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Querida Comunidad: Hemos celebrado los misterios de Pentecostés, de la Santísima Trinidad, de Corpus Christi y del Sagrado Corazón de Jesús, misterios que provienen de un único misterio cual es dios Uno y Trino, Creador y Redentor del hombre. Este gran misterio que es Dios y que se manifiesta en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo habla de interioridad, de algo oculto que se ha manifestado al hombre y que el hombre sólo lo puede comprender si activa ese mundo interior que Dios le ha regalado cuando nos ha creado a su imagen y semejanza y que llamamos corazón. Es del corazón del hombre donde salen las cosas buenas y malas nos dice Jesús y nosotros mismos cuando queremos definir una persona de buen comportamiento decimos tiene “buen corazón”. De allí la importancia de cuidar nuestra interioridad o corazón, trabajarlo, enriquecerlo, ayudarlo a crecer y madurar, darle la importancia que se merece y que tiene que estar entre las tareas esenciales de nuestra vida cotidiana. Lo primero que tenemos que hacer es estar en él, es decir ser persona de interioridad, hoy la tentación del mundo en que vivimos es invitarnos a salir de nosotros mismos, ha vivir una vida superficial, dispersos en las cosas que pasan para luego ser fácilmente manejados por modas de conductas personales y sociales que van en contra de nuestra dignidad humana y de nuestra fe cristiana. En segundo lugar estando en nuestro corazón vamos a comprender a Dios porque Él habla al corazón del hombre, es allí donde el hombre va comprendiendo poco a poco el misterio de la Santísima Trinidad, Pentecostés, Eucaristía o del Sagrado Corazón de Jesús, es en nuestra intimidad ayudados por la luz de la conciencia y la gracia divina donde aprendemos a discernir y a decir sí a lo bueno, justo, verdadero y a rechazar la maldad, la injusticia, la mentira, etc., es en nuestra interioridad o corazón donde nos vamos conociendo a nosotros mismos. Por eso queridos hermanos cuidemos nuestro corazón y el corazón de los niños para que no sean escandalizados por el mal del mundo. Dios los bendiga y la Virgen los proteja. P. Omar