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ARCHIVOS DE LA SOCIEDAD OFTALMOLÓGICA HISPANO-AMERICANA 1911 – Enero El ojo del «gammarus ocecus» de la caverna «dels hams» en la isla de Mallorca M. Menacho1 Tenonitis supurada primitiva José Buades Pérez10 Nuevo tratamiento de la sífilis ocular por medio del uranato amónico Sinforiano García Mansilla12 ARCHIVOS BE OFTALMOLOGÍA H IS P A N O - A M E R IC A N O S I.— TR AB A JO S O R IG IN A L E S ’ EL O JO DEL «GAM M ARUS CCECUS» DE LA CA VERN A «DELS HAMS» EN LA ISLA DE M A L L O R C A 1 Por el D. M . M e n á c h o ¿%cia el año 1903 se me ocurrió investigar las modificaciones .|ue tienen lugar en los órganos visuales do los animales privados de luz, y á este Fin gestioné cerca de algunos colegas de la isla de Ma llorca, para ver si era posible piQceder á un estudio de la fauna de las grutas que existen en dicha isla y hacer más tarde la suelta de varios animales que pudiesen vivir en los lagos que en dichas gru tas existen. El estudio, sumamente tentador para quien tupiera afi ción á las ciencias naturales y á la biología, no dejaba de presentar serios obstáculos aun para un técnico; así es que no extrañé la difi cultad de hallar quien se prestase á llevarlo á cabo. Algunos años más tarde llegó mi propósito á conocimiento del Catedrático de His toria Natural del Seminario de Palma, D r . S a g r i s t á , quien me pi dió instrucciones adecuadas al caso, empezando sus investigaciones á fines de diciembre último. Séame permitido, desde este lugar, hacer patente mi agradecimiento al D r . S a q r i s t á , á cuya cooperación in teligente debo el poder presentar en esta Cátedra el fruto de los 1 Conferencia pronunciada en el C.ran Anfiteatro de la Facultad de ¿Medicina de Buenos Aires, el día 1.° de junio de 1910, en honor de la «Sociedad Médica Argentinas*, por el Dr. Al. Menacho; (de Barcelona). Miembro del Comité de honor del Congreso internacional Americano de Medicina é Higiene celebrado durante las fiestas del Centenario de la R ep úbli ca Argentina. AR CH IVOS DE OFTALM O LO GÍA 1 trabajos llevados á cabo en mi laboratorio por el jefe del mismo A. M e n a c h o , si bien la premura del tiempo no ha permitido termi narlos y habrán de ser objeto de un trabajo ulterior; pero no obstan te, he querido comunicarlos tal cual se hallan, por constituir un estu dio interesante. Las cuevas deis Hams están situadas en Porto-Cristo (Manacor), inmediatas á las ya conocidas del Drach y del Pirata; las tres son magníficas y tienen lagos, cuya agua, aunque bastante salada no lo es tanto como la del mar, y en mi concepto 110 deben comunicar con él, como parecía indicarlo el hallazgo de crustáceos, todos ellos ciegos, pues si la comunicación existiera se encontraría algún ejemplar con el aparato visual normal, y por otra parte no se daría el caso de lle gar á la atrofia de sus omatidias, que sólo se concibe en los seres que hayan nacido en el interior de la caverna y permanezcan en ella. Las cuevas deis Hams son de recientísimo descubrimiento, y es tán terminándose los trabajos de exploración y procediéndose á la instalación del alumbrado eléctrico para abrirlas al público. Con motivo de dichos trabajos se llevó á su interior un haz de leña, con el que, sin duda, se introdujo algún ejemplar de un crustáceo peque ño llamado cochinilla de humedad, del que se han encontrado varios individuos nacidos seguramente allí dentro, pues estaban completa mente decolorados; en ellos no se ha procedido á ninguna investi gación. Supo mi comunicante, por indicación del propietario, que en uno de los lagos que allí se encuentran había crustáceos en bas tante abundancia, y de ellos me mandó algunos ejemplares á fines de enero del corriente año de 1910. No fatigaré la atención de mis oyentes refiriendo las dificultades de toda clase que he tenido que vencer, pues son inherentes á esta clase de trabajos; pero debo decir que los crustáceos que nos sirvie ron fueron transportados en formol, ácido ósmico, sublimado, etc., hasta que por fin recurrimos á los envíos en el agua del lago donde se hallan, pues llegabail casi todos vivos y en condi ciones más favorables para el estudio, si bien algunos de los que formaban la expedición resultaban devorados por sus compañeros. Las grutas deis Hams están situadas á pocos pasos de la carretera que desde Manacor conduce á Porto-Cristo; su entrada está á doce me tros sobre el nivel del mar y á 1,600 metros de distancia de la playa. Junto á las grutas hay un ancho y profundo abismo producido por el hundimiento de alguna de ellas. En su interior se encuentran her mosas estancias llamadas: Mezquita imperial, del Parnaso, del Buho, de las Armas, de la Fuente, Jardín de las Espérides, la de las Vírge nes (de 25 metros de elevación), la Sala suprema ó de las estalagmi tas trepadoras, verdadera Filigrana en la que se encuentran colum nas hasta de 1‘75 metros de longitud por 0‘004 de diámetro, y estalagmitas que se bifurcan á alturas de 0‘75 y 1‘05 del suelo, constituyendo un fenómeno verdaderamente extraordinario; en el suelo de esta sala se halla petrificado el cadáver de una rata que fué á morir allí dentro, y se halla formando un todo con lg: roca. Hay además: los corredores de las antorchas, de los colmillos de jabalí, el valle del Paraíso, y fantásticos lagos como el de Acreonte, el de la columna y el de la Ciudad encantada, (éste, cuya superficie es de 70 á 100 metros cuadrados, es en el que se han hallado los crustáceos ciegos que han servido para mi estudio). En la primera estancia de estas grutas la temperatura es de 23° centígrados; en el salón de la Mezquita el termómetro marcó 17°3; junto al lago Acreonte 20° 1, y el agua de este lago está á 19°; la Sala suprema está á 22° y el agua del lago de la Ciudad encanta da marca 18°8. Se procedió á un análisis sumario del agua del lago donde se hallan los crustáceos, por los S r e s . S u r e d a , en espera del resulta do del análisis completo que debe estarse haciendo en estos mo mentos. Este análisis ha sido hecho con objeto de poder deducir si su composición demostraba, por su analogía con la del mar, la comu nicación de éste con el lago, circunstancia muy importante porque permitiría deducir la posibilidad de que los crustáceos hallados pue dan comunicar fácilmente con el mar, ó afirmar que los que allí se encuentran se hallan confinados en el lago de la gruta. El análisis demostró que el agua de éste contiene 5‘808 de cloro por 1,000 y 9‘56 de cloruro de sodio, siendo así que la del Mediterráneo contiene 17‘72 y 29‘424 por 1,000 respectivamente, en las inmediaciones de la gruta. Del análisis que antecede podemos sacar la conclusión de que el agua del lago donde fueron hallados los Gammarus no comunica con el mar, ó que si comunica con él ha de ser mediante filtraciones por terrenos poco permeables, que detienen una buena parte del clo ruro de sodio (el 66 por 100 de su contenido normal), y ha y que de ducir, forzosamente, que si el agua llega á través de terrenos tan impermeables que detienen gran parte de sus sales, con mayor m o tivo debe quedar cerrado el paso á seres de las dimensiones del que estudiamos. ¿Cómo explicar la presencia de los crustáceos en el lago? No hay que olvidar que junto á las grutas hay un ancho abismo produ cido al parecer por el hundimiento de una porción de ellas, y es pol lo tanto probable que el agua de sus lagos, que en un principio pudo comunicar ampliamente con el mar, viese interceptada su comunica ción á consecuencia de fenómenos sísmicos que originaran á la par el hundimiento de una parte de la gruta, y desde el momento en que la incomunicación se produjo, los seres que quedaron confinados y sometidos, por consiguiente, á las nuevas condiciones de vida, debie ron adaptarse á ellas ó sucumbir. La adaptación de un ser á un nuevo medio supone en él profun dos cambios anatomices y por ende en el funcionamiento de sus ór ganos; y si quisiéramos ahondar en este problema tan atractivo, tan profundo y tan trascendental, deberíamos proceder antes á un con cienzudo estudio que no hemos tenido tiempo de llevar á cabo, ni podemos hacer; pero que indicamos á la actividad de los naturalistas y especialmente de los biólogos, porque pone sobre el tapete cues tiones tan fundamentales como la modificación aparente de las espe cies, que queda desmentida por la invariabilidad anatómica fundamen tal de los seres que procrean y por la recuperación del tipo primitivo en cuanto cesan las condiciones artificiosas á que fueron sometidos; pues ni aun por selección rigurosa han podido crearse especies nue vas, ya que los tipos obtenidos degeneran con el tiempo, y es preciso proceder á un nuevo cruce, á lo que llaman los técnicos «introducir sangre nueva», para que vuelva á adquirir los caracteres artificiosa mente logrados. Sería, por lo tanto, muy interesante colocar á los crustáceos hallados en las grutas deis Hams en condi'ciones análo gas á las de sus homólogos que habitan en el mar, para comprobar si en ellos era un hecho el retorno á su tipo originario en toda su integridad anátomo-fisiológica, como podemos presumir á priori. Haré observar que el lago de la gruta del Drach, situada en la proximidad de la deis Hams, reconocido por el naturalista mallor quín S r . M o r a g u e s , no tiene fauna; así es que entre los distintos lagos de las grutas de Mallorca sólo se halla habitado el de los crustáceos ciegos. El hallazgo de animales con vida en las cavernas no es un hecho nuevo; sobre ello ha hecho un estudio de conjunto E i g e n m a n n 1 — obra que 110 he tenido á mano; — pero, á pesar de ello, es 1111 estudio que está en sus comienzos y que promete ser pródigo en resulta dos científicos. Mi propósito es exponer en esta comunicación los hechos com probados en mi laboratorio tal cuales son y en el estado en que la premura del tiempo ha permitido traerlos, dejando para otra ocasión su desarrollo completo. Los crustáceos hallados en la caverna en cuestión pertenecen á los Amphípodos, familia de los Gamáridos, subfamilia de los Gamarinos, género Gammarus. Su tamaño es de 10 á 12 milímetros y exteriormente no presentan otra diferencia con sus homólogos que habi tan en el mar, sino la de hallarse completamente decolorados. Tienen ojos laterales, cuyo diámetro aparente viene á ser de ‘/a de milímetro y presentan el aspecto de pequeñas manchitas de color negro-rojizo. El Gammarus, cuando vive en condiciones normales, tiene dos ojos lalerales compuestos, situados en el parénquima subepidérmico; en su composición entran un número reducido de omatidias de tama ño bastante grande, y hállase el órgano envuelto en una cápsula fi brosa tenue. Cada omatidia está compuesta por cinco células visuales que forman la retínula, divididas en dos porciones, cupo límite co rresponde á su paso por los orificios de la membrana fenestrada. La 1 E ig e n m a n n .—«Cave vertebrate of Amerika. A study of degenerative evolution». Pablic. Carneggie— Institution-Washington, 1909. porción periférica de las cinco células visuales que forman la retínula, reviste la forma ovoidea, es pigmentada, presenta vacuolas y envuelve el cono cristalino, que está formado por dos segmentos. El rabdoma recorre el centro de la retínula p va á terminar en el vérti ce del cono cristalino. La porción estrecha de la retínula está situa da por dentro de la membrana fenestrada, y en ella están colocados los núcleos. Las fibras nerviosas que proceden de las células visuales van á parar al ganglio óptico periférico, que está inmediato á la cáp sula ocular, y después de entrecruzarse van á parar al ganglio ce rebral. Para el estudio de los crustáceos la dificultad principal que hay que vencer consiste en su decalcificación, que llevamos á cabo en mi laboratorio con el licor de Labarraque, que no deja de alterar algo los tejidos blandos y en particular el tejido nervioso. El princi pal fijador que empleamos fué el ácido ósmico, seguíamos después las operaciones necesarias para su deshidratación, aclaramiento é inclusión en la parafina. Las preparaciones hechas, de las que se han sacado tres microfotografías, permiten: En la figura 1.a, comprobar la situación relativa del ganglio cerebral (1), del ganglio óptico periférico (2) y del ojo (3) del que se ven algunas omatidias. En la 2.a se ve, con bastantes detalles, el ganglio óptico periférico (1); á derecha é izquierda de la microfotografía se observa un espolón, compuesto de substancia ner viosa (2-3) que, para mí, no es más que un defecto de la preparación en la que las capas más externas del ganglio óptico se han separado de las centrales, se han desgajado. En la 3.a se ven las omatidias características del ojo de los crustáceos (1) con su cono cristaliniano (2) profundamente modificado, y parte del ganglio óptico perifé rico (3-4). El hecho verdaderamente importante que se observa en los crus táceos que estudiamos es la modificación considerable que han sufrido las omatidias y que hemos puesto de manifiesto, representán dolas en el dibujo de la figura 4.a, tal como se observan en los halla dos en la gruta deis Hams, y en el de la figura 5.a en su aspecto nor mal pigmentado. De la comparación de ambas Figuras destacan tres diferencias esenciales referentes á la pigmentación, al cristalino y á la porción proximal de las retínulas. La pigmentación de la omatidia, representada en la figura 5.a tal como se observa en los animales que viven en condiciones normales, falta por completo en los que nosotros hemos estudiado, por serles en realidad innecesario el p ig mento, dado el medio en que viven, ya que el pigmento es el medio de defensa en los elementos retinianos contra los cambios súbitos de luz, que provocarían sin su presencia Fenómenos fototraumáticos con su secuela de alteraciones anatomo patológicas, como se observan en los ojos sometidos experimental ó accidentalmente á la acción de un intenso Foco de luz. Además, el pigmento parece que interviene en la regeneración de la púrpura retiniana, y como ésta no es necesa ria en los animales que viven en un medio absolutamente privado de luz, de ahí que fisiológicamente resulte innecesario el pigmento en el Gcimmarus de las cavernas, como en todos los seres que viven en la obscuridad absoluta. El aspecto del cono cristalino se diferencia en el Gammarus cie go de.las cavernas, en que está mup reducido de volumen en com paración con el de los individuos que viven en plena luz, producien do el efecto de un elemento atrofiado que está sumergido en una substancia hialina, en la que con los mayores aumentos é inmersión homogénea no se vislumbran vestigios de organización. La porción proximal de las retínulas está también reducida de volumen en el Gammarus de las cavernas, siguiendo el proceso ge neral de atrofia observado en su aparato visual. Hemos querido presentar en la figura 6.a un esquema del aparato de la visión tal como se observa en el caso que estudiamos, en el que queda patente la atrofia de los órganos de la visión (ojos com puestos de omatidias atrofiadas, en nuestro caso), y la integridad aparente del ganglio óptico periFérico, que como puede verse en la microFotografía 2.a, á juzgar por sus dimensiones, no parece haber sufrido alteraciones tan importantes como la de los elementos visua les periféricos. En cuanto al ganglio cerebral, su atrofia no estaría justificada. Del estudio que hemos hecho nos creemos autorizados para afir-1 mar que el Gammarus hallado en el lago de la caverna ciéis Hams pertenece al mismo género que el que vive en el agua del mar, pero que presenta un órgano visual anatómica y fisiológicamente degene rado por la permanencia en un medio que no es el suyo, y digo dege nerado, refiriéndome exclusivamente á sus órganos visuales, pues cuando se complete su estudio es probable que se encuentren los órganos táctiles más desarrollados, como es natural que ocurra, ya que los sentidos son los órganos por los que nos comunicamos con el mundo exterior, y al atrofiarse alguno de ellos debe ser suplido en parte por los demás. Ocurre en algunos invertebrados, v. gr. los gusanos, que viven en condiciones muy distintas unos de otros individuos de una misma familia, y en ellos se observa que los que viven en el agua libre tie nen los sentidos más desarrollados, los que viven en la tierra ó en el ba rro ya no los tienen tan perfeccionados, y en los parásitos sólo subsiste el tacto; pero esto no obstante en estado de larvas tienen todos los ór ganos de los sentidos, pues su regresión sólo alcanza al animal adulto. Ocurre también en algunos vertebrados que habitan en cavernas du rante varias generaciones, que bajo la influencia de estas causas se producen al principio fenómenos de desarrollo tardío del órgano vi sual, y en las generaciones ulteriores su atrofia completa; pero en el desarrollo ontogénico ó individual, las diferentes partes del órgano se detienen en el momento en que en la filogénesis el órgano ha ce sado de ser útil; esto no obstante, si procedemos á una investi gación embriogenética, se suele observar, como en la larva del tiphlotriton (un anfibio que habita las cavernas del Missouri) que su ojo es normal, al paso que después de la metamorfosis se inicia su degeneración; de modo que esta degeneración de apariencia anató mica no es primitiva ni hereditaria, sino de origen funcional y por consiguiente es lógico que recupere su estructura primitiva en cuan to cesen las condiciones anormales y vuelva al medio para que está organizado. Teniendo presente estos hedhos, comprobados por la observación, se explica la atrofia de las omatidias en el ojo compuesto del Gam marus ciego de la caverna deis Hams, hallada en mi laboratorio. Este hecho plantea varias cuestiones que será conveniente estu diar, como la de la investigación del desarrollo de sus elementos tác tiles, para saber si llegan á constituir un sistema avisador, como el que parece existir en los seres que no tienen órganos ó elementos visuales especializados ó diferenciados y no obstante son sensibles á las excitaciones mecánicas y químicas, y aun á la luz, que tal vez obre sobre ellos en virtud de reacciones químicas ó de excitaciones puramente mecánicas que quizás guarden alguna relación con los fenómenos químicos observados en la retina y en la esfera visual del cerebro por A n g e l u c c i y otros observadores. Aparte de la función visual, la ausencia del excitante luz ha de obrar modificando el metabolismo celular, y su comprobación ha de constituir un estudio altamente interesante, así como también el estu dio anatómico completo del Gammarus ciego, del que pueden resul tar otras particularidades de importancia. A este estudio ha de seguir el de su embriogénesis, y, por último, el complemento de estas inves tigaciones ha de consistir en colocar á los individuos degenerados del género que estudiamos en las condiciones de medio para el que están organizados, y comprobar la forma en que van recuperando sus atributos originarios y si alcanzan otra vez su integridad orgánica primitiva. Del estudio que llevamos hecho, sacamos la siguiente conclusión: Existe en la caverna deis Hams, en la isla de Mallorca, una variedad del Gammarus que llamamos gammarus ccecus, cuyos ojos com puestos presentan sus omatidias completamente desprovistas de p ig mento, con sus conos cristalinos atrofiados y en parte también la porción proximal de las retínulas, alteraciones que indican que el órgano de la visión es inepto para desempeñar la función que tiene asignada. Dicho estado de degeneración debe atribuirse á modifica ciones anatómicas consecutivas á la falta del excitante natural del órgano de la visión. TENONITIS SU PU RA DA PRIMITIVA P o r el D r . Jo s é B uades P érez (Madrid) En la consulta del día 11 de Febrero se presentó á nuestra observa ción A dela D íaz, de 11 aftos, natural de B éjar (Salamanca). Llam aba la atención, desde luego, una intensa tumefacción rubicunda que, con máxi mum, al nivel de los párpados del ojo izquierdo, bajaba por la región facial del mismo lado hasta la región cervical correspondiente. Nos dijo entonces que hacía tres días, y sin golpe alguno ni causa apreciable, notó un dolor á nivel del ojo, acompañado á las pocas horas de una ligera tum efacción que, acentuándose, llegó hasta el estado que actual mente se encuentra. Examinando más detenidamente la región indicada, se nota perfecta mente su mayor intensidad á nivel del párpado superior, en cuya parte central y superior se ve una pequeña placa de esfacelo rodeada de la tumefacción de un rojo Vinoso que se debilita conforme se aleja de su centro. A duras penas, entreabierto el párpado, se nota una ligera exoftal mía del globo ocular, dirigido hacia abajo y hacia afuera é inm óvil, con la conjuntiva ocular de color rojo violáceo. Com o es consiguiente á la inmo vilidad y desviación del ojo había diplopia. Aunque los síntomas iniciales no correspondieran, pensamos inmedia tamente en una pústula maligna. Como es consiguiente, se abrió am plia mente y se cauterizó con nitrato ácido de mercurio, Viendo, no sin alguna sorpresa, al desbridar, la existencia de bastante cantidad de pus grumoso y muy fétido. Se hizo una cura con agua oxigenada y fomentos calientes, y así se continuó hasta su completa cicatrización; sondando, en cada cura, con el estilete, sin que en ninguna ocasión se haya podido apreciar hueso denudado. Actualmente la enferma se encuentra completamente bien, salvo una ligera cicatriz en el sitio cauterizado. Esta enferma, como se ve por lo expuesto, presentaba un cuadro sintomático que por la comunidad de fenómenos, con otros procesos inflamatorios de la órbita, no podía decirse en un principio si se tra taba de una periostitis orbitaria, de un flemón del tejido celulograsiento post-ocular ó de una tenonitis supurada. Hay que convenir en que este último proceso y la semejanza de síntomas con los an teriormente indicados, hacen muy difícil el diagnóstico. Síntomas comunes á estos tres procesos inflamatorios son los que nuestra enferma presentaba de edema palpebral, inyección y tume facción subconjuntival, propulsión é inmovilidad del globo ocular, dolores periorbitarios y estado general febril acompañado de abati miento de fuerzas. Pero en la enferma en cuestión, si bien la tumefacción palpebral y de las regiones circunvecinas era intensa, no lo era en cambio la inyección subconjuntival y el quémosis tan in tensos como estamos acostumbrados á ver en la periostitis y en el flemón post-ocular. La exoftalmía por su parte, que en el flemón suele ser muy pro nunciada y directa, lo era en este caso poco notable, y en dirección lateral hacia abajo y afuera; en cambio de estos síntomas comunes tenía la enferma otros, que se asignan propios de la capsulitis, que son: inyección subconjuntival de color violáceo, que recuerda la de las escleritis, y quémosis pequeño; exoftalmía poco pronunciada é inmovilidad relativa del globo y definitivamente, los datos suminis trados por el tacto, mediante el estilete abotonado, que demostraba el estado indemne del periostio y el hueso, la sensación que daba de una cápsula algo rugosa y fofa en su superficie sobre una especie de lámina dura, fibrosa, no perforada en los puntos accesibles y que al hacer presiones sobre ella no se experimentaba sensación alguna de fluctuación ni señal de que detrás de ella hubiese colección purulen ta, cosa que habría ocurrido al tratarse de un flemón, pues en este caso al abrirse salida, el pus habría despegado, mortificando ó per forando la cápsula por alguna parte, ó al hacer presiones sobre ella, si hubiese estado desgarrada por algún punto, hubiéramos podido observar mayor salida de pus, al hacer presiones con la sonda, cosa que en este caso no ocurrió. La sensación rugosa, blanda, de la superficie de cápsula en unión de los demás síntomas expuestos, me hizo pensar que en ella se había desenvuelto un proceso inflamatorio que, por causas para mí desconocidas, terminó por supuración; y diagnostiqué, con las salve dades propias á mi aun escasa experiencia, de tenonitis supurada. N U EV O TRATAM IENTO DE LA SÍFILIS O C U L A R P O R M ED IO DEL U RA N A T O A M Ó N IC O Por el D r . S i n f o r i a n o G a r c ía M a n s ill a Profesor de Oftalm ología de la Facultad de Medicina de Madrid Oculista del Hospital General y Hospicio Entre los diversos medicamentos que modernamente se emplean para combatir la sífilis y que con gran frecuencia producen resulta dos tan favorables como el mercurio, cuya utilidad es tan conocida para tratar aquella enfermedad, se encuentran el atoxilo, la hectina, y el uranato de amoníaco. Este último medicamento es el que nosotros estamos empleando en nuestra Clínica Oftalmológica del Hospital general, desde hace ocho meses, para tratar las afecciones sifilíticas del aparato de la visión, lo que empleamos en vista de los resultados favorables que el uranato de amoníaco ha producido en la sífilis cutánea. Este medicamento no ha sido empleado hasta ahora por nadie, que nosotros sepamos, en las afecciones oculares, y como quiera que en los cuatro casos en que le hemos empleado los resultados han sido favorables, nos creemos en el deber de publicarlos, á fin de que otros oftalmólogos puedan también utilizar dicho producto farmaco lógico, toda vez que á todos les será fácil, dada la frecuencia con que la sífilis ocular tenemos que tratarla. Historia .—El Dr. A il l a u d , de Saint-Troper, fué el primero que propuso al D r . J u l l i e n ensayar, para combatir la sífilis, un agente terapéutico desconocido hasta entonces en Medicina. Se refiere al uranato de amoníaco que él usaba en suspensión en el aceite de va selina en la misma forma que los calomelanos al vapor. El D r . J u l l i e n y su discípulo A n d r é - W e i l han usado dicho me dicamento durante año y medio en 50 casos de sífilis cutánea, obte niendo resultados muy favorables y comprobando en gran parte lo manifestado por A i l l a u d . Farmacología.—El uranio es un metal poco abundante en la Naturaleza, y se encuentra en general al estado de carbonato uranocálcico, de sulfato básico, ó de sulfato doble de cobre y uranio. El uranio forma dos clases de sales: los compuestos uranosos, derivados del protóxido de uranio, que dan soluciones verdes, oxida bles al aire, ó por la acción del ácido nítrico que los colorea de ama rillo; y las sales uránicas derivadas del sesquióxido y susceptibles de combinarse con el cloro. Estas sales dan soluciones amarillas. A este grupo de sales de uranio corresponde el urato amónico, que se obtiene casi siempre por el procedimiento general de los uranatos alcalinos; es decir, por la precipitación de una sal uránica por medio del amoníaco. El uranalo amónico, es un polvo amarillo, poco soluble en el agua, inalterable á 100°; pero á temperatura más elevada pierde amoníaco y deja un residuo de óxido intermediario. El uranato de amoníaco se emplea en cerámica y se conoce con el nombre de ama rillo de uranio. Cuando el producto es puro presenta, según A d l e r , los siguien tes caracteres: 1.° Es soluble en el alcohol y la disolución alcohólica se colorea en verde por la acción de la luz, á causa de la formación de una sal uranosa. 2.° El carbonato de bario precipita en frío todo el óxido uránico. 3.° El ácido sulfhídrico reduce las sales uránicas en sales urano sas verdes. 4o El sulfuro amónico da un precipitado negro de sulfuro de uranio que se deposita lentamente. 5.° El fosfato disódico da un precipitado amarillo cloro. 6.° El tanino da un precipitado pardo oscuro. 7.° El ferrocianuro de potasio da un precipitado rojo oscuro. Con el ferricianuro de potasio no se obtiene precipitado alguno. Los estudios experimentales llevados á cabo por A n d r é - W e i l prueban que el uranato de amonio es una sal mup poco tóxica. Las do sis empleadas en sus experiencias han necesitado ser treinta, sesenta y hasta cien veces más Fuertes que las empleadas en el hombre para producir la muerte de los conejillos de Indias. Las otras sales de uranio, por ejemplo el óxido, son veinte veces más tóxicas que el uranato de amoníaco. El D r . A n d r é ha empleado el uranato amónico en 50 casos de sífilis cutánea; pero como en 11 solamente hizo una inyección y no pudo continuar la historia de los enfermos, solamente ha publicado 39, que ha curado completamente con aquel medicamento. En todos sus enfermos la inyección la hacía en el muslo, á dos traveses de dedo hacia atrás del gran trocánter, en una línea que, naciendo en el vértice del trocánter, termina en la extremidad supe rior del surco interglúteo. Emplea una aguja de 5 centímetros, que se hunde perpendicular mente, sin experimentar el enfermo dolor, y sin que salga sangre. Cuando esto tiene lugar, se repite la punción. Conseguido que no salga sangre por la aguja, se inyecta un centímetro cúbico de la disolución medicamentosa. Según A n d r é , hay falta completa de dolor después de la inyec ción, y solamente en una inyección, de 400 que ha aplicado, observó una nudosidad ligera é indolente. Tampoco ha tenido abceso alguno. El autor no ha observado nunca síntoma alguno de intoxicación, aunque en un caso rebelde tuvo que practicar 30 inyecciones sin interrupción. El producto empleado es el uranato amónico completamente puro y en suspensión en aceite de vaselina, esterilizado al 50 por 100. Debe procurarse, según aconseja A i l l a u d , que la preparación no tenga más de tres meses; pues de ser antigua, ocasiona dolor y puede provocar una poca Fiebre. Como síntesis de sus trabajos, A n d r é sostiene que el uranato amónico es perfectamente tolerado por el organismo, sin provocar fiebre ni disminución de la secreción urinaria, ni dolor ni abce so local. Los enfermos aumentan de peso, no produce trastorno alguno en la boca aun en aquéllos que tienen mala dentadura. Bajo el punto de vista de la curabilidad de la sífilis, dice que todos los casos que tenían manifestaciones secundarias han curado por completo, algunos con gran rapidez y con una duración media de dos meses y medio de tratamiento. En un caso rebelde el trata miento ha sido más largo; pero terminó por la curación después de 40 inyecciones. En vista de los resultados tan favorables obtenidos por A i l l a u d y A ndré en la sífilis cutánea, nosotros creimos que el uranato amó nico debía ser también eficaz para combatir la sífilis ocular, y de ahí que á primeros del año corriente tuviésemos la idea de propor cionarnos dicho producto y en seguida le hemos empleado en nuestra Clínica del Hospital general de Madrid. En tan poco tiempo sólo hemos usado el uranato amónico en cuatro enfermos de sífilis ocular: tres de iritis y uno de neuritis ópti ca. Véanse las historias de estos cuatro casos. leí- caso. Iritis sifilítica doble. — A. Fernández, de 31 años, natural de Lugo; ingresa en la cama núm. 20 de la Clínica O ftalm ológica del Hospi tal general de M adrid el 19 de enero de 1910. Venía conducido de la mano, porque no veía sino la claridad, y algo los bultos. En junio del año 1909 tuvo un chancro sifilítico, seguido bien pronto de roséola, placas mucosas y dolores articulares. En septiembre estuvo en la consulta del Hospital de San Juan de Dios, por haber sufrido la caída del cabello, y le trataron con dos inyecciones de aceite gris, sin que después tuviese ninguna otra manifestación sifilítica, hasta la que sufre actualmente. Esta empezó á primeros de enero; notando el enfermo que sus ojos se ponían rojos, aparecía lagrimeo, dolor y disminución tan considerable de visión, que no podía trabajar ni conducirse solo. Estado actual: El 20 de enero, que le observamos, apreciamos una sifilide papulosa generalizada. Iritis sifilítica doble con enorme condiloma en el iris izquierdo. Percibe solamente la claridad con ambos ojos. Las pupilas están fuertemente contraídas, y los dolores oculares y periorbitarios son muy vivos. Abundantes exudados en el campo pupilar y cara anterior del iris. D ía 21. — Instilaciones de atropina ó ambos ojos. Una inyección en la región trocanteriana de 1 gramo de la mezcla de uranato amónico y aceite de vaselina al 5 por 100, es decir, 5 centigramos de sustancia activa. D ía 22. - A las 24 horas de la inyección se observa una mejoría muy notable en los dos ojos, sobre todo en el izquierdo, cuyo condiloma dismi nuye mucho de Volumen. Ve dedos á 50 centímetros con este ojo izquierdo y solamente la claridad en el derecho. D ía 23. — Segunda inyección de uranato amónico. D ía 27. — Tercera inyección. El condiloma sigue disminuyendo de Volumen. La agudeza visual ha aumentado considerablemente en ambos ojos Con el derecho, que hasta este día sólo distinguía la claridad, cuenta dedos á 25 centímetros, y con el izquierdo tiene 1/10- Los dolores dismi nuyen, así como el lagrimeo y la fotofobia. Los exudados pupilares Van reabsorbiéndose, la pupila empieza á dilatarse y la inyección periquerática va disminuyendo. Febrero, 5. — Cuarta inyección de uranato amónico. El condiloma apenas es Visible. O . D. — V = dedos á 50 centímetros. O . I — V = VsFebrero, 6 . — Ha desaparecido el condiloma; cesan los do'ores, el lagrimeo y la fotofobia. La visión ha aumentado considerablemente en ambos ojos. Q uinta inyección de uranato amónico que, como todas las anteriores, es tolerada perfectamente, sin producir reacción local alguna. El estado general del enfermo es inmejorable; tiene buen apetito, ha aumentado de peso y no tiene trastorno alguno en la boca. La sifilide que tenía ha desaparecido completamente, viéndosela desaparecer al mismo tiempo que iba curando de las iritis No hay molestia alguna ocular. Febrero, 10— Sexta inyección. O . D . — V = '/to- O . I. — V = ViFebrero, 14. — Séptim a inyección. Febrero, 24. — Está curado de la iritis, las pupilas están dilatadas, con varias sinequias que no han podido ser rotas por la atropina El enfermo pide el alta, puesto que ya puede trabajar, saliendo del Hospital con ‘/3 de agudeza Visual en el ojo derecho y '/a con el izquierdo. 2.° caso. Iritis del ojo izquierdo. — J Budia, de Guadalajara, de 50 años de edad; ingresa en la sala de O ftalm ología, cama núm. 5, el 25 de febrero de 1910 En enero tuvo una roséola sifilítica muy generalizada acompañada de fiebre. El 13 de febrero, y coincidiendo con algunas sif¡lides populosas, notó dolores en el ojo izquierdo, lagrimeo, enrojecimiento y disminución de visión, cuyos síntomas fueron en aumento hasta el día de su ingreso en el Hospital. Este día, 25 de febrero, comprobamos la existencia de una iritis sifilítica con gran inyección periquerática y pupila irregular, pues ya había sido tratado con atropina. La visión era de dedos á medio metro. Prim era inyección de 5 centigramos de uranato amónico en suspensión en 1 gramo de Vaselina líquida. Instilaciones de atropina. D ía 26 — La enferma se encuentra mejor de los dolores y de la fotofo bia. La visión ha mejorado, pues cuenta dedos á 2 metros. Marzo, 2. — Segunda inyección. Marzo, 6 — Tercera inyección. Cesan los dolores, disminuye la inyección periquerática y la visión es de dedos á 4 metros. M arzo, 10. — Cuarta inyección. Hay pocos exudados pupilares, la inyección periquerática es escasa, V = V4. M arzo, 14. — Q uinta inyección. V = VaM arzo, 19. — Sexta inyección. V = */*• La pupila está dilatada unifor memente, no hay exudados ni inyección periquerática. D ía 22. — V = “A- La enferma, completamente curada de su iritis, pide el alta, y seguramente tendrá agudeza normal, cuando pasen algunos días. Las lesiones cutáneas han desaparecido también. 5.er caso. Iritis sifilítica del ojo derecho.— J, Cabedes, de 55 años de edad, natural de Avila, es casada, tiene dos hijos sanos y ha tenido cuatro abortos consecutivos. Es sifilítica desde hace un ano, en que tuvo un chancro en la horquilla, seguido bien pronto de cefalalgia, placas en la faringe, roséola, etc. Estuvo en el Hospital de San Juan de Dios, donde tomó pildoras de biyoduro hidrargírico. El 27 de abril ingresó en nuestra Clínica, ocupando la cama núm 16 de la Sala 28, padeciendo desde hacía 12 días dolores en el ojo derecho, enrojecimiento y gran disminución de agudeza visual. Por el examen, comprobamos la existencia de una iritis sifilítica del ojo derecho, - Visión V io Le dispusimos las instilaciones de atropina y aplicósele una inyección intramuscular de uranato amónico. D ía 29. — Se observa una disminución de los dolores del ojo y de la cabeza. La fotofobia y el lagrimeo tam bién son menos molestos. La visión ha mejorado, pues es de ■/4. De cerca lee el número 6. Mayo, 2 — Segunda inyección de uranato amónico. Mayo, 5. — Tercera inyección. V = Va- El globo ocular disminuye de color, han cesado los dolores y la fotofobia. De cerca lee el número 5 de la escala de W ecker. Mayo, 9. — Cuarta inyección de uranato amónico. Mayo, 14. — Q uinta inyección. V = ‘/a- D e cerca Ve el número 4 con alguna dificultad. Mayo, 19.— Han desaparecido los síntomas inflamatorios, la pupila está dilatada con una sola sinequia. No tiene la enferma molestia algunaV —--¡3 Sexta inyección. Mayo, 24. — La iritis está com pletamente curada, y la enferma recibe el alta el día 28. 4.° caso. Neuritis óptica doble sifilítica. — J . Paez, de 31 años, del Madrid, fundidor de hierro, ingresa el 2 de marzo de 1910, en la cama número 4 de la Clínica O ftalm ológica del Hospital general. Hace tres años tuvo un chancro sifilítico, después roséola, cefalalgia y placas en la garganta, dolores articulares y caída del cabello. Desde hace ocho meses empezó á notar que su Vista disminuía poco á poco en ambos ojos, y esta disminución es ya tal, que no puede trabajar, pues ve todos los objetos con gran confusión, como si estuvieran rodeados por una neblina ó colocados sobre un fondo blanco. Por el examen oftalmoscópico pudimos comprobar la existencia de una neuritis óptica doble sifilítica. O . D. — V = Yo- De cerca lee el número 4 de la escala de W ecker. O . I. — V = Vio- D e cerca lee el número 10. El sentido cromático está alterado en los dos ojos; no distingue el verde ni el amarillo, que los cree blancos. ARCHIVOS DE OFTALM O LO GÍA 2 D ía 3 de marzo. — Prim era inyección de 5 centigramos de uranato amónico. D ía 7. — Segunda inyección. D ía 12. — Tercera inyección. El enfermo dice que Ve mejor; que Ve los objetos con más claridad; pero la exploración no comprueba esta mejoría, ni el examen oftalmoscópico indica variación alguna en el color de las pupilas. D ía 17. — Cuarta inyección. D ía 25. - Q uinta inyección. El enfermo sigue diciendo que ha ganado mucho en Visión, y efectivamente comprobamos que en el ojo derecho se ha elevado á lU y de cerca lee el número 3, permaneciendo estacionada la visión del ojo izquierdo. El sentido cromático es normal, en el ojo en que lia mejorado la agudeza visual. D ía 26. — Sexta inyección. D ía 30. — S éptim a inyección. Reconocido de nuevo el enfermo, no se consigue más mejoría. En vista de que no se obtenía resultado, de tres inyecciones consecu tivas de uranato amónico, dispusimos empezar con inyecciones de biyoduro de mercurio, con el fin de ver si este medicamento era más enérgico para combatir la neuritis que aquél; pero el enfermo no quiso someterse á él, ya que, con la mejoría obtenida en un ojo, podía dedicarse á su trabajo de fundidor. Aunque solamente son cuatro los casos en que hasta ahora hemos empleado el urano amónico para combatir la sífilis ocular, en vista de los resultados favorables que hemos obtenido nos creemos en el deber de darlos á conocer, para, si los compañeros creen con veniente utilizar dicho medicamento, cupa eficacia la hemos obser vado especialmente en los iris sifilíticos. Con el uranato amónico tendríamos un nuevo producto con que combatir la sífilis, sin que por eso pretendiéramos sustituir, ni menos desterrar, el mercurio, cupa eficacia está bien comprobada. Quién sabe si las sales de uranio, que gozan de propiedades ra dioactivas p cttpas acciones terapéuticas son tan poco conocidas, tendrán la propiedad de destruir el espirocete de la sífilis con más facilidad que el mercurio. II.— SOCIEDADES CIEN TÍFICAS C O N G R E S O IN T E R N A C IO N A L A M E R IC A N O D E M E D IC IN A É H IG IE N E Buenos Aires, mayo 29 á junio 6 de 1910 S e c c ió n tercera. — S u b s e c c ió n : O f t a l m o l o g ía Acta y conclusiones de los trabajos P r im e r a s e s ió n Presidente efectivo, D r . P e d r o L a g l e y z e ; Secretario, D r . R e b u f f o A los 30 días del mes de mayo de 1910, estando presentes los miembros Dres. Lagleyze, Menacho, Moret, Beloir, Noceti, Rebuffo, Deniaría, Cabaut, Oyenliart, Iribarne, Doods, Barbieri y Gardella, adherentes á la S u b sección de O ftalm ología del Congreso Internacional Americano de M edi cina é Higiene de 1910. El Sr. Presidente D r. Pedro Lagleyze declara inauguradas las sesiones de O ftalm ología. Se designa presidente honorario al Dr. Menacho (de Barcelona). Se organiza la lectura y exposición de trabajos é informes, con lo cual se levanta la sesión, siendo las 11 de la mañana. Firm ado: A g u s t ín C. R e b u f f o , Secretario. S egu nda s e s ió n Presidente efectivo, D r . P e d r o L a g l e y z e ; Presidente honorario, D r . M e n a c h o (de Barcelona); Secretario, D r . R e b u f f o A los 31 días del mes de mayo de 1910, estando presentes los miem bros adherentes inscriptos á la Subsección de O ftalm ología del Congreso Internacional Americano de Medicina é Higiene de 1910, el Sr. Presiden te Dr. M. Menacho (de Barcelona) declara abierta la sesión. Expone su trabajo el D r . P e d r o L a g l e y z e , Profesor de O ftalm ología de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires, sobre: Modo de obrar de las diferentes operaciones en el estrabismo '. Abierta la discusión, el D r . M e n a c h o dice: Nuestro honorable com pañero el Profesor Lagleyze ha abordado en su excelente informe, basa do sobre tan crecido número de observaciones, diferentes problemas muy interesantes; y no con el propósito de discutirlos, sino para exponer con juntamente mi modo de Ver, me permito hacer sobre el mismo tema algu nas consideraciones. 1 Publicado en estos A r ch iv o s. Agosto de 1910, pág. 441. Un hecho de la mayor importancia en la corrección del estrabismo es la previa determinación perimétrica del campo de mirada, de la form a del estrabismo y de la agudeza visual, pues el procedimiento operatorio á que recurramos se ha de basar sobre el conocimiento de todas estas circuns tancias. La opinión del D r. Lagleyze de que la posición absoluta de los múscu los de la órbita no se altera con la operación, y que sólo Varia su situa ción relativa en cuanto al globo ocular, y que por lo tanto, con las inter venciones, no quitamos ni añadimos fuerza á los músculos sino que variamos tan sólo la situación del campo de mirada en el espacio, es exac ta; pero sólo en ciertas condiciones. Todos sabemos que cuando practicamos una tenotomía, obtendremos un efecto mayor cuanto más ampliamente desbridemos la cápsula tenoniana, y que al practicar el avance muscular, se acentúa su resultado resecando una porción de músculo porque en el primer caso el músculo queda re traído, y en el segundo distendido; y por lo tanto no cabe duda que en estos casos la situación absoluta de los músculos ha variado. Yo no soy partidario de los amplios desbridamientos capsulares; por otra parte encuentro muy racional el acortamiento muscular por el procedimiento del profesor Lagleyze, porque ofrece menos dificultades en su práctica que el avance muscular y no expone á la contingencia, si se sueltan las suturas, de que pueda quedar un estrabismo mayor; pero, á pesar de esto, yo creo que en los estrabismos exagerados, cuando en el ojo desviado subsista una regular Visión, es más fácil obtener la visión binocular desde el principio repartiendo la corrección sobre los dos ojos, porque al operar el segundo, algunos días después, se puede dosar mejor la corrección en vista de la desviación subsistente. En cambio, cuando el ojo estrábico es ambliópico, debemos procurar á todo evento operar en una sola sesión y sobre un solo ojo; en esos ca sos, el acortamiento muscular por el procedimiento,'del Dr. Lagleyze, com binado ó no con la tenotomía, es el procedimiento que puede proporcionar mayores resultados. Después de haber Visto practicar la operación por su autor, me he con vencido que el acortamiento muscular tiene indiscutiblemente grandes Ven tajas sobre el avanzamiento muscular, y me propongo desde ahora adop tarlo en mi clínica en substitución del avanzamiento. Lee en seguida el Dr. A g u s t í n C . R e b u f f o s u trabajo sobre Paludis mo. Manifestaciones oculares. O pina el autor que el paludismo se mani fiesta no tan sólo en el nervio óptico, sino tam bién en la retina, coroides, segmento anterior del ojo y conjuntiva y que el pronóstico es siempre fa vorable, salvo raras excepciones. E l Dr. Menacho declara muy interesante el'trabajo del Dr. Rebuffo, y abre discusión. El D r . L a g l e y z e dice que las complicaciones oculares que más á me nudo ha tenido ocasión de observar, consecutivas al paludismo, han sido é irido-ciclitis. Parece que el tracto uveal se halla más ex puesto á las infecciones palúdicas que las otras membranas del ojo; pro bablemente por ser una membrana Vascular por excelencia y porque el parásito circula y evoluciona en la sangre, se explica la mayor frecuencia de complicaciones oculares en dichas regiones. En cuanto á las ambliopías pasajeras y hemeralopías hay que tener presente que en los sujetos afectados de paludismo abusan muy á menudo del sulfató de quinina, propinándose altas dosis, y no sería aventurado su poner que dichos accidentes fuesen originados á veces por la quinina. Se conocen algunas observaciones de ceguera por atrofia papilar im putables á abusos de las sales de quinina. Es posible que algunas atrofias papilares del nervio óptico, monocula res, debieran ser atribuídasá la osteo-periostitis al nivel del agujero ó p ti co. Yo he tenido ocasión de observar la atrofia papilar simple de un solo ojo en sujetos palúdicos. Por otra parte, suelen observarse complicacio nes de osteo-periostitis alveolar atribuidas al paludismo. Toma en seguida la palabra el D r . N o c e t i , quien dice que después de la interesante exposición del Dr. Rebuffo, debe mencionar un caso que ha tenido en su clínica. Se trata de un señor venido de Bolivia, para hacerse operar de una ca tarata; hecha la operación con toda felicidad, á los tres días el enfermo empieza á quejarse de Violentos dolores oculares, lo que le obliga á le vantar el Vendaje, comprobándose en seguida una irido-ciclitis. El Dr. Noceti piensa en seguida en un accidente infeccioso; pero no deja de llamarle la atencción la ausencia más absoluta de toda secreción. Por otra parte, el D r. Adolfo Flores, que le acompañó en la operación, le observa al Dr. Noceti que el enfermo, además de sus dolores oculares, había tenido Violentos escalofríos y fiebre; todo lo cual, agregado á que el enfermo Venía de una región de Bolivia, donde el paludismo es muy co mún, hizo pensar más bien en un acceso palúdico, lo que no era nada ex traño, desde el momento que una emoción en un palúdico es suficiente para hacer despertar el ataque. Se le instituye un tratamiento local de atropina y fomentaciones ca lientes, y se le suministra al interior quinina y arsénico, y á la semana el enfermo andaba con anteojos ahumados, y al mes tenía una Visión de 7-2 con Esf. + 7 D. C ilind. -(-5 D. á 1CT. Siendo las 12 y 30 de la mañana, se levanta la sesión. D r . R e b u f f o , Secretarlo. ir id o - c o r o id it is Tercera s e s ió n Presidente efectivo, D r. P e d r o L a g l e y z e Secretario, A g u s t ín C . R e b u f f o El día uno del mes de junio de 1910, estando presentes los m iem bros adherentes inscriptos á la Subsección de Oftalm ología del C o n greso Internacional Americano de Medicina é Higiene de 1910, el Sr. P re sidente D r. Pedro Lagleyze declara abierta la sesión. Expone su trabajo el Dr. Enrique B. D e m a r í a , sobre: Conjuntivitis catarrales epidémicas, conjuntivitis granulosa, conjuntivitis de los re cién nacidos, bacteriología, lesiones anátorno-patológicas y su dise m inación, especialmente en la República Argentina A bierta la discusión, toma la palabra el P r o f . P e d r o L a g l e y z e , quien dice tiene el agrado de felicitar calurosamente al Dr. D em aría por su im portante trabajo, que es un testimonio de la competencia y laborio sidad del autor. Los mismos datos que ha logrado recoger tan meticulosamente sobre las diversas conjuntivitis repartidas en la R epública Argentina servirán, seguramente, para llamar la atención de nuestras autoridades sanitarias á fin de provocar medidas profilácticas. Piensa que las medidas de defensa contra la invasión de la conjuntivi tis granulosa deben de llevarse á cabo con el más escrupuloso rigor. La actual inmigración europea importa mensualmente varios centena res de granulosos que se reparten en todas direcciones llevando el con tagio en todas partes. Nuestras clínicas son cada día más frecuentadas por sujetos granulosos recién desembarcados, y algunos de ellos comple tamente ciegos. Es necesario darse cuenta que la higiene, ó mejor dicho la profilaxia, es una ciencia esencialmente egoísta; ella dicta leyes que muchas veces contrarían completamente al altruismo. Si por un sentimiento de hum ani dad dejáramos libre la entrada á nuestro país á los granulosos, la única defensa que tendríamos sería la de construir hospitales para alojarlos y cuidarlos. Sería una medida que contrariaría los principios de economía y los fines perseguidos con la inmigración que todos anhelamos para el engrandecimiento de nuestro país. M e adhiero, por consiguiente, á las medidas que el D r. Dem aría propone para prevenir el desarrollo de la conjuntivitis granulosa y la conjuntivitis de los recién nacidos; y, si los señores concejales no se oponen, se elevará á la consideración de la Asamblea general del Congreso, para que ellas sean apoyadas más eficazmente ante las autoridades competentes de nuestro gobierno. Hace uso en seguida de la palabra el D r . M e n a c h o , de Barcelona, quien dice: el D r. Demaría, en su informe tan complejo y tan bien docu mentado, propone medidas profilácticas que dividiré en dos clases: unas de orden general, y otras de régimen interior, que conciernen especial mente á la Nación argentina; de éstas no me ocuparé, pues no conozco su ficientemente las necesidades de vuestro país para intervenir con acierto en la discusión. 1 Publicado en estos A r c h iv o s , octubre y noviembre de 1 91 0, páginas 577 y 677. En términos generales se puede decir que con el propósito de evitar el contagio de las conjuntivitis catarrales epidémicas, cuyo vehículo prin cipal es la secreción conjuntival, debe evitarse que los que las sufren se hallen en contacto con los individuos sanos, especialmente en los asilos y escuelas; como ya es de rigor en la mayor parte de los países. En cuanto á las medidas que debieran adoptarse para evitar la difusión del tracoma, quiero ocuparme tan sólo de las de orden general, como ya he dicho antes, y empezando por lo relativo á la inspección de sanidad marítima, remito á ustedes á lo que indico en una comunicación que des pués he de leer ante esta Asamblea. Por lo que se refiere á las otras medidas de orden general, haré cons tar que el mejor medio consiste en la difusión de la enseñanza de la O fta l mología en las Universidades; en la propaganda del culto á la limpieza; en la adopción del sistema del lavado á caño libre y de la toalla individual en todos los establecimientos donde se acogen muchos indivi duos; en el aislamiento relativo de los granulosos en las escuelas, y en la creación de escuelas especiales para los granulosos en las comarcas en que éstos abunden. A las proposiciones de nuestro distinguido colega yo me permito aña dir, en cuanto á la primera, que se encargue de la inspección de los inmi grantes á médicos oculistas, para la mayor probabilidad de acierto en sus resoluciones. Por lo que se refiere á oftalm ías purulentas, creo, como el D r. Demaría, que el método de Credé debe adoptarse en todas las M aternida des; pero en la práctica particular debe tenerse cierta reserva, pues la instilación del nitrato de plata va seguida de una reacción, y las familias, en los casos en que á pesar de todo se desarrolla la oftalm ía purulenta, pueden incriminar el hecho á la instilación del nitrato de plata, que muchas veces'llega tarde para evitar el contagio. M e adhiero á las conclusiones propuestas por el D r. Dem aría en cuan to se refiere á la prevención de la oftalm ía purulenta. Hacen uso de la palabra en igual sentido el D r . R e b u f f o y el D o c tor C a b a u t . Habla luego el D r . W e r n ic iíe , quien dice que cree que la rigurosa ex clusión de los granulosos es, por el momento, una‘ medlda que solamente dará lugar á disgustos. No es posible ponerla en práctica con resultado mientras no exista un convenio con los países vecinos, especialmente con el Brasil y la R epúbli ca Oriental, que im pida que los granulosos rechazados puedan entrar por otra puerta. Propone modificar la conclusión primera del D r. Dem aría en el sentido de invitar al Departamento de Higiene á celebrar un convenio con el B ra sil y la R epública Oriental, ó mejor aún, si fuera posible, convocar á un Congreso Internacional que resuelva el punto. En cuanto á las escuelas para granulosos se muestra poco convencido de su utilidad. Cree conveniente mostrar á las alumnas parteras una vez por año niños ó adultos ciegos ó más ó menos perjudicados por oftalm ía de los recién nacidos, para que se convenzan de la gravedad de la enfermedad que ellas tienen tanta tendencia á considerar de poca importancia. Cree que la Vista de estos desgraciados dejará más grabada en su me moria la necesidad de la profilaxia. Espera más de esta medida que del reparto de folletos, que no se leen, 6 se olvidan al día siguiente. Hace uso de la palabra el D r . N o c e t i , quien dice que se debe impedir la entrada al país de todo tracomatoso, pero opina que es inhumano recha zar á un inmigrante después de una travesía larga y penosa; por lo que propone que el gobierno haga responsable á las compañías de navegación del embarque de todo inmigrante con conjuntivitis granulosa. Lee en seguida el D r . N o c e t i su trabajo titulado: En los peritajes médicos legales, cuando se trata de puntos de Oftalmología debe siempre intervenir un oculista. Abierta la discusión nadie hace uso de la palabra. Lee enseguida el Sr. Secretario un trabajo del D r . F e r n a n d o S c h l e is s in g e r , titulado: Im portancia terapéutica de las inyecciones subconjuntivales. Puesto á discusión nadie hace uso de la palabra, con lo cual se levan ta la sesión, siendo las 12 y 50 niinutos’de la tarde. D r . R e b u f f o , Secretario. C uarta se s ió n Presidente honorario: D r . B e l o ir ; Presidente efectivo: D r . L a g l e y z e Secretario: D r . R e b u f f o A los dos días del mes de Junio de 1910, estando presentes los miem bros adherentes inscriptos á la Subsección O ftalm ología del Congreso In ternacional Americano de Medicina é Higiene de 1910, el D r. Beloir decla ra abierta la sesión. Expone el D r . N o c e t i su trabajo titulado: Blefaroplastia con piel de prepucio. A bierta la discusión, toma la palabra el D r . M e n a c h o , quien dice que la piel ideal para la blefaroplastia, por su semejanza con la de los párpa dos, es la del prepucio; pero será sólo empleada rara Vez, pues no siempre existe cantidad suficiente para poderse excidir sin perjuicio ul terior para el individuo; por otra parte, hay otras regiones que se pueden utilizar ventajosamente, como la piel de la cara interna del brazo y ante brazo. Expone el D r . M e n a c h o su trabajo titulado: Contagiosidad de! tracoma ', quien después de una brillante disertación, termina diciendo que se impone pedir á las autoridades correspondientes: 1.° El nombramiento de Inspector oculista sanitario. 2.° Especificar ó qué clase de conjuntivitis debe reservarse la exclu sión, para saber el oculista cómo proceder en ciertos casos que pueden considerarse como peligrosos para la salud pública. Hace uso de la palabra en seguida el D r . T e ó f il o M o r e t , Profesor de la Facultad de M edicina de Buenos Aires, quien expone su trabajo titu lado Astenopía ocular. A bierta la discusión hace uso de la palabra el D r . L a g l e y z e quien dice: E l problema terapéutico de las astenopías suele presentar grandes d i ficultades. No siempre es fácil, en primer lugar, deslindar lo que corres ponde á la astenopía muscular ó á la de la acomodación retiniana. Por lo general, cuando la astenopía no puede ser explicada por trastornos en la acomodación ó en el aparato motor del globo, se tiene el recurso de atri buirlo á astenopíasjretinianas. A Veces, como muy bien indica el Dr. Moret, los fenómenos neurálgicos son ocasionados por reflejos de lesiones que tienen su asiento en los senos vecinos, en enfermedades de la nariz, oído ó dientes. Todo el mundo ha observado la desaparición de neuralgias orbitarias, cefalalgias, ú otros fenómenos nerviosos, mediante la corrección óptica de defectos de refracción; también es bien conocida la acción de los prismas y hasta de intervenciones quirúrgicas en las heteroforias. Yo pienso que la mayor parte de los síntomas de la astenopía son ocasionados por el des equilibro entre la acomodación y la posición de los ejes visuales; pienso que existiendo una armonía en las inervaciones sinérgicas de la acom oda ción y de la convergencia, no es posible que se produzcan los fenómenos clasificados de astenopía. Aprovecharé esta ocasión para hacer notar los inconvenientes y per juicios que pueden ocasionar las malas prescripciones, hoy que muchos comerciantes de anteojos prescriben Vidrios rodeándose de aparatos que impresionan científicamente á sus clientes. Puede suceder, por ejemplo, que un mismo sujeto acuse con un cilindro M addox una esoforia ó exoforia, según que se coloque el cilindro en uno ó el otro ojo. Supóngase un sujeto en que el ojo derecho sea hipermétrope y el izquierdo miope; si se coloca el cilindro de Maddox sobre el ojo miope, m irará la luz con el ojo hipermétrope, tendrá que hacer un esfuerzo de acomodación en relación con su ametropía, y como el ojo congénere verá una imagen diferente (una línea vertical) no será solicitada la visión binocular, y debido al esfuerzo de acomodación la convergencia será solicitada á causa de la sinergia funcional entre la acomodación y la convergencia, y por tanto, el sujeto dirá que ve la luz y la raya separadas y homónimas, lo que equivaldrá á un esoforia que se neutralizaría con prismas á base externa. Por el contrario, si se coloca el cilindro sobre el ojo hipermétrope, el ojo miope fijará su eje sobre la luz, y no será raro que manifieste una heteroforia contraria ó sea una exoforia; el sujeto en estas condiciones, no necesitando acomodar la inervación de convergencia, quedaría en reposo, y como la situación más ordinaria de la posición de reposo de los ojos es la divergencia, se producirá una diplopia cruzada, etc. Se desprende de esto que la averiguación de la heterofia deberá de buscarse después de haber practicado la corrección óptica total de la ametropia, si ella existiera. Podría agregar una serie de problemas para demostrar las diversas combinaciones á que se prestan los lentes y los prismas, con el objeto de evidenciar la suma de conocimientos que se requieren para dominar sufi cientemente esta importante cuestión terapéutica; pero bastará el ejemplo anunciado, para que esta docta Asamblea se dé cuenta de los inconvenien tes que actualmente existen en todo el mundo, á causa de no existir leyes que limiten la intromisión del comerciante en lentes en el territorio del oftalmologista. Replica el D r . M o r e t , quien dice que agradece al Dr. Lagleyze el honor que le dispensa al ocuparse de su trabajo y quiere corresponderle con la contrarréplica á propósito de los puntos de que ha hecho referencia. He dado la importancia á la esoforia que realmente tiene y lo comprendo por los números que arroja mi estadística. He dejado constancia de la , elación que existe entre la corrección óptica y la reproducción de los accidentes astenopeicos en los casos en los cuales queda por una razón cualquiera suprimida dicha corrección. Por no entrar en detalles no he citado casos en los cuales me he visto en la necesidad de proceder quirúrgicamente: aquel de un estudiante de medicina á quien tuve que tenotom izar uno de sus rectos externos por razón de su exoforia, y quien desde entonces continúa sin inconveniente alguno sus estudios, los cuales hubiera debido abandonar; sin mi interven ción no hubiera mejorado tan en absoluto. Para proceder á la medida de la heteroforia debo también, contestan do al Dr. Lagleyze, dejar constancia que la correción óptica precisa ser absolutamente necesaria, pues de lo contrario la acomodación, influyendo sobre el estado de actividad muscular extrínseca, debe forzosamente alte rar en corta proporción los resultados, á tal punto, que puede llegar á hacer aparecer un exofórico como un esofórico; en cuanto á la astenopía llamada retiniana no me he atrevido á nombrarla, por cuanto creo que es una denominación que no está justificada y que los tales casos encuadran bien dentro de las neurosis, neurastenia é histeria. En seguida lee el D r . M o r e t un nuevo procedimiento p ara la ex tirpación del pterigión. Puesto á discusión, hace uso de la palabra el D r . M e n a c h o , de B ar celona, quien dice que hace muchos años opera el pterigión por tras plantación, y cree que es un procedimiento excelente, pues la curación definitiva es la regla casi absoluta. Pero existen algunos casos, para los que debemos reservar el adjetivo de recidivantes, que se reproducen á pesar de todo lo que se haga p ara combatirlos; á este propósito re cuerda un caso operado cinco Veces por un hábil colega suyo al que operó después sin conseguir mejor éxito. Tratábase de un señor de 45 años, comerciante acomodado de Bilbao, que presentaba, cuando lo operó, un pterigión monolateral múltiple, que invadía casi toda la córnea y había borrado casi en toda su extensión los fondos de saco conjuntivales. El procedimiento que aconseja el D r. M oret es más sencillo que el trasplantamiento. El D r . D e m a r í a tom a en seguida la palabra y replica al D r . Moret con respecto á un dicho que dice: Para mí, todo pterigión que se reprodu ce es porque está mal operado. Dem aría sostiene que todo pterigión que se reproduce es porque es enorme y muy carnoso, y cita un caso de la Clínica O ftalm ológica del Dr. Pedro Lagleyze, operado seis veces perfectamente y reproducido otras seis veces á pesar de toda prolijidad operatoria. Interviene en seguida el D r . P e d r o L a g l e y z e en la discusión, quien dice: En los procedimientos operatorios para el pterigión conviene conser var siempre la conjuntiva hipertrofiada que constituye el pterigión para alejarse de retracciones cicatriciales que dominarían la excursión del globo ocular. Por este motivo reputo que en las operaciones en que se sacrifica el pterigión, excindiéndolo, no son las preferibles. El Dr. M oret estrangula el cuello de manera á provocar mortificación de la cabeza, ó sea de la porción insertada sobre la córnea; no considero que esto sea un inconveniente; porque, generalmente, los pterigiones que operamos no avanzan más de 3 ó 4 mm. sobre la córnea. Pero no creo que con este procedimiento, como en ningún otro, se pueda decir que todos los pterigiones operados no puedan reproducirse; hay pterigiones carnosos y tan desarrollados sobre la córnea que presen tan un carácter de malignidad recidivante. El procedimiento que yo empleo desde hace más de 25 años se dife rencia del indicado por el D r. M oret, en que yo no hago la extrangulación. Tomo con una pinza todo el cuello al nivel del limbo de la córnea, lo per foro con un gancho de estrabismo sobre la esclerótica y arranco su implantación corneana. S i hubiera quedado algún residuo de conjuntiva ó vasos, hago raclaje con el escarificador de Desmarres. Inmediatamente ejecuto una incisión Vertical, partiendo del limbo en cada labio de la con juntiva, esta incisión la ejecuto vertical y no contorneando el círculo del limbo córneo, con objeto de que al apretar las suturas la conjuntiva no suba sobre la córnea avivada y se injerte sobre ella. Dos puntos de sutu ra concluyen esta sencilla operación. Siendo las 12 de la mañana, se levanta la sesión. A. C . R e b u ffo , Secretario Q Presidente honorario: D r. u in t a M o re t; Secretario: s e s ió n Presidente efectivo: D r. D r . L a g le y z e R e b u ffo A los tres días del mes de junio de 1910, estando presentes los miem bros adherentes inscriptos á la Subsección Oftalm ológica del Congreso Internacional de M edicina é Higiene de 1910, el Sr. Presidente declara abierta la sesión. El D r . M e n a c h o , de Barcelona, expone su trabajo titulado: Trata miento de la form a tarsal de la conjuntivitis prim averal por el m asa je 1 expresión. A bierta la discusión, hace constar que esta forma de con juntivitis se va haciendo más frecuente. En Buenos Aires, el D r. Lagleyze sostiene lo mismo, y dice que empleará en su C línica el tratamiento del D r. Menacho. En seguida expone el D r . M e n a c h o 1un procedimiento p ara m oldea do y prótesis ocular. Toma la palabra el Dr. Lagleyze, quien dice que considera muy bueno el procedimiento del Dr. Menacho. Habla luego el D r . M o r e t , quien dice: Entre nosotros sólo disponemos de las coleccio nes de ojos, y cuando he debido contribuir al encargo de la confección de un ojo ordenado exprofeso para el cliente, me he servido de dos cáscaras artificiales, una del tamaño debido, sobre el cual señalada el sitio de la córnea, y la segunda elegida entre aquéllos cuyo iris se asemejaba más al color del ojo congénere. Con todo, estimo perfectamente práctico y útil la manera de proceder del distinguido colega Dr. Menacho. Vuelve á tomar la palabra el D r . M e n a c h o para exponer, una comuni cación, titulada: Contribución á la etiología de la miopía Abierta la discusión, el D r . M o r e t dice que comienza por manifestar su extrañeza por la denominación de nefeliones invisibles empleado por el D r. Menacho. El nefelión es tan objetivo que verdaderamente no le puede concebir invisible. No dudo que hay alteraciones de la superficie espejante de la córnea capaces, sin lesiones aparentes, de llevar al obser vador á las conclusiones de la existencia de un astigmatismo irregular. Algunas gotas de cocaína bastan para modificar el aspecto oftalmométrico de miras y líneas de fe. Las lesiones corneanas ulcerativas traumáticas intersticiales de defor mación, por razones de contigüidad ó de continuidad, pueden modificar la curvatura de la córnea y dar lugar á astigmatismos irregulares, algunos de ellos sin base efectiva apreciable á nuestros medios directos de inves tigación y dejar así sin explicación la falta de coincidencia á las líneas de fe y la formación á las imágenes de las miras. Dudo mucho que en tales casos debamos dar crédito á los dichos de los pacientes, interrogados acerca de afecciones oculares anteriores; no nos lleve siempre al recuerdo de alguna pequeña irritación ocular, bien insuficiente como dato para darle Valor. Alabo por cierto la idea original del Dr. Menacho, por cuanto llama la atención acerca de una investigación Verdaderamente interesante. R eplica el D r . M e n a c h o diciendo que reconoce que el calificativo de nefeliones invisibles no traduce fielmente el proceso á que se refiere, y con gusto aceptará cualquier otra denominación más adecuada que tenga á bien proporcionarle; pero, en realidad, no halla otra; pues se trata de opacidades que son invisibles por los medios de que disponemos, y sólo podemos confirmar su existencia valiéndonos de la queratoscopia. Lee en seguida el D r . N o c e t t i un trabajo suyo, titulado: E l estado dentario en la queratitis. En su interesante trabajo, esencialmente prác tico é ilustrado con 16 fotograbados, su autor sostiene que en la mitad de los casos por el observados la distrofia dental es la regla. Puesto á discusión hace uso de la palabra el D r . M ó r e t , quien dice que no ha podido encontrar, si no excepcionalmente, la traída de Hutchin son. No cree tampoco que toda queratitis intersticial implique un diagnós tico de sífilis hereditaria. Hay seguramente otros factores que influyendo sobre el estado general ó tienen repercusión más ó menos marcados sobre el desarrollo del sistema óseo y de los dientes que no sea raro hallar niños en quienes estos últimos presentan un cuadro de desarrollo deformativo enormemente variado, sin que nos sea posible hallar relación alguna con la otitis media ni con la queratitis intersticial. Debo, con todo, reconocer el mérito del trabajo minucioso del doctor Nocetti, en lo que se refiere á la clasificación que ha hecho de los tipos de deformación dentaria. Terminaré diciendo que está bien que se tome nota del estado de los dientes en los niños atacados de queratitis intersti cial; pero no debemos tenerlo en cuenta en cuanto á su valor clínico, pues los dientes de la segunda dentición suelen modificar por completo el cua dro, presentándose la mayor parte de las veces con un aspecto absoluta mente normal. Habla en seguida el D r . M e n a c h o , quien dice que el criterio que pro fesaba Panas, atribuyendo á las deformaciones dentarias de los heredosifilíticos nó una significación de especificidad sino considerándolos como el resultado de una perturbación profunda de la nutrición, es, en su con cepto, el más justo, y esto nos explica que á menudo las alteraciones den tarias desaparezcan al salir las piezas de la segunda dentición. El secretario lee en seguida tres trabajos del D r. Santos Fernández de la Habana, titulados: 1." Sarcoma de la órbita de origen ocular, detenido largo tiempo por el cinomato de sosa. 2.° Tratamiento de la triquiasis y destriquiasis, adelantado el borde palpebral merced á un colgajo de la piel de la sien. 5.° Ventajas positivas del colgajo conjuntival en ¡a extracción simple de la catarata. Puestos á discusión, habla el D r . M e n a c h o respecto al último de estos trabajos, al cual replica el D r . M o r e t , quien dice con motivo de una frase del Dr. Menacho, al ocuparse del trabajo presentado por el Dr. Santos Fernández, de la Habana: Debo manifestar mis dudas con relación á la eficacia del colgajo conjuntival en lo que se refiere á prevenir las hernias de iris post-operatorias; por cuanto que la obtención del colgajo conjuntival obliga al operador á llevar la incisión más atrás y basta esta sola circunstancia para aumentar las probabilidades del enclavamiento ó de la hernia; por cuya razón todos los que hemos practicado la extracción sin iridectomía, preferimos el colgajo corneal en el limbo un poco más adelante. Además, estimo que no debe fiarse en la rapidez de la mantención de la coaptación de los labios de la herida por el hecho del colgajo conjuntival; pues las hernias se producen siempre, en la mayoría de los casos, dentro de las primeras Veinticuatro horas; es decir, dentro de un lapso de tiempo demasiado corto para que la aglutinación cicatri cial del colgajo de conjuntiva pudiera tener alguna eficacia. Interviene, replicando, el D r . M e n a c h o , de Barcelona, quien dice que cree que el colgajo conjuntival, en la extracción de la catarata, la emplea nuestro colega cubano exclusivamente con el propósito de abreviar la cica trización y la consolidación de la herida aun á trueque de dificultar algo la técnica operatoria, y á este concepto debe decir que el colgajo conjuntival es preferible al corneal, y hace años recurre á cortar dos ligeras orejetas conjuntivales á uno y otro lado del colgajo corneal en los individuos obesos y bronquíticos ó rebeldes, para facilitar la cicatrización, y no lo practico siempre porque la sangre invade la cámara anterior y desluce y dificulta la operación; pero el colgajo amplio central, tal como lo practica nuestro colega, salvo los inconvenientes indicados, no dudo que abrevia notablemente la cicatrización. No habiendo más que tratar, toma la palabra el D r . P e d r o L a g l e y z e , y pide á la asamblea haga suyas las conclusiones del trabajo del Dr. Dentaría respecto á la conjuntivitis granulosa y oftalm ía purulenta, que se aceptan por unanimidad y se hace constar que la Asamblea hace suyas dichas conclusiones, y se resuelve pasar una nota á la Asamblea ge neral del Congreso de Medicina é Higiene, para obtener su sanción y apli cación por las autoridades correspondientes. Por la cual se dan por terminados los trabajos de la Sección de O fta l mología el día 5 de junio de 1910. A g u s tín C. R e b u ffo , Secretario. HI.—PR E N S A O F T A L M O L Ó G IC A T h e O p h th alm o sc o p e Análisis por el D r . F r a n c is c o M. F ernández S e p tie m b r e de 1909 Significación de la neuritis ó p tic a .- D r . J. S. (Habana) R is ie n R u s e ll (Londres) L a neuritis óptica cuando ocurre en la anemia no debe ser producida, dice el autor, por la alteración de la sangre, sino más bien por una trom bosis intracraneana de las venas ó senos. Esta opinión se confirma al ver la frecuencia con que á esta afección acompaña la parálisis de algún músculo ocular. Llam a la atención á la importancia que tiene la sífilis en la etiología la neuritis óptica, y dice que no se debe dejar de excluir ésta en todos los casos antes de pasar á suponer que se trata de un tumor cerebral, aunque éstos nunca deben dejarse de sospechar. Respecto á la esclerosis diseminada, el autor nunca ha encontrado esta enfermedad aso ciada á la neuritis óptica, y cree que lo que afecta á los nervios ópticos en la esclerosis diseminada nunca debe llamarse neuritis óptica, pues no lo es, por más que afecte á los nervios ópticos. Abunda en la opinión de que ningún caso de esta naturaleza, que debe al aumento de la presión intracraneana, debe dejarse sin intentar la trepanación. La etiología del tra c o m a .—D r. R. G rae e f (Berlín) Describe el eminente profesor berlinés sus investigaciones para des cubrir la causa del tracoma. Refiere que por medio del tinte Giemsa pudo descubrir los cuerpos del tracoma. Com bate la opinión de Prowazek, de que el rompimiento de la cápsula de los cuerpos de tracoma se deba al reactivo, sino que, en su opinión, se debe á un proceso natural. No es de opinión de que el tracoma sea una enfermedad superficial, por más que los cuerpos estén superficialmente, pues él ha encontrado los cuerpos del tracoma en el jugo obtenido por la expresión de los folículos. E l autor concluye afirmando que los cuerpos por él encintrados no se observan más que en el tracoma, y los ha encontrado en todos los casos de esta afección, que ha examinado recientemente en Posen, Berlín, Kenisberg y en la provincia del Rhin. La naturaleza de los cuerpos cree que sea en los organismos vivientes, se asemejan á los cuerpos descritos por Negri y Guanevipere; no deben confundirse con los productos de degeneración de las células ni deben confundirse con los cosinófilos. O ctubre M ejoras en las enfermedades oculares en E gipto, con referencia especial á la ceguera producida por el traco m a. D r . A. F. M a c C a lla n (Egipto). Según el autor, el tracoma es casi universal en las clases medianas de Egipto. Todos los pobres la padecen. En una investigación realizada en una escuela de una de las provincias de más importancia, encontró que el 98‘45 por 100 de los niños estaban atacados de tracoma. Según los últimos censos, hay en Egipto un número de ciegos que asciende á 511,982, de una población total de 11.189,978, lo que arroja la enorme proporción de un 4‘57 de ciegos. A pesar de lo aterrador de esta cifra, el autor cree que es inferior á la realidad. El autor cree que no es cierto que haya menos of talm ías que antes, pues á pesar de que el estado de prosperidad de los habitantes de Egipto es satisfactorio, ellos no han mejorado grandemente en sus hábitos higiénicos. Lo que pasa es que hay menos casos agudos que antes, y esto puede ser debido á que la ciudad europea estaba más mezclada antes con los indígenas, mientras que ahora, que no lo está, los europeos Ven menos casos de tracom a que antes. Es, por lo tanto, lo cierto que la disminución en los casos de tracoma es más bien aparente que real. El autor fué enviado por el gobierno de E gipto para que organizara y dirigiera un hospital oftálm ico ambulante, y para que instruyese en la cirugía oftálm ica á un número de cirujanos egipcios. Se organizaron dos hospitales, que consistía cada uno de diez ó doce tiendas de campaña, En cada uno había dos cirujanos con un crecido número de ayudantes, orde nanzas, etc. Los últimos adelantos en oftalm ología estaban á nuestra dis posición Un reducido número de enfermos quedaban en el hospital; pero la inmensa mayoría pertenecían á la consulta externa que ascendía diaria mente á cerca de 500. Estos hospitales se organizaron en forma de co lumnas volantes, que el Prof. Belljarm inow ha organizado con tanto éxito en Rusia. Además de estos dos hospitales ambulantes, se están constru yendo tres hospitales que se dedicarán exclusivamente á cirugía oftálmica. Todos estos hospitales están á cargo del Dr. Mac Callan. Com o resultado de los trabajos realizados por el autor, él cree que puede permitirse una clasificación del tracoma en la siguiente forma: El tracoma es un estado de la conjuntiva en que ocurren cambios ma croscópicos, que resultan en la formación de las llamadas granulaciones (con ó sin hipertrofia papilar), que en casos favorables desaparecen y son substituidas por tejido conectivo. El autor clasifica el tracoma en cuatro estados, basados en la prominencia comparativa de los tres puntos im por tantes: El tracoma 1.° es el comienzo de la enfermedad, y el tracoma 4.° es el final, cuando se ha obtenido la curación (ya naturalmente, ya por trata miento). Tracoma 1.° Ha sido descrito muy bien por Hourmouziades: «Uno encuentra en la conjuntiva del tarso y del cul-de-sac superior, especial mente en las dos extremidades del tarso, un aspecto ligeramente desigual, formando cayos grises y amarillos, que son transparentes y casi despo seídos de vasos sanguíneos, con pequeños vasos que corren hasta ellos. Puede haber ó no secreción mucosa.» Esta simple forma dura un tiempo variable, puede durar un año, y des pués sobrevienen complicaciones con otras clases de conjuntivitis gene ralmente. Tracoma 2.° a) Es la etapa en la cual las granulaciones gelatinosas cubren todo el tarso y fórnix, y á menudo se fusionan las granulaciones en grandes masas de aspecto gelatinoso. Tracoma 2.° b) En esta segunda parte se forman las pseudo papilas, que consisten en elevaciones rojas semejantes á fresas, y que pueden ser confundidas por el aspecto que la conjuntivitis catarral epidémica pre senta. Tracom a5.° En esta etapa comienza la cicatrización y se ven por doquier cayos de tejido tracomatoso rodeadas de finos dibujos de tejido conectivo. Puede sobrevenir la necrosis y degeneración calcárea del te jido tracomatoso. Tracoma 4.° Es el estado en que la conjuntiva está completamente lisa y está cruzada por líneas de tejido conectivo. Esta es la etapa de ci catrización completa de la conjuntiva ó del tracoma curado. N o v ie m b r e T ratam iento del desprendim iento de la retina D r. D e u ts c h m a n n (Hamburgo) Recuerda el autor que él ha designado dos métodos para curar el desprendimiento de la retina, consistiendo el primero en la bisección y el segundo en la inyección de humor vitreo estéril de ciertos animales dentro del ojo. El primero es el método de elección, siendo el segundo empleado en los casos que se consideran ya perdidos. Com o prueba de las Ventajas de su método da el autor las cifras de los curados. D e un total de 267 ojos operados obtuvo 70 curaciones (26‘1 por 100), 94 mejo rados (41'5 por 100), y 105 no curados (58‘7 por 100), mientras que si se sustraen los casos en que la operación se realizó, tan sólo como un expe rimento, el número de casos curados será de 51‘1 por 100 y el de mejora dos de 41 ‘5 por 100. Termina su trabajo el D r. Deutschmann, recpmendando que no se opere en un desprendimiento reciente, sino que se debe esperar á que el líquido subretiniano gravite hacia abajo. Caso de que no dé resultado la intervención, no debe volverse á intentar si los grandes ARCH IVO S DE OFTALM OLOGÍA 3 Vasos de la retina han sido heridos. Recomienda el uso de la atropina du rante todo el tratamiento. Un m étodo de extracción de la cata rata con la retención de un colgajo córneo-esclerotical ' . —D r . N e v e n G o r d o n C lu ic iií (Paisley). M odificación del método de Graefe, continuando el colgajo en la con juntiva bulbar y tallando un puente en ella, pero dejándolo sin seccionar. D ic ie m b r e Nuevo procedim iento operatorio para establecer u n a cicatriz filtra n te en el tra ta m ie n to del glaucom a.—D r . R. H. E l l i o t Madras, (India). Reconociendo, con Herbert y Lagrange, que el establecimiento de una cicatriz filtrante entre la cámara anterior y el espacio subconjuntival reduciría notablemente la tensión intra-ocular tan aumentada en el glau coma, el autor realizó varias veces la operación de Herbert, pero la cree muy complicada; y, en cuanto á la de Lagrange, opina que, aunque es más fácil, es peligrosa. Con tal motivo, el autor ha ideado una operación que da los resultados que se desean, y al mismo tiempo es facilísima: consiste en hacer un gran colgajo conjuntival y después en quitar un disco de la esclerótica, junto al limbo, por medio de un trépano. El autor, en un ar tículo siguiente, cita varios casos en que realizó la operación mencionada. L a C liniq ue o p h ta lm o lo giq u e A b r il de 1909 C ontribución al estudio del pulso r e tin ia n o .- D r . P. B a i l l i a r t Los vasos arteriales del fondo del ojo, como todas las arterias, deben presentar después de cada sístole cardíaca una pulsación. Sin embargo es raro que en el estado normal las pulsaciones sean Visibles, aun con el aumento que da la imagen derecha. Se las percibe alguna vez, bien en el punto de emergencia de la arteria central de la retina, ó bien al nivel de alguna ondulación de sus ramas, ó al de alguna bifurcación arterial; pero el hecho es excepcional, pues en la mayoría de casos las arterias en el 1 Deseamos dejar anotado que el Dr. Juan Santos Fernández lleva bastante tiempo reallzando la extracción de la catarata por medio de un amplio colgajo conjuntival. El Dr. Santos Fernández ha enviado trabajos acerca de esta nueva operación (ó del rejuvenecimiento de una antigua, pero que nadie usaba actualmente) á los diversos centros científicos del mundo. N. del T. fondo del ojo normal parecen inmóviles. Esta falta de pulsación arterial se explica por dos hechos: 1.°, porque las arterias son muy pequeñas y la onda pulsátil llega á ellas considerablemente debilitada; y 2.°, porque las arterias encuentran la tensión del globo ocular que contrarresta la pre sión sanguínea. S i esta presión aumenta, entonces se producirá el pulso retiniano, porque penetrando la sangre con más dificultad en las arterias, sólo llegará por medio de sacudidas. Se puede producir artificialmente, ejerciendo con el dedo una presión suficiente sobre el globo. Con fre cuencia la pulsación sólo aparece en una parte del globo ó de la papila; ordinariamente, si la presión se ha ejercido en la parte superior, aparecen las pulsaciones en las ramas inferiores y viceversa. Este fenómeno se pro duce con mayor facilidad en los jóvenes que en los individuos de edad avanzada, pues en los viejos á Veces es imposible el provocar el pulso re tiniano. Cuánta mayor es la elasticidad de las arterias con más facilidad se dejan aplastar por la presión trasm itida y dilatar por la onda sanguí nea. Generalmente se presentan las pulsaciones de una manera espontá nea en individuos debilitados, anémicos, de baja tensión sanguínea. Sí la tensión sanguínea es elevada, falta aunque sea provocado artificialmente. En el glaucoma es en donde aparece con más frecuencia el pulso reti niano, pues la tensión anormal del globo reemplaza con facilidad la pre sión digital produciendo la falta de equilibrio entre la presión sanguínea y la tensión ocular necesaria para provocarlo. En los accesos de glaucoma prodrómico se le encuentra con frecuencia. Al lado del pulso arterial existe el pulso venoso, que se encuentra con mayor facilidad en el ojo sano que el arterial, produciéndose general mente al nivel de la emergencia de la Vena central; es decir en el punto en que la vena alcanza su mayor calibre y en el que la presión es más dé bil. Sin embargo, la presión digital provoca con mucha mayor facilidad el arterial. L a pulsación arterial del fondo del ojo puede, mucho mejor que la Ve nosa, facilitar datos interesantes para el diagnóstico de ciertas afecciones oculares (glaucoma, em bolia ó trombosis de los vasos retinianos) y más aún sobre el estado de la circulación arterial general y de las arterias cerebrales en particular. El pulso provocado aparece tanto más fácilm en te cuanto más joven y más blanda es la arteria y menos elevada es la pre sión general. Es un signo que merece ser, con frecuencia, buscado y utili zado y que puede prestar reales servicios en la exploración del sistema arterial en general y del sistema arterial cerebral en particular, Patogenia de la cata ra ta polar a n te rio r.—D r. L. W e e k e rs (Lieja) Acerca la patogenia de la catarata polar anterior, ias opiniones se han modificado algún tanto en estos últimos tiempos, admitiéndose hoy por muchos oculistas que dicha catarata es con frecuencia una afección adqui rida, consecutiva á una úlcera de la córnea que ha ocasionado una pertur bación en la nutrición de una porción lim itada del cristalino. La causa más común de la úlcera de la córnea es, sin duda, la conjuntivitis gonocócica de los recién nacidos; pero en los adultos también puede producirse la cata rata polar anterior típica, consecutivamente á una úlcera de la córnea. Esta opinión acerca la patogenia de dicha afección, sostenida por Nuel y otros, apoyada en hechos indiscutibles, no puede ser absoluta, pues hay casos en que existe la catarata polar anterior sin que haya habido lesión ni de la conjuntiva ni de la córnea. R elata el caso de un niño de diez días, que le filé presentado á la con sulta, teniendo en ambos ojos una catarata polar anterior típica. Dicha criatura no había tenido ninguna conjuntivitis, ni la más ligera secreción conjuntival, y las córneas eran perfectamente normales, no presentando ninguna opacidad. Se trata, por lo tanto, de una afección congènita, acerca de cuyo origen no pueden hacerse más que conjeturas. M ayo Las tub e rculinas TR, BE, TBK; su potente acción curativa sobre las tuberculosis, las tuberculides y las tuberculíes oculares. — D r . L u is D o r (Lión). Hace la historia de las tuberculinas, á partir de aquella memorable se sión del Congreso de Berlín, en la cual Koch lanzó, como una bomba, el anuncio de haber descubierto la curación de la tuberculosis. Describe el fracaso de la tuberculina hasta que Koch, en 1897, anunció haberla dividido en dos productos: uno, T O , conteniendo los principios tóxicos, y otro, T R , conteniendo los principios curativos. Zimmermann fué el primero que se aventuró á tratar un enfermo por una lesión tuberculosa en el ojo izquierdo, y en el cual había habido necesidad de enuclear el ojo derecho por una lesión semejante, obteniendo un resultado satisfactorio. Esta curación no tuvo eco; y, en 1900, V. Hippel dió otra campanada con la curación en la clínica de Halle, de cinco enfermos con la tuberculi na T R. V. Hippel perfeccionó la técnica dando reglas para la aplicación de su método, y de esta fecha arranca la aplicación de la tuberculinoterapia á la tuberculosis ocular. V. Hippel no considera á la tuberculina como un suero curativo, ni como un anticuerpo específico, sino como un Veneno al cual el organismo debe habituarse por medio de inyecciones progresi vas, aconsejando empezar por dosis sumamente débiles, al objeto de no determinar ninguna reacción y á aumentar estas dosis de una manera lenta, de manera que se consiga el que la temperatura no llegue en ningún momento á los 38°. El pleito parecía, después de los trabajos de varios autores, fallado á favor de la T R , cuando la cuestión Viene á complicarse con el abandono de ella por V. Hippel, y hace surgir la tuberculinoterapia por la tuberculi na B E , y por la de Beraneck T BK . V. Hippel, aconsejado por Koch, recurrió á tuberculina B E (Bacillare Emulsión) ó emulsión bacilar, publicando luego su ayudante David el re sultado obtenido en el tratamiento de diez enfermos, cuyas observaciones detalladas daba á conocer, llegando á la conclusión de que la nueva tuberculina B E filé m ás activa que la TR, pues con ella se consiguió cu rar la tuberculosis conjuntival que se había mostrado rebelde á la última. El autor (Dr. Dor) empezó sus ensayos con la tuberculina T R , hasta que, aconsejado por el Dr. Arloing, adoptó la de Beraneck, á causa de su modo de preparación, tratando con ella ocho enfermos con excelente re sultado. Ha tratado, sobre todo, enfermos atacados de lo que él llama tuberculia, por oposición á la tuberculosis y á las tuberculides. Entiende por tuberculia una inflamación provocada por el bacilo tuberculoso ó sus toxinas, sin que haya formación de tuberculides ó de tubérculos. L a que ratitis intersticial, la escleritis difusa, la queratitis vascular, la neuritis y el desprendimiento de la retina son manifestaciones de la tuberculia, mientras que la episcleritis nodular y la queratitis flictenular son tu berculides, y los nódulos del iris son verdaderos tubérculos, observándose también verdaderos tubérculos en. la córnea, la retina y la coroides. E l autor quiere mantenerse fiel á la tuberculina de Beraneck T BK , mientras no se le demuestre palpablemente que la BE, que preconiza V. Hippel, le sea superior, curando más rápidamente los enfermos. De todos los trabajos publicados no es posible derivar conclusiones prematuras á causa de las diversas formas y tendencias de las toxinas, pues son esclerosantes, edematizantes, caseificantes, hemolisantes, hipertermizantes ó simplemente distrofiantes, según sean los enfermos; y de ello surge la hipótesis de que cada enfermo tiene su tuberculosis especial, pues uno está armado contra las toxinas hipertermizantes y ca seificantes, pero no contra las esclerosantes y otro, al contrario, posee defensas naturales contra las toxinas esclerosantes y no podrá luchar contra las otras toxinas. La tuberculosis conjuntival resiste á la tuberculina T R y sólo se deja modificar lentamente por la BE, mientras que la tuberculosis del iris es curada muy pronto por ellas. El desprendimiento de la retina tuberculosa es rápidamente curado por la tuberculina T BK . Estos son jalones que de ben servirnos de guía para ir agrupando á su.alrededor otros jalones. Hace la siguiente hipótesis acerca el mecanismo de la curación de la tuberculosis por la tuberculina. ¿Cóm o es posible explicar el que un or ganismo en el cual viven los bacilos tuberculosos y que por consiguiente debe estar impregnado de tuberculina, puede tener necesidad de nuevas cantidades de tuberculina para curarse? Para contestar á esta cuestión basta invocar el fenómeno de la oftalmo-reacción. Este fenómeno, que ya por sí mismo es misterioso, es cuando menos una prueba de que el orga nismo de los tuberculosos no está impregnado de tuberculina. Una pe queña demostración nos la da el hecho de que si se somete un enfermo á numerosas inyecciones de tuberculina, la oftalmo-reacción desaparece en él. Así, pues, el tuberculoso no está impregnado de tuberculina; pues, si lo estuviera, la oftalino-reacción sería inexplicable. E s preciso que en él exista un anticuerpo específico de la tuberculina, el cual se combine vio lentamente con ella, y es por esto que una gota de tuberculina en el ojo de un tuberculoso provoca una reacción que no se obtiene en el ojo de un normal. L a oftaimo-reacción desaparece cuando el organismo se ha im pregnado de tuberculina. Pues bien: él cree que la desaparición de esa reacción es lo que permite ál organismo curarse. Cuando se inyecta debajo de la piel de un animal una emulsión de cé lulas cancerosas, aparecen en su suero unas substancias citolítidas espe cíficas que destruyen las células cancerosas; pero pronto aparece un nuevo anticuerpo, que es el antagonista de la substancia citolítica especí fica, y á partir de este momento las células cancerosas dejan de ser ata cadas. Si se aplica esta noción á la tuberculosis, se puede suponer que toda tuberculosis hace nacer, en el suero del que la lleva, un anticuerpo específicamente tuberculinolítico, y, durante este período, la inyección de tuberculina provoca una reacción intensa; pero si se persiste en inyectar mucha tuberculina, se desarrolla entonces una nueva substancia que es antagonista de la antituberculina y en este momento la lucha se acaba. El organismo no lucha más contra las nuevas impregnaciones de tuberculina por una reacción local ó general específica; lucha por otros medios que le sirven para desembarazarse de los cuerpos extraños en general. Esta hipótesis es favorable á la tuberculinoterapia por medio de la emulsión bacilar, con exclusión de las tuberculinas que sólo utilizan una parte de los venenos tuberculosos. La conclusión en que debe fijarse es en la que se derive de la clínica. Aquellos que tienen la costumbre de servirse de la tuberculina TR, deben continuar con ella; los que han aprendido á manejar la tuberculina de Beraneck, hagan lo mismo, y que los otros estudien la tuberculina B E ó la C L, según que prefieran inmunizar los enfermos contra 1a totalidad de los Ve nenos tuberculosos ó bien contra el más Violento de ellos, teniendo presente, en el primer caso, que si tienen la Ventaja de esperar una inmu nización más completa, tendrán el inconveniente de actuar con bacilos simplemente machacados, lo cual no da una impresión de gran seguridad. En el segundo caso, si ellos no dirigen la inmunización más que contra uno de los venenos tuberculosos, tienen al menos la certeza de que el lí quido que inyectan sólo contiene substancias químicas. Y cuando con los dos sistemas se habrán curado enfermos, entonces se compararán los resultados bajo el punto de Vista de la rapidez y de la duración de la cu ración, y se podrán pronunciar por uno ó por otro sistema. J unio Una pequeña epidem ia de c o n ju n tiv itis con pneum ococos en u n a fam ilia de un p n e u m ó n ic o .—D r . S t a n c u l e a n o (Buscaret) Tuvo el autor la ocasión de observar esta epidemia en la fam ilia de un colega atacado de pneumonia doble. Una semana después del comienzo de la pneumonía, la señora del paciente fué atacada de una conjuntivitis por pneumococos, que empezó bruscamente en el ojo izquierdo, pasando al derecho á las Veinticuatro horas. En ambos ojos la afección duró 3 días. Á las veinticuatro horas de curada la señora, la criada presentó en el ojo derecho los síntomas de una conjuntivitis aguda más atenuada y en la cual se encontró el pneumococo. La afección duró 4 días en el ojo de recho; el ojo izquierdo se contaminó el mismo día, pero curó en veinticua tro horas. Aunque el pneumococo que causó la pneumonía del colega fuese de una gran virulencia, ocasionando toda suerte de complicaciones, la con juntivitis de la señora y de la criada siguió la evolución clásica de la in flamación de la conjuntiva producida por los pneumococos Esto hace pensar que la conjuntiva es un mal medio de cultura para el pneumococo, y que por ello atenúa en virulencia Accidentes oculares producidos por el atoxil D r . H e n r i C o p p e z (Bruselas) El atoxil, aun administrado á pequeñas dosis, puede producir cegueras completas é incurables; por lo tanto es preciso que los prácticos se pongan en guardia respecto á este producto. Se ha discutido mucho acerca de si es la anilina ó el arsénico el causante de tales estragos. El autor cree que es la anilina, pues, desde hace algunos años, la introducción en la tera péutica de los cacodilatos, metilarsinatos, etc , etc., ha permitido hacer absorber á los pacientes dosis considerebles de arsénico, sin que se hayan observado síntomas alarmantes en el aparato Visual. El atoxil, desde el momento que se acumula en el organismo por insuficiencia del funciona miento de los aparatos de eliminación, es excesivamente peligroso. Igersheim, inyectando el atoxil en un conejo, en el cuerpo vitreo, notó la degeneración de la capa ganglionar de la retina, y en el gato las inyec ciones subcutáneas determinaron fenómenos generales y conjuntivales. El autor cita un caso de un paciente atacado de arterio-esclerosis y nefritis, en el cual la am bliopía apareció después de una sola inyección de 5 centigramos de atoxil y la ceguera absoluta después de 5 inyecciones. Ningún tratamiento pudo restablecer la Visión; los primeros signos de atrofia del nervio óptico, con disminución del calibre de las arterias, no se manifestaron hasta cinco semanas después de aparición de la ceguera. En cuanto á los accidentes oculares producidos por el uso extenso del atoxil, señala el caso de un enfermo atacado de glositis difusa terciaria con placas irritadas Fué sometido'al uso de latoxil practicándole 4 inyecciones (una por semana) de 10 centigramos; fueron bien soportadas, pero no dieron resultado alguno. Entonces se apeló 'á los toques con una solución al 10 por 100. Este tratamiento fué bien soportado durante 5 ó 6 meses, h a ciendo el enfermo cada 3 semanas una serie de toques. Á partir de este momento se produjo la intolerancia, pues el enfermo empezó á sentir lati dos en el párpado inyectándose el ojo; suspendido el atoxil, los fenómenos oculares empezaron á disminuir á las cuarenta y ocho horas y desapare cieron en pocos días. Si se empleaban los toques, en seguida reaparecía la hiperemia conjuntival, cesando ésta cuando cesaban aquéllos; hubo así cinco repeticiones. Después de 8 meses de haber cesado el tratamiento por el atoxil, no ha Vuelto el enfermo á sufrir ninguna molestia ocular. En resumen: el autor considera que los oculistas deben excluir el atoxil de su terapéutica y esforzarse por todos los medios que estén á su a l cance para hacer conocer á sus colegas especialistas en dermatología, sifiliografía ó medicina tropical, los peligros de esta preparación, á la cual sólo se recurrirá en último extremo. Algunas observaciones sobre las hem orragias tra u m á tic a s del vitreo. — D r . A n t o n e l l i (París) Esta lesión, lo mismo que muchas otras de nuestra especialidad, ha co brado un gran valor desde que la ley de Accidentes del trabajo nos obliga á form ular un pronóstico de las consecuencias inmediatas del accidente y de pronunciar, en el momento de librar el certificado, la evaluación de la incapacidad permanente. Es bien sabido que las extravasaciones hemorrágicas necesitan mucho tiempo para desaparecer del cuerpo Vitreo y que las masas ó copos coagulados pueden permanecer en él muchos meses y hasta años sin ofrecer grandes cambios. ¿Á qué viene esta dificultad de reabsorción en un órgano tal como el vitreo, siendo así que en los otros órganos de la economía cuando la sangre extravasada no ha destruido los elementos nobles la desaparición es más ó menos rápida y la curación perfecta? Com o excepción á la regla vemos, á veces, coágulos volumino sos de hemorragia del vitreo, en apariencia espontáneas, en jóvenes, reabsorberse en el espacio de algunas semanas. Pero en las hemorragias traumáticas, lo mismo en los adultos que en los jóvenes, no ha encontrado estas afortunadas excepciones, habiendo sido siempre procesos muy la r gos, no habiendo sido nunca completa la restitutio acl integrum. G eneral mente estos ojos, después de muchos meses de observación, han perdido la mitad de su valor funcional. El pronóstico malo debe ser la regla, y en cuanto al tratamiento, manifiesta no tener fe en ninguno délos propuestos hasta hoy. J u l io La esclerectom ía con sacabocados. - D r . L o u is D o r (Lion) E l sacabocados de Vacher, destinado por su autor á las operaciones de catarata secundaria, puede tam bién servir muy bien para practicar la esclerectomía posterior y la anterior contra el giaucoma. En la esclerec tomía posterior tiene la ventaja de evitar el derramamiento de sangre, pues antes de cortar produce una compresión que realiza un efecto hemos tático. Permite, además de quitar exactamente la cantidad de esclerótica que se quiera, el respetar la coroides, para lo cual basta hacer una inci sión linear en la esclerótica con un cuchillo de Qreefe respetando la coroi des, é introducir entre esta membrana y la esclerótica la rama macho del instrumento y quitar la lengüeta escleral que se quiera. Se produce enton ces una hernia de la coroides, que lo mismo puede dejarse subsistente que puncionarla. La esclerectomía anterior tiene sobre la posterior la ventaja de cons tituir un tratamiento definitivo y suficiente del glaucoma; pero es preciso, para ello, establecer una fístula subconjuntival permanente He ahí la técnica que emplea y recomienda: «Incisión de la córnea, teniendo cuidado de hacer salir el cuchillo debajo de la conjuntiva y corte de un buen c o l gajo conjuntival, que se doblará sobre la córnea; introducción del saca bocados, de modo á morder el labio posterior de la incisión y sección de la lengüeta escleral (generalmente se produce en este momento una pe queña hernia del iris en el agujero que se ha hecho, la cual se excinde); se coloca el colgajo conjuntival en su sitio y se sutura si se quiere.» D e esta manera sencilla se ha realizado la fistulización del ojo. Es preciso, para que la fístula subsista, que la abertura de la esclerótica sea enteramente subconjuntival, y por lo mismo da una gran importancia al corte de un gran colgajo de la conjuntiva. La acoína; sus incom patibilidades; su empleo com o analgésico en las inyecciones subconjuntivales é in tra m u s c u la re s .— D r . B r u n e t ié r e (Bordeaux) 1.° La acoína está indicada en las inyecciones subconjuntivales é intramusculares, siempre que.se quiera obrar sobre el elemento dolor. Comparada con la cocaína, le resulta inferior como potencia de acción, pero la duración de la analgesia es mucho más larga; su empleo no ofrece peligro alguno. 2.° Desgraciadamente, la acoína es poco estable, y forma con la m a yor parte de las soluciones medicamentosas precipitados insolubles. Pare ce que estas alteraciones químicas disminuyen sus propiedades analgésicas. 3.° Lo mismo si se trata de inyecciones subconjuntivales, que de 'in tramusculares, si se quiere obtener el máximum de efecto, cree recomen dable inyectar primero la solución de acoína, y después, al cabo de uno ó dos minutos, la substancia activa. 4.° E l aceite de acoína puede mezclarse sin inconveniente con el aceite biyodurado; pero el efecto de la acoína en la forma oleosa no parece superior al observado con las soluciones acuosas N ota acerca la p atogenia y tra ta m ie n to del Q ueratocono D r . A. T e r s o n (París) Llama la atención acerca la hipótesis que lo considera como una trofo- neurosis atrofiante, simétrica y bilateral. No es una queratitis; es un re blandecimiento tal vez análogo á la pléyade de trofoneurosis cutáneas atrofiantes en placas redondas ó elipsoidales, y por lo tanto muy diferente de la queratitis neuroparalítica. C ree que el centro de la córnea se altera por varios motivos: 1.°, porque es el punto más lejano de la circulación sanguínea periquerática; 2.°, porque es el punto más expuesto á las in fluencias exteriores, las cuales no están exentas de influencia aun sobre un terreno neurotrófico; y 5.°, porque es el punto polar, en cierta manera, en donde las influencias oculares físicas, musculares extrínsecas, palpebrales é intrínsecas, ejercían mayor influencia para provocar la ectasia de la córnea débil; hay una especie de hernia de debilidad , por lo cual cree que la cúpula central ó paracentral areolar de la córnea es al queratocono, lo que el estafiloma posterior es á la miopía. Es la ectasia polar de la membrana anterior que se adelgazará por razones análogas á las que provocan la ectasia posterior global y su estafiloma suplementario. G e neralmente no es congenital, y sobreviene en los sujetos jóvenes en el período del crecimiento, con más frecuencia en las mujeres y en los suje tos enclenques, debilitados, mal alimentados y sometidos á un trabajo ocular superior á sus fuerzas. El tratamiento deberá encaminarse á corregir la debilidad Visual y luchar contra las causas para lim itar sus consecuencias. El tratamiento general tónico, para fortificar al enfermo. La higiene ocular, para evitar los esfuerzos de acomodación que exigen los trabajos finos y prolonga dos. La corrección óptica que sea posible. Para detener el mal, en sus comienzos y en los casos ligeros, han dado algún resultado la compresión y los mióticos. En cuanto á la cura radical y directa del saco queratocónico, cuando el vendaje no lo ha curado, puede utilizarse la cauteriza ción ígnea y por el nitrato de plata, alternándolos. La blefarorrafía es la única cura permanente que puede ejercer una compresión nocturna elásti ca bien tolerada; pero ella no siempre está indicada ni es posible siempre. A gosto P erdigón dentro del Vitreo; hialitis condensatríz; pérdida de la visión; aclaración por las inyecciones de fibrolisina.— D r . S a l v á (Grenoble). Una señora recibió un escopetazo en la cara, que le ocasionó la pérdida inmediata de la visión en ambos ojos, que fueron perforados cada uno por un perdigón á través de la esclerótica. A los dos años de inútiles ésfuerzos para mejorar la Visión, hubo necesidad de enuclear el ojo izquierdo á causa de un acceso violento de irido-ciclitis. En Vista de que la opacidad membranosa estaba situada inmediatamente detrás de la cristaloides pos terior, y no siendo posible su dislaceración sin herir el cristalino, tuvo que desecharse el tratamiento quirúrgico. Después de la primera serie de in yecciones intramusculares de fibrolisina, pudo contar los dedos á tres me tros de distancia. Después de la segunda serie de 14 inyecciones, la visión fué V = V io - El campo visual pudo ser medido con exactitud = 40° arriba; 45° abajo; 55° temporal y 25° nasal. La ilum inación oblicua y el oftalmoscopio descubren que la mitad interna de la pupila es transparente y que la mitad externa continúa opaca y con el aspecto de una pantalla blancogrisácea. Por la parte interna de la pupila puede examinarse el fondo del ojo y Ver bien la papila con un aspecto casi natural. E l Vitreo, transpa rente. Las inyecciones de fribrolisina son continuadas por series de 15 á 20, y no deben abandonarse, con el objeto de impedir la retracción de la masa cicatricial que produciría, con seguridad, un desprendimiento de la retina y la desorganización del ojo. Contribución al estudio de la trepanación en los tum ores ce» rébrales con éxtasis papilar ó neuritis ó p tica.—D r . C a b a n n e s (Bordeaux) Los primeros trabajos que estudiaron las relaciones del edema papilar con los tumores cerebrales lo consideraban como un fenómeno puramente mecánico de éxtasis, de compresión Venosa vecina, de edema cerebral. La papilitis ó neuritis ascendente no pertenecía á los tumores; era el signo de una reacción inflam atoria cerebral ó meníngea. Se había establecido como una especie de doble ecuación: a) papila de éxtasis, mecánica, estrangulada = tumor cerebral; b) neuritis ó papilitis óptica, inflamatoria = abceso cerebral ó me ningitis. Este cuadro no resulta exacto; pues se han Visto papilitis ópticas infla matorias en casos de tumores cerebrales y papilas de éxtasis, mecánicas, en inflamaciones meníngeas. De un caso de tumor cerebral observado deduce: 1.°, que la trepana ción paliativa da los mejores resultados para la mejora de la vista y de las crisis convulsivas; 2.u, que nunca es demasiado tarde para intervenir, por poca Visión que exista; pero que es preferible operar pronto, lo más cerca posible del período de éxtasis. L a acción decompresiva d é la trepa nación es muy superior á la de la punción lumbar, y sería el verdadero ideal si pudiese ser siempre curativa. Los buenos efectos de la trepana ción se hacen sentir pronto; cuanto más pronto se practica, á partir de la aparición del éxtasis papilar, más rápida es la mejoría de la Visión. M ejora también los demás fenómenos cerebrales, como son: la cefalea, Vértigos, vómitos y ataques epileptiformes. B leíaro plastia.—D r . N asc F a r i r (Egipto) En muchas operaciones de triquiasis, á causa de la retracción gradual del tejido cicatricial, el borde libre del párpado puede de nuevo caer y de volverá las pestañas su antigua dirección viciosa. Se ha procurado corregirla, recubriendo la herida con un colgajo cutáneo, separando la parte anterior de la piel del párpado del tarso levantándola después, por medio de suturas en asa, dentro el ligamento suspensorio, y transplantando enseguida sobre la herida un colgajo mucoso, tomado del labio del mismo paciente. Sigue el procedimiento del Dr. M ac Callan, que hace la incisión intermarginal, y entreabre la herida, haciendo tres suturas en el borde anterior de la incisión, fijándolas sobre las cejas, y después se instala el colgajo mucoso sin sutura. Este procedimiento le ha dado resultados Ver daderamente satisfactorios en los casos en que el párpado es blando, como sucede en los escrofulosos. Esta operación de injerto mucoso repara la ligera lagoftalm ía producida por la precedente operación; pero si ella es muy pronunciada, á causa del retraimiento palpebrai dependiente de la pérdida de una parte del párpado por operado..es y maniobras prac ticadas por charlatanes, entonces hay que recurrir á la blefaroplastia. Si las pestañas no están desviadas prefiere la blefaroplastia por injerto cutáneo, tomando la piel de la cara interna del brazo. S e p t ie m b r e Un nuevo ap arato para descubrir la sim ulación de la ambliopía y de la amaurosis m o n o cular.—D r . A. S a n t a M a r í a (Nápoles) Este aparato, con el cual pueden verificarse cuatro pruebas, no tiene nada de común con los aparatos destinados al mismo objeto. En la diplo pia monocular, obtenida con el aparato descrito, las dos imágenes son perfectamente iguales, porque las dos son periféricas (de desviación), mientras que en los aparatos de Qrasfe y de Baudry las dos imágenes no son perfectamente iguales; pues una es central, producida por los rayos directos, y la otra periférica, producida por los rayos desviados. Esto depende de la situación del prisma para obtener dicha diplopia monocular. Una form a de queratitis h ereditaria fam iliar. Dr. Jacqueau (Lión) Siete individuos de una misma fam ilia, atacados todos en la edad ma dura de una afección de la córnea con un sello hereditario y fam iliar característo form a tórpida, emparrillada, de evolución tardía y lenta, resistiendo de una manera desesperante á todas las medicaciones. L a b u fta lm ía congènita en sus relaciones con la hemihipertrofia de la cara.—D r . C . C a b a n n e s (Burdeos) La coexistencia de la buftalm ía congènita y de la hemihipertrofia de la cara jamás se ha señalado. Esta observación se refiere á una niña de seis años, que presenta, desde su nacimiento, un enorme aumento de volu men del lado derecho de la cara, sobre todo de sus partes superiores: globo ocular, región temporal y zigom àtica superiores. Esta hemihipertrofia comprendía tam bién la oreja correspondiente, los rebordes alveo lares derechos de los maxilares superior é inferior y el lado derecho de la lengua. Un vasto angioma profundo, subcutáneo, formado por una red de Vasos al parecer obliterados (semejando un paquete de hilo enmara ñado), no reductibles, sin latidos, expansión ni soplo á la auscultación estetoscópica, ocupa la región temporal derecha agrandada, teniendo por límites el frontal por arriba, la apófisis "orbitaria externa por delante, la eminencia del temporal por atrás, y por abajo la apófisis malar. Todos los huesos vecinos; temporal, parte ínfero-externa del frontal, apófisis malar del maxilar superior y hueso malar, apófisis zigomàtica, están aumentados de volumen hasta el punto de representar tres veces las dimensiones de los huesos del lado opuesto; las superficies óseas son irregulares, con aspecto carcomido. La cavidad orbitaria derecha, considerablemente agrandada, no presenta desigualdades en sus bordes, y viene á representar el centro de esa hipertrofia ósea localizada, especialmente en la mitad superior del macizo óseo de la cara y lateral del cráneo. El globo ocular, de doble volumen por lo menos que el izquierdo, está habitualmente cu bierto por el párpado superior, hipertrofiado y caído. La córnea, globu losa, presenta un diámetro de 2 y */s centímetros, y está vagamente opacificada, y el epitelio deslustrado, sobre todo hacia la periferia y en su parte externa. En la parte interna hay un ligero pannus. La cámara ante rior es muy profunda; el iris, de color moreno-claro, presenta una pupila central bastante dilatada é inmóvil. El cristalino está opacificado y no hay hipertensión. Enucleado el ojo, tiene las dimensiones de 38 m/m de largo por 30 m/m de ancho, presentando un aumento regular de su volumen. No existe estafiloma y la córnea parece continuarse sin línea de demarcación con la esclerótica. La papila presenta una excavación que puede considerarse fisiológica. La cámara anterior muy profunda, el cristalino muy delgado y atrofiado parecía que eran restos de una catarata; el desprendimiento de la retina es total. El examen microscópico revela un poco de edema é infiltración in fla matoria entre la membrana de Bowmann y las capas superficiales del tejido propio de la córnea. El ángulo de filtración tiene las dimensiones normales; el canal de Schlemtn es netamente visible, normal; los espacios trabeculares están sanos. El iris, cuerpo ciliar, coroides y retina, presen tan signos de atrofia sin trazas de inflamación. El angioma profundo de la fosa temporal, cuyos vasos están hoy obli terados, ha sido con seguridad la causa de este proceso hiperplásico é hipertrófico de las regiones vecinas, tegumentos, superficies óseas y ojo. El mecanismo de estas hipertrofias de tejidos y órganos en la vecin dad de los angiomas es un hecho bien conocido. No se trata de una hidroftalm ía congenital, sino que io considera una mal formación hipertrófica ocular congénita, anomalía producida por exceso de desarrollo del ojo, y le parece fuera de duda que la hemihipertrofia facial y la buftalm ia correspondiente dependen del gran angioma profundo de la región temporal. El crecimiento extraordinario del ojo es debido á la hipernutrición de la vecindad. L ’O p h talm o lo gie P r o v in c ia le J u l io de 1909 Ptosis operado por el m étodo de M otáis. — D r . L u is D o r En una joven que presentaba un ptosis completo del párpado superior izquierdo, practicó la operación de M otáis, que consiste, como es sabidoj en el injerto de una lengüeta del tendón del recto superior del ojo sobre el cartílago tarso del párpado superior paralizado. Habiendo quedado todavía un poco más bajo el párpado operado que el del ojo derecho, recurrió á la segunda intervención que recomienda el mismo autor, es decir, á la resecación de una pequeña tira horizontal del párpado, con la parte correspondiente de cartílago tarso, quedando el párpado en buen estado funcional; pero habiendo perdido su borde «la curva arqueada y graciosa de un párpado normal». Además, por la acción del aire, aqueja la operada inflam ación del párpado y lagrimeo, loqu e atribuye el autor a la excisión secundaria. Un caso de lepra ocular y cutánea en un in d ivid uo no sifilí tico, curado por las inyecciones intravenosas de cianuro de mercurio. — P r o f . H. T r u c (de M ontpellier) El examen biológico de una placa cutánea no demostró la existencia de espirochetes ni de bacilos de Koch, pero sí la de bacilos leprosos de Hausen. La curación completa, óculo-cutána, se obtuvo con unas 15 inyec ciones intravenosas de cianuro de mercurio, d e l á 2 centigramos cada una. E l autor se pregunta si tales inyecciones son realmente eficaces contra la lepra. Genealogía de una gran fam ilia de hemeralopes d urante m uchos siglos. — P r o f . H. T r u c (de Montpellier) La genealogía actual de esta familia, desde el año 1657, comprende 2,121 personas y 155 hemeralopes. Esta hemeralopía no Va acompañada de ningún trastorno funcional accesorio, ni de ninguna lesión oftalmoscópica, se propaga generalmente en las mujeres y no reaparece jamás en la descendencia de un miembro indemne, Un síndrome m al conocido. La oftalm ocefalea esencial pseudo-histérica. — D r . G r a n d c l e m e n t (Lyon) Bajo esta denominación comprende la cefalea de crecimiento de los adolescentes, la copiopía de Forster y en general todos los trastornos Visuales, acompañados ó precedidos de cefalalgia, independientes de una lesión ocular apreciable y de toda anomalía de la refracción, acomodación ó convergencia. Se trata de un síndrome complejo y Variable, que tiene un gran parecido con el histerismo y que, como éste, debe ser tratado por medios que impresionen vivamente la imaginación de los pacientes (caute rizaciones conjuntivales, descargas eléctricas, sugestión verbal). Sobre los lipom as de la co njun tiv a. — D r. D upont Á propósito de un caso de lipoma, puro de la conjuntiva bulbar, obser vado en la consulta de Desbriéres (de Liinoges), hace el autor algunas consideraciones sobre el diagnóstico diferencial entre esta afección, extremadamente rara, y los dermo-lipomas de la conjuntiva. El uso del ojo artificial durante la noche. — D r . R . C o u lo m b No ofrece inconveniente alguno llevar constantemente un ojo artificial bien adaptado y tolerado, siendo sólo necesario cuidar con minuciosidad de la toilette ocular, emplear una pieza de pequeño Volumen y renovarla con alguna frecuencia. La única contraindicación formal consiste en la producción de mucosidades por el empleo del ojo artificial durante el día. A gosto Del lavado intra-ocular en la operación de la catarata. D r F é lix L ag ran g e (Burdeos) Debe practicarse con la jeringa aspirante impelente de Chibret-Aubaret, construida por Luer y esterilizable al autoclave. En cuanto á líquido emplea el siguiente, muy parecido al humor acuoso: Agua . . . . 1000 gramos Cloruro sódico . 6 ‘890 » Cloruro calcico. 0 ‘115 » Sulfato de potasa 0 ‘221 » Este líquido se esteriliza al autoclave y se calienta, en el momento de emplearlo, á 37°. Resulta del todo inofensivo. El lavado intraocular está absolutamente indicado en los casos de catarata intumescente, en los de catarata con hipotonía en las blandas juveniles, traum áticas y coroidianas; es útil en las cataratas semiblandas, en aquéllas cuya extracción va seguida de hemorragia en la cámara ante rior, en las lechosas de los niflos, y en las provocadas por el tratamiento de la miopía fuerte; por último, es in útil en la faco-esclerosis y en los casos en que la pupila queda desde luego negra y limpia, y perjudicial siempre que sea temible una pérdida de Vitreo (hipertonía, indocilidad, etcétera). El lavado intraocular está particularmente indicado en la extracción simple, más expuesta que la combinada á la catarata secundaria; dicho lavado se facilita mucho operando la catarata por el método de Daniel (colgajo inferior), á que Lagrange se muestra muy inclinado y que practica con frecuencia. Trastornos secundarios de origen saturnino D r . L e R o u (Caen) En una joven de 28 afios, no albuminúrica ni sifilítica, ha observado la parálisis completa del motor ocular común derecho y una doble atrofia óptica post-neurítica, ocasionados por la grave intoxicación saturnina que sufíra dicha joven. S e p t ie m b r e A propósito de la escala de optotipos in ternacional universal, ad o p tad a por el Congreso In ternacional de O ftalm ología de Nápoles, en su sesión de 3 de abril de 1909.— D r . A r m a i g n a c (Burdeos). Reproduce el autor en este artículo las objeciones á la escala oficial de optotipos, que le oímos en el Congreso de Nápoles, y expone las ven tajas que en su concepto presenta la escala de letras y tridentes ideada por él. Tres casos de neuro-retinitis de causa desconocida, curados por las inyecciones subconjuntivales de cianuro de Hg. — D o c t o r B ic h o n (Angers). A propósito de la observación del Dr. Luis Dor: «Ptosis operado por el m étodo de Motáis». — D r . M o t á i s (Angers) Cuando á pesar de haber practicado correctamente la operación de M otáis persiste, en la m irada de frente, una ligera caída del párpado superior, debe corregirse este defecto de orden estético, practicando la excisión de un colgajo palpebral que comprenda el espesor del párpado y se extienda desde un ángulo al otro. La incisión inferior se hace parale lamente al borde ciliar, á unos 5 mm. del mismo; la incisión superior es semicircular, se une con la primera por sus extremos y se eleva más ó menos según la importancia del defecto que se trata de corregir. E lim i nado el colgajo, se determina la operación con cuatro ó cinco puntos de sutura, que comprenden todo el espesor de los bordes de la herida. En general, el resultado estético es satisfactorio, y se obtiene sin com plicaciones, quedan.lo la cicatriz oculta por los pliegues palpebrales. N o v ie m b r e Nuevas investigaciones sobre el síndrom e fisiológico de M iku licz.—D r . H. F r e n i c e l (Toulouse) Además del síndrome de M ikulicz, patológico (hipertrofia simétrica de las glándulas lagrimales y salivales), debe admitirse un síndrome análogo fisiológico en el que están interesadas las glándulas parótidas, submaxilares y sub-linguales (hipertrofia simétrica, sin ningún trastorno funcio nal). El examen histológico de una glándula sub-maxilar, extirpada en el vivo, ha demostrado la integridad perfecta de los acini y el aspecto abso lutamente normal de las células. L a frecuencia de este síndrome puede ser estimada en un 0'50 por 100. En la población tolosana esta frecuencia parece mayor en los sujetos de origen español. Las demás glándulas, el sistema linfático y la sangre permanecen normales. Debe admitirse, hoy por hoy, que el síndrome de M ikulicz con tume facción de las glándulas orbitarias, es patológico, y que en la mayoría de los casos se trata de un proceso patológico de las glándulas lagrimales orbitarias (inflamación crónica, tumores benignos) que se ha desarrollado en un sujeto con hipertrofia fisiológica de las glándulas salivares. En cuanto al tratamiento, puede hacerse abstracción de las glándulas salivales y lim itarlo sólo á las lagrimales orbitarias. El síndrome fisiológico es frecuente y típico, mientras que la llamada enfermedad de M ikulicz es excesivamente rara y atípica. El autor aporta ocho observaciones nuevas de síndrome fisiológico. Observación al estudio del queratocono D r. C h e v a llie r Mans) Resumen de la patogenia de esta anomalía y estudio bastante detenido de su tratamiento, que sintetiza en las siguientes conclusiones: el trata miento médico no debiera ser empleado solo, sino considerarlo como un coadyuvante del tratamiento quirúrgico ú óptico; en el tratamiento quirúr gico damos la preferencia á la iridectomía como método de elección, unida, en casos de progresión del estafiloma, á la cauterización del cono, con perforación de la córnea; en casos excepcionales se practicará la excisión del cono; deberá ensayarse el tratamiento óptico antes ó después de la intervención, pero sin grandes esperanzas. ARCH IVOS DE OFTALM O LO GÍA 4 D ic ie m b r e Del empleo de la cucharilla en el tra ta m ie u to de las afecciones de la córnea. — D r . D e s c h a p m s Práctica con excelentes resultados el raspado, seguido de una irrig a ción con la jeringa de Auel, en los casos de heridas corneanas superficiales que tardan en curar, pústulas ulceradas rebeldes de la córnea y en las úlceras marginales. En un caso de depósito argéntico de toda la superficie de la córnea, depósito que por su grosor impedía casi por completo la Visión, hizo en una sola sesión el raspado de toda aquella membrana hasta dejarla transparente, obteniendo la curación, con transparencia perfecta, en 36 horas (?). Igualmente practica el raspado en las queratitis en bola, y terminado aquél, hace una irrigación con solución muy tenue de oxicianuro de mercurio. Por último, emplea el raspado metódico del pterigión desde hace 15 años, obteniendo curaciones definitivas y rápidas. He aquí como procede: coge la cabeza del pterigión con una pinza de dientes; la separa, rasando lo más posible la córnea, y reseca la extremidad libre, abandonando la conjuntiva, que se retrae sobre el bulbo. Termina la operación con un minucioso raspado de la esclerótica y la córnea y la aplicación de un punto de sutura en la conjuntiva á fin de cubrir la super ficie demudada de la primera. Reflexiones sobre m il exámenes de m ácula. - D r . J. C l e r c En este trabajo, basado en el examen macular de 1000 jóvenes de 20 años, estudia el autor el método de exploración de la región de que se trata; el aspecto oftalmoscópico de la misma, la patología y las consecuen cias fisiológicas que se deducen de las lesiones observadas. Una bibliografía relativamente extensa acompaña el trabajo. IV.—ÍNDICE Y AN ÁLISIS B IB LIOG RÁ FICO S Encyclopédie française d’O p h talm o lo g ie .— T. IX Forma este noveno y último Volumen de la enciclopedia, un abultado tomo que se aproxima á las 1,000 páginas y va ilustrado con 319 figuras en el texto, digno remate á obra tan importante, y comprende: Técnica qui rúrgica, geografía oftalmológica, oftalm ología Veterinaria y comparada, higiene ocular, la simulación, medicina legal, deontología y examen de la visión en sus relaciones con el servicio m ilitar. La primera parte, dedicada á la técnica quirúrgica, está redactada por el Dr. Valude, y con muy buen acuerdo el autor ha prodigado las figuras que representan los sucesivos tiempos de las operaciones, pues una figura medianamente ejecutada enseña más que una magnífica descripción. Insistiendo en nuestras reivindicaciones, expuestas al tratar de los Vo lúmenes de esta obra anteriormente publicados, por la preterición en que quedan lo& trabajos españoles de oftalmología, las afirmaremos con algu nas consideraciones, que demuestran al mismo tiempo lo difícil que es po ner al día este género de publicaciones, aun procediendo á la división del trabajo mediante una colaboración numerosa y escogida. El proceder operatorio del profesor Lagleyze para el entropión y triquiasis fué descrito, según su primera manera, en los Archives d ’Oph talm ologie, 1895, t. XV , p. 605; más tarde lo modificó, mejorando la ac ción de las suturas, que actualmente ejecuta con una sola hebra de seda, cualquiera que sea el número de agujas necesarias, según las dimensiones del entropión. Esta últim a modificación ha sido publicada en Archives (VOphtalmologie, t. X X IV , p. 773, y en Archivos de Oftalm ología Hispano-americanos, t. V, p. 1. Esta operación fué publicada por prim e ra vez en 1894, en la Estadística del Hospital de clínicas de Buenos Aires, ha sido adoptada por muchos cirujanos y es conocida en todas partes por operación de Lagleyze, pero el Dr. Valude le ha agregado, indebida mente, un apéndice al nombre del autor, pues la publicación, hecha en Constantinopla, fué posterior, y el mismo profesor Lagleyze lo hizo notar en una correspondencia dirigida al doctor Parent (de París), como puede comprobarse en la pág. 207, año 1896, de Archives d’Ophtal- mologie. Al ocuparse el D r. Valude de las diversas tentativas hechas para obte ner un buen muñón después de la enucleación del globo, al objeto de una mejor prótesis, cita algunos procedimientos y concluye diciendo: «Hasta nueva orden la simple sutura conjuntival cuidadosamente — no apurada mente — hecha, es lo más recomendable»; siendo así que el procedimiento del profesor Lagleyze, inclusión de una esfera de parafina en la cápsula de Tenón después de la enucleación, tal como se halla descrita en nues tros Archivos de Oftatmología Hispa no-americanos, año 1904, pági nas 137, 195 y 241, es de resultados mucho^más satisfactorios. Al procedimiento de «Acortamiento muscular» del profesor Lagleyze lo describe bajo el nombre de avanzamiento capsular, siendo así que se tra ta de una operación cuya acción es eminentemente muscular. La opera ción de Lagleyze se diferencia completamente del primitivo procedimien to de W ecker, llamado avanzamiento capsular. Al «Acortamiento'.museular» Sauvineau propone que se le denomine Avanzamiento muscular sin sección, esto lo dice en la misma Encyclopédie française d’Ophtalmologie, t. VIII, p. 234, lo que nos lleva como por la mano á hacer notar que no es raro observar en estos trabajos, publicados con el nombre de Enciclopedias y encomendados sus diferentes capítulos á diversos auto res, las incongruencias é interpretaciones, muy á menudo opuestas, que da ñan á la claridad y á la unidad científica de la obra. Y no hablamos de otros procedimientos debidos á autores hispano americanos, para no prolongar estas consideraciones. La obra que concluimos de analizar es, á pesar de estas observacio nes, de lo más recomendable, y digna de figurar en toda biblioteca oftal mológica. — M . M e n a c h o . L a te oría citotóxica de las cataratas seniles. — D r . F ren kel Es preciso distinguir, bajo el punto de vista de la patogenia, la catarata senil de las otras formas de cataratas en las que las causas más ó menos conocidas permiten una diferenciación. Estas son las cataratas congénitas, y entre las adquiridas, las traumáticas localizadas ó complicadas, térm i cas, químicas ó tóxicas y discrásicas de causa bien conocida. Las catara tas seniles se diferenciarán ellas mismas probablemente, según la patoge nia, como ya se diferencian por la anatomía patológica. La catarata senil subcortical tiene causas generales y locales, unas y otras aun hipotéticas. Las causas locales están constituidas por una alte ración funcional del epitelio del cuerpo ciliar, teniendo por consecuencia la penetración en el humor acuoso de productos tóxicos para el epitelio capsular y para las células cristalinianas. Las causas generales están constituidas por un conjunto de condiciones que hacen posible la acumulación en la sangre y en los humores del orga nismo de las substancias tóxicas llamadas citotoxinas, que actúan sobre las células del cristalino, lentitoxinas, y probablemente también sobre las células del cuerpo ciliar, ciclotoxinas. L a acumulación de estas substancias tóxicas está facilitado por un de fecto de eliminación de estas substancias á favor de un relajamiento de uno ó varios reguladores de la economía. La insuficiencia ó la disminución de la permeabilidad renal son los factores más estudiados de esta reten ción de citotoxinas. En la catarata senil llamada espontánea, las citotoxinas pertenecen á la categoría de autotoxinas, producto de la actividad celular del organismo y en particular á los productos de destrucción de las células cristalinianas y del cuerpo ciliar ligadas funcionalmente las unas á las otras. Las lentitoxinas y ciclotoxinas tienen, probablemente, una acción espe cífica sobre las células del cristalino y del cuerpo ciliar, y no manifiestan acción alguna tóxica sobre los otros sistemas del organismo. No hay razón alguna para adm itir la existencia de una arterio-esclerosis general ó local bajo una forma cualquiera, sea la de ateroma de los gruesos vasos, sea la esclerosis de pequeños Vasos, sea la esclerosis re nal. En todo caso, la catarata senil no va acompañada de hipertensión Vascular general. L a acumulación de las citotoxinas en el organismo es probablemente un fenómeno constante y fisiológico dentro de reducidos límites, y no al canza un grado perjudicial para el cristalino más que en el caso en que la destrucción ó la eliminación está dificultada de una manera persistente. La predisposición para la acumulación de citotoxinas en grado sufi ciente para producir la catarata es creado por la herencia, que se mani fiesta sobre los órganos reguladores de la economía, tales como el emuntorio renal, como sobre la energía de la destrucción celular; es decir, sobre la producción de las citotoxinas. La terapéutica patogénica debe esforzarse en actuar sobre la destruc ción ó neutralización de las citotoxinas por la introducción en el organis mo de anticitotoxinas específicas, análogas á las ya conocidas para otras citotoxinas. — (Archiv. méd. de Toulouse, enero de 1910). El estado de la p upila en el síndrom e de Basedow D r. H. H a rtm a n n . — Tesis de París, 1908 Las pupilas, en el curso del bocio exoftálmico presentan un estado variable. Están normales en la mayoría de casos, algo frecuentemente di latadas, alguna Vez desiguales, raramente contraídas, y en un mismo en fermo podemos observar eventual mente una Verdadera desigualdad pupilar alternante. Esta frecuencia de estado normal y estos estados diferentes de las pu pilas son un argumento contra la teoría sintomática del bocio exoftálmico. — A. T erson. Perfeccionam iento de la prótesis por la heteroplastia orbitaria y las operaciones pseudo-plásticas. - D r . G. B o n n e f o n . — Tesis de París, 1909. En esta interesante monografía, inspirada por M . Lagrange, el autor, después de un concienzudo examen, considera las operaciones que tratan de constituir un muñón protésico, por la inclusión de cuerpos extra ños rígidos (Mules, Frost, Lenzeta), queson poco recomendables, puesto que la expulsión del cuerpo extraño es la regla y la oftalm ía simpática es posible. Las inyecciones de parafina no han fortificado las esperanzas que sobre ellas se habían fundado; pueden provocar embolias y el muñón así constitui do, no es ni consistente, ni más duradero que en las otras aplicaciones so bre diversos puntos del cuerpo, en que las desilusiones han sido numerosas. Los injertos de seda y carbón más inofensivos, son todos ellos incier tos como resultado. Los injertos de tejidos vivos, adiposo, ganglios, piel, etc., no han lla mado quizás bastante la atención del autor. La heteroplastia orbitaria por injerto de ojo de conejo (que yo propon go llamar oftalmoplastia) sería por si sola capaz de procurar una Visuali dad cosmética «duradera» á condición de no buscar más que el fin de re llenar y que continúe utilizándose además el ojo de esmalte. Sabemos, bajo el punto de Vista histórico, que C hibert (1885) fué quien inició este método, siguiendo Terrien, Rohm er y May. En 1900, M . L a grange encerró el ojo injertado en la cápsula y conjuntiva; evitando, así lo más posible las influencias destructivas y colocó al mismo tiempo la cor nea hacia atrás. C ierto número de observaciones (15 de M. Lagrange con 4 buenos re sultados, 4 menos buenos, 4 medianos y uno malo; 35 de M. Wicherkiewics, uno de M . Gouvea) se han obtenido después por este método y su técnica, que deberemos resumir. No se ha observado ningún accidente grave ni simpatizante. Sin embargo es muy cierto que vemos alguna vez al ojo trasplantado sufrir rápidamente, sin alteración ni otro accidente inmediato, una conti nua disminución de Volumen. Estamos pues poco seguros en la «duración» de los buenos resultados en una operación en la que el resultado lo sufre el enfermo toda la vida y debe de ser acompañada tardíamente de aquéllos de la Vulgar enucleación. Para disminuir la atrofia del ojo injertado, ó para provocar su hiper trofia, M . Lagrange y Bonnefon piensan no volver más á implantar sola mente el ojo despojado, sino con todo el contenido orbitario entero. No obstante que una experiencia ha sido seguida de un fracaso inmediato, los autores estudian una serie de suturas musculares y nerviosas de las cuales esperan excelentes resultados. La deducción de esta curiosa monografía es que la heteroplastia es el único (?) método del porvenir y que no se debe dudar de que habrá proxi-' mámente perfeccionamientos; que ella responderá en todos los casos de una manera perfecta al deseo de la más exigente prótesis. ¿Quién sabe si el nuevo método americano de substitución y trasplantación de órganos sanos será la últim a palabra? Aunque así sea, el autor continúa creyendo que la prótesis ocular ten drá siempre necesidad del ojo de esmalte. — A. T e r s o n . H andbuch der A ug enheilkunde (Manual de las enfermedades de los ojos).— P ro f. A x e n fe ld El ilustre profesor de Friburgo en colaboración con otros renombrados profesores alemanes (Bach, Bielschowsky, Elschnig, Greeff, Heine, von Hippel, Kríickmann, Oeller, Peters y Stock), ha publicado la segunda edi ción de su obra. La obra, cuya primera edición recientemente publicada alcanzó un gran éxito, ha mejorado aún en mérito intrínseco. E l autor ha adoptado una disposición sumamente práctica: la de pre sentar en caracteres usuales aquellas nociones más elementales que inte resan á todos los médicos, y en otros tipos más pequeños las cuestiones que interesan particularmente al especialista y que se refieren á los pro blemas más delicados de anatomía, fisiología, terapéutica y patología. En esta edición se han aumentado algunas figuras y substituido otras que aparecieron en la anterior, y se han mejorado, si cabe, las condicio nes tipográficas. Los autores han reaccionado contra la costumbre en boga de diluir los asuntos, de ampliar y aún dificultar su conocimiento, presentándonos una obra relativamente reducida (676 páginas de texto útil en el que van in cluidas 455 figuras) y en la que, no obstante; no falta nada de lo que en la práctica moderna se recomienda y se necesita. — M . M e n a c h o . V .—V A R IA ¿Es necesario proteger los ojos contra los rayos violetas?—P r o f . B e s t (de Dresde) u lt r a Resultado de largo y minucioso estudio de esta cuestión, el autor de duce que es cierto que los rayos ultra-violetas, como los rayos luminosos, á partir de una cierta intensidad, pueden perjudicar al ojo; no obstante, en la práctica (luz eléctrica habitual, luz del día, reflejo de la nieve, del sol) es sobre todo la acción nociva de los rayos luminosos la que predomina, y por consiguiente importa, ante todo, protegerse contra un exceso de in tensidad de estos rayos con la ayuda de lentes destinados á atenuar la fuerza de irradiación; por tanto, los cristales de estos lentes serán grises. No es lo mismo cuando se trata de personas atacadas de enfermeda des de los ojos, sobre todo de afecciones de la retina. Entonces es ya cuestión de un exceso de sensibilidad de la retina. En estos casos se re comendará el uso de cristales azules. (Med. K lin., febrero 1910.) De la consolidación en los traum atism o s oculares Prof. D e L apersonne Surge desde luego la dificultad de fijar exactamente la fecha de la con solidación de la herida; el poder decir en qué momento el herido ha sabi do ó ha debido saber cuáles serán la naturaleza ó la importancia de su in capacidad definitiva, siendo imposible poder a prior i establecer reglas, ni aproximadamente exactas, en atención á que éstas varían, según los casos, las condiciones y las circunstancias particulares, sobre todo con la naturaleza del traumatismo, como resulta de una serie de 200 informes personales del autor. Las causas principales de las incapacidades temporales de larga dura ción, parece atribuible á la infección de las heridas, tanto superficiales como penetrantes del globo del ojo. En este concepto, la irido-ciclitis traum ática purulenta presenta una gran ventaja por la razón de que, nece sitando una intervención enérgica como la exenteración ígnea, disminuye la duración de la incapacidad temporal, pues raramente dura, en semejan tes circunstancias, más de tres semanas ó un mes, al paso que la irido-ci clitis plástica con su curso insidioso obliga á menudo á mantener al herido en observación por un tiempo á veces indeterminado. El temor de la oftalm ía simpática es á menudo el factor capital de la prolongación de esta incapacidad, y algunos prácticos demasiado pruden tes ó timoratos tardan muchos meses en dictaminar. Cuando el práctico está convencido de que la herida de un ojo es un peligro serio para su congénere, su deber es especificar clara y categóri camente en su informe la razón que hace necesaria la enucleación y, en caso de rehusarla el accidentado, serán de su cuenta las consecuencias Sem ejante conducta debe seguirse respecto á las cataratas traum áti cas en las que la extracción no exige, por lo menos, seis meses de espera ó á que el ojo no sea irritable y haya adquirido la consistencia normal. Debe, por tanto, establecerse la fecha de la consolidación sin esperar esta in tervención tardía, reservándose para más adelante, si hubiere mejoras no tables, reducir la indemnización primeramente indicada. (La Presse Medícale, núm. 59 de 1E109.) Nota. — De algún tiempo á esta parte publicamos con retraso los análisis de la Prensa, no por fa lta de actividad de los encargados de revistarla, sino porque la abundancia de otros ti abajos nos impiden darles lugar, ni aun recargando el presupuesto de los A r c h i v o s con un aumento de 264 páginas que hemos servido de más á nuestros subscriptores, durante el año de 1910. Con el número de febrero repartiremos un índice completo de los trabajos originales publicados por los A r c h i v o s en los diez años que llevan de publicación, con objeto de que vayan encuadernados con e! último volumen. EL O JO DEL «G A M M A R U S C C E C U S» Fig. 1.a A specto d e c o n ju n t o 1-1. Ganglio cerebral. 2. Ganglio óptico periférico. 3-3. Omatidias. EL O J O DEL «G A M M A RU S C C E C U S» Fig. 2 .n G a n g l io 1. 2-3. ó p t ic o p e r if é r ic o Parte central del ganglio óptico periférico Porción periférica del mismo. Fig. 3." G a n g l io 1. 2. 3-4. ó p t ic o p e r if é r ic o , y o m a t id t a s Omatídia d esp ro v ista de pigm ento. C ono cristaliniano. G anglio óptico periférico. Fig. 4.a Fig. 4.a Fig. 5 . a F ig . 5.6 O m a t id ia O m a t id ia del d el «G a m m a ru s» «G am m arus norm al c c ec u s» 1. P orción proxim al de la s.re tín u la s . 2. Uno de los nú cleo s de las re tín u la s (rep resen tad o de tamaño excesivo). 3. M em brana Fenestrada. 4. P o rció n distal de las re tín u la s (pigm entada en los ojos norm ales). 5 . C ono cristaliniano (atrofiado en los an im ales ciegos). Fig. 6 .a E sq u em a 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. del a pa ra to v is u a l d el «G a m m a r u s» G anglio c ereb ral. G anglio óptico periférico. P orción distal de las re tín u la s. Cono cristaliniano. M em brana fen estrad a. P orción proxim al de las retín u las. H ipoderm o. C utícula.