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EL TEATRO DE POSGUERRA En los años 30 y durante la guerra civil, surge un teatro de circunstancias, un teatro propagandístico de contenido social y político. En 1939 el panorama teatral queda marcado por la ausencia de autores insustituibles como Valle Inclán o García Lorca. En conjunto, el teatro de los primeros años de posguerra es bastante pobre, a las ausencias de los grandes autores se unen la censura (es el género más controlado por ser un espectáculo público), el aislamiento cultural y los intereses empresariales, todos estos factores hacen que, en general, triunfe un teatro comercial, de escaso valor literario: la comedia burguesa, heredera de la Alta Comedia del XIX y el teatro de humor de la época de la República (2ª) 1. El teatro de humor El teatro de esta tendencia surge en torno a un grupo de humoristas: Jardiel Poncela y Miguel Mihura son los autores más representativos. Su teatro explota las posibilidades cómicas del lenguaje mediante equívocos y juegos de palabras disparatados. A menudo ese humor esconde una visión amarga y escéptica de la realidad. Jardiel Poncela: Su teatro se basa en un humor disparatado que rompe con los esquemas lógicos y conecta con las vanguardias. Concibe el teatro como el mundo del absurdo, en sus obras se encadenan situaciones inverosímiles o grotescas, con personajes atípicos y diálogos humorísticos muy intelectualizados que pretenden ofrecer una visión crítica de la realidad. Entre sus obras destacan: Eloísa está debajo de un almendro Los ladrones somos gente honrada... Miguel Mihura: su teatro se basa en el absurdo. En 1952 se estrena en Tres sombreros de copa, escrita en 1932, obra de estética vanguardista basada en la dislocación del lenguaje, propone una visión diferente de la sociedad en la que se manifiesta predilección por los personajes libres de prejuicios y marginales enfrentados con un mundo cursi, encorsetado y convencional. Mundo que se presenta bajo la apariencia del orden y la decencia. Son sus personajes-tipo, no individualizados representantes de toda una clase social. El lenguaje vanguardista y la visión crítica de la sociedad le emparientan con el teatro del absurdo de Beckett o Ionesco. El éxito obtenido le permite estrenar otras obras como Maribel o la extraña familia. 2. El teatro realista y el de denuncia A finales de los años cuarenta y en circuitos no comerciales, empieza a representarse un teatro realista movido por el inconformismo social y un cierto desasosiego existencial. Desde dos posiciones distintas se critica al sistema vigente, aceptando las limitaciones que imponía la censura oficial o postulando un realismo social de carácter revolucionario, con función claramente política. El mejor representante de la primera tendencia y uno de los mejores dramaturgos españoles del período es Antonio Buero Vallejo. La segunda tendencia está representada por Alfonso Sastre. Antonio Buero Vallejo(1916-2000), (Teatro realista) Historia de una escalera (1949) se considera la 1ª muestra de la tendencia realista. El teatro social de este autor está profundamente arraigado en la realidad inmediata, va en busca de la verdad y pretende remover la conciencia española. En 1950 estrena En la ardiente oscuridad, esta obra supone el inicio de otros recursos en el teatro de Buero: el valor simbólico que adquieren ciertas disminuciones físicas en sus dramas, la contraposición entre personajes activos o pasivos y la incorporación de elementos de la tramoya teatral con valor simbólico: la falta de luz en el escenario, por ejemplo. Aunque es su teatro predominan las obras realistas, es también importante 1 en su trayectoria el teatro histórico en el que suscita reflexiones sobre personajes del pasado como Goya en El sueño de la razón o Larra en La detonación. Asimismo, escribe un teatro en torno a la tortura y la culpa como en la doble historia del doctor Valmy. EL elemento que aporta unidad y coherencia al teatro de Buero es el tono siempre ético y una carga de inquietud que renueva y dignifica la escena. Plantea problemas fundamentales del ser humano e incorpora al espectador en esa inquietud. En su obra la búsqueda de la verdad aparece como objetivo ineludible, de ahí el tono de desasosiego. Un mundo teatral el suyo, trágico, pero donde está siempre presente la esperanza humana. Alfonso Sastre: (Teatro de denuncia o ideológico) concibe el teatro como un instrumento para la agitación y transformación de la sociedad. Su obra Escuadra hacia la muerte le sitúa en esta tendencia. (tras sólo tres representaciones fue prohibida por la censura). Un numeroso grupo de autores escriben –y rara vez representan- sus obras en este período. En general, es un teatro de denuncia y protesta que sigue las pautas marcadas por Buero y Sastre. La injusticia social, la explotación del hombre, las míseras condiciones de vida de la clase trabajadora serán los temas básicos de sus obras. Frente al final feliz y “la paz de los cementerios” del teatro convencional y escapista aparece la violencia y la frustración como constante. Lauro Olmo. Sus primeras obras se inscriben en el realismo más descarnado, poco a poco deriva hacia formas más alegóricas cercanas al esperpento: La camisa, La pechuga de la sardina, El cuerpo. Carlos Muñiz. Se acerca en sus últimas obras al expresionismo: El grillo, El precio de los sueños, El tintero... son una muestra de su producción. José Martín Recuerda: Sitúa sus dramas en la Andalucía trágica y violenta, donde domina la crueldad, el odio y el miedo: Las salvajes en Puente Genil, Las arrecogías del Beaterio de Santa María Egipcíaca son dos de sus mejores obras. EL TEATRO EN LA DEMOCRACIA Con la restauración de las libertades democráticas a partir de 1975, se posibilitó la llegada a los escenarios de un teatro que había permanecido oculto durante la dictadura franquista. Conviven distintas tendencias: - El experimentalismo: la experimentación de nuevas formas dramáticas va ligada al teatro independiente. Se constituyen compañías de actores y directores que realizan un teatro diferenciado del comercial. En general, se inclinan por el teatro concebido como espectáculo de tono vanguardista y recogen la herencia de los dramaturgos europeos de la segunda mitad del XX: Bertold Bretch y su teatro épico, y autores del teatro del absurdo como Beckett y E Ionesco. A mitad de la década de los 70 existen más de 150 grupos teatrales. - El teatro espectáculo pierde protagonismo el texto literario en beneficio de la escenografía. Tienden a desdibujarse los personajes y la acción dramática, se emplea un lenguaje alegórico y abstracto. - Teatros independientes se consolidaron con una oferta comercial. Destacan el TEI (teatro experimental independiente). De los grupos con una trayectoria interesante destacan: Els Joglars, Los Goliardos, Tábano, Els Comediants, La Fura dels Baus. - Desde los años 90, el teatro ha recibido un importante apoyo institucional, con la creación, por ejemplo, del Centro Nacional de Nuevas Tendencias escénicas; los grupos independientes continúan realizando un teatro lúdico y abierto a la experimentación (La fura, Els Joglars...) Nuevos autores colaboran a este auge del teatro: José Luis Alonso de Santos, maestro de la comedia costumbrista que le sirve para la denuncia de los problemas más acuciantes del momento: La estanquera de Vallecas. Bajarse al moro... Fernando Fernán Gómez... 2