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ORACIÓN “La familia que reza unida, permanece unida”. La consagración, además de oración, es verdadero acto de amor y de entrega. Es crecer en el amor, en la generosidad y donación. Es abrir el corazón y buscar la voluntad de Dios sobre la propia vida. Para la consagración no hay edades, porque se trata de dar un “sí” definitivo a Cristo, por manos de María. Es una alianza, un pacto, algo íntimo entre Cristo y yo. Es una promesa. Es la renovación de mis compromisos bautismales con Cristo a través de María. Consagrarse es entregarme enteramente a la Santísima Virgen para ser totalmente de Jesucristo por medio de Ella. Con esta consagración le estoy diciendo: te entrego mi cuerpo, mi alma, con todo lo que soy: mi inteligencia y voluntad, mi pensar, mi querer, mi hablar, mi sentir; mis bienes, mis cualidades y defectos, mis méritos, mis virtudes, mi pasado, mi presente y mi futuro: todo en tus manos. Soy todo tuyo. Soy toda tuya. ¡Que honra pertenecer a Jesús por María! Por eso, en familia, todos reunidos, pero de modo personal elevo mi oración… Todos los días mientras la Virgen esté de visita, tomar unos momentos para consagrarnos a ella: “Oh Señora mía, o Madre mía, yo me ofrezco enteramente a ti. Y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día y para siempre, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra todo mi ser. Ya que soy todo tuyo oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.” ¡Oh Virgen de la Estrella! Hacia ti se dirigen nuestras miradas y nuestros corazones de niños: Tú eres la Estrella Matutina que anuncia la llegada del Día; Tú eres el Lucero Vespertino que refulge durante la noche; Tú eres la Estrella del Mar que nos guía a feliz puerto. Lo mismo que la Estrella envía su luz del cielo a la tierra, Así envíanos a nosotros tú Hijo Jesús, ¡Luz eterna del mundo! En medio de las tinieblas y tempestades de la vida, En las horas de duda o de tentación, Cuando se nos rebelen las pasiones o seamos débiles, ¡Sé nuestra claridad y nuestra paz! ¡Sé nuestra esperanza y nuestra pureza! ¡Sé nuestra dulzura y nuestra fuerza! ¡Oh Virgen de la Estrella! ¡Que en ti descansen siempre nuestras miradas y nuestros corazones! Amén. Nuestra Señora de la Estrella, reina y madre de las Escuelas Cristianas. Ruega por Nosotros. Viva Jesús en nuestros corazones. ¡Por Siempre! S nuestra señora DE LA ESTRELLA PEREGRINA NUESTRA SEÑORA DE LA ESTRELLA PEREGRINA Preescolar, Instituto Regiomontano Chepevera. “La Familia que reza unida, permanece unida.” Bienvenida Querida Familia de la Comunidad Lasallista del Instituto Regiomontano, hoy tienen la bendición de recibir la visita de Nuestra Señora de la Estrella Peregrina. Recíbanla, conságrense a ella, hagan una fiesta invitando a sus amigos y familiares. El rezo del Santo Rosario en familia será su mejor regalo. Estos días en su compañía derramará enormes bendiciones en su hogar. Madre, como el apóstol Juan, nosotros queremos acogerte en nuestra casa, para aprender de ti a ser como tu Hijo. "¡Mujer, aquí tienes a tus hijos!". Estamos aquí, ante ti, para confiar a tus cuidados maternos a nosotros mismos, a la Iglesia y al mundo entero. El santuario de Nuestra Señora de la Estrella se halla en Montebourg, en el extremo occidental de Francia. Este santuario estaba a cargo de la Congregación de Hermanos religiosos llamados "Hermanos de la Misericordia". En 1938 estos Hermanos eran muy pocos y como no tenían vocaciones, pidieron ser incorporados al Instituto de La Salle, lo que obtuvieron. Y así recibimos la misión de custodiar el santuario mariano y difundir su devoción por todo el mundo. En 1955 el Hermano Dionisio de Jesús, Vicario General, proclamó a Nuestra Señora de la Estrella, Reina y Madre de las Escuelas. Cristianas. Debemos de sentirnos alegres, pues tenemos una Madre en el Cielo, una Madre que nos cuida y nos protege con tantísimo amor que no es posible pensar que la vida pudiera existir sin ella, y un motivo más de alegría es la advocación de María en la Virgen de la Estrella. ¡Qué orgullosos debemos sentir los lasallistas! pues es Nuestra Patrona, Nuestra Protectora. Pero también tenemos un grandísimo compromiso con ella, que es el de difundir su devoción por todo el mundo, a través de las prácticas marianas, como el rosario, cantos, oraciones e imitándola en sus actitudes. Ruega por nosotros a tu querido Hijo, para que nos dé con abundancia el Espíritu Santo, el Espíritu de verdad que es fuente de vida. Te encomendamos a todos los hombres, comenzando por los más débiles: a los niños que aún no han visto la luz y a los que han nacido en medio de la pobreza y el sufrimiento; a los jóvenes en busca de sentido. A las personas que no tienen trabajo y a las que padecen hambre o enfermedad. Te encomendamos a las familias rotas, a los ancianos que carecen de asistencia y a cuantos están solos y sin esperanza. Oh Madre, que conoces los sufrimientos y las esperanzas de la Iglesia y del mundo, ayuda a tus hijos en las pruebas cotidianas que la vida reserva a cada uno y haz que, por el esfuerzo de todos, las tinieblas no prevalezcan sobre la luz. A ti, Aurora de la Salvación, confiamos nuestro camino para que bajo tu guía, todos los hombres descubran a Cristo, luz del mundo y único Salvador, que reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. Todos: En el horizonte de la noche, necesitamos tu resplandor para que nos alumbre, María de la Estrella. María María María María de de de de la la la la Estrella, Estrella, Estrella, Estrella, Madre nuestra. brilla en la oscuridad. Madre nuestra. danos tu claridad. Madre que iluminas la noche en que vivimos, estrella peregrina, guía nuestro andar. Reflejo eres del sol, de quien viene la vida, luz de los corazones, que nos enseña a amar. Nosotros que seguimos los pasos de La Salle en este mundo que hoy tenemos que cambiar: Que seamos luces claras, que le den un sentido a la vida del hombre que no sabe a dónde va. Por eso te cantamos, Señora de la Estrella, llévanos a Cristo porque Él es el Señor. Ven siempre con nosotros, al llevar la Palabra, para que a todo el mundo llegue nuestra voz. Todos: En el horizonte de la noche, necesitamos tu resplandor para que nos alumbre, María de la Estrella.