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APOXIOMENOS: Catalogación: obra escultórica exenta del arte griego realizada por Lisipo en el S. IV a. C. Lisipo es un escultor griego originario de Sición cuyo taller, sin ser de renombre, estaba especializado en la fundición de bronce. Fue el escultor de Alejandro Magno y está considerado como uno de los grandes teóricos de la escultura griega, tomó como punto de partida la naturaleza y los estudio de Policleto, y concretó sus estudios en la introducción del canon de 8 cabezas, un alargamiento de los miembros, una reducción de la cabeza y la capacidad para sugerir el movimiento. El Apoxiomenos es precisamente una de sus obras más significativas, aunque no se conserva el original sino esta copia romana. La obra fue trasladada a Roma por Agripa para colocarla en las termas que mandó construir en el Campo Marcio. Análisis técnico. Es una obra que fue originalmente realizada en bronce siguiendo la técnica de la cera perdida, pero la imagen que se conserva es una copia romana realizada en mármol, de ahí que se observen elementos añadidos en las extremidades inferiores cuyo objeto es aumentar la capacidad de apoyo y evitar que la escultura se caiga. Lectura iconográfica: representa a un atleta descansando y eliminando los aceites que cubrían los cuerpos de los deportistas con una espátula. Con frecuencia en Grecia fueron inmortalizados los atletas en representaciones escultóricas, especialmente aquellos que vencían en “los Juegos” en honor de los dioses, y pasaban a ser considerados semihéroes. Les rendían honores y sus imágenes se encontraban en los recintos sagrados representados con una dignidad propia de dioses (kourós) o con el objeto de su victoria o su hazaña (auriga de Delfos). En esta ocasión no se elige un momento sublime, sino uno sin trascendencia pública y muy cotidiano como es la limpieza tras el esfuerzo. Análisis formal: es una obra griega y podemos encontrar en ella los rasgos que la definen ; es, por lo tanto, una obra de una gran belleza formal que está concebida para ser admirada y atraer por su propia belleza y para ello el artista elige una anatomía en su plenitud física. El artista fue capaz de plasmar la anatomía del atleta con un gran naturalismo huyendo de la idealización absoluta del periodo anterior (clásico del S. V a. C.) y aproximándose al realismo del periodo helenístico. Lisipo utilizó en esta obra ya el canon de las 8 cabezas , de ahí la esbeltez de las proporciones de esta imagen respecto a la escultura de los periodos anteriores. Presentó la escena con varios puntos de vista al introducir un ligero movimiento en espiral del atleta, es movimiento suave, sin dramatismo, pero permitiendo nuevas posibilidades visuales. Fijación del estilo y época: la obra fue realizada durante el S. IV a. C., periodo que en la escultura griega ha sido denominado “Clásico sublime”. En cierto modo se puede considerar un periodo de transición entre el clasicismo del S. V a. C. en el que predomina la idealización de la belleza y el helenístico donde lo ideal deja paso a lo real. Hay quienes lo consideran como una decadencia, aunque un criterio más acertado sería considerarlo como una renovación. Circunstancias políticas (la guerra del Peloponeso) condujeron a las polis a una decadencia política y económica y a un alejamiento de los dioses. La escultura abandonará los temas religiosos y florecerá la escultura privada, las imágenes pierden la serenidad y la dignidad divina y serán representadas en “actitudes más humanas”. Esta nueva visión de los temas permitió aproximarse al mismo tiempo a los sentimientos y a la sensibilidad humana que empezaron a trasmitirse a través de los rostros y los cuerpos con sutileza como se puede apreciar en el Apoxiomenos. Significación histórica de la obra: esta obra como todas las de arte griego han sido consideradas desde la antigüedad como clásicas, es decir obras dignas de ser imitadas. Esa consideración ya fue especialmente significativa durante el periodo romano, ya que estos sintieron una profunda admiración. Reflejo de la misma es el hecho de que hoy conozcamos la obra a través de la copia romana, ya que el original se ha perdido, y el que en su momento (s. I a. C.) fuera trasladada a la capital del Imperio (Roma) y fuera colocada en un lugar público (unas termas). Al mismo tiempo no podemos olvidar que el espíritu del arte clásico, griego y romano, renació con posterioridad, arte renacentista y neoclásico, como ejemplo de obras que rozaron la perfección plástica y técnica.