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Salve, Reina de los Mares Mi viejo amigo el marinero está hoy de fiesta porque quiere celebrar. la Virgen del Carmen, su Patrona, con verdadero cariño y con un algo especial que los hombres de la mar sienten por su Virgen, la que siempre les acompaña en sus momentos difíciles y que ya les acompaña siempre porque a Ella se han entregado con ese algo especial que el alma siente por lo que de verdad ama. Mi viejo amigo, el marinero, me ha dicho en infinidad de ocasiones que él no sabe vivir sin su Virgen del Carmen, la suya porque dice que cada cual tiene una propia: una Virgen, que está siempre con él porque la necesita siempre y por eso cada marinero tiene que tener la suya propia que no es mejor ni peor que la de cualquiera de sus compañeros, pero que es la suya, a la que siempre le rezó Ahora, como ya está viejo, no sale a la mar a navegar, a sentir cómo la mar se abre gozosa cuando la embarcación navega y tampoco puede sentir el golpe de viento que se acompaña con un roción de agua de mar, agua salada, agua que curte y que enamora cuando se la trata un día tras otro. Ahora se pasea por la orilla de la mar, cuando ésta está en calma, y me dice que es como pasear oyendo una música suave y sugerente porque le trae a la mente aquellos días felices en los que navegar era la ilusión de su juventud, algo que no sabe como explicarlo como no sea junto a la mar. Otros días le gusta ver las rompientes porque la mar está movida a impulsos del viento y entonces le dice a su Virgen del Carmen que cuide de los que están en la mar, que los ayude y conforte. Dice mi amigo, el marinero, que a la Virgen del Carmen se la va conociendo desde muy joven, a partir del momento en que se navega por vez primera y no se sabe bien lo que se ha de hacer. Es sentirse sólo en un medio nuevo y que se comporta de forma que parece caprichosa. En una ocasión, siendo muy joven y en su primer día de mar lo mandaron a bordo de un pequeño pesquero que había sido apresado y al que se le remolcaba. Él estaba solo a bordo del pesquero con la misión de vigilar el amarre del cabo de remolque y sintió miedo en la noche oscura, sin luces de ninguna clase y con los delfines y otros grandes peces saltando a so alrededor. Estaba solo y prácticamente apartado de todo el mundo. La Vigen del Carmen, su Virgen, acudió a acompañarlo. Hoy ha visto un barco engalanado, con muchas banderas al aire y la de España en su tamaño más grande y casi de estreno. Es la forma en la que el barco transmite al mundo su alegría y su cariño al festejar a la Patrona de los marineros, de los que navegan, especialmente, y la de aquellos que ya tienen muchos años y no pueden prestar servicio activo y mucho menos a bordo de los barcos y en la mar. Daba mucha alegría verlos engalanados y mi amigo, el marinero, se ha buscado un sitio a la sombra para poder contemplarlos a su gusto y sin agobios para poder recordar lo que fue toda una vida activa al servicio de la Armada. Le parece que ese tiempo no ha terminado porque piensa que recordarlos es vivirlos de nuevo. Hoy, como decía más arriba, se celebra la festividad de la Virgen del Carmen y hay muchas personas que encomiendan sus vidas a la Patrona de los marineros porque en su alma hay un gran cariño a la Reina de los Mares. Sus corazones han sentido de forma muy especial las frases de la Salve Marinera. Las han sentido y a Ella se han encomendado con fervor. A lo largo de la vida de estos hombres de la mar siempre brota, de forma espontánea, ese saludo a su Virgen, la Reina de los Mares; ten de nosotros piedad. Manuel de la Hera Pacheco