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La Iglesia de Jesús, Jesús en su Iglesia
Sección: Recursos Pastorales
Autor: Jorge A. Blanco / Depto. Audiovisuales Editorial SAN PABLO
audiovisuales@san-pablo.com.ar
El evangelio del domingo pasado (Mt 16, 13-20), que nos recuerda a Jesús
fundando su Iglesia y designando a Pedro como “piedra angular”, nos permite
reflexionar acerca de este misterio y de quienes dudan o niegan la presencia de
Cristo en la Iglesia. Por cierto, últimamente, en los pecados de muchos cristianos y
los escandalosos delitos públicos cometidos por miembros consagrados, algunas
personas creen encontrar motivos suficientes para alejarse, desconfiar de su
veracidad o argumentar que Jesús no está presente en la Iglesia actual. Por eso,
hoy compartiremos una dinámica que nos ayudará, tanto personal como
grupalmente, a profundizar en la presencia viviente de Jesús en su Iglesia, a través
de su palabra y de su entrega pascual:
Primer paso: ¿Qué nos dice la vida cotidiana?
-Analicemos y revisemos si coincidimos con lo expresado anteriormente en la
introducción: ¿encontramos gente que se exprese de ese modo, que nos cuestione
o directamente niegue la presencia de Jesús en la Iglesia? ¿Con qué razones o
argumentos? ¿las comprendemos, compartimos, justificamos?
-Analicemos los siguientes puntos de reflexión, que pertenecen a citas del Concilio
Vaticano II. Si se trata de un trabajo grupal, podemos copiar estos textos en
tarjetas para repartirse luego en pequeños grupos:
La Iglesia es en Cristo signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la
unidad de todo género humano (LG 1).
Confesamos a la Iglesia como una, santa, católica y apostólica (LG 8).
La Iglesia encierra en su propio seno a pecadores, siendo, al mismo tiempo, santa y
necesitada de purificación (LG 8).
El pueblo de Dios es un germen segurísimo de unidad, esperanza y de salvación
(LG 9).
El Espíritu Santo impulsa a la Iglesia a evangelizar para que se cumpla el proyecto
de Dios, quien constituyó a Cristo principio de salvación para todo el mundo (LG
17).
“La Iglesia está integrada por hombres que-reunidos en Cristo- son guiados por el
Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre, y han recibido la buena
noticia de la salvación para comunicarla a todos”. (GS 1)
El Pueblo de Dios, movido por la fe, procura discernir, en los acontecimientos, las
exigencias y los deseos –de los cuales participa juntamente con sus
contemporáneos–, los signos verdaderos de la presencia o de los planes de Dios
(GS 11).
-A partir de la lectura personal de cada cita, sinteticemos lo que nos dice y enseña
a cada uno el Magisterio acerca de la Iglesia. De tratarse de un trabajo grupal, se
realizará un plenario entre los grupos.
Segundo paso: La Palabra de Dios da sentido a la vida
-Compartamos, del evangelio de Mateo, el capítulo 28, versículos 16 al 20:
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado.
Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.
Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo
que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo”
(Mt 28, 16-20).
-Luego de leer el texto evangélico, reflexionar personalmente sobre estos
conceptos:
*Los apóstoles confiesan su fe en Jesús resucitado, a quien proclaman Mesías y
Señor.
*Jesús ha recibido “todo el poder” o la autoridad que le dio su Padre. Ahora lo va a
compartir con sus amigos, los Apóstoles.
*Su misión va a consistir en testimoniar quién es Jesús y qué aprendieron de él,
con el fin de hacer nuevos discípulos o seguidores del Señor.
*Al hacer discípulos en todas las naciones, los Apóstoles y sus sucesores
manifestarán que Cristo es la cabeza del nuevo pueblo de Dios, la Iglesia, y
también que él es Señor de la creación.
*La salvación ha llegado para todos. Así lo debe proclamar la Iglesia. Los que
acepten la salvación y quieran entrar en la Iglesia serán bautizados.
*En la aceptación de la persona de Cristo, los discípulos cumplen todo lo que él les
mandó.
*Para esta misión, la Iglesia cuenta con la promesa de Cristo: el Espíritu Santo
(esto es lo que significa: “Yo estaré siempre con ustedes”).
-Posteriormente, preguntarnos:
*¿Qué es lo primero que hacen los Apóstoles?
*¿Con qué autoridad obra Jesús resucitado?
*¿Qué exige a los Apóstoles la misión que les encomienda Jesús?
*¿A quiénes salvó Cristo?
*¿Qué significa el bautismo según estas palabras del Señor?
*¿Qué seguridad tiene la Iglesia para poder cumplir su misión?
Tercer paso: ¿Cuál será nuestra respuesta de fe?
El tercer paso nos conducirá a concretar un compromiso personal o grupal.
-¿Qué hemos aprendido, descubierto, repasado en este trabajo reflexivo? ¿Nos
aportó algo nuevo a lo planteado en la introducción?
-¿De qué modo podemos testimoniar a los demás, especialmente a quienes no
creen, la presencia de Jesús vivo en nuestra Iglesia?
-¿Cómo podemos llevar todo esto a la practica en los ámbitos en donde nos
solemos mover (familia, estudio, parroquia, etc.)?
Cuarto paso: Recordatorio y oración conclusiva
-La propuesta para el cierre será llevarnos una frase para leer y meditar a lo largo
de la semana:
Jesús está presente en la Iglesia y permanece entre nosotros hasta el fin de los
tiempos.
-Concluir con una oración espontánea, que surja como fruto de lo reflexionado y
vivido.
(Adaptación de la dinámica de Guillermo Almada y Juan Alberto Oddone, en el libro
Cristo Amigo, para un sentido de la vida, Ediciones Paulinas, 1992).