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En La Biblia leemos “Si te tornares al
Omnipotente, serás edificado; alejarás de tu tienda
la aflicción;… Y el Todopoderoso será tu
defensa,… Porque entonces te deleitarás en el
Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro. Orarás a
Él, y Él te oirá; y tú pagarás tus votos...
Determinarás asimismo una cosa, y serte ha firme;
y sobre tus caminos resplandecerá luz. Cuando
fueren abatidos, dirás tú: Ensalzamiento habrá: y
Dios salvará al humilde de ojos.” Job 22:23 a 29
Si das hoy este paso, comenzarás una vida
distinta, y llegarás a sentir y decir:
“Tengo una vida feliz”
“Tengo un hogar feliz”
Si tomas esta decisión habrás salvado tu alma, y mucho nos interesará saberlo, porque queremos
ayudarte en lo que es el comienzo de la vida cristiana. Como también queremos invitarte para asistir a
los cultos cristianos que realizamos en la dirección y horario del sello.
Iglesia Cristiana Evangélica
¿Disfrutan
los niños
de un
hogar
feliz?
Hoy en día son muchas las malas noticias
que recibimos: violencia, conflictos y problemas
familiares. Las frecuentes crisis de pareja hacen
que la familia se divida y no se tenga un hogar
estable y feliz. Estas, como otras tantas tristes
noticias, son tomadas por nuestra sociedad, como
normales y hasta naturales; pero se sufren y
tristemente los que más sufren son los niños. En
este contexto es que nos hacemos esta pregunta:
¿Se puede tener una familia feliz?
Parte de esta realidad que mencionamos lo
describe La Biblia mucho tiempo atrás en el
Evangelio según San Mateo capítulo 10 versículo
21 “Y el hermano entregará al hermano a la muerte,
y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los
padres, y los harán morir.”
En La Biblia leemos “Si te tornares al
Omnipotente, serás edificado; alejarás de tu tienda
la aflicción;… Y el Todopoderoso será tu
defensa,… Porque entonces te deleitarás en el
Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro. Orarás a
Él, y Él te oirá; y tú pagarás tus votos...
Determinarás asimismo una cosa, y serte ha firme;
y sobre tus caminos resplandecerá luz. Cuando
fueren abatidos, dirás tú: Ensalzamiento habrá: y
Dios salvará al humilde de ojos.” Job 22:23 a 29
Si das hoy este paso, comenzarás una vida
distinta, y llegarás a sentir y decir:
“Tengo una vida feliz”
“Tengo un hogar feliz”
Si tomas esta decisión habrás salvado tu alma, y mucho nos interesará saberlo, porque queremos
ayudarte en lo que es el comienzo de la vida cristiana. Como también queremos invitarte para asistir a
los cultos cristianos que realizamos en la dirección y horario del sello.
Iglesia Cristiana Evangélica
¿Disfrutan
los niños
de un
hogar
feliz?
Hoy en día son muchas las malas noticias
que recibimos: violencia, conflictos y problemas
familiares. Las frecuentes crisis de pareja hacen
que la familia se divida y no se tenga un hogar
estable y feliz. Estas, como otras tantas tristes
noticias, son tomadas por nuestra sociedad, como
normales y hasta naturales; pero se sufren y
tristemente los que más sufren son los niños. En
este contexto es que nos hacemos esta pregunta:
¿Se puede tener una familia feliz?
Parte de esta realidad que mencionamos lo
describe La Biblia mucho tiempo atrás en el
Evangelio según San Mateo capítulo 10 versículo
21 “Y el hermano entregará al hermano a la muerte,
y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los
padres, y los harán morir.”
Pero Dios no solo dejó Su Palabra para
que supiésemos lo que iba a pasar, sino también
para darnos la solución a nuestra vida ante esta
realidad.
Para ello veamos lo que nos dice en el
Salmo 128 versículos 1 a 4 “Bienaventurado todo
aquel que teme a Jehová, Que anda en sus
caminos. Cuando comieres el trabajo de tus
manos, Bienaventurado tú, y tendrás bien. Tu
mujer será como parra que lleva fruto a los lados
de tu casa; Tus hijos como plantas de olivas
alrededor de tu mesa. He aquí que así será
bendito el hombre que teme a Jehová.”
La Biblia asegura una bendición inmensa
a los esposos y a sus hijos. Pero, ¿Para quién
es esta bendición? ¿Será para todos? Debemos
decir que NO. Bien lo aclara el salmista, que
será para “todo aquel que teme… Que anda en
sus caminos… He aquí que así será bendito el
hombre que teme a Jehová.”
¿Has buscado alguna vez a Dios? ¿Has
pensado seriamente en Él? ¿Has leído o te has
acercado a la Iglesia para escuchar el mensaje
de Su Palabra, donde nos muestra cuál es Su
voluntad y que desea de nosotros? ¿Has orado a
Dios, no tan solo para pedir Sus favores sino
para agradecerle por Sus bendiciones?
Si nunca lo has hecho, o no te sientes
seguro de haberlo hecho con toda conciencia y
sinceridad delante de Dios, entonces reflexiona,
¡¡¡Hoy es el momento!!! No pierdas más tiempo y
pídele perdón por haber vivido alejado de Él.
Dios está pidiendo tu corazón arrepentido
para limpiarlo y renovarlo, desea poner en ti un
corazón que le ame y le busque en la vida.
Dice en Proverbios 23:26 “Dame, hijo mío,
tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.”
Tal cual están los hombres no pueden ser
felices y si cabe alguna duda, observemos la
sociedad que ha construido. Los corazones
alejados de Dios solo pueden generar: desastre e
injusticia. Sus corazones están enfermos por el
pecado y se hacen mal a sí mismos y a quienes
les rodean.
Solo la bendición de Dios puede cambiar la
vida de un hombre, pero ¿Cuál es esa bendición?
Antes que nada debes saber que Dios
entregó a Su Hijo Jesucristo en la cruz, para que
por Su sangre nos limpiara de nuestras miserias y
pecados. De esta forma, creyendo en este
sacrificio hecho a nuestro favor, somos salvos de
la muerte eterna y cada día bendecidos.
Por ello pensemos: ¿si dio a Su Hijo por
nosotros, no nos dará por Cristo aquello que
necesitamos? ¡SI! Seguro que ¡SI!, pues nos dice en
Romanos 8:22 “El que aun a su propio Hijo no
perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo
no nos dará también con él todas las cosas?
Pero Dios no solo dejó Su Palabra para
que supiésemos lo que iba a pasar, sino también
para darnos la solución a nuestra vida ante esta
realidad.
Para ello veamos lo que nos dice en el
Salmo 128 versículos 1 a 4 “Bienaventurado todo
aquel que teme a Jehová, Que anda en sus
caminos. Cuando comieres el trabajo de tus
manos, Bienaventurado tú, y tendrás bien. Tu
mujer será como parra que lleva fruto a los lados
de tu casa; Tus hijos como plantas de olivas
alrededor de tu mesa. He aquí que así será
bendito el hombre que teme a Jehová.”
La Biblia asegura una bendición inmensa
a los esposos y a sus hijos. Pero, ¿Para quién
es esta bendición? ¿Será para todos? Debemos
decir que NO. Bien lo aclara el salmista, que
será para “todo aquel que teme… Que anda en
sus caminos… He aquí que así será bendito el
hombre que teme a Jehová.”
¿Has buscado alguna vez a Dios? ¿Has
pensado seriamente en Él? ¿Has leído o te has
acercado a la Iglesia para escuchar el mensaje
de Su Palabra, donde nos muestra cuál es Su
voluntad y que desea de nosotros? ¿Has orado a
Dios, no tan solo para pedir Sus favores sino
para agradecerle por Sus bendiciones?
Si nunca lo has hecho, o no te sientes
seguro de haberlo hecho con toda conciencia y
sinceridad delante de Dios, entonces reflexiona,
¡¡¡Hoy es el momento!!! No pierdas más tiempo y
pídele perdón por haber vivido alejado de Él.
Dios está pidiendo tu corazón arrepentido
para limpiarlo y renovarlo, desea poner en ti un
corazón que le ame y le busque en la vida.
Dice en Proverbios 23:26 “Dame, hijo mío,
tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.”
Tal cual están los hombres no pueden ser
felices y si cabe alguna duda, observemos la
sociedad que ha construido. Los corazones
alejados de Dios solo pueden generar: desastre e
injusticia. Sus corazones están enfermos por el
pecado y se hacen mal a sí mismos y a quienes
les rodean.
Solo la bendición de Dios puede cambiar la
vida de un hombre, pero ¿Cuál es esa bendición?
Antes que nada debes saber que Dios
entregó a Su Hijo Jesucristo en la cruz, para que
por Su sangre nos limpiara de nuestras miserias y
pecados. De esta forma, creyendo en este
sacrificio hecho a nuestro favor, somos salvos de
la muerte eterna y cada día bendecidos.
Por ello pensemos: ¿si dio a Su Hijo por
nosotros, no nos dará por Cristo aquello que
necesitamos? ¡SI! Seguro que ¡SI!, pues nos dice en
Romanos 8:22 “El que aun a su propio Hijo no
perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo
no nos dará también con él todas las cosas?