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Fundamentalismo de Mercado Por Alejandro Cid – Profesor de Economía, Universidad de Montevideo – 26 de noviembre de 2008 – El Observador (newspaper). ¿Se estropeó la racionalidad de los agentes con esta crisis financiera? ¿Tendrá que cambiar la formación de los economistas? ¿Debería ser eliminada la teoría de las decisiones racionales? Una teoría del error En los últimos 20 años, se han impulsado en la Ciencia Económica ejercicios experimentales o de laboratorio y se han obtenido resultados sorprendentes: ¿por qué no valoramos igual dejar de ganar 100 dólares que perder 100 dólares que ya teníamos? ¿valoramos de la misma manera un ahorro de 10 dólares a la hora de comprar una TV o de comprar un libro? ¿Reaccionamos de la misma manera si nos bajan el sueldo que si nos aumentan el sueldo menos que la inflación? La economía y finanzas ortodoxas suponen una racionalidad libre de error –el futuro incierto es una mera distribución de probabilidades-, señalaba Hugh Schwartz1. Y, si hay errores y comportamientos irracionales, son al azar y no se pueden predecir. Schwartz y otros representantes de la Behavioural Economics abogan por estudiar si esos errores -desvíos del comportamiento racional – son sistemáticos, y para eso emplean recientes descubrimientos de la sicología en sus modelos económicos (¡por esto Kahneman y Vernon Smith recibieron el premio Nobel!). Obligados a decir Amén En mayo de 1992, Geoffrey Hodgson, Uskali Mäki y Donald McCloskey publican en la American Economic Review una solicitada firmada por más de 40 economistas (entre los que están Paul Samuelson, Herbert Simon, Franco Modigliani y Jan Tinbergen): “A nosotros, los abajo firmantes, nos preocupa la amenaza a la ciencia económica ejercida por el monopolio intelectual…Lo economistas abogan por la libre competencia pero no la practican en el campo de las ideas. Consecuentemente reclamamos un nuevo espíritu de pluralismo en la economía, que de cabida a la conversación crítica y a la comunicación tolerante entre los diversos enfoques. Dicho pluralismo no socavaría los niveles de rigor; una economía que se obliga a hacer frente a todos los argumentos será una ciencia más, no menos, rigurosa. Creemos que este nuevo pluralismo debería reflejarse en el carácter del debate científico, en la gama de contribuciones para las revistas y en la formación y empleo de los economistas”. Pensar que tenemos “el” método para entender, predecir, explicar la realidad económica no parece un camino muy sabio. Un instrumentalista como Friedman podría decir que una teoría económica es acertada si resulta ser un buen instrumento para producir predicciones precisas y confiables, no importa si parte de supuestos reales. Un abogado de la economía axiomática como Menger diría que lo realmente importante no es la predicción sino que las conclusiones a las que llega tal teoría económica se deriven mediante una lógica matemática rigurosa a partir de axiomas. Un inductivista como Adam Smith haría un esfuerzo extraordinario para recoger datos históricos y así, a partir de datos particulares, utilizando la inducción, establecer Teorías generales. Un vitalista 1 Schwartz, Hugh. 2000. “Rationality gone Awry?” como Keynes reaccionaría contra los axiomáticos y las teorías del equilibrio general, afirmando que el sistema económico es esencialmente inestable por que depende, en última instancia, de las corazonadas de los empresarios. Y un Marx adulto diría “llevo la cosa tan adelantada que en cinco semanas terminaré con toda esta basura económica. Luego me dedicaré a elaborar en mi casa La Economía”2. Prudente; jueces y economistas Sheila Dow3, investigando la pluralidad metodología de la ciencia económica, se pregunta cómo educar a los futuros economistas. Así descubre que desarrollar la capacidad de juzgar criteriosamente es central en su educación: “¿qué método he de elegir a la hora de enfrentar tal dificultad?”, “¿qué conclusiones teóricas son aplicables a tal otro problema real?”, “¿cómo elegir entre los distintos consejos a la hora de implementar una política económica?”. Y se contribuye a juzgar con prudencia si se alienta a los alumnos a estar enterados de las diferentes metodologías que los economistas adoptan, si se les da a conocer la historia (de la economía, de las instituciones económicas, de las ideas económicas), si se los involucra en debates entre paradigmas (el lenguaje, la manera de acceder a la realidad y observarla,… que tienen las distintas comunidades científicas: los neoaustríacos, los monetaristas, y una gran etc.). Y como corolario: la necesidad de trabajar mejor, estudiar mucho y evitar perder tiempo intentando reinventar la rueda. “...Las ideas de los economistas y los filósofos políticos, tanto cuando son correctas como cuando son equivocadas, son más poderosas de lo que comúnmente se cree. Los hombres prácticos, que se creen exentos por completo de cualquier influencia intelectual, son generalmente esclavos de algún economista difunto”4. Karl Marx en carta a Engels el 2 de abril de 1851, citado por Ramón García de Haro, 1977, “Karl Marx: El Capital”. 3 Dow, Sheila C. 2002. “Economic Methodology: an Inquire”, Oxford University Press. 4 Keynes, John Maynard. 1936. “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”. 2