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Filosofía Patrística Cristiana Influencia griega En general, los primeros pensadores que profesaron el cristianismo, tenían una visión de la filosofía bastante negativa. De alguna manera, las discusiones y contradicciones entre las diferentes escuelas filosóficas, eran juzgadas como "charlatanería, o insensatez, o locura, o distención". Pero de todas formas, los "padres" no dudarán de utilizar la filosofía griega: Agustín de Hipona (354-430) “Si dudo, si me alucino, vivo. Si me engaño, existo. ¿Cómo engañarme al afirmar que existo, si tengo que existir para engañarme?” San Agustín (354-430) Obispo y filósofo. Nació en 354 en Tagaste, en el África romana. Su padre, llamado Patricio, no era religioso cuando nació su hijo. Su madre, Santa Mónica es ejemplo de "mujer cristiana", madre abnegada y preocupada siempre por el bienestar de su familia, aún bajo las circunstancias más adversas. Mónica le enseñó a su hijo los principios básicos de la religión cristiana y se entregó a la oración al ver cómo Agustín se separaba del camino del cristianismo. San Agustín estaba dotado de una extraordinaria inteligencia. Estudió letras, especialmente la literatura griega clásica y poseía gran elocuencia. También tenía atracción hacia el teatro, los halagos y la fama. Se dejaba llevar por las pasiones mundanas, pero no abandonó sus estudios, especialmente los de filosofía. Agustín de Hipona es la más importante figura de la Patrística Cristiana, recogiendo gran parte de la tradición filosófica que le precede ejerce gran influencia en la historia del pensamiento occidental. Con frecuencia su pensamiento es fluctuante y no llega a conclusiones definitivas. Influencias maniqueístas y escépticas El Maniqueísmo se concibe como la fe definitiva. Reunía elementos paganos y cristianos ofreciendo una "iluminación" del alma que identificaba el bien con la luz. A una persona como Agustín, atormentada por la lucha moral, el maniqueísmo le ofrecía una solución al problema del mal: "Me parecía que no éramos nosotros los que pecábamos sino que era no sé qué naturaleza la que pecaba en nosotros" Confesiones, Agustín. El maniqueísmo, no obstante, decepciona a Agustín puesto que proponiendo la simplicidad del bien ante el mal, no era posible hacer progreso alguno. El interés por el escepticismo, marca una ruptura en su pensamiento con el maniqueísmo: "pensé que los filósofos académicos habían sido más prudentes al afirmar que se debe dudar de todas las cosas, que ninguna verdad puede ser comprendida por el hombre" Confesiones, Agustín. Influencias del neoplatonismo cristiano La concepción de Dios y de alma como entidades inmateriales, son conceptos provenientes de Platón, interpretado por un autor cristiano. Porque casi todos los filósofos antiguos habían sido materialistas a excepción de Platón. Esta suerte de conversión de Agustín al neoplatonismo, introduce definitivamente el inmaterialismo en toda la filosofía posterior. La idea de que solo la gracia de Cristo puede salvar al hombre, está tomada de Pablo. Esta doctrina sobre la que volverá varias veces, es el eje medular de su pensamiento y marcará el camino de su alejamiento del maniqueísmo y su conversión al cristianismo. Las dos ciudades "Dos amores fundaron dos ciudades. El amor propio hasta el desprecio de Dios fundó la ciudad eterna. Y el amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo fundó la ciudad celestial. La primera se gloría en sí misma y la segunda en Dios. Porque aquel que busca la gloria de los hombres y ésta tiene por máxima gloria a Dios, testigo de la conciencia" La ciudad de Dios, Agustín. Esta concepción histórico-política que lo lleva a considerar que el amor permite dividir a la humanidad en dos ciudades solo puede comprenderse a la luz del contexto histórico en el cual se inserta: el Imperio Romano, había buscado una justificación ideológica en la filosofía estoica y en la visión jerárquica de la concepción del mundo de los neoplatónicos. La religión oficial divinizaron el orden establecido. Se llega a ligar la fundación de Roma a los mismos dioses. La oposición surge con el epicureísmo que predica el alejamiento político y se posiciona en crítico de la religión oficial. El monoteísmo y el particularismo nacionalista de los judíos (el "pueblo elegido") también van transformándose en un área de conflicto. Hay quienes observan además que el cristianismo poseía una fuerte carga revolucionaria al oponer el pueblo de Dios al Reino del César y en el libro del Apocalipsis la Jerusalén celestial se contrapone a la Babilonia, metáfora de la misma Roma. El Imperio representaba el ideal de un mundo cerrado en el que la divinidad formaba parte de una comunidad política. La concepción cristiana, obstinadamente, proclamaba la trascendencia de Dios, alterando el tranquilizador universo que estaba cerrado sobre sí mismo. Tomás de Aquino (1225-1274) “Es evidente que existe la verdad. Porque el que niega que existe la verdad, conoce que la verdad existe. Si, pues, no existe la verdad, es verdad que la verdad no existe.” Santo Tomás de Aquino (1224-1274) Filósofo y teólogo. Tomás de Aquino nace en Italia, en 1224. Muere en 1274. Teólogo y filósofo católico perteneciente a la Orden de Predicadores, principal representante de la tradición escolástica, y fundador de la escuela tomista de teología y filosofía. Es conocido también como el Doctor Angélico. Su trabajo más conocido es la “Suma Teológica”, tratado en el cual pretende exponer de modo ordenado la doctrina católica. Santo Tomás creó un sistema filosófico completo en el que cada concepto está en el lugar que le corresponde, encaja perfectamente con los demás, los soporta, y en su interrelación da lugar a un modelo casi perfecto. Seguidor de Aristóteles, Santo Tomás logra hacer compatible su filosofía con la doctrina cristiana. No es menor mérito de Santo Tomás el equilibrio que parece lograr entre la razón y su ejercicio y la fe y su práctica; los dos ámbitos le interesaron, aunque, sin duda, el motor de su extraordinario esfuerzo filosófico fue la experiencia religiosa que siempre le acompañó. Por su relevancia e influencias en la historia de la filosofía y, más aún, por mostrarnos una posibilidad del pensamiento (acercarse a lo sagrado y absoluto). Las cuestiones fundamentales que Tomás pretenderá abordar a lo largo de su Summa Teológica serán: 1. La solución al problema entre las relaciones entre la razón y la fe. Este problema se conocerá con los dos subsiguientes, es decir que de su solución resulta el modo de abordarlos, de manera que estos pueden ser considerados como "muestras" de la teoría acerca de la razón y la fe. 2. Las demostraciones o vías merced a las cuales puede llegarse mediante la razón a conocer la existencia de Dios, y que son modelo de rigor en la argumentación filosófica. 3. Y en tercer lugar, la naturaleza o los atributos de Dios y su modo de conocerlos, cosa que ya en parte al menos se descubre en las "vías". La armonía entre la razón y la fe Históricamente, el planteo filosófico de Santo Tomás reconoce que la fe y el conocimiento racional son diferentes, pero no opuestos sino perfectamente armónicos. Para su doctrina, la filosofía y la teología tienen un mismo objeto: Dios. Dios será la causa primera de todo ente y estudiado mediante la luz natural (la razón) y será también el fin al que se orienta la salvación del hombre y conocido mediante la luz sobre natural de la revelación. Para probar los dos dominios, Tomás se fundamenta en que un filósofo pagano ha podido alcanzar verdades coincidentes con la fe como la mismísima existencia de Dios, indiscutible muestra de cuán lejos puede llegar la razón sin la ayuda de la fe A diferencia de Averroes, cree que razón y fe no son incompatibles ya que con ayuda de ambas puede construirse una explicación de la realidad coherente y abierta a la fe. Aquellas verdades que la fe enseña pueden alcanzarse también mediante la sola razón: que Dios existe, que es uno, incorpóreo, etc. Y si Dios nos las ha revelado, en lugar de dejar que la razón las descubriera por sí sola, ello se debe a que son precisas para nuestra salvación y difícilmente se logran con el conocimiento intelectual solo. Pero la razón no puede alcanzar totalmente a Dios... para la salvación son precisas verdades que superan todo poder de la razón y sólo pueden conocerse mediante la revelación, se trata de misterios o verdades sobrenaturales como la Trinidad, la Encarnación, la resurrección... que no son demostrables de modo alguno y se denominan dogmas. Si bien el conocimiento racional es más claro que el de la fe (y hay que preferir tal camino), la fe lo excede puesto que su objeto es infinito: Dios, que supera todo cuanto la razón puede alcanzar. Pero la filosofía (la razón) no debe negar la revelación, sino cumplir su propia función: hacer ver que los misterios no son irracionales sino suprarracionales, es decir que la superan. Santo Tomás trabaja en dos direcciones: 1. Defiende los contenidos de la fe rechazando las objeciones de los adversarios demostrando la posibilidad de dichos contenidos. 2. Busca analogías entre lo natural y lo sobrenatural, esclareciendo la fe (ej.: la diversidad de operaciones de nuestra alma no impide que ésta sea una, puede distinguirse por analogía que Dios es uno y trino). Por eso, las contradicciones entre razón y fe no son más que apariencias y así como para el ignorante la tierra parece más grande que el sol, el astrónomo sabe que esto no es así, en la Sabiduría infinita desaparece toda contradicción entre razón y fe. Si pese a todo, aún se produjese un verdadero conflicto entre saber natural y sobrenatural, ello no podría significar sino una sola cosa: que la razón es víctima del error y que debe corregirse, porque la verdad es solo una. Las cinco vías 1) La primera es la vía del movimiento: la realidad del movimiento exige la existencia de un primer motor inmóvil. 2) La segunda es la vía de las causas eficientes: las causas eficientes forman una sucesión y nada es causa eficiente de sí mismo, por ello hay que afirmar la existencia de una primera causa. 3) La tercera es la vía de la contingencia y del ser necesario: como es un hecho que hay seres que existen y que podrían no existir, (que son contingentes), es forzoso que exista un ser necesario, ya que, de otra forma, lo posible no sería más que posible. 4) La cuarta es la vía de los grados de perfección: puesto que todas las cosas existen según grados (de bondad, verdad, etc.), debe también existir el ser que posee toda perfección en grado sumo, respecto del cual las demás se comparan y del cual participan. 5) La quinta es la vía teleológica o del orden y la finalidad: existe un diseño o un fin en el mundo, por lo que ha de existir un ser inteligente que haya pretendido la finalidad que se observa en todo el universo.