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Nota Previa: Las formas de curación ante los efectos de la radiación es el tema que todavía investigo. Si bien no puedo asegurar una respuesta eficaz, lo que sí puedo comunicarles es que la radiación afecta el campo electromagnético del cuerpo humano…sí, aunque ustedes no lo crean, no solo la tierra tiene un campo electromagnético que influye en la gravedad (magnetismo determinado que existe en el planeta), y en otros fenómenos atmosféricos y físicos (….) No sólo la luna, y otros planetas lo poseen, no solo las computadoras y cualquier tipo de electrodoméstico…sino que también los seres humanos, animales y plantas. A este campo muchas veces se lo denominó “campo energético, aura”, pero son todos términos que hacen referencia al mismo tema. Cuando el campo electromagnético del cuerpo humano se ve afectado por la radiación, el sistema inmune disminuye notablemente y pueden alterarse las glándulas más importantes del cuerpo humano (suprarrenal, tiroides, timo, etc). Dichas glándulas controlan muchos órganos del cuerpo, muchos sistemas (nervioso, circulatorio, hormonal, etc), y hasta son responsables de ciertas emociones; ya que estas glándulas o bien desprenden sustancias que el influyen en las partes cerebrales destinadas diversas emociones, o bien participan de procesos químicos a partir de los cuales se ven a afectadas ciertas zonas que controlan las emociones. Para sintetizar y complicarlos, les diré que éstas glándulas influyen en la armonía del cuerpo, mente y emociones, si dichas glándulas no operan correctamente, puede desarrollarse cualquier enfermedad corporal, depresión, y hasta diagnósticos casi patológicos en referencia al plano mental. Los chinos, con sus ancestrales conocimientos, desde hace más de cinco mil años sabían de dicho campo energético del cuerpo humanos. Ellos además sabían que existen canales por donde circula dicha energía y punto de mayor almacenamiento de la misma. Con acupuntura tratan de desbloquear las zonas que puedan estar obstaculizadas, para dejar libre el paso de la energía hacia dicho sector. De este modo, la energía se armoniza en el cuerpo, logra recorrer la integridad del mismo, y el campo energético vuelve a fortalecerse en su totalidad. Como resultado, la parte del cuerpo que podía alterarse o enfermarse, se mantiene en equilibrio, armonía y salud, y el sistema inmune general del cuerpo vuelve a fortalecerse y cuidar de todo el mismo. La mesoterapia (si mal no recuerdo, tenía ese nombre), proviene de los chinos, y trabaja con los centro y canales energéticos al igual que la acupuntura, la diferencia se halla en que en lugar de introducir agujas en el cuerpo, sólo se presionan con el dedo los lugares estratégicos a modo de “digito masaje”, o como quieran llamarle. Existe otra posibilidad de poder devolverle al campo electromagnético del cuerpo su antiguo equilibrio. Esta opción se basa en la premisa de que si el campo fue alterado con un tipo de radiación de iones altamente positivos (+), y perdió su armonía debido a la misma, el campo del cuerpo podrá normalizarse nuevamente si recibe radiación tipo negativa (-). Este es el método que utilizan en centros de metafísica cuando dicen “normalizar el campo cuántico del cuerpo”. Necesité darles esta introducción para explicar los métodos que sugiero a continuación… 1- Acupuntura (ya explicado anteriormente) 2- Mesoterapia (ya explicado anteriormente) 3- Aplicación de un campo eléctrico para el tratamiento del cáncer Aplicación de un campo eléctrico para el tratamiento del cáncer La profundidad a la que penetran las ondas en el cuerpo humano depende de la frecuencia. Las señales de frecuencia más baja (del orden de kilohercios) atraviesan el cuerpo humano como si éste fuera transparente, de forma que no hay energía que se disipe en el cuerpo y los efectos de la radiación son despreciables. A frecuencias más altas, la radiación comienza a ser absorbida por los tejidos, y a la frecuencia de trabajo de los móviles, casi la totalidad de la energía es absorbida en unos pocos centímetros de profundidad a partir de la piel. La energía absorbida se convierte en calor, produciendo el calentamiento de los tejidos expuestos. Cuanta mayor sea la potencia de la señal incidente, tanto mayor será el calentamiento de los tejidos. Hay que tener en cuenta que los tejidos son extremadamente sensibles a los incrementos de temperatura, y las células comienzan a morir a partir de los 42ºC, y se produce un gran índice de mortandad a partir de los 45ºC. Sin embargo, es conocida la enorme capacidad reguladora del cuerpo humano, y es muy difícil conseguir un calentamiento de los tejidos a estas temperaturas. Si se calienta un cuerpo humano por entero, la sudoración y otros fenómenos fisiológicos se encargarán de mantener la temperatura dentro de los limites tolerables. Si se calienta una zona concreta del cuerpo, el riego sanguíneo funciona como un refrigerante efectivo, que extrae el calor de la zona afectada para distribuirlo sobre todo el cuerpo, que a su vez tiene la temperatura regulada por los procesos fisiológicos antes citados. En la actualidad, los límites de radiación recomendados por distintos organismos oficiales han sido establecidos teniendo en cuenta únicamente los efectos térmicos de las radiaciones electromagnéticas, que son los únicos que han sido demostrados con evidencia en la actualidad. Por debajo de los límites de radiación establecidos, los efectos térmicos de la radiación electromagnética son contrarrestados sobradamente por los mecanismos de regulación de la temperatura del cuerpo humano. Sin embargo, hoy en día la controversia está centrada en posibles efectos no térmicos de los campos electromagnéticos. A menudo se considera que dado que la telefonía móvil tiene escasos años de existencia, los efectos médicos de los campos electromagnéticos no han sido estudiados hasta hace poco tiempo. Nada más lejos de la realidad. La primera aplicación de un campo eléctrico para el tratamiento del cáncer se produjo tan solo cuatro décadas después de que Volta, en el año 1.800, describiera la pila eléctrica. Quizás sea destacable el hecho de que al contrario de los pioneros de la radioactividad y las radiaciones ionizantes, que vieron su salud y su vida seriamente afectadas por los experimentos, d´Arsonval (1851-1940), Tesal (1856-1943) y otros pioneros de la radiofrecuencia, como Eli Thomson (1853-1937), vivieron todos más de ochenta años. Estos pioneros realizaron muchas experiencias sobre sí mismos en busca de efectos médicos de los campos electromagnéticos.