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Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Diplomatura en investigación y conservación fotográfica documental.
Seminario 2. Conservación e historia de los procesos fotográficos. Profesora: Mónica Incorvaia.
Alumna: Maria Eugenia Verde Rey DNI: 31641.572 Mail: meverderey@gmail.com
Titulo: Five-hundred-year-old printing blocks of the sacred Tandjur, Choni Lamasery
Autor: Joseph Francis Rock
Fecha: Abril 1925
Lugar: Gansu, Tíbet.
Colección: Stephen Bulger Gallery
http://www.bulgergallery.com/
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Facultad de Filosofía y Letras-UBA. Diplomatura en investigación y conservación fotográfica documental.
Seminario 2. Conservación e historia de los procesos fotográficos. Profesora: Mónica Incorvaia.
Alumna: Maria Eugenia Verde Rey DNI: 31641.572 Mail: meverderey@gmail.com
La primera imagen que me dispongo a analizar es una fotografía realizada por el Dr.
Joseph Francis Rock (1884 – 1962), botánico, lingüista, explorador, geógrafo y fotógrafo
estadounidense de origen austríaco.
El Dr. Rock fue un hombre multifacético e instruido que durante un periodo que abarcó
desde 1920 hasta 1949 vivió en el suroeste de China, cerca de la frontera con el Tíbet.
Entre una multiplicidad de tareas de investigación y exploración que realizó durante ese
lapso, vale recalcar su trabajo como fotógrafo y periodista documental para el National
Geographic. Sus artículos, trabajos y fotografías -fuertemente focalizados en la preservación de
la memoria cultural de la etnia Naxi- lo transformaron en un experto en el legado histórico del
pueblo tibetano.
Es necesario remarcar que el tiempo en que el Dr. Rock vivió fue de enorme ebullición
para el área de la exploración
e investigación científica, en especial para la rama de la
etnografía. Esto a su vez coincidió con la toma de conciencia, por parte de los investigadores y
el público general, del fundamental registro documental que la fotografía suministraba en el
estudio del mundo natural y humano. Al capturar la realidad “tal cual era”, una flor exótica, una
prenda ceremonial, el cauce de un río eran atrapados, congelados en un documento. Un
documento que era fácilmente transportable y permitía ser reproducido infinitamente.
La imagen analizada pertenece a una serie de fotos que se realizaron durante la estadía
de Rock en el monasterio Lama de Choni (Gansu) durante la década del 20. La fotografía es en
blanco y negro, impresa en papel y realizada con la técnica de placa seca de gelatino-bromuro.
Examinando la imagen ya en un nivel morfológico, la fotografía nos muestra a un
monje del monasterio parado frente al observador en una habitación dedicada a la conservación
de antiguas tablillas. Una biblioteca de más de 500 años aparece ante nosotros con su cuidador
como guía.
El personaje “principal” de la fotografía, el monje-bibliotecario, aparece desplazado del
centro de la composición fotográfica. Situado a un costado, vestido con un traje cotidiano,
delante de una biblioteca -casi atiborrada de tablillas- permite al fotógrafo la toma de la
habitación en profundidad. Casi como presentando su lugar de trabajo, el monje se encuentra
frente a nosotros, mirándonos directamente, pero corrido por la cantidad de elementos que lo
rodean, sometiéndolo a un gran plano general. Es por estas huellas que podría deducir que la
fotografía es una puesta en escena.
El pasillo principal, repleto de estantes y documentos, es bañado por la luz natural y se
va abriendo hasta un fondo lejano y aparentemente interminable. Los anaqueles de las
bibliotecas, repletos de documentos, forman un contraste con el pasillo que se encuentra
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completamente despejado. La saturación de elementos solo aparece en los estantes,
estableciendo así un juego entre lo vacío y lo completo, entre lo gris, oscuro y el blanco puro
que genera la luz en algunas maderas del piso.
La altura de las bibliotecas, es otro elemento interesante. Los estantes se alzan hasta el
techo tocando las vigas, las cuales parecen reposar sobre el mobiliario. Al mismo tiempo la
figura del monje queda empequeñecida, ya no solamente frente a la masa de las incontables
tablillas que lo rodean, sino que también debido a la altura de los anaqueles que lo superan.
Como interpretación global del texto fotográfico, podría decir que nos encontramos
frente a una imagen que desea, más que nada, mostrar el lugar físico. La biblioteca y sus
documentos son el personaje principal, ya desde el inicio el título de la fotografía nos lo advierte
al enunciar que el tema es: “Bloques de 500 años de antigüedad en el sagrado monasterio de
Tandjur”.
El
individuo, el cual, en mi opinión, aparece como el “elemento humano” de la
composición, es el guía que nos muestra los objetos de incontable valor que él cuida y que otros
cuidaron antes que él. Su presencia es importante, sí, mas el foco de atención no es él. Su
nombre no aparece en las referencias y su vestimenta no destaca por ser extremadamente
llamativa. Lo importante en el monje, es su tarea. Él es el custodio del saber, el bibliotecario del
monasterio, el que guarda el conocimiento contenido en todas las tablillas y el presentador que
nos introduce al mundo de los libros.
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Titulo: It's Fun for the Children
Autor: Hiram Myers
Fecha: 1933
Lugar: Manhattan
Colección: Community Service Society Photographs
http://css.cul.columbia.edu/
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Texto escrito a máquina: “Es divertido para los niños. Cuando sus padres van al C.O.S Instituto para el
Servicio de Familias, ya que hay una sala de espera especialmente diseñada para mantener sus mentes y
cuerpos ocupados”
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La segunda imagen corresponde a una fotografía en blanco y negro tomada por Hiram
Myers, fotógrafo perteneciente al Charity Organization Society (Organización Social para la
Caridad) de Nueva York. Lamentablemente la información personal del fotógrafo o técnicas
usadas se han perdido. Sin embargo se puede decir de él, que realizó una gran cantidad de
trabajos para dicha institución junto a fotógrafos como Jessie Tarbox Beals, Lewis Hine y Jacob
Riis los cuales también participaron en la Association for Improving the Condition of the Poor
(Asociación para el Mejoramiento de las Condiciones de Vida del Pobre) y posteriormente a la
fusión, en 1939, de ambas instituciones que dio como origen a la Community Service Society
(Sociedad de Servicios Comunitarios).
Todas estas instituciones creadas a finales del siglo XIX y comienzos del XX llevaban
a cabo la documentación fotográfica y posterior publicación de las mismas en folletines y
diarios. Escribían a su vez, numerosos artículos en los cuales se encargaban de poner en
evidencia las paupérrimas condiciones de vida de las clases necesitadas de Nueva York.
La fecha en que fue tomada la fotografía -1933- coincide con la Gran Depresión, un
periodo que abarcó desde el martes 29 de octubre de 1929 con la caída de la Bolsa de Nueva
York -principal referente económico mundial de la época- y finalizo a mediados de la década
del 40 con el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Este terrible periodo de crisis no se sintió
únicamente en su lugar de origen, sino que rápidamente se propagó, exportando a todos los
países del mundo sus efectos devastadores; ocasionando un paro en el crecimiento de la
economía mundial y un abrupto empobrecimiento de las condiciones de vida de la sociedad en
general. Es bajo este contexto histórico que la fotografía se levanta como uno de los principales
estandartes en la denuncia y difusión de las condiciones de vida de las clases más perjudicadas.
La imagen analizada pertenece a una colección de fotografías y documentos antiguos de
la Sociedad de Servicios Comunitarios de Nueva York, que la Universidad de Columbia -de la
ciudad de Nueva York- ha rescatado del olvido, reunido y organizado. La fotografía que he
elegido posee una característica especial, se enmarca en un programa -que se desarrolló en la
década del 30- de inserción laboral de la Organización Social para la Caridad (C.O.S. en inglés),
en la cual no solo promueven a las cabezas de familias a acercarse a las asociaciones en
búsqueda de trabajo y amparo, sino que a su vez priorizan el tiempo de ocio de los niños. Esto
queda evidenciado ya que al reverso de la foto aparece un texto “publicitario” que incentiva a
los padres a llevar consigo a sus hijos a las instituciones.
Ahora examinando la imagen en su nivel morfológico, la fotografía es completamente
figurativa y nos introduce en una escena de esparcimiento. Dos niñas y un niño aparecen en un
cuarto que parece estar dedicado al entretenimiento de los más pequeños. Un caballo de madera,
un muñeco, un juego de té y libros acompañan y complementan la composición en un plano
general.
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Un rasgo interesante de esta fotografía es como las niñas aparecen usando los juguetes
en una actitud que podría describirse como relajada y despreocupada, casi acostumbradas al acto
de ser fotografíadas. Únicamente el niño, figura central en la composición, aparece alejado de
esta situación “tan natural” y hasta pareciera un poco incómodo. También es interesante marcar
que todos los juguetes aparecen siendo usados o en pose de serlo. El caballo meciéndose
mientras la niña rubia lee –desenfocada por causa del movimiento-, la vajilla en las manos del
niño y el muñeco y el libro en las manos de la niña que se encuentra al fondo.
Todo demuestra que el lugar en que se encuentran es un espacio para el juego y no
existe ningún impedimento para la diversión. Sin embargo, esta fotografía no tiene
absolutamente nada de natural, es una puesta en escena. Si analizáramos otras fotos
pertenecientes a la colección de la C.O.S. nos encontraríamos con que los niños se repiten en
varias fotos, pero la situación es completamente distinta; los actores se repiten pero la obra
cambia. Sin embargo, la importancia de la imagen no se modifica. En un periodo caracterizado
por la desesperación, esta imagen funciona como un bálsamo.
Como interpretación global del texto fotográfico, entiendo que esta imagen parece
querer decirnos: “los niños pueden tener su espacio y pueden seguir siendo niños”.
Es
interesante comparar esta foto de Hiram Myers con las de Lewis Hine, en las cuales los niños
aparecen en medio de las fábricas, con trajes de trabajo o incluso cubiertos de carbón por el
trabajo en las minas. En cierta medida -y a pesar de las terribles circunstancias de la Gran
Depresión- muestra un grado de evolución. Los niños pueden tomarse su tiempo para ser lo que
son, pueden jugar, sonreír y leer. Pueden, como la niña rubia, guarecerse en las páginas de un
libro, entrar en un mundo que - aunque sea ficticio- por momentos puede ser más consolador
que la realidad en que se vive, gracias a la lectura.
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Titulo: Per B. Adolphson working with the manuscript Codex Gigas
Autor: Jens Östman
Camara: Nikon D200
Fecha: 20 de septiembre de 2006
Lugar: Estocolmo-Suecia
Colección: The National Library of Sweden
http://www.kb.se/
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La última y tercer imagen corresponde a una fotografía a color del laboratorio de
digitalización de la Biblioteca Nacional de Suecia tomada por el fotógrafo sueco Jens Östman.
En la misma podemos apreciar como el curador Per B. Adolphson se encuentra trabajando sobre
el Giga Codex. Jens Östman se encuentra actualmente trabajando en la biblioteca como personal
permanente del laboratorio.
Ahora centrándonos un poco en la historia, el Gigas Codex es un manuscrito medieval
iluminado, del cual se desconoce sus orígenes exactos, pero se lo sitúa en distintas bibliotecas
monásticas de Bohemia, en lo que actualmente sería la Republica Checa, a lo largo del XII. Las
guerras y los robos hicieron que este magnífico y descomunal ejemplar viajara hasta Suecia en
donde permaneció guarecido en la colección de la biblioteca de la Reina Christina hasta 1877,
año en el cual quedo finalmente terminado el edificio de la Biblioteca Nacional de Suecia y al
cual tomo como hogar definitivo.
El Gigas Codex es un libro extraordinario, no solamente por sus colosales proporciones
(92 × 50,5 × 22 cm) sino también por su contenido. Este libro contiene el Antiguo y Nuevo
Testamento
en
versión
vulgata,
el
texto
completo
de
la Crónica
Checa,
curas
medicinales,encantamientos mágicos, dos trabajos del historiador judío Flavio Josefo, tratados
sobre medicina de Constantino el Africano y otros textos. Por la diversidad de textos que
compila es considerado por los expertos una joya entre los codices antiguos.
Examinando morfologicamente la imagen nos encontramos con un laboratorio
fotografía y digitalización de documentos contemporáneo. En un primer plano aparece frente a
nosotros el manuscrito y su curador. En la mesa de preparación para digatilizacion el Giga
Codex aparece extendido, como un paciente. El curador reclinado sobre el ejemplar se encuentra
realizando mediciones –se puede captar un rapido movimiento en la mano lo cual origina un
desenfoque- para el correcto procesamiento de la imagen a través de scaners especialmente
construidos para este manuscrito.
La fotografía es completamente figurativa, pretende mostrar la actividad del curador
por lo cual se podría interpretar como una puesta en escena. En la actualidad este tipo de
fotografías es muy común (y necesaria); ya no solo se pretende dejar registro del trabajo sobre el
objeto libro (documentos, mediciones, digitalizaciónes y fotografías) sino de todos los actores
que participaron en la intervención del documento. Como un ex libris documental, la memoria
de aquellos que intervinieron sobre el objeto queda registrada en los archivos de la biblioteca a
la que el ejemplar pertenece.
El fondo de la fotografía se encuentras dominado por una sucesión de computadoras y
aparatos de medición característicos de un laboratorio de digitalización. Incluso sobre el margen
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superior izquierdo se puede casi adivinar la silueta sentada de un técnico trabajando en su
conputadora.
Como interpretación global del texto fotográfico y conclusión final podria agregar que
la verdadera riqueza de esta fotografía no radica en su carácter estÉtico sino en su aporte
documental. Lo interesante de este punto es que al observar esta
fotografía lo que
verdaderamente estamos encontrando es un documento en sí mismo, que a su vez documenta el
proceso de curado y preservación de otro documento, el Giga Codex. Como una espiral
interminable, la fotografía actúa, en este caso, como una herramienta fundamental para la
preservación de la información que contiene el códice.
En la actualidad la fotografía y digitalización de documentos aparece como una opción
importante en el area de la conservación y resguardo de documentos antiguos. Al ser un
procedimiento que no implica una intervención completamente directa sobre el objeto, los
curadores y restauradores optan por usarlos a modo de método preventivo y también como
medio de difucion de la información que los codices contienen, para el publico en general.
Es necesario remarcar que el libro como objeto, tiene una vida útil. Como un cuerpo, es
atacado por bacterias, insectos, hongos, incluso por el aire y la propia mano del hombre que al
pasar sus dedos por las páginas deja su huella.
El tiempo de vida de un libro puede extenderse, puede reencuadernarse, encapsularse,
limpiarse y hasta congelarse. Se puede luchar contra todos los actores degenerativos, pero al
igual que un ser vivo, indefectiblemente llegará el día de su muerte. Tal vez la lucha contra el
tiempo no esté en la continua manipulación del objeto sino en la simple aceptación, de que
como nosotros de un libro puede solo llegar a quedar un recuerdo, una foto.
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