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Enfermedad de Alzheimer De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a navegación, búsqueda Enfermedad de Alzheimer Cerebro con enfermedad de Alzheimer comparado con uno normal en imágenes capturadas por RMN. CIE-10 G30; F00 CIE-O 331.0; 290.1 CIE-9 OMIM [1] Buscar en Medline (en inglés) Buscar en Medline Plus {{{1}}} en MedlinePlus Demencia senil de tipo Alzheimer (DSTA). La enfermedad de Alzheimer [ˈʔalts hai mɐ, no al ˈsai mer como se suele pronunciar] es una enfermedad neurodegenerativa, que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Se caracteriza en su forma típica por una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que las células nerviosas (neuronas) mueren y diferentes zonas del cerebro se atrofian. La enfermedad suele tener una duración media aproximada de 10-12 años, aunque ello puede variar mucho de un paciente a otro. Los síntomas de la enfermedad como una entidad nosológica diferenciada fueron identificados por Emil Kraepelin y la neuropatología característica fue observada por primera vez por Alois Alzheimer en 1906. Así pues, la enfermedad fue codescubierta por Kraepelin y Alzheimer, que trabajaba en el laboratorio del primero. Sin embargo, dada la gran importancia que Kraepelin daba a encontrar la base neuropatológica de desórdenes psiquiátricos, decidió nombrar la enfermedad en honor a Alzheimer. Texto en negrita== Epidemiología == La edad avanzada es el principal factor de riesgo para sufrir la enfermedad de Alzheimer (mayor frecuencia Sinónimos a mayor edad), aunque en una minoría de casos se puede presentar en edades menores a 60 años. Entre el 2% y el 3% de los menores de 65 años muestran signos de la enfermedad, mientras sube hasta el 25% y el 50% en los mayores de 85 años. Tabla de contenidos [ocultar] 1 Diagnóstico 2 Fases 3 Causas 4 Síntomas 5 Tratamiento o 5.1 Tratamientos farmacológicos o 5.2 Tratamientos complementarios al farmacológico o 5.3 Otros tratamientos que se están investigando 6 Véase también 7 Enlaces externos [editar] Diagnóstico El diagnóstico se basa primeramente en la historia y la observación clínica. Durante una serie de semanas o meses se realizan pruebas de memoria y de funcionamiento intelectual. También se realizan análisis de sangre y escáner para descartar diagnósticos alternativos. No existe un test premortem para diagnosticar concluyentemente el Alzheimer. Se ha conseguido aproximar la certeza del diagnóstico a un 85%, pero el diagnóstico definitivo debe hacerse con pruebas sobre tejido cerebral, generalmente en la autopsia. Las pruebas de imagen cerebral pueden mostrar (sin seguridad) diferentes signos de que existe una demencia, pero no de cuál se trata. Por tanto, el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer se basa en la presencia de ciertas características neurológicas y neuropsicológicas y en la ausencia de un diagnóstico alternativo, y se apoya en el escáner cerebral para detectar signos de demencia. Actualmente nexisten en desarrollo nuevas técnicas de diagnóstico basadas en el procesamiento de señales electroencefalográficas. [editar] Fases El Alzheimer pasa por diferentes fases. La enfermedad se puede dividir en tres etapas: Inicial, con una sintomatología ligera o leve, el enfermo mantiene su autonomía y sólo necesita supervisión cuando se trata de tareas complejas; Intermedia, con síntomas de gravedad moderada, el enfermo depende de un cuidador para realizar las tareas cotidianas Terminal, estado avanzado y terminal de la enfermedad, el enfermo es completamente dependiente. [editar] Causas Las causas de la enfermedad no han sido completamente descubiertas, aunque se han relacionado con el acúmulo anómalo de las proteínas betaamiloide y tau en el cerebro de los enfermos. En una minoría de enfermos, la enfermedad de Alzheimer se produce por la aparición de mutaciones en los genes PSEN1, PSEN2 y APP. En este caso la enfermedad aparece en épocas tempranas de la vida y se transmite de padres a hijos (por lo que existe habitualmente historia familiar de enfermedad de Alzheimer en edades precoces). j [editar] Síntomas Los síntomas más comunes de la enfermedad son alteraciones del estado de ánimo y de la conducta, pérdida de memoria, dificultades de orientación, problemas del lenguaje y alteraciones cognitivas. La pérdida de memoria llega hasta el no reconocimiento de familiares o el olvido de habilidades normales para el individuo. Otros síntomas son cambios en el comportamiento como arrebatos de violencia en gente que no tiene un historial de estas características. En las fases finales se deteriora la musculatura y la movilidad, pudiendo presentarse incontinencia de esfínteres (incontinencia urinaria y/o incontinencia fecal) Desde el enfoque de la Neuropsicología, las alteraciones neuropsicológicas en la enfermedad de Alzheimer son: - Memoria: deterioro en la memoria reciente, remota, inmediata, verbal, visual, episódica y semántica. - Afasia: deterioro en funciones de comprensión, denominación, fluencia y lecto-escritura. - Apraxia: tipo constructiva, apraxia del vestirse, apraxia ideomotora e ideacional. - Agnosia: agnosia perceptiva y espacial. Este perfil neuropsicológico recibe el nombre de Triple A o Triada afasiaapraxia-agnosia. No todos los síntomas se dan desde el principio sino que van apareciendo conforme avanza la enfermedad. [editar] Tratamiento En la actualidad no existe cura para la enfermedad, pero sí tratamientos que intentan reducir el grado de progresión de la enfermedad y sus síntomas. [editar] Tratamientos farmacológicos Se ha probado la eficacia de fármacos anticolinesterásicos que tienen una acción inhibidora de la colinesterasa, la enzima encargada de descomponer la acetilcolina, el neurotransmisor que falta en el Alzheimer y que incide sustancialmente en la memoria y otras funciones cognitivas. Con todo esto se ha mejorado el comportamiento del enfermo en cuanto a la apatía, la iniciativa y la capacidad funcional y las alucinaciones, mejorando su calidad de vida. Sin embargo, es preciso remarcar que en la actualidad (2007) la mejoría obtenida con dichos fármacos es discreta, es decir, no se ha conseguido alterar el curso de la demencia subyacente. El primer fármaco anticolinesterásico comercializado fue la tacrina, hoy no empleada por su hepatotoxicidad. En 2006, en España existen 3 fármacos disponibles: donepezilo (comercializado como Aricept), rivastigmina (comercializado como Exelon) y galantamina (comercializado como Reminyl). Los tres presentan un perfil de eficacia similar con parecidos efectos secundarios. Estos últimos suelen ser alteraciones gastrointestinales, anorexia y trastornos del ritmo cardiaco. La memantina es un fármaco con un mecanismo de acción supuestamente diferente, que tiene su indicación en estadios moderados y severos de la enfermedad de Alzheimer. Su teórico mecanismo de acción se basa en antagonizar los receptores NMDA glutaminérgicos. Al parecer, un exceso de estimulación glutaminérgica podría producir o inducir una serie de reacciones intraneuronales de carácter tóxico. Los ensayos clínicos han demostrado una eficacia moderada en estos pacientes y un perfil de efectos secundarios aceptables. En 2005 se aprobó también la indicación en estadios moderados de la enfermedad. [editar] Tratamientos complementarios al farmacológico Existen ciertas evidencias sobre que la estimulación cognitiva ayuda a ralentizar la pérdida de funciones cognitivas. Esta estimulación deberá trabajar aquellas áreas que aun conserva el paciente de forma que este entrenamiento permita compensar las pérdidas que el paciente está sufriendo. [editar] Otros tratamientos que se están investigando Se están realizando experimentos con vacunas. Están basados en la idea de que si el sistema inmune puede ser entrenado para reconocer y atacar la placa beta-amiloide, podría revertirse la deposición de amiloide y parar la enfermedad. Los resultados iniciales en animales fueron prometedores. Sin embargo, cuando las primeras vacunas se probaron en seres humanos, se produjo inflamación cerebral en una pequeña proporción de los participantes en el estudio, por lo que se detuvieron las pruebas. Se continuó estudiando a los participantes en el estudio y se observó mejora en lo que respecta a la lentitud de progreso de la enfermedad. Estudios recientes en ratones parecen progresar en el problema de la inflamación cerebral. Se espera que en el futuro esta vía de investigación dé mejores resultados y que una vacuna pueda ser aplicada en familias con historial de enfermedad de Alzheimer. Otra de las áreas de investigación es la medicina regenerativa. Se trata de inyectar en el cerebro del paciente células madre embrionarias o adultas para intentar detener el deterioro cognitivo. Ya se han hecho experimentos en humanos con resultados positivos. [editar] Véase también Demencia de cuerpos de LewyEl alzheimer es una demencia progresiva que tiene el déficit de memoria como uno de sus síntomas más tempranos y pronunciados. Por lo general, el paciente empeora progresivamente, mostrando problemas perceptivos, del lenguaje y emocionales a medida que la enfermedad va avanzando. A nivel neuronal, la enfermedad está asociada con el desarrollo de placas y ovillos de fibras que van recubriendo el cerebro. El 50% de los mayores de 65 años demenciados sufren de alzheimer. Se diagnostica definitivamente durante la autopsia. ETAPAS DE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER Estadio 0: Caracterizado por independencia en el trabajo, compras, finanzas y actividad social. Estadio 1: Aparición de negligencia moderada y dificultades para encontrar palabras además de: pérdida de objetos, olvido de nombres de familiares, frecuencia del fenómeno "tenerlo en la punta de la lengua" y pérdida de la percepción espacial expresada en no saber volver a casa. Estadio 2: Frecuentes y severas quejas de pérdida de memoria y lenguaje, incapacidad de funcionar independientemente fuera del hogar. Comienzan a requerir asistencia para higiene, vestirse y alimentación. Estadio 3: Dejan de reconocer a su pareja, hijos e incluso su propio reflejo en el espejo. Comienzan a sufrir de mutismo o balbuceo incoherente. Presentan alucinaciones, delirios y conductas excéntricas tales como almacenar de todo. También comienzan a darse convulsiones, incontinencia y reflejos infantiles. MEMORIA IMPLÍCITA O INCONSCIENTE RELATIVAMENTE PRESERVADA La llamada memoria implícita o inconsciente parece sufrir un proceso de degeneración mucho más lento. Se refiere a cosas profundamente interiorizadas como cantar una canción de misa en el caso de un católico practicante, cortar un tomate, hacer una cama ... ¿ EXISTEN ESPERANZAS DE CURACIÓN ? Por desgracia, la respuesta es no, de momento. Sin embargo, con la mejora de la atención médica, la edad media crece continuamente en las sociedades occidentales. La frecuencia de la demencia senil es considerable y tiene grandes costes para la sociedad en cuidados de enfermería, médicos, y por supuesto, en sufrimiento humano. Por esta razón hay un considerable interés en la posibilidad de aliviar los efectos de la demencia. De hecho, se han obtenido resultados muy positivos a la hora de aplicar técnicas de ejercitación de la memoria con el fin de retrasar los síntomas. ¿ PUEDE PREDECIRSE ? Existen evidencias de personas con un riesgo mayor de sufrir alzheimer según sus rasgos de personalidad y hábitos de vida. Estas personas se caracterizan por tener vidas rutinarias poco interés por la cultura, escaso hábito de lectura, escasas aficiones, ausencia de curiosidad ... También existen técnicas de detección tempranas tan simples como el "recuerdo libre" que consiste en leer una lista de palabras para después evocarlas en voz alta. Problemas severos en la realización de esta prueba denotan de forma muy fiable la aparición de la demencia. Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob Memoria humana Deterioro Cognitivo Leve Demencia senil de tipo Alzheimer (DSTA); Mal de Alzheimer Definición Volver al comienzo La enfermedad de Alzheimer, una forma de demencia, es una afección cerebral progresiva y degenerativa que afecta la memoria, el pensamiento y la conducta. La alteración de la memoria es una característica necesaria para el diagnóstico de ésta o de cualquier otro tipo de demencia. También se debe presentar cambio en una de las siguientes áreas: lenguaje, capacidad de toma de decisiones, juicio, atención y otras áreas de la función mental y la personalidad. La velocidad de progresión es diferente para cada persona. Si la enfermedad de Alzheimer se desarrolla rápidamente, es probable que continúe progresando de la misma manera, pero si ha sido de desarrollo lento, probablemente seguirá un curso lento. Causas, incidencia y factores de riesgo Volver al comienzo Más de 4 millones de estadounidenses sufren actualmente de la enfermedad de Alzheimer. Cuanto mayor es la persona, mayor es el riesgo de desarrollar esta enfermedad, aunque no es parte del envejecimiento normal. Otro factor de riesgo común es el hecho de tener antecedentes familiares de la enfermedad. Además de la edad y los antecedentes familiares, los factores de riesgo para esta enfermedad pueden ser, entre otros: Presión arterial alta por mucho tiempo Antecedentes de traumatismo craneal Niveles altos de homocisteína (un químico corporal que contribuye a enfermedades crónicas como la cardiopatía, la depresión y posiblemente la enfermedad de Alzheimer) Pertenecer al género femenino; debido a que las mujeres generalmente viven más que los hombres, tienen mayor probabilidad de desarrollar esta enfermedad Existen dos tipos de enfermedad de Alzheimer: de inicio temprano y de inicio tardío. En la primera, los síntomas aparecen primero antes de los 60 años, es mucho menos común y es responsable de solamente el 5 al 10% de los casos. Sin embargo, tiende a progresar rápidamente. La causa de la enfermedad de Alzheimer no se conoce por completo, pero se cree que abarca tanto factores genéticos como ambientales. El diagnóstico de esta enfermedad se hace sobre la base de síntomas característicos y excluyendo otras causas de demencia. Se han descartado las teorías anteriores sobre la acumulación de aluminio, plomo, mercurio y otras sustancias en el cerebro que se creía llevaban a que se presentara esta enfermedad. La única forma de saber con certeza que alguien sufrió la enfermedad de Alzheimer es por medio de estudios microscópicos de una muestra de tejido cerebral después de la muerte. El tejido cerebral muestra "nudos neurofibrilares" (fragmentos enrollados de proteína dentro de las neuronas que las obstruyen), "placas neuríticas" (aglomeraciones anormales de células nerviosas muertas y que están muriendo, otras células cerebrales y proteína) y "placas seniles" (áreas donde se han acumulado productos de neuronas muertas alrededor de proteínas). Aunque estos cambios ocurren en cierto grado en todos los cerebros con la edad, se presentan mucho más en los cerebros de las personas con enfermedad de Alzheimer. La destrucción de las células nerviosas (neuronas) lleva a una disminución de los neurotransmisores (sustancias secretadas por una neurona para enviar los mensajes a otra neurona), cuyo equilibrio correcto es crítico para el cerebro. Al causar cambios tanto estructurales como químicos en el cerebro, la enfermedad de Alzheimer parece desconectar áreas del cerebro que normalmente trabajan juntas. Alrededor del 10% de las personas mayores de 70 años tiene problemas significativos de memoria y cerca de la mitad de éstos se deben a la enfermedad de Alzheimer. El número de personas con esta enfermedad se duplica cada década después de los 70 años y el hecho de tener un pariente de sangre cercano que ha desarrollado la enfermedad aumenta el riesgo. La enfermedad de Alzheimer de inicio temprano se puede presentar en familias e involucra mutaciones hereditarias autosómicas dominantes que pueden ser la causa de la enfermedad. Hasta ahora, se han identificado tres genes de aparición temprana. La enfermedad de Alzheimer de inicio tardío, que es el tipo más común, se desarrolla en personas de 60 años o más y se cree que es menos probable que sea hereditaria. La enfermedad de Alzheimer de inicio tardío puede presentarse en algunas familias, pero el papel de los genes es menos directo y definitivo. Es posible que estos genes no provoquen el problema en sí, sino que aumenten la probabilidad de formación de placas y nudos u otras patologías relacionadas con la enfermedad de Alzheimer en el cerebro. Síntomas Volver al comienzo En las etapas tempranas, los síntomas pueden ser muy sutiles y pueden parecerse a signos que muchas personas erróneamente le atribuyen al "envejecimiento normal". Entre los síntomas se encuentran uno o más de los siguientes: Repetición frecuente de enunciados Ubicación equivocada de cosas Dificultad para recordar el nombre de objetos conocidos Perderse en rutas conocidas Cambios de personalidad Perder interés por las cosas que antes se disfrutaba Dificultad para realizar tareas que requieren algo de elaboración mental, pero que solían ser fáciles, como llevar el control de uso de la chequera, jugar juegos complejos (como bridge) y aprender rutinas o informaciones nuevas En una etapa más avanzada, los síntomas son más obvios y pueden abarcar: Olvidar detalles acerca de eventos corrientes Olvidar eventos en la vida personal, perdiendo conciencia de quién se es Problemas para escoger la ropa apropiada Alucinaciones, discusiones, repartir golpes y conducta violenta Delirio, depresión y agitación Dificultad para realizar tareas básicas como preparar alimentos y conducir En las etapas finales de la enfermedad, la persona ya no puede vivir sin ayuda. La mayoría de las personas en esta etapa: Ya no reconocen el lenguaje Ya no reconocen a los miembros de la familia Ya no son capaces de desempeñar las actividades básicas de la vida diaria como comer, vestirse y bañarse Signos y exámenes Volver al comienzo El primer paso para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer es establecer la presencia de demencia y, en segundo lugar, se debe aclarar el tipo de la demencia. El médico realiza la historia clínica, hace el examen físico (incluyendo un examen neurológico) y evalúa el estado mental del paciente. Es posible que se ordenen exámenes para determinar si existe una condición tratable que pueda estar provocando la demencia o contribuyendo a empeorar la enfermedad de Alzheimer. Entre estas condiciones se pueden mencionar la enfermedad tiroidea, la deficiencia de vitaminas, los tumores cerebrales, la intoxicación por drogas o medicamentos, las infecciones crónicas, la anemia y la depresión severa. Por lo general, la enfermedad de Alzheimer tiene un patrón característico de síntomas y los médicos experimentados pueden diagnosticarla teniendo en cuenta los antecedentes y el examen físico. Entre los exámenes que se hacen con frecuencia para evaluar o descartar otras causas de demencia están la tomografía computarizada (TC), la imagen por resonancia magnética (IRM) y exámenes de sangre. En las etapas tempranas de la demencia, la imagen cerebral en las gammagrafías puede ser normal; mientras que en etapas posteriores, una IRM puede mostrar una disminución en el tamaño de la corteza cerebral o del área del cerebro responsable de la memoria (el hipocampo). Aunque estos exámenes no confirman el diagnóstico, sí excluyen otras causas de demencia como los accidentes cerebrovasculares y los tumores. Tratamiento Volver al comienzo Infortunadamente, no existe cura para la enfermedad de Alzheimer. Los objetivos del tratamiento son: Disminuir el progreso de la enfermedad Manejar los problemas de comportamiento, confusión y agitación Modificar el ambiente del hogar Apoyar a los miembros de la familia y otras personas que brindan cuidados Los tratamientos más prometedores abarcan cambios en el estilo de vida, medicamentos y suplementos antioxidantes como ginkgo biloba y vitamina E. CAMBIOS EN EL ESTILO DE VIDA: Las siguientes medidas pueden ayudar a las personas con enfermedad de Alzheimer: Participar en un programa de caminatas supervisadas con un tutor u otra compañía confiable. Esto puede ayudar a mejorar las habilidades de comunicación y disminuir el riesgo de andar deambulando. Utilizar la terapia de luz brillante para ayudar a reducir el insomnio y el deseo de deambular. Escuchar música relajante que puede reducir los intentos por deambular y la inquietud, incrementar los químicos cerebrales, mitigar la ansiedad, aumentar el sueño y mejorar la conducta. Conseguir un perro como mascota. Practicar técnicas de relajación Recibir masajes regulares que son relajantes y suministran interacción social TRATAMIENTO CON MEDICAMENTOS: Existen varios medicamentos disponibles para retardar el progreso de la enfermedad y, posiblemente, mejorar las capacidades mentales de la persona. La memantina (Namenda) actualmente es la única droga aprobada para el tratamiento de la enfermedad o mal de Alzheimer que va de moderada a severa. Otros medicamentos abarcan: donepezil (Aricept), rivastigmina (Exelon) y galantamina (Razadyne, antiguamente llamado Reminyl) y tacrina (Cognex). Estos medicamentos afectan el nivel de un neurotransmisor en el cerebro llamado acetilcolina y pueden también causar náuseas y vómitos. La tacrina también produce una elevación de las enzimas hepáticas y debe tomarse cuatro veces al día, pero actualmente casi no se utiliza. El Aricept se toma una vez al día y puede estabilizar o incluso mejorar las habilidades mentales de la persona; además, generalmente se tolera bien. El Exelon parece funcionar de manera similar y se toma dos veces al día. Se pueden requerir otros medicamentos para controlar comportamientos agresivos, agitados o peligrosos, los cuales usualmente se administran en dosis muy bajas. Puede ser necesario suspender medicamentos que empeoran la confusión, como analgésicos, cimetidina, depresores del sistema nervioso, antihistamínicos, pastillas para dormir y otros. Sin embargo, los medicamentos nunca se deben cambiar o suspender sin hablar con el médico. SUPLEMENTOS: El folato (vitamina B9) es esencial para la salud del sistema nervioso. Junto con algunas otras vitaminas B, el folato también es responsable de eliminar la homocisteína (un químico corporal que contribuye a la enfermedad crónica) de la sangre. En las personas con enfermedad de Alzheimer, se han encontrado altos niveles de homocisteína y bajos niveles tanto de folato como de vitamina B12 y, aunque el beneficio de tomar estas vitaminas B para la enfermedad de Alzheimer no está completamente claro, vale la pena considerarlo, particularmente si los niveles de homocisteína en el paciente están elevados. Los suplementos antioxidantes, como ginkgo biloba y vitamina E, eliminan los radicales libres, productos del metabolismo altamente reactivos que pueden causar daño celular en todo el cuerpo. La vitamina E se disuelve en la grasa, rápidamente entra en el cerebro y puede retardar el daño celular. En al menos un estudio bien diseñado de personas con enfermedad de Alzheimer, a quienes se les hizo un seguimiento durante 2 años, aquellas que tomaron suplementos de vitamina E tuvieron un mejoramiento en los síntomas comparadas con aquellas que tomaron pastillas placebo. Los pacientes que toman anticoagulantes, como warfarina (Coumadin), deben hablar con el médico antes de tomar vitamina E. La ginkgo biloba es una hierba ampliamente utilizada en Europa para tratar la demencia, la cual mejora el flujo sanguíneo al cerebro y contiene flavonoides (sustancias de la planta) que actúan como antioxidantes. Aunque muchos de los estudios hasta la fecha han sido algo imperfectos, la idea de que el ginkgo pueda mejorar el pensamiento, el aprendizaje y la memoria en las personas con la enfermedad de Alzheimer ha sido prometedora. El ginkgo NO se debe utilizar si la persona toma medicamentos anticoagulantes como warfarina (Coumadin) o un tipo de antidepresivos llamados inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). Si se está pensando en tomar cualquiera de estas sustancias, primero se le TIENE que comentar al médico; y es importante saber que las hierbas y suplementos disponibles sin prescripción médica NO están regulados por la FDA. APOYO EN EL HOGAR: La persona afectada con la enfermedad de Alzheimer necesita apoyo en el hogar a medida que la enfermedad empeora. Los familiares u otras personas encargadas del cuidado pueden ayudar comprendiendo cómo percibe su mundo la persona con esta enfermedad. Deben simplificarse los alrededores del paciente y se le deben proporcionar recordatorios frecuentes, notas, listas de tareas de rutina o instrucciones para las actividades diarias. A la persona con enfermedad de Alzheimer se le debe dar la posibilidad de hablar sobre sus desafíos y de participar en su propio cuidado. OTRAS MEDIDAS PRÁCTICAS: La persona con la enfermedad de Alzheimer debe hacerse revisar los ojos y los oídos y, de encontrarse problemas, se pueden necesitar audífonos, gafas y cirugía de cataratas. Las personas con esta enfermedad pueden tener requerimientos particulares en la dieta, tales como: Calorías adicionales debido al aumento de la actividad física por la inquietud y el hecho de deambular. Comidas supervisadas y ayuda en el momento de alimentarse, ya que las personas con esta enfermedad a menudo olvidan comer y beber y, como resultado de esto, se deshidratan. El Programa de Retorno Seguro (Safe Return Program), implementado por la Asociación para el Alzheimer (Alzheimer's Association), exige que una persona con enfermedad de Alzheimer lleve puesto un brazalete de identificación. En caso de que el paciente salga a deambular, la persona encargada de su cuidado puede ponerse en contacto con la policía y con la oficina nacional del programa Safe Return, donde se almacena la información acerca de la persona y se comparte en toda la nación. Con el tiempo, puede que el monitoreo y la asistencia durante las 24 horas del día sean necesarios para brindar un ambiente seguro, controlar las conductas agresivas o agitadas y satisfacer las necesidades fisiológicas. Esto puede incluir cuidado en el hogar, ancianatos y guarderías para adultos. Grupos de apoyo Volver al comienzo Ver grupos de apoyo para la enfermedad de Alzheimer con el fin de encontrar recursos e información adicional para personas con enfermedad de Alzheimer y para las personas que cuidan de ellos. Expectativas (pronóstico) Volver al comienzo El resultado probable es desalentador. El trastorno generalmente progresa en forma permanente. Es común que se presente incapacidad total y la muerte normalmente sucede en un lapso de 15 años, por lo general, a causa de una infección o una insuficiencia de otros sistemas corporales. Complicaciones Volver al comienzo Pérdida de la capacidad para desempeñarse o cuidar de sí mismo Úlceras de decúbito, contracturas musculares (pérdida de la capacidad para mover articulaciones debido a la pérdida de la función muscular), infección (particularmente infecciones urinarias y neumonía) y otras complicaciones relacionadas con la inmovilidad durante las etapas finales de la enfermedad Caídas y fracturas Pérdida de la capacidad para interactuar Desnutrición y deshidratación Insuficiencia en los sistemas corporales Disminución del período de vida Comportamiento dañino o violento hacia sí mismo o hacia los otros Maltrato por parte de un cuidador demasiado estresado Efectos secundarios de los medicamentos Situaciones que requieren asistencia médica Volver al comienzo Se debe buscar asistencia médica si alguien cercano a la persona experimenta síntomas de demencia senil tipo Alzheimer. Asimismo, si una persona con este trastorno experimenta un repentino cambio en su estado mental (un cambio rápido puede indicar que existe otra enfermedad). Si se está cuidando a una persona con este trastorno y su condición se deteriora a tal punto que ya no se la puede cuidar en casa, se debe hablar sobre la situación con el médico. Prevención Volver al comienzo Aunque no existe una forma comprobada de prevenir la enfermedad de Alzheimer, existen algunas prácticas que se pueden incorporar en la rutina diaria, particularmente si existen antecedentes familiares de demencia. Se debe hablar con el médico acerca de cualquiera de estas propuestas, especialmente aquellas que implican tomar medicamentos o suplementos. Consumir una dieta baja en grasa Consumir pescado de agua fría (como atún, salmón y caballa) rico en ácidos grasos omega-3, al menos dos a tres veces a la semana Reducir la ingesta de ácido linoleico que se encuentra en las margarinas, la mantequilla y los productos lácteos Incrementar el consumo de antioxidantes, como los carotenoides, la vitamina E y la vitamina C, consumiendo muchas frutas y verduras de color oscuro Mantener la presión arterial normal Permanecer activo mental y socialmente durante toda la vida Pensar en tomar medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINES), como ibuprofeno (Advil, Motrin), sulindaco (Clinoril) o indometacina (Indocin). Las drogas estatinas, un tipo de medicamento normalmente usado para el colesterol alto, pueden ayudar a disminuir el riesgo de enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, se debe hablar con el médico acerca de los pros y contras de la utilización de estos medicamentos para la prevención. Además, se están haciendo las primeras pruebas de una vacuna contra la enfermedad de Alzheimer. Las Etapas y el Tratamiento de la Enfermedad de Alzheimer La Enfermedad de Alzheimer es un tipo de degeneración progresiva de la estructura y el funcionamiento del cerebro. En la etapa "preclínica," una persona puede funcionar bien en su casa o en el ambiente de su empleo, y las anormalidades cognitivas puede que solo se noten en evaluaciones neuropsicológicas. Eventualmente, se podrán notar las deficiencias cognitivas. Una persona con la Enfermedad de Alzheimer al principio tiene dificultad con la memoria reciente o inmediata, organizando citas complicadas o un calendario social, organizando un viaje para las vacaciones, o coordinando una fiesta con una cena de varios platos diferentes. Más adelante en la evolución de la enfermedad, puede haber problemas con la memoria a largo plazo, con el humor, la apatía, inquietud, y la ejecución anormal de movimientos (ej. caminar de un lado a otro). Las personas afectadas tienen problemas usando los electrodomésticos - primero, los complicados como el coche o el lavaplatos; luego, el teléfono; y eventualmente hasta los utensilios de la mesa. No todos los problemas de memoria llegan a ser demencia, ni todas las causas de demencia son la Enfermedad de Alzheimer. Demencia significa que hay una pérdida de la memoria además de pérdida de por lo menos otro aspecto de cognición, como el pensamiento abstracto, personalidad, habilidad ejecutiva (de organización), y que esta perdida interfiere con el funcionamiento. No se puede diagnosticar la demencia cuando alguien está enfermo, como por ejemplo con fiebre, infección, perturbación metabólica, etc. La Enfermedad de Alzheimer es la causa más común de la demencia. Sin embargo, hay otras condiciones médicas que también pueden causar demencia como el infarto cerebral, el alcohol, la Enfermedad de Parkinson, u otras condiciones médicas. La Enfermedad de Alzheimer tiene componentes genéticos y ambientales. El componente genético es muy fuerte en las personas diagnosticadas con la Enfermedad de Alzheimer entre la edad de 40 y 50 y pico años. Sin embargo, estas personas son una minoría pequeña de toda la población de gente que padece la Enfermedad de Alzheimer. La mayoría de la gente con la Enfermedad de Alzheimer lo desarrollan entre los 70 y 80 años; y el componente genético a este edad es mucho menos fuerte. Solo un 50 por ciento de los gemelos idénticos cuyos padres padecían Alzheimer, contraen la enfermedad. La salud y factores ambientales, como por ejemplo actividad física y mental, y el tratamiento de condiciones médicas como la hipertensión y la diabetes, influyen mucho en la postergación de los síntomas de Alzheimer. Generalmente no se recomienda hacerse pruebas genéticas para detectar la Enfermedad de Alzheimer después de los 60 años. Etapas de la Enfermedad de Alzheimer Muy leve: Normalmente no se diagnostica esta etapa porque todavía la gente está trabajando a un nivel bastante alto. A veces pueden contar que están teniendo más problemas de lo normal con la memoria a corto plazo, o abordándose de los nombres o de dónde han dejado sus pertenencias. Sin embargo, todavía pueden hacer los cálculos de sus finanzas, acordarse de citas, y seguir conduciendo. Estas personas suelen compensar dándose más tiempo para adaptarse a las situaciones y a veces escriben notas para recordarse de las cosas. Algunos sufren de ansiedad por sus fallos de memoria. No existe ningún tratamiento especifico aparte de un cambio en la forma de vida. Leve: En esta etapa, se empiezan a notar las deficiencias cognitivas en algunas situaciones difíciles. La clave para diagnosticar la demencia leve es que el funcionamiento en casa o en el trabajo se ve afectado, auque sea levemente. Estas personas empiezan a necesitar ayuda en sus tareas complicadas como planear una fiesta o hacer sus finanzas. Pueden tener problemas para recordar algunos eventos de sus vidas (hospitalizaciones, condiciones médicas, momentos clave de su educación o del trabajo), tener dificultades para concentrarse, tener problemas viajando particularmente a los sitios no conocidos. La mayoría de la gente en la etapa leve no tiene dificultades para reconocer caras conocidas, no están desorientados con respeto al tiempo, y normalmente pueden viajar a los sitios conocidos. Sin embargo, la gente con Alzheimer tiende a evitar las situaciones difíciles o desafiantes. Su humor puede ser un poco "plano." La mayoría no tiene idea de la medida de sus deficiencias. Igual dicen que tienen los mismos problemas que tienen todos los de su edad, pero realmente no aprecian la medida de su pérdida. Moderada: Las personas en la etapa moderada de Alzheimer no pueden hacer nada sin ayuda. Necesitan ayuda para escoger el conjunto de ropa apropiada y pueden necesitar pistas para vestirse en el orden apropiado. La seguridad en la cocina (ej. un fuego de un sartén dejado en la estufa) puede ser un problema y a veces puede ser necesario desenchufar algunos electrodomésticos como la estufa. Si todavía están conduciendo, alguien les debería convencer para dejarlo. También pueden tener problemas llevando sus finanzas o sus medicamentos con seguridad. Aunque hay algún grado de desorientación con el tiempo, como por ejemplo recordando que la Guerra Fría fue después de la Segunda Guerra Mundial, las personas con demencia moderada todavía pueden acordarse de información importante sobre sí mismos, sobre sus familias, y sobre otros. Puede haber comportamiento delirante, depresión, apatía, o ansiedad a medida que la enfermedad evoluciona. Moderadamente severa: Con la progresión de la pérdida de la memoria, una persona puede no acordarse de sus hijos o su esposo(a) constantemente, o les pueden confundir con otros miembros de su familia. Funcionalmente, la persona pierde la capacidad para vestirse, bañarse, y más tarde de ir al servicio. Se produce la incontinencia urinaria y, luego, incontinencia fecal. Muchas veces también hay trastornos del sueño. Severa: La capacidad para hablar se limita a más o menos media docena de palabras, y eventualmente, el vocabulario comprensible disminuye a una sola palabra. El o ella ha perdido o va a perder la capacidad para caminar, sentarse, sonreír, y eventualmente para sujetar la cabeza. Ahora parece que el cerebro es incapaz de comunicar al cuerpo lo que debe hacer. La persona puede sentarse en el servicio, pero haber olvidado como evacuar, o puede tener incontinencia antes de llegar al baño. Las personas con demencia severa pueden quedarse con la comida en la boca, habiendo olvidado como tragar. Pueden perder peso, aspirar líquidos a los pulmones, o contraer úlceras de decúbito (escaras/llagas por estar en la cama). Durante esta etapa puede ser necesario recurrir al cuidado para los enfermos desahuciados para asegurar su comodidad y paliación. Tratamiento de la Enfermedad de Alzheimer Estilo de vida: Estas recomendaciones son apropiadas para todas las etapas de la enfermedad, pero hace falta adaptarlas a las preferencias y habilidades de cada individuo. En general, los cambios de estilo de vida sanos que protegen el cuerpo de los infartos cerebrales y de los ataques de corazón también pueden proteger el cerebro de la disminución de cognición. Los adultos mayores que hagan ejercicios, mantengan su peso del cuerpo normal, eviten traumas a la cabeza, que no tomen más que una bebida alcohólica al día, y que queden ocupados con sus vidas sociales, son los que mejor mantienen sus habilidades cognitivas. Los adultos que están en las etapas tempranas de la enfermedad pueden tomar clases en las universidades publicas de la comunidad, tomar clases en un centro de ancianos, o participar en clubes de libros de la biblioteca. Los que padecen de la enfermedad en su etapa moderada o severa pueden beneficiarse de actividades organizadas en una guardería para ancianos. La Oficina de los Ancianos,(en Ingles Office of Aging) y la Asociación del Alzheimer de tu comunidad pueden darte información sobre donde se encuentran estas oficinas en tu localidad. Además, el tratamiento de la hipertensión es importante para proteger el cerebro de la disminución cognitiva, así como la prevención y tratamiento de la diabetes con ejercicios y medicamentos. La vitamina E: La vitamina E es un antioxidante. Un estudio demostró los beneficios de la vitamina E en grandes dosis (1,000 unidades dos veces al día) en las personas con demencia moderada. El uso de la vitamina E retrasó el tiempo de la muerte, el institucionalismo, la perdición de la habilidad de realizar las actividades cotidianas, y el desarrollo de la demencia severa. Inhibidores de la Acetilcolinesterasa: Estos medicamentos están aprobados por la FDA para tratar los síntomas de la Enfermedad de Alzheimer leve o moderada. Los inhibidores de la acetilcolinesterasa incluyen: Tacrina (también llamado Cognex, que todavía se vende pero se receta poco por los efectos secundarios al hígado) Donepezilo (Aricept) Galantamina (Razadyne) Rivastigmina (Exelon) Los inhibidores de la acetilcolinesterasa bloquean la acción de la acetilcolinesterasa, la enzima responsable para la destrucción de la acetilcolina. La acetilcolina es un neurotransmisor del cerebro (elementos químicos que usan las neuronas para comunicarse entre ellos). Se cree que algunos de los síntomas de la Enfermedad de Alzheimer se dan por niveles reducidos de acetilcolina. Bloquear la enzima que destruye la acetilcolina causa un aumento en las concentraciones de acetilcolina en el cerebro. Se cree que este aumento es responsable de la mejoría de la memoria y de la cognición que se ve con estos medicamentos. La mejoría es modesta y dura entre seis y 12 meses. Después de ese tiempo, regresa la disminución de la memoria. Sin embargo, los investigadores creen que las personas que están usando inhibidores de la acetilcolinesterasa pueden seguir teniendo mejoras en su funcionamiento y comportamiento mientras sigan tomando estos medicamentos durante un periodo prolongado. Estas mejoras pueden ayudar a reducir las cargas para los cuidadores, retrasar la necesidad para meterles en una residencia para ancianos, y mejorar problemas neuropsiquiátricos (como la apatía y la agitación). Memantina (Namenda): La Memantina está aprobada por el FDA para el tratamiento de la Enfermedad de Alzheimer moderada a severa. Bloquea el neurotransmisor glutamato para que no active los receptores NMDA en las neuronas, para que se queden mas sanas. Este mecanismo es diferente que el de los inhibidores de colinesterasa. Los pacientes con Alzheimer moderada a severa que han recibido tratamiento con memantina tuvieron mejores resultados en las escalas que miden las actividades cotidianas como comer, andar, asearse, bañarse, vestirse etc. comparados con los pacientes que tomaron placebo. Los pacientes que siguen con su funcionamiento pueden obtener el máximo beneficio. Parece que la Memantina es segura y efectiva cuando se toma sola o cuando se combina con un inhibidor de colinesterasa. Sin embargo, como los inhibidores de colinesterasas, el efecto para la cognición y las habilidades es modesto y disminuye después de aproximadamente seis meses. Se están realizando investigaciones para determinar los beneficios a largo plazo. Otros: La evidencia a favor de un beneficio para el producto herbal gingko biloba es débil. La Selegilina puede tener un beneficio equivalente a la Vitamina E, pero tiene más efectos secundarios. El estrógeno no ayuda a la cognición cuando una mujer con la Enfermedad de Alzheimer lo toma. Los estudios que se han realizado sobre los medicamentos antiinflamatorios que no contienen esteroides todavía no han demostrado ningún beneficio claro para tratar la demencia, y estos medicamentos tienen efectos secundarios significantes en los adultos mayores. Hoy en día se están realizando estudios con los medicamentos que bajan el colesterol, ciertos medicamentos para la diabetes, y suplementos de ácido fólico. Se tuvo que parar un estudio con vacunas por causar casos de inflamación del cerebro, pero continúan las investigaciones para encontrar una vacuna para la Enfermedad de Alzheimer, no solo para prevenirla sino también para tratar esta enfermedad tan común. ¿QUÉ ES LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER? Es la demencia más común. Pero ¿qué es una demencia? Demencia es la pérdida irreversible de las capacidades intelectuales, incluyendo la memoria, la capacidad de expresarse y comunicarse adecuadamente, de organizar la vida cotidiana y de llevar una vida familiar, laboral y social autónoma. Conduce a un estado de dependencia total y finalmente, a la muerte. ¿Qué distingue a la enfermedad de Alzheimer de las otras demencias? -Es una enfermedad de las edades avanzadas de la vida, y es tanto más frecuente cuanto mayores son las personas, pero hay formas precoces que comienzan a los 50 o 60 años y aunque muy raramente, incluso antes. -Comienza e incluye siempre trastornos de la memoria que son ya desde fases muy incipientes, importantes desde el punto de vista funcional, es decir, que interfieren con las actividades. Todos tenemos trastornos de memoria, sobre todo en relación con el paso del tiempo y con el estrés, pero lo habitual es que desarrollemos estrategias para compensarlos, como por ejemplo, apuntar las cosas que hay que comprar, llevar una agenda, etc. Aunque los fallos de memoria puedan, en alguna ocasión, jugarnos alguna mala pasada, no ocurre así en general y podemos seguir trabajando, disfrutando de actividades de ocio, ocupándonos de nuestras familias y de nosotros mismos por mucho que vayamos diciendo "¡cada vez tengo peor memoria!". Al paciente con enfermedad de Alzheimer los fallos de memoria le van limitando, de manera progresiva, sus actividades. Al principio, la pérdida se refiere, sobre todo, a hechos recientes. En esa fase llama la atención que el paciente recuerde, e incluso le guste evocar una y otra vez, con todo detalle, hechos referentes a su infancia y juventud, lo que puede mantenerse incluso ya cuando no es capaz de recordar el nombre de sus nietos o cuándo es Navidad. Poco a poco, deja de recordar todo cuanto se refiere a sí mismo, su edad, dónde vive; confunde a sus hijos o piensa que su esposo es su padre. Hay que destacar, no obstante que, aunque a veces es ya incapaz de recordar el nombre de su marido o sus hijos, su presencia suele resultarle agradable y tranquilizadora. El buen contacto afectivo, las emociones, el trato afectuoso que se le dispense acostumbra a ser aceptado y agradecido. En las fases finales se pierde, incluso, este aspecto tan primario de la relación. A ello se asocian: -trastornos del lenguaje, la llamada afasia. El pacientre "olvida" el nombre de las cosas, "no le sale" el nombre, no ya de las personas o los lugares, sino de los objetos más corrientes. Al cabo de un tiempo, no entienden bien lo que se les dice o se les pregunta. El lenguaje pasa a ser cada vez más pobre, contiene menos información, las frases dejan de tener sentido y, al final, se pierde la capacidad de hablar, quedando el paciente totalmente ausente, incomunicado. -apraxia, o dificultades para realizar los gestos que llamaríamos útiles. Al comienzo se manifiesta en acciones complicadas, como dibujar, manejar instrumentos de trabajo o utensilios domésticos o conducir, pero luego se pierden hasta los más simples como manejar los cubiertos, vestirse o hacer un saludo. -Agnosia o dificultad para reconocer o comprender el significado de cuanto se ve, se toca, etc. A todo ello se une una actitud de indiferencia o ignorancia del problema o, al menos, un subvaloración. Aunque al comienzo pueda haber una cierta depresión o ansiedad ante los fallos, pronto llama la atención la tranquilidad con que el paciente reacciona ante sus enormes despistes o errores. Es típico que los niegue, lo que a veces puede exasperar a su familia, o que intente justificarlos de una forma ingenua, infantil o, a veces, por el contrario, con explicaciones muy rebuscadas o extravagantes. ("¿Qué día es?" "No sé, yo nunca me he preocupado de estas cosas" "¿Cuántos hijos tiene?" "Dos o tres" y sonríen apaciblemente, como si no tuviera la menor importancia no recordar algo así. A diferencia de la persona deprimida o ansiosa con trastornos de memoria, el paciente no parece sufrir mucho por sus dificultades. Puede enfadarse un poco, pero pronto olvida que no ha sido capaz de contestar al teléfono o que ha confundido a su hijo con su nieto. Como, por otra parte, el paciente conserva durante mucho tiempo los automatismos sociales, tiene buen aspecto y aparentemente, lo hace "todo"(entra, sale, ve TV, hojea el periódico, trastea en la cocina, etc.) es fácil que el problema pase desapercibido a vecinos, conocidos o incluso, a familiares que no conviven con él. Así, es muy corriente que el cónyuge haya sufrido, sin acabar de entender qué estaba sucediendo, el inicio de una enfermedad de Alzheimer en su pareja y que, tras su fallecimiento, los hijos queden sorprendidos ante el grave deterioro mental que sufre el paciente. También son constantes los trastornos de personalidad y conducta. Al principio puede haber ansiedad, depresión, irritabilidad. Personas muy activas se vuelven apáticas, inactivas y, al revés, personas muy tranquilas, comienzan a estar inquietas, nerviosas y a moverse continuamente sin objetivos claros. Es frecuente que el paciente se vuelva desconfiado, receloso, que esconda las cosas, que piense que quieren robarle o hacerle daño. Más adelante puede haber, aunque no siempre, agresividad, hostilidad hacia sus familiares y sobre todo, hacia su pareja. El insomnio o cambio de ritmo de sueño es un grave problema, pudiendo el paciente pasar las noches levantado y con gran resistencia a los medicamentos que se le puedan dar para dormir. También es típica la desorientación espacial, es decir, perderse fácilmente, no saber encontrar el camino de vuelta a casa y, en fases avanzadas, perderse incluso en la propia casa, no siendo capaz de encontrar la cocina, el baño, etc. Lo normal en la enfermedad es que no haya problemas físicos ni de movimiento y que, hasta fases ya previas al final, en los últimos meses o años, el paciente siga siendo capaz de andar – de hecho, es característico que pasee arriba y abajo de la casa, día y noche, sin parar. El final es común para ésta y otras demencias. Con el paso de los años, el paciente pierde la movilidad, queda encamado, tiene dificultades para comer, no entiende absolutamente nada y muere a consecuencia de una complicación, como neumonía, etc. CAUSAS DE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER. No se conocen. Se han identificado, en cambio, factores de riesgo. -Edad. -Predisposición genética. Se han identificado en los últimos años determinados rasgos genéticos (los denominados genotipos) que confieren a la persona portadora una predisposición, a veces muy alta, de padecer la enfermedad, sobre todo si vive el tiempo suficiente. Así, aunque alguna persona tuviese un genotipo de alto riesgo, si muere, precozmente, por ejemplo, a los 60 años, no llegará a tener la enfermedad. Si bien es cierto que tener un familiar de primer grado con la enfermedad puede suponer un mayor riesgo de tenerla en un futuro, en comparación con la población normal, no se puede considerar que la enfermedad de Alzheimer sea una enfermedad hereditaria de la forma en que se entiende clásicamente. Son muy raros los casos de familias afectadas de una mutación genética, transmisible: en estas condiciones, sí es hereditaria la enfermedad. En los demás casos, hay que insistir en que se hereda un rasgo genético de predisposición, sólo eso. El gen implicado mejor conocido es el gen de la apolipoproteina E (apoE). Los portadores, poco frecuentes, de un determinado genotipo de apoE, tienen un riesgo superior al 90% de padecer la enfermedad. Otro factor conocido de riesgo, en relación con factores genéticos, es tener en la familia pacientes con síndrome de Down o mongolismo. Otros factores de riesgo , de menor relevancia, son: -Sexo femenino. La proporción aproximada de afectación es 3/1. -Antecedentes de traumatismo craneal. -Se ha debatido mucho sobre si el tener un nivel de educación bajo favorece la aparición de la enfermedad. Tampoco la posible relación estaría clara -¿estilo de vida?-. -Factores de riesgo vascular. Los mismos factores que pueden facilitar la aparición de ictus o enfermedad isquémica coronaria (hipertensión arterial, diabetes, cifras altas de colesterol y tabaquismo) parecen aumentar también el riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer. Factores que, según algunos trabajos, podría proteger frente a la aparición de la enfermedad: -El haber consumido medicamentos anti-inflamatorios de forma prolongada. Esto se ha dicho a partir de estudios epidemiológicos llevados a cabo tras comprobar que, pacientes con determinadas enfermedades reumáticas, y que había sido tratados durante mucho tiempo con anti-inflamatorios, tenían menor incidencia de enfermedad de Alzheimer de lo que correspondería por grupo de edad. Este hallazgo ha hecho que se pongan en marcha estudios para comprobar si los antiinflamatorios pueden ejercer un efecto preventivo o incluso terapéutico sobre la enfermedad. -También después de haber observado que las mujeres que habían recibido tratamiento hormonal sustitutivo después de la menopausia parecían ser menos propensas a padecer la enfermedad, o a presentarla más tardiamente, se está investigando el posible efecto protector y/o terapéutico de la administración post-menopáusica de estrógenos. ¿Cómo se establece el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer, o, qué hacer cuando se cree que un familiar puede tener la enfermedad? En primer lugar, hay que tranquilizar a quienes han pensado alguna vez, ya cumplidos los cuarenta o cincuenta años, al comprobar que tienen olvidos, que pueden estar desarrollando la enfermedad de Alzheimer, diciéndoles que es improbable que así sea. Hemos dicho antes lo poco consciente que es un paciente de sus fallos y de sus consecuencias. Cuando nosotros entramos en una habitación a buscar algo y salimos sin saber qué demonios era, cuando perdemos las gafas o las llaves tres veces en una mañana, cuando encontramos por la calle a alguien que nos saluda afablemente y le seguimos la corriente sin tener la menor idea de quien es, etc. nos preocupamos. Pues bien, esta misma preocupación es casi una garantía de que no estamos empezando a tener una demencia. Lo probable es que estemos demasiado estresados, tal vez deprimidos, que hagamos demasiadas cosas a la vez o, simplemente, que nos estemos haciendo mayores, mal que nos pese. No pasa nada. De todo cuanto acabo de decir, sólo es importante destacar las depresiones que hay que descubrir, admitir y tratar enérgicamente. Cualquier persona deprimida tiene, con toda seguridad, problemas de memoria. Pero si un familiar o persona cercana a nosotros tiene problemas de memoria serios, que realmente interfieren en su vida normal y, sobre todo, si nos damos cuenta de que son progresivos, hay que buscar ayuda médica. Hay que descartar una enfermedad de Alzheimer pero, sobre todo, hay que estudiar bien el problema porque, cuando comienzan los trastornos de memoria, puede haber otras causas y muchas de ellas son tratables. Pondremos algunos ejemplos: -La depresión, de la que ya hemos hablado. A veces es difícil de identificar en un anciano, porque no se manifiesta con los síntomas típicos como llanto, ideas de suicidio, etc. sino de manera más sutil, como apatía, malhumor, retraimiento, agresividad, ideas de perjuicio o síntomas físicos vagos que, investigados, no revelan ninguna enfermedad orgánica. Por ejemplo, dolor de cabeza, mareo, dolor generalizado, inestabilidad. -Los medicamentos. Sedantes y fármacos para combatir el insomnio o la ansiedad, como las benzodiacepinas (con nombres comerciales de sobra conocidos), así como otros muchos (betabloqueantes, anticolinérgicos y un largo etcétera) producen una importante pérdida de memoria, sobre todo en el anciano. El médico siempre debe considerar esta posibilidad ante un paciente con trastornos de la memoria pero es bueno que se dé a conocer este posible efecto adverso de algunos medicamentos. -Tóxicos, entre los que destaca, de forma importantísima, el alcohol. Todo consumidor de cantidades importantes y continuadas de alcohol tiene problemas de memoria, pero además, hay enfermedades cerebrales que sólo se ven en alcohólicos, sobre todo si además están malnutridos. El alcoholismo es un problema mucho más corriente de lo que se cree, y en particular en los ancianos, a veces porque han sido bebedores crónicos, a veces porque han adquirido el hábito en fases avanzadas de la vida a consecuencia de la soledad, la pérdida del cónyuge, las enfermedades no curables que se ven obligados a soportar… -Otros tóxicos. Aunque tengamos que dirigir la vista a sectores mucho más jóvenes de la sociedad, en las que el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer no se plantea, no podemos dejar de mencionar la preocupación que origina el amplio consumo de sustancias como la cocaina o los derivados del cannabis. Su uso crónico y/o abusivo puede afectar la memoria y, aunque desconocemos por el momento el efecto que ello pueda tener en la capacidad intelectual de los consumidores actuales en el futuro, el hecho merece, cuando menos, ser tenido en consideración. -Enfermedades que afectan al sistema nervioso central. Tumores cerebrales de crecimiento lento o rápido, hidrocefalia, ictus, en particular si ha habido más de uno o el paciente presenta múltiples lesiones isquémicas –los llamados infartos-cerebrales. -Enfermedades generales, como ,por ejemplo, las que afectan tiroides, tanto por hipo como por hiperfuncionamiento, enfermedades hepáticas crónicas y una larga serie. -Infecciones crónicas como el SIDA – diagnosticarlo en el anciano no es tan inhabitual como podría parecer-o una sífilis no tratada. -Déficits de vitaminas, como la B12. La lista es muy larga y el neurólogo siempre debe estar seguro de que no se está ante una enfermedad que pueda tratarse, mejorar o incluso solucionarse del todo. ¿A quién acudir? El médico de familia, de cabecera, sería la primera persona a quien pedir ayuda. Muchas veces será el propio médico de cabecera quien dirija al paciente a un especialista. A veces, en cambio, será la familia quien pedirá dicha consulta. El médico que debe establecer el diagnóstico es el neurólogo. ¿Cómo se llega al diagnóstico? Lo primero es una larga entrevista e interrogatorio del paciente y sus familiares más cercanos, básicamente los que conviven con él. Ahí ya es posible ver si los síntomas son sugestivos de demencia, de este u otro tipo, pasando luego una serie de pruebas neuropsicológicas, como el test llamado Mini-Mental, en los que se realizan preguntas estándar con puntuaciones previstas, por debajo de las cuales se considera que hay un trastorno valorable. Luego se realiza un examen físico y una exploración neurológica. Con esto, el neurólogo, muchas veces tiene ya una elevada sospecha de enfermedad de Alzheimer cuando la hay. No obstante, acostumbra a realizarse una serie de pruebas complementarias, que dependerán del criterio del especialista en cada caso individual. -Pruebas de neuroimagen. TAC (tomografia axial computarizada) o RM) (resonancia magnética) para descartar otras causas y confirmar la existencia de un grado de atrofia que pudiese resultar significativo. -Análisis para descartar aquellas causas infecciosas, metabólicas, endocrinológicas, etc. de las que hemos hablado. -Ocasionalmente, un EEG (electroencefalograma) que ayuda a descartar otras demencias. Por ejemplo encefalopatías metabólicas en personas con enfermedades hepáticas crónicas o enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la forma más corriente de proceso debido a priones, los agentes causales de la popular enfermedad de las vacas locas. -Pruebas más sofisticadas, como SPECT o PET, que valoran determinados aspectos funcionales de la actividad cerebral y que son de utilidad en casos incipientes o de diagnóstico poco claro. -Por último, y no por orden de importancia, ya que su valor es incuestionable, la práctica de un estudio neuropsicológico detallado contribuirá decisivamente, en algunos casos, al establecimiento del diagnóstico. Mención aparte merece el controvertido tema del estudio genético. No está indicado ni justificado su uso sistemático en el estudio diagnóstico: Debe quedar a riguroso criterio del especialista el sugerir a la familia la conveniencia o necesidad de tal estudio. Salvo en los mencionados e infrecuentes casos de Alzheimer familiar, el estudio genético sólo constituye, por el momento, un dato más, por valioso que sea en ocasiones, pero no un elemento imprescindible para establecer el diagnóstico. Más clara aún es la postura ante los pretendidos estudios genéticos "preventivos" en personas sanas –a menudo angustiados hijos de un paciente con la enfermedad-, de los que podría hacerse un uso altamente irregular. En la actualidad, y ante la falta de tratamiento de la enfermedad, de su fase pre-sintomática y, más aún, de los supuestos "sujetos de riesgo" tales estudios no aportan más que ansiedad, frustración y desgaste moral y eventualmente, económico, a quienes sean declarados, en función de criterios bien discutibles, susceptibles de presentar la enfermedad en algún indeterminado momento de su vida. Terminaremos diciendo que no existe ninguna prueba aislada que, por si sola, pueda establecer el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer. Ni tan sólo es posible, hoy por hoy, asegurar en vida del paciente, salvo si se practica una biopsia cerebral con el consiguiente estudio anatomopatológico- el diagnóstico definitivo de la enfermedad: según criterios aceptados internacionalmente, sólo puede hablarse de probable o posible enfermedad de Alzheimer. Hay que añadir de inmediato, no obstante, que en manos expertas y especializadas, la fiabilidad del diagnóstico es muy elevada, rozando probablemente el 90% de certeza.