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UTILIZACIÓN DEL “BONO DE DESARROLLO HUMANO” EN LA GENERACIÓN DE MICROEMPRESAS AVÍCOLAS EN ECUADOR. En el último quinquenio de los años noventa, Ecuador vivió acontecimientos que tuvieron incidencia significativa en la economía nacional, los más importantes en orden cronológico fueron: 1. Una guerra no declarada con el Perú (1995). 2. Los cambios constantes en las Presidencias del Gobierno de la República (1997-2004). 3. El fenómeno del niño (1997-1998). 4. Crisis del sistema financiero (1998-2000) y ; 5. El inicio de la etapa de dolarización en la economía (2000). Ante este panorama, los ecuatorianos de clase media y baja fueron los más afectados en su poder adquisitivo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) la inflación sufrió fuertes incrementos cada año del quinquenio en cuestión, llegando hasta el 91% para el año 2000. Estos acontecimientos llevaron al derrocamiento de algunos gobiernos democráticos, en tan sólo diez años hubo ocho diferentes gobernantes, incluso uno de ellos apenas duró horas en el cargo. Es dentro de este contexto de crisis que, en septiembre de 1998, el gobierno del entonces Presidente Constitucional de la Republica Jamil Mahuad Witt, incorpora una medida social compensatoria a la intención de la eliminación de los subsidios al gas y la electricidad, implementado por primera vez en el país un programa de subsidio monetario directo a la población, denominado “Bono Solidario”. El mismo en sus inicios no fue concebido como una herramienta que contribuyera al desarrollo humano, sino más bien como una salida política a los múltiples levantamientos populares acaecidos por el intento de eliminar las subvenciones antes expuestas. 1 Christian Washburn Herrera Universidad ECOTEC Facultad de Ciencias Económicas Luego de que la economía ecuatoriana se dolarizó oficialmente (año 2000), el bono se convirtió en una herramienta importante de compensación a la población por la pérdida del poder adquisitivo de sus salarios y por los altos niveles de desempleo de la época. El gobierno del entonces Presidente Lucio Gutiérrez Borbúa, transformó el subsidio monetario en el actual “Bono de Desarrollo Humano” (BDH) con el objeto que este tuviera un impacto directo en el capital humano de la población así como un impacto favorable en la pobreza coyuntural -manteniendo un nivel de consumo mínimo, aumentando la matriculación escolar de los infantes y reduciendo el trabajo infantil en las familias receptoras-. La diferencia entre los dos bonos era pasar de una entrega monetaria no controlada y sin condiciones a una controlada y con condiciones claras. El programa comenzó con una trasferencia de $15.10 dólares a cada madre beneficiaria y de $7.60 dólares a cada anciana o anciano beneficiario. En vista que el valor del BDH no estaba indexado al efecto inflación, éste fue perdiendo poder adquisitivo, razón por la cual los gobiernos de turno han ido aumentado el valor nominal de la entrega. En el año 2009 el valor del bono es de treinta dólares para las madres que sostienen familias que representan el 77% del total de receptores, ancianos o ancianas que son el 21% del global y personas con discapacidad el 2%. La cifra total de beneficiaros a abril de 2009 según el programa de protección social, llega a 1,313,118 de personas. El presupuesto del Bono de Desarrollo Humano en el 2008 ascendió a trescientos ochenta millones de dólares. Actualmente para acceder al BDH se pide que los beneficiarios cumplan una serie de requisitos como por ejemplo llevar a sus hijos a la escuela y tenerlos vacunados, los funcionarios del Programa de Protección Social (PPS) dependencia del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) notifican a las madres receptoras del beneficio que deberán presentar en un plazo de cuarenta y cinco días, los certificados escolares y de vacunas de sus hijos, caso contrario el bono le es retirado hasta que presente los justificativos. 2 Christian Washburn Herrera Universidad ECOTEC Facultad de Ciencias Económicas Sin embargo, no existe un control por parte del gobierno en el uso del bono por parte de los beneficiarios y no se puede medir si existe o no una mejora en la calidad de vida de los receptores. En un seminario realizado en Quito el Instituto Internacional para la Comunicación y Desarrollo (IICD) difundió que en el país el 80% de los habitantes cuenta con un aparato celular y los beneficiarios del bono destinan una parte del mismo a la compra de una tarjeta de celular por mes. Resulta trascendental darle una nueva visión al BDH, -no conformarse con darle el pez, sino enseñarles a pescar- ayudando a que los perceptores del mismo lleven a cabo una actividad productiva, que en el mediano y largo plazo les garantice una fuente segura de ingresos y además eleve su autoestima, gracias a la realización de un determinado trabajo, ya sea como empleado y/o propietario de una microempresa comunitaria. Los candidatos idóneos para ser incorporados al proceso de reorientación productiva del bono, debrían ser aquellas personas jóvenes que se encuentran en la población económicamente activa. Si se crean estas microempresas comunitarias, el gobierno logrará que queden como beneficiarios del bono, únicamente aquellas personas de la tercera edad y discapacitadas, que reúnen los requisitos preestablecidos para ser candidatos a la recepción de la subvención; inclusive para estas personas el monto del bono podría ser mayor a los treinta dólares actuales. Al orientar el BDH de esta manera se conseguirá un doble propósito, por un lado mejorar el nivel de vida de aquellas personas que se hallan en situación de extrema pobreza y por otro, evitar que las personas jóvenes que tienen la suficiente capacidad física para trabajar, reciban un dinero fácil, que lo único que hace es disminuir su autoestima. 3 Christian Washburn Herrera Universidad ECOTEC Facultad de Ciencias Económicas