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Efecto de las drogas en el cerebro
Bien sabemos que las aparentes sensaciones nuevas que inducen a las drogas
no son tales. Ellas no son mas que expresión de una toxicidad que las
diferentes drogas y el alcohol ejercen a nivel de la bioquímica cerebral. Es a
través de interferir y bloquear el metabolismo cerebral que las drogas impiden
el uso de la propia razón y es también, a través de este mecanismo, que lo
desconectan de su propia realidad y hacen aparecer estas sensaciones como
nuevas. El uso continuo de estas llegan a alterar definitivamente el normal
funcionamiento neuronal.
El cerebro está constituido por un tejido que, por su complejidad y especialización, es
extraordinariamente sensible a elementos tóxicos y estos pueden actuar rápidamente y
aún en baja concentración. No en vano, la naturaleza ha tratado de aislar el cerebro del
resto de los órganos, para impedir que estas sustancias nocivas lleguen a interferir en
su metabolismo.
Una de estas defensas es la llamada "Barrera Hemato-Encefálica", que es una
verdadera valla de protección, que envuelve todo el sistema arterial que irriga al
cerebro y que está constituido por una capa celular (células gliales), que envolviendo
los vasos sanguíneos, dejan penetrar sólo aquellos elementos que son necesarios para
el metabolismo de las células del cerebro.
El cerebro necesita de esta protección adicional, por las delicadas funciones que este
órgano debe desarrollar. Por medio de complejas reacciones químicas, prácticamente
regula y coordina las funciones de todos los demás órganos, como el sistema
locomotor, sistema cardiovascular, sistema endocrino y también del sistema
inmunológico que defiende al organismo especialmente frente a bacterias y virus.
Mas aún, el cerebro es el órgano en que se guarda nuestra identidad, lo que a su vez
se exterioriza en nuestra forma de ser y de actuar, tanto individual como socialmente.
En él está contenido todo lo que hace que cada uno de nosotros seamos abstractos y
en los distintos tipos de neuronas reside la que denominamos "inteligencia".
En los últimos años, se han logrado enormes avances que nos permiten ir
comprendiendo parte del complejo sustrato bioquímico que condicionan todas estas
funciones cerebrales superiores. Se trata de procesos moleculares de gran complejidad
y que recién comenzamos a desentrañar y entender.
Desde el punto de vista estructural, las neuronas se conectan entre sí formando una
verdadera red. Se relacionan unas con otras, mediante prolongaciones dendríticas, que
transmiten las instrucciones y elaboran información, mediante diversas substancias
químicas, llamadas neurotransmisores. La funcionalidad del cerebro, depende en buena
medida tanto del número como de la normalidad de estas conexiones. Numerosas
substancias químicas nocivas, pueden interferir en este complejo mecanismo de
comunicación interneuronal, pudiendo producir efectos clínicos catastróficos.
Esta vulnerabilidad del tejido nervioso es la que explica que se haya desarrollado esta
barrera de defensa propia, que envuelve las arterias cerebrales y que constituye lo que
anteriormente fue denominado coma "Barrera Hemato-Encefálica".
Más sensible aún es el proceso bioquímico que ocurre en el interior de cada neurona.
Cada neurona posee una membrana externa que la aísla del medio dejando penetrar
sólo aquellos compuestos que necesita para su complejo proceso metabólico. Esto
sucede porque en la membrana están insertadas diversas proteínas que reconocen lo
que se puede dejar entrar y que separa lo que debe mantenerse afuera.
Desgraciadamente, también este mecanismo es a veces superado, ya que en ocasiones
substancias químicas ajenas al organismo humano, por razones que no se explican
fácilmente, son reconocidas por estas proteínas receptoras específicas en la membrana
celular, dejándolas entrar al interior de la neurona. Tal es el caso, por ejemplo, de la
morfina, de la marihuana, que aprovechando este acceso fácil, intervienen y perjudican
el normal metabolismo de la neurona.
Algunas de estas son substancias naturales que se encuentran como elementos activos
en muchos vegetales. Otras han sido diseñadas y producidas por el hombre. Todas
ellas al introducirse en el proceso metabólico, bloquean, mutan o desvían diversos
procesos metabólicos, dificultando el normal funcionamiento del cerebro.
Muchas de ellas también interfieren en otros tejidos y también allí desencadenan su
acción tóxica. Sin embargo, su efecto no es tan evidente ni inmediato, porque para
manifestarse, requieren o de grandes dosis o de un efecto prolongado en el tiempo. La
respuesta tóxica a nivel del cerebro en cambio, se aprecia inmediatamente y aún en
dosis relativamente bajas. Al interferir en el proceso metabólico cerebral, su acción se
exterioriza en cambios, ya sea en el estado de ánimo, en alteraciones de la percepción,
de la conciencia, de la coordinación o de la memoria. Todo esto lleva a sensaciones
diferentes, con cambios de la personalidad (actitudes pasivas, violentas o de
autodestrucción), o a pérdida de capacidad reflexiva, o a inhibición de reflejos motores,
a reacciones lentas, con dificultades motoras o en el lenguaje. Cambios todos que
muchas veces llevan a comportamientos aberrantes y disociadores, que transforman al
individuo.
Muchas de estas substancias, al ingerirse en forma crónica, llegan a producir en el
tejido cerebral rutas metabólicas diferentes, de forma tal que cuando se suspende la
ingestión de ella, se llega a producir un nuevo trastorno, que lleva un tiempo en
readaptarse. Es lo que se llama la dependencia al tóxico, que impide el abstenerse del
consumo de ellas.
Por otra parte, la administración mantenida de estas substancias tóxicas, muchas veces
llega a dañar a la célula nerviosa en forma irreparable, dejando secuelas, aún cuando
se suprima su administración.
Cabe hacer notar que las neuronas son las únicas células del organismo que, una vez
destruidas, no se pueden regenerar. Todos los demás tejidos tienen la posibilidad de
regenerarse y producir tejido nuevo y sano. La neurona que se destruye no se repara.
Tanta es la estabilidad de las neuronas, que son las únicas células del organismo que
no se pueden transformar en cancerosas.
Substancias toxicas cerebrales
Son numerosas las substancias que al ingerirse, inhalarse o inyectarse, logran pasar
todas las barreras descritas y que interfieren en el metabolismo cerebral, produciendo
efectos tóxicos. El hombre ha descubierto varias y las ha usado en la búsqueda de
estados de excitación diferentes. Ha sabido concentrarlas y purificarlas, para que
ejerzan su acción en forma intensa y rápida. Desgraciadamente, esta variación anímica
es la resultante de su toxicidad en el tejido cerebral.
Según las principales manifestaciones clínicas de su toxicidad podrían agruparse de la
siguiente manera:
A. Substancias embriagantes:
En este grupo se engloban una serie de compuestos orgánicos simples, como el
alcohol o constituyentes de solventes orgánicos y productos químicos volátiles,
que la mayor parte de las veces se inhalan.
B. Substancias alucinógenas:
Producen diversas situaciones psíquicas, que podrían denominarse con el
nombre genérico de psicosis fingida. Incluye algunas drogas como el LSD (ácido
lisérgico), el PCP (Fencyclidina), la mezcalina, el peyote y el MDMA ("Extasis"),
una droga de la familia de las anfetaminas.
C. Substancias hipnóticas:
Producen estado de sueño, estupor o calma. En este grupo están todos los
tranquilizantes y narcóticos.
D. Substancias estimulantes:
En este grupo se considera tanto substancias naturales, como la cocaína (planta
de la coca), la cafeína (de la planta del café), la nicotina (hojas de tabaco), la
cathina (derivada del Khat), como también substancias sintéticas. Entre ellas,
las anfetaminas y los numerosos compuestos químicos relacionados (MDA,
MDMA, etc.).
La Marihuana o Cannabis sativa, cuyos efectos tóxicos se expresan en una
variedad de síntomas, como cambios en el humor, alteraciones de la memoria,
alteraciones en la percepción, incluyendo el dolor y alteraciones del apetito.
A.Substancias toxicas embriagantes
Alcohol:
De las substancias embriagantes, sin duda que la más frecuente es el alcohol. Su
consumo, dependiendo de la cantidad, produce la sensación de bienestar, o la de
sedación, intoxicación o inconsciencia. El alcohol parece interferir en la zona del cerebro
que controla las inhibiciones. Los alcohólicos pierden su inhibición, hablan mucho,
pierden la autocrítica y dicen tonterías. Recientemente se ha podido demostrar que la
acción tóxica del alcohol se produce porque interfiere la comunicación entre las células
cerebrales, alterando las propiedades eléctricas de sus membranas. La ingestión
continua de alcohol, llega a dañarlas y paulatinamente las destruye. Numerosos
trabajos muestran que el alcohólico crónico sufre un déficit psíquico progresivo.
El alcohol produce dependencia y cuando se quiere suspender su ingesta, aparecen una
serie de molestias físicas o mentales de magnitud variable, tales como inquietud
psicomotora, sensación de abombamiento, cefaleas, molestias gástricas, temblores de
las manos y lengua, contracciones musculares, irritabilidad, agresividad, etc., conocidas
con el nombre de síndrome de privación. El alcohol no sólo daña a las células
cerebrales, sino que a numerosos otros órganos y tejidos. Lesiona al hígado (cirrosis
hepática), al páncreas, a los riñones y a la mucosa intestinal. La ingesta de alcohol
eleva la presión arterial y aumenta el riesgo de ataques cardíacos y derrames
cerebrales. Eleva la frecuencia de úlceras del duodeno y estómago, como también
produce colitis y colon irritable. En las mujeres, aumenta la frecuencia del cáncer del
pecho, ya que sube los niveles de estrógenos en la sangre. En el hombre produce
infertilidad e impotencia.
Estas anormalidades son muy difíciles de tratar y probablemente son irrecuperables,
especialmente el daño psíquico.
Los danos que el alcohol produce, no sólo afectan al individuo que lo ingiere o a sus
hijos, sino también a la sociedad entera, donde tiene un elevado costo, tanto por los
accidentes provocados por el alcohol, como por la disminución de la productividad,
muerte prematura y por los costos de salud. Así los estudios actualizados en nuestro
país, demuestran que estas pérdidas alcanzan o superan los mil millones de dólares
anuales.
Sin lugar a dudas que el alcoholismo es en nuestro país un grave problema. El 13% de
la población mayor de 15 años son bebedores excesivos, definidos como aquellos
sujetos que beben más de un litro de vino al día. La tercera parte de ellos (400.000
individuos), ya son alcohólicos, es decir, que tienen dependencia del alcohol. El
problema no sólo afecta a los adultos, sino también a los niños. Encuestas realizadas
demuestran que el 1% de los niños son etílicos crónicos, el 9% son bebedores
habituales importantes y el 16% son bebedores moderados.
Solventes orgánicos:
La inhalación de productos volátiles, es probablemente la mayor causa de intoxicación
cerebral en nuestra juventud, especialmente en los estratos sociales bajos.
Ocasionalmente se ven niños aspirando bencina, pero lo más frecuentemente utilizado
son los pegamentos, especialmente el denominado Neoprén, cuyo principal
componente dañino es el tolueno. En nuestro país, su inhalación constituye hoy en día
un grave problema de salud pública, debido a su uso creciente en niños y adolescentes.
Desgraciadamente. el problema no se ha estudiado con la acuciosidad que se merece y
las estadísticas no son confiables. Estas substancias volátiles al ser liposolubles son
transportadas en la sangre por las lipoproteínas. Debido a esto eluden fácilmente la
barrera de protección hemato-encefálica y penetran al tejido cerebral, donde producen
serios trastornos en el funcionamiento de las neuronas, probablemente porque al
penetrar deterioran la membrana celular. Su intoxicación produce una variedad de
síntomas, desde un típico síndrome inicial de descoordinación mental y motora, hasta
llegar a un profundo estado de coma. Su uso lleva también a una dependencia, que
obliga a aumentar la dosis. El no disponer del tóxico, provoca una gran ansiedad. La
inhalación de estas substancias durante el embarazo, afecta el desarrollo del feto,
especialmente durante las primeras semanas y, como consecuencia, produce
numerosas malformaciones. La inhalación produce irritación de la mucosa respiratoria
con bronquitis y neumonitis, con franca disminución de la capacidad respiratoria. Se
han descrito varios casos de muerte, por efecto directo de los solventes sobre el
corazón. También se han descrito anemias aplásticas y leucemias.
Butano:
Otra substancia inhalante es el ""butano"", que durante los últimos cinco años ha
producido serios problemas en países europeos y especialmente en Inglaterra. Este se
usa en los encendedores y se expende en el comercio en contenedores con que se
recargan. Entre 1988 y 1990, sólo en Inglaterra, fallecieron 401 personas a
consecuencia del uso de este gas, la mayor parte de ellos adolescentes. En nuestro país
parece que aún no se conoce esta adicción, pero no es raro que llegue pronto, como ha
sucedido con otras. La mayor parte de las muertes, se produce cuando se aprieta el
rociador dirigido hacia la garganta. Se congela la laringe y luego los pulmones se llenan
de líquido. Pareciera también que el gas interfiere con la adrenalina, lo que lleva a
arritmias y fallas cardíacas, lo que también es causa de muerte. El gas tiene un efecto
depresor del sistema nervioso central, reduciendo la actividad de la corteza cerebral y
de este modo liberando las inhibiciones. Los usuarios presentan visión borrosa, hablan
enredado y pierden la coordinación. Los síntomas son parecidos a los que produce el
alcohol, pero el efecto es mucho más rápido, ya que el gas se absorbe por los
pulmones y llega directamente al cerebro.
B.Substancias toxicas alucinógenas
Entre las substancias, cuya sintomatología principal son las de producir alucinaciones,
está el LSD (ácido lisérgico), el PCP (fencyclidina), el "Extasis" y otras substancias que
la industria química ha ido elaborando y que, en general, son análogos de otras
substancias ya existentes e ilegales.
PCP (fencyclidina):
Es una droga que altera las sensaciones, el humor y la conciencia. Distorsiona las
sensaciones auditivas, las táctiles, el olfato, el gusto y la vista. Esta substancia se usa
como anestésico en los animales, pero cuando se usa en humanos, produce profunda
deformaciones de la realidad, lo que lleva a comportamientos muy bizarros y a graves
desorientaciones, que llevan hasta accidente fatales. La droga es peligrosa, ya que
cuando se usa regularmente, se altera la memoria, las funciones perceptivas, la
capacidad de concentración y la capacidad de juicio. Su uso crónico, puede llevar a
alteraciones permanentes de las habilidades cognitivas (pensamiento), de la memoria y
de las funciones motoras finas. Si la droga se administra durante el embarazo, puede
tener serias repercusiones en el feto, que nace con alteraciones visuales, auditivas y
dificultades motoras. Los niños afectados presentan crisis de agitación, semejantes a
las que presentan los adultos intoxicados con la droga.
Éxtasis:
Es una droga de la familia de las anfetaminas que, de acuerdo a los usuarios, produce
un estado inicial de desorientación y luego un agradable y melodioso sentido social.
Desgraciadamente es una droga muy tóxica, que mata cierto tipos de células cerebrales
que, como ha sido mencionado, no se regeneran: el daño es total e irreversible.
C. Substancias hipnóticas
Los médicos prescriben frecuentemente algunas drogas que reducen la ansiedad,
producen un efecto sedante e hipnótico, tales como las benzodiazepinas, los
barbitúricos y otras drogas ansiolíticas/sedativas. Estas mismas, en dosis mayores,
generalmente por autoprescripción, llegan a producir efectos tóxicos, como ansiedad,
insomnio, agitación, temblores, nauseas y vómitos. Este tipo de drogas la utiliza el
usuario no por la búsqueda de algún placer, sino por automedicación. Son también
numerosas las muertes producidas, sobre todo cuando además de ellas, se ha ingerido
alcohol.
Su administración terapéutica continua produce también una dependencia. Su acción
tóxica parece ejercerse a nivel de las membrana celular, interfiriendo en los canales del
ion cloro. En dichas membranas se han descrito receptores para las benzodiazepinas.
D. Substancias toxicas estimulantes
En este grupo se clasifican varios tipos de substancias, como la cafeína, la nicotina, la
cocaína y las anfetaminas. Las dos primeras, la cafeína y nicotina, producen una
estimulación cerebral, que mantienen al individuo despierto y aparentemente con mejor
capacidad de coordinación. La nicotina, al menos en el animal de experimentación,
permite una mayor capacidad de resolver problemas. Pareciera que ambas substancias
producen también adicción pero, aparentemente no llegan a dañar las neuronas.
Estudios realizados en animales de experimentación, demuestran que la nicotina tiene
efectos locales en el cerebro, interfiriendo en la utilización de la glucosa, que actúa
como fuente energética para neuronas. Se ha podido demostrar el efecto dañino de la
nicotina durante el embarazo ya que el niño nace con menor peso de lo normal y un
menor diámetro de la circunferencia craneana. En estudios de seguimientos, hasta un
ano después del nacimiento, se han comprobado retardos en el desarrollo psicomotor.
Cocaína:
Es la más potente droga estimulante del sistema nervioso y del cerebro. Ella puede
inhalarse por vía nasal, fumarse o inyectarse. Durante los últimos años, en nuestro
país, ha aumentado el uso de esta droga en forma alarmante. Ello es muy grave, ya
que es la droga que mayor adicción produce y al mismo tiempo es también capaz de
matar.
Esta droga produce también aceleración del ritmo cardiaco y al mismo tiempo produce
una constricción de los vasos sanguíneos, por lo que se eleva la presión arterial y se
dilatan las pupilas. Estos cambios físicos pueden acompañarse de convulsiones,
arritmias, infartos cardiacos, paro cardiaco, paro respiratorio y hemorragia cerebral.
Cuando la cocaína se ingiere junto con alcohol o marihuana, los efectos
cardiovasculares son mas graves. Sólo en el año 1990, en USA, se produjeron 2300
muertes atribuibles a la cocaína en sus diferentes formas. Recientemente se ha
observado que la cocaína aumenta la predisposición a los aneurismas cerebrales y muy
frecuentemente se producen rupturas de ellos a las pocas horas de ingerida la droga.
Las investigaciones han demostrado que la cocaína actúa directamente en los llamados
""centros de placer` del cerebro. Estas son estructuras, que cuando se estimulan
producen un intenso deseo de experimentar la sensación de placer una y otra vez. Esto
produce cambios en la actividad cerebral y se ha observado que un neurotransmisor
llamado dopamina, permanece activo por un tiempo más prolongado que lo normal.
Todo ello desencadena intensas ansias por más drogas. Los adictos, sienten depresión
cuando no disponen de la droga, lo que se calma cuando la vuelven a ingerir llegando
así a la adicción, situación muy difícil de tratar.
Anfetaminas(MDMA):
Como la cocaína, es una droga estimulante psicomotora. En animales de
experimentación se ha podido demostrar que su acción tóxica se produce al disminuir
la serotonina en el cerebro. Estudios histológicos muestran alteraciones estructurales
en los axones de las neuronas. La literatura cita numerosos casos fatales como
consecuencia de ingerir esta droga, dado que la excitación inicial es seguida de una
marcada depresión, hipertensión arterial y muerte.
Marihuana:
Es una droga de amplio uso, que produce múltiples y variados efectos y acciones.
Contrariamente a lo que mucha gente cree, sobre todo ahora que se cuenta con
marihuana de gran potencia, se trata de una substancia muy dañina. A nivel cerebral,
aún en pequeñas dosis, altera la función de la memoria, distorsiona la percepción y la
capacidad de juicio y también disminuye las habilidades motoras. Estas alteraciones
son especialmente graves para los que manejan automóviles o aviones después de
ingerirla, ya que es causa de muchos accidentes fatales. Su efecto deletéreo se observa
hasta cuatro o seis horas después de haber fumado un solo cigarrillo. Se ha
demostrado que el uso crónico de la marihuana, produce daño cerebral y es muy
similar al que se produce normalmente durante el proceso de envejecimiento.
Normalmente la marihuana se fuma y en ella hay más factores cancerígenos que en el
tabaco. Es más peligrosa aún, porque los fumadores de marihuana tratan de mantener
el máximo de tiempo el humo en los pulmones. Se ha demostrado que esta droga
altera los procesos inmunológicos, lo que aumenta la susceptibilidad a las infecciones y
las enfermedades. Durante el embarazo, tiene un efecto nocivo sobre el feto, y en todo
similar al que produce el alcohol (síndrome fetal alcohólico). Preocupa especialmente su
efecto en el desarrollo de los niños y adolescentes. Con los primeros cigarrillos se
producen cambios en el humor y después, con el consumo mantenido, se observa
apatía, ausencia de ambiciones y de demostraciones afectivas, incapacidad de llevar a
efecto programas de mediano o largo plazo, disminución en la capacidad de
concentración y un declinamiento progresivo en el rendimiento escolar.
Conclusiones
Esta somera revisión de los efectos tóxicos sobre el cerebro de las numerosas
substancias naturales o sintéticas ya señaladas, tiene como objetivo demostrar los
tremendos impactos negativos en los usuarios en particular y en la sociedad en
general. Sin duda que el difundido uso de estas substancias produce un grave
desquiciamiento de la sociedad moderna. Para el individuo significa la pérdida de su
identidad, la pérdida de su auto-evaluación y una verdadera autodestrucción.
Combatir su uso es algo que debe comprometer a todos. Sus efectos son especialmente
destructivos en los niños, adolescentes y jóvenes. Ello no es fácil, porque detrás hay
enormes intereses económicos
Hasta ahora muchos esfuerzos se han realizado por desbaratar el comercio de estos
productos, pero los resultado han sido muy pobres. La oferta de ellas sigue en
aumento.
Tal vez la única solución factible es disminuir la demanda y para ello la educación a
todo nivel debe jugar un papel fundamental. En USA, durante los últimos años, se ha
comprobado una disminución significativa en el número de consumidores de estas
drogas y substancias, lo que se atribuye fundamentalmente a la toma real de
conciencia de su gran peligrosidad.
En nuestro país, tal vez debiéramos seguir una estrategia similar, que se inicie en las
escuelas, incluso durante la educación preescolar y que se refuerce por la educación de
la familia, con la colaboración de todos los medios de comunicación sociales.
Probablemente, el resultado no sería inmediato, pero en función del tiempo se iría
produciendo una disminución progresiva del número de usuarios.
El cerebro es el órgano en que se guarda nuestra identidad, lo que a su vez se
exterioriza en nuestra forma de ser y actuar, tanto individual como
socialmente.
Muchas substancias, al ingerirse en forma crónica, llegan a producir en el
tejido cerebral rutas metabólicas diferentes, de forma tal que cuando se
suspende la ingestión, se llega a producir un nuevo trastorno. Es lo que se
llama la dependencia al toxico.
El alcoholismo es en nuestro país un grave problema. El 13% de la población
mayor de 15 años son bebedores excesivos, definidos como aquellos sujetos
que beben más de un litro de vino al día.
La inhalación de productos volátiles es, probablemente, la mayor causa de
intoxicación cerebral en nuestra juventud, especialmente en los estratos
sociales bajos.
Éxtasis es una droga de la familia de las anfetaminas que produce un estado
inicial de desorientación y luego un agradable y melodioso sentido social.
Desgraciadamente es muy toxica, mata cierto tipo de células cerebrales que
no se regeneran: el daño es total e irreversible.
Recientemente se ha observado que la cocaína aumenta la predisposición a los
aneurismas cerebrales y muy frecuentemente se producen rupturas de ellos a
las pocas horas de ingerida la droga.
DR. Fernando Mönckeberg B.
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Artículo extraído de CRECES EDUCACIÓN - www.creces.cl