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12 de Junio de 2002 · 12:00 h. · Colegio de Médicos Se presenta la Fundación para el Estudio y Prevención de Enfermedades de las Venas "Del mismo modo que siempre he calificado a la vena como "la gran desconocida", puedo afirmar que el varón es el gran olvidado en la patología varicosa, ya que por falta de información o por conceptos erróneos mantenidos a lo largo del tiempo, se suele considerar el problema de las varices como una patología específica femenina, sobre todo circunscrita al tema estético." Motivado por esta dramática realidad, el doctor Miguel Angel Santos Gastón, cirujano vascular, ha escrito el libro "Varices en el hombre", que hace el número diez de las obras ya publicadas por él sobre la especialidad. El libro aparece coincidiendo con la presentación, en el Colegio de Médicos de Madrid, de la Fundación para el Estudio y Prevención de Enfermedades de las Venas (EspreV), que preside el propio Santos Gastón. La Fundación EspreV tiene como objetivos emprender cuantas iniciativas estén a su alcance para frenar la evolución de las enfermedades venosas, reducir su prevalencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes, mediante actividades de información y educación sanitaria, dirigidas tanto a la población general como a los gestores públicos y privados, lo que permitirá disminuir los costes sociales y humanos derivados de estas patologías. ”Varices en el hombre” (Extracto de la obra) Sólo un hombre por nueve mujeres consulta al especialista por trastornos venosos Por falta de información, el paciente varón acude a la consulta tardíamente, cuando ya padece patología severa: dermopatía crónica, tromboflebitis, úlcera venosa o secuela postflebítica. Dado que la desinformación es terreno abonado para los estereotipos, hoy todavía persiste entre nosotros el lugar común de que la variz es de género femenino. Y así vemos, de acuerdo con la estadística, que sólo un varón por cada cinco mujeres consulta al médico general sobre trastornos de la circulación; y si nos referimos a la consulta del especialista, la proporción es de uno a nueve. Esta desinformación determina que, por regla general, el paciente varón acuda a exponer su problema tardíamente, cuando ya padece patología severa, como dermopatía crónica, tromboflebitis, úlcera venosa o secuela postflebítica. Así resulta que el hombre es el gran olvidado de esta enfermedad; si a esto añadimos que reiteradamente en todos los ámbitos profesionales solamente se considera a la mujer como portadora de esta patología, es lógico que perdure la idea de ser las varices un problema femenino. Esto es una verdad a medias. Es cierto que se dan más varices en la mujer, debido fundamentalmente a la influencia hormonal, siendo la prevalencia de un 65%; pero olvidar que hay un 35% de hombres con varices es grave. Para más información Ibáñez&Plaza (Gabriel Plaza) 91 553 74 62 e-mail: g.plaza.molina@ibanezyplaza.com Un azote social Uno de los problemas más preocupantes desde el punto de vista sanitario, que tienen que afrontar los profesionales de sectores diversos como son: panaderías, conserveras, bodegas, hostelería, restauración, peluquería… es el padecimiento varicoso. Dentro de estos amplios colectivos el hombre va a ser uno de los más afectados. La estadística más fiable de prevalencia varicosa en población activa se realizó hace varios años en el País Vasco y el resultado es bien evidente: 1 de cada 4 habitantes de Euskadi padece varices. Existen unas cifras que hablan por sí solas de la verdadera dimensión del problema: La prevalencia de la úlcera excede del 10% de la población. La incidencia de trombosis venosa profunda, responsable del desarrollo de insuficiencia venosa crónica y de la enfermedad tromboembólica afecta al 2% El absentismo laboral supone perder 20 días al año de media y afecta al 0,7% de la población trabajadora. Según cifras del Reino Unido el coste total por esta patología, sumando el tratamiento médico, hospitalización, pérdida de jornadas laborales e invalidez, ha sido estimado en 2.500 millones de libras. Etiopatogenia y complicaciones de las varices Causas desencadenantes Personalmente estoy convencido que hay que culpar a la sociedad actual en la elevación del índice de prevalencia varicosa. Hay factores que aumentan esta tasa y son los siguientes: 1.– Ortostatismo: Este padecimiento se presenta con más frecuencia en aquellas personas que debido a su trabajo permanecen muchas horas de pie (empleados de hostelería, restauración, peluquería, comercio, cadena de montaje, conserveras, bodegas, alimentación, dentistas, cirujanos, profesores, farmacéuticos…) 2.– Vasodilatación: Cuando su trabajo se acompaña de calor excesivo (cocineros, panaderos, reposteros, hornos de fundición, pinturas, vidrio,…) 3.– Factor mecánico: La gente al disponer de mayor "renta per cápita" se alimenta mejor con dietas hipercalóricas, la consecuencia es la obesidad. Este hecho genera el estancamiento venoso, por compresión, pudiendo desarrollar varices y lo que es peor tromboflebitis. 4.– Sedentarismo: Actualmente las personas de grandes ciudades utilizan para sus desplazamientos al trabajo u ocio un medio de locomoción, es decir, no hace ejercicio. La consecuencia hemodinámica va a ser la pérdida de capacidad de bombeo muscular de la pantorrilla con la instauración de una dificultad de retorno. 5.– Herencia: Por mi experiencia hablaríamos de predisposición hereditaria. Solamente por este factor no pasarían las varices del 30%. No obstante, cuando se aprecian varices gigantes, difusas, en personas jóvenes sin que existan otros antecedentes, casi siempre me he encontrado con varices de la misma naturaleza en algún otro miembro de la familia, y si buscamos antecedentes anteriores, los padres, abuelos u otros familiares, también padecieron el mismo problema o sufrieron de úlceras venosas crónicas. La característica de la herencia es ser cruzada, así el hijo hereda de la madre y la hija del padre. Si los progenitores son varicosos toda la descendencia es varicosa. Mecanismo de formación Existen dos mecanismos distintos que pueden explicar el origen de las varices: - Una sería la alteración del aparato valvular, bien por malformación congénita, como es la falta de válvulas en el interior de las venas (avalvulación) o por lesión adquirida de dichas válvulas que se vuelve insuficientes. Cuando falla la válvula safeno-femoral que impide el reflujo de sangre en esa vena, comienza a desarrollarse la enfermedad varicosa: por eso en la cirugía hay que eliminar esa válvula enferma mediante la ligadura del cayado safena a ras de vena femoral. Para más información Ibáñez&Plaza (Gabriel Plaza) 91 553 74 62 e-mail: g.plaza.molina@ibanezyplaza.com - Otro mecanismo se refiere al aumento del calibre de las venas sin fallo valvular. Esto se debe a fenómenos de vasodilatación, típica de los cocineros, hecho que impide que las válvulas cierren eficazmente, cuya consecuencia es la separación de las paredes venosas. Sintomatología Los primeros síntomas son exclusivamente subjetivos, dado que todavía no se aprecian varices. El paciente aqueja pesadez de piernas y un cansancio exagerado para ser tan joven. En ocasiones, hay quemazón a nivel del tobillo y hormigueo. Ya se comprende que en esta fase, sería de vital importancia la puesta en práctica de medidas de prevención, que frenen el desarrollo posterior de varices. En las varices ya desarrolladas hay dolor nocturno, sobre todo si existe patología de columna lumbosacra y frecuentemente escozor y picor. Complicaciones más frecuentes La primera consecuencia de padecer varices o insuficiencia venosa crónica es el edema. El tobillo se hincha, y el calcetín deja una huella característica. Sería el grado I. Complicaciones dermatológicas Más tarde aparece pigmentación. Cuando la hinchazón de pies y tobillos permanece mucho tiempo, se va a producir una extravasación de plasma y componentes de la sangre al tejido celular subcutáneo. El líquido que inunda estos territorios situados debajo de la piel, contiene hemoglobina; ésta a su vez lleva hemosiderina (hierro) en su composición. Esta liberación de sustancias hemáticas dejan en la piel una secuela ocre, en forma de pequeños círculos parduzcos. Estaríamos en el grado II. Si la enfermedad avanza, ya aparece el picor y por el rascado surge el eczema, que se va a complicar de sideroesclerosis (color negro) de la piel y tejidos profundos, debido al acúmulo de proteínas en el espacio intersticial que termina por fibrosar los tejidos. Esta es la fase III. Finalmente aparece la atrofia blanca y la úlcera, que es el grado máximo de afectación por dermatosis de estasis. Otras complicaciones más graves son: - Varicorragia o rotura de una variz, que produce una hemorragia. - Trombosis superficial. - Desarrollo de la enfermedad tromboembólica. Procesos clínicos asociados a la trombosis Riesgo en los transportes Últimamente, se ha creado alarma social con el denominado síndrome de la clase turista, una patología en la que estoy insistiendo desde hace años, por experiencia personal de varios casos de enfermedad tromboembólica, vividos por mí en diferentes aviones y otros que sucedieron, una vez terminado el viaje. En Londres hay un hospital cerca del aeropuerto de Heathrow, que registra un muerto al mes por esta complicación tromboembólica, en vuelos de larga duración. En una comunicación publicada en la revista Phlebologie, del año 97, los autores del artículos científico ejercían en el Hospital de Cleveland, en EE.UU.. Analizan 254 casos de tromboembolias tratadas en los últimos cuatro años. De estos pacientes, 44 habían desarrollado la complicación durante un vuelo en avión, o inmediatamente después; se trataba de 24 hombres y 20 mujeres. ¿Cuáles son los riesgos desencadenantes? En primer lugar influye el escaso espacio del que dispone el pasajero, pero esto no es lo más relevante para mí, pues yo he vivido la muerte de un pasajero, que viajaba en primera y un miembro de la tripulación en cabina, lugares que aunque angostos disponen de más espacio para moverse que en la clase turista. Para mí hay otros parámetros más significativos que explican la fisiopatología del síndrome, que son los siguientes: - Falta de oxígeno en la aeronave (hipoxia). Para más información Ibáñez&Plaza (Gabriel Plaza) 91 553 74 62 e-mail: g.plaza.molina@ibanezyplaza.com - Abuso del alcohol y tabaco durante el vuelo por miedo, angustia, estrés… - Presión atmosférica alterada (la presión higrométrica del aire ambiental disminuye). - Deshidratación, si el pasajero no bebe agua. - Posición del asiento. - La inmovilidad. Todos estos factores que he citado, provocan una concentración elevada de hematíes, una mayor viscosidad sanguínea y una mayor tendencia a la hipercoagulabilidad. Si a esto añadimos pacientes con piernas hinchadas o con varices, todavía aumentan más las posibilidades de formar coágulos en las venas. Ya se intuye con todos estos datos que los factores de la famosa triada de Virchow, van a interrelacionarse, explicándose el desarrollo de este síndrome. Para que se produzca esta complicación tienen que ser vuelos de más de seis horas. Hasta ahora, se culpa en exclusiva a las compañías aéreas, pero no cabe duda que hay unos signos clínicos evidentes, que anuncian cuándo una persona, en apariencia normal, puede desarrollar este síndrome. Cómo evitar la evolución varicosa Medidas de prevención Decálogo de consejos para frenar el desarrollo de varices 1.– Dormir con las extremidades elevadas. 2.– Al sentarse procurar que las piernas conserven una cierta movilidad. Lo importante es que la sangre venosa no quede retenida en las dilataciones varicosas. 3.– Obligarse diariamente a una gimnasia anti-estancamiento. 4.– Caminar diariamente media o una hora como mínimo sobre un terreno preferentemente blando; el cemento es inadecuado para la marcha, sobre todo en época de calor. 5.– Practicar la natación en agua fría. Al igual que la marcha, el jogging (footing), ir en bicicleta, esquí de fondo y el remo son favorables. 6.– El baloncesto, atletismo sin preparación, alpinismo, tenis, squash y maratón son deportes desfavorables. 7.– El bronceado inmóvil al sol es nefasto y se debe desaconsejar, ya que la exposición solar produce una vasodilatación que puede agravar la insuficiencia venosa y favorecer la aparición de varicosidades y microvarices. 8.– Evitar permanecer pegados a calefacción o en ambientes de elevada temperatura (en domicilio o en trabajo). En este supuesto sería aconsejable que neutralizara ese calor con la aplicación de terapia fría vasoconstrictora. 9.– Terminar el baño o ducha con chorros de agua fría, un minuto en cada pierna. 10.– Llevar en las piernas una contención esvástica adecuada, sobre todo en las personas de mayor riesgo: peluqueros, dependientes, empleados de hostelería y restauración, cocineros, cadenas de montaje (conserveras, bodegas), panaderos, reposteros. En el hombre es suficiente un calcetín especial hasta la rodilla. Por experiencia personal puedo asegurar su efectividad. Si el paciente ya padeciera varices importantes o secuelas tróficas en la piel, entonces debería llevar una media de compresión. Cómo prevenir las complicaciones dermatológicas, hemorrágicas y tromboembólicas Alimentación En los países del sudeste asiático la población no padece varices. Parece ser que hay un factor común de protección en muchos países del tercer mundo, y es la alimentación rica en vitamina E. Melet de Nancy ha realizado una tesis estudiando la población del Sudeste Asiático y ha comprobado que no padecen varices y están indemnes a afecciones venosas. En principio se podría pensar que la causa de esa diferencia epidemiológica con relación a los países de Europa y América sería debido a que llevan una vida distinta a la Occidental. Sin embargo, esta posibilidad no se sustenta, si consideramos por ejemplo que los habitantes de Japón, llevando una vida parecida a la nuestra, no padecen varices. Para más información Ibáñez&Plaza (Gabriel Plaza) 91 553 74 62 e-mail: g.plaza.molina@ibanezyplaza.com Hay alimentos ricos en vitamina E que continuamente son ingeridos por la población de esos países, por eso no tienen varices. En los países occidentales ricos, las dietas contienen aceites refinados, ricos en ácidos grasos insaturados que disminuyen las tasas de vitamina E; en cambio en los países asiáticos comen mucho arroz integral no descascarillado, germen de soja, aceite no refinado y legumbres secas. Otro ejemplo en la importancia de la vitamina E es que los habitantes de la India, aunque sea país asiático, comen arroz blanco no integral, y allí si hay varices. Así pues, los alimentos que cito a continuación contienen vitamina E y los toman varias veces a la semana las personas que viven en los países que desconocen los problemas venosos: - Germen de soja. - Aceite vegetal virgen (el refinado ha perdido la vitamina E). - Leguminosas. - Cereales completos. - Hígado. - Arroz sin descascarillar. - Frutos verdes. La vitamina E tiene una acción primordial sobre la fibra muscular lisa, tejido conjuntivo y paralelamente actúa sobre la tonicidad de la pared venosa. Se están haciendo estudios sobre la necesidad de aportar vitamina E a las personas con antecedentes familiares o portadoras de varices. Practicar deportes favorables Hay que aprovechar el efecto beneficioso de la natación practicada en mar. La natación en agua fresca es particularmente aconsejable. Las ventajas son debidas a realizar el ejercicio en posición horizontal, por las contradicciones musculares dinámicas, la movilización de la bomba muscular y articular, la presión del agua sobre las venas superficiales y tejidos circundantes y por el efecto vasoconstrictor. La marcha sobre el agua es todavía más favorable, permitiendo una presión óptima del agua sobre los tejidos; y además puede ser practicada sin temor por personas que no saben nadar. Ciertos medios de desplazamiento y deportes son más favorables que otros en el tratamiento y prevención de la insuficiencia venosa. Siguiendo esta filosofía aconsejo la práctica siguiente: - La marcha antes que el coche o el autobús. - La bicicleta antes que la moto. - El jogging antes que el tenis. - El esquí de fondo antes que esquí alpino. - El remo antes que la halterofilia o las pesas. - La natación antes que el esquí náutico. Deportes desfavorables Los deportes de saltar están contraindicados porque destruyen las válvulas y producen varices. El más peligroso sería el baloncesto. Tengo experiencia de gente joven que han desarrollado varices después de un año de practicar baloncesto como único deporte. La práctica demasiado intensa de ciertos deportes es desfavorable en la insuficiencia venosa crónica, por las contracciones violentas, como por ejemplo el maratón, alpinismo, atletismo sin preparación, pueden fatigar la vena y su aparato valvular. Esta circunstancia favorece la trombosis venosa de esfuerzo. El tenis tampoco es muy aconsejable pues al acelerar y desacelerar al ir a buscar la pelota, causa deterioro en las válvulas ya que la columna sanguínea incide incesantemente sobre ellas. Ponemos a disposición de las televisiones interesadas una copia en Betacam de espectaculares intervenciones quirúrgicas. Para más información Ibáñez&Plaza (Gabriel Plaza) 91 553 74 62 e-mail: g.plaza.molina@ibanezyplaza.com