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Eulogio y Álvaro de Córdoba. No sabemos con exactitud cuando nació Álvaro, pero si que escribió sus principales obras hacia la mitad del siglo IX, en plena madurez, lo que significa que su natalicio puede fijarse aproximadamente en los primeros años de este siglo. Su lugar de nacimiento se sabe por la tradición recogida en los antiguos códices nos hace pensar con exactitud que tanto Álvaro y Eulogio nacieron Córdoba. ¿Cuál es el mundo cultural de Eulogio y Álvaro de Córdoba? Es una cultura de continuación y no de auténtica creatividad. Sólo el tratar de un tema nuevo, el Islam y la defensa de los cristianos, aporta una novedad temática, pero no estilística. Lo que conocemos de la literatura cordobesa de los mozárabes es en su mayor parte circunstancial. No aparece en ella un verdadero aliento creativo. El presente, el conflicto religioso, les da los temas, pero en su estilo es un intento de recuperación de un pasado que ya está deshecho. Lo más peculiar del ambiente cultural cordobés es su preocupación por una vuelta a las fuentes literarias latinas. La obra literaria de Álvaro de Córdoba abarca los más variados géneros: epistolar, biográfico, apologético, ascético, poético. Y aunque no es un escritor original, ni sus libros aportan nada al pensamiento de la Bética, sí hemos de admirar en su producción la erudición patrística y bíblica, y las evocaciones de toda índole que embellece su lenguaje. Las Cartas (año 800/848) representan el comienzo de la actividad literaria de Álvaro de Córdoba. En ellas refleja múltiples aspectos doctrinales, literarios y sociales de la Bética de su tiempo. Las fuentes que maneja son principalmente las obras de los Santos Padres y las Sagradas Escrituras, de las que demuestra tener un conocimiento amplio y profundo: - Agustín (las confesiones, la ciudad de Dios) - Gregorio Magno - Orígenes (comentario a la epístola de los romanos) - Juvenco (sus poesías) -Virgilio (la eneida) - Ovidio (metamorfosis) (Estos autores y obras entre otros). Respecto al contenido se trata de una interesante consulta teológica de carácter trinitario y cristológico. 1 El Indiculus luminosus es el libro más importante de Álvaro de Córdoba. La primera parte (parágrafos 1-20) es una defensa de los mártires mozárabes, y concuerda con los argumentos de Eulogio en el Memorial de los santos; la segunda ( parágrafos 21-35) es una impugnación de la doctrina islámica, y resulta la más original de los escritos de Álvaro. Como dice el doctor Delgado León (1996: 63) «el Indiculus ha sido poco estudiado en su contenido, en su forma y en sus antecedentes. Creemos que este libro, o parte de él, hay que colocarlo en una polémica más general. Antes que se produjera la confrontación ideológica entre los musulmanes cordobeses y los mozárabes, la misma situación se había presentado en Oriente. Es necesario ver cómo se desarrolla la polémica en Bizancio para comprender mejor el sentido del escrito de Álvaro. Si hay que buscar unas raíces de su pensamiento, allí hay que buscarlas, puesto que en ningún otro sitio se podía conjugar la influencia islámica y un grupo intelectual cristiano.» ¿Cómo justificar todas estas coincidencias, demasiadas para ser fortuitas, entre los escritos de los mozárabes de Córdoba y los bizantinos? De nuevo cedemos la palabra a nuestro recordado profesor Delgado León: «El hecho de la relación de Córdoba y Bizancio es algo probado. Que los textos de la polémica bizantina se conocieran directamente en Córdoba no es probable, pero se conocerían algunas de las ideas, algunas líneas de argumentación y ataque. El escrito de San Juan Damasceno es probable que se conociera. Quizás habría alguna refutación de Mahoma, que hoy no poseemos, y que marcaría el eslabón de coincidencia entre los textos bizantinos que conocemos y los de Álvaro y Eulogio. Hemos perdido muchos escritos de la comunidad cordobesa, algunos de ellos podrían demostrar esta relación. Sabemos por una carta de Alcuino de York a Carlomagno que en el siglo VII existía una Disputatio Felicis cum sarraceno, hoy perdida. A pesar de las dificultades podemos establecer que la polémica cordobesa se inscribe en un universo más amplio que lo que el aislamiento político podría.suponer.» Los vínculos culturales y políticos de Córdoba con el Oriente cristiano fueron continuos a partir del siglo IX. En este tiempo aún se mantienen reminiscencias de la influencia y del esplendor de la Bética de Isidoro de Sevilla, a la vez que los escritores mozárabes hacen incesantes referencias a autores orientales. La implantación del emirato musulmán en la Península no interrumpió las relaciones de al-Andalus con el Oriente cristian como lo demuestra algunos hechos: un intercambio de embajadas entre Bizancio y Córdoba se realiza en 839-840, en época de Abd al-Rahman II, promovido, en este caso, por la conquista de Creta por parte de musulmanes andalusíes, en perjuicio de los bizantinos. Por otra parte, Eulogio narra en el Memorial de los santos la muerte de un monje, Georgio, diácono del monasterio de San Sabas de Jerusalén, que habiendo llegado a CórdobA pidiendo limosnas para los Santos Lugares, conoce a Sabigoto, quien le arrastró al martirio en 852, siendo enterrado en el monasterio de Peñamelaria. En cuanto al conocimiento que Álvaro de Córdoba tuvo del Islam, lo único que podemos afirmar con seguridad es que supo de un breve escrito polémico que Eulogio copió en el monasterio de San Zacarías (Pamplona) y que lo introduce en su Apologético de los mártires (cfr., 15-16). Con independencia de este dato concreto, también es muy probable que, aun cuando no tuviera un conocimiento directo de la polémica dialéctica que se desarrollaba en Bizancio entre Cristianismo e Islam, sí 2 tuviese referencias al menos indirectas de la misma, y que supiera en qué sentido se había planteado la refutación de la religión islámica. ¿Cuáles son los temas principales que son necesarios para comprender la crítica de Álvaro de Córdoba y su conexión con los pensadores bizantinos? La «disputa bizantina» se concentra en tres referencias específicas: 1. Mahoma es un profeta engañoso; 2. El Corán es una escritura espuria; 3. El Islam es una religión falaz. Álvaro sólo desarrolla el primer apartado. Crítica al Islam: El convencimiento de que, aún cuando el Anticristo vendrá al final de los tiempos, requiere una previa preparación doctrinal: Mahoma es el Anticristo. ¿Por qué? El proceso deductivo de Álvaro es muy simple: si el Islam se contrapone al Cristianismo como fe verdadera, el fundador de la religión islámica se enfrenta al creador del dogma cristiano; luego, Mahoma es el Anticristo. ¿Cómo resume Álvaro la vida de Mahoma para atribuirle ser el Anticristo? Mahoma atenta contra la religión universal, contra el misterio de la Trinidad y se considera hacedor de milagros. (Este tema está como el ojete en el CD. No hay nada sobre Eulogio. He rescatado los párrafos con más contenido. Sorry. ¡Viva Maestre!) 3