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La España que inspira un mundo Fernando Vidal Hay una España que inspira un mundo y hay una España que inspira al mundo. Todo pueblo merece una mirada positiva sobre sí mismo. Comprender a un país patológicamente sólo desde los conflictos, lo negativo o lo apocalíptico es injusto. No es que no haya problemas, pero una cultura política tiene que ser capaz de que la gratitud sea una virtud colectiva. Todos tenemos claro que la crisis ha dejado España en blanco y negro de nuevo. Sigamos siendo críticos. Pero eso no agota España. Los países no dan lo mejor de sí cuando carecen de autoconfianza. Necesitamos inspirar y respirar país. Hay que tener también una conciencia admirada de España para ser justos con los esfuerzos de tantas generaciones de gente que la ha construido con su tiempo y vida. Este país está en riesgo de depresión política y eso agravaría los problemas. Cualquier modelo de negocio identifica necesidades pero sobre todo es consciente de lo que sabe hacer bien. Necesitamos reconocerlo y saber qué es lo mejor que aportamos al mundo. Quizás necesitamos tomar todo lo bueno de España, meterlo en una incubadora y comenzar a recrear nuestro país. ¿Cómo sería España si nos inspiráramos en lo que somos mejor? Seguro que cada uno destaca algo de España que es inspirador. ¿Cuáles serían las 10 cosas de España que inspiran al mundo en este siglo XXI? Voy a seleccionar las diez que pondría en un libro que titularé así, “La España que inspira un mundo”. (1) Un país de calles. La vida de las calles de España es admirada en todo el mundo. Es un modo de ética celebrativa en la que todo el mundo cabe sin exclusión. Calles y plazas son el gran escenario de fiestas, terrazas y procesiones. España no se apaga nunca en sus calles, la noche en nuestro país está llena de calles en las que uno siempre tiene un lugar para encontrarse, para acompañarse, para disfrutar. Las calles son una idea de lo público, un bien común que nos debe inspirar un modelo de ciudad. Para no ir de calle tenemos que ser un país para la calle. (2) El Bilbao del Guggenheim. El Guggenheim de Bilbao es el símbolo de un proyecto urbanístico que ha asombrado al mundo y se estudia internacional como modelo ejemplar de transformación. Requirió la alianza de la mayor parte del tejido de una sociedad en el proyecto común del Plan Bilbo 21. Si alguien enseña cómo una ciudad puede superar la más dura crisis económica, política y social, es Bilbao. La belleza, la cultura, la sostenibilidad y la humanización son cuatro principios que no sólo han servido para hacer del gris Bilbao una obra de arte firmada por Ghery sino que pueden ayudar a nuestro país a hacer de nuestros grises materia reciclable para algo mejor. (3) Solidaridad española. España es referente mundial en dos mareas de solidaridad. La primera: todos sabemos que lideramos mundialmente las donaciones para el trasplante de órganos. Una obra que ha combinado ciencia, voluntad política y generosidad popular. En segundo lugar, durante muchas décadas españoles misioneros y cooperantes han dado vida a regiones enteras y han sembrado y siguen sembrando con su vida las tierras más lejanas: Vicente Ferrer, Casaldáliga, Ellacuría, Enrique Figaredo son sólo algunos nombres junto con miles de grandes y sobre todo pequeñas ONG. Deberíamos reconstruir nuestro país y la presencia de España en el mundo poniendo estas dos solidaridades como nuestro ADN. (4) La Transición de la Concordia. Objeto de agrio debate en la actualidad y no carente de defectos, hay un núcleo de experiencia colectiva en la Transición que está lleno de bien, confianza y esperanza común. Perdón, reconciliación, convivencia, rechazo a la violencia, miedo a la destrucción, ansia de paz, sacrificio y abnegación, pacto, solidaridad, compromiso, pensamiento, diálogo, amistad cívica… Forman una tabla de virtudes que no se puede hallar con tanta profundidad en ninguna otra experiencia histórica de nuestro país. Dicho esto, la Transición necesita terminarse restaurando la memoria humanitaria de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. El proyecto de la Concordia es el legado más importante de la cultura política española para tanta transición que necesitamos afrontar. (5) Camino de Santiago. El camino jacobeo causa admiración en medio mundo: miles de kilómetros que cualquier persona puede recorrer en paz, libre, a escala humana, con ínfimo coste, en comunión con la naturaleza, la cultura y las gentes; en solidaridad con las generaciones pasadas hasta el siglo 10 y abierta al futuro. Las motivaciones son múltiples: cultura, deporte, espíritu, naturaleza, conversación, búsqueda existencial o religión coexisten de modo diverso. El Camino de Santiago es camino de los encuentros y es camino que nos hace sabernos austeros peregrinos por un mundo del que nos somos dueños. Todos cabemos en él: el Camino de Santiago es un pueblo donde no hay fronteras sino sólo caminos.Y es también un camino de elevación, de esfuerzo alegre y búsqueda del Grial de la vida. Convivencia, libertad, superación y gratuidad son principios sobre los que levantar un país perdido que necesita encontrar su camino. (6) La economía social de Mondragón. Mondragón es la mayor cooperativa que el ser humano ha emprendido en la historia. La obra creada por el cura Arizmendiarrieta es la próspera prueba de que es posible construir una economía justa y sostenible basada en la dignidad del trabajo, los bienes comunes, una formación profesional de primera magnitud y una fuerte sociedad civil. Un país en el que la especulación financiera ha destruido gran parte de su tejido, necesita reconstituirse desde otros principios. La economía social es la alternativa pero necesita la conciencia ciudadana y la sociedad profesional que la haga posible. Mondragón fue y sigue siendo modelo e inspiración. (7) Pacifismo a prueba de plomo. Aunque no ha sido aún puesto suficientemente en valor, el pacifismo que mostró el pueblo español contra el terrorismo de GRAPO y ETA es de un alto valor. La gente no cedió a las tentaciones que impulsaron ultraderechistas y justicieros de Estado. Por el contrario, las rechazó y sostuvo su persecución. Es admirable el civismo y pacifismo de dientes apretados que mostró la gente en las manifestaciones por las calles. Gesto por la Paz o el Espíritu de Ermua son frutos heroicos de la paz. Pero también el silencio de tantas víctimas y su pacífica búsqueda de justicia han forjado el corazón de nuestro país. Tenemos que ser capaces de cultivar y custodiar ese pacifismo de manos blancas forjado en los años de plomo y que demostró que el bien y a verdad siempre son más profundos que la mentira y el mal. (8) La comunidad del español. Consecuencia de la invasión y conquista de América, el español nos demuestra cómo la palabra humana es capaz de construir una comunidad incluso sobre los feroces errores del pasado. Todas nuestras lenguas han sangrado: con sus palabras se han dicho mentiras y en su nombre se ha oprimido a pueblos enteros. Pero pese a todo eso, la belleza de un idioma que es de cada uno de sus hablantes y que es lazo de solidaridad entre tantos pueblos es asombroso. Ningún idioma formó ni forma una comunidad internacional tan solidaria alrededor de una cultura tan rica. Es una comunidad celebrativa pero también es una comunidad herida y reconciliada. Y eso la hace más honda y humana. Y todavía es más interesante cuando el español es capaz de hacerse castellano para convivir y enriquecerse junto otros idiomas a ambos lados del Atlántico, sea quechua, guaraní, gallego,catalán o el spanglish norteamericano. (9) Diversidad territorial. Los casi 70 millones de turistas internacionales que visitan cada año España se maravillan de la gran diversidad de sus distintos territorios. Esa diversidad idiomática, caracterológica, estética y culinaria, medioambiental, musical y de costumbres, es un enorme tesoro. La biodiversidad es un enorme tesoro para cualquier país que la goce. ¿Por qué la etnodiversidad no lo es también? Si Estados Unidos tuviera cuatro idiomas oficiales diferentes, todo el planeta estaría aspirando a tenerlos también. Si España no los tuviera, envidiaríamos a quienes los disfrutaran. Convertir la diversidad en problema es uno de los mayores errores que se pueden cometer en el siglo 21. (10) Indignados. Los Indignados españoles que ocuparon decenas de plazas de España en medio de la crisis han inspirado a millones de ciudadanos de Occidente y han sido imitados en lugares tan emblemáticos como Nueva York, Londres o París. Junto con otros fenómenos como las solidaridades antidesahucios, han mostrado a una sociedad civil que se indigna y resiste contra el saqueo y destrucción de un país. Independientemente de excesos como rodear el Congreso, los scratches o el destino que pueda tener Podemos, ciertamente hay algo potente y creativo en esa indignación que es positivo y necesario para construir lo mejor. Seguro que el lector quitaría algunos y añadiría otros. ¿Cuáles? Si creyéramos que realmente España es así y nos comportáramos como tal, entonces nos convertiríamos en el español más insigne, Quijotes, chocando contra un país que no es lo que promete su Constitución. Pero necesitamos esta mirada positiva, inspirarnos para redescubrir nuestros valores, reconstruir las redes comunitarias y regenerar las instituciones. España no necesita sólo volver a la normalidad sino reconstruirse desde lo mejor de sí. España inspira un mundo: ¿queremos y sabemos formar parte de él?