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UNIDAD 3.- LIBERALISMO, NACIONALISMO Y ROMANTICISMO 1. LA GUERRA DE INDEPENDENCIA La revolución americana fue un acontecimiento original en el que coincidieron un proceso de independencia y una revolución. Fue seguida desde Europa por sus aportaciones: Instauración de una república como modelo político, Promulgación de una constitución, Establecimiento de la división de poderes y reconocimiento de los derechos fundamentales del hombre. Inició el ciclo de las revoluciones liberales burguesas del siglo XIX e influyó en la emancipación de las colonias españolas en América. En el siglo XVIII, las trece colonias inglesas de la costa este de América del Norte constituían un territorio próspero y extenso. Tenían autonomía política pero Reino Unido mantenía un dominio colonial sobre ellas. Los colonos establecidos en las colonias eran de origen puritano y estaban imbuidos por un carácter individualista, igualitario y participativo. 1.1. ORÍGENES El origen de la rebelión de los colonos se remonta a la Guerra de los Siete Años (1756-1763) entre ingleses y franceses. Los ingleses decidieron que las colonias contribuyeran al coste de la guerra, pero ellos se negaron. Como los colonos no habían participado en la elección del Parlamento inglés, consideraban que no estaban sujetos a los impuestos que aprobara. Así pasó con la Stamp Act (1765), impuesto sobre las publicaciones, que tuvo que ser retirado. También retiraron impuestos sobre el papel, el vidrio, y el plomo. Sólo se mantuvo un impuesto sobre el té, de gran consumo entre los colonos. Los colonos organizaron un boicot a este producto que acabó con el “motín del té” (16 de diciembre de 1773) en Bostón, en el que unos jóvenes disfrazados de indios arrojaron al mar un cargamento de té. El gobierno inglés cerró el puerto y estipuló una elevada multa como compensación. En septiembre de 1774 los colonos se reunieron en Filadelfia (el Congreso de Filadelfia) y acordaron no importar mercancías inglesas y organizar su resistencia. 1.2. DESARROLLO: LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA El conflicto se inició en abril de 1775 al fracasar las negociaciones entre el gobierno inglés y Benjamín Franklin, representante de los colonos. El 4 de julio de 1776 fue proclamada la independencia de los Estados Unidos de América en una declaración elaborada por Thomas Jefferson, en la que se defendía la libertad, la igualdad de las personas, el derecho a la rebelión contra la tiranía y la división de poderes. A esta Declaración de Independencia se unió la Declaración de Derechos del hombre. La Guerra de Independencia tuvo dos etapas: 1ª fase (1775-1777): los colonos, dirigidos por George Washington, se enfrentaron a los ingleses siguiendo una táctica de guerrillas. La victoria de los rebeldes en Saratoga (1777) decidió a Francia a apoyarles. España también les apoyó aunque de forma más discreta. 2ª fase (1778-1782): el ejército inglés quedó desabastecido. En octubre de 1781, las tropas inglesas fueron derrotadas en Yorktown. La intervención extranjera, la propia organización de los colonos y el apoyo de la población provocaron la derrota definitiva inglesa. La paz se establece en el Tratado de Versalles (1783) en París, por el que el Reino Unido reconoció la independencia de Estados Unidos. 1.3. CONSECUENCIAS Al terminar el conflicto se reunieron en Filadelfia en 1787 una asamblea de delegados, los llamados “padres fundadores”, para redactar una constitución, la Constitución de 1787, considerada la primera constitución escrita de la historia. Dicha constitución establecía la soberanía popular y la forma de estado republicana, reconocía una amplia gama de derechos y libertades, y se inspiraba en el principio de la separación de poderes: Poder legislativo, que residía en un Parlamento compuesto por dos cámaras: la Cámara de Representantes, elegida por sufragio censitario, y el Senado, integrada por dos senadores elegidos en cada estado. El Parlamento aprobaba los impuestos y presupuestos, tenía la iniciativa de las leyes, declaraba la guerra y la paz. Poder ejecutivo, designado por elección indirecta, elegido por cuatro años. Tenía al frente al Presidente, que nombraba a los miembros de su gobierno. Tenía amplias atribuciones: mando supremo del ejército, promulgar leyes y ejerce el derecho al veto. El primer presidente fue George Washington. Poder judicial, independiente del poder político. A su cabeza se encontraba el tribunal Supremo, compuesto por nueve jueces nombrados por el Presidente, y que debía velar por la aplicación de la constitución. Los estados conservaron cierta autonomía. No podían dividirse, ni unirse entre sí, pero si aceptaban nuevas incorporaciones. Así se llevó a cabo la expansión hacia el oeste. 2. LA REVOLUCIÓN FRANCESA La revolución francesa fue un acontecimiento de gran importancia que marca el fin del Antiguo Régimen. 2.1. ORÍGENES Francia atravesaba una profunda crisis económica en el último cuarto del siglo XVIII, y esta crisis afectaba gravemente a la hacienda real. Agravada por la Guerra de los Siete Años (1756-1763). Algunos ministros plantearon reformas económicas y sociales basadas en las ideas de la Ilustración. Algunas afectaban a las bases del sistema estamental, pues proponían que los estamentos privilegiados también pagasen impuestos. Pero los privilegiados se negaron a aceptar estas reformas. La intervención de Francia en la Guerra de la Independencia americana (1775-1783) agravó la crisis de la hacienda real. La única solución era aumentar la recaudación, obligando a los privilegiados a pagar. Una Asamblea de Notables, reunida en 1787, rechazó estas medidas, obligando al ministro de hacienda (Calonne) a que dimitiera. Pero no fue suficiente, y la nobleza exigió al rey, Luis XVI, la convocatoria de los Estados Generales, la asamblea representativa francesa. En el verano de 1788 fue nombrado el banquero suizo Necker como nuevo ministro de Hacienda. 2.2. DESARROLLO LOS ESTADOS GENERALES (agosto 1788-julio 1789) El monarca convocó los Estados Generales para el 5 de mayo de 1789. En enero de 1789, se hizo pública la convocatoria, encontrándose Francia en una situación de grave crisis de subsistencia. Una sucesión de inundaciones en 1787 y la sequía de verano de 1788 habían provocado la subida del precio del trigo, y por tanto del pan, alimento básico para la población. Antes de la reunión de los Estados Generales, los estamentos elaboraron sus “cuadernos de quejas” donde reflejaban sus aspiraciones, protestas y peticiones. Los privilegiados defendieron su condición, y el tercer estado reclamaba más libertad y la supresión del régimen feudal. En febrero de 1789 el enfrentamiento del tercer estado con los privilegiados alcanzó su punto culminante con la publicación del folleto “¿Qué es el tercer estado?”, del abate Sieyes, en el que los sectores más activos de este estamento manifestaban su intención de hacerse con los destinos de la nación al margen de los privilegiados. Los Estados Generales se reunieron en Versalles el 5 de mayo de 1789, en sesión presidida por el rey. Tradicionalmente cada estamento deliberaba por separado y después emitía un voto. Por eso los privilegiados siempre imponían sus puntos de vista, pues contaban con dos votos (nobleza y clero). Las cuestiones de procedimiento (reuniones conjuntas y voto individual) planteadas por el tercer estado fueron el desencadenante de la revolución. Al no alcanzarse un acuerdo, los representantes del tercer estado optaron por constituirse en Asamblea Nacional, y acompañados por algunos miembros de los estamentos privilegiados realizaron el Juramento del Juego de Pelota. Por el mismo, se reconocieron como los únicos representantes del pueblo y juraron no disolverse hasta haber proporcionado a Francia una constitución. Por esta razón la Asamblea pasó a llamarse Asamblea Nacional Constituyente. Pero la actitud del rey creó fuertes recelos entre los revolucionarios, porque concentró tropas en Versalles y destituyó al ministro Necker. La respuesta popular fue la gran revolución urbana del 14 de julio de 1789, con el asalto a la prisión de la Bastilla en París. Era la fortaleza en la que se encarcelaba a los presos políticos y todo un símbolo de la opresión del absolutismo real. Su asalto se convirtió en el símbolo de la revolución y desde entonces el 14 de julio es la fiesta nacional francesa. Además en el verano de 1789 tuvo lugar una violenta revuelta campesina llamada el “gran miedo”. Tras el 14 de julio los campesinos dejaron de pagar a sus señores, pero corrió el rumor de que los nobles habían organizado partidas de bandidos para castigar a sus vasallos. Esto propagó el pánico entre los campesinos, que asaltaron los castillos señoriales, quemaron las escrituras de propiedad y exigieron la abolición de los derechos señoriales. LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE (julio 1789-septiembre 1791) La Asamblea repartía sus representantes en cuatro grupos: Monárquicos constitucionalistas Republicanos moderados (girondinos) Republicanos radicales (jacobinos) Demócratas La obra de la Asamblea fue la siguiente: Decreto de abolición del sistema feudal (4 agosto 1789), por el que suprimieron las prestaciones personales y demás privilegios feudales (diezmo, derechos de caza, monopolios señoriales). Se establecieron impuestos iguales para todos. Declaración de derechos del hombre y del ciudadano (26 agosto 1789), que establecía los derechos naturales del hombre (libertad, felicidad, igualdad jurídica), reconocía la libertad de pensamiento, económica y de religión, defendía el derecho de propiedad, así como la seguridad y la resistencia a la opresión, y proclamaba la soberanía nacional. Además establecía la presunción de inocencia para todos los imputados por un delito. Se expropiaron las tierras de la Iglesia, se disolvieron las órdenes monásticas y se decretó la constitución civil del clero (12 julio 1790). Esto significaba que los religiosos pasaban a depender del Estado y no de Roma. El Estado pagaría sus salarios, pero debían jurar la constitución. A los que lo hicieron les llamaron constitucionales o juramentados y a los que no, refractarios. Esto creó una división entre los clérigos. Se estableció una nueva organización territorial del país, que se dividió en departamentos y ayuntamientos (comunas). Elaboró la Constitución de 1791, la primera que tuvo Francia. Estableció la soberanía nacional, la separación de poderes: ejecutivo para el rey, legislativo para la Asamblea y judicial para los jueces independientes. Se estableció como modelo electivo el sufragio censitario e indirecto. LA ASAMBLEA LEGISLATIVA (octubre 1791- agosto 1792) El monarca se negó a firmar la constitución e intentó fugarse en junio de 1791. Deseaba unirse a los aristócratas que se habían exiliado y formar un ejército para acabar con la revolución. Sin embargo, fue reconocido cuando huía y detenido en Varennes, y se le obliga a regresar a París, donde quedó bajo custodia en el Palacio de las Tullerias. Aprobada la constitución se disolvió la Asamblea Nacional Constituyente y se realizaron elecciones que dieron paso a la Asamblea Legislativa. La Asamblea resultante estuvo dominada por los sectores moderados y monárquicos. Fue este un período complicado: a la escasez de alimentos se unió la amenaza exterior. Las monarquías europeas estaban preparando sus ejércitos para intervenir contra la Francia revolucionaria. El 20 de abril de 1792, la Asamblea declaró la guerra a Austria y Prusia, lo que exaltó el sentimiento patriótico francés. Es entonces cuando se compuso el himno nacional, “La Marsellesa”. Pero los franceses fueron derrotados por las tropas austríacas, y el ejército prusiano llegaría casi a París. La Francia revolucionaria estaba en peligro. Fue entonces, el 10 de agosto de 1792, cuando se produjo una insurrección popular. Las clases populares de la ciudad (los sans-culottes) asaltaron el Palacio de las Tullerias, lo que forzó la destitución y el encarcelamiento de Luis XVI. La Asamblea suprimió la monarquía y se proclamó la república (22 septiembre 1792). Se convocaron nuevas elecciones, para constituir una nueva asamblea, mediante sufragio universal masculino. Así dio comienzo al período de la Convención. LA CONVENCIÓN NACIONAL (septiembre 1792-octubre 1795) La Convención se inicia con un triunfo militar sobre los prusianos en Valmy, lo que detuvo su avance, y los alejó de París, el 20 de septiembre de 1792. En la Convención destacaron tres grupos: Los girondinos (dirigidos por Brissot), revolucionarios moderados, Los jacobinos o montañeses (Robespierre, Marat o Danton), La llanura, burgueses defensores del derecho de propiedad. Entre septiembre de 1792 y junio de 1793, la política estuvo dominada por la lucha entre girondinos y jacobinos, al final los jacobinos lograron hacerse con el poder en la Convención e impusieron medidas más radicales. El 21 de enero de 1793, Luis XVI fue guillotinado públicamente tras haber sido condenado a muerte, lo que suponía la ruptura total de la Francia revolucionaria con la monarquía. Este hecho agravó aún más la situación dentro y fuera de Francia. En el exterior, Francia declaró la guerra a Reino Unido y a las Provincias Unidas, y más tarde a España y a los estados italianos. En abril de ese año se formó la 1ª coalición contra Francia. En el interior, en marzo de 1793, se sublevó la Vendee, región monárquica y católica, y donde se adoptaron medidas represivas contra los sublevados, enemigos de la revolución. El 2 de junio de 1793 los jacobinos, liderados por Robespierre, se hicieron con el poder en la Convención. Con Robespierre en el poder la Convención se radicalizó. Se crearon el Comité de Seguridad nacional (policía) y el Comité de Salud Pública (auténtico gabinete de gobierno). Estableció un régimen del Terror, con tribunales especiales para controlar el orden republicano. Victimas de ellos fueron los miembros de la familia real y numerosas personas tachadas de sospechosos contrarrevolucionarios. La obra de Robespierre: Impuso la Ley del Máximo General (que fijaba los precios de los artículos básicos y los salarios), Aprobó la abolición total del sistema feudal, Aprobó la supresión del culto religioso y la introducción del culto a la diosa Razón, Estableció un nuevo calendario, el calendario republicano (el año I comenzaba el 22 de septiembre de 1792). La culminación de esta política fue la Constitución de 1793, que no llegó a entrar en vigor, que defendía la república, el sufragio universal masculino, la soberanía popular y una declaración de derechos del hombre más amplia que la de 1789. Tras un período de continuas ejecuciones sumarias de sospechosos contrarrevolucionarios, incluso algunos de ellos jacobinos, se produjo una reacción conservadora. El 27 de julio de 1794 (9 de termidor del año II), mediante un golpe de estado, Robespierre y sus amigos fueron detenidos y guillotinados, sin juicio. Finalizaba de este modo el período más radical de la revolución. La reacción termidoriana daba paso a una república moderada y conservadora. La nueva Convención termidoriana (julio 1794-octubre 1795) persiguió a los defensores del terror, derogó la ley del máximo general sobre los precios y liberalizó la economía. Se redactó una nueva constitución, la Constitución del año III (septiembre de 1795), más conservadora que la de 1791, y que establecía dos cámaras (Consejo de los Quinientos y Consejo de los Ancianos), el sufragio restringido, y un poder ejecutivo que recaía en un Directorio de cinco miembros. Era la vuelta al poder de la burguesía conservadora. EL DIRECTORIO (octubre 1795-noviembre 1799) En este período el Directorio tuvo que hacer frente a continuas amenazas externas y a insurrecciones interiores (tanto realistas como revolucionarios), tomando decisiones normalmente por la fuerza. Así tuvo que hacer frente a la Conjura de los Iguales, promovida por Babeuf, que pretendía la igualdad social, y que fue ejecutado en marzo de 1797. El Directorio se hacía cada vez más dependiente del ejército. En 1799, Sieyes preparó un golpe de estado con la ayuda de Napoleón Bonaparte (ambicioso militar victorioso en las campañas de Italia y Egipto). El 18 de brumario (9 de noviembre de 1799) Sieyes consiguió que Napoleón fuera nombrado comandante de las tropas de París. Y a pesar de las reticencias surgidas en el Consejo de los Quinientos, Napoleón consiguió reafirmarse en el cargo. Prometió a los franceses el retorno a la calma y forzó el nombramiento de tres cónsules provisionales (Sieyes, Ducos y Napoleón). De este modo se daba paso a la etapa del Consulado y se cerraba la puerta a la revolución. EL CONSULADO (noviembre de 1799-mayo 1804) Se elaboró una nueva constitución, la Constitución de 1799, que concentró los poderes ejecutivo y legislativo en el primer cónsul, Napoleón, que al ser designado para dicho cargo, iniciaba ya su ascenso hacia el imperio. En este período Napoleón inició una política pacificadora, primero con Austria y después con el Reino Unido. Normalizó las relaciones con la Santa Sede, con el Papa Pío VII. Francia volvió a reconocer el cristianismo como religión mayoritaria, se mantuvo el clero, y se comprometía a proteger a los Estados Pontificios. En 1802 Napoleón se proclamó Cónsul único y vitalicio. En 1804 Napoleón promulgó un Código Civil donde recogía las ideas de la revolución moderada: libertad e igualdad, abolición del régimen feudal y libre propiedad de la tierra. 3. LA EUROPA NAPOLEÓNICA (1804-1815) En mayo de 1804, el Consulado nombró a Napoleón emperador hereditario, lo cual fue refrendado en plebiscito popular. Napoleón cambió la Constitución del año VIII (1799) por la Constitución del año XII (1804), la cual le daba grandes poderes. Las ambiciones de dominio universal de Napoleón provocaron una gran inquietud entre los demás países del continente, y por ello los principales estados europeos formaron diversas coaliciones contra Francia (Austria, Prusia, Rusia, Reino Unido) hasta siete coaliciones. Napoleón logró importantes victorias terrestres contra los austriacos y rusos, destacando Austerlitz (1805), pero sufrió una estrepitosa derrota marítima en Trafalgar (1805), donde Nelson derrotó a la armada hispanofrancesa. Esta victoria británica, que le dio la supremacía marítima, empujó a Napoleón a decretar el bloqueo continental (1805). Tras la derrota de Austria frente a Francia, se disolvió el Sacro Imperio. Austria cedió Nápoles, permitió la formación de la Confederación del Rin y el reino de Holanda. Por su parte Prusia, fue derrotada en Jena (1806), tuvo que reducir su ejército, pagar una indemnización y aplicar el bloqueo continental. Surgieron dos nuevos estados: el Gran Ducado de Varsovia y el reino de Westfalia. Rusia fue derrotada en Frieland (1807) y el zar Alejandro I firmó la Paz de Tilsit con Napoleón (1807). En 1808 Napoleón se lanzó a ocupar la península ibérica. De este modo, completaba su proyecto de “gran imperio”. La ocupación de la península ibérica desembocó en la guerra de la independencia, lo que causó un gran desgaste a las tropas francesas. Además en 1812, Napoleón invadió Rusia, pero fracasó y la retirada del ejército napoleónico fue una catástrofe. Esto supone el inicio de sucesivas derrotas francesas: Vitoria (1813) y Leipzig (1813). En marzo de 1814 las tropas aliadas entraron en París, Napoleón fue depuesto y el 6 de abril abdicó para retirarse a la isla de Elba. Pero en 1815 regresó e inició un corto “imperio de los cien días”, que finalizó con la derrota de Waterloo (1815). Desterrado a la isla de Santa Elena, en el océano Atlántico, murió el 5 de mayo de 1821. Las guerras napoleónicas exportaron los principios revolucionarios a Europa, lo que significó a medio plazo el final del Antiguo Régimen en el continente. Además, la época napoleónica dejó una importante herencia legislativa, pues el código civil establecido, el Código Napoleón sigue aún vigente en este país, y sirvió de modelo a otros países. 4. RESTAURACIÓN Y REVOLUCIONES LIBERALES (1815-1848) 4.1. LA RESTAURACIÓN Tras la derrota de Napoleón se restauraron las viejas monarquías y se intentó regresar a la situación internacional anterior a la Revolución Francesa. Fue un intento de volver al Antiguo Régimen. El sistema de la Restauración se diseñó en el Congreso de Viena (1814-1815) con el objetivo de restablecer el equilibrio entre las potencias europeas. Entre los congresistas destacaron: Castlereagh: ministro de Asuntos Exteriores inglés Federico Guillermo III: rey de Prusia Alejandro I: rey de Rusia Talleyrand: ministro francés Metternich: canciller austríaco Entre sus decisiones estuvieron la vuelta al modelo de la monarquía absoluta y la reestructuración del mapa europeo. Se aplicaron los siguientes principios: Principio de legitimidad: justificación de la monarquía debido a su origen divino. Principio patrimonial: las fronteras de los estados europeos obedecen a los derechos históricos de sus gobernantes. Principio de equilibrio: no debe haber un poder dominante en Europa, equilibrio de potencias. Principio de intervencionismo: para mantener el orden vigente y evitar nuevas tentativas revolucionarias queda justificada la intervención en cualquier país. En Francia, la Restauración se instauró en Luis XVIII, que concedió una Carta Otorgada. Así mismo en Suiza, Países Bajos y Suecia. Para mantener el orden se creó, a propuesta del zar Alejandro I, la santa Alianza, formada por Rusia, Austria y Prusia, y que perseguía el mantenimiento del absolutismo y su defensa frente a la amenaza liberal. En 1815, la Santa Alianza se vio reforzada con la Cuádruple Alianza, formada por Austria, Reino Unido, Prusia y Rusia. Y convertida en Quíntuple tres años después en 1818, con la incorporación de Francia. 4.2. LAS REVOLUCIONES LIBERALES Pero el intento de perpetuar el absolutismo pretendido por muchas de las monarquías del continente estaba condenado al fracaso. Las poblaciones de estos reinos habían luchado por liberarse de la ocupación francesa y además habían sido inundadas con ideas revolucionarias sobre la soberanía nacional y los derechos del hombre. Ellos se consideraban a sí mismos ciudadanos y a sus países naciones, no ya reinos. Estas personas exigían el derecho a participar en el gobierno de la nación y a formar parte de sus decisiones. No admitían volver a la sumisión del Antiguo Régimen. Por eso sucedieron las revoluciones. Hubo tres oleadas revolucionarias: 1820, 1830 y 1848. La pugna entre el viejo y el nuevo orden se saldó a favor de la causa liberal y nacionalista. La oleada revolucionaria de 1820 comenzó en España con el pronunciamiento de Riego, que dio inicio al Trienio Liberal (1820-1823). Se extendió por Nápoles, el Piamonte, Portugal y la América española. También se incluye el proceso de lucha de Grecia contra el imperio otomano. Este proceso revolucionario tuvo características peculiares: Causas: antiabsolutismo y nacionalismo Nuevas formas de lucha: sociedades secretas (masonería, carbonarios) Importancia del ejército para su apoyo o represión El fracaso de las revoluciones Las revoluciones de España, Portugal y los estados italianos querían cambiar la situación política a favor de una monarquía constitucional. En el caso de la América española, los criollos reclamaron el autogobierno y la independencia, lo que se consumó en 1824. Por otro lado, Grecia, sometida al imperio turco desde el siglo XVI, inició un proceso de independencia que duró desde 1821 a 1830. Lo que consiguió gracias al apoyo de Francia, Reino Unido y Rusia (Tratado de Adrianópolis, 1829). La oleada revolucionaria de 1830 comenzó en Francia y se extendió a Bélgica y Polonia. Fue una revolución liberal, pero con un fuerte componente nacionalista. La revolución comenzó en París, en medio de una crisis agrícola y financiera, y con la presión de los partidarios de Luis Felipe de Orleans por cambiar la dinastía de los Borbones. La revuelta triunfó los días 28, 29 y 30 de julio, “las tres gloriosas jornadas”, que obligaron a Carlos X a exiliarse, se iniciaba así el reinado de Luis Felipe de Orleans (1830-1848), que instauró una monarquía constitucional. Bélgica formaba con Holanda el reino de los Países Bajos desde 1815, pero había diferencias entre ellos: religiosas y económicas. Se produjo un levantamiento belga, de carácter liberal, y con la ayuda de Francia y Reino Unido, Bélgica se independizó en 1831. Polonia se levantó contra el poder absoluto del zar Alejandro I. pero la revolución fracasó, pues careció de apoyo del Reino Unido y Francia. Como consecuencia el territorio polaco se incorporó al imperio ruso. En otras zonas, los movimientos revolucionarios tampoco lograron el éxito. Es el caso de los estados alemanes, italianos y suizos, donde fueron muy activas las sociedades secretas. La oleada revolucionaria de 1848 se debió a un conjunto de causas económicas (crisis agrícola y financiera), de política internacional (ruptura entre Reino Unido y Francia) y sociales (avance de ideas obreras, republicanas y socialistas). La revolución comenzó en Francia. La presión popular obligó a Luis Felipe de Orleans a abdicar y el 24 de febrero de 1848 se proclamó la Segunda República. Se creó un gobierno provisional, que adoptó medidas de carácter revolucionario: Convocó elecciones por sufragio universal masculino, Abolió la esclavitud, Creó los Talleres Nacionales, para dar trabajo a los parados, Redujo la jornada laboral a diez horas, Reconoció el derecho a la huelga. Pero en las elecciones la Asamblea Constituyente resultante fue moderada, se suprimieron las medidas anteriores (sobre todo los Talleres), y se apoyó la candidatura de Luis Napoleón (sobrino de Napoleón) como Presidente de la República, lo que alcanzó en 1849. En 1851 dio un golpe de estado, se autotituló emperador con el nombre de Napoleón III. En la península italiana, la revolución se basó en la petición de constituciones liberales, de sufragio universal y del fin de la ocupación austríaca. Las revueltas nacionalistas fueron reprimidas por las tropas austríacas. En los estados alemanes las revueltas sociales obligaron a convocar un Parlamento alemán, en Frankfurt. Este Parlamento se proclamó soberano y nombró un gobierno y elaboró una constitución. Pero el rey de Prusia no estaba a favor de aventuras democráticas y disolvió el Parlamento en 1849, mediante un golpe de estado. En el imperio austríaco, el emperador Francisco José I hizo frente a los movimientos nacionalistas checos y húngaros. La revuelta húngara fue reprimida y Hungría se convirtió en una mera provincia del imperio austriaco. El balance de este proceso fue: Aunque fundamentalmente fue una revuelta liberal y nacionalista, por primera vez se unieron los socialistas. Cerró el ciclo revolucionario liberal. Supuso el fracaso definitivo de los movimientos revolucionarios liberales. Fue un fracaso relativo, pues se logró el sufragio universal masculino en Francia y la abolición de la servidumbre en Austria. 5. EL NACIONALISMO (1848-1871) 5.1. CONCEPTO Durante la Edad Moderna los estados europeos se configuraron sobre la base de una unidad territorial, una población y unos ordenamientos jurídicos. Como consecuencia de las revoluciones burguesas surgió un sentimiento de nación basado en una unidad lingüística, cultural, histórica, étnica y religiosa, asentada en un territorio. El sentimiento nacional, influido por el espíritu romántico, se nutrió de la exaltación de la identidad propia. Se buscaron las raíces nacionales en el pasado histórico de la Antigüedad o Edad Media. Y en muchos casos, la conciencia nacional se reforzó por la lucha contra estados opresores u ocupantes. Hubo dos modelos de nacionalismo: El nacionalismo disgregador o separatista, formado por aquellos nacionalismos que pretendían separarse de una unidad política más grande y formar su propio estado. Los ejemplos más claros fueron los movimientos nacionalistas que surgieron en los imperios austrohúngaro, ruso o turco. Sólo tuvieron éxito en Bélgica y Grecia, y en algunos territorios balcánicos. El nacionalismo unificador, que pretendía reunir en un único estado una nacionalidad dispersa. Los dos casos más destacados fueron las unificaciones de Italia y Alemania. Entre ambas hay muchas semejanzas: o La ocupación francesa despertó un sentimiento de nación o La expansión económica y la unidad comercial fueron su preludio o Fue importante la participación de movimientos de jóvenes románticos (Joven Italia o Joven Alemania) o Los reyes dirigieron el proceso (Víctor Manuel II en Italia y Guillermo II en Alemania), con el apoyo de la burguesía y sus jefes de gobierno (Cavour en Italia y Bismarck en Alemania). 5.2. LA UNIFICACIÓN ITALIANA Italia a principios del siglo XIX era considerada una simple expresión geográfica: Al norte, el reino de Piamonte-Cerdeña y los dominios austríacos de Lombardía y Véneto. En el centro, varios pequeños estados (Parma, Módena y Toscana) bajo dominio austríaco, y los Estados Pontificios. Al sur, el reino de Nápoles o de las Dos Sicilias. Los protagonistas son: el rey del Piamonte, Víctor Manuel II y el primer ministro, Camilo Benso, conde de Cavour. Las etapas de la unificación son: 1ª fase (1849-1860): o En 1858, suscribió un acuerdo con Napoleón III, al que entregaba Saboya y Niza, a cambio de su ayuda contra Austria. o En 1859, estalló la guerra entre Piamonte y Austria, con victorias italianas en Magento y Solferino. Pero Piamonte sólo recibió la Lombardía. o En 1860, se produjo la anexión de Parma. Módena y Romaña al Piamonte, tras un referéndum. Se creó un Parlamento italiano. 2ª fase (1860-1865): o En 1860 Garibaldi, con sus “mil camisas rojas”, desembarcó en Sicilia. Y a partir de ahí avanzó por la península italiana. Sicilia, Las Marcas y Umbria fueron incorporadas al reino de Piamonte. o En 1861, el Parlamento italiano reconoció a Víctor Manuel II como rey de Italia. 3ª fase (1865-1870): o Sólo faltaba incorporar los Estados Pontificios y el Véneto. o La guerra de Prusia e Italia contra Austria (1866) finalizó con la derrota austríaca, que cedió Venecia a Italia. o En 1870, las tropas de Garibaldi ocuparon Roma tras la derrota de Francia en la guerra francoprusiana y Roma fue proclamada capital del nuevo estado (1871). Pero el papa no reconoció la anexión, asunto que no se resolvió hasta los Tratados de Letrán (1929), que crearon el estado de la Santa Sede. 5.3. LA UNIFICACIÓN ALEMANA La Paz de Westfalia (1648), fin de la Guerra de los Treinta Años, supuso la desaparición del Sacro Imperio Romano Germánico. En 1806, Napoleón acabó con su último vestigio y el Congreso de Viena creó una Confederación Germánica de estados. El Parlamento alemán surgido en 1848 propuso unificar Alemania en forma de monarquía constitucional. Pero el rey de Prusia rechazó la propuesta. Desde entonces Prusia lideró el proceso de unificación. Los protagonistas son: el rey de Prusia Guillermo I, y su canciller, Otto von Bismarck. Las etapas de la unificación son: 1ª fase (1859-1865): o En 1834, los estados alemanes, excepto Austria, habían formado una unión aduanera (Zollverein), primer paso de la unión política. o Prusia inició un proceso de industrialización y lideró el proceso de unificación o En 1864, Prusia y Austria se enfrenta a Dinamarca en la Guerra de los Ducados, como resultado Schleswig y Holstein pasaron a formar parte de Prusia y Austria respectivamente. 2ª fase (1866-1869): o En 1866 se produce la guerra entre Austria y Prusia. Prusia aprovecha que Austria estaba inmersa en el conflicto italiano, para ocupar el ducado de Holstein. La derrota austríaca de Sadowa (1866) marca el inicio de la Confederación de la Alemania del Norte (1867). 3ª fase (1870-1871): o El problema sucesorio español en 1868 fue el desencadenante de la guerra entre Francia y Prusia. Los franceses fueron derrotados en Metz y Sedán (1870). o Al tiempo que se producía la caída del Segundo Imperio francés en 1871, los generales alemanes proclamaron a Guillermo I emperador del Segundo Reich en la Galería de los Espejos de Versalles. Poco después los estados del Sur de Alemania se incorporaron al imperio. Y con el Tratado de Frankfurt se ratificó la incorporación de Alsacia y Lorena a la nueva Alemania. 6. EL ROMANTICISMO El movimiento romántico surgió como respuesta al racionalismo ilustrado del siglo XVIII. Inspiró todas las artes: literatura, música, pintura. Hubo un romanticismo revolucionario, ligado a las revoluciones liberales y nacionalistas, y un romanticismo conservador, que apostaba por la vuelta a las tradiciones absolutistas. Los elementos comunes del romanticismo fueron: Un espíritu de rebeldía, que reivindicaba la libertad del creador La exaltación del sentimiento y de la pasión, frente a la razón Una actitud de acercamiento a la naturaleza, como fuerza sobrenatural, incontrolada La valoración de la Edad Media, donde situaban el origen histórico de los pueblos europeos El héroe romántico era un ser atormentado e insatisfecho, devorado por la melancolía y el desencanto. Este estado de ánimo hizo que predominara la fantasía, la creatividad y la imaginación. Muchos de los personajes que protagonizaban las historias románticas se suicidaban o morían jóvenes. Era propio también de los románticos la defensa de las causas nacionales o de las ideas políticas liberales, lo que condujo a algunos al exilio, la soledad o el suicidio. Representantes de este movimiento fueron: Música: Beethoven, Schumann, Chopin, Schubert, Verdi y Wagner Literatura: Byron, Keats, Schiller, Victor Hugo, Goethe Pintura: Friedrich, Gericault, Delacroix