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Por su alto valor nutritivo, su importancia en la producción sostenible de alimentos y su contribución a la seguridad alimentaria, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró al 2016, Año Internacional de las Legumbres. Un aspecto a resaltar en la celebración del Año Internacional de las Legumbres es el beneficio en los suelos, ya que la mayoría de sus plantas tiene la capacidad de fijar nitrógeno atmosférico en ellos; esto favorece la fertilización sin necesidad de utilizar químicos, permitiendo que otros cultivos como el maíz crezcan de manera más eficiente y de mejor calidad. En México, uno de los principales retos será alentar mejores hábitos de consumo de frijoles en las zonas urbanas. “Hoy, en las grandes ciudades de la República se consumen solo como guarnición. Lo ideal sería comerlos como plato principal algunas veces a la semana, como se hace en provincia”, expresó María del Rocío Fernández Suárez, coordinadora del Programa Universitario de Alimentos de la UNAM. Refirió que hace 30 años, cada mexicano consumía en promedio 22 kilogramos de legumbres al año; en la actualidad la ingesta ha disminuido a nueve kilos aproximadamente por persona por año, lo cual es lamentable, pues el consumo de estos alimentos, es fundamental en una dieta balanceada para contrarrestar el sobrepeso y la obesidad. Las legumbres fomentan la agricultura sostenible debido a que se siembran en policultivo –tipo de agricultura que usa cosechas múltiples sobre la misma superficie–, como la milpa mesoamericana, lo que deriva en un menor impacto ambiental y a la vez permite la producción de diversos alimentos que garantizan la seguridad alimentaria de las comunidades. Existen diferentes variedades de leguminosas, algunas más tolerantes a las sequías y otras con mayor rendimiento. Esta diversidad permite una mejor adaptación al cambio climático. En resumen, al consumirlas obtenemos una buena proteína y ayudamos al planeta. Daniel Hurtado Guzmán 1A/N.L.16