30 y 40 mm), y bloqueada en 13% de la muestra (menos de 30 mm). La AFAI se encontró disminuida en 51 pacientes 86,4%, (51/59). Los ruidos se presentaron en más de la mitad de las articulaciones, como crepitaciones en 78/118 (65,21%) y clicks 65/118 (54,34%). La duración en años de la enfermedad se asoció en forma altamente significativa con las erosiones en la ATM. La prevalencia de erosiones encontradas en las articulaciones fue del 66,86% (80/118). En nuestro estudio observacional, los resultados en ATM no correlacionaron con la capacidad funcional (HAQ) ni con enfermedad activa (DAS 28), indicando esto que las lesiones que se encuentran en las ATM no guardan correlación con la actividad de la enfermedad, pudiendo la AR estar atravesando un estadio agudo y las ATM tener su afectación en mayor o menor grado (Figuras 3 y 4). Al momento de nuestro estudio 44/59 (74,59%) pacientes presentaban ERS acelerada. El rango encontrado fue de 5 mm - 94 mm. Los trabajos de Scutellari y col.21 describen, que la afec28 tación de la ATM en AR es bilateral; nosotros también encontramos el daño en ambos lados, pero el 52,32% se hallaba en diferente período evolutivo, y de este grupo el 49,15% no poseían adecuado soporte dentario. Se encontró una asociación altamente significativa entre los scores radiográficos de Larsen y Rohlin & Petersson r=0,67 (Tabla 3). Discusión En nuestro conocimiento, éste es el primer estudio que investiga los hallazgos clínicos y radiográficos para interrelacionarlos con los valores serológicos, HAQ y DAS 28. ATM LARSEN ERS HAQ DAS 28 DURAC. Coeficiente de correlación (r) 0,67 0,20 0,17 0,11 0,38 Significación estadística A.S. No S. No S. No S. No S. Tabla 3. Valores del coeficiente de correlación (r) y su significación estadística. AS: Altamente significativo. No S: No significativo. Distribución de ATM y DAS 28 Figura 4. Distribución entre erosiones de ATM y DAS 28 (r=0,11). La apertura bucal máxima se encontró disminuida en nuestro estudio en 42,5% de la muestra, coincidiendo con los hallazgos de Angyal10. La actividad de la enfermedad medida por DAS 28 y ERS no correlacionó con el daño óseo. Esto se relaciona con lo reportado por Klippel22, según cuyo concepto la lesión articular comienza entre el primer y segundo año de la enfermedad, y aún cuando la sinovitis tiende a seguir un patrón fluctuante el daño estructural progresa en función lineal. Nuestra investigación incluyó las dos ATM, obteniendo un total de 118 articulaciones, como lo realizara el estudio de Nordhal y col23. Dichos autores utilizaron para su evaluación radiográfica las mismas técnicas que en el presente estudio y obtuvieron una correlación positiva entre la destrucción ósea y el tiempo de evolución de la AR, coincidiendo con nuestros hallazgos; no así su relación con la proteína C reactiva (PCR), dado que en el estudio mencionado existió una correlación positiva con la destrucción ósea en ATM y en el presente trabajo ambas variables se comportaron de manera independiente. Por otra parte Voog U y col. encontraron una correlación entre el daño radiológico y la PCR, no así con ERS24. El estudio realizado por Goupille y col.25 describe que la única lesión específica de la ATM son las erosiones y quistes óseos del cóndilo mandibular y que la intensidad Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 de destrucción de la ATM en la AR se correlaciona con la severidad de la enfermedad. En nuestro estudio, observamos que existe una correlación entre el daño óseo y el tiempo de evolución de la AR, siendo ésta una consecuencia directa de la evolución de la enfermedad agravado por el hecho de que la ATM es una articulación que el paciente no puede poner en reposo dado su compromiso en funciones vitales tales como la masticación y el habla. Los ruidos se presentaron en más de la mitad de las articulaciones: crepitaciones 78/118 (65,21%) y clicks 65/118 (54,34%), porcentajes mayores a los reportados por Koh y col.26, que encontraron 21,3% y 27,5% respectivamente. Sobre una muestra de 22.720 pacientes con AR, Wolfe27 encontró un 18,7% de dolor en el maxilar inferior en pacientes con AR, considerando que esto condiciona una disminución en la calidad de vida. Kallenberg y col.28 evaluaron síntomas del sistema masticatorio en pacientes con AR y en pacientes sin AR con trastornos de la ATM; los pacientes con AR reportaron dolor en el sistema masticatorio en los momentos agudos de la enfermedad, mientras que en los pacientes con trastornos en la ATM los síntomas aumentaban cuando se presentaban en conjunto con bruxismo, stress, ansiedad y/o apretamiento dentario. El estudio de Mercado y cols29, correlacionó a 1.412 pacientes con AR y su estado periodontal, teniendo como resultado que los pacientes con enfermedad periodontal moderada o severa pueden tener alto riesgo de padecer AR o viceversa. Por mecanismos inflamatorios ambas condiciones son manifestaciones del resultado de disbalances entre citoquinas proinflamatorias y antiinflamatorias (Bartold y col30). La falta de adecuado soporte dentario, es decir, la ausencia de piezas dentarias, toma un rol fundamental en el desarrollo de las erosiones ya que permite mayor contacto entre el cóndilo y la cavidad glenoidea. Esto fue descrito por Kopp y col31 que encontraron correlación significativa entre la esclerosis subcortical y la cantidad de piezas molares que ocluyen. Conclusiones En resumen, encontramos una correlación positiva entre los síntomas del sistema estomatognático y las erosiones en la ATM. Es de esperar que la persistencia de la sintomatología se asocie con mayor lesión ósea. 29 La detección precoz de los signos de afectación de la misma debería realizarse sistemáticamente dado que la sintomatología clínica, que frecuentemente es atribuida a contractura muscular, puede tener su fuente de origen en la ATM. Worth y col32 han descrito la necesidad de realizar el diagnóstico diferencial con el síndrome fibromiálgico en estos pacientes. Mantener un adecuado soporte dentario podría evitar un factor agravante en el daño progresivo de las ATM durante el curso de la enfermedad. El trabajo conjunto entre reumatólogo y odontólogo permitirá un diagnóstico precoz y oportuno de esta patología para plantear estrategias combinadas de tratamiento con el objeto de minimizar el daño en una articulación tan importante cuya función se relaciona con actividades indispensables para la vida humana. Bibliografía 1. Keystone EC. Reumathoid Arthritis: from hypotesis to the clinic. Oxford University, 2005:1-3. 2. Palatnik S. Artritis Reumatoidea, en: Actualización en Reumatología: Gutfraind E, Strusberg A, Strsberg I, Marcos JC, ed MC, 2003;51-70. 3. Atsu SS, Ayhan-Ardic F. Temporomandibular disorders seen in rheumatology practices:a review. Rheumatol Int 2006 Jan; 26:1-7. 4. 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Maldonado Cocco Sección Reumatología, Instituto de Rehabilitación Psicofísica y Fundación Reumatológica Argentina. Buenos Aires. Argentina. RESUMEN SUMMARY Introducción y objetivo: Determinar la proporción de pacientes que presentan indicación de tratamiento con terapia biológica y comparar las características demográficas y clínicas de los pacientes con y sin indicación y entre aquellos que reciben o no dicho tratamiento. Material y métodos: Se incluyeron pacientes consecutivos con diagnóstico de AR (ACR`87) y EASN (criterios europeos). Se recolectaron datos demográficos, socioeconómicos, clínicos, laboratorio. Se evaluó si los pacientes presentaban indicación de tratamiento con agentes anti-TNF, de acuerdo a guías de tratamiento (ASAS 2003 y SAR 2004) y/u opinión del evaluador. En pacientes con indicación y que no reciben actualmente se consignaron las causas de la misma. Resultados: Se incluyeron 200 pacientes, 182 AR y 18 EASN. De los 182 pacientes, el 44,5% presentan indicación de terapia biológica por guías de tratamiento y el 44% por opinión del evaluador. El 11% recibe actualmente tratamiento anti-TNF. El 16,5% de los pacientes que tenían indicación y no recibían tratamiento se encontraban en trámite y el 17% no tenía indicación por parte del profesional. En el análisis de regresión logística, la presencia de mayor HAQ y DAS 28 fueron las variables con mayor fuerza de asociación entre los que reciben tratamiento biológico. Los 3 grupos que no recibían biológicos difirieron significativamente en la actividad de la enfermedad. Conclusiones: El 44% tiene indicación de terapia biológica, pero sólo el 11% la recibe; las 2 principales causas son la falta de indicación por el médico y que se encuentra tramitando el mismo. Objective: To determine the frequency of patients to be considered candidates for the treatment with TNF-blocking agents and compare clinical and demographic characteristics between the patients with and without indication and between those that receive or not this treatment. Methods: Consecutive patients with Rheumatoid Arthritis (ACR ‘87) and seronegative spondyloarthropathies (European criteria) were included. Demographic, clinical, laboratory, disease activity index, functional capacity and previous treatment were recorded. It was evaluated whether patients were candidates to receive anti-TNF therapy in the physician`s opinion, and whether those decisions were in agreement with ASAS 2003 and SAR 2004 recommendations. We establish the causes of those patients having indication and were not receiving the therapy. Results: 200 patients were included; 182 RA and 18 seronegative spondyloarthropaties. 44% of patients were candidates for anti-TNF treatment according to prespecified guidelines but only 11% received therapy. The main reasons for not receiving treatment were lack of physician indication and the process of trying to get them from health insurance companies. Higher DAS28 and HAQ levels were associated with anti-TNF treatment indication. Discussion: Although 44% of out patients with RA were candidates to receive biologic treatment according to local guidelines, only 11% received treatment mainly to bureaucratic procedures. Palabras clave: enfermedades reumáticas, terapia biológica, indicación. Key words: biologic therapy, spondyloarthropathies, anti-TNFα agents. Correspondencia Gustavo Citera Echeverría 955. Buenos Aires. 34 Introducción La Artritis Reumatoidea (AR) y las Espondiloartropatías Seronegativas (EASN) son las principales causas de discapacidad en personas en edad laboral productiva, lo cual resulta en un importante impacto socioeconómico1. Las opciones terapéuticas habían estado limitadas, en las espondiloartropatías a la terapia física y a los antiinfamatorios no esteroides, y en el caso de la artritis reumatoidea al uso de drogas modificadoras de la enfermedad. Sin embargo, según las series publicadas, sólo un 20 a 50% de los pacientes presentan respuesta adecuada al tratamiento tradicional. El advenimiento de los agentes biológicos ha representado un avance importante en la terapéutica de este grupo de pacientes, debido a que numerosos estudios demuestran su eficacia para controlar la actividad de la enfermedad, mejorar la capacidad funcional y retardar la progresión del daño radiológico de los mismos2-9. El número de pacientes tratados con terapia biológica cada vez es mayor, debido al mejor conocimiento sobre su perfil de seguridad y su introducción precoz con el objetivo de controlar adecuadamente la enfermedad. Sin embargo, debido a su elevado costo en los países en desarrollo, un porcentaje reducido de pacientes recibe este tratamiento y en general este porcentaje es desconocido en la mayoría de los centros. Objetivo Determinar la proporción de pacientes que presentan indicación de tratamiento con terapia biológica y comparar las características demográficas y clínicas de los pacientes con y sin indicación y entre aquellos que reciben o no dicho tratamiento. Material y métodos Se incluyeron pacientes consecutivos de la consulta ambulatoria del IREP en el período del 1 al 30 de junio de 2007 con diagnóstico de AR (ACR`87) y EASN (criterios europeos). Se recolectaron datos demográficos, socioeconómicos, clínicos (número de articulaciones dolorosas e inflamadas), laboratorio (ERS), índices de actividad de la enfermedad (BASDAI, DAS 28), capacidad funcional (BASFI; HAQ) y escala análoga visual global del paciente actual y al momento de la indicación del tratamiento biológico. Se consignaron tratamientos actuales y previos y cauRevista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 sas de discontinuación de los mismos. A partir de los datos recolectados, se evaluó si los pacientes presentaban indicación de tratamiento con agentes anti-TNF, de acuerdo a guías de tratamiento (ASAS 2003 para EASN y SAR 2004 para AR) y/u opinión del evaluador10-12. En pacientes con indicación de terapia pero que no la reciben, actualmente se consignaron las causas de ello. Análisis estadístico Las variables continuas fueron graficadas en histogramas y evaluadas para distribución de normalidad por test de Smirnov-Kolmogorov. Éstas fueron a su vez expresadas como medianas con su respectivo rango intercuartilo (RIQ). Las comparaciones de las mismas fueron hechos por test paramétricos (prueba de t o ANOVA con pruebas post hoc) según corresponda. Las variables categóricas fueron comparadas por chi cuadrado o test de Fisher. Las variables significativas en el análisis univariado fueron incluidas en un modelo de regresión logística múltiple, utilizando como variable dependiente el recibir o no terapia biológica. Un valor de p < 0,05 fue considerado significativo. Todos los análisis fueron realizados con el software SPSS 11.0 para Windows. Resultados Se incluyeron 200 pacientes, 182 AR y 18 EASN. De los pacientes con EASN sólo 2 recibían terapia biológica y dado su bajo número fueron excluidos del análisis posterior. De las AR, 85,2% eran mujeres con una edad mediana de 53 años (RIQ 46-61). La mediana de duración de la enfermedad fue de 10 años (RIQ 5,7-17). Un 55,5% tenía cobertura social (53,3% obra social y 2,2% prepaga) y 44,5% carecía de cobertura. El 64,3% tenía certificado de discapacidad y los motivos para haberlo solicitado fueron: transporte (50,3%), medicación no biológica (23%) y terapia biológica (15%) (Tabla 1). De los 182 pacientes, 81 (44,5%) presentan indicación de terapia biológica por guías de tratamiento y 80 (44%) por opinión del evaluador. El 11% (20 pacientes) recibe actualmente tratamiento anti-TNF (17 Etanercept, 2 Adalimumab y 1 Infliximab) (Figura 1). El 16,5% de los pacientes que tenían indicación y no recibían tratamiento se encontraban en trámite y el 17% no había sido indicado por el profesional (Figura 2). En el análisis univariado se observó una asociación significativa entre los pacientes que reciben tratamiento biológico con mayor edad, cobertura social, certificado de 35 discapacidad, DAS 28 y HAQ (Tabla 2). En el análisis de regresión logística entre los pacientes con y sin terapia biológica, la presencia de mayor HAQ (OR: 3,1 IC 1,3-7,4, p = 0,008) y DAS 28 (OR: 3,7 IC 1,3-10,5, p = 0,01) fueron las variables con mayor fuerza de asociación (Tabla 3). Cuando se compararon los 3 grupos que no recibían biológicos, ya sea por no tener indicación, por falta de indicación del médico o porque se encontrara en trámite, no difirieron en cuanto a edad o capacidad funcional, sólo la actividad de la enfermedad permitió diferenciarlos (DAS 28: 1,5; 2,5 y 3,2, respectivamente) (p = 0,001) (Figura 3). Recibe biológico SI p= NO Edad 57,7 ± 8,9 52,7 ± 12 0,07 Tiempo de evolución (años) 14,3 ± 7,5 12,4 ± 9,7 0,4 Cobertura 80% 57,9% 0,001 Certificado discapacidad 95% 60,5% 0,002 DAS 28 3,5 ± 0,9 2±1 0,001 HAQ 1,7 ± 0,8 0,8 ± 0,7 0,001 Tabla 2. Análisis univariado: pacientes con y sin tratamiento biológico. Características generales de los pacientes n (%) Sexo femenino 155 (85,2) Cobertura social (obra social o prepaga) 101 (55,5) Certificado de discapacidad 117 (64,3) Mediana (RIQ) Edad Educación (años) Duración de enfermedad (años) HAQ DAS 28 53 (46 - 61) 7 (7 - 12) 10 (5,7 - 17) 0,75 (0,18 - 1,37) 1,9 (1,3 - 2,9) Figura 2. Accesibilidad a terapia biológica. Tabla 1. Figura 1. Porcentaje de pacientes que reciben terapia biológica. 36 Figura 3. DAS 28 en pacientes que no reciben biológicos. IC 95% B ET Wald Sig. OR Inferior Superior a Edad 0,001 0,042 0,000 0,987 1,001 0,921 1,087 Cobertura 0,802 0,426 3,544 0,060 2,229 0,968 5,135 -2,236 1,230 3,306 0,069 0,107 0,010 1,190 DAS 28 1,212 0,357 1,506 0,001 3,359 1,668 6,766 HAQ 0,673 0,441 2,328 0,127 1,961 0,826 4,657 -7,405 2,772 7,134 0,008 0,001 Cert. discap. Constante Tabla 3. Regresión logística múltiple en pacientes con y sin tratamiento biológico. a. Variable(s) introducida(s) en el paso 1: edad, cobertura, certificado discapacidad, DAS 28, HAQ. Con respecto al tratamiento, los pacientes que no tenían indicación por guías u opinión del profesional, sólo el 20% recibían dosis plenas de metotrexato, a diferencia de los que se encontraban en trámite o no tenían indicación por el médico (75% y 93% respectivamente) (p <0,001). A su vez el porcentaje de pacientes que recibían esteroides fue significativamente mayor en el grupo que se encontraba tramitando la terapia biológica (p <0,001) (Figuras 4 y 5). Discusión Figura 4. Dosis plenas de metotrexato. Figura 5. Esteroides sistémicos. Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 En nuestro conocimiento, este estudio es el primero en Argentina que evalúa el porcentaje de pacientes con indicación de terapia biológica de la consulta ambulatoria. Las guías de recomendaciones de tratamiento juegan un rol importante en la decisión de iniciar terapia anti-TNF; sin embargo en la práctica clínica diaria, otros factores relacionados, como son la opinión del médico, la expectativa del paciente y los factores socioeconómicos contribuyen en la decisión de comenzar terapia biológica13. 37 De nuestros pacientes, el porcentaje con indicación de terapia biológica fue similar tanto por guías de tratamiento como por opinión del evaluador (44% vs. 44,5%, respectivamente). Sin embargo, sólo el 11% de los mismos se encontraba recibiendo algún agente anti-TNF. Una de las principales causas de no recibirlo fue que se encontraba tramitando el mismo, reflejando los obstáculos socioeconómicos que presentan los pacientes para conseguir el tratamiento. Por otro lado, en aquellos que no lo recibían por falta de indicación de su médico, la actividad de la enfermedad era leve con una mediana de DAS de 2,4. Si bien este valor de DAS 28 representa remisión, los pacientes persistían con inflamación articular pese al tratamiento con dosis plenas de metotrexato o combinación con dos DMAR, por lo que existe una discordancia entre la actividad medida por DAS 28 y los criterios de indicación de terapia biológica. Concluimos que, de nuestros pacientes, el 44% tiene indicación de terapia biológica, pero sólo el 11% la recibe y las 2 principales causas para no recibirlo son la falta de indicación por el médico y que se encuentra tramitando el mismo. El principal predictor de indicación de terapia biológica es la presencia de mayor actividad de la enfermedad, y en aquellos pacientes con actividad leve existe discrepancia entre la indicación del médico y las recomendaciones de las guías de tratamiento. Bibliografía 1. Yelin EH, Henke CJ, Epstein WV. Work disability among persons with musculoskeletal conditions. Arthritis Rheum 1986;29:1322-33. 2. Lipsky P, van der Heijde D, St Clair E, et al: Infliximab and Methotrexate in the treatment of rheumatoid arthritis. N Engl J Med 2000;343:1594 3. Bathon J, Martin R, Fleischmann R, et al: A comparison of etanercept and methotrexate in patients with early rheumatoid arthrtitis. N Eng J Med 2000; 343:1586-93. 4. Genovese M, Bathon J, Martin R, et al: Etanercept versus 38 methotrexate in patients with early rheumatoid arthritis. Twoyear radiographic and clinical outcomes. Arthritis Rheum 2002;46:1443-1450. 5. Weinblatt M, Keystone E, Furst D, et al: Adalimumab, a fully human anti-tumor necrosis factor α monoclonal antibody, for the treatment of rheumatoid arthritis in patients with concomitant methotrexate. The Armada Trial. Arthritis Rheum 2003;48:35-45. 6. Fleischmann R, Baumgartner S, Tindall E, et al: Response to etanercept (Enbrel) in elderly patients with rheumatoid arthritis: a retrospective analysis of clinical trial results. J Rheumatol 2003,30:691-6. 7. 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[ caso clínico ] Lupus eritematoso sistémico asociado a una infección por citomegalovirus en una adolescente Mario Luis Cousseau1, José Ramírez2, Jorge Omar Calabrese3, Carmen Laura De Cunto4 Especialista en Reumatología y 3Especialista en Medicina Interna, Clínica Privada Hispano-Argentina, Tres Arroyos Especialista en Nefrología Pediátrica y 4Especialista en Reumatología Pediátrica, Hospital Italiano, Buenos Aires 1 2 RESUMEN SUMMARY Se presenta el caso de una paciente de 16 años de edad sin enfermedades previas, a quien se le diagnosticó lupus eritematoso sistémico (LES) con daño renal al mes de detectarse una infección por citomegalovirus (CMV). Tanto la nefritis como la enfermedad sistémica evolucionaron favorablemente con tratamiento combinado de metilprednisona y mofetil micofenolato. No se administraron fármacos antivirales y no hubo reactivación de la virosis durante el tratamiento. El objetivo de esta comunicación es describir a una adolescente, quien desarrolló LES inmediatamente después de una infección por CMV. We present a previously healthy 16 year-old girl who developed systemic lupus erythematosous (SLE) with renal involvement, shortly after a cytomegalovirus infection. Her nephritis, as well as the systemic manifestations of the disease responded well to combined treatment with methylprednisone and mofetil mycophenolate. No antiviral drugs were indicated, and there was no reactivation of the infection during the treatment. The aim of this case report is to describe an adolescent who developed SLE right after a CMV infection. Introducción El lupus eritematoso sistémico (LES) sigue siendo una enfermedad de origen desconocido, que afecta a individuos genéticamente predispuestos y presuntamente desencadenada por una serie de factores, tales como la luz ultravioleta B y el tenor hormonal estrogénico. También se han implicado otra serie de factores ambientales, entre los cuales se encuentran los agentes infecciosos, principalmente virales1. La búsqueda de agentes infecciosos como causa de lupus ha arrojado resultados sin fuerte evidencia1. Se ha propuesto un rol etiológico de varios virus en el inicio del LES, tales como retrovirus humanos endógenos, citomegalovirus (CMV), Epstein-Barr y parvovirus B192,3,4,5. Por otro lado, los pacientes con lupus presentan un riesgo aumentado de infección viral, con el aumento concomitante de morbilidad y mortalidad3. Nuestro objetivo es presentar el caso de una paciente de 16 años de edad, a quien se le hizo el diagnóstico de lupus eritematoso sistémico con daño renal al poco tiempo que se le detectara evidencia de infección por CMV. Caso clínico Correspondencia Mario Luis Cousseau 9 de Julio 357, Tres Arroyos (7000) E-mail: micousseau@yahoo.com.ar 40 La joven de 16 años de edad se presentó a la consulta reumatológica derivada por el infectólogo, debido a un síndrome mononucleótico no clásico de más de un mes de evolución. La paciente presentaba un síndrome febril prolongado, conjuntivitis bilateral no exudativa, sin signos inflamatorios intraoculares, edema labial y facial, marcada astenia, adenomegalias blandas axilares y cervicales, alopecia difusa, que comprometía cuero cabelludo, cejas y pestañas, rash urticariano gigante no pruriginoso fugaz. Cabe destacar que tenía antecedente de alergia (angioedema) al igual que otros miembros de la familia. Los estudios complementarios iniciales mostraron: anemia normoregenerativa, eritrosedimentación acelerada (100 mm/h), elevación de transaminasas 3 a 4 veces los valores normales, hipergammaglobulinemia policlonal (3,22 g/dl), títulos positivos para CMV en rango significativo: ELISA IgM Reactivo, ELISA IgG 100 UI/ml (mayor a 10), función tiroidea normal, reacción de Huddleson, Paul-Bunnel, hemoaglutinación para Toxoplasmosis, VDRL, anticuerpos anti Leptospira, ELISA para Hepatitis B, HAV IgM, Epstein-Barr IgG e IgM, todos negativos, franca elevación de IgE: 1019 UI/ml (VN hasta 120). Rx de tórax, ecografía abdominal y pelviana normales. Fue evaluada por Hematología para descartar la posibilidad de una neoplasia hematológica, pero no se realizó estudio de médula ósea. Se solicitaron otros estudios complementarios, cuyos resultados fueron: FAN por IFI sustrato hígado de rata 1/160, anti-DNA por método ELISA 40 UI/ml, C3 53 mg/ dl (80 a 190): C4 7 mg/dl (20 a 40), anti Ro, La, RNP y Sm por ELISA negativos. La paciente fue medicada con metilprednisona 16 mg diarios con mejoría progresiva de la astenia, la alopecia y la infección conjuntival y desaparición de las adenopatías axilares. Además, se solicitó apoyo psicoterapéutico. Con diagnóstico presuntivo de LES se solicitó su derivación a un centro de referencia universitario (Hospital Italiano de Buenos Aires) para interconsulta con un reumatólogo pediatra. A los 2 meses del inicio de cuadro se revaloró en Buenos Aires y se solicitaron los siguientes estudios: hemograma: Hto. 36,7%, Hb 12,4 g/dl, 10.960 GB/ mm3,285.800 plaquetas/mm3, VSG 23 mm/h, urea, creatinina y transaminasas normales, IgG sérica 2.541 mg/dl (hasta 1.700), IgA sérica 315 mg/dl (hasta 350), IgM sérica 103 mg/dl (hasta 300), C3 37 mg/dl (83 a 177), C4 7 mg/dl (10 a 40), CH50%, FAN (Hep2) 1:320 patrón homogéneo, anti-DNA (IFI Chritidia luciliæ) 11.160, anti-Ro, anti-La, anti-Sm, anti-RNP (ELISA) y factor reumatoideo IgM negativos, anticoagulante lúpico negativo, anticardiolipinas IgG 12 GPL (hasta 15), IgM 4,5 MPL (hasta 15), orina completa: densidad 1.030, proteínas ++, hemoglobina escasa, cél. 5-10, leucocitos 20-30, hematíes 2-4 por campo, 20-30 leucocitos/campo, cilindros hialinos. Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 En función del sedimento urinario patológico se realizó interconsulta con nefrología pediátrica y se indicó la realización de una biopsia renal, cuyo resultado fue: glomérulonefritis membranoproliferativa tipo I. Se indicó plan de metilprednisona 0,2 mg/kg/día, mofetil micofenolato, inicialmente a 500 mg 2 veces por día y luego a 750 mg 2 veces por día, enalapril 10 mg diarios e hidroxicloroquina 200 mg diarios. A las 2 semanas de iniciado el tratamiento se realizaron nuevos estudios de laboratorio, hemograma: Hto. 35%, Hb 12,3 g/dl, 7.730 GB/mm3, neutrofilia 72,9%, plaquetas 283.100/mm3, VSG 38 mm/h, glucemia, urea y creatinina normales, C3 60 mg/dl (83 a 177), C4 7 mg/dl (10 a 40), orina completa: vestigios de proteínas, resto normal, FAN (Hep 2) 1:320 patrón homogéneo/moteado, ANCA C y P negativos, anti-ADN negativo, HBcAc IgG e IgM, HAV IgG e IgM, HCV IgG negativos, EBV IgG 11-640 (reactivo), IgM no reactivo, CMV IgM no reactivo, CMV anticuerpos totales 1: 64 (reactivo), proteinuria 650 mg/24 hs. La evolución posterior fue favorable, con descenso progresivo de la metilprednisona y disminución franca de la proteinuria a 170 mg/24 hs, preservación de la función renal, mejoría de los reactantes de fase aguda, tendencia a la normalización de los niveles de complemento, disminución franca de los títulos de FAN y negativización del anti-DNA (Tabla 1). No hubo recaída de infección viral a pesar del tratamiento inmunosupresor. Un año después, la paciente realiza vida normal y continúa bajo supervisión por nefrología, reumatología e infectología. Recibe diariamente 8 mg de metilprednisona, 10 mg de enalapril, 1.500 mg de mofetil micofenolato, 200 mg de hidroxicloroquina, 500 mg de calcio y 800 UI de vitamina D, ha comenzado a practicar gimnasia acuática en forma progresiva y caminatas regulares. Discusión La relación entre enfermedades autoinmunes y agentes infecciosos es un problema fascinante e interminable. A pesar de un gran número de estudios sobre este tópico, la relación causal entre los virus y la presentación o exacerbación de enfermedades autoinmunes es aún un problema no resuelto en función de varios factores de confusión6. Las búsquedas tradicionales de una etiología viral para el LES se han basado en el intento de aislamiento viral directo o bien en la búsqueda de anticuerpos virales en pacientes lúpicos. El aislamiento no ha producido hallazgos consistentes, y podría reflejar sólo infección oportunista 41 03/2005 04/2005 05/2005 06/2005 6.000 mg 650 mg 170 mg FAN Hep2 320 dils Hep2 320 IFI 20 dils Anti-DNA 160 UI/ml Negativo Negativo C3 mg% 53 (80-190) 71(87-136 81 (85 a 195) C4 mg% 7 (20-40) 11 (10-40) 22 (20 a 50) Proteinuria 24 horas IgM anti-CMV Reactivo IgG anti-CMV 100 UI/ml (hasta 10) 04/2006 No reactivo 45 UI/ml (hasta 10) Ac totales anti-CMV 40 UI/ml (hasta 10) 64 dils IgM anti-EBV Negativo IgG anti-EBV Negativo 640 dils Tabla 1. Evolución de parámetros de laboratorio. en pacientes inmunocomprometidos. Además los títulos de anticuerpos son difíciles de interpretar en el contexto de la activación policlonal B de estos pacientes. Entre otras, se plantea la hipótesis que el insulto primario sea el aumento de la apoptosis secundaria a una variedad de infecciones virales y que el LES resulte de los autoanticuerpos inducidos por la excesiva carga de nucleosomas liberados en estos pacientes con deficiencias de complemento y otros defectos en el manejo de los complejos inmunes4. Existen métodos aceptados para diagnosticar infección viral por citomegalovirus, tales como la detección de IgM anti-CMV reactiva por método ELISA, la conversión serológica de la IgG anti-CMV de no reactiva a reactiva, o bien el incremento de cuatro veces el título por método ELISA, la reacción de polimerasa en cadena para detección del antígeno viral (pp65) y la exclusión de otras infecciones con cuadro clínico similar (Mononucleosis infecciosa, primoinfección HIV, hepatitis A y B, y Toxoplasmosis)7-13. En algunos pacientes se encuentran hallazgos histopatológicos típicos en las biopsias de piel, pulmón y riñón, como son los cuerpos de inclusión. El antígeno de CMV se negativiza en suero luego de la etapa temprana de infección, mientras que la IgM anti-CMV se mantiene positivo por tiempo prolongado, así como la IgG3,14. El diagnóstico de infección viral puede ser difícil en los pacientes con enfermedades autoinmunes. Es bien conoci42 do que el LES se asocia a menudo con resultados serológicos falsos positivos para sífilis, HIV, enfermedad de Lyme, toxoplasmosis y otras infecciones como citomegalovirus. Se han descripto pacientes con resultados falsos positivos de IgM anti-CMV, aunque la positividad de IgM anti-CMV en nefritis lúpica es de sólo el 5%6. Existe reactividad cruzada entre anticuerpos anti-CMV y anti-Sm o anti-RNP en pacientes lúpicos3,5. Algunas investigaciones han sugerido la posibilidad que se produzcan anticuerpos antivirales como consecuencia de la activación policlonal del lupus3. Los epitopes de antígenos La (SS-B) en humanos con enfermedad autoinmune muestran secuencias similares a las proteínas de los herpesvirus, incluido CMV3. Por otro lado, el CMV es un virus ubicuo que afecta al 50 a 90% de la población mundial y con mayor frecuencia en países en desarrollo; se asocia frecuentemente con la inducción de varios autoanticuerpos (incluido anticardiolipinas), se replica en el endotelio de la pared vascular y ha sido implicado en la progresión de enfermedades vasculares no autoinmunes, en la exacerbación cutánea del LES o vinculado a progresión de enfermedad vascular periférica, microangiopatía renal, osteonecrosis y al fenómeno de Raynaud en pacientes lúpicos, o causando entidades comórbidas como neumonía intersticial, trombocitopenia, hepatitis, enteritis y vasculitis2,3,5,6. En un estudio realizado en niños con LES se encontró que el 28,6% presentaba infección activa con CMV, mientras que ninguno de los niños en el grupo control la presentó15. El CMV puede provocar fenómenos de injerto vs. huésped en pacientes con trasplante de médula, que comparte algunos fenómenos inmunológicos con el LES3,4. Se presume que los anticuerpos anti-CMV reaccionan de modo cruzado con las plaquetas y de ese modo producen trombocitopenia14. En su conjunto, pareciera que la autoinmunidad inducida por el CMV pudiera tener origen en un fenómeno de reactividad cruzada compleja entre el virus y las células autorreactivas, también a partir de una vinculación entre el EBV y autoantígenos y por activación B policlonal3. La infección por CMV puede ser facilitada por el uso de esteroides o inmunosupresores, a través de la alteración del funcionamiento de las células T. A la inversa, la normalización de la inmunidad en pacientes lúpicos, cuya enfermedad está inactiva y que reciben dosis bajas de inmunosupresores puede contribuir a la aparición de infección oportunista, pues el sistema inmunológico de estos pacientes puede originalmente mostrar hiperrespuesta tanto a antígenos propios como no propios3. En la interacción entre el LES y CMV se plantean tres escenarios posibles, si bien pueden darse combinaciones entre ellos3: 1. la infección viral ocurre durante el tratamiento y exacerba el LES preexistente (tipo I), 2. los síntomas son debidos a la infección viral en sí antes que a la exacerbación del LES subyacente (tipo II), 3. la infección viral directamente provoca el comienzo del LES (tipo III). Este tipo podría ser más frecuente que lo esperado, especialmente en pacientes jóvenes3,14. Tales los pacientes referidos por Akagi y col.5, Nawata y col.14 y Stratta y col.6. Con referencia al tratamiento, los agentes antivirales como el ganciclovir se usan generalmente para tratar las manifestaciones mayores de daño orgánico, como neumonía o meningitis. En caso de pancitopenia o trombocitopenia, es viable el uso de gammaglobulina endovenosa junto con corticosteroides, aunque debe tenerse presente que las inmunoglobulinas pueden tener actividad antiplaquetaria debido a antigenicidad cruzada entre la cubierta del CMV y la glucoproteína de superficie plaquetaria, y exacerbar aún más la trombocitopenia inducida por el CMV. En los casos de LES exacerbado por CMV, el tratamiento es principalmente el de la enfermedad de base, y en los casos tipo III el uso de terapia antiviral es controvertido. Si se tiene en cuenta la fuerte tendencia de la Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 infección por CMV a presentar latencia crónica, el uso de antivirales de modo generalizado pudiera tener justificativo3. En el caso de nuestra paciente, es altamente sugestivo que el inicio de su enfermedad (LES) haya sido inducido por la infección por CMV, en particular por la correlación temporánea entre infección viral y autoinmunidad, con un cuadro que recuerda al tipo III planteado por Sekigawa y col.3 y similar al descripto por Stratta y col.6 La infección viral quedó debidamente certificada por la significativa elevación de los títulos de anticuerpos IgG anti-CMV por método ELISA e IgG M reactivo inicial. Debido a la ausencia de daño de órganos vitales y a una relativa benignidad inicial del cuadro no se realizó terapia antiviral, pero sí se efectuó terapia inmunosupresora de la nefritis lúpica, con excelente evolución general y sin la aparición de una recaída de la infección viral. Los títulos inicialmente positivos de IgM anti-CMV se negativizaron, pero persistieron reactivos los anticuerpos totales para el virus. Más difícil es explicar el porqué de los títulos (IgG) reactivos para Epstein-Barr, inicialmente negativos, aunque una co-infección pudiera haber coadyuvado en el desencadenamiento del LES. Este caso es particular, no sólo por tratarse de la relación menos frecuente entre lupus y citomegalovirus, como es la vinculación etiológica entre ambos, sino que también presenta la rara coexistencia de anticuerpos anti-CMV y nefritis lúpica, descripta sólo en el 5% de los pacientes6. Bibliografía 1. Hannahs Hahn B.: Systemic lupus Erythematosus and Related Syndromes. Pathogenesis of Systemic Lupus Erythematosus. Kelley’s Textbook of Rheumatology, Sixth Ed., 2001, 73: 1089-1103. 2. Hrycek A., Kusmierz D., Mazurek U., Wilczok T.: Human Cytomegalovirus in Patients with Systemic Lupus Erythematosus. Autoimmunity, November 2005; 38 (7): 487-491. 3. Sekigawa I, Nawata M., Seta N., Yamada M., Iida N., Hashimoto H.: Cytomegalovirus infection in patients with systemic lupus erythematosus. Clin. Exp. 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Agradecimientos Dr. Luis Catoggio por su desinteresada revisión del manuscrito y sugerencias. [ información ] La revista se encuentra indizada en LILACS Base de datos de LILACS La base de datos LILACS - Literatura Latinoamericana y del Caribe en Ciencias de la Salud es un producto cooperativo del Sistema Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud, y comprende la literatura científico-técnica en salud, producida por autores latinoamericanos y del Caribe y publicada en los países de América latina y Caribe, a partir de 1982. El principal propósito de la base de datos de LILACS es el control bibliográfico y la diseminación de la literatura científico-técnica latinoamericana y del Caribe en el área de la salud, ausentes de las bases de datos internacionales. En la base de datos LILACS son descriptos e indizados: libros, capítulos de libros, tesis, anales de congresos o conferencias, informes técnico-científicos, artículos de revistas, etc., relativos al área de la salud. El acceso a la base de datos LILACS puede ser realizado en disco compacto (CD ROM) y también en la Biblioteca Virtual en Salud en el ítem Literatura Científica, con conexiones a fuentes de información complementarias, particularmente con bases de datos de textos completos y servicios de suministro online de copias de documentos en papel. El disco LILACS/CD ROM tiene periodicidad cuatrimestral e incluye las bases de datos del sistema LILACS, bases de datos de Centros Especializados y de la Biblioteca de la Organización Panamericana de la Salud, y la base de datos SECS Publicaciones Periódicas en Ciencias de la Salud. Puede ser adquirido por suscripción por cualquier usuario o biblioteca. La política de distribución de LILACS/CD ROM a los Centros Cooperantes está basada en la contribución para la base de datos de LILACS. Centros cooperantes BIREME - Centro Latino Americano e do Caribe de Informação em Ciências da Saúde - Organização Panamericana da Saúde - OPAS Rua Botucatu 862 Vila Clementino São Paulo, 04023-901 Biblioteca Médica Nacional - Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas - INFOMED - MINSAP - Ministerio de Salud Pública. a/c: Bárbara C. Lazo Rodríguez Calle 23 Nº 162 Esq. N - El Vedado La Habana, CU BINAME –Biblioteca Nacional de Medicina– Centro Nacional de Documentación e Información en Medicina y Ciencias de la Salud - CENDIM - Facultad de Medicina General Flores 2125 Montevideo, UY 1800 Revista Argentina de Reumatología • Año 19 • Nº 1 Biblioteca Central Facultad de Medicina Universidad de Chile a/c: Carmen Lœwenstein Vega Dirección: Avenida Independencia 1027 Ciudad: Santiago Argentina: Biblioteca Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires a/c: Patricia Boan Dirección: Andrés Pacheco de Melo 3081 - 1º Piso Ciudad: Buenos Aires Centro de Información Biomédica del Chaco –CIBCHACO– Ministerio de Salud Pública y Acción Social a/c: Alberto Carisimo Mendoza Dirección: Marcelo T. de Alvear 20 - 2º Piso Ciudad: Resistencia, Chaco 47 [ información ] Biblioteca Central Hospital Italiano de Buenos Aires a/c: María del Rosario Revello Dirección: Gascón 450 - 2º Piso Ciudad: Buenos Aires Biblioteca Facultad de Ciencias Médicas Universidad Nacional de Córdoba - UNC a/c: María Graciela Cañete Dirección: Pabellón Argentina, 2º Piso, Ciudad Universitaria Ciudad: Córdoba Biblioteca A.A.O.T. Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología a/c: Silvina Dicranian Dirección: Vicente López 1878 Ciudad: Buenos Aires Biblioteca Centro de Investigaciones Endocrinológicas –CEDIE– Servicio de Endocrinología Hospital General de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez a/c: Sra. María Susana Mancini Dirección: Gallo 1330 Ciudad: Buenos Aires Centro de Documentación Médica de La Plata a/c: Oscar Américo Barbieri Dirección: Calle 2 Nº 1519 (63 y 64) Ciudad: La Plata Biblioteca Facultad de Ciencias Médicas Facultad de Odontología Universidad Maimónides a/c: Inés Amor García Uranga Dirección: Hidalgo 775 - 5º Piso Ciudad: Buenos Aires 48 Biblioteca Central Facultad de Ciencias Médicas Universidad Nacional de Rosario a/c: Elsa M. Biese de Christen Dirección: Santa Fe 3100 Ciudad: Rosario, Santa Fe Biblioteca de la Escuela de Enfermería Módulo de Farmacia y Bioquímica Universidad Nacional de Misiones a/c: Rosa Elena López Dirección: López Torres 3415 Ciudad: Posadas, Misiones Centro de Documentación Representación de la OPS/OMS Organización Panamericana de la Salud - OPS Organización Mundial de la Salud - OMS a/c: Susana Catalina Iannello Dirección: Marcelo Torcuato de Alvear 684 Ciudad: Buenos Aires Biblioteca Hospital Británico de Buenos Aires a/c: Norma Mabel Nunez Dirección: Perdriel 74 Ciudad: Buenos Aires Centro de Información Pediátrica Sociedad Argentina de Pediatría a/c: Inés Amor de García Uranga Dirección: Av. Coronel Díaz 1971 Ciudad: Buenos Aires Biblioteca Facultad de Ciencias Médicas FCM –UNCu– Universidad Nacional de Cuyo Parque Gral. San Martín - Centro Universitario Mendoza [ información ] Biblioteca. 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Lilacs: versión electrónica del Index Medicus Latinoamericano (Literatura Latinoamericana de Información en Ciencias de la Salud), producto cooperativo de la Red Latinoamericana y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud, coordinada por BIREME (Biblioteca Regional de Medicina). The Cochrane Library: es una colección actualizada de fuentes de información sobre medicina basada en evidencias, incluyendo la base de datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas. Conmutación Bibliográfica: copias de documentos en fotocopias y formato electrónico que se localizan en otras bibliotecas o centros de información. Servicio arancelado. Digitalización de Imágenes: servicio arancelado. La biblioteca posee un scanner para diapositivas, negativos, opacos y textos. Pago de aranceles: se puede efectuar personalmente, por débito en tarjeta de crédito, cheque, giro postal o depósito bancario. Consultas y pedidos: e-mail: sar-biblioteca@fibertel.com.ar Catálogo de publicaciones periódicas a. b. c. d. e. f. Acta Rheumatologica Portuguesa American Journal of Medicine Annals of Internal Medicine Annals of Rheumatic Diseases Arthritis and Rheumatism Bailiere’s Best Practice & Research in Clinical Rheumatology g. Best Practice & Research Clinical Rheumatology h. Bone i. Bulletin on the Rheumatic Diseases j. Clinical and Experimental Immunology k. Clinical Orthopedics and Related Research l. Clinical Rheumatology m. Clinics in Rheumatic Diseases of North America n. Connective Tissue Research o. Journal of Bone and Joint Surgery A p. Journal of Bone and Joint Surgery B q. Journal of Clinical Rheumatology r. Journal of Rheumatology s. Medicina (Buenos Aires) t. Medicine u. v. w. x. y. Osteoarthritis and Cartilage Osteoporosis International Radiology Revista Brasileira de Rheumatologia Revue du Rhumatisme et des Maladies Osteo-Articulaires z. Rheumatology International aa. Scandinavian Journal of Rheumatology ab.Seminars in Arthritis and Rheumatism ac. Skeletal Radiology ad.Zeitschrift für Rheumatologie Actualización de las publicaciones que se reciben a.Annals of the Rheumatic Diseases b.Arthritis and Rheumatism c.Clinical and Experimental Rheumatology d.Clínicas de Reumatología Norteamérica e.Current Opinion in Rheumatology f. Journal of Rheumatology g.Lupus h.Seminars in Arthritis and Rheumatism cía Carrasco M, Cervera R. Autoinmunidad y enfermedad autoinmune. Medellín, 2005. d.Kelley’s: Reumatología. Ruddy S, Harris Jr. Ed., Sledge CB. 6ª ed. española. Madrid: Marbán, 2003. e.Complemento de Kelley’s Reumatología: Tratamientos de reumatología. Weisman MH, Winblatt ME, Louie JS. 2ª ed. española. Madrid: Marbán, 2003. f. Taylor & Resnick: Aparato locomotor. Diagnóstico radiológico. Taylor JAM, Resnick D. ed. española de: Skeletal imaging atlas of the spine and extremities. Madrid: Marbán, 2003. Libros adquiridos recientemente a.Arturi AS, Marcos JC, Babini JC. Enfermedades autoinmunes. Buenos Aires: Abbott, 2005. b.Manual SER de las enfermedades reumáticas. Sociedad Española de Reumatología. 4ª ed. Madrid: Panamericana, 2004. c.Anaya JM, Shœnfeld Y, Correo PA, Gar- Horario de atención Lunes a viernes de 14 a 19 hs. RevistaLILACS.doc 50 [ información ] Reglamento de Publicaciones RAR Los artículos deberán remitirse en formato electrónico (diskette de 3 1/2 o CD) y 2 copias en papel a: Revista Argentina de Reumatología Austria 2469, (7º A), (1425) Ciudad de Buenos Aires, Argentina. En la primera página de las distintas colaboraciones deberá constar: título en castellano y en inglés, apellidos y nombres completos de los autores, centro donde se realizó el trabajo, dirección del mismo, y para la correspondencia y petición de separatas. Secciones de la revista: Editorial: contribución solicitada por el Comité a un experto, quien desde el punto de vista personal escribirá sobre temas de interés actual. Su extensión máxima será de 5 páginas. Artículos originales: presentación de una experiencia científica original, personal o grupal, que contribuya al progreso de la Especialidad. El texto tendrá una extensión máxima de 20 páginas. Los distintos ítems figurarán en el siguiente orden: resumen en castellano e inglés de hasta 200 palabras, palabras clave (3 a 10), introducción, material y métodos, resultados, discusión, conclusiones y bibliografía. Se admitirán hasta 6 figuras y 6 tablas. Actualizaciones: puesta al día sobre determinados temas de interés, expuestos en forma sintética. No deberá exceder las 10 páginas, pudiendo incluir 2 tablas y 2 figuras. Se deberán agregar “Lecturas recomendadas” en número no mayor a 10 citas. Casos clínicos: descripción de un caso de rara observación que suponga un aporte importante al conocimiento del tema. Su extensión máxima será de 10 páginas. Constará de resumen en castellano y en inglés, descripción y discusión del caso y bibliografía (no más de 15 citas). Se admitirán hasta 4 figuras y 4 tablas. Diagnóstico por imágenes: presentación de un caso problema en base al diagnóstico por imágenes, con datos clínicos imprescindibles y secuencia de estudios 52 realizados para llegar al diagnóstico definitivo. Se aceptarán hasta 6 figuras. Cartas de lectores: comentarios acerca de los artículos publicados previamente. No deberán superar las 4 páginas, pudiendo incluir una sola tabla o figura y hasta 6 citas bibliográficas. Material ilustrativo: • Tablas: debe presentarse una sola tabla por página. Se enviará en formato electrónico en archivo Excel o tabla inserta en Word en archivo aparte del texto. Cada tabla debe ir numerada con números romanos y encabezada por el enunciado o título. Las tablas deberán ir citadas en el texto por orden consecutivo. Todas las siglas y abreviaturas se acompañarán siempre de una nota explicativa al pie de la tabla. Asimismo, se identificarán de forma precisa las medidas estadísticas empleadas. Cuando se haya efectuado un estudio estadístico se indicará a pie de tabla el nivel de significación, si no se hubiera incluido en el texto de la tabla. El orden de los signos de llamada será el siguiente:* si hay una única llamada; letras minúsculas en orden alfabético (a, b, c…) si hay dos o más llamadas. Para su envío deberán estar realizadas en Microsoft Word o Excel no aceptándose tablas escaneadas. • Gráficos (figuras): podrán ser elaborados con computadora únicamente en programa vectorial (Corel Draw, Freehand, Adobe Illustrator) o en programa de planilla de cálculos (Excel). El tamaño será de 9 x 12 cm o 12 x 18 cm. Se enviarán como archivos externos al archivo principal de textos; deberán estar nombrados con el número de figura, enviando un archivo por gráfico. Si se envían escaneados, modalidad poco conveniente, se deberán seguir las pautas indicadas para fotografías. Si se incluyen dibujos especiales a mano alzada en papel, deberán estar dibujados en tinta negra sobre papel blanco que garantice un buen contraste. • Fotografías: se seleccionarán procurando que sean de buena calidad. Ten- drán igual sistema de numeración que los gráficos. Es muy importante que las copias fotográficas papel sean de calidad inmejorable para poder obtener así buenas reproducciones; se presentarán de modo que los cuerpos opacos (huesos, sustancias de contraste) aparezcan en blanco. Las fotografías irán numeradas al dorso, con números arábigos, siguiendo la secuencia que tienen en el texto, mediante una etiqueta adhesiva, indicando además el nombre del primer autor, con una flecha que señalará la parte superior. Debe procurarse no escribir en el dorso, ya que se producen surcos en la fotografía. Si las fotos se envían en formato digital, éstas deberán encontrarse por lo menos a 250 dpi al tamaño solicitado anteriormente y guardadas en los formatos tiff, eps o Adobe Photoshop. No utilizar formatos bmp, pict, jpeg, pdf o swf, tampoco fotos o gráficos tomados de páginas web o cds interactivos. No se aceptarán fotos ni gráficos incluidos dentro de Power Point o Word debiendo ser enviados como archivos externos. El archivo deberá estar nombrado con el número de foto (en números arábigos) seguido del nombre del primer autor, enviando un archivo por foto. • Pies de figuras: deberán ir en el archivo aparte, numeradas según su secuencia correspondiente y a doble espacio. En ellas se explicará el contenido de la ilustración, así como el significado de los signos, flechas, números y abreviaturas que pueda haber. En las reproducciones histológicas se especificará el aumento y el método de tinción. • Citas bibliográficas: se redactarán según normas del International Committee of Medical Journal Editor. Las mismas pueden consultarse en: http://www.nlm.nih.gov.bsd/uniform_requirements.htlm El Comité de Redacción se reserva el derecho de rechazar aquellos artículos que juzgue inapropiados, así como de proponer o realizar modificaciones cuando lo considere necesario.