Download entrevista_jose_comblin_28-8
Document related concepts
Transcript
Entrevista con José Comblin, 28-8-08 Necesitamos una iglesia que se atreve de experimentar, 1era parte OCLACC: Estimado padre Comblin, utilizaremos dos ponencias suyas como base para esta entrevista: la ponencia de ayer, 27-8-08, que pronunció en el encuentro alrededor el recordatorio de la muerte de Monseñor Proaño 20 años atrás aquí en la Universidad Andina Simón Bolívar, en Quito, Ecuador. Y un artículo suyo, que es la elaboración de la ponencia que pronunció recientemente en un encuentro en Medellín para recordar los cuarenta años de la II conferencia de los obispos latinoamericanos en Medellín en 1968. Ambas ponencias se prestan para profundizar algunos temas alrededor el actual estado de la iglesia católica hoy. Usted señala en sus ponencias que con la idea de la nueva evangelización que se anuncia en la conferencia Aparecida, se intenta buscar una solución individual, que retoma una forma de misión tradicional, del pasado, sin reconocer y sin tomar en cuenta a los problemas estructurales que están atrás de la falta de incidencia de la iglesia católica. ¿Cuáles son estas estructuras que no sabe reconocer la iglesia y que, según usted, suelen impedir una verdadera evangelización? José Comblin: Conocimos ya la fase la nueva evangelización incentivado por el anterior papa Juan Pablo II y no se desencadenó una nueva evangelización; esta iniciativa se quedó en palabras y por fin y cuenta no pasaba nada. Y es lógico porque el problema es justamente que la iglesia se ha encerrado en el ámbito de sus instituciones y estructuras y ya no logra contactarse con el mundo de hoy. Se ha instalado un episcopado, y un tipo de obispo, que es administrador de la diócesis pero que no se interesa por lo que ocurre en el mundo; por consiguiente, un tipo de obispo que no tiene presencia evangelizador. Los sacerdotes están de forma igual, encerrados en las parroquias, y los seminaristas encerrados en la institución eclesiástica; ya no aprenden lo que está pasando en el mundo. ¿Entonces, cómo van a evangelizar? En todas las parroquias hay una pastoral de los enfermos, de los comerciantes, de los obreros, pero son grupitos de dos o tres que todavía se adhieren a la iglesia. Y con ello se crea una ilusión porque la iglesia, en verdad, ya no está en el mundo. Por dar un solo ejemplo, ya no existe la pastoral universitaria. Debería haber 5 a 6 millones de estudiantes universitarios en Brasil, un 10 % de los jóvenes. Y tan solo hay por allí y allá una esporádica presencia de un religioso. Yo estoy viviendo en la ciudad de Joao Pessoa, y allí hay más de cincuenta mil estudiantes universitarios y no existe ninguna atención pastoral, ni un sacerdote o religioso. Y ahora se dice que va a acontecer una gran misión, ¿pero cómo y con quién? Por seguro que algunos estudiantes si tienen un sentimiento religioso pero, por lo general, están totalmente separados de la institución iglesia. Temo que va a acontecer el mismo como con la iniciativa de 1 Juan Pablo II. Todos hablaron de la nueva misión y la prioridad de todos era la nueva evangelización, pero no pasaba nada. Y ahora, seguramente, todas las instituciones católicas van a llamarse misioneras, pero en la práctica, ¿quién va a emprender todo eso? Por supuesto habrá que tomar en cuenta que la fidelidad a la práctica religiosa por parte del pueblo católico en América Latina nunca ha sido tan grande. No existía la obligación de asistir a misa como le conocimos en Europa, por ejemplo. Y esta ausencia de una verdadera vivencia de la fe católica hizo más susceptible al pueblo pobre a la influencia de las otras iglesias, sobre todo las de inspiración pentecostal. En mi barrio de 10.000 habitantes en Joao Pessoa existen 44 iglesias protestantes y tan solo tres parroquias católicas. En la ciudad amazónica de Manaos, la asamblea de Dios, una sola denominación de las iglesias pentecostales, tiene encima de 500 iglesias, sin contar a las demás denominaciones. La iglesia católica entregó las masas populares a los evangélicos. Antes había más sacerdotes, religiosas y religiosos que estaban trabajando en los barrios pobres de las ciudades, y entre los pobres en el campo: hoy ya no tenemos suficientes representantes trabajando en estas periferias O: Usted observa en su ponencia en Medellín que falta una profunda formación bíblica, teológica e espiritual de los sacerdotes para una misión como se le propone en la conferencia de Aparecida. Y que la música y el canto han ido reemplazado a la reflexión y el estudio en el clero, lo que corresponde, por lo demás, a la nueva cultura global que nos envuelve. C: Si usted invita a jóvenes para una noche de oración y de alabanza en la parroquia, puede contar con unas 400 personas. Pero si invitas para un tema alrededor los problemas sociales o políticos y la posición de la iglesia al respecto, llegarán tan solo unas cuatro. La mayoría de los párrocos no se interesan para estos problemas tampoco, se interesan sobre todo para lo que convoca a la gente. Para lo que es show, con música y baile, la gente viene. El padre Marcelo Rossi en Sao Paulo, que es el gran sacerdote cantor de Brasil de una liturgia cantada y bailada, nunca celebra con menos de 30.000 personas; celebra en estadios de fútbol con 50.000 a 60.000 personas. Para su primer CD la gente se colgaba en las filas y se vendieron en pocos días cuatro millones de ejemplares. El obispo se demostró feliz, porque con eso, decía, iba a construir veinte iglesias. Pero estas celebraciones son eventos de carácter cultural mucho más de que sean de incidencia evangélica. Después la gente vuelve a su casa y allá termina el acontecimiento religioso; es decir no tiene mayores consecuencias por la vida social o personal de los participantes. O: Usted ha trabajado mucho en el área de la formación de la iglesia. ¿Que es que debería cambiar en la formación de nuestros sacerdotes, religiosas y laicos? C: Primero es que los sacerdotes, religiosas y religiosos deben conocer al mundo. El primero y principal tarea que tienen los jóvenes seminaristas si están en sus estudios es atender en los fines de semana en las parroquias. Y ahí quedan. ¿Por qué no van, mejor, a visitar un club de fútbol, hacia los lugares 2 donde la gente se reúna? Un día, ya hace 25 años, estuve en Talca, Chile, y el obispo Carlos González me preguntó que habría que hacer para la formación de los seminaristas. Yo sugerí que los seminaristas pudieron tener una experiencia trabajando, aportando, limpiando, en el hospital por seis meses. Y el obispo aceptó el retó, habló con el director del hospital y envió sus seminaristas. En el hospital pasa toda la gente, es un excelente lugar para conocer las necesidades y las inquietudes de la gente. Los mismos sacerdotes protestaron, sin embargo, que esto no debería ser aquí, que fue una ofensa a la dignidad sacerdotal y su estatus. También habíamos creado un seminario en Talca para atender mejor a la población campesina. En aquel tiempo del pontificado de Pablo VI nos dieron la aprobación para este seminario campesino. Pero después de seis y siete años los mismos sacerdotes protestaron y los seminaristas ya no quisieron entrar en este seminario. Se sentían ofendidos y corrieron la voz de uno a otro que esto no valía. Se ordenaron tan solo unos seis o siete sacerdotes y, por mala suerte, se cortó esta experiencia. Intentamos de crear un seminario similar en Brasil. Pero un día nuestro arzobispo don Joao María Pires mencionó en su informe quinquenal a la Santa Sede que había creado este seminario dentro de la cultura campesina, y le llegó una respuesta de Roma que esto debería ser prohibido, que esto no valía como formación sacerdotal. Resulta que cambiamos de Papa y con este cambio se prohibió este tipo de experiencias. Desde entonces hemos enfocado nuestra atención en la formación de los laicos, misioneros. Ellos tuvieron una presencia misionera mucho más fuerte de lo que pudimos lograr con los sacerdotes. No se interesaban tanto de estas prohibiciones sino en presentarse en el campo y en las ‘favelas’ o barrios pobres. Estas son las experiencias que necesitamos en nuestra iglesia para poder responder a los desafíos de nuestro tiempo, en vez de encerrarnos en la parroquia. La parroquia es el gran freno. Con el contacto con el mundo y sus necesidades empieza a funcionar la imaginación y la creatividad dentro de la iglesia. En la parroquia se enseña a los laicos a ser puros empleados para atender al sacerdote, a la misa, a la sacristía, etc. Pero los laicos que van afuera necesitan ser de otro tipo, necesitan ser de otro espíritu. Y necesitan otro tipo de formación. El párroco dentro de su parroquia es el casi Dios, se presenta como infalible, más infalible que el mismo papa, porque a él al menos le controlan. Actúa de forma autoritaria desde su convicción que han de obedecerle, por haber estudiado la teología, haber pasado por el seminario, y todo eso. Cuando uno esta en medio del mundo uno no puede asumir una actitud así, autoritaria, porque nadie lo aceptaría. Allá se necesita una actitud muy diferente. Este cambio no es difícil o complicado. Pero se supone otra visión, otra interpretación de la iglesia y su presencia en el mundo. Se ha formado un clero que vive, en el fondo, con un terrible miedo al mundo; obispos con miedo, una iglesia con miedo que se encierra en si misma, en su propio castillo. Ahora estos pentecostales evangélicos, pueden ser semianalfabetos, sin embargo, hablan con la gente, se meten, se atrevan, y no tienen miedo. Una vez estuve con un grupo de religiosas y nos encontramos 3 con una persona con violín y el otro era un pastor que decía: ola, ¿usted nos permite que estaremos aquí con navidad para cantar y para compartir? Entonces, ¿quién les pueda rehusar? ¿Y quién actúa así de abierta e intrépida en nuestra iglesia católica? En otro momento me encontraba en un retiro con un grupo de religiosos y les comenté que nunca hablan de Jesucristo. Y protestaron que como es que yo pudiese decir semejante cosa. A final vino la provincial para la misa y en el sermón hablo veinte minutos sin mencionar ninguna vez a Jesús. Y resalté mi argumento; mira, ustedes piensan que hablan de Jesús pero en su discursos tratan más bien de la iglesia, de la parroquia, de la sumisión al Santo Padre, del bautismo, de cualquier tema, menos Jesucristo. Y los pentecostales hablan de Jesús todo el tiempo. Y es lo que el pueblo quiere, porque la gente pobre está en una situación tan precaria, que es un gran consuelo que se le confirme que Jesús está con ellos, y que Jesús ayuda. Y la iglesia no ayuda en nada, porque la iglesia sabe imponerse como un poder sin escuchar a las necesidades de la gente. En hablar de Jesús los pentecostales saben dar un sentimiento de tranquilidad y de liberación, porque transmiten en forma palpable que Jesús ayuda en la enfermedad y en todo tipo de tribulaciones y problemas. Recuperan parte de la religión popular que el clero ha abandonado o nunca ha practicado. En la iglesia católica no estamos hablando de los problemas de los pobres, no nos identificamos con la vida real de la gente. El seminario deformó la actitud de lo sacerdotes por acostumbrarles a una vida burguesa dentro de la parroquia. O: Usted menciona en su artículo la importancia de la anterior Acción Católica para los obispos y las religiosas, los religiosos y sacerdotes en y después de los tiempos de Medellín. Que ella procuró la forma a la iglesia para experimentar con la realidad que le rodeaba, para insertarse en el ambiente de los estudiantes y del mundo obrero, por ejemplo. C: Si, mira, Monseñor Proaño se formó con la acción católica, Don Helder Camara, Don Fragoso, casi todos los obispos avanzados de este tiempo se habían formado mediante la Acción Católica. Este movimiento tenía una influencia bastante significativa porque se metió verdaderamente en el mundo de los pobres y de los jóvenes. Pero después hubo una gran reacción en contra de la Acción Católica, en que le acusaron que fuese revolucionaria, subversiva y comunista; entonces con estas acusaciones se desacreditó y se destruyó a la Acción Católica. Las nuevas generaciones no han sido formadas y preparadas en este sentido de involucrarse en los problemas del pueblo que nos rodea; muchos sacerdotes ni saben que haya existido una Acción Católica. En cierto sentido se está repitiendo en América Latina la historia de la Acción Católica en Europa. El obispo belga Cardijn, en flamenco, o Cardin, en francés, que está en lo inicios de la Acción Católica y en particular de Juventud Católica Obrera (JOC) en Bélgica y Francia, quería que la juventud obrera se organizara afuera de la parroquia, sin dependencia de la parroquia. Porque, como él ya detectaba, la parroquias siempre se encuentran dominadas por gente de la clase media. Pero los sacerdotes no estaban de acuerdo con esta propuesta y 4 el cardenal se opuso. Cardijn decía: el enemigo es el arzobispado de Malinas, en flamenco, el arzobispado de Mechelen. Y la JOC se quedó tan solo con obreras de las pequeñas fábricas pero perdió la oportunidad de contactarse con el mundo obrera real, con el mundo de la gran industria. Después ocurrió un nuevo ensayo con los sacerdotes obreros, sacerdotes que compartían la vida de los obreros de forma anónima en las fábricas, en Bélgica y Francia, y también se prohibió esta experiencia. Cuando Pio XII condenó a los sacerdotes obreros se le fue la iglesia la última oportunidad para poder tomar contacto con el mundo obrero. Entonces después que ocurrió todo eso, unos quieren explicar la secularización, es decir la despedida de la iglesia católica por parte de la mayoría de la gente en Europa, por el avance de la técnica y de la tecnología, o lo relacionan con el ateismo, pero se olvidan en decir qué fue el papel propia de la iglesia en esta historia; es decir, como faltó en relacionarse con el mundo obrero y con el mundo intelectual y universitario. Y si analizamos el documento de Aparecida, con todas sus buenas propuestas, podemos constatar que le falta, como en la explicación de la historia europea, una seria análisis crítica de la actitud de la iglesia en América Latina. La única confesión, casi ridícula, que encontré en un texto del documento de Aparecida es que sea verdad que algunos católicos, algunas veces, no han llevado una vida correcta. O: Usted resaltó en su ponencia ayer, y en su artículo alrededor de Medellín, que no es fácil ser cristiano. Mencionó que probablemente es tan solo dos veces en la historia que existía una generación de obispos comprometidos con los pobres, la primera en el siglo cuatro con grandes obispos como los tres padres capadocios y Juan Crisóstomo de la iglesia oriental y San Ambrosio de Milán. La segunda en el tiempo de los obispos de Medellín, del movimiento que hizo la promesa de dedicarse a los pobres en la catacumba de Priscila, durante el concilio Vaticano II. ¿No se pueden mencionar algunos momentos más como el inicio de las órdenes mendicantes en el siglo doce y la llegada de los primeros misioneros en América Latina….? C: Bueno pero ellos no eran obispos y tenían menos visibilidad. Francisco vivía su vida protestando contra la iglesia, pero lo hizo con tanta humildad que lo toleraron por parte de la jerarquía. Pero su vida era una protesta, una contestación viva, y ahí con él y sus hermanos el pueblo escuchaba. Él criticaba que los sacerdotes solo se dedicaban a sus misas y sus rituales y no evangelizaron. Bueno muchos franciscanos han sido perseguidos después en la historia, por el concilio de Viena, por ejemplo. Y tantas otras sectas que se originaron en esta época eran una contestación a la práctica de la iglesia. Pero por supuesto, siempre hubo cristianos viviendo el evangelio, pero eran campesinos, artesanos, personas sin mayor visibilidad social, aunque pudieron transmitir su autentica experiencia cristiana a vecinos e hijos. Ser cristiano se hace difícil cuando uno se hace sacerdote, cuando uno adquiere poder. Los frailes que evangelizaron a América Latina en la primera mitad del siglo XVI, una vez que les obligaron a vivir en conventos se transformaron, se hicieron ricos, comenzaron a buscar el dinero mediante todo tipo de rituales y 5 celebraciones. Yo ya mencioné ayer a la iglesia de la Compañía de Jesús, aquí en Quito, que es una maravilla de arquitectura y escultura. Pero no tiene nada de cristiana: ¿que hay en ella que evoca la vida de Jesús y la vida misionera? Parece más adaptado a que se le desenvuelve el teatro y la música, a un centro cultural, igual como la basílica de San Pedro en Roma O: Usted menciona que la CLAR, la Conferencia Latinoamericana de religiosas/os en América latina ha tenido un importante papel por impulsar la vida evangélica de la iglesia latinoamericana desde los tiempos de la conferencia de Medellín. C: En verdad la CLAR empujó la vida eclesial en América Latina pero allá comenzó la guerra que le declaró el entonces presidente del CELAM, Alfonso López Trujillo, y llegaron gran cantidad de restricciones y prohibiciones, que bloqueó a las religiosos y religiosas en el continente. Y hoy los religiosos y religiosas tienen un estilo que corresponde a ser funcionario de una institución, de su institución religiosa. Pero eso no es que atrae o puede desafiar a la juventud. Hay jóvenes que buscan dedicar su vida a Dios, entregarse al evangelio, pero no quieren ser funcionario de una institución. Por ejemplo hay el movimiento de la Toca de Asis, que están visitando y atendiendo a los pobres en las calles en las ciudades. Es muy significativo que haya movimientos así, tan radicales, que viven la pobreza, y que atraen a los jóvenes. Aunque habrá que añadir que algunos de los líderes sacerdotes de este tipo de movimientos le faltan todavía equilibrio y apertura; se dejan llevar por una espiritualidad tradicional que no se ha actualizada para el mundo de hoy. Nos soy religioso, soy sacerdote diocesano, pero conozco a las congregaciones por muchas amistades. En mi juventud en Bélgica, conocí al mundo diocesano, a la parroquia, al colegio católico, y a los sacerdotes de la diócesis. No había religiosos, los jesuitas eran lejos, en espacio, pero también en actitud, por pertenecer a la clase alta; daban miedo en vez de atraer a jóvenes como yo. Los franciscanos también vivían lejos. Los jóvenes entran en una congregación religiosa porque está cerca, por participar en eventos y movimientos encaminados por una congregación religiosa. Pocas veces se identifican con la vocación propia de la congregación. Y ahora, por mala suerte, los religiosos han perdido su vocación, su carisma propio de ser hermanos y de rehusar el sacerdocio, y de dedicarse a tareas específicas, por transformarse en sacerdotes párrocos. No hay mucha diferencia en la pastoral entre un parroquia de los dominicos y de los salesianos como yo les conozco, salvo tal vez por venerar una María diferente; la Auxiliadora o a la virgen del Rosario. Y para las religiosas es aún más problemática hoy en día. Porque la formula de la actual vida religiosa ya no sirve desde comenzó la emancipación de las mujeres. En este momento en Brasil se busca todavía vocaciones en la población del campo, porque allí no hubiese llegado todavía el pensamiento alrededor la emancipación de las mujeres. Entonces, después muchas religiosas salen a treinta a cuarenta años. Cuando pueden estudiar en la universidad se transforman en mujeres más independientes y salen de la 6 congregación. Porque la dependencia en una congregación es una dependencia muy cariñosa y muy gentil, pero es una dependencia, algo que mujeres de hoy ya no pueden aceptar. Entonces, hablando con mujeres jóvenes, he sugerido que una solución pudiese ser la vida de las Beguinas de la edad media que se desarrollaron tanto en los países bajos y la Renania. Porque cada una de ellas tenía su casa y su vida religiosa propia. No había una superiora propiamente dicho, tan solo una administradora para coordinar actividades, pero por fin y cuenta todas ellas eran autónomas. Y cada uno de ellas trabajando en un servicio a la sociedad, de la municipalidad en el hospital, y otros oficios. Porque la dependencia de un sistema, una organización, aunque sea de mucha caridad, ya no convence. O: Vivemos una verdadera crisis, entonces, de la vida religiosa de las mujeres. C: Si en Europa desapareció por completa la vida religiosa femenina, al menos de la rama activa, es decir las religiosas que no se dedican a la vida contemplativa. Allá las religiosas tienen ahora u promedio de setenta años de edad. Ahora hay muchas mujeres con mucha vocación que están trabajando en tareas sociales y en movimientos sociales, y que, en el fondo, viven como religiosas, pero que buscan mantenerse independientes. Necesitamos otra forma de vida religiosa, se necesita una nueva búsqueda de lo que debería ser la vida religiosa. Y abordamos otro tema que ha impactado mucho en la vida eclesial. Y es la concentración de toda la moral del magisterio eclesial alrededor la vida sexual. Allá era muy impactante la encíclica de Pablo VI Humane Vitae que apareció en 1968. Me recuerdo que estuve en Chile en estos momentos y que una hermana me contó que había encontrada a una mujer que había dado gracias a Dios que se había descubierto un remedio para impedir que haya tantos hijos. La hermana no supo que decir al momento, y después tenía que comunicarle que eso era prohibido. ¿Pero prohibido a nombre de qué? ¿A nombre de la Biblia? Por este particular énfasis en la moral sexual por parte de la iglesia millones de mujeres han dejado de transmitir su fe a sus hijos, porque, por fin en cuenta es la mujer que transmita la fe. 7