Download CONCEPTO DE HISTORIA EN EL MARCO DE LAS CATEGORÍAS
Document related concepts
Transcript
CONCEPTO DE HISTORIA EN EL MARCO DE LAS CATEGORÍAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES. Por Carlos Rojas Galarza En el mundo de hoy, siglo XXI, los graves problemas económicos, sociales, políticos, ecológicos, morales y culturales, no sólo no se han resuelto sino se han agravado. Y se pretende justificar esta situación como el resultado de una nueva cruzada religiosa contemporánea. La lucha entre el mal (terrorismo) diseminado en el mundo a partir de los tres ejes del mal, refiriéndose al Oriente (Irak, Irán y Corea del Norte) y el bien (progreso y orden) a cargo de EE.UU. como el guardián del mundo. “Cuatro de cada diez estaunidenses creen que para conocer la historia del origen del hombre no es necesario irse por muchos rodeos: paleontología, antropología o la genética evolutiva; basta irse directo a la Biblia: el Génesis, que allí está todo” 1. Entonces cabe preguntarse ¿Cómo explicar el mundo hoy? La explicación de los procesos tanto naturales como sociales tiene su fuente en la ciencia. Sin embargo, el capitalismo neoliberal con su filosofía pragmática procura manipular el desarrollo de la ciencia justamente en aras de darle una excusa religiosa a los problemas causados por su control del dominio mundial. Recordemos que los últimos acontecimientos de estos cinco años han puesto en evidencia que la teoría biologista de Fukuyama del “fin de la historia” no era más que un vano esfuerzo anticientífico de querer explicar y validar la vieja ideología liberal con el velo de la “lógica de la ciencia natural moderna (que) parece dictar una evolución universal en dirección al capitalismo” 2. Frente al fracaso de la tesis cientificista fukuyamista y la agudización de las contradicciones sociales en el mundo, los voceros neoliberales se refugian ahora en el oscurantismo religioso de la lucha entre el bien y el mal. Y lo más delicado es que esta tendencia está llegando a las escuelas norteamericanas donde está cobrando fuerza la enseñanza de la historia sobre bases bíblicas, como por ejemplo, la aparición y evolución del hombre, desechándose las explicaciones de la teoría de Darwin y toda explicación científica de la evolución social. Veamos lo que dice la revista española CAPITAL “La cruzada contra Darwin va viento en popa. Amparadas por unos supuestos Profesor Asociado de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta 1 Alejandro Lira, Artículo DETRÁS DE LA MANO DE DIOS, diario LA REPÚBLICA, 02 de octubre de 2005, Lima, Perú (Pág. 17). 2 Francis Fukuyama, EL FIN DE LA HISTORIA Y EL ÚLTIMO HOMBRE”, Ed. Planeta, Madrid, 1994 (Pág. 15). argumentos científicos, las nuevas generaciones de creacionistas intentan dinamitar los cimientos de la Teoría de la Evolución para imponer lo que han bautizado como ciencia de la creación, que explica las adaptaciones y la diversidad de los organismos terrestres mediante una intervención de un Creador sabio. Principalmente en Estados Unidos y Australia, aunque también en Brasil, Italia, Turquía y otros países desarrollados, los antievolucionistas tratan de sembrar en la opinión pública dudas sobre la validez científica de la evolución, de hacer creer que la creación divina es una teoría alternativa a la planteada por Darwin y que, por consiguiente, debe ser explicada en las clases de ciencias e incluida en los libros de texto; y de pleitear en los tribunales para que el Gobierno imponga a los maestros de ciencias de las escuelas públicas la enseñanza de los nuevos postulados creacionistas.”3 El prestigioso escritor Tomás recientemente: “La democracia republicana de Eloy los Martínez Estados ha Unidos escrito está convirtiéndose poco a poco en una democracia teocrática. O, por lo menos, está convirtiéndose en tejido de ideas que permite a la religión infiltrarse dentro del cuerpo del Estado, pese a la separación que establecen las leyes. A diferencia de las grandes revoluciones, la revolución religiosa del presidente George Bush –no menos grande, no menos difícil de revertir- no es sangrienta ni tan siquiera popular. Sólo es fundamentalista, en el sentido de que lo bueno para él es lo mejor para todos los demás. Desde los comienzos de la década de los ’90 se ha ido formando un frente de evangélicos y católicos que asesoran al presidente. Uno de ellos, el padre Richard John Neuhaus, pastor luterano hasta 1998 y sacerdote católico desde 1991, es una figura tan cercana al propio Bush que, según la revista semanal Time, “Nadie lo ayuda tanto a articular sus ideas religiosas”. La preocupación central de Neuhaus – quien dirige el semanario ultraconservador First Things (Primeras Cosas)- es cómo enderezar una nación de apóstatas, cuya cultura ha sido corrompida durante más de un siglo. La respuesta es simple: hay que gobernarla moralmente aun a contracorriente de sus propios designios. La ciencia debe basarse en la fe y no a la inversa: ésa es la bandera de la nueva revolución” 4.El asunto no es simple entonces. La ciencia tiene frente a sí, una ardua lucha. En primer lugar, tiene que desembarazarse de la manipulación política de los grandes intereses de las transnacionales y su poder político; y en segundo lugar, la batalla tiene que darse en la escuela de enseñanza básica. Y esta es nuestra preocupación. Revista CAPITAL, POLÉMICA CIENTÍFICA SOBRE EL ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL HOMBRE, diciembre de 2004, España (www.muyinteresante.es/canales/muy_act/anterior/diciembre04) 4 Tomás Eloy Martínez, artículo LA CREACIÓN SEGÚN BUSH en el diario “La República” del 16 de octubre de 2005, Lima , Perú. 3 2 La historia es una ciencia social que estudia la evolución dialéctica de las sociedades. Entendiendo por sociedad al conjunto organizado de personas que se relacionan de manera multiactiva sobre la base de determinadas relaciones económicas; y que se diferencian por la situación en que se encuentran en la estructura económica-social, en tiempos y espacios definidos y reconocidos por componentes jurídicos y políticos. El objeto de su estudio es el pasado humano (que puede ser lejano o cercano). La sociedad es parte de la naturaleza planetaria y a su vez ésta es parte de la naturaleza universal. Y la ciencia ha demostrado que la realidad universal existe materialmente; materia que en su desarrollo adquiere diversas e infinitas formas. Y ha demostrado asimismo que este mundo material se desarrolla –evoluciona- por el impulso de un conjunto de leyes generales y particulares inherentes al carácter material de la naturaleza y por lo tanto de toda sociedad. Detengámonos un momento en el objeto de estudio de la ciencia de la historia. Marc Bloch dijo en cierto momento señaló: “Se ha dicho alguna vez: la Historia es la ciencia del pasado”. Me parece una forma impropia de hablar. Porque en primer lugar, es absurda la idea de que el pasado, considerado como tal, pueda ser objeto de la ciencia. Porque ¿cómo puede ser objeto de un conocimiento racional, sin una delimitación previa, una serie de fenómenos que no tiene otro carácter común que el no ser nuestros contemporáneos? ¿Cabe imaginar en forma semejante una ciencia total del Universo en su estado actual?”5. Sin duda, referirse simplemente al pasado, no se está diciendo nada y todo, por tanto es un absurdo; pero cuando se dice que el objeto de estudio histórico es el pasado humano, ya se está delimitando lo que reclamaba Bloch. Los sujetos del pasado humano son los hombres en el devenir del tiempo. Hace algún tiempo, en setiembre de 2005, en Ecuador se realizó el VII Congreso Iberoamericano de Historia de la Educación en cuyo acto inaugural el prestigioso historiador español, fundador de la Red Virtual Internacional Historia a Debate (HaD), Carlos Barros, dijo que uno de los principales aportes de Bloch en la conceptualización de la historia fue haber señalado la historia como la ciencia de los hombres en el tiempo. A lo que Barros agregó que HaD( Historia a Debate) consideraba que había la necesidad de actualizar tal concepto, precisando lo siguiente: 5 Marc Bloch, INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA, Ed. Fondo de Cultura Económica, ¡2 ava. Edición, 1984, México, Pág. 12. 3 “la historia es la ciencia de los hombres y las mujeres en el tiempo y en el medio ambiente.6. Las reflexiones arriba indicadas merecen algunos comentarios nuestros para luego definir la historia como ciencia. La ciencia como sistema de conocimientos, refleja (expresa, manifiesta y/o explica) un conjunto de aspectos esenciales y fenoménicos de una determinada realidad estudiada e investigada. La veracidad y por tanto la validez de tales conocimientos se verifica en la práctica social. Una de las características de la ciencia es la relación dialéctica entre lo general y particular; entre lo concreto y abstracto. No puede haber ciencia que sólo exprese abstracciones de la nada, no es así. La abstracción es la generalización de lo concreto en su esencialidad; es a partir de los hechos concretos que tienen características esenciales semejantes y que presentan regularidades (leyes). Cuando nos referimos al hombre, éste no puede ser un concepto abstracto sin origen concreto. Si no es así, ¿ a qué hombre nos referimos, al de la antigüedad?, al moderno?. Entonces, el concepto moderno de que la historia puede ser la ciencia de los hombres y mujeres en el tiempo y en el medio ecológico, me parece un concepto abstracto y confuso. No precisa el objeto de estudio, de investigación y no hace distinción entre las diversas ciencias sociales Este concepto podría también pertenecer a la antropología, la geografía, la etnología, etc. ¿Cuál sería entonces el concepto de la ciencia de la historia? En primer lugar, no olvidemos que el objeto del estudio es el pasado humano. Pero, la historia como ciencia, ¿va a estudiar todo el pasado humano? Si consideramos que la razón de ser de la historia es la comprensión del presente para construir un futuro cualitativamente superior, tendremos que buscar aquellos hitos históricos ligados a situaciones problemáticas del presente, justamente para darle solución y se edifique situaciones nuevas en el futuro donde ya no aparezcan más esos problemas del pasado. Es interesante la siguiente cita de Luis Villoro: “Al historiador le interesa, como a cualquier científico, conocer un sector de la realidad; la historia tendría como objetivo el esclarecimiento racional de ese sector…Un acercamiento podría ser: la historia responde al interés en conocer nuestra situación presente. Porque, aunque no se lo proponga, la historia cumple una función: la de comprender el presente. Desde las épocas en que el hombre empezó a vivir 6 en comunidad y a utilizar un Carlos Barros, Conferencia inaugural del VII COGRESO IBEROAMERICANO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN, tema: POR UN NUEVO CONCEPTO DE LA HISTOTRIA COMO CIENCIA, de fecha 13 de setiembre de 2005, Quito. www.h-debate@CESGA.ES . 4 lenguaje, tuvo que crear interpretaciones conceptuales que pudieran explicarles su situación en el mundo en un momento dado. En los pueblos primitivos el pensamiento mítico tiene a menudo un sentido genético. Muchos mitos son etiológicos: intentan trazar el origen de una comunidad, con el objeto de explicar por qué se encuentra en determinado lugar y en tales y cuales circunstancias. Algunos pueblos invocan leyendas para dar razón de la presencia de la tribu en un paraje y de su veneración por algún lugar sagrado, por ejemplo: los primeros ancestros surgieron del fondo de la tierra por una cueva situada en el centro del territorio de la tribu. Otros pueblos atribuyen su origen a un antepasado divino, más o menos semejante al hombre, cuyas actividades, fundadoras de costumbres o instituciones, narran aspectos, el de remitir a la génesis de una colectividad humana: hay clanes que nacieron de un determinado animal, otros, de otro; esto explica la peculiaridad de sus caracteres y hábitos. El origen de diferentes instituciones, regulaciones y creencias suele también señalarse en acontecimientos que sucedieron en un tiempo remoto. Así, hay mitos para explicar las relaciones de parentesco, que las refieren a un momento en que se establecieron, leyendas que justifican el poder de ciertas personas por algunas hazañas de sus antecesores semihumanos, mitos que dan razón, por sucesos del pasado remoto, de una emigración, de la erección de un poblado, de la preferencia por una especie de caza, de un hábito alimenticio. Parecería que de no remitirnos a un pasado con el cual conectar nuestro presente, éste resultara incomprensible, gratuito, sin sentido. Remitirnos a un pasado dota al presente de una razón de existir, explica el presente. Esta función que cumplía el mito en las sociedades primitivas la cumple la historia en las sociedades desarrolladas”.7 En definitiva entonces, qué es la historia? La historia es la ciencia social que estudia los acontecimientos más importantes y trascendentales de la humanidad y/o pueblos en el pasado, realizados en contextos diversos y sucesivos cuyo desarrollo económico ha servido de base a las múltiples manifestaciones materiales y espirituales de los hombres; y, que ha evolucionado por el dinamismo de las contradicciones socio-económicas y político-culturales desde que surgieron las condiciones de su aparición (del hombre) hasta nuestros días. La historia es ciencia porque: 7 Luis Villoro y otros. , HISTORIA ¿PARA QUÉ? Ed. Siglo XXI, México, 1982, Pág. 35-37. 5 - Tiene un objeto de estudio (el desarrollo de la sociedad en el tiempo regulado por leyes estudiadas por la ciencia del materialismo histórico); Tiene un cuerpo filosófico-teórico doctrinario; metodología y técnicas de investigación. - Porque el análisis histórico nos configura un diagnóstico de la realidad social presente que permite proyectar objetivamente un nuevo tipo de sociedad, surgido de las entrañas mismas de la realidad diagnosticada. Es decir, la historia como ciencia tiene carácter predictivo. - Integra todas las expresiones sociales de la humanidad. - La práctica social–histórica de la humanidad se debe a la permanente lucha por la producción, los beneficios de ésta y la experimentación e investigación científicas. - Las experiencias sociales e históricas de la humanidad son la fuente inagotable en la búsqueda de alternativas a los problemas de hoy y el futuro. - El conocimiento científico del pasado, genera el compromiso con el presente y un futuro cualitativamente superior. - El desarrollo de la humanidad como un proceso total y cualitativo. - Proceso social regido por leyes generales y particulares. - Los resortes del dinamismo social son las relaciones económicas productivas caracterizadoras de la organización social. - Las dimensiones ideopolíticas y axiológicas y los subsistemas institucionales tienen cierta autonomía en su desarrollo. - Lo ideológico, jurídico e institucional, en determinadas circunstancias, precipitan los cambios sociales o los evitan. - El desarrollo histórico es cualitativo y transformativo. - Las colectividades y las individualidades, desde su ubicación socio económica protagonizan la histórica en función de intereses e ideales. 6 - La direccionalidad de la historia es progresiva, previsible y posible por la acción consciente de sus protagonistas e instituciones. Ley del desarrollo en espiral y combinado. Es necesario referirnos también al concepto de historiografía, porque frecuentemente se tiende ha utilizarla como sinónimo de historia (entendida ésta por cierto como ciencia). Creo que hay diferencias sustanciales entre los conceptos de historia e historiografía. La ciencia de la historia se aboca al análisis, raciocinio e interpretación de aquellos hechos que trascienden hasta el presente, basándose en las leyes socio-históricas en las formaciones sociales a las que corresponden; la historiografía, en cambio, se relaciona con datos descriptivos más o menos objetivamente narrados de cualquier acontecimiento o hecho social-histórico, referidos a personajes, acontecimientos trascendentales (Revolución Francesa), o hechos cotidianos (costumbres y formas de vestimenta en la vida medieval), etc. El hecho de que sean datos no implica necesariamente que tengan un carácter predominantemente objetivo, porque todo historiador por más que afirme que su trabajo informativo de la historia goza de objetividad indiscutible, siempre dejará traslucir su concepción o ideología sellada por una determinada corriente o tendencia histórica. No hay nada absolutamente objetivo en las ciencias sociales, particularmente en el conocimiento de la historia, porque el investigador - o simplemente el observadores un ser humano-social quien con toda su carga de subjetividad de clase conocerá y analizará los hechos partiendo desde su concepción (empírica o científica del mundo).Sin embargo, quienes hacen ciencia, y por tanto, buscan la verdad, se esforzarán por acercarse lo más objetivamente posible a la realidad histórica. Por tanto, todo conocimiento histórico es relativo. Ahora bien, la relatividad del conocimiento histórico no puede ser motivo para afirmar la imposibilidad del conocimiento objetivo del desarrollo social, inclusive reciente. Este asunto de la relatividad del conocimiento científico está vinculado al problema de las leyes que rigen el movimiento y la rigurosidad con que las estudia el investigador cuya subjetividad está bañada por determinada ideología (conciente o no) y desde una ubicación social a la cual pertenece (no sólo clase en sí, sino clase para sí en términos marxistas). 7 Por supuesto que hay quienes niegan la existencia de leyes sociales (o hacen análisis trasladando mecánicamente las leyes naturales al campo social, caso Fukuyama) concluyendo en que no hay objetividad histórica porque la subjetividad del hombre la hace imposible. La clave de la epistemología histórica reside en la relación y aceptación de la existencia de leyes sociales-conciencia de clase-práctica social y sobretodo qué ideal de futuro construir, (desde mi punto de vista: tomando en cuenta la humanización del hombre y del mundo, como decía Marx, pasar del reino de la necesidad al reino de la libertad). ¿Asumimos el conocimiento histórico en función de los intereses elitistas del mundo con su secuela de guerras genocidas, hambre, miseria, desocupación, etc., o en función de los grandes intereses de la colectividad mundial justamente para la eliminación del capitalismo neoliberal, causa de todos los males de la historia reciente (historia contemporánea)?.La respuesta de cada quien a esta pregunta fundamental determinará cómo conoce y escribe la historia y la objetividadsubjetividad dialécticamente entendida determinará la coherencia de nuestra investigaciones históricas. Al respecto, leamos las opiniones del historiador Carlos Ríos Garza esta interesante cita aunque sea un poco extensa: “Historia. No hay precisión acerca de lo que podemos llamar historia dado que los límites que originalmente se marcaron para el estudio del pasado del hombre son cada vez menos de observancia general, por lo que conviene revisar su vigencia. La delimitación en dos etapas: historia y prehistoria, definidas a partir de la invención de la escritura condujo a destinar para su estudio a dos disciplinas: la antropología y la historia respectivamente, cada una con objetivos y métodos distintos. Sin embargo, la palabra historia en su sentido cotidiano se usa como sinónimo del pasado, por ello podemos referirnos a la historia o a la historiografía de los pueblos primitivos, aún cuando en sentido estricto no son narraciones históricas, pues éstas, se entiende, deben basarse en el estudio y valoración del material escrito. Esta connotación de la palabra nos parece que ha dado pie para que algunos historiadores se forjen una idea 8 errónea de sus finalidades, de sus capacidades y conocimientos, creyendo que pueden estudiar cualquier etapa y cualquier cosa. Es evidente que cada una de las ramas del saber destinadas al estudio de las dos etapas: la historia para los pueblos alfabetas y la antropología para los prealfabetas; tienen sus propios medios de investigación y sus propias fuentes de información: la escritura para los historiadores, y los objetos producidos por el hombre, los testimonios en sentido general, para los antropólogos. Sin embargo vemos que cada vez con mayor frecuencia los historiadores recurren a testimonios no escritos, como el Arte, la arquitectura o la artesanía para dar sus explicaciones. En aras de una explicación mas completa, y siguiendo la posición ideológica de los historiadores que afirman que el cometido del historiador es explicar lo mejor posible el pasado, la actitud parece lógica, y la inclusión de la antropología dentro de la historia con su cuerpo de ideas y sus métodos de investigación es buena opción, aún considerada como una de las "ciencias auxiliares" del historiador, como llama Luis González y González a la arqueología, numismática, sigilografía, diplomática, cronología, geografía, onomástica "...y no se cuantas mas". Sin embargo, al borrarse las diferencias o al incluir una dentro de la otra, surgen algunos problemas que no son simplemente sutilezas relativas a los límites entre ellas y, en consecuencia a la delimitación de campos profesionales, sino que nos parecen de suma importancia aclarar porque pueden impactar de manera negativa en su desarrollo. El historiador, al rebasar los límites de su preparación académica por tratar de interpretar un testimonio no escrito, puede cometer no pocos errores por falta de conocimientos específicos. Si bien todos los objetos producidos por el hombre son capaces de hablarnos y de decirnos un sinnúmero de cosas respecto al hombre y a la sociedad en la que vivió, también es cierto que para comprenderlo debe entenderse su lenguaje, en otras palabras, debe conocer la materia de que se trate para abordarla correctamente. Y entenderla, significa conocer su esencia. Dice Gaos en su Historia de nuestra idea del mundo: "Pero la expresión de las ideas no sería exclusivamente verbal. Habría también una expresión no verbal de las ideas, expresión útil o bella, y ésta, plástica u óptica, o musical o acústica; en los artefactos, en la obra de arquitectura, escultura y pintura, y hasta en la música, se reconocen corrientemente expresiones de ideas.... Y toda esta pluralidad de expresiones hay que tener en cuenta precisamente en la historiografía...". 9 Surge por ello una pregunta: ¿El historiador, con la preparación normal que recibe en la escuela puede escribir la historia de cualquier cosa, sean relojes, pintura o arquitectura; o de sectores de la cultura como la economía, la política, el arte, la ciencia o la tecnología; o las ideas y los sentimientos? ¿El historiador puede escribir la historia de todo y de cualquier cosa? Nos parece como primera aproximación que no es posible porque no es un conocedor especializado en cada materia. Probablemente sin ser un experto pueda "leer" en la arquitectura de la época una orientación social, pero lo que nos parece que no puede hacer es estudiar exclusivamente la arquitectura sin ser un experto en ese campo; en otras palabras, quizá sepa indagar, buscar sus fuentes y relatarlo pero nos parece que ni de todo ni de cualquier cosa. Para ello requiere una preparación especial. Historiografía. Y aquí surge otra polémica clásica: ¿El historiador solamente rescata y describe los materiales para que otros especialistas los expliquen, o él mismo debe dar la explicación histórica? ¿El historiador describe la realidad o la interpreta? El historiador sabe buscar los materiales tangibles para su posterior análisis; los selecciona y valora; puede mostrarnos la sucesión de acontecimientos, ubicarlos en el tiempo, identificar a los participantes, describir las situaciones y relacionarlas con otros acontecimientos culturales; puede determinarlos como un proceso cultural y justificarlos como parte indispensable de esa cultura. Esto sí puede hacerlo; en lo que se duda es si puede explicar y valorar la calidad del objeto o fenómeno estudiado. Si el trabajo del historiador fuese fechar, ubicar y describir exteriormente el objeto de estudio, entonces puede historiar casi todo; pero si su trabajo consiste además en explicarlo o interpretarlo, entonces solo podrá escribir la historiografía de algunas cosas o fenómenos, y sólo si se compenetra en esa materia y posee conocimientos profundos de los fundamentos del asunto que pretenda historiar, sea economía, arquitectura, política, literatura, etc.. Por eso vemos que la historiografía de las ciencias, y de cada una de ellas en particular, las escriben miembros de la propia rama aunque con resultados no siempre satisfactorios porque a éstos, igualmente, les falta la preparación o los conocimientos de la ciencia y del oficio del historiador. Según esto, escribir la historia es un problema interdisciplinario por naturaleza que requiere el dominio de dos ramas del saber al mismo tiempo; porque intentar explicar algo de lo cual se desconocen los medios y la dificultad para fabricarlo, sus motivaciones, objetivos, finalidades, y en 10 general su naturaleza, es empresa vana, pues solamente se podrá hablar de lo aparente o superficial, eludiendo lo esencial por desconocerlo o por enfocarlo desde el punto de vista de otra rama de estudio. Ciencia de la historia. Debemos reconocer que una buena cantidad de historiadores no conoce o no acepta la existencia de una entidad llamada Ciencia de la Historia, cuyo cometido es la reflexión acerca de los fundamentos de la disciplina, aunque reconocen, siguiendo la propuesta de Gaos, que existe una disciplina que reúne la teoría con la narración a la que llaman Historiografía. Según parece, el problema de fondo respecto a la discusión en torno a la naturaleza de la disciplina es la confusión entre ciencia y "filosofía"; entendida ésta como una especulación metafísica que propone una finalidad, un destino o un plan general para la historia mediante el cual se pretende explicar el proceso histórico unitariamente, pues una vez captado permite la comprensión de todo lo individual. La "filosofía de la historia", así entendida, ha buscado desde siempre -y aún lo hace- el secreto del proceso histórico o la fórmula para comprender la historia sin tener que realizar la trabajosa labor de analizar los hechos concretos, es decir, sin partir de lo real. Esta posición, al alejarse del pensamiento científico que parte del estudio del objeto, rechaza la consideración de la historiografía como labor que requiere apoyo en la ciencia.”8 La historia como proceso es la realidad que ha sucedido, que se ha dado a través de mutuas relaciones humano-sociales en el tiempo y en el espacio, de manera continua dándose lo cotidiano con lo trascendente; son los hechos protagonizados por la totalidad de los seres humanos cualesquiera que sea, generados por intereses individuales y/o colectivos; constituyen la historia como proceso, absolutamente todas las acciones humanas aún cuando no hayan sido ni descritas, ni analizadas. La historiografía, en cambio es ya una disciplina encargada de registrar los hechos, los datos que pueden reunirse para relatar, narrar, describir parte de la historia que se realizó. Toda historiografía aún cuando se trate de narraciones, inventarios, enumeración o reseñas puramente descriptivas, encierran necesariamente elementos de variabilidad ideológica de Carlos Ríos Garza, HISTORIA http://wwwh-debate.com 8 E HISTORIOGRAFÍA, 2002, en sección DEBATES, 11 quien las escribe. La historia como ciencia es ya superior al de historiografía. El desarrollo social: “Como realidad objetiva, también está sujeta a leyes generales, propias del movimiento material, que lógicamente particularidades inherentes a la vida social adquiere determinadas humana. La ciencia que va a estudiar las leyes más generales del movimiento social es el materialismo histórico. Genial creación de Marx y Engels, como producto de sus trabajos científicos y revolucionarios en el seno de la sociedad capitalista. Pero el materialismo histórico no puede ser confundido con la historia como ciencia o con otra ciencia social. No. El materialismo histórico es la ciencia de la sociedad en general. Sociedad, como interpelación de los hombres en el proceso de producción de los bienes materiales, principalmente. Sociedad, como un todo vivo pero que tiene sus expresiones particulares con sus propias tendencias y manifestaciones que la distinguen de lo fenoménico, pero que esencialmente hay una vinculación por efecto de las leyes generales del movimiento material… La ciencia que va a estudiar las leyes más generales del movimiento social es el materialismo histórico. Genial creación de Marx y Engels como producto de sus trabajos científicos revolucionarios en el seno de la sociedad capitalista. Pero el materialismo histórico no puede ser confundido con la historia como ciencia o con alguna otra ciencia o con alguna otra ciencia social. No. El materialismo histórico es la ciencia de la sociedad en general. Sociedad, como interrelación hombres en el principalmente. proceso Sociedad, de producción como un todo de vivo, los bienes pero que de los materiales, tiene sus expresiones particulares con sus propias tendencias y manifestaciones que la distinguen de lo fenoménico, pero esencialmente hay una vinculación por efecto de las leyes generales del movimiento material... Entendamos por desarrollo económico-social la evolución de todas las realizaciones sociales y /o acontecimientos históricos sobre la base de la determinación “en última instancia” de las relaciones económicas. La historia estudia, pues, las manifestaciones concretas; el materialismo histórico, analiza los fenómenos sociales generales. La historia es la expresión concreta del materialismo histórico; y éste es la abstracción de todos los fenómenos social-históricos. He ahí la metodología dialéctica de entender ambos conceptos. Lo expuesto líneas arriba, nos permite de manera inequívoca señalar que la interpretación científica de la historia, implica el análisis de las relaciones sociales de producción y su reflejo dialéctico en la superestructura; a su 12 vez, sólo se podrá entender a cabalidad las relaciones de producción, si se comprende las relaciones superestructurales: determinadas circunstancias no olvidemos que en las situaciones de la superestructura deciden los cambios sociales y por ende su base económica. Estamos diciendo que deciden, no que determinan, pues, si la superestructura, por ejemplo, la política, precipita el cambio económico, es porque en última instancia las relaciones de producción han determinado esa situación de cambio y transformación.”9 Carlos Rojas G., 1989, LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA y otras reflexiones acerca de educación y política, Ed. Alba, Lima, pág. 12-14. 9 13