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CÁTEDRA DE ETNOGRAFÍA GENERAL
2do. Año de la Carrera de Licenciatura en Arqueología
Escuela de Arqueología
Universidad Nacional de Catamarca
Grupo Docente a Cargo
Profesora Adjunta Interina
Lic. Ivana Carina Jofré
Ayudante de Primera Interina
Lic. María Soledad Galimberti
Alumna
Valeria Soledad Alonso
M.U.N°
373
Extrañamiento y Descotidianización
Luego de la década del 60, con el surgimiento de los movimientos de liberación, comienza a reformularse
en el trabajo de campo la tensión de proximidad-distancia entre el etnógrafo y los nativos (Guber, 2004).
Comienza a darse un debate entre las ventajas y/o limitaciones de hacer etnografía en la propia sociedad,
la ética profesional y la edición de autobiografías de campo; se convertía en una posibilidad el hecho de
hacer antropología no solo en sociedades exóticas, si no también en la propia sociedad del investigador
(Guber, 2004). En este contexto, se introducen en quehacer antropológico dos principios metodológicos,
relacionados con la alteridad cultural (extrañamiento) y con el hecho de hacer antropología en la propia
sociedad (descotidianización).
A partir de los años 60-70, con el surgimiento de las etnografías interpretativas, comienza a
producirse una tensión en el trabajo etnográfico entre objetivismo y subjetivismo, entre los
partidarios de cada una de las posiciones, como entre los que trataban de conciliarlas (Boivin et
al., 1999). La postura entre éstos últimos es plantear que a través de una control epistemológico d los
supuestos subyacentes a cada postura puede llegarse a una síntesis de los aspectos positivos de cada posición”
(Boivin et al., 1999; 153).
Pero, mientras que para algunos autores la síntesis se logra tomando ambas pociones como dos
momentos en la construcción del conocimiento antropológico, para otros, la síntesis se logra por
medio de mediaciones entre ambas posturas (Boivin et al., 1999).
Como partidario de esta ultima postura, Lins Ribeiro introduce dos principios metodológicos,
relacionados con la alteridad cultural (extrañamiento) y con el hecho de hacer antropología en la
propia sociedad (descotidianización) (Boivin et al., 1999).
Tomando el concepto de conciencia práctica de Giddens, el autor adopta una perspectiva
mediadora entre otra relación que subyace a la construcción del objeto en la teoría
antropológica, esta es, la relación individuo/sociedad:
…la relación individuo/sociedad está mediatizada no solamente por trayectorias específicas de desarrollo de
personalidades, que califican individuos como agentes competentes, sino también por coyunturas históricas
concretas (donde las trayectorias individuales se realizan) que crean los limites y posibilidades de resolución de
impases cotidianos o estructurales, tanto respecto de la manutención de un determinado orden cuanto de su cambio
gradual o radical (Lins Ribeiro, 1999; 238).
Entonces, la noción de conciencia práctica destaca la capacidad del hombre de poder reflexionar
sobre su acción (su capacidad de autonomía como agente social); los agentes sociales
cotidianamente operan con elementos que no necesariamente deben explicitar de manera
discursiva, ya que éstos se dan como supuestos, y son el resultado de procesos de rutinizacion:
Para que distintas fuentes de información (lo cotidiano) puedan dejar de ser monitoreadas es necesario que el
contexto (escenario) donde se lleva a cabo la acción o la interacción sea compartida y no problematizada, a fin d
que el agente sienta confianza en que el otro va a comprender su acción sin que tenga que explicitar su motivación
con sus palabras. Esta seguridad o confianza por parte del agente proviene de la rutina y de la prevesibilidad
(Boivin et al., 1999; 154).
La noción de conciencia práctica implica que los agentes sociales se ubican en su cotidianeidad, en contextos
donde distintas fuentes de información dejan de ser monitoreadas activamente por el cuerpo, ya que sus existencias
entran en el desarrollo de las acciones de los actores como supuesto, como dados. Esta fijación de los elementos
constitutivos de los contextos significantes para las interacciones esta dada por la rutinizacion de los elementos
sociales en la cotidianeidad de los actores sociales (Lins Ribeiro, 1999; 239).
Esto nos conduce a la idea de familiaridad, de cotidiano, con el escenario donde la conciencia
práctica se estructura y desarrolla; esta idea de cotidiano implica la conjunción de dos
elementos: la cercanía espacial-física entre los que comparten la misma conciencia práctica, y el
conocimiento compartido por esa conciencia práctica (Boivin et al., 1999). Estos elementos son
los que le permiten a Lins Ribeiro recuperar los principios metodológicos del trabajo
antropológico (Boivin et al., 1999).
El trabajo de campo se venia dando en contextos exóticos, no familiares para el antropólogo;
contextos no sólo alejados espacialmente, sino también en los cuales el antropólogo desconoce
los elementos que constituyen la conciencia practica de los agentes (Boivin et al., 1999).
Entonces, cuando el antropólogo se inserta en esos contextos, se “extraña” como sujeto; esta
sensación de extrañeza se debe a lo exótico del objeto, a la distancia social que separa al
antropólogo de su objeto (Boivin et al., 1999).
El extrañamiento aparece como una experiencia objetiva y subjetiva del antropólogo, ya que, al
desconocer la conciencia practica de los sujetos sobre los cuales lleva a cabo su investigación,
puede percibirla objetivamente; al no participar de la conciencia practica de los agentes que
estudia, el extrañamiento se produce objetivamente para el antropólogo (Lins Ribeiro, 1999).
Entonces, el antropólogo debe familiarizar lo exótico, des-extrañarse a través del
acercamiento/aproximación al objeto (Boivin et al., 1999; 154).
El extrañamiento, como principio metodológico, permite plantear la operación inversa cuando el
antropólogo estudia su propia sociedad: convertir lo familiar en exótico, asumir una posición de
extrañamiento respecto de su propia sociedad (descotidianización) (Boivin et al., 1999).
Cuando el antropólogo estudia su propia sociedad debe llevar a cabo dos procesos inversos: no
trasformar lo familiar en exótico y hacer familiar aquello que trasformó en exótico (Boivin et al.,
1999). Estos dos movimientos son necesarios, ya que, el punto de partida seria la transformación
de lo familiar en exótico (la única vía para estudiar al nosotros es tomarlo como exótico),
desvinculándonos d nuestra cotidianeidad, y el punto de llegada, la transformación de lo exótico
en familiar (Boivin et al., 1999).
Pero Lins Ribeiro plantea un solo movimiento respecto al estudio de la otredad: el extrañamiento;
lo exótico esta puesto en el “otro”, esos “otros” mas alejados son los mas exóticos (Boivin et al.,
1999).
En cuanto a este razonamiento, Boivin et. al. plantean:
…si el “extrañamiento” es un nuevo principio metodológico, en tanto unidad contradictoria de
aproximación/distanciamiento, la distancia social/cognitiva es fundamental y por lo tanto las dos transformaciones
tiene que estar presentes: en un primer momento plantear la exoticidad (de lo familiar o de lo extraño) y en un
segundo momento hacer familiar aquello que exotizamos (de lo extraño a lo familiar) (Boivin et al., 1999; 155).
Entonces, podríamos pensar al “extrañamiento” como una condición de la investigación
antropológica, y a la “descotidianizacion” como un proceso en la misma.
Bibliografía:
GUBER, Rosana (2004): La Etnografía. Método, campo y reflexividad .Ed. Norma. Buenos Aires,
Argentina (B.B.E y B.EDA. Apunte 1997).
BOIVIN, M., A. ROSATO, V. ARRIBAS (1999): Capitulo 4. Observación participante. En:
Constructores de otredad. Una introducción a la Antropología Social y Cultural, (Páginas 143155). Eudeba. Buenos Aires.
LINS RIBEIRO, Gustavo (1999): Descotidianizar. Extrañamiento y conciencia práctica, un
ensayos obre la perspectiva antropológica. En: Constructores de otredad. Una introducción a la
Antropología Social y Cultural, (Páginas 237-242). Eudeba. Buenos Aires, (B.B.E y B.EDA. Libro
F110).