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La doctrina islámica El Islam es una religión revelada, es decir que Alá (el único dios verdadero) a través de Mahoma, su profeta, hace llegar el mensaje divino. Esta palabra revelada se encuentra codificada en dos libros, que se complementan entre sí: el Corán, la palabra escrita; y la Sunna, la tradición oral; ambos de carácter sagrado, al punto que aquel que se encuentre en estado de impureza no lo puede tocar, ni recitarlo. Por ejemplo, las mujeres no pueden tocarlo mientras están menstruando. Una vez muerto Mahoma, las revelaciones que se le hicieron llegar estaban esparcidas por allí, escritas en hueso y cuero y sus discípulos quisieron reunirlas. Así nace el Corán. Es durante el reinado de Uzmán (tercer califa) que se realiza la versión definitiva. Cabría destacar que el Corán no es obra del Profeta, sino que es la Palabra misma de Dios. Lo interesante es que lo hicieron redactar en un árabe claro, pensando que la palabra de Alá debía ser fácilmente legible para todos. Hay varias formas de ordenar el Corán, según ciertos criterios: el recitatorio, el súrico y el psicológico-estilístico. El primero, divide el libro en 30 partes, que a su vez se subdividen en 60. Este criterio solo tiene importancia para los musulmanes, pues la recitación se practica exclusivamente en actos públicos. El segundo criterio, el súrico, divide el Corán en capítulos o suras; de modo que contiene 114 suras. Es el criterio más difundido. El último criterio, divide el Corán según el estado de ánimo del Profeta tal como se refleja en las diferentes suras. Fundamentalmente diferenciando las revelaciones que se dan en La Meca y en Medina, puesto que en la primera ciudad pugna por convencer de su doctrina a los oyentes, pero en Medina ya había sido aceptado por todos. Las revelaciones hechas en el Corán están ligadas a los acontecimientos familiares, profesionales y sociales de la existencia musulmana. Le indica a éste lo que debe creer, los dogmas, lo que tiene que hacer, la Ley, su relación con Dios y con la sociedad; el Islam une las ideas de religión y comunidad social, abarcando todas las relaciones del hombre con Alá, lo que es muy distinto a la concepción cristiana, basado en la frase de Jesús en el Evangelio de San Juan: al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. El Corán es un exhortación a los hombres. Les acompaña en su vida, en los quehaceres cotidianos y en las ocasiones extraordinarias, con su guía, su instrucción y sus indicaciones prácticas. Los musulmanes disponen de un pasaje coránico para cada situación, explica Adel – Th Khoury. Los discípulos de Mahoma consideraban que con el Corán no bastaba, que había ciertos ámbitos de la vida que no abarcaba y para rellenar esos vacíos recurrieron al comportamiento del Profeta, que fue relatado por sus compañeros, pero es bien cierto que muchos mintieron, y otros adornaron la verdad. Al conjunto de tradiciones se le llamó Sunna y supone un código de usos cotidianos, un modo de “saber vivir”, saber comportarse en todas las circunstancias. Enseña a cómo comportarse en la mesa, cómo vestirse, cómo actuar con los demás. El Corán trata, en uno de sus capítulos, a las criaturas creadas por Alá; estas se dividen en espirituales y corporales. Las primeras constan de ángeles, demonios y yinn, entendidos como seres intermedios. La angeología1 musulmana es de desarrollo tardía, comienza en el tiempo en que Mahoma está establecido en Medina y tiene contacto con la comunidad judía. Los principales ángeles son Gabrel, Miguel, Azrael. Todos hechos fueron hechos a base de luz. Algunos ángeles se negaron a postrarse ante Adán y Alá los convirtió en demonios, los cuales desde entonces tienen rencor contra el hombre, al que dañan de ser posible. Los yinn, son seres sómato-espirituales, hechos de vapor o fuego, normalmente invisibles. Se les podría aplicar el término genérico de genios; los hay buenos y malos, según hayan aceptado o no la fe islámica. Dentro de las criaturas materiales, el hombre es considerado la más excelente. Alá cuida de él, y lo tiene predestinado a los placeres del paraíso o al fuego del infierno. Para él todos los hombres son iguales, ninguno tiene ventaja sobre otro, ni siquiera los profetas, aunque les tiene un especial cariño. Por lo cual la humanidad se debe fiar de ellos. El primer profeta de la palabra fue Adán, el último es Mahoma, siendo su prédica definitiva, sin la posibilidad de derogarla. El conjunto de hombres que aceptaron el credo islámico constituye la comunidad de creyentes, concebida como una persona moral que, se somete voluntariamente al jefe político-religiosa a quien se denomina califa. De hecho, musulmán significa sometido a la voluntad de Dios. Este califa tiene que ser varón, libre, adulto, sano, moralmente intachable y versado en las ciencias del derecho. No existe un sacerdocio encargado de atender el culto y ofrecer sacrificios, en el Islam. La comunidad se une en la comunión del mismo credo, y la aceptación de un mismo libro sagrado, el Corán. A pesar de que a la hora de orar, hay alguien que lleva adelante la oración. La religión se apoya en ciertos requisitos, que son conocidos como Cinco pilares del Islam, que un buen musulmán debe seguir paso a paso. Estos son: 1 Profesión pública de fe monoteísta, que se hacía mediante una frase ritual: No hay más Dios que Alá y Mahoma es su Profeta, que ha de pronunciarse al menos una vez en la vida, cuando el creyente llega a la plena capacidad para realizar conscientemente sus obligaciones religiosas. Alá es eterno, invariable, misericordioso, libre, justo y sapientísimo. No tiene mujer ni hijos, puesto que rechaza la idea de la teología por asociación, puesto que todas las religiones que admiten en Dios la capacidad de engendran Estudia la naturaleza y ordenación de los ángeles. hijos, de emanar de otros dioses o de asociárselos, caen en el politeísmo. La oración, establecía una comunión íntima entre el hombre y Alá. El musulmán puede rezar solo, simplemente necesita estar en estado de pureza inicial y realizar las abluciones2 con agua, o arena en caso de haber estado viajando. Pero en Corán recomienda la oración pública. En época de Mahoma se hacían tres, pero actualmente son cinco oraciones diarias públicas, que llevan el nombre de la hora en la que deben ser efectuadas, puesto que se regulan por la posición del sol (plegaria del alba, la del mediodía, la de la tarde, la del ocaso, la de la noche). Puede hacerse en cualquier lugar, excepto sobre una tumba o mataderos, sobre una alfombra especial y con el rostro vuelto hacia La Meca. La mezquita es el lugar por excelencia de la oración pública. Durante los primeros siglos, no era un lugar sagrado, habitado por Dios, como el templo judío o cristiano, sino que era un lugar de reunión y de oración. La primera mezquita fue la propia casa de Mahoma en Medina. Supone un recinto, casi siempre rectangular, que cumple la doble función de asilar del mundo circundante y asegurar la tranquilidad durante la oración. Los patios eran abiertos a los extranjeros y fueron importantes centros caravaneros, llenos de animales y mercancías. La noción de lo sagrado se aplicaba estrictamente al muro del fondo, la qibla, que estaba orientada hacia La Meca. Tras la muerte de Mahoma, comienzan a restringirse la presencia de las mujeres y la de los no musulmanes. Ayuno durante el mes del Ramadán (noveno mes del calendario musulmán), de musulmanes adultos y sanos. Consiste en abstenerse de toda clase de comidas, bebidas, tabaco, perfumes y de relaciones sexuales desde el amanecer hasta el anochecer. Al finalizar este, durante la noche, la gente se visita, se come y bebe en exceso. Al ayunar, las tenencias rebeldes del alma carnal son apagadas y pacificadas gradualmente por una sumisión sistemática de esas tendencias a la Voluntad Divina. […] Como resultado de esta restricción, el alma humana se da cuenta de que es independiente de su ambiente natural inmediato y cobra conciencia de que está en este mundo, pero no pertenece a él. […] Es un peregrino en el mundo y de que ha sido creado como ser destinado a una meta que está más allá de esta existencia material. […] Ayunar es 2 Lavamiento. también vestir la armadura de la pureza contra las pasiones del mundo. Al hombre se le recuerda que ha elegido el lado de Dios contra el mundo de las pasiones. […] La muerte de las pasiones limpia el alma y la vacía del agua pútrida de sus residuos psíquicos negativos.3 La limosna, supone la ayuda material al necesitado, puesto que se entiende que el pobre tiene derecho a un aparte de las bienes de los ricos, puestos que éstos, impuros de por sí, quedan purificados por el ejercicio de la generosidad con los demás creyentes. Estas son utilizadas para favorecer a los necesitados, pagar a los recaudadores, pagar las deudas de los insolventes, al rescate de esclavos y la guerra santa. El pago de la limosna fue durante mucho tiempo la base del sistema tributario en muchos países del Islam. Pero existe otra limosna a la oficial, la voluntaria, que cada uno ofrece espontáneamente de acuerdo con su buen corazón y con sus medios. Estas están destinadas a la fundación de hospitales y centros asistenciales. La peregrinación a La Meca, obliga al menos una vez en la vida a todo musulmán adulto y sano, si no se lo impide su fortuna ni sus deberes familiares. Igualmente, hay que reconocer que hay musulmanes que se mueren sin haber conocido la Ciudad Santa. Hay un importante ritual alrededor de esta, diferenciándose si se va en grupo o en soledad. Es un requisito menos cabal. Si bien estos son los requisitos obligatorios y que no pueden faltar en la vida del musulmán, hay otros de menos importancia pero que se mantienen presentes: Poligamia – A todo varón se le permite tomar un máximo de cuatro esposas legítimas a las cual debe sustentar, siendo libre de tener además cuantas concubinas quiera, siempre y cuando las pueda mantener a todas. Obligatoriedad en el uso del velo femenino (burkka). Desde la perspectiva occidental podemos pensar que hay una infravaloración de la mujer, o un machismo exacerbado. Seyyed Hossein Nasr, dice que el occidente trata de diluir las diferencias y reducir todas las cosas a un mínimo común denominador en nombre de la igualdad y la democracia. Se dice que las mujeres deben ser iguales a los hombres, aquellas que quieren eso tienen un sentimiento de inferioridad por lo que es, y al tratar de 3 Nasr, Seyyed Hossein. Vida y pensamiento en el Islam. (1995) Ed. HERDER. Barcelona. Filósofo y ensayista iraní. convertirse en varón, emulando su condición masculina, se convertiría en un hombre de segundo orden. Ante Dios, el hombre y la mujer son iguales. Tienen que realizar los mismos rituales islámicos y asumir ante Él la misma responsabilidad por sus actos. Pero a un nivel biológico y social, son complementarios. En el orden social, los deberes deben estar divididos en función de las potencialidades de cada uno, los hombres deben llevar a cabo lo que les permite realizar sus habilidades como hombres, como la fuerza; y las mujeres deben tener un papel en conformidad con el genio y la naturaleza de su sexo. Cuando lo masculino y femenino se confunde, las posibilidades de desarrollo espiritual se vuelven muy débiles, pues los hombres y las mujeres sólo se pueden acercar a lo Divino permaneciendo fieles a la forma en que el Creador los ha hecho y de acuerdo con su destino. Su sexo, su raza y su color, su lugar y fecha de nacimiento, es determinado por Alá, y los hombres y mujeres no pueden rebelarse contra ello si quieren realizar la plenitud de posibilidades de su propia naturaleza, es como desafiar a 4 Alá. Según la concepción islámica, el mundo se divide en dos: los musulmanes y la de la guerra. La segunda se entiende por todos aquellos países en que domina el politeísmo, con el que el Islam no puede mantener otra relación que la bélica. Allí nace la Guerra santa. Los muertos durante esta guerra no deben ser llorados, pues están viviendo junto a Alá y son considerados mártires. Se guerrea contra los cristianos y judíos, dándoles a elegir entre la conversión o el sometimiento a la protección del Islam a cabio de un tributo, y contra los paganos, dándoles a escoger entre la aceptación del Islam o la muerte. Sin embargo, Maillo Salgado analizando la palabra yihad, que se traduciría en guerra santa, la define como el esfuerzo físico y moral que el hombre desarrolla para realizar sus obras, ya se trate de actos de adoración o de culto, ya sea realizando acciones necesarias para el desarrollo del conocimiento del mundo de la religión, ya sea participando en combates ofensivos o defensivos que la comunidad musulmana ha llevado y puede llevar a cabo 4 Nasr, Seyyed Hossein. Vida y pensamiento en el Islam. (1995) Ed. HERDER. Barcelona. Filósofo y ensayista iraní. contra sus oponentes y enemigos.5 De hecho, dice que en su núcleo semántico no tiene la noción de guerra. Bibliografía utilizada Balta, Paul (Comp.) Islam: civilización y sociedades. (1994), Ed. Siglo XXI, Madrid. Cuevas García, Cristóbal. El pensamiento del Islam: contenido e historia. Influencia en la mística española, Ed. ISTMO, Madrid. Fossier, Robert. La edad media. Tomo I: La formación del mundo medieval 350-950, (1988), Ed. Crítica, Barcelona. Heers, Jacques. Historia de la Edad media, (1976), Ed. Labor, Barcelona. Maillo Salgado, Felipe. Vocabulario básico de Historia del Islam, (1987), Ed. AKAL, Madrid. Nasr, Seyyed Hossein. Vida y pensamiento en el Islam. (1995) Ed. HERDER. Barcelona. Khoury, Adel – Th. Fundamentos del Islam, (1981), Ed. Herder, Barcelona. 5 Maillo Salgado, Felipe. Vocabulario básico de Historia del Islam, (1987), Ed. AKAL, Madrid.