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LA ECONOMíA MADRILEÑA Nivel de desarrollo El Anuario Social de España 2001, publicado por la Fundacion La Caixa, presenta un ranking de las provincias y comunidades autónomas españolas ordenadas según un índice sintético de bienestar social. Este índice proporciona una visión objetiva de la calidad de vida tomando como referencia una amplia base de datos de 3 153 municipios. Aunque la cuantificación del bienestar siempre presenta algunas limitaciones asociadas al propio concepto de bienestar y a algunas ausencias de información como por ejemplo índices de contaminación −especialmente de las grandes aglomeraciones− contar con este tipo de estudios es sumamente interesante. Por un lado, porque permite establecer un perfil completo y riguroso de la realidad social y, por otro, porque hace posible realizar comparaciones interterritoriales e intertemporales. El índice de bienestar social se elabora a partir de 79 variables agrupadas en 12 áreas o variables ponderadas de forma diferente. Las cinco de mayor peso relativo son: renta-riqueza, empleo, cultura y ocio, vivienda y equipamiento de hogar y nivel de instrucción. Las áreas que tienen un peso medio son la seguridad ciudadana y medioambiental, los servicios sanitarios, la convivencia y la participación social y la accesibilidad económico-comercial, mientras que la menor ponderación le corresponde a la salud (que tiene un nivel similar en toda España), al clima y al entorno y a las condiciones de trabajo. El resultado de cada área se puntúa de 1 a 10. La comunidad autónoma madrileña junto con Baleares, Cataluña y Navarra alcanza el nivel más elevado del índice de bienestar social. Debe destacarse asimismo que Madrid, con un valor de 9, alcanza la segunda posición, detrás de Gerona, junto a Barcelona y Baleares cuando se ordenan las provincias españolas según el índice sintético de bienestar (Tabla 1). Centrándonos en el índice de la renta, que es el componente relativamente más importante del índice de bienestar (Tabla 1), resulta que Madrid también alcanza un nivel de 9, al igual que el País Vasco y Cataluña, situándose estas tres comunidades detrás de Baleares, que presenta un índice de renta de 10. El análisis de otros datos estadísticos permite determinar la importancia relativa de Madrid en el conjunto nacional y precisar su grado de desarrollo (Tabla 2). Así, con una población en el año 2000 de 5 205 408 habitantes representa, respecto al total de la población española, el 12,35 % (Figura 1). Sin embargo, según el Anuario Económico de España 2001, publicado por la Fundación La Caixa, la cuota de mercado de Madrid en el conjunto nacional es del 12,7 %, porcentaje superior al que le correspondería según su población. Asimismo, el valor del índice de actividad económica de Madrid según el citado anuario representa el 15,0 % del total nacional, confirmando también el peso económico de la comunidad. La importancia relativa en términos del índice industrial, el 9,8 %, y del índice de comercio, el 13,7 %, ratifican la posición de privilegio que Madrid ocupa en términos económico-comerciales en relación al conjunto nacional. De hecho, estos valores están próximos al porcentaje que el PIB madrileño representa sobre el PIB del conjunto nacional, que esta cifrado en el 16,7%; y todos ellos, menos el índice industrial, se sitúan por encima del porcentaje que la población de Madrid representa respecto al total nacional, denotando por tanto un nivel de desarrollo relativo notable. Asimismo, cabe señalar que el índice turístico alcanza un nivel del 10,5 %, pues denota el importante papel que este sector de actividad juega en la economía madrileña (Tabla 2). Otro indicador del grado de desarrollo y modernidad de la Comunidad Autónoma de Madrid es el referente al porcentaje de la población con acceso a Internet y de usuarios de la Red. En Madrid estos porcentajes se sitúan respectivamente en el 17,3 % y 14,0 %, estando ambos valores muy por encima de la media española; además, indican que el uso de las nuevas tecnologías está relativamente más extendido en Madrid que en la media del territorio nacional (Tabla 3). McGraw-Hill/Interamericana Economía. Bachill./Recurso/Com. Aut. Madrid/Pág. 1 de 4 La valoración global que puede hacerse de los indicadores de bienestar social y nivel de desarrollo de la Comunidad Autónoma madrileña es que estamos ante una de las comunidades más avanzadas y en la que el sector servicios tiene un peso relativo importante respecto al total nacional. La estructura productiva de Madrid Una primera visión de la estructura productiva de la Comunidad Autónoma madrileña se obtiene del análisis y evolución de la participación de los distintos sectores productivos en el valor añadido bruto regional durante el periodo 1995-2000. Como se observa en la Tabla 4, el peso relativo de los distintos sectores productivos de Madrid es el siguiente: agricultura y pesca, 0,23 %; industria, 16,36 %; construcción, 6,94 %; y servicios, 76,47 %. El hecho más destacado es el enorme peso relativo que el sector servicios tiene en el sistema productivo madrileño, once puntos porcentuales por encima de la media nacional. Asimismo, debe destacarse que la agricultura y pesca y la industria tienen una importancia relativa significativamente inferior que la observada en el conjunto del sistema productivo español. Ambos hechos tienden a confirmar lo antes señalado, en el sentido de que Madrid es una región caracterizada porque su economía está volcada al sector servicios y en su entorno se realiza todo un amplio conjunto de actividades, muchas de ellas de gran calidad y que conllevan un valor añadido muy significativo. Si comparamos los datos de 1995 con los de 2000 (Tabla 4), el hecho más relevante es que todos los sectores productivos −excepto el sector de la construcción− reducen sus porcentajes de participación en el producto regional durante los cinco años analizados. Una visión complementaria de la estructura productiva regional se obtiene analizando la distribución del empleo entre los distintos sectores. En este sentido la estructura porcentual de la población ocupada madrileña según sectores productivos es la siguiente: agricultura y pesca, 0,71 %; industria, 13,31%; construcción, 8,12 %; y servicios, 77,86 % (Tabla 5). Al comparar esta información con el porcentaje de participación de los distintos sectores productivos en el valor añadido bruto regional (Tabla 4), se observa que únicamente en el sector servicios el porcentaje de empleo es inferior al de la participación de cada sector en el total del valor añadido bruto regional, hecho que está relacionado con la distinta productividad de los sectores y la diferente capacidad para generar empleo. Una información complementaria de la evolución de la estructura productiva es la resultante de analizar comparativamente el índice relativo del valor añadido bruto por habitante en unidades monetarias para cada uno de los sectores productivos básicos durante el periodo 1995-2000 (Tabla 6). El resultado de este análisis permite afirmar que, en Madrid, únicamente en el caso de la agricultura el índice del valor añadido por habitante, en unidades monetarias, disminuye entre 1995 y 2000. Tanto en la industria como en los servicios, el índice relativo madrileño aumenta a lo largo del periodo de referencia. Este hecho parece confirmar la importancia creciente que la economía madrileña tiene en el contexto nacional. Así, con datos de 2000 (Tabla 6), el índice relativo del sector servicios está por encima del índice nacional en más de cincuenta puntos y el índice industrial, si bien supera a la media nacional en sólo un punto porcentual en el último quinquenio, ha experimentado un crecimiento muy notable. La creciente importancia que el sector industrial tiene en la Comunidad de Madrid se confirma al observar que sólo el 9,52 % de los ingresos de explotación del total del sector industrial español se genera en industrias de la comunidad madrileña, ocupando el cuarto lugar en importancia relativa a nivel nacional (Tabla 7). Para completar el análisis de la estructura productiva de la Comunidad Autónoma de Madrid vamos a comentar dos hechos: la evolución del peso relativo del valor añadido bruto madrileño sobre el total nacional y el valor relativo de la productividad. Durante el quinquenio 1995-2000, el peso relativo del valor añadido bruto madrileño experimenta un cierto aumento, pasando de representar un 16,75 % a un 17,03 % del total español, porcentaje que supera en más de cinco puntos porcentuales el peso relativo de la población madrileña sobre la población total española (Tablas 8 y 2). Estos valores, de nuevo explicitan el potencial productivo de la Comunidad Autónoma madrileña y son consistentes con su grado de desarrollo relativo. El análisis de la productividad total, esto es, del valor añadido bruto a precios constantes de mercado por empleo, arroja valores que sitúan a Madrid notablemente por encima de la media nacional. Así, para el total de los sectores productivos, el índice de la productividad madrileña fue en 1995 de 112,82, McGraw-Hill/Interamericana Economía. Bachill./Recurso/Com. Aut. Madrid/Pág. 2 de 4 siendo la media española de 100 y en el año 2000 dicho índice alcanzó un valor de 116,14 en Madrid mientras que, en el mismo ejercicio, la productividad media española se situó en el 103,98 (Tabla 8). De todas maneras, el hecho más destacado de la evolución de la productividad de la economía madrileña es el notable aumento que ha experimentado en el quinquenio considerado, lo que es una muestra palpable del dinamismo productivo de Madrid. Población y empleo Tal como se ha señalado anteriormente y según datos del Anuario Económico de España 2001, la población residente en Madrid es de unos cinco millones doscientos cinco mil habitantes, lo que representa aproximadamente el 12,35 % del total de la población española (Tabla 2). Durante el periodo 1995-2000, la población madrileña ha permanecido prácticamente estancada, mientras que la tasa de crecimiento experimentada por el total de la población española ha sido del 0,2 % (Tabla 9). Los datos básicos del mercado de trabajo de la Comunidad Autónoma de Madrid aparecen recogidos en las Tablas 5 y 11. Uno de los rasgos más significativos del mercado de trabajo madrileño es que tanto la tasa de actividad como la tasa de ocupación alcanzan valores significativamente superiores a la media nacional. Así, en el año 2000 la tasa de actividad sobre la población de 16 años y más fue del 57,46 % en Madrid, mientras que en el conjunto nacional dicha tasa se sitúa en el 51,74 % (Tabla 5). Por lo que respecta al porcentaje de ocupación, que a nivel nacional alcanza un 45,4 %, en Madrid dicho porcentaje es del 52,28 % (Tabla 5). Dentro de la población ocupada, el 0,71% lo hace en la agricultura; el 13,31 % en la industria (frente al 18,68 % observado a nivel nacional); el 8,12 % en la construcción; y 77,86 % en los servicios. Estos datos de nuevo evidencian el importante papel relativo que los servicios juegan en la economía madrileña. Los 228 300 parados que en el tercer trimestre de 2001 había en Madrid representan el 9,6 % de total de la población activa. Este porcentaje de paro está por debajo de la media nacional, que en la misma fecha se situaba en el 12,8 %. De hecho, Madrid presenta una de las tasas de paro más bajas de todas las comunidades autónomas. Crecimiento y desarrollo Una visión global del crecimiento y del desarrollo de las distintas comunidades autónomas en el quinquenio 1995-2000 se recoge en la Figura 2. En este gráfico intervienen cuatro tipos de datos. En primer lugar y en el eje de ordenadas se representa la tasa media de crecimiento de cada comunidad autónoma en el periodo considerado. La línea horizontal central representa la tasa media de crecimiento español, que en el quinquenio señalado fue del 3,7 % anual. En el eje de abscisas se representa el índice del producto interior regional bruto en los años 1995 y 2000. La flecha que para cada comunidad autónoma une los valores del índice en los años citados refleja la evolución positiva o negativa de dicho índice como consecuencia de su cambio respecto a la media española. Aparte de la evolución del PIB, este índice recoge también la dinámica de la población. Por ello, el tercer tipo de datos que interviene en la Figura 2 es el de la evolución de la población implícita en el índice correspondiente. El cuarto tipo de datos que interviene es el índice de precios relativos, ya que el PIB total está calculado en valores corrientes de cada año. Al cruzarse los ejes de la media española representados por la tasa media de crecimiento anual (valor de un 3,7 %) y el índice medio (valor 100) para el índice del PIB por habitante, el grafico queda dividido en cuatro cuadrículas. La cuadrícula A recoge a las autonomías con un PIB por habitante inferior a la media nacional y que crecieron entre 1995 y 2000 menos que la media española. Se trata de las regiones más atrasadas y menos dinámicas en cuanto a su desarrollo. En la cuadrícula B quedan reflejadas las regiones que lograron crecer en el quinquenio más que la media española, aunque figuren entre las comunidades autónomas con un índice del producto regional por habitante inferior a la media nacional. McGraw-Hill/Interamericana Economía. Bachill./Recurso/Com. Aut. Madrid/Pág. 3 de 4 En la cuadrícula C figuran las autonomías que presentan un desarrollo superior a la media en cuanto a su PIB por habitante, pero que registraron en el quinquenio un crecimiento inferior a la media. La cuadrícula D corresponde a las autonomías que disfrutan de un desarrollo superior a la media española y también presentan un crecimiento superior a la media. En esta cuadrícula es en la que se ubica Madrid, ocupando además uno de los niveles máximos en cuanto al índice del PIB regional por habitante. Una información más detallada sobre el crecimiento del producto regional aparece en la Tabla 12. Como puede observarse, la tasa de crecimiento anual del valor añadido bruto a precios constantes de Madrid en el periodo 1995-2000 es del 3,95 %, porcentaje ligeramente superior a la media nacional, que se situó en el 3,8 %. Resulta, por tanto, que el grado de desarrollo de Madrid se sitúa entre los más elevados del Estado español y a esta conclusión nos llevan la totalidad de los indicadores presentados en los epígrafes anteriores. Asimismo, el crecimiento experimentado por la comunidad autónoma madrileña durante el quinquenio 1995-2000 es más elevado que la media nacional. Por ello, puede afirmarse que Madrid ocupa una posición de privilegio en el Estado español. Evolucion reciente. Posicion relativa y convergencia En la Figura 8 se recoge información referente tanto al crecimiento regional en el año 2000 como al impacto de la política redistributiva del Sector Público. En concreto la Figura 3 muestra el impacto de la política distributiva del sector publico en el ejercicio 2000. Así, mientras que las rentas directas de las familias crecieron como media en España el 8,39 % en términos nominales, la renta familiar disponible media −en términos de poder de compra y una vez tenidas en cuenta las transferencias del Sector Público− lo hizo en el 8,69 %. Como puede observarse, el ranking que enfrenta el crecimiento económico y el aumento de la renta familiar disponible no coincide, lo que es un reflejo de actuación redistributiva del Sector Público. En el caso concreto de la Comunidad Autónoma madrileña, el crecimiento experimentado por las rentas directas de las familias en 2000 fue el 8,98 %, porcentaje superior a la media nacional que fue el 8,39 %. El aumento experimentado por la renta familiar disponible, en poder de compra alcanzó el 8,97 %, superior a la media nacional (8,74 %). Una información menos coyuntural es la facilitada por el índice relativo del producto interior bruto y de la renta familiar disponible (Figura 9). Como puede observarse en ambos ranking, las primeras posiciones son ocupadas por las comunidades autónomas con un mayor grado de desarrollo. Madrid se sitúa en la primera posición en el primer ranking y en tercera posición en el segundo. Un paso más en el análisis de los índices relativos de las magnitudes económicas consiste en tratar de determinar el grado de convergencia de la renta por habitante de las regiones españolas frente a la media de las regiones de la Unión Europea. Como puede observarse (Tabla 13), sólo cinco autonomías superaban en el ejercicio 2000 la media de la Unión Europea en cuanto al índice de convergencia real: Baleares, Madrid, Navarra, Cataluña y Aragón. Madrid, con un índice de 113,17 ocupa la primera posición. El hecho de que Madrid sea una de las pocas comunidades autónomas con un índice de convergencia de la renta bruta por habitante superior a la media de la Unión Europea, confirma lo señalado anteriormente en el sentido de que es una de la Comunidades Autónomas más desarrolladas del territorio español. McGraw-Hill/Interamericana Economía. Bachill./Recurso/Com. Aut. Madrid/Pág. 4 de 4