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Tabaco y Salud Cardiovascular La mayoría de la gente asocia el tabaquismo con problemas respiratorios y cáncer de pulmón. Pero fumar es también una causa importante de enfermedad cardiovascular (corazón y vasos sanguíneos). Fumar es la causa número 1 de muerte que puede prevenirse Según la Asociación Americana del Corazón, el tabaquismo es la causa evitable más importante de muerte prematura en los Estados Unidos, con 440.000 de los más de 2,4 millones de muertes anuales. ¿Cuál es la relación entre el tabaquismo y la enfermedad cardiovascular? El tabaquismo es la principal causa de la aterosclerosis (una acumulación de sustancias grasas en las arterias). La aterosclerosis se produce cuando el recubrimiento normal de las arterias se deteriora, por los depósitos de grasa y de placa en las arterias obstruyendo el flujo de sangre a través de las mismas. En la enfermedad de las arterias coronarias (las arterias que suministran sangre al corazón), se reduce el suministro de sangre rica en oxígeno al corazón, especialmente durante las épocas de mayor actividad. Esta falta de oxígeno puede originar dolor de pecho (angina de pecho) y otros síntomas. Cuando una de las arterias coronarias están completamente obstruidas, se produce el infarto (ataque al corazón). En la enfermedad arterial periférica, que es cuando la aterosclerosis afecta a las arterias que llevan la sangre a los brazos y las piernas, el paciente puede tener calambres dolorosos de los músculos de las piernas al caminar (llamada claudicación intermitente). La enfermedad arterial periférica también aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular. ¿Cuál es la relación entre el tabaquismo y el ataque al corazón? El riesgo que tiene una persona de presentar un ataque al corazón aumenta en gran medida con el número de cigarrillos que fuma. No hay cantidad concreta. Los fumadores aumentan el riesgo de ataque al corazón mientras más fume. Las personas que fuman un paquete de cigarrillos al día tienen más del doble de riesgo de tener un ataque al corazón que los no fumadores. ¿Cuál es la relación entre el tabaco y los anticonceptivos orales? Las mujeres que fuman y usan también anticonceptivos orales (píldoras anticonceptivas) aumentan varias veces su riesgo de enfermedades de las arterias coronarias y periféricas, infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular, en comparación con las mujeres no fumadoras que toman anticonceptivos orales. ¿Qué otras condiciones médicas están relacionadas con el tabaquismo? Los cigarrillos tienen múltiples sustancias tóxicas, incluyendo la nicotina adictiva, monóxido de carbono, "alquitranes" y cianuro de hidrógeno. Hay 4.000 otros químicos de toxicidad variable, incluyendo 43 sustancias cancerígenas conocidas. Fumar provoca: - Disminución de oxígeno al corazón y a otros tejidos en el cuerpo - Disminución de la tolerancia al ejercicio - Disminución de HDL (colesterol bueno) - Aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca - El daño a las células que recubren las arterias coronarias y otros vasos sanguíneos - Aumento del riesgo de desarrollar enfermedad arterial coronaria y ataque cardíaco - Aumento del riesgo de desarrollar enfermedad arterial periférica y accidente cerebrovascular - Aumento del riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, cáncer de garganta, asma crónica, bronquitis crónica y enfisema - Aumento del riesgo de desarrollar diabetes - Aumento del riesgo de desarrollar una variedad de otros trastornos como la enfermedad de las encías y úlceras - Aumentar la tendencia de coagulación de la sangre - Aumento del riesgo de recurrencia de la enfermedad arterial coronaria después de una cirugía de bypass - Mayor riesgo de enfermarse (especialmente entre los niños: las infecciones respiratorias son más comunes entre los niños expuestos al humo “de segunda mano”) ¿Cómo el humo del cigarrillo afecta a los demás? El humo del cigarrillo no sólo afecta a los fumadores. Cuando usted fuma, las personas que le rodean también están en riesgo de desarrollar problemas de salud, especialmente los niños. El humo de tabaco ambiental (también llamado humo pasivo o humo de segunda mano) afecta a las personas que están a menudo en torno a los fumadores. El humo del tabaco puede causar enfermedades respiratorias crónicas, cáncer y enfermedades del corazón. La Asociación Americana del Corazón estima que, cada año, alrededor de 37.000 a 40.000 personas mueren a causa de enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos originados por el humo de otras personas. Los beneficios de dejar de fumar Ahora que ya sabe cómo el fumar puede ser perjudicial para su salud y la salud de los que lo rodean, mostramos como dejar de fumar puede ser útil. Si usted deja de fumar: - Prolongará su vida. Según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) , los fumadores que dejan de fumar entre las edades de 35-39 añaden un promedio de 6-9 años a sus vidas. Los fumadores que dejan de fumar entre las edades 65-69 aumentan su esperanza de vida 1 - 4 años. - Reducirá el riesgo de enfermedad cardiovascular. Dejar de fumar reduce el riesgo de ataques cardíacos y de muerte por enfermedad cardiaca en un 50 por ciento o más. Dejar de fumar también reduce el riesgo de hipertensión arterial, enfermedad arterial periférica y accidente cerebrovascular. - Reducirá el riesgo de desarrollar una variedad de otras enfermedades como la diabetes, cáncer de pulmón, cáncer de garganta, enfisema, bronquitis crónica, asma crónica, las úlceras, la enfermedad de las encías y muchas otras enfermedades. ¿Cómo puedo dejar de fumar? No hay una única forma de que funcione para todos. Para dejar de fumar, se debe estar preparado emocionalmente y mentalmente. También debe estar dispuesto a dejar de fumar por sí mismo, y no para complacer a sus amigos o familiares. Planéelo con anticipación. Hipnosis y deshabituación del tabaco Un interesante estudio (1) tuvo como objetivo determinar si la hipnosis podría ser eficaz para ayudar a los fumadores a abandonar el hábito junto a la orientación conductual estándar cuando ambas intervenciones se combinan con parches de nicotina (NP). Un total de 286 fumadores actuales fueron incluidos en un ensayo controlado aleatorio para dejar de fumar en el San Francisco Veterans Affairs Medical Center. - A los 6 meses, el 29% del grupo de hipnosis informaron de abstinencia en comparación con el 23% del grupo de asesoramiento conductual (riesgo relativo [RR] = 1,27, 95% intervalo de confianza, IC 0,84 a 1.92). A los 12 meses, la tasa de prevalencia el 24% para el grupo de hipnosis y el 16% para el grupo conductual (RR = 1,47, IC 95% 0.90-2.40). - Más aún, entre los participantes con un historial de depresión, la hipnosis redujo significativamente las tasas de abandono a los 6 ya los 12 meses que el tratamiento estándar. Se concluyó que la hipnosis combinada con parches de nicotina se compara favorablemente con el asesoramiento del comportamiento estándar en las tasas de abandono generadas a largo plazo. (1) Hypnosis for smoking cessation: a randomized trial. Carmody TP, Duncan C, Simon JA, Solkowitz S, Huggins J, Lee S, Delucchi K. Source. Nicotine Tob Res. 2008 May;10(5):811-8. San Francisco Veterans Affairs Medical Center, University of California, San Francisco, CA, USA. Timothy.Carmody@ucsf.edu Según refiere el psicólogo Manuel Hernández, Licenciado en Psicología Y Biología por la Universidad de Málaga (www.malagahipnosis.com): “es curiosa la dependencia al tabaco; absolutamente todos los fumadores saben los riesgos de fumar, (cáncer de pulmón, de laringe, problemas para respirar..), pero a diferencia de otras drogas el tabaco está aprobada socialmente, habiendo llegado a ser hasta hace poco un símbolo de masculinidad-feminidad alentado por los medios de comunicación, y ningún fumador presume de poder dejarlo cuando se lo propone. Es decir, es una droga con unas características muy especiales”. Según argumenta este psicólogo, el mito que ha perdurado y aún existe en nuestros días, es que la dependencia al tabaco es puramente una adicción física a la nicotina, que impide poder abandonarlo definitivamente. Esta teoría queda rápidamente falseada cuando observamos que muchos de los que intentan fumar utilizan parches y chicles de nicotina, y ninguno se hace adicto a estos sustitutos del cigarro. Según Manuel Hernández, “la teoría desde la que partimos los psicólogos, es que si bien hay una dependencia física a la nicotina (y también a los azucares que las tabacaleras añaden al tabaco para hacerlo más sabroso), la principal dependencia es psicológica. Es decir se fumaría porque en un momento determinado asociamos el tabaco a estar relajados, concentrados, ansiosos, en actividades sociales, etc.” Es decir, el fumador sabe que no le conviene fumar pero cuando intenta dejarlo no lo consigue debido a que no puede imaginar la posibilidad de estar en diferentes situaciones asociadas con los cigarrillos sin fumar. “Nosotros partimos de la teoría de que simplificando mucho existen dos cerebros (a un nivel horizontal podríamos hablar de las diferencias entre los dos hemisferios y a un nivel vertical un cerebro emocional correspondiente al sistema límbico y otro racional correspondiente al neocortex.). Por tanto mi parte consciente (=neocortex) me dice que debo dejarlo, que no me conviene pero mi cerebro emocional (=sistema límbico) me impide hacerlo”, dice Hernánez. Como ejemplo expone: “Imaginemos una persona de 16 años que está en una reunión social, y se siente insegur@, observará que los fumadores son un grupo aparentemente más seguros de si mismos, con más éxito social etc... y querrá incluirse en ese grupo”. No olvidemos que para el 100% de los fumadores sus primeras experiencias con el tabaco son siempre desagradables, e insisten hasta que el sabor no les resulta repugnante, adquiriendo el vicio. Posteriormente el tabaco estará con ellos en el examen que aprobaron, en el que suspendieron, en los momentos de aburrimiento en los de placer etc.; es decir, asociarán el tabaco a situaciones que actuarán como interruptores que desatarán la necesidad de fumar. Obviamente mientras más se refuerza está relación más afianzado quedará el deseo de fumar. Existen muchos métodos para dejar de fumar, cognitivo-conductuales, láser, acupuntura, hipnosis, etc. Todos tienen una tasa de éxito parecida de un 60-70%. Pero creemos que por su bajo coste y su duración (una hora), la hipnosis es un método más eficaz en costes económicos y de tiempo. ¿Cómo funciona la hipnosis? Mediante las técnicas de hipnosis (parecidas pero no iguales a la relación) introducimos al paciente en un estado de relajación extrema, haciendo que su parte consciente (=neocortex) esté totalmente anulado, y toda la información que demos será asimilida directamente por la parte inconsciente (=sistema límbico). Hay que tener en cuenta que el inconsciente no diferencia entre pasado y presente (es atemporal) y no diferencia entre ficción y realidad. Es decir, si imaginamos algo o lo escuchamos sin que la parte consciente pueda filtrarlo, el inconsciente lo valorará como algo real. Por tanto, en el estado de hipnosis, crearemos situaciones en las que el paciente imaginara situaciones en las que exfumador, hace actividades en las que antes fumaba sin necesidad de hacerlo, habla consigo mismo cuando era joven para decirle que no necesita fumar, etc. Es decir, el inconsciente reprogramará la información existente en una dirección diferente haciendo que el paciente deje de apetecerle fumar y en algunos casos incluso lo llegue a olvidar. Ahora bien, para finalizar Manuel Hernández puntualiza: “La hipnosis NO ES MAGIA, existe un porcentaje de 20-30% de sujetos que no dejan de fumar. Las razones son varias, la poca sugestionabilidad de los sujetos que hace que no se relajen y el tratamiento sea eficaz, las dudas sobre la eficacia del método (el insconciente recibirá el mensaje que no es eficaz), poca experiencia del terapeuta, etc.. Y sobre todo que el paciente no quiera dejar realmente de fumar.!!! Es decir venga obligado por su medico, su mujer, sus hijos, etc.. pero en su fuero interno piense que el tabaco le gusta demasiado para querer dejarlo”. “En estos casos, siempre se puede plantear la puesta en práctica de otro tratamiento de mayor duración y coste, siempre con la aceptación del paciente, aunque nuestra experiencia nos dice que estos casos son casi siempre irresolubles porque el paciente realmente no quiere dejar de fumar”, finaliza Hernández.