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1 UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE Facultad de Ciencias Agrarias Escuela de Agronomía Emergencia de la generación invernante y diapausa de Caliroa cerasi (L., 1758), bajo condiciones de campo en Valdivia, Décima Región de Los Lagos Tesis presentada como parte de los requisitos para optar al título de Licenciado en Agronomía. Profesor Patrocinate : Sr. Roberto Carrillo Ll. – Ing. Agr., M. Sc., Ph. D. – Instituto de Producción y Sanidad Vegetal. Lilian Valesca Raddatz Rosenberg Valdivia Chile 2004 Profesores Informantes Sra. Laura Böhm S. – Ing. Agr. – Instituto de Producción y Sanidad Vegetal. Sra. Angélica Aguilar V. – Ing. For., Mg. Cs. - Instituto de Producción y Sanidad Vegetal. Agradecimientos 2 De manera muy especial quiero agradecerle a mis padres por darme siempre su apoyo y haberme dado el regalo más esperado que he tenido en mi vida, una carrera profesional. Quiero agradecerle a mis hermanas y a mi Oma por haberme apoyado en los momentos buenos y malos que tuve al recorrer este camino, que me llevó a cumplir un sueño, que hoy se hace realidad. Le doy las gracias a mis profesores, Laura Böhm, Angélica Aguilar y especialmente a don Roberto Carrillo por haberme ayudado a realizar esta gran investigación. Agradezco a Dios y a la Virgen por darme la esperanza y fuerza que necesité para llegar a ser lo que hoy soy. Por último, quiero agradecerle a mis amigos que me dieron ánimo y me acompañaron en las buenas y en las malas durante la carrera, y especialmente por los momentos que pasamos juntos, los cuales siempre voy a recordar. 3 RESUMEN El chape del cerezo, Caliroa cerasi (L.) es la plaga insectil más característica de los cerezos y guindos en el sur de Chile. A pesar de ser esta especie una de las principales plagas del cerezo, los conocimientos que se tienen sobre su biología son escasos, desconociéndose, en otros aspectos, la importancia de la diapausa en la primera generación, distribución de la oviposición, periodo de emergencia, etc. La investigación fue llevada a cabo en la Estación Experimental “Santa Rosa” y en el Laboratorio de Entomología del Instituto de Producción y Sanidad Vegetal, pertenecientes a la Universidad Austral de Chile, entre octubre del 2002 y mayo del 2003. Se estudió la emergencia de la generación invernante y de verano, utilizando trampas de emergencia y muestras de suelo. La actividad de los adultos se estudió utilizando trampas pegajosas y la distribución, presencia de estados inmaduros y daño a través de la recolección periódica de hojas de cerezos. Los estudios de diapausa se realizaron bajo condiciones de campo y laboratorio. Además, los adultos recolectados en las trampas de emergencia y pegajosa fueron llevados al laboratorio, para luego sexarlos. Los resultados obtenidos muestran que la emergencia de la generación invernante de C. cerasi es continua, comenzando en el mes de octubre y finalizando en diciembre. Se registró una pequeña población de machos, determinándose, que C. cerasi presenta reproducción partenogenética del tipo deuterotoquia. Se encontraron huevos en las hojas entre octubre y abril, con una preferencia de ovipostura en la sección media de la hoja. Se determinó, que la presencia y el daño de las larvas ocurre entre diciembre y abril, produciéndose un mayor daño en la sección distal de la hoja. En relación a la diapausa, los resultados obtenidos muestran que la mayoría de las larvas provenientes de la generación invernante y el total de larvas de la generación de verano que caen al suelo entran en este estado. Las poblaciones de prepupa y pupa en el suelo, bajo la canopia de 4 los árboles, presentaron valores altos, lo cual explicaría la importancia de esta plaga en cerezo, en el sur de Chile. SUMMARY The insect called “slug” of the cherry tree, Caliroa cerasi (L.) is the more characteristic insect pest of the cherry trees and sour cherry trees in southern Chile. In spite of being this species one of the main pest of the cherry tree, the knowledge of its biology in Chile is scarce being unknow, among other aspects, the importance of the diapause in the first generation, egg distribution on the leaf, emergence period of the first generation, etc. The research was carried out at the Experimental Station "Santa Rosa" and at the Laboratory of Entomology of Instituto de Producción y Sanidad Vegetal, both belonging to the Universidad Austral de Chile, between october 2002 and may 2003. The emergence of the winter and summer generations was studied using emergence traps and soil core. The activity of the adults was studied using sticky traps and the distribution, presence of immature stages and leaf damage sampling periodically of leaves of cherry trees. The diapause studies were carried out under field conditions and laboratory. The sexual rate of the field population was determined in the laboratory, from adults taken from yellow sticky traps. Results showed that the emergence of the winter generation of C. cerasi is continuous, beginning in october and concluding in december. A small number of males were captured, showing that C. cerasi, has deuterotoky parthenogenic reproduction. Eggs were found from october to april, showing preference to oviposit in the middle section of the leaf. Larvae were found from early december to april, being damaged principally the distal part of the leaf. Most of first generation larvae go in to diapause and the total secon generation. The high number of prepupa and pupa under the trees, explain the high ability of this species to cause severe damage on cherry in southern Chile. 5 1. INTRODUCCION Hasta inicios de la década de los ochenta la fruticultura en la Décima Región de Chile mostraba baja importancia, sin embargo, en los últimos años esta situación ha cambiado, pudiéndose observar un mayor interés de los productores por este rubro, entre los cuales se sitúa el cultivo de cerezos. Para obtener un óptimo resultado en el cultivo de estos frutales, es fundamental conocer las principales enfermedades y plagas que los afectan, entre los cuales se encuentra Caliroa cerasi (L.). El chape del cerezo, C. cerasi es la plaga insectil más característica de los cerezos y guindos. Esta especie pertenece al orden Hymenoptera y se encuentra dentro de la familia Tenthredinidae. Debido a su importancia es necesario conocer aspectos de su biología, para así lograr un manejo adecuado de ella y reducir los efectos que tiene sobre el cultivo. Presenta una metamorfosis holometábola, siendo el estado de larva el que produce el daño, la larva es de color verde oscuro a negro y se alimenta de las hojas, pudiendo destruir gran parte del follaje en ataques severos. Generalmente no ataca los frutos directamente, pero si produce un daño en el desarrollo del árbol, ya que principalmente disminuye el área fotosintética de las hojas. La infestación comienza cuando los árboles de cerezo presentan gran parte de su follaje desarrollado, pudiéndose observar los adultos alrededor de las hojas, donde las hembras depositan sus huevos. Esta especie presenta dos generaciones anuales, desconociéndose, la importancia de la diapausa en la primera generación. Esta condición permite a esta especie pasar el invierno en su último estadío larval en el interior de un habitáculo de suelo, para reanudar su ciclo en la primavera siguiente. 6 El objetivo general de la investigación fue evaluar la emergencia, diapausa y actividad sobre el follaje de C. cerasi en la provincia de Valdivia, Décima Región de Chile. Los objetivos específicos fueron: - Determinar el ritmo y periodo de emergencia de los individuos en diapausa de C. cerasi durante la época de primavera – verano. - Establecer la razón sexual de los adultos emergentes. - Establecer la importancia de la diapausa en la primera generación. - Medir la distribución temporal de la diapausa. Se plantean dos hipótesis: - La emergencia desde el suelo de los adultos de C. cerasi ocurre en un periodo extenso de tiempo. - La diapausa en C. cerasi, se presenta en una parte importante de los descendientes de los individuos emergentes en primavera. 7 2. REVISION BIBLIOGRAFICA 2.1. Características de la familia Tenthredinidae La familia Tenthredinidae corresponde a la mayor familia dentro del suborden Symphyta, con más de 5000 especies alrededor del mundo, especialmente en el Hemisferio Norte (NAUMAN, 1991). Los adultos son himenópteros de tamaño pequeño, que se asemejan en general al aspecto de una mosca, pero con cuatro alas. Se les encuentra en la vegetación, usualmente inmóviles sobre las hojas y flores. Los adultos se alimentan de sustancias producidas por las flores pero algunas especies son carnívoras, devorando pequeñas larvas de dípteros y coleópteros (ARTIGAS, 1994). Su tamaño al estado de adulto varía entre 2,5mm y 15mm de largo generalmente son de coloración negra o café amarillento (CHINERY, 1982). Con frecuencia existe gran diferencia entre el número de individuos de cada sexo, sólo en algunas especies el número es similar y en numerosas especies el macho es desconocido. La partenogénesis es frecuente y de huevos sin fertilizar resultan tanto machos como hembras. En algunas especies, por partenogénesis, pueden dar origen sólo a machos o sólo hembras (ARTIGAS, 1994). Las larvas son eruciformes y la mayoría de ellas se alimentan externamente del follaje, cuando se están alimentando, generalmente tienen el cuerpo o la parte posterior de él, enrollado en el borde de la hoja (BORROR et al. , 1989). STEHR (1987), señala que algunas especies son minadoras de hojas, minadoras de pecíolo, formadores de agallas sobre tallos, ramas, pecíolos, hojas o brotes y algunas son perforadoras de brotes. 8 Las larvas se caracterizan por presentar el tórax con patas cónicas, cortas, de cinco segmentos y el abdomen de diez segmentos con espiráculos en los segmentos 1 a 8, provistos de patas falsas (espuripedios) en los metámeros 2-7 y 8 a 10 (GONZALEZ, 1989). Además, según STEHR (1987), la cabeza es globosa e hipognata o dorsoventralmente aplanada y prognata, con antenas de uno a cinco antenitos, generalmente de 4 o 5, cónicas, redondeadas o planas. La prepupa de la larva, o último estadío que no se alimenta, puede diferir en color y estructura de los estadíos que se alimentan. Las mandíbulas de la prepupa son lineales, sin bordes cortantes dorsales ni ventrales y son similares en apariencia, generalmente sin dentición diferenciada (STEHR, 1987). Las hembras depositan sus huevos en las hojas o en los tallos tiernos; para ello usan el ovipositor, que es aserrado; con él practican una incisión y por ella introducen los huevos. Las especies que oviponen en sustratos duros tienen el ovipositor poderoso, las que lo hacen en hojas tienen una pequeña pieza serrada y las que pegan los huevos en la cara inferior de las hojas tienen un ovipositor pequeño y débil, con el cual sólo hacen una pequeña hendidura en la cual depositan el huevo (ARTIGAS, 1994). Generalmente tienen una generación al año y el insecto inverna en una celda, en el suelo o en un lugar protegido (BORROR et al. , 1989). 2.2. Caliroa cerasi Según SMIRLE y WEI (1996), C. cerasi es originario de la Región Paleártica y se encuentra distribuido alrededor de todo el mundo. AGUILERA (1989), señala que es un insecto cosmopolita y en Chile se encuentra presente desde la Tercera Región de Atacama hasta la Isla Grande de Chiloé, en la Décima Región de Los Lagos. DURAN (1963), menciona que por primera vez se detectó en Chile en Talcahuano en 1885. 9 Según PRADO (1987), C. cerasi es quizás la plaga más común en los cerezos, siendo la larva la que causa el daño. 2.2.1. Aspectos morfológicos El adulto mide entre 5 a 6 mm de largo, con pilosidad negruzca, muy corta y erecta en el cuerpo. Presenta una cabeza rectangular vista dorsalmente, con los ojos muy separados y finamente facetados. Sus antenas son más largas que el ancho de la cabeza, con nueve antenitos, siendo el tercero más largo que los demás, los cuales se van acortando y aguzando progresivamente, terminando el apical prácticamente como una punta de aguja (AGUILERA, 1989). El noto es negro, liso, brillante; las alas anchas con envergadura de 11 - 12 mm, transparentes, con brillo iridiscente; las venas, abundantes, son castañas oscuras hacia el dorso y más claras hacia el área ventral y el abdomen ancho, negro lustroso, termina en un ovipositor en forma de sierra (ARTIGAS, 1994). En la genitalia del macho es posible distinguir la presencia de un gonoestilo (harpes) bien diferenciado del gonocoxito. El gonoestilo es más ancho en la región media que en su unión al gonocoxito, presentando setas numerosas y ésta estructura esta compuesta por solo un segmento, careciendo de discos en su región distal. El gonocoxito en su región media presenta lóbulos y la gonapófisis presenta espinas distalmente en el raquis (LAIDLAW, 1970). Según PORTER (1930), las patas son negras, salvo las tibias anteriores que son amarillentas y las del segundo par, pardas. Por otro lado, ARTIGAS (1994), señala que las patas son de color castaño claro con áreas oscuras y los individuos estudiados por el autor procedentes de las Regiones VII – IX de Chile, poseen con mucha frecuencia patas mayormente castañas, algunos con los tarsos francamente amarillentos. AGUILERA (1989), señala, que la larva una vez que se encuentra plenamente desarrollada alcanza a medir entre 0.8 a 1 cm de largo, siendo más ancha hacia el sector 10 de la cabeza. Tiene la apariencia de una pequeña babosa, de donde deriva su nombre de “chape”. Es reluciente, de aspecto húmedo, olivácea. Sus primeros estadios son negros y el último estadio es amarillento con una línea dorsal verdosa. La larva presenta una cabeza pequeña, castaño oscura, que se encuentra hundida en el protórax siendo sólo visible desde el costado. Además, la larva, posee tres patas torácicas, carnosas, con cuatro segmentos poco diferenciados excepto por su menor tamaño hacia el ápice, las cuales carecen de uñas y presentan siete pares de falsas patas abdominales (espuripedios) cortas, con ventosas en el extremo (ARTIGAS, 1994). El huevo es oval y no alcanza a 1 mm de longitud y a 0,5 mm de ancho y es de color claro (PORTER, 1930). La larva neonata es de color verde transparente con la cápsula cefálica oscura y se alimenta del corion del huevo para proseguir con el mesófilo (GONZALEZ, 1989). 2.2.2. Hospederos Según GONZALEZ et al. (1973), el chape del peral y del cerezo, C. cerasi, presenta como hospederos al cerezo (Prunus avium L.), ciruelo (Prunus domestica L.), guindo (Prunus cerasus L.), membrillero (Cydonia oblonga Miller) y peral (Pyrus communis L.). Además, como hospederos de C. cerasi, ARTIGAS(1994), menciona al duraznero, manzano, rosal, algunos arbustos y árboles caducifolios de hoja ancha. Según CARL (1972), C. cerasi es polífago, sin embargo, prefiere atacar cerezos, ciruelo y perales y muchas especies han sido reportadas como hospederas, la mayoría de ellas pertenecientes a la familia Rosaceae. 11 2.2.3. Biología Según Bouchard (1960), Beers et al. (1993) y Carl (1972), citados por SMIRLE y WEI (1996), C. cerasi completa dos generaciones por año en Canadá, este de Los Estados Unidos y en la mayor parte de Europa; dichos autores destacan que la segunda generación es más sincronizada que la primera, resultando ser más destructiva que la primera generación. 2.2.3.1 Ciclo biológico En los insectos desde que la hembra deposita el huevo hasta que se forma un nuevo adulto, se presenta una serie de cambios y ésta cadena de eventos es lo que se llama ciclo biológico del individuo. También se puede definir el ciclo biológico de un insecto como la anotación de todo lo que el insecto hace habitualmente y todos los cambios de forma y hábito que sufre desde la iniciación de su vida hasta su muerte (ACEVEDO, 1997). Las hembras son partenogenéticas, el macho es desconocido en América, muy poco frecuente en Europa, pero frecuente en Turquía (ARTIGAS, 1994). En la zona sur de Chile, los primeros adultos comienzan a volar hacia fines de octubre, principios de noviembre y más hacia el norte del país los vuelos se anticipan (AGUILERA, 1986). Según ARTIGAS (1994), las hembras inician su oviposición en primavera, principios de diciembre para la Octava Región de Chile. Con el ovipositor perforan en el envés de la hoja y depositan un huevo cada vez entre el parénquima y la cutícula dorsal. Visto desde el dorso de la hoja, el lugar donde está el huevo luce como una pequeña mancha circular de 2,5 mm de diámetro, de aspecto aceitoso. CARL (1972), señala que la postura de huevos ocurre inmediatamente después de la emergencia de los adultos y que éstos, dependiendo de la temperatura, requieren entre 9 y 16 días para completar su embriogénesis. 12 La hembra deposita sus huevos hacia el borde de la hoja, donde se ha logrado contabilizar un máximo de 15 huevos en el caso de una hoja de membrillero (AGUILERA, 1989). Al respecto, GONZALEZ (1989), señala que una hoja puede contener de 1 a 12 huevos. Según GONZALEZ (1989), el huevo es redondeado y después de cuatro días se hace más ovalado, pasando de verde pálido a verde amarillento. De los huevos salen, en una o dos semanas, larvas pequeñas que perforan la epidermis superior y comienzan su obra de destrucción, aumentando rápidamente de tamaño (PORTER, 1930). A medida que avanza el desarrollo, la larva muda unas cuatro veces, el exoesqueleto queda adherida a la hoja con la apariencia de una mancha negruzca alargada. El desarrollo larvario se completa entre 21 a 28 días (AGUILERA, 1989). ARTIGAS (1994), describe, que las larvas se mantienen en un sólo lugar ampliando el área consumida. Secretan una sustancia mucilaginosa de color verde oliva que, unido al color de la larva dada por la transparencia del contenido intestinal, dan a la larva un denso color verde oscuro brillante de aspecto húmedo. Según SOTOMAYOR (1995), cuando la larva completa su desarrollo se torna anaranjada. AGUILERA (1989), indica que en las postrimerías de su último estadio se deja caer al suelo para pupar, formando una cápsula rodeada de tierra, estado en el que permanece 15 días y después de este estado sale del suelo, reanudando su ciclo. Además, PORTER (1930) señala que la larva antes de penetrar al suelo, cuando ha adquirido un color anaranjado, deja de estar cubierta de mucilago y detiene su ingesta de alimento. Las larvas penetran en el suelo entre 2 a 7 cm, dependiendo de la humedad y la textura del suelo, donde fabrican un geoico o celda pupal de forma ovalada de 5.5 a 6.0 mm de largo por 2.5 mm de ancho. Este geoico está separado del suelo circundante y pasa el invierno en el interior de esta estructura bajo el suelo (ARTIGAS, 1994). Así, según 13 AGUILERA (1989), C. cerasi reanuda su ciclo en la primavera siguiente, emergiendo del suelo como adulto. 2.2.3.2 Diapausa IBARRA (1992), señala que la diapausa es un proceso activamente inducido, que frecuentemente envuelve la cesación de ciertas actividades neuroendocrinas, que ocurre en respuesta a factores del medio, dentro de los cuales se incluyen la temperatura, fotoperíodo, tipo de alimento, humedad, densidad poblacional, no siendo estos factores necesariamente adversos a la especie. La diapausa involucra un desarrollo confinado, combinado con cambios fisiológicos adaptativos, pero la reanudación del desarrollo no necesariamente es producto del retorno de condiciones favorables, ya que éste debe ser acompañado de estímulos particulares fisiológicos (GULLAN y CRANSTON, 2000). Según RICHARDS y DAVIES (1977), la diapausa ocurre en un estado definitivo del ciclo, que puede ser al estado de huevo, en alguno de los estados inmaduros o cuando es adulto, dependiendo de la especie. En algunas especies, el desarrollo pupal procede sin interrupción cuando existen condiciones de más de 16 horas luz por día, pero en periodos de iluminación más cortos, la pupa entra en diapausa (RICHARDS y DAVIES, 1977). CHAPMAN (1971), señala que la diapausa resulta de la sincronización de los estados activos de la morfogénesis con condiciones de temperatura y alimento adecuado. Al respecto, Beck (1968), citado por ASTORGA (1994), menciona que el término de la diapausa corresponde a la completación de un estado de desarrollo perfectamente programado de la vida de los insectos. Según Chippendale (1982), citado por ASTORGA (1994), la diapausa es un mecanismo adaptativo que permite la sobrevivencia de los insectos bajo condiciones adversas, sincronizando el ciclo de vida de los insectos con las variaciones estacionales, tanto de 14 los factores climáticos como de la disponibilidad de alimento que los afectan en su desarrollo. En algunas especies, la diapausa es una etapa obligatoria en su ciclo de vida, la cual generalmente ocurre en especies univoltinas. Sin embargo, también existe una diapausa denominada facultativa, que ocurre mayormente en especies multivoltinas o bivoltinas, la cual se manifiesta en la generación que debe sobrevivir a las condiciones desfavorables(GULLAN y CRANSTON, 2000). Müller (1970), citado por SAUNDERS (1979), distingue tres tipos de diapausa: - Parapausa: tipo de diapausa obligatoria que ocurre en especies univoltinas. En éstas, se observa claramente una fase de inducción de la diapausa, la cual se lleva a cabo a su vez, en un estado específico del desarrollo dependiendo de la especie, observándose, además, que el estado de diapausa sobreviene inmediatamente después, una vez que termina cada generación. El impulso inicial que inducirá a entrar en diapausa en estas especies está dado genéticamente y parece ser independiente a las señales provenientes del medio. - Eudiapausa: corresponde a la cesación facultativa del desarrollo determinado en ciertas especies, el cual ocurre en períodos y estados de desarrollo específicos. Se verifica su desarrollo en condiciones favorables para el insecto y al aproximarse condiciones desfavorables, sobrevendrá luego el estado de diapausa. Este tipo de diapausa es usualmente inducido mediante el fotoperíodo y es terminado mediante un período de enfriamiento o si es sometida a condiciones en que varíe el ritmo de temperaturas. - Oligopausa: corresponde , al igual que en el caso anterior, a una detención facultativa del desarrollo, a menudo con una inducción y terminación de la diapausa bajo el control fotoperíodico. SORAUER et al. (1953), señala que C. cerasi al entrar en diapausa construye un habitáculo café bajo el suelo. AGUILERA (1989), señala al respecto que al término de 15 la última generación larvaria inverna como prepupa, enterrada en el suelo a unos 5 a 8 cm de profundidad, para luego reanudar su ciclo en la primavera siguiente. Según CARL (1972), diversos autores señalan que la diapausa en C. cerasi depende del largo del día y al parecer esta relacionada con las condiciones climáticas y la temperatura ambiente. Al respecto, en un estudio realizado por el autor anteriormente mencionado, señala que, al parecer los primeros tres estadíos larvarios son más sensibles a los días cortos que los estadíos larvarios posteriores para entrar en diapausa. 2.2.3.3. Antagonistas En el área de origen de esta plaga (Paleártica, Mediterranea), Carl (1976), citado por MEDEL et al. (1986), señalan 6 especies parásitas de huevos, 13 especies parásitas de larvas, entre las cuales se encuentran Lathrolestes luteolator Grav. , Rhinotorus congruens Hlgr. y Sinomelix, pertenecientes a la familia Ichneumonidae, y dos parásitas de pre – pupa y pupas. Además, de insectos, se ha encontrado en dicha área a las larvas infestadas por flagelados y en el mes de mayo, larvas muertas con esporas de resistencia de Entomophtora, no determinándose la incidencia de esta enfermedad. Según ARTIGAS (1994), C. cerasi presenta en Chile, como controladores biológicos a las siguientes especies que se encuentran dentro del Orden Hemiptera, Familia Pentatomidae: Oplomus sp., Apateticus chilensis Porter, Apateticus nigrolimbatus (Spinola), Podisus chilensis (Spinola). 2.3. Importancia agrícola Según LOEWE et al. (2001), C. cerasi es la plaga más común en cerezos, que se alimenta de la parte superior de las hojas, consumiendo hasta la totalidad de ellas; además PRADO (1987), señala que la larva es la que causa el daño al alimentarse del parénquima de la hoja, dejando únicamente la nervadura. 16 Puede producir una defoliación completa, particularmente en cerezos y perales, pero a pesar del potencial para producir serios daños, C. cerasi no es considerado una plaga mayor, ya que los programas de aspersión para el control de otros insectos baja la población a un nivel, que los daños se reducen considerablemente (SMIRLE y WEI, 1996). Según AGUILERA (1989), la segunda generación suele ser la más dañina si no se controla, como es en el caso de los huertos caseros, donde este insecto causa daños severos debido a que no se acostumbra efectuar tratamientos específicos para esta plaga y como consecuencia de la carencia de materia verde en las hojas, se produce caída anticipada de frutos no maduros y debilitamiento del árbol. Al contrario, PRADO (1987), señala que en cerezos, debido a la época de cosecha de la fruta, su daño no afecta la producción y SOTOMAYOR (1995), cita al respecto, que C. cerasi generalmente no afecta los frutos. Sin embargo, SMIRLE y WEI (1996), mencionan que existen reportes de esta especie que indican que puede resultar una importante plaga de los cerezos cuando la primera generación de larvas emerge antes que la fruta haya sido cosechada. Scognamilio (1954), citado por SMIRLE y WEI (1996), reporta pérdidas en la producción de cerezas, cuando la alimentación de las larvas de la primera generación producen la caída de las hojas, y Beers et al. (1993), citados por SMIRLE y WEI (1996), señalan que la defoliación de los arboles producida por la segunda generación de larvas, después de la cosecha, produce un daño considerable a los arboles más jóvenes. 2.4. Manejo de la plaga Las larvas son muy sensibles a diversos insecticidas y pueden controlarse efectivamente con productos fosforados de contacto e ingestión, carbamatos o piretroides. Una o dos aplicaciones en la temporada son suficientes para reducir significativamente las poblaciones larvarias del insecto. Las aspersiones deben efectuarse cuando recién emergen las larvas de la primera y segunda generación (AGUILERA, 1989). 17 Según LOEWE et al. (2001), C. cerasi se puede controlar sencillamente con numerosos insecticidas, pero se deben aplicar después de la cosecha de los frutos, para evitar residuos tóxicos y manchas en la fruta. En el caso de árboles nuevos, se pueden emplear insecticidas al suelo, los cuales al ser aplicados en el mes de diciembre o enero, pueden producir una marcada mortalidad de las larvas que van a pupar al suelo. Este sistema tiene la ventaja que, debido a la localización del pesticida, su acción sólo produce pequeñas alteraciones en la trama de antagonistas que regulan las poblaciones de fitófagos, especialmente de ácaros (MEDEL et al. , 1986). SILVA et al. (1980), al realizar un estudio sobre el control selectivo del chape del cerezo con Bacillus thuringiensis Berliner, compuestos antialimentarios (acetato de trifenil estaño) y algunos insecticidas selectivos (clorfenamidina y carbaril), demostraron que, el comportamiento de B. turingiensis en condiciones de campo puede considerarse como muy satisfactorio, al reducir rápidamente la población del insecto y mantenerla a niveles muy bajos por el resto de la temporada. Además, los resultados obtenidos en los tratamientos de carbaril y clorfenamidina indicaron una rápida y eficaz disminución de la plaga a las 48 horas de la aplicación, con un control total hasta el término del ensayo. En cuanto al acetato de trifenil estaño, la eficacia de éste en dosis bajas fue moderada, ya que si bien este antialimentario provocó una disminución inicial de la población larvaria, los niveles de infestación fueron intermedios entre los demás tratamientos y el del testigo. 18 3. MATERIAL Y METODO La investigación constó de dos etapas según los objetivos planteados para el desarrollo de los estudios, las cuales presentaron características distintas para su realización, tanto en materiales como métodos empleados, por lo cual han sido separados en dos estudios. 3.1. Ubicación y características del área de estudio La primera etapa de investigación se realizó en un huerto frutal ubicado en el Fundo “Santa Rosa” (40° latitud sur), propiedad de la Universidad Austral de Chile, ubicado aproximadamente a 4 km al norte de la ciudad de Valdivia, X Región de Los Lagos. El huerto frutal presenta una superficie aproximada de 3,0 hectáreas, donde se pueden encontrar diferentes especies frutales leñosas como manzanos (M. pumila), membrilleros (C. oblonga) y cerezos(P. avium), castaños (Castanea sativa Mill.), avellanos (Gevuina avellana Mol.), guindos (P. cerasus) avellano europeo (Corylus avellana L.) y entre las especies arbustivas presentes en el huerto frutal se encuentran los arándanos (Vaccinium corymbosum L.), murta (Ugni molinae Turcz.), frambuesas (Rubus idaeus L.). El estudio se realizó específicamente en los cerezos existentes en el huerto, los cuales presentan una edad de 17 años y están establecidos en dos líneas paralelas a una distancia entre y sobre hilera de 6 m. Cada línea de cerezos está constituida por cuatro diferentes cultivares, con tres repeticiones de cada una de ellas. La primera línea estaba constituida por los cultivares de cerezos Sam, Bing, Van y Corazón de Paloma; y la segunda línea estaba constituida por los cultivares Early Burlat, Rainier, Lambert y Stella. La segunda etapa de estudio se llevó a cabo en el Laboratorio de Entomología, del Instituto de Producción y Sanidad Vegetal, perteneciente a la Facultad de Ciencias 19 Agrarias de la Universidad Austral de Chile, ubicado en la ciudad de Valdivia, Campus Isla Teja. 3.1.1. Características climáticas El clima de Valdivia corresponde al tipo templado – lluvioso de costa occidental, según clasificación de Köeppen (FUENZALIDA, 1971). Según HUBER (1970), la temperatura media anual alcanza a 12,1°C con una media mensual máxima de 16,9°C en el mes de enero y su media mensual mínima de 7,6°C en el mes de julio. La precipitación promedio es de 2472 mm, concentrándose en un 75% durante los meses de abril a septiembre y la humedad relativa del aire media anual alcanza un 78%, correspondiendo a una media mensual para los meses de enero y junio de 67% y 89% respectivamente. Además presenta vientos predominantes del norte y oeste. 3.1.2. Manejo de los cerezos Los cerezos ya establecidos en el huerto frutal donde se llevó a cabo una parte de los estudios, presentan un manejo de enfermedades y plagas mínimo, sin empleo de insecticidas. Las malezas se manejan realizando cortes periódicamente, manteniendo el follaje a una altura de 10 cm. 3.2. Material utilizado en los estudios de campo Los estudios de campo realizados con el objetivo de evaluar la emergencia de adultos de la población invernante, la emergencia de la generación de verano, la actividad de los adultos entre el follaje, la diapausa y densidad poblacional de prepupas y pupas en el suelo, y la presencia y daño de los estados inmaduros sobre el follaje, se describen a continuación los materiales utilizados. 20 3.2.1. Trampas de emergencia Se utilizaron 10 trampas de emergencia metálicas de forma cónica, cuya base alcanza a 1m2 y en su extremo superior está cubierta de una malla cuadriculada de metal; ésta termina en una estructura metálica de 900 cm2 de área, la cual es posible de abrir, como se puede observar en la Figura 1. FIGURA 1. Modelo de trampa de emergencia utilizado en la investigación. En el interior de las trampas de emergencia, se utilizó una tira rectangular amarilla de material plástico de 7 cm de ancho y 14 cm de largo, cubierta por un pegamento (Stikem MR), que va suspendida en la parte superior de cada una de ellas mediante un alambre y fija en su extremo inferior también mediante un alambre, el cual va enganchado a una estaca metálica. 3.2.2. Trampas en el follaje Con el objetivo de evaluar la actividad de los adultos en el follaje, se instalaron 10 trampas (Figura 2) de material plástico amarillo de 14 cm de longitud y 7 cm de ancho, cubiertas de pegamento (Stikem MR), a una altura entre 150 – 200 cm sobre el suelo. 21 FIGURA 2. Modelo de trampas utilizado entre el follaje de los cerezos y en el interior de las trampas de emergencia. 3.2.3. Barreno Para el muestreo de suelo con el fin de evaluar la población presente en el suelo se utilizó un barreno metálico de 9 cm de diámetro y 7 cm de profundidad. 3.2.4. Contenedores Para mantener las larvas del último estadío confinadas, antes de que entren en diapausa, se utilizaron cuatro contenedores de 28 x 28 cm, rellenos con tierra hasta 5 cm del borde del cajón. 3.2.5. Mallas protectoras Se utilizó una malla de plástico sobre cada contenedor, para evitar cualquier intervención externa al estudio. 22 3.2.6. Pinza Para la extracción de los adultos atrapados en las trampas se utilizó una pinza de punta fina. 3.2.7. Guantes Con el objetivo de evitar el contacto de las manos con el pegamento (Stikem MR) se utilizaron guantes plásticos. 3.2.8. Envases Para el traslado de los adultos se utilizó un frasco de vidrio transparente con hexano en su interior. 3.2.9. Material biológico Para el estudio en terreno se utilizaron larvas, adultos, puparios obtenidos desde el suelo y hojas de cerezos. 3.3. Material utilizado en laboratorio En el laboratorio se realizaron tres estudios. Se realizó un estudio de diapausa paralelo al que se efectuó en terreno, un estudio de los diferentes estados inmaduros de C. cerasi sobre follaje de P. avium, y el tercero se realizó para observar la relación macho : hembra de los adultos, en los cuales se utilizaron los siguientes materiales. 3.3.1. Bandejas Para el estudio de diapausa se utilizaron bandejas con suelo harneado de 20 cm de espesor. 23 3.3.2. Material biológico Para evaluar la infestación de C. cerasi en el follaje de cerezo se muestrearon 100 hojas de cerezos en cada oportunidad. Además, se utilizaron larvas, adultos, huevos, pupas, prepupas y habitáculos, para los estudios de emergencia y diapausa. 3.3.3. Cámara de crianza Para evaluar la diapausa de C. cerasi en laboratorio, se utilizó una cámara de crianza a una temperatura de 20° C y con fotoperíodo de 17 horas luz. 3.3.4. Equipo óptico Para la observación de los diferentes estados inmaduros presentes en las hojas de cerezo y determinar el sexo de los adultos, se utilizó una lupa estereoscópica marca Carl Zeiss con aumento de 10X y un microscopio de igual marca con aumento de 10X y 40X. 3.4. Método La metodología utilizada en la investigación estuvo basada en evaluar la emergencia de adultos desde el suelo, la actividad, tanto de los adultos como de los estados inmaduros, presentes en el follaje de los cerezos, el sexo de los adultos capturados y la diapausa de C. cerasi, los cuales son descritos en los puntos a continuación. 3.4.1. Métodos empleados para evaluar emergencia de la generación invernante de C. cerasi Con el objetivo de determinar la época en que ocurre la emergencia de la generación invernante y como se produce ésta, se utilizaron dos metodologías. Se utilizaron trampas de emergencia y revisión de muestras de suelo, las cuales son descritas a continuación. 24 3.4.1.1. Trampas de emergencia Para el estudio de la emergencia de adultos, se instalaron cinco trampas de emergencia metálicas (3.2.1). Las trampas se ubicaron a una distancia de 0,5 m desde el tronco de los cerezos y bajo la canopia de estos. Estas trampas se colocaron desde los primeros días de octubre del 2002 y se mantuvieron en operación hasta el mes de mayo del 2003. Para capturar los adultos emergentes en el interior de la trampa, se utilizó dentro de cada una de ellas una tira plástica de color amarillo, cubierta de pegamento (Stikem MR). Las trampas se revisaron dos veces por semana, retirando los adultos presentes en la tira de plástico. Una vez que éstas se encontraban con baja cantidad de pegamento o cuando habían demasiados insectos pegados en ellas, se procedió a cambiarlas. 3.4.1.2. Muestreo de cubos de suelo Cada 15 días se extrajeron 20 cubos de suelo de 9 cm de diámetro y 7 cm de profundidad, a una distancia de 50 cm del tronco de los cerezos y bajo la canopia de estos. Además, se tomaron cinco muestras de suelo en el interior de las cinco trampas de emergencia instaladas con una frecuencia de muestreo de cada 15 días durante los primeros meses (noviembre – marzo) y luego, durante abril – mayo se realizó una muestra mensual. Una vez extraídas las muestras, éstas se dejaron secar durante cinco días, extrayendo posteriormente por revisión manual y observación visual los habitáculos de C. cerasi desde el suelo. Cada uno de estos habitáculos se revisó para determinar si en su interior presentaban larvas en diapausa (prepupas), pupas o bien si se encontraban vacíos debido a la emergencia de los adultos. 25 3.4.2. Métodos para evaluar la emergencia y condición de la generación de verano de C. cerasi Al igual que en el punto 3.4.1, se utilizaron trampas de emergencia y revisión de muestras de suelo para evaluar la emergencia de la población de adultos de verano desde el suelo. 3.4.2.1. Trampas de emergencia La metodología utilizada corresponde a la descrita en el punto 3.4.1.1, variando la fecha (01.02.03) de instalación de las trampas de emergencia. 3.4.2.2. Muestreo de cubos de suelo Se tomaron cinco muestras de suelo cada 15 días en el interior de las cinco trampas de emergencia instaladas para evaluar la emergencia de la generación de verano. La revisión de las muestras de suelo se realizó de igual forma que lo mencionado en el punto 3.4.1.2. Producto de que las trampas de emergencia no permiten la penetración dentro de ellas de larvas que caen desde las hojas al suelo, cada semana, a partir de febreo, se colocaron en el interior de las trampas utilizadas para evaluar la emergencia de la generación de verano, 5 larvas que se encontraban en su último estadío. 3.4.3. Evaluación de la actividad La actividad de C. cerasi, se midió a través de trampas y revisión de las hojas de cerezos. 3.4.3.1. Actividad de los adultos La actividad de los adultos se determinó a través de trampas de plástico de color amarillo e impregnadas con pegamento (StikemMR). El número de trampas correspondió 26 a 10, las cuales se encontraban colocadas a una altura aproximada de 150 cm del suelo. Estas se revisaron dos veces por semana, retirando los adultos presentes en la tira de plástico. 3.4.3.2. Distribución y número de huevos en el follaje El follaje de los cerezos fue revisado cada 15 días, donde se tomaron 100 hojas de las ramillas que se encontraban a una altura de entre 150 cm y 200 cm desde el suelo, considerando una distancia entre cada hoja recolectada de 10 cm comenzando a unos 30 cm desde la sección distal de la ramilla. Las hojas se revisaron bajo lupa estereoscópica, determinándose la presencia de huevos insertos y su ubicación dentro de las hojas. 3.4.3.3. Número de larvas en el follaje y distribución del daño El método de muestreo para determinar el daño causado por las larvas es similar al mencionado en el punto 3.4.2.2 Se dividió cada hoja en tres secciones, basal, media y distal, calculando el porcentaje de daño producido en cada sección. 3.4.4. Determinación del sexo de los adultos Los adultos capturados en las trampas de emergencia y en las trampas en el follaje, se transportaron al laboratorio en un frasco de vidrio que contenía en su interior un diluyente (hexano). Las hembras fueron identificadas en base a la presencia de ovipositor; en aquellos casos en que este no se observó, el insecto fue disectado para establecer el sexo del adulto en base a la genitalia, según lo descrito por LAIDLAW (1970) y HEIDEMAA (1999). 3.4.5. Diapausa en poblaciones de campo de C. cerasi La determinación de la diapausa de la población de C. cerasi presente bajo condiciones de campo se realizó tanto en el campo, como en laboratorio. 27 3.4.5.1. Estudios de campo Cada semana a partir del 6 de enero del 2003, hasta el 25 de mayo del 2003 se colocaron 15 larvas del último estadio en sendas bandejas de suelo harneado de 20 cm de espesor. Las bandejas se cubrieron con una malla de plástico a fin de impedir la depredación de las larvas o pupas. Al cabo de 25 días se revisaron las bandejas, retirándose los habitáculos de C. cerasi y determinando su condición de vacíos (por emergencia del adulto), larva en diapausa y pupa. 3.4.5.2. Estudios de laboratorio Para ello se colocaron 15 larvas del último estadio en bandejas con suelo harneado de 20 cm de espesor cada 15 días a partir del 13 de enero del 2003 y hasta el 25 de mayo del 2003. Los contenedores se ubicaron en el interior de cámaras de crianza a temperatura (20° C) y fotoperíodo (17 horas luz) controlados. Los contenedores se cubrieron con una malla de plástico que permitió el paso de la luz pero impidió el escape de las larvas. La revisión de los contenedores se realizó siguiendo el procedimiento señalado en el punto 3.4.2.1 3.5. Duración del estudio La investigación realizada sobre C. cerasi comenzó en el mes de octubre del 2002, iniciando la mayoría de los estudios en dicho mes y algunos con posterioridad, y finalizando la investigación en el mes de mayo del 2003, como se puede observar en el Cuadro 1. CUADRO 1. Cronograma de estudios realizados sobre C. cerasi durante la temporada 2002 – 2003 en la zona de Valdivia, X Región de Chile. 28 3.6. Análisis estadístico Para los estudios realizados, se utilizaron diseños estadísticos totalmente al azar, los cuales fueron sometidos a un análisis de normalidad estadística. Si los datos presentaban homogeneidad de varianzas, éstos fueron sometidos a un análisis de varianza, utilizando el programa computacional Statgraphics plus 2.0. Al presentar los datos diferencias significativas los promedios fueron sometidos a la prueba de Tukey (P< 0.05), dentro del programa computacional mencionado anteriormente. Los datos que no cumplieron con los requisitos de normalidad, fueron sometidos a una transformación logarítmica, raíz cuadrada y arcoseno (SOKAL y ROHLF, 1979). Si los datos, aún al ser transformados no cumplieron los requisitos de normalidad, se realizó un análisis estadístico no paramétrico de Kruskal – Wallis al 5 % (SIEGEL, 1956; STEEL y TORRIE, 1997), utilizando el programa computacional Statistix. En el caso de presentar una distribución estadística normal fueron analizados a través de un ANDEVA. En el estudio donde se determinó la cantidad y distribución de huevos sobre las hojas, se utilizó la prueba de Chi cuadrado (STEEL y TORRIE, 1997). En los análisis realizados, los tratamientos donde no se obtuvieron datos, éstos no fueron incluidos dentro de los análisis estadísticos, para obtener una mayor homogeneidad de varianzas. 29 4. PRESENTACION Y DISCUSION DE RESULTADOS 4.1. Emergencia de C. cerasi en la provincia de Valdivia, X Región de Chile Para evaluar la emergencia de C. cerasi se realizaron dos estudios a nivel de campo, uno para determinar la emergencia de la generación invernante y el segundo se realizó para determinar la emergencia de la segunda generación. 4.1.1. Emergencia de la generación invernante de C. cerasi En el Cuadro 2 se presenta la emergencia de adultos de la generación invernante de C. cerasi recolectados durante el transcurso del período de primavera – verano de la temporada 2002 – 2003. Al analizar estadísticamente los resultados, éstos presentaron diferencias significativas al 5 % de probabilidad (Prueba de Tukey) entre algunas de las fechas analizadas. La emergencia comenzó a finales del mes de octubre, lo cual concuerda con lo señalado por MEDEL et al. (1983), quienes citan que en la zona sur de Chile, los primeros adultos de C. cerasi comienzan a volar hacia fines de octubre, principios de noviembre. Durante los primeros dos meses de observación (octubre – noviembre) y parte de la primera quincena de diciembre la emergencia de adultos fue baja, a partir del 9 de diciembre se produjo un fuerte incremento en la emergencia hasta finales de dicho mes (23 de diciembre). Posteriormente la emergencia declinó bruscamente no emergiendo adultos durante el mes de enero y en los meses posteriores. 30 CUADRO 2. Emergencia de adultos de la generación invernante de C. cerasi durante la temporada 2002 – 2003. * Promedio de cinco repeticiones. Letras distintas en los promedios implican diferencias significativas al 5% de probabilidades (Prueba de Tukey). ** DS= Desviación estándar. En el periodo donde se registró emergencia de adultos desde el suelo (octubre – diciembre), se obtuvieron los datos de temperaturas promedio del suelo a una profundidad de 5 cm, según los registros obtenidos por la UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE (2003), con el objetivo de determinar si al aumentar la temperatura, la 31 emergencia también aumentaría. Como se puede observar en la Figura 3, durante el mes de diciembre se produjeron las temperaturas del suelo más elevadas, ocurriendo lo mismo con la emergencia, por lo tanto, se podría señalar, que las temperaturas si influyen en la emergencia de los adultos. FIGURA 3. Promedio de emergencia de adultos de la generación invernante recolectados en cinco trampas de emergencia y temperaturas registradas durante el transcurso del período de primavera – verano de la temporada 2002 – 2003. Los resultados de la emergencia de adultos expresados en términos de emergencia acumulada (50% y 90%) que se presentan en la Figura 4, muestran que C. cerasi presenta a partir del mes de octubre una emergencia continua hasta el mes de diciembre. Además, se observa en la figura antes mencionada, que la emergencia de la generación invernante presenta una concentración en el mes de diciembre, ya que el 50% de la emergencia se alcanzó el 12 de diciembre y el 90 %, 7 días más tarde (19 de diciembre). Esto corrobora lo anteriormente mencionado, sobre la influencia que presenta la temperatura del suelo en la emergencia de adultos, ya que durante la primera quincena 32 de diciembre emergió el 59.47% de los adultos invernantes y durante dicho mes se determinó el 74,01 % del total de adultos emergidos. FIGURA 4. Curva de emergencia acumulativa de C. cerasi (50% y 90%). Temporada 2002-2003. Esto demuestra que a pesar de presentar esta especie un largo periodo de emergencia, 70 a 71 días, ella se concentra en parte importante (59.47%) en un periodo de 15 días. Esta concentración en la emergencia puede tener una importancia marcada en los planes de manejo de la plaga, ya que los daños podrían ser bajos en periodos antes de mediados de diciembre y permitirían su manejo en muchos cultivares una vez terminada la cosecha del fruto. Sin embargo, esta situación pudiera adelantarse en años con temperaturas superiores, ya que según HUBER (1970), las temperaturas medias del suelo a una profundidad de 5 cm fueron superiores durante el periodo de octubre - noviembre en el promedio de 10 años (1960 – 1969), a los registrados por la UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE (2003), en el año 2002 (Figura 5), siendo esto especialmente marcado en el mes de noviembre. Esto indicaría que en muchos años las temperaturas pudieran ser superiores y la emergencia ocurrir antes. 33 FIGURA 5. Temperatura media mensual del suelo entre octubre y diciembre a 5 cm de profundidad, durante el decenio de 1960 – 1969 y el año 2002. 4.1.2. Emergencia de la segunda generación de C. cerasi Al realizar el ensayo a nivel de campo no se obtuvo registro de emergencia de adultos bajo las trampas de emergencia, por lo tanto se podría decir que C. cerasi no presenta una segunda emergencia en la zona de Valdivia, X Región de Chile. Sin embargo, atendiendo a que algunas larvas de la primera generación fueron capaces de pupar ( puntos 4.3.1.4 y 4.3.2) y un alto porcentaje de ellas entró en diapausa, es posible señalar que la presencia de adultos de la segunda generación es baja, pero existe. La ausencia de emergencia en las trampas podría deberse a el área reducida de observación (5 m2). Los resultados mostrarían que en la zona de Valdivia la importancia de la segunda generación es muy diferente a lo señalado por AGUILERA (1989), probablemente por la temperatura más alta que se alcanza en la Novena Región, lo que se traduce en un desarrollo más temprano de la plaga. 34 4.2. Evaluación de la actividad de C. cerasi Durante la temporada 2002 – 2003 se analizó la actividad de adultos y la presencia de estados inmaduros sobre el follaje de los cerezos, presentándose a continuación los resultados y análisis estadísticos correspondientes para cada estudio. 4.2.1. Actividad de adultos de C. cerasi Al analizar estadísticamente mediante la Prueba de Kruskal - Wallis los datos obtenidos de la actividad de adultos de C. cerasi en las 10 trampas instaladas entre el follaje de los cerezos, se observó que estos presentan diferencias significativas al 5 % entre algunas fechas de muestreo (Cuadro 3). En base al cuadro anteriormente mencionado, resulta interesante mencionar que en la mayoría de las fechas analizadas los datos presentan una desviación estándar mayor al promedio de adultos recolectados, lo cual es producto de la gran variabilidad de las capturas entre las 10 trampas instaladas, donde algunas de ellas no contenían adultos. Como se observa en la Figura 6, la actividad de los adultos de C. cerasi entre el follaje de los cerezos, se presenta mayormente entre los meses de octubre y diciembre. Al analizar la actividad de los adultos, se observa que esta se incrementa a partir de octubre, posteriormente la actividad disminuye en noviembre, para incrementarse nuevamente en diciembre, declinando desde el fin de ese mes. En el mes de diciembre se observó una fuerte relación entre la emergencia de adultos y la actividad de estos (Cuadros 2 y 3). CUADRO 3. Actividad de adultos de C. cerasi. 35 * = Promedio de adultos en 10 repeticiones * * DS= Desviación estándar. Durante el mes de octubre la actividad de los adultos va en aumento hasta la última semana de dicho mes, semana en la cual comienza a declinar hasta fines de noviembre, donde vuelve a aumentar paulatinamente la actividad hasta el 16 de diciembre, produciéndose la mayor actividad dentro de la primera quincena del mes mencionado recientemente, para luego disminuir bruscamente a partir de dicha fecha. 36 En un principio se planteó, que la actividad de adultos podría estar influenciada por la temperatura atmosférica y las precipitaciones, sin embargo, en la Figura 6, se puede observar que estos factores no afectan la actividad. Esto concuerda con lo señalado por CARL (1972), quien menciona que la actividad de C. cerasi no esta relacionada con el clima. Durante el mes de febrero se capturaron algunos adultos en las trampas a nivel de follaje, lo cual representaría la actividad de adultos provenientes de la segunda generación de C. cerasi. Esta actividad es reducida y reflejaría el reducido número de insectos de esta especie que alcanzan este estado, debido a que la mayor parte de la población de adultos de C. cerasi proveniente de las larvas en diapausa, entra nuevamente en diapausa hasta la próxima primavera. Esto indicaría que esta especie presenta dos generaciones anuales en la zona, sin embargo, es necesario señalar que el número de individuos de la población de verano es extremadamente reducido. Bajo las condiciones de la zona, esta segunda generación seria muy reducida. FIGURA 6. Curva de actividad de adultos de C. cerasi en el follaje de los cerezos, temperaturas y precipitaciones en Valdivia, (Temporada 2002 – 2003). 37 4.2.2. Determinación de la presencia, distribución espacial y daño producido por los estados inmaduros en el follaje de cerezos Los análisis realizados sobre los estados inmaduros de C. cerasi en el follaje de cerezos, se dividieron en dos estudios. Uno representa la presencia de larvas y el daño producido 38 por éstas sobre el follaje y el segundo determina la distribución de los huevos sobre las hojas. 4.2.2.1. Distribución espacial y temporal de huevos El primer registro de huevos sobre las hojas de cerezo como se muestra en el Cuadro 4, ocurrió el 22 de octubre, fecha en la cual también se registró el comienzo de la emergencia de los adultos desde suelo, hecho que concuerda con lo citado por CARL (1972), quien señala, que la postura de huevos ocurre inmediatamente después de la emergencia de los adultos, producto de que las hembras no necesitan copular para oviponer sus huevos ya que se reproduce partenogenéticamente (deuterotoquia) y las hembras nacen con su carga de huevos desarrollada. La oviposición de C. cerasi, se concentró en la región central de la hoja con una menor ovipostura en la región distal de la hoja, como se puede observar en el Cuadro 4, sin embargo, posteriormente el mayor daño por las larvas ocurrió en la parte distal. La cantidad de huevos sobre la hoja mostró un aumento sostenido a través del tiempo, alcanzando su mayor número en diciembre (16.12.02), fecha que correspondió con el periodo de mayor actividad de los adultos (Cuadro 3). Posteriormente el número comienza a declinar, debido a la eclosión de los huevos, la disminución en la actividad de los adultos y la posible caída de las hojas altamente infestadas. Se observa además que la postura se mantiene hasta fines del mes de abril, pero en forma muy reducida (Cuadro 4). CUADRO 4. Distribución temporal y espacial de huevos de C. cerasi sobre el follaje de cerezos. 39 * = n. s = no existe diferencia significativa entre las tres secciones dentro de las 100 hojas muestreadas. s. s = existe diferencia significativa entre las tres secciones dentro de las 100 hojas muestreadas y para el total. CUADRO 5. Frecuencia y número de huevos por hoja. 40 El número de huevos por hoja varió entre 1 y 25 (Cuadro 5), presentando los huevos una distribución altamente agregada. Los valores de huevos por hoja son mayores a los señalados por GONZALEZ (1989), quien señala que éste varia entre 1 y 12 por hoja; sin embargo, es necesario señalar que solo un escaso porcentaje (1.05 %) de las hojas mostraron valores superiores al considerar las hojas con huevos. El número también es superior al señalado por AGUILERA (1986), quién encontró un número máximo de 15 huevos por hoja en membrillero. Al observar la Figura 7, se puede decir que una vez comenzado la postura de huevos sobre las hojas, ésta va en aumento hasta mediados del mes de diciembre, donde comienza a declinar hasta llegar a finales de enero. Posteriormente, en el mes de febrero no hubo postura de huevos, hasta la última quincena del mes de marzo y abril, donde se registraron algunos huevos sobre las hojas, los cuales podrían provenir de una reducida segunda generación. FIGURA 7. Número de huevos en 100 hojas por fecha de muestreo, durante la temporada 2002 – 2003. 41 La sección donde se produjo una mayor postura promedio durante la temporada 2002 – 2003, fue la parte media, registrándose un número menor de huevos en las secciones basal y distal, lo cual podría indicar que C. cerasi tiene como preferencia la parte media de la hoja para depositar sus huevos, como se puede observar en la Figura 8. Esto pudiera estar relacionado por un menor movimiento de la hoja por viento, lo cual podría ser importante en una especie que necesita insertar sus huevos en el tejido de la hoja y por ello requerir una condición con menos movimiento durante la oviposición. FIGURA 8. Número de huevos en 100 hojas en las tres secciones (base – media –distal) analizadas por fecha, durante la temporada 2002 – 2003. 42 4.2.2.2. Presencia y daño producido por las larvas En ambos estudios se realizó un análisis no paramétrico de los datos obtenidos durante la temporada 2002 – 2003, los cuales se presentan a continuación. 4.2.2.2.1. Presencia de larvas sobre el follaje. La primera detección de larvas sobre el follaje se produjo el 2 de diciembre(Cuadro 6), pudiéndose haber encontrado algunas larvas durante la última quincena de noviembre, pero producto de que la recolección de las hojas se realizaba cada quince días no se tiene la fecha precisa de la aparición de las larvas. Lo anteriormente mencionado no concuerda totalmente con lo señalado por CARL (1972), quién determinó que los huevos tienen un periodo entre 9 – 16 días para completar su embriogénesis y en el caso del presente estudio la primera observación de huevos sobre el follaje se produjo el 22 de octubre y de larvas en la fecha mencionada anteriormente. Por lo tanto se podría decir que la embriogénesis de los huevos tuvo una duración de más de 40 días, período que es mayor a lo mencionado por aquel autor, ya que la primera detección de larvas debería haber ocurrido durante la primera quincena de noviembre, según lo señalado por él. Esto se debería a las temperaturas relativamente bajas que se presentaron en la zona de Valdivia durante el mes de noviembre (Figura 9), lo cual pudo haber retrasado la emergencia de las larvas debido a la alta dependencia de los insectos de la temperatura para su desarrollo, atendiendo a su condición de poiquilotérmicos. Analizando los datos mediante la prueba de Kruskal – Wallis, se obtuvo diferencias significativas al P< 0.05 entre las diferentes fechas analizadas, no tomando en cuenta los tratamientos(fechas) con valores cero. En el Cuadro 6 se puede observar que la mayor presencia de larvas sobre el follaje ocurrió durante el mes de enero, lo cual concuerda con la actividad de adultos en la primera quincena de diciembre. En el mes de febrero se produce una declinación brusca en el número de larvas sobre las hojas, lo cual concuerda con la disminución en la actividad de los adultos de diciembre 43 en adelante (Cuadro 3), situación que se mantiene hasta el mes de abril, mes en el cual se encontró larvas en solo un muestreo. CUADRO 6. Número de larvas por hoja en diferentes fechas de muestreo. Temporada 2002 – 2003. * = Promedio de larvas por hoja. Letras distintas en los promedios implican diferencias significativas al 5% de probabilidades (Kruskal – Wallis) ** DS= Desviación estándar. n= 100 FIGURA 9. Temperatura máxima, mínima, media y número de larvas encontradas sobre 100 hojas de cerezo. 44 La disminución en el número de larvas en las hojas desde mediados de febrero, esta relacionado con la fuerte disminución en la actividad de adultos de C. cerasi a partir del mes de diciembre y a que las larvas completan su desarrollo, según AGUILERA (1989), en un periodo entre 21 a 28 días. La ausencia de larvas en el follaje en periodos anteriores y posteriores a las fechas en que sí se encontraron, corresponderían a periodos con ausencia de larvas en el follaje o bien éstas se encontraban en poblaciones muy reducidas, por lo cual no se detectó su presencia a través del método e intensidad de muestreo utilizado. 4.2.2.2.2. Nivel de consumo del follaje en los cerezos. Para analizar el nivel de daño producido en las tres diferentes secciones de la hoja, sección basal, media y distal, se realizó la Prueba de Kruskal – Wallis, obteniéndose diferencias significativas al P< 0.05 entre las diferentes secciones. En el Cuadro 7 se presentan los porcentajes promedio entre las 100 muestras recolectadas durante la temporada 2002 – 2003, pudiéndose observar un mayor consumo en la sección distal de la hoja y un menor consumo en la sección basal de esta. 45 La diferencia de consumo entre las tres secciones (Figura 10) puede ser producto de que el daño producido por herbívoros depende de una multitud de factores en las hojas, como químicos tóxicos (contenido de taninos y fenoles), densidad de tricomas, contenido de nitrógeno, etc. (MOLES y WESTOBY, 2000). Por lo tanto, la preferencia de consumo de C. cerasi en la sección distal de la hoja, puede ser producto de una menor concentración de estas sustancias en dicha sección. CUADRO 7. Consumo de las larvas en tres regiones de la hoja. * = Promedio de consumo en 100 hojas muestreadas. Letras distintas en los promedios implican diferencias significativas al 5% de probabilidades (Prueba de Kruskal – Wallis) El análisis del consumo de las larvas de C. cerasi a través del tiempo, muestra que este representa poco más de un 10 % de la hoja hasta finales de diciembre, lo cual es atendible considerando al momento en que se observan las primeras larvas (principios de diciembre) y al pequeño tamaño de estas, lo cual reduce el daño causado sobre las hojas. A partir de fines del mes de enero se observa un fuerte incremento en el daño causado sobre la hoja, alcanzando a más de un 30% del tejido de esta. Posteriormente el daño tiende a estabilizarse, para luego declinar a partir de abril. 46 FIGURA 10. Consumo de larvas de C. cerasi en las tres diferentes secciones de las hojas, durante la temporada 2002 – 2003. La estabilización en el daño, se produce por un lado debido a una declinación en la población de larvas, la cual comienza a disminuir a partir del mes de enero y por otro debido a la caída que experimentan las hojas que han sido consumidas parcialmente. La reducción del daño que se observa a partir del mes de abril, corresponde a un incremento de la caída de las hojas dañadas, lo cual traduce en un aumento en la proporción de hojas sin daño o con daño reducido. Entre las diferentes fechas donde se recolectaron las hojas no se realizó un análisis estadístico producto de que durante ese periodo los árboles de cerezo se encuentran en crecimiento y un análisis estadístico no reflejaría la situación biológica. Como se puede observar en la Figura 11, no se produce un aumento en el área consumida, ello se debe a que las hojas fuertemente consumidas pudieron caerse (defoliación) y se produjeron nuevas hojas, lo que se traduce en un aumento en la superficie desfoliada, que luego se estabiliza para declinar posteriormente. Esto se puede 47 observar con mayor claridad al comparar la última fecha donde se registraron larvas sobre las hojas(Cuadro 6) y la misma fecha para el nivel de consumo (Cuadro 7), la cual corresponde al 14 de abril. Lo lógico correspondería a que el nivel de consumo en la fecha anteriormente mencionada debería mantenerse en las fechas posteriores, sin embargo esto no ocurre, ya que las hojas presentaron un cierto nivel de daño, aunque menor. FIGURA 11. Porcentaje de consumo de las larvas en las hojas de cerezo durante la temporada 2002 – 2003. Según el estudio realizado por MEDEL et al. (1986), en la X Región de Chile, el daño producido por las larvas puede alcanzar hasta más de un 70% del área fotosintética de las hojas de un árbol, lo cual es superior al daño observado en este estudio (Figura 11), ello podría deberse a que la baja temperatura atrasó el daño. Sin embargo, los resultados obtenidos confirman la importante defoliación que produce C. cerasi en la zona sur de Chile. 48 4.3. Diapausa de C. cerasi en Valdivia, X Región de Chile Para evaluar la diapausa de las larvas de C. cerasi se realizaron estudios a nivel de campo, donde se tomaron muestras de suelo bajo los árboles de cerezo y bajo las trampas de emergencia, tanto de la primera generación, como de la segunda generación. Además se realizó un ensayo donde se pusieron larvas del último estadío larvario en cajones con suelo, en el campo y a nivel de laboratorio. Los resultados obtenidos en los estudios ya mencionados anteriormente son analizados en los puntos 4.3.1 y 4.3.2. 4.3.1. Diapausa a nivel de campo En el Fundo Sta. Rosa, perteneciente a la Universidad Austral de Chile se realizaron cuatro estudios, mencionados en el punto 4.3 para evaluar la diapausa de C. cerasi, con el objetivo de determinar la cantidad de larvas de la primera y segunda generación que entran en diapausa durante la temporada 2002 – 2003. Los resultados de los estudios se presentan a continuación. 4.3.1.1. Diapausa y densidad de prepupas y pupas en el suelo, bajo la canopia de los árboles de cerezo Para determinar el porcentaje de larvas en diapausa y la densidad de ellas bajo los árboles de cerezo, se tomaron 20 muestras de suelo del lugar anteriormente señalado y se revisaron, encontrando geoicos vacíos y geoicos en cuyo interior habían prepupas y pupas. En ambos estudios, sólo se utilizaron los datos de prepupas y pupas obtenidos, como se describe a continuación. 4.3.1.1.1. Diapausa bajo la canopia de los árboles de cerezo. Para medir la diapausa se calculó el porcentaje de prepupas existentes en relación a los geoicos que presentaban pupas y prepupas en su interior. Dentro de los geoicos vacíos encontrados pudieron existir algunos que hayan sido de temporadas anteriores al estudio, por lo tanto éstos no se tomaron en cuenta. 49 Como se observa en el Cuadro 8, al analizar estadísticamente los datos, se obtuvo diferencias significativas al 5 % de probabilidades entre las fechas de muestreo. CUADRO 8. Diapausa en la población de C. cerasi bajo el suelo. Fecha Diapausa (%) N° pupas N° prepupas 14.11.02 29.11.02 26.12.02 09.01.03 23.01.03 06.02.03 20.02.03 06.03.03 27.03.03 17.04.03 23.05.03 88.61 ± 22.94 ab 81.25 ± 25.88 a 90.00 ± 22.36 ab 100.00 ± 0.00 b 93.75 ± 17.68 ab 100.00 ± 0.00 b 100.00 ± 0.00 b 100.00 ± 0.00 b 100.00 ± 0.00 b 100.00 ± 0.00 b 100.00 ± 0.00 b 6 5 2 0 1 0 0 0 0 0 0 21 11 7 4 11 16 37 44 29 31 36 * = Letras distintas en los porcentajes representan diferencias significativas al 5 % de probabilidad (Prueba de Tukey). Como se puede observar en la Figura 12, a finales de noviembre se produce una disminución de las larvas en diapausa. Esta disminución de las larvas en diapausa desde el primer muestreo seria producto del cambio de estado de los individuos de la generación invernante. Posterior a la fecha recién mencionada, se produce un aumento de los individuos en diapausa, llegando al mes de febrero a un 100% de individuos en diapausa, situación que se mantiene en las fechas posteriores. FIGURA 12. Porcentaje de larvas en diapausa bajo la canopia de los cerezos y fotoperíodo en la zona de Valdivia. Temporada 2002 – 2003. 50 El aumento de los individuos en diapausa a partir del 9 de enero indicaría que serian larvas nacidas de la generación invernante que entrarían en este estado, lo cual no concuerda con CARL (1972), quien señala que es poco común que las larvas de la primera generación entren en diapausa. Esta diferencia podría ser producto de las diferentes condiciones climáticas, fotoperíodo, estado de follaje, entre otros factores, que se pueden presentar en la zona de Valdivia; por lo anterior, se calculó el fotoperíodo que corresponde a la zona de Valdivia (40° latitud Sur), de acuerdo a lo señalado por FRANCIS (1972), para así poder determinar el efecto que produce este factor en la diapausa. En la Figura 12, se observa que a finales del mes de enero cuando el fotoperíodo ya ha comenzado a disminuir, el número de larvas que entran en estado de diapausa se incrementa, lo cual confirmaría que el fotoperíodo afecta la entrada en diapausa, lo cual ha sido señalado por CARL (1972). 4.3.1.1.2. Densidad de la población de prepupas y pupas de C. cerasi. La densidad de pupas y prepupas de C. cerasi en la canopia de los árboles de cerezo, se determinó a través del muestreo de cubos de suelo. Los resultados en las distintas fechas expresados 51 en número de individuos/m2, se presentan en el Cuadro 9. Los resultados indican que su número puede alcanzar hasta alrededor de 350 individuos/m 2. La caída que se observa en el número de prepupas y pupas desde mediados de noviembre hasta mediados del mes de enero, se debería a la emergencia de la población invernante. Desde esa fecha en adelante el aumento correspondería principalmente a los individuos que han entrado en diapausa. CUADRO 9. Número de individuos bajo el suelo. Número de larvas / m2 Fecha 14.11.02 29.11.02 26.12.02 09.01.03 23.01.03 06.02.03 20.02.03 06.03.03 27.03.03 17.04.03 23.05.03 N° larvas * 212.31 ± 229.75 125.82 ± 166.13 70.77 ± 119.39 31.45 ± 64.54 97.36 ± 138.80 125.82 ± 149.63 290.95 ± 307.32 345.99 ± 344.56 228.04 ±165.14 243.77 ± 213.30 243.09 ± 188.17 * = promedio de pupas + prepupas en 20 repeticiones. Estos resultados muestran la alta infestación por C. cerasi que presentan los suelos de huertos de cerezo no manejados en el sur de Chile, y explican los altos niveles de infestación observados en las hojas de cerezo. 4.3.1.2. Diapausa de la generación invernante A partir del 9 de enero del 2003 hasta mediados de abril, se tomaron muestras de suelo bajo las trampas de emergencia de la generación invernante y, al analizar 52 estadísticamente los datos, éstos no presentaron diferencias significativas al 5 % de probabilidades (Cuadro 10). CUADRO 10. Porcentaje de larvas en diapausa de la generación invernante durante el verano del año siguiente a la entrada en diapausa. *= Promedio de larvas en diapausa. Durante la primera quincena de enero se encontró un menor porcentaje de individuos en diapausa, en relación a las demás fechas analizadas. Posteriormente, a partir del mes de febrero, el porcentaje de individuos en diapausa aumentó a un 100%, lo cual se mantuvo en las fechas de muestreo posteriores. Es importante señalar que durante el mes de abril como aún se encontraron individuos en diapausa, los resultados muestran que una proporción de los individuos en diapausa no emergen al año siguiente, sino que lo hacen en años subsiguientes. Esto indicaría que una parte de la población en diapausa pasaría en este estado por más de una temporada. 4.3.1.3. Diapausa de la generación no invernante A partir del mes de febrero, hasta finales del mes de abril, se tomaron muestras de suelo, las cuales fueron analizadas utilizando la misma metodología señalada en el punto 3.4.1.1. 53 El no registrarse pupas dentro de las trampas, esto indica que el 100% de los individuos se encontraban en estado de diapausa, por lo cual se podría decir que no se produjo una generación después de la invernante, o bien, ésta pudo haber sido muy baja y no detectada con la metodología utilizada para el estudio. 4.3.1.4. Diapausa de la primera generación de verano, controlada a nivel de campo Entre los meses de enero y abril del 2003, fecha en que se realizó el presente estudio, al revisar el suelo de los cajones, no se encontraron los 15 geoicos que deberían haber, ya que algunas larvas murieron antes de construir su geoico, por lo tanto, para determinar el porcentaje de individuos en diapausa, se determinó el porcentaje de geoicos que tenían prepupas en su interior, en relación al total de geoicos encontrados, para establecer los niveles de diapausa. Al analizar estadísticamente los datos obtenidos, no se encontraron diferencias significativas al 5 % de probabilidades. Como se puede observar en el Cuadro 11, solamente algunas de las larvas que se recolectaron la primera semana del mes de enero no entraron en diapausa y las larvas que se tomaron posteriormente entraron todas en diapausa, lo cual indica que C. cerasi si presenta una segunda generación en la zona de Valdivia, aunque reducida. Esto concuerda con lo señalado por CARL (1972), quien afirma que la segunda generación de C. cerasi es más sincronizada que la primera, ya que los individuos emergen en un periodo muy limitado de tiempo. Sin embargo, lo señalado por éste autor, que sería más destructiva, no correspondería a la situación en Valdivia, ya que la mayor parte de las larvas de la generación proveniente de la generación invernante entra en diapausa facultativa, resultando ser más destructiva la primera generación. CUADRO 11. Porcentaje de larvas en diapausa en experimentos controlados a nivel de campo. 54 Con el objetivo de determinar si el fotoperíodo al cual estuvieron expuestas las larvas influye en la entrada en diapausa de las larvas, introducidas en los contenedores con tierra a nivel de campo, éste fue calculado de igual forma a lo señalado en el punto 4.3.1.1. En la Figura 13, se puede decir, que cuando las horas luz comienzan a disminuir, la entrada en diapausa de los individuos se incrementa, lo cual concuerda con los resultados obtenidos sobre la diapausa en el punto anterior. FIGURA 13. Porcentaje de larvas en diapausa a nivel de campo y fotoperíodo para la zona de Valdivia. 55 4.3.2. Diapausa a nivel de laboratorio de material colectado a nivel de campo Al revisar las cajas se encontraron menos del 100% de geoicos esperados de acuerdo al número de larvas depositadas en cada caja, lo que se debió a que una parte de ellas murieron antes de entrar al suelo; producto de lo anterior, el porcentaje de diapausa se midió en relación al total de geoicos encontrados. Estadísticamente, no se presentaron diferencias significativas al 5 % de probabilidad. Como se observa en el Cuadro 12, solamente algunos individuos en el mes de enero no entraron en diapausa durante la temporada 2002 – 2003 y dieron paso a una segunda generación, pero en un porcentaje inferior al 10 % de la población. CUADRO 12. Número de larvas en diapausa durante la temporada 2003 en laboratorio. 56 Como se observa en la Figura 14, la gran mayoría de las larvas en el mes de enero entraron en estado de diapausa y la totalidad de ellas en los meses posteriores, lo cual no concuerda con lo señalado por MEDEL et al. (1986), quienes señalan que larvas colectadas a fines de diciembre, bajo condiciones de campo en la zona de Valdivia, no entran en estado de diapausa; ello puede deberse al grado de precisión con que se realizaron los dos ensayos. Con los resultados obtenidos en este ensayo y con el ensayo a nivel de terreno que se señala en el punto 4.3.1.4, se podría decir que existe una segunda generación de verano de C. cerasi, pero que representa a un muy bajo porcentaje de la población. FIGURA 14. Porcentaje de larvas que entran en diapausa a nivel de laboratorio. 57 Los resultados registrados al haber expuesto las larvas en último estadío larvario a un fotoperíodo constante de 17 horas luz y haber obtenido prácticamente los mismos resultados que en el ensayo realizado a nivel de campo (punto 4.3.1.4), indican que el fotoperíodo no influye mayormente en las larvas en dicho estado para que entren en diapausa, pero si en estadíos anteriores y, lo cual concuerda con CARL (1972), quién señala que los primeros estadíos larvarios son más susceptibles a los cambios de fotoperíodo. 4.4. Relación de sexos de los individuos colectados a nivel de campo Para determinar el sexo de los adultos recolectados se observó la presencia del ovipositor de las hembras bajo una lupa microscópica (Figura 15). Los individuos donde no se observó ésta estructura reproductiva fueron disectados, haciendo una preparación en un portaobjetos y luego observados bajo un microscopio. FIGURA 15. Hembra de C. cerasi, mostrando ovipositor. 58 La población de C. cerasi, correspondió principalmente a hembras, las cuales representaron sobre el 87,75% del total de individuos colectados en las diferentes fechas de muestreo (Cuadro 13). Se determinó la presencia de machos en la generación invernante, cuya genitalia se presenta en la Figura 16, no así en la generación de verano; sin embargo, debido al bajo número de individuos colectados como generación de verano, no es posible negar la posible presencia de machos en esta generación, al aumentar la temperatura, ya que según los resultados obtenidos, esta especie presenta una reproducción deuterotoquia, es decir, las hembras partenogenéticas dan origen a hembras y machos, ya que según JERVIS y KIDD (1996), las hembras que tienen reproducción deuteotoquia y son expuestas a temperaturas altas, producen machos. En la genitalia del macho es posible distinguir la presencia de un gonoestilo (harpes) bien diferenciado del gonocoxito. El gonoestilo es más ancho en la región media que en su unión al gonocoxito, presentando setas numerosas y ésta estructura esta compuesta por solo un segmento, careciendo de discos en su región distal. El gonocoxito en su región media presenta lóbulos y la gonapófisis presenta espinas distalmente en el raquis, lo cual concuerda con lo señalado por LAIDLAW (1970). 59 FIGURA 16. Aparato reproductor masculino de C. cerasi. Los resultados difieren de lo señalado por ARTIGAS (1994), quien en base a una revisión bibliográfica señala que el macho es desconocido en América. Esta capacidad de producir hembras principalmente, permite a esta especie colonizar rápidamente a los árboles en primavera. Según SHAW et al. (2003) , la generación invernante de adultos seria telitoquia, es decir solo hembras y los huevos dan origen a hembras diploides. Esta situación no se produjo en esta investigación, donde una parte reducida de la generación emergente correspondió a machos. Al respecto JERVIS y KIDD (1996), señalan que la diferencia entre telitoquia y deuterotoquia es ambigua, ya que algunos insectos que estaban clasificados como telitocos daban origen a un bajo número de machos. CUADR0 13. Número de machos y relación macho/hembra encontrados en las trampas de emergencia y en las trampas colocadas entre el follaje. Fecha de muestreo Número de machos Relación machos : hembras 23.10.02 31.10.02 1 1 4,76 : 95,24 12,25 : 87,75 60 04.11.02 04.12.02 09.12.02 1 1 1 7,14 : 92,86 7,14 : 92,86 2,27 : 97,73 4.5. Ciclo estacional de C. cerasi observado en la zona de Valdivia De acuerdo a los datos obtenidos en la investigación sobre C. cerasi en la zona de Valdivia, se determinaron las fechas donde ocurren los distintos estados de su ciclo biológico, los cuales son descritos en la Figura 17. Los adultos invernantes de C. cerasi comienzan a emerger en el mes de octubre, finalizando la emergencia de dicha generación a finales del mes de diciembre y la generación de verano se manifiesta en un corto período de tiempo (enero - febrero). Al emerger las hembras adultas, éstas comienzan a oviponer inmediatamente sus huevos sobre las hojas, encontrándose huevos entre los meses de octubre a abril, produciéndose la defoliación de los cerezos aún con huevos insertos en sus hojas, los cuales no llegan al término de su estado. Los huevos eclosionan dando lugar a larvas a comienzos del mes de diciembre, manteniéndose éste estado sobre las hojas hasta el mes de abril. La mayoría de las larvas de la generación invernante y el total de las larvas de la generación de verano que penetran al suelo, forman un geoico y permanecen dentro de él en forma de prepupa hasta la primavera siguiente, donde antes de emerger los adultos, pasan a estado de pupa (octubre – enero). En la Figura 17, se puede observar, que el estado de prepupa se puede encontrar durante todo el ciclo estacional de C. cerasi observado en la investigación, esto es producto de que un cierto número de individuos pasan en dicho estado por más de una temporada. FIGURA 17. Ciclo estacional de C. cerasi observado en la temporada 2002 – 2003, en la zona de Valdivia, X Región de Chile. 61 62 5. CONCLUSIONES Basándose en los datos obtenidos en la investigación, se puede concluir lo siguiente. Caliroa cerasi presenta dos generaciones (invernante y de verano) en Valdivia, siendo el tamaño de la generación de verano muy reducida. La emergencia de los adultos desde el suelo de la generación invernante de C. cerasi ocurre en forma continua entre octubre y diciembre, concentrándose en el mes de diciembre. La emergencia de la generación de verano se presenta a inicios del verano. La generación invernante presenta una marcada relación de sexos, representando las hembras el 87,75 % de la población, lo que confirmaría una partenogénesis deuterotoquia. La ovipostura comienza inmediatamente después de que los primeros adultos emergen, mostrando los adultos preferencia en su oviposición por la sección media de la hoja. Se determinó la presencia de larvas en el follaje a partir del mes de diciembre, presentándose el máximo de larvas en el mes de enero. La actividad de vuelo de los adultos ocurre entre octubre y febrero, determinándose en el mes de diciembre la mayor actividad. El consumo de las hojas puede alcanzar a alrededor de un 30 % de ésta, mostrando las larvas preferencia por la región distal de la hoja. 63 La mayoría de las larvas provenientes de la generación invernante entran en estado de diapausa al entrar en el suelo y construir su geoico. En cuanto a las larvas de la generación de verano, éstas entran en su totalidad en dicho estado. Existe una alta población de prepupas y pupas en el suelo, bajo la canopia de los árboles de cerezo, lo cual explicaría la importancia de esta plaga en este árbol frutal, en la zona sur de Chile. 6. BIBLIOGRAFIA ACEVEDO, E. 1997. Aspectos básicos sobre la morfología y fisiología de insectos. Colombia. Universidad de Caldas. 293 p. AGUILERA, A. 1989. 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Análisis de varianza para larvas en diapausa bajo las trampas de emergencia de la generación invernante. ANEXO 7. Análisis de varianza para ensayo de diapausa realizado a nivel de campo. 72 ANEXO 8. Análisis de varianza para ensayo de diapausa realizado a nivel de laboratorio. ANEXO 9. Prueba de Kruskal – Wallis para actividad de adultos. 73 ANEXO 10. Prueba de Kruskal – Wallis para el número de larvas sobre las hojas. 74 ANEXO 11. Prueba de Kruskal – Wallis para el nivel de daño de las hojas de cerezo.