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Visualização do documento Michael Bluejay - Comer carne no es natural.doc (86 KB) Baixar Comer carne no es natural Por qué los humanos somos principalmente herbÃvoros  por Michael Bluejay Una buena ojeada a los hechos demuestra que los humanos estamos optimizados para comer exclusivamente alimentos vegetales y no carne. Consideremos:         AnatomÃa humana: somos muy similares a los otros herbÃvoros y drásticamente diferentes de los carnÃvoros.         Longevidad y salud: cuanta más carne comemos, más enfermos nos ponemos. La carne es veneno para nosotros. Es la razón principal por la cual sufrimos enfermedades del corazón, cáncer, diabetes, osteoporosis y todas las demás grandes enfermedades degenerativas. Si comer carne fuera natural, no destruirÃa nuestra salud.         Rendimiento fÃsico: la gente que no come carne tiene mucha más resistencia –tanto si hablamos de atletas profesionales como si no. Claramente somos capaces de comer carne. Pero esto no quiere decir que sea natural. Se puede vestir a un asno con un vestidito mono y enseñarle cómo hacer trucos de circo, pero que simplemente pueda no quiere decir que sea natural ni que lo tenga que hacer. Cuando digo que comer carne no es natural, simplemente quiero decir que nuestros cuerpos no están optimizados para que sea una parte normal de nuestras dietas, y sufrimos las consecuencias cuando hacemos que lo sea. El lector carnÃvoro ya tiene media docena de objeciones a todo esto antes de leer el resto del artÃculo, y trataré todas estas objeciones especÃficamente, pero primero dejadme tratarlas en general: uno de los rasgos de la naturaleza humana es querer sentir que lo que estamos haciendo es correcto, adecuado y lógico. Cuando nos encaramos con algo que sugiere que nuestras prácticas corrientes no son las mejores, nos resulta incómodo. Podemos considerar que nuestras opciones pueden no haber sido las mejores, hecho que resulta extremadamente perturbador, o podemos rechazar esta premisa sin considerarla verdaderamente, de manera que no nos tengamos que sentir mal sobre nuestras acciones. Este es el enfoque más cómodo. Y lo hacemos buscando cualquier argumento con el que podamos explicar que es una objeción equivocada, con tal de justificar nuestro comportamiento. Pensadlo durante un momento: nuestro sentimiento de que nuestras acciones corrientes son correctas no está basado en nuestros argumentos. Más bien, nuestras acciones vienen primero y después salimos con los argumentos para intentar justificar estas acciones. Si fuéramos verdaderamente lógicos, considerarÃamos las pruebas primero y después decidirÃamos la mejor manera de actuar. Pero a menudo lo hacemos al revés porque es demasiado difÃcil aceptar que quizá estamos equivocados. Esto es particularmente cierto cuando hablamos del vegetarianismo. Es bastante fácil de identificar por qué los argumentos antivegetarianos normalmente son pobres y extremos, comparados con otro tipo de discursos. Una persona que nunca sugerirÃa una cosa tan fantástica como que las plantas piensan y sienten dolor, de repente sacará un argumento como este cuando sienta que su costumbre de comer carne está siendo cuestionada. Es la naturaleza humana. Unos años antes, yo me encontraba en la misma posición en que probablemente vosotros estáis ahora. Mis hábitos fueron desafiados por un libro que me encontré titulado Hacerse vegetariano. Yo no querÃa considerarlo seriamente porque querÃa continuar comiendo carne. HabÃa crecido comiendo y me gustaba. Y habÃa otra razón: habÃa crecido en una pequeña comunidad granjera que criaba y mataba pollos. Aceptar la premisa del libro realmente querÃa decir que tenÃa que admitir que quizá no habÃa escogido la mejor opción. Por eso salà con varios argumentos pobres para justificar mi comportamiento. Pero en el fondo sabÃa que me estaba engañando y que estaba practicando una forma de cobardÃa intelectual. Cuando consideré los argumentos honestamente, paré de comer animales. De esto ya hace 20 años y ha sido sin duda la mejor decisión que he tomado nunca. Entonces os desafÃo: parad de imaginaros motivos por los cuales yo “tengo que estar†equivocado antes de molestaros a leer el resto de este artÃculo. Leedlo y consideradlo de verdad en vez de intentar encontrar formas de desaprobarlo sin pensar. Ciertamente, podéis continuar sin estar de acuerdo después de haber considerado las pruebas, pero no antes. La mayorÃa de lectores carnÃvoros seguramente sentirán la necesidad de intentar vencerme, al menos dentro de su mente; por lo tanto, consideremos lo que esto comporta: dar más pruebas y mejores para tu posición. No se gana la discusión aportando una sola idea, como parece que creen la mayorÃa de los lectores que me escriben. Las pruebas a favor de una dieta vegetal para los humanos son claras, convincentes y contundentes. Hay algunas pruebas para el otro bando, evidentemente, pero no son ni mucho menos tan convincentes. Lo que quiero decir es que, si hay 30 puntos fuertes a favor, y salÃs con uno o dos en contra, ¿cuál es la mejor posición? Lo menciono porque la gente que me escribe sobre este artÃculo parece que crea que quien da menos puntos ha presentado el caso más convincente. De alguna forma, parece que creen que todas las pruebas que presento se volatilizan cuando ellos dan su argumento solitario, como por ejemplo que los humanos tenemos dientes caninos. Por favor, no caigáis en esta trampa. De una forma gráfica, funciona asÃ: Pruebas de que los humanos somos herbÃvoros naturales Pruebas de que los humanos no somos herbÃvoros Muchos creen que utilizar la minorÃa de pruebas de la parte roja hace que su posición sea indiscutible. Pero no es asÃ. La única forma de hacer la posición indiscutible es hacer la parte más grande. Mucho más grande. Pero los humanos, ¿no hemos comido siempre carne? La gente enfadada que me escribe siempre insiste: “Pero los humanos siempre hemos comido carne!â€. No se me ocurre un mejor ejemplo de un caso en que la gente piensa que una cosa es cierta simplemente porque da por supuesto que lo es. Todos crecimos pensando que nuestros antepasados eran carnÃvoros, pero ¿de dónde hemos sacado esta idea? ¿Es cierto simplemente porque es parte de nuestra conciencia colectiva? Y lo más importante: ¿Qué dicen las pruebas al respecto? John A. McDougall, doctor en medicina, quizá el experto con más conocimiento sobre la relación entre dieta y enfermedades, asegura que nuestros antepasados primitivos, de hace como mÃnimo cuatro millones de años, seguÃan dietas casi exclusivamente vegetales. Muchos otros cientÃficos creen que los humanos primitivos eran mayormente vegetarianos. (Ved los artÃculos de Grande & Leckie y Derek Wall.) Esto es importante porque, mientras que los pueblos prehistóricos cazaban animales, este es un desarrollo relativamente reciente dentro del largo perÃodo de la existencia humana. Ciertamente, no es tiempo suficiente como para que nos hayamos adaptado mediante la evolución. Aquà hay una prueba: los maasai de Kenya, que todavÃa tienen una dieta alta en carne de caza, tienen la peor esperanza de vida del mundo. (Fuhrman) Hay otro hecho importante nunca reconocido por los defensores de la carne: los humanos actuamos por idea más que por instinto. Los otros animales están programados para saber qué es la comida. Nosotros no. Para nosotros, es un comportamiento aprendido. O, en otros casos, comportamiento supuesto. Podemos escoger qué queremos comer aunque sea contrario a la buena salud, tal como millones de personas están demostrando cada dÃa cuando comen en el McDonald's. Si nuestros antepasados comÃan carne, simplemente estaban siendo humanos y escogiendo más que actuando por instinto. Pensadlo: ¿Realmente creéis que los hombres de las cavernas eran verdaderos expertos en nutrición? Si es asÃ, ¿qué otras decisiones importantes sobre vuestra vida pondrÃais en manos de un hombre de las cavernas? Qué significa ser omnÃvoro No hay duda de que los humanos somos capaces de digerir carne. Pero el simple hecho de que podamos digerir animales no quiere decir que lo tengamos que hacer, o que sea bueno para nosotros. Podemos digerir cartón, pero esto no quiere decir que lo tengamos que hacer. Si las pruebas demuestran que nuestra anatomÃa favorece la digestión de comidas vegetales y tenemos más salud cuando ingerimos menos comidas animales, ¿qué hacemos con el hecho de que somos capaces de comer animales? Es sencillo: tenemos la habilidad de comer una amplia variedad de comidas como mecanismo de supervivencia. El hecho de que podamos comer casi de todo, incluyendo la carne, es muy práctico desde el punto de vista biológico. Pero que seamos capaces no quiere decir que estemos diseñados para hacerlo. La prueba de esto es que nuestra biologÃa es similar a la de los otros herbÃvoros, y, cuantos más alimentos animales incorporamos a nuestras dietas, más lo sufre nuestra salud. De hecho, es bastante engañoso afirmar que los humanos somos carnÃvoros por naturaleza teniendo en cuenta lo mal que nos va cuando lo somos. McDougall cuenta cómo la habilidad de digerir comidas animales no hirió nuestra supervivencia como raza, aunque nos lo hace pagar con la duración de nuestra vida: "Indudablemente, todas estas dietas [que contienen carne] fueron adecuadas para mantener el crecimiento y la vida en una época de reproducción exitosa. Para tener y criar descendencia, sólo es necesario que vivas de 20 a 30 años y, casualmente, la esperanza de vida media de esta gente era precisamente esta. Las pocas poblaciones de cazadores-recolectores que han sobrevivido hasta el siglo XXI están confinadas a las regiones más remotas de nuestro planeta, como el Ãrtico y las selvas de América del Sur y de Ãfrica, unos de los lugares más desafiantes para sobrevivir. Su esperanza de vida también se limita de 25 a 30 años y la mortalidad infantil es del 40% al 50%. Las sociedades de cazadores-recolectores afortunadamente sobrevivieron, pero, considerando su ardua lucha y la corta duración de su vida, yo no las situarÃa entre las sociedades más exitosas.†Finalmente, nuestra fisiologÃa es mucho más similar a la de los otros herbÃvoros que a la de los verdaderos omnÃvoros, como veremos a continuación. Considerando a los otros primates Nuestros parientes más cercanos son los primates. Ellos nos dan pistas sobre nuestra dieta ideal porque nuestra anatomÃa es muy similar a la suya. Muy pocos de ellos comen una cantidad significativa de animales; y los que lo hacen normalmente lo que comen son insectos y no vacas, cerdos o pollos. Jane Goodall, famosa por su extenso estudio sobre los simios mientras vivÃa con ellos, descubrió que era muy extraño que los primates que observaba comieran otros animales. Los crÃticos se aferran al hecho de que Goodall descubrió que los primates ocasionalmente comen carne. Pero aquà la palabra clave es ocasionalmente. Si comiéramos carne de forma tan infrecuente como los otros primates, tendrÃamos aparentemente no la una salud impresionó mucho que mejor. los A la primates misma comieran Goodall carne ocasionalmente: Jane Goodall es vegetariana. ¿Cómo es de insignificante el consumo de animales de los otros primates? Este artÃculo de Harvard sobre los hábitos alimentarios de los primates contiene un gráfico de barras de todas las cosas que comen los chimpancés y los monos (Figura 3), y la carne ni siquiera se encuentra. Lo que hacen es comer fruta, semillas, hojas, flores y medula. Hay una categorÃa llamada "Miscelánea", que para la mayorÃa de especies sube a menos del 5% de la dieta, y para los chimpancés y los monos de cola roja a menos del 1%. El Zoo de Honolulu da una figura ligeramente más alta, diciendo que el consumo no vegetal es el 5% de la dieta de un chimpancé, pero esto incluye su alimento no vegetal principal: las termitas. En cualquier caso, su dieta es de al menos un 95% vegetal. Este hecho saca a la luz otro punto: la gente que me grita histéricamente que los chimpancés son omnÃvoros, aparte de ignorar que el consumo de carne de los chimpancés es tan pequeño que es virtualmente inexistente, nunca reconocen que los alimentos no vegetales que comen estos animales no son lo mismo que comen los humanos. Los chimpancés no comen animales de ganado y pollos. Y los humanos no comemos termitas. La idea de que la dieta americana, cargada de carne, se puede justificar por el hecho de que los chimpancés puedan comer un 5% de alimentos no vegetales, que no incluye animales de ganado o pollos y se compone básicamente de termitas, es bastante estúpida. Utilicemos la figura del artÃculo de Harvard en referencia a los chimpancés y redondeémosla a un generoso 1%. Si fuera carne de buey –que no lo es¿cuánta carne de buey serÃa? Aproximadamente 1/3 de una onza, o 1/50 de una libra. Esto es aproximadamente 1/7 de una zanahoria media. SÃ, aquà tenéis el "omnivorismo" demoledor de los chimpancés. Considerad también que, aunque los primates coman carne escasamente, puede ser que también sea porque son inteligentes y, como los humanos, son capaces de escoger, de actuar fuera del instinto. Como otros autores lo han expresado, "Mientras que se sabe que los chimpancés matan, este comportamiento no es necesariamente dietético sino ritualista." Eugene Khutoryansky, que cree que comer carne es natural, advierte igualmente que las implicaciones de esto tendrÃan que darnos que pensar: Comer carne es ciertamente natural en el sentido de que hay otros animales que también lo hacen. De hecho, a veces lo hacen hasta nuestros parientes vivos más próximos, los chimpancés. Sin embargo, hay muchas otras cosas que también son naturales. Por ejemplo, los chimpancés machos a veces violan a las hembras de su tribu. Los chimpancés machos a veces hacen la guerra organizada contra otras tribus contra las cuales compiten por el territorio. Un chimpancé macho, en un momento de rabia, a veces coge a un bebé próximo y le aplasta el cráneo contra una roca. Y los chimpancés alguna vez comen carne, y alguna vez practican el canibalismo, aunque haya comida abundante de otras fuentes. Por lo tanto, comer carne ciertamente es absolutamente natural. Sin embargo, el hecho de que sea natural no implica que sea éticamente permisible. Si creyéramos que comer carne es éticamente permisible simplemente porque hay otros animales que también lo hacen, esto implicarÃa que no es incorrecto violar, practicar el canibalismo o el infanticidio, hechos que ocurren de manera rutinaria en el reino animal. Los humanos no tenemos el deseo de comernos animales enteros A los verdaderos carnÃvoros les entusiasma la idea de comerse los animales de presa enteros cuando los ven. A los humanos no. Nos interesa comer las partes del cuerpo sólo porque han sido separadas del animal original y procesadas, y porque hemos crecido comiéndolas, hecho que lo hace parecer perfectamente normal. Es sorprendente. Es sorprendente cuánta desconexión hemos sido capaces de aprender sobre la diferencia entre los animales y la comida. Tal como GoVeg lo explica:  Mientras que a los carnÃvoros les gusta matar animales y comer su carne cruda, cualquier humano que matara un animal con sus manos y se comiera su cuerpo crudo serÃa considerado un trastornado. A los animales carnÃvoros les excita el olor de sangre y la emoción de la caza. A la mayorÃa de los humanos, por otro lado, les repugna la visión de carne cruda y no pueden tolerar oÃr los gritos de los animales cuando los están destripando y matando. La sangrante realidad de comer animales es innatamente repulsiva para nosotros, más constatación de que no estamos hechos para comer carne. Pregúntate: Cuando ves animales muertos al lado de la carretera, ¿estás tentado de parar e ir a tomar un bocado? ¿Te hace salivar la visión de un pájaro muerto? ¿Sueñas despierto que matas vacas con tus manos y te las comes crudas? Si has contestado "no" a todas estas preguntas, ¡felicidades! Eres un herbÃvoro humano normal, te guste o no. Los humanos sencillamente no fuimos hechos para comer carne. Los humanos no tenemos ni las caracterÃsticas fÃsicas de los carnÃvoros ni el instinto que los conduce a matar animales y devorar sus restos crudos. Comparando los humanos con otros animales La fisiologÃa humana es sorprendentemente similar a la de los otros herbÃvoros y considerablemente diferente a la de los carnÃvoros. Es revelador que, en ninguna de las horribles misivas que han enviado los lectores para discutir conmigo, nunca niegan los datos de la tabla siguiente. Sencillamente piensan que el hecho de exponer algún otro punto (por ejemplo, que los humanos tenemos dientes caninos) de alguna forma elimina los datos más convincentes de la tabla. La tabla siguiente está extraÃda de un libro mencionado al final. CarnÃvoro HerbÃvoro Humano tiene garras no tiene garras no tiene garras no tiene poros en la piel; transpira a través de la lengua para enfriar el cuerpo transpira a través de millones de poros en la piel transpira a través de millones de poros en la piel tiene los dientes de delante afilados y puntiagudos para desmenuzar la carne no tiene los dientes de delante afilados y puntiagudos no tiene los dientes de delante afilados y puntiagudos no tiene muelas planas en la parte de atrás para triturar la comida tiene muelas planas en la parte de atrás para triturar la comida tiene muelas planas en la parte de atrás para triturar la comida glándulas salivales pequeñas en la boca (no necesarias para predigerir cereales o fruta) glándulas salivales glándulas salivales bien bien desarrolladas, desarrolladas, necesarias para necesarias para predigerir cereales y fruta predigerir cereales y fruta saliva ácida; sin la enzima ptialina para predigerir cereales saliva alcalina; mucha ptialina para predigerir cereales ácido clorhÃdrico fuerte en el estómago para digerir los músculos duros de los animales, huesos, etc. ácido del ácido del estómago 20 estómago 20 veces veces más flojo que el de los más flojo que el de carnÃvoros los carnÃvoros saliva alcalina; mucha ptialina para predigerir cereales tracto intestinal unas cuantas tracto intestinal sólo 3 veces la longitud del cuerpo veces la longitud del tracto intestinal (las comidas vegetales se cuerpo, para que la carne, en unas cuantas veces descomponen lentamente, y, rápida descomposición, la longitud del por lo tanto, pueden estar pueda salir del cuerpo cuerpo bastante tiempo pasando por el rápidamente cuerpo) CarnÃvoros Los animales carnÃvoros, incluyendo el león, el perro, el lobo, el gato, etc., tienen muchas caracterÃsticas únicas que los alejan de todos los otros miembros del reino animal. Todos ellos tienen un sistema digestivo muy simple y corto –sólo tres veces la longitud de sus cuerpos. Esto es porque la carne se descompone muy rápidamente, y los productos de esta descomposición envenenan con rapidez la corriente sanguÃnea si se quedan demasiado tiempo dentro del cuerpo. Por esto se desarrolló un tracto digestivo corto, para permitir la expulsión de las bacterias putrefactivas de la carne en descomposición, y estómagos con diez veces el ácido clorhÃdrico de los animales no carnÃvoros (para digerir tejido fibroso y huesos). Los animales carnÃvoros que cazan en el fresco de la noche y duermen durante el dÃa cuando hace calor no necesitan glándulas sudorÃparas para enfriar sus cuerpos; por lo tanto, no transpiran a través de la piel sino con la lengua. Por otro lado, los animales vegetarianos, como la vaca, el caballo, la cebra, el ciervo, etc., pasan mucho tiempo al sol recogiendo la comida y transpiran libremente a través de la piel para enfriar el cuerpo. Pero la diferencia más significativa entre los carnÃvoros naturales y los otros animales son sus dientes. Junto con las garras afiladas, todos los carnÃvoros, debido a que tienen que matar principalmente con los dientes, tienen unas mandÃbulas fuertes y unos dientes caninos alargados y puntiagudos para perforar piel dura, clavarse y lacerar carne. No tienen muelas (dientes planos de atrás), que los animales vegetarianos necesitan para triturar la comida. Contrariamente a los cereales, la carne no se tiene que masticar en la boca para predigerirla; se digiere principalmente en el estómago y los intestinos. Un gato, por ejemplo, prácticamente no puede masticar. HerbÃvoros Los animales que comen hierba y hojas (el elefante, la vaca, la oveja, la llama, etc.) viven de la hierba y otras plantas, muchas de las cuales son gruesas y voluminosas. La digestión de este tipo de comida empieza en la boca con la enzima ptialina en la saliva. Estas comidas se tienen que masticar bien y se tienen que mezclar meticulosamente con la ptialina para triturarlas bien. Por este motivo, los animales que comen hierba y hojas tienen 24 dientes “molares†especiales y un ligero movimiento de un lado a otro para triturar la comida, en contraposición al movimiento exclusivo de arriba abajo de los carnÃvoros. No tienen garras ni dientes afilados; beben sorbiendo el agua, en contraposición a los carnÃvoros, que lo hacen lamiéndola. Puesto que no comen alimentos que se descomponen rápidamente como los carnÃvoros, y puesto que sus alimentos pueden estar más tiempo circulando por el cuerpo, tienen unos sistemas digestivos mucho más largos –intestinos de diez veces la longitud del cuerpo. Curiosamente, unos estudios recientes han demostrado que una dieta carnÃvora tiene efectos extremamente perjudiciales para estos comedores de hierba y hojas. El Dr. William Collins, cientÃfico del Centro Médico Maimonedes de Nueva York, descubrió que los animales carnÃvoros tienen una “capacidad casi ilimitada de asimilar grasas saturadas y colesterolâ€. Si se añade diariamente media libra de grasa animal a la dieta de un conejo durante un perÃodo de tiempo largo, al cabo de dos meses sus vasos sanguÃneos quedan cubiertos de grasa y se desarrolla la grave enfermedad llamada arteriosclerosis. El sistema digestivo humano, como el del conejo, tampoco está diseñado para digerir carne, y cuanta más comemos, más enfermos nos ponemos, tal como veremos más tarde. Los comedores de fruta incluyen principalmente los simios antropoides, los antepasados animales inmediatos de la humanidad. La dieta de estos simios consiste principalmente en fruta y frutos secos. Su piel tiene millones de poros para sudar y también tienen molares para triturar y masticar la comida; tienen la saliva alcalina y, como en el caso de los comedores de hierba y hojas, contiene ptialina para la predigestión. Tienen los intestinos extremamente enrevesados y de doce veces la longitud de su cuerpo, para la digestión lenta de fruta y verdura. Seres humanos Las caracterÃsticas de los humanos son desde todos los puntos de vista como las de los comedores de fruta, muy similares a las de los comedores de hierba y muy diferentes a las de los carnÃvoros, tal como se demuestra claramente en la tabla de arriba. El sistema digestivo humano, la estructura de dientes y mandÃbulas y las funciones corporales son completamente diferentes a los de los animales carnÃvoros. Como en el caso del simio antropoide, el sistema digestivo humano tiene doce veces la lon... Arquivo da conta: RHAHU Outros arquivos desta pasta: recetario_vegano_2006.pdf (3310 KB) Christine Ingram - La Gran Enciclopedia de las Verduras.pdf (137120 KB) RocÃo Buzo - Mi libro de cocina vegana.pdf (117136 KB) Miriam Becker - Delicias de la cocina integral.pdf (59432 KB) Integral - El libro de la cocina natural.pdf (70149 KB) Outros arquivos desta conta: - - 2016 - CDM & CDS - - 2016 - LANÇAMENTOS - SENHA = 123456 # Livros e Gramáticas de Inglês # MOBI #Livros em Inglês [ para treinar seu inglês ] Relatar se os regulamentos foram violados Página inicial Contacta-nos Ajuda Opções Termos e condições PolÃtica de privacidade Reportar abuso Copyright © 2012 Minhateca.com.br