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Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação ISSN 2408-4751 Volúmen 2 - Número 4 2015 Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación, A.C. Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação, A.C. ALFE ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN, A.C. - ALFE ASSOCIAÇÃO LATINOAMERICANA DE FILOSOFIA DA EDUCAÇÃO, A.C. - ALFE JUNTA DIRECTIVA / COMITÊ GESTOR 2015-2017 Presidencia: Renato Huarte Cuellar Universidad Nacional Autónoma de México- México Secretaria: Natalia Sánchez Corrales Universidad de La Salle - Colombia Tesorero: Juan Martín López Calva Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla - México Organizador nuevo Congreso 2015: Javier Gustavo Río Universidad de San Martín - Argentina Organizador del Congreso pasado 2013; Ángel Alonso Salas Universidad Nacional Autónoma de México- México Vocales: Andrea Díaz Genis Universidad de la República - Uruguay Ángela Medeiros Santi Universidad Federal do Río de Janeiro - Brasil http://alfe.filosofiaeducacion.org alfesecretaria@gmail.com Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación, A.C. Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação, A.C. ALFE IXTLI - REVISTA LATINOAMERICANA DE FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN REVISTA LATINO-AMERICANA DE FILOSOFIA DA EDUCAÇÃO ISSN 2408-4751 COMITÉ EDITORIAL / COMITÊ EDITORIAL: Alexandre Filordi de Carvalho, Universidade Federal de São Paulo, Brasil. Angela Santi, Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil. Eduardo Gabriel Molino, Instituto A.M. de Justo, Argentina. (curador) Jesús Ernesto Urbina Cárdenas, Universidad Francisco de Paula Santander, Colombia. Leopoldo Arteaga, Universidad Ricardo Palma, Perú. Samuel Mendonça, Pontifícia Universidade Católica de Campinas, Brasil. Contacto con / Contato com IXTLI en: www.revista.ixtli.org ixtli.alfe@gmail.com IXTLI Ixtli: Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación es una publicación latinoamericana, arbitrada, electrónica, de frecuencia semestral, de acceso gratuito, que sirve como espacio de diálogo crítico acerca de asuntos educativos desde un abordaje filosófico, indagando sobre los problemas conceptuales y de sentido en la educación. Publica artículos originales de investigación filosófica que no hayan aparecido en otras revistas o medios de divulgación, después de un proceso doblemente ciego de evaluación. Es de interés para investigadores en filosofía de la educación, investigadores educativos en general, y personas que trabajan o se interesan por la educación en sus múltiples dominios de acción. Ixtli: Revista Latino-americana de Filosofia da Educação é uma publicação latino-americana, arbitrada, eletrônica, de frequência semestral, de acesso gratuito, que serve como espaço de diálogo crítico acerca de temas da educação a partir de uma perspectiva filosófica, indagando sobre os conceitos e os sentidos da educação. Publica artigos originais de pesquisa filosófica que não tenham sido publicados outras revistas ou meios de divulgação, depois de um processo duplo cego de avaliação. É de interesse de pesquisadores em filosofia da educação, pesquisadores da educação em geral e pessoas que trabalhem ou se interessem pela educação em seus múltiplos campos de atuação. Nómina de evaluadores externos ad hoc que colaboraron en el Volumen 2: El Comité Editorial de Ixtli, agradece de modo muy especial a los siguientes especialistas que han colaborado generosamente en la evaluación doblemente ciega que se ha realizado para seleccionar los artículos del presente Volumen 2 (2015). Adriana Maria da Silva Universidade Federal Fluminense Alejandro Cerletti Universidad de Buenos Aires Alexandra Guadalupe Peralta Verdiguel Universidad Nacional Autónoma de México Ana Laura Gallardo Universidad Nacional Autónoma de México Ángel Alonso Salas Universidad Nacional Autónoma de México Carlos Skliar Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Cristiane Maria Marinho Universidade Estadual do Ceará Daniel Román March Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina Darcísio Natal Muraro Universidade Estadual de Londrina, Brasil Diego Andrés Mora Universidade de la Salle, Colombia Diego Pérez Villamarín Universidad Santo Tomás, Colombia Francisca Eleodora Santos Severino Universidade Nove de Julho, Brasil Fredy Hernán Prieto Galindo Universidad la Gran Colombia, Colombia Hilda Patiño Domínguez Universidad Iberoamericana Ciudad de México Irazema Ramirez Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, México José Benedito de Almeida Júnior Universidade Federal de Uberlândia, Brasil Juan Alexis Parada Silva Universidad Santo Tomás, Colombia Leoni Maria Padilha Henning Universidade Estadual de Londrina, Brasil Lucio Jorge Hammes Universidade Federal do Pampa, Brasil Marcos Antônio Lorieri Universidade Nove de Julho, Brasil Maria Dulcinea da S. Loureiro Universidade Regional do Cariri, Brasil María José Gómez Universidad de la República, Uruguay Mauricio Langon Instituto de Profesores Artigas, Uruguay Miguel de la Torre Gamboa Universidad Autónoma de Nuevo León, México Patricia Velasco Universidade Federal do ABC Paula Cristina Pereira Universidade do Porto, Brasil Pedro Ângelo Pagni Universidade Estadual Paulista, Brasil Ralph Ings Bannell Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro Rocío Hernández Mella Instituto Tecnológico de Santo Domingo, República Dominicana Rosa de Lourdes Aguilar Verástegui Universidade Estadual de Londrina, Brasil Selene Gerogina López Reyes Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla Silvio D. Oliveira Gallo Universidade Estadual de Campinas Vicente Zatti Instituto Federal do Rio Grande do Sul, Brasil IXTLI - VOLÚMEN 2 - NÚMERO 4 - 2015 ISSN 2408-4751 SUMARIO / CONTEÚDO: ARTÍCULOS / ARTIGOS: 10. Madriz, G. Narrar la vida.Infancia, natalidad y formación, p. 233 11. Nasimbera, R. El Disfrute del Filosofar o la Frustración de la Filosofía: Un Desafío en la Enseñanza Superior. p.257 12. Bampi, L y Dummer Camargo, G. Deleuze e os signos da escola contemporânea. p 265 13. Bicocca Gino, R. Competencias vs. Capacidades. Un análisis filosófico de un paradigma emergente para la educación superior latinoamericana. p.281 14. Gottschalk, C. A terapia wittgensteiniana como esclarecedora de conceitos fundamentais do campo educacional. p. 299 15. García Restrepo, G. María Zambrano: Razón poética y educación ¿Utopía o esperanza? p. 317 RESEÑAS / RESENHAS: 2. López Calva, J. La brújula, el camino y el caminante. Cambiando paradigmas en el conocimiento de lo social. p. 335 3. Tercer Congreso Latinoamericano de Filosofía de la Educación. p. 347 CRITERIOS EDITORIALES / CRITÉRIOS EDITORIAIS. p. 350 1. Políticas de IXTLI. 2. Envío de trabajos. Normas para autores. ARTÍCULOS - ARTIGOS IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación Volúmen 2 - Número 4 - 2015 pp. 233-255 Narrar la vida. Infancia, natalidad y formación Gladys Madriz Universidad Central de Venezuela y Universidad Simón Rodríguez gladysmadriz@yahoo.com Es psicóloga y educadora. Profesora de psicología y filosofía de la educación de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad Simón Rodríguez. Miembro del Programa de Estímulo a la Investigación y la Innovación del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Ha sido investigadora visitante en la Universidad de Barcelona y en la Universidad de Murcia, España. Sus áreas de estudio son: lenguaje, lectura, escritura, enseñanza de las ciencias humanas. Resumen - Resumo - Abstract El corpus teórico de este trabajo se ubica en la reflexión sobre un imaginario de la infancia, el cual pretende responder y apostar a una noción otra, distinta de aquella, de gran legitimación académica, que la mira como la edad in-fans (sin lengua), edad cronológica a rellenar, a superar, en el camino hacia una edad supuestamente plena: la adultez. El objetivo principal de este estudio es el de realizar un ejercicio hermenéuticofilosófico a partir del relato de ficción del venezolano Julio Garmendia, El regreso de Toñito Esparragosa contado por él mismo, que nos permita hacer una lectura de la infancia con apoyo en Nietzsche y O “corpus” teórico deste trabalho se encontra na reflexão sobre um imaginário da infancia, a qual pretende responder e apostar numa outra noção, distinta daquela, de grande legitimação acadêmica, que a vê como a idade “in-fans” (sem língua), idade cronológica a preencher, a superar, no caminho até uma idade supostamente plena: a adultez. O objetivo principal deste estudo é o de realizar um exercício hermenêutico-filosófico a partir do relato de ficção do venezuelano Julio Garmendia, “O regresso de Toñito Esparragosa” contado por ele mesmo, que nos permita fazer uma leitura da infância com apoio em Nietszche e Arendt, The corpus of this theoretical work is located in the reflection on an imaginary of infancy, which aims to respond to and bet on another notion, which is different from that of great academic legitimation, which looks like the old in-fans (without language), chronological age to fill, to overcome, on the road to a supposedly full age: adulthood. The main objective of this study is to perform an hermeneutic-philosophical exercise from the tale of fiction of the venezuelan Julio Garmendia, The return of Toñito Esparragosa narrated by himself, which allows us to read childhood based on Nietszche and Arendt, specifically, from their concept of birth. ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 233 Arendt, específicamente, desde específicamente, desde seu conceito de natalidade. su concepto de natalidad. Palabras Clave: Infancia, natalidad, formación, relato de ficción. Palavras-chave: Infância, natalidade, formação, relato de ficção. Keywords: Words: childhood, birth, training, a fiction story. Recibido: 01-06-2015 Aceptado: 10-08-2015 234 Para citar este artículo: Madriz, G. (2015). Narrar la vida. Infancia, natalidad y formación. Ixtli. Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación. 2(4). 233-255 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Narrar la vida. Infancia, natalidad y formación Para aquellos que, una vez en su vida, encontraron un tono nuevo, una nueva manera de mirar, otro modo de hacer, creo que éstos nunca experimentarán la necesidad de lamentarse de que el mundo es un error, la historia está atestada de inexistencias, y de que ya es el momento de que los otros se callen para que finalmente no se oiga más el cascabel de su reprobación… Foucault, el filósofo enmascarado. Introducción. El corpus teórico de este trabajo se ubica en la reflexión sobre un imaginario de la infancia, el cual pretende responder y apostar a una noción otra, distinta de aquella, de gran legitimación académica, que la mira como la edad in-fans (sin lengua), edad cronológica a rellenar, a superar, en el camino hacia una edad supuestamente plena: la adultez. El objetivo principal de este estudio es el de realizar un ejercicio hermenéutico-filosófico a partir del relato de ficción del venezolano Julio Garmendia, El regreso de Toñito Esparragosa contado por él mismo, que nos permita hacer una lectura de la infancia con apoyo en Nietszche y Arendt, específicamente, desde su concepto de natalidad. El ejercicio hermenéutico se desplegará mediante la realización de un contrapunteo entre relato, formación y natalidad. Leamos y escuchemos a Toñito Esparragoza en el relato de Garmendia (2005): Siendo pequeño, muy pequeño, demasiado pequeño para mi edad, me mandaron mis tíos, los tíos que me quedaban (o a quienes les quedaba yo, que fui huérfano de padre y madre a poco de nacido), a viajar por los países extranjeros, a ver si crecía (¿o tal vez no sería pretexto y ardid de todos ellos para mandarme fuera y salir de mí? ¡a veces lo pensaba!) “¡Para que aprenda algo útil!”, dispusieron tajantemente mis tíos Roque, Mauro y Régulo, sin posibilidad de apelación. “¡Y que no acabe de convertirse aquí en un animal, que es lo que él quiere!”.(p.3). ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 235 Este entrañable personaje del autor Julio Garmendia1, en ese bello relato que sale a la luz en el 2005. Pero el cuento, si bien inicia con la partida del niño, en realidad nos cuenta sobre la llegada de un niño otro, el mismo Toñito, pero siendo otro. Ahora bien, el asunto, a manera de hilo conductor, que atraviesa el presente trabajo es la aproximación a un imaginario de infancia, llevados por la curiosidad de la autora que al igual que muchos, cree que en la literatura se consiguen muchas respuestas sobre lo que somos y seremos, por aquello de que la ficción no hace sino mostrarnos los mundos posibles. El relato en cuestión, si bien ficcional, no deja de tener aspectos autobiográficos, que coadyuvan a propiciar la reflexión sobre el referido imaginario.2 En principio, no interesa aquí el imaginario de la infancia que tuvo el autor cuando escribiera la obra, tampoco su correspondencia con un género literario específico. Y no es porque ello no sea digno o importante, sino porque queremos insistir en otra cosa. Por lo que cabe preguntar ¿por qué no tratar entonces de que a partir del relato se revele ante nosotros el mundo de las ideas que sobre la infancia tenemos? De manera, que no se trata entonces, de una lectura crítica literaria la que pretendemos hacer, sino otra, una lectura provocadora, una lectura reflexiva, que regrese a nosotros, para descubrirnos, para develar nuestras profundas e inquietantes imágenes que sobre la infancia tengamos. Ese es el principal propósito de este trabajo. Luego, estaría el de hacer sonar éstas y otras imágenes, en el concierto de planteamientos que nos han dejado otros autores filósofos. Conscientes de que las lecturas no son ingenuas, y la lectura desde una hermenéutica Julio Garmendia (1898-1977) escritor venezolano del cual Sambrano Urdaneta (2007) señalara lo siguiente: “introduce en sus relatos temas, personajes y ambientes tratados con visión de humorista, con un poco de sorna y mucha imaginación, elementos con los que contribuye a señalar caminos nuevos a la narratividad hispanoamericana, apegada a la estética modernista y al realismo criollo.” 1 A este respecto dice Sambrano Urdaneta (2007) que en este “notable relato están los elementos tomados de la propia vida del autor en su viaje de ida y regreso de Europa, la descripción de la hacienda donde nació y pasó sus primeros años, el amor deslumbrado frente a la naturaleza animal y vegetal, proyectado en un decidido sentimiento ecológico de respeto y conservación”. (p. 180). 2 236 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 filosófica como la que aquí hacemos mucho menos, aprovechamos las líneas de esta obra, así como sus márgenes, para hacer una lectura de la infancia otra, menos reductora y cosificadora, cargada de imágenes y metáforas. En ese sentido, en las páginas que siguen, comenzaremos con una lectura a propósito de un texto de Nietzsche, y continuaremos con otra segunda, más en la idea de un viaje de formación, para finalizar con unos apuntes en relación con la natalidad. Con esta lectura de la infancia, queremos también, si es posible, tocar a otros, inquietarlos, en esta empresa lectora hecha al umbral del despertar, cuando al igual que en la tierra del nunca jamás, siempre es de día, y el tiempo se detiene para brindarnos la experiencia de llenar de niño el espíritu del adulto3. Lo cual entre otras cosas, nos proveería de una nueva mirada, para contemplar un mundo que cada vez más, se nos hace difícil de comprender y amar. Un mundo que requiere de nuevas vistas, como el niño que estrena anteojos de colores y por ello afirma que ahora conoce un mundo distinto. A veces, necesitamos de esos anteojos, para sentirnos extranjeros, para despojarnos de tantos estereotipos, para sorprendernos con nuestra propia y juguetona imaginación. 1. Primera lectura o de la metamorfosis del espíritu. Para esta primera lectura del relato, partiremos de un hermoso texto de Nietzsche (1999), intitulado Discurso de las transformaciones de Zaratustra. En estas páginas, Nietzsche hace una crítica a su tiempo, y al modo de entendimiento del pensamiento y de la moral vigentes en aquel momento histórico. Con el discurso de las Transformaciones, Zaratustra, desarrolla los distintos cambios del espíritu: la del espíritu en camello, la de camello en león y la de león en niño. Nos interesa interpretar el relato desde esta obra de Nietzsche, porque el discurso en cuestión, propone una crítica a la moral de su tiempo, que podría ser la misma para el tiempo presente y a la vez, y lo que es más importante, creemos que revela una ética del por-venir. 237 3 Debemos esta hermosa frase “llenar de niño el espíritu del adulto” a Larrosa (2000). ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación Pero antes, quisiéramos volver al relato en cuestión, porque bien sabemos que no es tan conocido. Toñito, un huérfano adolescente, está de regreso a casa, después de una larga estadía de formación académica en Europa, hacia donde parte siendo apenas un niño de aproximadamente seis años. La narración está en primera persona, ya que es el mismo Toñito quien va relatando su historia, la cual se concentra principalmente, en los acontecimientos más cercanos en tiempo y en espacio, con su regreso al pueblo de donde es oriundo. Pueblo genérico, ubicado en los llanos venezolanos, y donde reside el resto de su familia, quienes ansiosamente le esperan, con recibimiento y agasajo incluido. El punto es que Toñito, preocupado por no ser aceptado por sus familiares, sobre todo, en cuanto a su apariencia general se refiere, adelanta su llegada por varias horas, y repentinamente, decide ser testigo- ausente de su recibimiento, subiéndose al techo de la casa principal de la hacienda de los tíos, desde donde comienza a apreciar, la red de acontecimientos que se van suscitando alrededor de su “no” llegada. En el relato, sorprende al lector el centelleo de la idea de Toñito, cuando decide subir al tejado de la casa, para tener una visión del asunto de su llegada. Toñito , porque quiere saber qué pasa, lo que realmente se dice y se espera de él. Y decimos tomado porque aquí, verdaderamente, la idea es plena acción. No hay tiempo para considerar consecuencias, ni siquiera para determinar los riesgos. El adolescente emprende su escalada, como recordando las huellas de unos pies y de unas manos, que hasta el momento desconocía guardar. Sin embargo, Toñito, acostumbrado como está a obedecer, a cargar como el camello con la tradición y la culpa, nos habla en el relato de sus saberes y de cómo echa mano de ellos para subirse al tejado. 238 Aunque sin llegar a duende ni gato, yo había aprendido en los países en donde me había educado a tanta costa, a moverme por encima de las paredes, los tejados y por dentro de las chimeneas, así como sobre los hilos del telégrafo y los postes de luz. También había aprendido – pues como queda dicho, estuve largos años en los mayores centros de cultura y adelantos de la técnica - a meterme por las tuberías del acueducto, los túneles, los bocoyes y albañales, las cañerías y otras vías además de las normales. (Garmendia, 2005, p.18). IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 En ese párrafo cargado de ironía conque el autor nos regala, es evidente una crítica velada a los saberes que la sociedad de turno relacionaba con lo culto y avanzado. A veces, con la intención de despreciar lo propio. Al respecto, y a riesgo de cierta digresión, debemos comentar que cuando hemos dado a leer este texto a nuestros estudiantes, un alto porcentaje da por sentado que si un saber viene de Europa, es más cierto y avanzado. Hasta aquí esta nota reflexiva, continuemos con nuestro análisis. De nuevo inmersos en las tesis de Zaratustra, ¿no será que Toñito asume como deber, el querer hacer lo que es agradable para su familia, y por ello su primera intención, es la de observar lo que pasa en la casa con motivo de su llegada, para poder comportarse tal y como esperan de él? En esta actuación de Toñito, al igual que en el desconcierto inicial por su retorno a casa, creemos encontrar la primera transformación del espíritu de la cual hablara Zaratustra: la del espíritu en camello. Para ser más justos, deberíamos ubicar esa gestación más atrás en el tiempo, en la larga permanencia en Europa, porque tal y como aparece en el relato, ante el reclamo de los tíos de que regresase al país, Toñito les respondía lo siguiente: Una y otra vez volvía a escribirles que tenía aún que visitar otra nación, conocer más ciudades y terminar varias materias, sin el conocimiento de las cuales mi formación sería incompleta y acabaría por agrietarse y hasta hundirse. Así que estuve visitando otros países, y acabando de educarme y perfeccionarme por completo en todos ellos. (Garmendia, 2005, p.4). En ese tiempo de “educación” como entendía Toñito, el niño que se va haciendo adolescente, intenta hacerse un hombre de bien, como lo quieren los tíos de las botas (tal y como en ocasiones les llamaba). Toñito traduce, al igual que los tíos, educarse por llenarse de conocimientos, en acumular un pesado fardo de información, la cual, por este camino, contradictoriamente, nunca se transformará en saber real. Y si no, vean ustedes, como hay una velada intención del autor en hacernos ver lo inusitado, por no decir otra cosa, de algunos de los saberes que la sociedad culta, defiende como necesarios y válidos. Volviendo a la metáfora de la transformación de Zaratustra, éste nos dice que el camello carga con lo que se pueda, para demostrar su fuerza. El deseo 239 de Toñito está en desarrollar un cuerpo fuerte y vigoroso, que pueda cargar con todo “el pasto del conocimiento”. Pero no por ello, deja de ser un espíritu ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación sufrido y se interna en el desierto de unos parajes, a “moverse por encima de las paredes, los tejados y por dentro de las chimeneas, así como sobre los hilos del telégrafo y los postes de luz.” (Garmendia, 2005, p.4). (Como el personaje nos relatara), olvidándose de quién se es. O como advierte Zaratustra: ¿Qué es esto? ¿apartarse uno de su causa en el instante que triunfa? Zaratustra, nos llama a la reflexión, sobre el hecho de que la causa inicial, de cada uno de nosotros, debe ser la de dar cuenta de quién se es. Y Toñito, aún no comprende que no por llenarse de información, alcanza el hombre su destino. Pero regresemos al relato. Resulta que angustiado por su regreso, y sin determinar específicamente el origen de su desasosiego, el joven llega al pueblo antes de lo esperado. Lo que es lo mismo que decir, antes de que todos sus parientes y también buena parte del pueblo, le diesen la bienvenida preparada. Apoteósica bienvenida, debemos decir, y estando la cosa así, y horas antes de su llegada, decide subirse al tejado de la vieja casa principal de la hacienda, para espiar los acontecimientos. Lo cierto, es que serán varios días los que pasará escondido de las miradas de todos. De todos, con excepción de la vieja Micaela, la antigua nana y Mano Chao, fieles y antiguos servidores de los tíos, quienes de manera fortuita, pero no menos providencial, por aquello de socorrerlo con viandas y ropa oportuna, se enteran de la presencia del muchacho, pero no lo delatan. En esos días de escondite, una vez que se ha colmado el alma con los recuerdos que parecen despertar y descolgarse del cielo azul, que nuevamente le cobija. Después de años de ausencia, y también con la nueva información, tejida a partir del escudriñamiento riguroso por parte de unos ojos invisibles a los demás, por los espacios antes resguardados del patio y los corredores, las claraboyas de las cocina y demás; en esos días de sorprendente renuncia a lo conocido, a la comodidad de lo dado, se va gestando la nueva transformación: la de camello en león inconforme. 240 Dice Zaratustra: “conquistar la libertad, y un santo ¡no!, incluso ante el deber: para esto, hermanos, hace falta el león (…) le toca ahora encontrar hasta en lo más sagrado falacia y arbitrariedad, para que se robe la emancipación de su amor. Para este robo es menester el león.” (Nietzsche, 1999, p.38). En esos días de escondite, pero a la vez, de exposición a una naturaleza exuberante que aparece ante sus ojos, y ante la cual no le queda sino sucumbir IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 a los recuerdos de su magnificencia. En esos días, creemos, ocurre la transformación de Toñito en león. Aparece el león Toñito, diestro en la celada, en el robo de la presa (los pequeños conejos que aguardaban para ser la cena de los voraces tíos), solo porque así lo quiere. Y en el tejado, una vez negociado y convenido su propio espacio con el gato Mirzo, otrora único huésped del mismo; Toñito deja de ser el dócil camello, para convertirse en el ansioso león, capaz de luchar por su libertad y la de los pequeños conejos que secuestra, en gracioso episodio del relato. Como el león que es, Toñito cuestiona algunas prácticas de los tíos de las botas, y empieza a rebelarse ante lo establecido. Suponemos que mantiene su presencia oculta, ya no por confusión y vergüenza, sino por rebeldía, por el gusto de afirmar una independencia que, créannos, le supone grandes incomodidades. En el día, Toñito es el rey de la nueva selva conquistada: el tejado. Por tierra tiene los desniveles peligrosos de la canal y lo cóncavo de las tejas. Por las noches, una vez dormida la casa y sus ocupantes, desliza su cuerpo felino por las ventanas, y bajo techo ya, formando un ovillo con su cuerpo, da paso al sueño justiciero, que transforma las imágenes de las inexpugnables torres del castillo de los tíos de las botas, en otras de extravagante y amoroso rescate de la bella princesa Chepina. Pero a pesar de todo, hay muchas cosas que el león no puede lograr. Zaratustra señala que el león no es capaz de generar nada nuevo. No tiene la capacidad de crear. De allí, que sea imperativo una nueva transformación, la de león en niño, para completar el círculo. La noche de Navidad, y estando Toñito todavía en el tejado, sucede un acontecimiento que maravilla al adolescente: presencia el nacimiento de unos conejitos, los hijos de los conejos rescatados en peligrosa peripecia, a riesgo de caerse y de ser descubierto. Dice Toñito: ¡Sí! La navidad ha vuelto, sí; es hoy, es esta noche, en esta misma hora en que estoy aquí sobre el tejado, celebrando al nuevo niño que ha bajado sobre la tierra, y que es un manso y suave conejito moreno, esta nueva y santa vez. – ¡Dios sea loado! (Garmendia, 2005, p.98). La natalidad, es siempre un acontecer que interrumpe lo cotidiano, e invita a la reflexión. La escena, que nos permite rememorar aquella ocurrida en un establo de Belén, conmociona el espíritu de Toñito, siendo entonces presa ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 241 de la última de las transformaciones: la de león en niño. Dice Zaratustra: “es el niño inocencia y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que echa a girar espontáneamente, un movimiento inicial, un santo decir ¡sí!” (Nietzsche, 1999). La vida, para ser de verdad completa, ha de transitar por las transformaciones necesarias, hasta llegar a cultivar un espíritu que sea afirmativo. Toñito se da cuenta que su situación en el tejado es insostenible y vana. No se trata ya de desilusionar a los tíos, con su presencia enclenque, en nada comparable con el aspecto de estos señores, rebosantes de fortaleza física y grandes, cuales gigantes. Otra idea le ha sobrevenido: la de jugar a ser quien se es. ¿Quién ha de ser? No lo sabe, solo lo intuye. En ocasiones, ha creído hallar la respuesta en el susurro del viento. En otras, los sueños le han insinuado imágenes que no terminaron de concretarse, porque cuando despierta, le pasa que se desvanecen las figuras sin contemplación alguna. Pero Toñito, ha hallado la fortaleza interior que le anima a un nuevo comienzo. La vida encuentra camino en los pasos cortos de la infancia, sin tener que esperar a la ostentosa acumulación de saberes, ni del conocimiento de todas las prácticas sociales. La mirada de los tíos, mirada que evitara por tanto tiempo, ya no le preocupa. Ahora, se pregunta por el que se mira, mientras va siendo. Y también por el otro, y por lo otro, a quienes mira con nuevo asombro. Toñito estrena nueva mirada. Se ha operado un nuevo comienzo, un nuevo giro de la rueda de la vida, se ha materializado: un santo decir ¡sí!. Bastó una chispa centelleante, para dar paso a la tormenta imaginativa que la infancia posee. La historia de Toñito, reconfigura nuestra concepción del mundo de la infancia: no se trata de una etapa por quemar, como si de una enfermedad se tratase. Empeñados en observar con ojos penalizadores, somos incapaces de percibir en el misterio de la infancia, algo más, que no sea materia prima para moldear lo que quiera el adulto. O peor, llevados por una moral pacata e hipócrita, creemos poseer la verdad de las cosas y nos constituimos en defensores de un imaginario, donde la infancia es nostalgia y un tiempo donde se vivía mejor, libre de dudas y dolor. 242 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 2. La segunda lectura. El viaje de formación de Toñito ¿Debemos llamar formación al camino emprendido por un niño que no deja de preguntar, de requerir información, y que años después, se nos presenta como aletargado en su papel de niño correcto y educado? ¿Dónde se ha ido el muchachito o la muchachita de gesto brillante y mirada acuciosa? ¿Dónde se han metido las preguntas ocurrentes y la aguda perspicacia para cazar en el vuelo la contradicción del adulto? ¿Dónde las ganas de desafiar los conceptos y llevarlos al límite de sus posibilidades, y en ocasiones, al límite de nuestra paciencia? Hemos visto perderse al genio en cosa de un año, el tiempo que transcurre entre el preescolar (jardín de infancia) y el primer grado. ¿A cuál cerebro debemos tal destrucción, tal tarea de atontamiento, tal ejercicio de postración del espíritu? Sin duda alguna a la escuela. Por eso, no vamos a contextualizar la formación en la escuela. El relato de Toñito nos permite hacer una lectura libre de ella. Nuestro autor, plantea un viaje de formación donde no se menciona la escuela. En realidad, se menciona muy poco, nos parece que en dos ocasiones: en la primera, Toñito habla de las muchas cosas que ha aprendido durante su viaje al exterior, pero lo cierto es que su viaje de formación, el que queremos comentar, comienza con su retorno. Y la segunda vez, es cuando Toñito, al final del relato y ya hecho un hombre, menciona con orgullo cómo ha construido una escuela en el pueblo, para que los niños se eduquen, quizás para que ninguno de los niños tenga que irse tan lejos, como lo hiciera él. Pero la figura del viaje, en este caso, no debe tomarse como literal. Ya que el viaje al cual nos referimos, no necesita de mayores cambios en los espacios físicos o topográficos, sino en los psicológicos, o debemos decir en el espíritu. Hace ya algunos años, nuestros queridos maestros Bárcena y Mèlich (2000) propusieron “entender la educación como el relato de la formación de la subjetividad o de la identidad” (p.106). En el relato en cuestión, encontramos un pretexto, para detenernos a pensar en esa hermosa propuesta. Sucede que en el caso del relato que nos ocupa, no es precisamente durante el viaje al exterior, ni en la larga estancia de Toñito en Europa, donde ocurre la transformación que nos interesa. Es a partir de su regreso al país, 243 y a su pequeño terruño, donde comienza a manifestarse una nueva actitud en él. Una vez de vuelta, una vez en casa, es cuando Toñito tiene el tiempo ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación para perder la mirada en los detalles cotidianos y descubrir las pistas que no se han buscado. Esto parece una herejía: hablar de formación sin escuela, y de perder la mirada cuando debería ser lo contrario, ya que es cosa sabida que el problema de la infancia, entre otras cosas, es la falta de atención y concentración. Toñito nos enseña que el aprendizaje tiene que ver con el tiempo, pero no con un tiempo Kronos, o tiempo de reloj, como solemos llamarle. Ha sido testigo y protagonista de numerosos incidentes, ha visto llegar el día y también lo ha despedido, pero lo ha hecho de otra manera: el tiempo, esa dimensión que no entendía, porque pasaba muy despacio o muy deprisa, ahora le parece más acompasado. Toñito se ha tomado su tiempo, y el tiempo se ha tomado a Toñito. Nuestro amigo, ha pasado de la indiferencia hacia el tiempo normado, a la experiencia de un tiempo kairós, que le sugiere algunas notas para un relato próximo. Un tiempo que se vislumbra como la promesa de un relato por construir, que es lo mismo que decir: una vida por contar. La formación de la que hablamos, tiene que ver con un tiempo que se experimenta libre y hasta ocioso, si se quiere. Un tiempo para el inicio y no sólo para contar y repetir lo ya dado, lo ya dicho. Un tiempo para reinventarse, a partir de la memoria, de lo recordado. Un tiempo para imaginar y un tiempo para esperar las promesas que circulan en el aire y también en nuestra sangre. Pero no bastaría el tiempo, sino existiese la necesidad de contar-se. ¿Cuándo se manifiesta en Toñito esa necesidad? Creemos que el espectáculo de la magnificencia de la naturaleza tropical obra como desencadenante. Eso, y también el extraño sentimiento que surge en él, cuando comienza a recordar y preguntarse, sobre quién se es. Y como sabemos, no hay fuerza más poderosa para modificar la propia vida, que las historias que nos contamos y que contamos a otros4. Precisamente, porque no existe una naturaleza humana universal como esencia innata, es por lo que se hace tan importante para la educación, los relatos que nos contamos y que animamos a contar. 244 Hay muchos estudios que señalan cómo aparentemente, hemos nacido con un formato narrativo (como le llamamos), en el sentido de que la naturaleza humana, desde muy pequeña, pareciera trabajar y organizar el saber, alrededor de formatos episódicos, y lo mismo sucedería por supuesto, con nuestra memoria. 4 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Señala Ricoeur (1996) que: La persona, entendida como personaje del relato, no es una identidad distinta de sus experiencias. Muy al contrario: comparte el régimen de la identidad propia de la historia narrada. El relato construye la identidad del personaje, que podemos llamar su identidad narrativa, al construir la de la historia narrada”. (p. 147). Pero las circunstancias, sobre todo las experimentadas como altamente novedosas, permiten que se den, toda suerte de variaciones en las historias que atesoramos. Cuando no hay marcos o situaciones preconcebidas, a la manera de estereotipos, entonces, surge más claramente, la necesidad de asumir nuevas tramas. Es justamente lo que sucede en este relato. Magistralmente, el autor propone una situación desconcertante y para la cual los lectores no estamos preparados: sucede que casi todo el relato, como recordarán, acontece mientras el personaje principal está subido en un tejado de una casa de hacienda o campo. La circunstancia extrema expuesta en el relato, nos sugiere que el autor, nos propone un doble ejercicio formativo: pensar lo que sucederá con nuestro personaje, lo cual es lo mismo que interesarnos por los cambios suscitados en Toñito, pero a la vez, ¿qué sucede con nosotros? Ya no tenemos certezas. Sucede que en el mundo de todos los días, a nadie se le ocurre subir al tejado de una casa para…para casi nada. Así que el ejercicio de ubicarnos en una situación altamente impredecible, es también para nosotros motivo de confusión, que a continuación nos preguntamos ¿qué nuevas situaciones nos deparará este relato para el cual ya no tenemos referencias? El guiño de complicidad del autor está en pleno desarrollo, y caemos en su trampa. Y por otra parte, sin la posibilidad de caer en automatismos, nos vemos obligados a re-pensar las maneras en que actuaríamos. En el caso de “el regreso de Toñito Esparragosa contado por él mismo”, toda la obra no es más que un hermoso cuento de formación, y como en las mejores muestras del género de la novela de formación, observamos, en este caso más bien escuchamos, (porque el que nos habla es Toñito), un relato que se parece con mucho, a todas las historias de aventuras, que atesoramos en 245 lo profundo de nuestra memoria. Audacia, temeridad, valentía, inteligencia, nobleza, picardía, se suman para dar lugar, a la narración de una identidad, ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación que se busca en el devenir de un dejar que sea. Sobre el tejado, Toñito tiene el tiempo y la oportunidad de ocuparse de sí. No se trata aquí de repetir lo conocido, más allá de unos ejercicios físicos de cierta complejidad y gracia. Lo más importante será decidir y actuar, sin las pretensiones de reafirmarse en el actuar, como lo hace aquel que todo lo sabe. Por el contrario, se trata de jugar a ser de otra forma, de criticarse, de intentar ser mejor, más auténtico. En este ocuparse de sí, mención especial supone encontrar muy tempranamente, actos de extrema justicia y que suponen un riesgo físico considerable por parte de Toñito, como por ejemplo, el secuestro exitoso de la pareja de conejos, que aguardaban turno para ser sacrificados, como parte del banquete de bienvenida, en honor a su llegada. O el caso de la lección justiciera que Toñito preparase para Eladio, mozalbete impertinente y desagradable, que tenía por diversión, la caza y el golpear a los animales. Los acontecimientos cercanos a su regreso en tiempo y espacio, precipitan en Toñito el hacerse cargo de sí y de los demás. Se agudiza su capacidad introspectiva, y comienza a poner en tela de juicio, las certezas con las que había cargado hasta la fecha. En las páginas finales del relato, podemos conocer, la irrevocable decisión de Toñito, a dejar de esconderse de los tíos, lo cual sería una manera también de decir, que se convertía en dueño de sí mismo: Comencé a moverme entre las cañas y aspiraba el olor de aquella tierra y de esa vida que me había sido tan entrañable y familiar en otra época, y en cuyas vecindades había visto la luz por vez primera. Aspiraba profundamente, y me orientaba oteando, venteando, olfateando aquel mundo verdadero, que era el mío, como quien se despierta de un sueño(…) y a medida que andaba entre las cañas, iba sintiéndome crecer: crecía rápidamente, por momentos, por oleadas, por impulsos que me venían no sé de dónde, o desde el aire de mi universo, o desde el sol, llevado por esa fuerza rara, como la crisálida en el instante de hacerse mariposa, dueño de mí mismo, recobrado.(Garmendia, 2005, p.105-106). Crecer sin olvidar las raíces, crecer como un gesto afirmativo por la vida. Nos gusta este muchacho que no se aparta de la vida, del cuerpo, del con246 texto, para dar cuenta del crecimiento. Y sin embargo, en ese dar cuenta, no lo sabe todo, manifiesta que está involucrada una fuerza rara a la cual IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 es incapaz de dar nombre, y no por ello, deja de percibirla. Es que la vida también tiene sus misterios. Morin (2004), siempre alude al homo ludens y al homo demens, para recordarnos que escondemos muchas caras y que a la multiplicidad, es a lo que debemos, el genio posible del humano. Por último, quisiéramos destacar, que en el proceso de crecimiento/formación de Toñito, no se evidencia una preocupación autista, incapaz de pensar en el otro y lo otro. Quizás, al principio del relato, cuando la imponente figura de su tío, le persiguiera como católico impenitente, vimos un intenso concentrarse en sí. Luego, a lo largo de la narración, se va haciendo evidente la presencia de ese corazón comprensivo, al cual hace referencia Arendt en sus escritos, y que tiene que ver, con la capacidad del ser humano, de perdonar, porque comprende la fragilidad del otro y la propia. Arendt (1999)5, nos recuerda que ya que la acción y lo que se inicia con ella, es imprevisible y que no da marcha atrás, entonces, lo que puede salvarnos de caer en la barbarie, son dos grandes facultades que poseemos: la capacidad de perdonar y la capacidad de hacer promesas. La sensibilidad por lo otro, está representada en el relato, por la respuesta de Toñito ante la magnificencia de una naturaleza tropical rica en variedad de fauna y flora, principalmente. Sensibilidad a partir de la cual, comienza a perfilarse una identidad con una sabiduría propia, resultado quizá, de una paciente mirada y una escucha atenta: de lo visible y lo invisible, de lo sensible, del sentido común y de la pasión. Al final del relato, las palabras suenan a un adulto que mira al mundo con complacencia, mientras se apura a cambiarlo, porque como ya sabemos, el inicio está inscrito en nuestra piel. Señala Arendt: “la redención (…) de la irreversibilidad es la facultad de perdonar, y el remedio para la impredecibilidad se halla contenido en la facultad de hacer y mantener las promesas. Ambos remedios van juntos: el perdón está ligado al pasado y sirve para deshacer lo que se ha hecho; mientras que atarse a través de promesas sirve para establecer en el océano de inseguridad del futuro islas de seguridad sin las que ni siquiera la continuidad, menos aún la durabilidad de cualquier tipo, sería posible en las relaciones entre los hombres.” (1999, p. 106). 5 ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 247 3. La tercera lectura: la natalidad, entre la novedad y lo incierto. En el relato, cuenta Toñito lo siguiente: La noche de Navidad nació el conejito en mi tejado. No era blanco, ni amarillo, ni negro. Era un conejito moreno de nuestros campos y matorrales. Era suave, manso y pequeño, tan pequeño, que hubiera dado miedo metérselo entre el bolsillo, por temor de perderlo dentro. Había muchas estrellas en el cielo azul, diáfano. Brillaban tanto, que parecían haber recibido para esa noche algún nuevo fulgor (…) La dulce madre estaba allí, pero no miraba en derredor, sino que contemplaba embebecida el fruto de su vientre, al que el puro amor traía a la tierra aquella noche de navidad, y cuyo nombre se derivará del mío, porque el pequeñuelo se llama también Toñito, como yo. (Garmendia, 2005, pp.97-98). La imagen de la natividad, pareciera ser el desencadenante último de un acontecimiento que quiebra doblemente la quietud de la noche: por un lado, el milagro de un nacimiento, que siempre es novedad radical, pero por otro, el padecimiento de la extrañeza total, cuando se acaban las respuestas y sólo queda el desconcierto: la natalidad siempre nos deja con un sabor agridulce. Sabemos que hemos sido testigos de un milagro que no podemos repetir a nuestra entera voluntad. Cada vez, que el rostro de un recién nacido se nos hace presente, nos convertimos en testigos humildes de una hazaña, de la cual apenas vislumbramos la posibilidad de un mundo mejor. Suficiente para vivir en esperanza ¿no creen?. Pero en ocasiones, sucede que dejamos de oír, aturdidos como estamos, por los mensajes contradictorios que recibimos diariamente y que cambian lo trascendente, por lo menos meritorio. Por eso dejamos de preguntarnos y de soñar despiertos. Y por eso, tememos a la infancia, porque denuncia nuestra incapacidad. Herederos como somos de un imaginario de la infancia que la tiene por incompleta, producto de un discurso académico psicologicista, la infancia es entendida como un tránsito evolutivo hacia la madurez del pensamiento, y hasta del verdadero aprovechamiento y utilidad de la vida. 248 Evidentemente, esa noción estaría dentro de una filosofía de la fabricación del hombre, tal y como lo denunciara Arendt en sus trabajos, y no dentro de una lógica del por-venir, la cual nos proponemos, como ya se dijera, hacer sonar en estas páginas. Entendemos por lógica de la fabricación la imperiosa necesidad de una cultura como la nuestra (particularmente a través IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 de la escuela) en hacer del otro lo que se quiere, lo debido, lo necesario, lo previamente planificado, antes que dejar que sea. Por ello, nuestras aulas se han llenado de un discurso que recuerda el ámbito de una fábrica cualquiera: culto al disciplinamiento, culto a la eficiencia, culto a la productividad, en fin, culto por el éxito. La infancia, representa lo contrario a lo que ofrece ese nuevo culto, como trampolín para una sociedad más exitosa. Peligrosamente, en nuestras aulas, el niño, frente a nosotros los docentes, no sólo va perdiendo su inocencia, sino también su autenticidad. No sólo se hace de una lengua, sino que pierde el deseo de hablar. No sólo disciplina su cuerpo, su postura, sus hábitos; sino que pierde el deseo de pensar por sí mismo. Antes, cuando el compañero lloraba, él lloraba con el otro, contagiado por una corriente de verdadera empatía. Ahora, cuando el otro llora, él se mofa, o se aparta, porque el sufrimiento no se cambia por baratijas, como la carita feliz en la palma de la mano. El padecer, otrora altamente formativo, en el sentido de hacernos receptivos a los momentos otros de la vida, y que de alguna manera muestra el lado pasivo, introspectivo, oyente, de nuestra personalidad; es dejado de lado en una sociedad que sólo premia el carácter activo, vigoroso, violento, de las personas. Esto, aunado a la prisa, se ha convertido en un fenómeno que se percibe como natural, cuando es todo lo contrario. No hemos sido hechos para terminar más pronto. No hemos sido hechos para estar ansiosos, no hemos sido hechos para arremeter contra el otro y lo otro. Se trata de espejismos, de máscaras, de un carnaval que amenaza el precario equilibrio del que nos ufanamos. Engaños perceptivos que no permiten que veamos que somos frágiles, tan frágiles como el niño que no queremos ser, como la mujer que despreciamos, como el indigente que clama por un espacio y un tiempo para existir. Tan frágiles somos, que Levinas (2000) advierte que no podemos vivir sin hospitalidad, sin que nos acojan y reciban como recién llegados, como lo que somos, rostros, que reflejan la total incapacidad de vivir sin los otros. Ya no se premia al niño que demuestra poseer un particular talante para conciliar y reconocer de manera justa, las distintas posiciones de los compañeros. Tampoco a aquel que pudiera ir más lejos, y dedicara buena parte de sus recreos para auxiliar al compañero menos diestro. Tampoco hay ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 249 tiempo para agradecer al compañero que siempre tiene una salida graciosa, estimulante para todos. De ellos, casi que diríamos que pierden su tiempo, que no se concentran en lo suyo. La concepción academicista sólo ve en el niño un vacío que hay que llenar: vacío de pensamiento, vacío de experiencia, vacío de lenguaje, vacío de productividad. En esta línea de juicios no se parte de lo que se trae, sino de lo que se carece. Se trata de una lógica del juicio y no de la posibilidad. Hace ya algunos años Foucault (1999)6 se refería a este tipo de lógica y echaba de menos una lógica distinta: No puedo dejar de pensar en una crítica que no buscara juzgar, sino hacer existir una obra, un libro, una frase, una idea. Una crítica así encendería fuegos, contemplaría crecer la hierba, escucharía el viento y tomaría la espuma al vuelo para esparcirla. Multiplicaría no los juicios, sino los signos de existencia; los llamaría, los sacaría de su sueño. ¿Los inventaría en ocasiones? Tanto mejor, mucho mejor: la crítica por sentencias me adormece. Me gustaría una crítica por centelleos imaginativos, no sería soberana ni vestida de rojo. Llevaría el relámpago de las tormentas posibles. (p.220) Una crítica otra que formara parte de una ética del advenimiento, en el sentido de permitir las muy sospechosas características de la sorpresa, la novedad, la risa, la naturalidad o autenticidad, etc. Características que por lo general están muy alejadas de los contextos serios como la escuela o el trabajo. Una ética del advenimiento no podría dejar la figura de la infancia por fuera. Esperar lo inesperado, pensar lo impensable, eso es tarea de la infancia. Ya no puede ser tarea del adulto realizado. Esa persona ya no espera nada, porque ya lo es todo. La soberbia del adulto no admite la irracionalidad de un pensamiento libre y apasionado. En un texto elaborado íntegramente por Foucault y que partiera de una entrevista con C. Delacampagne, periodista del Le Monde, para abril de 1980, el filósofo, pretendía denunciar el protagonismo excesivo de las figuras antes que de sus ideas, así que acepta realizar la entrevista sólo si se mantenía en secreto su participación, por ello, el trabajo de donde extrajimos el párrafo, recibió el título de: el filósofo enmascarado. En este texto, Foucault no sólo elabora las respuestas con cuidado, sino que también construye las preguntas. 6 250 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Quizá, una de las partes más imprevisibles del relato “El regreso de Toñito Esparragosa…” sucede, como ya hemos dicho, cuando Toñito, una vez de regreso al pueblo, y ubicado ya en la hacienda de los tíos, decide subirse al tejado. Curiosamente, ni el propio Toñito, ni el autor del relato, explicitan el porqué de tan inusitada acción, lo cual debemos agradecer, porque nos permite a los interesados lectores, hacer las particulares interpretaciones. De manera, que hemos podido jugar con algunas posibilidades de lectura, incluyendo el juego metafórico que nos ofrece la natalidad de Hanna Arendt. Lo primero que se nos ocurre es comentar, que la natalidad no supone una categoría esencial, como pudiéramos pensar que es el estar vivos, sino una posibilidad consustancial que tenemos todos los humanos, como lo es la de iniciar algo nuevo. La escandalosa, la provocativa, la subversiva posibilidad de dar al traste con el orden del día y por qué no, del mundo, y ser testigos de un nuevo milagro: la de una nueva idea, de una nueva vida, o simplemente, de un cambio fundamental en lo trazado. Entonces para Arendt, la natalidad está íntimamente relacionada con la acción, en el sentido de que la relación del nacido, es decir, nosotros, con el mundo que conocemos, se establece a través de la acción y de la palabra. Todo hombre y toda mujer vienen al mundo con la capacidad de iniciar algo nuevo, algo que lo diferencia, al mismo tiempo que lo iguala a sus semejantes. Por eso, es que no hay nada más negador de la vida que suprimir la identidad como derecho. Hemos visto en este relato, que Toñito se recobra a sí mismo, cuando afirma su identidad. Eso no significa que esté completamente consciente de quién se es, y mucho menos de quién será. Nos referimos más bien a un sentimiento afirmativo, vinculado estrechamente con el sentir que se está vivo, y no tanto a una experiencia de corte jurídico, que lo convierta en poseedor de derechos y deberes. Identidad sí, que no debería entenderse simplemente como individualidad, sino que presupone haber encontrado un equilibrio que haga posible el diálogo, sin desmedro de ninguna de las partes. En realidad, casi todo lo importante que nos ha de ocurrir, siempre ocurre entre dos, o entre nosotros, si somos más. Juarroz (2002), con un hermoso poema remite a un temor mayor que el de desconocernos a nosotros mismos, ¿cuál sería éste? Olvidar la existencia juntos. El poema dice así: ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 251 Me inquieta al dormirme la posibilidad de no encontrarme al despertar. Pero me inquieta más todavía la posibilidad de no encontrarte. Me inquieta al dormirme la posibilidad de que nos sustituyan mientras duermo. Pero me inquieta más aún la posibilidad de no reconocernos cuando despierte. Me inquieta al dormirme la posibilidad de que al despertar nada corresponda con nada, ni siquiera tú conmigo. Pero me inquieta más todavía la posibilidad de que a ambos nos borren el pasado y tú y yo no hayamos existido nunca. (p.156). Porque no existe una memoria en solitario, porque no tiene sentido una memoria que no pueda ser compartida, porque a pesar de que cuando recordamos también olvidamos, y el olvido es necesario, no existe muerte tan terrible, como el no poder reconocerme y reconocer a los otros míos. Y la memoria hace posible la narración, algo que sin lo cual tampoco existiríamos, por lo menos tal y como nos conocemos, desde que el mundo es mundo. Debemos decir por tanto, que en el relato es hermosa la imagen de un muchacho, Toñito Esparragosa, que se decide a andar, y al hacerlo con sus propios pies, lo relata con sus propias palabras: 252 Sabía cómo moverme y cómo andar, e iba internándome tranquilo, seguro del terreno y del rumbo que llevaba sometiéndome a la naturaleza y a la vida. Pero respetándola, venerándola y amándola en su esencia y sus criaturas, esa innumerables, fuertes y pequeñas bestias oscuras, ocultas entre las cañas de la hacienda, o en los verdes matorrales de los cerros vecinos. (…) Como el vaho de la tierra, aspiraba yo profundamente IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 aquel dulzor que venía flotando en el aire embalsamado. Las aletas de la nariz se me ensanchaban, se estremecía mi olfato, se dilataban mis pulmones, se me revelaban y emergían mis fuerzas más recónditas. ¡Allí iba a crecer; finalmente, iba a crecer…! (Garmendia, 2005). “Sometiéndome a la naturaleza y a la vida” nos dice Toñito. ¿No será que a veces es bueno abandonar tanta presencia, tanta postura, tanto artificio y dejar salir libre al niño que somos o que por lo menos fuimos? En este relato de formación, Toñito desaprende lo artificioso que lo enajena de su espacio y tiempo. Un espacio donde ha llegado a insertarse sin generar violencia, un tiempo que ha hecho suyo, al acompasar su paso con el ritmo de esa tierra que le recibe en paz. Corolario. En estas páginas, nos propusimos hacer una lectura del texto de Julio Garmendia, desde una mirada que nos permitiera revisar el imaginario que de la infancia tenemos. Obviamente, también hemos hecho otra lectura de la obra. Frente a una interpretación, más o menos caracterizada por la concepción de la lucha entre la civilización y la barbarie, representada en el relato, por la presencia de unos tíos y de unas prácticas retrógradas y hasta salvajes, frente a la bondad y generosidad, de un pensamiento que se constituye en progresista y ecológico en el niño Toñito, cuando se hace adulto. Antes que ensayar esta lectura, decimos, preferimos imbuirnos del espíritu de niño que conquista la vida y la esperanza, llevados por el discurso inspirador de Nietzsche. En el relato, creemos encontrar una nueva voluntad, la voluntad del niño, voluntad o potencia que inventa lo que no existe y que expresa lo inconcebible. El niño del relato va creando una nueva ilusión de subjetividad, reinventando su modo existencial. El sentimiento afirmativo de una vida plena, no admite la visión estrecha de un frustrado. El sentido de un movimiento positivo de vida, se asemeja al movimiento de fototropismo de las plantas. Uno busca ex – ponerse, porque la vida siempre se abre camino. Sin embargo, este abrirse camino no significa que se arrase con cuanto uno tropiece, como si de hierba mala se tratase. Los gestos de una vida afirmativa no son ni amargos, ni mezquinos. Siempre habrá una 253 golosina para compartir, una lágrima para verter, una fantasía que regalar, una utopía para emprender en conjunto. ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación Cuando pensamos en una ética del advenimiento, recordamos con emoción el capítulo de Infancia, adolescencia y juventud, del maestro Tolstoi (1990)7, donde nos pregunta con genuina preocupación, acerca de nuestros días de la infancia: ¿Volverá alguna vez esa lozanía, esa despreocupación, esa necesidad de amar y la fe inquebrantable que se posee en la infancia? ¿Acaso puede haber alguna época mejor que aquella en que las más sublimes virtudes – la inocente alegría y la infinita necesidad de amar – son los únicos impulsos de la vida? ¿Dónde están aquellas fervientes oraciones? ¿Dónde está el don excelso de aquellas lágrimas puras de ternura? El ángel consolador venía a enjugarlas con una sonrisa y traía dulces ilusiones a mi inocente imaginación infantil. ¿Es posible que la vida haya dejado en mi corazón huellas tan penosas que hayan huido para siempre esas lágrimas y esos entusiasmos? ¿Es posible que no queden sino los recuerdos? (p.92). Un espíritu imbuido de la infancia no queda preso sólo y (solo) de los recuerdos. Construye nuevas fantasías y disfruta de las nuevas aventuras. Y lo hace en compañía, porque posee la virtud del dar y el don de recibir. Y lo hace agradecido, porque todavía puede esperar, a pesar de que en su derredor haya resentimiento y desesperanza. Y también puede cambiar, lo que se haya de cambiar, empezando con nosotros mismos. Entonces, esta nuestra interpretación del relato, no podría atenerse a categorías ya establecidas (como la de civilización vs. barbarie). Y al igual que el niño que hemos querido homenajear, debemos decir: ni una cosa ni la otra, un pensar nuevo, para una vida que ha de hacerse. Una ética del advenimiento. 254 De esta novela, “Infancia, Adolescencia y Juventud”, que el autor entregase por fascículos, se ha dicho que posee muchos elementos autobiográficos. Aunque no fuera así, resulta una lectura hermosa en la tradición de la novela de formación, con sus variantes. 7 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Referencias bibliográficas. Arendt, H. (1999). De la historia a la acción. Barcelona: Paidós. Bárcena, F (2000). La educación como Acontecimiento ético. Natalidad, narración y hospitalidad. Barcelona: Paidós. Foucault, M. (1999) Estética, ética y hermenéutica. Barcelona: Paidós. Garmendia, J. (2005). El regreso de Toñito Esparragosa, contado por él mismo. Caracas: Editorial Criterio. Juarroz, R. (2002). Undécima Poesía Vertical. Valencia: Pre-Textos. Larrosa, J. (2000). 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RNasimbera@gmail.com Roberto Nasimbera, es Profesor en Filosofía y Licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades, Maestreando en Filosofía y Educación. Docente en Institutos de Nivel Superior dedicados a la formación docente y también en el Nivel medio. Trabaja sobre el análisis del pensamiento popular en Rodolfo Kusch y el impacto educativo en el siglo XXI. Resumen - Resumo - Abstract La filosofía sin dudas es una actividad; pero una actividad intelectual que, aunque pueda iluminar e incluso incidir en otros aspectos de la vida humana para su transformación, solo es posible si hay una teoría que la dinamice y la lleve a praxis. Sin embargo la filosofía es práctica en cuanto que es un hacer, más que un hecho, como bien ya señalaban los griegos, no estamos frente a un saber efectivo y realizado (sophía), sino frente a un saber en permanente indagación y cuestionamiento (philo-sophía). En consecuencia la filosofía no es un sistema perfectamente acabado y cerrado sobre sí, sino más bien como una aper- Filosofia é sem dúvida uma atividade; Mas uma atividade intelectual que, embora ele pode iluminar e até mesmo ter um impacto sobre outros aspectos da vida humana para sua transformação, só é possível se há uma teoria que impulsioná-lo e trazê-lo à práxis. No entanto, filosofia é prática, na medida em que é um fazer, ao invés de um fato, bem como apontou para os gregos, não estamos perante um conhecimento eficaz e realizado (sophia), mas para um conhecimento em permanente investigação e interrogatório (philo-sophia). Em consequência a filosofia não é um sistema perfeitamente acabado e fechado sobre si mesmo, Philosophy without doubt is an activity; but an intellectual activity that, although it can illuminate and even have an impact on other aspects of human life for its transformation, is only possible if there is a theory that boosts it and brings it to praxis. However philosophy is practical insofar as it is a make, rather than a fact, as well as pointed to the Greeks, we are not facing a knowledge effective and accomplished (sophía), but to a knowledge in permanent investigation and questioning (philo-sophía). In consequence the philosophy is not a system perfectly finished and closed on itself, but rather as a constant growing realization ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 257 tura interrogativa constante en creciente realización. Lo que nos proponemos en el acto de educar, es promover el desarrollo de aptitudes y cualidades que sean fructíferos tanto para el educador, como para el sujeto a quien educamos. Dichas aptitudes y cualidades tienen un valor intrínseco. Así la educación es un proceso tendiente a realizar en el sujeto educable la libertad del espíritu, capacidad de pensar y querer como un ser consciente y dueño de sí mismo. Desde este ángulo se intentará formar profesionales capaces de transformar la sociedad desde el rol que le compete, es decir, formador de conciencias pensantes. Esta instancia de pensar, su estar siendo en el mundo y en su profesión, ha de intentar generar una actitud crítica, creativa y ética. Por tal motivo ese ejercicio de pensar (filosofar), le posibilitará herramientas para generar transformaciones en lo individual y colectivo. mas sim como uma constante crescente abertura interrogativa de realização. o que propomos no ato de educar, é promover o desenvolvimento de habilidades e qualidades que são frutuosa, tanto para o educador e o assunto a quem educamos. Essas habilidades e qualidades têm um valor intrínseco. Assim, a educação é um processo para executar na liberdade educable assunto do espírito, a capacidade de pensar e amar como um ser consciente e mestre de si mesmo. Deste ângulo, ele irá tentar formar profissionais capazes de transformar a sociedade a partir do papel que tem a autoridade para, ou seja, formador de consciência de pensar. Esta instância de pensamento, a vida sendo no mundo e na sua profissão, tem que tentar gerar uma atitude de crítica, criativa e ética. Por este motivo o exercício do pensamento (filosofando), irá fornecer-lhe ferramentas para gerar mudanças no indivíduo e no coletivo. interrogative opening. What we propose in the Act of educating, is to promote the development of skills and qualities that are fruitful both for the educator, and the subject to whom we educate. These skills and qualities have an intrinsic value. Thus education is a process to perform in the educable subject freedom of the spirit, ability to think and love as a conscious being and master of him. From this angle, it will attempt to train professionals capable of transforming society from the role that has the authority to, i.e., trainer of thinking consciousness. This instance of thinking, his living being in the world and in their profession, has to try to generate an attitude of critical, creative and ethical. For this reason the exercise of thinking (philosophizing), will provide you tools to generate changes in the individual and collective. Palabras Clave: Filosofía, Filosofar, Educación, Praxis. Palavras-chave: Filosofia, filosofar, educação, Práxis. Keywords: Philosophy, philosophize, education, Praxis. Recibido: 01-06-2015 Aceptado: 10-08-2015 Para citar este artículo: 258 Nasimbera, R. (2015). El Disfrute del Filosofar o la Frustración de la Filosofía: Un Desafío en la Enseñanza Superior. Ixtli. Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación. 2(4). 257-264 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 El Disfrute del Filosofar o la Frustración de la Filosofía: Un Desafío en la Enseñanza Superior ¿Pero qué es Filosofía? Para muchos profesionales, profesionales de la educación y estudiantes, la filosofía ha sido y continúa siendo considerada como una asignatura densa alejada de la realidad. Es decir, muy abstracta; por cierto, la filosofía es mucho más que eso, una asignatura, por el contrario nos invita a introducirnos en una aventura existencial que demanda una reflexión real sobre asuntos históricos. Algunas fuentes plantean que la filosofía estuvo signada en primera instancia por la poesía, el diálogo, el drama. Por la búsqueda de un principio unificador del universo con el intento de expresarlos por medios de aforismos. El concepto “filosofía” proviene del mundo cultural y lingüístico griego; desde el punto de vista etimológico la palabra está compuesta por dos conceptos: φιλο / ΦΙΛΟ (filo-amor), más: σοφια / ΣΟΦΙΑ (Sofía, saber), es decir “amor al saber”. Sin embargo la filosofía es práctica en cuanto que es un hacer, más que un hecho, como bien ya señalaban los griegos, no estamos frente a un saber efectivo y realizado (sophía), sino frente a un saber en permanente indagación y cuestionamiento (philo-sophía). En consecuencia la filosofía no es un sistema perfectamente acabado y cerrado sobre sí, sino más bien como una apertura interrogativa constante en creciente realización. ¿Para qué Filosofía? En materia educativa, la filosofía exige la superación reduccionista e instrumental de la praxis docente. Nos convida al debate, con lo cual nos provoca a pensar y tratar de quebrar el paradigma de la cómoda rutinización escolar. Dicho convite nos coloca en la necesidad de producir ideas sobre todos de aquellos fenómenos que ocurren en el universo escolar, y en especial el denominado aula. El cual nos interpela desde lo antropológico, lo lógico, lo gnoseológico, lo sociológico, lo ético, lo político, al preguntarnos: ¿qué significa ser docente, qué significa ser estudiante/a?, surgiendo de tal manera cuestiones en torno a ¿qué contenidos?, ¿cómo enseñarlos? y ¿qué condiciones posibilitan un mejor aprendizaje?, implicando el análisis ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 259 de temas ulteriores en referencia al uso de nuevas tecnologías, diseño de políticas educativas, la actualidad etc. Por ende, la filosofía nos presenta una plataforma conceptual y rigurosa para ensamblar un pensamiento propio, que resuelva o intente dar posibles soluciones a los problemas que se nos presentan a la hora de poner en juego nuestros argumentos pedagógicos. Por otra parte, las aportaciones de la filosofía con respecto al origen social del pensamiento permiten apoyar y desarrollar un método basado en el diálogo y en el perfeccionamiento del lenguaje. De ahí que se haga tanto énfasis en la idea de que para pensar bien, para pensar con claridad, hay que saber hablar bien, expresarse claramente. Educación para… Los orígenes etimológicos del término educación, proceden del término latino educo. Sus dos raíces: una proviene del verbo educare, que significa: nutrir, alimentar, guiar. Proporcionar lo necesario desde fuera Y la otra viene de la raíz educere, traducible por: educir, sacar, extraer. Es decir, sacar algo que está ahí (García Hoz, 1973, pp.16-20) De esta manera estos dos sentidos a simple vista aparecen en forma contradictoria, pero que deberíamos analizarlos en forma dialéctica. En el primero de los términos, se visualiza la necesidad del educador (desde fuera). Y en el segundo el relieve propio de autonomía del estudiante (desde dentro). Ambos sentidos ponen de manifiesto la relación intersubjetiva de la educación. Ya que, ninguna acción impulsada desde el exterior puede lograr su objetivo sin la predisposición humana que se moviliza desde su interior. Es decir, la presencia de libertades que se encuentran para el desarrollo de sus posibilidades. 260 Ahora bien, educación es un proceso liberador esencialmente humano, social y cultural, mediante por el cual nos apropiamos de conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. Es decir, su formación ciudadana y moral, transformándola en un ethos que se adquiere mediante el proceso educativo. Convirtiéndose en una especie obra teatral donde, somos actores y directores de nuestras vidas. En consecuencia posibilita la construcción de esquemas conceptuales, para hacer inteligible la realidad. Por ende transformar la misma, dar sentido a la autoliberación y autorealización humana. IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Praxis Educativa. En primera instancia, debemos hacer mención a la diferenciación que realiza Aristóteles, el cual distinguía tres clases de acciones que podía llevar a cabo el hombre: teóricas (theoría), prácticas (praxis) y productivas (poiesis). En dicha distinción nos plantea las que tienen por objeto “lo necesario” obedeciendo a leyes fijas, lo que no puede ser de otro modo y las que tienen otro objeto ”lo posible”, es decir las cosas que dependen de la elección de quien las realiza. En consecuencia, tenemos dos tipos de acciones: en primer lugar las productivas, aquellas en las que la acción está dirigida a “producir” obtener algo distinto de la acción misma. Y en segundo las prácticas aquellas que no tienen otra finalidad distinta que la acción misma. Es decir la “buena acción” (eupraxia). Por lo tanto, la acción de educar no es una mera repetición mecánica o la obediencia a reglas estandarizadas que le son propias al trabajo técnico. Si bien hay aspectos “técnicos” en la acción educativa, estos no deben ser los que prevalezcan. Ya que en sus ejercicio, prevalecen otros los “artísticos” los que han de responder a los desafíos y necesidades individuales y en cada ocasión determinada. Esto, nos sitúa en el umbral bidireccional de la relación maestro estudiante. Lo que nos proponemos en el acto de educar, es promover el desarrollo de aptitudes y cualidades que sean fructíferos tanto para el educador, como para el sujeto a quien educamos. Dichas aptitudes y cualidades tienen un valor intrínseco. Así la educación es un proceso tendiente a realizar en el sujeto educable la libertad del espíritu, capacidad de pensar y querer como un ser consciente y dueño de sí mismo. Tomando categorías prestadas en Kierkegaard: “El discípulo es la ocasión para que el maestro se conozca a sí mismo. El maestro es la ocasión para que el discípulo se conozca a sí mismo” (Kierkegaard, 2004, p. 40) Frustración o Disfrute de la Filosofía En una sociedad globalizada tecnológicamente y automatizada, muchos jóvenes y adultos hemos aprendido a aceptar la obviedad que acompaña nuestra cotidianeidad. Poco, nos asombramos, poco nos preguntamos: ¿por qué son así las cosas y no de otra manera? Parece ser que se ha implantado una especie de prohibición al preguntarse, asombrarse. Ahora bien, al preguntarnos 261 por estos jóvenes y adultos que adquieren una formación docente, luego de realizar el aprendizaje específico y curso de filosofía incluido, se visualiza una ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación carencia de coherencia entre la teoría y la praxis educativa. Dicha cuestión nos interpela y nos obliga a preguntarnos: ¿enseñamos filosofía o enseñamos filosofía filosofando? Aquí intentaremos ensayar posibles respuestas con el aporte de especialistas. Según el análisis de Cerletti. (Lamentablemente, el esquema cerrado exposición (explicación)-verificación (repetición) de lo “aprendido” está más extendido de lo que se pudiera sospechar) (Cerletti, 2008, p. 79). Este encuentro con la filosofía se torna frustrante, pues no se hace posible la acción de filosofar. Por ende, se aprende filosofía desde los contenidos institucionales habilitados estatalmente para su enseñanza. En síntesis, fósil enmudecido asimilado sin sentido pedagógico. En cambio: “El esquema sugerido (problematización compartida – intento de resolución – nueva problematización compartida – nuevo intento de resolución(…) es formal y abierto, ya que no indica el qué/cómo enseñar (en un sentido específico) ni cómo evaluar lo acaecido en un curso” (Cerletti, 2008, p. 79). Los resultados obtenidos en clase pueden depender en gran medida de la habilidad del profesor y el ejercicio del diálogo. Por lo tanto, estaremos construyendo una comunidad de indagación, que brindará un ámbito libre y democrático. Y siguiendo, en la senda del pedir prestado parafraseando a Kohan sobre la conjunción que se presenta entre el pensamiento de Deleuze y la educación. Donde se plantea la posibilidad de pensar sin puntos fijos, por medio de ciertos elementos: 1. Enseñar sobre lo que se investiga y no sobre lo que se sabe. 2. No sabemos cómo alguien aprende algo, hay algo de misterioso, de indescifrables, en los caminos que alguien transita para aprender lo que aprende. 262 3. La actividad del pensar-y el enseñar y aprender serían formar de pensar-no tiene que ver con la búsqueda de soluciones, sino con el trazado y la disposición de los problemas que esas soluciones buscan responder. (Kohan, 2007, p. 95) Desde este ángulo se intentará formar profesionales capaces de transformar la sociedad desde el rol que le compete, es decir, formador de conciencias IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 pensantes. Esta instancia de pensar, su estar siendo en el mundo y en su profesión. Por tal motivo ese ejercicio de pensar (filosofar), le posibilitará herramientas para generar transformaciones en lo individual y colectivo. En consecuencia, evaluar y evaluarse en su trayecto formativo desde la coherencia que proporciona el discurso gnoseológico a la praxis educativa. La educación es emancipadora, en el sentido de Rancière, en la medida en que el estudiante llegue a poder verificar la igualdad de su inteligencia y su capacidad de aprender con la de cualquier ser humano. La identidad del estudiante es una posición discursiva en la que éste es capaz de verificar dicha igualdad y este poder es propio, así como de expresar su propia voz, su novedad en el mundo. Se trata más bien de centrar nuestra mirada en la problemática educativa suscitando ante ella una actitud filosófica. Se hace entonces necesario desarrollar un proceso de reflexión filosófica sobre los problemas educativos de nuestro tiempo y, en particular, de nuestra situación como latinoamericanos y argentinos. Este proceso no puede realizarse si no es dentro de la filosofía y dentro de la educación. La propuesta formativa tiende a generar un estado de “movilización” teórica aportadas por los autores sobre las relaciones entre filosofía, educación y prácticas educativas, recortando algunas problemáticas que las muestran en toda su complejidad. Esta instancia de pensar, su estar siendo en el mundo y en su profesión, ha de intentar generar una actitud crítica, creativa y ética. Como así, un compromiso y responsabilidad pedagógica que habilita el sentido político de la praxis educativa. Por ende, conlleva un disfrute de la filosofía “filosofando”. En síntesis, “seremos lo que debemos ser, nosotros mismos, y damos cuenta de ello o aceptamos la feliz esclavitud de la obviedad” (Nasimbera, 2014). 263 ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación Bibliografía Cerletti, A. (2008). La enseñanza de la filosofía como problema filosófico. Buenos Aires: Libros del Zorzal. García Hoz, V. (1973). Principios de pedagogía sistemática. Madrid: Rialp. Kierkegaard, S. (2004). Migajas filosóficas o un poco de filosofía. Madrid. Trotta. Kohan, W. (2007). Infancia, política y pensamiento. Buenos Aires: Del Estante Editorial. Nasimbera, R. (2014). Aforismos. Escritos (en Prensa). 264 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación Volúmen 2 - Número 4 - 2015 pp. 265-280 Deleuze e os signos da escola contemporânea Lisete Bampi Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS) lisete.bampi@ufrgs.br Gabriel Dummer Camargo Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS) gabriel.dummer@ufrgs.br Lisete Bampi é Licenciada em Matemática e Doutora em Educação pela Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS). Professora do Departamento de Ensino e Currículo da Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS), desenvolvendo temas que se relacionam com o aprender, a experiência, o pensamento e a expressão. Gabriel Dummer Camargo é Licenciado em Matemática pela Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS) e professor da Escola Estadual de Ensino Médio André Leão Puente em Canoas/RS. Cursa Mestrado em Educação na Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS), desenvolvendo temas que se relacionam com o aprender, a experiência, o pensamento e a expressão. Resumen - Resumo - Abstract Os caminhos da pesquisa envolvida neste artigo instigamnos o pensamento acerca dos signos do aprender. A pesquisa tem uma história circunscrita em programas como o PIBID – Programa Institucional de Bolsas de Iniciação à Docência –, passando pelos estágios de Docência em Educação Matemática, seguindo entre ressonâncias de Los caminos de la investigación relacionada en este trabajo nos incitan el pensamiento acerca de los signos del aprender. La investigación se desarrolla entre programas como PIBID – Programa Institucional de Becas de Iniciación a la Docencia –, pasando por prácticas de Docencia en Educación Matemática, siguiendo entre resonancias de un The paths of the research involved in this paper instigate us to think about the signs of learning. The research itself is circumscribed to programs such as PIBID – Scholarship Institutional Program for Beginning Teachers –, and supervised practices in Mathematics Education, also traveling through resonances of a project on “learning” in ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação 265 um projeto sobre o “aprender” em Deleuze. Em meio às possibilidades de fazer e pensar a escola contemporânea, questões permeiam-nos na busca deste aprender repleto de signos a serem interpretados. Para percebê-los há a necessidade de uma sensibilidade aberta – tanto de professores quanto de estudantes –, aos encontros que os signos podem proporcionar para pensar as experiências de sala de aula com a pesquisa em educação. Os mundos dos signos mesclam-se com o aprender possível da escola, abrindo brechas, onde professores e estudantes podem escapar, envolvendo-se em suas decifrações. Compreendemos a necessidade dos caminhos já existentes que se cercam em didáticas (imprevistas e possíveis) – repletas de hieróglifos a serem interpretados –, que podem dar a conhecer algo a ser recriado com o nosso aprendizado em outros tempos e espaços. Buscamos observar certa nuance entre uma didática necessária e possibilidades de encontros com os signos do aprender, onde a sensibilidade de professores e estudantes pode desbravar outros e novos saberes, integrando-os nas escolas da América Latina. proyecto sobre el “aprender” en Deleuze. Entre las posibilidades de hacer y pensar la escuela contemporánea, algunas cuestiones nos traspasan en la búsqueda de este aprender repleto de signos por interpretar. Para percibirlos es necesaria la existencia de una sensibilidad abierta – tanto de profesores como de estudiantes –, a los encuentros que los signos pueden proporcionar para pensar las experiencias de la clase con la investigación en Educación. Los mundos de los signos se mezclan con el aprender posible de la escuela, abriendo brechas, en las que profesores y estudiantes pueden escapar, involucrándose en sus descifres. Comprendemos la necesidad de caminos ya existentes que se encuentran en didácticas (imprevistas y posibles) – repletas de jeroglíficos por interpretar –, que pueden dar a conocer algo a ser recreado con nuestro aprendizaje en otros tiempos y espacios. Buscamos observar ciertos matizes entre una didáctica necesaria y posibilidades de encuentros con los signos del aprender, en que la sensibilidad de profesores y estudiantes puede resultar en otros y nuevos saberes, integrándolos en las escuelas Latina. Deleuze. Amongst the possibilities of doing and thinking the contemporary school, questions pervade us in the search for such learning full of signs to be interpreted. In order to perceive them arises the need for an open sensitivity – from both, teachers and students–, towards the encounters the signs may provide us to help think the classroom experiences as related to educational research. The worlds of signs blend with the learning possible in school, opening breaches through which teachers and students can escape, involving themselves in their decipherment. We understand the need for already existing paths that are surrounded by (unpredictable, yet possible,) didactics – full of hieroglyphs to be interpreted –, which may reveal something to be recreated with our learning in other times and spaces. We seek to observe certain nuances between a necessary didactic and possibilities of encounters with the signs of learning, so that the sensibility of teachers and students may unleash new and different kinds of knowledge, integrating them in the schools of Latin America. Palavras-chave: Deleuze. Aprender. Signos. Didática. Escola. Palabras Clave: Deleuze. Aprender. Signos. Didáctica. Escuelas. Keywords: Deleuze. Learning. Signs. Didactic.School. Recibido: 01-06-2015 Aceptado: 10-08-2015 Para citar este artículo: 266 Bampi, L. y Dummer Camargo, G. (2015). Deleuze e os signos da escola contemporânea. Ixtli. Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación. 2(4). 265-280 IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Deleuze e os signos da escola contemporânea O emergente Os signos do aprender tornam-se o foco deste artigo, sustentando-se no aprendizado de estudantes e professores inquietados com o que emerge na escola contemporânea. Dialogamos com as palavras e os saberes das experiências entre disciplinas que constituem espaços de formação, vislumbrando um aprendizado que não se firma somente na transmissão ou na memorização de conteúdos, mas nos mundos possíveis dos signos que podem revelar um ser artístico. Os mundos dos signos mesclam-se com o aprender possível da escola. O que queremos consiste em perceber esses signos e, assim, instigados pela potência do aprender expresso por Deleuze (2003), vislumbrar encontros que se manifestam em uma educação genuína ‒ quem dirá num pensamento novo ‒ e, até mesmo, diferente. Na primeira seção, vamos observar que signos são esses e, a seguir, suas possíveis conexões com a escola contemporânea. Na seção seguinte, exploramos possibilidades de encontros com os signos do aprender para com Deleuze (2003) e Agamben (2013), pensar no que pode o professor ‒ sensível aos signos ‒, diante das brechas que surgem nas salas de aula. Por fim, ressaltamos a necessidade de se estar atento a essas brechas, onde os signos do aprender podem escapar, deixando-nos envolver em suas decifrações. Quem sabe, assim, poderemos ver surgir um professor contemporâneo, dando a conhecer uma educação de qualidade ‒ aquela que vislumbramos nas escolas e na universidade. Sensível aos encontros com os signos do aprender, o professor contemporâneo dispõe-se a esgotar o possível em sala de aula, indo além do cansaço cotidiano e de uma didática instituída em metodologias, planejamentos e teorias afins. Percebendo certa nuance entre uma didática necessária, e possíveis encontros com os signos do aprender, com Deleuze (2003), aposta na sensibilidade de estudantes e professores que, trabalhando juntos, podem desbravar outros e novos horizontes, integrando-os nas escolas da América Latina. ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação 267 Os signos e o aprender Com Deleuze (2003), sustentamos o argumento de que o aprender diz respeito, essencialmente, aos signos que são “objeto de um aprendizado temporal, não de um saber abstrato” (Deleuze, 2003, p. 4). Deleuze, por sua vez, inspira-se na obra de Marcel Proust – Em busca do tempo perdido –, expressando-a como o relato de um aprendizado que oferece domínios de signos: signos da mundanidade, do amor, das impressões ou qualidades sensíveis, e da arte – signos essenciais que transformam todos os outros. A obra de Proust não é voltada para o passado e as descobertas da memória, mas para o futuro e os progressos do aprendizado. O importante é que o herói não sabe certas coisas no início, aprende-as progressivamente e tem a revelação final (Deleuze, 2003, p.25). Curioso notar que a Recherche, “ritmada não apenas pelos depósitos ou sedimentos da memória”, passa por “séries de decepções descontínuas e pelos meios postos em prática para superá-las” em cada uma delas (Deleuze, 2003, p.25). Desde então, a decepção torna-se um momento fundamental da busca ou do aprendizado. Decepcionamo-nos quando o objeto do aprendizado não nos revela o segredo que dele esperávamos. Todo objeto emite impressões, sinais, estados que querem dizer algo ‒ signos a serem interpretados, traduzidos ou decifrados. Aprender, desta forma, não se limita aos muros da escola, ou ao ato de ensinar do professor, mas se dá a todo o momento, em todo lugar onde haja signos que forcem o pensamento na busca por sua decifração. Aprender, então, torna-se em ‒ de início ‒, “considerar uma matéria, um objeto, um ser, como se emitissem signos a serem decifrados, interpretados. Não existe aprendiz que não seja egiptólogo de alguma coisa” (Deleuze, 2003, p. 4). O que ocorre em todo o aprendizado remete aos encontros inusitados com signos que afetam o corpo, a mente e o pensamento. Os atos de “decifrar”, “traduzir” e “interpretar” signos constituem a própria busca que também pode ser pensada como um manancial de experiências que se esvaem com o aprendizado. A mundanidade consiste no primeiro mundo dos signos, sendo que “não existe 268 meio que emita e concentre tantos signos em espaços tão reduzidos e em tão grande velocidade” (Deleuze, 2003, p. 5). O segundo mundo manifesta-se no amor em que “o ser amado [...] exprime um mundo possível, desconhecido de IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 nós. O amado implica, envolve, aprisiona um mundo que é preciso decifrar, isto é, interpretar” (Deleuze, 2003, p.7). No terceiro mundo, surgem os signos sensíveis que nos proporcionam uma estranha alegria e, em seu potencial de cores e possibilidades de sentidos, relatam experiências singulares em meio ao aprender que se move em criações artísticas. (Deleuze, 2003, p. 10-11). E, por fim, chegamos ao mundo da arte, signos que reagem sobre todos os outros, visto que “todos os aprendizados pelas mais diversas vias, são aprendizados inconscientes da própria arte” (Deleuze, 2003, p.13). Os mundos dos signos são indissociáveis entre si, não encontramos regras ou sequências que possibilitem precisá-los no âmbito didático. Todavia, podemos buscar ilustrações, exemplos, onde os signos, de modo característico, “aparecem” numa sala de aula. Os signos mundanos, neste contexto, são os primeiros signos, tornando-se superficiais. No entanto, eles são necessários ao aprendizado que sem eles “seria imperfeito e, até mesmo, impossível” (Deleuze, 2003, p.6). Tais signos ganham o aspecto dos dados, das informações vazias em si, no entanto, repletas em potências, contendo “uma perfeição ritual, como que um formalismo que não se encontrará em outro lugar” (Deleuze, 2003, p.6). Neste contexto, a transmissão do conhecimento, na qual a memória possui um grande efeito, torna-se necessária aos professores e estudantes, assim como a decepção com o objeto de aprendizado. Os conteúdos dados, as fórmulas decoradas, os exemplos seguidos, as palavras do professor, tornam-se signos mundanos em si mesmos. Neste caso, um espaço de possibilidades pode se abrir, dando a ver algo ainda não revelado por um signo que aparecia, por exemplo, na forma de um caderno rabiscado. Como acontecimento (Gallo, 2013), o aprender manifesta signos possíveis de serem decifrados, mobilizando o pensamento. O amor torna-se sublime, por assim dizer, remetendo a um querer que se deixa afetar pelo signo que convida ao decifrar, consiste em “procurar explicar, desenvolver esses mundos desconhecidos que permanecem envolvidos no amado” (Deleuze, 2003, p.7). O signo amoroso encontra-se envolvido na arte, seduzindo-nos enquanto que conduz nossos atos a serem decifrados. Provocando a vontade incontida de explorá-lo, de tê-lo enquanto mundo próprio, surge o ciúme conduzindo nossos atos com todos os seus perfumes. O signo amoroso, muitas vezes, tornase ilusório e trabalhoso. Pois, ao não se deixar mostrar, quando “atiçado”, 269 ele traz consigo formas que nem sequer imaginávamos e mundos que não nos pertencem. Nestes instantes, surge a decepção com suas vestes mais ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação desconfortáveis e na moda, trazendo o sofrimento de um aprofundamento, podendo nos fazer desistir da nossa busca da verdade ou aprendizado (Deleuze, 2003). Com perseverança (Spinoza, 2007), prosseguimos, observando que a arte envolve-se no aprendizado almejado em meio a tantos outros que escapam das formas já existentes, expressando-se nos movimentos de pensamento que pode dar a conhecer uma verdade. O acaso dos encontros, e a pressão das coações, manifestam-se como temas fundamentais da Recherche, mostrando-nos a necessidade daquilo que surge quando começamos a pensar no próprio pensamento. A procura da verdade torna-se no “abraço” do signo amoroso que já traz consigo signos sensíveis em ação ‒ um sentir instigante que faz mover outros e novos signos em nós mesmos. Nos mundos que se abrem com a experiência do pensar, dispostos a experimentá-los enquanto um decifrar que se revela, os signos sensíveis podem nos aproximar do objeto da nossa busca, da obra de arte. Quando os três mundos de signos reagem entre si, esgotando todas as suas possibilidades, a arte surge enquanto experiência singular de um aprender genuíno no pensamento. Neste contexto do aprender, enxergamos o professor na escola, e o que ele pode, mediante as possibilidades do seu ensinar, perante a multiplicidade de signos do aprender. Observando a matéria didática que se descola do aprendizado de professores e estudantes, num primeiro momento, questionamo-nos sobre como extravasar os signos mundanos já existentes e, então, possibilitar encontros com os signos amorosos, enquanto mundo seguinte do aprendizado. Podemos exemplificar de duas maneiras as possibilidades de encontros com signos amorosos: a primeira é como certo “apetite” pelo signo mundano a ser interpretado, ou melhor, como uma “vontade” pelo alimento oferecido. Surgindo na fome do corpo, o apetite como necessidade de energia manifesta-se mediante um cansaço de atividades repetitivas, mesmo que diferentes. A segunda consiste em uma maneira, nem sempre eficiente, surge nos sentidos, manifestando-se no gosto daquilo saboreamos. Pode ser bonito ou cheiroso? Apetitoso ou provocante? 270 Ora, o apetite surge enquanto o esforço pelo qual cada coisa encoraja-se a perseverar no seu ser, cada corpo na extensão, cada alma ou cada ideia no pensamento, torna-se conatus (Spinoza, 2007; Deleuze, 2002). Qual é o alimento oferecido nas salas de aula? Conteúdos, exercícios, exemplos, IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 explicações, ilustrações. Há mais, mas também, há menos. E o menos, às vezes, rende mais, desde que tenhamos uma sensibilidade aberta aos signos que nos afetam nas experiências com a sala de aula. Na sala de aula um mundo de possibilidades descortina-se perante estudantes e professores. Os signos e as experiências da sala de aula Quanta coisa pode-se fazer na sala de aula para proporcionar um ensino de qualidade? Quanta coisa consegue-se realizar para possibilitar um aprender firmado na necessidade dos signos? São muitas as possibilidades em meio à diversidade de didáticas e metodologias de que temos registros na nossa memória e nos instrumentos e conhecimentos que se criam nas práticas do dia a dia. Todas as possibilidades possuem seus resultados, segundo determinado momento, de acordo com determinado lugar, observando certas relações de determinada época (Agamben, 2013). Com um olhar fixo em nossa época, rente aos acontecimentos da sala de aula, tais possibilidades vinculam-nos como professores em experiências singulares de épocas distintas, exigidos de acordo com a necessidade dos signos da escola e da sala de aula ‒ nossa época. Atentos ao aprender expresso por Deleuze (2003), os professores podem vislumbrar os signos como encontros fortuitos com os seus mundos. Instigados pelo pensamento que se torna possível, eles podem criar cenários mais amplos, onde o ensinar movimenta-se entre estudantes, bolsistas, supervisores e coordenadores de um programa de Iniciação à Docência, transmitindo possibilidades de encontros artísticos com outros e novos saberes. Os signos mundanos podem emanar do quadro de uma sala de aula, da tela do computador, da tabuada ou da explicação do professor. Os signos amorosos podem vibrar entre olhares, vontades e expressões que testificam um encontro inquietante e, por vezes, misterioso que não se deixa revelar: quem sabe o ser amado se expressa na conquista pela nota dez na prova (Bampi et al., 2014)? Os signos sensíveis perfazem linhas em cadernos, traços rabiscados, palavras e sensações que percorrem o corpo e a mente, atravessando-nos à alma e o pensamento. Os signos artísticos manifestamse na nossa própria obra, revelando em um novo meio um mundo de signos 271 imateriais que podem ser expressos de várias maneiras. ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação Com alguma regra didática poderíamos expressar este aprendizado? As “alegrias e as tristezas, os aumentos e as diminuições, os esclarecimentos e os assombreamentos costumam ser ambíguos, parciais, cambiantes, misturados uns aos outros” (Deleuze, 1997, p.163). Deleuze (2003), como nosso intercessor, deixou-nos ressonâncias entre saberes, fornecendo-nos pistas para traduzir sinais, tornando-nos criadores do que nos acontece nas experiências das salas de aula. Entretanto, muitas vezes, não enxergamos o movimento dos signos ao nosso redor, eles passam e permanecem mundanos numa memória cansada, ao largo dos mais belos encontros, numa recognição nem sempre satisfatória, provocando-nos com uma estranha alegria (Deleuze, 2003). A potência do aprender persiste em meio à euforia, permanecendo em viagem até nós (Agamben, 2009). A necessidade de uma sensibilidade aberta aos encontros com os signos da sala de aula pode oportunizar ao aprender acontecer, tornando-se necessária como o conhecimento das paixões que afetam nossas ações. Talvez, nesses caminhos do aprender, entre paradoxos de ensinar (Kohan, 2008), aquele que se esforça, tanto quanto pode, por organizar encontros (Spinoza, 2007) promotores de signos que conclamem a sua decifração, pode chegar a uma aproximação por meio da revelação de um ser artístico. O “fazer diferente”, neste caminho, torna-se uma afirmação de possibilitar encontros sensíveis, encontros com exercícios, com movimento, com oficinas, com construções, com aulas expositivas, com demonstrações e ilustrações, com exemplos do conhecimento necessário para atender às demandas sociais e culturais na sala de aula, na escola e na universidade. As experiências com o objeto de aprendizado mostram-se enquanto decifrações de signos sensíveis, movimentos perante um aprender que se desenvolve singularmente na sensibilidade de cada estudante e professor, perfazendo mundos únicos e caminhos misteriosos. Os signos artísticos são signos de criação, de movimento próprio, independente e autônomo do indivíduo, perante o aprender que se desenvolve em si mesmo, esvaindo-se com a experiência e o seu sentido (Bondía, 2002). Nos caminhos, ainda densos da experiência, o aprendiz transforma o aprendizado em sua própria arte, em suas próprias palavras, em sua própria escrita, 272 em sua forma de ver, sentir e mover-se no mundo, aproximando-se de um aprender genuíno, perpassando as didáticas e as experiências da sala de aula (Veiga-Neto, 1996). IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Os signos e as didáticas Queremos observar a estrutura geral da didática en¬volvida no processo de aprendizado dos signos, ou melhor, no aprender que “reúne, na língua francesa, os dois sentidos, o de ´aprender´ e o de ´ensinar´, em um ato comum entre aquele que ensina e aquele que é ensinado, aquele que fala e aquele que escuta e recebe” (Schérer, 2005, p.1184). O aprender que expressamos não se sustenta, firmemente, em objetivações curriculares e didáticas. Contudo, não se dá separadamente destes fundamentos sociais, culturais e, também, linguísticos. Perguntou-me, certa manhã, um professor: como ensinar tudo a todos? Como produzir uma aula colaborativa pautada na criação? Eis uma questão interessante que se envolve em reflexões, tempos, espaços e recriações de experiências. Pensando no ensinar que, em termos de tradução, remete a “marcar com um sinal”, insignare, perguntamo-nos, então: mas, que sinal é esse que deve ser decifrado na escola ou na sala de aula? Ou, ainda melhor, com qual carimbo pode ser autenticado? Mesmo antes de Comenius (1957) começar a desenvolver a sua Didática Tcheca em 1627, cuja tradução latina se transformou na Didática Magna, a pergunta “como ensinar?” já pululava em meio ao eco de possibilidades didáticas que se criavam. A Didática Magna buscava responder ao “desafio que a Modernidade colocava acerca da educação do corpo infantil” (Narodowski, 2006, p. 14), tornando-se decisiva na “ordenação e no disciplinamento do tempo vivido na escola” (Veiga-Neto, 2002, p. 164). Desde então, os formatos objetivos de didáticas têm incomodado muitos profissionais da educação. Parecem produzir caminhos impróprios para alcançarmos as almejadas criações que tanto ansiamos na educação. O que queremos, então, ressaltar é que as possibilidades dos signos do aprender poderão surgir em meio às formas de ensino vigentes, proporcionando o diferente com as didáticas já existentes. Do próprio cansaço, inerente aos sistemas que vigoram no ensino, por exemplo, tecnicista, crítico ou construtivista, pode surgir um professor contemporâneo que esgota possibilidades, tornando-se condição necessária aos encontros com o inesperado, fazendonos sentir a presença de algo a ser recriado entre objetivos pré-definidos. Quem sabe, assim, poderemos proporcionar o inusitado por meio de nossas atividades criativas que podem tornar-se guias para aqueles que iniciam na 273 docência dispostos a enfrentar a sala de aula com a sua potência. ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação Com o aprender enquanto tradução de signos, podemos recriar relatos da sala de aula com as nossas próprias palavras entre as disciplinas necessárias ao dia a dia. Nestes movimentos decifradores, por exemplo, podemos revelar mistérios da pedagogia, reinventando o que o professor, de início, ainda não sabia. Com Foucault (2005), podemos atualizá-los com uma genealogia. O que acontece na sala de aula, ou numa escola, enquanto corpo em movimento manifesta-se paralelamente ao pensamento (Spinoza, 2007). O professor cansado1, nestes momentos, recupera suas energias, percorrendo todos os caminhos possíveis, repetindo-os com primazia, beirando a maestria (Camargo; Bampi, 2014). Observando metodologias e didáticas existentes, nesta repetição, o professor cansado pode ver manifestações de atividades diferentes e interessantes, possíveis de realizar, perante suas vivências cotidianas; ou no ato de planejar uma aula em sintonia, por exemplo, com o professor de música ou topologia. O professor cansado pode esgotar as realizações e, no entanto, nunca realizar todo o possível (Deleuze, 2010) em meio às possibilidades didáticas que se criam com situações que irrompem no cotidiano escolar. Neste intervalo metodológico, repleto de novidades quanto ao “como ensinar?”, o professor cansado, muitas vezes, molda-se entre tantas possibilidades na vontade de professar bem o seu ensino e na esperança de “ensinar tudo a todos” (Coménio, 1957). Muitas vezes, no entanto, arrisca-se na reinvenção de um método capaz de fazer com que os alunos dominem a leitura e a escrita através de um caderno de caligrafia. Dominando conteúdos, decorando a tabuada, aprendendo História Geral e Geografia, o estudante pode passar de ano e, quem sabe, preparar-se para uma conquista, tornando-se poeta ou professor contemporâneo (Camargo; Bampi, 2014). Porém, até que ponto o que nos é dado remete ao professor cansado? Àquele que realiza o diferente e, ainda assim, parece permanecer no igual, transmitindo conteúdos em demasia? O que fazer com as didáticas que se fortificam em nossas bases educativas, vivificando professores críticos ou mortificando tecnicistas? Como esgotar o possível em meio à escuridão que 274 Aqui, inspiramo-nos na noção de “cansado” expressa por Deleuze (2010). Ou seja, o cansado manifesta-se naquele que “não dispõe mais de qualquer possibilidade”, naquele que “esgotou a realização” e, portanto, “não pode mais realizar” (Deleuze, 2010, p.67). 1 IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 enxergamos na superfície da educação? Talvez nem tudo seja guerra ou utopia. Observando a necessidade de se estar atento às brechas da superfície didática, onde os signos do aprender podem escorregar, apostamos que se deixando envolver em suas decifrações, torna-se uma possibilidade de recriar algo com as descobertas do dia a dia. Aproveitar os saltos enquanto brechas nas salas de aula – escapes onde um professor contemporâneo pode manifestar-se –, torna-se um gesto que cria possibilidades para o aprender avivar-se. O aprender enquanto inteligência só chega depois, torna-se contemporâneo (Agamben, 2013). Ao desvincularmos o cansado do esgotado (Deleuze, 2010), o “contemporâneo” de Agamben (2009) amplia nossos horizontes para pesquisar a prosperidade da escola com prudência e vivacidade. Ora, o professor contemporâneo pode ser pensado como “aquele que mantém fixo o olhar no seu tempo” e percebe não as luzes da sala de aula, mas o seu escuro (Agamben, 2009, p.62). O professor cansado, como já mencionado, apenas reage aos efeitos que os signos lhe remetem e, muitas vezes, essa ação penetra num âmbito de passividade perante as possibilidades que cercam a escola, repletas de signos científicos, mitológicos e códigos universitários, também, necessários. Os cansados podem ser pensados como aqueles que “coincidem muito plenamente com a época, que em todos os aspectos a esta aderem perfeitamente, não são contemporâneos porque, exatamente por isso, não conseguem vê-la, não podem manter fixo o olhar sobre ela” (Agamben, 2009, p.59). O professor contemporâneo pode também tornar-se naquele que, sensível aos signos da escola, tem tempo o bastante e consegue manter o olhar fixo sobre ela – rente aos acontecimentos da sala de aula – “sua época”. Não como um hipnotizado, mas enquanto pesquisador cansado de possíveis fendas que podem surgir na superfície da educação, criando um possível. Diante da percepção dos estudantes de que seja impossível não haver o que fazer – eles não se cansam de sinalizar que sempre há algo a ser feito –, como forma de melhora para o que cerca a escola, seguimos a nossa busca. Trata-se da nossa experiência com a sala de aula dentro do espaço e tempo que temos para ensinar, onde enxergamos no escuro da superfície da educação um clarão de possibilidades. No escuro, avistamos brechas por onde podemos nos infiltrar em atividades 275 que podem surgir e, também, podemos encontrar questões, moldes outros, a fim de desbravar os signos desse meio onde o aprender acontece (Camargo; ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação Bampi, 2013). Neste lugar, os encontros com os signos são possibilitados e aumentados em potência, oportunizando a ação do bom professor – aquele que “sabe ver essa obscuridade” na contemporaneidade. E, além disso, o bom professor pode tornar-se contemporâneo, isto é, naquele que é “capaz de escrever mergulhando a pena nas trevas do presente” (Agamben, 2009, p.63). O escuro não é um conceito privativo, a simples ausência da luz, algo como uma não-visão, mas o resultado da atividade das off-cells, um produto da nossa retina. Isso significa, se voltamos agora à nossa tese sobre o escuro da contemporaneidade, que perceber esse escuro não é uma forma de inercia ou de passividade, mas implica uma atividade e uma habilidade particular que, no nosso caso, equivalem a neutralizar as luzes que provêm da época para descobrir as suas trevas, o seu escuro especial, que não é, no entanto, separável daquelas luzes. Pode dizer-se contemporâneo apenas quem não se deixa cegar pelas luzes do século e consegue entrever nessas a parte da sombra, a sua intima obscuridade (Agamben, 2009, p.63-64). Enxergar as trevas, perceber o escuro, torna-se habilitar as off-cells docentes enquanto desbravadores dos signos do aprender, tornando-se um bom professor2. Não se deixando cegar pelas luzes deste século, ou do excesso e da velocidade dos signos mundanos, o professor torna-se capaz de ver a necessidade dos caminhos já existentes que se cercam em brechas repletas de hieróglifos a serem interpretados. Entrevendo nas luzes a parte da sombra – as brechas onde os encontros com os outros mundos dos signos são possíveis –, percebe que esse escuro lhe concerne, sem cessar de interpretá-lo, ou seja, de aprender (Agamben, 2009). Ainda não podemos dizer “aprendi”, pois, neste instante, existe certo “intervalo” entre o que foi proposto neste artigo enquanto moda e o que se sabe. O aprender resvala neste “espaço livre”, onde é possível mover-se em um tempo oportuno (Agamben, 2009). O presente une-se ao arcaico e, somente, Bom é aquele que se esforça, tanto quanto pode, por organizar os encontros, [...] por compor a sua relação com relações combináveis e, por esse meio, aumentar a sua potência. Mau, [...] é aquele que vive ao acaso dos encontros, que se contenta em sofrer as conseqüências, pronto a gemer e a acusar toda vez que o efeito sofrido se mostra contrário e lhe revela a sua própria impotência (Deleuze, 2002, p. 29). 2 276 IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 quem percebe no mais moderno e recente, os “índices e as assinaturas do arcaico” pode dele ser contemporâneo (Agamben, 2009, p.69). Por meio dos signos mundanos, esgota-se o possível nos encontros em que a criação torna-se realmente indizível. Deste modo, por exemplo, podemos ver melhor as “figuras de resistências” estudadas por Deleuze, tanto quanto ‒ algumas vezes ‒ por Foucault (Bampi, 2002). Há um compromisso secreto entre o arcaico e o moderno “porque a chave do moderno está escondida no imemorial e no pré-histórico” (Agamben, 2009, p.70). O decifrador de signos contemporâneos estabelece a forma de uma arqueologia que não regride a um passado remoto, mas a um não-vivido que possui alguma razão em sua extrema proximidade, sendo que a “atenção dirigida a esse não-vivido é a vida do contemporâneo. E ser contemporâneo significa, nesse sentido, voltar a um presente em que jamais estivemos” (Agamben, 2009, p.70). Isso significa que o contemporâneo não é apenas aquele que, percebendo o escuro do presente, nele apreende a resoluta luz; é também aquele que, dividindo e interpolando o tempo, está à altura de transformá-lo e de colocá-lo em relação com os outros tempos, de nele ler de modo inédito a história, de “citá-la” segundo uma necessidade que não provém de maneira nenhuma do seu arbítrio, mas de uma exigência à qual ele não pode responder. É como se aquela invisível luz, que é o escuro do presente, projetasse a sua sombra sobre o passado, e este, tocado por esse facho de sombra, adquirisse a capacidade de responder às trevas do agora (Agamben, 2009, p.72). O que propomos consiste num velho olhar sobre o novo, ou num novo olhar sobre o velho, tanto que nem se percebe que estão lá, juntos, nos espaços e tempos imprevistos da escola. Daí por diante, o professor pode tornarse contemporâneo enquanto efeito de um trabalho do pensamento, ou de preparação, com tudo o que ele tem ao seu redor (Deleuze, 2007). Pode estar aí, dir-se-ia, a potencialidade da sensibilidade aos signos do aprender em um espaço considerado. Mesmo em didáticas já existentes, o professor contemporâneo pode encontrar possibilidades de fazer obra de arte na sala de aula da escola ou da universidade. Ora, todo o caminho, até aqui trilhado, precisou de dados – signos necessários ao nosso aprendizado –, sinalizando uma espécie de conhecimento. Da mesma forma, o aprendizado não se 277 vislumbraria sem eles, enquanto efeito de um desdobramento ‒ coisas que ao acaso vão se chocando ‒, possibilidades de revelação do aprender como ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação acontecimento (Deleuze, 2011). A alegria da revelação torna-se o correlato da ação enquanto decifração de signos mundanos, amorosos ou sensíveis. Deixando-se envolver em encontros com os signos do aprender, o professor contemporâneo dispõe-se a esgotar as possibilidades do possível, indo além do cansaço, recriando o cotidiano com as didáticas e as experiências de sala de aula. Caminhos que trilhamos em experiências outras, mostraram-nos que isto é possível ‒ fazer algo diferente ―, quando a perseverança une-se à necessidade de dar a conhecer um ensino de qualidade, aquele que se almeja na escola e na universidade. Nas experiências com a escola e a universidade, percorrendo paradoxos entre o ensinar e o aprender, recolhemos algo ‒ desafiando-nos a querer explicar o inexplicável ‒, chegamos a nossa verdade, produto de uma revelação. O aprendizado, desde então, pôde manifestar-se em ressonâncias entre saberes que perpassam a educação. A pergunta “como ensinar?” esvaiu-se em caminhos múltiplos das nossas experiências ‒ assim como múltiplas são as configurações de mundo por nós construídas (Veiga-Neto, 1996) ‒, onde são constantes os encontros com os signos do aprender. Para entrarmos nesses mundos de signos, a sensibilidade revelada em regras e caminhos já trilhados pelas didáticas já existentes, torna-se necessária. A superfície como atualidade é tão necessária quanto à profundidade como virtualidade, tendo a atenção para, ao adentrar na ficcionalidade, não perder o senso de realidade e acabar sufocado em decepções com a novidade. Desde então, com Deleuze (2003), vislumbramos a educação transformandose em didática, decifrando os seus mistérios que se envolvem em gostos e matérias afins. Neste momento, tal didática possibilita expressar estruturas que o aprender desenvolve em seu meio, nas experiências singulares de docentes e discentes. Nestas experiências, refletem-se possibilidades de um corpo educacional que se realiza em encontros com os signos mundanos, amorosos, sensíveis e, até mesmo, artísticos. Isto um Projeto de Ensino da Ciência pode possibilitar. Um Programa de Iniciação à Docência pode proporcionar. Um Projeto de Pesquisa pode recuperar, em um tempo oportuno, onde é possível mover-se livremente. 278 IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Referências Agamben, G. (2009). O que é o contemporâneo? E outros ensaios. Tradução Vinícius Nicastro Honesko. Chapecó: Argos. Agamben, G. (2013). A comunidade que vem. Tradução e notas Cláudio Oliveira. 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Resumen - Resumo - Abstract La Educación Superior hoy presenta serias dificultades para cumplir con su tarea formativa, respecto de lo que podría hacer para colaborar y promover en el estudiante tanto su enriquecimiento personal como su florecimiento humano. Dimensiones que se concretan en dos nociones educativas claves: el desarrollo de un pensamiento crítico y de un compromiso ético-social efectivo. Esas dificultades tienen múltiples perspectivas y factores de análisis, pero uno de sus principales elementos es el marcado enfoque mercantilista que este nivel edu- Ensino Superior hoje têm sérias dificuldades em cumprir sua tarefa educativa, sobre o que poderia ser feito para ajudar e promover o estudante tanto o enriquecimento pessoal e seu florescimento humano. Dimensões concentrar em dois conceitos educacionais principais: o desenvolvimento do pensamento crítico e compromisso ético e social eficaz. Estas dificuldades têm múltiplas perspectivas e fatores de análise, mas um dos seus principais elementos é marcado abordagem mercantilista este nível já adquiriu. E, conseqüentemente, sua Higher Education today have serious difficulties in meeting their educational task, about what could be done to assist and promote the student both personal enrichment and its human flourishing. Dimensions focus on two key educational concepts: the development of critical thinking and effective ethical and social commitment. These difficulties have multiple perspectives and analysis factors, but one of its main elements is marked mercantilist approach this level has now acquired. And consequently, their tendency almost exclusively to educa- ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 281 cativo actualmente ha adquirido. Y, en consecuencia, su tendencia casi exclusiva a educar para la empleabilidad. En este marco de ideas la presente comunicación se centra en analizar filosófica y críticamente, por una parte, las debilidades que se detectan en el actual paradigma hegemónico vigente en la Educación Superior de Latinoamérica. Por otra parte, se investigan en aquellas potencialidades educativas que muestra un enfoque emergente en la Educación Superior, a saber: el enfoque de capacidades. A partir de esto el trabajo se articula en los siguientes ejes temáticos: 1) mostrar en líneas generales cuál es el problema actual de la formación del estudiante de la ES; 2) analizar las principales debilidades que muestra el actual paradigma hegemónico de la Educación Superior, esto es: una educación basada en competencias; 3) analizar las principales potencialidades educativas del enfoque de capacidades; y, finalmente, discusión y conclusiones. Se concluye que el enfoque de capacidades muestra comparativamente mayores potencialidades educativas para un ajustado desarrollo humano del estudiante universitario, respecto de aquellas que ofrece el actual enfoque basado en competencias. tendência quase exclusivamente a educação para a empregabilidade. Neste quadro de idéias presente comunicação é analisar criticamente e filosófica um lado, as deficiências detectadas no paradigma hegemônico atual prevalecente na Educação Superior na América Latina. Por outro lado, eles são investigados naqueles potencial educativo que mostra uma abordagem emergente no ensino superior, ou seja, a abordagem da capacidade. A partir deste trabalho é dividido nos seguintes tópicos: 1) geralmente mostram que o problema atual da formação do aluno ES; 2) analisar os pontos fracos que exibe o paradigma hegemônico atual do ensino superior, ou seja, uma educação baseada em competências; 3) analisar o principal potencial educativo do enfoque da capacidade; e, finalmente, discussão e conclusões. Concluímos que a abordagem das capacidades mostra comparativamente maior potencial educativo para o desenvolvimento ajustado estudante universitário humano, no que diz respeito às oferecidas pela actual abordagem baseada em competências. ting for employability. On the one hand, this communication analyze critically the weaknesses detected in the current hegemonic paradigm prevailing in Higher Education in Latin America. On the other hand, it investigate in those educational potential showing an emerging approach in higher education, namely the capability approach. The paper is divided into the following topics: 1) show what the current problem of the formation of Higher Education students; 2) analyze the weaknesses that displays the current hegemonic paradigm of higher education, namely a competency-based education; 3) analyze the main educational potential of the capability approach; and finally, discussion and conclusions. We conclude that the capabilities approach shows comparatively higher educational potential for human development adjusted college student, with respect to those offered by the current approach competencybased education. Palabras Clave: Educación Superior, competencias, capacidades, florecimiento humano Palavras-chave: Educação Superior, habilidades, capacidades, florescimento humano Keywords: Higher Education, abilities, capabilities approach, human flourishing. Recibido: 01-06-2015 Aceptado: 10-08-2015 Para citar este artículo: 282 Bicocca Gino, R (2015). Competencias vs. Capacidades. Un análisis filosófico de un paradigma emergente para la educación superior latinoamericana. Ixtli. Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación. 2(4). 281-298 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Competencias vs. Capacidades. Un análisis filosófico de un paradigma emergente para la educación superior latinoamericana Introducción En un horizonte de comprensión mayor como es la vida humana y su florecimiento la educación superior (ES en adelante) debería constituir una etapa más del conjunto de la vida de una persona. Etapa en la cual no sólo sea posible adquirir las habilidades necesarias para un excelente desarrollo profesional sino también aquellas necesarias para el florecimiento humano. En tal sentido, la universidad debería ofrecer al estudiante saberes que le permitan generar un proyecto de vida integral y en el cual poder configurar una ajustada combinación de saberes intelectuales, éticos e instrumentales. Así, una ES para la vida no descuidaría promover la razón instrumental, hoy hegemónica, pero a la vez permitiría la presencia de otros espacios curriculares destinados al cultivo de las otras formas y ejercicio de la racionalidad humana, esto es: el cultivo de una razón teórica, práctica y artística. Esto implica que la relación entre educación y medios para alcanzarla no pueden plantearse exclusivamente en términos instrumentales o exclusivamente técnicos (García Amilburu, 2014). Un análisis crítico del actual enfoque hegemónico de la ES, esto es: una educación basada en competencias (EBC en adelante), requiere poder formular y responder satisfactoriamente aquellas preguntas que otorgan comprensión y sentido tanto a la ES actual y su función en la sociedad como a la cualidad de los aprendizajes que en este nivel de la enseñanza se promueven. Así, cabe preguntar: ¿Qué propósitos e intereses orientan a las curricula de estudios hoy presente en la ES? ¿Cuál es el rol de la ES actual respecto del desarrollo vital de los estudiantes? ¿La ES no se estaría reduciendo a un mero entrenamiento de habilidades? Si se trata de aprender el ejercicio de una profesión, ¿ésta no debería ejercerse en un marco más amplio como es el de la vida humana en sociedad? Otra pregunta nuclear es ¿si la ES en las actuales condiciones curriculares puede generar un aprendizaje de tal índole que colabore en forma sustantiva al desarrollo integral y al enrriquecimiento ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 283 vital de una persona? Y por último ¿la ES se entiende como una instancia que promueve el florecimiento humano? Un elemento que crispa aún más este análisis son las abundantes críticas y cuestionamientos que hoy recibe el enfoque de las competencias como marco para un desarrollo adecuado de las exigencias formativas del estudiante universitario (Díaz Bárriga, 2005; Cejudo Córdoba, 2006; Agut Nieto, Lozano Nomdedeu, 2008; Moreno Olivos, 2009; Nussbaum, 2005, 2010a, 2010b; Robeyns, 2000, 2003, 2005; Walker 2007, 2008, 2010a, 2010b, 2012a, 2012b; Boni, 2010, 2013; Lozano, 2010; Hinchliffe, 2001, 2002, 2007, 2009; Unterhalter, 2007a, 2007b, 2007c, 2009; Mora, 2011; entre otros). La presente comunicación se centra en analizar críticamente, por una parte, las debilidades que presenta el actual paradigma hegemónico de la ES latinoamericana, y, por otra, las potencialidades educativas que muestra un enfoque emergente en la ES actual, a saber: el enfoque de capacidades (EC en adelante), como un paradigma alternativo más adecuado para la formación del estudiante de la ES latinoamericana. La relevancia del EC radica en que ciertamente supera, desde la perspectiva de las necesidades educativas del estudiante de la ES, las deficiencias que manifiesta una EBC. Esta superioridad se muestra al menos en dos dimensiones cruciales: 1º el desarrollo de una razón práctica y una centralidad de los valores éticos; y, 2º la relevancia social y el compromiso socio-político que busca lograr en el estudiante. A partir de esto el trabajo se articula en los siguientes ejes: 1) mostrar en líneas generales cuál es el problema actual de la formación del estudiante de la ES; 2) analizar las principales debilidades que muestra el actual enfoque hegemónico de la ES, esto es: una educación basada en competencias; 3) analizar las principales potencialidad educativas de un enfoque emergente y alternativo para la ES de Latinoamérica, a saber: el enfoque por capacidades; y, finalmente, discusión y conclusiones. Metodología de investigación La metodología de investigación utilizada para realizar la investigación es eminentemente cualitativa. Se utilizó la hermenéutica documental, consistente 284 en la lectura, el análisis y la interpretación crítica de las fuentes bibliográficas. Este examen se ejecuta a partir de lo que sostiene H. G. Gadamer (1994), cuando afirma que “el intérprete indaga en un texto lo que hay propiamente IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 en él. […] y en esa remisión a lo que hay en el texto, éste aparece como el punto de referencia frente a la cuestionabilidad, arbitrariedad o pluralidad de posibilidades interpretativas que apuntan a él”. Razón por la cual el principio de literalidad del texto es una clave fundamental para su adecuada interpretación (Bicocca, 2008). A partir de esta metodología se desarrolló la investigación procediendo a un análisis detallado de la literatura científica, se siguió un examen crítico de los argumentos expuestos en los textos estudiados, y luego a una discusión entre los autores involucrados en el problema. 1. El problema de la formación del estudiante en la ES actual La educación, en cuanto saber sobre el hombre, al igual que la medicina, es un saber práctico. Pero a diferencia de la práctica médica la educación se orienta a una práctica que detone el desarrollo del carácter moral de la persona. La educación entonces, trata tanto sobre el respeto y el cultivo de la humanidad (Nussbaum, 1997) como sobre la preparación de la libertad para el despliegue de las capacidades humanas (Bicocca, 2010). En tal sentido, una reflexión filosófica sobre la ES en el contexto actual es de capital importancia y es hoy socialmente relevante y sensible. Igualmente, una investigación teórica de la ES acorde a las circunstancias debe abordar un estudio serio de los puntos que otorgan sentido y razón de ser a este ámbito de enseñanza, como son: los fines, el cultivo de los tipos de saberes, la formación curricular, la responsabilidad frente a la sociedad, entre otros. En tal sentido, hay que señalar que la ES no puede abocarse hoy sólo a formar en saberes técnicos-productivos conforme los dictámenes de una razón instrumental, sin caer en un reductivismo educativo. Ya que las circunstancias vitales del egresado universitario y la complejidad de un mundo globalizado superan ampliamente los límites de una mera educación para la empleabilidad. Por el contrario, una consideración ajustada e integral del desarrollo humano requiere situar al sujeto de la ES en un horizonte de comprensión más amplio de saberes y circunstancias vitales, que propicien el desarrollo de habilidades complejas que le permitan una lectura crítica de la realidad, el desarrollo progresivo de su autonomía y la generación de un compromiso ético y sociocomunitario efectivo (Bicocca, 2011) a través del desarrollo intelectual y el 285 ejercicio de su razón práctica. ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación En tal dirección, algunos estudios señalan que el profesorado universitario es ciertamente ajeno a las preocupaciones de una sólida educación éticociudadana y tienen cierto recelo a la hora de plantear tal formación como algo inherente al nivel de la ES. Entre otras razones, porque se piensa que un aprendizaje ético-cívico no es responsabilidad de dicho colectivo educacional. En consecuencia, rara vez se incorpora de forma sustantiva una formación dirigida a modelar la personalidad moral y ciudadana de los estudiantes de la ES (Martínez Martín y Tey Teijón, 2008). Sin embargo, otros estudios recientes muestran que de manera mayoritaria se considera que la formación universitaria es también una formación ética y ciudadana. No obstante, los profesores, a pesar de que piensan que sus estudiantes valoran tal formación, creen mayoritariamente que dichos estudiantes conciben la universidad más como un lugar donde obtener un título profesional. En definitiva, el profesorado asume que sus estudiantes posee una visión utilitarista y mercantilista de la universidad (Bara, Mellen, Buxarais, 2013). Esta visión del estudiantado universitario sigue la lógica de las actuales exigencias al egresado universitario de adquirir competencias operacionales, es decir: habilidades operativas eficaces, indiscutiblemente necesarias y legítimas, pero que hacen pensar que el aprendizaje ético-cívico a veces no tiene cabida en el ámbito de la ES. Hoy los estudios superiores tienden al desarrollo de una razón instrumental (Moreno Olivos, 2009; Martínez Cinca, 2011, entre otros), con claros objetivos inmediatos puestos en la formación profesional y el éxito en un puesto de trabajo (Mora, 2011), y claros objetivos mediatos orientados al crecimiento económico. Es decir: propósitos dados por intereses externos al ámbito propiamente educativo, como son: el mercado y el incremento de la riqueza (PBI per cápita). A partir de un análisis de dichos propósitos se puede afirmar éstos no parecen ofrecer el marco más auspicioso para un desarrollo ético floreciente del estudiante, por más que múltiples declaraciones coloquen estos aprendizajes como cruciales para la ES. 286 Esto se confirma a partir del análisis de los saber que hoy son valorados y auspiciados en la ES, esto es: el saber cómo o, en otras palabras, cómo se hacen las cosas o un saber útil e instrumental (Díaz Bárriga, 2005; Agut Nieto y Lozano Nomdedeu, 2008; Nussbaum, 2010; Enkvist, 2011). La ingeniería produce el saber cómo, pero éste no es nada en sí mismo, es un medio sin un fin o un mero instrumento. El saber cómo no es una cultura como un piano no es música, ni un notebook es un paper. Hoy las universidades han pasado a privilegiar el desarrollo de este saber cómo en desmedro del saber (Schumacher, 2011). Ante esto, hay que destacar que la educación no es un IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 proceso propio de la racionalidad instrumental (Bicocca, 2014). Y evidencia la necesidad de repensar las conceptualizaciones teóricas, paradigmas y modelos educativos que animan tanto las políticas educativas actuales cuanto las curricula de los estudios superiores. Es preciso preguntarse si aquellos son los suficientemente amplios y comprehensivos para desarrollar las diversas dimensiones del estudiante de la ES. 2. Educación Superior basada en competencias. Un análisis crítico de sus supuestos Como se señaló antes, el debate filosófico actual sobre la ES radica en reconsiderar qué finalidades debería buscar este nivel educativo. La importancia de este debate consiste en las siguientes razones: primero, en determinar, articular y justificar cuáles son los propósitos más valiosos a promover a través del esfuerzo educativo en la ES, y en segundo lugar, en una clara articulación de dichas finalidades, que constituyen el punto de referencia para el establecimiento de las políticas públicas sobre ES (Lozano, Boni, Peris, Hueso, 2012). Entonces, por una parte, y como se señaló antes, se presenta una educación para el desarrollo de una racionalidad instrumental, que “percibe la ES como una industria susceptible de ensanchar la competitividad nacional e internacional y como un servicio lucrativo que puede venderse en un mercado global” (Nussbaum, 2010a). Esta concepción instrumentalista de la ES es sostenida tanto en la teoría de las motivaciones (McClelland, D. 1987, 1993, 1998) como en la teoría del Capital Humano (Schultz, 1989; Becker, 1993; Keeley, 2007), gestadas en el ámbito anglosajón e importadas a Latinoamérica, y que reconocen la importancia de la educación por su contribución al crecimiento económico. Y que puede sintetizarse en la siguiente idea: trabajadores más capacitados son más productivos. Así, por ejemplo, han surgido las denominadas universidades corporativas, fundadas por las grandes empresas para dar una respuesta a sus necesidades formativas y, por lo tanto, a sus objetivos de negocio, persiguen apoyar los objetivos estratégicos de su organización mediante la inversión en capital humano (Baladrón Pazos y Correyero Ruiz, 2013). Esta visión reduccionista de la ES, tanto de su rol formativo del estudiante 287 universitario como de su función social, es hoy discutible. Ya que considera que los bienes principales para la vida humana y social son los útiles y los ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación económicos. Y así se eclipsa la relevancia y la necesidad de los bienes no económicos, es decir: aquellos que corresponden a la dimensión propiamente humana de la persona como son el desarrollo de un pensamiento crítico, los bienes éticos y sociales, los bienes culturales, indiscutiblemente necesarios para el despliegue de una vida buena1. Además, se advierten otros inconvenientes en la EBC, en primer término, el enfoque posee en su propia dinámica una tendencia a vaciar la enseñanza de los contenidos propios de las disciplinas. En efecto, el enfoque disciplinar y cognitivo del modelo formativo universitario previo, introducía al estudiante en los problemas propios de la disciplina en estudio. El alumno tenía que poner en juego su capacidad de comprensión teórica para llegar a dilucidar una cuestión planteada, y que podía poseer una ulterior aplicación práctica. En un sentido contrario, la EBC busca generar en el alumno habilidades profesionales operativas demandadas por el mundo del trabajo y las empresas, para lo cual establece aprendizajes orientados a la rápida resolución de problemas, y focaliza la enseñanza más en el saber cómo, que propiamente en el saber. Por último, el enfoque de competencias tiende a una neutralidad axiológica esencial. En efecto, al promover en el estudiante la competitividad y la eficiencia del hacer le quita importancia a la valoración ética del actuar. Donde cumple un papel clave la conciencia, la capacidad reflexiva y la capacidad empática. Aptitudes posibles de ser desarrolladas no por disciplinas científicas de corte positivista e instrumental, sino por disciplinas orientadas al arte y a las humanidades. El resultado de este proceso es ciertamente una ausencia de un compromiso ético y social del egresado, el cual está más preocupado del éxito personal que en argumentar y servir los intereses de la comunidad. Aquí adquieren pleno sentido las afirmaciones a las que arriba R. Barnett cuando señala que “las competencias, sean del orden que fueren, seguirán siendo comportamientos y capacidades para actuar de manera definida por otros. En este sentido, ellas reducen la autenticidad de acción humana” (Barnett, 2001). Por ejemplo muchos bienes no lucrativos pero en sí valiosos para una vida buena individual y social pueden ser buscados legítimamente por la ES, a saber: el bien público (beneficios públicos como un todo, por ejemplo educando doctores para el servicio público o para ensanchar la vida democrática y los derechos humanos); un bien social (por ejemplo, haciendo diversas contribuciones a otros y al futuro de las personas más allá de los propios intereses, a través de la educación en comunidades o regiones en desarrollo); y un compromiso con el bien común y la vida asociativa. Donde los bienes no mercantiles, como la formación, la cultura, el desarrollo ético y social, no son excluidos (Boni y Walker, 2013). 1 288 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Esta neutralidad respecto de los fines de la acción humana, esto es: aquello que le otorga sentido y valor de ser y ejecutarse a la misma, deriva inevitablemente en la pérdida de la principal capacidad que la enseñanza universitaria debería transmitir a sus egresados, esto es: el hábito del pensamiento crítico, o en otras palabras, la capacidad de discernir entre lo que es digno y valioso de hacerse y aquello que no lo es (Martínez Cinca, 2011). En esta dirección se puede concluir que “la educación para la renta tiende a debilitar el pensamiento críticos y la formación de criterios morales independientes de las directivas del mercado. Es más, parecería que hay una preferencia por la automatización de la conducta de los individuos. Ya que la libertad de pensamiento y el juicio crítico en el estudiante resultan peligrosos si se quiere obtener un grupo de trabajadores obedientes con capacitación técnica” (Nussbaum, 2010). Así, la lógica del enfoque por competencias se ordena operativamente a la racionalidad instrumental y a la neutralidad axiológica, porque el acento está puesto más en la eficacia de los medios que en el cuidado y valoración previa del sentido de los fines de la acción humana. 3. Enfoque de Capacidad: sus potencialidades educativas para la ES Ante el déficit formativo de los criterios instrumentalistas en su aplicación a la realidad latinoamericana surge, en el ámbito de la ES, una novedosa concepción que se funda en el desarrollo de una racionalidad práctica, y cuyos objetivos educativos surgen no a partir de las exigencias del mercado sino desde la misma complejidad interna de la vida humana y del dinamismo de los procesos educativos, y que se centra en el desarrollo humano, social y económico (Cejudo Córdoba, 2006). Es decir: un enfoque que ayude a los sujetos al desarrollo de un pensamiento crítico, al ejercicio de su libertad y a hacer de sus vidas algo valioso. Los sustentos teóricos de esta concepción se encuentran en la teoría del enfoque de capacidades (Sen, 1993, 2004; Nussbaum, 2000, 2010, 2011; Robeyns, 2005; Walker 2007, 2008, 2010, 2012; Boni, 2010; Lozano, 2010; Hinchliffe, 2009; Unterhalter, 2009; entre otros). A la investigación de este EC hoy se abocan investigadores y comunidades científicas de distintas universidades de Inglaterra, Estados Unidos, Sudáfrica, Holanda, India, España y Latinoamérica. Ya que presenta notables potencialidades teórico-prácticas para la ES (Walker, 2006, 2013). ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 289 Además de los puntos antes mencionados, los autores que actualmente desarrollan este enfoque consideran que la ES no puede ser distante de los importantes problemas que hoy enfrenta el mundo – como son el cambio climático, la equidad y la justicia social, los conflictos armados, la intolerancia, los abusos y la falta de los derechos humanos, entre otros – y que se debe tener un rol activo y un compromiso tanto local como global, a fin de promover y sostener una sociedad más justa y sustentable. A lo dicho hay que destacar la perspectiva ética de la universidad que sostiene el EC, postulada tanto en la vida individual como en la vida institucional (Boni y Walker, 2013). Este EC, que se sustenta en la teoría del desarrollo humano de A. Sen y M. Nussbaum2, sostiene no solo una preocupación por incrementar las habilidades (skills) operativas de las personas, sino que postula una concepción más amplia y rica del desarrollo humano, no limitado a una dimensión laboral. Así, señala que “la verdadera riqueza de una nación está en su gente. En esta dirección, el objetivo básico del desarrollo es aumentar el ejercicio de las libertades humanas en un proceso que puede expandir las capacidades personales toda vez que amplía las alternativas disponibles para que la gente viva una vida plena y creativa” (PNUD, 2004, 127). El EC es un enfoque más amplio que el del capital humano, porque da cuenta de las mismas funciones de la educación que éste último, pero también de otras no económicas y no instrumentales (Sen, 2002, 293-294) crucial para el florecimiento humano. Interrelacionado con la teoría del desarrollo humano, se encuentra el concepto de capacidades o de posibilidades reales y oportunidades de llevar la vida que la persona tiene razones para considerar valiosa. El desarrollo humano promueve la formación de capacidades, que se expresan en la combinación de diferentes funcionamientos que pueden ser alcanzados (Sen, 1999: 3). Las capacidades son la posibilidad real de poder lograr algo, mientras que los funcionamientos son las cosas que el sujeto hace o la situación en que El enfoque de capacidades tiene sus fundamentos filosóficos en la teoría del desarrollo humano que se alza a partir de la tradición filosófica social y humanista y en una economía humanista (Nussbaum, 2000; Gasper, 2004). Estos enfoques acentúan 1) una pluralidad de valores, no solo los valores económicos de la utilidad expresados y promovidos dentro del mercado; 2) una preocupación amplia por lo humano y la solidaridad, expresada en una filosofía de los derechos humanos; y 3) el reconocimiento de la normalidad y centralidad de interconexiones humanas – lo que implica los cálculos del mercados son insuficientes si sólo se utilizar el valor económico de lo útil (Boni y Walker, 2013). 2 290 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 se encuentra gracias a sus recursos y al uso que puede hacer de ellos. Para explicar los funcionamientos se puede tomar, al igual que lo hace Sen, el ejemplo cotidiano de montar en bicicleta (Sen, 1985, 10). Lo importante para el bienestar personal no es la bicicleta como tal (un recurso), sino la actividad que la bicicleta permite, esto es, montar en ella (funcionamiento). Es preciso determinar qué consigue hacer el sujeto con los recursos que están bajo su control. Y esto, que es el funcionamiento, variará según nos fijemos en un niño, en un deportista olímpico o en una mujer embarazada. El funcionamiento montar en bicicleta designa una determinada actividad, más o menos útil, que requiere ciertos recursos, y que depende de circunstancias personales y sociales. El bienestar aportada por la bicicleta depende del éxito en dicha actividad al igual que, en general, el bienestar aportado por un recurso (ya sea dinero, alimentos o las mismas TIC), dependen de lo que el sujeto pueda ser o de cómo puede llegar a estar gracias a aquellos (Cejudo Córdoba, 2006). Asimismo, el EC aborda la ES desde una óptica distinta al no concebir el desarrollo humano como un medio para el crecimiento económico, la industrialización, o algún otro objetivo, sino como un fin en sí mismo definido como expansión de la libertad humana mediante la capacidad para llevar la vida que cada uno tenga razones de elegir (Sen, 1999). Según la perspectiva del capital humano, la ES aumenta las capacidades productivas de las personas. En sentido contrario, al considerar la libertad como capacidad, la educación sirve para aumentar las capacidades de vivir una vida valiosa. En esta propuesta el interés de la ES se desplaza de la producción y el rendimiento económico hacia la libertad de llevar una vida buena, digna y valiosa. Esto permite reconocer el valor intrínseco de la educación (Cejudo Córdoba, 2006). Por otra parte, las capacidades tienen varios cometidos en el desarrollo humano: ser el objetivo mismo de tal desarrollo, promover el progreso social que conduce a él y, finalmente, influir indirectamente en el aumento de la producción económica. El capital humano se refiere sólo a esta última función. Debido a esto, esta perspectiva no repara en las consecuencias de las políticas educativas para la justicia social: se atiende a cuánto mejora la economía nacional, pero no a quién se beneficia de la educación, ni a cuánto lo hace, ni a cómo la educación contribuye a la igualdad social y al respeto de las libertades (Sen, 1999). ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 291 Discusión y conclusiones Lamentablemente la ES en Latinoamérica ha adoptado, en su desarrollo curricular basado en competencias siguiendo el marco curricula del Espacio Europeo para la Educación Superior dictado por Bolonia (1999). Los resultados de esta decisión en política educativa está siendo hoy revisada en Occidente debido a sus escasos frutos formativos. A partir de las debilidades antes enunciadas surge en el ámbito de la ES el EC. Las potencialidades educativas de este paradigma en el ámbito educativo superior latinoamericano son promisorias. La primera de estas potencialidades radica principalmente en la perspectiva ética y social que acentúa el enfoque, algo no presente en la perspectiva de la teoría del capital humano y el enfoque por competencias. En esta dirección, la consideración de la libertad como capacidad, o habilitación para hacer una vida valiosa, tiene aplicaciones pedagógicas concretas a través de dos nociones educativas básicas, a saber: la primera, a través del concepto de autonomía, y, la segunda, a través del concepto de enriquecimiento personal. Ambas constituyen elementos sustantivos en el marco del EC y son susceptibles de otorgar sentido y potencialidad a las prácticas y los aprendizajes que hoy se promueven en la ES latinoamericana. Hay que señalar, que los contextos de convivencia, estudio, ocio, discusión y aprendizaje que los estudiantes viven y experimentan durante sus años de formación superior son potencialmente espacios de aprendizajes intelectual y ético-cívicos claves. En efecto, el mundo de los valores se aprende en la cotidianeidad del convivir, y la universidad es un lugar de aprendizaje y convivencia. Pero incluso en el caso que se coincidiera que la ES es un espacio adecuado, conviene que reúna ciertas condiciones para que sea un espacio efectivo, donde los valores humanos sean susceptibles de ser incorporados y ejercitados. En este sentido, para que el aprendizaje en la universidad suponga también un aprendizaje crítico y ético eficaz es necesario construir espacios en los que tales valores estén presentes de forma habitual, cotidiana y natural (Martínez Martín y Tey Teijón, 2008). Por otra parte, quien esté a favor de una educación humanista no puede renunciar a que el enriquecimiento personal es el objetivo último de la edu292 cación, inclusive el de la ES, y es precisamente esta idea de autonomía y enrriquecimiento personal lo que aporta la noción de libertad como capacidad en el EC, pero sin el inconveniente de caer en un modelo único de excelencia IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 personal (Cejudo Córdoba, 2006). Así, el fin de la educación puede interpretarse como un aumento del conjunto de capacidades de la persona a través de logros de funcionamientos. Aquí “la utilización de los aprendizajes es un asunto que queda al arbitrio de la propia persona” (Sen, 1999, 288). El objetivo de la educación, como señala Martha Nussbaum, es cultivar la humanidad, y eso implica dotar al ciudadano de los instrumentos que permitan una elección autónoma de su mejor modo de vida (Nussbaum, 2006). El presente trabajo fue posible gracias al financiamiento otorgado por CONICyT – FONDECyT, Chile, para el desarrollo de un Proyecto de Investigación Iniciación Nº 11130078 (2013-2017), titulado: EL ENFOQUE DE CAPACIDADES (CAPABILITIES APPROACH) DE AMARTYA SEN Y MARTHA NUSSBAUM. UN ANÁLISIS FILOSÓFICO CRÍTICO Y DE SUS POTENCIALIDADES PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR, actualmente en ejecución. Este artículo constituye una instancia de avance de resultados. Asimismo, agradezco al Instituto Jacques Maritain, Universidad de Notre Dame, USA y a la Universidad de Navarra, España, por permitirme acceder a los recursos bibliográficos necesarios. 293 ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación Referencias bibliográficas Agut Nieto, S. y Lozano Nomdedeu, A. (2008). Las competencias a debate: su papel en el proceso europeo de convergencia de Educación Superior. Revista de Psicología General y Aplicada, 61 (1) 53-68. Baladrón Pazos, A. y Correyero Ruiz, B. (2013). Universidades corportativas: ¿un actor emergente en la educación superior?, Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento, 10 (2), 20-36. Bara, F., y otros (2014). Concepciones del profesorado universitario sobre la formación ética y ciudadana en el Espacio Europeo de Educación Superior: un estudio de caso, Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento, 11 (3), 22-32. Barnett, R. (2001). Los límites de la competencia. 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Atua nas áreas de Filosofia da Educação, Filosofia da Linguagem e Filosofia da Educação Matemática, tendo como referencial teórico central as ideias do segundo Wittgenstein. Resumen - Resumo - Abstract Com a “virada linguística” a partir do final do século XIX, retomada de maneira inusitada pelo filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein em seus escritos da maturidade, boa parte das questões epistemológicas são “dissolvidas”, com implicações para a pesquisa educacional. Dentre elas, destaca-se a descrição gramatical dos conceitos fundamentais do campo educacional levada a cabo pelos filósofos analíticos da educação. Pretendo apontar para outras possíveis implicações, a partir da terapia filosófica de Wittgenstein que, a meu ver, possibilita um tratamento distinto da vertente analítica para as questões filosóficas da educação. Enquanto este movimento continua atrelado a uma concepção referencial da linguagem, a terapia wittgensteiniana leva em consideração a multiplicidade do funcionamento de nossas expressões linguísticas, esclarecendo con- Con el “giro lingüístico” de finales del siglo XIX, retomado de modo insólito por el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein en sus escritos de madurez, gran parte de las cuestiones epistemológicas se “disuelven”, con implicaciones para la investigación educativa. Entre las cuales, está la descripción gramatical de los conceptos fundamentales en el campo educativo llevada a cabo por los filósofos analíticos de la educación. Tengo la intención de señalar otras implicaciones posibles de la terapia wittgensteiniana, que a mi juicio, permiten un tratamiento distinto de aquel de la rama analítica para los problemas filosóficos de la educación. Mientras que el movimiento analítico sigue atrapado a una concepción referencial del lenguaje, la terapia de Wittgenstein tiene en cuenta la multiplicidad del funcionamiento de nuestras expresiones lingüísticas, aclarando las confusiones que surgen del uso dogmático de conceptos With the “linguistic turn” starting from the late nineteenth century, retaken in an unprecedentedway by the Austrian philosopher Ludwig Wittgenstein in the writings of his second phase, much of the epistemological questions are “dissolved”, with implications for educational research. Outstanding among them, is the grammatical description of the fundamental concepts of the field of education carried out by analytic philosophers of education. I intend to point out to other possible implications from Wittgeinstein’s philosophical therapy that, in my view, allows a different treatment from the analytic branch to the philosophical issues of education. While this analytical movement continues to be tied to a referential conception of language, Wittgensteinian therapy takes into account the multiplicity of the functioning of our linguistic expressions, ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação 299 fusões que se originam do uso dogmático de conceitos tais como os de ensino, aprendizagem, compreensão, avaliação, entre outros, prevenindo, assim, atitudes dogmáticas no campo educacional. Por exemplo, ao relativizar os pressupostos epistemológicos subjacentes a práticas pedagógicas, como também esclarecendo os usos que são feitos daqueles conceitos em teorias que se guiam pelo mito da eficiência, reduzindo o ensino à resolução de problemas demandados por uma sociedade que não é nem ao menos problematizada. Como se não houvessem “valores” subjacentes a estas demandas, que podem levar o mundo à ruína, e que poderiam ser outros. Um dos resultados da terapia, portanto, é o de revelar a natureza convencional das regras que seguimos para usar nossos conceitos em geral, uma vez que somos nós que atribuímos necessidade a elas. Em particular no campo da educação, este esclarecimento conceitual a partir da terapia filosófica aponta para práticas pedagógicas que não se reduzem a iniciar o aluno a nossa herança cultural, mas que tenham como preocupação central a formação de um aluno crítico que seja capaz de inventar novas regras, evitando-se, assim, os preconceitos oriundos de um uso dogmático de nossos conceitos. tales como la enseñanza, el aprendizaje, la comprensión, la evaluación, entre los demás. Esta terapéutica evita actitudes dogmáticas en el campo educativo, como por ejemplo, relativiza los supuestos epistemológicos que subyacen a las prácticas pedagógicas e aclara los usos que se hacen de estos conceptos en teorías guiadas por el mito de la eficiencia, los cuales reducen la enseñanza a una resolución de problemas demandados por una sociedad que ni siquiera es problematizada. Como si no hubiera “valores” detrás de estas demandas, que pueden conducir el mundo a la ruina, y que podrían ser cambiados. La terapia revela que las normas que seguimos para el empleo de nuestros conceptos son de naturaleza convencional, puesto que somos nosotros que tenemos que les atribuir una necesidad. Especialmente en el campo de la educación, este aclaramiento conceptual desde la terapia filosófica señala prácticas pedagógicas que no se reducen a iniciar el estudiante en nuestro patrimonio cultural, sino que tiene como preocupación central la formación de un estudiante crítico y capaz de inventar nuevas reglas, evitando así los prejuicios que resultan de un uso dogmático de nuestros conceptos. clarifying confusions arising from the dogmatic use of concepts such as teaching, learning, comprehension and evaluation, among others, thus preventing dogmatic attitudes in the educational field. For example, relativizing the epistemological assumptions underlying pedagogical practices, as well as clarifying the uses that are made of these concepts within theories that are guided by the myth of efficiency, which reduce teaching to problems solving demanded by a society that is not even problematized. As if there were no “values” behind these demands, which can lead the world to ruin and that could be others. One of the results of therapy, therefore, is to reveal the conventional nature of the rules we follow to use our concepts in general, since we are the ones who attribute necessity to them. Particularly in the field of education, this conceptual clarification that stems from the philosophical therapy points to pedagogical practices that are not reduced to initiating the student to our cultural heritage, but that has as their central concern the formation of a critical student who is be able to invent new rules, thus avoiding the prejudices coming from a dogmatic use of our concepts. Palavras-chave: ensino, aprendizagem, concepção referencial da linguagem, “virada linguística”, Wittgenstein Palabras Clave: enseñanza, aprendizaje, concepción referencial del lenguaje, “giro lingüístico”, Wittgenstein Keywords: teaching, learning, referential conception of language, “linguistic turn”, Wittgenstein. Recibido: 01-06-2015 Aceptado: 10-08-2015 citar este artículo: 300 Para Gottschalk, C (2015).A terapia wittgensteiniana como esclarecedora de conceitos fundamentais do campo educacional. Ixtli. Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación. 2(4). 299-315 IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 A terapia wittgensteiniana como esclarecedora de conceitos fundamentais do campo educacional. Em que sentido a filosofia produzida na América Latina pode contribuir para o esclarecimento de questões e conceitos educacionais? Sem dúvida, de diferentes modos e com diversas finalidades. Tenho trabalhado nos últimos quinze anos a partir de uma específica linha de pesquisa de inspiração wittgensteiniana1, que tem se revelado uma fonte profícua de reflexão para o esclarecimento de conceitos educacionais fundamentais, tais como, os de ensino, aprendizagem, compreensão, conhecimento, pensamento crítico, avaliação, entre outros, os quais ao longo das últimas décadas têm recebido diferentes e controversas interpretações, gerando confusões e equívocos nas práticas pedagógicas. Tenho procurado mostrar, ao longo de minha pesquisa, que isto se deve ao fato destes conceitos serem usados dogmaticamente no interior de teorias do conhecimento ancoradas, por sua vez, em uma concepção referencial da linguagem2. Nesta investigação, parto do pressuposto de que toda prática pedagógica pressupõe alguma teoria do conhecimento, seja esta de natureza realista, Esta linha de pesquisa tem como referência teórica central uma vertente epistemológica pragmática denominada de “Epistemologia do Uso, elaborada por Arley Ramos Moreno (Unicamp/Brasil), que se inspira nas ideias de Wittgenstein e de Gilles-Gaston Granger, entre outros, tendo em vista a sistematização dos processos de constituição do sentido linguístico e suas relações com o pensamento e o mundo. Intitulada inicialmente de “Pragmática Filosófica”, uma introdução a esta teoria do significado pode ser encontrada nas seguintes obras: Moreno, A. R. Introdução a uma pragmática filosófica. Campinas: Unicamp, 2005; e sua versão para o francês, Introduction à une épistemologie de l’usage. Paris: L’Harmattan, 2011. Não seria esta epistemologia também uma teoria do conhecimento dogmática como as demais? Segundo Moreno, suas afirmações, tais como as de Wittgenstein, não são teses, como vemos nas tradicionais teorias do conhecimento na história da filosofia, mas observações que passaram pelo crivo da terapia filosófica wittgensteiniana. Esta resposta pode parecer enigmática, mas fará mais sentido ao longo deste texto, em que serão apresentados alguns exemplos de como a terapia wittgensteiniana possibilita a dissolução de aparentes contradições e paradoxos no campo da educação, derivados de um uso dogmático de seus conceitos mais fundamentais. 1 Como será exposto ao longo deste texto, esta é uma concepção que considera a linguagem como tendo uma função essencialmente descritiva, tal que para toda palavra deva corresponder um objeto que a palavra substitui. 2 ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação 301 idealista, empirista, mentalista, construtivista, pragmatista..., enfim, toda prática que envolve ensino e aprendizagem depende de uma concepção do conhecimento que, por sua vez, estabelece como temos acesso a ele, e consequentemente, como atribuímos sentido aos fatos do mundo. De modo geral, minha hipótese é de que seja qual for a teoria epistemológica subjacente à prática pedagógica, estamos presos à crença de que estes sentidos a serem alcançados, descobertos ou construídos, estariam fora da linguagem. Em outras palavras, supomos que os significados de toda palavra ou expressão linguística referem-se a objetos externos à linguagem. Por exemplo, se pronuncio a palavra “mesa”, o significado de mesa seria este objeto sobre o qual estou escrevendo, ou seja, o significado de uma palavra seria sua referência. Na perspectiva de Wittgenstein, esta é uma concepção reducionista da linguagem, na medida em que se considera que suas proposições teriam apenas a função de descrever ou comunicar os fatos do mundo (Wittgenstein, IF §1 e ss.). Segundo o filósofo, a linguagem desempenha inúmeras outras funções, e se levarmos a sério a multiplicidade das expressões linguísticas, as grandes questões filosóficas são de certo modo “dissolvidas”. Contrapondo-se a uma concepção estritamente referencial da linguagem, Wittgenstein observa que o significado de uma palavra não é o objeto a que a palavra se refere, mas o uso que fazemos dela em um determinado contexto; e portanto, os sentidos de nossas palavras e afirmações seriam constituídos no interior da própria linguagem, e não provenientes de algum âmbito exterior a ela. O que nos leva à seguinte questão: em que medida nossas práticas pedagógicas seriam alteradas, uma vez fundamentadas em teorias do conhecimento libertas do jugo de uma concepção referencial da linguagem? Não tenho a pretensão de responder a esta questão, mas gostaria de ao menos apontar para um outro olhar, que leva em consideração esta virada linguística promovida por Wittgenstein, e que, a meu ver, possibilita o esclarecimento de equívocos nas práticas pedagógicas orientadas por determinados usos de nossos conceitos educacionais. Não que já não houvesse a preocupação com uma análise da linguagem na educação. Em particular em meados do século passado, alguns filósofos da educação perceberam a importância de uma análise que esclarecesse seus conceitos e passaram a ver a atividade filosófica como 302 un proceso de análisis conceptual que permita llegar a ideas claras y distintas, y concibe el propósito de la indagación filosófica como el descubrimiento de la lógica implícita en el asunto en cuestión. Por tanto, en lo que se refiere a la educación se parte del supuesto de que IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 los conceptos de enseñanza, aprendizaje, autoridad, conocimiento, entendimiento, creatividad, imaginación, y otros, que la caracterizan, requieren ser considerados. Mediante el análisis de éstos y conceptos similares, quedaría revelada la lógica de la educación, estableciéndose una base sólida para la política y la práctica. Hasta cierto punto, el papel de la filosofía de la educación implicaría atender a los conceptos que son operativos en otros modos de estudiar la educación, como, por ejemplo, el concepto de inteligencia en psicología, cuya clarificación permitiría asentar el trabajo empírico de esta disciplina en fundamentos conceptuales sólidos. (Standish, 2007, pp. 21-2) Obviamente, esta descrição da filosofia analítica não contempla todo o seu espectro, como o próprio Standish reconhece, ao citar o trabalho de filósofos na década de sessenta, como os de Richard Peters e de Michael Oakeshott (na Inglaterra) e os de Israel Scheffler (nos Estados Unidos), que transcendem estes objetivos de clarificação conceitual. A concepção de educação, já presente nos textos platônicos, de valorização do conhecimento como acesso ao real, ao que existe de fato, é retomada por estes filósofos, que passam a apresentar princípios e critérios que fundamentam o processo por meio do qual o indivíduo é iniciado em nossa herança cultural. Neste sentido, resgatam uma concepção de educação não instrumental, que olha para o conhecimento como tendo um valor intrínseco. Segundo Peters: “Educação” supõe, essencialmente, processos intencionais que transmitem aquilo que é valioso, de um modo inteligível e voluntário, despertando no aluno o desejo de realizar tal coisa valiosa, que é vista como possuidora de um lugar entre as demais coisas da vida. (Peters, 1979, p.120) Embora os filósofos mencionados acima tivessem a preocupação em estabelecer uma base sólida para a política e a prática educacionais, há uma tendência crescente dos analíticos em transformar a filosofia da educação numa disciplina que vai se afastando das grandes tradições do pensamento. Paira sobre eles a ilusão de que suas análises conceituais prescindem em última instância da história da filosofia, como se as questões educacionais existissem por si, esperando apenas o trabalho minucioso do analítico para que sejam exaustivamente solucionadas e bem fundamentadas. Da perspectiva terapêutica de Wittgenstein, ao contrário da pretensão dos 303 filósofos analíticos, não haveria um sentido privilegiado no uso de nossos conceitos, que poderia fundamentar a política educacional. As grandes quesALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação tões filosóficas da educação já foram levantadas pela filosofia ocidental em suas origens, e ao longo de suas sucessivas tradições críticas foram retomadas sob diferentes aspectos, resultando hoje em um panorama complexo de concepções sobre a ação educacional, inter-relacionadas em maior ou menor grau. Assim, a “inovação”, tão exigida pelos atuais governos, pode vir não de uma nova teoria educacional, mas, simplesmente, de uma abordagem terapêutica deste complexo uso de conceitos educacionais, que já se encontre liberta de uma concepção referencial da linguagem: uma análise que se aproxime mais de uma descrição do uso deste simbolismo ao longo da história, no sentido de uma estilística tal como definida pelo epistemólogo francês Gilles Granger3. Em outras palavras, uma análise que compare e estabeleça relações entre estes diferentes usos, tendo em vista o esclarecimento de confusões e, eventualmente, apontando-se para a possibilidade de novas significações dos conceitos fundamentais da educação. *** Desde os primórdios da filosofia grega surge a questão fundamental da possibilidade do conhecimento, e de como teríamos acesso a ele, levando seus mais eminentes filósofos a formularem teorias do conhecimento de natureza realista, idealista, empirista ou mesmo pragmática, decorrendo de suas respectivas epistemologias determinadas concepções de ensino e de aprendizagem. Platão elabora sua Teoria das Ideias, ancorada no mito da imortalidade da alma e na teoria pitagórica da transmigração das almas, para afirmar que “aprender é recordar” e “ignorar é ter esquecido”. Ensinar, portanto, seria, através das leis da dialética, conduzir o seu interlocutor a verdades pertencentes a uma realidade a priori. Agostinho, bastante influenciado pela reflexão platônica, e tendo como finalidade justificar racionalmente as verdades reveladas por Deus, formula a sua Teoria da Iluminação Divina, que permitirá postular como condição de aprendizagem um processo reflexivo que se daria interiormente, independentemente do que é dito pelo professor. As palavras apenas evocam significados que já teriam uma existência Granger define estilo como uso do simbolismo, produzindo significações, entendidas por ele como “ce qui résulte de la mise en perspective d’un fait à l’intérieur d’une totalité, illusoire ou authentique, provisoire ou définitive, mais en tous cas vécue comme telle par une conscience.” (1968, p.11) O epistemólogo francês tem como objetivo investigar as condições mais gerais da inserção das estruturas na prática individualizada, afirmando que o modo de produção daquelas significações já comporta um estilo, o que aproxima sua estilística de uma descrição das regras de uma gramática no sentido wittgensteiniano, isto é, de uma descrição dos usos efetivos ou imaginados de nossos conceitos. 3 304 IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 própria no interior do discípulo. Introduz, assim, uma subjetividade que não existia entre os gregos, e com isto abre um campo inusitado na investigação educacional ao incorporar uma reflexão sobre as finalidades da linguagem no processo de aprendizagem. Nesta perspectiva agostiniana, o conceito de “ensinar” é relativizado, na medida em que o filósofo atenta para o fato de que o ensino pode ser reduzido facilmente a uma mera doutrinação se não houver um concomitante processo de contemplação interior, averiguando-se se as “verdades” ditas são de fato verdadeiras (Agostinho, 2002, cap. XIV). Ensinar, portanto, não garante o aprendizado, na medida em que o conhecimento é alcançado efetivamente no âmbito da consciência de cada indivíduo. Assim, ao longo de oito séculos, passamos de uma concepção realista do conhecimento para uma idealista, incorporando novos sentidos para os conceitos de ensino e de aprendizagem: ensinar para Agostinho não se reduz a uma rememoração ao longo de um processo dialógico bem conduzido (como propunha Platão), mas inclui um processo reflexivo que ocorre no interior de cada indivíduo. A partir de seu tratado sobre linguagem e educação, O Mestre, são estabelecidos novos sentidos para o ensino e para o aprendizado, em que o processo de compreensão passa a ocupar um lugar privilegiado na gramática4 daqueles conceitos. Desta perspectiva platônica, dotados de uma razão inata, todos poderiam ter acesso a estes significados que estariam por trás das nossas palavras, para além do mundo sensível e, no caso de Agostinho, para além da linguagem. Influenciados por estes grandes pensadores, Rousseau dará prosseguimento a esta reflexão, introduzindo a ideia de que a razão do indivíduo não é a priori, mas vai sendo formada pela criança. Assim, o próprio conceito de razão passa também a ter outros sentidos, com implicações profundas nos processos educativos. Surgem as diferentes vertentes da escola nova, inspiradas em Rousseau, que propõem pedagogias da atividade, em que a razão seria formada a partir da ação da criança em seu meio natural, a partir de suas próprias experiências. Um de seus maiores representantes, John Dewey, influenciado pelo pragmatismo de William James, irá propor um novo sentido para o conceito de experiência, em que tudo é experiência, inclusive o conhecimento acumulado pela humanidade ao longo dos séculos Estou utilizando o termo “gramática” no sentido wittgensteiniano, a saber, o conjunto de usos que fazemos de uma palavra no interior de um jogo de linguagem, ou mesmo em diferentes jogos de linguagem. ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação 305 (a experiência da espécie humana). Nesta perspectiva mais pragmática do conhecimento, aprender passa a ter um novo sentido: é fazer, agir, e assim ir reconstruindo o conhecimento herdado pelas diferentes culturas. Surgem, então, diferentes teorias do desenvolvimento, em que a criança necessariamente passaria por estágios cognitivos, constituindo-se, assim, uma única racionalidade, comum a todas elas. Ensinar passa então a ser visto como propiciar as condições para que se dê este desenvolvimento natural em cada indivíduo, no seu tempo próprio. Sob uma terminologia mais moderna, não bastaria aprender fatos e memorizar informações. Para que haja uma aprendizagem significativa, o aluno deve aprender a pensar criticamente, agindo a partir de sua própria experiência e apresentando razões e evidências que justifiquem suas crenças. Como se vê, os próprios conceitos de ensino e de aprendizagem vão passando por mudanças de sentido ao longo dos séculos, que não necessariamente excluem os significados aceitos em suas primeiras acepções. Se seguirmos a máxima de Wittgenstein, “Não pense, mas olhe!” (Wittgenstein, IF § 66), veremos que estes diferentes sentidos se entrelaçam, e isto não deveria nos surpreender. Estes usos se dão no interior de “jogos de linguagem”, caracterizados por Wittgenstein como “a totalidade formada pela linguagem e pelas atividades com as quais ela vem entrelaçada” (IF § 7). No entanto, em particular no campo educacional, as confusões começam quando se espera ter uma definição exata e precisa de seus conceitos, caracterizados no interior de teorias pedagógicas – e portanto, prescritivas - que estabelecem não apenas os princípios que devem guiar a ação do professor em sala de aula como, também, de que modo o aluno deve aprender. Estas teorias não determinam a atividade docente, apenas espera-se que este proceda em conformidade com suas normas e conceitos, regras que são, na maior parte das vezes, imprecisas. Wittgenstein nos dá o exemplo da atividade de jogar tênis, onde suas regras não determinam, por exemplo, “a que altura ou com que força se é permitido arremessar a bola” (IF. §68) e observa que os limites de aplicação de nossos conceitos não são dados a priori, pelo contrário, somos nós que vamos inventando regras a serem seguidas quando os colocamos em ação, conforme agimos no interior de nossos jogos de linguagem – diz Wittgenstein: 306 Não é elucidativa a analogia da linguagem com o jogo? Podemos muito bem imaginar pessoas que se divertem num campo, jogando com uma bola, de sorte que começassem diversos jogos conhecidos, não levassem alguns até o fim, entrementes atirassem a bola para o alto sem objetivo, corressem uns atrás dos outros com a bola por brincadeira e IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 a atirassem uns nos outros etc. E agora alguém diz: As pessoas jogam o tempo todo um jogo de bola, e por isso guiam-se, a cada jogada, por regras determinadas. E não há também o caso, onde jogamos e – ‘make up the rules as we go along’? Sim, também o caso, em que nós as modificamos – as we go along. (Wittgenstein, IF §83) Através de analogias (como a da linguagem com o jogo) Wittgenstein coloca em ação o que ele denomina de “terapia filosófica”. Ao descrever as regras que seguimos ao aplicar as palavras em contextos específicos, relativiza usos dogmáticos de nossos conceitos e, consequentemente, confusões de natureza conceitual são dissolvidas. Com este objetivo primeiro, de esclarecimento conceitual, a terapia filosófica recorre a exemplos (método da exemplificação), diálogos polifônicos com interlocutores representantes de posições filosóficas mentalistas ou behavioristas, dentre outras; emprego de analogias e metáforas, entre outros recursos terapêuticos, que mostram os preconceitos a que estamos submetidos devido a uma concepção referencial da linguagem, ou seja, quando estamos presos à imagem agostiniana de que haveria significados extralinguísticos por trás do uso de nossas palavras5. Como explicitado por Wittgenstein, logo na abertura de suas Investigações Filosóficas, nossa concepção de linguagem está reduzida à ideia de que usamos a linguagem apenas para nos referir a objetos externos ou internos, como se a cada palavra correspondesse algo no mundo empírico, ou em um mundo mental ou ideal, que fosse o seu significado, independentemente do uso que fazemos dela em contextos específicos. É fundamentalmente contra esta imagem referencial da linguagem que incide a terapia filosófica de Wittgenstein: Insistindo sobre a metáfora do olhar, a terapia filosófica mostra claramente que a significação está internamente ligada à aplicação de expressões linguísticas, e não é causal ou está mecanicamente ligada a elementos extralinguísticos. Esse resultado da terapia não autoriza o terapeuta a fazer afirmações teóricas, behavioristas ou mentalistas, ainda que pareça fazê-lo em cada etapa provisória do processo dialógico. Deixa-nos, pelo Ver §1 das Investigações Filosóficas (Wittgenstein, 1997), em que o filósofo denomina esta imagem do funcionamento de nossas palavras de concepção agostiniana da linguagem. 5 ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação 307 contrário, sem novas teses, diante da dissolução de teses conflitantes e, mais profundamente, deixa-nos também sem os antigos preconceitos do pensamento – é o aspecto positivo da terapia: eliminar preconceitos através da dissolução de teses. (Moreno, 2005, p. 262) Penso que é este aspecto positivo do estilo terapêutico de Wittgenstein6 que interessa ao filósofo da educação, quando nos debruçamos sobre os conceitos, não com o objetivo de revelar/descrever sua gramática interna, aos moldes da filosofia analítica, mas tendo em vista esclarecer confusões que decorrem de uma abordagem dogmática de nossos conceitos mais fundamentais. Retomemos, mais uma vez, o conceito de ensino. Como vimos, tanto para Platão como para Agostinho haveria significados últimos a priori a serem alcançados através de um método, seja a maiêutica socrática ou um processo de contemplação interior. Para ambos, ensinar seria um modo de evocar estes sentidos que teriam uma existência própria, no mundo das ideias ou como verdades reveladas por Deus. Temos aqui fortemente uma concepção referencial da linguagem repercutindo nas práticas pedagógicas que são guiadas por estas teorias: as palavras se referem a significados que devem ser descobertos. Em particular nas diferentes abordagens da escola nova, bastaria que o professor propiciasse as condições para estas descobertas. Mesmo em abordagens que não supõem fundamentos últimos do conhecimento (como ocorre com o pragmatismo de Dewey ou entre alguns filósofos analíticos), permanecem critérios de verdade que também pressupõem uma concepção referencial da linguagem. Para o pragmatismo americano, um conhecimento é verdadeiro se for útil para resolver um problema ou demanda da sociedade em que se está inserido. No entanto, podemos nos perguntar, como o faz Wittgenstein, se um conhecimento é útil porque é verdadeiro, ou é verdadeiro porque é útil (Wittgenstein, 1998, § 266) Em outras palavras, o próprio critério de utilidade depende dos jogos de linguagem em que são constituídos nossos conceitos, permeados por valores e princípios que regem os seus usos dentro de diferentes sistemas linguísticos inter-relacionados. Somos nós que os empregamos normativamente, constituindo a gramática Neste ponto Moreno diverge de Granger, na medida em que para este o estilo seria o aspecto negativo da estrutura, ou seja, decorre do uso de uma estrutura a priori, ou visa tal estrutura. Mais de acordo com a ideias do segundo Wittgenstein, Moreno ressalta que o aspecto formal já se encontra no caos do empírico e de nossas ações imersas em uma forma de vida, incorporado e expresso pela linguagem. 6 308 IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 que é cristalizada na linguagem. Portanto, o que é útil – e o que não é útil – no campo do empírico, é determinado por esta gramática. E as regras que a constituem estão presentes na linguagem, e não fora dela. Não levar isto em consideração naturaliza o critério da utilidade, com todas as suas consequências já conhecidas, como a de se reduzir a educação a um instrumento da política e do mercado. Também entre os filósofos analíticos, adota-se um único critério, bastante semelhante ao utilitarismo do pragmatismo americano: o da eficiência. No quarto capítulo da consagrada obra de Israel Scheffler, A Linguagem da Educação, é apresentada uma descrição da noção de “ensinar”, caracterizada por ele como uma atividade orientada para uma meta, e que exige um esforço continuado que se realiza ao longo de um período de tempo, levando-se em consideração que esta meta pode ser atingida para além de qualquer um dos seus segmentos temporais. Ao mesmo tempo que Scheffler procura estabelecer uma caracterização o mais precisa possível para este conceito, reconhece que o ensino é uma atividade complexa, regulada por regras não exaustivas. Por exemplo, como um professor sabe se um aluno de fato aprendeu o que lhe foi ensinado? Haveria um modo mais eficaz para o ensino de determinado conteúdo? Um dos critérios para saber se um aluno resolveu um problema de geometria seria solicitar ao aluno a apresentação de uma prova de que este foi efetivamente solucionado, sob forma oral ou escrita. Mas teríamos dificuldades em apresentar regras exaustivas de como levar um aluno a resolver este problema, ou outro qualquer. Segundo Scheffler, não há como garantir o êxito do ensino, o que não impede que se investiguem procedimentos que o tornem cada vez mais eficiente: [o] fornecimento dessas regras é uma das tarefas de maior projeção da pesquisa educacional. Algumas destas regras excluirão certas formas ineficazes de tentar conseguir êxito no ensino, outras indicarão, dentre as formas eficazes, quais são aquelas que são relativamente mais eficientes de que outras. (Scheffler, 1974, p. 87). Em outras palavras, Scheffler pretende fundamentar a atividade de ensinar segundo o critério pragmático da eficiência, revelando, assim, como o fazem os demais filósofos analíticos da educação, as regras que podem melhorar seu desempenho, mesmo que não assegurem o seu êxito. No entanto, a empreitada de Scheffler não leva em consideração sua natureza linguística. 309 Não há um critério último que fundamente nossa ação, a utilidade/eficácia de um conhecimento não abrange a totalidade das aplicações que fazemos ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação de nossas palavras. Estas são legitimadas em última instância em nossas “formas de vida”, sempre em transformação, ou seja, os usos que fazemos dos conceitos são de natureza convencional. É este aspecto que pretendo explorar a seguir, e que diferencia minha abordagem conceitual da dos filósofos analíticos da educação. Uma abordagem terapêutica dos conceitos educacionais Na maior parte das concepções pedagógicas, o ensino é visto como uma atividade que envolve a transmissão de significados extralinguísticos, seja a perspectiva platônica da existência de um reino ideal a ser acessado através de um processo de rememoração, seja uma perspectiva mais pragmática como a de Dewey, em que predomina o critério da utilidade como legitimação de nossas verdades7. Compelidas desta maneira, por uma concepção referencial da linguagem, as razões que as diversas teorias pedagógicas apresentam para justificar nossas crenças apoiam-se, na maior parte das vezes, em entidades metafísicas, significados últimos que transcenderiam o plano linguístico. No entanto, de uma perspectiva wittgensteiniana é nossa própria prática com a linguagem que constitui a significação. O significado de uma palavra é o conjunto de usos que fazemos dela em diversos contextos. Não há um limite a priori para suas possíveis aplicações, uma vez que, conforme aplicamos uma palavra novas regras de uso vão sendo incorporadas a parte post, à medida em que vamos sendo introduzidos aos sistemas simbólicos de uma determinada forma de vida. Para Wittgenstein, a constituição de sentidos não é imediata, mas sim intermediada por técnicas linguísticas, como o gesto ostensivo, objetos e sensações que passam a ser empregados como amostras ou paradigmas de uso das palavras, criação de novas analogias e comparações, entre outros recursos que a linguagem dispõe como condições para a constituição dos sentidos que atribuímos aos fatos do mundo. Segundo Moreno (1995), estas técnicas se situam entre o empírico e o transcendental, uma vez que são retiradas do empírico (como o gesto ostensivo e objetos apresentados como amostras), mas passam a exercer a função transcendental, de serem condições de 310 Alguns destes modelos foram abordados por mim de modo mais detalhado em outro texto (Gottschalk, 2013), a partir da análise efetuada por Scheffler em seu artigo “Philosophical Models of Teaching”. In: The concept of education. London: Routledge & Kegan Paul, 1967. 7 IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 possibilidade: quando aponto para um objeto (esta mesa) e digo, “isto é uma mesa”, tanto o objeto apontado como o próprio gesto ostensivo são meios de apresentação do sentido para a palavra “mesa”, ou seja, passam a dizer o que é mesa. São estas técnicas as condições de significação, e através delas estabelecemos nexos não causais, mas ligações internas de sentido (Moreno, 2005, cap. 5). E é assim que, gradualmente, se estabelece, dentro de nós, uma gramática arbitrária, uma vez que adquire total autonomia em relação ao que está fora da linguagem. O sentido da palavra “mesa” independe das mesas efetivamente existentes, o seu significado não é o objeto apontado (concepção referencial da linguagem). Este objeto é apenas uma amostra do que entendemos por “mesa”. Ensinar, portanto, não diz respeito à transmissão de significados extralinguísticos, mas, essencialmente, pressupõe treinamento e apresentação de técnicas envolvidas com a linguagem, e aprender passa a ter um novo sentido: ser capaz de dominar estas técnicas e aplicá-las em novas situações. Neste sentido, compreender algo se aproxima do domínio de uma ou mais técnicas, independentemente da presença de um eventual estado mental, que seria característico de um determinado estágio de desenvolvimento. Desta perspectiva wittgensteiniana, vários paradoxos e contradições da filosofia do ensino se dissolvem, simplesmente porque não há mais entidades metafísicas a serem acessadas. O sentido é constituído dentro da própria linguagem através de suas técnicas, tais como gestos, amostras, tabelas etc. E é a isto que visa a terapia de Wittgenstein, mostrar que não há nada oculto a ser desvelado, tudo está na superfície da linguagem. A grande dificuldade, portanto, não está no entendimento, mas na vontade de se aceitar novos pontos de vista sobre a significação. Daí o empenho do filósofo em descrever os usos efetivos e até inusitados de nossos conceitos, tendo em vista mostrar suas intrincadas relações, mesmo que aparentemente distantes entre si. Não é tão estranho, por exemplo, aceitar que “aprender é rememorar”, como afirmava Platão em seus diálogos, se olharmos para esta afirmação como aparentada à afirmação wittgensteiniana de que ter aprendido algo é ter sido capaz de acionar técnicas aprendidas em outros contextos para aplicá-las em uma nova situação. Em ambos contextos linguísticos, entendemos os diferentes usos da mesma palavra “ensinar”, na medida em que podemos tecer ligações intermediárias entre eles, bastando que nossa vontade seja disponibilizada para tanto. É neste momento que entra a terapia wittgensteiniana, recorrendo a diálogos polifônicos com o intuito de persuadir seu interlocutor: 311 Sem dúvida, a descrição dialógica possui forte espírito retórico de conALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação vencimento, mas, sobretudo, de persuasão. Entretanto, diferentemente da tradição retórica, os resultados visados são curativos e não são dogmáticos, ou melhor, não pretendem mudar o pensamento do interlocutor pela substituição de teses, mas pela mera dissolução de confusões, sem qualquer contrapartida positiva por apresentação de novas soluções. O interlocutor é convidado a mudar seu ponto de vista habitual e reconhecer que é possível e, sobretudo legítimo assumir outros pontos de vista sobre a significação; essa é a persuasão que espera obter Wittgenstein com sua terapia: a disponibilidade da vontade do interlocutor para pensar e reconhecer a legitimidade de sentidos desconhecidos e mesmo julgado ilógicos ou absurdos relativamente a determinados pontos de vista. Em outros termos, o interlocutor será convidado a deixar-se persuadir de que são meramente convencionais as fronteiras categoriais com que trabalha seu pensamento, ao apreciar, dialogicamente, através de descrições de diferentes usos de palavras, as indefinidas possibilidades expressivas da linguagem – possibilidades imprevisíveis a priori, na medida em que são indissociáveis de formas de vida, tais como comer, beber, andar, mas também falar, contar estórias, perceber, pensar etc. (Moreno, 2005, p. 255) Ao descrevermos, como fiz acima, os diferentes sentidos do conceito de ensino, mostrando diferenças e semelhanças entre as diferentes tradições filosóficas, as regras seguidas nestes diferentes contextos teóricos vão sendo relativizadas, à medida que vamos nos dando conta que poderiam ser outras, embora mantenham seu grau de necessidade nas formas de vida em que fazem parte. O resultado deste estilo dialógico da terapia, comparando os diferentes usos de conceitos, nos convida a outro modo de olhar as questões da filosofia da educação. Trata-se, no sentido de Granger, de outro estilo de investigação do praticado pelos filósofos analíticos, pois não há a pretensão de se chegar a novas teses, a um fundamento com critérios rigorosos que orientem nossa política e prática educacionais. No estilo dialógico são produzidas, apenas, novas significações, novos usos do simbolismo já existente, o que possibilita o esclarecimento de certos equívocos. Por exemplo, o enigma milenar de como temos acesso ao conhecimento é dissolvido ao se olhar como de fato aplicamos nossas palavras em contextos específicos, descrevendo as técnicas linguísticas que são as condições para a atribuição de sentido aos fatos do mundo. Segundo Wittgenstein, no parágrafo 312 78 das Investigações Filosóficas, conhecer algo se diz em vários sentidos: IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Compare saber e dizer: Quantos metros de altura tem o Mont Blanc – Como é usada a palavra “jogo”- Como soa um clarinete. Através destes exemplos, comparando-se situações diversas em que aplicamos os conceitos epistemológicos em questão, dissolve-se o aparente abismo entre a palavra e seu significado. O que temos são simplesmente técnicas linguísticas que estabelecem relações de sentido, inventadas ao longo dos séculos, e não descobertas. Desta perspectiva terapêutica, os “preconceitos”, por exemplo, de que o aluno descobre relações matemáticas como o faz em suas experimentações empíricas, ou o de que haveria uma única racionalidade a ser desenvolvida no aluno (heranças de Rousseau), ou ainda, de que o conhecimento possa ser extraído de uma realidade extralinguística, entre outros, são abandonados, abrindo-se espaço para um novo olhar para as questões do ensino e do aprendizado, que passa a incorporar o papel da linguagem na constituição dos significados. Este novo modo de ver não privilegia mais um único sentido para os conceitos em geral, e tampouco para os conceitos mais fundamentais do campo educacional. O conceito de ensino, como vimos, teve seus sentidos ampliados ao longo dos séculos, sem que tivéssemos que necessariamente utilizar outra palavra para designar seus diferentes significados. Como um grande guarda-chuva, o conceito abriga diferentes empregos da palavra “ensino”, sem que haja limites a priori estabelecidos para a sua aplicação, estes vão sendo constituídos à medida que nossas formas de vida vão se alterando com o tempo, de modo imprevisível. Mesmo o critério da “eficiência” postulado pelos filósofos analíticos da educação é um dos critérios que podemos acionar. Torná-lo o critério para este vasto espaço de possibilidades de ensino e aprendizagem é ter uma atitude dogmática e preconceituosa, reduzindo o ensino à resolução eficiente de problemas demandados por uma sociedade que não é nem ao menos problematizada. Como se não houvesse “valores” subjacentes a estas demandas, e que estão levando o mundo à ruína: a competitividade pelos lucros, a concentração do capital e consequente aumento da desigualdade e destruição do meio ambiente, a indiferença pelo sofrimento 313 do outro, a falta de solidariedade dos mais ricos em relação ao aumento da pobreza, a banalização da violência, enfim, atitudes que perpassam demandas ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação aparentemente neutras e que exigem dogmaticamente soluções “eficientes”. Penso que a terapia filosófica wittgensteiniana pode prevenir atitudes dogmáticas como estas, relativizando os pressupostos subjacentes às políticas educacionais neoliberais que se guiam pelo mito da eficiência, imagem a ser dissolvida em todos os campos do conhecimento, em particular no contexto educacional. Podemos começar este trabalho terapêutico dentro da escola, esclarecendo as confusões advindas, em última instância, de uma concepção exclusivamente referencial da linguagem. Como vimos nos exemplos dados acima, relativos aos conceitos de ensino e de aprendizagem, atribuímos diferentes sentidos aos nossos conceitos em função do contexto em que estão sendo aplicados, o que não nos impede de ir inventando a parte post novas regras, “as we go along”. Neste sentido, não há uma estrutura fixa a priori a ser revelada por detrás do uso destes conceitos, que tornariam mais eficazes a política e a prática educacionais. Mas apenas indicações que apontem para a formação de alunos com pensamento crítico, questionadores de regras que seguiam cegamente, e capazes de estabelecerem relações do conhecido com o inusitado, evitando-se, assim, posturas dogmáticas relativas ao uso de nossos conceitos. Eis a diferença de enfoque possibilitada pela terapia wittgensteiniana, que nos diferencia de uma abordagem analítica dos conceitos educacionais. Bibliografia Agostinho. O (2002). Mestre. São Paulo: Editora Landy. Gottschalk, C. M. C. (2013). O paradoxo do ensino da perspectiva de uma epistemologia do uso. Educação e Filosofia. 27(54), 659-674. Granger, G. (1968). Essai d’une philosophie du style. Paris: Librairie Armand Colin. Moreno, A. R. (1995). Wittgenstein – através das imagens. Campinas: Editora da Unicamp. Moreno, A. R. (2005). Introdução a uma pragmática filosófica. Campinas: 314 Editora da Unicamp. IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Peters, R. S. (1979). Educação como Iniciação. In: Educação e Análise Filosófica. São Paulo: Saraiva. Phillips, D. C. “What is Philosophy of Education?”. The Sage Handbook of Philosophy of Education (Section 1 – Educational Philosophy and Theory, cap. 1). Publicado on line em 31 de março de 2011: http://www.sagepub.com/upm-data/33124_5355_Bailey_Chap_01.pdf Scheffler, I. A (1974). Linguagem da Educação. São Paulo: Editora da USP e Saraiva Editores. Standish, P. (2007). Concepciones rivales de la Filosofía de la Educación. Encounters on Education. 8, 17-27. Wittgenstein, L. (1997). Philosophical Investigations. Edição bilíngue. Traduzido por G. E. M. Anscombe. Oxford: Basil Blackwell. Wittgenstein, L. (1998). Remarks on the Philosophy of Psychology. Edição bilíngue. Traduzido por G. E. M. Anscombe. Oxford: Basil Blackwell. 315 ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación Volúmen 2 - Número 4 - 2015 pp. 317-331 María Zambrano: Razón poética y educación ¿Utopía o esperanza? Gladis del Socorro García Restrepo Universidad de Antioquia, Colombia. gladys.garcia@udea.edu.co Conrado Giraldo Zuluaga Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia. conrado.giraldo@upb.edu.co Gladis del Socorro García Restrepo es Doctora en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana.-Colombia. Magister en educación y Desarrollo Humano, convenio CINDE - Universidad de Manizales - Colombia. Profesora Escuela de Microbiología de la Universidad de Antioquia - Colombia. Su principal línea de investigación se refiere al asunto educativo y a la antropología filosófica. Conrado Giraldo Zuluaga es Doctor en Filosofía, Magister en Desarrollo y filósofo por la Universidad Pontificia Bolivariana. Profesor titular en la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana - Colombia. Se dedica a investigar temas referidos a la metafísica de la Escuela de Madrid, la Antropología Filosófica y la Estética. Resumen - Resumo - Abstract Se busca poner de manifiesto el pensamiento filosófico de María Zambrano en relación con la categoría educación, intención que conlleva relacionar el eje de su filosofar, cual es la razón poética, con la acción educativa. Lo que intentamos por tanto, es mostrar a lo largo de la presente reflexión que dicha relación reposa en el propósito de la autora por materializar en la acción educativa la idea de su razón poética, que no es otra que una razón transformadora del interior del hombre sustentada en el amor y la esperan- Que visa destacar o pensamento filosófico de María Zambrano em relação com a categoria educação, intenção envolvidos relativos a haste do seu filosofar, que é a razão poética, com a ação educativa. Tentámos, portanto, é mostrar ao longo desta reflexão que esta relação baseia-se sobre a finalidade do autor por materializar a ideia de sua razão poética, que não é diferente de uma razão transformadora do interior do homem sustentada em amor e esperança, que pretende entrar em harmonia com a razão positivista e em conjunto recriar na ação educativa Não só ser o It seeks to highlight the philosophical thought of María Zambrano in the relation to the category education, intention involved relating the shaft of his philosophizing, which is poetic reason, with the educational action. We therefore tried to is to show throughout this reflection that this relationship is based on the purpose of the author by materializing the idea of his poetic reason, which is none other than a transformative reason of man’s inner sustained in love and hope, which seeks to enter into harmony with the positivistic ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 317 za, que busca entrar en armonía con la razón positivista y en conjunción recrear, no solo el ser del estudiante, sino también el ser del maestro, asunto que de suyo permitirá a los actores del proceso educativo, abordar el objeto de estudio de su interés desde una perspectiva más humana y humanizante, en la que la formación del ser en tanto su persona, tendría igual significación y trascendencia que la formación en el área de un saber específico, propio de una profesión determinada. En Zambrano la formación disciplinar y humana son dos propósitos que, se intuye, hacen parte de un todo porque son entendidas desde la perspectiva de una razón poética que se entiende integradora, intensión que en el terreno educativo puede tornarse utópica, pero precisamente lo que mostraremos es que la esperanza vuelta acción, coloca a la razón poética en el campo de la realidad educativa, reconociendo por supuesto que en la intensión zambraniana deben confluir también diversas voluntades y poderes. Para tal fin, será preciso recurrir a algunos textos de la obra zambraniana, en especial a Filosofía y Educación, en los que Sánchez-Gey Venegas y Casado recopila los manuscritos en los que la filósofa hace expresa referencia a la temática educativa en perspectiva de esperanza, asunto de vital importancia en tiempos donde la desesperanza coloniza el corazón del hombre. aluno, mas também sendo a mestre, questão de permitir os intervenientes no processo educativo, abordar o objeto de estudo de interesse de uma perspectiva mais humana e humanizadora, onde a formação do self como ele próprio, teria igual significado e importância à formação na área de conhecimento de uma certa profissão, específico. Em Zambrano humanos e disciplina de formação são duas finalidades que é detetado, fazem parte de um todo, porque eles são entendidos a partir da perspectiva de uma razão poética que compreende-se inclusiva, intenção que, na educação, pode tornar-se uma utopia, mas precisamente o que vamos mostrar é que virou ação esperança, coloca a razão poética no campo da realidade educacional reconhecendo claro que em zambraniana intenção deve fundir-se também vários testamentos e poderes. Para esse efeito, será necessário recorrer a alguns textos de zambraniana o trabalho, especialmente a filosofia e educação, no qual SanchezGey Venegas Casado recolha os manuscritos em que o filósofo faz referência expressa à questão educacional na perspectiva de esperança, de importância vital em tempos onde a desesperança coloniza o coração humano. reason and in conjunction recreate in the educational action , not only being the student, but also being the master, issue that will enable stakeholders in the educational process, addressing the object of study of interest from a perspective more humane and humanizing, where the formation of the self as himself, would have equal significance and importance to training in the area of knowledge of a certain profession, specific. In Zambrano training discipline and human are two purposes which is sensed, are part of a whole because they are understood from the perspective of a poetic reason which understands itself inclusive, intention that in education may become utopian, but precisely what we will show is that turned action hope, puts the poetic reason in the field of the educational reality Recognizing of course that in zambraniana intension should merge also various wills and powers. For this purpose, it will be necessary to resort to some texts of the work zambraniana, especially to philosophy and education, in which SanchezGey Venegas and Casado collected manuscripts in which the philosopher makes express reference to the educational issue in perspective of hope, of vital importance in times where hopelessness colonizes the human heart. Palabras Clave: Educación, razón poética, esperanza, utopía, persona. Palavras-chave: Educação, motivo poético, esperança, utopia, pessoa Keywords: Education, poetic reason, hope, utopia, person Recibido: 01-06-2015 Aceptado: 10-08-2015 318 Para citar este artículo: García Restrepo, G. y Giraldo Zuluaga, C. (2015). María Zambrano: Razón poética y educación ¿Utopía o esperanza? Ixtli. Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación. 2(4). 317-331 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 María Zambrano: Razón poética y educación ¿Utopía o esperanza? Introducción La filosofía española encuentra en María Zambrano, discípula de José Ortega y Gasset, una de sus más importantes representantes, no solo por su vasta obra sino por el mensaje de humanidad y esperanza que en esta circula. Aproximarse a su legado es una aventura en la que es posible viajar a diferentes ámbitos del acontecer humano, uno de ellos es el educativo, en el que precisamente nos moveremos a lo largo de la presente reflexión, en la que pondremos de manifiesto el pensamiento filosófico zambraniano en relación con la categoría educación, intención que conlleva relacionar el eje de su filosofar, cual es la razón poética, con la acción educativa y por tanto con el desarrollo del ser humano y por supuesto, con los avances de la tecno-ciencia, ámbito en el que es preciso reconocer los grandes avances obtenidos, lamentablemente sus beneficios no siempre cobijan la totalidad de la población mundial y tampoco su puesta en marcha tiene como imperativo el respeto a la vida en sus múltiples formas, incluyendo la humana. A este respecto anotaba Zambrano: “El conocimiento cuando es asimilado no deja la vida humana en el mismo estado en que la encontró” (2000, p. 76). Se esperaría que los desarrollos científico-tecnológicos se vieran reflejados en la calidad de vida de cada uno de los habitantes del planeta tierra y en el cuidado que el hombre prodiga a la naturaleza en su conjunto, pero no es así, razón por la cual el actual momento histórico sea distinguido en diversos sectores de la población mundial, por asuntos como la iniquidad, la guerra, la injusticia, la miseria, el hambre, la frustración, el rencor, la rabia, la indiferencia, la desesperanza y la inconsciencia en el trato con la naturaleza, entre otros; situaciones éstas que alimentan a plenitud el escenario de crisis en el que se debate el desencantado hombre contemporáneo. Históricamente a esta oscura realidad, el ser humano le ha buscado sus orígenes y de acuerdo a lo hallado ha procurado encontrar respuestas, en ocasiones favorecedoras de intereses colectivos y en otras individuales, no obstante e independientemente del ángulo escogido para dar respuesta a tal situación, esta persiste, ante la cual y a modo de hipótesis Zambrano declara: “Somos problemas vivientes” (2000, p. 76) Pero el hecho de ser “problemas vivientes” y en consecuencia sostener una crisis de tan largo aliento, lleva ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 319 a la autora a seguir con su reflexión esperanzadora, en la que ahonda en el porqué y para qué de este estado de zozobra: Lo que la crisis nos enseña, ante todo, es que el hombre es una criatura no hecha de una vez, no terminada, pero tampoco inacabada y con un término fijo. Ni estamos acabados de hacer, ni nos es evidente lo que tenemos que hacer para acabarnos; no está prefijado cómo hemos de terminarnos a nosotros mismos (Idem p.104). En el anterior contexto la crisis es vista como una oportunidad para que el hombre saque lo mejor de su interior y proponga novedosos caminos no sólo en pro de sí mismo sino también de la sociedad en general, quizá sean estos escenarios turbulentos en los que se van estructurando los horizontes utópicos en los que quedan consignados los anhelos humanos, que encarnan el sueño de un mundo mejor. En esta misma línea planteaba Tamayo refiriéndose a las utopías en tiempos de crisis: “Es precisamente en estos tiempos cuando han surgido las utopías como elemento movilizador de las energías humanas, cuando es necesario sacar a la luz los tesoros ocultos que anidan en lo profundo de la realidad y cuando se han activado las potencialidades ínsitas en los seres humanos” (p. 13). En tal sentido apuntaba Freire, al hacer un especial énfasis en la utopía como posibilidad transformadora de la realidad, en el marco de la cual proponía sostener un no a la resignación y un sí a la esperanza: “[…] al lenguaje de la posibilidad, que comporta la utopía como sueño posible, prefieran el discurso neoliberal, ‘pragmático’, según el cual debemos adecuarnos a los hechos tal como se están dando, como si no pudieran darse de otra forma” (p. 115). Es entonces en el escenario de la esperanza, la razón poética, la educación y la utopía, en la que plantearemos la presente reflexión, en la que intentaremos dar respuesta a la pregunta que indaga por la relación entre educación y razón y poética, para ello entonces trazamos una ruta en la que se distinguen tres momentos, todos ellos vistos a la luz del pensamiento zambraniano: El primero La educación, como evento irremplazable en la vida del hombre, el segundo La utopía vista como “votos de ser y humanizar” y en el tercero intentaremos dar respuesta a esta pregunta: ¿Por qué la educación en el contexto de la razón poética podría constituirse en un camino de esperanza? 320 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 1. La educación, evento irremplazable en la vida del hombre: Según lo anterior, y retomando el pensamiento zambraniano, surge la educación como posibilidad transformadora del hombre, en la medida en que se empeñe en hallar por este camino argumentos que lo sustraigan de la crisis en la que ha estado inmerso y que le deben ir mostrando el “cómo hemos de terminarnos a nosotros mismos”. Desde este ángulo la acción de educar y educarse debería provocar en el ser humano su anhelo de renacer, crear y recrearse a la par que lo estimule para que avance en los desarrollos científico-tecnológicos. La educación entendida desde esta perspectiva integradora, permite comprender lo planteado por la filósofa cuando sostiene: “Y es la educación fundamental sobre la cual cualquier ilustración posterior tendrá que apoyarse. Porque es la experiencia primera de la vida, el encuentro original y decisivo, de donde parte todo lo demás. Es lo irreemplazable” (2000, p. 144). De ahí que otorgue a la educación un lugar privilegiado en la vida del ser humano, a tal punto que considera que la libertad, la familia, la patria, el sustento diario, entre otras cosas, le pueden ser arrebatados, pero no la educación, dado que esta puede llevarse consigo porque su espacio connatural es el ser de la persona, al respecto expresa: Ningún terrible suceso posterior podrá acabar con esta “educación”, cuando se ha tenido; ninguna catástrofe podrá llevarse esta confianza originaria. Ningún rencor podrá borrar en el alma el peso de esta ternura venida de lo alto. Ninguna injusticia podrá desterrar del alma esta ingenua confianza en la vida de quien fue guiado en ella paternalmente en sus primeros pasos (Ibidem). En tal sentido podría sostenerse que la educación que prodiga la familia y la escuela, es fundamental e irremplazable en la existencia humana, pues en el caso particular de Zambrano, tal como se ha mostrado, la educación que recibió fue vital para su subsistencia en medio de los diversos avatares que le correspondió vivir en su condición de exiliada, de ahí que el tema educativo recobre tanta importancia en su filosofar, pues desde su visión la acción educativa debe superar y con creces la perspectiva de aquella razón que orienta la educación y que solapa de diversas formas el propósito de cosificar al hombre, colocándolo en modo traslapado al servicio de un sistema, cuyo eje central es la producción de bienes materiales y no el desarrollo holístico 321 del ser humano. La propuesta educativa zambraniana, y en sí toda su obra, lo que busca incansablemente es proponer caminos que conduzcan a la experiencia de una razón humanizada y humanizante, desde la cual será posible ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación que el ser humano encuentre un punto de equilibrio y empiece a soñarse en el ámbito de una luz integradora que desconozca todo afán de malsanos protagonismos de la razón. A esa luz integradora habitada por “razones de amor”, Zambrano ha llamado, razón poética, al respecto expresa: “Razones de amor porque cumplen una función amorosa, de reintegrar a unidad los trozos de un mundo vacío; amor que va creando el orden, la ley, amor que crea la objetividad en su más alta forma” (1989a, p. 68). 2. La utopía vista como “votos de ser y humanizar”: Desde la anterior perspectiva es posible atisbar la educación como una manera de llevar al plano de lo real la utopía zambraniana, máxime si se tiene en cuenta que en su pensar, el término utopía goza de especial sentido tal como lo expresa la pensadora en Persona y democracia: “ […] lo que expresan es una especie de votos de ser y humanizar” (1992, p. 35), luego en Filosofía y Poesía escribe: “Entiendo por Utopía la belleza irrenunciable” (2010, p. 9). En este contexto es importante resaltar que respecto a la concepción de utopía históricamente se han tejido diversas teorías, a este respecto declara Neusüss: “[…] el concepto siempre ha variado arbitrariamente, dadas las divergentes concepciones del objeto que tenía que definir” (p. 10), sin desconocer esta consideración retomamos lo propuesto por Zambrano, en razón a que cuando el hombre sueña con proyectos cargados de optimismo que en un principio se insinúan como irrealizables en términos de su viabilidad, impacto, alcance, significado y compromiso de quien o quienes puedan tener la potestad y el deseo de realizarlo, es lo que de alguna manera va estructurando el complejo entramado de lo que se nombra como utopía, no obstante el tránsito de la utopía a la esperanza puede darse en tanto lo concebido como irrealizable, empiece a contemplarse como viable, es decir, que en medio de la adversidad de las circunstancias se vislumbre la posibilidad real de que lo soñado pueda llegar a ser. 322 En el contexto del pensar zambraniano la dualidad educación-razón poética, que en sus inicios se observa como utopía, en su despertar se podría esperar que se fuera transformando en esperanza; al respecto de este tránsito sostiene Krozt: “La utopía en todas sus formas gira siempre en torno a dos polos: la sociedad actual y la sociedad nueva, la sociedad donde los valores fundamentales del ser humano no tienen el lugar que tienen en sus sueños desde siempre” (p. 13). Creer en la posibilidad de una sociedad mejor y confiar en la vía de la educación para lograrlo, es una búsqueda en la IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 que alienta Zambrano gracias a su legado en materia educativa, en el que subyace, como se ha mostrado, su propuesta de la razón poética, en cuyo marco es posible concebir la educación ideal que al llevarla por medio de la acción al terreno de lo real ya no será seguramente la que Zambrano y otros soñaron, sino la que en medio de las diversas circunstancias pudo llegar a ser posible, significa esto que el tránsito de lo soñado a lo real estará colmado de retos y novedades, no obstante esta situación no debe desalentar a quienes emprenden el trayecto de la transformación, en tanto es preferible estar en el camino del cambio que resignarse a perpetuar sistemas obsoletos que poco o nada promueven el desarrollo integral de las colectividades, en tal sentido señalaba Hinkelammert: “[…] la mejor sociedad posible aparece siempre como una aproximación o anticipación de esa otra sociedad mejor concebible, pero necesariamente, la mejor sociedad posible es inferior a la mejor sociedad concebible” (1984, p. 27). Y es precisamente en el terreno de la transformación de la sociedad actual a la sociedad nueva, en la que nos permitimos abordar la acción educativa haciendo, en palabras de Zambrano, “votos de ser y humanizar”. Propósito en el que la educación, desde la mirada zambraniana, podría contribuir contundentemente en el anhelo de que el ser humano haga realidad su necesidad de completitud y frente a la cual señala Sánchez-Gey: “Pues si el hombre nace indigente tiene, también, dentro de sí, el deseo de progresar, de crecerse, de completarse, de alcanzar una vida lograda” (2002 , p. 755), tarea que de suyo demanda una alta dosis de responsabilidad y compromiso y en la que el hombre tendrá que enfrentarse con las diversas circunstancias de su vida, que pueden en un momento determinado posibilitar o dificultar el ejercicio pleno de terminación del proyecto que le fue encomendado al nacer, de ahí que Zambrano afirme: “Por lo que el hombre tiene de no ser, de ser ‘in vía’, en tránsito, está movido por la esperanza” (2007, p. 124). En tal sentido, pareciera que a la hora de nacer, lo que se le entrega al ser humano, entre otras cosas, es un manojo de utopías en las que subyace la esperanza viva, como promesa de llegar a ser, de ahí que el ser humano sea una criatura destinada a nacer permanentemente, en tanto siempre está en actitud de ir al encuentro de algo, sintiéndose por tanto un ser futurizo necesitado de esperanza, la cual obra en él como mediadora, para que mire dentro de su ser y de ahí se proyecte al mundo: “Si originariamente el hombre fuera un ser enteramente revelado a sí mismo, no tendría que pensar, no 323 tendría ninguna necesidad de medir, de sondear” (Zambrano ,1989b, p. 130). ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación 3. ¿Por qué la educación en el contexto de la razón poética podría constituirse en un camino de esperanza?: Porque la educación desde la mirada zambraniana es un camino posible para llegar a ser persona humana, por lo tanto si se tiene claro lo que se espera del proceso educativo, podrían aunarse las fuerzas de todos los sectores de la sociedad para sacar adelante reformas educativas cuyo centro de atención sea el ser humano, tal como lo sustenta Nussbaum: “ […] apoyar los esfuerzos curriculares dirigidos a producir ciudadanos que puedan hacerse cargo de su razonamiento, que puedan ver lo diferente y lo extranjero no como una amenaza que haya que resistir, sino como una invitación a explorar y comprender, expandiendo sus mentes y su capacidad de ciudadanía” (2005, p. 327). Claro está que dichos esfuerzos deben estar respaldados y contar con la voluntad de quienes hacen parte de los sistemas educativos y demás entes territoriales encargados de tal responsabilidad, no obstante en este entramado juega, tal como se ha mostrado, un papel determinante el maestro cuya huella en la vida de los educandos en ocasiones es imborrable, tal como lo comenta Zambrano: Entre las venturas que me ha deparado la vida, una de las mayores es la de haber tenido maestros. Uno de ellos, maestro en la interrogación , me preguntaba un día sí prefería las ideas o las personas. Mi adolescencia, idealista como todas, contestó precipitadamente: las ideas. Entonces, me dijo, no sin algo de ironía, entonces no debe usted dedicarse jamás a enseñar. Quedé profundamente impresionada en aquel momento y nunca he olvidado la escena. Pero hoy, me permito creer que me hubiera dado la misma respuesta, envuelta en igual dosis de ironía, de haber yo dicho que prefería las personas a las ideas, pues creo que lo que seguramente me quiso sugerir el buen maestro era que sólo prefiriendo a la par, las ideas y las personas, es decir, solamente estando lleno de amor por la claridad ideal y por su encarnación en la mente de cada hombre, se puede ser maestro (2000, pp. 209-210). Urge por tanto en esta intencionalidad zambraniana, una acción magisterial ejercida desde la vocación, de tal manera que se propenda en primer lugar por la formación de personas humanas antes que de técnicos, profesionales y científicos, reto frente al cual señala Zambrano: “Conocer de verdad sería 324 conocer el término de lo que se espera y se quiere, y situarlo en forma tal que alumbre el camino a seguir” (1992, p. 36). La meta en este contexto estaría enfocada a permear el currículo de actividades puntuales sustentadas IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 en una filosofía misional acorde con lo propuesto, es decir con la formación de personas humanas, de tal manera que dicho propósito sea el faro que ilumine el entramado de la estructura educativa en todos los órdenes, niveles y actores, especialmente en el de los maestros, quienes serán finalmente los encargados de llevar a la acción y por supuesto al aula, lo que previamente consignaron en un papel. No quiere decir esto que se vayan a descuidar la calidad y los objetivos de formación de cada uno de los niveles y programas insertos en los sistemas educativos, por el contrario lo que se espera es que se fortalezcan al estar atravesados por una única convicción sustentada en la formación de buenos ciudadanos, que en el lenguaje zambraniano equivaldría a la formación de personas humanas. Esta aclaración se hace en razón a que en el ambiente educativo se suele nombrar como materias de relleno, a aquellas que no dan cuenta aparente de la formación disciplinar de los educandos, por fortuna en algunas universidades del mundo ya se vienen transformando los currículos con el afán precisamente de brindar una educación más integral, de tal manera que de allí se deriven profesionales que tengan una mirada holística frente a ellos mismos y por supuesto de la realidad que los circunda, a este respecto se oye nuevamente a Nussbaum quien declara: “Sería catastrófico convertirse en una nación de gente técnicamente competente que haya perdido la habilidad de pensar críticamente, de examinarse a sí misma y de respetar la humanidad y la diversidad de otros” (2005, p. 327). Estas reflexiones están sustentadas en sólidos argumentos, que intentan convencer a los actores del proceso educativo, de los múltiples beneficios que traería para la sociedad considerar la educación desde un ámbito diferente al de formar al discente únicamente para la vida productiva, en cuyo caso solo se estaría promoviendo una educación en la que el principal propósito sería alimentar a gran escala los indicadores económicos de una nación. En este mismo sentido declara Freire: “La práctica educativa implica además procesos, técnicas, fines, expectativas, deseos, frustraciones, la tensión permanente entre la teoría y la práctica, entre la libertad y la autoridad” (2008, p. 136). A este pensar se suma el de Zambrano quien alerta sobre el giro que puede dar el arte, la filosofía y la ciencia sino no son vistas bajo la perspectiva de la razón que intenta poblar el corazón del hombre para hacerlo más humano. Afirma la pensadora: “Cuando ciertas formas extremas de subversión cultural han aparecido, el terreno estaba sumamente despejado. Así la 325 reducción del Arte a la propaganda; de la Filosofía a la simple Metodología de la ciencia; de la Ciencia misma a la persecución de lo útil” (2000, p. 76). Por ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación tanto la educación vista desde este ángulo, alimenta ese horizonte zambraniano desde el cual se concibe la educación como oportunidad del hombre y de la sociedad para construir una sociedad más humana, al respecto agrega Sánchez-Gey: “La educación es un saber práctico que no puede desengancharse de una reflexión teórica acerca del ser y vivir humanos” (2011, p. 156). Retornando al pensamiento zambraniano es oportuno subrayar que reiterativamente la pensadora argumenta por qué la acción de educar engendra una gran dosis de esperanza en tiempos como éstos, en los que se hace imprescindible que el ser humano ejerza a conciencia una actitud crítica frente a sí mismo y respecto a la realidad que procura absorberlo y alejarlo de su ser, haciéndolo cada vez más vulnerable: Educarlo será disponerlo a afrontar, en cualquier época de la historia que se trate, en cualquier región de la tierra, en cualquier régimen político y social, dentro de la clase a que pertenezca, educarle será despertarle o ayudarle a que se despierte a la realidad en modo tal que la realidad no sumerja su ser, el que le es propio, ni lo oprima, ni se derrumbe sobre él (Zambrano, 2007, p. 153). Por lo tanto, la educación vista desde el prisma zambraniano intenta proyectar al hombre por la vía no sólo del hacer y el saber sino también, y más importe, del ser, es decir por la vía de llegar a ser persona humana, propósito que trasciende un fin meramente personal para constituirse en un horizonte histórico: Mas, aunque lenta y trabajosamente, se ha ido abriendo paso esta revelación de la persona humana, de que constituye no sólo el valor más alto, sino la finalidad de la historia misma. De que el día venturoso en que todos los hombre hayan llegado a vivir plenamente como personas, en una sociedad que sea su receptáculo, su medio adecuado, el hombre habrá encontrado su casa, su ‘lugar natural’ en el universo (Zambrano, 1992, p. 45). 326 El anterior pensamiento otorga un dulce sabor a la esperanza, pues cuando la sociedad se empeña por todos los medios, entre ellos por el de la educación, en alcanzar el propósito de formar personas con un sentido claro y comprometido de lo humano, la utopía zambraniana nacida en las entrañas de la razón poética, encuentra lugar y sentido en la realidad. Para Zambrano, el llegar a ser persona humana es la meta ontológica y antropológica más elevada a la que puede aspirar el ser humano, de ahí que en su pensar la IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 persona humana sea entendida “[…] como algo original, nuevo; realidad radical irreductible a ninguna otra” (Idem, p. 59), lo que implica que en su filosofar no basta con ser persona, esta debe humanizarse, lo que implica entre otras cosas habitar de manera permanente y decidida el terreno fecundado por la razón poética que no es otra cosa que un terreno poblado de amor universal, fraternal, misericordioso y filantrópico. Intuimos por tanto, que la experiencia de ser ‘persona humana’ es entendida por Zambrano como el ámbito en el que hombre puede llegar a sentirse en el mundo como en su propia casa, significa esto que no llegar a serlo sería condenarlo a que se sienta en condición de vagabundo, en un territorio que le es extraño y habitado por extraños, en el que se desconoce la práctica y el sentido de la hermandad, la justicia, la equidad y la solidaridad, es decir, el significado de lo que es vivir humanamente. Los argumentos expuestos a lo largo del presente estudio, nos llevan a sostener la hipótesis referida a La relación entre el pensamiento filosófico y la acción educativa en la racionalidad poética de María Zambrano, de cuya relación se deriva una propuesta en el terreno educativo y que tal como lo hemos mostrado puede llegar a ser realidad y para serlo reclama de la familia, del sistema educativo y de la sociedad en su conjunto, conjugar armónicamente la formación del hombre en todas las dimensiones de su ser, cuidando de no menospreciar ninguna de ellas. Esta misión será posible cuando la armonía nacida de la razón poética, haya habitado el corazón del hombre y del maestro en particular, cuando su melodía matizada por “razones de amor”, tenga expresión fecunda en todos sus actos, en todos y cada uno de los encuentros consigo mismo, con el otro y lo otro, de tal manera que el propósito de construirse en el día a día como personas humanas y apoyar desde el escenario de la familia, la escuela y la sociedad que otros también lo hagan o intenten hacerlo, sería contribuir significativamente para que el sueño zambraniano se haga realidad, dado que: “Ser persona –según Zambrano- es rescatar la esperanza venciendo, deshaciendo, la tragedia” (1993, p. 250). 4. A modo de conclusión Lo que sostenemos en este artículo es que dicha relación, en el pensar de María Zambrano, puede existir amparada y sustentada por la esencia de 327 su filosofar, es decir, por la razón poética y sostenemos esta tesis, aunque Zambrano no lo declara explícitamente, porque en el marco de su pensar la razón poética es una razón de amor que va en busca de las entrañas del ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación ser, “[…] se imponía, pues, al pensamiento el ofrecer, como razón, razones de amor. Un logos que constituye un punto de partida indeleble para mi pensamiento, pues que me ha permitido y dado aliento para pensar, ya por sí misma, mi sentir originario acerca de un logos que se hiciera cargo de las entrañas” (Zambrano, 1986, pp. 122-123). Y es justamente en el amor como logos transformador que se hace “cargo de las entrañas” en donde observamos más nítidamente la relación entre filosofía, educación y razón poética, puesto que este modo de razón zambraniano tiene como horizonte lo sagrado e inmenso que habita al ser humano, su meta es alcanzar un estado de completitud, pues al nacer -según manifiesta la autora- el hombre es una promesa de llegar a ser: “Supone la educación, el que haya de haberla que el hombre es un ‘ser’ nacido en modo inacabado, imperfecto, mas necesitado de ir logrando una cierta perfección y capaz desde luego de lograrlo, aunque sea con la relatividad propia de todas las cosas humanas” (Zambrano, 2007, p. 150). En tal sentido argumentamos que la educación en el marco de la racionalidad zambraniana, es una propuesta que sin alejarse de los fines propios de la educación, en tanto es el puente para que el hombre se desarrolle en los ámbitos del saber y el hacer, invita especialmente al desarrollo de su ser. En esta línea hemos subrayado que tan magna responsabilidad no es exclusiva de los sistemas educativos propios de cada nación, dado que en dicho propósito están involucradas significativamente la familia y la sociedad en toda su complejidad; esta observación la hacemos apoyados en el pensamiento de la filósofa quien declara: “Educar será ante todo, guiar al que empieza a vivir en esta su marcha responsable a través del tiempo” (Zambrano, 2007, p. 152). 328 Significa lo anterior que educar y ser educados son acciones a través de las cuales el hombre se está construyendo permanentemente en todas sus dimensiones, es un proceso continuo en el que se tiene como horizonte utópico “ir logrando una cierta perfección” (Zambrano 2007 150), que no es otra cosa que ir por el camino de llegar a ser persona humana, tarea que requiere una gran dosis de misericordia y humildad, la primera para guiar amorosamente entregando todo de sí a quien se enseña y la segunda para saberse inacabado y estar dispuesto a recibir con gratitud lo que alguien está dispuesto a enseñarle. La promesa zambraniana proclama que esto es posible, en tanto la razón poética tiene, entre otras, estas características: “Razón esencialmente antipolémica, humilde, dispersa, misericordiosa” (Zambrano 1989a 125-126). Tales distintivos se re-significan en el escenario educativo, al considerar la relación dialéctica que se teje entre maestro y educando, sin embargo IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 intuimos que en el pensar zambraniano, el hecho de que la razón poética sea antipolémica, no quiere decir que el hombre, en este caso específico el maestro o el discípulo, sean anti-polémicos o sumisos, por el contrario, este modo de razón es contestatario porque invita a rebelarse contra todo acto de injusticia, pero desde una esquina de la realidad en la que se invalida toda forma de violencia, juzgamiento, humillación y prepotencia, por lo tanto es un lugar desde el cual es posible ir de la ignorancia al saber, de la oscuridad a la luz, de la desesperanza a la esperanza, de lo inhumano a lo humano, en otras palabras, la razón poética en su modo singular de rebeldía, añora revelar el amor que subyace en todo ser humano, porque su meta es develar lo sagrado que habita en sus entrañas. Al defender entonces La relación entre el pensamiento filosófico y la acción educativa en la racionalidad poética de María Zambrano, nos quedamos con este pensamiento: Hay que esperar a que esos presentimientos del hombre nuevo sean algo más que un presentimiento, a que vaya apareciendo su realidad, a que el hombre vaya siendo otro, a que las facetas inéditas de la hombría, las zonas no usadas de la humanidad, vayan apareciendo por obra de imprevistos acontecimientos, para que sobre esa nueva realidad no hecha presente hasta hoy se forje, se produzca, la intuición del nuevo proyecto de ser hombre (Zambrano, 1989a, p. 38). Sostenemos esta tesis en el ámbito de una esperanza activa, aquella que nos permite creer al lado de Zambrano, que la acción educativa es la posibilidad de contribuir con la formación de un hombre nuevo, renovado en su interior y proyectándose asertivamente al futuro por los rieles de un nuevo humanismo. Por lo tanto, intuimos que las “zonas no usadas de la humanidad” a las que Zambrano se refiere, son las que habitan el interior del hombre, aquellas a las que se va por la ruta de la educación amparada en la razón poética; ruta que conlleva la promesa de llegar a la cumbre de lo sagrado, del amor vuelto filantropía, hermandad, caridad y que tiene como propósito contribuir a la formación de un “nuevo proyecto de ser hombre”. 329 ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación Bibliografía Freire, P. (2008). Pedagogía de la Esperanza: un reencuentro con la pedagogía del oprimido. Buenos Aires: Siglo XXI editores Argentina. Hinkelammert, F. (1984). Crítica a la razón utópica. San José: Departamento Ecuménico de Investigaciones. Krotz, E. (1988). Utopía. México: Editorial Edicol. Neusüss, A. (1971). Utopía. Barcelona: Barral Editores. Nussbaum, M. (2005). El cultivo de la humanidad. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, S. A. Sáchez-Gey, J. (2002). Educación en valores. 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México: Fondo de cultura económica. 331 ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación RESEÑAS / RESENHAS IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación Volúmen 2 - Número 4 - 2015 pp. 335-345 La brújula, el camino y el caminante. Cambiando paradigmas en el conocimiento de lo social. Juan Martín López Calva Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, México juanmartin.lopez@upaep.mx Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Ha hecho dos estancias postdoctorales como Lonergan Fellow en el Lonergan Institute de Boston College (1997-1998 y 2006-2007) y publicado veinticinco libros, cuarenta y cinco artículos y veinticuatro capítulos de libros. Trabaja en las líneas de filosofía humanista, pensamiento complejo y Educación, Ética profesional y educación en valores. RESEÑAS / RESENHAS Reseña de: Luengo, E. (2014), El conocimiento de lo social I: Principios para pensar su complejidad. Guadalajara. ITESO. Luengo, E. (2014). El conocimiento de lo social II: El método-estrategia. Guadalajara. ITESO. Palabras Clave: Pensamiento complejo, Ciencias Sociales, Método, Investigación. Palavras-chave: Pensamento complexo, Ciências Sociais, Método, Pesquisa Keywords: Complex thinking, Social Science, Method, Research. Recibido: 24/06/2015 Aceptado: 14/10/2015 335 Para citar este artículo: López Calva, J. (2015). La brújula, el camino y el caminante. Cambiando paradigmas en el conocimiento de lo social. Ixtli. Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación. 2(4). 335-345 ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Antonio Machado. Cantares. Esta reseña de la obra El conocimiento de lo social, del Dr. Enrique Luengo, está dividida en tres grandes apartados según la lectura e interpretación personal realizada de los dos volúmenes del libro. Estos tres apartados son: la brújula –que guía el contenido que aporta el libro y al autor que hace esta aportación-, el camino –que como dice el autor es un método-estrategia que es propuesto en el segundo tomo de la obra pero se ejercita durante el ejercicio de escritura que le dio origen- y el caminante –que es el autor que parte, como dice Morin (1997, 1999, 2001) al inicio de su obra monumental, “en busca del método”-. Estas tres grandes dimensiones o apartados tienen que ver con la forma en que se estructura esta obra aunque no coinciden específicamente con los tres grandes ejes de este libro en dos tomos –y uno en promesa- que son: Los principios del pensar complejo, hacia un método-estrategia del conocimiento complejo para la investigación empírica y los límites y posibilidades del conocimiento complejo. Considero que si logramos a partir del libro aprehender elementos de la brújula que puede orientar hoy la exploración del mundo humano, el camino nuevo que hay que construir para aproximarnos a conocer las realidades de los grupos humanos y de manera especial, del caminante que en este libro nos comparte su propia forma de caminar con esta brújula y en este camino que se hace al andar, podremos tener mayor éxito “…a la hora de enfrentar la crisis de nuestra sociedad de manera inteligente…” (Tomo 1, p. 12)1 que es el reto fundamental para poder transformar el estado de las cosas y lograr la finalidad de “salvar a la humanidad, realizándola” según nos plantea Edgar Morin en su obra. 336 Cuando las citas se toman de la obra reseñada, se hace referencia únicamente al tomo y número de página en la que se encuentra. Las citas tomadas de otras fuentes se citan conforme al estilo APA y las obras se incluyen en el apartado de referencias. 1 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 1.-La brújula. “La ciencia es una estrategia, es una forma de atar la verdad, es algo más que misterio, pues el misterio se oculta detrás… el pensamiento no puede tomar asiento, el pensamiento es estar siempre de paso, de paso, de paso.” Luis Eduardo Aute. De paso. La brújula que orienta al caminante que va abriendo brecha, construyendo un nuevo camino para conocer la realidad social, es el pensamiento; ese pensamiento que “no puede tomar asiento” porque es en esencia movimiento, dinamismo que busca la verdad que escapa a cualquier atadura aunque la ciencia, la tecnología, el mercado o la gente común y corriente la aten pretendiendo poseerla y aún imponerla a los demás como algo acabado e incuestionable. El pensamiento que no solamente piensa la realidad sino que también se piensa a sí mismo y de pronto, como queda claro a lo largo de todo el libro en sus dos tomos, cae en la cuenta –a través del pensar y el escribir de muchos autores, en el caso de este libro, privilegiadamente de Edgar Morin- de que “…no resulta posible conocer los fenómenos o procesos complejos ni reflexionar sobre problemas nuevos con métodos viejos o con los principios simples que gobiernan el método clásico hipotético deductivo. En pocas, palabras, es posible que necesitemos nuevos procedimientos y herramientas de pensamiento…” (Tomo 1, p. 12) De manera que la brújula que guía toda esta obra es el pensamiento, pero no el pensamiento científico tradicional, sino el pensamiento complejo que se redescubre en sus alcances y limitaciones y que se plantea nuevos desafíos, grandes desafíos que todavía no acaban de ser aceptados del todo por la comunidad académica nacional e internacional no solamente en las ciencias sociales sino en todos los campos del conocimiento sistemático. El pensamiento complejo que se concibe como multidimensional y que acota el terreno del pensar científico bajándolo del pedestal en que la modernidad lo ubicó al absolutizarlo, al matar a Dios y poner a la razón –a la razón científica- en el lugar de Dios, como bien afirmó Albert Camus. El pensamiento 337 complejo que descubre que las fronteras entre las ciencias son constructos arbitrarios que acaban por atar la verdad y fragmentarla y entonces asume ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación la imperiosa necesidad de cambiar la visión enciclopedista del conocimiento acumulativo y clasificado por áreas para poner a circular el conocimiento y romper las fronteras entre disciplinas, abriendo el terreno para la construcción de inter-disciplina y trans-disciplina. El pensamiento complejo que al descubrir su polimorfismo plantea la necesidad de poner a dialogar al pensamiento científico con el pensamiento del sentido común práctico, con el conocimiento estético, filosófico, teológico e incluso con el pensamiento mitológico. La brújula del pensamiento complejo que tiene, según la muy didáctica clasificación de Luengo principios básicos y principios generativos complementarios además de principios de diálogo. Tres tipos de principios agrupados así para su análisis y comprensión pero inseparables en los hechos e íntimamente interrelacionados de manera que conforman un tejido multicolor y multi-textura para abordar la aventura de caminar por un camino aún no abierto, por un camino que hay que construir a medida en que se va caminando. A partir de la definición de la complejidad de lo real y de una primera aproximación a las estrategias metodológicas del conocimiento complejo, la segunda parte del primer volumen caracteriza de manera rigurosa y profunda pero al mismo tiempo clara y como ya se dijo muy didáctica, los principios básicos del pensamiento complejo que son la primera capa de este tejido: el principio sistémico u organizativo, el principio hologramático, el principio dialógico, el principio de recursividad organizacional y el principio de autoeco-organización. En la tercera parte se abordan otros principios generativos del pensamiento complejo tales como: el principio del movimiento de lo real, el principio de causalidad compleja, el principio de reincorporación del conocedor en todo conocimiento, el principio de incertidumbre, el principio de incompletud, el principio de racionalidad y el principio de comprensión. 338 Finalmente, para cerrar el tomo I del libro se nos plantean los principios de diálogo en el conocimiento complejo: el principio de diálogo entre los saberes especializados, el principio de diálogo con otros conocimientos y unas conclusiones iniciales de las que destaco como lector el cumplimiento del objetivo planteado por el autor para este texto que es “sentar las bases para construir un método-estrategia de investigación…” desde la perspectiva del pensamiento complejo (Tomo 1, p. 411), un método que se plantea metas tan ambiciosas como: “pensar en la reunificación epistemológica ente las ciencias naturales, la ciencias sociales y las humanidades…La búsqueda de IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 reorganización, la renovada división de la articulación de las ciencias sociales con la esperanza de crear un equilibrio entre la profundidad y la amplitud del conocimiento, entre la parte y el todo…Considerar en el proceso del conocimiento la centralidad de la relación entre el sujeto-observador-conocedor y el conocimiento de la realidad….La apuesta por la trama de la realidad social que entrelaza múltiples tiempos y espacios sociales…Asumir la complejidad de la realidad que conlleva incertidumbre, impredecibilidad, imprecisión e incompletud...Cuestionarnos la idea de racionalidad que se ha sostenido en la ciencia…y finalmente, “…La articulación entre el conocimiento de lo social y la acción intencionada derivada de ese conocimiento, lo cual implica el reconocimiento de que los principales problemas que enfrentamos como sociedad no se pueden resolver descomponiéndolos en pequeñas partes sino, más bien, abordándolos a partir de la compleja relación entre los seres humanos y la naturaleza…” (Tomo 1, p. 411) Objetivos grandes, amplios, profundos, como los exige un cambio que no es programático sino paradigmático. 2.-El camino. “…el método se concibe con frecuencia como un conjunto de reglas que, incluso cuando alguien las sigue ciegamente, no deja de producir resultados satisfactorios…esta concepción de método es aceptable cuando se produce indefinidamente el mismo resultado…” Lonergan (1988, p. 13). De lo anteriormente planteado respecto a la brújula que guía la aventura de este libro en dos entregas puede desprenderse claramente la idea de que el camino que se plantea no es un camino ya construido y pavimentado, un camino que se recorre de la misma manera una y otra vez y que nos lleva indefectiblemente, aunque lo sigamos a ciegas, al mismo sitio. Por el contrario, el método propuesto –llamado por el autor Método-estrategia precisamente para diferenciarlo de la noción de método como receta o conjunto de reglas fijas- es un camino por construir, una aventura por andar, un proceso de búsqueda que tendría que ser acumulativa y progresivamente construido y reconstruido a partir de la experiencia previa. De manera que Enrique Luengo inicia el tomo II de su obra definiendo al 339 método como “una estrategia abierta para alcanzar un propósito, el cual se va definiendo y redefiniendo en su propia andadura…” (Tomo II, p. 12) ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación y lo distingue del término metodología, entendido como “un programa de investigación que sigue pasos bien definidos y estipulados con anticipación para el logro de sus propósitos…” Esta distinción que resulta crucial por sus implicaciones, está asociada a la diferencia entre programa y estrategia que plantea reiteradamente Morin en su obra y se deriva de manera lógica y natural de los principios del pensamiento o conocimiento complejo –el autor utiliza casi indistintamente ambos términos, que tal vez sería conveniente también diferenciar más explícitamente- que se plantean a lo largo del tomo I. “La estrategia es un ejercicio de ida y vuelta, de redefinición constante: transita, en vías de doble sentido, de la formulación de problema de investigación a la información empírica, de la redefinición de recursos técnicos y metodológicos a los conceptos, y entrelaza todos estos componentes dinámicamente entre sí….” Dice Luengo al plantear los elementos definitorios del método-estrategia que propone. Esta visión de método-estrategia requiere del desarrollo y el esfuerzo por pensar bien, puesto que, cita el autor, pensar bien es “volvernos aptos para elaborar y practicar estrategias…” (Tomo II, p. 13). Esta visión del método-estrategia parece tener relación con la noción de método en Lonergan que trasciende los dos caminos tradicionales que según este autor se usan para concebir el método, es decir, el camino de método como arte en que se imita al maestro, al que sabe hacer las cosas y el camino del método que se define por analogía a partir de la ciencia de moda, concepción que llevó a las ciencias sociales a definirse a partir del método de las ciencias naturales. El filósofo jesuita canadiense plantea que “Un método es un esquema normativo de operaciones recurrentes y relacionadas entre sí que producen resultados acumulativos y progresivos” (Lonergan, 1988, p. 12). En esta definición se aprecia una noción sistémica y compleja de método que está basada también en las operaciones que realizamos los humanos al pensar bien en las distintas dimensiones de relación con el mundo, noción que aunque no es igual, resulta muy convergente con lo planteado en esta obra que estamos comentando. 340 A partir de esta visión de método que nace del cambio paradigmático del pensamiento simplificador al complejo con los principios generativos planeados en el tomo I, el libro plantea en su segundo tomo la transformación que se tendría que realizar en la visión de los investigadores en las distintas etapas y elementos de un proceso de investigación. La problematización que genera un proyecto de investigación por ejemplo, IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 tendría que construirse desde una visión compleja que considere la realidad a estudiar en la relación partes-todo y en su interacción con el contexto. Se trataría entonces de una problematización que invita a nuevas preguntas, que asume la ambivalencia de las relaciones dialógicas que se presentan en la realidad a estudiar, una problematización que a su vez se pregunta sobre el por qué de las preguntas en un meta-nivel de búsqueda que tiene contacto con lo filosófico. La problematización compleja implica también el desarrollo de habilidades para el diálogo entre investigadores, para el trabajo multi, inter y transdisciplinar, una problematización que lleva al investigador a “enfrentarse a sus propios centrismos” (Tomo II, p. 54) a través de la autorreflexión y la autocrítica permanentes. En este cambio de perspectiva la estrategia se vuelve el método y el uso y articulación de diferentes procedimientos metodológicos y técnicos es guiado por ella. En esta perspectiva “el objeto de estudio señala su método” (Tomo II, p. 55) y plantea la necesidad de construir un conocimiento reticular en el que no hay una acumulación en una sola dirección sino un avance en red hacia diversas direcciones que van surgiendo en el camino. Por otra parte, más que la construcción de marcos teóricos previos, rigurosamente acabados que orientan el proceso de búsqueda empírica unidireccionalmente, el método-estrategia implica una conceptualización compleja que va construyéndose y reconstruyéndose de manera continua. La conceptualización, dice Luengo, “no es solo la construcción de una mirada sobre el mundo sino que también es una manera de actuar sobre él” (Tomo II, p. 89). Se trata entonces de una conceptualización abierta que se vuelve un referente estratégico del método cuidando siempre que la teoría no se convierta en una doctrina cerrada y sin posibilidades de crítica. Se trata de un camino en el que se van construyendo conceptos multidimensionales y se desarrollan macro-conceptos de acuerdo con la propuesta de Morin. De la misma forma, la aproximación empírica para lo que en la investigación tradicional es una recopilación de datos a ser analizados desde un marco teórico previamente definido y cerrado se convierte aquí en un proceso de observación del mundo fenoménico entendido en su sentido amplio y no solamente como técnica de indagación. En esta observación se trata de recuperar la observación informal, de revalorar el “primitivo arte de observar” 341 (Tomo II, p. 133). Ocurre lo mismo con la detallada forma en que se plantean los medios de ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación investigación, los procedimientos y técnicas y la relativa contrastación o verificación de los datos obtenidos en la realidad empírica observada. Por una parte, los medios y técnicas se relativizan para ponerse al servicio de la estrategia que es el método. Por otro lado, la verificación de los datos es planteada como siempre provisional y relativa a un contexto específico, de una forma en la que de pronto parece caerse en el relativismo desde el supuesto que Lonergan llamaría realista ingenuo de que la realidad es lo que está allí, ahora, afuera y que conocer es mirar esa realidad tal como es –la imagen reiterada del investigador como observador y de la multiplicidad de perspectivas de observación y el sesgo subjetivo del que observa que condiciona la forma de observar parecen en los dos tomos partir de este supuesto falso-, aunque en cada apartado que aborda este punto se insiste en que no se trata de una postura relativista o de una perspectiva que niegue la objetividad. Desde la perspectiva lonerganeana que asume el realismo crítico como teoría del conocimiento desde la cual se afirma con claridad que la realidad no es accesible a los sentidos y que la verdad es una propiedad del juicio de hecho y no la observación “correcta” y “desubjetivada” de lo que está ahí, ahora, afuera, esta es la única observación que haría a manera de reto futuro para esta extraordinaria obra. Dicha debilidad no consiste en una visión relativista o subjetivista del conocimiento sino, desde el punto de vista de este lector que ahora comenta el libro, de una insuficiente claridad en cuanto al planteamiento del conocimiento como un proceso complejo que, también desde el punto de vista muy particular de quien esto escribe, no viene directamente de Enrique Luengo sino desde la fuente original moriniana en la que se sustenta esta obra. Puede tratarse sin duda de una inadecuada comprensión del planteamiento de Morin respecto al conocimiento del conocimiento o de una deformación lonerganeana, pero desde mi perspectiva esta insuficiencia está presente en la manera de formular la visión del conocimiento que hace el padre del pensamiento complejo en varias de sus obras, en las que claramente se pronuncia a favor de la objetividad del conocimiento desde una crítica a la falsa visión de conocimiento de la ciencia moderna pero no explicita suficientemente en qué consiste el “ejercicio pleno de la subjetividad” que implica la objetividad. 3.-El caminante. 342 “Vosotros sabéis que yo no pretendo enseñaros nada, y que solo me aplico a sacurdir la inercia de vuestras almas, a arar el barbecho empedernido de vuestro pensamiento…” Antonio Machado en el personaje de Juan de MaiIXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 rena. (citado en la p. 251 del tomo II) El tercer elemento que guía esta obra y que puede sin duda guiar a los lectores en la búsqueda de este método-estrategia para construir procesos renovados de conocimiento de lo social que estén a la altura de nuestros tiempos es el del caminante que usando la brújula de los principios del conocimiento complejo, se atreve a internarse con pasos firmes y ritmo sostenido hacia la construcción del camino que acabo de manera sintética y muy incompleta de describir y analizar. Una primera virtud del caminante es que como dice la cita de Machado que aquí se pone como epígrafe y se toma de las consideraciones finales del libro, es que no escribe con el tono pretensioso de quien busca enseñar al lector lo que supone que él sabe y los demás ignoran. Lo que intenta este caminante es simplemente sacudir nuestras inercias académicas y nuestras recetas investigativas para arar un poco en el barbecho empedernido de nuestro pensamiento marcado y muchas veces clausurado por el sello –imprinting cultural- de una formación vivida desde el paradigma de la simplificación. El modo de sacudir nuestras presuposiciones sobre el conocimiento, la sociedad, la realidad, la objetividad y la investigación es el de un testigo que escribe lo que durante muchos años ha ido experimentando, revisando, comprendiendo con cada vez mayor profundidad, reflexionando críticamente, deliberando éticamente y aplicando de forma paulatina y progresivamente más sistemática y profunda en su propia trayectoria como investigador, docente y directivo de instituciones universitarias. Por ello lo que el lector puede encontrar en el libro es una síntesis muy bien comunicada de elementos profundamente aprehendidos, asimilados y contrastados con la realidad hasta volverse convicciones académicas y personales. Se trata del testimonio de un auténtico buscador de la verdad y del sentido de la existencia humana. Como él mismo lo plantea en el prólogo del libro: “En el fondo, considero que en esta temática se despliega una pregunta interior fundamental: ¿Qué es la “verdad”? y derivada de ella, un sinfín de cuestiones convertidas en interrogaciones existenciales: ¿Qué es el ser humano? ¿Qué es la sociedad? ¿Cómo orientarse en la historia, en mi historia? ¿Qué sentido tienen el existir? ¿Cuál es mi lugar en el mundo? ¿Cómo conocer todo esto?” (Tomo1, p. 7). 343 En esta obra nos encontramos con un caminante que sigue caminos propuesALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación tos por grandes maestros y al mismo tiempo abre nuevos caminos. Sigue los caminos de grandes autores como “Edgar Morin, Fritjof Capra, Cornelio Castoriadis, George Balandier, Paul Feyerabend, Jesús Ibáñez, Alonso, rolando García, Alfredo Gutiérrez Gómez, Karl Popper, Jorge Wagensberg Lubinski, Immanuel Wallerstein y otros…” (Tomo 1, p. 9) que en su momento han cambiado paradigmas o reforzado los cambios de paradigmas abriendo nuevos caminos al conocimiento. Pensadores a los que ha leído bien y ha asimilado e interpretado de manera personal. El caminante sigue también caminos de lealtad a sus propios formadores, como lo manifiesta el reconocimiento, casi culto, a “Ese gran sabio que fue mi amigo Alfredo Gutiérrez Gómez, mejor conocido como “el profesor”, a quien vuelvo a pedir disculpas públicas y anticipadas por intentar atender la penitencia metodológica que me sugirió al dedicarme uno de sus libros” (Tomo 1, p. 9), cumpliendo un deber ético genocéntrico según diría Morin (2005). Pero el caminante también abre caminos porque se deja interpelar por los grandes autores y desafiar por su sabio-maestro-amigo para seguir explorando y parado sobre sus hombros, ir más allá de donde fueron ellos. “Busco explorar vías para enfrentar los desafíos metodológicos y epistemológicos aún vigentes con los que la investigación social suele toparse cuando pretende un conocimiento complejo” (Tomo 1, p. 11) dice en la introducción este caminante que nos invita junto con él, a seguir abriendo caminos, porque como lo dicen los no por muy usados menos válidos versos de Machado multicitados por Morin y citados por Luengo en esta obra: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”…y mi amigo el caminante anda con su brújula construyendo un camino para comprender mejor a las sociedades humanas. Ojalá podamos seguir sus pautas para abrir nuestros propios senderos. Referencias. Aute, L. (1978). “De paso”. Canción incluida en el Álbum Albanta. (https:// es.wikipedia.org/wiki/Albanta_(Luis_Eduardo_Aute) Recuperado el 3 de agosto de 2015. 344 Lonergan, B. (1988), Método en Teología, Salamanca. Sígueme. IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Morin, E. (1997). El Método II. La vida de la Vida. Madrid. Ediciones Cátedra. Morin, E. (1999). El Método III. El conocimiento del conocimiento. Madrid. Ediciones Cátedra. Morin, E. (2001). El Método IV. Las ideas. Su habitat, su vida, sus costumbres, su organización. Madrid. Ediciones Cátedra. Morin, E. (2005). O Método VI. Ética. Brazil. Editora Sulina. 345 ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación Reseña del III Congreso Latinoamericano de Filosofía de la Educación Del 29 de junio al 2 de julio se llevó a cabo el 3er Congreso Latinoamericano de Filosofía de la Educación en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con más de 570 participantes de México, Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia, Venezuela, Perú, Chile, Estados Unidos, España y Dinamarca. Después de un arduo trabajo de dictamen se presentaron 220 trabajos académicos entre trabajos en proceso, trabajos concluidos y mesas redondas, además de 14 presentaciones de libros y una veintena de actividades culturales. Desde su creación en 2010, la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación (ALFE), A.C. ha llevado a cabo, en conjunto con universidades de la región, congresos bianuales que buscan conectar a los académicos interesados en los distintos temas que vinculan la filosofía de la educación. En el marco de la 12ª Conferencia de la Red Internacional de Filósofos de la Educación (INPE por sus siglas en inglés) en la ciudad de Bogotá, Colombia, algunos asistentes latinoamericanos pensamos que sería buena idea organizar un evento para latinoamericanos. El resultado, al año siguiente, fue el 1° Congreso Latinoamericano de Filosofía de la Educación en conjunto entre ALFE y la PUC-Campinas. Sin expectativas tan altas, la sorpresa fue encontrarnos con más de 300 asistentes interesados en el los distintos temas. Ahí se eligió a la Junta Directiva de la Asociación con el compromiso de organizar en 2013 el segundo congreso en Montevideo, Uruguay. Y así sucedió. El 2° Congreso de ALFE se organizó en conjunto con la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República de Uruguay. En esa ocasión, hubo más de 750 inscritos y 427 ponencias aceptadas. Además de renovar la Junta Directiva, en ese año ALFE se registró oficialmente como Asociación Civil y se encaminó a buscar nuevos horizontes en la parte norte de América Latina. Con este propósito correspondió organizar el congreso 347 en México. ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación Con un equipo de trabajo que partió primordial pero no exclusivamente del Seminario de Filosofía de la Educación (proyecto PIFFyL 2010 014) de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, nos dimos a la tarea de pensar un congreso con una temática que resultara interesante y distinta a la vez. De este modo llegamos al tema del Congreso: “Las tradiciones de la filosofía de la educación en América Latina: del norte al sur.” Este eje buscó hacer evidentes las distintas tradiciones existentes en las distintas regiones de América Latina en torno a la filosofía de la educación; es decir, a las propias tradiciones filosóficas de las regiones y al pensamiento traído de otras latitudes, así como a las propias prácticas educativas presentes en el subcontinente, fueran de raigambre local o de otros lugares. De esta manera se buscó que América Latina se pusiera como pregunta más que como respuesta. ¿Qué nos es propio? ¿Qué nos es ajeno? Estas preguntas, aplicadas a la filosofía de la educación permiten también ir trazando similitudes y diferencias dentro de lo que se acostumbra “más al norte” y lo que se trabaja “más al sur”. Con esta metáfora quisimos dar respuesta a la interrogante puesta sobre la mesa. El primordial objetivo que se buscó fue visibilizar una reflexión filosófica en torno al fenómeno educativo en una región que, ahora podemos decir contundentemente, tiene intereses por cuestionarse de manera profunda por lo educativo. Las memorias del Congreso fueron distribuidas en disco compacto. Las más de 2900 páginas no permitían hacerlo de manera impresa, aunque también estamos trabajando para que muy pronto se puedan consultar a través de la página de ALFE (www.alfe.filosofiaeducacion.org), así como en Ixtli, revista oficial de la Asociación (www.revista.ixtli.com). 348 Como parte del congreso, también se renovó la Junta Directiva, según marcan los estatutos, y se eligió la sede para el próximo congreso en 2017 a realizarse en la Universidad Nacional de San Martín en Buenos Aires. ¡Esperamos encontrarnos en Argentina! IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 No puedo concluir sin agradecer profundamente al Comité Organizador local, a la Junta Directiva de ALFE, a todos quien apoyaron el Congreso desde la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, así como otras dependencias de la propia Universidad, al Comité Académico Internacional, a todos los ponentes, asistentes, así como a los más de 90 voluntarios, estudiantes todos ellos de la UNAM, sin los cuales el Congreso hubiera sido imposible de realizar. A todos, muchas gracias. Fue un verdadero placer trabajar todos juntos. Renato Huarte Cuéllar Coordinador General del Comité Organizador del 3° Encuentro Latinoamericano de Filosofía de la Educación Presidente de ALFE, A.C. para el período 2015-2017 Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM 349 ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación IXTLI - REVISTA LATINOAMERICANA DE FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN POLÍTICA EDITORIAL Ixtli es la revista de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación (ALFE). Temática y alcance Ixtli: Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación es una publicación latinoamericana, arbitrada, electrónica, de frecuencia semestral, de acceso gratuito, que sirve como espacio de diálogo crítico acerca de asuntos educativos desde un abordaje filosófico, indagando sobre los problemas conceptuales y de sentido en la educación. Publica artículos originales de investigación filosófica que no hayan aparecido en otras revistas o medios de divulgación, después de un proceso doblemente ciego de evaluación. Es de interés para investigadores en filosofía de la educación, investigadores educativos en general, y personas que trabajan o se interesan por la educación en sus múltiples dominios de acción. Los artículos de Ixtli están escritos en varios idiomas, principalmente español y portugués. Proceso de revisión por pares El proceso de evaluación es doblemente ciego. Es decir, los evaluadores no saben quiénes son los autores, y los autores no saben quiénes son los evaluadores. Normas para autores/as Artículos de investigación filosófica Se entiende que todo artículo enviado a Ixtli es original, y que no ha sido publicado ni está siendo simultáneamente sometido a revisión para publicación en alguna otra revista, libro u otro medio de divulgación. Lineamientos de forma. Los archivos deberán ser enviados en formato Word (.doc ó .docx) o Rich Text Format (.rtf). El tipo de letra preferido es Times New Roman, tamaño 12 puntos. Los artículos que se publican en Ixtli normalmente tienen una longitud de 5000 a 7000 palabras, incluyendo el título y las referencias, sin contar el resumen y las palabras clave. Sin embargo, artículos de menor o mayor longitud podrán ser considerados. La citación de fuentes debe seguir el estilo APA en su 3ª edición española. Las tablas, gráficas, y figuras, deberán ser enviadas en archivos independientes, y su lugar de inserción dentro del cuerpo del artículo deberá ser claramente señalado. Los archivos gráficos deben estar en formato gif, tiff, o jpg, y ocupar como máximo, en total 1 Mb. No se alojarán archivos con grabaciones de audio o video. Sin embargo, es posible incluir dentro de los artículos enlaces a páginas de internet en los que estos se encuentren alojados. Adicionalmente al texto del artículo, se pide a los autores que envíen un resumen de no más de 250 palabras, así como 5 palabras clave que ayuden a clasificar e identificar el contenido del mismo. 350 IXTLI - Revista Latinoamericana de Filosofía de la Educación - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Lineamientos de contenido. Ixtli es una revista de investigación, y por lo tanto los artículos que publica deberán caracterizarse por presentar tesis originales, argumentadas sólidamente, que han entrado en una conversación rigurosa con los trabajos de otros autores en la literatura filosófica y educativa, entre otras disciplinas. Se aceptan artículos con diferentes orientaciones filosóficas, así como de diferentes tipos de discusiones incluyendo las que son acerca de conceptos importantes en educación, de concepciones y formas de dar sentido en programas y políticas educativas, de las implicaciones de las teorías e ideas de diferentes autores para asuntos de la educación, entre otras. Los artículos publicados por Ixtli pueden hacer referencia o analizar información empírica, pero deben necesariamente mantener una aproximación de reflexión filosófica. No existe un esquema o formato estándar para la organización y estructura de los textos. Cada autor deberá decidir sobre este aspecto de la manera en que sea más conveniente dependiendo del tipo de argumento presentado y de las estrategias retóricas que sean más apropiadas. Reseñas Lineamientos de forma. Los archivos deberán ser enviados en formato Word (.doc o .docx), o Rich Text Format (.rtf). El tipo de letra preferido es Times New Roman, tamaño 12 puntos, a menos que existan razones de contenido para que sea diferente. Las reseñas que se publican en Ixtli normalmente tienen una longitud de 1500 a 3000 palabras, sin incluir la información bibliográfica del libro reseñado. Sin embargo, reseñas de menor o mayor longitud podrán ser consideradas. Las referencias deben seguir el estilo APA en su 3ª edición en español. Las tablas, gráficas, y figuras, deberán ser enviadas en archivos independientes, y su lugar de inserción dentro del cuerpo del artículo deberá ser claramente marcado. Los archivos gráficos deben estar en formato gif, tiff, o jpg, y ocupar como máximo, en total 1 Mb. No se alojarán archivos con grabaciones de audio o video. Sin embargo, es posible incluir dentro de los artículos enlaces a páginas de internet en los que éstos se encuentren alojados. Lineamientos de contenido. La reseña deberá presentar muy brevemente las ideas principales desarrolladas en el libro reseñado, y discutir su solidez, su pertinencia y su significancia, entre otros aspectos posibles. Debe permitirle al lector hacerse a una idea tanto de qué va a encontrar en el libro, como de cuál es la opinión del autor de la reseña acerca de los aspectos mencionados antes. Envío de trabajos a: La postulación de trabajos ha de hacerse a la siguiente dirección electrónica, indicando en el asunto: “Postulación de artículo” o “Postulación de reseña”. ixtli.alfe@gmail.com 351 ALFE - Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación IXTLI - REVISTA LATINO-AMERICANA DE FILOSOFIA DA EDUCAÇÃO POLÍTICA EDITORIAL Ixtli é a revista da Associação Americana de Filosofia da Educação (ALFE). Temática e alcance Ixtli: Revista Latino-americana de Filosofia da Educação é uma publicação latino-americana, arbitrada, eletrônica, semestral, de acesso gratuito, que serve como espaço de diálogo crítico sobre asuntos educativos na perspectiva filosófica, indagando sobre os problemas conceituais e de sentido na educação. Publica artigos originais de investigação filosófica que não tenham sido publicados em outras revistas ou outros meios de comunicação, depois de um processo duplamente cego de avaliação. A revista é de interesse para investigadores em filosofía da educação, investigadores de educação em geral e pessoas que trabalham ou se interessam pela educação em seus múltiplos domínios de ação. Os artigos de Ixtli são publicados em vários idiomas, principalmente espanhol e portugués. Processo de revisão por pares O processo de avaliação é duplamente cego, isto é, os avaliadores não sabem quem são os autores e, igualmente, os autores não sabem quem são os avaliadores. Normas para autores/as Artigos de investigação filosófica. Há o pressuposto de que todo artigo submetido à Ixtli seja original e que não tenha sido publicado e nem esteja em avaliação em outra revista, livro ou outro meio de divulgação. Orientações quanto à forma. Os arquivos deverão ser enviados em formato Word (.doc ou .docx) ou Rich Text Format (.rtf). O tipo de letra é preferencialmente Times New Roman, tamanho 12 pontos. Os artigos publicados na Ixtli normalmente tem entre 5000 e 7000 palavras, incluindo o título e as referências, sem contar o resumo e as palabras-chave. No entanto, artigos de menor ou maior número de palavras poderão ser considerados. A citação de fontes deve seguir o estilo APA. As tabelas gráficas e figuras deverão ser enviadas em arquivos independentes e seu lugar de inserção dentro no corpo do artigo deverá ser claramente assinalado. Os arquivos gráficos devem estar em formato gif, tiff ou jpg e ocupar no máximo 1Mb no total. Não podem ser colocados arquivos de áudio e vídeo, no entanto, é possível incluir dentro do artigo links de páginas de internet que alojem tais arquivos. Adicionalmente ao texto do artigo, pede-se aos autores que enviem um resumo de no máximo 250 palavras com 5 palavras-chave que ajudem a identificar o conteúdo do manuscrito. 352 IXTLI - Revista Latino-Americana de Filosofia da Educação - ISSN 2408-4751 2(4). 2015 Orientação para conteúdo. Ixtli é uma revista de pesquisa e, portanto, os artigos que publica caracterizam-se por apresentar teses originais, com argumentação sólida, que tenham interlocução com os trabalhos de outros autores em literatura filosófica e da educação, entre outras disciplinas. São aceitos artigos com diferentes orientações filosóficas, assim como de diferentes tipos de discussões incluindo as que versam a respeito de conceitos importantes da educação, de concepções e formas de dar sentido a programas e políticas educativas, das implicações das teorias e ideias de diferentes autores sobre temas da educação, entre outras. Os artigos publicados pela Ixtli podem fazer referência ou analisar informações empíricas, mas devem necessariamente manter aproximação com a reflexão filosófica. Não existe um esquema ou formato padrão para a organização e estrutura dos textos. Cada autor deverá decidir sobre este aspecto da maneira que seja mais conveniente dependendo do tipo de argumento apresentado e das estratégias retóricas que sejam mais apropriadas. Resenhas Orientação para forma. Os arquivos deverão ser enviados em formato Word (.doc ou docx) ou Rich Text Format (.rtf). O tipo de letra é preferencialmente Times New Roman, tamanho 12 pontos, exceto se existem razões de conteúdo para que seja diferente. As resenhas publicadas na Ixtli normalmente tem entre 1500 a 3000 palavras, sem incluir a informação bibliográfica do livro resumido. No entanto, resenhas com número maior ou menor de palavras poderão ser consideradas. As referências devem seguir o estilo APA. As tabelas gráficas e figuras deverão ser enviadas em arquivos independentes e seu lugar de inserção no corpo do texto deverá ser claramente marcado. Os arquivos gráficos devem estar em formato gif, tiff ou jpg e ocupar no máximo 1Mb no total. Não podem ser colocados arquivos de áudio e vídeo. No entanto, é possível incluir dentro do artigo links de páginas de internet que alojem tais arquivos. Orientação para conteúdo. A resenha deverá apresentar, de maneira breve, as ideias principais desenvolvidas pelo livro resumido, e discutir solidamente sua pertinência e significância, entre outros aspectos possíveis. Deve permitir que o leitor faça uma ideia do que encontrará no livro, assim como de qual é oposicionamento do autor da resenha a respeito dos aspectos mencionados anteriormente. Envio de trabalhos para: A solicitação de avaliação de artigos deve ser feita para o endereço eletrônico abaixo, indicando, no assunto, de “Solicitação e revisão de artigo” ou “Solicitação de revisão de resenha”. ixtli.alfe@gmail.com 353 ALFE - Associação Latinoamericana de Filosofia da Educação