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Documento 2
El siguiente texto corresponde a la transcripción de los parlamentos del video:
“Cambio climático”
A bordo de este barco, el primer buque oceanográfico chileno, decenas de científicos
exploran nuestro mar, uno de los más desconocidos del mundo.
Se puede hablar, y se habla ya en el mundo entero, que en esta parte del Pacífico hay un
gran vacío, un gran hoyo negro de información.
Los investigadores buscan datos trascendentales para el más acusiante problema ecológico
“el efecto invernadero”. En las próximas décadas extensas tierras se convertirán en
desiertos, desaparecerán numerosas especies de animales, el nivel del mar subirá. Estos
son apenas algunos de los cambios que vivirá y está viviendo nuestro planeta debido al
aumento del dióxido de carbono en el aire.
Cada año la industria mundial expulsa 20.000.000.000 de toneladas de dióxido de carbono
¡cuatro toneladas por persona! Cada día en la selva amazónica desaparece el equivalente a
72 canchas de fútbol, por lo que hoy este pulmón vital para el planeta, recicla un 10% menos
de oxígeno, que a comienzos de siglo.
El aumento del CO2 se ha registrado en los hielos antárticos, en burbujas que han quedado
atrapadas y donde el hombre ha podido hacer un estudio de cómo ha aumentado este CO 2
históricamente.
En la estación de Vostoc de la Antártica un grupo internacional de científicos extrajo de sus
profundidades nieve congelada de épocas remotas, después derritieron el hielo liberando las
burbujas de aire atrapadas durante miles de años. De este modo conocieron la composición
de la atmósfera de tiempos antiguos.
Conclusión: en las épocas frías del planeta hay menos dióxido de carbono en el aire,
mientras que en las épocas cálidas, este gas aumenta. Con esto se corrobora el efecto
invernadero, si la atmósfera tiene demasiado CO2 y otros gases similares, la energía de los
rayos del sol no logra escapar hacia el espacio, recalentando nuestro planeta y provocando
numerosas transformaciones.
Para conocer y prevenir estos cambios, científicos de todo el mundo reúnen y analizan
información, la principal herramienta que utilizan son los modelos climáticos, complejas redes
que relacionan millones de datos de todo el planeta. Poderosos súper computadores
procesan esta información arrojando un claro resultado, en las zonas amarillas la
temperatura aumentará en uno a dos grados, en las rojas de cuatro a cinco grados.
Pero pese a los esfuerzos de los investigadores, aún hay grandes misterios sin resolver. Uno
de los más grandes es: ¿qué papel juega el océano en los cambios climáticos? El mar es
como una gran pradera formada por algas, bacterias y microorganismos que absorben la
mitad del carbono que el hombre arroja al aire jugando así un importante papel regulador,
pero no sabemos si el mar seguirá absorbiendo carbono a ese ritmo, o si comenzará en
algún momento a expulsarlo a la atmósfera.
Para responder a esta incógnita, decenas de barcos en el mundo estudian los mares. En
Chile esta tarea la realiza el buque oceanográfico Vidal Gormaz que comienza a echar luz
sobre las profundidades de nuestro desconocido mar.
Los estudios oceánicos son difíciles de abordar, si nos caemos al mar con los vientos, con
los tiempos que hemos tenido que enfrentar y que vamos a estar siempre enfrentando, es la
muerte prácticamente segura.
Sin importar el mal tiempo, los investigadores chilenos trabajan día y noche para aprovechar
al máximo el nuevo barco de la armada chilena; sin embargo el problema del efecto
invernadero es cada vez más grave. Durante este ciclo, la superficie de nuestro planeta
aumentó su temperatura en medio grado y se espera que siga subiendo. Nuestro país
también se recalentará.
Se debiera producir un incremento que, en el Norte debiera alcanzar entre uno y dos grados,
indudablemente el extremo austral del país podría llegar hasta un máximo de cuatro grados.
Unos cuantos grados que cambiarán drásticamente nuestro paisaje, dentro de cuarenta años
en el norte grande, las ocasionales lluvias del altiplano, que alimentan de agua a ciudades
como Arica o Antofagasta, disminuirán a cerca de la mitad.
Se podría producir un desplazamiento del desierto hacia el sur, el cual podría llegar a
moverse unos 100 o 200 kilómetros, de esta manera podría aparecer probablemente hasta
las puertas de Santiago una zona con gran déficit de agua, si es que se cumplen las
predicciones que los modelos de cambio climático disponibles actualmente establecen.
Si no hacemos nada por detenerlo, el desierto se comerá un millón de hectáreas o incluso
más, la desertificación afectará principalmente a las comunidades agrícolas del norte chico,
que por la disminución de las lluvias no tendrán el forraje suficiente para alimentar a sus
animales. A largo plazo la gran agricultura también sufrirá las consecuencias. De Concepción
al sur los pronósticos son más erráticos, aunque sí se sabe que aumentarán las lluvias. En la
zona austral el aumento de la temperatura derretirá los glaciares de Aysén y Magallanes.
Esto significa un retroceso en las líneas de nieve y significa también un derretimiento más
acelerado de las mismas, lo cual evidentemente debiera tener algún significado en el alza del
nivel del mar, otro de los temas característicos del cambio climático.
Se calcula que el nivel del mar subirá en alrededor de medio metro, si bien en Chile se
inundarán algunas zonas costeras especialmente aquellas más planas como las
desembocaduras de los ríos, la situación no es tan dramática como en otros lugares del
globo.
En el Pacífico, el futuro es incierto para esos atolones que apenas se asoman al cielo. En el
océano Indico la situación es similar para las Islas Maldivas, que tiene una altura máxima de
1.40 metros. En Asia los pronósticos tampoco son buenos para Bangladesh.
Una válvula de seguridad efectiva es invertir mucho más en investigación básica y aplicada,
para tener los elementos necesarios para prever los posibles cambios. No es trivial hoy día
invertir en ciencia y tecnología.
Y en el mundo se está invirtiendo, así los científicos ven con esperanza el caso de Venecia.
Esta ciudad, construida sobre una laguna que se comunica con el Mar Adriático, hoy se
prepara para la subida del nivel del mar. El sistema que salvará a Venecia consiste en un
conjunto de compuertas que permanecen acostadas en el fondo del agua, cuando hay
fuertes mareas se suben y cierran la laguna. En el año 2000 las compuertas formarán un
murallón de 1.600 metros de largo.
Además de la subida del nivel del mar, otro cambio que afectará a nuestro planeta es la
desaparición de importantes especies. En Chile ni siquiera los parques nacionales podrán
proteger a nuestra fauna autóctona.
Cuando cambia naturalmente el hábitat, estos refugios van ha cambiar, las especies van a
tender a moverse, siguiendo el cambio climático, como han hecho las migraciones siempre.
El problema radica en que van a salir de este refugio a donde su sobrevivencia no es viable.
Basta pensar ¿qué le pasa a un zorro en un campo de cultivo? Es cazado, ¿qué le pasa a un
huemul, pastando en una pradera junto con vacas?
Los cambios en todo el planeta, y en nuestro país, ya vienen; pero el conocimiento que
tenemos de ellos aún es escaso. ¿Cómo prepararnos frente a esos cambios? ¿Qué hacer
para prever algunos cambios?, para ello se requiere información y hoy día la información
disponible es relativamente baja.
Sin embargo hay intentos por comprender los ecosistemas, el buque oceanográfico Vidal
Gormaz reúne información para intentar comprender qué pasará con la enorme cantidad de
carbono que contiene el mar.
Científicos y estudiantes toman muestras de agua a grandes profundidades, gracias a un
instrumento que desciende a más de 3.000 metros bajo el mar y que calcula
automáticamente la temperatura y salinidad del agua. Después los investigadores analizan
minuciosamente las muestras para saber su contenido en oxígeno, plancton y bacterias.
De tal manera que es un estudio completo, ecosistémico, y que requiere abordar todos estos
componentes, como si fuera un solo gran rompecabezas, si nos olvidamos de uno, no vamos
a poder entender el cuadro completo.
Por ahora el puzzle está incompleto, el Vidal Gormaz y otros barcos oceanográficos en el
mundo, seguirán navegando para saber qué pasará con las millones de toneladas de
carbono que contiene el mar.
En tierra las investigaciones tampoco se detienen en esta carrera por comprender a nuestro
deteriorado planeta. Así, a corto plazo quizás sepamos qué cultivos serán más rentables de
explotar en un clima diferente, cómo debemos detener al desierto, qué infraestructura habrá
que construir para evitar inundaciones. Hay mucha tarea por delante.
El clima es una situación extraordinariamente cambiante, en la historia del planeta y en la
historia de la civilización y aquellas que han sobrevivido son las que han sido capaces de
adaptarse al cambio, entonces, en consecuencia, no es más que una aventura nueva que la
humanidad tiene que enfrentar, dotada del conocimiento y de las posibilidades que tenga.
La Tierra cuenta con más de 4.500 millones de años, pero en un solo siglo hemos
conseguido dañarla gravemente.
Un día no muy remoto, el Sol moribundo se hinchará, y sus llamas tocarán la Tierra, antes de
extinguirse para siempre, mientras tanto, solo depende de nosotros que ese día llegue
efectivamente dentro de 5.000 millones de años y no antes.