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CUARTA CATEQUESIS LAS TAREAS URGENTES DE LOS OBISPOS EN MEXICO: PAPA FRANCISCO 1. Para concluir esta serie de catequesis sobre la figura del obispo, nos pareció importante recordar las palabras de SS. Francisco, en su última visita a nuestro país. El Pontífice se reunió con los obispos de México, al día siguiente de su llegada a tierras mexicanas. Es un signo que no puede pasar desapercibido: llama, en primer lugar, a sus más cercanos colaboradores, los obispos. Antes de reunirse con el pueblo de Dios, se reúne con los pastores que él mismo ha designado como cabeza de cada una de las Iglesias particulares de México. (aproximadamente 90 Diócesis). 2. También es un signo elocuente que el discurso dirigido a los obispos se encomiende a la intercesión de la Virgen Morenita, que siempre ha mirado con ojos de misericordia al pueblo mexicano. El Papa identifica las aspiraciones, las esperanzas, los deseos de justicia del pueblo mexicano en la mirada maternal de María de Guadalupe. Y como él lo expresara, “Como quisiera que fuese Ella misma, quien les lleve, hasta los profundo de sus almas de pastores todo lo que tengo que comunicarles y guardo intensamente en mi corazón”. 3. De aquí que podemos expresar que los obispos mexicanos recibieron con ternura y con claridad las urgencias que deben ser atendidas por los obispos mexicanos: Atraer con ternura a los más alejados: “La Virgen Morenita” nos enseña que la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios…” Sabemos que nuestra Iglesia tiene grandes retos que afrontar, uno de ellos es el desinterés creciente de los bautizados en la participación de la vida eclesial. Muchos de nuestros hermanos bautizados viven sin Dios en su horizonte de vida. El trabajo en exceso, obligado por las necesidades económicas, las tareas cotidianas, la búsqueda incesante del entretenimiento parecen los abrojos, espinas, cardos que impiden que la semilla de la Palabra crezca en sus corazones. (Mt 13, 7) Es tarea de la Iglesia con su pastor a la cabeza llamar a estos alejados con ternura, paciencia, “reclinado la cabeza con respeto y delicadeza sobre el alma profunda de su gente” , para que no sea la dureza de la ley sino la debilidad divina que atraiga de nuevo al camino de la Iglesia, a miles de personas que tienen su fe dormida.