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1 OPTIMIZACIÓN DE LOS EFECTOS SINÉRGICOS EN LA TERAPIA ANTIHIPERTENSIVA: EL PAPEL DE LAS COMBINACIONES DE ARB/CCB Contenidos: Estrategias para alcanzar los objetivos de presión arterial, Suzanne Oparil, MD 3 Lineamientos para el manejo clínico de los pacientes de alto riesgo Clive Rosendorff, MD, PHD--------------------------------------------------8 Terapia combinatoria de ARB/CCB en la prevención del riesgo cardiovascular Thomas D. Giles, MD------------------------------------------------------ 12 Estrategias para alcanzar los objetivos de presión arterial Suzanne Oparil, MD Bienvenido a Optimización de los efectos sinérgicos en la terapia antihipertensiva: el papel de las combinaciones ARB/CCB. Esta actividad está auspiciada por la Sociedad Americana de Hipertensión y apoyada por una donación educacional a partir de Daiichi Sankyo, Inc. Mi nombre es Suzanne Oparil. Soy profesora de medicina en Fisiología y Biofísica y directora del Programa de Biología Vascular e Hipertensión del Departamento de Enfermedades Cardiovasculares de la Universidad de Alabama en Birmingham. Seré la primera en hablar y haré una presentación sobre Estrategias para alcanzar los objetivos de presión arterial. El Dr. Clive Rosendorff es el segundo en hablar y discutirá los lineamientos para el manejo clínico de los pacientes de alto riesgo. El Dr. Rosendorff es profesor del Departamento de 2 Medicina en el Instituto Cardiovascular Zena y Michael A. Wiener y en el Centro Marie-Josée y Henry R. Kravis para la Salud Cardiovascular, ambos en el Centro Médico Monte Sinaí de New York. El Dr. Thoma Giles es el último en hablar. Discutirá la terapia combinatoria de ARB/CCB y la prevención del riesgo cardiovascular. El Dr. Giles es profesor de medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad Tulane en New Orleáns. En la población de los Estados Unidos tenemos un gran número de personas que están en riesgo de enfermedad cardiovascular. Si sólo miramos esas cifras, aproximadamente 72 millones de americanos tienen la presión arterial alta; 27 millones de ellos no son tratados. Más de 100 millones tienen hipercolesterolemia y 41 millones de ellos no son tratados. Con respecto a la diabetes, 15 millones están diagnosticados, pero hay un estimado de 5 millones sin diagnosticar. Todo esto se añade al enorme riesgo de enfermedad coronaria y accidente vascular. El costo total de todo esto, incluyendo los costos directos e indirectos relacionados con la pérdida de empleo, la discapacidad, etc., es la asombrosa cifra de 403 billones de USD anuales. Ahora, ¿qué estamos haciendo nosotros para detectar, tratar y controlar la presión arterial alta? Usted pudiera argüir que la copa está medio vacía o que está medio llena. Con respecto a la detección, las cosas se han mantenido bastante estables desde alrededor de 1990. Hemos detectado cerca de tres cuartas partes de los hipertensos del país. En otras palabras, de acuerdo con NHANES, tres cuartas partes de los pacientes hipertensos conocen su condición, alrededor de dos terceras partes están 3 siendo tratados y los índices de control se han incrementado algo desde un 27% a principios de los ’90 hasta un 37% en el período 2003-2004. Es cierto que no está mal y que está mejor que en cualquier otro país del mundo, pero no está perfecto. El objetivo de Salud para la Población en el 2010 es un control del 50%. El objetivo de mi organización, la Sociedad Americana de Hipertensión es un control del 100%. Por tanto queda mucho por andar y el camino se hace más largo porque hay un incremento predecido en la prevalencia de la hipertensión a nivel mundial que es bastante dramático. Se ha predecido que partiendo del año 2000 y yendo hacia el 2025 en los países desarrollados se verá un incremento del 24% en la prevalencia de la hipertensión. En los países en desarrollo donde están descubriendo una dieta alta en grasa, un estilo de vida sedentario y se está viviendo más, habrá un asombroso incremento del 60% en la hipertensión, lo que constituye un serio problema. Además, se ha demostrado mediante datos tomados de Framingham que los pacientes en más alto riesgo no son tratados. Vemos las cifras de medicamentos anti-hipertensivos que son consumidos por los pacientes en Framingham, el 60% sobre monoterapia, el 30% sobre dos medicamentos y sólo un 10% sobre 3 medicamentos que conocemos a partir de estudios que serán discutidos posteriormente, que la mayoría de los hipertensos requieren más de un medicamento para controlar su presión arterial. También a partir de esto usted puede ver que sólo 1 de cada 3 pacientes estaban recibiendo terapia reductora de lípidos. 4 Ahora bien, ¿cuáles son las predicciones para enfermedades cardiovasculares en este año 2007? Sabemos que 1,2 millones de americanos tendrán un ataque cardíaco, sea como primer caso o como caso recurrente; 700 000 tendrán un accidente vascular. La mayor parte de los americanos en la edad de 35 tendrán más de un factor de riesgo vascular, una tercera parte hipercolesterolemia, alrededor de una tercera parte están obesos, aproximadamente una tercera parte son hipertensos, el 20% aún fuma y 1 de cada 10 tendrá diabetes. Hay un conjunto de opciones disponibles para que nosotros podamos reducir la enfermedad vascular y sus consecuencias. Los enfoques preventivos encaminados a identificar los factores de riesgo y a tratar los factores de riesgo individuales, han realmente logrado un éxito muy limitado. Las recomendaciones de tratamiento que se concentran sólo en los factores de riesgo son incompletas y desafortunadamente, en muchos casos, son inconsistentes. Conocemos, a partir de muy poderosos estudios observacionales, que el riesgo de mortalidad cardiovascular, que es el riesgo de ataque cardíaco fatal o accidente vascular fatal, se duplica con cada incremento de 20/10 mm Hg en la presión arterial. Por tanto, incluso si usted tiene una presión tan baja como 135/85, usted tiene dos veces el riesgo que una persona que tenga una presión arterial óptima de 115/75 mm Hg. ¿Y qué decir sobre el tratamiento? Bien, sabemos que en los grupos de pacientes de muy alto riesgo tales como aquellos con diabetes, muy pequeñas, o aparentemente muy pequeñas 5 reducciones en la presión arterial resultan muy efectivas en la reducción de los eventos cardiovasculares. En el estudio HOT, Tratamiento Óptimo de la Hipertensión (Hypertension Optimal Treatment), que fue diseñado para probar la hipótesis de que alcanzar una presión arterial diastólica de menos de 80 sería mejor que una presión diastólica de menos de 85 o una diastólica de menos de 90 en la prevención de eventos, vemos que en el subgrupo de los diabéticos, las presiones arteriales diastólicas alcanzadas eran 85, 83 y 81 y los participantes que alcanzaban el objetivo de 81 mm Hg tenían menos de la mitad de eventos cardiovasculares, ataques cardíacos, accidentes vasculares y mortalidad cardiovascular comparado con el grupo de 85 mm Hg, por lo que pequeñas diferencias producen enormes efectos en los pacientes de alto riesgo. Ahora bien, so nos fijamos en el ensayo CAMELOT, veremos que el medicamento involucrado puede jugar un papel. CAMELOT, que se centraba en pacientes con enfermedad coronaria en la línea basal, halló que el tratamiento con amlodipina comparado con placebo, producía una reducción del 31% en los eventos cardiovasculares en un período de más de dos años de seguimiento, mientras que el enalapril, el inhibidor ACE no producía un efecto significativo. Conocemos, a partir de un subestudio de CAMELOT que se realizó con IVUS o ultrasonido intravascular, que aquellos pacientes de CAMELOT que pudieron normalizar su presión arterial, es decir, tenían presiones arteriales menores de 120/80, mostraban regresión en las lesiones de la arteria coronaria a 6 través de IVUS, mientras que aquellos que presentaban prehipertensión, es decir estaban en la zona de los 130s/80s, no tenían cambios en el tamaño de la placa. Asimismo, aquellos que tenían hipertensión persistente presentaban progresión de las lesiones. Esta es la primera demostración sobre un efecto directo de la presión arterial en el tratamiento anti-hipertensivo sobre la progresión o regresión de las lesiones ateroescleróticas, un estudio muy importante. Ahora bien, ¿qué causa la hipertensión y qué podemos hacer al respecto? En términos generales, hay dos conjuntos de mecanismos, uno es la expansión del volumen y podemos tratar la hipertensión dependiente del volumen con una combinación de diuréticos y bloqueadores del canal del calcio o un diurético y un CCB solo. Hay un componente de vasoconstricción que puede ser tratado o bien con inhibidores RAAS, con inhibidores ACE, con bloqueadores del receptor de angiotensina o con bloqueadores del canal del calcio. Y entonces están esos pacientes que presentan contribuciones tanto de vasoconstricción como de expansión del volumen. En esos individuos, la terapia combinatoria es la indicada y me atrevo a asegurarle que la mayoría de los pacientes están esa categoría y necesitan esa terapia. Tenemos algunos lineamientos para reducir la presión arterial y llevarla al objetivo deseado. La piedra angular de esto es la modificación del estilo de vida, la pérdida de peso, el ejercicio, una buena dieta y la restricción de sodio. Esto funciona extremadamente bien en personas que están motivadas a hacer estas cosas, pero desafortunadamente muchos de nuestros pacientes no están muy motivados que digamos. La segunda 7 estrategia que podemos usar es tratar de eliminar aquellos medicamentos que agravan los incrementos de la presión arterial, incluyendo los NSAIDs en particular, algunos de los inhibidores COX-2 y algunos otros medicamentos por prescripción. En la estrategia número 3 tenemos que usar medicamentos antihipertensivos apropiadas efectivos de y combinaciones anti-hipertensivos, particularmente incluyendo uno de los siguientes: cualquier medicamento más un diurético funciona bastante bien, un CCB más un ARB o un ACE más un diurético es un tipo de combinación de triple impacto muy potente y entonces tenemos vasodilatadores que actúan directamente y pueden ser usados como respaldo. Ahora bien. ¿cuáles son las ventajas de usar dos medicamentos juntos? Unos años atrás se nos enseñaba que la monoterapia era clave pues se podían monitorear los efectos adversos, era más fácil de comprender y cosas así. Ahora sabemos que necesitamos más de un medicamento en la mayoría de los pacientes para controlar la presión arterial y conocemos a partir de muy sofisticados estudios sobre distribución de atención de salud que podemos incrementar la adherencia mediante la simplificación de los regímenes de titulación, reduciendo el número de tabletas y que usar 2 medicamentos en combinación que tengan mecanismos complementarios de acción puede tener un efecto aditivo o posiblemente sinérgico. Estos son particularmente importantes en ciertas poblaciones que están en muy alto riesgo, tales como los diabéticos, los afro-americanos y las personas de muy avanzada edad. Sabemos también que podemos reducir los 8 efectos adversos usando dosis más bajas de los 2 medicamentos usados en la combinación. Otras ventajas son los decrecimientos en los efectos adversos porque en algunos casos el medicamento A reduce los efectos adversos debidos al medicamento B. Por ejemplo, si tenemos un ACE o un ARB en la mezcla, reduciremos los cambios metabólicos inducidos por el diurético, la hipocalemia y la disglicemia. Si tenemos un inhibidor ACE en la mezcla, reducirá el edema periférico relacionado con CCB. Si hacemos todas estas cosas podemos mejorar los resultados generales, reducir más la presión arterial, obtener más altos índices de respuesta con las combinaciones de dosis fija que con la monoterapia. Y, a propósito, debemos destacar que esto resulta menos costoso que tomar los medicamentos individualmente porque los pagos se adicionan y una combinación de medicamentos tiene un solo pago. Además, ¿importa el número de píldoras? Ciertamente que sí. Se ha demostrado, como ilustramos aquí, que una carga más baja de píldoras se asocia con una mejor adherencia a todos los tipos de terapia, en este caso, la terapia anti-hipertensiva y reductora de lípidos dada en conjunto. Como puede ver, los pacientes que no estaban tomando medicamentos cuando se les prescribió el tratamiento tenían una mayor oportunidad de adherencia a través del tiempo. Esos individuos que comenzaron con 6 o más medicamentos tenían muy bajos índices de adherencia. Resulta interesante que aquellos que tomaban 6 medicamentos o más empeoraron significativamente más que los que tomaban de 3 a 5 medicamentos. Por tanto, incluso si usted tiene un paciente 9 anciano en polifarmacia, lo que minimiza el número de medicamentos que se adicionan, esto realzará la adherencia, el grado en que se responsabiliza con la terapia y los resultados terapéuticos. Si el paradigma es alcanzar los objetivos del tratamiento, tenemos que reconocer los factores de riesgo cardiovasculares en nuestros pacientes, primero los obvios y después los menos obvios. Tenemos que actuar precozmente para tratar estos variados factores de riesgo y tratar agresivamente para alcanzar el objetivo. Vamos claramente a necesitar múltiples medicamentos para alcanzar todos estos objetivos, particularmente el de la presión arterial. Tenemos que ser agresivos en la reducción de la presión arterial para lograr un mejor control y necesitamos una mejor adherencia. Tenemos que monitorear la adherencia de nuestros pacientes. En todos estos aspectos, la terapia combinatoria de dosis fija ofrece ventajas. El uso de la combinación de dosis fija le permite a usted en una píldora o tableta abordar múltiples mecanismos de la enfermedad, obtener un mejor control, lograr una mejor adherencia y el objetivo final es retardar la progresión de la enfermedad ya establecida o prevenir una nueva enfermedad y nuevos eventos con vistas a evitar un ataque cardíaco, vascular y la muerte de nuestros pacientes. 10 Lineamientos para el manejo clínico de los pacientes de alto riesgo- Clive Rosendorff, MD, PhD Soy Clive Rosendorff y les voy a hablar sobre los lineamientos para el manejo clínico de los pacientes de alto riesgo. Antes de hacer eso, deba quizás revisar la definición y clasificación de los niveles de presión arterial. De acuerdo con los lineamientos JNC, que ya tienen algunos años, la presión arterial normal se define como menos de 120 en la sistólica y menos de 80 en la diastólica. Existe una categoría denominada prehipertensión, que está entre los 120-139 mm Hg en la sistólica y entre 80-89 en la diastólica. E hipertensión se define como cualquiera por encima de 140/90. Resulta de interés que la Sociedad Europea de Hipertensión tiene muy similares valores límites, aunque sí subclasifica la pre-hipertensión dentro de la llamada normal y normal y alta y tiene más grados de hipertensión en el rango francamente hipertenso. Ahora bien, cuando hablamos sobre riesgo, debemos definir los más importantes factores de riesgo. Estos se muestran es esta diapositiva. Los ancianos, afro-americanos, mexicano-americanos, diabetes tipo 2, síndrome metabólico, pacientes pre-hipertensos, fumadores, bebedores, obesidad abdominal y elevados niveles de CRP. Los que están resaltados son los que se hallan comúnmente en la diabetes y es sabido que la diabetes y la obesidad son quizás dos de los factores de riesgo reversibles más importantes para las catástrofes cardiovasculares. Es importante destacar también que hay una relación por gradaciones entre el riesgo de eventos de coronariopatía y el número eventos de coronariopatía no presentes en casi todos los 11 ensayos clínicos que se han concentrado en los criterios de valoración más difíciles. Básicamente, esta diapositiva nos dice que mientras más alto riesgo absoluto, mayor es el número de eventos cardiovasculares no presentes, mientras más alto el riesgo, mayor el beneficio del tratamiento. Esta diapositiva se refiere a la coronariopatía y esto también es válido para los accidentes vasculares. Ahora bien, ha habido lineamientos publicados que recomiendan abordar los valores de presión arterial que requieren terapia. JNC 2 planteó que cualquier valor por encima de 140/90 constituye hipertensión y que la presión arterial debe llevarse por debajo de ese valor. Sin embargo, ha habido subsiguientemente un número de recomendaciones de lineamientos que siguen el JNC 7 de la Asociación Americana de Diabetes y de la Fundación Nacional de Riñón, que recomendaban valores por debajo de 130/80 para pacientes que tienen diabetes o enfermedad renal crónica. Y nosotros nos hemos acostumbrado bastante a esos valores, menos 140/90 para la generalidad de la población y menos de130/80 para los diabéticos y los que padecen enfermedad renal crónica. Recientemente tuvimos ocasión de mirar los lineamientos en el contexto de la cardiopatía isquémica y nos surgió la pregunta de si los valores no deberían reducirse también para la enfermedad de la coronariopatía. Está claro que la coronariopatía es un paradigma muy complejo. Involucra la reducción del flujo sanguíneo coronario e incremento de la demanda de oxígeno en el miocardio. Hay una presión diastólica baja. Puede haber, y ciertamente la hay en la hipertensión sistólica aislada, una presión 12 arterial sistólica alta. La hipertrofia del ventrículo izquierdo tendrá un impacto en el estrés de la pared. Y el ejercicio, la LVH y la presión sistólica alta incrementarán la demanda de oxígeno. Por tanto el problema es garantizar que en la disminución de la presión arterial, la presión diastólica no baje tanto como para perjudicar la perfusión del miocardio. Nosotros examinamos la evidencia a favor y en contra de la idea de disminuir la presión diastólica y que por consiguiente la presión de perfusión coronaria pueda alcanzar niveles tan bajos como para deteriorar el flujo sanguíneo coronario. Bien, la evidencia con que contábamos para tomar esta decisión era muy, muy escasa. Hay sólo un estudio que se centra en los criterios de valoración más difíciles y es el ensayo HOT, Tratamiento Óptimo para la Hipertensión y usted podrá ver que en los tres grupos de este ensayo, el grupo en el que el objetivo de presión diastólica era menor de 80, aquél en el que era menos de 85 y en el que era menor de 90, no había realmente diferencias en los pacientes no diabéticos en cuanto a eventos, las muertes en este caso, por cada 1000 años paciente. Había, de hecho, una significativa mejoría en esa medición en pacientes del subgrupo diabético que tenían la presión diastólica por debajo de 80. Esto sugiere que no había daño causado por la disminución de la presión diastólica al nivel más bajo posible. CAMELOT es también muy instructivo. Es una evidencia indirecta que usa un criterio de valoración indirecto. Este fue el subestudio de CAMELOT, el cual mostró que si la presión arterial promedio en el período de 2 años del estudio CAMELOT permanecía en el rango de hipertensión, con el lado derecho en rojo, entonces 13 había una progresión del volumen del ateroma coronario. Si la presión arterial, la presión promedio el período de 2 años, estaba en el rango de pre-hipertensión, entonces no había cambios en el volumen del ateroma coronario. Pero aún más interesante y excitante fue el hallazgo de que si la presión arterial, la presión promedio, había sido disminuida a un valor menor de 120/80, había realmente una regresión del volumen del ateroma coronario. Esto constituyó pues una evidencia de que más baja es mejor desde el punto de vista de realmente lograr un impacto sobre la carga de coronariopatía ateroesclerótica. La próxima línea de evidencia que tuvimos que considerar fue la epidemiológica y esta se obtuvo a partir del estudio Framingham, para demostrar que los niveles de la llamada pre-hipertensión de la presión arterial, normal y normal alto de acuerdo con las definiciones europeas, son ciertamente no benignos y que la incidencia o la incidencia acumulativa o los eventos cardiovasculares son mucho más altos en un período de 2 años que cuando hay un óptimo control de la presión arterial, o sea, que esta se encuentre por debajo de 120/80. Lo mismo se cumple en las mujeres y quizás sea aún más pronunciado en el caso de las mujeres, es decir, que las llamadas presiones arteriales normal y normal alta son ciertamente no benignas y comportan un riesgo excesivo. La base de datos más grande, de hecho, sobre este tópico en particular y que se muestra aquí, contiene los índices de cardiopatía isquémica por presión arterial sistólica a la izquierda y la presión diastólica a la derecha y usted puede ver que la mortalidad por cardiopatía isquémica es directamente proporcional 14 a la presión arterial sistólica y diastólica a través de un enorme rango de presiones arteriales, yendo justo en orden descendiente hasta menos de 120 en la sistólica y hasta alrededor de 70 mm en la diastólica en todos los estudios por grupo de edad desde los muy jóvenes hasta los muy ancianos, o sea, el grupo de 80-89 años. Esto nos dice pues que en la escala logarítmica lineal, la relación entre presión arterial y riesgo es continua y va en orden descendente hasta muy bajos niveles. Esto apoya la idea de que mientras más preocupante sea la cardiopatía isquémica, será mejor que la presión arterial esté lo más baja posible. Por ello la Asociación Americana del Corazón estableció un grupo de trabajo para desarrollar lineamientos para el tratamiento de la hipertensión en pacientes con coronariopatía que publicó sus hallazgos el 29 de mayo de 2007 y aparecen estos valores: para la prevención primaria de la cardiopatía isquémica, menos de 140/90 sigue siendo la norma; para la diabetes y la enfermedad renal crónica, menos de 130/80 y esos son los valores convencionales para esas dos condiciones. Pero la nueva propuesta fue que para la coronariopatía y para los equivalentes de riesgo de la coronariopatía, es decir, la enfermedad vascular cerebral, la enfermedad de la carótida, el aneurisma aórtico y la enfermedad vascular periférica, así como para todos los pacientes cuya puntuación de riesgo Framingham sea de más del 10%, o sea, un riesgo de más del 10% de desarrollar un evento cardiovascular en 10 años, la presión arterial a alcanzar debe ser menor de 130/80, lo que implica que si la presión arterial de línea basal está por encima de eso, entonces la terapia antihipertensiva debe instituirse. Así, los pacientes con enfermedad 15 cardíaca establecida, angina estable, angina inestable, elevación de MI no-ST, elevación MI ST y para la insuficiencia cardíaca de etiología isquémica, el valor se da nuevamente como de menos de 130/80, pero a los médicos se les aconseja considerar un objetivo aún más bajo de menos de 120/80. Ahora bien, esto tiene enormes implicaciones de salud pública, especialmente la propuesta de que las personas con un alto riesgo cardiovascular, medida a partir de la puntuación de riesgo Framingham de 10% o más, deben ser tratadas si su presión arterial es de más de 130/90 y el objetivo debe ser de menos de 130/80. Si usted mira al grupo a mano izquierda del gráfico en el caso de los hombres y usted se concentra en lo carmelita, lo verde y lo amarillo, puede ver que de hecho, una significativa proporción de hombres por encima de 50 años tienen un riesgo incrementado de coronariopatía en un plazo de 10 años. Y de hecho, en la década de 60- 69 años, hay alrededor de un 50% o más de los pacientes que estarán definidos como apropiadamente manejados con terapia anti-hipertensiva si su presión arterial está por encima de 130/80. En el grupo de 70- 79 años casi todos deben tener su presión arterial reducida a menos de 130/90. Hay una progresión similar en el caso de las mujeres, pero las proporciones absolutas son mucho más pequeñas. Por tanto, en resumen, se puede decir que hay una amplia evidencia ahora, aunque es indirecta, de que mientras más baja la presión, mejor para el manejo y también que los nuevos lineamientos recientemente publicados por la Asociación Americana del Corazón apoyan la idea de que la coronariopatía y el riesgo de la arteria coronaria deben unirse a la diabetes y la enfermedad renal crónica como casos especiales para objetivos más bajos de presión arterial. La línea principal es si debemos tratar a más pacientes con una terapia más agresiva para obtener objetivos de presión arterial más bajos. Gracias por su atención. 16 TERAPIA COMBINATORIA ARB/CCB EN LA PREVENCIÓN DEL RIESGO CARDIOVASCULAR- THOMAS D. GILES, MD Hola, mi nombre es Tom Giles y soy profesor de medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad Tulane. Me gustaría hablarles por un breve tiempo acerca de la terapia combinatoria del bloqueador del receptor de angiotensina y del bloqueador del canal de calcio y de cómo puede ser usada para prevenir el riesgo cardiovascular. Siempre me gusta comenzar con una diapositiva que pienso delinea cómo la hipertensión debe ser atacada tempranamente en términos de tratamiento y eso tiene que ver con los datos a partir del Estudio Framingham que mostró muy claramente que tener una presión arterial elevada se asociaba con una incrementada morbilidad y mortalidad cardiovascular. Posteriormente a ese, ha habido una serie de ensayos clínicos, incluyendo el Estudio de la Administración de Veteranos mostrados aquí y que claramente demostraron que disminuir los niveles de presión arterial realmente comportaba beneficios para los pacientes al reducir la mortalidad y morbilidad cardiovascular. Lo que hemos aprendido, por supuesto, es que la presión arterial es un maravilloso biomarcador para la hipertensión y es mostrado aquí por el grupo IDACO. Hay una muy estrecha correlación entre el nivel de las presiones arteriales detectados mediante monitoreo ambulatorio y el riesgo cardiovascular para las presiones sistólica y diastólica. De hecho, la curva es casi vertical comenzando con alrededor de 110- 120 mm Hg. Se halló en ese estudio que las presiones arteriales nocturnas son mucho más bajas para las 17 personas con un estado óptimo que lo que se habíamos determinado previamente. Esto es importante porque para aquellos que se encuentran en la práctica esencial reconocer que en ocasiones aún pequeñas diferencias en la presión arterial pueden tener un gran efecto clínico. Por ejemplo, basado en los datos a partir del grupo Lewington, al que aludiera previamente la Dra. Oparil, usted puede ver que una reducción de 10 mm en la presión arterial sistólica puede traer por resultado una sorprendente reducción del 30% en la mortalidad por cardiopatía isquémica y una reducción del 40% en cuanto a accidentes vasculares. Estos datas son tan impresionantes que pienso que deben llevarnos a la mayoría de nosotros a decir que nuestros pacientes estarían mucho mejor con una reducción probablemente a de sus niveles elevadas que presiones arteriales, no habíamos anteriormente considerado como dianas. La JNC 7 dio algunos buenos consejos en cuanto a que si los individuos estaban un 20/10 por encima del objetivo que había sido establecido por el médico, por ejemplo, ellos se encontrarían primariamente en una estadío II de la hipertensión. Sin embargo, usted puede apegarse a esta filosofía y considerar que cualquier paciente que esté un 20/10 por encima del objetivo debe ser considerado para comenzar a tratarlo con al menos 2 medicamentos. Pero a veces empieza el médico a dudar si hacerlo en dos prescripciones separadas o en tabletas de combinación y esa indecisión priva a menudo al paciente de una rápida respuesta en cuanto a la reducción de su presión arteriall en un plazo que puede ir de semanas a meses, cuestión que 18 ahora sabemos que es muy importante ya que, entre otras cosas, proveerle una satisfactoria reducción de su presión arterial a menudo influye en su capacidad para continuar tomando las medicaciones. La terapia combinatoria de dosis fija tiene algunas ventajas. Ahora sabemos a partir de ensayos clínicos previos que vamos a necesitar al menos 2 medicamentos para controlar como mínimo una hipertensión de estadío II y, como ya he dicho, usando una regla de 10, que es como decir una reducción de 10 mm Hg en la presión arterial sistólica para cada clase de medicamento usado, usted va a necesitar al menos 2 medicamentos para lograr una reducción de 20 mm. Además, usted puede usar en ocasiones dosis más bajas de 2 medicamentos diferentes debido al hecho de que la aditividad es grande y ello puede a menudo traer por consecuencia un resultado mejor tolerado aparte de que algunas veces los beneficios de un medicamento paliará los efectos adversos del otro constituyente. Esto simplifica el régimen en pacientes que a menudo sienten que están mejor tomando menos píldoras, lo que ha sido demostrado en ensayos clínicos. Hay otras ventajas, incluso beneficios económicos. Por ejemplo, menos co-pagos para el paciente y quizás menores costos de atención de salud debido a menos visitas a las consultas. Una vez que los pacientes son tratados como para alcanzar el objetivo rápidamente, no tienen que regresar tan a menudo en repetidas visitas. Muchas combinaciones de agentes tienen mecanismos de acción complementarios, por ejemplo, los medicamentos del sistema 19 renina-angiotensina-aldosterona funcionan muy bien tanto con diuréticos como con bloqueadores del canal de calcio. Algunas personas sienten que los agentes RAAS realmente deben ser el medicamento base y estos otros medicamentos ser puestos en dependencia de sus usos. Ahora bien, también hay algunas desventajas que han sido señaladas anteriormente, algunas reales, pienso yo y algunas quizás más imaginadas. Algunas personas sienten que la presión arterial puede ser controlada con un medicamento, es decir, con monoterpaia. Sin embargo, la experiencia nos ha enseñado, no sólo anecdóticamente, sino en ensayos clínicos particularmente, que los pacientes con cualquier grado de elevación en la presión arterial, en especial si usted necesita reducirla de 10-20 mm Hg, van a requerir 2 medicamentos. El otro aspecto es que los medicamentos pudieran resultar demasiado potentes, causando una indeseable reducción de la presión arterial, es decir, llevar a la hipotensión. Esto no se ha podido apreciar en los ensayos clínicos que se han concentrado en medicamentos combinatorios. De hecho, ellos tienen un muy buen perfil individual. Pienso que esto se ha logrado seleccionando la dosificación de los componentes de modo que se han logrado combinaciones de dosis fija. El riesgo aditivo para los efectos adversos independientes de la dosis, por supuesto, es algo que sí existe. El inhibidor de la enzima convertidota, por ejemplo, puede tener un efecto que produce tos en algunas personas. Esto, por supuesto, así como el angioedema, es independiente de la dosis, por lo que si uno tiene esto en una combinación, pudiera esperar que algunos pacientes en bajos porcentajes realmente presenten este efecto adverso. 20 Sin embargo, para el clínico que comprende la diferente farmacología de los ARBs y los ACEs, así como de los diuréticos y los bloqueadores del canal de calcio, seleccionar el responsable en esta instancia no sería algo difícil. Además, usted tiene que balancear el riesgo de esos efectos adversos independientes de la dosis de aquellos dependientes de la dosis. Por ejemplo, el bloqueador del canal de calcio puede producir edema y esto se relaciona con la dosis. Sin embargo, como señalé inicialmente, en ocasiones combinar los bloqueadores del canal de calcio con, por ejemplo, un agente RAAS realmente traerá por resultado menos edema. Usted no tiene que descontinuar necesariamente ambos medicamentos si aparecen efectos adversos. Se pueden utilizar otras combinaciones que no tienen el constituyente responsable como componente. Por consiguiente, usted puede evitar las otras visitas a la consulta y más exámenes de laboratorio que pudieran requerirse si alguien realmente tuviera efectos adversos que persistieran. El principal beneficio de la terapia combinatoria de dosis fija en la hipertensión es la predictibilidad en el grado de reducción de la presión arterial; esta es la razón para escoger los componentes y las dosis que vienen etiquetadas y, además, la predictibilidad en la ocurrencia de efectos adversos. El clínico entonces puede sentarse con el paciente, determinar cuál es el objetivo de presión arterial a alcanzar y después prescribir la apropiada combinación para, primero, reducir la presión arterial a la cantidad deseada y, segundo, saber y tener confianza en el hecho de que el paciente no a sufrir efectos secundarios adversos. 21 Delineada está aquí, por supuesto, una muy agradable ilustración de por qué los agentes RAAS y los bloqueadores del canal de calcio funcionan tan bien de conjunto. Los agentes RAAS, por supuesto, bloquean el sistema renina-angiotensina a varios niveles, los inhibidores de la enzima convertidota al inhibir la enzima que convierte la angiotensina I y la angiotensina II y el bloqueador del receptos de angiotensina que ocupa el subtipo del receptos ATI del receptor de la angiotensina II. El bloqueador del canal de calcio, por otra parte, afecta el flujo de calcio a través del canal L en los vasos sanguíneos con lo que por consiguiente bloquea la senda común final para una gran cantidad de vasoconstricción y otras acciones que son producidas por los sistemas neurohormonales de la hipertensión. Por eso funciona muy bien poner estos dos medicamentos juntos ya que estos mecanismo de acción son de hecho complementarios. He aquí un ejemplo, un ejemplo clínico, de cómo funciona esto. Tomemos una combinación de amlodipina y valsartam de dosis fija para una hipertensión de leve a moderada. En la medida que se va del lado izquierdo, que es el placebo, hacia el lado derecho, que es una dosis más grande de valsartam primero más amlodipina, uno ve una muy agradable progresión escalonada primero para los componentes individuales y después para las combinaciones en cuanto a la reducción de la presión arterial. Este es un hermoso ejemplo de incremento en la eficacia. Una vez más se muestra el mismo tipo de construcción, en este caso con una combinación de amlodipina y olmesartan. Uno puede mirar los componentes individuales en el lado izquierdo después de mirar la barra de placeo y notará que el placebo está 22 muy apretado aquí lo que hace a estos datos particularmente impresionantes. Y entonces en la medida que uno se mueve hacia la derecha, las combinaciones de amlodipina y olmesartan a los altos niveles son muy impresionantes. De hecho, la combinación de amlodipina y olmesartan de alta dosis trae por resultado una reducción de casi 30 mm Hg en la presión arterial sistólica. Eso sería muy poderoso en pacientes en los que se desea lograr reducciones de esa magnitud. Por lo tanto, en conclusión, los bloqueadores del sistema reninaangiotensina-aldosterona, tanto los ACEs como los ARBs, han demostrado ser altamente eficaces y seguros en la hipertensión y han demostrado también estar realmente disponibles en la reducción de punto termina en los pacientes de alto riesgo. Los diuréticos y los bloqueadores de calcio y en esta instancia mayormente estamos hablando de la amlodipina, son eficaces y seguros y también han demostrado resultados beneficiosos en pacientes de alto riesgo. Claramente, usted puede combinar los ARBs con hidroclorotiazida o los ARBs con bloqueadores del canal de calcio. Hay ahora combinaciones de dosis fija disponibles y que proveen una poderosa y bien tolerada eficacia a través de todo el espectro de pacientes hipertensos, que responden mucho mejor sin el enojoso problema de tener que seleccionar una monoterapia seriada y entonces tratar de adivinar cuál sería la combinación apropiada. Los recientes productos disponibles ARB/amlodipina pueden ser de particular valor en un gran grupo de pacientes, particularmente hipertensos con comorbilidades que requieren terapia combinatoria para el control y cuyos hallazgos cardiovasculares, renales y metabólicos pudieran abordarse mediante estos medicamentos en particular. Muchas gracias por su atención y espero que hayan disfrutado nuestro programa. [ELSA ZUFERRI Octubre 28 de 2008.]