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ACTIVIDADES - filosofía secundaria Pensar, soñar, construir y atreverse “El curso de la historia cambia, porque alguien piensa” – Jean Jacques Rousseau “Che Coco, deja de pensar tanto que se te va a quemar el cerebro. Deja de filosofar de una vez y baja al mundo real. ¿Vos te crees que de verdad podes llegar a hacer algo productivo? ¡Recién estas en cuarto año de secundaria pichón! Esas preguntas filosóficas que haces todo el tiempo… No me las banco más” Estas y otras son las cosas que la gente a mi alrededor fue diciendo. Que pensaba demasiado… que me cuestionaba todo lo que pasaba… que yo no era nadie para cambiar el mundo. Desde algo llamado “filosofía” que fui descubriendo de a poco este año, es que me niego a creer en la pasividad, en estar condicionado, en no confiar en mi mismo. En cambio, me lanzo al infinito de ideas, a la pro actividad, al descubrimiento, a la experiencia filosófica. Un método. Eso es la filosofía. Un camino que estamos todos invitados a recorrer, en busca de la verdad. Desde luego, la verdad es relativa. Pero en mi opinión, no hay nada mejor que saber que sin importar lo que esté pasando alrededor del mundo, desde la filosofía, nadie puede prohibirme del pensamiento. Los ideales, tan profundamente entrelazados con nuestro ser, son algo de lo que nadie puede separarnos. Todos pensamos distinto. Tenemos diferentes culturas, religiones, diferente educación, diferente estilo de vida. Y por ende, mis ideales van a ser parcial o completamente distintos a los de cualquier otra persona. Para poder entenderlo, imaginémonos en una cárcel de la que no podemos salir. La cárcel, representa nuestra zona de confort. Creer, que todo va a estar bien sin cuestionar nada. Con el pensamiento, rompemos las cadenas de la permisividad y expandimos nuestra zona de confort. Empezamos a ver las cosas de otra forma y poco a poco nos vamos acercando a la verdad. A lo largo de nuestra vida, muchos van a querer frenarnos, nos van a decir que no podemos hacerlo, que nadie puede, que es utópico. Las personas ven lo distinto, como algo raro, lo ven con otros ojos. No debemos dejar que esa idea de imposibilidad se cumpla. No debemos dejar que nadie nos prive de algo que nos plenifica, como es en este caso, el pensamiento. Es esta implementación transicional sistemática del pensar, que nos acerca a la verdad. Que acaba con los paradigmas preestablecidos por el mundo salvaje en el que vivimos. Solo así, podemos de verdad cambiar el mundo y convertirlo en un lugar mejor, aunque sea en lo más mínimo. Desde la filosofía cristiana, es que digo que los pensamientos deben dirigirnos al bien común, creando una fraternidad mundial impulsada por el amor. Buscando una armonización de los intereses de la sociedad para garantizar la vida y la paz de todos. El egoísmo es lo que destruye esta armonización. Creerse uno mejor que todos los demás, buscar el bien individual y no el de todos, es lo que destruye estas fraternidades. Nos dejamos llevar por este mundo individualista competitivo en el que cada uno debe vencer a los demás, que somos todos enemigos y solo venciéndolos es que vamos a ser felices. Uno debe actuar por amor al prójimo, no por amor a sí mismo. Como decía San Agustín “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callaras con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor”. Solo el amor, alumbra lo que perdura, nos impulsa a ser mejores y nos dirige por el buen camino. Quienes compartan esta idea conmigo, excelente; y quienes no, ¡excelente también! No hay nada más lindo que la libertad de pensamiento, que tener mis propias ideas. Y una vez que las haya llevado a cabo, es que voy a volver a decirle a todos los que me detuvieron, que estaban equivocados. Ser o no ser, esa es la cuestión. Ser una persona que viva sin la mas mínima preocupación, sin ganas de moverse de su casa, ni de sostener sus propias ideas. O ser una persona que esté completamente segura de sí misma, segura de sus ideales, y esté listo para salir a la calle y misionar cada día, cada hora, cada segundo. Podemos caer, podemos estar equivocados, obvio que sí. Pero no por eso vamos a dejar de tratar. ¡Tropezón no es caída! Ni tampoco vamos a quedarnos sentados con los brazos cruzados pensando que podría haber pasado si… La filosofía nos ofrece una salida a la uniformidad. Un método por el cual nos cuestionamos constantemente, un ámbito en el que cada uno pueda expresar sus ideas sin prejuicios ni privaciones. Si te acostumbras a poner límites a lo que haces, físicamente o en cualquier otro nivel, se proyectara al resto de tu vida. Se propagara en tu trabajo, en tu moral, en tu ser en general. No hay límites. Hay fases, pero no hay que quedarse estancado en ellas, sino superarlas día a día. Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás. Es por eso que debemos recuperar el hábito de reflexionar, de pensar. Que la filosofía deje de ser solo para los intelectuales y pase a ser para todos. Y solo así, es que cada uno va a poder ser lo que en verdad es, en lugar de estar sometido a la presión de la sociedad de hoy en día. Piensen, sueñen, construyan y atrévanse. Eduardo Del Piano - 4to año Economicas Ejede la Olimpiada: Politica 81