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PROYECTO DE RESOLUCIÓN
Artículo 1°.- Dispónese la colocación de una placa conmemorativa en la Parroquia de
San Patricio, sita en Estomba 1942, en el barrio de Belgrano, cuyo texto será el
siguiente: "A dos años de la inauguración del monumento "El camino de los Palotinos",
la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires saluda a la comunidad palotina y
rinde homenaje a los mártires de la masacre de San Patricio, víctimas del terrorismo de
Estado. 21 de septiembre de 2007".
Artículo 2°.- Los gastos que demande el cumplimiento de la presente serán imputados a
la partida presupuestaria correspondiente al ejercicio en curso.
Art. 3°.- Comuníquese, etc.
Fundamentos
Señor Presidente:
El 4 de julio de 1976 se produjo uno de los acontecimientos más cruentos y luctuosos en
la historia de la Iglesia Católica Argentina. Fueron brutalmente asesinados tres
sacerdotes y dos seminaristas pertenecientes a la Orden de los Padres Palotinos en el
interior de la casa parroquial de San Patricio, de la calle Estomba 1942, en el barrio
porteño de Belgrano.
El asesinato a mansalva de los padres Alfredo Leaden, Pedro Dufau, Alfredo Kelly y de
los estudiantes Salvador Barbeito y Emilio Barletti ejecutado por un grupo de tareas a
las órdenes del terrorismo de Estado se inscribe en el capítulo más triste y doloroso de
nuestra historia reciente.
Este hecho de naturaleza atroz, en el que fueron fusilados salvajemente cinco religiosos,
se suma a otros asesinatos que sufrió la Iglesia en la figura de obispos, sacerdotes,
religiosos y catequistas, como por supuesto también el resto de la sociedad argentina a
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manos de un régimen que se caracterizó por la violación sistemática de los derechos
humanos.
Era aproximadamente la una de la madrugada. Los religiosos dormían o se aprestaban a
hacerlo. Juntaron a los cinco, sacándolos de sus respectivas piezas, los llevaron a la sala
de la comunidad que no tenía ventanas a la calle y allí fueron mantenidos por lo menos
una hora.
Los intrusos establecieron la identidad de cada una de sus víctimas. Al final los fusilaron
por la espalda con metralletas y otras armas. Cayeron boca abajo pero siguieron
disparando. Algunas de las víctimas recibieron más de setenta proyectiles, mientras
exhalaban el último suspiro.
Allí los dejaron para que los viera cualquiera que entrara a la casa. Los cuerpos ya sin
vida se desangraron sobre la alfombra roja de la sala. Sus cuerpos quedaron totalmente
destrozados, incluso los rostros, a excepción del de uno de ellos: Emilio, cuyo rostro
estaba intacto y con una sonrisa en los labios. A las tres de la mañana todo había
terminado, y los autores del hecho se retiraron de la casa, después de revisarla, sin
llevarse nada de valor, ni siquiera el dinero que había quedado a la vista. Lo único que se
llevaron fueron las vidas de Alfredo, Pedro, Alfie, Salvador y Emilio.
Para los cristianos, dar la vida es el mensaje explícito y sintético del Evangelio de Jesús;
es seguir su mismo camino. A Jesús lo mataron porque era molesto a la sociedad de su
tiempo; porque defendía a la persona más allá de la ley; porque cuestionaba la autoridad
si no era para servir; porque fue coherente, había sintonía perfecta entre sus palabras y
sus actitudes.
Esta fue la suerte que corrieron nuestros hermanos. Fueron coherentes desde el
Evangelio y como no podía ser de otro modo, eran molestos para el poder de turno. La
lógica fría e intolerante de la dictadura militar no podía soportar otros mensajes que no
fueran el suyo, por lo que se impuso por la vía de la violencia y la muerte.
La memoria es una facultad que ayuda enormemente a mejorar la calidad de vida de los
seres humanos ya que al conectarnos con el pasado nos permite pensar estrategias de
cambio y transformación para el futuro. La amnesia en cambio, nos desconecta de la
realidad, de la vida, del compromiso solidario.
Nosotros no olvidamos y reafirmamos cada día nuestro compromiso con los valores de
la libertad, la democracia, el respeto a los derechos humanos y la dignidad de las
personas.
Es por eso que se nos hace imperativo recordar por siempre a nuestros hermanos
palotinos no sólo por la atrocidad que sufrieron, sino por cómo vivieron. Desprovistos de
todo egoísmo y siempre al servicio de los débiles, los desamparados y la comunidad
toda.
Su acto de entrega fue beatífico. Conmueve profundamente leer las últimas páginas del
diario personal del Padre Kelly en donde relataba que sabía que lo iban a matar y se
entregaba a los designios de Dios con humildad y entereza. Escribía el primero de julio,
sólo tres días antes de la masacre:
"Nunca he dudado de que fue El el que me concedió la gracia y tampoco que no soy
indispensable, aunque tengo mucho por decirles aún, sé que el Espíritu Santo se los
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dirá… Y mi muerte física será como la de Cristo un instrumento misterioso, el mismo
Espíritu irá a algunos de sus hijos para el florecimiento de las vacaciones, para crear
hombres dentro de la sociedad que sean necesarios, los que El desea…"
Es necesario preservar el recuerdo de la noche de ese frío domingo (día santo para los
cristianos) en el que la maquinaria cruel y desalmada del aparato represor del Estado nos
arrebató a cinco hombres de Dios, cinco hombres de bien.
En ocasión del cumplimiento del trigésimo aniversario del asesinato de los párrocos la
comunidad palotina con el apoyo de esta Legislatura, inauguró el monumento "El
camino de los Palotinos" como una forma de honrar la memoria de estos grandes
hombres, como una condena a los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la
dictadura militar y como un constante ejercicio de la memoria.
El monumento está emplazado en el barrio de Belgrano en el mismo predio de la Iglesia
San Patricio en que se encuentra la casa parroquial donde fueron asesinados los cinco
religiosos. El Camino, se emplazó en la esquina de Estomba y Echeverría, abriendo e
integrando el predio al barrio. La esquina se abre hacia la calle, invitando a entrar y
recorrer. El muro de ladrillo de la Iglesia, la calle, el árbol, son los tres elementos que
enmarcan al Camino. Como explica Roberto Frangolla, el arquitecto autor del proyecto:
"La obra consiste en bloques de piedra que componen cinco siluetas que los recuerdan y
nos recuerdan nuestro compromiso. Estos testigos mudos, casi sin forma, hechos en
piedra, no representan sus figuras terrenales, sino más bien sus figuras espirituales,
invisibles pero presentes por la fuerza de su generosidad. Una rampa ascendente
acompaña su presencia y es nuestro camino. El árbol se integra y define una placita,
simbolizando un punto de inflexión en sus vidas y nuestras vidas. Ser cristiano es
ponerse al servicio de los que nos acompañan en este peregrinar".
La concreción del Camino de los Palotinos, implicó aunar esfuerzos y voluntades en pos
de la memoria. El ahínco y el entusiasmo del Padre Adrián Franciolli, fueron pilares de
este proyecto. El quería materializar el ejemplo de sus vidas y de sus muertes, así,
recordando el triste pasado, impediremos la repetición de los mismos trágicos dolores en
el presente y en el futuro. El Padre Adrián Franciolli, murió trágicamente el 13 de marzo
de 2006, a los 36 años. La memoria colectiva, tiene un lugar reservado para Leaden,
Kelly, Dufau, Barbeito y Barletti.
Por las razones expuestas, instamos al cuerpo en pleno a aprobar el presente proyecto.
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