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El programa del hombre en Marte
( Publicado en Revista Creces, Febrero 2004 )
Tanto el pueblo americano, como la propia NASA, necesitan fortalecer el
espíritu. Que mejor que una estación en la Luna y un viaje al planeta Marte.
Pero del dicho al hecho hay mucho trecho.
Después de meses de debate a puertas cerradas, se espera que el Presidente George
W. Bush en los próximos días, coloque el programa Americano del Espacio en una
nueva dimensión. Se espera que anuncie que en el próximo decenio este contempla el
colocar una estación espacial en la luna, para que luego el hombre viaje al planeta
Rojo, Marte. La estación lunar tendrá por objeto ensamblar una nave espacial que
viajará a Marte y/o armar grandes telescopios futuros. Para ello pedirá al Congreso un
incremento del presupuesto de NASA de 800 millones de dólares, que deberán sumarse
a los 15.5 mil millones del año 2005, más un incremento de cinco mil millones anuales
por los próximos años (Science vol 303, Enero 16, 2004, Pág. 293).
Las críticas no han dejado de escucharse. Los candidatos demócratas a la Presidencia
han sido los primeros. Howard Dean dice que el programa va a llevar al país a la banca
rota, mientras que el senador Joe Lieberman, dice que las prioridades son otras. Pero,
¿Cuán lejos o cuán cerca de la realidad está este sueño?
Durante la Guerra Fría, el mismo y ambicioso plan ya lo estaba desarrollando la Ex
Unión Soviética, y con ello pretendía apabullar la hazaña de poner un hombre en la
luna de los Americanos. Han pasado los años, han cambiado los tiempos y aún los
expertos rusos siguen soñando y trabajando en ello. Hasta han puesto una fecha: el 8
de Mayo del 2018 (Science, vol. 301, pág. 906). También le han metido lápiz y calculan
el costo actual, que sería entre 14 y 20 mil millones de dólares. Claro que para muchos,
esto es sólo fantasía, ya que ni siquiera han podido cancelar su contribución para la
Estación Espacial Internacional.
Esta fiebre de Marte ha contagiado a todos, ya que también Europa está pensando en
lo mismo. Según Franco Ongaro, director del departamento de conceptos avanzados y
estudios de la Estación Europea del Espacio (ESA), esperan realizar un vuelo tripulado a
Marte, pero no antes del 2025.
cuales son las posibilidades
Según James Rice de la Universidad del Estado de Arizona en Tempe, no habría
dificultades técnicas insuperables para enviar astronautas a Marte. Pero el primer
problema estaría en convencer al público y a los legisladores en que los beneficios del
proyecto superarían a sus riesgos y sus costos. Muchos científicos no ven en el
proyecto, ninguna urgencia, ya que simplemente enviando robots se puede obtener la
misma información, con una fracción del costo y sin riesgo de vidas humanas. "Más
adelante, en 50 o 100 años, cuando ya se tenga la información necesaria y se disponga
de los adelantos tecnológicos apropiados, ya se podría pensar en viajes tripulados",
señala Martin Sweeting director del Surrey Space Center de Inglaterra.
Por ahora, la primera gran dificultad técnica es la potencia de la propulsión del cohete,
que tendría que desprenderse de la Tierra con aproximadamente 600 toneladas de
carga, además del combustible necesario para el viaje de ida y vuelta, considerando el
desprendimiento desde Marte. Necesariamente habría que pensar en una nueva forma
de combustible nuclear. En la actualidad investigadores de la agencia Marshall Space
Fligh Center en Hunstsville, Alabama, juntos con The Alamos National Laboratory en
Nuevo México, trabajando para NASA, están desarrollando un proyecto conjunto,
llamado Safe Affordable Fission Engine (SAFE) para usar un motor de 400 kilowatts de
uranio. Pero para enviar astronautas, el proyecto SAFE necesitaría generar por lo
menos 10 megawatts, lo que no sólo es cuestión de extrapolar (Creces: "Preparándose
para viajar a Marte").
Pero aún a los más entusiastas partidarios del uso de la energía nuclear, les cuesta
aceptar la idea de enviar un astronauta sentado sobre un reactor nuclear durante dos
años. Aun con un fuerte escudo protector, se le estaría exponiendo a una elevada
radiación, que se sumaría a la ya elevada que estaría recibiendo de los rayos solares.
Otra opción que los científicos rusos han estado empujando desde el año 1988, es un
film solar delgado, una versión avanzada de la celda fotovoltaica convencional, que se
ensayó hace algunos años en la nave Mir 5. El panel de silicón amorfo, de 20
micrómetros de grosor, puede entregar 15 megawatts de electricidad para un motor, el
que ya ha demostrado poder propulsar en órbita. Otras alternativas futurísticas que
han sido consideradas, oscilan desde motores antimateria (favorito de NASA), hasta
rayos láser extremadamente poderosos, basados en la Tierra, la luna y Marte, que
empujarían la nave.
Los peligros del viaje
Llegar a disponer de la tecnología adecuada para la energía del transporte en el viaje a
Marte, es una cosa. Pero que el viaje sea seguro, es otra cosa. Dos son los riesgos más
importantes que deben resolverse: a. -cómo prevenir que los rayos solares le liquiden
el DNA al astronauta, y b. -cómo impedir que se deterioren sus músculos, sus huesos y
su sistema cardiovascular.
Ya sabemos que la amenaza de la radiación es real (Creces: "Ataque de los rayos
cósmicos"). Mientras más tiempo se permanece en el espacio, más es la exposición a
los rayos solares y más se altera su DNA, cuya más temida consecuencia es el
desarrollo de un cáncer. Prevenir este riesgo es un problema de ingeniería: hay que
asegurarse que las paredes de la nave espacial los protejan de los rayos cósmicos y de
las partículas energizantes del sol que golpean la nave, lo que significa agregar peso.
Otro elemento a considerar, es planificar el viaje cuando se reduce la actividad solar,
reduciendo así la amenaza de los flameos y las eyecciones de la masa de la corona
(Creces: "El sol fuego celestial" y "El sol se irrita"), al igual que aprovechar la adecuada
proximidad orbital de la Tierra y Marte.
Pero los médicos especialistas en espacio, también se han preocupado de otros efectos
de los rayos cósmicos: descargas luminosas en los ojos (flashes), que aparentemente
se provocan cuando ciertos tipos de partículas cargadas, como núcleos de helio,
chisporrotean en células de la retina. Los astronautas de la Apolo 11 fueron los
primeros que relataron ver esos flashes esporádicos. "Por lo general los veían después
de cerrar los ojos o antes de conciliar el sueño", dice el médico Alexander Popov del
Instituto de Ingeniería Física de Moscú. Si hasta ahora no ha sido un problema grave, al
médico le preocupa el efecto acumulativo de este fenómeno que se produciría en un
largo viaje a Marte. "Podría alterarse la visión o dañar al sistema nervioso central".
Tan preocupante como lo anterior, es el efecto de la microgravedad sobre el organismo
humano. No se demora mucho en notarse las consecuencias. "En la nave Soyuz,
después de 12 días en órbita, los astronautas al volver a la Tierra ya no podían hacer
nada", dice Adilia Kotovskaya del Instituto de Problemas Biomédicos (IBPM). Sus
piernas y brazos estaban totalmente lacios. Esto se podría prevenir mediante ejercicios
diarios en bicicletas ergométricas mientras dure el viaje.
Pero lo que no se sabe como prevenir, es el impacto sobre el sistema cardiovascular y
el tejido óseo. "Este es el problema más crítico para los largos viajes", dice Kotovskaya.
"Aún no entendemos por qué el organismo no puede sintetizar hueso en el espacio". La
única solución es crear una gravidez artificial durante el viaje, en la que el astronauta
se someta diariamente a una centrifugación que acelere su cuerpo en una centrífuga
hasta 8 kilos.
Aparte de estos trastornos físicos, también deben prevenirse las alteraciones
psicológicas, que se producen en períodos largos de confinamientos, como sucede en
las bases antárticas. Ello puede ser muy delicado, ya que simplemente no hay
posibilidades de rescate. Para estudiar todo esto, IBPM planea confinar a 6
cosmonautas durante 500 días en tres módulos especiales instalados en el instituto.
"Una pequeña diferencia cultural durante este tiempo, puede amplificar cualquiera
fricción". Según afirma Sergey Avdeev, el último cosmonauta de la MIR "el mayor
desafió dentro de la nave, es sociológico”.
En este sentido, un viaje previo a la luna y la construcción de una estación, podría ser
una etapa intermediaria experimental necesaria para saber si es posible o no un viaje
de dos años de seres humanos en una cabina a Marte.
Es posible preguntarse si el Presidente George W. Bush está pensando seriamente en la
factibilidad del viaje a Marte, o si sólo es un esfuerzo para cumplir la promesa de su
padre en el año 1989, cuando anunció la misión a la Luna y Marte, la que pronto tanto
el Congreso como la Casa Blanca, echaron al olvido. Tampoco hay que olvidar la
cercanía de su re-elección y la necesidad de fortalecer el espíritu americano, sobre todo
después del 11 de Septiembre.
Artículo extraído de CRECES EDUCACIÓN - www.creces.cl