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IP/98/1085 Bruselas, 10 de diciembre de 1998 La Comisión propone prohibir el uso de algunos antibióticos como aditivos en los piensos. La Comisión Europea ha aprobado una propuesta al Consejo de Ministros para prohibir el uso de cuatro antibióticos en la alimentación animal. Los productos en cuestión son la virginiamicina, la espiramicina, el fosfato de tilosina y la bacitracina-cinc. Esta propuesta se ha presentado como medida cautelar para minimizar el riesgo de desarrollo de bacterias resistentes y conservar la eficacia de determinados antibióticos para su uso en la medicina humana. Se propone que la prohibición entre en vigor a partir del 30 de junio de 1999, excepto en aquellos Estados miembros en los que ya exista una prohibición en vigor, en cuyo caso ésta será aplicable el 1 de enero de 1999. La prohibición se revisará antes del 30 de diciembre del 2000 a partir de la información disponible procedente de investigaciones y estudios de observación de la resistencia de las bacterias. Al comentar la propuesta, el Comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, Sr. Franz FISCHLER, ha afirmado que, en vista del creciente número de pruebas de la resistencia de las bacterias a los antibióticos y teniendo en cuenta que los aditivos de la alimentación animal, que constituyen el 15% de todos los antibióticos utilizados en la Unión Europea (UE), contribuyen a esta evolución, sería una irresponsabilidad por parte de las instituciones de la UE no tomar medidas inmediatas para minimizar el riesgo. Ha declarado que debe protegerse la eficacia de los antibióticos, los cuales son importantes para el tratamiento de las enfermedades humanas. Aunque ha reconocido que esta decisión puede acarrear consecuencias económicas tanto para la industria farmacéutica como para los agricultores, el Comisario Fischler ha argumentado que la protección de la salud humana está muy por encima de todas las consideraciones económicas, llegando a la conclusión de que esta decisión debe ser considerada como un simple paso adelante en este proceso y la Comisión no vacilará en adoptar nuevas medidas una vez que el Comité Director Científico haya extraído sus conclusiones acerca de la cuestión de la resistencia a los antibióticos. Antecedentes En la actualidad existen ocho antibióticos diferentes autorizados para su empleo como aditivos en la alimentación animal en la UE. Se añaden a los piensos, principalmente destinados a cerdos y aves de corral criados en sistemas de producción intensivos, para controlar determinadas bacterias y, por consiguiente, el desarrollo de ciertas epizootias, dando lugar de esta forma a niveles más elevados de capacidad de transformación de los alimentos. En los últimos años la UE ha prohibido ya 15 aditivos en la alimentación animal por diferentes motivos, entre otros por su contribución a la generación de bacterias resistentes. Al entrar en la UE, Suecia y Finlandia, que contaban respectivamente con una prohibición total y otra parcial respecto al uso de antibióticos en la alimentación animal, fueron autorizadas a mantener dichas restricciones hasta el 31 de diciembre de 1997, en el caso de Finlandia, y hasta el 31 de diciembre de 1998, en el de Suecia. Una vez vencido el plazo de aplicación de su excepción, Finlandia ha mantenido mediante una cláusula de salvaguardia su prohibición respecto del fosfato de tilosina y de la espiramicina y Dinamarca ha introducido una prohibición de empleo de la virginiamicina con el mismo fundamento. La Comisión ha preguntado al Comité Científico para la Alimentación Animal si existen motivos fundados para reservar dichos medicamentos para el tratamiento terapéutico de los seres humanos y de los animales. Aunque no cree que haya que prohibir las sustancias en cuestión (tilosina, virginiamicina y espiramicina) como aditivos en la alimentación animal, dicho Comité sí ha reconocido que su uso está contribuyendo a incrementar la resistencia de las bacterias frente a estos productos y a productos semejantes utilizados en medicamentos de uso humano. Además, el Comité ha aceptado que esta resistencia podría transferirse a los seres humanos, lo que justifica, en opinión de la Comisión, la prohibición de su empleo en la alimentación de los animales. Aunque el Comité Científico todavía no ha emitido su dictamen respecto de la bacitracina-cinc, la Comisión considera que el uso de ésta como aditivo en la alimentación animal debería prohibirse por las mismas razones que se acaban de exponer y para conservar su eficacia como medicamento de uso humano. Cabe destacar que las conclusiones de la Comisión y la lógica de esta propuesta se ajustan plenamente a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Oficina Internacional de Epizootias (OIE) y la Conferencia de Copenhague (septiembre de 1998) sobre esta cuestión. 2