Download La Eucaristía y la Penitencia (el sacramento de la
Document related concepts
Transcript
02 A EUCARISTÍA Y CONFESIÓN A) B) C) D) Las partes de la Misa El sentido del Rito Penitencial Perdón y la Misa la Confesión frecuente *Nombres de la Eucaristía La Eucaristía nos dice el Concilio Vaticano II: es fuente y cumbre de toda la vida de un cristiano (L. G. nº.11) Ella es la gran fuente de la Vida. Es el sacramento más excelente, porque por él recibimos al autor de todos los sacramentos: Cristo mismo Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica 271. ¿Qué es la Eucaristía? La Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, que Él instituyó para perpetuar en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz, confiando así a la Iglesia el memorial de su Muerte y Resurrección. Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la vida eterna. ¿Cuántas partes tiene la Santa Misa? La Eucaristía : el gran banquete (Lc 24) -Rito inicial: Jesús nos invita -Liturgía de la Palabra Jesús nos alimenta con el Pan de su Palabra -Liturgía Eucarística “ “les explicó las Escrituras” Jesús nos alimenta con el Pan de Vida -Rito final “Jesús se acercó” Jesús nos envía “le reconocieron al partir el pan” “fueron corriendo a contar” +Ritos iniciales: En ellos, la asamblea se congrega por el canto y la invocación del Nombre de Dios (señal de la cruz), se prepara el corazón por la petición del perdón, se alaba a Dios Trino y se recogen nuestras intenciones en la oración del Sacerdote (Oración Colecta). +Liturgia de la Palabra: En ella se proclama la Palabra de Dios (Antiguo y Nuevo Testamento. El cúlmen de este momento es la proclamación del Evangelio: ahí Jesús mismo nos habla. Luego viene la Homilía que es la explicación de la Palabra, la profesión de la fe (Credo) y la oración universal. +Liturgia Eucarística: Es el centro de la celebración. En ella se preparan los dones y corazón para la celebración. Se consagra el Pan y el Vino con las mismas palabras de Jesús y se participa de ellos en la comunión. Tiene las siguientes partes: +Presentación de las ofrendas: Se presenta el Pan y Vino, signo del trabajo y la vida del hombre. (ahí se puede presentar la vida como ofrenda) +Prefacio: Gran oración de acción de gracias que prepara la consagración +Consagración: momento en el cual Cristo mismo consagra el Pan y Vino por medio del sacerdote y lo transforma en su propio Cuerpo y Sangre. +Padre Nuestro: Nos preparamos a la comunión , reconociendo que somos hijos de Dios +Saludos de la Paz: Nos preparamos a la comunión, reconociendo que somos hermanos. +Fracción del Pan: Jesús es el Pan partido, el Pan compartido. +Comunión: Nos acercamos a recibir a Jesús. Seamos uno con él. +Ritos Finales: En ellos se pide para que el Sacramento sea fecundo en nosotros (oración final). Se nos bendice y se nos envía a vivir lo que hemos celebrado, es decir, a amar como Jesús: sacrificando nuestra vida por los demás en el anuncio de su Evangelio y en el servicio alegre y silencioso. SEÑOR TEN PIEDAD … Jesús pidió a sus discípulos que prepararan el lugar donde celebrarían la Última Cena (Mc 14, 12-16). Nosotros también queremos prepararnos bien para la celebración de la Misa, memorial de la Última Cena. Toda celebración en nuestra vida, un bautizo o un matrimonio, la preparamos bien. Nada importante en la vida se improvisa, al contrario uno se prepara. La Misa requiere una PREPARACIÓN. El Papa Juan Pablo II ha escrito al convocar el año de la Eucaristía: “¡Gran misterio la Eucaristía! Misterio que ante todo debe ser celebrado bien. 1. Preparación a la Misa a) Una vida de oración El Padre Hurtado decía que hay que vivir “siempre en contacto con Dios”, es decir, el cristiano que busca seguir a Cristo cada día ha de estar en “sintonía” con el Señor. Así el que lleva una vida de oración va a estar preparando su próxima Misa. b) El Rezo del Rosario Una manera inmediata de prepararse para la celebración de la Misa es rezando el Rosario: contemplando con María el rostro de Cristo quedamos preparados para el encuentro con el mismo Cristo en la Eucaristía. Especialmente si se llega con el corazón y la mente dispersos, el Rosario tranquiliza el corazón, despeja la mente. Dice el Papa Juan Pablo II: “María es “mujer eucarística” con toda su vida. La Iglesia, tomando a María como modelo, ha de imitarla en su relación con la Eucaristía”. 2. Celebramos como Iglesia de Dios La Iglesia desde sus comienzos se reúne en la Misa, en la Fracción del Pan (ver Hch 2, 42ss). La Eucaristía edifica la Iglesia, es decir en la Misa la comunidad de hermanos se une más Cristo y se unen más entre ellos, eso es la Iglesia. El Papa Juan Pablo II nos dice: “A los gérmenes de disgregación entre los hombres, que la experiencia cotidiana muestra tan arraigada en la humanidad a causa del pecado, se contrapone la fuerza generadora de unidad del Cuerpo de Cristo. La Eucaristía, construyendo la Iglesia, crea precisamente por ello comunidad entre los hombres”. Cuando comienza la Misa el canto de entrada y la invocación “En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” nos hacen tomar conciencia de que somos una comunidad que se prepara para escuchar la Palabra de Dios y participar en el Sacrificio de Cristo. Celebramos como Iglesia de Dios. 3. Sentido del rito penitencial Al inicio de la Misa se hace el rito penitencial, normalmente se reza: “Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho…” Con esta oración la asamblea se sigue preparando para celebrar los “sagrados misterios” del Señor. Con el rito penitencial se manifiesta públicamente nuestra realidad de pecadores; pecadores que estamos arrepentidos y que nos disponemos a celebrar la Misa. Se termina esta primera parte de la Eucaristía aclamando la misericordia de Dios con el “Señor ten piedad”. 4. La Confesión y la Misa El rito penitencial al inicio de la Misa no reemplaza la Confesión sacramental. Si se tiene conciencia de estar en pecado grave hay que confesarse para recibir la comunión. Así lo enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: “Quién tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación (confesarse) antes de acercarse a comulgar”. El Compendio del Catecismo dice: 290. ¿Cuándo se debe recibir la sagrada Comunión? La Iglesia recomienda a los fieles que participan de la Santa Misa recibir también, con las debidas disposiciones, la sagrada Comunión, estableciendo la obligación de hacerlo al menos en Pascua. 291. ¿Qué se requiere para recibir la sagrada Comunión? Para recibir la sagrada Comunión se debe estar plenamente incorporado a la Iglesia Católica y hallarse en gracia de Dios, es decir, sin conciencia de pecado mortal. Quien es consciente de haber cometido un pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar. Son también importantes el espíritu de recogimiento y de oración, la observancia del ayuno prescrito por la Iglesia y la actitud corporal (gestos, vestimenta), en señal de respeto a Cristo. Como se decía antes, una vida cristiana y una vida de oración son la preparación constante de alguien que quiere seguir al Señor y celebrar la Misa. De la relación entre la Misa y la Confesión enseña el Papa Juan Pablo II: “La Eucaristía y la Penitencia (el sacramento de la Confesión) son dos sacramentos estrechamente vinculados entre sí. La Eucaristía, al hacer presente el Sacrificio redentor de la Cruz, perpetuándolo sacramentalmente, significa que de ella se deriva una exigencia continua de conversión, de respuesta personal a la exhortación que san Pablo dirigía a los cristianos de Corinto: “En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!” (2 Co 5, 20)”.(Ecclesia de Eucharistia, Nº 37) La Honda Piedad Eucarística nos acercará cada vez más al Señor. Esto les pedirá el oportuno recurso a la Confesión Sacramental, que lleva a la Eucaristía, como la Eucaristía lleva a la Confesión” (Adoración Nocturna, Madrid 21-11-1982) ¿Qué es el sacramento de la Confesión? El sacramento de la Penitencia, o Reconciliación, o Confesión, es el sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para borrar los pecados cometidos después del Bautismo. Es, por tanto, el sacramento de nuestra curación espiritual, porque realiza sacramentalmente nuestro retorno a los brazos del Padre después de que nos hemos alejado con el pecado. Es la oportunidad de recrear y experimentar el encuentro de amor y perdón con Dios Padre misericordioso. ¿Cuáles son los frutos del sacramento de la Confesión en nuestro corazón? Los frutos son la reconciliación con Dios y con la Iglesia, la recuperación de la gracia santificante, el aumento de las fuerzas espirituales para caminar hacia la perfección, la paz y la serenidad de la conciencia con una vivísima consolación del espíritu. ¡Sí! Cada vez que nos confesamos no sólo recibimos el Perdón de nuestros pecados, lo cual ya es algo muy grande. Si no también la Gracia de Dios, su fuerza, su luz su Sabiduría, su Consejo. El Sacramento de la Reconciliación es, además, una hermosa y eficaz forma de formar nuestro corazón: si es frecuente y con un mismo sacerdote – lo que es muy recomendable – se transforma en un verdadero camino de vida espiritual que nos ayude a recibir la Santa Comunión con frecuencia La Santísima Virgen ocupa un lugar central en la Reconciliación. Ella, como nadie, conoce el corazón de Dios y nuestro propio corazón. Ella nos ayudará a realizar un sacramento hermoso, transparente, que nos llene de gracias y nos haga cada día más semejantes a Jesús. Y así Ella nos lleve a recibir con frecuencia, fe y devoción el Santo Misterio de su Sagrada Comunión. “La Iglesia nada puede perdonar sin Cristo, Cristo nada quiere perdonar sin la Iglesia” Beato Isaac de la Estrella