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Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar Tafı́ del Valle (Tucumán), 8 al 10 de junio de 2011 Asociación Argentina de Astronomı́a Fundada en 1958 Persona Jurı́dica (Legajo 21.459 – Matrı́cula 1.421) Provincia de Buenos Aires Comisión Directiva (2011–2014) Presidente: Vicepresidente: Secretaria: Tesorera: Vocal 1.RO: Vocal 2.DO: Vocal Sup. 1.RO: Vocal Sup. 2.DO: Dra. Cristina H. Mandrini Dra. Victoria Alonso Dra. Elsa Giacani Dra. Cristina Cappa Ing. Pablo Recabarren Dr. David Merlo Dra. Georgina Coldwell Dr. Jorge Combi Comisión Revisora de Cuentas Titulares: Suplentes: Dra. Sofı́a Cora Dra. Paula Benaglia Dra. Susana Pedrosa Dra. Stella Malaroda Dr. Mariano Domı́nguez Romero Comité Nacional de Astronomı́a Secretario: Miembros: Dr. Mario G. Abadi Dra. Lydia Cidale Dra. Sofı́a A. Cora Dr. Leonardo Pellizza Dr. René D. Rohrmann Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar Tafı́ del Valle (Tucumán), 8 al 10 de junio de 2011 Comité Organizador Dra. Olga I. Pintado Dr. Javier A. Ahumada Dra. M. Celeste Parisi Lic. Tali Palma Comité Editorial Dr. Javier A. Ahumada Dra. M. Celeste Parisi Dra. Olga I. Pintado Prefacio En el año 2008 se realizaron las Primeras Jornadas de Astrofı́sica Estelar en el Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Córdoba, con la idea de crear un ámbito de discusión para la gente que trabaja en esta temática, en donde se puedan analizar tanto los trabajos en ejecución como las perspectivas futuras. Siendo una reunión acotada a un tema, la Astrofı́sica Estelar, se pudo generar un espacio en el que la interacción entre los astrónomos experimentados, los más jóvenes y los estudiantes fue fluida. Debido al éxito de la primera reunión se decidió repetir la experiencia. Es ası́ que las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar se realizaron entre el 8 y 10 de junio de 2011 en el Hotel Lunahuana de Tafı́ del Valle, Tucumán, organizadas por el Instituto Superior de Correlación Geológica de Tucumán y el Observatorio Astronómico de Córdoba. La reunión contó con la presencia de aproximadamente 40 participantes. Dado que uno de los objetivos propuestos era fomentar el contacto entre los asistentes, se decidió que las conferencias invitadas, las presentaciones orales y las discusiones posteriores fueran de un tiempo más largo que lo habitual, lo mismo que los intervalos para el café y los almuerzos. Además, al realizarse la reunión en una ciudad pequeña, el encuentro fue permanente. Las conferencias invitadas abarcaron desde temas muy actuales, tales como las enanas marrones, los objetos de masa planetaria, y las estrellas masivas, hasta temas más tradicionales como las estrellas quı́micamente peculiares, los cúmulos estelares abiertos y la estructura de la Galaxia, las atmósferas estelares de las enanas blancas frı́as, y la evolución de la Tierra desde la Gran Explosión hasta el desarrollo de la vida en los mares primitivos. Los conferencistas invitados: Zulema González de López Garcı́a, Roberto Gamen, Susana Esteban, Rubén Vázquez, Mercedes Gómez y René Rohrmann hicieron presentaciones del más alto nivel; a ellos les agradecemos profundamente el habernos acompañado. Se presentaron aproximadamente 30 trabajos en forma oral y mural, un número importante para una reunión de 3 dı́as, y cuya calidad queremos destacar. Se promovieron, por parte de investigadores jóvenes y de estudiantes, las presentaciones orales, que mostraron la dedicación con que fueron preparadas. Por último queremos agradecer a todos los participantes el haberse trasladado hasta Tafı́ del Valle para participar de esta reunión, y esperamos reencontrarnos pronto para seguir intercambiando experiencias. El Comité Editorial vii Agradecimientos El Comité Organizador desea agradecer a las siguientes instituciones que aportaron económicamente para la realización de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar: Asociación Argentina de Astronomı́a Comisión Nacional de Actividades Espaciales Consejo Nacional de Investigaciones Cientı́ficas y Técnicas Facultad de Ciencias Exactas y Tecnologı́a de la Universidad Nacional de Tucumán Facultad de Matemática, Astronomı́a y Fı́sica de la Universidad Nacional de Córdoba Instituto Superior de Correlación Geológica Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Córdoba Secretarı́a de Estado de Innovación y Desarrollo Tecnológico de la Provincia de Tucumán También se agradece la invalorable colaboración de la Cont. Virginia Durand y del Sr. Rodolfo Aredes, del INSUGEO; a la Prof. Ana Lı́a Juárez y a la Escuela Agrotécnica Prof. Miguel Angel Torres de Tafı́ del Valle por el apoyo logı́stico previo y durante la reunión; y al personal del Hotel Lunahuana que estuvo atento a todos nuestros requerimientos durante el desarrollo del encuentro. Un agradecimiento especial a la Mgr. Patricia Fernández de Campra (Vicedecana de la FaCET) y al Dr. Javier Noguera (Secretario de la SIDETEC), que siempre están dispuestos a colaborar en las actividades de Astronomı́a que se realizan en Tucumán. El Comité Organizador ix Lista de participantes Ahumada, Andrea (OAC-UNC, ESO) Ahumada, Javier A. (OAC-UNC) Aidelman, Yael J. (IALP) Bassino, Lilia P. (FCAGLP-UNLP) Brizuela, Diego F. (FCEFyN-UNSJ) Calderón, Juan P. (FCAGLP-UNLP) Caso, Juan P. (FCAGLP-UNLP) Cúneo, Virginia A. (FaMAF-UNC) Esteban, Susana (INSUGEO-UNT) Ferrero, Gabriel (FCAGLP-UNLP) Flores, Matı́as (FCEFyN-UNSJ) Gamen, Roberto (FCAGLP-UNLP) Garcı́a, Luciano H. (OAC-UNC) Garcı́a, Matı́as J. (FaMAF-UNC) Garcı́a Migani, Esteban (FCEFyN-UNSJ) Gómez, Mercedes (OAC-UNC) Gonzalez, Elizabeth (FCEFyN-UNSJ) Gramajo, Luciana (OAC-UNC) Heredia, Luciana (OAC-UNC) Jofré, Emiliano (OAC-UNC) López, Fernando M. (FCEFyN-UNSJ) xi xii López Garcı́a, Francisco (ICATE-CONICET) López Garcı́a, Zulema (ICATE-CONICET) Lovos, Flavia (FCEFyN-UNSJ) Muñoz Jofré, Marı́a R. (FCEFyN-UNSJ) Navarro, Julio F. (Univ. of Victoria, Canadá) Palma, Tali (OAC-UNC) Peñaloza, Leandro E. (FCEFyN-UNSJ) Petrucci, Romina P. (IAFE-CONICET-UBA) Pintado, Olga (INSUGEO-CONICET) Poffo, Denis (FaMAF-UNC) Rohrmann, René D. (ICATE-CONICET) Saldaño, Hugo P. (OAC-UNC) Vázquez, Rubén A. (FCAGLP-UNLP) Vendemmia, Estefanı́a (FCEFyN-UNSJ) Zurbriggen, Ernesto (OAC-UNC) Fotografı́a de grupo: Eduardo L. Corti Contenidos Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX Lista de participantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI Fotografı́a de grupo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIII Informes invitados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 Anomalı́as de abundancias en estrellas CP: la teorı́a de la difusión y evidencias observacionales Z. López-Garcı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 Estrellas masivas: algunos aspectos observacionales R. Gamen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 Desde la Gran Explosión hasta la vida en los mares primitivos S. B. Esteban . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Cúmulos estelares abiertos: la estructura espiral y las dimensiones del disco de la Vı́a Láctea R. A. Vázquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 Enanas marrones y objetos de masas planetarias en regiones de formación estelar M. Gómez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42 Atmósferas de enanas blancas frı́as R. D. Rohrmann . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 Contribuciones orales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Aplicación del sistema de clasificación BCD a estrellas B en NCG 4755 Y. Aidelman, L. Cidale y J. Zorec . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 Análisis de parámetros estructurales de galaxias enanas en el cúmulo de Antlia J. P. Calderón, L. P. Bassino, S. A. Cellone, A. V. Smith Castelli, F. R. Faifer, J. P. Caso y T. Richtler . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 Estudio de cúmulos globulares brillantes y galaxias enanas ultracompactas en el cúmulo de Antlia J. P. Caso, L. P. Bassino, T. Richtler, A. V. Smith Castelli, F. R. Faifer y J. P. Calderón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 xv xvi Estudio del movimiento apsidal en sistemas binarios masivos G. Ferrero, R. Gamen y E. Fernández-Lajús . . . . . . . . . . . . . . 80 Búsqueda de planemos en L 1495 L. Heredia, M. Gómez y H. Bravo-Alfaro . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Código para el cálculo del perfil instrumental: resultados preliminares O. I. Pintado, L. Santillán y M. E. Marquetti . . . . . . . . . . . . . . 90 Evolución de la Zona de Habitabilidad Estelar D. Poffo y M. Gómez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 Propiedades infrarrojas de regiones de formación estelar H. P. Saldaño, P. Persi, M. Tapia, M. Roth y M. Gómez . . . . . . . 99 Funciones de distribución de pares condicionales para fluidos ideales E. Zurbriggen y R. D. Rohrmann . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Contribuciones murales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 Proyecto BOCCE (The Bologna Open Clusters Chemical Evolution Project): una gran muestra homogénea de cúmulos abiertos galácticos A. V. Ahumada, A. Bragaglia, M. Tosi y G. Marconi . . . . . . . . . 111 Importancia de los flujos submilimétricos en el modelado de las SED de discos debris L. H. Garcı́a y M. Gómez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116 Propiedades de estrellas candidatas a albergar planetas extrasolares seleccionadas por Kepler M. J. Garcı́a y M. Gómez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121 Análisis espectroscópico de sistemas binarios con componentes peculiares del tipo HgMn E. J. Gonzalez y J. F. González . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126 Análisis de parámetros fı́sicos y geométricos de un grupo de enanas marrones jóvenes L. Gramajo, M. Gómez y B. Whitney . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131 Metalicidades de estrellas en formación y de estrellas gigantes con planetas E. Jofré, M. Gómez y C. Saffe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136 Índice de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141 Contents Preface . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII Acknowledgements . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX List of participants . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI Group photograph . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIII Invited reviews . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 Anomalies in abundances of CP stars: the theory of diffusion and observational evidences Z. López-Garcı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 Massive stars: some observational aspects R. Gamen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 From the Big Bang to the life in the primitive seas S. B. Esteban . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Open star clusters: the spiral structure and the dimensions of the disk of the Milky Way R. A. Vázquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 Brown dwarfs and planetary mass objects in star-forming regions M. Gómez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42 Atmospheres of cool white dwarfs R. D. Rohrmann . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 Oral Communications . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Application of the BCD classification system for B-type stars in NGC 4755 Y. Aidelman, L. Cidale and J. Zorec . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 Analysis of structural parameters of dwarf galaxies in the Antlia cluster J. P. Calderón, L. P. Bassino, S. A. Cellone, A. V. Smith Castelli, F. R. Faifer, J. P. Caso and T. Richtler . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 Study of bright globular clusters and Ultra-Compact Dwarf galaxies in the Antlia cluster J. P. Caso, L. P. Bassino, T. Richtler, A. V. Smith Castelli, F. R. Faifer and J. P. Calderón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 xvii xviii Study of apsidal motion in massive close binary systems G. Ferrero, R. Gamen and E. Fernández-Lajús . . . . . . . . . . . . . 80 A search for planemos in L 1495 L. Heredia, M. Gómez and H. Bravo-Alfaro . . . . . . . . . . . . . . . 85 Code for the calculation of the instrumental profile: preliminary results O. I. Pintado, L. Santillán and M. E. Marquetti . . . . . . . . . . . . 90 The evolution of the Stellar Habitable Zone D. Poffo and M. Gómez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 Infrared properties of star-forming regions H. P. Saldaño, P. Persi, M. Tapia, M. Roth and M. Gómez . . . . . . 99 Conditional pair distribution functions for ideal fluids E. Zurbriggen and R. D. Rohrmann . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Poster Communications . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 BOCCE, The Bologna Open Clusters Chemical Evolution Project: a large, homogeneous sample of Galactic open clusters A. V. Ahumada, A. Bragaglia, M. Tosi and G. Marconi . . . . . . . . 111 Relevance of the submillimeter fluxes on the SED modeling of debris disks L. H. Garcı́a and M. Gómez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116 Properties of Kepler selected exoplanet host stars M. J. Garcı́a and M. Gómez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121 Spectroscopic analysis of binary systems with HgMn components E. J. Gonzalez and J. F. González . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126 Analysis of physical and geometrical parameters of a group of young brown dwarfs L. Gramajo, M. Gómez and B. Whitney . . . . . . . . . . . . . . . . . 131 Metallicities of pre-main sequence and giant stars with planets E. Jofré, M. Gómez and C. Saffe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136 Author index . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141 Informes invitados Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. INFORME INVITADO – INVITED REVIEW Anomalı́as de abundancias en estrellas CP: la teorı́a de la difusión y evidencias observacionales Zulema López-Garcı́a Investigador Visitante, Instituto de Ciencias Astronómicas, de la Tierra y del Espacio (CONICET - UNSJ), San Juan, Argentina Abstract. The abundance anomalies present in non-magnetic CP stars are reviewed using the predictions of the diffusion theory, since the first models proposed by G. Michaud in 1970, until the more complicated ones published in the last years. Observational evidence as the presence of inhomogeneities or spots in the stellar surfaces, and vertical stratifications seen in some HgMn stars are discussed. 1. Introducción Las estrellas CP (Chemically Peculiar ) son identificadas por la presencia, en su espectro, de lı́neas de absorción anómalamente intensas o débiles de ciertos elementos quı́micos. La historia de las estrellas quı́micamente peculiares está ı́ntimamente relacionada con la historia de la clasificación espectral, ya que las primeras estrellas peculiares fueron encontradas durante el desarrollo del trabajo de clasificación del Henry Draper Memorial, en Harvard, por Antonia Maury y Annie Cannon. Miss Maury fue la primera persona en utilizar la expresión “peculiar” para describir las caracterı́sticas espectrales de α2 CVn, una tı́pica estrella CP, en 1897. Si Miss Cannon no podı́a interpolar un espectro en la secuencia de Harvard, simplemente agregaba una “p” (peculiar ) al tipo espectral aproximado. Durante más de cincuenta años estas estrellas han sido clasificadas conforme a esquemas de complejidad creciente. W. W. Morgan (1933) fue el primero en reconocer que estas estrellas, ordenadas según su peculiaridad predominante (Mn, Si, Cr, Eu, Sr), formaban una secuencia luminosidad-temperatura. Además llegó a la conclusión que, junto con la temperatura y la gravedad superficial, debı́a existir un factor adicional que provocaba la variabilidad de algunos de los elementos observados. Este factor adicional fue encontrado por H. W. Babcock (1947): adosando al espectrógrafo un analizador polarizante detectó el efecto Zeeman en la estrella 78 Virginis, estimando la presencia de un campo magnético del orden de 1500 gauss. Posteriores investigaciones suyas mostraron que un número de estrellas Ap cuyos espectros presentaban variaciones periódicas tenı́an campos magnéticos que variaban en fase con los cambios espectrales. Tiempo después, Babcock (1958) publicó un catálogo de estrellas magnéticas en el cual figuraban 89 objetos con un campo perfectamente determinado. En las décadas de 1950 y 1960 se publicaron numerosos trabajos tanto fotométricos como espectroscópicos; en Argentina, el grupo de investigación bajo la dirección de los Dres. Mercedes y Carlos Jaschek realizó una contribución muy importante, sobre todo en lo concerniente a la identificación de los elementos 3 4 Z. López-Garcı́a quı́micos presentes en estos objetos. Como avances significativos en esta época y en este campo deben mencionarse la identificación de la lı́nea λ4200 como originada en una transición entre niveles de alta excitación del SiII, y la identificación de λ3984, muy intensa en muchas de las estrellas de Mn, con el HgII, contribuciones realizadas por W. Bidelman (1962). Preston (1974) fue quien propuso el nombre de Chemically Peculiar (CP) para estas estrellas y las dividió en cuatro grupos: Tipo CP1 (Teff entre 7000 y 10000 K): estrellas Am/Fm, presentan Ca y/o Sc débil, lı́neas metálicas intensas, alto porcentaje de binaridad, sin presencia de campo magnético. Tipo CP2 (Teff entre 8000 y 15000 K): estrellas Ap con campos magnéticos elevados, elementos como Si, Cr, Eu, Sr sobreabundantes, bajo porcentaje de binaridad. Tipo CP3 (Teff entre 10000 y 15000 K): estrellas de HgMn, Mn y Hg altamente sobreabundantes, elevado porcentaje de binaridad, la mayor parte de ellas sin campo magnético. Tipo CP4 (Teff entre 15000 y 22000 K): estrellas anómalas de He; He muy intenso (He-rich) o muy débil (He-weak ), muchas de ellas con campos magnéticos importantes. Es necesario aclarar que las abundancias solares son consideradas “normales”, y toda referencia que se haga a una abundancia es siempre con relación a ellas: si se dice que un elemento es intenso o sobreabundante, significa que su abundancia es mayor que la solar e, inversamente, si un elemento es débil o deficiente, su abundancia es menor que la solar. Una caracterı́stica común a todas las estrellas CP es su baja velocidad de rotación respecto de las estrellas A normales del mismo rango de temperatura. Otra caracterı́stica de los grupos CP1, CP2 y CP3 es la deficiencia del Helio. 2. Abundancias quı́micas La determinación de las abundancias quı́micas de las estrellas CP es uno de los temas en los cuales más se ha trabajado en las últimas décadas, fundamentalmente por la posibilidad de utilizar material observacional de alta calidad, ası́ como por la aparición de potentes computadoras que posibilitan el uso de los programas ATLAS y WIDTH (para el cálculo de modelos de atmósferas y abundancias, respectivamente) diseñados por R. L. Kurucz en la década de 1970 y que se han ido perfeccionando con el transcurso del tiempo. También debe destacarse el aporte de recientes bases de datos que contienen información de ı́ndole atómica tal como longitudes de onda, log gf , constantes de amortiguamiento radiativo, colisional y van der Waals, etc., de gran cantidad de elementos quı́micos. Entre las preguntas más importantes que surgen y debemos contestar está, sin duda, ¿cuál es el origen de las anomalı́as de abundancias presentes en las estrellas CP?, ¿cómo las podemos explicar satisfactoriamente? Anomalı́as de abundancias en estrellas CP 5 Fowler et al. (1955) estimaron que las grandes sobreabundancias de tierras raras (por factores de ∼ 103 ) podı́an ser producidas por reacciones nucleares superficiales en un lapso de 5 × 108 años, y que tiempos mayores se requerirı́an para producir factores de ∼ 106 en las sobreabundancias de estos elementos, tal como eran observadas. Sin embargo, se han encontrado numerosas estrellas CP en cúmulos jóvenes y, por lo tanto, la teorı́a contradecı́a las observaciones. Lo mismo sucedió con la propuesta de Fowler et al. (1965), en el sentido de que las reacciones nucleares podrı́an producirse en la superficie de las estrellas. 3. La teorı́a de la difusión y el método de la separación de elementos G. Michaud (1970) propone la difusión como mecanismo para explicar las anomalı́as de abundancias presentes en las estrellas CP. Considera que ellas tienen una atmósfera lo suficientemente estable como para que ese proceso pueda desarrollarse, pues: 1. son rotadores lentos (v sen i < 100 km/seg), 2. no tienen zonas convectivas importantes, 3. las velocidades de turbulencia son pequeñas, 4. las velocidades de circulación meridional no son importantes, y 5. en muchas estrellas no se detectaban campos magnéticos. En base a estos cinco puntos, Michaud considera entonces que los procesos de difusión son posibles y establece una competición entre la gravedad y la radiación, en el sentido de que: 1. si la grad (presión de radiación) es mayor que g, los elementos quı́micos son empujados hacia la superficie y por lo tanto serán sobreabundantes, y 2. si g > grad , los elementos son empujados hacia el interior de la estrella y serán deficientes. Debemos tener en cuenta que, en el primer caso, las partı́culas podrı́an escapar hacia el medio interestelar y, por lo tanto, debı́a existir algún tipo de mecanismo que las retuviera en la superficie como, por ejemplo, un campo magnético horizontal en las estrellas magnéticas. Por lo tanto, las partı́culas tenderı́an a acumularse en aquellos puntos de la superficie en los cuales la gravedad fuera mayor que la grad y su distribución no fuera homogénea. Esto deberı́a detectarse en forma de manchas superficiales. Tampoco serı́a uniforme la distribución en el sentido vertical hacia el interior de la atmósfera (estratificación vertical). Por lo tanto, para las estrellas no-magnéticas (Am y HgMn) debı́a investigarse cuál era el mecanismo que retendrı́a los átomos en la superficie de la estrella, tema que será tratado en la Sección siguiente. 6 Z. López-Garcı́a 4. Estrellas CP no-magnéticas 4.1 Estrellas AmFm Las estrellas A/F metálicas presentan deficiencia de los elementos Ca y/o Sc por factores comprendidos entre 2 y 100, sobreabundancia de los elementos del pico del Fe y otros elementos pesados como Sr, Y y Zr y tierras raras por factores comprendidos entre 50 y 500. Las estrellas nacen como “normales” para su rango de temperatura (Teff entre 7000 y 10000 K): por debajo de la fotosfera existen dos zonas convectivas, la zona de convección del HI (“ZCHI”, Figura 1a) y la zona de convección del He ionizado (“ZCHeII”, misma figura). Como el He es uno de los elementos sobre los cuales la aceleración gravitatoria es mayor que la radiativa, es empujado hacia el interior de la estrella de manera tal que, después de 3 × 106 años (Vauclair et al. 1974), su abundancia decrece en un factor 3 y la ZCHeII desaparece, mientras que los elementos más pesados son empujados hacia la superficie (tienen grad > g) y son sobreabundantes por un factor 10. Después de la desaparición de la ZCHeII, la separación de los elementos se produce en la zona estable que está por debajo de la ZCHI (Figura 1b), y la teorı́a predice que los elementos pesados son sobreabundantes por factores de entre 100 y 1000 si la masa de la estrella (M∗ ) es 1.5 M⊙ , y mucho mayor si la M∗ es igual a 1.8 M⊙ . Esta primera propuesta de Michaud daba una explicación cualitativa a las anomalı́as de abundancia de las AmFm, pero cuantitativamente los resultados no se ajustaban a los valores observacionales. 4.2 Estrellas de HgMn Las estrellas del grupo CP3 o de HgMn presentan una extrema sobreabundancia de Hg (hasta 5 dex) y de Mn (hasta 3 dex), presencia de P y Ga, sobreabundancia del pico del Fe, y de elementos pesados Sr, Y, Zr, Pt, Au y de las tierras raras, Nd y Pr en el segundo estado de ionización. Debe mencionarse que, en general, las sobreabundancias son mayores que aquellas presentes en las AmFm. En cuanto a la estructura de la atmósfera, como estas estrellas son más calientes (Teff entre 10000 y 15000 K), en su origen sólo presentan la ZCHeII (Figura 1c), la cual desaparece después de 3×106 años, y la separación de elementos se produce directamente debajo de la fotosfera (Figura 1d). Otras caracterı́sticas de las estrellas de HgMn que deben tenerse en cuenta son: no existe un patrón de abundancias para este grupo, difieren de una a otra en su composición quı́mica, en muchas de ellas (trabajando con muy alta resolución) se detecta la presencia de estructura hiperfina en lı́neas de Mn, Ga y Hg, y en la zona del rojo se han identificado lı́neas de emisión de algunos elementos como Ti y Cr (ver, p. ej., el trabajo de Castelli & Hubrig 2004 sobre las abundancias quı́micas de HD 175640). La aplicación de la teorı́a de la difusión (o “método de separación de elementos” o “modelo libre de parámetros” como se lo ha denominado también) a las estrellas de HgMn (Michaud 1981) dio como resultado que, por empuje gravitacional, los elementos He, Ne, O, S deben ser deficientes, mientras que por presión de radiación los elementos más pesados debı́an ser sobreabundantes. En la década de 1980 numerosas publicaciones se ocuparon de la aplicación de este modelo a las abundancias de las HgMn, con éxito desde el punto de vista 7 Anomalı́as de abundancias en estrellas CP ESTRELLA AmFm ESTRELLA HgMn T = 0 años T = 3 × 106 años T = 0 años T = 3 × 106 años Fotosfera ________ Fotosfera ________ Fotosfera _________ Fotosfera ________ ZCHI ________ ZCHI ________ ZCHeII _________ Zona estable Zona estable Zona estable r Overshooting ZCHeII g Zona estable Al centro de la atmósfera Fig. 1a Fig. 1b Fig. 1c Fig. 1d Figura 1. Representación esquemática de la estructura externa de una estrella Am (Figs. 1a y 1b) y de una estrella HgMn (Figs. 1c y 1d ). Notemos que la primera tiene dos zonas convectivas superficiales, y después de 3 × 106 años una de ellas, la debida al HeII, ha desaparecido; mientras que en la estrella de HgMn sólo hay inicialmente una zona convectiva (Figs. 1c y 1d ) que desaparece luego de 3 × 106 años y la separación de los elementos se produce directamente debajo de la fotosfera. cualitativo pero sin que la teorı́a se ajustara a los resultados observacionales cuantitativamente. 4.3 Efectos de circulación meridional y pérdida de masa El método de la separación de elementos recibió ciertas crı́ticas, pues: 1. asume una estabilidad no razonable para las zonas externas; y 2. predice anomalı́as mucho mayores que las observadas, especialmente para las AmFm; p. ej., si la deficiencia de Ca es explicada satisfactoriamente, la abundancia del Eu resulta mucho mayor que la observada, en tanto que la del Mg es mucho menor. Una modificación al modelo debı́a: 1. tener en cuenta la desaparición de la ZCHeII, necesaria para que los procesos de separación se produzcan, y 2. disminuir las sobreabundancias para que ellas se ajusten a los valores observados. 8 Z. López-Garcı́a Michaud (1982) introduce los resultados de Tassoul & Tassoul (1982), quienes derivaron velocidades de circulación meridional a partir de las ecuaciones hidrodinámicas para fluidos viscosos rotantes y lo aplican a una estrella rotante, o sea, consideran la circulación meridional en una estrella que rota, y se preguntan cuál es la máxima velocidad de rotación que permite la desaparición de la ZCHeII. Para las AmFm consideran una M = 1.8 M⊙ y una Teff = 7800 K, y para las HgMn consideran una M = 3 M⊙ y una Teff = 14000 K, y concluyen que la velocidad de circulación meridional no debı́a ser mayor que 10 veces la velocidad de difusión, lo que en el caso de las HgMn implicaba que la velocidad de rotación ecuatorial Ve debı́a ser menor que 90 km/seg, totalmente de acuerdo con los valores observacionales. También encontraron una fuerte dependencia con la gravedad, ya que para que se cumpla la condición de que la velocidad de circulación meridional sea menor que 10 veces la de difusión, para log g = 4.43, Ve debe ser 90 km/seg; para log g = 4.00, Ve = 30 km/seg; y para log g = 3.50, Ve = 3 km/seg. Los resultados obtenidos explicaban satisfactoriamente las anomalı́as de abundancias de He, B, Si, Ca, Sr y Mn. Respecto de las AmFm, como en su mayorı́a son binarias, incluyen efectos tidales; para ellas se obtiene una Ve máxima de 75 km/seg. También explican satisfactoriamente la deficiencia de Ca y Sc, ya que la aceleración radiativa es menor que la gravedad por debajo de la ZCHI, pero debe notarse que este proceso se produce después de la desaparición de la ZCHeII. Para explicar las sobreabundancias, como la circulación meridional no era suficiente para ello, estudiaron los efectos de la pérdida de masa y llegaron a las siguientes conclusiones: si la pérdida de masa es nula, se obtienen sobreabundancias mucho mayores que las observadas. Una pequeña pérdida de masa del orden de 10−15 M⊙ /año reduce notablemente la sobreabundancia de los elementos pesados, por ejemplo, la del Eu, de 1000 a 10 veces la solar, y no afecta la deficiencia de Ca y Sc; pero una pérdida de masa del orden de 10−13 M⊙ /año reduce en tal forma las abundancias que ya la estrella deja de comportarse como una Am. Por lo tanto, una pérdida de masa del orden de 10−14 M⊙ /año parece ser la más razonable. En este sentido, las Figuras 3 y 4 de Michaud et al. (1983) son de interés; en particular, la última muestra el gradiente de abundancia del Ca en función de la masa superficial con la pérdida de masa como parámetros de las curvas, donde se puede ver que la deficiencia de Ca subsiste aún para una pérdida de masa del orden 10−14 M⊙ /año. En resumen, el modelo ahora explicaba satisfactoriamente las anomalı́as de abundancia de las estrellas del grupo HgMn; en el caso de las AmFm, no se llega a un buen resultado desde el punto de vista cuantitativo para los elementos sobreabundantes. Los efectos de turbulencia no fueron tomados en cuenta. En las décadas de 1980 y 1990 se realizaron algunas modificaciones al modelo; por ejemplo, Charbonneau & Michaud (1991) calcularon efectos de difusión incluyendo circulación meridional y/o turbulencia en dos dimensiones, y la teorı́a fue aplicada a algunos elementos quı́micos, especialmente a Mn, Hg, Ca, Sr, Ga, como ası́ también a las anomalı́as isotópicas de algunos elementos. 5. Últimas contribuciones A partir de la segunda mitad de la década de 1990 y especialmente a partir del año 2000, se hicieron grandes progresos en el tema por parte del grupo cana- Anomalı́as de abundancias en estrellas CP 9 diense constituido por G. Michaud, J. Richer, O. Richard, M. Vick, S. Turcotte y F. LeBlanc. La implementación de la gran base de datos atómicos OPAL (Rogers & Iglesias 1992a y 1992b, Iglesias & Rogers 1995 y 1996) permitió mejorar el cálculo de las aceleraciones radiativas y de las opacidades Rosseland, lo cual dio lugar a la construcción de modelos evolutivos autoconsistentes para estrellas de 1.45–3.0 M⊙ que toman en cuenta las abundancias de 28 elementos quı́micos (Richer et al. 2000, Richard et al. 2001). Estos modelos desarrollan una zona de convección del pico del Fe a una temperatura de ∼ 2 × 105 K, ver la Figura 8 de Richard et al. (2001). Incluyen efectos de turbulencia y predicen anomalı́as de abundancia similares a las de las estrellas Am en cúmulos abiertos, pero mayores en un factor 3. Ver también las Figuras 18, 19, 20, 21 y 22 de Richard et al. (2001), que muestran la comparación entre las abundancias calculadas por estos modelos y las observadas para Sirio, 68 Tau (la estrella más caliente de las Hyades), 63 Tau (una Am en las Hyades), HR 1519 (otra estrella de las Hyades) y HD 73045 (estrella del cúmulo Praesepe), respectivamente. Entre las últimas contribuciones al tema debe mencionarse un trabajo de Vick et al. (2010), quienes introducen pérdida de masa en lugar de turbulencia y obtienen resultados similares. 6. Evidencias observacionales en las estrellas de HgMn 6.1 Distribución no-homogénea de los elementos quı́micos en la superficie Hemos dicho anteriormente que el método de separación de los elementos da lugar a la acumulación de las partı́culas en forma de manchas superficiales, por lo que deben buscarse evidencias observacionales de la presencia de las mismas. Hubrig & Mathys (1995) fueron los primeros en hablar de la existencia de manchas en el grupo HgMn. Publicaron un relevamiento de binarias espectroscópicas cuyas primarias son estrellas HgMn, y encontraron que, cuando el plano de la órbita tiene una pequeña inclinación respecto de la visual, el Hg es altamente sobreabundante, y el Mn, en cambio, presenta abundancia normal o levemente deficiente: tal es el caso de 66 Eri, AR Aur o χ Lup. Por otra parte, si el plano de la órbita es perpendicular a la visual, el Mn es muy intenso y, en cambio, la lı́nea del HgII λ3984 no se observa, como es el caso de 53 Tau. Ellos sugieren entonces la presencia de manchas en la superficie con el Mn acumulado en los polos de rotación y el Hg acumulado en el ecuador. Adelman et al. (2002) estudiaron la lı́nea λ3984 en la estrella de HgMn α And en espectros tomados con el Reticón del DAO. En la Figura 1 de Adelman et al. (2002) puede observarse la variabilidad del perfil en un perı́odo de seis dı́as utilizando el método DI (Doppler Imaging), y en la Figura 8 puede verse el mapeo obtenido para cinco fases equidistantes del perı́odo rotacional (2.38 dı́as). También puede verse otro mapeo de α And que incluye 127 observaciones en la Figura 2 de Kochukhov et al. (2007). Se concluye que las variaciones espectrales en λ3984 no se deben al movimiento orbital de la compañera, sino a una combinación del perı́odo de rotación de la primaria y de una distribución no homogénea del Hg a lo largo del ecuador. En espectros UVES de la binaria eclipsante AR Aur, Hubrig et al. (2006a) detectaron fuertes variaciones en el perfil de lı́neas de Pt, Hg, Sr, Y, Zr, He y 10 Z. López-Garcı́a Nd (ver la Figura 1 del citado trabajo) de la primaria, que fueron interpretadas usando dos modelos: uno con dos manchas en la superficie, y otro considerando un anillo fragmentado a lo largo del ecuador rotacional (ver también su Figura 3), siendo este último el que mejor reproduce el perfil de λ4077 del SrII. Estos autores examinaron también espectros UVES de α And y justifican la variabilidad de lı́neas de Y y de He por la existencia de una estructura de anillo, y explican estas variaciones mas pequeñas por la inclinación del eje de rotación (∼ 74◦ ) respecto de la visual. Kochukhov et al. (2007) hallaron otras dos estrellas HgMn (HR 1185 y HR 8723) con estructuras de manchas en la abundancia del Hg y, finalmente, se debe mencionar como trabajo más reciente en el tema el de Briquet et al. (2010), quienes investigaron el espectro de tres HgMn y encontraron variabilidad en los perfiles de sus lı́neas: HD 11753 en Y, Sr y Ti (ver Figuras 4 y 5 de la mencionada publicación), mientras que HD 53244 y HD 221507 muestran perfiles variables de Mn y de Hg. Vale la pena mencionar que la presencia de manchas ya habı́a sido detectada anteriormente en las Ap magnéticas, en las que los campos magnéticos organizados de gran escala son estimados por medio de la polarización circular inducida en las lı́neas espectrales por el efecto Zeeman, lo que permite entonces inferir la componente longitudinal del campo. En este grupo, los campos presentan una estructura dipolar simple. Estas estrellas presentan también variabilidad espectral. Por analogı́a, la variabilidad observada en los perfiles de algunas lı́neas de las estrellas CP no-magnéticas, justificada por la presencia de manchas superficiales, indujo a suponer la existencia en las HgMn de un campo magnético de estructura más compleja, difı́cil de detectar observacionalmente. La presencia de campos en las estrellas CP3 fue estudiada primeramente por Mathys & Hubrig (1995), quienes demostraron la existencia de campos magnéticos cuadráticos en dos binarias Sb2 con una primaria de HgMn, 74 Aqr y χ Lup. Hubrig & Castelli (2001) encontraron en unas pocas HgMn indicios de la existencia de campos magnéticos en lı́neas de FeII. Un campo del orden de unos pocos cientos de gauss fue también detectado en otras cuatro estrellas de HgMn por Hubrig et al. (2006b). Makaganiuk et al. (2011a) realizaron una búsqueda de campos magnéticos en una muestra de 47 objetos adosando un poları́metro al espectrómetro HARPS en el telescopio de 2.6 m de ESO, y no encontraron indicios de polarización circular; similar resultado obtuvieron en un estudio de la estrella HgMn 66 Eri (Makaganiuk et al. 2011b). Sugieren la posible existencia de otro mecanismo responsable de las manchas. Se concluye entonces que, si estas estrellas poseen un campo magnético, es de una estructura mucho más compleja que la de las Ap magnéticas, y que por tanto es complicada su detección por medio de la espectropolarimetrı́a. Una interesante sugerencia es la expuesta en Hubrig et al. (2008): un torque tidal que varı́a con la profundidad y la latitud, inducirı́a una rotación diferencial que, a su vez, conducirı́a a una inestabilidad rotacional magnética que reveları́a la existencia de un campo con topologı́a similar a la de anillos fracturados observados en la superficie de las HgMn. Anomalı́as de abundancias en estrellas CP 11 6.2 Estratificación vertical Otra consecuencia observacional de la difusión es la presencia de una distribución vertical no-uniforme de los elementos quı́micos o estratificación. Savanov & Hubrig (2003) encontraron evidencias de estratificación del Cr en una muestra de 10 estrellas HgMn. El método involucra la derivación de la abundancia del Cr a partir de 8 lı́neas del multiplete 30 del CrII localizado en las alas de Hβ. Según estos autores, la abundancia del Cr para 9 estrellas de la muestra aumenta hacia el centro de Hβ y, por lo tanto, hacia la atmósfera superior por 0.34 ± 0.12 dex. La diferencia de 0.2 dex en la abundancia promedio entre el CrI y el CrII en la estrella HgMn HD 175640, obtenida por Castelli & Hubrig (2004), es interpretada por estos autores como una confirmación del fenómeno de estratificación. Un incremento del Mn hacia la atmósfera superior de las HgMn fue reportada anteriormente por Alecian (1982) y Sigut (2001). Evidencias de la estratificación del Ga han sido publicadas por Lanz et al. (1993). Por último, Thiam et al. (2010) analizaron 4 estrellas HgMn con espectros UVES, y para 5 elementos que presentaban lı́neas adecuadas; los autores trataron de detectar estratificación vertical analizando la dependencia de las abundancias derivadas con la profundidad óptica. Para la mayor parte de los elementos y para la mayorı́a de las estrellas no encontraron evidencias de estratificación. Sin embargo, para el Mn en HD 178065 sı́ encontraron evidencias convincentes de su existencia, una variación aproximada de ∼ 0.7 dex en el rango de log τ5000 = −3.6 a −2.8. 7. Comentarios finales: el futuro de las estrellas CP Como consecuencia de esta revisión se puede decir que las estrellas CP y, en especial, el grupo de las no-magnéticas (estrellas Am y de HgMn), presentan todavı́a algunas cuestiones sin explicación satisfactoria, tanto desde el punto de vista teórico como del observacional. En particular, en nuestro paı́s, el grupo de Fı́sica Estelar del ICATE (San Juan, Argentina), con el cual trabajé durante muchos años, y la Dra. Olga Pintado en el INSUGEO (Tucumán, Argentina), dedican gran parte de sus investigaciones a este grupo de estrellas: sus abundancias quı́micas, binaridad, presencia de manchas, evolución, etc. Para poder acceder a los temas más actuales como son la existencia de manchas, estratificación vertical, la posible existencia de campos magnéticos, presencia de isótopos, estructura hiperfina, etc., es necesario contar con espectros de muy alta resolución y muy alta relación señal-ruido, obtenibles a través de la instrumentación adecuada. Agradecimientos. Agradezco al Comité Organizador por la invitación a participar en estas Jornadas, la ayuda económica y la cálida hospitalidad recibidas. También agradezco a la Dra. Lilia Bassino por su colaboración en la preparación de este manuscrito. Referencias Adelman, S. J., Gulliver, A. F., Kochukhov, O., & Ryabchikova, T. 2002, ApJ, 575, 449 Alecian, G. 1982, A&A, 107, 61 12 Z. López-Garcı́a Babcock, H. W. 1947, ApJ, 105, 105 Babcock, H. W. 1958, ApJS, 3, 141 Bidelman, W. P. 1962, AJ, 67, 645 Briquet, M., Korhonen, H., González, J. F., et al. 2010, A&A, 511, A71 Castelli, F., & Hubrig, S. 2004, A&A, 425, 263 Charbonneau, P., & Michaud, G. 1991, ApJ, 370, 693 Fowler, W. A., Burbidge, G. R., & Burbidge, E. M. 1955, ApJS, 2, 167 Fowler, W. A., Burbidge, E. M., Burbidge, G. R., & Hoyle, F. 1965, ApJ, 142, 423 Hubrig, S., & Mathys, G. 1995, Comments Astrophys., 18, 167 Hubrig, S., & Castelli, F. 2001, A&A, 375, 963 Hubrig, S., González, J. F., Savanov, I., et al. 2006a, MNRAS, 371, 1953 Hubrig, S., North, P., Scholler, M., & Mathys, G. 2006b, Astronomische Nachrichten, 327, 289 Hubrig, S., González, J. F., & Arlt, R. 2008, Contrib. Astron. Obs. Skalnaté Pleso, 38, 415 Iglesias, C. A., & Rogers, F. J. 1995, ApJ, 443, 460 Iglesias, C. A., & Rogers, F. J. 1996, ApJ, 464, 943 Kochukhov, O., Adelman, S. J., Gulliver, A. F., & Piskunov, N. 2007, Nature Physics, 3, 526 Lanz, T., Artru, M. C., Didelon, P., & Mathys, G. 1993, A&A, 272, 465 Makaganiuk, V., Kochukhov, O., Piskunov, N., et al. 2011a, A&A, 525, A97 Makaganiuk, V., Kochukhov, O., Piskunov, N., et al. 2011b, A&A, 529, A160 Mathys, G., & Hubrig, S. 1995, A&A, 293, 810 Michaud, G. 1970, ApJ, 160, 641 Michaud, G. 1981, Chemically peculiar stars of the upper main sequence, Liège International Conference on Astrophysics (Université de Liège, Liège), 355 Michaud, G. 1982, ApJ, 258, 349 Michaud, G., Tarasick, D., Charland, Y., & Pelletier, C. 1983, ApJ, 269, 239 Morgan, W. W. 1933, ApJ, 77, 330 Preston, G. W. 1974, ARA&A, 12, 257 Richard, O., Michaud, G., & Richer, J. 2001, ApJ, 558, 377 Richer, J., Michaud, G., & Turcotte, S. 2000, ApJ, 529, 338 Rogers, F. J., & Iglesias, C. A. 1992a, ApJS, 79, 507 Rogers, F. J., & Iglesias, C. A. 1992b, ApJ, 401, 361 Savanov, I. S., & Hubrig, S. 2003, A&A, 410, 299 Sigut, T. A. A. 2001, A&A, 377, L27 Tassoul, J. -L., & Tassoul, M. 1982, ApJS, 49, 317 Thiam, M., LeBlanc, F., Khalack, V., & Wade, G. A. 2010, MNRAS, 405, 1384 Vauclair, G., Vauclair, S., & Pamjatnikh, A. 1974, A&A, 31, 63 Vick, M., Michaud, G., Richer, J., & Richard, O. 2010, A&A, 521, A62 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. INFORME INVITADO – INVITED REVIEW Estrellas masivas: algunos aspectos observacionales Roberto Gamen Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofı́sicas, Universidad Nacional de La Plata, Argentina Instituto de Astrofı́sica de La Plata (CCT - La Plata, CONICET UNLP), Argentina Abstract. Massive stars are few in number but important as astrophysical objects. Their study is a very active area of current research in astronomy. In this work, I will visit some hot observational topics such as their distribution and runaway stars, spectral classification, and multiplicities. 1. Introducción Se consideran estrellas masivas a aquellas con más de 8 M⊙ . Esto es aproximadamente lo mismo que decir que son aquellas estrellas capaces de comenzar la quema de C en sus núcleos de manera no-explosiva, o que terminarán sus vidas como supernovas (SN). En secuencia principal presentan tipos espectrales O y B tempranos, pero también hay Wolf-Rayet (WR), supergigantes azules (BSG) y rojas (RSG), Be y B[e], e hipergigantes amarillas. A pesar de ser pocas en número, su radiación ultravioleta (UV) y sus poderosos vientos moldean dinámica y quı́micamente el medio interestelar y toda la Galaxia. En sus interiores se procesan los elementos más pesados que serán eyectados al espacio durante su explosivo final como SN. La radiación UV de las estrellas masivas, sus vientos estelares y sus posteriores eventos tipo SN además afectan fuertemente la formación de otras estrellas e incluso de los planetas, perturbando la evolución de los discos proto-planetarios (Bally et al. 2005). Respecto a sus parámetros intrı́nsecos, por ejemplo sus radios tı́picos varı́an desde los 3 R⊙ (en una B3V) hasta unos 20 R⊙ (en una O3V). Sin embargo, las atmósferas extendidas de las estrellas WRs pueden llegar a cientos de radios solares. Las temperaturas efectivas de las estrellas O pueden alcanzar desde los 25000 K hasta unos 45000 K en las más tempranas (Martins et al. 2005), lo que contrasta fuertemente con el rango de variación de las temperaturas de las estrellas tipo G, el cual es de unos 1000 K. El estudio de las estrellas masivas es un área muy activa y creciente dentro de la astrofı́sica actual. La Figura 1 ilustra esta situación, donde se puede observar cómo la cantidad de trabajos dedicados a las estrellas masivas (disponibles en el SAO/NASA Astrophysics Data System) crece década a década; suponiendo un crecimiento exponencial, se esperan unas 43000 publicaciones en esta década. Si bien esta tendencia es muy positiva, también implica que los investigadores no puedan leer todo lo que se publica en el tema (según la extrapolación realizada, 13 14 R. Gamen 10000 9000 8000 7000 6000 5000 4000 3000 2000 1000 0 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 Decades Figura 1. Trabajos disponibles en el ADS con el keyword “estrellas masivas”, según las distintas décadas. estar actualizado demandarı́a leer unos 12 trabajos por dı́a), y genera una tendencia a especializarse sólo en algunos aspectos. Pero por otro lado, se originan grupos de trabajo con especialistas que se complementan entre sı́. Es muy amplia la gama de temas que se podrı́an abordar, de los cuales todavı́a queda mucho por entender. Puedo destacar los efectos de la rotación, la tasa de pérdida de masa, los campos magnéticos y las metalicidades sobre la evolución y destino final de estas estrellas; cómo afectan los “grumos” a los vientos estelares; cuáles son los progenitores de las diferentes clases de SN y GRBs (Gammaray bursts); pulsaciones; formación de polvo; etc. En lo siguiente, trataré de describir el panorama sobre tres aspectos observacionales de las estrellas masivas: su distribución en la Galaxia (y las llamadas runaways), el análisis morfológico de sus espectros, y su multiplicidad. 2. Distribución espacial de las estrellas masivas Para estudiar la distribución espacial de las estrellas masivas debemos identificar una muestra importante de su población. Recopilar esta información puede ser un arduo trabajo, pero afortunadamente la mayorı́a de las estrellas O conocidas (∼ 2500) de nuestra galaxia han sido incorporadas en el catálogo de estrellas O galácticas (GOSC: Maı́z Apellániz et al. 2004, Sota et al. 2008). Por otro lado, van der Hucht (2001, 2006) ha contribuido enormemente al relevamiento de las estrellas Wolf-Rayet galácticas, aunque una cantidad de nuevas estrellas Estrellas masivas 15 tipo WR han sido descubiertas en los últimos años. Por ejemplo, Mauerhan et al. (2011) descubren 60 nuevas estrellas, y Shara et al. (2011) otras 72, representando un incremento de ∼ 40 % del total catalogado hasta entonces (298 WRs). Estos números seguirán creciendo en los próximos años, pero están lejos todavı́a del total estimado de unas 6500 estrellas WR. Las estrellas masivas no están distribuidas aleatoriamente en la Galaxia, sino que se encuentran concentradas en cúmulos galácticos, compactos y extendidos, o en asociaciones OB en los brazos espirales. Esto queda muy bien ilustrado en la Figura 10 de Mauerhan et al. (2011) y la Figura 1 de Shara et al. (2011), donde se muestra que las estrellas WR se encuentran concentradas a lo largo de los brazos espirales. Un resultado similar se obtiene con las estrellas tipo O: Maı́z Apellániz et al. (2004) encuentran que más del 70 % de las estrellas catalogadas pertenecen a algún cúmulo (o asociación). Dado que las estrellas masivas viven poco tiempo, es de esperar que su formación se produzca en el mismo lugar donde son observadas ahora, por lo que existe fuerte consenso en que estas estrellas nacen en cúmulos (Lada & Lada 2003). Sin embargo, su formación es todavı́a un problema sin resolver y coexisten algunos modelos, e.g., colapso monolı́tico en una nube aislada (McKee & Tan 2003), acreción competitiva en un proto-cúmulo (Bonnell & Bate 2006), y colisiones estelares y mergers en sistemas muy densos (Bally & Zinnecker 2005). Zinnecker & Yorke (2007) hacen una excelente introducción al tema y concluyen que la formación de estrellas masivas no es una simple versión a mayor escala de las de menor masa. Uno de los principales problemas es la presión de radiación que deberı́a frenar la acreción. Recientemente, Peters et al. (2011) muestran que la consideración de campos magnéticos mejora notablemente la situación. Existen algunas observaciones que parecen apoyar más una teorı́a que otra, aunque seguramente el origen de las estrellas masivas se pueda dar en cualquiera de estas formas citadas y dependa del entorno y de efectos externos como explosiones de SN, colisiones entre galaxias, o presencia de nubes moleculares. Por otro lado, las teorı́as de formación de estrellas masivas deberı́an predecir el lı́mite superior de masa que parece existir. Observacionalmente, Weidner & Kroupa (2004) y Figer (2005) han discutido que si la función de masa inicial (IMF) es aplicable a R136 (30 Dor) y al cúmulo de Arcos, deberı́an existir estrellas de 750 y 500 M⊙ respectivamente. Por lo tanto, la observación de estrellas masivas en formación es crucial para determinar este lı́mite superior de masa (150 M⊙ : Figer 2005, Koen 2006). Como se ha dicho, las estrellas masivas nacen en cúmulos y éstos suelen estar embebidos en nubes moleculares. Parece haber una correlación entre la masa de la nube primordial y la de su estrella más masiva (Weidner et al. 2010), por lo que las estrellas cercanas al lı́mite superior de masa debemos buscarlas en los cúmulos compactos gigantes más jóvenes (visibles en el infrarrojo y el radio) como W49 y W51 en nuestra Vı́a Láctea. Hay varios trabajos donde se reporta el descubrimiento de estrellas muy tempranas en W51; e.g., Barbosa et al. (2008) identifican el objeto W51d1 como una estrella tipo O4, y a la fuente IRS2E todavı́a con su disco de acreción; Zapata et al. (2009) estiman la masa del disco en unas 40 M⊙ (y 60 M⊙ para la estrella central) e identifican un jet altamente colimado; y Figueredo et al. (2008) detectan otras estrellas tipo O y un MYSO (Massive Young Stellar Object). Otras 16 R. Gamen observaciones parecen estar más cerca del lı́mite superior de masas. Crowther et al. (2010) reportan el descubrimiento de estrellas en R136 (30 Dor) que exceden el lı́mite de 150 M⊙ . Estas masas son determinadas a través de un análisis espectral suponiendo que son estrellas simples y relacionando algunos parámetros a una binaria conocida muy masiva: NGC 3603-A1, la cual tiene determinadas masas espectroscópicas de 116 ± 31 y 89 ± 16 M⊙ (Schnurr el at. 2008). Otra binaria espectroscópica masiva es R145 (también en 30 Dor). Schnurr et al. (2009) estimaron masas mı́nimas de 116 ± 33 y 48 ± 20 M⊙ . Un número importante de estrellas masivas no parecen estar relacionadas con ningún cúmulo o asociación. En parte esto es debido al problema de determinación de colores y magnitudes intrı́nsecos de las estrellas tempranas (en especial esto ocurre en las WRs), y también a que serı́an los objetos más brillantes de una hipotética asociación no detectada aún. Sin embargo, en algunos casos son runaways, i.e., estrellas eyectadas de su lugar natal. Se conocen dos escenarios para explicarlas: eyección dinámica (Poveda et al. 1967), o por efecto de supernovas en sistemas binarios (Blaauw 1961, Gvaramadze et al. 2009). Un ejemplo peculiar es la relación entre AE Aurigae y µ Columbae (ambas O9.5V). Las dos se mueven en direcciones opuestas con un movimiento espacial similar. Sus trayectorias proyectadas 1 millón de años hacia atrás se juntan en Orión (Hoogerwerf et al. 2001, Gualandris et al. 2004). Es pertinente mencionar la región de Westerlund 2 (Wd 2) donde residen algunas de las estrellas más masivas de la Galaxia. Por ejemplo, WR 20a (83 M⊙ + 82 M⊙ : Bonanos et al. 2004, Rauw et al. 2005) se encuentra a ∼ 1 pc del centro del cúmulo, lo que parece indicar que este sistema binario ha experimentado encuentros dinámicos con otras estrellas masivas. Más aún, recientemente Roman-Lopes et al. (2010) reportan el descubrimiento de dos nuevas estrellas tipo O2If*/WN6 posiblemente eyectadas del núcleo de Wd 2. La región Hii más rica de nuestro grupo local, 30 Dor en la Nube Mayor de Magallanes (LMC), obviamente también provee ejemplos. La estrella #016 (tipo O2III-If*) fue identificada como una runaway masiva y, si fue eyectada del cúmulo R136, debió haber sido por interacciones dinámicas, ya que la edad del cúmulo (1–2 millones de años) no es suficiente para haber generado supernovas (Evans et al. 2010). El fenómeno de runaway se conoce desde hace mucho tiempo, pero actualmente ha recobrado un creciente interés por su posible relación con los GRB largos. Hammer et al. (2006) han observado que algunos GRB ocurren a cientos de pársecs de las regiones de formación estelar. Cantiello et al. (2007) sugieren que esto se explica si los progenitores son runaways eyectadas por SNe. Se observa que las SNe tipo Ic y GRB tienden a estar asociados a los sitios más conspicuos de formación estelar, mientras que las SNe tipo II y Ib suelen estar más distribuidas en sus galaxias; la explicación propuesta es que las estrellas más masivas explotan más rápido y, por lo tanto, están más cerca de su región de origen (Larsson et al. 2007, Raskin et al. 2008). Muchos de estos modelos requieren mejores estadı́sticas de multiplicidad en estrellas masivas (e.g., Eldridge et al. 2011, Woosley 2011). Estrellas masivas 17 3. Análisis espectral morfológico Como se ha dicho al comienzo, las estrellas masivas se pueden reconocer por su tipo espectral, i.e., O, B tempranas, en secuencia principal. Pero también hay Wolf-Rayet, supergigantes azules (BSGs), estrellas Be y B[e], hipergigantes amarillas y supergigantes rojas. Sin embargo, la detección de estrellas masivas sólo por su tipo espectral puede generar problemas. Es bien sabido que hay núcleos de PNe con tipos espectrales OB y [WR], por lo que para evitar estas ambigüedades hay que considerar otros parámetros tales como su ubicación en la Galaxia, etc. El sistema original de clasificación de estrellas WR fue desarrollado por Beals & Plaskett (1935), y luego fue adoptado por la IAU (Beals 1938). En él se reconocen dos subclases: WN para los espectros dominados por lı́neas de emisión de nitrógeno, y WC para espectros con lı́neas de carbono y oxı́geno. Treinta y cuatro años más tarde se introdujo la subclase WO para clasificar estrellas con lı́neas de emisión de oxı́geno en sus espectros (Barlow & Hummer 1982). Actualmente se utiliza el sistema tridimensional de Smith et al. (1996) para la clasificación de estrellas WN, y el de Smith et al. (1990) para estrellas WC. El sistema MK de clasificación de estrellas O y B tempranas fue modificado y definido por Walborn (1971). Se basa principalmente en los cocientes entre las lı́neas ópticas de He i y He ii, y Si ii, iii, y iv. Este sistema está en permanente desarrollo como se evidencia en esta detallada (aunque seguramente no completa) serie de eventos: Nuevos tipos espectrales interpolados → O9.7, B0.2 y B0.7 (Walborn 1971). Según la intensidad de las diferentes lı́neas de emisión de N y C → O((f)), O(f), Of?p (Walborn 1972, 1973). Criterios para discriminar entre las clases de luminosidad (Walborn 1972, 1973). Anomalı́as en abundancias de CNO → OBN y OBC (Walborn 1976). Se incorpora el nuevo tipo espectral O2 (Walborn et al. 2002). Sólo 1 en nuestra galaxia: HD 93129A. Se incorpora la categorı́a ONn (Walborn 2003) a partir de HD 191423, una estrella gigante O de alta rotación. Se propone “z” para las estrellas en la secuencia principal de edad cero (ZAMS, Walborn 2009). A pesar de la notable contribución de N. R. Walborn en esta área (ha clasificado unas 350 estrellas), la clasificación de algunas estrellas O presenta distintos resultados dependiendo de sus autores. Pensando en la uniformidad de la clasificacón espectral se está llevando a cabo el Galactic O stars Spectroscopic Survey (GOSSS, Maı́z Apellániz et al. 2010), el cual prevé la observación en resolución media y alta S/N de todas las estrellas O conocidas en nuestra galaxia, unos 2500 objetos. Este proyecto ha comenzado hace unos años y ya ha dado algunos 18 R. Gamen Figura 2. Distribución de periodicidades en distintas muestras estelares separadas según su tipo espectral (o masa). Estrellas de tipo solar (izquierda), tipo B (centro), y tipo O (derecha), donde se discriminan las binarias espectroscópicas de las visuales y speckle. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) resultados como la identificación de la presencia de C iii λλ4647-4650-4652 en emisión, lo que ha implicado la introducción de una nueva categorı́a, las estrellas Ofc. Estas lı́neas de emisión son frecuentes en estrellas tipo O5, y posiblemente su presencia esté asociada con abundancias (Walborn et al. 2010). El GOSSS ha permitido, además, descubrir nuevas estrellas con espectro Of?p (rotadores magnéticos) y 2 nuevas estrellas de alta rotación (además de HD 191423: 450 km/s), aportando evidencia observacional al entendimiento de la evolución estelar con rotación y mezclado (Walborn et al. 2011). Estrellas con rotaciones iniciales rápidas pueden llevar elementos pesados (N o C) a la superficie. Sin embargo, los vientos frenan esta rotación y vuelven incomprensibles a las estrellas ONn, lo que implica una necesidad de más y mejores modelos de vientos (pérdida de masa). La transferencia de masa en sistemas binarios podrı́a acelerar la rotación estelar. En casos extremos podrı́an conducir a mergers y, posteriormente, a SNe, lo que explicarı́a que casi todas las ON sean runaways: Blaauw (1993) reporta evidencia que muchas runaways tienen más helio que lo normal. 4. Multiplicidad de las estrellas masivas Un aspecto no menor en las estrellas masivas es su multiplicidad, ya que tiene consecuencias en muchos aspectos astrofı́sicos, i.e., la formación de estrellas masivas mediante mergers incrementarı́a la cantidad de sistemas múltiples sobre otras de menor masa, distribución espacial de los GRB, sesgos observacionales en la IMF, progenitores de SNIb, formación de estrellas WR, etc. Para ser estrictos, estrellas tempranas en sistemas múltiples (perı́odos de hasta 10 años) tienen caminos evolutivos diferentes a los de las estrellas similares pero simples. Pero fundamentalmente es el estudio de sistemas binarios la forma más directa de determinar masas estelares. Existen muchos trabajos sobre multiplicidad, lo que hace imposible incluir todos en este trabajo (se recomienda ver citas en Mason et al. 1998, 2009). Sin embargo, éstos incluı́an pequeñas muestras estelares y generalmente no fueron proyectos de largo plazo. Este sesgo observacional parece quedar en evidencia cuando se analiza la distribución de los perı́odos en estrellas Estrellas masivas 19 Figura 3. Distribución de periodicidades en estrellas O (ı́dem Figura 2), incluyendo los descubrimientos del OWN survey indicados en azul. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) de distintas masas. En la Figura 2 se muestran las distribuciones de perı́odos para estrellas de tipo solar (Duquennoy & Mayor 1991), tipo B (Abt & Cardona 1984) y tipo O (Mason et al. 1998). La distribución aparente de las estrellas masivas OB es bimodal, por lo que queda planteada la pregunta de si este comportamiento es real o se trata de un efecto observacional. Es en este sentido que se originan los monitoreos espectrales en alta resolución de las estrellas O de nuestra galaxia, i.e., el OWN survey en el Hemisferio Sur (también incluye estrellas WN: Barbá et al. 2010) y el IACOB en el Norte (Simón-Dı́az et al. 2011). En el OWN survey se utilizan espectrógrafos echelle disponibles en CASLEO, Argentina, y en Las Campanas, La Silla y CTIO en Chile. Se han obtenido unos 4500 espectros desde 2006 (de unas 350 estrellas), lo que ha permitido descubrir casi 50 nuevos sistemas binarios y múltiples, muchos de ellos con perı́odos que parecen comenzar a completar el gap en la distribución de P (ver Figura 3). Otro número importante de estrellas ha sido detectado como variables de velocidad radial, pero se deberán seguir observando para determinar la periodicidad. Este incremento notable del número total de sistemas binarios conocidos permitirá hacer estudios estadı́sticos más robustos, e.g., la relación entre la masa estelar y la frecuencia de multiplicidad, la posibilidad de que los sistemas binarios más masivos tengan cocientes de masa (q) cercanos a la unidad (Kobulnicky & Fryer 2007), etc. El alto grado de multiplicidad respecto a otras de menor masa es una propiedad muy llamativa de las estrellas masivas. En trabajos de Sana et al. (2008, 2009, 2011) se encuentra una frecuencia de 0.63 en NGC 6231, 0.44 en NGC 6611 y 0.57 en IC 2944 y la asociación Cen OB2, respectivamente. Estos números serán revisados por el OWN survey e IACOB. Me permito señalar algunos sistemas binarios particulares descubiertos con el OWN survey que aportan evidencia observacional a algunos de los problemas 20 R. Gamen abordados. WR 21a (Wack 2134) es una estrella WR tipo WN6 descubierta como una SB2 muy excéntrica (e = 0.64 ± 0.03), de perı́odo 31.7 dı́as y masas mı́nimas 87 y 53 M⊙ (Niemela et al. 2008). La componente WN del sistema es una de las estrellas más masivas de nuestra galaxia (con masas Keplerianas) y está ubicada a unos 16 minutos de arco de WR 20a. HD 74194 (LM Vel) es una estrella brillante tipo O8.5Ib(f), es fuente de rayos-γ (IGR J08408−4503), asociada por Barbá et al. (2006). Tiene al menos 5 flares reportados (Gotz et al. 2007, Romano et al. 2009, Sidoli et al. 2010). El OWN survey descubre su naturaleza binaria, y encuentra que los flares coinciden con el tiempo de pasaje por el periastro del sistema. La componente secundaria no se pudo detectar en los espectros, lo que podrı́a indicar que se trata de una estrella compacta. 5. Conclusiones Las estrellas masivas son objetos astrofı́sicos muy importantes ya que afectan a prácticamente todas las estructuras galácticas posibles, desde la galaxia que la alberga hasta, incluso, los planetas. Si bien suelen estar ubicadas en cúmulos y asociaciones, existen estrellas masivas que parecen haber sido eyectadas. La detección e identificación de estas runaways pone condiciones a, por ejemplo, los modelos de distribución de GRB. El análisis morfológico de sus espectros resulta una disciplina vital para comprenderlas. Las búsquedas de multiplicidades con instrumentos de alto poder resolvente permiten detectar nuevos sistemas y mejorar las estimaciones de sus masas, pero también tienen consecuencias en problemas tales como la formación de estrellas masivas, o el origen de las estrellas WRs. Agradecimientos. Agradezco a N. R. Walborn sus valiosos comentarios que permitieron mejorar este documento. Referencias Abt, H., & Cardona, O. 1984, ApJ, 285, 190 Bally, J., & Zinnecker, H. 2005, AJ, 129, 2281 Bally, J., Moeckel, N., & Throop, H. 2005, en ASP Conf. Ser. 341, Chondrites and the Protoplanetary Disk, ed. A. N. Krot, E. R. D. Scott, & B. Reipurth (ASP, San Francisco), 81 Barbá, R., Gamen, R., & Morrell, N. 2006, ATel, 819, 1 Barbá, R. H., Gamen, R., Arias, J. I., et al. 2010, RMxAC, 38, 30 Barbosa, C. L., Blum, R. D., Conti, P. S., et al. 2008, ApJ, 678, 55 Barlow, M. J., & Hummer, D. G. 1982, en IAU Symp. 99, Wolf-Rayet Stars: Observations, Physics, Evolution, ed. C. de Loore & A. J. Willis (Reidel, Dordrecht), 387 Beals, C. 1938, Trans. IAU, 6, 248 Beals, C., & Plaskett, J. 1935, Trans. IAU, 5, 184 Blaauw, A. 1961, Bull. Astron. Inst. Netherlands, 15, 265 Estrellas masivas 21 Blaauw, A. 1993, en ASP Conf. Ser. 35, Massive Stars: Their Lives in the Interstellar Medium, ed. J. P. Cassinelli & E. B. Churchwell (ASP, San Francisco), 20 Bonanos, A., Stanek, K. Z., Udalski, A., et al. 2004, ApJ, 611, 33 Bonnell, I. A., & Bate, M. R. 2006, MNRAS, 370, 488 Cantiello, M., Yoon, S.-C., Langer, N., & Livio, M. 2007, A&A, 465, 29 Crowther, P. A., Schnurr, O., Hirschi, R., et al. 2010, MNRAS, 408, 731 Duquennoy, A., & Mayor, M. 1991, A&A, 248, 485 Eldridge, J. J., Langer, N., & Tout, C. A. 2011, MNRAS, 414, 3501 Evans, C. J., Walborn, N. R., Crowther, P. A., et al. 2010, ApJL, 715, 74 Figer, D. F. 2005, Nature, 434, 192 Figueredo, E., Blum, R. D., Damineli, A., et al. 2008, AJ, 136, 221 Gotz, D., Falanga, M., Senziani, F., et al. 2007, ApJL, 655, 101 Gualandris, A., Portegies Zwart, S., & Eggleton, P. 2004, MNRAS, 350, 615 Gvaramadze, V. V., Gualandris, A., & Portegies Zwart, S. 2009, MNRAS, 396, 570 Hammer, F., Flores, H., Schaerer, D., et al. 2006, A&A, 454, 103 Hoogerwerf, R., de Bruijne, J. H. J., & de Zeeuw, P. T. 2001, A&A, 365, 49 Kobulnicky, H. A., & Fryer, C. L. 2007, ApJ, 670, 747 Koen, C. 2006, MNRAS, 365, 590 Lada, C. J., & Lada, E. A. 2003, ARA&A, 41, 57 Larsson, J., Levan, A. J., Davies, M. B., & Fruchter, A. S. 2007, MNRAS, 376, 1285 Maı́z Apellániz, J., Walborn, N. R., Galué, H. A., & Wei, L. H. 2004, ApJS, 151, 103 Maı́z Apellániz, J., Sota, A., Walborn, N. R., et al. 2010, ArXiv e-prints, 1010.5680 Martins, F., Schaerer, D., & Hillier, D. J. 2005, A&A, 436, 1049 Mason, B., Gies, D. R., Hartkopf, W. I., et al. 1998, AJ, 115, 821 Mason, B., Hartkopf, W. I., Gies, D. R., et al. 2009, AJ, 137, 3358 Mauerhan, J. C., Van Dyk, S. D., & Morris, P. W. 2011, AJ, 142, 40 McKee, C. F., & Tan, J. C. 2003, ApJ, 585, 850 Niemela, V. S., Gamen, R. C., Barbá, R. H., et al. 2008, MNRAS, 389, 1447 Peters, T., Banerjee, R., Klessen, R. S., & Mac Low, M. 2011, ApJ, 729, 72 Poveda, A., Ruiz, J., & Allen, C. 1967, Bol. Obs. Tonantzintla y Tacubaya, 4, 86 Raskin, C., Scannapieco, E., Rhoads, J., & Della Valle, M. 2008, ApJ, 689, 358 Rauw, G., Crowther, P. A., De Becker, M., et al. 2005, A&A, 432, 985 Roman-Lopes, A., Barbá, R. H., & Morrell, N. I. 2011, MNRAS, 416, 501 Romano, P., Sidoli, L., Cusumano, G., et al. 2009, MNRAS, 399, 2021 Sana, H., Gosset, E., Nazé, Y., et al. 2008, MNRAS, 386, 447 Sana, H., Gosset, E., & Evans, C. J. 2009, MNRAS, 400, 1479 Sana, H., James, G., & Gosset, E. 2011, MNRAS, 416, 817 22 R. Gamen Sidoli, L., Esposito, P., & Ducci, L. 2010, MNRAS, 409, 611 Simón-Dı́az, S., Garcı́a, M., Herrero, A., et al. 2011, ArXiv e-prints, 1109.2665 Shara, M., Faherty, J. K., Zurek, D., et al. 2011, ArXiv e-prints, 1106.2196 Smith, L., Shara, M., & Moffat, A. 1990, ApJ, 358, 229 Smith, L., Shara, M., & Moffat, A. 1996, MNRAS, 281, 163 Schnurr, O., Casoli, J., Chené, A.-N., et al. 2008, MNRAS, 389, 38 Schnurr, O., Moffat, A. F. J., Villar-Sbaffi, A., et al. 2009, MNRAS, 395,823 Sota, A., Maı́z Apellániz, J., Walborn, N. R., & Shida, R. Y. 2008, RMxAC, 33, 56 van der Hucht, K. A. 2001, NewAR, 45, 135 van der Hucht, K. A. 2006, A&A, 458, 453 Walborn, N. R. 1971, ApJS, 23, 257 Walborn, N. R. 1972, AJ, 77, 312 Walborn, N. R. 1973, AJ, 78, 1067 Walborn, N. R. 1976, ApJ, 205, 419 Walborn, N. R. 2003, en ASP Conf. Ser. 304, CNO in the Universe, ed. C. Charbonnel, D. Schaerer, & G. Meynet (ASP, San Francisco), 29 Walborn, N. R. 2009, en STScI Symp. Ser. 20, Massive Stars from Pop III and GRBs to the Milky Way, ed. M. Livio & E. Villaver (Cambridge Univ. Press, Cambridge), 167 Walborn, N. R., Howarth, I. D., Lennon, D. J., et al. 2002, AJ, 123, 2754 Walborn, N. R., Sota, A., Maı́z Apellániz, J., et al. 2010, ApJL, 711, 143 Walborn, N. R., Maı́z Apellániz, J., Sota, A., et al. 2011, AJ, 142, 150 Weidner, C., & Kroupa, P. 2004, MNRAS, 348, 187 Weidner, C., Kroupa, P., & Bonnell, I. A. D. 2010, MNRAS, 401, 275 Woosley, S. E. 2011, ArXiv e-prints, 1105.4193 Zapata, L. A., Ho, P. T. P., Schilke, P., et al. 2009, ApJ, 698, 1422 Zinnecker, H., & Yorke, H. W. 2007, ARA&A, 45, 481 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. INFORME INVITADO – INVITED REVIEW Desde la Gran Explosión hasta la vida en los mares primitivos Susana B. Esteban Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de Tucumán, Argentina Instituto Superior de Correlación Geológica (UNT), Tucumán, Argentina Abstract. Man has always wondered about the origins of humanity, life, and the world around him. The Earth crust is a vast and natural archive, and its rocks represent the pages of the most documented events in the geological past. These rocks hold large amounts of information about the Earth history, whose age is estimated to be 4,600 million years. Historical Geology seeks to bring together the knowledge of the origin of the Universe as well as the origin of Earth as a member of the Solar System. The Big Bang theory supposes that the Universe began with a huge explosion. In the Earth’s history it is possible to differentiate the biological events from the physical ones. The physical events are geographical and environmental transformations. The biological events are related to life on Earth. There are evidences of biological processes back to 3,500 million years ago. At the beginning, the conditions on Earth were catastrophic and unstable. At this stage, the first signs of life were the molecules that started to take energy from the sunlight and the chemical products. It was not a simple accumulation of gradual biological forms, but was accompanied by episodic innovations that allowed increasing complexity and greater use of ecospace. Some of these innovations are shown by certain groups of primitive arthropods adapted to live in oxygen-poor, deep marine environments. These arthropods have been found in 500 million-year-old rocks in northwestern Argentina (provinces of Jujuy and La Rioja), indicating the presence of oxygenpoor seas in that region. 1. La Tierra primitiva Desde siempre el hombre se ha preguntado acerca del origen de la vida y como ella evolucionó hasta nuestra aparición sobre la Tierra. Pero entender cómo fue que comenzó la vida y su evolución, implica entender previamente la formación y evolución de nuestro planeta hasta adquirir las condiciones necesarias para que la vida pudiera aparecer. Todos estos temas son estudiados por una de las disciplinas de las Ciencias Geológicas, la llamada Geologı́a Histórica, que se apoya en gran medida en la Paleontologı́a, porque son los restos fósiles hallados en las rocas los que permiten conocer la historia de la Tierra. 23 24 S. B. Esteban Dicha historia se remonta a más de 4500 Ma (millones de años) atrás, cuando a partir de una nebulosa de polvo cósmico y gases en rotación rápida se formaron el Sol y todos los planetas del Sistema Solar (Press & Siever 1998). En sus inicios, la Tierra se encontraba en un estado plástico donde habı́a un intenso vulcanismo, descargas eléctricas y muy altas temperaturas. Estos fenómenos previos no han dejado registro material, y por eso se habla de “tiempo pre-geológico”(lapso que abarca desde los orı́genes de la Tierra hasta las primeras rocas documentadas) que es referido como “Eón Hadeano” (Benedetto 2010). En la Tierra se han reconocido dos procesos de formación. Por un lado, la “etapa acrecional”, en la que tuvieron lugar importantes impactos o bombardeos de meteoritos sobre la superficie terrestre de tal magnitud que la adición del material proveniente de estos cuerpos generó un aumento del tamaño de la Tierra. Por otro lado, la “etapa de diferenciación” en la que, a partir de una Tierra con estructura interna relativamente homogénea, se separaron sus componentes en tres envolturas o capas, que conocemos como corteza, manto y núcleo. Los elementos más pesados (Fe, Ni) descendieron para formar el núcleo, y los más livianos como Al, Ca, K y Na ascendieron a las capas externas. Los volátiles (como vapor de agua y diversos gases) llegaron a la superficie formando la atmósfera primitiva y los primeros océanos (Stanley 1999). Al final de la etapa acrecional, la envoltura externa de la Tierra estaba compuesta por silicatos fundidos, que formaban un extenso océano de magma. Al descender la temperatura, la parte más externa comenzó a solidificarse originando la corteza primitiva. La atmósfera primitiva se originó a partir de los gases emanados desde el interior por un proceso conocido como “desgasificación del manto terrestre”. Era una atmósfera muy rica en CO2 y vapor de agua con cantidades menores de nitrógeno, metano, amonı́aco, dióxido de azufre y vestigios de oxı́geno (Press & Siever 1998). Parte del CO2 disuelto en los océanos reingresaba al sistema hidrotermal, pero otra parte comenzó a precipitar en forma de CO3 , lo que produjo una disminución en la concentración del CO2 en la atmósfera, disminuyendo ası́ el efecto invernadero. Esto contribuyó al enfriamiento, la condensación del vapor de agua y la formación de la hidrósfera. 2. El origen de la vida Todos estos procesos mencionados ocurrieron en el primer capı́tulo de la historia de la Tierra, denominado “Eón Arqueano” (Figura 1). Dicho eón abarca el lapso de tiempo transcurrido entre las primeras rocas formadas y los 2500 Ma, lı́mite que marca arbitrariamente el inicio del siguiente lapso, el “Eón Proterozoico”. Pero durante el Eón Arqueano ocurre otro evento que es, tal vez, el más significativo: el origen de la vida. No existen evidencias directas de cómo, cuándo y dónde se originaron los primeros organismos, porque son raros los restos fósiles de antigüedad mayor a los 3000 Ma, de manera que las distintas hipótesis se basan en experimentos de laboratorio. Muchos investigadores coinciden en que los ácidos nucleicos como el ARN (ácido ribonucleico) deben haber jugado un papel importante en el origen de la vida, dado que pueden replicarse espontáneamente (Clarkson 2003). Ası́, es posi- Desde la Gran Explosión a la vida en los mares primitivos 25 Figura 1. Cuadro estratigráfico donde se representan los cuatro eones en que se divide la historia de la Tierra y el tiempo que abarca cada uno en millones de años. Tomado de Benedetto (2010). Figura 2. Vista de una fumarola submarina y esquema donde se observan los compuestos quı́micos que se relacionan con su actividad. Tomado de Benedetto (2010). ble que la vida se haya iniciado a partir de la formación fortuita de una molécula de ARN con capacidad para autoduplicarse. Cadenas de ARN, que quedaron encerradas dentro de una membrana, pueden haber formado proto-individuos que, por selección natural, fueron haciéndose más complejos. Recientemente los biólogos han descubierto un tipo particular de bacteria (las arqueas) que proliferan actualmente en aguas que rodean las emanaciones volcánicas submarinas (fumarolas, Figura 2) a temperaturas mayores a los 120◦ C, por lo cual se denominan “hipertermofı́licas” como, por ejemplo, las bacterias sulfurosas. Es posible que el antecesor más reciente de todos los seres existentes (el llamado “último antecesor universal común”) haya sido uno de estos organismos hipertermofı́licos (Benedetto 2010). Estas formas de vida bacteriana habrı́an proliferado en la profundidad de los océanos, ligadas a las emanaciones hidrotermales producidas a lo largo de las extensas dorsales submarinas, aisladas de la radiación ultravioleta que atravesaba una atmósfera desprovista de oxı́geno 26 S. B. Esteban y, por lo tanto, de ozono. En resumen, los vestigios más antiguos de vida provenientes del Eón Arqueano (por encima de los 3850 Ma) estaban en los fondos oceánicos cerca de las fumarolas submarinas colonizadas por organismos anaeróbicos y quimiotróficos. Recién a fines del Arqueano (aproximadamente a los 2800 Ma), con el auge de la fotosı́ntesis, la vida se independiza del medio hidrotermal y puede colonizar otros ambientes marinos. Aquı́ juegan un rol importante las cianobacterias fotosintéticas que dominaron los mares por 2000 Ma. La captura del CO2 por las cianobacterias atenuó el efecto invernadero inicial, en tanto que el oxı́geno liberado generó el medio aeróbico necesario para la mayorı́a de los organismos que evolucionaron posteriormente. Figura 3. Vista de un estromatolito, donde se observan las delgadas láminas superpuestas en forma de domo que los caracteriza. Tomado de Stanley (1999). Los estromatolitos constituyen una prueba indirecta de la actividad biológica en el Arqueano. Son estructuras laminares carbonáticas con forma de domos, producidas por las cianobacterias fotosintéticas (Figura 3). Las comunidades de cianobacterias se agrupan sobre el fondo marino formando matas que entrampan partı́culas de CO3 aportadas por las olas y las corrientes. Cuando una capa se acumula, la población microbiana crece hacia arriba generando una nueva lámina (Stanley 1999). Los primeros estromatolitos de probable origen microbiano aparecen a los 3200 Ma en el Grupo Fig Tree de Sudáfrica, pero se tornan abundantes sólo a partir del Proterozoico (como en los cherts de 2600–2500 Ma de Sudáfrica, Stanley 1999). En la actualidad los estromatolitos son bastante raros, aunque se siguen formando en algunas llanuras mareales como en la famosa Bahı́a Shark del oeste de Australia. También se han encontrado en lagos. 3. El Eón Proterozoico Cuando termina el Eón Arqueano (hace 2500 Ma) comienza el Eón Proterozoico. Durante el lapso de 2000 Ma que duró este eón ocurrieron diversos eventos importantes, pero posiblemente el de mayor relevancia fue el enriquecimiento de la atmósfera en oxı́geno, lo que permitió la aparición de formas de vida más Desde la Gran Explosión a la vida en los mares primitivos 27 complejas y de mayor tamaño como la enigmática “Fauna de Ediacara” que, en el Proterozoico Superior, se extendió por todo el mundo (Clarkson 2003). Se ha estimado que la cantidad de oxı́geno libre en la atmósfera del Proterozoico Inferior era de apenas el 1 % del nivel actual. Dado que la mayor parte del oxı́geno atmosférico proviene de la fotosı́ntesis, este aumento del oxı́geno podrı́a deberse a la expansión de las cianobacterias fotosintéticas (la llamada “Revolución del Oxı́geno”, Cowen 2000). A partir de los 2000 Ma de la historia de la Tierra sı́ se han descubierto restos de cianobacterias en todo el mundo. Estos restos corresponden a cianobacterias filamentosas en forma de cigarro o como agregados coloniales en forma de mata. Como los restos de cianobacterias en el mundo están ı́ntimamente asociadas a estromatolitos, se confirma el origen orgánico de estas estructuras. En el Proterozoico los estromatolitos alcanzaron su mayor distribución, formándose construcciones arrecifales de miles de kilómetros de extensión. Pero hacia los 1000 Ma declinaron notablemente en abundancia y diversidad, lo que podrı́a estar relacionado con la aparición de un nuevo grupo de organismos: los metazoos. A fines del Proterozoico, más exactamente a partir de los 635 Ma, hicieron su aparición en casi todo el mundo extraños organismos multicelulares (algunos de gran tamaño) referidos en su conjunto como Fauna de Ediacara (Figura 4), en alusión a una de las localidades fosilı́feras más famosas (las colinas de Ediacara del sur de Australia, Cowen 2000). Figura 4. Reconstrucción de la Fauna de Ediacara, caracterı́stica del Proterozoico Superior. Tomado de Benedetto (2010). Estos primeros metazoos incluyen varios tipos morfológicos que se pueden reunir en tres grupos básicos: 1. impresiones discoidales (conservadas a menudo como calcos en la base de estratos arenosos), 28 S. B. Esteban 2. trazas simples y superficiales (dejadas por organismos infaunales pequeños), e 3. impresiones de organismos en forma de hoja, construidos por elementos tubulares que aparentan una segmentación del cuerpo. En ninguno de ellos hay evidencias de boca u otros órganos que permitan inferir su forma de vida y sus relaciones filogenéticas. La caracterı́stica común de todos los integrantes de esta Fauna de Ediacara es la ausencia de esqueletos mineralizados. Las impresiones del primer grupo han sido consideradas clásicamente como medusas, pero es difı́cil entender cómo un organismo de cuerpo gelatinoso pudo haber dejado una depresión en el sustrato. Estudios más recientes, sin embargo, han mostrado que existe una marcada similitud entre estas enigmáticas formas discoidales y las colonias bacterianas que se forman actualmente en aguas hipersalinas poco profundas. Las trazas fósiles tipo Planolites son las menos equı́vocas, pues si bien no hay vestigios del organismo que las produjo, corresponden a formas cavadoras móviles como los anélidos. El tercer grupo es el más enigmático, incluye las distintivas “frondes” ediacarianas caracterizadas por una estructura en forma de hoja soportada por un tallo, el que a su vez estaba fijado al sustrato por una estructura de anclaje. Las comunidades ediacarianas coexistieron con los primeros organismos con esqueleto mineralizado, en los que la calcificación de las paredes era todavı́a incipiente. Una de las formas más comunes es el género Cloudina: fósil de pocos milı́metros hasta cerca de 3 cm de longitud que tiene la forma de un cilindro algo curvado, que en corte longitudinal muestra una serie de conos encajados que sugieren crecimiento periódico. Si bien han sido interpretados como tubos calcáreos de anélidos o como metazoos filtradores de hábitos gregarios con un grado de organización del tipo de los cnidarios, en concreto sus afinidades sistemáticas permanecen inciertas. 4. La Era Paleozoica El último eón (“Eón Fanerozoico”) abarca los últimos 542 Ma de la historia de la Tierra. A pesar de que representa sólo alrededor de un octavo de la misma, las rocas fanerozoicas están ampliamente representadas, formando parte de los orógenos paleozoicos (Caledónico, Apalachiano, Hercı́nico, Uraliano, etc.) y las grandes cadenas montañosas modernas, como los Andes, los Alpes y el Himalaya. El Fanerozoico comprende tres eras: Paleozoica (vida antigua), Mesozoica (vida intermedia) y Cenozoica (vida moderna). El Paleozoico fue el tiempo de la diversificación de los grandes grupos de animales en los mares y la posterior colonización de los continentes (Cowen 2000). La biota paleozoica fue muy variada e incluye numerosos grupos fósiles que fueron exclusivos de esta era (Figura 5), como los trilobites, los corales tabulados y rugosos, los conodontes, los graptolites y varios órdenes de braquiópodos, además de una peculiar fauna de ostracodermos y peces acorazados (placodermos). Toda esta fauna era tı́picamente marina, pero a mediados de esta era se produjo la expansión de la vida hacia los continentes. Casi al mismo tiempo que los vegetales conquistaban la tierra firme, se originaron los primeros vertebrados Desde la Gran Explosión a la vida en los mares primitivos 29 Figura 5. Distintos grupos de organismos marinos caracterı́sticos del Paleozoico. Tomado de Benedetto (2010). tetrápodos. Hacia fines de esta era, espectaculares bosques de helechos poblaron las regiones tropicales, y un variado elenco de anfibios y reptiles vivı́an en ellos (Cowen 2000). A fines del Paleozoico, en el Pérmico Superior, ocurrió la extinción más severa de todos los tiempos, conocida por ello como la “madre de todas las extinciones”. Este abrupto recambio faunı́stico y florı́stico puso fin a la vida antigua (o paleozoica) y dio comienzo la vida intermedia o mesozoica. Entre la biota de los mares paleozoicos se encontraba un grupo de organismos ya extinguidos que tiene una gran importancia a nivel paleontológico debido a su valor bioestratigráfico y para la resolución de problemas estratigráficos, paleobiogeográficos y paleoecológicos. Estos organismos, que se utilizan para datar las rocas especialmente del Paleozoico Inferior, reciben el nombre de “trilobites”. Los trilobites (Figura 6) eran artrópodos primitivos y tenı́an un exoesqueleto mineralizado y fosilizable. Su tamaño varı́a de 2 mm a más de 70 cm, aunque la mayorı́a son de 3 a 10 cm. Su exoesqueleto era ovalado y estaba dividido en 3 regiones transversales (Clarkson 2003): cabeza (céfalo), cuerpo (tórax) y cola (pigidio). A su vez el tórax y el pigidio estaban longitudinalmente divididos en 3 lóbulos: uno central (axial) y dos laterales (plurales), de donde deriva su nombre. El tórax estaba constituido por una sucesión de segmentos articulados entre sı́ cuyo número en la forma adulta podı́a variar de 2 a 61. Sus órganos visuales 30 S. B. Esteban Figura 6. Morfologı́a del exoesqueleto de un trilobites en vista dorsal. Tomado de http://www.upv.es/dit/Itinerarios/Paleontologia/ Paleontologia_general.htm. eran de alta complejidad y estaban formados por numerosas lentes de calcita (700 a 15000 lentillas, Levi-Setti 1993). Normalmente los trilobites vivı́an en las plataformas marinas bien oxigenadas alimentándose del fango del fondo del mar (Figura 7). Sin embargo, en el registro fósil se han hallado ciertos grupos de trilobites que podrı́an haber vivido bajo condiciones de escasa oxigenación. Algunos de estos grupos han sido encontrados en rocas paleozoicas de las provincias de Jujuy, Salta y La Rioja, las cuales se caracterizan por su coloración oscura, tamaño de grano muy fino y marcada laminación. Estudios realizados en las últimas décadas han permitido establecer que los trilobites que vivı́an en fondos marinos deficientes en oxı́geno habrı́an desarrollado ciertas adaptaciones para poder vivir en tales ambientes. Referencias Benedetto, J. L. 2010, El continente de Gondwana a través del tiempo. Una introducción a la Geologı́a Histórica (Academia Nacional de Ciencias, Córdoba) Clarkson, E. N. K. 2003, Invertebrate Palaeontology and Evolution, 4th edition (Blackwell Science, Oxford) Cowen, R. 2000, History of Life, 3rd edition (Blackwell Science, Oxford) Levi-Setti, R. 1993, Trilobites, 2nd edition (Univ. of Chicago Press, Chicago) Desde la Gran Explosión a la vida en los mares primitivos 31 Figura 7. Reconstrucción del hábitat de los trilobites. Pintura de Heinrich Harder (1858-1935). Press, F., & Siever, R. 1998, Understanding Earth, 2nd edition (W. H. Freeman and Co., New York) Stanley, S. M. 1999, Earth Sistem History, 2nd edition (W. H. Freeman and Co., New York) Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. INFORME INVITADO – INVITED REVIEW Cúmulos estelares abiertos: la estructura espiral y las dimensiones del disco de la Vı́a Láctea Rubén A. Vázquez Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofı́sicas, Universidad Nacional de La Plata, Argentina Instituto de Astrofı́sica de La Plata (CCT - La Plata, CONICET UNLP), Argentina Abstract. The spiral structure of the Galaxy, this is, the number of spiral arms, the location of the Sun in respect of the plane itself as well as the disk extension, along with other morphological traits, are still debatable matter. We face a controversial scene that has led to large errors in the past, such as interpreting a young stellar population—not expected in current galactic models—as an extra-galactic one. Despite the large data collection in several wavelengths, our knowledge of the structure of the Galaxy has been stuck there, mainly because of countless biases in the adopted tracers of the said structure. In this talk I shall focus on the positive and negative aspects to be considered when addressing the problem of the structure and dimension of our galaxy. In particular, I shall give the reasons why open clusters are the best tracers of spiral structure. Finally, I shall describe some results from an international collaboration carried out during the last years, to illustrate the way we analyzed the spiral structure outside the solar circle, providing new insights for interpreting data from open clusters and the star fields on where they are seen projected. 1. El contexto galáctico cercano Las teorı́as más modernas (Chiappini et al. 1997) indican que el disco galáctico se desarrolló desde el interior hacia el exterior por incorporación de material residual del proceso de formación de la Galaxia (el “Two-Infall Model ”) que ha creado estrellas —en oleadas sucesivas— incluso hasta tiempos recientes. Nubes de alta velocidad (ver, p. ej., Simon et al. 2006) y la presencia de un gradiente de metalicidad radial —definido por cúmulos abiertos (CAs, en adelante) y estrellas Cefeidas mayoritariamente— donde la metalicidad disminuye hacia el exterior del disco (Friel et al. 2002) justificarı́an el modelo. Sin embargo, este gradiente podrı́a deberse también a un efecto de selección en la elección de los trazadores correspondientes (Twarog et al. 1997) y a las limitaciones propias de una muestra restringida a los alrededores del Sol. Otra alternativa es que el gradiente radial provenga de la agregación de material externo vı́a acreción —mergers— de galaxias satélites enanas y CAs asociados (Yong et al. 2005). Una prueba de la acreción de estos objetos es la galaxia de Sagitario (Ibata el al. 2004). Otra prueba —pretendida irrefutable y que discutiremos en este artı́culo— es el reporte de Martin et al. (2004) y Bellazzini et al. (2004) —BIMMIL en adelante— sobre el descubrimiento de una galaxia 32 Cúmulos abiertos y la Galaxia 33 enana llamada de Can Mayor (GCMa en adelante) acretada in plane en el Tercer Cuadrante Galáctico (TCG). El conocimiento de la estructura de la Galaxia, tanto en óptico como en gas (HI y CO), es incompleto. Desde 1950 se sabe que el plano de HI está alabeado, es decir, se “cae” debajo de la latitud b = 0◦ en el hemisferio sur galáctico, alcanzando su máxima depresión en las mismas coordenadas donde estarı́a la GCMa. Este rasgo se conoce como “warp”. Mapas recientes de HI de Nakanishi & Sofue (2003) y Levine et al. (2006a, 2006b) muestran que: a) los brazos de Perseo y Norma-Cygnus pueden rastrearse bien en el 2.◦ cuadrante galáctico; pero b) al entrar al TCG, Perseo se disipa a la altura del Brazo Local, mientras que el brazo más externo, el de Norma-Cygnus, desaparece a b = 0◦ en l = 180◦ . Evidencias de Norma-Cygnus en el 4.◦ cuadrante fueron dadas por McClureGriffiths et al. (2004). Investigaciones en CO (May et al. 1997, Nakanishi & Sofue 2006) muestran que éste se ubica por debajo del plano, también en el TCG, con un warp máximo en l ≃ 240◦ . El LAB (Leiden/Argentinien/Bonn HI Survey, Kalberla et al. 2005 y referencias allı́) muestra que a 16 kpc del centro galáctico el plano de HI está por encima de b = 0◦ en los 1.◦ y 2.◦ cuadrantes, y por debajo en el 3.◦ y parte del 4.◦ , confirmando la extensión vertical del warp a casi 1.5 kpc debajo del plano en el TCG. Respecto de la componente óptica, el reconocimiento de la Galaxia (plano y brazos espirales) está limitado a 2–3 kpc del Sol incluso usando CAs (de la Fuente Marcos & de la Fuente Marcos 2004), y se debe a que el Sol está rodeado por nubes de polvo en los cuadrantes 1.◦ , 2.◦ y 4.◦ , con excepción de una “ventana de absorción” en el TCG que permite ver hacia “afuera” (Fitzgerald 1968). Russeil (2003) utilizó complejos de formación estelar como trazadores espirales: encontró que los brazos de Perseo y Norma-Cygnus no son visibles en el TCG. Esto confirma resultados de May et al. (1997), quienes mapearon la región en CO y demostraron la falta de estructura de gran diseño en esta zona, la existencia del warp en CO, y la presencia de “residuos” de materia en varias direcciones del anticentro. Tiempo antes, Carney & Seiter (1993) habı́an detectado una sobredensidad estelar en el TCG por debajo del plano de la Galaxia, asociada al warp en radio. Los reportes de Martin et al. (2004) y BIMMIL sobre la presencia de una galaxia, GCMa, acretada in plane y a 8 kpc del Sol en el TCG galáctico, produjo conmoción. Una galaxia enana en el TCG a l ∼ 240◦ era la mejor explicación para aquella sobredensidad y, además, por primera vez un merger estaba tan al alcance de observaciones detalladas. Este “descubrimiento” se debió a una combinación de datos 2MASS y valores de extinción tomados del mapa de 100 µm (Schlegel et al. 1998). Se interpretó ası́ que la sobredensidad estelar era el núcleo de la GCMa. Pero como habı́an habido controversias sobre el uso de estos mapas de extinción (Dutra et al. 2001), Rocha-Pinto et al. (2006) volvieron a analizar los datos 2MASS, concluyendo que la GCMa era un “artificio” generado por mala corrección de enrojecimiento, y que la sobredensidad estelar observada no era sino una extensión del grupo estelar en Argo que probablemente incluyera, a b = 0◦ , el “Monoceros ring”. Momany et al. (2004) sugieren, además, un efecto de “warp estelar” para explicar la sobredensidad. Hacia el año 2005, la interpretación de la misma en el TCG de la Galaxia admitı́a dos respuestas: 34 R. A. Vázquez 1. que se trataba de una galaxia enana acretada por la Via Láctea (Martin et al. 2004); y 2. que en realidad, no hay galaxia acretada sino warp/flaring/estructuras del tipo Monoceros (Momany et al. 2004). 2. Uso de cúmulos abiertos en estudios de estructura espiral Las estrellas jóvenes se distribuyen en brazos espirales dado que la formación estelar sucede en ellos y, mayoritariamente, en CAs. Éstos ofrecen distancias precisas, mucho más que las de cualquier otro trazador individual. A causa de su amplio rango de edades, los CAs se convierten en el único trazador espiral capaz de cronometrar sobre grandes intervalos de tiempo. La afirmación de que los CAs son superiores a otros trazadores bien conocidos como el gas (HI y CO) deviene de que, si bien la Galaxia es transparente en radio, estas observaciones se basan en curvas de rotación que no incluyen adecuadamente los brazos espirales. En contra del uso de CAs está el hecho de que el rango de distancias dentro del cual se detecta la mayorı́a de ellos es, por ahora, bastante limitado, a 2– 3 kpc del Sol (de la Fuente Marcos & de la Fuente Marcos 2004), incluso en el infrarrojo. Las técnicas de infrarrojo ayudarı́an a detectar CAs a grandes distancias, pero se impone mejorar la estimación de distancias en estas bandas. A continuación, veamos algunas de las utilidades de los CAs, sus grados de complejidad y, finalmente, una aplicación de ellos en el TCG. 2.1 Los catálogos de cúmulos abiertos y sus limitaciones Para emplear CAs en estimaciones de la estructura espiral de gran diseño hay que contar con catálogos que reúnan la mayor cantidad posible de datos significativos. Juntar datos de CAs es una tarea penosa dado que cada CA representa un punto en el espacio, pero hay que analizar —en algunos casos— miles de estrellas para obtener las propiedades de ese punto. Esto consume mucho tiempo, aún con dispositivos CCD. A favor de este trabajo está la posibilidad de la detección de CAs a enormes distancias del Sol, cosa imposible con estrellas aisladas, en general. En esta lı́nea, recordemos que últimamente se han detectado CAs que incrementan nuestro conocimiento de lugares remotos de la Galaxia. La situación, sin embargo, es la siguiente. En la década de 1980, cuando aparecen reviews de Janes & Adler (1982) y actualizaciones (Lyngå 1987), habı́a del orden de 1200 CAs catalogados. En la década de 1990 surge la WEBDA (Mermilliod 1987) y se agregan otros reviews (Friel 1995). Surgen datos de Hipparcos y es masivo el uso de CCD. En los 2000 aparece el catálogo de Dias et al. (2002). Se recalculan datos (Bonato & Bica 2008), y está disponible el catálogo 2MASS que mejora el abordaje de CAs en el infrarrojo. Aunque en los últimos 40 años se ha incrementado el número de objetos catalogados, una imagen resultante de que ello redundó en un mejoramiento global de nuestro conocimiento puede ser engañosa. Examinemos el catálogo de Dias et al. (2002), que hasta el año 2010 listaba 2095 CAs. Discriminando por tipo de entradas, hay 2080 CAs (93 %) con diámetros angulares estimados, y apenas 1192 (56.9 %) con distancias. Hay un número similar (1191, 56.8 %) con enrojecimiento E(B−V ) medido. Si se buscan Cúmulos abiertos y la Galaxia 35 Figura 1. Izquierda: Distribución de CAs sobre el plano galáctico. Los puntos más pequeños y los más grandes indican valores de E(B−V ) entre 0.01 y 2.55. La estrella marca el Sol. Los cı́rculos concéntricos indican distancias de 1 kpc. También se dan los números de CAs por cada intervalo de distancia. Derecha: Variaciones del E(B−V ) versus l (der.) y b (izq.). Los histogramas usan anchos de 10◦ en l y 1◦ en b, respectivamente. Adaptado de Joshi (2005). CAs con edades determinadas, hay 1147 (54.7 %). Si se quieren CAs con distancias, edades y radios hay 1137 (54.3 %). El número baja drásticamente a 890 (42.5 %) para determinaciones de movimientos propios, y a 504 (24.5 %) si buscamos velocidades radiales. Tan sólo 483 (23.1 %) tienen movimientos propios y velocidades radiales. Simultáneamente hay 472 (22.5 %) con movimientos propios, velocidades radiales, distancias y edades. La situación es definitivamente desalentadora cuando entramos en el terreno de las abundancias. Allı́, apenas 179 (8.5 %) CAs tienen medidas de algún tipo. Dos problemas que conducen a esta falta de datos son la extinción y la confusión. La extinción lleva al observador a estimar propiedades de cúmulos preferentemente en zonas libres de polvo. La confusión es la dificultad para detectar la presencia de un CA que semeja el fondo de cielo y que se traduce en pérdida de objetos. Otras razones devienen del propósito especı́fico al observar CAs: si se quiere estudiar evolución estelar se eligen predominantemente cúmulos muy ricos; si se estudia formación estelar se buscan cúmulos brillantes. Si bien la completitud de los catálogos de CAs es muy baja, lo peor es el alto grado de inhomogeneidad de los datos (producto de diferentes técnicas de observación, diferentes sistemas fotométricos y diferentes estimadores especı́ficos como, p. ej., la metalicidad). Súmese a esto las falsas atribuciones de CAs a objetos que no son más que fluctuaciones del fondo de cielo. 2.2 Aplicaciones de los cúmulos abiertos Son fundamentales para una variedad de estudios, entre los que citaremos tres ahora y un cuarto en la siguiente Sección. En primer lugar, permiten determinar la extinción a escala galáctica. Para esto se requiere observar y mapear 36 R. A. Vázquez CAs a grandes distancias del Sol. Resultados de la distribución de enrojecimientos y absorción en la Galaxia alrededor del Sol pueden verse en Joshi (2005), quien confeccionó el mapa de enrojecimiento proyectado sobre el plano x-y de la Galaxia mostrado en la Figura 1 (izquierda), donde los cuadrantes 1.◦ , 2.◦ y la interfaz entre el 4.◦ y el 1.◦ muestran absorción fuerte, mientras que en la zona alrededor de l = 250◦ la absorción es significativamente más baja. En la misma Figura (derecha) se pueden apreciar con claridad —histogramas de excesos de colores E(B−V ) — las ventanas de baja extinción que existen en el TCG, incluyendo la ventana de Fitzgerald (1968), descubierta durante un estudio de enrojecimiento a gran escala usando estrellas aisladas y CAs. Más detallados, los actuales mapas de Schlegel et al. (1998) son de gran ayuda, pero estiman el exceso E(B−V ) como la integración de las contribuciones desde los alrededores del Sol hasta el infinito, por lo que su uso debe ser cuidadoso. En segundo lugar, los CAs con velocidades radiales y movimientos propios calculados son útiles para abordar la cuestión de la distancia del Sol al centro galáctico; p. ej., Shen et al. (2007) emplearon cinemática de 301 CAs a menos de 3 kpc alrededor del Sol y de estrellas tempranas OB. Con ambas muestras derivaron que el Sol está entre 7.95 y 8.25 ± 0.7 kpc del centro galáctico. Este número difiere ligeramente del valor IAU, pero téngase en cuenta que el número de CAs es muy bajo. En tercer lugar, Dias & Lépine (2005) observaron directamente los lugares de formación de CAs jóvenes en la Galaxia y estudiaron la velocidad de rotación del patrón espiral. Ésta es una interesante aproximación al problema, independiente de cualquier modelo de estructura espiral. Figura 2. Izquierda: Diagrama color-magnitud del centro de CMa (l = 240◦ , b = −8◦ ). El blue plume es el penacho azul que emerge hacia la izquierda de la secuencia principal a V = 18.5–20 mag. Derecha: Diagrama color-magnitud de un campo de control a l = 240◦ , b = 8◦ . Adaptado de Martı́nez-Delgado et al. (2005). 3. El blue plume, la galaxia de Canis Major y los brazos exteriores Ningún estudio, hasta el año 2005, habı́a tenido éxito trazando la estructura espiral de gran diseño en el TCG usando CAs jóvenes y campos de estrellas. La detección de la GCMa anunciada por Martin et al. (2004), centrada en l = 240◦ Cúmulos abiertos y la Galaxia 37 y a una distancia de 8 kpc del Sol (Martı́nez-Delgado et al. 2005) produjo gran impacto. La GCMa fue anunciada sin haberse hecho, previamente, un análisis de la distribución estelar en la zona del TCG para descartar la contribución misma de la Vı́a Láctea. La realidad de la GCMa se sustentó, en esencia, en el análisis de diagramas observacionales color-magnitud (DCM) de la zona nuclear de la GCMa comparados con DCM generados via modelo, con evolución estelar incluida, calculados para la misma dirección galáctica. Los estudios concluyeron que existı́a la GCMa, con una edad de entre 4 y 10×109 años (BIMMIL, MBRFPAD) y a una distancia de 8 kpc del Sol. Cierto es que los DCM observados no eran convincentes en términos del tipo de población estelar esperada para tal edad: no habı́a red clump, rama horizontal o estrellas RR Lyrae asociadas. Pero un rasgo distintivo, popularizado como “blue plume” (BP, ver Figura 2), fue sin embargo tomado como evidencia de la existencia de la GCMa (BIMMIL, Dinescu et al. 2005, MBRFPAD). En efecto, el BP fue modelado e interpretado como un último burst de formación estelar en esa galaxia hace ∼ 1.5 × 109 años, y su estrechez en los DCM fue tomada como evidencia adicional de su pertenencia a un sistema ligado fı́sicamente, ¡o sea la GCMa!. Figura 3. Diagrama color-color (izquierda) y diagrama color-magnitud (derecha) del cúmulo abierto NGC 2362 (l = 238.◦ 18, b = −5.◦ 55). El sombreado separa los miembros de NGC 2362 —cı́rculos grandes—, estrellas del blue plume (BP) y las gigantes rojas, no sombreadas en el color-color para evitar confusión. Los pequeños cı́rculos grises indican la población enana de campo. Se superpusieron en el color-color la curva intrı́nseca de Schmidt-Kaler (1982) —sólida— para enanas, y la misma desplazada por enrojecimiento —curva a trazos largos— que ajusta las estrellas del BP (con tipos espectrales B5–A5), es decir, población joven de menos de 100 millones de años. En el diagrama color-magnitud, el BP, los miembros del cúmulo y la población de campo están separados, pero en el color-color los miembros del cúmulo y del BP de tipos por debajo de B tardı́os y A tempranos se confunden. No hay red clump (esperable si por detrás hubiera una galaxia de entre 4 y 10 × 109 años a una distancia de 8 kpc). Los trabajos que concluyeron en la GCMa incluı́an un modelado complejo de los DCM del campo en la dirección a la misma. Se aplicó ensayo y error a los parámetros fundamentales de modelos de la Galaxia, p. ej., números de estrellas e historia de la formación estelar, hasta que los DCM sintéticos y los DCM observados en el núcleo de la GCMa ajustaran. Pero aún ası́, y a pesar del rigor 38 R. A. Vázquez del modelado, habı́a diferencias inexplicables. La descripción sintética del campo galáctico esperado hacia la GCMa sumaba las contribuciones del halo, disco fino y disco grueso (los modelos no incluı́an brazos espirales), y como la misma no reproducı́a el BP, de inmediato se supuso que éste tenı́a origen extragaláctico, esto es, pertenecı́a a un objeto externo en proceso de acreción in plane, la GCMa. Figura 4. Panel izquierdo: Diagrama color-magnitud de Berkeley 66 y de su campo de comparación (derecha e izquierda, respectivamente). Panel derecho: el cı́rculo interior demarca el área del cúmulo. La zona externa, incluida entre los dos cı́rculos, es el campo de comparación. Los cı́rculos grises indican blue stragglers (ver texto). Las lı́neas sólidas indican la ZAMS (Schmidt-Kaler 1982) y la isócrona que mejor ajusta los parámetros del cúmulo, mientras que la lı́nea a trazos da la ubicación esperada de las estrellas jóvenes a la distancia del Brazo de Perseo. Los tamaños de los cı́rculos son proporcionales a los brillos de las estrellas. Carraro et al. (2005), Moitinho et al. (2006) y Vázquez et al. (2008) hicieron fotometrı́a UBV de decenas de CAs ubicados por debajo del plano en el TCG, sumando otros tomados de catálogos, cubriendo el campo de la presunta GCMa. Analizando los campos de estos cúmulos se encontró el BP en gran cantidad de ellos y se demostró que eran población estelar más joven que 108 años, y no de 109 años. En la Figura 3 se muestra un DCM tipo, el del cúmulo NGC 2362, no lejos de la GCMa, que es idéntico al del core mismo de la GCMa (Figura 2). En efecto, la similitud del DCM en ambas figuras es notable. En particular, todos los BP encontrados por Carraro et al. (2005), Moitinho et al. (2006) y Vázquez et al. (2008) tienen la misma posición, forma y extensión, son mucho más jóvenes y, mayoritariamente, tan lejanos como 10.8 kpc (y no 8 kpc). Esta enorme discrepancia en la distancia del BP tiene una explicación. Los análisis en la GCMa estuvieron limitados exclusivamente a evidencias provistas por DCM con fotometrı́a que no incluye el filtro U y, por lo tanto, están afectados por degeneraciones de los parámetros fundamentales: enrojecimiento, distancia y edad; y donde diferentes conjuntos de soluciones son igualmente aceptables dentro de los errores observacionales. Los resultados de Carraro et al. (2005), Moitinho et al. (2006) y Vázquez et al. (2008), en cambio, se basan en fotometrı́a UBV y en diagramas color-color que permiten, además, soluciones únicas de enrojecimiento. Estos diagramas son independientes de la distancia y permiten separar Cúmulos abiertos y la Galaxia 39 inmediatamente población muy joven de población más vieja y estimar de esta manera el grado de enrojecimiento. Ası́, en cada campo observado se separaron las estrellas que definı́an cada BP, se las analizó en el diagrama color-color y se les asignó una edad. Esto fue posible, también, porque la fotometrı́a multibanda permite determinaciones de tipos espectrales de estrellas tempranas, algo que con sólo los DCM no se puede hacer. Figura 5. Proyección x-y, x-z e y-z de cúmulos abiertos (cı́rculos grises), blue plumes (cı́rculos negros) y nubes de CO (cuadrados grises claros, los tamaños son proporcionales a las masas). Los brazos galácticos según Vallée (2005) están indicados, ası́ como el sentido de la rotación galáctica. La escala externa marca las longitudes galácticas. El Sol está en (0, 0) en el plano x-y, y de allı́ hasta l = 240◦ se extiende el Brazo Local. Adaptado de Vázquez et al. (2008). A poco de presentar esta explicación alternativa del BP, apareció la posibilidad de que éste fuera producido por blue stragglers pertenecientes a la población de más de 109 años de la GCMa. Pero esto no era posible: si los BP fueran blue stragglers, cómo explicar un número tan alto de estas estrellas y, además, que estuvieran en todas partes a lo largo del TCG. Bien pronto se publicó un artı́culo (Carraro et al. 2008) mostrando que varios CAs con blue stragglers en abundancia estaban, a su vez, proyectados contra brazos espirales. Véase en la Figura 4 a Berkeley 66 (139.◦ 43, +0.◦ 22), un cúmulo abierto del 2.◦ cuadrante galáctico. Se ve que los supuestos blue stragglers —puntos negros en la figura— coinciden con la posición esperable de las estrellas jóvenes del brazo de Perseo que está por detrás. Con esto último en mente, se concluyó que el BP que se ve en el TCG corresponde a población estelar difusa ubicada en el Brazo de Norma-Cygnus y, eventualmente, la que se halla entre éste y Perseo. 40 R. A. Vázquez 4. Resultados y conclusiones La Figura 5 (cuadro principal, proyección x-y) condensa el resultado de varios trabajos (ver Vázquez et al. 2008) donde se representan nubes de CO (cuadrados grises), CAs de menos de 100 milones de años (cı́rculos grises) y distancias promedio de los BP detectados en la muestra analizada (cı́rculos negros). Es simple visualizar la traza del brazo de Norma-Cygnus definido mayoritariamente por BP (es decir población azul difusa) y algunos pocos CAs a l = 210◦ –220◦ . El brazo de Perseo continua indefinido, aunque a 270◦ el CO parece concentrarse sobre su posible traza. Tal vez lo más impactante es que a 240◦ hay un gran camino de CAs y nubes de CO que parten desde el Sol, cruzan Perseo y terminan en el brazo de Norma-Cygnus. Indudablemente todo es el Brazo Local. Por otra parte, tanto el panel inferior (proyección x-z ) como el panel lateral izquierdo (proyección y-z ) muestran claramente la torsión del plano. Los BP más lejanos reflejan el warp, exactamente en la misma posición del warp en HI. Más interesante aún es que la extensión del Brazo Local en el TCG, pasando Perseo, coincide con la posición en donde se supone está el core de la GCMa. En nuestra interpretación y con las evidencia acumulada, la GCMa deviene abstracta en los términos expuestos por sus proponentes; es decir, las razones esgrimidas no se corresponden con una galaxia acretada. En cambio, la argumentación dada en Vázquez et al. (2008) coincide muy bien con las trazas esperadas de brazos espirales en el TCG y la correspondiente presencia del warp. Agradecimientos. A los organizadores de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar por su gentil invitación y la hospitalidad que me brindaran. Referencias Bellazzini, M., Ibata, R., Monaco, L., et al. 2004, MNRAS, 354, 1263 Bellazzini, M., Ibata, R., Martin, N., et al. 2006, MNRAS, 366, 865 Bonatto, C., & Bica, E. 2008, A&A, 477, 829 Carraro, G., Vázquez, R. A., Moitinho, A., & Baume, G. 2005, ApJ, 630L, 153 Carraro, G., Vázquez, R. A., & Moitinho, A. 2008, A&A, 482, 777 Carney, B. W., & Seitzer, P. 1993, AJ, 105, 2127 de la Fuente Marcos, R., & de la Fuente Marcos, C. 2004, NewA, 9, 475 Chiappini, C., Matteucci, F., & Gratton, R. 1997, ApJ, 477, 765 Dias, W. S., Alessi, B. S., Moitinho, A., & Lépine, J. R. D. 2002, A&A, 389, 871 Dias, W. S., & Lépine, J. R. D. 2005, ApJ, 629, 825 Dinescu, D. I., Martı́nez-Delgado, D., Girard, T. M., et al. 2005, ApJ, 631, L49 Dutra, C. M., Bica, E., Clariá, J. J., et al. 2001, A&A, 371, 895 Fitzgerald, M. P. 1968, AJ, 73, 983 Friel, E. D. 1995, ARA&A, 33, 381 Friel, E. D., Janes, K. A., Tavarez, M., et al. 2002, AJ, 124, 2693 Ibata, R. A., Gilmore, G., & Irwin, M. J. 1994, Nat, 370, 194 Janes, K. A. 1979, ApJS, 39, 135 Janes, K. A., & Adler, D. 1982, ApJS, 49, 425 Cúmulos abiertos y la Galaxia 41 Joshi, Y. C. 2005, MNRAS, 362, 1259 Kalberla, P. M. W., Burton, W. B., Hartmann, D., et al. 2005, A&A, 440, 775 Levine, E. S., Blitz, L., & Heiles, C. 2006a, Sci, 312, 1773 Levine, E. S., Blitz, L., & Heiles, C. 2006b, ApJ, 643, 881 Lyngå, G. 1987, PAICz, 69, 121 Martin, N. F., Ibata, R. A., Bellazzini, M., et al. 2004, MNRAS, 348, 12 Martı́nez-Delgado, D., Butler, D. J., Rix, H.-W., et al. 2005, ApJ, 633, 205 May, J., Alvarez, H., & Bronfman, L. 1997, A&A, 327, 325 McClure-Griffiths, N. M., Dickey, J. M., Gaensler, B. M., & Green, A. J. 2004, ApJ, 607L, 127 Mermilliod, J.-C. 1987, A&AS, 71, 413 Moitinho, A., Carraro, G., Baume, G., & Vázquez, R. A. 2006, A&A, 445, 493 Moitinho, A., Vázquez, R. A., Carraro, G., et al. 2006, MNRAS, 368, 77 Momany, Y., Zaggia, S. 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INFORME INVITADO – INVITED REVIEW Enanas marrones y objetos de masas planetarias en regiones de formación estelar Mercedes Gómez Observatorio Astronómico, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina Abstract. In this contribution we present the properties of substellar mass objects and discuss the different formation mechanisms of brown dwarfs. In particular we analyze the so-called T Tauri formation mode, with disks and jets, and its implications for the existence of planetary systems associated with subestellar mass objects or brown dwarfs. We also briefly discuss the properties of “planemos” (planetary mass objects). Finally we consider the contribution of these objects to the Initial Mass Function (IMF). Although brown dwarfs and planetary mass objects seem to be as common as stars in the Galaxy, their precise contribution to the IMF still remains uncertain. 1. Enanas marrones: Definición Las enanas marrones son objetos que poseen masas intermedias entre las estrellas y los planetas. El lı́mite inferior está estimado en 13 veces la masa de Júpiter (MJup ) y corresponde al lı́mite de combustión del deuterio o, expresado de otra manera, al objeto de menor masa que, en algún momento de su evolución, puede alcanzar en su interior una temperatura de 0.5 × 106 K, necesaria para quemar el deuterio. El lı́mite superior está determinado por el lı́mite de combustión del hidrógeno (para una T = 3 × 106 K) y corresponde a 80 MJup (o 0.08 M⊙ ). Objetos con masas menores que 13 MJup no producen la fusión de ningún elemento en su interior y, por lo tanto, corresponden a los planetas. Objetos con masas entre 13 y 80 MJup1 pueden, en forma transitoria, quemar elementos como el deuterio o el litio (el cual requiere T = 2.5 × 106 K para fusionarse). La quema o fusión del Li se produce para enanas marrones con masas > 65 MJup (Baraffe et al. 2002, 2003). La Figura 1, adaptada del trabajo de Chabrier & Baraffe (2000), muestra la evolución de la temperatura central de objetos con masas entre 0.012 y 0.3 M⊙ (12 y 300 MJup ) en función de la edad. Las lı́neas horizontales indican las temperaturas de combustión del deuterio, litio e hidrógeno, respectivamente. Una enana marrón es entonces un objeto que no alcanza una temperatura central lo suficientemente elevada para producir la fusión nuclear del hidrógeno en forma sostenida. El llamado “test” del litio (Rebolo et al. 1992) suele emplearse para determinar la naturaleza subestelar de un objeto. Sin embargo, esta prueba no es perfecta. Las enanas marrones presentan interiores convectivos, por lo cual se produce un buen mezclado del material que las compone. En el caso de las enanas marrones 1 Estos lı́mites corresponden a objetos con metalicidad solar (ver, por ejemplo, Burrows et al. 1997). 42 Objetos subestelares en regiones de formación estelar 43 Figura 1. Evolución de la temperatura central con la edad de objetos con masas entre 0.012 y 0.3 M⊙ (12 y 300 MJup ). Las lı́neas horizontales indican las temperaturas de combustión del deuterio (T = 0.5 × 106 K), litio (T = 2.5 × 106 K) e hidrógeno (T = 3 × 106 K), respectivamente. Figura adaptada del trabajo de Chabrier & Baraffe (2000). con masas > 65 MJup , las corrientes convectivas ponen el material en contacto con la región nuclear donde, como se dijo, se alcanzan temperaturas de ∼ 2.5 × 106 K, suficientes para quemar el Li. Por lo tanto, las enanas marrones con masas entre 65 y 80 MJup no evidencian litio en sus espectros y, sin embargo, son de naturaleza subestelar. Otra dificultad es que las estrellas de pre-secuencia principal de masa solar, las llamadas estrellas T Tauri, muestran la lı́nea del Li en sus espectros como consecuencia de su corta edad (1–10 × 106 años). En este caso, las corrientes convectivas no han tenido tiempo suficiente para destruir el contenido de Li de las atmósferas de estos objetos. Los radios de las enanas marrones prácticamente no difieren del radio de Júpiter, y varı́an en sólo un 15 % en todo el rango de masas. Por ello son objetos muy densos, ya que en un volumen similar al de Júpiter deben contener hasta 80 veces más masa. En el caso de las estrellas normales, la condición de equilibrio hidrostático hace que el radio resulte proporcional a la masa (R ∝ M ). Para las enanas marrones, la presión es tan elevada2 que es el gas degenerado de electrones el que soporta el colapso del objeto central. En este caso se cumple que R ∝ M −1/3 . Cuanto más masa tiene el objeto central, menor es su tamaño. En la literatura suele mencionarse que las enanas marrones se diferencian de los planetas por su mecanismo de formación. Mientras que las enanas marrones se formarı́an como las estrellas con un disco, los planetas se formarı́an del material del disco que rodea a una estrella o, eventualmente, a una enana marrón. Sin embargo, como veremos en la Sección 3, el escenario de formación 2 La presión central en las enanas marrones se estima en ∼ 1030 dyn/cm2 , en tanto que para el Sol la misma se calcula en ∼ 3.4 × 1017 dyn/cm2 . 44 M. Gómez de las enanas marrones tipo estrellas T Tauri (con discos circunestelares), no es el único propuesto. 2. Tipos espectrales L, T e Y Desde la identificación de la primera enana marrón, Gliese 229b (Nakajima 1995, Geballe et al. 1996), y gracias a relevamientos en el infrarrojo cercano tales como Denis3 y 2MASS4 , ha sido posible detectar algunos centenares de fuentes muy rojas, en general sin contrapartes ópticas, candidatas a enanas marrones. Espectros de las mismas, principalmente en el infrarrojo cercano, indicaban caracterı́sticas espectroscópicas muy diferentes de las de los conocidos tipos espectrales de Harvard (Kirpatrick 2005). Por este motivo fue necesario introducir dos nuevos tipos espectrales, L y T, que presentan las siguientes caracterı́sticas. En los tipos espectrales L predomina la presencia de los hidruros-metálicos (CaH, CrH, FeH, etc.), los metales alcalinos (Li I, Na I, K I, Ca I, Rb I, Cs I, Fr I) y el vapor de agua. A partir de los tipos intermedios (L5), desaparecen las bandas del TiO, que caracterizan a los tipos espectrales M. Poseen temperaturas efectivas < 2300 K. En los tipos T, las bandas moleculares de metano (CH4 ) y de agua (H2 O) son las caracterı́sticas espectrales principales, además de lı́neas de metales alcalinos (Na I, K I, Cs I). Estos objetos poseen temperaturas < 1500 K. Las Figuras 2 y 3, adaptadas del trabajo de Kirkpatric (2005), muestran espectros en el rango óptico e infrarrojo de enanas marrones de tipos L y T. Finalmente, los modelos teóricos predicen la existencia de enanas de tipo Y, cuya caracterı́stica espectral dominante serı́a la molécula del amonı́aco (NH3 ) (ver, por ejemplo, Burrows et al. 2003), y tendrı́an temperaturas efectivas < 600 K. Sin embargo, al presente no se dispone de ningún candidato confirmado (ver, por ejemplo, Delorme et al. 2008, Luhman et al. 2011). Resulta también interesante mencionar que los tipos más tardı́os presentan caracterı́sticas comunes con los espectros de algunos planetas extrasolares gigantes (ver, por ejemplo, Searge & Demins 2010). Las temperaturas o tipos espectrales de las enanas marrones dependen fuertemente de la edad. Por ejemplo, un objeto con una masa de ∼ 60 MJup es una enana de tipo espectral M hasta que alcanza una edad de ∼ 109 años, luego entre 1 y 2.5 × 109 años es una enana de tipo L. Finalmente se transforma en una enana de tipo T para edades mayores que 2.5 × 109 años. Debido a esto resulta conveniente mencionar que sólo algunas enanas de tipo espectral M son enanas marrones, y que no todas las enanas de tipo espectral L son enanas marrones. Sin embargo, todas las enanas de tipo espectral T son enanas marrones. 3. Mecanismos de formación de las enanas marrones En la literatura existen dos mecanismos propuestos para la formación de las enanas marrones. Uno de ellos establece que las enanas marrones son embriones que resultan prematuramente eyectados de sus núcleos pre-estelares (ver, por 3 Deep Near Infrared Survey of the Southern Sky. 4 The Two Micron All Sky Survey. Objetos subestelares en regiones de formación estelar Figura 2. Espectros ópticos de enanas marrones de tipos espectrales L y T. Figura adaptada del trabajo de Kirkpatric (2005). Figura 3. Espectros infrarrojos de enanas marrones de tipos espectrales L y T. Figura adaptada del trabajo de Kirkpatric (2005). 45 46 M. Gómez ejemplo, Reipurth & Clarke 2001, Bate et al. 2002), o bien que se originan por fragmentación o inestabilidades gravitacionales en discos circunestelares (Boss 2001, 2004). El otro escenario postula que las enanas marrones se forman de manera homóloga a las estrellas, en particular a las de baja masa o estrellas de tipo T Tauri (ver, por ejemplo, Muench et al. 2001, Natta et al. 2002, Luhman et al. 2005). Si bien al presente no es posible descartar completamente el mecanismo de los embriones eyectados, la formación tipo T Tauri es la que ha recibido mayor apoyo desde el punto de vista observacional. Alrededor de la mitad de las enanas marrones jóvenes presentan excesos de color en el infrarrojo cercano atribuibles a la presencia de discos, porcentaje similar al de las estrellas T Tauri (Jayawardhana et al. 2003). Estos discos son proporcionalmente menos masivos que los asociados con las estrellas T Tauri; sin embargo, contienen suficiente masa como para formar planetas (Scholz et al. 2006). La Figura 4, adaptada del trabajo de Pascucci et al. (2003), muestra la distribución espectral de energı́a (SED) de la enana marrón joven CFHT-BD-Tau 4, en la nube molecular de Taurus, la cual evidencia excesos de color, más allá de la contribución fotosférica. Estos excesos son modelados con discos circunestelares de distintas caracterı́sticas. Adicionalmente las enanas marrones jóvenes evidencian una serie de propiedades espectroscópicas (tales como Hα, Ca II, O I, He I en emisión) que indican la existencia de fases de acreción de masa del disco al objeto central, similar a lo que ocurre con las estrellas T Tauri clásicas (CTTS). La tasa de acreción depende fuertemente de la masa (Macc ∝ M 2 ; Muzerolle et al. 2005, Mohanty et al. 2005). Valores tı́picos de la tasa de accreción para las enanas marrones jóvenes son de 10−12 a 10−10 M⊙ /año, en tanto que para las CTTS son del orden de 10−9 a 10−7 M⊙ /año (Gullbring et al. 1998). Figura 4. Distribución espectral de energı́a (SED) de CFHT-BD-Tau 4. La lı́nea de trazos corresponde a un modelo de disco plano, y la lı́nea continua a un disco curvo con un borde interno ensanchado. Los puntos corresponden al modelo de Allard et al. (1999) para una edad de 1×106 años y una temperatura efectiva < 3000 K. Figura adaptada del trabajo de Pascucci et al. (2003). Objetos subestelares en regiones de formación estelar 47 Además de la acreción del material del disco, las estrellas T Tauri o, más precisamente, los objetos de clase I (con edades de 105 años, Lada 1987) están asociados con eventos de eyección del tipo de los flujos bipolares moleculares (detectables en radio), o jets estelares u objetos HH (observados en el óptico). La verificación de la ocurrencia de jets y/u objetos del tipo HH en las enanas marrones serı́a necesaria a los fines de establecer la analogı́a entre la formación de ambos grupos. Los flujos bipolares asociados con las enanas marrones resultarı́an correspondientemente menos energéticos y, por lo tanto, más difı́ciles de detectar que aquellos asociados con las estrellas T Tauri. Las primeras evidencias de la presencia de jets en enanas marrones fueron obtenidas por Whelan et al. (2005). Algunos trabajos más recientes han permitido confirmar la presencia de estos flujos en, al menos, tres enanas marrones jóvenes (LS-RCrA 1, ISO-Oph 102 y MHO 5), en las regiones de Corona Australis, ρ Ophiuchi y Taurus (Whelan et al. 2009, Phan-Bao et al. 2008, 2011). Detecciones adicionales en un futuro próximo permitirán realizar una comparación más significativa entre la ocurrencia de estos eventos en las estrellas T Tauri y las enanas marrones jóvenes. 4. Los planetas libres Los planetas libres, también llamados “planemos” (del inglés planetary mass objects), son objetos de masas planetarias (i.e., < 13 MJup ) que flotan libremente en el espacio y, a diferencia de los planetas “tradicionales”, no orbitan alrededor de ningún objeto central. Algunas decenas de estos objetos han sido detectadas en el cúmulo joven σ Orionis mediante relevamientos fotométricos profundos de la región, que han permitido extender la secuencia fotométrica del cúmulo dentro del régimen de las masas planetarias (Zapatero Osorio et al. 2000, Caballero et al. 2007, Bihain et al. 2009, Peña Ramı́rez et al. 2011). La Figura 5, tomada del trabajo de Zapatero Osorio et al. (2000), muestra la identificación de este tipo de objetos mediante diagramas color-magnitud I vs. I − J e I vs. I − K. Relevamientos similares han sido llevados a cabo en otras regiones de formación estelar tales como Orión (Lucas & Roche 2000), IC 348 (Najita et al. 2000), Taurus (Quanz et al. 2010) y ρ Ophiuchi (Marsh et al. 2010), detectando nuevos candidatos a planetas libres. Recientemente, mediante la técnica de las lentes gravitacionales, Sumi et al. (2011) han reportado la detección de alrededor de 10 planetas libres con tamaños del orden del planeta Júpiter en la dirección del Bulbo Galáctico. Estos autores estiman que los planetas libres superarı́an al número de estrellas en la Galaxia en un factor ∼ 2. 5. La Función Inicial de Masa La detección de enanas marrones y de planetas libres ha llevado a considerar cuál es la contribución real de estos objetos a la llamada Función Inicial de Masa (IMF, del inglés Initial Mass Function), es decir al número de estrellas por unidad de volumen, por intervalo logarı́tmico de masa (ξ(log(m)) = d(N/V )/d log(m)). Salpeter (1955) encuentra que la IMF puede ser representada por una única ley de potencias de la forma ξ(log(m)) ∼ m−1.35 . En otras palabras, Salpeter determina un ı́ndice espectral único en un amplio rango de masas, entre 0.4 y 10 M⊙ . 48 M. Gómez Figura 5. Diagramas color-magnitud I vs. I − J e I vs. I − K del cúmulo joven σ Orionis. Con lı́nea continua y lı́nea de trazos se indica la isócrona de 5 × 106 años, obtenida de los modelos de Baraffe et al. (1998) y Chabrier et al. (2000). La lı́nea de puntos corresponde al modelo de Burrows et al. (1997). En el lado derecho del panel izquierdo se indican las masas para edades de 1 y 5 × 106 años. En el caso del panel derecho se muestran las correspondientes masas para 5 × 106 años. Figura adaptada del trabajo de Zapatero Osorio et al. (2000). Determinaciones más recientes indican la existencia de varios quiebres en la ley de potencias (ver, por ejemplo, Miller & Scalo 1979, Scalo 1986). En particular, la IMF más ampliamente empleada en la actualidad es la de Kroupa (2002) y Kroupa & Boily (2002), en la cual se ajustan leyes de potencias con distintos exponentes en cada rango de masas. Sin embargo, a grandes rasgos se puede aceptar que la IMF reproduce la pendiente de Salpeter desde el lı́mite superior de masas (alrededor de 100 M⊙ ) hasta una masa solar, donde se produce un quiebre y un crecimiento más moderado con relación a la IMF de Salpeter. El comportamiento de la IMF para masas menores que 0.1 M⊙ resulta muy incierto al presente. En algunos casos se habla de un aplanamiento de la IMF en el rango subestelar. En otros de la presencia de un nuevo quiebre, lo cual indica un número menor de enanas marrones que de estrellas con masas en el rango subsolar. Con el objetivo de indagar sobre el comportamiento de la IMF en el régimen de masas subestelares, se han empleado nubes moleculares cercanas con formación estelar o protocúmulos embebidos o incrustados, los que resultan laboratorios ideales para la determinación de la IMF por diversos motivos. Uno de ellos es que las estrellas asociadas se originan del mismo gas y, por lo tanto, comparten la misma herencia genética. Al tratarse de regiones jóvenes, cualquier efecto evolutivo es, en general, mı́nimo. Esto no ocurre en la Vecindad Solar, motivo por el cual los trabajos antes mencionados deben tener especialmente en cuenta este efecto a la hora de estimar la contribución real de estrellas de diversas masas a la IMF. Objetos subestelares en regiones de formación estelar 49 Existen dos formas para determinar la IMF de una dada región de formación estelar. La primera es empleando un diagrama HR con las trayectorias evolutivas e isócronas de pre-secuencia principal provistas por algún modelo (ver, por ejemplo, Chabrier & Baraffe 2000, Baraffe et al. 2002). Para ubicar a los objetos en el mencionado diagrama es necesario disponer de la luminosidad bolométrica y la temperatura efectiva de cada uno de ellos. El modelo empleado proporciona la masa y edad de cada objeto. A partir de estos datos se construye la IMF del cúmulo o región en estudio. El segundo procedimiento consiste en construir la IMF a partir de la Función de Luminosidad en la banda K (ver, por ejemplo, Muench et al. 2002, Lada & Lada 2003). En la literatura pueden encontrarse numerosos intentos para determinar la IMF de distintas regiones de formación estelar y/o protocúmulos (ver, por ejemplo, Luhman et al. 2007). A grandes rasgos, como ocurre con el caso de la IMF de Kroupa (2002) y Kroupa & Boily (2002), podemos hablar de un comportamiento similar al predicho para la IMF de Salpeter hasta el rango de las masas solares, donde se produce un quiebre y un crecimiento mucho más moderado o aplanamiento hasta el lı́mite de combustión del H. En general, en el rango de las enanas marrones se evidencia un decrecimiento de la IMF. Por este motivo, el número de objetos subestelares, si bien no es despreciable, no serı́a tan elevado como el predicho por la extrapolación de la ley de Salpeter en este rango. La Figura 6, tomada del trabajo de Luhman et al. (2007), muestra la IMF para cuatro regiones de formación estelar cercanas. Las incertezas en las determinaciones de la IMF en el régimen de las enanas marrones son muy grandes. Intentar obtener conclusiones sólidas resulta, al momento, prematuro. En particular estos resultados contrastan con el derivado por Béjar et al. (2001) para σ Orionis, donde se predice un comportamiento creciente en el rango subestelar, y más aún en el rango de las masas planetarias. Figura 6. Función Inicial de Masa (IMF) para cuatro regiones de formación estelar cercanas. La lı́nea de trazos quebrados indica la separación entre los regı́menes estelares y subestelares. Figura adaptada del trabajo de Luhman et al. (2007). 50 M. Gómez 6. Conclusiones En esta contribución se ha presentado una sı́ntesis de las caracterı́sticas de los objetos de masas subestelares y planetarias, en general, y de aquéllos en regiones de formación estelar, en particular. Se establecieron los lı́mites de masas que separan a las enanas marrones de los planetas por un lado, y de las estrellas por el otro. La detección de enanas marrones de campo ha hecho necesaria la introducción de dos nuevos tipos espectrales, L y T, que extienden la secuencia de Harvard. Se han mencionado dos escenarios principales propuestos en la literatura para la formación de las enanas marrones y se ha descrito, con algún detalle, el escenario tipo estrella T Tauri. También se ha considerado la detección de los llamados planemos en el cúmulo joven σ Orionis y las principales caracterı́sticas de este tipo de objetos. Finalmente se ha analizado la contribución de estos objetos a la IMF y el problema de la pobre determinación de la misma en el régimen subestelar y planetario. Los objetos de masas subestelares, enanas marrones y planemos, parecerı́an ser comunes en las regiones de formación estelar. Sin embargo, su real contribución a la IMF resulta, todavı́a, bastante incierta. Relevamientos profundos y completos de distintas regiones de formación estelar, seguidos por observaciones espectroscópicas de los candidatos subestelares seleccionados, son necesarios a los fines de determinar con mayor certeza el comportamiento de la IMF en el régimen subestelar y planetario. Agradecimientos. A los organizadores de Las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, Javier Ahumada, Tali Palma, Celeste Parisi y Olga Pintado, por la labor realizada. Referencias Allard, F., Hauschildt, P. H., Alexander, D. R., et al. 1999, PASP, 212, 127 Baraffe, I., Chabrier, G., Allard, F., & Hauschildt, P. H. 2002, A&A, 382, 563 Baraffe, I., Chabrier, G., Barman, T. S., et al. 2003, A&A, 402, 701 Bate, M. R., Bonnell, I. A., & Bromm, V. 2002, MNRAS, 332, 65 Bihain, G., Rebolo, R., Zapatero Osorio, M. R., et al. 2009, A&A, 506, 1169 Béjar, V. J. S., Martı́n, E. L., Zapatero Osorio, M. 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R., Béjar, V. J., Martı́n, E. L., et al. 2000, Science, 290, 103 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. INFORME INVITADO – INVITED REVIEW Atmósferas de enanas blancas frı́as René D. Rohrmann Instituto de Ciencias Astronómicas, de la Tierra y del Espacio (CONICET - UNSJ), San Juan, Argentina Abstract. White dwarf (WD) stars are the most common end-product of stellar evolution. Due to the high degree of electron degeneracy in the interior of WDs, the non-degenerate outer layers and specially their atmospheres, control the loss of energy into outer space and therefore the cooling of these objects. Detailed atmosphere models provide the adequate surface boundary condition for the computation of evolutionary stellar models. Furthermore, atmosphere models are necessary to evaluate the emergent flux from the star, which is required to interpret the spectra, luminosities, and colors of observed WDs. Progress in our understanding of cool WDs and their observational appearances is closely related to the advances of atmosphere physics. Analysis of cool WD atmospheres demands the use of numerical codes dealing with radiative transfer, convection, non-ideal gas effects, pressure-induced opacities, as well as pressure ionization, partial degeneration, and electron thermal conduction in ultracool WDs. 1. Introducción Las enanas blancas (EBs) son la etapa final de la evolución para la vasta mayorı́a de las estrellas que han acabado el combustible nuclear en sus interiores. Se cree que será el destino del ∼ 97 % de las estrellas en nuestra Galaxia. La teorı́a de evolución estelar estándar predice que una enana blanca está compuesta por un núcleo que reúne el 99 % de la masa estelar rodeado de una envoltura delgada de helio e hidrógeno que ha sobrevivido a la combustión nuclear y a las fases de pérdida de masa. El interior de una EB es un núcleo estelar procesado y electrónicamente degenerado, resultado de la fusión de elementos livianos y con una composición que depende de la masa de la estrella original. Estrellas de masa muy baja (< ∼ 0.8 M⊙ ) no alcanzan a quemar el helio y derivan en una EB liviana (< 0.45 M⊙ ). La evolución aislada de sus progenitores es tan lenta que las EBs con núcleo de He actuales en la Galaxia debieron formarse en sistemas binarios que experimentaron procesos de transferencia de masa. La mayorı́a de ellas se han encontrado como compañeras de pulsares de milisegundos (van Kerkwijk et al. 2005). Estrellas de gran masa (∼ 8 M⊙ ) pueden derivar en EBs con núcleos principalmente de oxı́geno y neón, y con masas próximas al lı́mite de Chandrasekhar (∼ 1.2 M⊙ ), mientras que las estrellas con masas intermedias finalizan con núcleos de carbono y oxı́geno (masa promedio 0.6 M⊙ ). La función inicial de masa, la historia de la formación estelar de la Galaxia y los tiempos de enfriado de las EBs según su masa y composición interna, son tales que la gran mayorı́a de las EBs actuales en nuestra Galaxia 52 Atmósferas de enanas blancas frı́as 53 tienen núcleos de C-O, un 10 % poseen núcleos de He, y un número también reducido tiene núcleos formados por elementos más pesados (especı́ficamente, 10 % EBs con M < 0.45 M⊙ , 15 % EBs con M > 0.8 M⊙ y 75 % EBs con M ∼ 0.6 M⊙ , Liebert et al. 2005). Los lı́mites de masa observados son 0.17 M⊙ (Bassa et al. 2006) y 1.3 M⊙ (Vennes & Kawka 2008), para EBs livianas junto a pulsares y ultramasivas, respectivamente. La atmósfera de una EB controla su enfriado y caracteriza su apariencia observacional. Su estudio es clave en la interpretación de espectros y en el análisis de las prediciones de la teorı́a evolutiva. Aquı́ nos referiremos a cuatro aspectos básicos de las atmósferas de EBs frı́as: observaciones, la elaboración de modelos, evolución quı́mica y el estudio de atmósferas degeneradas. 2. Detección de Enanas Blancas y propiedades observadas Aún sin conocer su naturaleza fı́sica, a finales del siglo xix eran conocidas tres EBs (40 Eridani B detectada en 1783, Sirio B en 1862, y Proción B en 1896). Ya reconocidas como objetos degenerados, hacia 1939 se tenı́a un registro de 18. Este número creció con programas de búsqueda a 111 EBs en 1950 (29 de ellas habı́an sido descubiertas desde el Observatorio de Córdoba, en Argentina). Hasta entonces el principal método de detección era la búsqueda de estrellas débiles con movimientos propios muy grandes. Estudios posteriores, en general basados en identificación espectroscópica (comparación de espectros observados y sintéticos) elevaron la cifra de EBs conocidas a 2249 en 1999 (catálogo de McCook & Sion), en su mayorı́a dentro de ∼ 500 pc del Sol. Actualmente la cifra se elevó a más de 10000 con la ayuda del SLOAN (Eisenstein et al. 2006), pero se calcula que existen mil millones de EBs en la Galaxia, un cuarto de ellas en sistemas binarios. Aunque las EBs menos brillantes conocidas tienen casi una cienmilésima parte de la luminosidad solar (L ∼ 10−4.7 L⊙ ), al inicio de la secuencia de enfriado pueden llegar a ser cien o mil veces más brillantes intrı́nsecamente que el Sol. Sin embargo, la etapa de alto brillo de una EB es la más breve, y el común de las EBs observadas se acumulan en condiciones de baja luminosidad y difı́cil detección. Las EBs más débiles detectadas tienen magnitudes visuales absolutas MV ∼ 16 y deben estar a pocos kilopársecs para poder ser observadas. Por lo tanto, tradicionalmente se han estudiado por técnicas fotométricas y espectroscópicas las EBs de la vecindad solar. Desde la década de 1990, se estudian en el óptico, UV, EUV y rayos X. En los últimos años, nuevas disponibilidades observacionales están permitiendo estudiar las EBs en cúmulos globulares distantes (Strickler et al. 2009) y en el halo galáctico (Harris et al. 2003). Las EBs se clasifican básicamente en seis tipos espectrales: DA, DB, DC, DZ, DQ y DO (Tabla 1 y Fig. 1), donde la letra D designa un objeto “degenerado”. Las EBs clase DA tienen atmósferas de hidrógeno y son las más comunes. Presentan temperaturas efectivas Teff desde ∼ 105 K hasta tan frı́as como permita la detección de lı́neas de Balmer (Teff ∼ 5000 K). La clase DB es la segunda más abundante y la principal de las deficientes en H. Estas EBs poseen atmósferas ricas en helio neutro con Teff entre 30000 y 11000 K; a temperaturas más frı́as el helio se torna invisible espectroscópicamente. EBs clase DO son muy calientes (Teff ∼ 45000–150000 K) y muestran principalmente lı́neas del helio ionizado. 54 R. D. Rohrmann Tabla 1. Clases espectrales de enanas blancas, las propiedades que las definen y las fracciones observadas en el relevamiento de Eisenstein et al. (2006). Si se detectan rasgos secundarios se suele agregar otra letra a la clasificación (DBQ, DBZ, DBA, etc.; por ejemplo, DAB designa a un espectro con lı́neas de H dominantes y lı́neas débiles de helio neutro). Clase Caracterı́sticas DA DB DO DC DZ DQ Lı́neas Balmer (He I y metales ausentes) Lı́neas He I (H y metales ausentes) Lı́neas He II fuertes (He I o H presente) Espectro continuo (lı́neas < 5 % de profundidad) Lı́neas de metales (H y He ausentes) Rasgos del carbono (atómico o molecular) N [ %] 86.2 7.7 3.1 1.4 1.1 0.4 Las EBs frı́as deficientes en H están agrupadas en DC, DQ y DZ. La ausencia de rasgos espectrales en las DC lleva a suponer que poseen atmósferas de He casi puro, ya que es el único elemento que a Teff bajas (11000 K) produce espectros prácticamente continuos debido a la absorción del He− . EBs tipo DQ (Teff ∼ 4000–13000 K) presentan una composición superficial dominada por He más trazas de carbono atómico o molecular. Parte de las EBs DQ debajo de Teff ∼ 6500 K pueden transformarse en las llamadas “estrellas C2 H” (Bergeron et al. 2001 [BLR]). Hay un subgrupo de EBs recientemente descubiertas (Dufour et al. 2007), llamado “hot-DQ ”, con composiciones superficiales dominadas por carbono, con poco o sin H y He, y relativamente calientes (Teff ∼ 18000–24000 K). La clase DZ reúne EBs frı́as (Teff ∼ 4000–15000) K, la mayorı́a entre 6000 y 10000 K) con trazas de elementos pesados distintos del carbono. Sus espectros ópticos muestran lı́neas del Ca II, y en algunos casos del Mg I, Fe I y Na I; en el UV pueden detectarse lı́neas del Mg II, Si I, Si II, Fe II (Koester et al. 2011). Los espectros pueden además informar sobre la velocidad de rotación de las EBs, sus posibles pulsaciones y la presencia campos magnéticos: El ensanchamiento rotacional de lı́neas espectrales (p. ej., lı́nea K del CaII) y la separación rotacional de frecuencias pulsacionales (Spruit 1998), indican que las EBs son muy lentos rotadores, con velocidades ecuatoriales vE < ∼ 10 km/s (Berger et al. 2005). Surge inevitablemente la cuestión del transporte de momento angular en la evolución estelar. Si el momento total del núcleo de la estrella progenitora se conserva hasta la formación de la EB, cabe esperar que las EBs tengan vE entre 15 km/s para progenitores lentamente rotantes del tipo solar, hasta 2000 km/s para descendientes de una estrella A0 de alta rotación. Los valores medidos son demasiado pequeños al menos para EBs originadas de estrellas A0. Aún no existe una solución satisfactoria al transporte de momento basada en primeros principios. La viscosidad molecular ordinaria es demasiado pequeña, y otros mecanismos tales como las turbulencias creadas por inestabilidad de arrastre (Zahn 1992), las ondas hidrodinámicas de gravedad (Talon et al. 2002) y los torques magnéticos (Spruit 1998) no aportan respuestas concluyentes. Atmósferas de enanas blancas frı́as 55 Figura 1. Aceleración de la gravedad superficial versus temperatura efectiva para un grupo de EBs frı́as de la vecindad solar (BLR). Se suele tomar log g = 7 como el valor mı́nimo para designar una EB; más allá de ese umbral se ubican las subenanas muy masivas. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) Las pulsaciones observadas en EBs son no-radiales y se manifiestan como variaciones periódicas del brillo en los espectros óptico y UV, con amplitudes tı́picas entre 0.004 y 0.3 magnitudes. Las EBs pueden experimentar pulsaciones en distintas épocas a lo largo de su evolución, con perı́odos (P ) tı́picos de pocos minutos. Los grupos conocidos de EBs o pre-EBs pulsantes son: PNNV y DOV (PG 1159, Teff = 80000–180000 K, log g = 5.5–7.5, P = 5–100 min), V777 Her [o DBV] (DB, Teff = 22000– 29000 K, log g = 7.6–8.2, P = 2–18 min), hot-DQ [o DQV] (Teff = 19000– 22000 K, P = 4–18 min), ZZ Ceti [o DAV] (DA, Teff = 10500–12500 K, 7.8 < log g < 8.8, P = 2–23 min). La medición de oscilaciones no-radiales permite inferir parámetros globales (Teff , gravedad superficial o masa estelar) e información de la estructura interna: perfiles de rotación, composición quı́mica, extensión de zonas convectivas, etc. (Althaus et al. 2010). El lı́mite habitual de detección de campos magnéticos en EBs, ∼ 30 kG, fue reducido a 1 kG con el VLT (ESO). Las mediciones más recientes indican que un 10 % de todas las EBs poseen campos superiores a 103 kG y un 20 % están en el régimen de 1 kG (Jordan et al. 2007). No se ha encontrado correlación estadı́stica entre las intensidades del campo y la rotación estelar (Schmidt & Norsworthy 1991). 3. Modelos de atmósferas y procesos fı́sicos La atmósfera estelar es la región de una estrella de donde escapa la radiación en forma definitiva al espacio interestelar (la envoltura de una EB comprende una región más amplia y profunda que incluye a la atmósfera como su parte 56 R. D. Rohrmann más externa). Gran parte de la información sintetizada en la Sección previa proviene del uso de modelos de atmósferas. Estos aportan espectros sintéticos cuya comparación con espectros medidos revela los parámetros básicos (Teff , g y composición quı́mica) de las EBs observadas. Hansen (1998) mostró además que, para evaluar correctamente los tiempos de enfriado de EBs en sus últimas etapas, se necesita utilizar modelos realistas de atmósferas como condiciones de contorno de las ecuaciones de la estructura estelar. Modelos evolutivos y de atmósferas se usan conjuntamente para determinar las funciones de luminosidad de poblaciones estelares (cúmulos, disco Galáctico) que, por comparación con las contrapartes observadas, permiten calcular las edades de estos sistemas (p. ej. von Hippel 2005, Garcı́a-Berro et al. 2010). Las atmósferas de EBs frı́as se analizan con las hipótesis de equilibrios termodinámico local (ETL) e hidrostático. Los efectos no-ETL en las atmósferas de EBs desaparecen completamente por debajo de Teff ∼ 40000 K (Dreizler & Werner 1996), justificando el análisis ETL para EBs tipo DB, DQ, DZ, DC y en las DA frı́as. Los modelos de atmósferas frı́as deben considerar el transporte de energı́a por radiación y por convección. La Fig. 2 muestra las zonas convectivas calculadas para atmósferas de H y He. La convección es un ingrediente fundamental y es causante de fuertes inestabilidades numéricas en los programas de cálculo, razón por la cual no abundan códigos de atmósferas destinados al estudio de EBs frı́as (Koester et al. 1979, Bergeron et al. 1995, Rohrmann et al. 2002). En estos códigos, las ecuaciones de la estructura atmosférica son linealizadas en términos de perturbaciones de la distribución de temperatura a lo largo de la atmósfera. Los perfiles de presión y densidad del gas se obtienen por integración de la ecuación de equilibrio hidrostático, y el transporte de radiación se expresa con ecuaciones sobre los momentos de la intensidad especı́fica monocromática y con relaciones de clausura apropiadas. Para calcular un modelo, las ecuaciones de transporte radiativo y del flujo de energı́a total (radiativo y convectivo), linealizadas en temperatura y discretizadas sobre una grilla de profundidades ópticas, se resuelven por un procedimiento iterativo, donde la distribución de temperatura se corrige hasta alcanzar aquella que cumple con la conservación del flujo de energı́a y el equilibrio hidrostático a lo largo de toda la atmósfera. La fı́sica constitutiva del código incluye además un modelo de gas no-ideal, que aporta ecuaciones de estado y las fuentes de la opacidad radiativa. Las abundancias relativas de especies quı́micas se calculan con el formalismo de probabilidad ocupacional (OP) de Hummer & Mihalas (1988), que resuelve el balance quı́mico del gas con la técnica de minimización de la energı́a libre. El método OP evalúa para cada estado atómico j una probabilidad ocupacional wj de encontrar al átomo en dicho estado, relativo a hallarlo en un conjunto similar de partı́culas no-interactuantes, lo cual permite tratar la destrucción gradual de niveles atómicos por efectos de presión en forma coherente termodinámicamente. Las fuentes de opacidad radiativa comprenden las transiciones ligado-libre y libre-libre de átomos e iones, dispersiones electrónica y de Rayleigh por átomos y moléculas, y los procesos de absorción inducida por colisiones (CIA). Los procesos CIA surgen de complejos quı́micos (cuasi-moléculas) formados transitoriamente en la colisión de átomos y moléculas. Entre ellos se destacan la absorción vibro-rotacional en el infrarrojo por encuentros H2 -H2 , que provoca el desplazamiento al azul del espectro de EBs a medida que se enfrı́an debajo de Teff ∼ 4000 K (Fig. 3), y el Atmósferas de enanas blancas frı́as 57 Figura 2. Al enfriarse una EB, la recombinación parcial de elementos reduce el gradiente adiabático y facilita el desarrollo de la convección. El inicio de la convección superficial para EBs con log g = 8 ocurre en Teff ≈ 18000 K y ≈ 60000 K para atmósferas de hidrógeno y helio, respectivamente. Al disminuir Teff , las zonas convectivas crecen hacia el interior estelar y pueden alcanzar las regiones degeneradas. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) ensanchamiento del ala roja de Lyα por colisiones H-H y H-H2 que dominan la opacidad en altas frecuencias (Kowalski & Saumon 2006, Rohrmann et al. 2011). 4. Evolución quı́mica de las atmósferas de EBs Un número de evidencias señala que la composición superficial de EBs aisladas puede cambiar a medida que se enfrı́an. El mecanismo principal es la difusión de los elementos más pesados hacia capas profundas por decantamiento gravitacional, que posee escalas de tiempo más cortas que las escalas evolutivas de las EBs. Si la difusión es un proceso dominante, la atmósfera se estratifica quı́micamente. Los mecanismos que pueden competir con la segregación de elementos son: la convección, turbulencias debidas a circulaciones meridionales, los campos magnéticos, episodios de pérdida de masa, la presión de radiación, y la acreción de material interestelar. El mezclado por convección es tan eficiente que toda zona convectiva es quı́micamente homogénea. La rotación estelar induce sobre la estrella movimientos en gran escala y un estado de rotación diferencial a lo largo del eje de simetrı́a junto con corrientes en planos meridionales. Cabe imaginar que las corrientes meridionales en EB rotantes pueden impedir la separación de elementos en sus atmósferas. Pero estudios de Tassoul & Tassoul (1983) para EB no-magnéticas muestran que las velocidades de circulación meridional en las atmósferas de EB rotantes (Fig. 4) son, en todos los casos de interés, inferiores a 10−10 cm/s y, por lo tanto, mucho menores que la velocidades de difusión tı́picas (p. ej., para el helio vd ≈ 8 × 10−3 cm/s). Por lo tanto, las corrientes de circulación no tendrı́an incidencia en el perfil quı́mico de una EB. 58 R. D. Rohrmann Figura 3. Izq.: Flujo emitido Hλ [erg/(cm2 s Å)] y fuentes de opacidad −1 χ(cm ) en τRosseland = 1 para una EB clase DA (Teff = 3000 K, log g = 8). Der.: Diagramas color-color de modelos con (lı́neas continuas) y sin (lı́neas punteadas) procesos H-H y H-H2 en Lyα para EBs DA en log g = 7, 7.5, 8 y 8.5 (de arriba hacia abajo). La tendencia al azul a bajas Teff (valores en el dibujo) se debe a procesos CIA H2 -H2 . (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) Figura 4. Circulación meridional (izq.) y curvas de velocidad angular constante (der.) en EBs (0.8 M⊙ ). Tomado de Tassoul & Tassoul (1983). La segregación quı́mica y algunos de los procesos que se oponen a ella pueden ser responsables de la formación de las distintas clases espectrales de EBs. Una sı́ntesis del esquema de formación más aceptado actualmente es el siguiente. Debido a la enorme pérdida de masa en el extremo caliente de la Rama Asintótica Gigante (“AGB”), los progenitores de EBs pierden parte de sus envolturas formando nebulosas planetarias. La evolución de objetos post-AGB se separa en secuencias de EBs con atmósferas ricas en H y deficientes en H en una proporción aproximada de cuatro a uno. Se considera que las EBs ricas en H se enfrı́an recorriendo la clase DA en su amplio rango de Teff . Se calcula además que la mayorı́a de las EBs deficientes en H son el resultado de episodios de renaci- Atmósferas de enanas blancas frı́as 59 miento (“born-again”). Éstos consisten en un pulso térmico muy tardı́o (VLTP) procedente de la fusión de helio en la fase temprana del enfriamiento de una EB, después que la fusión de H ha cesado (Althaus et al. 2009). Al comienzo del pulso térmico, gran parte del H residual en la envoltura es arrastrado al interior por convección y quemado completamente. La estrella, luego de su retorno a la región AGB y a la fase de nebulosa planetaria, se enfrı́a definitivamente como una EB con una envoltura rica en He y contaminada por productos de su fusión (C y O). Las estrellas de clase PG 1159, llamadas ası́ por la estrella prototipo PG 1159035 encontrada en el relevamiento Palomar-Green (Green et al. 1986), son objetos deficientes en H y se consideran en transición entre las post-AGB más calientes y la fase de EB. Sus espectros presentan fuertes lı́neas de He+ contaminados por C y O altamente ionizados en una proporción más alta (NC,O /NHe ∼ 10 %) que en las DO (< 1 %). En un diagrama de Hertzsprung-Russell (HR), la región PG 1159 se superpone con las EBs DO, lo que lleva a suponer que las DO proceden de las PG 1159 por acción del decantamiento gravitacional de elementos pesados (Dreizler & Werner 1996). El conjunto de EBs ricas en helio comprende las clases DO (Teff > ∼ 45000 K), DB (11000 < ∼ Teff < ∼ 30000 K) y DC (Teff < 11000). La secuencia está claramente interrumpida en lo que se conoce ∼ + como el “DB-gap”. Debajo de Teff = 40000 K las lı́neas del He en una atmósfera de helio desaparecen y la estrella deberı́a clasificarse como DB, pero éstas no se observan sino hasta Teff ∼ 30000 K. El DB-gap coincide con la región de Teff donde la cima de la zona convectiva formada por recombinación del He++ retrocede al interior (Fig. 2). Se especula que esto facilita la formación por difusión de una delgada capa de H que oculta al He subyacente transformando a la EB en tipo DA, la cual se convierte en DB cuando, por enfriamiento, la convección retorna a la superficie por recombinación del He+ . Se acepta, en general, que el carbono presente en las atmósferas de EBs clase DQ se origina cuando la zona convectiva de la envoltura de helio de EBs clase DB se hace profunda y alcanza al núcleo rico en carbono, arrastrando parte del mismo a la superficie (Pelletier et al. 1986). Los elementos más pesados que el carbono que se observan en las estrellas DZ no pueden ser primordiales (con origen en la estrella progenitora) porque el tiempo de difusión (tD ) es mucho menor que el tiempo de enfriado (tE ) de una EB (p. ej., en Teff = 7800 K, tE ≈ 2 × 109 años y tD ≈ 106 años, Provencal et al. 2002), y la opción de dragado convectivo no funciona aquı́. Se requiere de mecanismos extrı́nsecos. La explicación convencional es la acreción de materia interestelar y su difusión hacia el interior estelar. Un modelo teórico de dos fases predice una tasa de acreción lenta (∼ 5 × 10−20 M⊙ /año) la mayor parte del tiempo, y más intensa (∼ 10−15 M⊙ /año) durante pasajes raros y cortos a través de nubes interestelares densas (Dupuis et al. 1993). La hipótesis de acreción interestelar para estrellas DZ tiene un número de problemas, de los que los más desconcertantes son: (i) la ausencia de nubes interestelares densas en las inmediaciones del Sol, (ii) la difusión deberı́a borrar los efectos de tales pasajes en 106 años (Wolff et al. 2002) y, por último, (iii) no explica en muchos casos un déficit de hidrógeno en el material acretado (Farihi et al. 2010), que por ser el elemento más liviano deberı́a acumularse por difusión en la superficie estelar, pero sin embargo se observa raramente en estrellas DZ. Como alternativa, Farihi et al. (2010) han 60 R. D. Rohrmann sugerido la acreción de polvo proveniente del desmenuzamiento por fuerzas tidales de material rocoso que circunda a la EB. Esta idea ha sido respaldada por el descubrimiento de excesos infrarrojos procedentes de polvo circunestelar en algunas EBs (Jura 2006). 5. Atmósferas de enanas blancas ultra-frı́as EBs por debajo de Teff = 4000 K se consideran ultra-frı́as. Las atmósferas de H se mantienen no-degeneradas por encima de Teff ≈ 1500 K, pero las de helio se degeneran si Teff cae debajo de ∼ 4000 K (Böhm et al. 1977). Para evaluar modelos tan frı́os es necesario disponer de ecuaciones de estado de fluidos que consideren el fenómeno de ionización/disociación por presión. Éste consiste en la destrucción de estados internos de átomos y moléculas por interacciones entre las partı́culas, con el traslado de los electrones ligados al continuo de energı́a. La ionización por presión (IP) se produce en condiciones que separan la región de baja densidad, donde el fluido se comporta como un gas ideal o con efectos noideales débiles, de la región de alta densidad donde la degeneración electrónica es muy alta o completa. Los experimentos sobre fluidos de H y He no alcanzan estas condiciones, de manera que los modelos que se han elaborado para estas sustancias están pobremente respaldados y presentan grandes discrepancias entre sı́ (Saumon & Chabrier 1992, Kowalski et al. 2007), p. ej., en las densidades predichas para la IP (∼ 0.1–10 g/cm3 ). Los modelos más usados se dividen en aquellos basados en la técnica de minimización de la energı́a libre (MEL) y los modelos de plasma (como el de Thomas-Fermi, TF). El método MEL pertenece a la “representación quı́mica” y permite tratar muchas especies quı́micas con sus estados internos de energı́a. Es versátil pero válido en densidades bajas 3 (ρ < ∼ 0.1 g/cm ), ya que considera a los átomos y a las moléculas como entidades preestablecidas y éstos pierden su identidad a densidades donde ocurre la IP. Los 3 modelos de plasma se adoptan para densidades altas (ρ > ∼ 10 g/cm ), describen fluidos completamente ionizados y corresponden a la “representación fı́sica”, ya que consideran el problema estadı́stico-cuántico completo para un fluido de partı́culas fundamentales (electrones y núcleos). Todos los modelos de plasma tienen al TF como lı́mite para valores altos de energı́a Coulombiana respecto a la térmica. Debido a que ambos tipos de modelos, MEL y de plasma, son inadecuados 3 en la región de IP (0.1 < ∼ρ< ∼ 10 g/cm ), se utiliza allı́ generalmente una interpolación entre ambas aproximaciones. Es evidente que el estudio de atmósferas degeneradas está en una etapa preliminar (Böhm et al. 1977, Kapranidis 1983, Bergeron et al. 1995). En efecto, el desarrollo de modelos de atmósferas para EBs ultra-frı́as es extremadamente complejo, ya que debe considerar el transporte de energı́a por radiación, convección y conducción en un medio gaseoso parcialmente degenerado, parcialmente ionizado y fuertemente no-ideal. 6. Conclusiones El estudio de atmósferas de EBs es fundamental en la interpretación de datos observacionales y representa el nexo con la teorı́a de evolución estelar y el análisis de sus predicciones. Los espectros observados de EBs muestran un diseño complejo en la formación y evolución quı́mica de sus atmósferas, en el que inter- Atmósferas de enanas blancas frı́as 61 vienen procesos de difusión, acreción, convección y pérdida de masa. Al presente, este diseño no se comprende en todos sus detalles. Aunque se han hecho grandes progresos en la elaboración de modelos de atmósferas de EBs frı́as, las observaciones modernas están permitiendo escudriñar el extremo ultra-frı́o Teff < 4000 K, donde considerables esfuerzos aún deben realizarse para comprender la fı́sica de fluidos fuertemente no-ideales y parcialmente degenerados. Referencias Althaus, L. G., Panei, J. A., Miller Bertolami, M. M., et al. 2009, ApJ, 704, 1605 Althaus, L. G., Córsico, A. H., Isern, J., & Garcı́a-Berro, E. 2010, A&AR, 18, 471 Bassa, C. G., van Kerkwijk, M. H., Koester, D., & Verbunt, F. 2006, A&A, 456, 295 Berger, L., Koester, D., Napiwotzki, R., et al. 2005, A&A, 444, 565 Bergeron, P., Saumon, D., & Wesemael, F. 1995, ApJ, 443, 764 Bergeron, P., Leggett, S. K., & Ruiz, T. 2001, ApJS, 133, 413 (BLR) Böhm, K. H., Carson, T. R., Fontaine, G., & Van Horn, H. M. 1977, ApJ, 217, 521 Dreizler, S., & Werner, K. 1996, A&A, 314, 217 Dufour, P., Liebert, J., Fontaine, G., & Behara, N. 2007, Nature, 450, 522 Dupuis, J., Fontaine, G., Pelletier, C., & Wesemael, F. 1993, ApJS, 84, 73 Eisenstein, D. J., Liebert, J., Harris, H. C., et al. 2006, ApJS, 167, 40 Farihi, J., Barstow, M. A., Redfield, S., et al. 2010, MNRAS, 404, 2123 Garcı́a-Berro, E., Torres, S., Althaus, L. G., et al. 2010, Nature, 465, 194 Green, R. F., Schmidt, M., & Liebert, J. 1986, ApJS, 61, 305 Hansen, B. M. S. 1998, Nature, 394, 860 Harris, H. C., Liebert, J., Kleinman, S. J., et al. 2003, AJ, 126, 1023 Hummer, D. G., & Mihalas, D. 1988, ApJ, 331, 794 Jordan, S., Aznar Cuadrado, R., Napiwotzki, R., et al. 2007, A&A, 462, 1097 Jura, M. 2006, ApJ, 653, 613 Kapranidis, S. 1983, ApJ, 275, 342 Koester, D., Schulz, H., & Weidemann, V. 1979, A&A, 76, 232 Koester, D., Girven, J., Gänsicke, B. T., & Dufour, P. 2011, A&A, 530, 114 Kowalski, P., & Saumon, D. 2006, ApJ, 651, L137 Kowalski, P., Mazevet, S., Saumon, D., & Challacombe, M. 2007, Phys. Rev. B, 76, 075112 Liebert, J., Bergeron, P., & Holberg, J. B. 2005, ApJS, 156, 47 Pelletier, C., Fontaine, G., Wesemael, F., et al. 1986, ApJ, 307, 242 Provencal, J. L., Shipman, H. L., Koester, D., et al. 2002, ApJ, 568, 324 Rohrmann, R. D., Serenelli, A. M., Althaus, L. G., & Benvenuto, O. G. 2002, MNRAS, 335, 499 Rohrmann, R. D., Althaus, L. G., & Kepler, S. O. 2011, MNRAS, 411, 781 Saumon, D., & Chabrier, G. 1992, Phys. Rev. A., 46, 2084 62 R. D. Rohrmann Schmidt, G. D., & Norsworthy, J. E. 1991, ApJ, 366, 270 Spruit, H. C. 1998, A&A, 333, 603 Strickler, R. R., Cool, A. M., Anderson, J., et al. 2009, AJ, 699, 40 Talon, S., Kumar, P., & Zahn, J. P. 2002, ApJ, 574, L175 Tassoul, M., & Tassoul, J.-L. 1983, ApJ, 267, 334 van Kerkwijk, M. H., Bassa, C. G., Jacoby, B. A., & Jonker, P. G. 2005, ASPC, 328, 357 Vennes, S., & Kawka, A. 2008, MNRAS, 389, 1367 von Hippel, T. 2005, ApJ, 622, 565 Wolff, B., Koester, D., & Liebert, J. 2002, A&A 385, 995 Zahn, J. P. 1992, A&A, 265, 115 Contribuciones orales Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN ORAL – ORAL COMMUNICATION Aplicación del sistema de clasificación BCD a estrellas B en NCG 4755 Yael Aidelman1,2 , Lidia Cidale1,2 y Jean Zorec3 (1) Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofı́sicas, Universidad Nacional de La Plata, Argentina (2) Instituto de Astrofı́sica de La Plata (CCT - La Plata, CONICET - UNLP), Argentina (3) Institut d’Astrophysique de Paris, UMR 7095 CNRS - Université Pierre et Marie Curie, Parı́s, Francia Abstract. We have applied the BCD spectrophotometric classification system to B-type stars belonging to the open cluster NGC 4755. We have determined their fundamental parameters, which helped to estimate the distance modulus, color excess, and age of the cluster. 1. Introducción El estudio de los cúmulos abiertos galácticos es de gran interés en varios aspectos astrofı́sicos: los cúmulos abiertos jóvenes proveen información sobre los procesos de formación estelar más recientes y son objetos clave para analizar cuestiones de estructura galáctica, en tanto que los cúmulos abiertos viejos y de edad intermedia juegan un papel importante en el estudio de la correlación entre las teorı́as de evolución estelar y galáctica. Las distancias, edades y contenidos estelares de los cúmulos abiertos brindan información sobre la historia de la formación de las estrellas y sobre la estructura y la evolución de la Galaxia. Por otro lado, en muchos de estos sistemas estelares se encuentran estrellas con lı́neas en emisión. Este hecho resalta la importancia del estudio de estos cúmulos ya que, por las caracterı́sticas mencionadas anteriormente, constituyen el escenario perfecto para estudiar la formación y evolución de estos objetos. Sin embargo, el estudio fotométrico de cúmulos galácticos jóvenes conduce, en ocasiones, a resultados controvertidos en lo referente a la estimación de sus módulos de distancia y a la determinación de la pertenencia de las estrellas a dichos sistemas estelares. Algunas causas posibles de estas discrepancias son la superposición de varias estructuras estelares en la dirección de la visual, y la presencia de extinción interestelar generalmente no homogénea. Tomando como punto de partida nuestro estudio previo de los cúmulos abiertos NGC 3766, NGC 6087 y NGC 2439 (Aidelman et al. 2010), hemos desarrollado un código para agilizar el sistema de clasificación espectrofotométrico BCD (Barbier & Chalonge 1941, Chalonge & Divan 1952), con el cual obtuvimos distancia, edad y parámetros fundamentales de las estrellas B pertenecientes al ′ cúmulo NGC 4755 (α = 12h 50.m 6, δ = −60◦ 04 ). Además, con este método se intentarán mejorar las posiciones en el diagrama HR de las estrellas con fenómeno Be en cúmulos abiertos y ası́ poder determinar sus estados evolutivos. En esta primera etapa nos dedicamos a contrastar los resultados del método BCD con los obtenidos tradicionalmente empleando métodos fotométricos. 65 66 Y. Aidelman, L. Cidale y J. Zorec Para ello utilizamos espectros de baja resolución de 17 estrellas pertenecientes a NGC 4755 en el rango 3500–4600 Å adquiridos en junio de 2003, utilizando el espectrógrafo B&C adosado al telescopio de 2.15 m de CASLEO, San Juan, Argentina. 2. Metodologı́a Barbier & Chalonge (1941) desarrollaron un sistema de clasificación espectrofotométrico basado únicamente en el estudio de la radiación de continuo en la vecindad de la discontinuidad de Balmer. Utiliza los siguientes parámetros: 1) La intensidad del salto D se calcula como D = log(F3700+ /F3700− ), (1) donde F3700+ es el valor del flujo acercándose por derecha a la vertical en λ = 3700 Å, extrapolando la recta que ajusta al continuo de Paschen, y F3700− es el flujo del continuo de Balmer acercándose por izquierda a λ = 3700 Å (Figura 1). Figura 1. Parámetros del salto de Balmer (tomado de Zorec et al. 2009). 2) La posición espectral media λ1 , que usualmente está dada como la diferencia λ1 − 3700 Å; y 3) el gradiente de color Φ, un parámetro adicional que se define como # " 1 λ5a Fλa 1 / Φ = ln 5 , (2) − λa λb λb Fλb y que se supone constante entre las longitudes de onda λa y λb , para una dada distribución de energı́a estelar Fλ (Allen 1976). El gradiente de color Φuv , dado en µm, se define para la región espectral 3200–3700 Å, y el gradiente de Paschen en sus dos versiones, Φb ó Φrb , se define para las regiones espectrales 4000–4800 Å y 4000–6700 Å, respectivamente. Los gradientes de color Φb y Φrb (expresados en µm) pueden escribirse como función del color (B − V ) del sistema fotométrico UBV (Moujtahid et al. 1998). La relación entre el exceso de color y el gradiente de color debidos al enrojecimiento interestelar puede expresarse AV = 3.1 × E(B − V ) = 1.7 × (Φrb − Φ0rb ) = 1.9 × (Φb − Φ0b ) mag, (3) 67 Clasificación BCD de estrellas B en NGC 4755 donde Φ0rb y Φ0b son los gradientes de color intrı́nsecos (Chalonge & Divan 1973). Se encuentra que D es un fuerte indicador de la temperatura efectiva, mientras que λ1 está relacionado con la gravedad superficial de la estrella. Con los valores de D y λ1 , junto con las calibraciones dadas por Chalonge & Divan (1973), Zorec (1986) y Zorec et al. (2009), se obtienen los parámetros estelares Teff , log g, MV , Mbol , Φ0b , tipo espectral y clase de luminosidad. La aplicación de este método a un cúmulo abierto nos permite generar un diagrama HR a partir del cual podemos estimar la edad del sistema ajustando las isócronas de Bressan et al. (1993). También podemos obtener los parámetros del cúmulo, E(B − V ) y (V − MV )0 , haciendo un promedio sobre los valores correspondientes de cada estrella. 3. Resultados De acuerdo con la metodologı́a descripta, determinamos los valores de D, λ1 , tipo espectral, Teff , log g, MV , Mbol y E(B−V ) para las 17 estrellas observadas en NGC 4755. Luego, tomando la fotometrı́a de Arp & van Sant (1958), estimamos el módulo de distancia verdadero para cada objeto de la muestra. Todos estos valores se listan en la Tabla 1. Tabla 1. Parámetros fundamentales de estrellas de NGC 4755 obtenidos a partir del sistema de clasificación BCD. ID ID Arp alternativa 001 005 006 007 008 011 106 113 117 201 202 223 305 306 418 452 454 NSV 6008a,f CPD−59 4552 ALS 2816 V* BS Crub CPD−59 4540 CPD−59 4530 V* BU Cru CPD−59 4532b CPD−59 4531 V* EI Crub V* CX Crub V* CC Cruc V* CN Crud CPD−59 4559e,f CPD−59 4542a HD 312079 HD 312080 D [dex] λ1 [Å] T.E. 0.155 0.097 0.120 0.105 0.198 0.285 0.078 0.146 0.205 0.121 0.131 0.104 0.127 0.097 0.123 0.169 0.162 11.69 32.95 58.83 50.55 64.66 61.67 28.45 52.33 60.42 43.03 50.88 36.87 69.13 54.71 48.62 52.93 57.25 B8Ia B2II B1V B1IV B3V B7V B2Ia B2IV B3V B2III B2IV B2II B2V B1IV B1III B3IV B2V Teff [K] log g [dex] MV [mag] 12690 < 2.80 −7.00g 20390 2.87 −5.84 27160 4.02 −3.11 26330 3.45 −3.66 20360 4.23 −1.63 15370 4.28 −0.01 20330 < 2.80 −7.00g 23300 3.84 −2.73 20600 4.21 −1.60 22620 3.02 −4.11 26010 3.69 −3.11 22940 2.70i −5.90 26490 4.21 −2.09 30650 3.82 −3.52 23750 3.40 −3.55 23100 4.03 −2.62 22600 4.04 −2.13 Mbol E(B − V ) V (V − MV )0 [mag] [mag] [mag] [mag] −7.82h −7.06 −5.10 −5.61 −3.09 −1.55 −8.50i −4.58 −3.10 −5.53 −5.09 −7.10 −4.54 −5.68 −5.19 −4.08 −4.08 0.28 0.13 0.28 0.12 0.26 0.37 0.24 0.09 0.31 0.13 0.19 0.25 0.33 0.48 0.14 0.22 0.09 E(B − V ) = 0.22 (V − MV )0 = 12.35 ± 0.37 mag a Estrella variable. b Estrella variable de tipo β Cep. c Estrella variable elipsoidal. d Estrella eclipsante de tipo β Lyr. e Estrella Be. f Estrella con doble discontinuidad de Balmer. g Valores de M V dados por Balona & Campton (1974). h Valor de M bol calculado utilizando las correcciones bolométricas de i Valores extrapolados. j Estrellas que probablemente no son miembros del cúmulo (pnm). Flower (1996). 5.75 8.35 9.09 9.79 9.93 11.42 7.00 10.23 10.87 9.37 10.06 7.93 8.43 9.98 9.86 10.12 10.11 11.88 13.79j 11.33 13.08 10.75j 10.28j 13.26j 12.68 11.51 13.08 12.58 13.06 9.50j 12.01 12.98 12.06 11.96 68 Y. Aidelman, L. Cidale y J. Zorec Una primera estimación del exceso de color y del módulo de distancia verdadero del cúmulo resulta de promediar todos los valores individuales, obteniéndose E(B − V ) = 0.23 y (V − MV )0 = 12.10 ± 0.37 mag, respectivamente. Tomaremos como criterio que los objetos cuyos módulos de distancia se alejen más de 3σ ≃ 1.10 mag del valor medio, es decir (V − MV )0 < 11.0 mag ó (V − MV )0 > 13.2 mag, tienen alta probabilidad de no pertenecer al cúmulo (estrellas pnm, cf. Tabla 1). Estas estrellas son: CPD−59 4552, CPD−59 4540, CPD−59 4530, V* BU Cru y V* CN Cru. Luego promediamos nuevamente los módulos de distancia y los excesos sin tener en cuenta a las estrellas pnm, obteniendo los valores finales (V − MV )0 = 12.35 ± 0.37 mag y E(B − V ) = 0.22. -10 5 Myr 8 Myr 10 Myr 12 Myr 16 Myr 20 Myr PNM -8 Mbol -6 -4 -2 0 4.6 4.4 4.2 4 log(Teff) 3.8 3.6 Figura 2. Diagrama HR de NGC 4755 con el ajuste de isócronas de Bressan et al. (1993). (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) Realizamos un diagrama HR del cúmulo y determinamos una edad de ∼ 107 años a partir del ajuste de isócronas de Bressan et al. (1993). Este ajuste se muestra en la Figura 2. 4. Discusión y conclusiones Encontramos que el método de clasificación BCD es muy útil ya que permite determinar los parámetros fundamentales de las estrellas directamente de su espectro. Los valores medios inferidos del módulo de distancia (12.35 ± 0.37 mag) y de la edad (∼ 107 años) están de acuerdo con los valores publicados por Kennedy (1966) y Sanner et al. (2001), respectivamente. Además, como los valores de D y λ1 están libres de extinción interestelar, este método podrı́a aplicarse a cúmulos más lejanos. Con respecto a los tipos espectrales determinados con el sistema de clasificación BCD, encontramos que nuestros resultados tienen un excelente acuerdo con los de Evans et al. (2005), donde los tipos espectrales fueron determinados con el sistema MK y las clases de luminosidad se estimaron a partir del ancho Clasificación BCD de estrellas B en NGC 4755 69 equivalente de Hγ y de las calibraciones de Balona & Campton (1974). También encontramos un buen acuerdo entre las magnitudes absolutas determinadas con el método BCD y aquellas obtenidas a partir de la calibración de Balona & Campton (1974) empleando nuestros tipos espectrales. Sobre las estrellas que clasificamos como pnm, encontramos que Feast (1963) también reporta que el valor del módulo de distancia de CPD−59 4530 es mucho menor que el de las otras estrellas estudiadas. En cambio, la estrella CPD−59 4540 podrı́a ser miembro, pues Shobbrook (1984) encuentra una variación en su brillo de unas 2 magnitudes, indicando que es una doble visual cercana y que al menos una de las componentes tiene fuerte emisión de Hβ. De acuerdo con Ahumada & Lapasset (1995), la estrella V* BS Cru (NGC 47667) tiene probabilidad de no ser miembro del cúmulo. Para este objeto nosotros encontramos que su módulo de distancia se encuentra cercano al lı́mite superior establecido en este trabajo como criterio de membresı́a. Por otro lado, encontramos discrepancias en los excesos de color determinados a partir del Φb (E(B − V ) = 0.22), y el fotométrico (E(B − V ) ≃ 0.4). A raı́z de este inconveniente hemos estudiado más a fondo la relación (3) que vincula el exceso de color y el gradiente de color, y encontramos que es necesario hacer un estudio más profundo que incluya observaciones de distintos cúmulos con distintos excesos de color. Agradecimientos. Agradecemos al Dr. Rubén Vázquez sus valiosas crı́ticas y sugerencias. Referencias Ahumada, J. A., & Lapasset, E. 1995, A&AS, 109, 375 Aidelman, Y. J., Cidale, L. S., Zorec, J., & Arias, M. L. 2010, BAAA, 53, 141 Allen, C. W. 1976, Astrophysical Quantities (Athlone, Londres) Arp, H. C., & van Sant, C. T. 1958, AJ, 63, 341 Balona, L., & Campton, D. 1974, MNRAS, 166, 203 Barbier, D., & Chalonge, D. 1941, Annals d’Astrophysique, 4, 30 Bressan, A., Fagotto, F., Bertelli, G., & Chiosi, C. 1993, A&AS, 100, 647 Chalonge, D., & Divan, L. 1952, AJ, 63, 186 Chalonge, D., & Divan, L. 1973, A&A, 23, 69 Evans, C. J., Smartt, S. J., Lee, J.-K., et al. 2005, A&A, 437, 467 Feast, M. W. 1963, MNRAS, 126, 11 Flower, P. J. 1996, ApJ, 469, 355 Kennedy, P. M. 1966, Mount Stromlo Obs. Mimeo., 9, 1 Moujtahid, A., Zorec, J., Hubert, A., et al. 1998, A&AS, 129, 289 Sanner, J., Brunzendorf, J., Will, J.-M., & Geffert, M. 2001, A&A, 369, 511 Shobbrook, R. R. 1984, MNRAS, 206, 273 Zorec, J. 1986, Structure et rotation différentielle dans les étoiles B avec et sans émission, Thèse d’Etat, Univ. Paris 7 Zorec, J., Cidale, L., Arias, M. L., et al. 2009, A&A, 501, 297 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN ORAL – ORAL COMMUNICATION Análisis de parámetros estructurales de galaxias enanas en el cúmulo de Antlia Juan P. Calderón1,2 , Lilia P. Bassino1,2 , Sergio A. Cellone1,2 , Analı́a V. Smith Castelli1,2 , Favio R. Faifer1,2 , Juan P. Caso1,2 y Tom Richtler3 (1) Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofı́sicas, Universidad Nacional de La Plata, Argentina (2) Instituto de Astrofı́sica de La Plata (CCT - La Plata, CONICET - UNLP), Argentina (3) Universidad de Concepción, Chile Abstract. We present an analysis of the structural parameters of the population of dwarf elliptical (dE) galaxies in the Antlia cluster (distance ∼ 35 Mpc). The observational data include images of four fields obtained with the CTIO-MOSAIC camera (36′ × 36′ ), as well as GEMINI-GMOS spectra, useful to confirm membership of a fraction of the galaxy sample. In this paper we add 30 dE galaxies located in three fields adjacent to the cluster’s central one. The photometric relationships that they follow are in good agreement with those obtained by Smith Castelli et al. (2008), who performed the first systematic study of the colormagnitude and luminosity-effective surface brightness relations followed by early-type galaxies in the central region of Antlia. We study the surface brightness profiles of all dEs present in the four fields (a total of 60 galaxies), by means of fitting Sérsic models. The parameters obtained from such fits are similar to those found for other clusters of galaxies (Fornax, Coma, Virgo, Centaurus, etc.). The analysis of the structural parameters of the surface brightness profiles is a tool that allows us to relate observational results with theoretical models that attempt to explain the formation and evolution of galaxies. 1. Introducción Las galaxias elı́pticas enanas (dE) son sistemas estelares de bajo brillo superficial que se encuentran en el rango de luminosidades −19 mag ≤ MV ≤ −14 mag. Se ubican preferentemente cerca de centros de cúmulos o grupos de galaxias, donde la densidad es relativamente alta. Actualmente no existe un total acuerdo sobre si las dE y las elı́pticas más brillantes (E) forman dos familias distintas, que se corresponderı́an con diferentes mecanismos de evolución. Los perfiles de las dE pueden ajustarse mediante una ley de Sérsic (Sérsic 1968), mientras que las E generalmente siguen el caso particular de r1/4 (de Vaucouleurs 1948). Los parámetros estructurales deriva- 70 Parámetros estructurales de galaxias enanas en Antlia 71 dos de los ajustes pueden presentar diferentes comportamientos dentro de los dos grupos de galaxias mencionados. Por un lado, se proponen ciertas dicotomı́as entre las relaciones fundamentales seguidas por las dE y E (p. ej., Kormendy et al. 2009), que se justifican si las primeras se originan a partir de galaxias de tipo tardı́o, mientras que las segundas lo hacen mediante fusiones (mergers). Otra lı́nea de investigación sugiere que las E y las dE siguen las mismas relaciones fotométricas (Graham & Guzmán 2003, Matkovic & Guzmán 2005). Esto podrı́a indicar que la formación y evolución de este tipo de sistemas estelares está modulada principalmente por mecanismos fı́sicos internos, más que por las condiciones dadas por el medio en el que se forman (De Rijcke et al. 2008). 2. Observaciones y procesamiento de los datos Las imágenes que se utilizaron en este trabajo fueron obtenidas con la cámara MOSAIC (mosaico de 8 CCD) acoplada al telescopio Blanco de 4 m del Observatorio Inter-Americano de Cerro Tololo (CTIO, Chile). Las mismas corresponden a cuatro campos, uno en el centro del cúmulo y tres rodeándolo a éste. El cúmulo de galaxias de Antlia es el tercero más cercano a la Vı́a Láctea (d ∼ 35 Mpc). En comparación con los cúmulos de Fornax (d ∼ 18 Mpc) y Virgo (d ∼ 20 Mpc), Antlia presenta una estructura más compleja dominada por dos galaxias gigantes en la zona central (NGC 3258 y NGC 3268). Se utilizaron los filtros R de Kron-Cousins y C del sistema fotométrico de Washington. El filtro R fue elegido en vez del T1 de Washington por poseer una mayor eficiencia (Geisler 1996), y por presentar sólo una pequeña diferencia de punto cero dada por (R − T1 ) ≈ −0.02. Para el procesamiento se utilizaron tareas del paquete IRAF (Image Reduction and Analysis Facility), principalmente la tarea ellipse, que permitió obtener los perfiles de brillo para la muestra de 60 galaxias con la que se cuenta. Para la posterior reducción de los datos se utilizó un pipeline propio que extrae la información geométrica y fotométrica de cada objeto y realiza el ajuste del perfil de brillo. El modelo empleado para la regresión fue el de Sérsic, dado por µ(r) = µ0 + 1.0875 (r/r0 )1/n , donde µ0 es el brillo superficial central, r0 es un radio de escala, y el ı́ndice n describe la curvatura del perfil. Basándose en el catálogo de Ferguson & Sandage (1990), Smith Castelli et al. (2008) confeccionaron los primeros diagramas color-magnitud para las galaxias elı́pticas en el campo central del cúmulo de Antlia, de donde tomamos 30 objetos catalogados como dE. En los campos aledaños al central encontramos otras 30 galaxias catalogadas como dE por Ferguson & Sandage (1990). Luego, con la muestra final de 60 galaxias dE (10 de las cuales, en el rango 15 mag ≤ T1 ≤ 20 mag, están confirmadas como miembros a partir de las velocidades radiales obtenidas de los espectros GEMINI) se realizaron los gráficos que se presentan en la Sección final. 3. Resultados Contamos con una muestra de 60 galaxias dE en el rango 14 mag ≤ T1 ≤ 20 mag, cuya fotometrı́a está en buen acuerdo con la de Smith Castelli et al. 72 J. P. Calderón et al. (2008) como se muestra en Calderón et al. (2010). Se han descartado objetos que presentarı́an dos o más componentes, los que serán analizados posteriormente con más detalle (Calderón et al. 2011). Los perfiles calculados constan, incluso en el caso de objetos del extremo más débil, con residuos menores a 0.5 mag. Se han realizado estimaciones del efecto que podrı́a causar el seeing en las imágenes MOSAIC por medio de la generación de objetos artificiales de caracterı́sticas similares a los reales mediante la tarea mkobjects. Como resultado de estas simulaciones obtuvimos que para el caso de n ≤ 2, el efecto del seeing en los parámetros derivados de los perfiles de brillo es despreciable (Gavazzi et al. 2005, Calderón et al. 2011). En la Figura 1 se realizó una comparación mediante un diagrama luminosidad vs. brillo superficial central, con otros trabajos de la literatura. Los trabajos de Cellone et al. (1994) en Fornax, y Durrel et al. (1997) en Virgo se seleccionaron porque utilizan el mismo sistema fotométrico. Se observa que los objetos medidos en el presente trabajo siguen la misma relación encontrada por De Rijcke et al. (2008) (linea de trazos) que fue obtenida para galaxias E y dE. Nuestros datos cubren el rango 17 ≤ µ0 ≤ 25. Para objetos más brillantes que MT1 ≈ −14 mag, la relación que mejor ajusta es una de menor pendiente. Aún no hemos podido verificar este cambio en la pendiente con nuestros datos en el cúmulo de Antlia. −19 −18 MT1 −17 −16 −15 −14 −13 Calderón 2010 (Antlia) Graham & Guzmán 2003 (Coma) Cellone et al. 1994 & Mieske et al. 2008 (Fornax) Durrell 1997 (Virgo) & Gavazzi et al. 2005 (Virgo) De Rijcke et al. 2008 −12 −11 24 23 22 21 µ0 20 19 18 17 16 Figura 1. Relación luminosidad vs. brillo superficial central. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) El diagrama luminosidad vs. ı́ndice de forma n se muestra en la Figura 2, donde se puede apreciar que n aumenta con la luminosidad, de modo que las galaxias más brillantes tienen un perfil más concentrado que las débiles. Por último, en la Figura 3, la relación luminosidad vs. radio efectivo muestra que las mayorı́a de las dE en Antlia poseen re ∼ 1 kpc, en acuerdo con lo obtenido por Smith Castelli et al. (2008). Parámetros estructurales de galaxias enanas en Antlia −19 −18 −17 −16 −15 −14 −13 Calderón 2010 (Antlia) Graham & Guzmán 2003 (Coma) Cellone et al. 1994 (Fornax) Durrell 1997 (Virgo) De Rijcke et al. 2008 −12 −11 0 1 2 n Figura 2. Relación luminosidad vs. ı́ndice de Sérsic. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) −19 −18 −17 MT1 −16 −15 −14 −13 −12 Calderón 2010 (Antlia) Graham & Guzmán 2003 (Coma) −11 −1 0 1 log(Re [kpc]) Figura 3. Diagrama luminosidad vs. radio efectivo. Se observa que las galaxias dE en el cúmulo de Antlia presentan radios efectivos de alrededor de 1 kpc (Smith Castelli et al. 2008). (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) 73 74 J. P. Calderón et al. Referencias Calderón, J. P., Bassino, L. P., Smith Castelli, A. V., & Cellone, S. A. 2010, BAAA, 53, 51 Calderón, J. P., Bassino, L. P., & Cellone, S. A. 2011, en preparación Cellone, S. A., Forte, J. C., & Geisler, D. 1994, ApJS, 93, 397 De Rijcke, S., Penny, S. J., Conselice, C. J., et al. 2008, MNRAS, 393, 798 de Vaucouleurs, G. 1948, Ann. d’Astrophys., 11, 247 Durrell, P. R. 1997, AJ, 113, 531 Ferguson, H. C., & Sandage, A. 1990, AJ, 100, 1 Gavazzi, G., Donati, A., Cucciati, O., et al. 2005, A&A, 430, 411 Geisler, D. 1996, AJ, 11, 480 Graham, A. W., & Guzmán, R. 2003, AJ, 125, 2936 Kormendy, J., Fisher, D. B., Cornell, M. E., & Bender, R. 2009, ApJS, 182, 216 Matkovic, A., & Guzmán, R. 2005, MNRAS, 362, 289 Sérsic, J. L. 1968, Atlas de galaxias australes (Observatorio Astronómico de la UNC, Córdoba) Smith Castelli, A. V., Bassino, L. P., Richtler, T., et al. 2008, MNRAS, 386, 2311 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN ORAL – ORAL COMMUNICATION Study of bright globular clusters and Ultra-Compact Dwarf galaxies in the Antlia cluster Juan P. Caso1,2 , Lilia P. Bassino1,2 , Tom Richtler3 , A. V. Smith Castelli1,2 , Favio R. Faifer1,2 and Juan P. Calderón1,2 (1) Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofı́sicas, Universidad Nacional de La Plata, Argentina (2) Instituto de Astrofı́sica de La Plata (CCT - La Plata, CONICET - UNLP), Argentina (3) Universidad de Concepción, Chile Abstract. A sample of confirmed Ultra-Compact Dwarf galaxies and globular clusters around the giant galaxy NGC 3268 in the Antlia cluster is presented, including their Washington photometry. For the Antlia objects discovered so far, the reliability of a common origin with the globular clusters of the galaxies NGC 3258 and NGC 3268 is analyzed. 1. Introduction Ultra-Compact Dwarf galaxies (UCDs) are commonly known as globular cluster-like objects, but with brightnesses typical of dwarf galaxies. Their origin and evolutionary histories are under debate, and it is thought that they may follow more than one formation channel (Hilker et al. 2009). The first UCDs were discovered in the Fornax cluster (Minniti et al. 1998, Hilker et al. 1999). Afterwards, more UCDs were found also in other clusters (Mieske et al. 2007, Gregg et al. 2009, Madrid et al. 2010, Misgeld et al. 2011), but also in low density environments (e.g., Hau et al. 2009). Hilker (2009) presents a review. UCDs have luminosities in the range −13.5 < MV < −11 and colors similar to those of metal-rich globular clusters (GCs). They usually contain old stellar populations (t ∼ 10 Gyr, e.g., Evstigneeva et al. 2007), and have effective radii Reff between 7 and 30 pc (e.g., Evstigneeva et al. 2008, Mieske et al. 2008). As said above, there are several hypotheses for the origin of UCDs, e.g., they could be the remnants of dwarf galaxies disrupted by tidal forces (Bassino et al. 1994, Bekki et al. 2001), or they could simply be the brightest members of a globular cluster (GC) system associated to a host galaxy. The present work is motivated by the study of UCD-like objects confirmed as members of the Antlia galaxy cluster (Caso et al. 2009, 2010). This cluster, located in the Southern sky at 19◦ of Galactic latitude, is the third nearest galaxy cluster. The central part of the Antlia cluster consists of two subgroups, each one dominated by a giant elliptical galaxy, NGC 3258 and NGC 3268. The cluster presents a considerable population of dwarf galaxies (Smith Castelli et al. 2008a, 2008b). The inner regions of the GC systems of the two giant galaxies were studied by Dirsch et al. (2003), Harris et al. (2006), and Bassino et al. (2008). 75 76 J. P. Caso et al. 2. Observations and reduction The photometric material consists of Washington wide-field images taken with the MOSAIC camera of the CTIO 4-m Blanco telescope. This camera covers a field of 36′ × 36′ , with a scale of 0.27′′/pixel. The observations cover the central field of the Antlia cluster. The KronCousins R and Washington C filters were used. Four images in the R and seven in the C band were acquired, with exposures of 600 seconds each. It has been shown that the Kron-Cousins R filter is more efficient than the Washington T1 (Geisler 1996), and that the R and T1 magnitudes present only a zero-point difference (T1 − R = 0.02, Dirsch et al. 2003). The MOSAIC data have been handled using the mscred package within IRAF, and the extended galaxy light was subtracted using a median filter. It has been assured that this process does not affect the photometry of point sources (Dirsch et al. 2003, Bassino et al. 2006). A first selection of point sources was made applying the software SExtractor (Bertin & Arnouts 1996) to the final R image. The photometry was performed wiht daophot ii within IRAF, using a spatially variable point-spread function. The photometric calibration used the equations presented in Dirsch et al. (2003). Images obtained with FORS1-VLT in the (V, I) bands are also available. They correspond to four fields in the Antlia cluster, two of them centered on each one of the dominant galaxies, the third one located in the region between them, and the last one is a background field to the northwest direction. We refer to Bassino et al. (2008) for more details on the observations and data reduction. GEMINI-GMOS multi-object spectra were reduced for two Antlia fields (program GS-2010A-Q-21, PI: L. Bassino). A preliminary analysis of the data confirms five objects in the neighborhood of NGC 3268 as Antlia members, whose luminosities are in the range corresponding to UCDs and bright GCs. 3. Results 3.1 Color-magnitude diagram Figure 1 shows the color-magnitude diagram (CMD) obtained from our data for the five objects confirmed in this work, and the UCDs and bright GCs studied around NGC 3258 by Caso et al. (2011, in preparation). We also include in this plot a sample of Fornax objects (Mieske et al. 2006), whose Washington photometry comes from Bassino et al. (2006). For the Antlia objects, a distance modulus of (m − M ) = 32.73 (Dirsch et al. 2003) was assumed, while for the Fornax cluster the value (m − M ) = 31.40 (Mieske et al. 2004) was taken. UCDs confirmed as Antlia members around NGC 3268 seem to be, at least, as brighter as the ones around NGC 3258, including an object with absolute magnitude MT1 ≃ −13.1. However, objects in both samples are fainter than the brightest UCDs detected in Virgo and Fornax (Mieske et al. 2006, Evstigneeva et al. 2007). Comparing the brightness of Antlia members with the globular cluster systems (GCSs) around both galaxies, Bassino et al. (2008) obtained their globular cluster luminosity function (GCLF) from (V, I) photometry, and fitted them with a gaussian profile. The results show that the dispersion of NGC 3268 GCLF is slightly larger than that of the NGC 3258 GCLF. The 77 Bright globular clusters and UCDs in the Antlia cluster -13.5 NGC3268 GCs/UCDs NGC3258 GCs/UCDs Fornax GCs/UCDs -13 MT 1 -12.5 -12 -11.5 -11 -10.5 1.1 Figure 1. 1.2 1.3 1.4 1.5 C - T1 1.6 1.7 1.8 1.9 Color-magnitude diagram of UCDs/GCs from the galaxies NGC 3268 (this work), NGC 3258 (confirmed as members by Caso et al. 2011, in preparation), and the Fornax cluster (confirmed as members by Mieske et al. 2006, with (C, T1 ) photometry from Bassino et al. 2006). (The color version of this figure can be seen in the electronic edition of the article.) location in the CMD of objects from different clusters with similar luminosities are consistent, with the exception of the two brightest UCDs in our sample, that are bluer than the rest of the objects. 3.2 Bright GCs and their relation with the host galaxy In Figure 2, the mean magnitude of the three brightest UCDs/GCs is plotted as a function of the total magnitude of the host galaxy. The selection covers a wide range in luminosity, from dwarf galaxies (e.g., Small Magellanic Cloud, NGC 147, and NGC 185), to giant ellipticals (e.g., NGC 1399 and M 87), taken from astronomical databases (NED, SIMBAD) and from the literature (Harris 1996, Sharina et al. 2006, van den Bergh 2007, Barmby et al. 2007, Perelmuter et al. 1995, and works previously mentioned in this paper). The V magnitude of NGC 3258 UCDs were taken from Caso et al. (2011, in preparation). In the case of NGC 3268, only three of the five members of our sample were located in the VLT fields, i.e., (V, I) photometry was available. The V magnitudes of the other objects were obtained by using the relation for early-type galaxies, (V − R) ≃ 0.6, taken from Fukugita et al. (1995). This is in good agreement with the mean difference estimated for the objects in Antlia and Fornax with both the (V, I) and (C, T1 ) photometry available, (V − R)mean = 0.6 ± 0.12. A correlation between the brightness of the GCs and that of the host galaxy seems to exist, in the sense that the most luminous galaxies have the brightest GCs. This was pointed out by Hilker (2009). The results for the Antlia giant galaxies are in agreement with those for the rest of the galaxy sample, indicating that the “bright GC theory” may be an acceptable hyphotesis in these cases. However, the GCSs of central galaxies in clusters probably present a considerable proportion of accreted GCs, which implies that the galaxy cluster environment plays an important role. 78 J. P. Caso et al. NGC 3268 NGC 3258 -14 -13 MV,GC average -12 -11 -10 -9 -8 -7 -6 -15 -16 -17 -18 -19 MV,gal -20 -21 -22 -23 Figure 2. Mean magnitude of the three brightest UCDs/GCs as a function of the total magnitude of the host galaxy, for our sample and objects taken from the literature (see text for references). (The color version of this figure can be seen in the electronic edition of the article.) 3.3 Quantitative consistency with UCDs being bright GCs As mentioned in the Introduction, one of the possible explanations for UCDs origin is that they constitute the bright end of the GC population. In order to test if this hypothesis is applicable to the objects around NGC 3258 and NGC 3268, the Monte Carlo method was used to generate the magnitudes for the members of GCSs of similar sizes as those of NGC 3258 and NGC 3268. The distribution function needed for the simulations was defined as a Gaussian, with mean values and dispersions calculated by Bassino et al. (2008). Bassino et al. (2008) calculated a total GC population of 6000 ± 150 for NGC 3258, and 4750 ± 150 for NGC 3268. Considering these values as the size of our simulated GCSs, the Monte Carlo method was run with 1000 different seed numbers in each case. The mean values of the three brightest GCs obtained in each simulation were calculated. For the NGC 3258 GCS, the mean values −0.34 −0.31 are 20.79−0.38 +0.32 ± 0.02, 21.12+0.30 ± 0.01, and 21.27+0.30 ± 0.01. The predominant errors are related to the propagation of the errors in the determination of the parameters of the GCLF, and the other one is simply the error of the calculation of the mean. The results suggest that the objects in the vicinity of NGC 3258 could be described as the bright end of the GCS. For the NGC 3268 GCS, the −0.38 −0.36 mean values are 20.82−0.40 +0.36 ± 0.02, 21.18+0.35 ± 0.01, and 21.35+0.34 ± 0.01 (errors defined as above). In this case, the mean magnitudes of the generated GCs are considerably fainter than that of the brightest object confirmed, with V = 20.05. 4. Summary We presented a sample of confirmed UCDs/GCs from the Antlia cluster, including their Washington photometry. UCDs/GCs in the proximity to NGC 3268 do not show substantial differences in their position in the CMD with respect to those near NGC 3258, or those from the Fornax cluster. Bright globular clusters and UCDs in the Antlia cluster 79 The brightest objects confirmed as Antlia members are in good agreement with the galaxy-clusters luminosity relation, drawn by the GCSs around several galaxies. Also, the brightest GCs simulated with the Monte Carlo method have magnitudes similar to those of the confirmed objects, with the exception of the brightest object near NGC 3268. These results suggest that probably many UCDs confirmed so far in the Antlia cluster could have an origin related to the GCSs. References Barmby, P., MacLaughlin, D. E., Harris, W. E., et al. 2007, AJ, 133, 2764 Bassino, L. P., Muzzio, J. C., & Rabolli, M. 1994, ApJ, 431, 634 Bassino, L. P., Faifer, F. R., Forte, J. C., et al. 2006, A&A, 451, 789 Bassino, L. P., Richtler, T., & Dirsch, B. 2008, MNRAS, 386, 1145 Bekki, K., Couch, W. J., & Drinkwater, M. J. 2001, ApJ, 552, L105 Bertin, E., & Arnouts, S. 1996, A&AS, 117, 393 Caso, J. P., Bassino, L. P., & Smith Castelli, A. V. 2009, BAAA, 52, 169 Caso, J. P., Bassino, L. P., & Smith Castelli, A. V. 2010, BAAA, 53, 59 Dirsch, B., Richtler, T., & Bassino, L. P. 2003, A&A, 408, 929 Evstigneeva, E. A., Gregg, M. D., Drinkwater, M. J., et al. 2007, AJ, 133, 1722 Evstigneeva, E. A., Drinkwater, M. J., Pen, C. Y., et al. 2008, AJ, 136, 461 Fukugita, M., Shimasaku, K., & Ichikawa, T. 1995, PASP, 107, 945 Geisler, D. 1996, AJ, 11, 480 Gregg, M., Drinkwater, M., Evstigneeva, E., et al. 2009, AJ, 137, 498 Harris, W. E. 1996, AJ, 112, 1487 Harris, W. E., Whitmore, B. C., Karakla, D., et al. 2006, ApJ, 636, 90 Hau, G. K. T., Spitler, L. R., Forbes, D. A., et al. 2009, MNRAS, 394, 97 Hilker, M. 2009, Highlight Talk at the JENAM2008 Symposium “Star Clusters: Witnesses of Cosmic History” (arXiv: 0906.0776) Hilker, M., Infante, L., Vieira, G., et al. 1999, A&AS, 134, 75 Madrid, J. P., Graham, A. W., Harris, W. E., et al. 2010, ApJ, 722, 1707 Minniti, D., Kissler-Patig, M., Goudfrooij, P., & Meylan, G. 1998, AJ, 115, 121 Mieske, S., Hilker, M., & Infante, L. 2004, A&A, 418, 445 Mieske, S., Hilker, M., Infante, L., et al. 2006, AJ, 131, 2442 Mieske, S., Hilker, M., Jordán, A., et al. 2007, A&A, 472, 111 Mieske, S., Hilker, M., Jordán, A., et al. 2008, A&A, 487, 921 Misgeld, I., Mieske, S., Hilker M., et al. 2011, A&A, 531, A4 Perelmuter, J. M., & Racine, R. 1995, AJ, 109, 1055 Sharina, M. E., Afanasiev, V. L., & Puzia, T. H. 2006, MNRAS, 372, 1259 Smith Castelli, A. V., Bassino, L. P., Richtler, T., et al. 2008a, MNRAS, 386, 2311 Smith Castelli, A. V., Faifer, F. R., Richtler, T., & Bassino, L. P. 2008b, MNRAS, 391, 685 van den Bergh, S. 2007, AJ, 134, 344 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN ORAL – ORAL COMMUNICATION Estudio del movimiento apsidal en sistemas binarios masivos Gabriel Ferrero1* , Roberto Gamen1,2 y Eduardo Fernández-Lajús1,2 (1) Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofı́sicas, Universidad Nacional de La Plata, Argentina (2) Instituto de Astrofı́sica de La Plata (CCT - La Plata, CONICET - UNLP), Argentina Abstract. In O+OB close binary systems, superior order momenta of the classical gravitational potential and general relativity effects produce a secular motion of the apsides. This phenomenon, together with theoretical stellar structure models, can be used to estimate the absolute masses of the system components, even for non-eclipsing binaries. We are conducting a spectroscopic study of eccentric close O+OB binaries in order to detect or confirm the existence of apsidal motion, determine its rate, and calculate the absolute masses of the stars. In this work we describe the current status of the project and present some preliminary results obtained for the systems ι Ori A, HD 93205, HD 152248, and HD 165052. 1. Introducción Es bien sabido que las estrellas masivas, aún siendo pocas en número, son objetos astrofı́sicos fundamentales en el Universo, y que su comprensión todavı́a es incompleta debido sobre todo a la gran incerteza en el conocimiento de sus masas. El método más directo para la determinación de masas estelares consiste en utilizar datos fotométricos y espectroscópicos de binarias eclipsantes. Sin embargo, para los sistemas no-eclipsantes este método solamente permite obtener masas mı́nimas puesto que no se conoce la inclinación del plano de la órbita. No obstante, cuando se trata de binarias con componentes muy cercanas entre sı́, de alta masa y con órbitas excéntricas, la no-esfericidad de cada estrella debida a la presencia de la compañera origina momentos cuadrupolares (y superiores) en el potencial gravitatorio, que sumados a la deformación del espacio-tiempo prevista por la relatividad general producen la precesión del periastro de la órbita relativa del sistema, conocido también como movimiento apsidal (MA). La velocidad del movimiento apsidal (VMA) depende de las masas de las estrellas, de sus radios, de sus estructuras internas y de la excentricidad de la órbita. Es posible, por lo tanto, determinando la VMA y usando modelos de estructura estelar, calcular las masas absolutas de las estrellas (cf. Monet 1980, Jeffery 1984, Benvenuto et al. 2002 [B02]). El objetivo del estudio que estamos realizando es ∗ Visiting astronomer, Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO), operated under agreement between the Consejo Nacional de Investigaciones Cientı́ficas y Técnicas de la República Argentina and the National Universities of La Plata, Córdoba, and San Juan. 80 81 Movimiento apsidal en sistemas binarios masivos Tabla 1. Objeto θ1 Ori A ι Ori A HD 75759 HD 93206A HD 93205 HD 93403 HD 101131 δ Cir HD 152219 Sistemas binarios seleccionados para este estudio. V 6.730 2.761 5.845 6.310 7.760 7.512 7.120 5.075 7.648 ea 0.630 0.764 0.634 0.342 0.370 0.234 0.156 0.041 0.047 #b E MA E MA E E E Objeto HD 152218 HD 152233 HD 152248 CPD −41 7733 CPD −41 7742 HD 152590 HD 153919 HD 165052 HD 167263 V 7.606 6.556 6.131 7.743 7.656 8.480 6.546 6.871 5.964 ea 0.398 0.570 0.124 0.040 0.027 0.350 0.220 0.090 0.481 #b E E E E MA a Excentricidad de la órbita. b E: eclipsante, MA: movimiento apsidal detectado previamente. estimar las masas de todas las binarias masivas no-eclipsantes conocidas para las cuales este método sea aplicable. 2. Objetos en estudio Para la primera etapa de este proyecto se seleccionaron del Galactic O Stars Catalog (Sota et al. 2008) todas las estrellas binarias O+OB excéntricas conocidas hasta entonces, observables desde el hemisferio sur (δ < 29◦ , ver Tabla 1). 3. Metodologı́a Este estudio se está desarrollando en las siguientes etapas: a) Obtención de espectros de alta resolución y alta relación señal-ruido que muestreen adecuadamente la órbita de los objetos seleccionados; b) análisis espectral y medición de las velocidades radiales (VR) utilizando la técnica de disentangling; c) nueva determinación de las órbitas de todos los sistemas; d) verificación de la existencia de MA y determinación de su velocidad; e) cálculo de las masas utilizando la VMA y modelos de estructura y evolución estelar; f) confrontación de los resultados obtenidos para los sistemas eclipsantes con valores de la literatura. 4. Observaciones Las observaciones se realizan principalmente con el espectrógrafo REOSC SEL1 instalado en el telescopio “Jorge Sahade” de 2.15 m de CASLEO. Algunos espectros adicionales se han obtenido con el instrumento FEROS2 (Kaufer et al. 1999) del telescopio de 2.2 m de La Silla (ESO) y con el espectrógrafo echelle del 1 Spectrograph Echelle Liège (jointly built by REOSC and Liège Observatory, and on a long term loan from the latter). 2 Fibre-fed, Extended Range, Échelle Spectrograph. 82 G. Ferrero, R. Gamen y E. Fernández-Lajús Tabla 2. Soluciones orbitales. Elementos orbitales ι Ori A HD 152248 HD 165052 a a P [dı́as] 29.13376 5.816032 2.9551 ± 0.0002 Tperiast [HJD−2450000] 5375.53 ± 0.09 5052.00 ± 0.17 5050.1 ± 0.1 TVRmax [HJD−2450000] 5373.14 ± 0.09 5050.26 ± 0.17 5049.7 ± 0.1 e 0.76 ± 0.01 0.13 ± 0.02 0.09 ± 0.01 ω [◦ ] 126 ± 3 121 ± 11 65 ± 11 Vγ [km s−1 ] 28 ± 2 −31 ± 3 5.4 ± 0.8 a1 sen i [R⊙ ] 44 ± 4 24.2 ± 0.7 5.6 ± 0.1 a2 sen i [R⊙ ] 82 ± 5 25.2 ± 0.7 6.3 ± 0.1 K1 [km s−1 ] 118 ± 8 212 ± 6 97 ± 2 −1 K2 [km s ] 221 ± 12 221 ± 6 107 ± 2 M1 sen3 i [M⊙ ] 21 ± 7 24 ± 3 1.4 ± 0.1 M2 sen3 i [M⊙ ] 11 ± 5 23 ± 3 1.2 ± 0.1 q (M1 /M2 ) 0.54 ± 0.07 0.96 ± 0.05 1.11 ± 0.02 a Valores fijos tomado de Stickland et al. (1987) y Sana et al. (2001) respectivamente. telescopio du Pont de 2.5 m del Observatorio de Las Campanas. Las dispersiones tı́picas son de 0.18 Å pix−1 (CASLEO), 0.03 Å pix−1 (La Silla), y 0.05 Å pix−1 (Las Campanas), respectivamente. Se obtuvieron, hasta el presente, 317 espectros echelle de los objetos, que fueron procesados y analizados con IRAF. Se realizaron mediciones preliminares de VRs de todos los espectros y se están llevando a cabo mediciones más refinadas con el procedimiento de disentangling descrito por González & Levato (2006). 5. Resultados preliminares Se detallan a continuación algunos resultados preliminares entre los más representativos de los sistemas en estudio. Las órbitas que se presentan fueron ajustadas con el código GBART.3 Las VMA se obtuvieron mediante una regresión lineal simple de las longitudes del periastro (ω) calculadas para cada conjunto de datos contemporáneos. ι Ori A es un sistema O9III+B1III muy excéntrico (e ≈ 0.76) cuya última órbita conocida se debe a Stickland et al. (1987) [S87]. Ellos mostraron que posee MA y calcularon su velocidad con dos procedimientos distintos (cf. S87, p. 188). La longitud del periastro de nuestra órbita preliminar (ver Tabla 2) indicarı́a una VMA ω̇ = 0.36 ± 0.07 grados/1000 dı́as, lo cual confirmarı́a el valor más alto de S87 (ver Fig. 1). Aún son necesarias algunas medidas de VR en fases muy especı́ficas de la órbita para poder discriminar con mayor precisión el valor de ω y, por tanto, de la VMA. HD 93205 es una binaria no-eclipsante O3V+O8V (Morrell et al. 2001 [M01]), y es hasta ahora el único sistema cuya masa ha sido calculada por el método del MA (cf. B02). La hemos incluı́do en nuestra muestra para validar 3 Basado en el algoritmo de Bertiau & Grobben (1969) e implementado por F. Bareilles (http://www.iar.unlp.edu.ar/~fede/pub/gbart). 83 160 80 150 70 140 60 130 50 omega (grados) omega (grados) Movimiento apsidal en sistemas binarios masivos 120 40 110 30 100 20 90 10 80 16000 21000 26000 31000 36000 41000 46000 51000 56000 0 42000 44000 HJD-2400000 46000 48000 50000 52000 54000 56000 HJD-2400000 Figura 1. Precesión del periastro (izq.: ι Ori A, der.: HD 93205). Puntos delgados: soluciones anteriores. Puntos gruesos: este trabajo. Izq.: ajuste de Stickland et al. (1987) con ω̇ = 0.41±0.03 grados/1000 dı́as (punteado); ajuste de este trabajo (continuo). Der.: ajuste de Morrel et al. (2001). Tabla 3. Soluciones orbitales para HD 93205. Elementos orbitales P [dı́as] Tperiast [HJD−2450000] TVRmax [HJD−2450000] e ω [◦ ] Vγ [km s−1 ] a1 sen i [R⊙ ] a2 sen i [R⊙ ] K1 [km s−1 ] K2 [km s−1 ] M1 sen3 i [M⊙ ] M2 sen3 i [M⊙ ] q (M1 /M2 ) Este trabajo Morrell et al. (2001) 6.0803 (fijo) 6.0803 ± 0.0004 499.65 ± 0.03 499.14 ± 0.02 499.10 ± 0.03 498.68 ± 0.02 0.41 ± 0.01 0.35 ± 0.01 73 ± 3 56 ± 1 3±2 2±1 15.1 ± 0.6 14.8 ± 0.3 35.3 ± 0.7 34.6 ± 0.3 138 ± 4 132 ± 2 322 ± 5 308 ± 2 32 ± 3 31 ± 1 14 ± 2 13 ± 1 0.43 ± 0.02 0.43 ± 0.01 nuestras mediciones y soluciones orbitales, especialmente nuestra determinación de la longitud del periastro. Nuestra solución (ver Tabla 3) es comparable a la de M01 (dentro de los errores), y determinamos el periastro en la posición prevista de acuerdo a la VMA calculada por M01 (ver Fig. 1). HD 152248 fue clasificada por Sana et al. (2001) [S01] como O7.5III(f)+ O7III(f); ellos detectaron la existencia de MA en el sistema, estimando su velocidad ω̇ en ∼ 3.4 grados/año. La longitud del periastro obtenida de nuestra solución orbital preliminar (ver Tabla 2), ajustarı́a las soluciones anteriores con una VMA ω̇ = 3.3 ± 0.2 grados/año (ver Fig. 2), lo cual concuerda con el cálculo de S01. Actualmente se están realizando mediciones más precisas de las VRs con las cuales se obtendrá una solución orbital definitiva y una determinación más precisa de la VMA que será utilizada para calcular las masas de las componentes. El sistema binario HD 165052 fue estudiado por Arias et al. (2002) [A02], quienes encontraron que las VRs podı́an ser ajustadas con una órbita excéntrica y no con una órbita circular como indicaban Stickland et al. (1997). A02 comparan G. Ferrero, R. Gamen y E. Fernández-Lajús 250 450 200 400 150 350 100 300 omega (grados) omega (grados) 84 50 0 250 200 -50 150 -100 100 -150 50 -200 30000 35000 40000 45000 HJD-2400000 Figura 2. 50000 55000 0 41000 43000 45000 47000 49000 51000 53000 55000 HJD-2400000 Ídem Fig. 1 (izq.: HD 152248, der.: HD 165052). las soluciones propias con las publicadas y concluyen que podrı́a haber evidencias de MA en este sistema no-eclipsante O6.5V+O7.5V. Con nuestro trabajo hemos podido confirmar la existencia de MA y calcular su velocidad ω̇ ≈ 13 grados/año (ver Tabla 2 y Fig. 2), uno de los MA más extremos que se conozcan. 6. Conclusiones Las velocidades radiales determinadas en nuestros espectros echelle de las estrellas de la muestra permiten determinar los MA con buena precisión a pesar, en algunos casos, de contar con órbitas determinadas recientemente (menos de una década). A pesar de la gran demanda de tiempo observacional que este proyecto requiere, consideramos que la determinación de masas absolutas de estrellas tempranas será un aporte importante a la comprensión de estos objetos. Está previsto volver a calcular los parámetros orbitales con un algoritmo que ajuste simultáneamente la VMA a nuestros datos y a las VR medidas por otros autores. Referencias Arias, J. I., Morrell, N. I., Barbá, R. H., et al. 2002, MNRAS, 333, 202 (A02) Benvenuto, O. G., Serenelli, A. M., Althaus, L. G., et al. 2002, MNRAS, 330, 435 (B02) Bertiau, F. C., & Grobben, J. 1969, Ric. Astron. Spec. Vaticana, 8, 1 González, J. F., & Levato, H. O. 2006, A&A, 448, 283 Jeffery, C. S. 1984, MNRAS, 207, 323 Kaufer, A., Stahl, O., Tubbesing, S., et al. 1999, The Messenger, 95, 8 Monet, D. G. 1980, ApJ, 237, 513 Morrell, N. I., Barbá, R. H., Niemela, V. S., et al. 2001, MNRAS, 326, 85 (M01) Sana, H., Rauw, G., & Gosset, E. 2001, A&A, 370, 121 (S01) Sota, A., Maı́z-Apellániz, J., Walborn, N. R., & Shida, R. Y. 2008, RMxAC, 33, 56 Stickland, D. F., Pike, C. D., Lloyd, C., & Howarth, I. D. 1987, A&A, 184, 185 (S87) Stickland, D. F., Lloyd, C., & Koch, R. H. 1997, The Observatory, 117, 295 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN ORAL – ORAL COMMUNICATION Búsqueda de planemos en L 1495 Luciana Heredia1 , Mercedes Gómez1 y Héctor Bravo-Alfaro2 (1) Observatorio Astronómico, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (2) Departamento de Astronomı́a, Universidad de Guanajuato, México Abstract. In this contribution we present a search for planemos (planetary mass objects) in the L 1495 dark cloud, belonging to the Taurus molecular complex. The observations were obtained in the K (2.2 µm) and H (1.6 µm) bands with the near-IR instrument CAMILA, attached to the 2.1-m telescope of the San Pedro Mártir Observatory, in Baja California, México. These observations have been supplemented with data from the 2MASS, which cover a larger area and provide magnitudes in the J (1.25 µm) band. We used the Baraffe et al. (1998, 2002) and Chabrier et al. (2000) pre-main sequence evolutionary models to select ∼ 90 planetary mass candidates with magnitudes and colors roughly corresponding to objects with masses between 4 and 15 MJup and ages of a few million years, in the Taurus molecular cloud. However, more accurate photometry is necessary to confirm the magnitudes and colors of these candidate objects. If confirmed, this result may indicate that planemos are very common in our Galaxy. 1. Introducción El cúmulo σ Orionis es de gran importancia para el estudio de la formación, evolución y caracterización de objetos estelares y sub-estelares debido a su juventud (3–5 × 106 años) y cercanı́a (∼ 352 pc). Además, se encuentra relativamente expuesto, con escasa extinción en la región del óptico (AV < 1 mag). A partir del año 2000 hasta la fecha, en él se han confirmado decenas de objetos con masas planetarias (“planemos”, del inglés planetary mass objects), mientras que en otras regiones sólo se han detectado unos pocos de ellos. Entonces cabe preguntarse, ¿es casualidad que en σ Orionis se hayan encontrado tantos de estos objetos?, ¿las regiones habitadas por planemos tienen caracterı́sticas particulares?, ¿o realmente son abundantes en la Galaxia y, por cuestiones de tipo instrumental, ha sido sólo posible detectar un número relativamente reducido de estos objetos? Con el objetivo de valorar las hipótesis anteriores, en este trabajo se realiza una búsqueda de planemos en la región de formación estelar TaurusAuriga empleando imágenes profundas en el infrarrojo cercano, en particular en los filtros H y K. 2. Antecedentes: Planemos en σ Orionis El cúmulo joven σ Orionis posee una población de aproximadamente 700 objetos estelares y sub-estelares, los cuales yacen dentro de un radio de 30′ y a 85 86 L. Heredia, M. Gómez y H. Bravo-Alfaro una distancia de ∼ 352 pc. Además, el mismo alberga alrededor de 30 planemos confirmados (ver, p. ej., González-Garcı́a et al. 2006, Caballero et al. 2007, Zapatero Osorio 2008), y unos 250 candidatos a planemos aún no confirmados (Béjar et al. 1999, 2001, 2004). Para los planemos confirmados, espectroscopı́a en baja resolución, tanto óptica como infrarroja, ha permitido estimar tipos espectrales entre M6 y L5 (Béjar et al. 1999, Martı́n et al. 2001, Barrado y Navascués et al. 2001, 2003, Zapatero Osorio et al. 2008). Además, la Función Inicial de Masa (IMF) determinada para σ Orionis en el régimen sub-estelar muestra un crecimiento del número de objetos de baja masa, contrariamente a lo que indica la forma más aceptada de la IMF, determinada por Muench et al. (2002) en el conocido cúmulo del Trapecio. En el caso de σ Orionis, la IMF sugiere la existencia de una gran población de objetos de masa extremadamente baja. Otros trabajos han estimado que un porcentaje del 30–50 % de estos planemos poseen excesos de color que sugieren la presencia de discos de gas y polvo alrededor de los mismos (Caballero et al. 2007, Zapatero Osorio et al. 2007, Scholz & Jayawardhana 2008). 3. La nube oscura L 1495 La nube molecular de Taurus-Auriga es una región de formación estelar cercana, situada a una distancia de ∼ 140 pc (Kenyon et al. 1994) y bastante extendida, ya que cubre un área en el cielo de aproximadamente 100 grados cuadrados. Esta nube posee niveles relativamente bajos de extinción (con AV promedio de ∼ 3–5 mag: ver, p. ej., Lombardi et al. 2010, Pineda et al. 2010), lo cual ha facilitado estudiar el proceso de formación estelar tanto en el óptico como en el infrarrojo cercano. L 1495 es una de las nubes oscuras del catálogo de Lynds (1962), que ya′ ce en la región de Taurus, (α(J2000.0) = 04h 18.m 1, δ(J2000.0) = +27◦ 37 , ◦ ◦ l = 169. 27, b = −16. 23), abarcando un área de 2.6 grados cuadrados. Para el presente trabajo concentraremos nuestra atención en la región comprendida entre 04h 10m < α(J2000) < 04h 25m y +27◦ < δ(J2000) < +29◦ , la cual corresponde a la zona más densa de la nube. Dentro de esta región, diversos trabajos han detectado un total de 55 estrellas de baja masa y enanas marrones jóvenes con edades de unos pocos millones de años (Guieu et al. 2006, Luhman 2006, Luhman et al. 2006, Kenyon et al. 2008, Luhman et al. 2009). La nube oscura de L 1495 presenta, entonces, condiciones favorables para la detección de planemos. Es una de las regiones de formación estelar más cercana (∼ 140 pc) y, además, las estrellas jóvenes en la región poseen edades similares a la del cúmulo σ Orionis. Por lo tanto, si estos objetos son abundantes en la Galaxia, deberı́a ser posible detectarlos en esta región. 3.1 Candidatos a planemos en L 1495 De acuerdo a las trayectorias evolutivas e isócronas de pre-secuencia principal de Baraffe y Chabrier (Baraffe et al. 1998, Baraffe et al. 2002, Chabrier et al. 2000), planemos con masas entre 15 y 4 MJup , con edades de unos millones de años, que se encuentran a una distancia 140 pc, similares a las edades y distancias de las estrellas y enanas marrones jóvenes de Taurus, poseen magnitudes y colores en los rangos 13.75 < K < 15.69, 0.39 < (H − K) < 0.82 y 0.42 < (J − H) < 1.03. Búsqueda de planemos en L 1495 87 Se obtuvieron del 2MASS todas aquellas fuentes detectadas dentro de un área de 2 grados cuadrados centrada en α = 04h 17.m 5, δ = +28◦ (J2000.0). De las 11137 fuentes detectadas por 2MASS, se seleccionaron aquellas con magnitud K y colores (H−K) y (J −H) dentro de los rangos indicados y que se ubican hacia la derecha de la isócrona de 1 millón de años. La Figura 1 (panel izquierdo) muestra la localización de 85 candidatos que satisfacen estas condiciones. La inclusión de los errores, tanto en K como en (H − K) (Figura 1, panel derecho), puede dar una mejor idea de la confiabilidad de los candidatos seleccionados. En general, los errores son grandes; sin embargo, todos los objetos pueden ser considerados candidatos a planemos, ya que en el diagrama K vs. (H − K) yacen en la región predicha por el modelo de Baraffe y Chabrier para objetos con 4–15 MJup y edades de 1 millón de años, a una distancia de 140 pc. Figura 1. Izquierda: Diagrama color-magnitud K vs. (H − K) en el que se localizan todas aquellas fuentes con 13.5 < K < 15.5 e ı́ndices de color 0.39 < (H − K) < 0.82 y 0.42 < (J − H) < 1.03, con edades menores a un millón de años. Derecha: en el mismo diagrama se incluyen los errores tanto en K como en (H − K). Las lı́neas de trazo continuo indican la posición de la Secuencia Principal, indicada como SP (Bessell & Brett 1988), y de la isócrona de 106 años. La lı́nea de trazo quebrado corresponde a la isócrona de 5 × 106 años (Baraffe et al. 1998, Chabrier et al. 2000, Baraffe et al. 2002). En la Figura 2 se muestran las posiciones de 9 candidatos seleccionados en base a las observaciones realizadas con el telescopio de 2.1 m de San Pedro Mártir, con magnitudes en la banda K entre 13.5 y 15.5. Notar que algunos de ellos presentan excesos en (H − K) muy significativos. Esto, en analogı́a con las estrellas de tipo T Tauri, podrı́a estar relacionado con la presencia de discos (ver, p. ej., Caballero et al. 2007, Zapatero Osorio et al. 2007). Esta sugerencia, sin embargo, debe ser verificada con datos adicionales (p. ej., fotometrı́a en el infrarrojo medio) que permitan asegurar la naturaleza de los excesos encontrados. Se utilizó, además, el trabajo de Dahn et al. (2002) que proporciona los ı́ndices de color (J − K), tipos espectrales y temperaturas efectivas para enanas frı́as y enanas marrones, para estimar, en base al ı́ndice de color mencionado, los tipos espectrales y temperaturas de los candidatos seleccionados. Teniendo en 88 L. Heredia, M. Gómez y H. Bravo-Alfaro cuenta valores “tı́picos” de la extinción en Taurus y, en particular, en L 1495 (0 < AV < 3), la gran mayorı́a de los candidatos seleccionados tendrı́an tipos espectrales L, con temperaturas entre 2700 y 1800 K. Se trata entonces de objetos muy frı́os e intrı́nsecamente rojos. Figura 2. Diagrama color-magnitud K vs. (H − K) en el que se localizan aquellos candidatos seleccionados en base a las observaciones realizadas con el telescopio de 2.1 m de San Pedro Mártir. En el mismo se incluyen los errores tanto en K como en (H − K). Las lı́neas de trazo continuo indican la posición de la Secuencia Principal, indicada como SP (Bessell & Brett 1988) y de la isócrona de 106 años. La lı́nea de trazo quebrado corresponde a la isócrona de 5 × 106 años (Baraffe et al. 1998, Chabrier et al. 2000, Baraffe et al. 2002). 4. Resultados Empleando los datos del 2MASS y teniendo en cuenta las magnitudes y colores para objetos con edades de unos pocos millones de años, masas entre 15 y 4 MJup a la distancia de 140 pc, según las trayectorias evolutivas e isócronas de Baraffe y Chabrier, se seleccionaron 85 candidatos a planemos en la nube oscura L 1495. A estos candidatos se le agregaron otros 9, detectados con el instrumento CAMILA en el telescopio de 2.1 m de San Pedro Mártir. Cabe remarcar, sin embargo, que los ı́ndices de color y magnitudes disponibles al presente son muy inciertos, por lo que se requiere una fotometrı́a de mayor precisión para confirmar las propiedades de los objetos seleccionados. Empleando los ı́ndices de color (J − K) y las calibraciones de Dahn et al. (2002) se obtiene que la gran mayorı́a de los candidatos seleccionados poseen tipos espectrales L y temperaturas entre 2700 y 1800 K. El número de candidatos a planemos detectados en L 1495 (94) supera a la cantidad de estrellas de baja masa y objetos sub-estelares en la región (55) en un factor ∼ 2. De confirmarse la naturaleza planetaria de los candidatos propuestos, este resultado podrı́a indicar que los planemos son comunes en la Galaxia. Observaciones futuras con mayor sensibilidad y cubrimiento espectral son necesarias para confirmar esta hipótesis. Búsqueda de planemos en L 1495 89 En un futuro próximo se espera emplear el telescopio de San Pedro Mártir y la cámara CAMILA para volver a observar los candidatos seleccionados en las tres bandas (J, H y K) del infrarrojo cercano con el objetivo de obtener magnitudes con errores significativamente menores que los mostrados en las Figs. 1 y 2. Se espera, además, realizar observaciones en el infrarrojo medio y espectroscopı́a, tanto en el infrarrojo cercano como medio, con el propósito de entender mejor la naturaleza fı́sica de los planemos y de estimar su posible contribución a la IMF. Referencias Baraffe, I., Chabrier, G., Allard, F., & Hauschildt, P. H. 1998, A&A, 337, 403 Baraffe, I., Chabrier, G., Allard, F., & Hauschildt, P. H. 2002, A&A, 382, 563 Barrado y Navascués, D., Zapatero Osorio, M. R., Béjar, V. J. S., et al. 2001, A&A, 377, L9 Barrado y Navascués, D., Béjar, V. J. S., Mundt, R., et al. 2003, A&A, 404, 1771 Béjar, V. J. S., Zapatero Osorio, M. R., & Rebolo, R. 1999, ApJ, 521, 671 Béjar, V. J. S., Martı́n, E. L., Zapatero Osorio, M. R., et al. 2001, ApJ, 556, 830 Béjar, V. J. S., Caballero, J. A., Rebolo, R., et al. 2004, Ap&SS, 292, 339 Bessell, M. S., & Brett, J. M. 1988, PASP, 100, 1134 Caballero, J. A., Béjar, V. J. S., Rebolo, R., et al. 2007, A&A, 470, 903 Chabrier, G., Baraffe, I., Allard, F., & Hauschildt, P. H. 2000, ApJ, 542, 464 Dahn, C. C., Harris, H. C., & Vrba, F. J. 2002, AJ, 124, 1170 González-Garcı́a, B. M., Zapatero Osorio, M. R., Béjar, V. J. S., et al. 2006, A&A, 460, 799 Guieu, S., Dougados, C., Monin, J. L., et al. 2006, A&A, 446, 485 Kenyon, S. J., Dobrzycka, D., & Hartmann, L. 1994, AJ, 108, 1872 Kenyon, S. J., Gómez, M., & Whitney, B. A. 2008, en Handbook of Star Forming Regions, Volume I: The Northern Sky, ASP Monograph Publications, Vol. 4, ed. B. Reipurth (ASP, San Francisco), 405 Lombardi, M., Lada, C. J., & Alvez, J. 2010, A&A, 512, 67 Luhman, K. L. 2006, ApJ, 645, 676 Luhman, K. L, Whitney, B. A., Meade, M. R., et al. 2006, ApJ, 647, 1180 Luhman, K. L., Mamajek, E. F., Allen, P. R., & Cruz, K. L. 2009, ApJ, 703, 399 Lynds, B. T. 1962, ApJS, 7, 1 Martı́n, E. L., Zapatero Osorio, M. R., Barrado y Navascués, D., et al. 2001, ApJ, 558, L117 Muench, A. A., Lada, E. A., Lada, C. J., & Alves, J. 2002, ApJ, 573, 366 Pineda, J. L., Goldsmith, P. F., Chapman, N., et al. 2010, ApJ, 721, 686 Scholz, A., & Jayawardhana, R. 2008, ApJ, 672, L49 Zapatero Osorio, M. R., Caballero, J. A., Béjar, V. J. S., et al. 2007, A&A, 472, L9 Zapatero Osorio, M. R., Béjar, V. J. S., Bihain, G., et al. 2008, A&A, 477, 895 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN ORAL – ORAL COMMUNICATION Código para el cálculo del perfil instrumental: resultados preliminares Olga I. Pintado1 , Luis Santillán2 y Marı́a E. Marquetti2 (1) Instituto Superior de Correlación Geológica (CONICET - UNT), Tucumán, Argentina (2) Departamento de Ciencias de la Computación, Facultad de Ciencias Exactas y Tecnologı́a, Universidad Nacional de Tucumán, Argentina Abstract. All images obtained with a telescope are distorted by the instrument. This distorsion is known as instrumental profile or instrumental broadening. The deformations in the spectra could introduce large errors in the determination of different parameters, especially in those dependent on the spectral lines shapes, such as chemical abundances, winds, microturbulence, etc. To correct this distortion, in some cases, the spectral lines are convolved with a Gaussian function and in others the lines are widened with a fixed value. Some codes used to calculate synthetic spectra, as SYNTHE, include this corrections. We present results obtained for the spectrograph REOSC and EBASIM of CASLEO. 1. Introducción La forma de las lı́neas de los espectros estelares se ve modificada por parámetros de las atmósferas de las estrellas, tales como temperatura efectiva, gravedad superficial, abundancias quı́micas, velocidad de micro y macroturbulencia, etc., y por deformaciones producidas por el instrumento: telescopio, espectrógrafos, detectores, etc. La deformación causada por el instrumento, llamada “Ensanchamiento” o “Perfil Instrumental” (PI), se calcula comparando un espectro solar, tomado normalmente al anochecer o al amanecer, con un espectro solar sin deformación. Cuando los espectros son de baja dispersión no es necesario hacer correcciónes por perfil instrumental. En cambio, cuando se trabaja en alta dispersión y se calculan abundancias quı́micas o se quieren estudiar procesos de tipo dinámico, se pueden introducir errores importantes si no se hace la corrección por perfil instrumental. Se ha desarrollado un método para calcular la función que, convolucionada con un espectro ideal, da como resultado el espectro observado. En este trabajo presentamos resultados preliminares obtenidos para los espectrógrafos REOSC (en dispersión simple y cruzada) y EBASIM del Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO), San Juan, Argentina. 90 Código para el cálculo del perfil instrumental 91 2. Perfiles instrumentales El espectro solar puro (sin deformación) se calcula con el modelo de Kurucz (comunicación privada). Este espectro se convoluciona con el perfil instrumental calculado y es el que llamamos “Calculado*Perfil”. Esto se compara con el espectro solar observado. Es importante que el espectro calculado con el modelo tenga la misma dispersión que el espectro observado, porque de otro modo estaremos introduciendo ruido en el cálculo del perfil instrumental. Se utiliza un rango de longitudes de onda de 3000 Å para hacer el cálculo, y en las figuras se ha graficado un rango menor para dar claridad a las mismas. Figura 1. Espectro observado con REOSC en dispersión simple, junto con el calculado y el calculado corregido por el perfil instrumental. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) En la Figura 1 se muestran los resultados obtenidos para el espectrógrafo REOSC en dispersión simple. El coeficiente de correlación entre el espectro observado y el calculado es del 70 %, y entre el espectro observado y el modelo corregido es del 49 %. Si no corregimos por perfil instrumental se introduce un error del 36 % que, cuando corregimos por perfil instrumental, baja al 16 % en el cálculo de los anchos equivalentes de las lı́neas espectrales. En la Figura 2 se muestran los mismos resultados que en la Figura 1, pero para espectros obtenidos con el espectrógrafo REOSC en dispersión cruzada. En este caso, los coeficientes de correlación entre el espectro observado y el modelo, y entre el espectro observado y el modelo corregido, son del 90 % y 98 % respectivamente, lo que es esperable por simple inspección visual de las curvas. La falta de corrección del perfil instrumental incrementa los errores en un 5 % aproximadamente. En la Figura 3 se muestran resultados similares para espectros obtenidos con EBASIM. En este caso, los coeficientes de correlación son del 82 % y 95 % respectivamente, y el error que se introduce por la falta de corrección del perfil instrumental es del 4 %. 92 O. I. Pintado, L. Santillán y M. E. Marquetti Figura 2. Espectro observado con REOSC en dispersión cruzada, junto con el calculado y el calculado corregido por el perfil instrumental. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) Figura 3. Espectro observado con EBASIM junto con el calculado y el calculado corregido por el perfil instrumental. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) 3. Discusión y perspectivas futuras Si bien es en los espectros obtenidos con REOSC en dispersión simple donde se introduce más error si no se hace la corrección, también es en donde es menos necesario hacerlo, porque al tratarse de espectros de baja dispersión, los mismos no se usan para calcular parámetros fı́sicos con precisión. En la Figura 4 se muestra el perfil instrumental para el espectrógrafo REOSC en dispersión cruzada, y se ve que se aproxima a una Gaussiana. Por su parte, el perfil instrumental para EBASIM es notablemente asimétrico (Figura 5). En ambos casos es necesario introducir la corrección por perfil instrumental cuando se calculan abundancias quı́micas o se estudian procesos dinámicos. En el futuro se harán estudios complementarios para analizar cómo varı́a el perfil instrumental con las distintas configuraciones de ambos espectrógrafos. También se pretende hacer analizar el comportamiento estacional del perfil instrumental. Agradecimientos. OIP es Astrónomo Visitante del Complejo Astronómico El Leoncito, operado por acuerdo entre el Consejo Nacional de Investigaciones Código para el cálculo del perfil instrumental 93 Figura 4. Perfil instrumental para REOSC en dispersión cruzada comparado con una gaussiana. Figura 5. Perfil instrumental para EBASIM. Cientı́ficas y Técnicas de la República Argentina y las Universidades Nacionales de La Plata, Córdoba y San Juan. Agradecemos las sugerencias de los Drs. Pablo Mauas y Ricardo Gil-Hutton. Este trabajo fue parcialmente financiado por los PIP 5555 y 0348 de CONICET. OIP agradece al personal de CASLEO la colaboración prestada durante los turnos de observación. Referencias Kurucz, R. 1993, SYNTHE (Spectrum Synthesis Programs and Line Data), Kurucz CD-ROM No. 18, (Smithsonian Astrophysical Observatory, Cambridge) Sbordone, L., Bonifacio, R., Castelli, F., & Kurucz, R. 2004, ATLAS and SYNTHE under Linux, Mem. Soc. Astron. Ital. Supp., 5, 93 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN ORAL – ORAL COMMUNICATION Evolución de la Zona de Habitabilidad Estelar Denis Poffo1 y Mercedes Gómez2 (1) Facultad de Matemática, Astronomı́a y Fı́sica, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (2) Observatorio Astronómico, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina Abstract. The Stellar Habitable Zone is defined as the distance at which water can exist in liquid form on the surface of a planet. In this contribution we apply a simple single-temperature model to calculate the boundaries of the Stellar Habitable Zone. We analyze the variation of the so-called habitable zone as function of the evolution of the central star. In particular we study how the habitable zone changes for 3, 1.5, 1, and 0.6 M⊙ stars with solar metallicity. For stars in this range, we identify evolutionary stages long enough to allow the development of life on the surface of a planet in the Stellar Habitable Zone. These stars define the group of the “Astrobiologically Interesting Stars.” The stellar stability is a necessary but not sufficient requirement for the development of life. 1. Introducción Nuestro planeta es el principal testigo de los primeros factores a tener en cuenta cuando se habla de habitabilidad planetaria. Por lo que se conoce, es de extrema importancia para la formación de la vida contar con un planeta que tenga condiciones de estabilidad térmica, reservas acuı́feras, una atmósfera oxigenada, etc. Diversos estudios revelan que la Tierra se formó hace 4600 millones de años aproximadamente. Esta Tierra primitiva estaba compuesta por una atmósfera reductora, con gases como nitrógeno, dióxido de carbono, amonı́aco, vapor de agua y metano (Miller 1953). A partir de la consideración de estos compuestos primigenios surge una de las teorı́as más aceptadas sobre el origen de la vida, la llamada “evolución bioquı́mica de la materia”, postulada por Alexander Oparin en 1924 (Oparin 1952). La evidencia más antigua de vida en la Tierra fue encontrada en un estromatolito fósil de Australia Occidental, que tiene unos 3430 millones de años de antigüedad. Su forma es similar a la de una cianobacteria filamentosa moderna (Bada et al. 2007). Este hallazgo indica que son necesarios perı́odos de estabilidad estelar lo suficientemente largos como para que la vida surja. En general se estima que se requieren unos 2000 millones de años (Forget 1998). En este trabajo se define el concepto de Zona de Habitabilidad Estelar, se identifican perı́odos o etapas en la evolución de las estrellas comparables con el tiempo requerido para el desarrollo de la vida, y se analiza cómo se ve afectada esta zona en función de la evolución de la estrella. 94 Evolución de la Zona de Habitabilidad Estelar 95 2. Zona de Habitabilidad Estelar La Zona de Habitabilidad Estelar es una región anular alrededor de una estrella, tal que un planeta que orbite dentro de esta región tendrı́a la capacidad de mantener agua en estado lı́quido en su superficie. En esta definición se asume que el planeta posee condiciones favorables como para que pueda mantener océanos de agua lı́quida por sus propias condiciones geológicas. 3. Tiempo de permanencia de las estrellas en la Secuencia Principal y tiempo requerido para la vida La teorı́a de la Evolución Estelar indica que los tiempos evolutivos de las estrellas dependen fuertemente de su masa. Ası́, por ejemplo, una estrella de 50 M⊙ permanece en la Secuencia Principal sólo unos pocos millones de años, en tanto que una de 0.5 M⊙ lo hace por un perı́odo de decenas de miles de millones de años (Iben 1967). A partir de la estimación de Forget (1998) mencionada anteriormente para el desarrollo de la vida en la Tierra, se puede calcular que sólo estrellas de tipos espectrales F y más tardı́os poseen tiempos de permanencia en la Secuencia Principal del orden de, o mayores que 2000 millones de años, lo suficientemente largos para el surgimiento de la vida. Las estrellas de menor masa, de tipos espectrales M y menor temperatura, son las que poseen mayores perı́odos de estabilidad. Sin embargo, un planeta tipo Tierra en la Zona de Habitabilidad de una estrella de tipo M deberı́a hallarse a una distancia muy próxima a ésta (∼ 0.1 UA) a causa de su baja luminosidad. A estas distancias, el efecto tidal o de marea es muy importante, llegando a sincronizar el perı́odo orbital y de rotación del planeta (Grießmeier et al. 2009). Esto implicarı́a la existencia de un hemisferio caliente y otro frı́o en la superficie del planeta, lo cual no resulta propicio para la formación y desarrollo de la vida. Por este motivo, en esta contribución se adopta un lı́mite inferior de masa de ∼ 0.6 M⊙ y se focaliza el análisis en estrellas de tipos espectrales F, G y K. 3.1 El modelo propuesto por Kasting et al. (1993) Este modelo calcula la Zona de Habitabilidad Estelar tomando como referencia al planeta Tierra. Se basa en un sistema climático en el que la temperatura del planeta está directamente regulada por la radiación solar incidente. El mecanismo que se encarga de realizar esta regulación es el ciclo “carbono-silicato”, el cual modifica los niveles de CO2 en la atmósfera del planeta y, de esta manera, regula la temperatura. En su trabajo, Kasting et al. (1993) encuentran un valor de flujo radiativo efectivo (Seff ) a partir del cual calcula los lı́mites de la Zona de Habitabilidad. Seff se define como el cociente entre el flujo irradiado por una estrella (S⋆ ) a una distancia fija y el flujo irradiado por el Sol (S⊙ ) sobre la Tierra; S⊙ es el valor de la constante solar a la distancia de la Tierra (S⊙ = 1367 W/m2 ). Los valores obtenidos son: Seff = 1.10 para un lı́mite interno de 0.95 UA, y Seff = 0.53 para un lı́mite externo de 1.37 UA. El primer lı́mite corresponde al flujo solar necesario para evaporar los océanos, y el segundo a la condensación del CO2 y el consiguiente congelamiento del planeta. 96 D. Poffo y M. Gómez 3.2 Modelo de temperatura única Este modelo, más sencillo que el Kasting et al. (1993), propone una temperatura constante para la Tierra de 15◦ C (288 K). Se considera a la Tierra como un cuerpo negro que absorbe la radiación solar a través de su cara iluminada como Eabs = πrt2 S⊙ y que emite desde toda su superficie como Eirr = 4πrt2 σTt4 , donde rt y Tt son el radio y la temperatura de la Tierra, respectivamente. En condiciones de equilibrio térmico se debe verificar que: σTt4 = L⊙ , 16πd2 donde el factor d representa la distancia a la cual se calcula el valor del flujo radiativo y σ es la constante de Stefan-Boltzmann. Empleando la expresión anterior para el caso particular de T = 288 K y d = 1 UA, y haciendo el cociente con la expresión general, se obtiene la distancia en función de la temperatura promedio propuesta y de una temperatura T a calibrar, d= 288 T 2 (1 UA). Esta temperatura estarı́a dada por las temperaturas de evaporación del agua (T = 373.15 K, que corresponde al lı́mite interno lint = 0.6 UA), y de solidificación del agua (T = 273.15 K, que determina el lı́mite externo lext = 1.11 UA). Por otro lado, es posible calcular el valor de la constante solar, S⊙ , en los lı́mites interno (lint ) y externo (lext ) y ası́ obtener la Zona de Habitabilidad para cualquier sistema estelar mediante: lint lext v u u σT 4 R2 u ⋆ ⋆ =u u S int , t ⊙ ext S⊙ int y S ext son la temperatura y el radio de la estrella, y los valores donde T⋆ , R⋆ , S⊙ ⊙ de la constante solar evaluada en los lı́mites internos y externos de la Zona de Habitabilidad del Sistema Solar, respectivamente. Es importante destacar aquı́ que los rangos de distancias que definen la Zona de Habitabilidad son directamente proporcionales a la luminosidad de la estrella central. 4. Evolución de la Zona de Habitabilidad Estelar La luminosidad estelar no es un parámetro que permanezca constante en el tiempo. Las estrellas experimentan cambios sustanciales en su luminosidad durante su evolución. Estos cambios producirán variaciones en la Zona de Habitabilidad. En la Sección 3 se utilizaron los tiempos de vida de la Secuencia Principal y la aparición del efecto tidal para planetas en la Zona de Habitabilidad de estrellas frı́as, con el propósito de restringir los tipos espectrales compatibles con el tiempo y condiciones necesarias para el surgimiento de la vida en dicha Evolución de la Zona de Habitabilidad Estelar 97 Zona. En la presente Sección se emplean las trayectorias evolutivas de Padova1 (Girardi et al. 1999) para identificar fases o etapas evolutivas posteriores a la Secuencia Principal con una duración mı́nima de 2000 millones de años. El análisis se centró en objetos con masas de 3, 1.5, 1 y 0.6 M⊙ , con metalicidad solar. En la Tabla 1 se indica la duración de distintas etapas evolutivas para estrellas de las masas indicadas. En negrita se destacan las etapas con una duración del orden o mayor que 2000 millones de años. Notar que para estrellas de 0.6 M⊙ se identifican perı́odos de estabilidad suficientemente largos para el desarrollo de la vida en tres etapas de la evolución, en tanto que para estrellas de 1.5 M⊙ sólo en Secuencia Principal se tienen duraciones del orden requerido. Tabla 1. Tiempos de duración (en unidades de 109 años) de distintas etapas evolutivas. M⋆ (M⊙ ) 0.6 1.0 1.5 3.0 Secuencia Principal 74.9 7.6 2.6 0.36 Rama de las Subgigantes 3.9 3.8 0.01 0.01 Rama de las Gigantes 2.0 0.7 0.2 0.1 El modelo evolutivo de Padova también permite calcular cómo cambia la Zona de Habitabilidad Estelar en función de las variaciones que experimenta la luminosidad y, por consiguiente, la temperatura y el radio del objeto central en las distintas etapas evolutivas. En la Figura 1 se muestra la evolución de la Zona de Habitabilidad (región gris) para una estrella de 1 M⊙ . Para 4600 millones de años los lı́mites internos y externos corresponden a 0.6 y 1.1 UA, respectivamente. Las lı́neas verticales marcan el inicio de la Rama de las Subgigantes (7600 millones de años) y la de las Gigantes (12000 millones de años). Notar cómo la Zona de Habitabilidad Estelar se desplaza hacia el exterior a medida que evoluciona la estrella. En la Rama de las Gigantes, la Zona de Habitabilidad Estelar se aparta, muy rápidamente, a más de 3 UA. Un análisis similar ha sido realizado para las demás estrellas en el rango indicado en la Tabla 1, obteniéndose resultados análogos. 5. Conclusiones Un modelo simple de temperatura única permite estudiar la localización de la Zona de Habitabilidad Estelar en función de la evolución de la propia estrella. Se identifica un rango de masas estelares que van de 0.6 a 3 M⊙ , que durante la etapa de Secuencia Principal son “Astrobiológicamente Interesantes” (Porto de Mello 2006), es decir que poseen tiempos de vida del orden de, o mayores que 2000 millones de años, tiempo requerido para el surgimiento de la vida. Para estrellas con masas inferiores a 0.6 M⊙ el efecto tidal, para planetas en la 1 http://pleiadi.pd.astro.it/ 98 D. Poffo y M. Gómez Figura 1. Evolución de los lı́mites interno y externo de la Zona de Habitabilidad Estelar (región gris) para una estrella de 1 M⊙ y metalicidad solar. Las lı́neas verticales marcan el inicio de la rama de las Subgigantes (7600 millones de años) y de las Gigantes (12000 millones de años), respectivamente. Zona de Habitabilidad, tiende a sincronizar los perı́odos de rotación y orbital. Empleando el modelo evolutivo de Padova se identifican etapas fuera de la Secuencia Principal con duraciones compatibles con la requerida para el desarrollo de la vida. La existencia de estas etapas depende fuertemente de la masa estelar. Para estrellas de 0.6 M⊙ , tanto la etapa de Secuencia Principal como las Ramas de las Subgigantes y Gigantes poseen una duración del orden de, o mayor a los 2000 millones de años. Sin embargo, la Zona de Habitabilidad Estelar no depende sólo de la luminosidad y estabilidad de la estrella huésped, sino también de la composición quı́mica de la atmósfera planetaria, como lo establece el modelo de de Kasting et al. (1993). La estabilidad estelar es, de alguna manera, una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo de la vida. Referencias Bada, J. L., Fegley, B. Jr., Miller, S. L., et al. 2007, Science, 937, 939 Forget, F. 1998, Earth, Moon and Planets, 81, 59 Girardi, L., Bressan, A., Bertelli, G., & Chiosi, C. 1999, A&A, 141, 371 Grießmeier, J. M., Stadelmann, A., Grenfell, J. L., et al. 2009, Icarus, 199, 526 Iben, I. Jr. 1967, ARA&A, 5, 571 Kasting, J. F., Whitmire, D. P., & Reynolds, R. T. 1993, Icarus, 101, 108 Miller, S. L. 1953, Science, 117, 528 Oparin, A. I. 1952, The Origin of Life (Dover, New York) Porto de Mello, G., del Peloso, E. F., & Ghezzi, L. 2006, Astrobiology, 6, 308 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN ORAL – ORAL COMMUNICATION Propiedades infrarrojas de regiones de formación estelar Hugo P. Saldaño1 , Paolo Persi2 , Mauricio Tapia3 , Miguel Roth4 y Mercedes Gómez1 (1) Observatorio Astronómico, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (2) INAF - Istituto di Astrofisica Spaziale e Fisica Cosmica di Roma, Italia (3) Instituto de Astronomı́a, Universidad Nacional Autónoma de México, México (4) Las Campanas Observatory, Carnegie Institution of Washington, La Serena, Chile Abstract. We present an analysis of near-IR images, obtained with the instrument PANIC at the Baade telescope (Las Campanas), of the star-forming regions associated with the sources IRAS 12272−6240 and IRAS 17149−3916, selected from the southern sky survey of submm cores of Beltran et al. (2006). We identify two young clusters associated with each one of the IRAS sources. The near-IR color-color and color-magnitude diagrams are used to detect young stars with masses between 0.7 and 30 M⊙ . We find ∼ 190 and ∼ 285 sources in the IRAS 12272−6240 and IRAS 17149−3916 regions, showing nearIR excesses due to circumstellar material and that probably belong to the identified young clusters. 1. Introducción El o los mecanismos de formación de las estrellas de gran masa (M > 8 M⊙ ) constituyen un desafı́o para la Astrofı́sica Moderna. En la literatura se encuentran dos posibles escenarios para la formación de las estrellas de gran masa, diametralmente opuestos: el mecanismo de acreción, el cual representa una versión aumentada del modelo estándar para la formación de estrellas de masa solar (Cesaroni et al. 2005, 2006), y por otro lado el mecanismo de merger o colisional, que postula que las estrellas de gran masa se forman en el seno de proto-cúmulos estelares de elevada densidad, mediante las colisiones de estrellas de baja masa (Bonnell & Bate 2002, 2006). Con el propósito de contribuir a una mejor comprensión del proceso de formación de las estrellas de gran masa, se presenta el análisis de imágenes en los filtros J (1.25 µm), H (1.65 µm) y Ks (2.16 µm) obtenidas con el telescopio Baade (Las Campanas, Chile), de las regiones de formación estelar asociadas con las fuentes IRAS 12272−6240 y IRAS 17149−3916. 99 100 H. P. Saldaño et al. 2. Regiones observadas Las regiones analizadas, IRAS 12272−6240 y IRAS 17149−3916, fueron seleccionadas del catálogo de Beltran et al. (2006). En particular, estos autores estudiaron la emisión del polvo en 1.2 mm de un total de 235 fuentes, detectando que la gran mayorı́a de los objetos son núcleos de gran masa con múltiples centros de condensaciones, candidatas a ser núcleos pre-estelares donde eventualmente se formarán nuevas estrellas masivas. Estos autores estimaron que IRAS 12272−6240 se encuentra a una distancia de 11.2 kpc y posee una masa de 6880 M⊙ , mientras que IRAS 17149−3916 se encuentra a 2.1 kpc y su masa es de 586 M⊙ (ambas masas corresponden a la emisión detectada en 1.2 mm). Observaciones realizadas por otros autores llegaron a la detección de emisiones de máseres de metanol en ambas regiones, y de agua en IRAS 12272−6240 (Caswell & Hayne 1987, Walsh et al. 1997, Pestalozzi et al. 2005, Vall’tts et al. 2000, Breen et al. 2010). Estas emisiones proporcionan claros indicios de la presencia de estrellas masivas jóvenes en pleno proceso de formación ya que, en general, las emisiones de máseres se encuentran estrechamente relacionadas a este tipo de objetos (ver, por ejemplo, Norris et al. 1998, Phillips et al. 1998). 3. Observaciones y reducción de datos Las observaciones fueron realizadas con el telescopio Baade, uno de los dos telescopios gemelos Magallanes de 6.5 m del Observatorio de Las Campanas, Chile. El instrumento utilizado fue la cámara infrarroja PANIC (Persson’s Auxiliary Nasmyth Infrared Camera) la cual, colocada en el foco Nasmyth (f/11), produce un campo de 2′ × 2′ sobre un detector “Hawaii” de HgCdTe de 1024 × 1024 pixeles, fabricado por Rockwell. El tamaño del pixel para esta configuración es de 0.125′′ . Se utilizaron tres filtros de banda ancha, Ks, H y J. La fuente IRAS 12272−6240 fue observada durante la noche del 12 de junio de 2009 y la fuente IRAS 17149−3916 el 10 de junio del mismo año; ambas observaciones fueron realizadas por el Dr. M. Roth. Para la determinación de las magnitudes J, H y Ks de las fuentes en ambas regiones se utilizó el software IRAF (Image Reduction and Analysis Facility), dentro del cual se emplearon las tareas daofind y phot que se encuentran en el paquete noao.digiphot.apphot para la selección de las fuentes de interés y la obtención preliminar de las respectivas magnitudes mediante la fotometrı́a de apertura. Con el objetivo de optimizar el análisis y obtener una fotometrı́a de mayor precisión se empleó la técnica “PSF” (Point-Spread Function) usando la tarea psf dentro del paquete noao.digiphot.apphot. Con esta última técnica se detectaron aproximadamente 1000 fuentes de hasta magnitud 19 en la banda Ks en cada región. 4. Análisis 4.1 Diagramas color-color (J − H) vs. (H − Ks) Este tipo de diagrama permite discriminar objetos estelares con excesos de color intrı́nsecos que, en general, son atribuidos a envolventes y/o discos de gas Regiones de formación estelar en el infrarrojo 101 y polvo, de aquellos que sólo presentan excesos de color interestelar producido por la nube de gas y polvo en la que se encuentran incrustados. También puede ocurrir que el objeto de interés se encuentre por detrás de dicha nube, en cuyo caso sólo presentará exceso interestelar. Los paneles izquierdo y derecho de la Figura 1 muestran los diagramas color-color (J − H) vs. (H − Ks) para los objetos detectados en las regiones asociadas con las fuentes IRAS 12272−6240 e IRAS 17149−3916. Para ambas regiones sólo se graficaron el ∼ 79 % y el ∼ 88 % de las fuentes detectadas, esto es 1100 para IRAS 12272−6240 y 793 para IRAS 17149−3916, respectivamente. Las restantes fuentes poseen magnitudes con errores significativamente grandes, de tal manera que los ı́ndices de color resultantes son muy inciertos. En la primera región (IRAS 12272−6240) se detectaron ∼ 190 fuentes con enrojecimiento intrı́nseco, mientras que en la segunda (IRAS 17149−39169) se detectaron ∼ 285 fuentes. Estos objetos con enrojecimiento intrı́nseco yacen a la derecha de la banda de enrojecimiento en los diagramas de la Figura 1. Figura 1. Diagrama color-color (J − H) vs. (H − Ks) de las regiones asociadas con IRAS 12272−6240 (panel izquierdo) y con IRAS 17149−3916 (panel derecho). Las lı́neas de trazo continuo indican la posición de la Secuencia Principal y de la Rama de las Gigantes (Bessell & Brett 1988). Las lı́neas de trazo quebrado corresponden a la banda de enrojecimiento que se extiende desde los extremos de la Secuencia Principal (Rieke & Lebofsky 1985). Se indica el vector de enrojecimiento para una extinción en la banda V de 10 magnitudes. 4.2 Diagrama color-magnitud Ks vs. (H − Ks) El diagrama color-magnitud es de gran utilidad a la hora de identificar estrellas en distintas etapas evolutivas. Para construir y utilizar este tipo de diagrama se requirió de la estimación de las distancias a cada región y de sus respectivas extinciones interestelares medias, con el propósito de comparar el diagrama colormagnitud observado con la localización en el mismo de las estrellas de Secuencia Principal. Para la estimación de las distancias se empleó el modelo dinámico de Brand & Blitz (1993), el cual requiere de las velocidades radiales de ambas fuentes; éstas fueron estimadas a partir de las emisiones de máseres detectadas en 102 H. P. Saldaño et al. dichas regiones. Para la estimación de la extinción interestelar promedio hacia cada región se usaron los correspondientes diagramas color-color. En los paneles izquierdo y derecho de la Figura 2 se presentan los diagramas color-magnitud de las regiones asociadas con las fuentes IRAS 12272−6240 e IRAS 17149−3916, para las cuales se han estimado distancias de 9.6 kpc y 2.2 kpc respectivamente, en razonable acuerdo con los valores de Beltran et al. (2006). La Secuencia Principal, obtenida del trabajo de Koornneef (1983), ha sido ubicada a las distancias correspondientes a cada región y enrojecida por una absorción promedio AV de 2 mag para IRAS 12272−6240, y de 5.5 mag para IRAS 17149−3916, de acuerdo a la ley de absorción interestelar de Rieke & Lebofsky (1985). Estos valores son compatibles con los que se muestran en los respectivos diagramas color-color de la Figura 1. En la región de IRAS 12272−6240 se encontró que casi el 85 % de la muestra yace a la derecha de la Secuencia Principal, mientras que en IRAS 17149−3916 el porcentaje es ∼ 75 %. Estas fuentes muy probablemente corresponden a objetos todavı́a en etapa de formación. Con sı́mbolos rojos se indican aquellos objetos que presentan excesos de color intrı́nsecos obtenidos de los diagramas color-color. Notar que todos se encuentran a la derecha de la Secuencia Principal. Además, puede verse en ambos diagramas de la Figura 2 que se han detectado estrellas jóvenes desde tipos espectrales O6, que corresponden a estrellas con masas ∼ 30 M⊙ , hasta los tipos espectrales F tardı́os, G tempranos y K intermedios, con masas ∼ 0.7–1 M⊙ . O6 O6 O9 B0 O9 B0 B5 B5 A0 A0 F0 F0 G0 G0 K0 K0 M0 M0 M5 M5 Figura 2. Diagramas color-magnitud H vs. (H − Ks) de las regiones asociadas con IRAS 12272−6240 (panel izquierdo) y con IRAS 17149−3916 (panel derecho). La lı́nea de trazo continuo grueso indica la localización de la Secuencia Principal (Koornneef 1983), a la distancia de cada región. Con sı́mbolos rojos se indican los objetos con exceso de color intrı́nseco (ver Figura 1). Se indica el vector de enrojecimiento para una extinción en la banda V de 10 magnitudes. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) Regiones de formación estelar en el infrarrojo 103 5. Conclusión El análisis realizado en las regiones asociadas a las fuentes IRAS 12272−6240 e IRAS 17149−3916 muestra que se trata, en ambos casos, de proto-cúmulos en pleno proceso de formación con gran cantidad de objetos pre-estelares. Los diagramas color-color han permitido detectar ∼ 190 y ∼ 285 fuentes, respectivamente, con excesos de color intrı́nsecos. Los diagramas color-magnitud muestran la presencia de objetos en formación en un amplio rango de masas, desde 0.7 a 30 M⊙ , aproximadamente. Pero no todos los objetos en formación evidencian excesos de color en el infrarrojo cercano atribuibles a la presencia de discos. En un futuro próximo se espera obtener espectroscopı́a infrarroja ası́ como también imágenes en el infrarrojo medio que permitan estudiar con mayor detalle a las estrellas jóvenes detectadas en cada región. En particular, imágenes en el infrarrojo medio pueden ser de gran utilidad a la hora de estimar en forma más confiable la frecuencia de discos en los objetos en formación detectados y, de esta forma, proporcionar indicios más confiables acerca de la naturaleza de Presecuencia Principal de los mismos. Espectros en el infrarrojo cercano permitirán obtener el tipo espectral de cada objeto y, por lo tanto, la temperatura efectiva. Esto conjuntamente con la luminosidad bolométrica y el empleo de trayectorias evolutivas de Pre-Secuencia Principal (ver, p. ej., D’Antona & Mazzitelli 1994) permitirán derivar la masa y la edad de los candidatos identificados. Referencias Beltran, M. T., Brand, J., Cesaroni, R., et al. 2006, A&A, 447, 221 Bessel, M. S., & Brett, J. M. 1988, PASP, 100, 1134 Bonnell, I. A., & Bate, M. R. 2002, MNRAS, 336, 659 Bonnell, I. A., & Bate, M. R. 2006, MNRAS, 370, 488 Brand, J., & Blitz, L. 1993, A&A, 275, 67 Breen, S. L., Caswell, J. L., Ellingsen, S. P., & Phillips, C. J. 2010, MNRAS, 406, 1487 Caswell, J., & Haynes, R. 1987, A&A, 171, 261 Cesaroni, R., Neri, R., Olmi, L., et al. 2005, A&A, 434, 1039 Cesaroni, R., Galli, D., Lodato, G., et al. 2006, Nature, 444, 703 D’Antona, F., & Mazzitelli, I. 1994, ApJS, 90, 467 Koornneef, J. 1983, A&A, 128, 84 Norris, R. P., Byleveld, S. E., Diamond, P. J., et al. 1998, ApJ, 508, 275 Pestalozzi, M. R., Minier, V., & Booth, R. S. 2005, A&A, 432, 737 Rieke, G. H., & Lebofsky, M. J. 1985, ApJ, 288, 618 Phillips, C. J., Norris, R. P., Ellingsen, S. P., & McCulloch, P. M. 1998, MNRAS, 300, 1131 Val’tts, I., Ellingsen, S., Slysh, V., et al. 2000, MNRAS, 317, 315 Walsh, A. J., Hyland, A. R., Robinson, G., & Burton, M. G. 1997, MNRAS, 291, 261 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN ORAL – ORAL COMMUNICATION Funciones de distribución de pares condicionales para fluidos ideales Ernesto Zurbriggen1,2 y René D. Rohrmann3 (1) Facultad de Matemática, Astronomı́a y Fı́sica, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (2) Observatorio Astronómico, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (3) Instituto de Ciencias Astronómicas, de la Tierra y del Espacio (CONICET - UNSJ), San Juan, Argentina Abstract. The description of the microscopical spatial structure of a gas in equilibrium can be enriched by using the so-called space partition method. This thermo-statistical formalism makes use of a novel kind of conditional pair distribution function denoted gvv′ . The aim of the present work is to continue the analysis of the function gvv′ for gases composed of independent, randomly distributed particles. 1. Introducción El modelo de fluido para envolturas estelares de mayor uso actual es el de Hummer & Mihalas (1988). Sin embargo, el mismo no produce resultados completamente satisfactorios cuando se aplica al estudio de atmósferas de enanas blancas frı́as (Teff < 8000 K, Bergeron 2001). Esto motivó el desarrollo del método de partición del espacio (MPE) para modelar fluidos astrofı́sicos (Rohrmann 2005, Rohrmann & Zorec 2006). Brevemente, el MPE se basa en la hipótesis fundamental de que la estructura de un gas en equilibrio termodinámico (ET) puede ser descripta por alguna clase de partición del espacio (Nv ), donde a cada partı́cula se le asigna un volumen v, llamado volumen disponible (vd). El número R total N de partı́culas y el volumen V que ocupan se expresan N = 0V Nv dv y R V = 0V v Nv dv, donde Nv dv es el número de partı́culas con vd entre v y v+dv. Un elemento básico y novedoso del MPE es la función distribución de pares (fdp) condicional gvv′ , la cual es particularmente útil para evaluar la energı́a de interacción del gas (Rohrmann 2008). Debido a su complejidad, esta función ha sido estudiada en el caso más simple, un gas ideal clásico, donde la distribución espacial de partı́culas está dada por un proceso de Poisson. Aquı́ nos proponemos continuar con el estudio comenzado en Zurbriggen & Rohrmann (2009) [ZR], presentando un análisis más completo para la fdp gvv′ de un fluido ideal. 2. Definiciones y análisis teórico Para un gas ideal en ET en un espacio Euclı́deo de dimensión D, sabemos que el vd v de una partı́cula equivale a la esfera D−dimensional de radio igual a la distancia entre los centros de la partı́cula y de su vecina más cercana, y que en el lı́mite termodinámico (V, N → ∞ con n = N/V constante) la partición de espacio por unidad de volumen está dada por nv = Nv /V = n2 e−nv (Rohrmann 2005). Por otro lado, existen tres fdp de interés: g(ω), gv (ω) y gvv′ (ω). Ellas están 104 Distribución de pares condicionales para fluidos ideales 105 definidas de tal modo que n g(ω) dω es el número medio de partı́culas entre las superficies esféricas ω y ω +dω centradas en una partı́cula cualquiera; n gv (ω) dω es el número medio de partı́culas entre ω y ω + dω de una partı́cula con vd v; y nv′ gvv′ (ω) dv ′ dω es el número medio de partı́culas con vd entre v ′ y v ′ + dv ′ ubicadas entre ω y ω + dω de una partı́cula con vd v. Las fdp se relacionan de la siguiente manera: ng(ω) = ngv (ω) = Z Z V 0 V 0 nv gv (ω) dv, (1) nv′ gvv′ (ω) dv ′ . (2) Para sistemas sin interacciones, se tiene (Rohrmann 2005): gv (ω) = 1 δ(ω − v) + Θ(ω − v), n (3) donde δ(x) es la función delta de Dirac y Θ(x) es la función escalón de Heaviside. Con (1) y (3) resulta g(ω) = 1, como es de esperar para fluidos ideales. Para encontrar la fdp gvv′ (ω) de fluidos sin interacciones es útil clasificar los distintos tipos de vecinos que puede tener una partı́cula del gas. Una partı́cula de referencia a con vd v puede tener una partı́cula vecina b con vd v ′ en una de cinco configuraciones posibles: (I) Vecinos mutuos: la partı́cula a es la vecina más cercana (vmc) de la partı́cula b y viceversa, en cuyo caso v = v ′ . (II) Primer vecino con v > v ′ (o v < v ′ ): b es vmc de a, pero b tiene por vmc a otra partı́cula (o viceversa). (III) Primer vecino compartido: las partı́culas a y b comparten la vmc. (IV) Partı́culas con vd solapados: las partı́culas a y b poseen sus respectivas vmc, pero sus vd v y v ′ se intersecan en el espacio. (V) Partı́culas sin correlación: equivalente al caso anterior pero sin intersección de los vd. Esta clasificación, conjuntamente con el significado de vd, nos ha permitido deducir la siguiente forma funcional para la fdp gvv′ (ω) de un gas ideal (ZR): gvv′ (ω) = Av δ(v − v ′ ) + Bvv′ δ(ω − v> ) + δD,1 Dvv′ δ(ω − ωvv′ ) (4) + [Cvv′ (ω) + (1 − δD,1 ) Evv′ (ω)] Θ(ωvv′ − ω)Θ(ω − v> ) + Θ(ω − ωvv′ ). Aquı́, v> = máx{v, v ′ }, ωvv′ = (v 1/D + v ′1/D )D , δij = 1 si i = j y δij = 0 si i 6= j. Las funciones Av , Bvv′ , Cvv′ (ω), Dvv′ y Evv′ (ω) tienen en cuenta la densidad de probabilidad de ocurrencia de las configuraciones de vecinos mutuos, primer vecino no-mutuo, pares con vd solapados (D ≥ 1), y primer vecino compartido para gases unidimensionales (D = 1) y multidimensionales (D > 1), respectivamente. Es posible hallar condiciones que deben satisfacer las funciones Av , Dvv′ y Evv′ (ω), haciendo uso de las fracciones de partı́culas en configuraciones de vecinos mutuos, fm , y de primer vecino compartido, fc . Estas fracciones pueden ser calculadas a partir de la fdp gvv′ (ω), pero además sus valores son conocidos para fluidos ideales (Schilling 1986). De las definiciones de las fdp condicionales, conjuntamente con las Ecs. (1) y (2), y considerando sólo el aporte de vecinos mutuos a gvv′ (ω), es posible obtener la siguiente condición sobre Av : fm ≡ n 3 Z ∞ 0 e−2nω Aω dω. (5) 106 E. Zurbriggen y R. D. Rohrmann Un procedimiento similar permite obtener condiciones sobre Dvv′ y Evv′ (ω) en base al conocimiento de la fracción fc , fc ≡ 3 R ∞ R ω −nω Dvv0′ dv dω, n 0 0 e D = 1, (6) R R R n3 ∞ ω ω′ e−n(v+v′ ) E ′ (ω) dv ′ dv dω, vv 0 0 v D > 1, 0 donde v0′ ≡ (ω 1/D − v 1/D )D . Por otro lado, el análisis de las contribuciones de gvv′ (ω) a la densidad de probabilidad de encontrar el vecino más cercano de una partı́cula con vd v produce, por medio de (2), (3) y (4), la siguiente condición para Bvv′ : Z v 0 1 − Av e−nv . n2 ′ e−nv Bvv′ dv ′ = (7) Con la guı́a de simulaciones numéricas (ver siguiente Sección) encontramos las siguientes soluciones a las Ecs. (5) y (7): Av ≡ eξnv /n2 y Bvv′ ≡ (1 − ξ)eξnv< /n, donde v< = mı́n{v, v ′ } y ξ es una constante equivalente a ξ = 2 − 1/fm . De manera similar encontramos Dvv′ = (2n)−1 como solución de (6) para D = 1, siendo fc = 1/2 (Schilling 1986). Con estos resultados, de (2) y (3) se obtiene 0= R −nω env/2 + env + 2n ω e−nv ′ C ′ (ω) dv ′ , vv e v′ (1 − ξ)e−n(ω−ξv) +n Rω v0′ − ′ env0 + ′ e−nv {C 0 vv ′ (ω)+Evv ′ ′ (ω)} dv , D = 1, (8) D > 1. Para D = 1, es fácil ver que Cvv′ (ω) = 14 exp n2 (ωvv′ − ω) satisface (8), y en este caso el conocimiento analı́tico de gvv′ (ω) llega a ser completo. Para dimensiones mayores, D > 1, las funciones Evv′ (ω) y Cvv′ (ω) deben satisfacer las correspondientes expresiones en (6) y (8). Por lo pronto, estas funciones han sido determinadas en forma numérica para gases en D = 2 y 3 (Sección 3). Finalmente, la fdp gvv′ (ω) para fluidos ideales en D ≥ 1 puede resumirse como sigue: gvv′ (ω) = eξnv eξnv< ′ δ(v − v ) + (1 − ξ) n2 n ! δ(ω − v> ) + Θ(ω − ωvv′ ) (9) + (1 − δ1,D ) [Cvv′ (ω) + Evv′ (ω)] Θ(ωvv′ − ω)Θ(ω − v> ) 1 n 1 δ(ω − ωvv′ ) + exp (ωvv′ − ω) Θ(ωvv′ − ω)Θ(ω − v> ) . + δ1,D 2n 4 2 En la siguiente sección mostramos resultados procedentes de simulaciones numéricas (Zurbriggen 2011) que confirman la forma funcional (9). 3. Resultados numéricos y discusión La estructura espacial de un fluido ideal puede modelarse con una distribución aleatoria de puntos, construida con la utilización de un generador de números aleatorios que designa los valores de las coordenadas espaciales de cada partı́cula. El cálculo numérico de la función gvv′ se realiza en forma directa contando (y Distribución de pares condicionales para fluidos ideales 107 promediando sobre un número de muestras) el número nv′ gvv′ dv ′ dω de partı́culas con vd entre v ′ y v ′ + dv ′ que rodean, a distintas distancias, a una partı́cula de referencia con vd v. En todos los resultados expuestos a continuación se adopta como unidad de volumen el valor medio del vd en el gas, hvi = n−1 . Resultados numéricos para la fdp gvv′ (ω) en dimensiones D = 1, 2 y 3 se muestran en la Fig. 1, con v = 1 y v ′ = 0.5. Estas pruebas confirman la forma funcional dada por la Ec. (9). En especial se observa la fuerte correlación de pares en ω = 1 producida por la configuración de primer vecino. La fdp en D = 1 presenta otra fuerte correlación en ω = v + v ′ debida a los pares que comparten el primer vecino. La configuración de vecino compartido provoca también un aumento de gvv′ (ω) cerca de ω = ωvv′ para D = 2 y 3, pero el efecto decrece con D. Figura 1. Izquierda: Cálculo de gvv′ como función de ω para una simulación numérica (lı́nea continua) con N = 107 partı́culas en D = 1, con v = 1 y v ′ = 0.5. La lı́nea a trazos es un ajuste de la simulación con la Ec. (9). Centro: Ídem anterior, pero para D = 2. Derecha: Ídem anterior, pero para D = 3. Las lı́neas punteadas se agregaron para facilitar la interpretación de los resultados. Figura 2. Izquierda: Evaluaciones de las distintas contribuciones a gvv′ (ω) como función de ω en D = 1, para una simulación con N = 107 . Centro: Ídem izquierda, pero para D = 2. Derecha: Ídem izquierda, pero para D = 3. La Fig. 2 muestra, para D = 1, 2 y 3, las contribuciones a gvv′ (ω) que proceden de distintas configuraciones de pares. Los parámetros (N , v, v ′ , etc.) utilizados en estas simulaciones son los mismos que los de la Fig. 1. Los cálculos confirman que las contribuciones a gvv′ (ω) originadas de configuraciones de primer vecino no-mutuo (Bvv′ , curvas punteadas) ocurren en proximidad a ω = v> . También se 108 E. Zurbriggen y R. D. Rohrmann observa que los aportes de pares de partı́culas con vd solapados (Cvv′ (ω), curvas continuas) se circunscriben al intervalo (v> , ωvv′ ), y que la contribución de pares con vd que no se intersecan oscila alrededor del valor unidad en ω > ωvv′ (curvas a trazos), indicando la ausencia de correlaciones entre pares (v, v ′ ). Se aprecia además que el aporte de los pares con primer vecino compartido (Dvv′ , curva punteada; Evv′ (ω), curvas continuas) se concentra en ω = v + v ′ para D = 1, pero se extiende con variada intensidad entre ω = v y ω = ωvv′ para D = 2 y 3. Finalmente, otro grupo de simulaciones, cuyos resultados se muestran en la Fig. 3, ofrecen un respaldo numérico a las expresiones de las funciones Av ≡ n−2 eξnv , Bvv′ ≡ (1 − ξ)n−1 eξnv< y Dvv′ ≡ (2n)−1 , introducidas en la Sección 2. Los resultados expuestos muestran que la fdp gvv′ (ω) posee un estructura mucho Figura 3. Izquierda: Cálculo de Av como función de v para N = 5 × 105 partı́culas en D = 1, 2 y 3. Las curvas a trazos corresponden a las expresiones analı́ticas, mientras que las curvas continuas corresponden a las simulaciones. Centro: Ídem izquierda, pero para la función Bvv′ y con N = 106 . Derecha: Ídem izquierda, pero para la función Dvv′ en D = 1. más compleja que la fdp convencional g(ω), ofreciendo una descripción rica sobre la microestructura espacial de un fluido y proyectándose como una herramienta útil en el formalismo MPE. La continuación de esta investigación presenta varios desafı́os interesantes, en particular la búsqueda de expresiones analı́ticas para las funciones Cvv′ (ω) y Evv′ (ω) en dimensiones D = 2 y 3, y la extensión del estudio de gvv′ (ω) para sistemas de partı́culas con distintas leyes de interacción. Referencias Bergeron, P. 2001, ApJ, 558, 369 Hummer, D., & Mihalas, D. 1988, ApJ, 331, 794 Rohrmann, R. D. 2005, Physica A, 347, 221 Rohrmann, R. D., & Zorec, J. 2006, Phys. Rev. E, 74, 041120 Rohrmann, R. D. 2008, Anales Primeras Jornadas Astrofı́sica Estelar, 55 Schilling, M. F. 1986, Adv. Appl. Prob., 18, 388 Zurbriggen, E., & Rohrmann, R. D. 2009, BAAA, 52, 129 (ZR) Zurbriggen, E. 2011, Trabajo Especial (FaMAF-UNC, Córdoba) (http://www.famaf.unc.edu.ar/institucional/biblioteca/ trabajos/611/15812.pdf) Contribuciones murales Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN MURAL – POSTER COMMUNICATION Proyecto BOCCE (The Bologna Open Clusters Chemical Evolution Project): una gran muestra homogénea de cúmulos abiertos galácticos Andrea V. Ahumada1,2,3,4 , Angela Bragaglia4 , Monica Tosi4 y Gianni Marconi3 (1) Observatorio Astronómico, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (2) CONICET, Argentina (3) European Southern Observatory (ESO), Chile (4) Osservatorio Astronomico di Bologna, Italia Abstract. The BOCCE project is a photometric and spectroscopic survey of Galactic open clusters (OCs), to be used as tracers of the properties and evolution of the Galactic disk. The main OCs parameters are derived in a precise and homogeneous way, and they will be used, for example, to determine the metallicity distribution in the Galactic disk and how it has evolved with time. We have presently data for about 40 OCs. We present here part of our last effort, concerning the photometric data obtained for NGC 2849. 1. Introducción Los cúmulos abiertos (CA) pueden considerarse como trazadores de las propiedades del disco de nuestra Galaxia (Friel 1995) debido a que se encuentran en todo el disco, a que sus edades y distancias pueden determinarse con mayor precisión que en el caso de estrellas aisladas, y a que cubren un amplio rango de edades y metalicidades del disco. Es decir que los mismos proveen herramientas únicas que permiten estudiar cómo ha cambiado la distribución de la metalicidad a lo largo del tiempo. Los CA han sido utilizados en el pasado para definir la distribución de metalicidad, pero los resultados no han sido concluyentes. La mayorı́a de los estudios señalan un gradiente radial negativo (por ejemplo, Friel et al. 2002), pero también han sido presentados escenarios alternativos, tal como el de Twarog et al. (1997), quienes señalan dos distribuciones planas de metalicidad solar y subsolar con una discontinuidad para una distancia galactocéntrica (RGC) cercana a 10 kpc. Más recientemente, observaciones de CA a RGC de hasta más de 20 kpc, parecerı́an indicar un gradiente negativo en la región interior y una distribucion aplanada en las partes exteriores del disco (Yong et al. 2005, Carraro et al. 2007, Sestito et al. 2008). 2. El proyecto BOCCE Aún en el último trabajo indicado (Sestito et al. 2008), los estudios se realizaron con muestras algo inhomogéneas, por lo que los efectos sistemáticos podrı́an 111 112 A. V. Ahumada et al. estar desfigurando el escenario en cuestión. Para evitar esto, se comenzó hace un tiempo un survey de CA con el objetivo de derivar de la manera más precisa y homogénea sus principales parámetros: edad, distancia, enrojecimiento, metalicidad, y abundancias detalladas. El proyecto se denomina “The Bologna Open Clusters Chemical Evolution” (BOCCE), ya que uno de los principales intereses de este proyecto es el de estudiar la evolución quı́mica del disco. Actualmente se está trabajando en la construcción de una muestra lo suficientemente significativa (alrededor de 40 CA) que sea representativa en edad, metalicidad y posición de toda la población de CA de la Galaxia. Los CA observados poseen edades que oscilan entre los 100 millones y los 9000 millones de años, con RGC en el rango de 7 a 21 kpc, y metalicidades desde la mitad de la metalicidad solar hasta más del doble de la misma. Para el estudio de los cúmulos se emplean técnicas fotométricas y espectroscópicas: Diagramas color-magnitud (DCM) fotométricos y sintéticos para determinar, al mismo tiempo, edad, distancia, enrojecimiento y una primera estima de la metalicidad. La revisión del método y parte de los resultados obtenidos se presentan en Bragaglia & Tosi (2006). Espectros de moderada resolución para medir velocidades radiales, y por lo tanto determinar la membresı́a de las estrellas en una determinada fase evolutiva. Espectros de alta resolución para determinar abundancias quı́micas, mediante la medición de anchos equivalentes de determinadas lı́neas espectrales y espectros sintéticos (Bragaglia et al. 2001, Carretta et al. 2004). 2.1 NGC 2849 Uno de los CA recientemente analizado es NGC 2849, el cual se encuentra cercano al plano Galáctico. Las coordenadas ecuatoriales y galactocéntricas de ′ este débil CA son las siguientes: α = 09h 19m 23′′ , δ = −40◦ 31 24′′ (J2000 ), y l = 265.◦ 27, b = +6.◦ 36, en tanto que, según el catálogo de Lyngå (1987), NGC 2849 posee un diámetro aparente de 3′ , y corresponde a la clase I1m de Trumpler. El primer estudio fotométrico de NGC 2849 fue realizado por Ahumada (2003) quien, mediante DCM obtenidos con los filtros BVI, encontró mediante el ajuste de isócronas un rango de enrojecimiento que va desde 0.46 hasta 0.57 magnitudes con una incerteza de ±0.12 magnitudes, un módulo de distancia (m − M )0 = 14.02 ± 0.40, y una edad log(t) = 8.8 ± 0.1. Más recientemente, Kyeong et al. (2004) presentaron fotometrı́a UBVIJHK, encontrando para este CA austral un exceso de color E(B −V ) = 0.50±0.04 y una metalicidad: [Fe/H] = −0.24±0.12, estimada a partir del exceso ultravioleta. Mediante el ajuste de la secuencia principal de edad cero (ZAMS), obtuvieron (m − M )0 = 13.93 ± 0.17; en tanto que a partir del ajuste de isócronas determinaron la edad: log(t) = 8.8 ± 0.1. NGC 2849 fue observado en mayo de 1997 con el telescopio Dutch de 0.91 m, el cual se encontraba instalado en el observatorio de La Silla (ESO, Chile). A la cámara directa de este telescopio se encontraba adosado un CCD Tektronix de 580 × 520 pixeles, con una escala de 0.44′′ /pix, por lo que el campo observado fue cercano a los 4′ . Si bien se obtuvieron observaciones con los filtros B, V e I, Proyecto BOCCE 113 Figura 1. Imagen DSS de 12′ ×12′ , donde se muestra a NGC 2849 (cuadrado rojo), y el campo de comparación (cuadrado verde). Norte hacia arriba, Este a la izquierda. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) aquı́ se presentan los primeros resultados tentativos obtenidos sólo a partir de los filtros B y V . Se realizaron observaciones centradas en NGC 2849 y también de una región cuyo centro se encontraba desplazado un poco más de 2′ hacia el Norte del cúmulo, para utilizarlo como campo de comparación (Figura 1). Los tiempos de observación con el filtro B fueron de 60 y 1200 segundos, y con el filtro V de 60 y 600 segundos, en tanto que las masas de aire (Xv,b ) oscilaron entre 1.03 y 1.45. La reducción de los datos se realizó con el paquete IRAF1 de manera estándar: sustracción del bias, corrección por flat-field y recorte de las imágenes. Aplicamos a todas las imagenes el procedimiento usual para construir la PSF (point-spread function), y determinar la fotometrı́a con el programa daophot (Stetson 1992). Además se realizaron observaciones de campos de estrellas estándar para realizar la calibracion en flujo. Los coeficientes de las ecuaciones de transformación de las magnitudes instrumentales (b, v) al sistema estándar (B, V ) fueron obtendios con un rango de errores 0.01–0.04 magnitudes. A continuación se presentan las ecuaciones de transformación obtenidas: b = B + 3.33 + 0.23 × Xb − 0.079 × (B − V ) v = V + 2.98 + 0.13 × Xv − 0.030 × (B − V ) 1 IRAF es distribuido por los National Optical Astronomy Observatories, operados por la Association of Universities for Research in Astronomy, Inc., bajo contrato con la National Science Foundation. 114 A. V. Ahumada et al. 14 16 18 20 22 0 0.5 1 1.5 2 Figura 2. DCM del campo de comparación de NGC 2849. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) En la Figura 2 se presenta el DCM del campo de comparación, donde se puede observar que no se distingue ninguna secuencia definida, en tanto que en la Figura 3 se presenta el DCM de NGC 2849, tomando como el radio del mismo igual a 2′ . Luego de intentar ajustes con isócronas de Bertelli et al. (1994) de diferentes metalicidades (Z = 0.020, 0.008), se encontró que el mejor ajuste se obtenı́a con un par de isócronas de metalicidad subsolar (Z = 0.008): log(t) = 8.80 (azul) y log(t) = 8.70 (verde). A partir de este ajuste se determinaron el módulo de distancia: (m − M )0 = 15.1 ± 0.1 y el exceso de color: E(B − V ) = 0.495 ± 0.005. Es decir que los resultados encontrados concuerdan con los determinados en el par de trabajos mencionados anteriormente. Agradecimientos. Para la realización de este trabajo se utlizó la base de datos SIMBAD (CDS, Estrasburgo, Francia), como ası́ también la del Astrophysics Data System (NASA), la del Canadian Astronomy Data Centre (operada por el National Research Council of Canada con el soporte de la Canadian Space Agency) y la WEBDA (http://www.univie.ac.at/webda/webda.html). Referencias Ahumada, J. A. 2003, RMxAA, 39, 41 Bragaglia, A., & Tosi, M. 2006, AJ, 121, 1544 Bragaglia, A., Carretta, E., Gratton, R. G., et al. 2001, AJ, 121, 327 Proyecto BOCCE 115 Figura 3. DCM de NGC 2849 e isócronas de Bertelli et al. (1994) (Z = 0.008): log(t) = 8.80 (azul) y log(t) = 8.70 (verde). (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) Carretta, E., Bragaglia, A., Gratton, R. G., & Tosi, M. 2004, A&A, 422, 951 Carraro, G., Geisler, D., Villanova, S., et al. 2007, A&A, 476, 217 Friel, E. D. 1995, ARA&A, 33, 381 Friel, E. D., Janes, K. A., Tavarez, M., et al. 2002, AJ, 124, 2693 Bertelli, G., Bressan, A., Chiosi, C., et al. 1994, A&AS, 106, 275 Kyeong, J.-M., Byun, Y.-I., Sung, E.-C., & Chun, M.-S. 2004, AJ, 128, 2331 Lyngå, G. 1987, Lund Catalogue of Open Cluster Data, Fifth Edition (CDS, Strasbourg) Sestito, P., Bragaglia, A., Randich, S., et al. 2008, A&A, 488, 943 Stetson, P. 1992, User’s Manual for DAOPHOT-II Twarog, B. A., Ashman, K. M., & Anthony-Twarog, B. J. 1997, AJ, 114, 2556 Yong, D., Carney, B., & Teixera de Almeida, M. 2005, AJ, 130, 597 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN MURAL – POSTER COMMUNICATION Importancia de los flujos submilimétricos en el modelado de las SED de discos debris Luciano H. Garcı́a y Mercedes Gómez Observatorio Astronómico, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina Abstract. The modeling of Spectral Energy Distributions (SEDs) is a generally used method to characterize the so-called debris disks. This technique requires reliable flux measurements in a wide range of wavelengths, including the IR and sub-mm regimes. However, fluxes at λ > 100 µm are not always available. In this contribution we investigate how such measurements affect the derived parameters for a sample of 24 stars showing excesses in their SEDs. If the excesses at λ ∼ 70 µm are larger than those at λ > 100 µm, the sets of disks parameters derived from the SED modeling excluding and including fluxes for λ > 100 µm roughly agree. 1. Introducción Los discos debris o de “escombros” están constituidos por cuerpos similares a los que componen el Cinturón de Kuiper en el Sistema Solar. Las colisiones entre ellos dan origen a partı́culas de polvo responsables de producir los excesos de emisión en el infrarrojo (IR) y el submilimétrico (sub-mm) observados en las SED (Spectral Energy Distributions). El modelado de las SED es un método ampliamente utilizado para caracterizar los discos debris, para lo cual es importante contar con mediciones de flujos confiables, sobre todo en el IR y sub-mm. Sin embargo, no siempre hay disponibles datos en estas longitudes de onda. Por este motivo resulta de interés investigar en qué medida estos flujos afectan a los parámetros de los discos obtenidos mediante el modelado de las SED. En este trabajo se presenta un análisis de la influencia de los flujos en λ > 100 µm en la determinación de parámetros de discos debris derivados a través del modelado de las SED de una muestra de 24 estrellas con excesos infrarrojos (atribuibles a la presencia de discos). Para ello se modelan las SED incluyendo y luego descartando los flujos para λ > 100 µm. Finalmente, se comparan los parámetros de los discos obtenidos en cada caso. 2. La muestra analizada y el modelo empleado Se seleccionó una muestra de 24 estrellas asociadas con discos debris. En general, se trata de estrellas cercanas (∼ 30 pc) de secuencia principal con tipos espectrales entre A y M. Todas ellas poseen mediciones de flujos para λ > 100 µm disponibles en la literatura. Para construir las SED observadas se recopilaron flujos en diferentes longitudes de onda. En particular se emplearon datos de 2MASS y Spitzer, entre otros. 116 Flujos submilimétricos en modelos de SED de discos “debris” 117 El modelado de las SED (con y sin los flujos para λ > 100 µm) se realizó mediante el código de Wolf & Hillenbrand (2003). Este programa calcula la radiación estelar que es dispersada, absorbida y re-emitida por partı́culas de polvo esféricas de una composición quı́mica dada. El continuo estelar es representado mediante la emisión de un cuerpo negro con la temperatura efectiva y luminosidad correspondientes a la estrella. La SED emergente es el resultado de la suma de la radiación estelar re-emitida y dispersada por cada grano de polvo en cada una de las longitudes de onda. De esta manera, el código permite estimar parámetros del disco tales como radios interno (ain ) y externo (aext ), masa de polvo (Mpolvo ), y tamaños mı́nimo (Dmin ) y máximo (Dmax ) de los granos de polvo. 3. Análisis 3.1 Radios interno y externo de los discos En la Figura 1 se muestran las distribuciones de los radios interno y externo de los discos (paneles izquierdo y derecho, respectivamente). Los histogramas rayados representan las distribuciones para los modelos excluyendo los flujos para λ > 100 µm, mientras que los histogramas lisos representan los modelos obtenidos incluyendo los flujos en λ > 100 µm. En el caso del radio interno, la mediana de la distribución para los modelos sin flujos para λ > 100 µm es de 11 UA, mientras que para los modelos con flujos para λ > 100 µm es de 32 UA. Se evidencia una tendencia del radio interno del disco a crecer cuando se consideran los flujos submilimétricos. El “test” estadı́stico K-S (Kolmogorov-Smirnov) indica una probabilidad de 10−3 de que ambas distribuciones representen a una misma población de objetos. El radio externo de los discos también muestra un crecimiento al considerar los flujos submilimétricos. Las medianas de las distribuciones con y sin flujos para λ > 100 µm son 320 UA y 160 UA, respectivamente. La probabilidad de que ambas distribuciones puedan representar a un mismo conjunto es de 10−10 . 3.2 Masa de los discos Para las masas de los discos también se construyeron las distribuciones para los modelados con y sin los datos en λ > 100 µm. Por razones de espacio estas distribuciones no son mostradas. Las medianas son: 1.73 MLuna para el modelado con los flujos en λ > 100 µm, y 0.05 MLuna para el modelado sin los datos en λ > 100 µm. La probabilidad de que ambas distribuciones representen a la misma población es de 10−8 . Las masas de los discos son mayores cuando se incluyen los datos submilimétricos. 3.3 Tamaños mı́nimo y máximo de las partı́culas de polvo En la Figura 2 se muestran: a la izquierda, las distribuciones de radios mı́nimos, y a la derecha, las distribuciones de radios máximos de los granos de polvo en los discos. Las medianas de las distribuciones de radios mı́nimos con y sin flujos para λ > 100 µm son 32 y 6 µm, respectivamente. La probabilidad de que ambas distribuciones representen a un mismo conjunto es de 10−8 . En el caso de los radios máximos, las medianas de las distribuciones con y sin flujos para λ > 100 µm son 325 y 37 µm respectivamente, mientras que la probabilidad de 118 L. H. Garcı́a y M. Gómez Figura 1. Izquierda: Distribuciones de radios internos de los discos (ain ) para los modelos con flujos para λ > 100 µm (histograma liso) y sin flujos para λ > 100 µm (histograma rayado). Derecha: Distribuciones de radios externos de los discos (aext ) para los modelos con y sin flujos para λ > 100 µm (histogramas liso y rayado, respectivamente). Las lı́neas en la parte superior de cada panel representan las medianas de cada distribución. que ambas sean similares es de 10−14 . Tanto el tamaño mı́nimo como el máximo de las partı́culas de polvo tienden a crecer cuando se consideran los flujos para λ > 100 µm, siendo el tamaño máximo el que muestra mayor incremento. Figura 2. Izquierda: Distribuciones de radios mı́nimos de las partı́culas de polvo para los modelos con y sin flujos en λ > 100 µm (histogramas liso y rayado, respectivamente). Derecha: Distribuciones de radios máximos de las partı́culas de polvo para los modelos con y sin flujos en λ > 100 µm (histogramas liso y rayado, respectivamente). Las lı́neas en la parte superior de ambos paneles representan las medianas de cada distribución. Flujos submilimétricos en modelos de SED de discos “debris” 119 3.4 Forma general de las SED modeladas En las SED modeladas se pueden distinguir dos casos: aquellas cuyo exceso en λ ∼ 70 µm es menor que en λ > 100 µm, y aquellas cuyo exceso en λ ∼ 70 µm es mayor que en λ > 100 µm. Ambos casos se ejemplifican en la Figura 3. La razón de los excesos en 70 y 100 µm determina cuán significativa es la variación de los parámetros del disco cuando en el modelado se incluyen o excluyen flujos para λ > 100 µm. En la Tabla 1 se indican las variaciones porcentuales de los parámetros del disco al considerar o no los flujos en λ > 100 µm para los ejemplos de la Figura 3. Los cambios más significativos corresponden a HD 2262, para la cual el exceso en emisión es mayor en λ > 100 µm que en λ ∼ 70 µm. Figura 3. SED modeladas para las estrellas HD 2262 y HD 8907. Con lı́nea continua se representan los modelos de SED. Los triángulos corresponden a los flujos observados y las flechas indican lı́mites superiores. Los paneles superiores incluyen flujos para λ > 100 µm, en tanto que los inferiores sólo incluyen aquellos para λ < 100 µm. En el caso de HD 2262, el exceso en emisión en λ ∼ 70 µm es menor que para λ > 100 µm, mientras que para HD 8907 el exceso en λ ∼ 70 µm es mayor que para λ < 100 µm. 120 L. H. Garcı́a y M. Gómez Tabla 1. Variación porcentual de los parámetros del disco para HD 2262 y HD 8907, considerando y descartando los flujos para λ > 100 µm. Objeto HD 2262 HD 8907 ain aext Mpolvo Dmin Dmax 92 % 20 % 60 % 25 % 100 % 44 % 90 % 20 % 92 % 77 % 4. Conclusiones Tanto el radio interno como el radio externo de los discos resultaron afectados por los flujos para λ > 100 µm. Sin embargo, el radio externo mostró el mayor cambio. Esto se debe, en esencia, a que el radio interno está definido por el polvo más cercano a la estrella central, que se encuentra a una temperatura mayor que el material en la parte externa del disco y, por lo tanto, el radio interno queda razonablemente bien determinado por los flujos en longitudes de onda más corta. La masa de los discos tiende a crecer cuando se consideran los datos submilimétricos. Los cuerpos que emiten en λ > 100 µm son de mayor tamaño y concentran mayor masa. La comparación de los tamaños mı́nimo y máximo de las partı́culas de polvo para los modelos cuando se consideran los flujos para λ > 100 µm mostró que ambos crecen respecto de los tamaños para los modelos sin flujos en λ > 100 µm. Esta tendencia general de las partı́culas de polvo a crecer puede deberse a que aquellas de mayor tamaño son más eficientes para emitir en longitudes de onda más larga que las partı́culas más pequeñas. El análisis presentado en esta contribución muestra la importancia de los flujos para λ > 100 µm en la determinación de los parámetros de los discos. El radio interno del disco resulta ser el menos afectado por la inclusión de estos flujos en el modelado de las SED. La forma de la SED y, en particular, el cociente de los flujos o excesos en 70 y 100 µm, puede proporcionar una primera estimación de cuán relevantes son los flujos para λ > 100 µm para la determinación de parámetros razonablemente confiables para el disco. En particular, si el exceso de emisión es mayor en λ ∼ 70 µm que en λ ∼ 100 µm, el modelado de la SED puede ofrecer una buena primera estimación de los parámetros del disco aún cuando no se disponga de mediciones de flujo para λ > 100 µm. Referencias Wolf, S., & Hillenbrand, L. A. 2003, ApJ, 596, 603 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN MURAL – POSTER COMMUNICATION Propiedades de estrellas candidatas a albergar planetas extrasolares seleccionadas por Kepler Matı́as J. Garcı́a1 y Mercedes Gómez2 (1) Facultad de Matemática, Astronomı́a y Fı́sica, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (2) Observatorio Astronómico, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina Abstract. At present, the Kepler mission has identified 1235 candidate stars to harbor extrasolar planets. In this contribution we compare the properties of approximately 350 of these stars with those associated with planets detected by the Doppler technique. The metallicities are analyzed, among other intrinsic features, as well as the average distance to the candidate stars recently identified. 1. Introducción La principal técnica de detección de exoplanetas es la de medición de velocidades radiales. La radiación que emiten las estrellas se desplaza (por interacción con el exoplaneta) ligeramente hacia el rojo o hacia el azul debido al conocido efecto Doppler. La técnica Doppler favorece la detección de planetas de gran masa y que orbitan a distancias cercanas (< 0.1 UA) de la estrella central. Una de las limitaciones de la técnica Doppler es que permite buscar planetas en estrellas similares al Sol. Para estrellas más frı́as o calientes que el Sol, mediciones de alta precisión en las velocidades radiales no son factibles, debido, principalmente, a la carencia de lı́neas angostas, como lo son las lı́neas de los metales en espectros de estrellas de tipo solar. Otra de las limitaciones es que se requieren espectros de alta relación señal-ruido, lo cual restringe la aplicabilidad de la misma a estrellas brillantes y, en promedio, cercanas. La misión Kepler,1 por el contrario, emplea la técnica de los tránsitos planetarios para la búsqueda de planetas en otras estrellas. Esta técnica se basa en las mediciones del pequeño cambio de brillo que experimenta la estrella cuando es eclipsada por el planeta. Kepler podrá de esta manera investigar la presencia de planetas en estrellas que, en promedio, son más lejanas que aquéllas que pueden ser estudiadas con la técnica de las velocidades radiales. La misión Kepler ha detectado, hasta el presente, 1235 estrellas que podrı́an albergar planetas. En esta contribución se lleva a cabo un estudio comparativo de las propiedades fı́sicas de las estrellas con planetas seleccionadas por una y por otra técnica. Por ejemplo, para las estrellas detectadas por la técnica Doppler se conoce una correlación entre la metalicidad estelar y la presencia del o de los planetas. Esta correlación y otras propiedades son analizadas tanto para las 1 http://kepler.nasa.gov/ 121 122 M. J. Garcı́a y M. Gómez estrellas con planetas detectados mediante la técnica Doppler como para las estrellas candidatas a albergar planetas seleccionadas por la misión Kepler. 2. Análisis Para confrontar las propiedades fı́sicas de las estrellas pertenecientes a los dos grupos (estrellas seleccionadas mediante la técnica Doppler y estrellas candidatas propuestas por Kepler), se construyó una base de datos en la cual se recopilaron de la literatura y de bases públicas (como, por ejemplo, la Enciclopedia de planetas extrasolares2 ), propiedades tales como: metalicidades, magnitudes, ı́ndices de color, temperaturas o tipos espectrales, distancias, etc., de los dos grupos en análisis. Para comparar estas caracterı́sticas se emplearon distribuciones de tipo histograma. 2.1 Metalicidades Como se mencionó en la Sección 1, para las estrellas con planetas detectados por la técnica Doppler se conoce una correlación entre la metalicidad estelar y la presencia del o de los planetas. En este caso los valores de metalicidad ([Fe/H]) están comprendidos entre 0 y 0.3 dex. La distribución de metalicidades para estrellas con planetas detectados por la técnica Doppler decae fuertemente para metalicidades menores a 0 dex y mayores a 0.3 dex (ver, por ejemplo, Fischer & Valenti 2005, Santos et al. 2005). En la Figura 1 se comparan las distribuciones de metalicidades para estrellas con planetas Doppler con las metalicidades de las estrellas candidatas seleccionadas por Kepler. Las estrellas candidatas a albergar exoplanetas seleccionadas por Kepler poseen, en promedio, metalicidades inferiores a las de las estrellas con planetas detectados mediante la técnica Doppler. Sin embargo, debe advertirse que la diferencia entre ambos grupos es algo marginal. Además, los datos empleados para construir los histogramas de la Figura 1 provienen de diversas fuentes, por lo que serı́a deseable emplear datos más homogéneos a fin de verificar cualquier diferencia entre las muestras analizadas. Recientemente, Schlaufman & Laughlin (2011) compararon las metalicidades de las estrellas candidatas seleccionadas por Kepler con una muestra de control constituida por estrellas enanas sin planetas detectados por Kepler. Las metalicidades empleadas fueron estimadas, en forma homogénea, mediante métodos fotométricos. Estos autores encuentran que las estrellas candidatas seleccionadas por Kepler son más ricas en metales que la muestra de control. Las estrellas seleccionadas por Kepler parecerı́an, entonces, poseer metalicidades intermedias entre las de las enanas sin planetas y las de las estrellas con planetas Doppler. Sin embargo, tanto los métodos empleados para determinar las metalicidades como las muestras de comparación son diferentes en los análisis realizados por Schlaufman & Laughlin (2011) y por nosotros. Éste es un aspecto de relevancia, ya que pueden existir diferencias sistemáticas entre ambos trabajos que pudieran comprometer las diferencias encontradas. Para eliminar esta 2 http://exoplanet.eu/ Propiedades de estrellas seleccionadas por Kepler 123 100 90 80 Nº de Estrellas 70 60 50 40 30 20 10 0 -2,2 -2,0 -1,8 -1,6 -1,4 -1,2 -1,0 -0,8 -0,6 -0,4 -0,2 0,0 0,2 0,4 0,6 [Fe/H] Figura 1. Histogramas de metalicidades de estrellas con planetas Doppler (histograma rayado) y de aquéllas seleccionadas por Kepler (histograma liso). La primera distribución posee una mediana de 0.0057 dex. El segundo histograma tiene una mediana de −0.14 dex. posibilidad serı́a necesario disponer de metalicidades espectroscópicas de las tres muestras consideradas. 2.2 Magnitudes Se construyeron los histogramas de magnitudes en distintos filtros, V , J, H y K, para ambos grupos de estrellas (Figura 2). Las estrellas candidatas a albergar planetas identificadas por Kepler poseen, en promedio, magnitudes más débiles que las estrellas con exoplanetas detectados mediante la técnica Doppler. Esto es debido a que ambas técnicas “buscan” planetas en distintas regiones de la Galaxia: la técnica Doppler, en estrellas cercanas de la Vecindad Solar, y la misión Kepler, en un área de alrededor de 100 grados cuadrados en la constelación del Cisne, en el hemisferio Norte. Kepler es capaz de monitorear estrellas más débiles y, en promedio, 5 magnitudes más débiles, lo cual corresponde a estrellas 100 veces más lejanas que la técnica Doppler. 2.3 Temperaturas La gran mayorı́a de las estrellas que albergan exoplanetas Doppler poseen tipos espectrales muy similares al solar. En la Figura 3 se muestran los histogramas de las temperaturas de ambos grupos, estrellas con planetas Doppler y seleccionadas por Kepler, respectivamente. Ambas distribuciones se superponen, lo que indica que los candidatos seleccionados por Kepler, hasta el momento, incluyen preferentemente estrellas de tipo solar. Sin embargo, en la Figura 3 puede 124 M. J. Garcı́a y M. Gómez 180 150 Numero de Estrellas Numero de Estrellas 210 180 150 120 90 60 30 120 90 60 30 0 0 -2 0 2 4 6 8 10 12 14 16 0 2 4 180 150 150 Numero de Estrellas Numeros de Estrellas 180 120 90 60 30 0 2 4 6 8 8 10 12 14 16 Magnitud J Magnitud V 0 6 18 10 Magnitud H 12 14 16 120 90 60 30 0 0 2 4 6 8 10 12 Magnitud K Figura 2. Distribución en magnitudes de las estrellas con planetas detectados mediante la técnica Doppler (histogramas rayados) y de las estrellas seleccionadas por Kepler (histogramas lisos). Panel superior izquierdo: Histograma de magnitudes en la banda V , medianas 8.6 y 13.65, estrellas con planetas Doppler y seleccionadas por Kepler, respectivamente. Panel superior derecho: Magnitudes en la banda J, medianas 7.25 y 12.4, respectivamente. Panel inferior izquierdo: Magnitudes en la banda H, medianas 6.9 y 12.1. Panel inferior derecho: Magnitudes en K, medianas 6.8 y 12.0, estrellas con planetas Doppler y seleccionadas por Kepler, respectivamente. notarse que los dos grupos incluyen estrellas algo más frı́as y calientes que el Sol, por lo cual es posible investigar la presencia o no de planetas en estrellas de tipos espectrales distintos al solar. Cabe notar, además, que el hecho de que Kepler haya observado estrellas de tipo solar no refleja un efecto de selección de la técnica, si no más bien que es el resultado del interés en la detección de planetas en la zona de habitabilidad de estrellas similares al Sol. 3. Resumen y resultados En el presente trabajo se analizaron algunas propiedades de las estrellas candidatas a albergar planetas seleccionadas por Kepler, en relación a las estrellas con 14 16 Propiedades de estrellas seleccionadas por Kepler 125 180 Numero de Estrellas 150 120 90 60 30 0 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000 9000 10000 T eff Figura 3. Histogramas de temperaturas efectivas de las estrellas con planetas detectados mediante la técnica Doppler (histograma rayado), con una mediana de 5501 K, y de estrellas candidatas seleccionadas por Kepler (histograma liso), con una mediana de 5526 K. planetas extrasolares detectados mediante la técnica Doppler. De la comparación de las metalicidades de ambos grupos resulta que las estrellas seleccionadas por Kepler serı́an menos metálicas que las que poseen planetas Doppler. Por otro lado, el trabajo de Schlaufman & Laughlin (2011) indica que las estrellas candidatas a albergar planetas seleccionadas por Kepler son más ricas en metales que las estrellas que no albergan planetas. Esto indicarı́a que las estrellas seleccionadas por Kepler tendrı́an metalicidades intermedias entre las sin planetas y aquéllas con planetas Doppler. Las distribuciones en magnitudes son similares para ambos grupos. Las estrellas de Kepler son, en promedio, más débiles y, por consiguiente, más lejanas. La misión Kepler permite entonces investigar la existencia de planetas más allá de la Vencidad Solar. También los histogramas de las temperaturas efectivas de ambos grupos son similares. Sin embargo, tanto el grupo de las estrellas con planetas detectados mediante la técnica Doppler como aquél de las estrellas seleccionadas por Kepler incluyen un número no despreciable de estrellas más frı́as y más calientes que el Sol, lo cual posibilita la búsqueda de planetas en estrellas con caracterı́sticas distintas a éste. Referencias Fischer, D. A., & Valenti, J. 2005, ApJ, 622, 1102 Santos, N. C., Israelian, G., Mayor, M., et al. 2005, A&A, 437, 1127 Schlaufman, K. C., & Laughlin, G. 2011, ApJ, 738, 177 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN MURAL – POSTER COMMUNICATION Análisis espectroscópico de sistemas binarios con componentes peculiares del tipo HgMn Elizabeth J. Gonzalez1 y J. Federico González1,2 (1) Facultad de Ciencias Exactas, Fı́sicas y Naturales, Universidad Nacional de San Juan, Argentina (2) Instituto de Ciencias Astronómicas, de la Tierra y del Espacio (CONICET - UNSJ), San Juan, Argentina Abstract. We present a spectroscopic analysis of two double-lined binary systems with HgMn components belonging to open clusters. The observations have been carried out at the Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO) with the Echelle REOSC spectrograph. We identify spectral lines, determine the spectroscopic orbit, and estimate the physical parameters of both systems, assuming cluster membership. 1. Introducción Las estrellas peculiares de HgMn son de tipo espectral B tardı́o y muestran una sobreabundancia extrema de Hg (hasta 6 dex) y Mn (hasta 3 dex); además, exhiben marcadas anomalı́as en las abundancias de numerosos elementos, como Y, Pt y Xe. Shöller et al. (2010) llevaron a cabo recientemente una búsqueda de compañeras visuales de 56 estrellas de HgMn utilizando imágenes con óptica adaptable en el infrarrojo cercano. En dicho trabajo encontraron que sólo cinco de las estrellas de la muestra estudiada no pertenecerı́an a sistemas binarios o múltiples, resultando en una tasa de multiplicidad del 91 %. Esto parece indicar una fuerte correlación entre las anomalı́as de HgMn y la pertenencia a sistemas binarios. Presentamos en este trabajo el análisis espectral de dos sistemas SB2 con, al menos, una componente espectral del tipo HgMn. Los sistemas analizados, HD 49025 y HD 68693, pertenecen a los cúmulos abiertos NGC 2287 y NGC 2546, respectivamente. La pertenencia de los sistemas a cúmulos estelares nos permitió conocer la distancia y edad de estos objetos, lo que a su vez posibilitó estimar sus respectivos parámetros fı́sicos. Para llevar a cabo el análisis se aplicó el método de separación de espectros desarrollado por González & Levato (2006), el cual nos permitió obtener los espectros de cada componente por separado y sus respectivas velocidades radiales. Con estos resultados se llevó a cabo la identificación de lı́neas espectrales en los espectros obtenidos y la determinación de los parámetros orbitales. 2. Identificación preliminar de lı́neas espectrales En la Tabla 1 se detallan las especies atómicas identificadas para cada componente de los sistemas analizados. Además, se muestran en la Figura 1 algunos 126 Sistemas binarios con componentes peculiares tipo HgMn 127 rangos espectrales con las respectivas lı́neas identificadas. Ambas componentes de HD 68693 mostraron lı́neas intensificadas de Hg en 3984 Å. La componente principal de HD 49025 presenta fuertes lı́neas de SrII, YII, PtII, HgII y MnII. Figura 1. Arriba y abajo: Se muestran algunos rangos espectrales con las respectivas lı́neas identificadas. Los primeros espectros corresponden a la primera y segunda componentes del sistema HD 68693; los dos últimos corresponden a los espectros de la primera y segunda componentes del sistema HD 49025, respectivamente. 128 E. J. Gonzalez y J. F. González Tabla 1. Estrella HD 49025 Especies atómicas identificadas en los espectros obtenidos. Componente A B HD 68693 Elementos quı́micos identificados CaII, CII, CrI, CrII, FeI, FeII, HI, HeI,HgII, MgI, MgII, MnI, MnII, PtII, SiII, SrII, TiII, YII, ZrII BaII, CaII, CrII, FeI, FeII, HI, MgI, MgII, SiII, SrII, TiII A CaII, CII, FeI, FeII, HI, HeI, HeII, HgII, MgII, MnII, SiII, TiI, TiII B CaII, FeI, FeII, HI, HeI, HgII, MgII, SiII, TiII 3. Determinación de elementos orbitales A partir de las velocidades radiales provistas por el método de separación de espectros que se aplicó, se determinaron los parámetros orbitales de los sistemas analizados utilizando del programa GBART desarrollado por Federico Bareilles,1 que está basado en el método descripto por Bertiau & Grobben (1969). Para el cálculo del periodo preliminar y de las amplitudes se utilizó la tarea pdm (Phase Dispersion) del paquete de programas IRAF (Image Reduction and Analysis Facility). Se presentan en la Tabla 2 los parámetros orbitales obtenidos para ambos sistemas, junto con los respectivos errores provistos por el programa GBART. A su vez, se muestran en la Figura 2 los ajustes obtenidos y las velocidades radiales calculadas en función de la fase orbital. Tabla 2. Parámetros orbitales de los sistemas HD 49025 y HD 68693. Parámetros HD 49025 HD 68693 P [dı́as] 13.87016 ± 0.00016 16.46447 ± 0.00013 e 0.127 ± 0.004 0.067 ± 0.05 V0 [km s−1 ] 12.93 ± 0.22 17.82 ± 0.19 K1 [km s−1 ] 65.7 ± 0.4 75.4 ± 0.4 K2 [km s−1 ] 84.8 ± 0.5 81.3 ± 0.5 ω [◦ ] 300.3 ± 2.2 297 ± 3 a1 sen i [R⊙ ] 17.87 ± 0.13 24.51 ± 0.14 a2 sen i [R⊙ ] 23.06 ± 0.13 26.42 ± 0.14 M1 sen3 i [M⊙ ] 2.68 ± 0.08 3.38 ± 0.10 3 M2 sen i [M⊙ ] 2.08 ± 0.07 3.13 ± 0.09 q (M1 /M2 ) 0.775 ± 0.010 0.928 ± 0.011 1 http://www.iar.unlp.edu.ar/~fede/pub/gbart 129 Sistemas binarios con componentes peculiares tipo HgMn 100 50 0 -50 0 0.5 1 1.5 1 1.5 fase orbital 100 50 0 -50 0 0.5 fase orbital Figura 2. Velocidades radiales en función de la fase orbital para las componentes primarias (cı́rculos) y secundarias (triángulos) junto con el ajuste realizado (lı́neas continuas). Arriba: HD 49025; abajo: HD 68693. 4. Estimación de los parámetros fı́sicos La estimación de los parámetros fı́sicos se realizó asumiendo la pertenencia de los sistemas HD 49025 y HD 68693 a los cúmulos NGC 2287 y NGC 2546, respectivamente, por lo que se adoptaron como distancia y edad de dichos sistemas las de sus correspondientes cúmulos estelares. Los datos sobre los cúmulos y las magnitudes aparentes visuales de cada sistema fueron obtenidos de la base de datos de cúmulos abiertos WEBDA.2 Teniendo en cuenta las magnitudes aparentes de los sistemas y los respectivos módulos de distancia, se calcularon las magnitudes absolutas visuales totales pa2 http://www.univie.ac.at/webda/webda.html 130 E. J. Gonzalez y J. F. González ra cada sistema. A partir de la razones de masas (q) obtenidas mediante el ajuste de las órbitas espectroscópicas, se obtuvieron las masas interpolando linealmente en las isócronas teóricas de Padova (Salasnich et al. 2000), de forma tal que la combinación de las magnitudes absolutas visuales de las correspondientes masas fuera igual a la magnitud absoluta visual total del sistema. Para la elección de la isócrona se asumió abundancia solar y edad igual a la del cúmulo. Una vez obtenida la masa de cada componente, se derivaron las temperaturas, luminosidades y magnitudes absolutas de las estrellas de cada sistema, interpolando linealmente entre las isócronas. Finalmente, se calculó una primera aproximación de los radios, teniendo en cuenta las luminosidades y temperaturas obtenidas. Los parámetros fı́sicos resultantes se detallan en la Tabla 3. Tabla 3. Parámetros fı́sicos estimados de ambas componentes de los sistemas HD 49025 y HD 68693. Parámetros fı́sicos Distancia [pc] log(edad) Mv M [M⊙ ] Teff [K] L [L⊙ ] R [R⊙ ] HD 49025 A B 693 8.385 0.18 1.25 2.9 2.3 10 700 9 500 97.1 29.5 2.9 2.0 HD 68693 A B 919 7.874 −1.28 −0.91 5.0 4.6 15 200 14 900 819.8 560.8 4.1 3.6 5. Futuros trabajos a realizar Se planea seguir trabajando con sistemas con componentes peculiares del tipo HgMn. El análisis a realizar comprende, además del cálculo de parámetros orbitales y la estimación de parámetros fı́sicos, la determinación de abundancias quı́micas de los principales elementos identificados. El objetivo general es contribuir al conocimiento empı́rico de estas estrellas. Referencias Bertiau, F. C, & Grobben, J. 1969, Ric. Astron. Spec. Vaticana, 8, 1 González, J. F., & Levato, H. O. 2006, A&A, 448, 283 Salasnich, B., Girardi, L., Weiss, A., & Chiosi, C. 2000, A&A, 361, 1023 Schöller, M., Correia, S., Hubrig, S., & Ageorges, N. 2010, A&A, 522, 85 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN MURAL – POSTER COMMUNICATION Análisis de parámetros fı́sicos y geométricos de un grupo de enanas marrones jóvenes Luciana Gramajo1 , Mercedes Gómez1 y Barbara Whitney2 1 Observatorio Astronómico, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina 2 Space Science Institute, Boulder, CO 80301, EE.UU. Abstract. Substellar mass objects called brown dwarfs have masses below the H-burning limit (0.08 M⊙ ). In addition to field brown dwarfs, different surveys have detected around 80 of these objects, in various star-forming regions, with ages of about 106 yr. Several observations suggest that there is an analogy between the formation processes of T Tauri stars and brown dwarfs. In both cases it is essential the presence of a circumstellar disk and an accretion phase at very young ages. One way to derive physical and geometric properties of these young objects is through the modeling of spectral energy distributions (SEDs). In this paper we present initial results from the modeling of the SEDs of a group of six young brown dwarfs belonging to different nearby star-forming regions. These objects have scaleddown T Tauri-like disks, with a mass accretion rate of 10−10 M⊙ /yr, and inner and outer radii of ∼ 4 stellar radii and 60 AU, respectively. In addition, these disks have flare parameters similar to those of many T Tauri disks. 1. Introducción Las enanas marrones son objetos subestelares con masas por debajo del lı́mite de combustión del H (M ∼ 0.080–0.015 M⊙ ). Durante los últimos años, relevamientos espectroscópicos y fotométricos de diversas regiones de formación estelar han identificado una población creciente de estos objetos (e.g., Comerón & Reipurth 2006, Luhman et al. 2005, Monin et al. 2010). Estas mismas observaciones proporcionan evidencias sólidas que sugieren que las enanas marrones jóvenes (edades de un millón de años) comparten ciertas caracterı́sticas con las estrellas de tipo T Tauri (estrellas de baja masa en formación). Un ejemplo de ello es la presencia de discos circunestelares, confirmada a partir de la detección de excesos en el infrarrojo, los cuales se presentan de la misma manera que en las estrellas T Tauri (Muench et al. 2001, Luhman et al. 2005). La evolución temprana de estos objetos, por lo tanto, se darı́a de manera análoga a la de las estrellas de baja masa o de tipo solar. Aunque observaciones fotométricas y espectroscópicas han mostrado que las enanas marrones pasan por una etapa de acreción similar a la que experimentan las estrellas T Tauri, limitaciones de tipo instrumental dificultan la detección directa, mediante la obtención de imágenes, de discos en estos objetos. Afortunadamente, las distribuciones espectrales de energı́a (SED) de las enanas marrones muestran excesos infrarrojos que pueden 131 132 L. Gramajo, M. Gómez y B. Whitney atribuirse a la presencia de discos. En la actualidad, en el grupo de 80 enanas marrones jóvenes bona fide que se conocen, 50 poseen SED bien definidas. 2. Muestra seleccionada y procedimiento empleado La muestra seleccionada para la presente contribución está constituida por seis fuentes: CFHT-BD-Tau 4, CFHT-BD-Tau 12, 2M 0438+2611, ISO Oph 32, IC348 613 y J041411+2811, pertenecientes a diversas nubes moleculares como Taurus-Auriga, ρ Oph e Icarus 348. Las SEDs utilizadas fueron confeccionadas a partir de datos fotométricos recopilados de la literatura, en el rango de 0.3 a 3000 µm. Para el objeto 2M 0438+2611 se incluye en el análisis el espectro en el infrarrojo medio (5–14 µm) publicado por Luhman et al. (2007). Para realizar el análisis de los datos observacionales se utiliza principalmente una nueva versión del código desarrollado por Whitney et al. (2003)1 . Este modelo reproduce un sistema protoestelar que consiste en una fuente central que emite fotones, además de un disco circunestelar, y la nube de gas y polvo que la rodea. El código se basa en rutinas Monte Carlo aplicadas al transporte radiativo, mediante las cuales realiza el seguimiento de fotones no polarizados emitidos por la fuente central a medida que son dispersados y absorbidos por las distintas componentes del sistema. Una vez construidas las SED a partir de las observaciones recopiladas, se busca una solución inicial; para ello se tuvieron en cuenta los valores de los parámetros determinados a partir de observaciones, como la masa de la protoestrella ası́ como también el tipo espectral, del cual se puede derivar la temperatura estelar. Se utilizaron como punto de partida dichos valores para los objetos que los poseı́an, y para el resto se comenzó adoptando los valores “tı́picos” para esta clase de objetos. Este análisis se llevó a cabo variando en forma discreta los diversos parámetros (1ra. columna en la Tabla 1), buscando que el modelo final para cada objeto reprodujera de la mejor manera posible la SED observada. 3. Análisis individual Los objetos que se presentan en este trabajo han sido elegidos de manera tal que la mayorı́a tienen la masa estelar y el tipo espectral determinados observacionalmente por otros autores, lo que disminuye el número de parámetros libres a modelar. En la Figura 1 se muestra el modelo ajustado a cada enana marrón. Los parámetros derivados de estos ajustes preliminares están en la Tabla 1. 2M 0438+2611 es una enana marrón perteneciente a la región de Taurus, se le asocia una temperatura de 2838 K y una masa estelar de 0.05 M⊙ (Luhman et al. 2003). Como se puede ver en la Figura 1, 2M 0438+2611 no posee valores de flujo observados alrededor de las 100 µm, aunque sı́ en la región del milimétrico. Además, se observa en dicha figura un exceso que se puede asignar a la presencia de un disco. Los parámetros derivados del modelado (Tabla 1) como la masa del disco y el radio centrı́fugo se encuentran en el rango de valores obtenidos por Scholz & Jayawardhana (2006). Sin embargo, el valor de la inclinación encon- 1 http://gemelli.colorado.edu/∼bwhitney/codes/codes.html 133 Parámetros fı́sicos y geométricos de enanas marrones jóvenes Tabla 1. Parámetros Principales parámetros para seis enanas marrones jóvenes. 2M 0438 CFHT-BD CFHT-BD +2611 -Tau 4 -Tau 12 R∗ [R⊙ ] 1.26 Teff [K] 2838 M∗ [M⊙ ] 0.05 Mdisco [M⊙ ] 8 × 10−4 Rcentrifugo [UA] 70 Rmind [R∗ ] 6.0 Ṁdisco [M⊙ /año] 1×10−10 Aa 2.150 Bb 1.150 Inclinación [o ] 23 1.26 2900 0.07 6 × 10−4 60 3.5 1×10−10 2.230 1.230 10 0.80 2400 0.02 6 × 10−4 60 5.5 1 × 10−10 2.150 1.150 10 IC348 613 ISO Oph 32 J041411 +2811 3.00 2.30 1.00 2550 2700 2960 0.02 0.04 0.07 6 × 10−4 6 × 10−4 8 × 10−4 50 80 70 2.7 3.0 3.6 6 × 10−9 2 × 10−10 1 × 10−10 2.250 2.100 2.280 1.250 1.100 1.280 78 10 10 a b A: Exponente de densidad radial del disco. B: Exponente de escala de altura del disco. trado en nuestro trabajo resulta menor al derivado por los autores mencionados. La tasa de acreción de masa del disco es del orden de la esperada para este tipo de objetos. Las enanas marrones CFHT-BD-Tau 4 y CFHT-BD-Tau 12, pertenecientes a la región de Taurus, poseen temperaturas de 2900 K y de 2400 K y valores de masas estelares de 0.07 y 0.02 M⊙ , respectivamente (Martin et al. 2001, Briceño et al. 2002, Luhman et al. 2003). Cabe notar que, para longitudes de onda largas, los valores de los flujos disponibles corresponden sólo a cotas inferiores para CFHT-BD-Tau 4, y superiores para CFHT-BD-Tau 12. De igual manera que para 2M 0438+2611, a estas dos fuentes se les puede asociar la presencia de discos. El análisis realizado sugiere que estos objetos tienen ángulos de inclinación bajos y discos con “flare” (o discos curvos). Esto concuerda, para la fuente CFHT-BD-Tau 4, con lo obtenido por Pascucci et al. (2003) y Scholz & Jayawardhana (2006), a partir de modelados. Este objeto posee, además, un valor para la tasa de acreción de masa concordante con el esperado para las enanas marrones jóvenes, y en el rango de la determinada por Herczeg & Hillenbrand (2008). La enana marrón joven IC348 613 pertenece a la región de Icarus 348. Posee un tipo espectral M8.25 y una temperatura de 2550 K (Luhman 1999). La SED observada evidencia una importante contribución en longitudes de onda largas (ver Figura 1). La SED modelada se aproxima en forma muy satisfactoria a los flujos observados. Los valores de los parámetros que se derivan de este análisis sugieren un disco con flare y una tasa de acreción un poco mayor a la derivada para las restantes fuentes de la muestra. La fuente protoestelar ISO Oph 32 es una estrella enana marrón joven de Clase II (Bontemps et al. 2001). A este objeto Natta et al. (2002) le calcularon una masa estelar de ∼ 10 MJup . Además, ISO Oph 32 tiene asociado un tipo espectral M8, una temperatura de 2710 K (Wilking et al. 2005) y una luminosidad de 0.06 L⊙ . En la SED (Figura 1) se puede ver un exceso que se puede asociar a un disco. A partir del análisis realizado derivamos un radio estelar de 2.3 R⊙ . Esto corresponde a un valor mayor de la luminosidad para esta fuente. Sin embargo, valores menores del 134 L. Gramajo, M. Gómez y B. Whitney Figura 1. Distribuciones espectrales de energı́a (SED) y modelos obtenidos para un grupo de seis enanas marrones jóvenes. Las cruces son los datos observados. Las flechas indican lı́mites inferiores y superiores de los flujos para las fuentes CFHT-BD-Tau 4 y CFHT-BD-Tau 12. Para 2M 0438+2611 la lı́nea gruesa corresponde al espectro en el infrarrojo medio (5–14 µm, Luhman et al. 2007). La lı́nea continua representa el modelo derivado para la SED. En lı́nea de puntos se grafica la atmósfera de Kurucz correspondiente a cada objeto. radio no producen un buen modelado en la región del infrarrojo cercano. La tasa de acreción de masa del disco resulta similar a la de las otras fuentes de la muestra. Por otra parte, se puede decir que, aunque tiene un disco con una masa Mdisco = 0.0006 M⊙ , la forma del mismo es más achatada o plana, o sea con un valor menor de flare, en comparación con los otros objetos que aquı́ se presentan. J041411+2811 pertenece a la nube molecular de Taurus, tiene un tipo espectral M6.25, y una temperatura de 2960 K (Kraws & Hillenbrand 2009). La masa de la protoestrella es de 0.07 M⊙ , mientras que la masa del disco, según dichos autores varı́a en el rango 0.4–2.1 MJup . Del modelado realizado se ha obteni- Parámetros fı́sicos y geométricos de enanas marrones jóvenes 135 do una masa del disco en el rango determinado observacionalmente (0.8 MJup ), además de un disco con importante grado de flare. 4. Discusión y conclusiones Los objetos analizados en esta contribución presentan excesos en sus SED que indican la presencia de discos circunestelares. Estos discos no son chatos, sino que poseen flare, lo cual se refleja en los valores obtenidos para los parámetros A (exponente densidad radial del disco) y B (exponente de escala de altura del disco). Los restantes parámetros de los discos indican que éstos pueden considerarse una versión proporcionalmente más pequeña de aquellos asociados con las estrellas T Tauri o, en otras palabras, que escalan con la masa del objeto central. Esto se observa tanto en el tamaño del disco (radio interno ∼ 4 radios estelares, R∗ , radio externo ∼ 60 UA), que resulta menor al correspondiente a las T Tauri (7 R∗ y 300 UA, respectivamente, ver por ejemplo Whitney et al. 2003), ası́ como en la tasa de acreción de masa (∼ 10−10 M⊙ /año para las enanas marrones jóvenes analizadas, contra 5 × 10−9 M⊙ /año para las T Tauri). Esto sucede también con la masa del disco, para las cuales se obtuvieron valores de aproximadamente dos órdenes de magnitud menores que los tı́picos asociados a las T Tauri, en coincidencia con los obtenidos a partir de observaciones en el milimétrico (1.3 mm) por Scholz et al. (2006). Se observa, en general, un buen acuerdo con los resultados publicados por otros autores. Se espera realizar un análisis más exhaustivo de la presente muestra ası́ como también incrementar el número de objetos a los fines de realizar una comparación estadı́sticamente más significativa con el grupo de las estrellas de tipo T Tauri. Referencias Bontemps, S., André, P., Kaas, A. A., et al. 2001, A&A, 372, 173 Briceño, C., Luhman, K. L., Hartmann, L., et al. 2002, AJ, 580, 317 Comerón, F., & Reipurth, B. 2006, A&A, 458, 21 Herczeg, G., & Hillenbrand, L. A. 2008, ApJ, 681, 594 Luhman, K. L. 1999, ApJ, 525, 466 Luhman, K. L., Stauffer, J. R., Muench, A. A., et al. 2003, ApJ, 593, 1093 Luhman, K. L., Lada, C. J., Hartmann, L., et al. 2005, ApJ, 631, L69 Luhman, K. L., Adame, L., D’Alessio, P., et al. 2007, ApJ, 666, 1219 Martin, E. L., Dougados, C., Magnier, E., et al. 2001, ApJ, 561, 195 Monin, J.-L., Guieu, S., Pinte, C., et al. 2010, A&A, 515, 91 Muench, A. A., Alves, J., Lada, C. J., & Lada, E. A. 2001, ApJ, 558, L51 Natta, A., Testi, L., Comerón, F., et al. 2002, A&A, 393, 597 Pascucci, I., Apai, D., Henning, Th., & Dullemond, C. P. 2003, ApJ, 590, 111 Scholz, A., & Jayawardhana, R. 2006, ApJ, 638, 1056 Scholz, A., Jayawardhana, R., & Wood, K. 2006, ApJ, 645, 1498 Whitney, B. A., Wood, K., Bjorkman, J. E., & Wolff, M. J. 2003, ApJ, 591, 1049 Wilking, B. A., Meyer, M. R., Robinson, J. G., & Greene, Th. 2005, AJ, 130, 1733 Asociación Argentina de Astronomı́a Actas de las Segundas Jornadas de Astrofı́sica Estelar, 2011 J. A. Ahumada, M. C. Parisi & O. I. Pintado, eds. PRESENTACIÓN MURAL – POSTER COMMUNICATION Metalicidades de estrellas en formación y de estrellas gigantes con planetas Emiliano Jofré1 , Mercedes Gómez1 y Carlos Saffe2 (1) Observatorio Astronómico, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (2) Instituto de Ciencias Astronómicas, de la Tierra y del Espacio (CONICET - UNSJ), San Juan, Argentina Abstract. In this contribution we analyze two groups of stars that are crucial to our understanding of the planet-metallicity correlation. On one hand, we compare the distribution of metallicities of T Tauri stars and main sequence stars with planets. On the other hand, we compare the metallicities of a small sample of giant stars with planets and a control sample. For giant stars, we derive fundamental stellar parameters obtained with an automatic code that provides Teff , log g, Vturb , and [Fe/H] from high S/N spectra. The initial trends in both samples (T Tauri and giant stars) support the accretion hypothesis for the planet-metallicity correlation. However, statistical significant samples are required to put these initial results on firm ground. 1. Introducción: Hipótesis primordial vs. acreción Varios estudios espectroscópicos de alta precisión han mostrado que las estrellas con planetas muestran un exceso en metalicidad cuando se las compara con estrellas de campo sin planetas detectados (Fischer & Valenti 2005, Santos et al. 2005). Existe bastante discusión en la literatura acerca de cuál es el mecanismo fı́sico detrás de esta relación planeta-metalicidad (Santos et al. 2009): ¿es la metalicidad la causa de la presencia de planetas o son los planetas la causa de la alta metalicidad? Actualmente, la primera de estas hipótesis (“origen primordial”) que establece que las estrellas con planetas se forman preferencialmente en nubes moleculares primigenias de alta metalicidad, es la más favorecida por las observaciones (Fischer & Valenti 2005, Santos et al. 2005). La segunda hipótesis (“hipótesis de acreción”) establece que el exceso de metalicidad proviene de la acreción de material deficiente en H y He (asteroides, planetas) sobre la atmósfera estelar, tanto en la etapa de secuencia principal como en la etapa de pre-secuencia (de la Reza et al. 2004). Esta hipótesis ha ganado algo de apoyo en los últimos años a partir del estudio de estrellas evolucionadas con planetas. En esta contribución analizamos dos muestras de objetos que son fundamentales para tratar de entender la causa de la correlación planeta-metalicidad. Por un lado, analizamos la distribución de metalicidades de estrellas de tipo T Tauri en relación con las metalicidades de estrellas de secuencia principal con planetas, y por el otro, presentamos los primeros resultados sobre parámetros fundamentales obtenidos con códigos automáticos para una pequeña muestra de estrellas gigantes con planetas y su respectiva muestra de control. 136 Metalicidades de estrellas en formación y gigantes con planetas 137 2. Distribuciones de metalicidad de estrellas en formación y de estrellas con planetas Recientemente ha surgido el interés por determinar la metalicidad en regiones de formación estelar y objetos jóvenes cercanos que aún no han ingresado en la secuencia principal, tal como es el caso de las estrellas T Tauri (James et al. 2006, Santos et al. 2008). Entre estas últimas, existen dos subclases cuyos espectros resultan favorables para el análisis de abundancias espectroscópicas debido a la disminución del efecto de “velado” sobre las lı́neas de absorción, en relación a las estrellas T Tauri clásicas. Por un lado, se encuentran las “weak T Tauri stars” (WTTS), con lı́neas de emisión débiles con perfiles simétricos y edades menores a los 20 millones de años. Por otro lado, las “post T Tauri stars” (PTTS), con Hα en absorción y con edades superiores que las WTTS. La importancia de estos objetos de pre-secuencia es que aproximadamente la mitad de ellos poseen discos protoplanetarios en los que es posible que esté ocurriendo la formación de sistemas planetarios. La detección de estrellas T Tauri de alta metalicidad, además de proveer apoyo a la hipótesis primordial, brindará blancos preferenciales para futuras búsquedas de planetas alrededor de ellas. Figura 1. Distribuciones de metalicidad de estrellas T Tauri (lı́nea azul a trazos) y estrellas de secuencia principal con planetas detectados (lı́nea roja continua). (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) A partir de una recopilación bibliográfica de las metalicidades publicadas para estrellas T Tauri (sub-clases WTTS y PTTS: Santos et al. 2008, James et al. 2006, Rojas & Gregorio-Hetem 2003, de la Reza et al. 2004), construimos la distribución de metalicidad correspondiente a estos objetos. En la Figura 1 comparamos esta distribución (lı́nea azul a trazos) con la distribución de estrellas de secuencia principal con planetas detectados por la técnica Doppler (lı́nea roja continua), extraı́da de la Enciclopedia de planetas extrasolares. Como se puede ver, la distribución de estrellas en formación (N = 42) está centrada en valores solares (0.04 dex en promedio) con una disminución gradual hacia metalicidades supersolares, y posee un corte pronunciado hacia metalicidades por debajo del valor solar, mientras que las estrellas de secuencia principal con planetas 138 E. Jofré, M. Gómez y C. Saffe (N = 366) poseen una distribución con promedio de 0.10 dex y una disminución gradual hacia metalicidades subsolares. Las dispersiones de las distribuciones son similares, 0.14 y 0.20 respectivamente. Para entender el significado estadı́stico de estas diferencias, realizamos la prueba de Kolmogorov-Smirnov, que arrojó P(KS) ∼ 2 %, lo que indica que ambas muestras no pertenecen a la misma población. Esta tendencia inicial sugiere que, en promedio, las estrellas en formación tienen metalicidades similares a la solar, y que las estrellas T Tauri de alta metalicidad serı́an poco frecuentes. Esto indicarı́a que las estrellas T Tauri no se forman en nubes moleculares ricas. 3. Estrellas gigantes Algunos estudios recientes parecen mostrar que las estrellas gigantes con planetas tienen la misma distribución de metalicidad que las gigantes sin planetas y, además, que dicha metalicidad es en promedio 0.2–0.3 dex menor que la de estrellas con planetas de la secuencia principal (Pasquini et al. 2007). Este resultado constituye una de las pruebas más importantes a favor de la hipótesis de autoenriquecimiento quı́mico o acreción. La interpretación básica de estos resultados se relaciona con las variaciones en el tamaño de la zona convectiva estelar (ZC): las partes más externas de las atmósferas de estrellas de secuencia principal son contaminadas por material acretado. Debido a la ZC relativamente delgada de las estrellas en la fase de secuencia principal, los metales son mezclados sólo en una pequeña fracción de la misma (∼ 0.02 M⊙ para una estrella de tipo solar). Sin embargo, durante la fase de gigante esta fracción puede incrementarse hasta cerca de 35 veces (∼ 0.7 M⊙ ), por lo que la mezcla más eficiente diluye la abundancia metálica de la atmósfera, reduciéndose ésta a los valores primordiales. Si el exceso en metalicidad de las estrellas de secuencia principal con planetas estuviera sólo confinado a su ZC, como supone la hipótesis de acreción, entonces esta alta metalicidad serı́a fácilmente disminuı́da en la fase de gigante. Si, por el contrario, las estrellas de secuencia principal fueran ricas en metales a lo largo de todo el radio, como se espera de un origen primordial, al evolucionar a la etapa de gigante deberı́an seguir siendo ricas en metales. 3.1 Parámetros fundamentales y distribución de metalicidad Nuestra muestra incluye 8 estrellas gigantes con planetas y 24 estrellas sin planetas detectados que conforman la muestra de control. Las estrellas que albergan planetas fueron seleccionadas de la lista de candidatos detectados por el método Doppler de VR que aparecen listados en la Enciclopedia de planetas extrasolares 1 , mientras que las estrellas gigantes sin planetas detectados fueron seleccionadas tanto de dicha Enciclopedia (Sección “Estrellas sin planetas detectados”), como ası́ también de las muestras de control obtenidas por los distintos grupos que realizan búsqueda de exoplanetas, evitando ası́ efectos de selección. Para llevar a cabo este trabajo utilizamos espectros de alta resolución y S/N (> 150) de la base de datos del Observatorio Europeo Austral (ESO), obtenidos con el espectrógrafo HARPS (R = 120 000) en el telescopio de 3.6 m. Los 1 http://exoplanet.eu/catalog-RV.php Metalicidades de estrellas en formación y gigantes con planetas 139 Figura 2. Comparación entre los parámetros [Fe/H], Teff y log g obtenidos en este estudio y los de la literatura. Las estrellas con planetas están marcadas con cı́rculos azules, mientras que las estrellas sin planetas están señaladas con cı́rculos rojos vacı́os. (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) espectros HARPS cubren el rango 3780–6010 Å y fueron reducidos por códigos automáticos del ESO. La medición de los parámetros atmosféricos estelares fundamentales: temperatura efectiva (Teff ), gravedad superficial (log g) y velocidad de mircoturbulencia (Vturb ), como ası́ también las metalicidades ([Fe/H]), se llevó a cabo utilizando el código FUNDPAR (Saffe 2011). Este código obtiene los parámetros fundamentales de manera automática a partir de los anchos equivalentes (EW) de lı́neas del hierro y modelos de atmósferas ATLAS9 (Kurucz 1970). Los EW corresponden a una lista de 26 lı́neas del hierro apropiadas para estrellas gigantes (Hekker & Meléndez 2007) y fueron medidos de manera automática con el código ARES (Sousa et al. 2007). En la Figura 2 se muestra la comparación de nuestros primeros resultados con los de la literatura. En la Figura 3 comparamos la distribución de metalicidad de las estrellas gigantes con planetas (N = 8, histograma sombreado) con la correspondiente a la muestra de control (N = 24, histograma vacı́o). Como se puede ver, ambas distribuciones se superponen considerablemente y están centradas en valores solares, teniendo la primera un promedio de −0.05 dex y la segunda un promedio de −0.08 dex. Las dispersiones de las distribuciones son similares, 0.30 dex y 0.27 dex respectivamente. La prueba de Kolmogorov-Smirnov muestra una probabilidad del 92 % de que ambas muestras pertenezcan a la misma población. Estos resultados iniciales coinciden con los obtenidos a partir de muestras ligeramente más grandes (Pasquini et al. 2007), y sugerirı́an que no existen diferencias de metalicidad en las estrellas gigantes con y sin planetas detectados, lo cual apoyarı́a la hipótesis de acreción. No obstante, son sólo resultados provisorios debido al escaso número de estrellas con planetas de nuestra muestra. 4. Trabajo a futuro Debido a que existen pocos estudios sobre la composición quı́mica de las regiones de formación estelar, y con el fin de ampliar la muestra existente para obtener resultados estadı́sticos más significativos y ası́ clarificar el problema presentado anteriormente, planeamos llevar a cabo observaciones espectroscópicas desde CASLEO de estrellas WTTS y PTTS del Hemisferio Sur, seleccionadas 140 E. Jofré, M. Gómez y C. Saffe Figura 3. Distribuciones de metalicidad de estrellas gigantes con planetas (histograma sombreado) y su respectiva muestra de control (histograma vacı́o). (La versión en color de esta figura puede apreciarse en la edición electrónica del artı́culo.) del catálogo de Herbig & Bell (1988), con el objeto de obtener sus parámetros fundamentales. En el caso de las estrellas gigantes, planeamos aumentar el número de objetos con planetas detectados a medida que se incremente el número de candidatos a planetas en órbita alrededor de estas estrellas. Agradecimientos. Este trabajo ha hecho uso de observaciones realizadas con los telescopios del Observatorio Europeo Austral, obtenidas a partir del ESO/ST-ECF “Science Archive Facility”. Referencias de La Reza, R., da Silva, L., Almeida, R., et al. 2004, en IAU Symp. 219, Stars as suns: Activity, evolution and planets, ed. A. K. Dupree & A. O. Benz (ASP, San Francisco), 783 Fischer, D. A., & Valenti, J. 2005, ApJ, 622, 1102 Hekker, S., & Meléndez, J. 2007, A&A, 475, 1003 Herbig, G., & Bell, K. 1988, Third Catalog of Emission-Line Stars of the Orion Population, Lick Observatory Bull. 1111 James, D. J., Melo, C., Santos, N. C., & Bouvier, J. 2006, A&A, 446, 971 Kurucz, R. L. 1970, ATLAS: A computer program for calculating model stellar atmospheres, SAO Special Report 309 Pasquini, L., Dollinger, M. P., Weiss, A., et al. 2007, A&A, 473, 979 Rojas, A. G., & Gregorio-Hetem, J. 2003, ASSL, 299, 35 Saffe, C. 2011, RMxAA, 47, 3 Santos, N. C., Israelian, G., Mayor, M., et al. 2005, A&A, 437, 1127 Santos, N. C., Melo, C., James, D. J., et al. 2008, A&A, 480, 889 Santos, N. C., Lovis, C., Pace, G., et al. 2009, A&A, 493, 309 Sousa, S., Santos, N. C., Israelian, G., et al. 2007, A&A, 469, 783 Índice de autores Smith Castelli, A. V., 70, 75 Ahumada, A. V., 111 Aidelman, Y., 65 Tapia, M., 99 Tosi, M., 111 Bassino, L. P., 70, 75 Bragaglia, A., 111 Bravo-Alfaro, H., 85 Vázquez, R. A., 32 Whitney, B., 131 Calderón, J. P., 70, 75 Caso, J. P., 70, 75 Cellone, S. A., 70 Cidale, L., 65 Zorec, J., 65 Zurbriggen, E., 104 Esteban, S. B., 23 Faifer, F. R., 70, 75 Fernández-Lajús, E., 80 Ferrero, G., 80 Gamen, R., 13, 80 Garcı́a, L. H., 116 Garcı́a, M. J., 121 Gómez, M., 42, 85, 94, 99, 116, 121, 131, 136 Gonzalez, E. J., 126 González, J. F., 126 Gramajo, L., 131 Heredia, L., 85 Jofré, E., 136 López-Garcı́a, Z., 3 Marconi, G., 111 Marquetti, M. E., 90 Persi, P., 99 Pintado, O. I., 90 Poffo, D., 94 Richtler, T., 70, 75 Rohrmann, R. D., 52, 104 Roth, M., 99 Saffe, C., 136 Saldaño, H. P., 99 Santillán, L., 90 141