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Como ser MEDICO y no morir en el intento. Por el Dr. Sergiovich Presentación del Editor. [CORREGIR POR FAVOR] En Argentina tenemos tres médicos por cada enfermero, una de las tasas más contradictorias de la Tierra. Ante el fantasma del desempleo, nuestros tecnócratas plantean dos soluciones: 1. enfermar más a la población en lugar de curarla; 2. enfermar más a los médicos y no curarlos. Como en toda actividad del trabajo humano detrás de las investiduras y títulos hay hombres y mujeres con sus virtudes y debilidades. Entrevistar a cirujanos en las puertas de los quirófanos es como hablar como un semidios que tiene en sus manos el poder de la vida y la muerte. Existen médicos que aspiran al bronce de la posteridad y médicos que aspiran al dinero de sus pacientes. Con este texto el Dr. Sergiovich destaca las debilidades con la intención de desmitificar la profesión que ejerce. Es un libro de humor pero también es un breve ensayo de "antropología urbana", que forma parte de la filosofía editorial de Guías de Estudio Ediciones: indagar sobre el trabajo humano a través de un hábito que le permitió hace siglos transformar la realidad el trabajo humano en general y en nuestra era, el ejercicio profesional en particular. PROLOGO DE RUDI. ............... PALABRAS INICIALES AQUÍ PRESENTO UN SISTEMA PARA "NO MORIR EN EL INTENTO" DE SER MÉDICO, EN BASE A ALGUNAS RECOMENDACIONES SERIAS, A VARIAS ANÉCDOTAS CÓMICAS Y A CIERTAS SITUACIONES TÍPICAS. ALGUNAS ANÉCDOTAS FIGURAN CON EL NOMBRE DEL COLEGA QUE ME LA REFIRIÓ, OTRAS SON ANÓNIMAS, Y MUCHAS SON PROTAGONIZADAS POR CUATRO MÉDICOS MUY ESPECIALES, QUE TIENEN MUCHO DE REALIDAD Y SÓLO UN POCO DE IMAGINACIÓN, Y EN LOS CUALES HE RESUMIDO VARIOS ESTEREOTIPOS DE MÉDICOS QUE HE CONOCIDO. SE TRATA DEL QUE SÓLO TIENE OJOS PARA LA MEDICINA (TOMASOLO); EL TORPE Y DISTRAÍDO (CICATELI); EL BROMISTA (JODOSI), Y EL VIVIDO Y APROVECHADO (VIVANCO). UNA VEZ COMPRÉ UN LIBRO LLAMADO "COMO HACERSE MILLONARIO", Y LE PREGUNTÉ EN BROMA AL VENDEDOR SI VENÍA CON GARANTÍA. ME DIJO QUE NO, PERO QUE SEGURAMENTE EL AUTOR HABÍA HECHO DINERO CON ÉL. COMO ESTÁN LAS COSAS, YO NO ME HAGO MUCHAS ILUSIONES EN ESE SENTIDO. ESTA OBRA NO INCLUYE (LAMENTABLEMENTE) LA RECETA INFALIBLE PARA SOBREVIVIR CON LA MEDICINA, AUNQUE ME PERMITO DAR ALGUNOS CONSEJOS, Y DEJAR QUE LOS LECTORES EXTRAIGAN CONCLUSIONES SOBRE LAS HISTORIAS QUE PRESENTO. ESPERO TAN SÓLO DAR A LOS Error! Reference source not found. COLEGAS OCASIÓN PARA UN RATO DE RESPIRO Y REFLEXIÓN SOBRE NUESTRA PROFESIÓN, Y COMBATIR LA SOLEMNIDAD Y EL ACARTONAMIENTO QUE A MENUDO LA CARACTERIZAN. QUIENES HACEMOS INVESTIGACIÓN, Y TAMBIÉN ASESORÍA, AUDITORÍA O SANITARISMO, A VECES NOS CONSIDERAMOS "ECHADOS A PERDER" COMO MÉDICOS POR NUESTRA ORIENTACIÓN ATÍPICA. PERO ESTA PERSPECTIVA PARTICULAR, QUE TAMBIÉN TIENE SU ENCANTO, NOS FACILITA EL ENFOQUE CRÍTICO Y HUMORÍSTICO RESPECTO DE NUESTROS COLEGAS CLÍNICOS. LO DICE ALGUIEN QUE EN 15 AÑOS DE RECIBIDO DEMOSTRÓ QUE COMO MÉDICO ES UN EXCELENTE ESCRITOR. Y COMO TRATANDO DE ESCRIBIR A MENUDO CAUSÓ RISA, AHORA ESPERA QUE LOS LECTORES DE ESTE LIBRO HUMORÍSTICO LE RECOMIENDEN VOLVER AL ARTE DE HIPÓCRATES. DEDICO ESTA OBRA A MI FAMILIA, AL DR. MARIO TRILLO, Y A LOS COLEGAS QUE PROTAGONIZARON O INSPIRARON ESTAS HISTORIAS. Error! Reference source not found. CUATRO MÉDICOS TIPO, Y CUATRO MODOS DE SOBREVIVIR A LA MEDICINA. El Dr. Tomasolo, fanático de la medicina. Este personaje está inspirado en alguien que conozco desde el primer año de la Facultad, recibido como yo en 1979. El Dr. Tomasolo real, al igual que el personaje, es alguien que vive por, para y con la Medicina. Es ideal para compañero de estudios, o como profesional, por su cualidad de enciclopedia ambulante. Aunque fuera del ámbito médico, puede llegar a ser un tanto pesado. Una vez fuimos a comprar carne para un asado, y se puso a interrogar al carnicero sobre los distintos cortes, para llegar a la conclusión de que el pesceto es el músculo semitendinoso, la molleja el páncreas y las salivales, y la milanesa el músculo glúteo. Otra vez recogió de la calle una tarjeta perforada de computadora sucia y arrugada, pensando que era la identificación que se usaba por aquel entonces para ingresar a la Facultad. En la ignorancia de que esas tarjetas tenían millares de usos, había recogido una vieja y fracasada apuesta del PRODE. A las chicas les miraba la figura, y especulaba sobre si tendrían preponderancia de estrógenos (fuertes de busto) o de gestágenos (fuertes de caderas). Su casa parecía una farmacia, tan llena estaba de muestras gratis que pedía a los visitadores médicos; iba a presenciar cirugías como quien va a al cine, y era un gran hipocondríaco. Una vez pidió el listado de prestaciones de un laboratorio bioquímico, y estudiaba los análisis que se iba a hacer como un gourmet examina el menú de un restorán fino. Tomasolo es el prototipo de un personaje que puebla nuestros hospitales y clínicas: tan compenetrado con su profesión que pierde noción de las tareas y las preocupaciones de sus congéneres, sean estos sus pacientes, sus conocidos, y fundamentalmente, su esposa. (si es que en algún ratito de su ajetreada vida profesional se tomó el tiempo necesario para obtenerla). El Tomasolo que acá describimos es un excelente profesional, pero un tanto despistado y desubicado. Tiende a creer que el mundo es un gran hospital, que todos los seres vivos son potenciales médicos o enfermos, y que por lo tanto les interesa profundamente aprender términos y cuestiones médicas, que expone con placer y sin límite. El Dr. Cicateli, o la Medicina vista muy de cerca. Cicateli usa unos anteojos tipo culo de botella, sin los cuales no ve tres en un burro. Con los lentes, ve el burro, si está muy cerca y hay luz. Tiene gran capacidad de concentración en el estudio o en sus pacientes, pero en las actividades cotidianas es muy distraído. Se olvida las cosas, las citas, los cumpleaños y los nombres de los Error! Reference source not found. conocidos. Su preferencia en materia de ropa, es aquella que le da menos trabajo. Odia las corbatas, reniega de los paraguas, ya que se los olvida siempre, y usa media estación todo el año, para simplificar la tarea de elegir su vestuario cada día. No usa agenda; sea porque se la olvidó demasiadas veces, o porque tiene que usar lentes especiales para leer. Confía en su memoria para retener los números telefónicos que necesita. Pese a estos defectos, se las arregla bastante bien; con los lentes apropiados, detecta una chica bonita a cinco cuadras. Y sus olvidos abarcan casi exclusivamente lo que tomó prestado, lo que no le conviene, o lo que no le interesa. El Dr. Jodosi, o nada va en serio. Así como Tomasolo se toma todo en serio, Jodosi se toma todo en broma. Ni los velorios, ni la cirugía, ni la morgue, son capaces de aplacar su espíritu jocoso. Es una antología viviente de chistes negros, verdes y de todos los colores. La medicina le da innumerables ocasiones de reirse. Una vez se presentó en la habitación de un ex-profesor suyo de la facultad, que iba a ser operado de vesícula, y se hizo pasar por el cirujano. Saludó al enfermo con la mirada perdida y la cara llena de tics; le dio una mano temblorosa como una hoja; lo confundió con otro paciente; le preguntó si le dolía mucho el apéndice, y salió tropezándose con la puerta. Después volvió a entrar, ya que se había olvidado el estetoscopio, la birome y el recetario. El enfermo quedó pálido y desconcertado, hasta que Jodosi volvió acompañado del verdadero cirujano, y dió las disculpas del caso. Fuera de ese aspecto de su personalidad, es un cirujano excelente. Dicen quienes lo vieron operar, que hace reir a la Parca y no la deja cumplir con su misión. El Dr. Vivanco, con quien da gusto ser estafado. El verdadero Vivanco era un compañero de la Facultad, hoy médico emergentólogo, que sabía aprovechar muy bien su muy cordobesa simpatía natural. Integraba un grupo de amigos con el cual compartíamos estudio, trabajo, y partidos de fútbol y posterior salida todos los sábados. Vivanco era sumamente generoso con su dinero, y cuando éste se le acababa, muy a menudo, seguía siendo generoso con el dinero de los demás. - Mozo, otra vuelta para todo el mundo, -gritaba- invito yo y pagás vos -decía por ejemplo. Le decíamos el Lactante, porque cuando todos pedíamos cerveza o vino, el tomaba té o gaseosa, o se agenciaba un sachet de leche y bebía de él como los españoles de la bota. Justo es decir que en el fútbol, su viveza, rapidez y habilidad, sumado a la vida sana que hacía, lo distinguían como el mejor de todos. Vivanco nunca Error! Reference source not found. se privaba de nada, y tenía como política llegar siempre hasta el límite de su capacidad de endeudamiento, que de ser por él, era ilimitada. A consecuencia de eso, y como es natural, nunca tenía un mango. Vivanco fue el primero de nuestro grupo en trabajar en Zárate, lugar que abandonó para ir a Campana. Más tarde pasó a González Catán, a Tigre, a Pacheco, etc., etc. En cada lugar hacía de las suyas: ventajeaba a los amigos, avanzaba a las novias y obtenía descuentos de los comerciantes. Pero todo lo hacía sin maldad, y con un aire de inocencia tal que siempre zafaba. Y si no zafaba, como la vez en que un marido engañado lo encaró de mala manera, corría y gambeteaba como el mejor. Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR AL INGRESO A MEDICINA Luego de dictar varios cursos de ingreso a Medicina, en el área Química, conozco unas cuantas estratagemas de los estudiantes para copiarse. Y debo decir que la mayoría de las veces es un esfuerzo inútil. El trabajo de escribir un buen machete en general es suficiente para que las ideas se fijen en la mente. Y como la mentira tiene patas cortas, los docentes siempre terminan identificando al que no estudia o no tiene capacidad para aprender. Es común que los estudiantes preparen estratagemas de copiado utilizando más horas de las que hubieran empleado en estudiar. Eso es puro espíritu de contradicción, o mandada de parte ante los compañeros. En mi experiencia, nuestro estudiantado acepta estas acciones en la escuela secundaria, pero no en la universidad. Además, a la hora de atender un paciente, o escribir una receta, las estratagemas para engañar a los profesores no sirven para nada, y las consecuencias pueden ser nefastas. Por último, el oprobio de ser identificado como tramposo en la Facultad es mucho más grave que en la escuela secundaria. Aún así, en la medida en que la cultura popular se acostumbra a tolerar el engaño y la mentira, los estudiantes se siguen y seguirán copiando. Acá expongo algunas modalidades, con fines ilustrativos, y para satisfacer la curiosidad de quienes se toman el título de esta obra muy al pie de la letra. No creo que este capítulo induzca al copiado: el copiarse es una decisión ética, más que técnica. Tecnología electrónica Una conocida figura de nuestro ambiente político se hizo famosa por recurrir a un método sofisticado para copiarse en un examen. Consistía en un radiotransmisor que le iba dictando las respuestas correctas. Hace poco salieron unas minicalculadoras con teclado alfanumérico que permiten la comunicación entre dos unidades por medio de un rayo infrarrojo, del tipo que usan los controles remotos de TV. Aunque el prospecto no lo dice, su utilidad primaria es el copiado en los exámenes. Cuando recién aparecieron las calculadoras de bolsillo con memoria resultaba sencillo pasar las respuestas correctas a un compañero en una de ellas. En seguida se instauró la prohibición de prestar la calculadora, pero eso no detuvo el ingenio de los estudiantes. Actualmente existen audífonos que se introducen en el conducto auditivo externo, con pilas incorporadas, que son invisibles para el observador externo. A menos que alguien observe el oído con una linternita, inspección no habitual en nuestras aulas. El teléfono celular es otro avance de la tecnología que ha sido utilizado en función del copiazo. Quien dispone de uno de Error! Reference source not found. ellos puede discar un número grabado en la memoria con un solo dedo, e informar sobre el tema que le tocó con unos golpes dados con la uña en el micrófono. La trasmisión debe ser realizada por un docente o condiscípulo que tenga el mismo tema. Si el tramposo puede ir al baño y usar un inalámbrico, alguien puede ayudarlo a responder hasta las preguntas que piden el desarrollo de un tema. Los sistemas electrónicos que utilizan el pie como interfase existen desde hace veinte años. Un famoso fullero fue expulsado de varios casinos por operar uno de ellos para ganar al Blackjack. Disimulado en sus zapatos tenía un trasmisor de código Morse, operable con el dedo gordo, y un receptor en la planta del pie. A medida que iban saliendo las cartas del mazo el jugador informaba a su cómplice, que con una computadora personal decidía la mejor estrategia. Enseguida la trasmitía al jugador, que sentía los impulsos eléctricos en su pie y de ese modo sabía qué jugar. Adaptaciones de este sistema han sido usadas por los estudiantes tramposos de todos los países. Diversas casas especializadas en electrónica poseen artefactos de "espionaje", que pueden usarse para fines poco ortodoxos. Hay trasmisores que parecen una mosca, un terrón de azúcar o cosa parecida. También se venden equipos muy pequeños para escuchar si llora un bebé. El ancestral arte del machete La computación provee métodos alternativos para el copiado y la confección de machetes high-tech. Los scanners son lectores de texto que operan de modo similar a una fotocopia, ingresando una imagen a la PC. Esta imagen puede ser procesada por un OCR (optical character recognizer) que traduce las formas de las letras a sus códigos correspondientes. Una vez realizado este proceso, el texto puede ser refinado para eliminar el palabrerío innecesario, dejando el material esencial. Para mayor compresión, cualquier procesador de textos puede eliminar algunas vocales (por ejemplo, las a, las e y las o), lo cual dificulta la legibilidad pero no la imposibilita. También es práctico usar abreviaturas estándar al tomar apuntes, como terminar en "m" las palabras terminadas en "mente", la "q" en reemplazo de "que", "c" en reemplazo de "ción", etc. Posteriormente se imprime en papelitos del tamaño más apropiado para su manejo durante el examen. Para ello, las impresoras láser pueden realizar una letra diminuta, donde caben 10 o más palabras por centímetro cuadrado. Multiple choice En Medicina lo clásico es el examen de opción múltiple (choice), en los cuales hay que marcar una opción en una cuadrícula (grilla) adjunta al formulario. Lo apropiado es contestar primero las preguntas que se saben seguro, y dejar para el final las más difíciles. Más de un incauto deja en blanco Error! Reference source not found. preguntas sencillas por falta de tiempo. Normalmente conviene contestar todas las preguntas aunque sea adivinando. Algunos sistemas choice penalizan las respuestas incorrectas, por lo cual es mejor dejar en blanco las que no se conocen. Obviamente, hay que preguntar que método de corrección se usa. Los sistemas computarizados más modernos pueden emitir decenas de temas de examen multiple choice distintos, ya que pueden permutar el orden de las preguntas, y realizan la corrección en forma automática. Existe además una salvaguarda que conviene conocer: si en varios alumnos sentados cerca el sistema detecta idénticas respuestas erróneas para la misma pregunta, calcula la posibilidad de que esta coincidencia se haya debido al puro azar. En base a esto, se puede realizar una acusación muy fundamentada de copiado. Por lo tanto, para copiarse mal, más vale no copiarse en absoluto. También es muy sospechoso quien contesta bien la totalidad de las preguntas. Normalmente los exámenes se diseñan para que nadie pueda hacerlo. Es muy útil conseguir exámenes de años anteriores, para entrenarse. No sólo es importante el saber contestar bien, sino contestar rápido, porque a veces el tiempo es un factor limitante. Existe una cierta experiencia en responder este tipo de exámenes, que permite responderlos aún en base a una vaga idea de cual es la respuesta. Además del entrenamiento, muchas preguntas se repiten de año a año. En muchos exámenes de este tipo, está prohibido llevarse el formulario de preguntas, y también copiarlo de cualquier modo. De este modo se dificulta el entrenamiento de los estudiantes en "acertar el PRODE" de preguntas, que va en desmedro del estudio profundo y conceptual. Los que se dedican a preparar alumnos para este tipo de examen, suelen recurrir a extremos para obtener las preguntas de cada año, aún fotografiándolos con cámaras del tipo "espía". Lo dicho sobre los exámenes tipo choice para ingreso a Medicina también se aplica a algunas materias de la Facultad, al examen de residencia médica, y al que se toma para obtener la equivalencia del título con los EE.UU. y otros países. Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR A LA FACULTAD Ingresé a la Facultad de Medicina de la UBA en 1974, primer año de ingreso irrestricto, conjuntamente con más de diez mil compañeros que aprovecharon la supresión del temido curso-examen de ingreso que hasta entonces regía. En tal cantidad de ingresantes, hubo quienes culminaron varios años de esfuerzo, y quienes sólo tuvieron que molestarse hasta la Facultad para inscribirse. Se mezclaron en las aulas quinceañeros con septuagenarios. Se iniciaron las carreras de brillantes profesionales y de muchos aspirantes fallidos, que transformados en estudiantes crónicos, aportaban su cuota de pintoresco romanticismo al ambiente universitario. Los estudiantes crónicos de Medicina suelen ser personajes muy particulares, a veces simpáticos y confiados, otras veces ensimismados e inseguros. En muchas materias, en particular las más difíciles hay quienes cursan, recursan, tricursan y cuatricursan. Están los perseverantes que reiteran sus fracasos, y los perfeccionistas o pusilánimes, que independientemente de su nivel de conocimientos, desisten a último momento de presentarse a examen. A lo largo del tiempo se van armando de un arsenal de excusas: - Mejor recurso el año que viene y la aprendo como corresponde. a- Hoy vienen bochando a todos los de mi letra. Seguro que en el próximo turno hay mejor onda. - Hoy el profesor se despertó atravesado. Mejor lo dejo para un día en que la vida le sonría. - Marte en Capricornio y luna en cuarto menguante. Ni loco rindo hoy. Mejor voy a casa y me meto en la cama. - ¿Te tomaron la bolilla 4? ¡Qué hijos de p...! No hay derecho. Con lo difícil que es. La bolilla 4... Nunca la explicaron bien y ahora la toman. Minga de examen. La bolilla 4... Nunca hay que menospreciar a los estudiantes crónicos; suelen ser grandes filósofos, a veces obtienen envidiables logros profesionales, y lo que es más importante a los efectos de este libro, son fuente inagotable de anécdotas. La facultad actual tiene menos actividad que en los años setenta, y menos lugar para las anécdotas. Los estudiantes tienen menos tiempo libre, se crearon restricciones para con los crónicos, y hubo emigración hacia la universidad privada, nacional o extranjera, y hacia carreras más de moda. De todos modos, hay ciertas características que son válidas hoy como lo eran hace 50 años, y a ellas se refieren estas historias. Curros de los estudiantes. Tomasolo y yo estábamos en primer año de Medicina, y habíamos decidido conseguir huesos para estudiar anatomía. Nos habían dicho Error! Reference source not found. que se podían comprar a los empleados de cementerio, y que tan sólo había que desinfectarlos con lavandina. Teníamos la idea de conseguir para nosotros y para vender entre nuestros compañeros, que estaban muy interesados. Eramos bastante novatos en el asunto y tímidos los dos, así que nos costó mucho trabajo encontrar el modo de hacerlo. Luego de peregrinar por varios cementerios, recalamos en el de San Martín. Nos habían dicho que fuéramos a última hora, cuando la mayoría de los visitantes se están retirando. Era invierno, y ya estaba oscureciendo. Después de varias recorridas sin encontrar a nadie apropiado para plantearle nuestro macabro pero noble objetivo, nos refugiamos del frío en uno de los panteones. Allí, finalmente, vimos a alguien que lustraba la chapa de una bóveda con gamuza y spray. El hombre estaba en pantalón de trabajo y campera, y si bien tenía cara de pocos amigos, su aspecto nos hizo pensar que por unos pesos nos conseguiría los anhelados huesos. - Hablále vos, Tomasolo. - No, hablále vos, Sergiovich. - Dale que vos tenés más labia. Tomasolo tomó aire y se largó: - Mire Señor nosotros somos estudiantes de primer año de Medicina y necesitamos huesos para estudiar Anatomía y le queríamos pedir si nos podía hacer el grandísimo favor de conseguirnos algunos ejemplares- le dijo de un tirón. A lo cual el hombre respondió: - Preguntale a algún empleado, pibe. Yo estoy lustrando la tumba de mi abuela nomás. ------------Allí no termina la historia. Después de asimilada la frustración y la vergüenza, decidimos no darnos por vencidos y seguir insistiendo. En un rincón del cementerio, había un grupo de personas asistiendo a un sepelio. Allí nos acercamos, esperando que se retiraran los deudos para poder hablar con los empleados. Pero no nos dieron chance: uno de los concurrentes nos invitó a acercarnos para participar de la oración final. Tomasolo abrió la boca para explicarle que no éramos deudos, pero logré aplicarle un codazo a tiempo, y nos incorporamos al grupo. Con la cara de circunstancias que el momento requería, participamos de la ceremonia hasta el final. -------------Finalmente ubicamos a un ordenanza nos consiguió los huesos que buscábamos. Los cargamos en un bolso deportivo y nos subimos al tren. Nos sentíamos como asesinos que tratan de hacer desaparecer el cuerpo del delito, y cada pasajero era un potencial denunciante. No sé si realmente nos miraban porque los huesos Error! Reference source not found. despedían un cierto olor, o era simplemente nuestro sentimiento de culpa. El momento más difícil fue cuando el inspector se acercó para pedirnos los boletos. Por supuesto, los benditos boletos no aparecían por ningún bolsillo. Buscamos en todos lados, y tan sólo cuando Tomasolo hizo ademán de abrir el famoso bolso y exponer su macabro contenido, me acordé que los tenía en la billetera. Los huesos, luego de un tratamiento de lavandina para blanquearlos y desinfectarlos, cumplieron su función por muchos años. El cráneo se lo presté a una compañera muy atractiva, que nunca me lo devolvió. Tomasolo siempre me reprocha el haber perdido la cabeza por ella, en más de un sentido. Como hacer rendir lo que se sabe. En medicina se usan mucho los nombres propios para designar sitios anatómicos, procesos, enfermedades, etc. Por ejemplo: Triángulo de Scarpa, Síndrome de Down, Enfermedad de Meniére. Vivanco siempre se lucía dando detalles: Triángulo de Ludovico Scarpa, Síndrome de Charles Down, Enfermedad de Jacques Meniére. Un día un profesor sospechó algo y le retrucó: - Jules Meniére, querrá Ud. decir. - Claro, claro.- dijo él. - A mentiroso no me vas a ganar a mí - contestó el profesor. - No profesor. Digo sí, profesor. Como Ud. diga, profesor. El profesor se rió y no lo bochó, y Vivanco siguió explotando el recurso bastante tiempo más. Clase de Anatomía En una clase práctica de Anatomía, donde se apiñaba una docena de alumnos en torno al preparado, el ayudante enseñaba la estructura de la axila: músculos, aponeurosis, vasos, nervios. En mitad de la explicación, una alumna muy atractiva decidió irse a otra mesa. El docente entonces remarcó en voz alta: - ¿Pa' que te vas, culo nervioso? Cuando la alumna se dio vuelta ofendida, el docente había vuelto a su preparado y repetía: - "Paquete vásculo nervioso", integrado por los vasos y los nervios tal y cual. (referida por la Dra. M.R.García Medina) Psicologista Cursando Psiquiatría en el Hospital Borda, el instructor explicaba a los alumnos que nunca se le da la espalda al paciente psiquiátrico. Tomasolo dijo, con su mejor tono profesoral: Error! Reference source not found. - Desde el punto de vista psicoanalítico, eso es para que el paciente se sienta contenido y empatizado. - Y desde el punto de vista preventivo, - replicó el instructor, para que no te rompa una silla en la cabeza. El oficio de tomar apuntes. En la cursada de Anatomía, Tomasolo se distinguía por los apuntes tan prolijos y exactos que tomaba. Todos los compañeros se los pedían para estudiar, aún aquellos que habían asistido a la clase y tomado sus propias notas. Vivanco siempre le pedía los apuntes a Tomasolo para fotocopiarlos. Después de un tiempo, y confiado en la buena disposición de su compañera, dejó de tomar apuntes propios y de preocuparse por asistir puntualmente a clase. Al poco tiempo otros compañeros lo imitaron, y Vivanco se encargaba de recolectar fondos y encargar la fotoduplicación del apunte modelo. Y como le cobraba a cada uno 10 centavos por fotocopia, hacía una buena diferencia. Pero un día, un alumno se creyó con derecho a quejarse a la autora de los apuntes por una abreviatura que no entendía, y allí se armó la gorda. Tomasolo estaba por armarle un escándalo a Vivanco, pero decidió vengarse de un modo mucho más sutil: recurrió a Jodosi. Ese día, acaba de apuntar una clase de anatomía, donde se leía: "La mayoría de la masa del cuerpo humano está dada por 208 huesos y varios centenares de músculos. Los primeros están clasificados en planos, largos y cortos. Los largos tienen dos epífisis y un cuerpo. La forma de los huesos responde a los músculos que se insertan en ellos, lo cual nos conduce a la pregunta crucial: Son los huesos que se adaptan a los músculos, o viceversa? Y a la conclusión: están hechos unos para otros". Jodosi, con todo disimulo, reemplazó la última frase por otra que decía: "El culo humano está formado por 2 o 8 huesos y un hueco, y se clasifican fundamentalmente en masculinos, aunque los hay menos culinos, y femeninos, que en general son masculones. A su vez, pueden ser huesudos o musculares, esféricos o chatos. Lo cual nos conduce a la pregunta crucial: ¿Porqué si el culo es redondo, el inodoro es ovalado? Y a la conclusión: el inodoro está hecho para la mierda. A ver Vivanco si otra vez me vas a fotocopiar un apunte". Esa fue la única vez que recuerdo que a Vivanco le salió una mal. Y ante más de 30 compañeros. Especialista Diálogo estudiantil: - Yo voy a ser Especialista en Medicina General. - Y yo, Generalista en Medicina Especial. Error! Reference source not found. Puritana Había una chica muy puritana, que se había mandado la parte de que nunca había tocado un pene. Jodosi apostó a que iba a lograr lo que nadie. Un día se apareció con una misteriosa cajita de cartón, y se la mostró con mucho secreto a unos pocos elegidos. En la última clase del día, se sentó junto a la puritana, y se puso la cajita en la falda. Del otro lado se sentó un amigo, que constantemente le preguntaba sobre la cajita y pedía ver su contenido. Finalmente a la puritana le picó la curiosidad y preguntó por la cajita. Le explicaron que era un preparado único, de un apéndice extirpado debido a un extraño parásito. La chica miró, corrió un algodón, y allí estaba. "El parásito se palpa en sentido longitudinal", dijo el amigo de Jodosi, y la chica, picada su curiosidad, hizo la prueba. Entonces el exhibicionista le entregó la cajita, para que la pase a sus compañeros de fila. Cuando la puritana la miró de cerca, vio que la cajita estaba vacía, y que los algodones ocultaban un agujero en la pared lateral, por donde su compañero había introducido su propio órgano. La escena, y la cara de sorpresa y espanto de la puritana, fueron presenciadas por todos los que estaban al tanto de la apuesta, sentados estratégicamente alrededor. Cómo no tener éxito en una entrevista Para entrar a un hospital importante como practicante tenía que pasar una entrevista con un profesor conocido por capacitar muy bien a sus alumnos, pero también por exigente, tajante y mal hablado. El puesto implicaba mucho sacrificio, pero me habían dicho que la oportunidad de progreso valía la pena el esfuerzo. Pero yo ya tenía otras inquietudes que me apartaban de la medicina asistencial. Me gustaba la investigación científica y la computación, y quería escribir y viajar. Cuando llegó el momento de la entrevista, me puse nervioso y el subconciente me traicionó. - ¿Qué desea? - me preguntó el profesor de modo agresivo, para probarme. - Yo... yo quería saber como se hacía para ingresar a su Servicio. - ¿y para eso me molesta a mí? Pídale la información a la secretaria. - me dijo, cortante. - No, no. Yo estoy dispuesto a cumplir con todos los requisitos y quiero empezar ya mismo el trámite. - atiné a responder. - Ajá. ¿Ud. sabe que aquí hay que pelarse el culo trabajando y se cobra poco? ¿Ud. sabe que el practicante lleva una vida de merda? - Es verdad, profesor, pero a mí me atrae mucho la Merdicina balbuceé trabucándome. El profesor me miró con una mueca torcida y se puso a mirar unos papeles. Saludé bajito y me fuí. Obvio es que no me admitió, Error! Reference source not found. de lo cual ahora me alegro mucho. La palabra Merdicina, y sus derivados: Mérdico, Merdicamento, Merdicinal, la usamos con mis compañeros durante mucho tiempo para referirnos a todo lo malo de esta profesión. Fondo de ojo A un estudiante se le pidió que le hiciera un fondo de ojo en un caso de simple colitis. El estudiante, presumiendo que no habría ninguna anormalidad, lo hizo en forma rápida y descuidada. Al cabo del examen el instructor le preguntó: - ¿notó algo en particular? - Nada. Fondo normal. - Ajá. ¿en el ojo de vidrio también? Una anécdota desconocida de un prócer argentino Guillermo, un estudiante de medicina amigo, había tenido varios problemas de depresión, que lo habían demorado bastante en sus estudios. Incluso había pasado tres meses en un programa de rehabilitación juvenil del Hospital Borda, que aparentemente lo habían ayudado mucho. Debido a este retraso, se le vino encima la fecha de incorporación al servicio militar, y no hubo forma de extender la prórroga que había pedido. Pero llegado el momento de la revisación médica, Guillermo decidió poner en práctica algunos de los conocimientos ya adquiridos en la carrera. Corría el año 1980, y no eran tiempos fáciles para ponerse a discutir con los militares. Sin embargo, Guillermo estimó que sus trastornos lo incapacitaban para hacer la "colimba", y presentó certificados de algunos médicos y constancia de su internación en el Borda ante la junta médica. - ¡¡¡¡Nombre!!!! - reclamó en voz alta uno de los oficiales encargados de interrogarlo. - Guillermo - respondió el interpelado sin intimidarse. - ¿¿Guillermo qué? - Guillermo Brown. - ¿Igual que el Almirante? - preguntó el oficial en tono jocoso. - Igual que el Almirante no, ¡¡¡soy el Almirante!! - declaró mi amigo sin que le temblara una pestaña. Siguieron unos cuantos cuchicheos, y el oficial mandó llamar a un superior lleno de galones. El superior, soberbio y prepotente, penetró a mi amigo con la mirada y le gritó: - ¿¿¿¿A vos qué c... te pasa???. Y Guillermo, viendo que había llegado el momento decisivo, dio un tremendo puñetazo en la mesa, y respondió más fuerte todavía: - ¡¡¡A mí no me grita!!! Error! Reference source not found. Los oficiales cruzaron una mirada, y cinco minutos más tarde Guillermo salía alegremente del cuartel con la leyenda "ITS" (inepto todo servicio) en su documento de identidad. Hasta que punto era o se hizo, aún no lo sé. Locuras Habíamos empezado a cursar Psiquiatría en el Hospital Borda, y nos había llamado la atención que muchos internados parecían totalmente normales cuando se acercaban a nosotros. También nos llamó la atención que en la mayoría de las salas del Borda los pacientes puedan circular a sus anchas. Una compañera, muy bonita pero bastante ingenua, expresó las dudas de todos ante el instructor: - Hoy estaba tomando café en el kiosco que hay en el hall del Hospital, cuando un interno medio desnudo me interrumpió para pedirme dinero. Cuando le dí una moneda, vinieron varios más a pedirme cigarrillos, y plata para yerba y café. ¿No es peligroso que los internos tengan libertad para andar así por el hospital y salir a la calle? - dijo con tono ofendido. El médico desestimó rápidamente las quejas: - Si quieren salir a la calle pueden hacerlo, pero en piyama y sin un peso, no van a llegar muy lejos. Y si te manguean, es porque son locos pero no boludos... Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR A LA INVESTIGACION MEDICA Quizás por ese complejo de "Uds. son muchos" que adquirí en mis años de estudiante, casi siempre me dediqué a áreas poco pobladas de la medicina, como ser la investigación básica. Mientras muchos de mis colegas estaban tomando pulsos, haciendo partos o trepanando cráneos, yo me encontraba en Pergamino cazando cuises, en la Facultad inoculando monos con virus Junin, o en el Borda intentando que un grupo de esquizofrénicos crónicos aprendiera a jugar al PACMAN en mi PC. La actividad del científico tiene mucho que ver con el manejo de la información: se requiere mucho leer y mucho escribir. También es necesario poder comunicar un mensaje a otra gente: los resultados de la investigación, así como los proyectos de trabajo, deben ser expuestos a los colegas, al público interesado en el material de divulgación científica, y a los funcionarios encargados de administrar los recursos destinados a la ciencia. Quizá como derivación de esa necesidad de comunicar con claridad conceptos científicos, es que comencé a escribir libros y artículos sobre temas técnicos, especialmente computación. Y seducido por el encanto de escribir, me aventuré con esta recopilación de aspectos humorísticos de la profesión médica. El tema de la ciencia da para mucho, ya que la actividad es sumamente diversa y pintoresca: hay investigación con animales, con gente, con máquinas, con microbios, con países o con cuerpos celestes. Los investigadores tienen contacto con colegas de los países más exóticos, y suelen ocuparse de temas tan puntuales, que pierden la noción del mundo que los rodea. Acá van algunos recuerdos ilustrativos de los 16 años en que logré sobrevivir a la investigación. Cómo descubrir algo Como parte de mi trabajo de tesis, Jodosi y yo estábamos autopsiando un ratón al que habíamos inyectado virus. La tarea requería mucha atención, porque la muestra tenía que ser analizada por varios especialistas: virólogo, patólogo, veterinario. Se había hecho bastante tarde y ahí estábamos: Un trocito de hígado, un frasquito con formol. Un trocito de riñón, otro frasquito. Cerebro, ganglio, páncreas, etc, etc. Jodosi estaba entusiasmado con sus planes para el fin de semana, y no compartía mi obsesión por el ratón, el virus y los especialistas. Cuando llegó el informe del patólogo leí: "Se observan hemorragias intrascendentes en todos los órganos estudiados. El frasco Nº 4 contenía una materia amorfa de consistencia media, material fibroso y bacterias. No se puede definir el órgano a que pertenece.". El informe me sorprendió, y llegué a pensar que habíamos descubierto un nuevo efecto del virus en el organismo del ratón. Junté algunas carpetas y libros para documentar mi teoría y me Error! Reference source not found. dirigí a informar a la jefa. La jefa me trató de torpe, de apresurado y de ingenuo, y me sacó carpiendo con mi informe patológico y mi pila de papeles. - Che, Jodosi, ¿que habías puesto en el frasco 4? - pregunté al volver, con la cola entre las patas. - Un soretito - me contestó divertido, aclarando el misterio. Las dos Luisas. El investigador, quizá más que otros profesionales, tiende a posesionarse mucho con su tarea, y a perder la capacidad de hablar en el idioma del común de los mortales. Daniel R. era un colega que tenía esas características. Tenía el aspecto típico de científico distraído, con los pelos parados, el guardapolvo manchado con todas las gamas de colorantes existentes en la bacteriología, y los lentes reparados con poxipol trasparente. En una oportunidad, yo estaba almorzando en el comedor del laboratorio con una nueva ayudante, y Daniel R. se acercó para comentarme: - Martín está un poco histérico, Luis y María se están peleando, y Josefina está con los pelos parados. Y además tienen hambre, porque cuando entré me recibieron con un concierto. Pero lo que me preocupa es que a Luisa le sale un poco de tripa por la cicatriz de la operación. Te voy a mostrar....- dijo metiendo la mano en el bolsillo. - Daniel, esta persona con la cual estoy almorzando es Luisa Gómez, la nueva secretaria. - lo interrumpí. - Te aclaro que no tiene nada que ver con la Luisa de la tripa salida, y te pido que no se la presentes ahora. Luisa Gómez, te presento a Daniel. Daniel, como ves, tiene por costumbre ponerle nombre a sus ratones, y también llevarlos a pasear en el bolsillo del guardapolvo. Confusión Siempre me costó hacerle entender a la gente que dentro de la medicina, yo hacía investigación científica. Una vez dije en una reunión que yo era investigador, y noté un pesado silencio y miradas oblicuas. - ¿Qué pasa? - pregunté - ¿que tiene de raro trabajar en un laboratorio de la Facultad de Medicina? - Ah - dijo uno con alivio -. ¿Sos investigador médico? ¿De esos que andan con tubitos y ratones? - Claro. ¿qué otra cosa? - Cuando dijiste "investigador" pensamos eras de la SIDE (Servicio de Investigaciones del Ejército). El cuento de los leones Error! Reference source not found. Este cuento lo incluyo porque describe perfectamente el poco espacio que se les concede a los investigadores en la sociedad actual. Lo curioso es que originalmente lo contó un científico ruso, lo cual refleja la universalidad del problema. Resulta que en un instituto de investigación médica de Moscú, el Director decidió tomar una medida drástica para aumentar la productividad: llamó al circo, y pidió dos leones salvajes para dejar sueltos en los pasillos. El resultado fue inmediato: se evitaron los científicos que "pasilleaban" y distraían a los colegas con visitas irrelevantes, y cada profesional pasaba el día íntegro de trabajo encerrado en su respectivo laboratorio. Al cabo de algunos días, el Director observó que el lugar estaba bastante sucio de excremento de león y de basura que nadie recogía. En vista de ello, decidió dar por terminada la medida de control. Llamó al circo, y pidió que se llevaran a los leones. Cuando subían al camión, tuvo lugar el siguiente diálogo entre los leones: - Vos sos un boludo. - ¿Porqué? - Porque sí, sos un pedazo de boludo. - ¿Y porqué? - Porque yo me comí siete investigadores, y no pasó nada. Vos vas y te comés al ordenanza, y ahora nos mandan de nuevo para el circo. Investigador. La tarea de los investigadores científicos se evalúa por los resultados de sus experimentos, y es importante que estos sean reproducibles por otros colegas. Las investigaciones se publican en un sinnúmero de revistas científicas, que cubren todas las especialidades médicas y científicas. Un investigador pertenecía a un centro de investigación universitaria, y siempre se quejaba de su bajo nivel científico. Cuando se fue del mismo, anunció a sus superiores que como recuerdo suyo, les regalaba la suscripción a una revista. Estos se sorprendieron del gesto, pero aceptaron la suscripción. Sólo cuando llegó el primer ejemplar se dieron cuenta del mensaje. La revista, poco conocida en nuestro medio, toma en solfa la actividad de los investigadores, y se llama "Journal of Irreproducible Results". Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR A CIERTOS MEDICOS Hay algunos médicos que caminan por el filo de la navaja, entre lo ético y lo antiético, lo bueno y lo malo, lo serio y lo jocoso. Vivanco es uno de ellos. Es muy inteligente, buen profesional y buena persona, pero a veces pone todas sus cualidades al servicio de algún vicio menor, como ser dormir la siesta, trabar relación con alguna chica que no es su esposa, o ligarse una comida gratis. Para definirlo con una comparación, se parece más al protagonista de MASH que a Ben Casey, y lo suyo está en el límite entre el arte de curar y el de currar. Ventajas Trabajar en Zárate siempre tuvo como ventaja su carácter provinciano, donde el médico era y es tratado con más cordialidad y respeto que en la gran ciudad. Vivanco, según contó el enfermero que tenía que bancarse todas sus excentricidades sin protestar, se hacía amigo de todo Zárate, y en especial de cualquier paciente que estuviera en condiciones de convidarlo con algo. En la clínica se sabía que ciertas visitas a domicilio de Vivanco podían durar una hora más de lo previsto: las que coincidían con la hora del almuerzo o la cena, cuando había partido de fútbol en que jugaba Instituto, cuando en la casa había alguna joven casadera, o cuando había que viajar a Campana. Para hacerse invitar a comer tenía una estrategia muy sencilla: después de atender al paciente, recetar y cobrar, pretendía buscar la salida y entraba por "error" a la cocina. - Humm, que lindo olorcito tiene esto - murmuraba levantando la tapa de alguna olla. Y nunca faltaba la madre de familia o hija que respondían: - ¿quiere quedarse a comer con nosotros, Doctor? Terminaban de decir "nosotros", y Vivanco estaba sentado a la mesa con la servilleta al cuello. Como sacar ventaja 2 El trayecto a Campana era muy breve, no más de diez minutos, pero Vivanco siempre demoraba un montón. Un día el enfermero no aguantó la curiosidad y le preguntó al chofer: ¿porqué el Dr. tarda tanto cuando tiene que ir a Campana? - preguntó - Y encima llega todo desarreglado y traspirado. - Porque el Dr. me hace parar en cada maizal maduro que ve, se saca el guardapolvo, y se pone a recolectar choclos. Pero no te aflijas, que hoy la cosecha fue buena y vamos a tener empanada de humita para regalar. Error! Reference source not found. Como sacar ventaja 3 Había en Zárate un paciente crónico, relojero de oficio, al que Vivanco visitaba con mucha frecuencia. Al enfermero le resultó sospechosa tanta dedicación, porque la enfermedad no era tan seria, la Obra social que lo cubría no pagaba nada, en la familia no había ninguna chica bonita, y tampoco los horarios de visita coincidían con la comida. - Alguna ventaja le debe estar sacando - le dijo el chofer al enfermero. - ¿Te parece? - respondió éste. - Seguro. Vamos a hacer la prueba. - Che Vivanco, tenés hora? - preguntó el chofer. - Siete y cuarto, siete y diez, seis cincuenta, diecinueve y diecinueve cero cinco - contestó Vivanco mostrando orgulloso su muñeca con cinco relojes. Excusas A Vivanco le molestaba mucho que los conocidos le hicieran consultas en momentos inoportunos. Tenía una lista de excusas siempre a mano: - no traje el sello - sólo atiendo casos de mi especialidad, la proctología - soy ginecólogo (para un hombre) - soy andrólogo (para una mujer) - te tengo que hacer una revisación completa - ¿cuánto hace que no te hacés un chequeo bien completo? Yo conozco un laboratorio muy serio, en Recoleta (o en Escobar, o en Villa La Ñata). - ¿vos a que te dedicás? ¿Sos ingeniero? ¿no me construís un puente? - No me acuerdo de tu caso. ¿vos no tenías piojos? ¿O hemorroides? ¿o algo quirúrgico? - los dos últimos pacientes que atendí en un pasillo se me murieron. Inflador Con los compañeros de estudios solíamos reunirnos los sábados a jugar al fútbol. Un día me pidieron que lleve el tensiómetro al parque, porque Vivanco se sentía medio flojo. Me llamó la atención, pero les hice caso. Estábamos listos para empezar, y noté que faltaban tres cosas: Vivanco, mi tensiómetro y la pelota. Los encontré a los tres juntos: Vivanco estaba inflando la pelota con la pera de mi tensiómetro. Cómo curar la borrachera La esposas de Vivanco (tres, y hace diez años que no lo veo) Error! Reference source not found. siempre se quejaban de que él ronca mucho. Tal es así, que especulaban con antelación sobre lo bien que iban a poder dormir cada vez que al susodicho le tocaba dormir en la guardia. Una vez cayó un hombre a la guardia de Vivanco en coma alcohólico, y lo dejaron internado. En mitad de la noche alguien golpeó la puerta de la habitación de los médicos. El jefe de guardia, el Dr. Osvaldo S., abrió un ojo y preguntó: - ¿Enfermera? ¿Quien es? ¿Pasa algo con el internado? - Yo soy el internado y estoy bien, Doctor. Pero, ¿le podría decir a su amigo que no ronque tanto? Sueño tranquilo El mismo jefe de guardia cuenta que sufría mucho las noches en que tenía como acompañante a Vivanco, porque además de roncar éste tenía el sueño muy pesado, y quien le tocara de compañero terminaba atendiendo todos los llamados. Hasta que un día sospechó algo: tomó un otoscopio, y mientras Vivanco roncaba de lo lindo, le examinó los oídos. El hallazgo confirmó sus sospecha: el responsable de atender los llamados tenía en los oídos dos tapones de algodón, lo cuales le permitían dormir tranquilamente a pesar de sus propios ronquidos y del timbre del portero eléctrico. Antena Vivanco hacía guardia en una clínica de Ciudadela que quedaba (o queda) al lado de la antena emisora de Radio Rivadavia. La particularidad que tenía el lugar era que en todo llamado telefónico hecho en el teléfono de la clínica se oía, como interferencia de fondo, el sonido de la radio. El recurso de "hacer guardia el sábado" era muy usado por Vivanco para excusarse de salir con su novia de turno y hacerlo con alguna reemplazante. Como supuestamente el teléfono era sólo para urgencias, y no se podían pasar llamadas al quirófano, la excusa funcionaba de maravillas. Y eso se sumaba al orgullo desmesurado que sentía la novia en cuestión porque su novio era estudiante de medicina y practicante de guardia. En una oportunidad Vivanco quiso aprovechar al máximo el recurso de la radio. Desde la casa de su amiga sintonizó Rivadavia en una radio portátil, y llamó a su novia. Pero sea porque la radio estaba mal sintonizada, o porque la novia suplente quiso pasar a titular y tocó el dial, el truco falló: - ¿Cómo es que estoy escuchando Rivadavia mezclado con Continental, Vivanco? ¿Trasladaron la antena, o en el quirófano tienen teléfono y la radio encendida? Psiquiatra Dos visitadores ingresaron al consultorio de un profesor de Error! Reference source not found. psiquiatría, y mientras esperaban que los recibiera comentaban lo difícil que era la especialidad: - ¿Sos nuevo en esto? - Sí. ¿y vos? - No, pero hasta hace poco visitaba sólo pediatras. - ¿y que te parecen los psiquiatras? - Les tengo un poco de miedo. Me dijeron que el Borda y el Moyano son tétricos, que tenés que esperar junto con pacientes excitados e imprevisibles, y que los profesionales sufren muchas tensiones que terminan afectándolos. - A mi me dijeron lo mismo. En ese momento salió del consultorio un tipo medio desencajado, vistiendo camisa y corbata raídas, y con el pelo desordenado. Sin mirarlos se dirigió al perchero, de donde descolgó un saco y una bufanda. Mirándolos de reojo les dijo: - Que vayan pasando los que vienen. Uno de los visitadores ingresó al consultorio, y casi chocó con un elegante anciano que salía. - No se vaya, doctor, que lo voy a entretener un minutito nada más - le dijo. - Yo no soy el médico - dijo el anciano - sino el paciente. El profesional que Uds. buscan es aquel que salió antes que yo y se está poniendo el saco. Hace frío en este consultorio, ¿no es así, caballeros?. - saludó cordialmente el anciano antes de irse. El médico, envuelto en su saco y bufanda, volvió al consultorio y se dispuso a atenderlos, sin haberse percatado de la confusión. Soberbia Un conocido profesor de Neurología era bastante soberbio, y además, asumido como tal. Un día regresó a su casa a una hora poco habitual, entró al baño y sorprendió a su mujer en la ducha. - ¡Dios mío! - dijo ella asustada. - En casa, con que me digas Profesor Doctor, alcanza. - repuso él. Para no imitar Una mujer concurrió al ginecólogo acompañada de su marido, quejándose de flujo vaginal. El médico, bastante inexperto, admitió a ambos en su consultorio, y luego de un breve interrogatorio comenzó el examen ginecológico. Apenas introducido el espéculo, el profesional exclamó: - Ajá. Acá veo porqué tenía Ud. problemas, señora. Tenía esto retenido entre la vagina y el cuello - dijo extrayendo un preservativo. Viendo la cara de desconcierto de ambos, se apresuró a explicar: - No se preocupen. Un descuido como este lo tiene cualquiera. Ahora que lo extraje le voy a dar unos óvulos y el problema está terminado. Error! Reference source not found. - Ese problema está terminado, pero empieza otro - dijo el marido. - Porque yo no he usado una cosa de ésas en mi perra vida. Apostolado. Hay dos tipos de profesionales de la medicina: unos que la consideran un apostolado y ejercen una admirable vocación de servicio, y otros que la toman como una profesión igual que cualquier otra. Los visitadores médicos los dividen entre quienes trabajan para el bronce, y quienes trabajan para el banco. A esto hay que agregar una tercera categoría, que son los que no trabajan en absoluto. Quienes trabajan para el bronce son capaces de cualquier sacrificio. Exagerando un poco, diré que si les encargan recoger las chatas de toda una sala, vendrán con las chatas y una planilla en la que consignaron cantidad, color, olor, etc., de cada paciente. Quienes trabajan para el banco, o quienes no trabajan, buscarán urgentemente el modo de zafar de la tarea. Los casos extremos son los más ilustrativos, y aquí va el relato de un visitador médico del interior: Venía el micro desde Santiago del Estero a un pueblo del sur de la provincia, y uno de los pasajeros empezó a sentirse mal. Entre el pasaje había dos visitadores médicos, y uno de ellos le comentó a su compañero: - Ese que viene atrás haciéndose el dormido es el Dr. Martínez. Vamos a decirle que nos dé una mano. Martínez no tuvo más remedio que examinar al paciente, y recomendó: llévenlo a la salita de Ojo de Agua, que ahi lo van a atender bien. Yo me bajo acá. El médico bajó del micro y se metió en su casa, al lado de la ruta. Pero el enfermo lucía mal, y en lugar de seguir viaje, el chofer decidió insistir en hacerlo atender. El micro detuvo el motor a la espera de la respuesta. Al ratito volvió el enfermo, igual de mal que antes, y se trepó al micro. - ¿y que te dijo? - preguntó un visitador. - Que siguiéramoj hasta Ojo de Agua. - ¿y te dio algo? - Mate nomaj me ha dado. Radiólogo Un radiólogo novato recibió una orden para sacar una placa de garganta de pie. Hizo parar al paciente, y le sacó una radiografía de la garganta. Cuando el médico la recibió, le envió una segunda orden: - No quería una placa "De garganta, de pie", Srta. Quería una placa "de garganta de pie", o del empeine si le resulta más claro. Radiólogo 2 Error! Reference source not found. El mismo radiólogo estaba inyectando contraste para una pielografía, y la aguja se escapó de la vena y empezó a infiltrar el tejido. Enseguida buscó la vena del otro brazo y volvió a intentar. - ¿para qué me pincha del otro lado? - se quejó el paciente. - Para tomar el otro riñón, señora. - se justificó. Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR A LAS GUARDIAS Las guardias médicas son una institución en nuestro medio. Se caracterizan por la gran rotación de pacientes y de practicantes, y hay un staff fijo de médicos recibidos que está acostumbrados a lo más crudo de la medicina. Por su característica de durar 24 hs, cada integrante de la guardia trabaja un sólo día a la semana, y entre todos se turnan para la guardia del domingo, llamada rotativa y odiada por todos. A los lectores les aconsejo enfermarse sábado a la noche o lunes a la mañana, siempre que puedan. Las guardias son una experiencia muy fuerte para los estudiantes de medicina, llamados practicantes, que acceden a ellas. Siempre hay un médico recibido que se hace responsable por ellos y en la medida que se ganan su confianza, les da libertad para trabajar independientemente. Las guardias más pintorescas son las de la provincia, porque en general son muy pobladas y aceptan estudiantes. (Algunas más que guardias son guaridas). Por esas características, la relación entre los compañeros de guardia es muy particular: tiene que haber mucha solidaridad, confianza y familiaridad. En las largas 24 hs. que dura una guardia se generan lazos muy estrechos, apasionados romances o terribles peleas. Pero para ser admitido como integrante estable de una guardia médica es preciso un período de admisión, que generalmente toma el carácter de broma pesada. Por último, una opinión que se aplica a todas las bromas que hacen los médicos en el trascurso de sus tareas: en ningún caso representan una burla al paciente ni a la enfermedad. Simplemente es un modo inocente que tiene el profesional del arte de curar (médico, odontólogo, bioquímico, enfermero, técnico, etc.), de descargar las tensiones y el gran peso de la responsabilidad que lleva sobre sus espaldas. No es un desprecio hacia la enfermedad; todos sabemos que en algún momento nos tocará el otro lado del escritorio. Los Axiomas Básicos de la Guardia Médica. En una de mis primeras guardias mi amigo Vivanco tuvo la misión de enseñarme a diagnosticar, pronosticar y tratar enfermos de cualquier cosa. Yo me preparé para una larga serie de charlas, con mi cuaderno, lapicera, vademecum y manual de temas de guardia. Pero Vivanco me atajó en seco y me dijo: - ¿estás listo para empezar? - Nooooo, - le contesté. - No tengo ni idea de que hacer. - Muy fácil, - me explicó él -. Te explico en cinco minutos toda la ciencia de la medicina de urgencia, y me voy a una interconsulta. - Hay varios axiomas básicos de una guardia - dijo -. "Primer axioma: el último que se incorpora se llama Perro de Guardia, y tiene que hacer todo el trabajo existente. (Sólo cuando Error! Reference source not found. el Perro está tapado de trabajo, tiene derecho a convocar a su superior inmediato en la jerarquía, es decir, al ex-Perro. Y así sucesivamente hasta llegar al jefe). Segundo axioma: La medicina de guardia es la ciencia de la derivación. Tercer axioma: Todo paciente que está en condiciones de llegar a una guardia, está en condiciones de ser derivado a algún lado. Cuarto axioma: La guardia no cura nada. (Hacerlo, sería competencia desleal y un desprestigio para el especialista del área). Quinto axioma: La comida, el sueño, la joda y el buen humor son los valores supremos del guardista. Sexto axioma: Si el paciente es paciente, que espere." Ahora te voy a explicar la ciencia de la Derivología. - ¿y eso que es? - pregunté desconcertado. - El modo de derivar los problemas para otro lado. En primer lugar, le preguntás que le duele. Si es del cuello para arriba, lo mandás al neurólogo; si es del abdomen, al cirujano. Si es niño al pediatra, si es mujer al ginecólogo, si es viejo al geriatra. Si son las extremidades, al ortopedista, y si es el pito, al urólogo. Culos al proctólogo, ojos al oftalmólogo, piel al peletero y garganta al gargantólogo. - Siii, dije con un hilo de voz. ¿y si no le duele nada? - Si no le duele nada, y viene a esta guardia, es porque está totalmente loco. Así que mandalo al psiquiatra. - respondió Vivanco. - Ahh. ¿y si le duele todo a la vez? - En ese caso lo mandás a terapia intensiva. ¿está claro? Decime, ¿vos sabés como se llama una doctora especialista en terapia? - Tera... terapo... terapi..., la verdad, no sé. - Terapistóloga. Y yo justamente tengo cita con una. Chau, y mucha suerte. Guarda con la guardia. En una oportunidad ingresó como aspirante a practicante una chica muy bonita, con alto promedio y bastantes conocimientos. Pero al poco tiempo reveló ser muy ingenua, carente de sentido del humor, e ignorante de todo tema que no fuera la técnica médica. Tenía, además, una actitud soberbia ante cualquier observación o comentario. A esta aspirante Jodosi y otros varios le prepararon una broma un tanto pesada: mandarla sola a la morgue, a las doce menos cinco de la noche. Un enfermero cómplice le pidió tomar los datos del cadáver Nº 48, y cubrirlo con una manta, para evitar que se pusiera duro. La aspirante se dispuso a cumplir, sin reaccionar ante lo ilógico del planteo. La guiaron hasta un cuartito en donde un cartel improvisado decía "Morgue". Varios cuerpos rígidos yacían en camillas, algunos medio desnudos, otros cubiertos por sábanas. Cada uno tenía una Error! Reference source not found. etiqueta identificatoria en un dedo del pie. El que llevaba la etiqueta 48 en el pie estaba totalmente desnudo. La practicante se le acercó, vacilante, evitando mirar sus partes pudendas. Y sufrió el primer sobresalto, cuando el "muerto" dejó caer uno de sus brazos. No terminó de reponerse cuando cayó el segundo brazo. Por último, viendo que la practicante no descubría la farsa, el "muerto" levantó la cabeza, abrió un ojo, y dijo: - Cadáver Nº 48, "il morto qui parla", presente -dijo Jodosi. La aspirante, pálida, retuvo el aliento por un instante, dio media vuelta y salió corriendo, perseguida por otros "cadáveres", practicantes y enfermeros de la guardia. Dejó tiradas la libreta de notas, la manta y sus aspiraciones. Patchouli Me tocó presenciar un par de bromas de guardia bastante pesadas. Un practicante estaba celoso de otro, apodado Romeo, que trataba de seducir a una bonita enfermera. El celoso esperó a verlos dialogando para ubicarse un par de metros detrás de Romeo. Luego cargó una jeringa intradérmica con un fuerte perfume patchouli barato, y lentamente le fue arrojando chorritos de perfume en la espalda. Cuando Romeo vio interrumpida la íntima conversación por el fuerte y pegajoso aroma, su adversario ya estaba lejos. Distintos usos del estetoscopio La respuesta a la broma anterior fue muy ingeniosa. Romeo había visto a su adversario tomar la presión: se ponía los auriculares en los oídos, y luego ubicaba el aparato y comenzaba a inflar el manguito. En cuanto pudo, Romeo le llenó el estetoscopio con gelatina, y lo dejó a su alcance. Cuando el desprevenido practicante comenzó a inflar el manguito, la gelatina le empezó a fluir por los oídos. Su susto fue mayúsculo, porque pensó que tenía una otorragia (hemorragia de los oídos). Otro practicante trató de repetir el mismo truco, pero con un error en la receta: la gelatina resultó demasiado sólida, y se negó a moverse de su sitio. Además, el aparato despertó sospechas, porque obviamente no se oía nada a través de él. A partir de ese entonces, el estetoscopio fue utilizado para examinar a todo nuevo practicante: se lo invitaba a auscultar a un paciente, y se le pedía algún comentario. Si no descubría el truco, y "verseaba", se sabía que era complaciente, temeroso, desaprensivo, o chanta. El sistema resultó tan bueno, que cuando el relleno empezó a dar olor, se reemplazó el estetoscopio por otro taponado con papel. Error! Reference source not found. Compufobia Un practicante no muy joven, del interior, había ingresado en una clínica privada muy moderna, en un rico suburbio de la capital. De entrada le quisieron explicar el uso de una computadora donde estaban archivadas las historias clínicas, pero no hubo caso. El tipo le tenía pánico al aparato y no acertaba a pulsar más de dos teclas seguidas sin pedir ayuda y protestar contra la tecnología. Jodosi era muy fanático de las computadoras que decidió hacerle una broma. Le explicó que había unas computadoras que servían para hacer diagnóstico y tratamiento mejor que ningún médico, que eran muy sencillas de usar, y se ofreció a hacerle una demostración. Entonces Jodosi llevó al practicante a la salita donde estaba la famosa computadora. Activó un interruptor, empezó a aporrear un teclado, y le comentó al asustado practicante que iba a hacer una revista de sala por PC. Y entonces, ¡sorpresa!, en la pantalla apareció la cara y la voz de un médico que se puso a explicar todos los casos que estaban en ese momento en la sala. Se había juntado un grupo de profesionales que miraban al monitor, y tomaban nota muy seriamente. Finalmente el rostro que aparecía en la computadora se dirigió al practicante y lo encaró: - Y Ud., el practicante nuevo que está mirándome con la boca abierta, ¿porqué pone cara de no entender? Para mañana quiero que se aprenda todos los lenguajes de programación, los algoritmos computarizados de infodiagnóstico, y el análisis computado del electroencefalograma! -. El practicante pidió ayuda a varios colegas, y tuvo que transpirar bastante antes que le revelaran el truco del diagnóstico por computadora. Resulta que la clínica tenía vigilancia por circuito cerrado de TV, y la supuesta computadora de diagnóstico consistía en un teclado viejo ubicado bajo el monitor de la oficina de vigilancia. Y el director de la clínica se había parado en la recepción, frente a la cámara, para actuar la farsa. Nueva línea farmacéutica Había un visitador médico muy bromista, que tenía preparada una serie de medicamentos "truchos", para amenizar sus presentaciones y destrabar a algún médico demasiado serio. Tenía varios frasquitos de píldoras de colores, que en realidad eran simples vitaminas, con rótulos hechos con una impresora láser prestada. Los supuestos productos eran en base a extractos de glándulas sexuales de salmón, y prometían el aumento de las cualidades femeninas o la multiplicación del vigor sexual masculino. Acompañaban a los frasquitos unos trabajos científicos en alemán que obviamente nadie leía. En una guardia se entusiasmaron con la idea, y eligieron a un practicante nuevo, un tanto ingenuo, para hacerle una broma. Error! Reference source not found. Prepararon el terreno con algún comentario sobre la eficiencia de las hormonas del salmón para el tratamiento de la calvicie o de la impotencia, y arreglaron que el visitador le presentase todos sus productos "truchos". El practicante nuevo recibió la promoción y no hizo ningún comentario a nadie. Los compañeros se quedaron con la duda sobre como habría tomado la broma. A la semana siguiente, un hombre se presentó en la guardia y pidió verlo. - ¿Ud. es el nuevo practicante? - Sí, ¿que se le ofrece? - Mire, yo llevo treinta y cinco años de farmacéutico, estoy acá a tres cuadras, y conozco bastante mi profesión. Y no me gusta que los clientes se vayan sin conseguir lo que buscan, ni tampoco que me tomen el pelo. Dígame una cosa, doctor: - ¿De donde sacó Ud. que yo puedo llegar a tener Parapitol Forte, Tetatensín Plus , o Culofortina, de Laboratorios Tú y Yo, S.R.L.? Milagro En una clínica del suburbano se presentó una rubia muy llamativa, que hizo un planteo extraño: decía ser protagonista de un milagro. Decía que cuando rezaba le aparecían llagas en el cuerpo y lloraba lágrimas de sangre. En el interrogatorio dijo llamarse María de los Milagros, aunque no mostró ningún documento, y refirió ser virgen, de lo cual tampoco aportó pruebas. El médico la examinó sin encontrar nada sospechoso, pero la mujer insistió en querer mostrar el fenómeno, que sólo se producía ante la presencia de público religioso. Ante la insistencia de la mujer, el médico convocó a una enfermera y a un colega. La mujer se puso a rezar, cantar y bailar totalmente desnuda, tratando de efectivizar el milagro. Atraídos por el espectáculo, se juntaron casi todos los hombres del lugar, incluídos un proveedor de la clínica y un paciente amigo del jefe de guardia. Tan sólo un visitador médico que esperaba en la sala de espera se resistió a asomarse al consultorio. Finalmente, la mujer reconoció que ese día no estaba inspirada, y acompañada casualmente por el visitador subió a un vehículo y se fue, con las ropas en la mano. Los comentarios y el debate sobre la supuesta protagonista de un milagro ocuparon un rato largo. No faltó quien propusiera conseguir una videocámara para registrar una próxima visita de la mujer, ni propuestas para que alguna voluntaria hiciera su propio intento. Las bromas estuvieron a la orden del día. Hasta que se descubrió el verdadero motivo de la actuación de la rubia: su compañero había asaltado al cajero y en su valija de visitador se llevó la recaudación del día de la clínica. Mate 1. Como médico dedicado a la investigación científica, tengo Error! Reference source not found. fama de despistado. En la guardia de Zárate, que me gustaba porque era tranquila, solía tomar mate y leer toda la tarde. En una oportunidad me llaman para atender a un muchacho con hemorragia nasal, y cuando me ve, el padre del paciente, asustado, me pregunta: - ¿Qué es eso que tiene en el bolsillo, Doctor? ¿Un rinoscopio? Y la enfermera, que me conocía, le contesta al oído: - No, es la bombilla del mate. Mate 2. En la misma guardia, una vez me ocurrió que recorrí todo el piso sin encontrar un tacho de basura donde descartar la yerba. Finalmente entré a la cocina, y ví un montoncito verde sobre un diario, arriba de la mesada. - Al de la guardia anterior le pasó lo mismo que a mí - pensé, y arrojé allí mi yerba. A la semana siguiente, la cocinera me preguntó: - Doctor, ¿Ud. es de tomar mate? - Sí, soy bastante matero - le respondí. - ¿y el domingo pasado, Ud. estuvo de guardia? - Sí, efectivamente estuve de guardia - contesté. - Ajá. ¿y habrá sido Ud. el que le puso yerba al pesto? Grave agonía La recepcionista de la guardia me despertó a las tres de la mañana, diciendo que la enfermera había tomado un llamado de una señora cuyo chico tenía una grave agonía. Meditando cuan grave podría ser una agonía, me vestí y me senté en la ambulancia. Cuando llegué al domicilio me recibió un chico con la voz gangosa y ronca por un fuerte catarro. - ¿y tu mamá? - pregunté. - Se volvió a la cama. - ¿dónde está el que se está muriendo? - pregunté. - No es para tanto, Dotor, me dijo el pibe. Soy yo, que tengo tos y un poco de "afonía". Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR A LOS PACIENTES Los pacientes son una parte bastante importante de la medicina. Por definición paciente es aquel individuo, en general impaciente, que paga la cuenta del médico. Aunque en este apartado me permito buscar el lado cómico a quienes nos dan de comer, se compensa con las secciones donde les enseño a ellos como sobrevivirnos a nosotros. Caso difícil Un paciente se presentó para hacerse atender por el nuevo practicante. - Me duele el costado derecho, doctor, pero también la cabeza y el hígado. Siento como una mariposa que se me posa en la espalda, en la nuca y en el coxis. El pecho me oprime y el cuello me late. En los riñones tengo un cólico que se irradia hacia la nuca. En la pantorrilla derecha siento como unas burbujitas de cerveza. Hace una semana que no voy de cuerpo, y orino con ardor y de color cereza. ¿qué tengo? - Hmmmm. Le voy a tomar la presión. - Tengo 165-87. Me tomé en casa con el electrónico. De pulso 63 y de temperatura 37,4. - ¿Radiografías - aventuró el médico. - Son éstas - respondió raudo el paciente sacándolas de un sobre. - Ajá. Voy a tener que pedirle algunos análisis. - Acá tiene, doctor - dijo el paciente sacando una pila de papeles de un portafolio. El médico examinó los análisis, y se tomó unos minutos para analizarlos y pensar. Por último, ante varios datos discordantes, decidió llamar por teléfono al bioquímico que los había realizado. - Dr., lo molesto porque tengo acá unos resultados de su laboratorio un poco extraños. Parece ser que el hombre tiene la glucosa muy alta o muy baja, el colesterol por el piso o por las nubes, la bilirrubina lo mismo, y las enzimas muy variables. ¿Me podría orientar en algo? - Por supuesto. Ud. está atendiendo a Manolo, el hipocondríaco más famoso de la ciudad. Toma tantos medicamentos distintos que los análisis le dan para el diablo. ¿Dígame doctor, Ud. es nuevo en la guardia, no es así? - Sí. ¿cómo supo? - Porque Manolo nunca se pierde un médico nuevo que le dé algo de bolilla. Mándele muchos saludos de mi parte, que es un gran paciente y amigo. Error! Reference source not found. Sexoterapia Quien refirió esta anécdota, el Dr. Alejandro B., es un especialista en potenciales evocados. Esta técnica consiste en estimular una sensibilidad o sentido y registrar al mismo tiempo el electroencefalograma. En esta oportunidad se realizaba un estudio pudendo, por el cual se estimulaban con una corriente eléctrica suave los genitales externos de una paciente. El objetivo era descartar una frigidez de carácter orgánico. El estudio transcurrió sin novedad, pero al día siguiente la paciente se volvió a presentar en el consultorio. - ¿No le dijiste que los resultados van a estar la semana próxima? - preguntó el médico a su secretaria. - Si, le dije, pero no vino para retirar los resultados. - ¿Tuvo algún problema? - Tampoco. - ¿entonces? - Lo que pasa es que le gustó, y quería tener otra sesión. Sin poder evitar una sonrisa, el médico respondió: - Decile que no se puede repetir, porque hay que usar el equipo para otros estudios. - Enseguida se los digo - respondió la enfermera, también tentada. - ¿Se "los" digo? - Este... sí. Además, vino con una amiga. Termómetro Había una paciente en el hospital conocida por lo muy insoportable, sarcástica y criticona. El médico que la atendía ya estaba muy cansado, y a la décima observación la hizo callar poniéndole un termómetro en la boca. La paciente, que no podía con su genio, le dijo por el costado de la boca y con una mueca: - Me imagino, doctor, que este termómetro no será el que se usa en el recto. - Sí, pero no se preocupe, antes de meterlo en cualquier recto lo voy a lavar. - le contestó el galeno. Status Un colega fue a ver a un paciente en el elegante barrio de Recoleta. El departamento tenía todo el aspecto de bulín, y el enfermo era un distinguido ejecutivo, de respetables canas, afectado por un fuerte catarro. Quien lo acompañaba era una señorita de unos veintitrés años, vestida con a lo sumo veinte centímetros cuadrados de seda roja, y portando en la cara pintura suficiente como para un portón. El problema era que el hombre tenía que salir ese mismo día en viaje de negocios rumbo a Europa, y quería una solución rápida. El colega le recomendó vaporizaciones. - ¿Cómo hago las vaporizaciones, Doctor? - preguntó la chica con Error! Reference source not found. cara de extrañeza. - Simplemente ponga una olla de agua a hervir, y hágalo respirar el vapor - respondió el médico. - ¿No tendrá algo que me puedan mandar de la farmacia, Doctor? repuso el paciente. Lo que pasa es que como la señorita no pasa mucho tiempo en la cocina, va a pedir la olla al servicio domiciliario del Gato Dumas, y va a llegar fría. Coquetería Una anciana se presentó a un dermatólogo novato y le dijo: - Doctor, creo que de tanto alzar a mis nietos tengo piojos. - A ver esa cabeza... - dijo mirándole el cabello. - Ahí no, abajo de la peluca. Traumatismo El paciente va a la guardia de Traumatología, y explica: - Doctor, tengo algo en la rodilla. El médico, parco, lo examina y dice para sí: - Contusión ósea. Rótula. - Bueno, arréglemela. Herencia de los caracteres adquiridos Un matrimonio concurrió a un cirujano plástico para que ella se hiciera una estética de nariz. Se pusieron de acuerdo en todo menos en la fecha: ellos tenían urgencia por hacer la operación, y el médico quería irse de vacaciones primero. - ¿y porqué el apuro, señora? - preguntó el cirujano. - Porque estamos tratando de encargar un chico, doctor, y quisiéramos que nazca con una linda nariz. Homo Eroticus Una enfermera del hospital se había presentado en el servicio de Ginecología para consultar por un atraso, y le diagnosticaron un embarazo. - No puede ser - dijo ella. - Mi novio es estéril. - ¿estás segura? - le preguntó el ginecólogo. - Segurísima. Tiene una malformación... este... ¿cómo decirle? - Podés contarme. ¿que tiene? - Estee, ... bueno..., le cuento: tiene cuatro testículos. - Puede ser. Hay descriptos varios casos en la literatura. Sin embargo, eso no implica que sea estéril. - Acá en el servicio de Urología le hicieron varios estudios y le dijeron eso. - Vamos a ver. Andáte a Uro y pedíte su historia clínica. - Sí, pero le pido por favor discreción. No quiero que se entere nadie porque me van a hacer bromas. - No te preocupes. No voy a decir nada. Error! Reference source not found. La enfermera fue a Urología, y dijo que necesitaba la historia clínica número tal y tal. - Ah sí, la tetraorquidia, claro. - dijo el urólogo. Pero traémela enseguida porque va a ser tema de un ateneo para todo el hospital. - ¿Qué? ¿Un ateneo? Ah... La enfermera se fue toda compungida a ver al ginecólogo, y le pidió que intercediera: no quería ver los atributos de su novio comentados por todos los médicos y estudiantes del hospital. El tema se solucionó, porque el embarazo no era tal, y el urólogo aceptó las razones de su colega y de la enfermera. Sin embargo, nunca dejó de lamentarse por su fallido ateneo, y no perdía ocasión de preguntarle a la enfermera, cada vez que se la cruzaba: - ¿y, che, cómo anda Cuatro Huevos? Malentendido En el Consultorio de Infertilidad Masculina de un hospital municipal porteño, el asistente era un estudiante al que lo habían hecho empezar de bien abajo: debía instruir a los hombres que acudían a hacerse un espermograma. - ¿y cómo es este asunto de la recolección de la muestra, enfermero? - le preguntó el primer paciente. - Pues, bueno, vaya al cuartito aquel, el de las Playboy, y lléneme esto. El hombre tardaba en salir, y finalmente el asistente le preguntó si le faltaba mucho. - Lo que pasa es que no puedo llenarlo hasta arriba. ¿Alcanza con esto? - le dijo alargándole el tubo de ensayo. Acampantes En una salita de primeros auxilios en Villa Gesell, se presentó un atribulado caballero. - Doctor, necesitamos que certifique una fatalidad. Estuvimos de camping y hoy nos volvíamos. El tío tenía 88 años y estaba sano como un roble. Fue durante la noche, durmiendo... El cuerpo está en el auto. El médico fue al auto y comprobó el hecho. - Dígame, ¿el tío tenía médico de cabecera en Buenos Aires? - Sí, por supuesto. - Entonces les recomiendo que lo trasladen Uds. mismos. Acá el trámite de certificado de defunción y sepelio le va a tomar un par de días, en el mejor de los casos. Los parientes estuvieron de acuerdo, y emprendieron el camino. Como a las seis horas volvieron. El médico los recibió sorprendido: - ¿qué pasó? ¿no se volvían a Buenos Aires? - Doctor, cambiamos de idea. Necesitamos que nos haga Ud. el certificado de defunción. - Mire, va a demorar un poco porque yo no estoy registrado en este Error! Reference source not found. municipio. ¿y a qué se debió el cambio de planes? - Ud. no me lo va a creer. Pero se lo tengo que contar. Como nos daba impresión llevar el cuerpo en el asiento, lo envolvimos con la carpa y lo pusimos en el portaequipajes. - No me diga que se les cayó por el camino... - No, no se cayó. Cuando llegamos a Chascomús nos bajamos a desayunar... - ¿Y alguien sospechó algo? - No, no sospecharon nada de nada. Nos robaron la carpa con todo su contenido. Monstruos El famoso profesor Bernardo Houssay había reunido un grupo de pacientes con patología hipofisaria para hacer una serie de fotografías. Estaban todos convocados, pacientes y fotógrafo, para cierta hora en la sala de espera del consultorio. Allí se habían convocado acromegálicos, con sus voces roncas, sus arcos superciliares y mandíbulas superdesarrollados, y gigantes, de elevadísima estatura. La mayoría, con las dos características juntas (gigantismo y acromegalia). Todos pensaron que la convocatoria había sido un éxito... de no ser por el fotógrafo, que al encontrarse en medio de semejante reunión de casos raros se pegó el susto de su vida y se fugó sin dejar rastros. (tomada del libro de M. Cereijido "La nuca de Houssay"). Doblaje Una madrugada el médico de guardia fue despertado para atender una consulta. Como correspondía a la hora, bajó totalmente dormido, con el guardapolvo del revés, el pelo revuelto y los ojos entrecerrados. El paciente, confiando en la amplia cultura lingüística de los profesionales argentinos, empezó a explicar su problema en su idioma natal: alemán. (esto lo averiguaron mucho después, ya que las hipótesis barajadas en un principio fueron esperanto, guaraní y turco). El médico no dio pie con bola, y se retiró a dialogar con la enfermera sobre la posibilidad de conseguir un intérprete. - ¿un intérprete de un idioma desconocido, en Zárate y a las tres de la mañana? - respondió la enfermera. - Más fácil va a ser que le mire la panza a ver si le aparece el doblaje - añadió. Pequeñas revanchas que da la profesión Un vendedor de droguería trabajaba con una clínica de barrio, cuyo dueño era un obstetra amigo. El vendedor, en su afán de cumplir con sus cupos de venta, solía "enchufarle" más cantidad de cada medicamento que se le pedía. A su vez, el obstetra le retrucaba dándole cheques con la firma mal hecha, para dilatar el Error! Reference source not found. plazo de pago. Pese a los tira y afloje de la actividad comercial, la relación personal era amistosa, y la profesionalidad del médico no era cuestionada por el vendedor. Tanto es así que cuando su esposa quedó embarazada, le confió a aquel su atención. Llegó el momento del parto, y mientras el vendedor fumaba nerviosamente en la antesala como típico futuro padre, su amigo el obstetra se asomó y le dijo: - Nació un hermoso varoncito. Pero no te vayas todavía. Siguió la fumata, y al rato el médico agregó: - ¡Sorpresa! Se vino la segunda, y esto no se acaba todavía. Finalmente el remate: Otro varón. ¡trillizos!. El vendedor no cabía en sí de la sorpresa y la alegría, pero estaba bastante pálido y asustado. El médico finalmente salió, abrazó al atribulado triple padre, y le dijo: - ¡Felicitaciones! Enseguida te firmo los tres certificados de nacimiento, con la firma buena -. Y agregó, por lo bajo: - ¿viste como se siente uno cuando le mandan más mercadería que la que encargó? Pequeñas revanchas que da la profesión 2 Un médico principiante llevaba su Fiat 600 a arreglar a un taller mecánico del barrio, cuyo dueño siempre le hacía bromas por lo viejo del vehículo. El mecánico sostenía que pese a todos los arreglos, el motor no tenía fuerza y perdía aceite, la chapa estaba oxidada, y el sistema eléctrico sobrecargado. Además, cada vez que revisaba algún aspecto del auto encontraba varias piezas defectuosas que debían ser reemplazadas indefectiblemente. El médico siempre soportó estoico el discurso desalentador y la tomada de pelo. Un día, mientras el médico esperaba que le ajustaran la tapa de cilindros, el mecánico se resintió por el esfuerzo y sufrió una puntada en el pecho. Asustado, pidió a su cliente que lo examinara. Luego de comprobar que se trataba de una simple condritis, el médico le comentó: - La verdad que yo no sé como todavía no te jubilaste. Tenés el motor gastado, la chapa a la miseria y la carrocería oxidada. Y si sigo revisando un poco más, seguro que te encuentro seis o siete problemas más, de los cuales uno o dos son indefectiblemente para operar. En fin, yo no creo que valga la pena invertir en tantos arreglos con la carrocería tan gastada, pero cada uno es libre... Como salir del paso con un botiquín mínimo El Doctor Pablo G. estaba haciendo la revisación de pileta de un club, y lo vino a consultar un tenista con un tirón en el cuello. En el consultorio no había ningún tipo de analgésico, y el profesional decidió aplicarle un poco de Xyloprocto que llevaba encima por motivos particulares. - Doctor, ¿está seguro que esa pomada sirve para lo mío? Error! Reference source not found. - No esta pensada para esto, pero contiene un anestésico y un corticoide, que le van a hacer bien. - Menos mal que no tengo hemorroides, Doctor, sinó capaz que me metía una barrita de azufre en el culo. Métodos anticonceptivos Una pareja visitó al ginecólogo. El promediaba la treintena, parecía culto y bien vestido; ella era una niña con aspecto inocentón, de unos trece años. El hombre pidió un estudio completo, para descartar embarazo, y ya que estaba, SIDA y otras venéreas. Como la chica no opinaba nada, el médico le pidió al hombre que esperara afuera. - Tu esposo piensa que estás embarazada. ¿cuantos días de atraso tenés? - Dos o tres - respondió ella. - Me parece muy pronto para diagnosticar nada. ¿Uds. se cuidan? inquirió el profesional. - Por supuesto. MI marido es un obsesivo del tema. El me obligó a venir - respondió la jovencita. - Vos sabrás que hay que tomar ciertas precauciones para evitar el embarazo y de paso, ciertos otros problemas - dijo el médico, preparándose para darle una clase de educación sexual a la chica. - Sí, ya sé - dijo la chica con expresión de fastidio -. Yo tomo pastillas, tengo puesto un DIU, y encima, uso diafragma y gel espermicida. - Pero entonces la obsesiva sos vos - replicó el médico sorprendido. - Es para dejarlo tranquilo a él. ¿no le parece obsesivo un tipo que encima de todo esto, usa preservativo y se abstiene en los días peligrosos?. - Es una exageración. - Sí. Y además, acaba afuera... Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR CON EL CONSULTORIO El consultorio representa una forma de hacer medicina en lento retroceso. Actualmente existen una serie de requisitos administrativos y de recursos técnicos que son mejor manejados en una clínica, hospital, o por lo menos, en un policonsultorio. Ningún médico o asistenta da abasto con los papeles de las obras sociales y medicinas prepagas, la DGI, los turnos, las interconsultas, las preguntas, la computadora, etc. Sin embargo, todo médico que se respete aspira a un consultorio particular, donde colgar sus diplomas, poner sus objetos queridos, y guardar sus revistas una vez que cumplen cinco años de antigüedad. El tema de los consultorios va cercano al tema de la comercialización de la medicina, que con el alza de los costos de salud hoy es más vigente que nunca. Hay un clásico libro que expone muy crudamente esta situación. Se trata de "El Dr. Knock o el Triunfo de la Medicina", y describe como un médico irrumpe en un pueblecito poco acostumbrado a la medicina moderna. En seguida empieza a encontrarle enfermedades a todo el mundo, y con la complicidad del boticario, genera una lucrativa cultura de la enfermedad y del medicamento. Los tiempos en que el título de médico garantizaba el bienestar económico han terminado hace bastante; el buen criterio comercial es parte necesaria de la educación médica, si bien ninguna facultad lo enseña. Para suplir esa deficiencia, y sin faltar a la ética, he aquí algunos trucos para mantener un consultorio concurrido. Cómo mejorar la imagen Un médico recién recibido había inaugurado su consultorio en un pueblo de la provincia, con muy poco éxito. Si bien era un excelente profesional, estaba bien ubicado, y concurría a un hospital de la zona, la poca gente del pueblo que venía le mostraba desconfianza. El problema que tenía era su juventud: con 22 años, cara de niño, mejillas rubicundas y baja estatura, no coincidía con la imagen clásica del médico de barrio. Intentó dejarse la barba, pero lo hacía parecer un adolescente. Probó con unos lentes, a los que no se acostumbraba, y con fumar en pipa, que le hacía daño a los bronquios. Bastante desalentado, consultó con un médico viejo del pueblo, con más experiencia que ciencia, que lo apreciaba mucho. El colega visitó su consultorio y luego le aconsejó: - Mirá, lo que tendrías que hacer es ponerte barba y bigotes postizos, y ponerte un maquillaje especial, pero se te va a notar. Hacé otra cosa: sacáte fotos y hacerlas retocar: un bigote, unas arrugas, lentes, vas a ver como te agregan años. Las enmarcás y las colgás en la pared. Decime, ¿tenés diplomas y certificados de Error! Reference source not found. cursos? - Sí, unos cuantos. - También ponelos a la vista. Y de ahora en más, pedí un certificado hasta cuando vas a cortarte el pelo o lavar el auto, y colgalos en la pared. - Gracias, Dr., voy a hacer lo que Ud. dice. - Decime, ¿porqué no tenés plantas en la sala de espera? - Tenía una, pero se me estaba secando. - Ocupáte de que alguien la haga crecer y la cuide. Nadie tiene confianza en un médico al que se le secan las plantas del consultorio. Decime, ¿donde hay un espejo? - En el baño. ¿qué tengo? - Te cortaste al afeitarte, eso tenés. ¿vos te dejarías operar por un médico que se corta al afeitarse? - Eh... no. - Tus pacientes tampoco. - Pero yo no soy cirujano... - No importa. Desde mañana te afeitás con máquina eléctrica. O mejor te hacés afeitar en la peluquería, así vas haciéndote amigo de la gente. Un pueblo no es lo mismo que una gran ciudad. La gente es más desconfiada, y necesitan tener referencias tuyas antes de venir a hacerse atender. - Tiene razón, profesor. - Andá. Y además quiero que pongas acá un espejo bien grande. - Lo que Ud. diga, profesor. El médico joven siguió los consejos, y poco después llamó al profesor para agradecerle. - No sabe que buen resultado me dio su estrategia, Profesor. Empezó a venir gente y me están recomendando a otros. Pero tengo una duda. Lo de los diplomas y la foto tiene su lógica, lo de las plantas y la afeitada también. Pero el mejor resultado lo obtuve cuando puse el espejo. ¿cómo es posible? - Muy simple. Cuando la gente tiene oportunidad de verse en un espejo, prefiere pensar o hablar de sí misma, en lugar de fijarse en los demás. Como mejorar la imagen 2. Había un médico que estaba inaugurando el consultorio. Lo había puesto a todo trapo, en un barrio elegante, con asesoramiento de arquitecto y decorador. Halagando su ego, había en las paredes reproducciones que pretendían pasar por originales, cartas de agradecimiento de pacientes y diplomas en las paredes. En eso suena el timbre por primera vez; el colega se frota las manos, emocionado: ¡el primer paciente!. Entonces descuelga el teléfono y abre la puerta. Se trata de un caballero, y el médico lo hace sentar y le hace seña de que espere, mientras retoma el tubo del teléfono: - ¿con el Doctor Favaloro? ¿Cómo que está ocupado? No importa, deme con él, dígale que es de parte mía y me va a atender. Ah Error! Reference source not found. René, ¿como estás?. Mirá, te quería avisar que no voy a poder ir esta tarde. No, porque inauguro el consultorio nuevo. No va a faltar oportunidad. Disculpame, René, no te ofendas. Gracias, Gracias, hasta pronto. El profesional cuelga el teléfono y se dirige al visitante: - ¿En que puedo servirle, mi amigo? - Soy de Telecom, y vengo a conectarle el teléfono. Claque Cuenta un visitador que había un médico del interior que recién se estaba estableciendo, y hacía esfuerzos por crearse un buen nombre en el pueblo. Y hasta tenía pacientes apalabrados que al entrar a la consulta rengueaban, tosían o se quejaban, y al salir caminaban lo más bien, respiraban hondo o vendían salud. Hasta que uno de lo que esperaba en la sala le dice: - Me parece que acá hay varios pacientes que dan la impresión de ser conocidos suyos. El médico le dice por lo bajo: - Calláte papá. Como machetearse. Un médico joven necesitaba consultar el vademecum antes de recetar, y había notado que a sus pacientes les incomodaba esa actitud, por considerarlo signo de inexperiencia. Al principio probó retirarse a otra oficina para hacer la búsqueda, pero resultaba un poco sospechoso. Luego averiguó sobre una computadora a la cual podía incorporar un vademecum computarizado, pero la invesión estaba por encima de sus posibilidades, y no estaba seguro como lo tomarían sus pacientes. Finalmente encontró el modo ideal: hacia el final de la entrevista hacía que la recepcionista lo llamara por teléfono, y simulando hablar con un colega, abría el libro, y mientras leía un párrafo cualquiera al oyente imaginario, buscaba la información que necesitaba. Honorarios La secretaria le va a cobrar la consulta a un caballero muy bien vestido, y éste protesta: - ¿cómo puede ser que al señor que estaba antes que yo le cobraron mucho menos? - Lo que pasa es que a quienes tienen menos recursos el Doctor les cobra poco, y a quienes tienen más posibilidades les cobra una tarifa más alta. - Mejor hacemos al revés. Como al Doctor le va muy bien, yo le pago el mínimo. Error! Reference source not found. LA MEDICINA VISTA DE MUY CERCA Estas historias se refieren a un médico bastante corto de vista, el Dr. Cicateli. Como él, estos hechos pudieron ser protagonizados por colegas, que sobrecargados de trabajo durante mucho tiempo, aprenden a responder en forma casi automática a las circunstancias del trabajo en la guardia o haciendo domicilios. Es quizá por la gran concentración que se requiere para el común de los actos médicos, que el médico tiene a descuidarse cuando debe ocuparse de alguna tarea menor, como ser recordar el cumpleaños de su esposa o el lugar donde dejó sus llaves. Luego de varias guardias, y habiendo olvidado cuando fue la última vez que se fue de vacaciones o pasó un día tranquilo con su familia, el médico está propenso a protagonizar situaciones risueñas. Catrasca Un señor sesentón bastante achacoso se presentó en una guardia suburbana a las tres de la mañana, acompañado de una chica muy jovencita, embarazada. Cicateli salió medio dormido a la sala de espera, y le dijo al hombre: - Pase caballero que lo atiendo. - La paciente es ella, no yo - dijo el anciano. - Ah, disculpeme. Luego de examinarla, el médico comprobó que la chica tenía un embarazo a término, y la derivó a obstetricia. - Está todo en orden, señor, pero está mal que hayan venido tan a último momento. Tiene dilatación casi completa. - Vinimos hace media hora, doctor, pero nadie nos atendía. - Ah, entonces discúlpenos Ud. a nosotros por la demora. Bueno, quédese tranquilo, en un ratito su hija va a tener familia. - Gracias doctor, pero no es mi hija, es mi esposa. Incomodidad Cicatelli cuenta que una vez fue a visitar a un señor afectado de una enfermedad neurológica. El lugar, como muchos del suburbano, era bastante pobre, y en un cuartucho se amontonaban varios parientes, visitantes, vecinos, niños, perro y gato. Después de revisar al paciente, Cicateli observó: - Lo noto bastante rígido hoy, González. - Es que Ud. está sentado arriba de mi pierna, Doctor. Mascota Sentarse en la cama del paciente no es ortodoxo, pero muchas veces no hay más remedio. En una oportunidad, Cicateli sintió que se había apoyado en el lugar equivocado, pero antes de repetir el Error! Reference source not found. error de la vez anterior, advirtió: - Me parece que me senté arriba de algo. ¿Uds. tienen algún animalito doméstico? - No Doctor. Es mi sobrino. Error de cálculo A veces los médicos se preocupan más por su éxito diagnóstico o pronóstico que por la salud del paciente. Cicateli examinó a una embarazada, y luego de mucho cálculo le anunció la fecha probable de parto. Pasados quince días de la fecha, el médico recibió un llamado de la paciente, y le preguntó por el bebé. - ¿qué bebé, doctor? Todavía no lo tuve - contestó ella. - ¿Cómo que no lo tuvo? ¿está segura? - respondió el desconcertado profesional. - Si hay algo en el mundo de lo que estoy segura, es esto. ¿no le parece lógico? - respondió ella, con la mano en la panza. Barrio Industrial Cicateli fue a hacer un domicilio a un barrio industrial de Zárate, uno de ésos de casitas todas iguales. Al rato de hablar con el paciente notó que se había olvidado el tensiómetro, por lo cual fue al auto a buscarlo. Cuando volvió a la casa, el paciente no estaba, la familia tampoco, y había un albañil reparando una pared. - Perdone, caballero, ¿dónde está mi paciente? - En la casa de al lado, Doctor - le contestó el albañil sin inmutarse. Cortina Cicateli sostenía que para examinar la garganta de sus pacientes no había como la luz natural. En una casa donde estaba revisando unas anginas quiso hacer la maniobra pese a tratarse de un lugar estrecho e incómodo. Para evitar que la madre del paciente se esforzara, insistió en levantar la persiana él mismo. Con tal mala suerte que la correa se rompió, la persiana cayó bruscamente golpeando a la mujer en la cabeza, y él cayó sobre una repisa llena de frágiles adornitos de cristal. La mujer aceptó las disculpas del médico, responsable involuntario del accidente, y le pidió que no se preocupara por la rotura. Pero en la primera oportunidad le hizo llegar de regalo, una linterna de bolsillo, con pilas y lamparita de repuesto. Estratagema Varios colegas de la guardia habían decidido desalentar a Cicateli de su firme propósito de ser cirujano. Para ello lo Error! Reference source not found. convocaron a ayudar en una cirugía abdominal, pidiéndole que sostuviera unas pinzas separadoras. En el medio del campo operatorio había una masa rojiza informe: no se distinguía nada en ella. Los médicos hablaban a la vez y opinaban: - Allá está la arteria hepática. - Eso es el colédoco, animal. - No, es el conducto de Wirsung. - Ajá, es cierto. Vamos a ligarlo. Los cirujanos simulaban trabajar normalmente con los órganos, vasos y nervios imaginarios, ligando, drenando, separando y suturando. Cicateli aguzaba la vista tratando de disimular su confusión. - Ya está - finalizó un cirujano -. Tomá una muestra para patología. ¿estás seguro que esto es bazo? - No sé, creo que es un tumor de duodeno. - Te juego guita que es bazo, debe tener gusto a sangre y todo. - No, seguro que tiene gusto a bilis, debe ser tumor de duodeno. - Vamos a probarlo - dijo uno de los confabulados, y se llevó a la boca un trozo de materia rojiza. El aspirante a cirujano se quedó con la boca abierta unos segundos. Finalmente destapó de un tirón el campo quirúrgico y descubrió la estratagema: la "operación" había tenido lugar en un bol de gelatina de frutilla. Discordancia Llamaron pidiendo un médico para ver a una chica con anginas, y allí fueron Cicateli y el chofer con la Citroneta destartalada de la clínica. Cuando llegó lo condujeron a la habitación de un muchacho con otitis y fiebre. Acostumbrado a los malentendidos y a la falta de cultura médica de la gente, lo atendió. Llegado el momento de pagar, pidió el bono correspondiente. - No tenemos, Doctor. - Pero, ¿el cobrador no se los trajo? - No, aquí no viene ningún cobrador. - Pero ¿Uds. de que obra social son? - De ninguna. - Ah, ¿son socios de la clínica? - No. - ¿y porqué nos llamaron pidiendo médico? - Nosotros no llamamos a nadie. - Habrá sido un error de la recepcionista. ¿y porqué no me avisaron que no era aquí? - Y, como Ud. entró tan confiado, y el pibe estaba enfermo... lo dejamos hacer. Despiste El marido estaba bastante mal, y Cicateli interrogaba a la mujer: Error! Reference source not found. - ¿Su marido es diabético? - No sé. - ¿Es hipertenso? - No sé. - ¿Ud. sabe lo que comió su marido ayer? - Lechón con huevo frito. - Ajá. ¿y Ud. sabe si tomo demasiado alcohol? - Un poquito. - Ajá. Le voy a recetar un digestivo. ¿Ud. sabe el nombre de su marido? Dentífrico Cicateli llamaba a su señora desde una guardia bastante apartada de la capital: - Hola! ¿querida? Todo en orden. Llegué bien. - Me alegro. Estás bien. - Sólo que esta noche no me voy a poder lavar los dientes. - ¿porqué? - Porque me traje el bronceador en lugar de la pasta de dientes. Masoterapia Cuando en la Argentina se estaba reinstaurando la democracia, a mediados de los 80, a Cicatelli lo convocaron a una guardia en un centro kinesiológico. - Mirá que yo de kinesiología no sé nada - le advirtió al amigo que le pasó el dato. - No te hagas problema, no hace falta saber nada. Cuando llegó, el encargado le mostró su oficina, equipada con TV, video y un cómodo sofá. - ¿Dónde está el botiquín? - preguntó Cicatelli. - No se haga problema, no le va a hacer falta nada. En su primer recorrida por el lugar, Cicatelli se dirigió a una de las chicas, bastante llamativas, que atendían en pequeños boxes. - ¿Habrá un estetoscopio en alguno de estos consultorios? Con una amable sonrisa, la señorita le explicó que en esos días se había relajado la estricta prohibición que regía sobre las "casas de masajes", y que podían aspirar a una habilitación de Salud Pública si contaban con la presencia de un médico. Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR AL EXCESO DE MEDICINA Esta sección se refiere a Tomasolo y a otros que, como él, sufren la deformación profesional consistente en relacionar casi todo lo que les ocurre en la vida con hechos referidos a su trabajo. Les pasa a los médicos, pero también a muchos otros profesionales. Análisis A Tomasolo una vez lo invitaron a una reunión de gente que no era del ambiente médico, y no tardó en mostrar su defecto de ubicación. Una chica muy paqueta comentó: - Estoy destruída. Vengo de análisis. - ¿Sangre u orina? - interrogó él. - Ninguno de los dos. - Ah, disculpame. No sabía que te psicoanalizabas. - No me psicoanalizo - respondió la chica -. Estudio Ciencias Exactas y hoy tuve análisis matemático. Vampiro Tomasolo recorría a sus anchas el congestionado centro de la ciudad haciendo medicina laboral, en una vieja motocicleta Zanella 125. La moto, que ostentaba orgullosa la cruz de médico, desentonaba con los autos cero kilómetro de otros colegas, y encima era sucia, ruidosa y consumía demasiado combustible. Debido a que la mezcla de nafta con aceite 2T que requería la moto no se conseguía en todos lados, Tomasolo llevaba una jeringa con un largo tubo plástico que le permitía traspasarla de un tanque a otro en caso de emergencia. En una oportunidad se quedó sin nafta en un barrio apartado, y aguardó hasta que un motociclista solidario, en una Kawasaki 1000 se detuvo a ofrecer ayuda. Tomasolo extrajo la jeringa, y dejando traslucir su deformación profesional, le dijo: - ¿No me darías un poco de sangre...? El otro se puso pálido y retrocedió como habiendo visto a Drácula. - ... de nafta, quise decir... - se corrigió Tomasolo, pero ya la Kawasaki había alcanzado los 120 km por hora. Melenudo Tomasolo una vez interrogaba a un paciente que tenía várices esofágicas, una enfermedad que puede producir hemorragias digestivas. - ¿tuvo melena? - dijo, usando el término médico para excrementos de color negro, debidos a la sangre digerida. - De jovencito sí doctor -respondió el paciente- , pero en la colimba me raparon y a los treinta y cinco me empecé a pelar. Error! Reference source not found. Malogrado Contaba un enfermero del Hospital Muñiz que M.G. era un gran fanático de la medicina, aspirante a infectólogo. Se lo conocía por el celo exagerado con que trataba a sus pacientes. Los revisaba del derecho y del revés, les pedía infinidad de análisis, los hacía toser, estornudar, decir 33 y respirar hondo hasta agotarlos. Cuando terminaba, volvía a empezar para asegurarse de que no se le había escapado nada. Y sobre todo, creía en el interrogatorio y el diálogo con el paciente hasta el infinito. Sus consultas duraban horas y horas. Sus colegas decían que ahuyentaba la enfermedad con la charla, y que los microbios se iban por no aguantarlo. Hasta que un enfermo de rabia, cansado del quinto fondo de ojo que le hacía en el día, le mordió la nariz y lo contagió. Esa vez no hubo revisación ni interrogatorio que valiera, y M.G. se murió en tres días. Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR A LA ENFERMEDAD El humor médico, en especial de ciertas especialidades como la cirugía, tiene a ser sumamente ácido, llegando muchas veces al humor negro, y representa un modo sano de escapar de la tensión nerviosa, y la carga emocional que implica el contacto diario con la enfermedad. Las bromas que se hacen sobre los enfermos, aunque puedan parecer irrespetuosas, casi siempre significan: - "No nos dejamos abatir ni desanimar por la enfermedad. Estamos para luchar contra ella". Soy un convencido de que nadie que pueda reirse o hacer reir, está demasiado grave. Del cuerpo puede ser, pero no del espíritu. Estratagema En una clínica donde se atendían casos de SIDA, se presentó un matrimonio con aspecto preocupado. El hombre se presentó como médico, y planteó que había tenido una aventura extramatrimonial, y que temía haber contraído el SIDA. Dado que el marido declaraba una sola relación protegida como todo factor de riesgo, les aclaré que el riesgo era mínimo, que no había casi ninguna chance de infección, y que el análisis era innecesario. De todos modos ambos insistieron en hacerlo, y lo más completo posible, mientras no dejaban de persignarse, llorar y dramatizar la situación. A la semana vinieron a buscar el resultado, que como era de esperar, era negativo. El alivio que mostraron fue patético, y la reconciliación, emocionante. En un aparte que pude hacer con el colega, le dije: - ¿Vió, Doctor, que habían exagerado un poco con el temor al contagio? - Ya sé, flaco - me contestó - Lo que pasa es que la bruja me descubrió un fato y si no le hacía el circo del SIDA con el final feliz, iba a dormir en la bañadera por el resto de mis días. Pelo quemado En una sala de terapia intensiva, los médicos llevaban horas tratando de reanimar a un paciente crítico. En determinado momento el jefe llegó a la conclusión de que no hacía falta proseguir con el esfuerzo innecesario, y realizó un esfuerzo por romper la gran tensión nerviosa de su equipo: - Fíjese el aspecto de los vellos del periné - ordenó a un estudiante. Este hizo ademán de responder al pedido, pero se le ocurrió preguntar: - ¿para qué? - Para ver si cagó fuego. Error! Reference source not found. Doble sentido Una paciente cordobesa estaba internada en un hospital de la capital, aquejada de una enfermedad grave, pero que sobrellevaba con gran entereza de ánimo. Recientemente la habían sometido a una colostomía, y se estaba reponiendo de la cirugía. El médico la visitó cuando estaba con la chata puesta y le preguntó: - ¿Qué tal? ¿Cómo anda con la bolsita? La chica, con el acento y el típico humor de su provincia, le respondió: - Aquí me'ando, Doctor, sin saber lo q'ago. Seducción Promediando la última cirugía del día sábado, los profesionales habían hecho una pausa y aprovechaban para relajarse y charlar. Una enfermera le comentó al cirujano que le gustaba la colonia para afeitarse que había usado. - Que lindo perfume -dijo ella-. ¿Qué es lo que tiene? - Una erección, pero no creí que pudiera olerla. (de "Médicos. La otra historia", por J. Pekkanen. Ed. Atlántida). Futbolero En una sala de enfermos bastante severos del Hospital Pirovano, en una tarde habían fallecido dos pacientes: el de la cama 45 y el de la 47. El médico pasó a ver al de la cama 46, y le preguntó como andaba. - Tirando la pelota al córner, doctor. Y además, me estoy quedando sin wines. - respondió el paciente. - ¿Falta mucho para el primer tiempo? (Para las lectoras: wing, o wines, son los jugadores de fútbol que juegan a los costados del campo) (REFERIDA POR EL DR. R. GÓMEZ TEJADA) Ramón Pardo Un pediatra, el Dr. Mauricio P., recibió un llamado poco habitual; le pedían que atendiera a un pacientito muy especial; que se comprometiera por teléfono a no sorprenderse; y le insistieron mucho en que prometiera no negarse a la tarea. El misterio se reveló cuando finalmente el profesional accedió a ver al paciente: se trataba de un monito. Pertenecía a un circo de la zona de Quilmes, y su dueño no confiaba en el veterinario disponible, que se especializaba en vacas y caballos. Como sospechó una bronconeumonía, lo primero que hizo fue sacarle una placa de tórax. Aparentemente los gérmenes de los monos son similares a los humanos, porque el animalito respondió Error! Reference source not found. bien a los antibióticos. Jodosi en seguida le que con el nombre supuesto todo el hospital, y fue estudiantes y de más de un encontró la veta cómica al asunto, ya de Ramonito Pardo, la placa circuló por el quebradero de cabeza de todos los radiólogo. Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR A LOS JEFES Los jefes son los jefes, en la medicina así como en la oficina o la carpintería. Y las bromas de los empleados, cuando no son demasiado agresivas, son una inocente forma de revancha contra la figura del jefe. Revancha en la cual se suele emplear mucho más ingenio que en el trabajo propiamente dicho. Los jefes se lo tienen merecido. Obsesivo El Director del Hospital, un Licenciado en Administración de Salud o algo parecido, tenía loco a todo el personal con su obsesión por los aspectos burocráticos y formales, su intromisión permanente en temas que no entendía ni le correspondían, y sus requerimientos insólitos. Una de sus víctimas predilectas era Luisito N., una enfermero muy correcto, pero tan discreto y calladito que nunca se sabía bien lo que pensaba. El Director lo tenía corriendo todo el día con encargues menores: compráme cigarrillos, prendé la calefacción, abrí la ventana, averiguame que hay de comer. Un día en que todo el personal médico estaba de sobremesa festejando un cumpleaños, sonó el teléfono y Luisito atendió. - El Director quiere que le tome la presión - informó recogiendo su tensiómetro. - Justo ahora. Qué molesto - comentó uno. - Tomarle la presión al Sr. Director no es tanta molestia respondió Luisito estoico. Y agregó en voz baja: - El manguito se infla solo. El poder de la química. Había un jefe de servicio que mandoneaba mucho al último que había ingresado, y que le pedía cosas fuera de lugar, como que le sirviera el té o le prendiera el ventilador. Una vez le tocó Jodosi, que había sido ayudante de Química de la Facultad, y preparó una broma para vengarse. Jodosi vació la azucarera y la llenó con una agarosa de secado rápido. Esperó a una ocasión especial para la broma: un ateneo con gran concurrencia de estudiantes. Cuando le pidieron el consabido té, acercó solícitamente la azucarera, rellena con un polvo muy similar al azúcar impalpable. Luego prendió el ventilador y lo apuntó a la taza para apurar el secado. El jefe hizo lo de siempre: endulzó su té, lo revolvió, y dejó pasar unos minutos antes de beberlo: los suficientes como para que la agarosa se transformará en un duro gel. El jefe, irritado y asustado al notar el extraño té, arrojó la taza al piso, quebrándola en mil pedazos. El efecto fue peor, pues se liberó una "taza" de gel, que rebotó en el piso varias veces como una pelota, causando la hilaridad general. Error! Reference source not found. Firma automática Un Jefe de Guardia acostumbraba delegar a sus practicantes muchas tareas importantes, incluyendo funciones administrativas de mucha responsabilidad, y también firmaba todos los papeles que se le presentaban sin prestarles mucha atención. Los médicos se quejaron varias veces pero no obtuvieron satisfacción, pues el jefe sostenía que su misión era supervisar y tomar decisiones, pero no ejecutarlas. Un día dos señores vestidos de negro se presentaron en la guardia y preguntaron muy insistentemente por el Jefe. Luego de varios intermediarios y mensajes, éste accedió a recibirlos. - Somos de la Funeraria XX, y venimos a retirar el cuerpo de Fulano de Tal - dijo uno de ellos. - ¿Qué cuerpo? Si Fulano de Tal soy yo. - ¿Quien es Jefe de Guardia? - Yo. - Entonces debe haber algún error. Ud. firmó su propio certificado de defunción. La broma le cayó pesada, pero surgió efecto. Inocente En un hospital municipal, la oficina del Jefe de Pediatría era un lugar gélido y abandonado. No había modo de poner calefacción ni refrigeración de ningún tipo. Un 28 de diciembre los residentes pusieron un gran cartel que decía: CLAUSURADO POR ESCAPE DE GAS. El Jefe de Servicio se pegó un gran susto, y mandó a llamar inmediatamente al servicio de mantenimiento. Luego de una breve ojeada, los plomeros informaron que no sólo no existía pérdida, sino que era archisabido por todos que en toda ese ala del hospital no había instalación de gas, y ni siquiera una mísera garrafa. (REFERIDA POR EL DR. O.GLUZMAN) Tramposo El dueño de una clínica era conocido por sus estratagemas para no pagar las cuentas. En una oportunidad se habían juntado varios cobradores en el hall, y viendo el auto del dueño en la puerta se habían propuesto esperar a que saliera. En toda la tarde los cobradores vigilaron el movimiento de la clínica: pacientes, proveedores, desechos patológicos y un cuerpo destinado a la morgue. Luego de varias horas de espera, los acreedores entraron a sospechar algo. Finalmente interrogaron a los camilleros, y descubrieron la artimaña: el dueño había huído "disfrazado" de cadáver. Error! Reference source not found. COMO SOBREVIVIR A LA ETICA MEDICA Si no fuera por la ética, los médicos podrían hacer publicidad, hablar mal de los colegas, robarse pacientes entre sí, participar honorarios, vender secretos a las revistas sensacionalistas, captar pacientes en el hospital, presentar sus éxitos en la TV y los diarios, y una serie de otras actividades que harían relamerse a más de un publicista. Sin embargo, aunque a veces no se note, existe un código de ética que prohibe todo lo anterior. Algo así como el célebre dicho: "Todo lo que me gusta es inmoral, ilegal o engorda". He aquí algunas reflexiones sobre la ética médica. Sinonimia Un profesor de Medicina Legal nos decía: "La participación de honorarios, dicotomía, ana-ana, diego, cometa, retorno, porcentaje, retribución o comisión, es antiética y contraria a la dignidad profesional". A lo que un alumno preguntó, inocentemente: - Digo yo, si es tan mala, ¿cómo tiene tantos nombres? Como publicitar éticamente En un libro de Medicina Legal, donde figuraba el siguiente párrafo del código de Etica Médica: "La publicidad médica debe ser moderada, ética, limitada, discreta, escueta y modesta. No se pueden mostrar con fines publicitarios fotos, cartas de agradecimiento de pacientes, promesas de curación, ni tampoco hacer publicaciones en la prensa no médica, apariciones en radio o TV, etc." ... alguien había anotado, en lápiz: No dice nada de publicidad en globos aerostáticos, carteles en la ruta, volantes, lapiceras, paquetes de cigarrillos, autos de carrera, murales, graffitis, tatuajes ni remeras estampadas. Juramento hipocrático En el mismo libro, a continuación del juramento hipocrático: "Juro por Apolo, médico, por Esculapio, Higias y Panacea y por todos los dioses y diosas, a quienes pongo por testigos de la observancia del siguiente juramento ..." ... alguien había escrito: Recomendamos tomar nota para saber a quien hay que ir a Error! Reference source not found. reclamarle en caso de malpraxis. Y luego del párrafo siguiente: "Tributaré a mi maestro de medicina el mismo respeto que a los autores de mis días, partiendo con él mi fortuna, y socorriéndolo si lo necesitase; trataré a sus hijos como a mis hermanos, y si quisieren aprender ciencia, se la enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa" ... decía: Este artículo explica el origen de la palabra "hipócrita". Y al final del juramento: "Si observo con fidelidad mi juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí la suerte contraria". ... habían agregado: En consecuencia, si los médicos se toman a pecho el juramento, tienen que enseñar gratis a medio país, y compartir su fortuna con el otro medio. Y si no lo cumplen, les cabe ser meados por los unicornios, los centauros, y todos los bichos de la mitología griega. De uno u otro modo, pierden como en la guerra. Traducción En un libro de bacteriología estaba resaltado el siguiente párrafo: "Extraer la muestra de fauces con un hisopo estéril, diluir en solución para diagnóstico, y conservar en heladera. Trabajar en ambiente limpio para evitar contaminaciones. En Inglaterra son comunes las cepas más nefritogénicas de estreptoco." Y en el margen alguien había escrito: "Donde dice estéril, léase limpio. Donde dice solución para diagnóstico, léase agua de la canilla. Donde dice conservar en heladera, léase no calentar. Donde dice limpio, léase sin demasiada tierra. Y donde dice Inglaterra, obviamente, léase Argentina". COMPRIMIDOS ANONIMOS Error! Reference source not found. Lo que dice el médico, y lo que realmente piensa. "Debemos ocuparnos de esto inmediatamente". (Me voy de vacaciones la semana próxima, pero esto es tan fácil y rentable que lo quiero resolver antes que se cure solo) "Ajammmm, qué es lo que tenemos aquí..." (No tengo la menor idea de lo que es, ¿lo sabe Ud.? "Vamos a ver" (Tengo el Vademecum en el segundo cajón y lo voy a consultar mientras Ud. se viste) "Déjeme consultar la historia clínica" (Voy a ver si su obra social está pagando en fecha antes de perder más tiempo con Ud.)_ "Vamos a hacer una interconsulta antes de seguir adelante" (Tengo cancha de tenis reservada dentro de media hora) "No le puedo recomendar ningún homeópata, lo lamento" (Minga le voy a mandar pacientes a ese turro. El está por terminar el quincho, y yo todavía no tengo los armarios de la cocina") "Hmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm." (No tengo la menor idea de qué hacer con esto. Ojalá suene el teléfono o me llame la secretaria) "Tengo algunas noticias buenas y otras malas" (Esto se puede operar, pero te va a costar un fangote) "Veremos que pasa" (A lo mejor se transforma en algo que se sepa lo que es) "Es indispensable hacer unos estudios primero" (La bioquímica es un bombón y me pasa un diego) "¿Cómo andamos hoy? (Yo ando bárbaro. Ud., por otra parte, asusta) "Vamos a probar un producto nuevo que dá excelentes resultados" (Estoy haciendo un trabajo para el laboratorio, y Ud. va a hacer de conejito de indias). "Si no se cura para la semana que viene, llámeme" (No se que diablos será. Pero quizá se vaya solo). "Venga a controlarse pasado mañana" (Afortunadamente, no estoy de guardia) "Esta herida está bastante fea" Error! Reference source not found. (Creo que voy a vomitar) "Esto le va a doler un poquito" (La última vez que hice esto, se enteró todo el barrio) "A ver, cuénteme como anda la cosa" (No me puedo acordar quien es Ud., ni porqué diablos está acá) "Esto le va a hacer bien" (Dice el visitador que tapa todos los síntomas) "Aparentemente todo está normal y no hace falta tratamiento" (No sé como voy a pagar la cuota del auto este mes) "¿No es cierto que Ud. está pasando por un período de mucho estrés, tensión emocional, nerviosismo? (Ud. está más loco que una cabra.) ¿No le vendrían bien unos días de desintoxicación nerviosa? (El chalequito blanco te va a sentar bárbaro) "Quítese la ropa por favor" (Hoy no me reí de nada todavía) "Hay bastante de esto dando vueltas" (Voy a tener que agarrar el libro nomás) "Si, ya sé que con ese dinero se puede hacer un viaje a Europa, pero estos tratamientos son así de caros" (Voy a hacer Madrid, París, y Londres, y si puedo una escapadita a Amsterdam) "La evolución de este tipo de patología suele ser bastante tórpida" (Vas a estar mirando los yuyos desde la raíz a lo sumo en dos meses) "Ud. tiene una atipía de rápida progresión hacia la caquexia total" (Andá probándote el sobretodo de roble) (recogido de la INTERNET y adaptado) Frases célebres En la habitación de los médicos de guardia de un hospital de la provincia de Bs.As., que por años no se había pintado, una pared muy vieja había sido destinada a los graffitti. He aquí algunos: "En la Facultad, el que sabe sabe, y el que no, es ayudante". Error! Reference source not found. "Las formas de alcanzar el título de especialista en los hospitales serios son: Residencia, Concurrencia y Visitancia. En los hospitales menos serios, Concurrancia y Figurancia". "Yo voy al médico para que pueda vivir el médico; compro lo que me receta para que pueda vivir el farmacéutico; y no lo tomo para poder vivir yo". "Me río de esos médicos que no pueden diagnosticar un resfrío sin pedir dosaje de Nosécuantasa, de Retorcidasa, y de la Reputíncarajinasa" "No hay más remedio, dijo Pancracia, y vendió la farmacia". (de Landriscina) "Le decían 00 Gómez. Por lo de la licencia para matar". "Hay profesores y profesoretes". Refranes célebres En otra pared del mismo Hospital, algún anónimo poeta escribió un refrán, y en seguida otros continuaron en el mismo estilo: Nada se cura, todo se transforma. Más vale pájaro en mano, que gonococcia sin diagnosticar. No por mucho madrugar, se evacúa más temprano. Tanto va el papagayo al baño, que al fin se vuelca. A mal tiempo, muchas anginas. Quien a hierro mata, hemosiderótico muere. En casa de médico, tisana de hierbas. De gustos no hay nada escrito, decía uno y le ponía oporto a la enema. Mens sana in corpore enfermo. No recetes a los demás, lo que no quisieras que te receten a tí. En boca cerrada no entran estreptococos. Madre hay dos: duramadre y píamadre. Error! Reference source not found. En el país de los tuertos, el oftalmólogo es rey. El tiempo cura todas las heridas, pero el médico le hace las cobranzas. CONVERSACION ENTRE EL EDITOR (JL) Y EL AUTOR (S): ACERCA DE LA ETICA Y LA REALIDAD EN LA MEDICINA ARGENTINA. JL: Uds., los médicos, ¿son concientes del poder casi mágico que el resto de los seres humanos les delegan al transitar los límites de la vida y la muerte como labor cotidiana? S.: Somos concientes, porque lo hemos vivido como pacientes, como estudiantes y desde el primer día de trabajo. Además, la relación médico-paciente es objeto de estudio en materias de la carrera, tales como Psicología Médica y Medicina Legal. Tal es así que muchas experiencias médicas se hacen comparando un medicamento con un placebo, es decir, una droga que no tiene efectos. Y se ve que el placebo siempre surte algún efecto, que es de carácter psicológico. JL.: Me interesó tu obra porque trasciende el plano del humor para transmitir un mensaje muy polémico. ¿Hay alta corrupción en el ejercicio de la medicina?. S.: Corrupción existe, como en todos los ámbitos. Y puede ser a distintos niveles, desde las faltas más graves, como ser operar dolencias inexistentes, hasta las violaciones de la ética de grado dudoso o limítrofe, como ser la publicidad encubierta o indirecta en los medios de comunicación, o la aceptación de contribuciones de los laboratorios farmacéuticos. El robo, la coima, la estafa, la propaganda engañosa, la mala práctica médica y otras lacras, son atribuíbles tanto al sistema que las permite y fomenta, como a los individuos que las ejecutan o las consienten. Y la culpa es tanto más grande cuanto más alto en la escala social está la persona: no es lo mismo robar una gallina para comer, que un millón de dólares para construir un chalet. Sin pretender justificar a nadie, creo que la mayoría de las veces no es una única persona la corrupta, o la que falta a la ética, sino todo un sistema. Cuando el sistema es perverso, es decir, todos engañan a todos, lo más sano es hacer un esfuerzo por cambiarlo, o salir de él. El silencio es cómplice. JL.: ¿Existen médicos que cuando ven un enfermo calculan la tasa de ganancia que les puede dejar tal o cual enfermedad? S.: Es cierto, pero esto en sí no es nada incorrecto. Lo que Error! Reference source not found. importa es que se brinde un buen nivel de atención a todos. El médico no debe discriminar a sus pacientes ni por enfermedad ni por condición social. Sin embargo, hay veces que un funcionario puede hacerlo por él. Por ejemplo, un administrador que decida qué médico va a atender a qué paciente. Hay muchas otras formas en que el sistema elude el principio de igualdad de la atención médica. Al respecto de la rentabilidad de los pacientes, recuerdo el caso de una empresa de seguro médico que había puesto una oficina de reclutamiento en un tercer piso por escalera. El negocio era redondo, porque ningún paciente demasiado enfermo podía anotarse. JL.: ¿Qué especialidad médica deja más ganancia?. S.: Es muy difícil agrupar a las patologías en más o menos rentables. Es evidente que hay prestaciones muy caras, como ser en cirugía, terapia intensiva y obstetricia. Pero también es más grande la competencia, y es más importante un factor de creciente importancia en la medicina moderna: los juicios por mala práctica médica (malpraxis). También es necesario que el especialista posea una formación y actualización más intensa. Por otra parte un clínico bueno y astuto puede hacer más dinero que un neurocirujano regular, y eso pasa con cualquier especialidad. Es tradicional recomendar la Dermatología a las mujeres que desean ocuparse bien de su familia, porque no hay guardias ni urgencias y casi ningún paciente muere por problemas de piel. Se sabe que ciertas especialidades donde se usan productos caros o recetas magistrales, como Oncología, Infectología, Dermatología y Nutrición, son muy halagadas por los laboratorios farmacéuticos y las farmacias especializadas, que mueven mucho dinero. Dado que ninguna especialidad garantiza el éxito económico, recomiendo al estudiante seguir estos criterios: 1) elegir alguna especialidad que no esté superpoblada, 2) elegir una en la cual tenga alguna ventaja competitiva sobre los demás (habilidad especial, parientes que le puedan ayudar a establecerse, vinculaciones) 3) elegir un área en la cual crea, que le guste, y donde pueda trabajar con alegría. ¿Qué justificaciones "transan"? éticas circulan entre los médicos que Las justificaciones para faltar a la ética pueden ser varias. Desde las obras sociales que no pagan, hasta el ejemplo negativo de los funcionarios corruptos. Los empleados públicos suelen decir: "El Estado hace como que me paga, y yo hago como que trabajo". En la colimba, es fama que todos roban para reponer los elementos que les han robado. En la medicina a veces ocurre lo Error! Reference source not found. mismo. Los aborteros esgrimen varias justificaciones: que ayudan a la gente, que la mujer de todos modos va a concurrir a una abortera, que evitan muertes por aborto séptico, etc. Más allá de la discusión sobre si el aborto debiera o no ser legal, lo cierto es que es ilegal, y nadie tiene derecho a vivir del crimen. Los aborteros hacen su negocio por dinero y nada más. Si lo hicieran por beneficencia, trabajarían al costo. Y no conozco a nadie que lo haga. Dada tu experiencia en el exterior, ¿qué sucede en otros países con la ética y la medicina? En EE.UU. los médicos ganan fortunas, normalmente pasan de los 100.000$ al año, pero tienen que pagar un alta suma para poder estudiar, que pagan en cuotas cuando se reciben (si se reciben). Hay también un alto monto en concepto de seguro de malpraxis. Como el sistema judicial es muy celoso y controla a los médicos de muy cerca, el resultado es que los gastos en exámenes y análisis complementarios son astronómicos, y que una simple uña encarnada puede ser motivo de docenas de visitas, interconsultas y análisis. Es muy común ver a los abogados rondando las morgues y las salidas de los hospitales, buscando pacientes disconformes que quieran enjuiciar a sus médicos. La medicina en EE.UU. es buena y la corrupción no es tan visible como aquí, pero el sistema es sumamente caro, acorde con el potencial económico del país. Al analizar ese sistema médico, es inevitable llegar a dos conclusiones: la primera, que ojalá nosotros tuviéramos semejante tecnología; y la segunda, que es un milagro que en nuestro país se haga tanto, en relación a los mínimos recursos de que disponemos. Tengo entendido que en Japón los médicos pueden dispensar medicamentos, y en China, hierbas medicinales. Eso les da un poder mayor aún que en los países donde las profesiones médica y farmacéutica están estrictamente separadas. En ciertas civilizaciones el médico recibía un premio cuando curaba, y un castigo cuando causaba daño. En otras, el médico recibía un pago cuando sus pacientes estaban sanos, en lugar de cuando estaban enfermos. Esto refleja que el problema del control de la actividad médica existió desde siempre. Las situaciones atípicas? que describís en este libro, ¿son comunes o Todas tienen una base de realidad, aunque algunas están caricaturizadas. A veces la realidad va mucho más allá de la literatura, pero no siempre es fácil de traducirla en forma de anécdotas. ¿Qué les dirías a quienes aspiran a ser médicos? Error! Reference source not found. A los estudiantes de secundaria que están por elegir una carrera, tienen en cuenta la Medicina, y por eso compraron este libro, vayan mis palabras de aliento. Es una profesión con algunas contras: el olor y la suciedad de los enfermos; las enfermedades desagradables y contagiosas; el estudiar día y noche por los primeros treinta años, y luego sólo la noche por los segundos treinta; ser convocados a largas guardias y a corridas nocturnas; hacer muchas cosas sólo por el bien de la humanidad; llevar en la conciencia los errores cometidos y sus consecuencias; etc. Pero que también tiene sus recompensas: que les digan doctor, y que puedan estacionar el auto en lugares prohibidos por una hora, siempre que estén atendiendo una emergencia y que no haya parquímetro. Y claro, siempre que tengan auto. Hay algunas otros aspectos positivos menos visibles de la profesión médica, pero no es fácil ponerlos en un libro con espíritu humorístico; hay que vivirlos para conocerlos. Surgen de haber estado en una guardia de hospital, enfrentando con pocos recursos a la enfermedad y la miseria. O de haber visto confirmado un diagnóstico difícil. O tratado exitosamente algún caso rebelde. Las dramatizaciones televisivas de la actividad médica, aún a través de su parcialidad y de cierta deformación de los hechos, trasmiten la sensación de desafío ineludible que siente el médico cada vez que sale a enfrentar un nuevo caso. El carácter único e indescriptible de la actividad médica se trasluce en la respuesta que dan la gran mayoría de los médicos cuando se les pregunta que harían si pudieran volver a los dieciocho años: ¡Medicina!. ¿Y algo que decir a tus colegas? Si bien mi tarea nunca tuvo un lado clínico, me considero parte de la profesión médica, y siento un gran respeto por quienes trabajan por ella, a veces en condiciones muy adversas. No desconozco que la situación sanitaria de nuestro país no da demasiado espacio para la broma. Es por eso que, de las muchas anécdotas médicas que recogí, sólo incluí aquellas que permiten una sonrisa o ilustran alguna realidad pintoresca, y eludí las muchas que me parecieron más patéticas que cómicas. Pido disculpas a mis colegas por querer generalizar en el tema médico a través de esta visión irreverente y parcial. Espero que nadie lo tome a mal. Hay mucho más por decir y por teorizar acerca de la profesión, en broma o en serio. Quizá pueda hacerlo en una continuación de este libro... Para lo cual acepto derivaciones... de anécdotas. FRASES FINALES El editor y yo preveemos que muchos lectores de este libro serán estudiantes de secundaria o principiantes de la carrera de Medicina. Por ello, presumimos que no conocen el Código de Etica Error! Reference source not found. Médica actualmente vigente, que se estudia en Medicina Legal, una de las últimas materias de la carrera. Es por eso que decidimos incluir dicha normativa como capítulo final de esta obra. Se verá que muchas de las situaciones que hemos referido por su carácter anecdótico reflejan aspectos de la realidad que no siempre condicen con la ética. La medicina se presta mucho a quebrantar la ética; esto ocurre porque dista mucho de ser una ciencia exacta; porque ante la perspectiva de perder la salud todos perdemos el equilibrio y la sangre fría, y porque es imposible ponerle precio a una vida, a un órgano, o al equilibrio mental. De allí la necesidad de un juramento de honor, de una relación médico-paciente imbuída de mutua confianza, y de un código que diferencie lo correcto de lo inapropiado. La sociedad moderna está experimentando un fuerte cambio de valores, y de ideologías, que no han muerto pero sí se han transformado. La teoría del libre mercado, en la cual todo tiene un valor monetario, está desplazando al viejo concepto de nuestros padres que valorizaban a "M'hijo el Dotor", o a los personajes médicos de las series de TV. Esto explica la crisis de una profesión como la medicina, en la cual primaban la fama y el mérito personal, el reconocimiento académico, y el status social. Hay algunos conceptos que pueden parecernos obvios, pero que actualmente son objeto de controversia: la igualdad de los seres humanos ante la ley, la ausencia de prerrogativas de nacimiento, la prohibición de matar, el derecho a la vida, etc. La ética (y la ley) prohiben al médico hacer diferencias políticas, sociales o económicas entre sus pacientes. Sin embargo, la realidad es muy diferente. La tecnificación de la medicina, con los altos costos que conlleva, y la tendencia hacia la privatización del sistema de salud, hacen muy difícil, y hasta utópico, que una persona de bajos recursos reciba la misma calidad de atención médica que otra de buen nivel económico. Y a esto se suma la proletarización de las profesiones sanitarias en la Argentina, que restringe aún más el margen de maniobra de los profesionales bienintencionados para actuar con ética. Hay una tendencia, o una actitud, por la cual pareciera que el dinero es el único parámetro con que se juzgan los hechos, las actitudes y las ideas de la gente. Salvar una vida ya no parece tener un valor especial, sino el que el mercado le adjudica a una prestación médica cualquiera. Un colega me decía hace poco lo siguiente: "Cuando yo elegí la carrera de Medicina, el médico era un prócer. Se lo trataba con deferencia y respeto, y no se ponían en duda sus afirmaciones. Hoy en día, haciendo atención domiciliaria, tengo dificultad en conseguir que sujeten al perro para que no me ladre y me muerda; en identificar a la persona que llamó al médico, porque en la casa no todos están enterados del asunto. Y por último, cuando logré llegar a la cama del enfermo y trato de oir lo que me dice, tengo que ponerme firme para que apaguen la Error! Reference source not found. TV. ¿a vos te parece?" Y a Ud., lector, ¿que le parece?. Error! Reference source not found.