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Agrobiotecnología. Curso 2013 Clase 8: Resistencia a bacterias fitopatógenas mediante ingeniería genética Bacterias fitopatógenas Transparencia 3-22 La adecuada identificación de las especies, subespecies y patovariedades de bacterias es tema de fundamental importancia para los microbiólogos y fitopatólogos. En la actualidad, existen herramientas genéticas y moleculares que se suman a la tradicional caracterización fenotípica de las diferentes bacterias. Entre estas nuevas técnicas se encuentran la secuenciación de ADN, la hibridación ADN-ADN, el análisis de isoenzimas y los marcadores moleculares. Además, la adecuada identificación de las bacterias fitopatógenas resulta de particular interés en el marco de estudios epidemiológicos y de impacto ambiental o ecología. Las bacterias fitopatógenas capaces de infectar y desarrollar enfermedades en un gran número de especies vegetales de importancia económica, pertenecen a un reducido grupo de géneros (transparencis 4 y 5). Los géneros de bacterias Gramnegativas más estudiados desde el punto de vista de su biología, impacto fitopatológico y aspectos genético-moleculares son Agrobacterium, Erwinia, Pseudomonas y Xanthomonas. Estos organismos pueden ser cultivados en el laboratorio, en medios sencillos de cultivo y pueden inocularse fácilmente en plantas para realizar estudios de fitopatogenicidad. Las bacterias Gram-positivas, como Clavibacter, Curtobacterium y Rhodococcus, son más difíciles de manejar en condiciones controladas. Erwinia chrysanthemi, E. carotovora, E. amylovora y otras 15 especies mas, son causantes de pudriciones blandas, por su capacidad para producir grandes cantidades de enzimas pectolíticas, principalmente liasas pectasas, capaces de macerar tejido parenquimatoso de un amplio rango de especies. Las Xanthomonas spp. son bacterias aeróbicas, Gram negativas, que presentan un único flagelo. La mayoría de las especies de este género produce abundantes cantidades de polisacáridos extracelulares como el xantano. Este género comprende 20 especies que atacan a más de 350 vegetales. En particular Xanthomonas axonopodis pv citri (Xac) es el agente causal de la cancrosis de los cítricos, enfermedad, que por los daños que produce, ha adquirido una importante trascendencia socioeconómica en los países productores de cítricos. Por otra parte, Xanthomonas campestris pv campestris, es el patógeno causante de la pudrición negra en crucíferas, entre ellas Arabidopsis, y constituye un modelo de interacción planta-patógeno muy estudiado. Otros géneros de bacterias fitopatógenas son Agrobacterium, Rhodococcus, Spiroplasma, Xylella y Streptomyces. Xylella fastidiosa, causante de la clorosis variegada de los cítricos, fue la primera bacteria fitopatógena cuyo genoma fue secuenciado totalmente. La transparecia 6 muestra las top 10 enfemedades de importancia a nivel global según la revista MPP La transparencia 7 muestra un esquema generalizado de la ultraestructura de una bacteria fitopatógena típica. Con excepción de Streptomyces, que posee una forma filamentosa, la mayoría de las bacterias fitopatógenas tienen forma de bastón. Las bacterias del género Streptomyces son procariontes filamentosos Gram-positivos que producen esporas como principal mecanismo de dispersión. Sólo unas pocas especies entre las 400 descriptas son patógenas de plantas. Las especies de Streptomyces fitopatógenas causan enfermedades a nivel de órganos y estructuras subterráneas de diversas especies vegetales. Por ejemplo, Streptomyces scabies causa la sarna de la papa (escaras a nivel de los tubérculos). El género Pseudomonas (transparencia 8) comprende bacterias unicelulares Gram negativas que son móviles por presentar uno o varios flagelos polares (flagelos lofotricos). Las bacterias de este género son aeróbicas estrictas. Una de las características de todas las especies del género es que producen pigmentos fluorescentes. P. syringae es la especie de mayor importancia económica. Pseudomonas syringae se clasifica en alrededor de 45 patovariedades y puede infectar un amplio rango de especies de plantas. Entre ellas podemos mencionar: Ps pv. phaseolicola la cual infecta el fríjol causando la enfermedad conocida como “tizón de halo”; Ps pv. tomato que produce la “mancha negra” del tomate. Ralstonia (formalmente Pseudomonas) solanacearum es una bacteria de suelo Gramnegativa que coloniza el floema de una amplia gama de plantas huésped, causando entre otras la podredumbre parda de la papa. La figura de la transparencia 9 representa esquemáticamente el ciclo de vida típico de una bacteria fitopatógena. El ciclo incluye dos fases importantes: la fase epifita o fase de colonización y dispersión en el ambiente del patógeno. La fase patogénica es aquella en la que el patógeno invade e infecta a una planta y se multiplica intratisularmente o intracelularmente. Es durante esta etapa del ciclo de vida que la planta es capaz de gatillar su sistema defensivo, desarrollando entre otros mecanismos la Respuesta Hipersensible (HR). La gran mayoría de las bacterias fitopatógenas ingresa a la planta a través de discontinuidades naturales de la epidermis tales como estomas o lenticelas. En otros casos, aprovechan también la existencia de heridas o cicatrices. La transparencia 9 muestra fotografías tomadas al microscopio de barrido que ilustran esta situación. Una vez que han traspasado las barreras naturales a nivel de cutícula y epidermis, las bacterias fitopatógenas se traslocan por el apoplasto (espacio extracelular) y/o por los tejidos de conducción junto con nutrientes del suelo (transparencia 10 y 11). De esta manera, logran colonizar diferentes órganos. Se ha comprobado que en los órganos de una planta infectada por bacterias, las células o tejidos menos afectados por las mismas son los meristemas. Estos tejidos de la planta están pobremente vascularizados, lo que dificulta el acceso de las bacterias o de cualquier otro tipo de patógeno. La tabla de las transparencias 12 y 13 enumera los principales tipos de enfermedades bacterianas en plantas y sus correspondientes síntomas. Las transparencias 14 a 21 presentan ejemplos de las enfermedades más típicas. La cancrosis de los cítricos (transparencia 14) es una enfermedad causada por la bacteria Xanthomonas axonopodis pathovar citri que puede causar un extenso daño a las ramas, las hojas y las frutas de las distintas variedades de cítricos susceptibles. Esta enfermedad causa a menudo la caída prematura de la fruta y lesiones en la cáscara, lo que limita su comercialización. La bacteria que causa la cancrosis de los cítricos puede sobrevivir por períodos extensos en las ramas y el tallo de los cítricos. La enfermedad se disemina por el viento, el rocío, la lluvia, las actividades mecánicas (por ejemplo, al podar, arrancar, y rociar los árboles dentro y entre la arboleda), el movimiento de las plantas o de partes de las plantas infectadas y las actividades de las aves, los insectos, y/o los mamíferos. La cancrosis de los cítricos es un peligro para las áreas que producen cítricos porque se disemina rápidamente y tiene un potencial de daño muy alto. Las bacterias del género Streptomyces producen esporas como principal mecanismo de dispersión (transparencia 16). Sólo unas pocas especies entre las 400 descriptas son patógenas de plantas. Las especies de Streptomyces fitopatógenas causan enfermedades a nivel de órganos y estructuras subterráneas de diversas especies vegetales. Por ejemplo, Streptomyces scabies causa la sarna de la papa (escaras a nivel de los tubérculos). El género Erwinia incluye, al igual que otros miembros de la familia Enterobacteriaceae, bacterias anaerobicas facultativas de formas flageladas y de tipo Gram negativo. Las especies de Erwinia (transparencias 16, 17 y 18) se encuentran entre las de mayor impacto económico, ya que son los agentes causales de varias enfermedades de frutales, de la podredumbre blanda de la papa y de cucurbitáceas todas las cuales constituyen importantes problemas sanitarios en los países productores. Las transparencias 19, 20 y 21 representan otras res enfermedades de importancia para distintas especies como Ralstonia solanacearum en papa, Agrobacterium tumefaciens que genera la agalla de corona en numerosas especies leñosas y Xylelella fastidiosa en cítricos, Las transparencias 22 y 23 presentan dos de los métodos de manejo agronómico comúnmente utilizados en el control de enfermedades bacterianas. Interacciones planta-bacteria Transparencia 24-35 La transparencia 25 describe algunos de los eventos de señalización que regulan la interacción bacteria-planta. Los exudados de las células vegetales conteniendo aminoácidos, azúcares y otros compuestos químicos (o) pueden ser reconocidos como señales por los microorganismos del suelo e inducen en ellos una respuesta recíproca (hacha) que puede ser agresiva (como la toxina albicidina, producida por Xanthomonas albilineans). Los microorganismos producen también moléculas que actúan como señales y que pueden ser reconocidas por otros microorganismos (Δ) o por las células vegetales (□). Las acil homoserin lactonas son un ejemplo de moléculas que son reconocidas por las bacterias. En el caso de bacterias fitopatógenas, estos compuestos inducen generalmente la producción de factores de virulencia (cuchillo). Las señales moleculares bacterianas pueden ser reconocidas por la célula vegetal y funcionar como inductores de la respuesta de defensa de la misma, produciendo pépticos tóxicos y antibióticos. Hay señales bacterianas que, como en el caso de Rhizobium, inducen una interacción mutuamente beneficiosa tanto para el microorganismo como para la planta. Las plantas se encuentran enfermas cuando una o varias de sus funciones (división y diferenciación celular, desarrollo, absorción de agua y minerales, translocación de productos de la fotosíntesis, reproducción y acumulación de reservas) son alteradas por diferentes patógenos o por determinadas condiciones ambientales. La reacción de las plantas ante el agente que ocasiona la enfermedad se localiza en la zona afectada y es de naturaleza química. Poco tiempo después, la respuesta se magnifica y se producen cambios histológicos que se hacen notables y constituyen los síntomas de la enfermedad. Las células o tejidos afectados de las plantas enfermas se debilitan o destruyen a causa de los agentes que causan la enfermedad. La capacidad que tienen las células y tejidos para llevar a cabo sus funciones normales disminuyen o se anulan y, como resultado, la planta muere o merma su crecimiento (transparencia 26). La transparencia 27 muestra un esquema de las diferentes estrategias de ataque de un patógeno a un organismo vegetal. El gen o los genes de virulencia de un patógeno son por lo general específicos para una o unas pocas plantas relacionadas. La especificidad de estos genes es lo que permite explicar porqué las plantas son susceptibles a algunos patógenos y resistentes a otros. A la resistencia de las plantas frente a un patógeno que no posee los genes de virulencia adecuados para atacarlas, se la denomina resistencia de no hospedante. Por otro lado, unos pocos patógenos son capaces de infectar varias clases y a veces cientos de plantas hospedadoras que, por lo tanto, resultan ser susceptibles. Estos patógenos poseen una mayor diversidad de genes de virulencia o los pocos genes de virulencia que poseen son menos específicos que aquellos de los patógenos muy especializados. Las plantas susceptibles a estos patógenos muestran claros síntomas de enfermedad. Finalmente, a pesar de que ciertas especies de plantas son susceptibles al ataque de diversos patógenos, algunos individuos de esas especies pueden devenir resistentes adquiriendo genes a través de la evolución o del mejoramiento genético de los cultivos. La resistencia producida por la presencia de ciertos genes o combinaciones de genes se denomina resistencia verdadera. Esta resistencia se denomina horizontal cuando esta controlada por numerosos genes (a veces cientos). En este caso, cada uno de estos genes juega un rol menor en la totalidad de la resistencia. En cambio, la resistencia vertical, es siempre controlada por uno o unos pocos genes denominados genes R, genes de resistencia o genes mayores de resistencia. La transparencia 28 describe las diferencias entre factores de virulencia, patogenicidad y avirulencia y en la transparencia 29 se ejemplifican sustancias que funcionan como efectores de bacterias fitopatógenas. La transparencia 30 muestra las combinaciones de genes involucradas en distintas interacciones de resistencia/enfermedad entre un patógeno y su hospedador. Las bacterias fitopatógenas establecen interacciones compatibles o incompatibles con sus respectivos hospedadores. En una relación compatible un patógeno logra infectar y enfermar a una planta, y esto ocurre si las condiciones ambientales son favorables, si las defensas preformadas de la planta son inadecuadas, si la planta falla en detectar al patógeno, e incluso si las respuestas de defensa activadas son ineficientes. En una interacción incompatible las plantas resisten al ataque del patógeno. Esta resistencia puede ser inespecífica, a través de la denominada resistencia no hospedadora, basal o innata, en la cual el patógeno no encuentra condiciones favorables para infectar o la planta presenta barreras estructurales preformadas, o sintetiza compuestos tóxicos que impiden la proliferación y colonización de la bacteria. La relación incompatible, y por lo tanto la resistencia de la planta, puede ser debida también a un reconocimiento específico. En este caso existe una base genética muy definida. La presencia de genes de resistencia dominantes en el hospedador que le permite reconocer genes de avirulencia del patógeno. En los años 40 del siglo pasado, Harold H. Flor propuso el modelo del “gen a gen”. Dicho modelo establece que la resistencia se produce cuando la planta expresa un gen de resistencia dominante (R) y el patógeno un gen de avirulencia dominante complementario (Avr). Esta respuesta defensiva de una planta está frecuentemente asociada a una Respuesta de Hipersensibilidad (HR; del inglés: Hypersensitive Response), la que se caracteriza por una necrosis rápida y localizada en respuesta al ataque del patógeno. Es decir, frente a la invasión de tejidos vegetales por un microorganismo foráneo, la respuesta defensiva inducible más temprana es la muerte celular controlada. Esta respuesta hipersensible de las células vegetales ocurre aproximadamente 24 horas después de que la planta percibe un patógeno potencial. La transparencia 31 resume algunos efectores descriptos para Xanthomonas que han sido ms extensamente estudiados La transparencia 32 esquematiza las estructuras de varias proteínas codificadas por genes de resistencia que han sido particularmente estudiadas. El descubrimiento de los genes de resistencia (R) en diferentes cultivares como cebada, maíz y tomate se ha acelerado notablemente debido al desarrollo de las técnicas de mapeo, aislamiento y secuenciación. Son interesantes las similitudes halladas en la estructura de las proteínas R en especies de plantas mono y dicotiledóneas, lo que evidencia que los sistemas defensivos han sido conservados durante la evolución y diversificación de las plantas. Los genes R más comunes de función conocida codifican proteínas intracelulares con dominios de unión de nucleótidos y secuencias repetidas ricas en leucinas (NB-LRR; nucleotide-binding/leucine-rich repeat) y con un dominio N-terminal variable. Las proteínas R que presentan en su estructura un dominio intracelular de serin/treonin quinasa, un dominio extracelular de LRR (eLRR) y un dominio de transmembrana son menos comunes. Diversos estudios revelaron que los dominios LRR de varias proteínas R contribuyen al reconocimiento específico del patógeno. Investigaciones posteriores permitieron caracterizar otros tipos de dominios presentes en genes de resistencia. Por ejemplo, el gen de Arabidopsis RRS1, que confiere resistencia a Ralstonia solanacearum, es una proteína NB-LRR con un dominio adicional WRKY en el C-terminal. Las proteínas WRKY son factores de transcripción con estructura de dedos de zinc que son inducidas durante la HR y que se unen a promotores activados durante la misma. De esta manera, la proteína RRS1 podría unirse a ADN y activar genes que confieren un fenotipo de resistencia. Por el contrario, dos genes de resistencia Ve de tomate, confieren resistencia al hongo Verticillium alboatrum de manera independiente. Las dos proteínas Ve difieren levemente en su estructura. Ve1 contiene un posible dominio CC (coiled coil), pero no tiene una secuencia PEST en el extremo C-terminal, y Ve2 no contiene el dominio CC, pero contiene el dominio PEST. Los dominios PEST estarían involucrados en la ubiquitinación y degradación de las proteínas. BS2: gen de resistencia de pimiento (Capsicum annuum) que confiere resistencia a Xanthomonas campestris pv vesicatoria; Cf-2,4,5 y 9: genes de resistencia a las razas 2, 4, 5 y 9 de Cladosporium fulvum; L6: gen de resistencia a la roya del lino 6; PBS1: gen de Arabidopsis thaliana que confiere resistencia a Pseudomonas syringae (la proteína codificada por este gen es clivada proteolíticamente por el producto del gen avrPphB); Pto: gen de resistencia a Pseudomonas syringae pv. tomato; RPG1: gen de resistancia a Puccin2ia graminis sp. tritici 1; RPM1: gen de resistencia a Pseudomonas syringae pv. maculicola (gen avrRPM1 o el gen avrB); RPP5: gen de resistencia a Peronospora parasitica; RPW8: gen de resistencia de Arabidopsis thaliana que confiere resistencia a Erysiphe orontii, E. cichoracearum y Oidium lycopersici; RRS1: gen de resistencia a Ralstonia solanacearum 1; Xa21: gen de resistencia a Xanthomonas oryzae pv. Oryzae; ECS: señal de endocitosis; NLS: secuencia de localización nuclear; PEST: secuencia Pro-Glu-Ser-Thr-like. En la interacción compatible (a), en que el patógeno infecta y produce enfermedad en la planta, el producto de un gen de avirulencia interactuaría con y modificaría a una determinada proteína vegetal que es denominada “blanco de la virulencia” en el esquema que se muestra en la transparencia 33. Mediante esta interacción, el microorganismo puede crecer y producir los síntomas típicos de la enfermedad. En una relación incompatible (b), la resistencia de la planta frente al patógeno puede desarrollarse por dos caminos: a) la proteína R1 reconoce e interactúa de manera directa con el factor de avirulencia. Este situación ocurre en raras ocasiones; un ejemplo de la misma es la interacción entre Avr-Pita y Pi-ta en la interacción entre Magnaporthe grisea y arroz; b) la proteína R2 es una proteína “guardiana” que puede reconocer a la proteína “blanco de virulencia” luego de que ésta es modificada por su interacción con el factor de avirulencia del patógeno. La transparencia 34 esquematiza uno de los procesos de secreción mas importante descripto en bacterias fitopatógenas, el modelo de secreción tipo III mediado por proteínas tipo Hrp o Hairpin. Harpin is one of a class of proteins produced in nature by certain bacterial plant pathogens. It acts by eliciting a complex natural defense mechanism in plants, analogous to a broad spectrum immune response in animals. While most pesticides act directly on the target pest, Harpin, by contrast, elicits a protective response in the plant that makes it resistant to a wide range of fungal, bacterial, and viral diseases. Because Harpin does not interact directly with disease pests, these organisms are not expected to develop resistance to it. Harpin protein can be used on a broad range of crops, including traditional field crops, minor use crops, turf and ornamentals. With no expected adverse effects to human health or the environment, use of Harpin protein has the potential to substantially reduce use of more toxic pesticides, especially fungicides and certain soil fumigants, such as methyl bromide. La transparencia 35 ejemplifica el sistema de secreción tipo III basado en efectores TAL descripto para Xanthomonas La planta y su sistema defensivo Transparencia 36-42 La transparencia 37 puntualiza las diferencias entre inmunidad innata e inmunidad inducida. La transparencia 38 esquematiza el modelo de interacción planta-bacteria, distinguiendo la inmunidad inducida por efectores del tipo PAMP (Pathoen Assocaited Molecular Patterns) reconocida por receptores (PTI) de la inmunidad inducida por efectores específicos como los genes AVr que son reconocidos por genes R (ETI) En una interacción incompatible con el patógeno, la respuesta defensiva de una planta está frecuentemente asociada a una Respuesta Hipersensible (HR; Hypersensitive Response), la que se caracteriza por una necrosis rápida y localizada en respuesta al ataque del patógeno (bacterias, virus u hongos). La HR se basa en el reconocimiento, a través de una interacción directa o indirecta, del producto del gen de avirulencia del patógeno por receptores específicos codificados por los genes de resistencia de la planta (planta resistente). Alrededor de la zona de la respuesta HR se acumulan compuestos de bajo peso molecular con actividad antimicrobiana (denominados genéricamente fitoalexinas) muchas de las cuales pertenecen a la familia de los flavonoides. Al acumularse alrededor de la zona en que se produce la HR (zona de penetración inicial del patógeno), estos compuestos actúan inhibiendo su dispersión a otros tejidos. La ausencia del gen de resistencia en la planta o del gen de avirulencia en la bacteria implica el desarrollo de los síntomas típicos de la infección (planta susceptible). Luego de una HR, la planta adquiere resistencia en tejidos distales al sitio primario de infección. Esta resistencia, que protege a toda la planta, es conocida como Resistencia Sistémica Adquirida (SAR; Systemic Acquired Resistance). La transparencia muestra, a modo de ejemplo, dos interacciones que inducen la HR en Arabidopsis thaliana. RPS2 (Resistance to Pseudomonas syringae 2) es un gen de resistencia que confiere resistencia a las cepas de P. syringae 2 que expresan el factor de avirulencia avrRpt2. RPM1 (Resistance to P. syringae pv maculicola 1) es un gen de resistencia de A. thaliana que induce resistencia a cepas que expresan el gen de avirulencia avrRPM1 (transparecnia 39). La transparencia 40 muestra un esquema de los mecanismos moleculares implicados en el desencadenamiento de una respuesta defensiva inducible. Las proteínas receptoras de la planta reconocen señales derivadas del patógeno o que surgen de la interacción entre el patógeno y el hospedante. Estas señales incluyen productos directos o indirectos de los genes de avirulencia (Avr), contacto físico, y componentes propios de cada especie como pueden ser quitinas, enzimas, y fragmentos de la pared celular vegetal. Los receptores de las plantas pueden ser o no productos de los genes de resistencia. Una vez reconocido el patógeno, la membrana plasmática estimula rápidamente el intercambio de iones con el medio extracelular. De esta forma, se incrementa la concentración intracelular de H+ y Ca2+, mientras disminuye la de Cl- y K+. Este intercambio de iones es un prerrequisito para la activación de las proteín quinasas activadas por mitógenos (MAPK; mitogen-activating protein kinase) y de la generación de especies de oxígeno reactivas (ROS; reactive oxygen species) a través de una NAD(P)H oxidasa asociada a membrana. Una vez activadas las MAPK, algunas son traslocadas al núcleo y otras son rápidamente fosforiladas y desfosforiladas. Finalmente, se produce la inducción transcripcional de un considerable número de genes en la célula vegetal, entre ellos los de las proteínas relacionadas a la patogenicidad (PR; pathogenicity related proteins) y los genes involucrados en la biosíntesis de fitoalexinas, metabolitos secundarios lipofílicos de bajo peso molecular y con actividad antimicrobiana. La transparencia 41 muestra un esquema general de la red de señalización que controla la activación de la respuesta de la defensa local en las plantas. Existen cinco cascadas de señalización [denominadas (a), (b), (c), (d) y (e) en el esquema] y numerosas evidencias sobre la presencia de reguladores positivos y negativos y sobre la interacción de las diferentes cascadas. Cada cascada de señalización está definida por 4 clases características de proteínas codificadas por genes R. De acuerdo con la cascada en cuestión, estas proteínas son: (a) Pto, una proteín quinasa serina/treonina; (b) CC-NB-LRR; (c) TIR-NB-LRR; (d) RPW8. La resistencia mediada a través de la quinasa Pto (a) , involucra interacciones con RAR1 y con los factores de transcripción Pti4/5/6, lo que le permite activar directamente la expresión de los genes relacionados a la patogenicidad (proteínas PR). La proteína Prf es requerida río abajo en la cascada de resistencia mediada por Pto pero su posición no es precisa y no se muestra en el esquema. La mayoría de las proteínas CC-NB-LRR (b, c) requieren de NRD1 para ejercer su función. Por otro lado, las proteínas R/TIR-NB-LRR son dependientes de EDS1. RPW8 opera a través de EDS1 y SGT1 (d). Un posible punto de convergencia para las cuatro cascadas mencionadas es RAR1/SGT1. Ambos componentes actúan rio arriba de la Respuesta Hipersensible (HR) y la formación de especies activas de O2 (OB). El óxido nítrico es otra de las señales tempranas de defensa y puede potenciar la HR y la formación de OB. En la cascada que involucra las proteínas TIRNB-LRR, existe una potenciación de la respuesta debida a la acción combinada de EDS1 y PAD4, EDS5, SA, y NPR1. A su vez, EDR1, MAPK4 y SSI2 pueden reprimir la señal inducida por el ácido salicílico (AS). Varias proteínas que se unen a SA (proteínas SABPs) y que se localizan en distintos compartimentos celulares podrían estar modulando la disponibilidad de SA. Las especies activas de oxígeno pueden potenciar la acción del SA ya sea directamente o a través de una cascada de proteín quinasas, como por ejemplo SIPK. NPR1 es requerido río debajo de la acción del SA. El SA induce la translocación de NPR1 al núcleo, en donde, interactuando con varios factores de transcripción TGAs (factores que se unen a la secuencia TGACG de ADN) induce la expresión de genes PR. Las cascadas de señalización (a), (b), (c) y (d) son importantes en la resistencia a patógenos biotróficos. Otro camino de señalización (e), que induce la defensa contra patógenos necrotróficos, es el que involucra al ácido jasmónico/ácido 12-oxofitodienoico y al etileno en dos cascadas paralelas. La primera (cascada del ácido jasmónico), requiere secuencialmente de COL1 y JAR1. La segunda` (cascada del etileno), requiere de EIN2 para la expresión de PDF1.2, un marcador de defensa. Las proteínas EDR1, MAPK4 y SSI2, participan de la comunicación de las cascadas de ácido jasmónico y el etileno. CET1/CET3: constitutive expression of thionin 1/3; COI1: coronatine insensitive 1; EDR1: enhanced disease resistance 1; EIN2: ethylene-insensitive 2; NDR1: non-race specific disease resistance 1; OPDA: 12-oxophytodienoic acid; PAD4: phytoalexindeficient 4; PDF1.2: plant defensin 1.2; Pti4/5/6: Pto-interacting 4, 5 and 6; SID2: SA induction deficient 2; SSI2: suppressor of salicylate insensitivity of NPR1-5. La transparencia 42 esquematiza los componentes de la red de señalización que participan de las respuestas de defensa sistémica. La Resistencia Sistémica Adquirida (SAR; Systemic Acquired Resistance) ocurre como consecuencia de la Respuesta Hipersensible (HR). Esta respuesta temprana induce la SAR en zonas distales no infectadas del tejido vegetal y prepara a la planta para resistir ataques posteriores. La señal sistémica para esta respuesta podría ser un compuesto lipídico móvil que interactuaría con DIR1 (defective in induced resistance 1), una proteína apoplástica transportadora de lípidos, y desencadenaría la acumulación de ácido salicílico (SA) y SAG (SA 2-O-beta-D-glucósido) en distintos tejidos de la planta. La proteína NPR1 es requerida río abajo de la señal de SA. NPR1 se moviliza al núcleo, uniéndose a varios factores de transcripción de clase TGA que inducen la expresión de distintos genes PR (Pathogenicity Related). Los factores de transcripción WRKY son también activados durante el desarrollo de la SAR. SNI1 es un regulador negativo de la SAR que actúa río abajo de NPR1. Las proteínas EDS5, EDS12 y Dth9 juegan también un papel en SAR, pero su localización es incierta. La Resistencia Sistémica Inducida (ISR; Induced Systemic Resistance) por bacterias del suelo no patógenas, como las rizobacterias, requiere tanto de ácido jasmónico (AJ) como de etileno (ET) y de la proteína NPR1. Las proteínas EDS8, JAR1 y COI1 son requeridas para la ISR y su actividad se localiza entre AJ y NPR1, mientras que las de ISR1 y EDS4 operan entre el nivel de acción del ET y de NPR1. La inducción de ISR requiere también de EDS10, la que actúa tanto rio abajo como arriba de NPR1. La ISR no involucra la acumulación de proteínas PR y no requiere de AS. Ambas respuestas, SAR e ISR, pueden ser simultáneamente activadas. MAPK4, aumenta la señal mediada por AJ y suprime la señal de AS. Un tercer tipo de respuesta sistémica es llamada Respuesta Independiente de SAR (SIR; SAR Independent Resistance). Este fenómeno, que no involucra expresión de proteínas PR ni acumulación de AS, se activa a través de un mecanismo de regulación negativa, siendo la proteína SON un supresor de NPR1. Dth9: detachment 9; ISR1: induced systemic resistance 1; JAR1: JA resistance 1; NPR1-1 inducible; SNI1: suppressor of SON1: suppressor of nim1-1; SAG: salicylic acid glucoside. Estrategias para desarrollar resistencia a bacterias mediante ingeniería genética Transparencia 43-70 En la transparencia 44 y 45 se enumeran diferentes estrategias que han sido utilizadas para obtener plantas resistentes a patógenos por técnicas de ingeniería genética. Entre estas estrategias, se incluye la producción de compuestos antimicrobianos de diverso origen no vegetal, la expresión de proteínas inhibidoras de la patogenicidad o virulencia, la activación del sistema defensivo de la planta y la muerte celular inducida en el sitio de infección. Existe gran diversidad de proteínas de orígenes variados que presentan actividad antibacteriana y/o antifúngica. Estas proteínas constituyen un componente clave en el mecanismo defensivo de todo organismo vivo, actuando en muchos casos en forma sinérgica junto con otros compuestos biológicamente activos. Pueden también actuar en forma aislada mediante efectos altamente específicos. Las transparencias presentan un listado de proteínas de que han sido expresadas en diferentes especies vegetales. El efecto de estas proteínas foráneas ha sido evaluado a través de ensayos de resistencia y/o tolerancia frente a patógenos fúngicos y bacterianos (se detallan las especies de bacterias usadas en los desafíos). En la columna de la derecha se resume el efecto o nivel de resistencia observado en las plantas transgénicas que expresan las proteínas de interés. La transparencia 46 muestra la estructura de diferentes péptidos antimicrobianos. La amplia distribución de este tipo de moléculas en los reinos animal y vegetal sugiere que han cumplido un rol fundamental en su evolución como organismos multicelulares complejos. Constituyen armas defensivas de amplio espectro contra bacterias y hongos. La mayoría de los péptidos antimicrobianos presenta una estructura anfipática en la que diferentes aminoácidos catiónicos y aminoácidos hidrofóbicos se organizan espacialmente en sectores discretos de la molécula. Los péptidos lineales como la cecropina y la magainina sólo adoptan esta conformación una vez que se insertan en la membrana en la que asumen una estructura anfipática secundaria en forma de hélice. Los péptidos antimicrobianos actúan frente a los microorganismos en forma específica (transparencia 47). La base de esta especificidad está determinada por la diferente naturaleza de la membrana de las células bacterianas y las células animales o vegetales. En las bacterias, la membrana está organizada de forma tal que la gran mayoría de fosfolípidos con carga negativa está expuesta al medio externo. En el caso de las células de mamíferos y de plantas, la membrana presenta sólo lípidos sin carga neta hacia el exterior. Los lípidos con carga negativa se disponen hacia el interior de la célula, es decir, hacia el citoplasma. Por esta razón, los péptidos con carga positiva se unen electrostáticamente con los lípidos de carga negativa presentes en la cara externa de la membrana bacteriana, pero no interactúan con los lípidos que constituyen las membranas de las células superiores. La transparencia 48 ilustra un modelo para explicar el mecanismo de acción de los péptidos antimicrobianos propuesto por Shai-Matsuzaki-Huang. Se representa un péptido con su estructura en -hélice. A: reconocimiento de la membrana bacteriana por parte de los péptidos. B: inserción del péptido a la membrana mediada por la atracción electrostática de cargas; adelgazamiento de la capa externa de la membrana; se generan tensiones en la bicapa (flechas). C: formación de poros en la membrana. D: transporte de péptidos y lípidos a la capa interna de la membrana. E: acción de los péptidos sobre “blancos” intracelulares (en algunos casos). F: colapso de la membrana bacteriana y ruptura de la célula. Los lípidos representados en amarillo poseen carga negativa. Los lípidos representados en negro no poseen carga neta. La transparencia 49 presenta los resultados obtenidos a partir de ensayos de infección de plantas que expresan un péptido antimicrobiano (un análogo de magainina) contra P. syringae. Se muestran las fotos de un ensayo de infección en plantas de Nicotiana tabacum transformadas con el gen MSI-99. Se rasparon áreas de 5-7 mm en hojas de plantas transformadas R0 y de plantas control con un papel de lija fino y se inocularon en las mismas 10 l de 8.106, 8.105, 8.104, 8.103 y 8.102 células de P. syringae pv tabaci. Las fotos se tomaron 5 d post-inoculación. La hoja transgénica muestra una ligera decoloración, mientras que la hoja control muestra necrosis. La sarcotoxina (transparencia 50) es un péptido antibacteriano aislado a partir de larvas de Sarcophaga peregrina por el laboratorio de Dr. Y. Ohashi de la Universidad de Tokio. Este péptido posee 39 aminoácidos y pertenece al grupo de las cecropinas. Las cecropinas son pequeños péptidos, aislados de la hemolinfa de insectos, que presentan actividad lítica y antibacteriana contra muchas bacterias Gram positivas y Gram negativas. Poseen una región N-terminal bastante básica y una larga secuencia hidrofóbica en el extremo C-terminal. Estas características determinan su acción antibacteriana a través de la formación de canales en las membranas que provocan el vaciamiento y muerte de las células bacterianas. En estudios in vitro, la sarcotoxina ha resultado altamente eficiente en la inhibición del crecimiento de algunas bacterias fitopatógenas tales como Xhantomonas axonopodis pv. Citri. Se ha comprobado que la expresión de sarcotoxina en plantas de tabaco bajo el control de un promotor constitutivo aumenta la resistencia de estas plantas a P. syringae pv. tabaci y E. carotovora pv. carotovora. (transparencia 50). También en plantas de tabaco, pero en este caso transformadas con el gen de la sarcotoxina bajo el control de un promotor inducible por ácido salicílico (PR1a), se ha observado un aumento de la resistencia tanto a bacterias fitopatogénicas como a los hongos Rhizoctonia solani e Pythium aphanidermatum. Estas enzimas del tipo lisozima catalizan la hidrólisis de la mureína, constituyente de la pared celular bacteriana. Las lisozimas se localizan en las vacuolas de numerosas especies vegetales por lo que entran en contacto con las bacterias fitopatógenas una vez que éstas han producido la lisis o ruptura de la célula vegetal. Pocas lisozimas vegetales han sido caracterizadas y clonadas, por lo que se han buscado lisozimas de otros orígenes para ser expresadas en plantas transgénicas, como las del bacteriófago T4 (los bacteriófagos son virus que infectan a las bacterias) y la del huevo de gallina. La transparencia 51 muestra la estructura del vector pSR-2, el que contiene un gen quimérico de la lisozima del fago T4 fusionado a la secuencia codificante del péptido señal de la -amilasa de cebada y es dirigido por el promotor de 35S del Cauliflower mosaic virus (CaMV). El gen de la lisozima del fago T4, uno de los miembros más activos de esta familia de enzimas bacteriolíticas, se expresó en plantas de Solanum tuberosum. Las plantas transgénicas obtenidas fueron infectadas con la bacteria fitopatógena E. carotovora pv. atroseptica bajo condiciones de laboratorio e invernáculo. Usando una alta presión de infección, se observó una reducción significativa en la maceración de los tejidos infectados. También se comprobó que la capacidad de brotación de los tubérculos transgénicos desafiados con el patógeno estaba sumamente disminuida. Las transparencias 52-54 muestran los resultados obtenidos en ensayos de infección realizados con diferentes líneas transgénicas de Solanum tuberosum que expresan un gen quimérico de la lisozima del fago T4. La fotografía superior de la transparencia 46 muestra un ensayo de brotación realizado con tubérculos dormidos que fueron inoculados con E. carotovora pv. atroséptica (las 6 macetas de izquierda portan tubérculos de líneas transgénicas, mientras que las macetas 6 macetas de la derecha corresponden a tubérculos no transgénicos). Sólo los tubérculos correspondientes a la línea T424 fueron capaces de brotar luego de la infección en condiciones de invernáculo. La foto superior presenta los resultados de un ensayo de brotación de tubérculos. El histograma de la parte inferior grafica los porcentajes de brotación de tubérculos transgénicos (T#) y de tubérculos no transgénicos (Z2) luego de ser infectados con E. carotovora. Las transparencias 55-56 muestran otro ejemplo de resultados obtenidos en ensayos de infección con Erwinia caratovora realizados con diferentes líneas transgénicas de Solanum tuberosum que expresan tres genes: Dermaseptina de Phylomedusa sauvagii, AP24 de Tabaco y Lisozima de Pollo En otro trabajo, se transformaron plantas de tabaco con dos construcciones diferentes comprendiendo secuencias que codifican, respectivamente, α-tioninas de cebada y trigo. La transparencia 57 muestra un esquema de las construcciones genéticas utilizadas. En el caso de la tionina de cebada, se utilizó la secuencia genómica del gen; en el caso de la tionina de trigo una copia de ADNc. Ambas construcciones están dirigidas por el promotor constitutivo 35S de CaMV. El terminador de la transcripción corresponde al gen de la octopina sintetasa. Se seleccionaron líneas transformadas por selección en kanamicina y las plantas transgénicas se desafiaron con bacterias fitopatógenas (P. syringae pv. tabaci 153 y P. syringae pv. syringae). La α-tionina purificada de las plantas transgénicas presentó los patrones de movilidad e inmunogenicidad correspondientes a la proteína nativa y exhibió, in vitro, las propiedades antibióticas esperadas. Las transparencias 58-60 muestran resultados obtenidos en el mismo trabajo. Como se observa en las fotografías de la transparencia 60, las plantas transgénicas que expresan el gen de la α-tionina (UPI), mostraron menor proporción de lesiones necróticas en comparación con la planta no transgénicas (A). Se midió el número de lesiones en función de la expresión de tionina, observándose un incremento en el mismo en la medida que ésta disminuye. Se tomaron por lo menos 10 plantas y 30 puntos en 3 experimentos independientes. Se ensayaron plantas de Nicotiana tabacum Samsun NN (SNN) no transformada, plantas de N. tabacum Samsun NN transformadas con un vector vacío (SNN+CS), plantas homocigotas de transformantes UP1 y UP2 que expresan la tionina de cebada (UP1 hz y UP2 hz), progenies de transformantes heterocigotos que expresan la misma construcción (UP6 pg y UP7 pg) y plantas homocigotas de los transformantes UP3 y UP4 que expresan la tionina de trigo (UP3 hz y UP4 hz). Otro ejemplo de resistencia conferida a bacterias y hongos es la snakina, péptido antimicrobiano, cuyos genes fueron aislados de papa y cuya sobreexpresión confiere resistencia al hongo Rhizoctonia solani y a la bacteria Erwinia carotovora (transparecia 61) Las toxinas inespecíficas son un importante componente de la virulencia de hongos y bacterias fitopatógenas. La faseolotoxina, una toxina producida por P. syringae pv. phaseolicola, inhibe específicamente una enzima involucrada en la biosíntesis del glutamato, la ornitilcarbamoil transferasa (OCTasa), lo que provoca necrosis en los tejidos afectados por la bacteria. Para protegerse de los efectos de la toxina, la bacteria posee una versión de la OCTasa resistente a la misma. La transparencia 62 indica el mecanismo de acción de la faseolotoxina y presenta la estructura química de esta molécula. En el trabajo que se presenta en las transparencias 63-65, se obtuvieron plantas transgénicas de Nicotiana tabacum que expresan el gen de la OCTasa bacteriana resistente a faseolotoxina, como estrategia para obtener plantas insensibles a la toxina y más resistentes al ataque de P. syringae pv. phaseolicola. Debido a que la ruta de síntesis del glutamato está localizada en los cloroplastos, se agregó a la secuencia del gen una secuencia que codifica un péptido de transporte a dicha organela (construcción SSU-OCTasa). La transparencia 56 muestra los resultados obtenidos al evaluar la susceptibilidad a la faseolotoxina de la OCTasa presente en las plantas control y en las transgénicas. La actividad OCTasa presente en los controles fue inhibida en un 96% a una concentración de 35 ng/mL de faseolotoxina, y en un 99% a una concentración de 375 ng/mL. En el caso de las plantas transgénicas que expresaban la construcción SSU-OCTasa, la inhibición de la enzima fue de entre 14 y 62% para las mismas concentraciones de faseolotoxina. El grado de inhibición de la OCTasa fue diferente para cada línea transgénica. Este valor fue mínimo en el caso de las líneas que presentaban mayores niveles de expresión de actividad OCTasa. Para evaluar si la presencia del transgen tenía un efecto protector a la faseolotoxina se aplicó esta toxina en las hojas de plantas control y transgenicas (transparencia 65). Las plantas control desarrollaron halos cloróticos similares a los que se observan en las infecciones de Phaseolus. Por el contrario, en las hojas de las líneas transgénicas tratadas con faseolotoxina no aparecieron halos cloróticos. No se apreció variación alguna en el contenido de clorofila en las hojas de las plantas SSUOCTas tratadas con la faseolotoxina, mientras que las plantas control presentaron una disminución de clorofila del 30% a las 24 h de la aplicación de la toxina. En la transparencia 58 muestran los obtenidos al estudiar el comportamiento de las plantas transgénicas SSU-OCTasa en ensayos de infección con P. syringae pv. phaseolicola utilizando diferentes condiciones de inoculación. Se logró una interacción compatible entre la bacteria y N. tabacum al mantener las plantas en la oscuridad luego de la infección. La transparencia muestra fotografías de las plantas ensayadas: A) y C): aspecto general y detalle de una planta no transformada; B) y D): vista general y detalle de una hoja de una planta transgénica SSU-OCTasa. Las plantas de tabaco no transformadas (A) desarrollaron lesiones necróticas (C) que derivaron en una infección sistémica en algunas plantas. Estas plantas no se elongaron en respuesta a la oscuridad y murieron. Por el contrario, las plantas transgénicas de tabaco, inoculadas bajo las mismas condiciones, no presentaron lesiones necróticas ni desarrollaron infección sistémica y se elongaron en respuesta a la oscuridad (B y D). Xa21 es el primer gen de resistencia de arroz que ha sido bien caracterizado (66-67). La proteína codificada por este gen posee un dominio de quinasa serina/treonina similar al que posee Pto en tomate y es capaz de autofosforilarse en varios sitios en el curso de una interacción incompatible. Xa21 confiere resistencia a la mayoría de las razas de X. oryzae pv. oryzae (Xoo) y fue introducido por transformación genética en los cultivares Minghui 63-12 e IR72-82 susceptibles a Xanthomonas, con el objetivo de obtener resistencia. En la transparencia 67 se muestran los datos correspondientes a ensayos realizados en diferentes generaciones de plantas de la variedad Minghui. Panel A: línea 63-12; Panel B: línea IR72-82 y los respectivos controles no transgénicos. La resistencia se mide como disminución del tamaño de las lesiones foliares. Los datos fueron obtenidos a los 14 d luego de la inoculación con Xanthomonas. El panel C ilustra la reducción de los síntomas observada en las plantas transgénicas (izquierda) en comparación con las plantas control no transgénicas (derecha). Otro de los genes de resistencia, además del Xa21, aislados de arroz y que confiere resistencia a X. oryzae pv. oryzae, es el gen Xa26. Si bien ambos genes codifican para proteínas muy similares, el Xa26 confiere resistencia a plantas jóvenes como adultas. Mientras que el gen Xa21 sólo tiene efecto en plantas adultas, lo que sugiere que estaría regulado por genes involucrados durante el desarrollo de la planta. El gen Xa26 (transparencia 60) fue aislado del cultivar Minghui 63 (MH63, Oryzae sativa ssp. indica), moderadamente resistente a Xhantomonas, y transferido al cultivar susceptible Mudanjiang 8 (MDJ8, O. sativa ssp. japonica). En la gráfica superior de la transparencia 68, se presenta el crecimiento bacteriano en escala logarítmica para el cultivar susceptible, el moderadamente resistente y la planta susceptible transformada con el gen Xa26, observándose un considerable incremento de la resistencia (o menor crecimiento bacteriano) en ésta última respecto de las dos primeras. En el panel inferior se pueden apreciar los síntomas producidos por X. oryzae pv. oryzae sobre plantas de arroz y se comparan plantas resistentes y susceptibles. Se presentan líneas transgénicas para el gen Xa26 (Rb17 y Rb18), resistentes (IRBB3), moderadamente resistente (MH63) y susceptibles (IR24 y MDJ8) y la F1 (filial 1) de un cruzamiento entre MDJ8 y MH63. Se pueden observar diferencias significativas en la longitud de las lesiones. Las plantas transformadas con el gen Xa26 mostraron mayor resistencia, incluso cuando se las compara con la línea donante del gen Xa26 (MH63). Este resultado sugiere que la resistencia conferida por Xa26 está condicionada por el fondo genético del cultivar receptor. El gen Pto de tomate codifica una proteín quinasa de serina/treonina que le confiere a la planta resistencia a las cepas de P. syringae pv tomato que contienen el gen avrPto. La transparencia 69 muestra los resultados de un trabajo en que se introdujo el gen de resistencia de tomate Pto en plantas de tabaco. Como se muestra en la gráfica, se observó un aumento de la resistencia de estas plantas a P. syringae pv tabaci que expresan el gen avrPto. En comparación con las plantas no transformadas de tabaco, las plantas transgénicas mostraron un desarrollo más rápido de la Respuesta Hipersensible (HR), un descenso en la formación de síntomas y disminución del número de bacterias en las hojas inoculadas. La figura muestra el crecimiento de P. syringae pv tabaci en plantas de tabaco transformadas con el gen Pto (líneas sólidas) y en plantas control no transformadas (líneas discontinuas). Se inocularon hojas completamente expandidas de plantas de 9 semanas con 106 cfu/mL de bacterias que expresan el gen avr/Pto (cuadrados) o que no lo poseen (triángulos). Los tipos de interacciones que se indican son: [1]: incompatibilidad (presencia de gen R y gen avr); [2]: compatibilidad (ausencia del gen R y presencia del gen avr); [3]: compatibilidad (presencia del gen R y ausencia del gen avr); [4]: compatibilidad (ausencia del gen R y del gen avr). Una estrategia mas reciente se basa en la resistencia conferida por la expresión de receptores de PAMPs de patógenos con la ventaja de conferir un tipo de resistencia horizontal eficaz sobre distintas especies de patógenos ( transparencia 70) Regulación de factores de virulencia Transparencia 71-81 Las bacterias fitopatógenas han desarrollado una serie de compuestos que contribuyen para que éstas puedan invadir y colonizar los respectivos hospedadores. Estos compuestos o factores de virulencia, determinan la patogenicidad y el grado de virulencia del patógeno. Dependiendo de la interacción planta-bacteria, las bacterias producen factores, algunos de los cuales son comunes y otros específicos para cada interacción patógeno-hospedador. Muchos de estos factores son proteínas que son inyectadas directamente en la célula hospedadora (proteínas efectoras) a través del sistema de secreción tipo III (SST-III), un sistema común entre las bacterias patógenas tanto de plantas como animales, y que se induce cuando la bacteria toma contacto con el hospedador. Lamentablemente para el agente patógeno, estas proteínas son moléculas ideales para ser reconocidas por el sistema de defensa de la planta (sistema gen a gen). En donde la planta, a través de una proteínas de resistencia (proteína R) puede "reconocer" la presencia de determinada proteína efectora (proteína AVR), desencadenando la ya mencionada respuesta hipersensible (HR). Algunos de los factores de virulencia han sido caracterizados recientemente como supresores de la respuesta de defensa vegetal y le permiten a la bacteria promover su crecimiento y difusión dentro del tejido vegetal. Varios de estos incluyen proteínas efectoras secretadas por el SST-III, pero también exopolisacáridos y fitotoxinas, han sido reseñadas en la literatura. Las bacterias no viven aisladas sino que forman una comunidad estructurada, coordinada y funcional que se denomina comúnmente biopelícula o biofilm. Se ha podido observar una relación directa en la capacidad de producir biofilms y la virulencia de estas bacterias. Los biofilm son estructuras importantes en el desarrollo bacteriano y podrían ser un blanco muy apropiado para contrarrestar las enfermedades producidas por éstas en los respectivos hospedadores. Entre las ventajas que le proporciona a la bacteria poseer la capacidad de desarrollar un biofilm, podemos mencionar: Protección del medio ambiente Mayor disponibilidad de nutrientes Cooperación entre especies (microconsorcio; sintrofismo) Adquisición de nuevas características genéticas La formación de biofilms requiere de la capacidad de las bacterias de unirse a distintas superficies, en particular el tejido vegetal. Para lograr esta asociación as bacterias utilizan diversas moléculas entre las cuáles están los exopolisacáridos (EPS) y las proteínas de superficie. La expresión de los genes involucrados en la síntesis de estas moléculas de adhesión, así como otros factores de virulencia, están regulados por mecanismos dependientes de la densidad celular. Cada especie bacteriana responde a sus propias señales ambientales a través de un conjunto de mecanismos moleculares. A pesar de esta gran diversidad, hay un sistema conservado de regulación que responde a varios estímulos que son importantes para la asociación entre bacterias y plantas. El sistema de regulación de la formación de biofilm, al igual que algunos factores de virulencia, en particular las enzimas extracelulares y los EPS, son dependientes del número de bacterias presentes, o del mecanismo comúnmente denominado quorum sensing. El fenómeno de quorum sensing fue reconocido en la década de los 60 en estudios realizados con la bacteria Vibrio fischeri. Esta bacteria marina bioluminiscente produce luz sólo cuando hay una gran cantidad de bacterias presentes. Se observó que la luminiscencia se producía por acumulación de un activador o molécula “autoinductora”. Esta molécula es producida por la bacteria y activa la luminiscencia cuando alcanza una determinada concentración crítica. Las bacterias son capaces de sensar su densidad de población a través de la detección de esta molécula autoinductora. Al mecanismo del sensado de la densidad celular se lo llamó quorum sensing y la molecula activadora producida por V. fischeri fue aislada en el año 1981, siendo identificada como una N-(3-oxohexanoyl)-homoserin lactona, con una estructura similar a la que se muestra en la figura de la transparencia 68. El quorum sensing es un proceso relativamente simple. Las acil-homoserin lactonas (HSL) son sintetizadas a bajo nivel basal por las acil-HSL sintasas (generalemente homólogas a las proteínas tipo LuxI de V.fisheri). Las moléculas de acil-HSLs sintetizadas son rápidamente liberadas por las células bacterianas por difusión. El incremento en el tamaño de la población bacteriana eleva la concentración de las acilHSLs. A pesar de que cada célula individual produce un bajo nivel de acil-HSL, al agregarse la población bacteriana produce mayores concentraciones de estas moléculas señal. A niveles elevados, las acil-HSLs interactúan con un factor de transcripción (homólogo a la proteína LuxR de V. fisheri) que modula la expresión de de los genes regulados por quorum sensing. La transparencia 74 muestra un modelo simplificado de la traducción de señales en el proceso de quorum sensing. En la regulación de factores de virulencia a través de quorom sensing, las proteínas I y R juegan un rol central. La célula bacteriana (en gris) contiene una proteína I que es responsable de la síntesis de moléculas difusibles (en verde) de acil homoserin lactonas (A-HSLs), las que actúan como señalizadoras. A una alta concentración celular, las moléculas señalizadoras interactúan con la proteína R. La interacción con la misma induce un cambio conformacional que aumenta su afinidad por determinadas secuencias de ADN (secuencias lux) presentes en las regiones promotoras de los genes regulados por acil homoserin lactonas. La transparencia 75 muestra un modelo del mecanismo de acción de los genes rpf. La bacteria Xanthomonas produce enzimas (endoglucanasas, pectinasas, proteasas y lipasas) y polisacáridos (EPS) extracelulares. Uno de estos polisacáridos es denominado xantano. Se ha postulado que estos factores estarían involucrados en la patogénesis; no obstante, sus mecanismos de acción son desconocidos. En X. camprestris pv campestris (Xcc), un patógeno que afecta crucíferas, la producción de las enzimas extracelulares y de EPS está regulada por el grupo de genes rpf (regulation of pathogenicity factors), compuesto por 9 genes (rpfA-I). Los genes rpfB y rpfF están implicados en la regulación mediada por pequeñas moléculas difusibles denominadas DSF (diffusible signal factor), las cuales actuarían como comunicadoras intercelulares. En el modelo que se presenta, los cambios en el ambiente o en los mismos DSF (representados en la figura con triángulos violetas), interactúan con el dominio sensor de la proteína RpfC; esto estimula la autofosforilación de este dominio, desencadenando una serie de fosforilaciones (representadas por línea punteada) sobre la proteína reguladora RpfG. RpfH podría actuar como una proteína accesoria para la unión de ligandos. En el esquema, los residuos de histidina y aspartato involucrados en la fosforilación están representados como H y D. P indica el grupo fosfato. La proteína RpfG fosforilada regula positivamente la expresión de genes requeridos para la patogenicidad, incluyendo aquellos que codifican una endoglucanasa (engXCA), una proteasa (prtA) y al grupo de genes gum, que codifican proteínas involucradas en la producción del xantano. La transparencia 76 muestra un esquema de las diferentes estrategias que pueden utilizarse para interferir la comunicación entre células bacterianas. Los microorganismos censan sus poblaciones a través de un sofisticado mecanismo de comunicación celular. Cuando la densidad celular alcanza un determinado umbral se dispara la expresión de determinados genes. Este tipo de regulación que controla diversas funciones biológicas, entre ellas las de virulencia, es conocido como autoinducción o quorum sensing. Las moléculas señalizadoras esenciales de este sistema son la acil-homoserin lactonas (acil-HSL). Existen diferentes mecanismos que afectan la regulación por acil-HSL. Existen mecanismos bioquímicos que interfieren en la comunicación entre bacterias a nivel de la generación de la señal: por ejemplo la inhibición de la síntesis o de la transferencia de estas moléculas señal o de sus precursores. Existen además posibles interferencias en el transporte y en la recepción de la señal. Otras estrategias de interferencia a la comunicación entre células bacterianas se relacionan con la degradación de las acil-HSL. Algunos microorganismos son capaces de sintetizar compuestos que imitan a las acil-HSL con el objeto de interferir la comunicación entre otras especies y competir con ellas por nichos ecológicos. La transparencia 77 presenta los diferentes mecanismos que afectan la regulación por acil homoserin lactonas (acil-HSL). Las moléculas que degradan acil-HSLs (la aminoacilasa de Variovax sp. y la lactonasa de Bacillus sp.) atenúan la virulencia de los patógenos que las utilizan como moléculas señalizadoras. Entre las moléculas que interfieren con el sistema de señalización entre bacterias mediado por acil-HSLs están las furanonas. Por ejemplo, las furanonas halogenadas producidas por el microalga marina Delisea pulchra inhiben el quorum sensing entre bacterias, impidiendo la formación de biofilmes en Pseudomonas spp. y anulando factores de virulencia en E. carotovora. La estrategia de los organismos oportunistas consiste en que cuentan con homólogos de la proteína Lux-R por lo que reconocen las acil-HSLs de otros organismos e interfieren en su mecanismo de comunicación. No son productores de acil-HSLs propias. Se ha demostrado recientemente que el gen aiiA de la bacteria Gram positiva Bacillus sp. 240B1, codifica una aminoacilasa (acil-homoserin lactonasa; acil-HSLasa) capaz de degradar las moléculas de acil-homoserin lactonas (acil-HSL) y liberar homoserin lactonas. Se introdujo el gen aiiA en plantas Nicotiana tabacum y Solanum tuberosum, para evaluar el efecto de la acil-HSLasa en ensayos de infección con E. carotovora. La transparencia 78 muestra resultados de dicho trabajo. Se muestran hojas de tabaco inoculadas (de arriba a abajo) con 60.000, 6.000 y 600 unidades formadoras de colonias (ufc) a las 20 h de la inoculación. En el panel de la derecha, se muestran rodajas de tubérculos inoculados con E. carotovora con un inóculo de 25.000 ufc las 48 h de la inoculación. Como puede observarse, la expresión de acil-HSLasa interfirió con la patogenicidad incrementando la resistencia a la infección bacteriana. La producción de N-oxoacil-homoserin lactona (OHL) juega un papel esencial en el control de los factores de virulencia durante la infección por Erwinia carotovora en tabaco. Los genes bacterianos que codifican enzimas que degradan la pared celular vegetal, son inducidos en presencia de una alta densidad de bacterias. Esta densidad es detectada por el censado de OHLs presentes en el medio extracelular. Los productos de degradación de la pared vegetal pueden también inducir una respuesta defensiva de la planta, pero la alta densidad bacteriana impide que ésta sea exitosa. El mecanismo de quorum sensing, que regula estos factores de virulencia, podría ser importante para el establecimiento de una infección exitosa, evitando que la bacteria pueda ser detectada prematuramente. Con la idea de alterar la expresión de los factores de virulencia, se introdujo el gen expI de E. carotovora, (que codifica la enzima responsable de la síntesis de OHLs) en plantas de Nicotiana tabacum. La presencia de las OHLs en la planta al inicio del curso de la infección induce la expresión de los genes de virulencia, proceso que normalmente no ocurre hasta que la población bacteriana alcanza una densidad mayor. La inducción de la defensa vegetal en forma temprana puede contrarrestar la infección bacteriana debido a la baja densidad celular. En la transparencia 79 se muestran resultados de ensayos de infección con E. carotovora de plantas de tabaco transgénicas. Se muestran dos hojas provenientes de plantas transgénicas (A) que expresan el gen expl y de una planta control no transformada (B). Se observó que la bacteria posee reducida capacidad de producir síntomas en la planta transgénica (comparar A con respecto a B). En el histograma se observan los resultados obtenidos (% de plantas infectadas) para dos líneas transgénicas (barra verde y anaranjada) y una planta no transgénica (barra violeta). El % de plantas infectadas, con desarrollo de síntomas, es sensiblemente menor en las dos líneas transgénicas respecto de lo observado para la planta no transformada. Estos valores se obtuvieron 24 y 48 h post-infección. Las transparencia 80 esquematiza el sistema de secreción Tipo III descripto para Xanthomonas y la 81 resume las aplicaciones biotecnológicas de este tipo de sistema de secreción en estrategias de incorporación génica dirigida como “gene targeting”.