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bauldefilosofia.es (mariano.gomez1@educa.madrid.org) ORTEGA Y GASSET (Introducción) Ortega y Gasset es el filósofo español más representativo del siglo XX, ya que su pensamiento ha marcado la filosofía española de la posguerra y, aunque su obra no es sistemática, se le puede encuadrar dentro de las filas del “perspectivismo” y el “raciovitalismo”. Para nuestro autor, la filosofía (a diferencia de la ciencia y de la técnica) es una disciplina (un sistema de conceptos basados en la razón y en la lógica) meramente teórica ajena a toda utilidad, lo que no implica que no sea imprescindible, ya que ayuda al hombre a orientarse en la vida y a buscar la verdad. Se entiende así que la filosofía sea para Ortega algo vital: un afán por entenderlo todo y en radicalidad. Es precisamente esto lo que lleva a Ortega a la pregunta por la realidad radical. El método de trabajo es el “asedio filosófico”: tratar un tema desde distintos puntos de vista (perspectivas), profundizando en él hasta llegar a la radicalidad del mismo. Para ello, Ortega pone tres requisitos: la autonomía, es decir, no partir de creencias previas o prejuicios, pantonomía, tratando de entender el universo en su totalidad y no de forma fragmentaria, y esencialidad, ir al dato radical de las cosas. (La realidad radical) Para responder a la pregunta por la realidad radical Ortega repasa las respuestas dadas a lo largo de la historia de la filosofía. Los filósofos antiguos y medievales consideraron como real todo lo que fuera “cosa” u “objeto”, por lo que la “realidad radical” sería la cosa u objeto más importante. Por su parte, los filósofos modernos, al dudar de la existencia de un mundo fuera de la mente, consideraron como real solo aquello que fuera “evidente”, por lo que la “realidad radical” sería la realidad más evidente: el yo o el pensamiento. Ortega cree que tanto unos como otros se equivocaron: el pensamiento (Yo) y las cosas se implican mutuamente, por lo que la realidad radical será la mutua implicación del yo con las cosas, esto es: la vida. Estamos ante algo totalmente novedoso, por lo que es necesario pensar detenidamente esa realidad radical que es la vida. Es en este punto donde Ortega nos habla de las categorías de la vida. ¿Qué es la vida? ¿En qué consiste vivir? Ortega entiende por vida todo lo que hacemos o nos pasa a cada uno, siempre y cuando seamos conscientes de ello. Por eso vivir es “saberse”, “comprenderse”, “encontrarse”. Al vivir, el hombre se encuentra a sí mismo en el mundo ocupado con algo, en una circunstancia. La circunstancia es todo aquello que nos rodea y que entra a formar parte de nuestra vida, por eso para Ortega “Yo soy yo y mi circunstancia”. Pero dado que la circunstancia es algo que se nos impone (ya que vivir es encontrarse de pronto, sin saber cómo, en una circunstancia determinada), la vida es imposición o fatalidad. La vida es un problema que tenemos que resolver nosotros sin recibir una preparación previa, por lo que estamos obligados a elegir entre varias posibilidades, lo que supone que la vida, a la vez de fatalidad, es libertad. Vivir es, por tanto, un constante decidir del hombre lo que va a ser y aún no es, una constante futurición. Anclados en el presente cósmico, vivimos en el futuro y desde el futuro vivimos en el pasado y el presente, por lo que nuestro autor afirmará que la vida es proyecto: el proyecto vital que cada uno tiene que realizar sobre sí mismo. (Teoría del conocimiento) Si la realidad radical es mi vida y ésta se da siempre en una circunstancia, entonces solo podemos conocer la realidad desde una determinada bauldefilosofia.es (mariano.gomez1@educa.madrid.org) circunstancia o perspectiva. Ortega piensa que ni el escepticismo ni el dogmatismo logran dar una explicación al problema del conocimiento, ya que el primero rechaza la existencia de la verdad y el dogmatismo, aunque afirma la verdad, rechaza todo papel del individuo, la vida o historia en el proceso de conocimiento. Frente a ambos, Ortega defiende una concepción perspectivista del conocimiento. Sostiene que la realidad es multiforme y tiene numerosas perspectivas, de modo que solo conocemos la realidad en perspectiva. El error no nace de la perspectiva, sino al pretender absolutizar un determinado punto de vista, olvidando que nuestros conocimientos son solo una perspectiva entre muchas. Por el contrario, la perspectiva es el único camino posible para acceder a la verdad y ésta solo se alcanza cuando se multiplican las perspectivas, se armonizan y se jerarquizan adecuadamente. Por último, Ortega afirmará que cada hombre tiene una misión de verdad, somos insustituibles dado que solo entre todos llega a ser vivido lo humano. (Seguimos dentro de la teoría del conocimiento) El perspectivismo permite a Ortega superar tanto el objetivismo como el escepticismo. Pero afirmar que el conocimiento humano es siempre “en perspectiva”, exige una nueva idea de la razón: será la razón vital e histórica Para nuestro autor, la razón vital es la única forma de captar e interpretar adecuadamente la vida, ya que cuando el vitalismo renuncia a interpretar la vida a partir de la razón, la convierte en algo irracional que hace imposible un proyecto vital; por su parte, el racionalismo al pretender someter a la vida a los dictados de una razón pura, es incapaz de entender la vida. Frente a ambos, Ortega propone la razón vital como instrumento para captar la realidad radical: el proyecto vital que cada uno está obligado a diseñar. Por ese motivo, la razón vital es “razón histórica”: no se trata de dos razones distintas, sino dos aspectos de la misma razón, ya que la razón vital en su necesidad de explicar mi vida y de la de la sociedad, necesita recurrir a la historia. Según Ortega, “el hombre no tiene naturaleza sino historia”. En consecuencia, la historia es el método adecuado para interpretar la vida, tanto individual como social, ya que solo mirando el pasado es posible entender lo que cada uno de nosotros es en el presente, y lo que puede llegar a ser en el futuro. Es aquí donde tiene cabida la distinción entre ideas y creencias. Mientras las ideas son todos aquellos pensamientos que se nos ocurren acerca de la realidad o nosotros mismos, sobre los que discutimos y debatimos (por lo que van cambiando con el tiempo), las creencias, en tanto conjunto de convicciones que sustentan nuestra vida, “nos tienen a nosotros”, de modo que, cuando éstas nos abandonan, acudimos a las ideas para llenar su vacío, por eso algunas ideas llegan a convertirse en creencias. (Sociedad / política) Para interpretar la historia y la sociedad Ortega plantea la teoría de las generaciones, en la que asume que en toda sociedad conviven distintas generaciones, siendo las establecidas y las nuevas los dos tipos fundamentales existentes. Cuando los planteamientos de éstas son compatibles, la sociedad se desarrolla sin sobresaltos, pero si no es así, se produce una crisis social, como la que tiene lugar en su época, en la que se produce una rebelión de las masas. Según Ortega el hombre puede ser “masa” o “minoría selecta”, algo que no tiene que ver con la posición social de cada uno, sino con la forma de vida. El hombre masa es aquel que se siente satisfecho de sí y no se exige nada a sí mismo, mientras que pertenece a la minoría selecta todo aquel que se exige a sí mismo más que a los demás y vive buscando su desarrollo máximo. El problema actual, según el autor, es que el hombre masa gobierna la sociedad sin atender a la minoría selecta, imponiendo su capricho uniformador y poco respetuoso con la libertad individual.