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Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. Enferm Clin. 2014;24(2):156---157 www.elsevier.es/enfermeriaclinica ENFERMERÍA BASADA EN LA EVIDENCIA Riesgo de cáncer de mama asociado al trabajo nocturno Breast cancer risk associated with night work Alberto Lana Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias, Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, Universidad de Oviedo, Asturias, España Recibido el 8 de octubre de 2013; aceptado el 14 de octubre de 2013 Disponible en Internet el 25 de noviembre de 2013 Lie JA, Kjuus H, Zienolddiny S, Haugen A, Kjærheim K. Breast cancer among nurses: Is the intensity of night work related to hormone receptor status? Am J Epidemiol. 2013;178:110-7. doi: 10.1093/aje/kws428. Objetivo: Estudiar si el trabajo nocturno está relacionado con el estado de los receptores hormonales del cáncer de mama. Método: Se evaluó el efecto del trabajo nocturno sobre el riesgo de padecer cada subtipo de cáncer de mama determinado por los receptores de estrógeno y progesterona en 513 enfermeras con diagnóstico de cáncer de mama entre 1996 y 2007, y en 757 controles emparejados por frecuencia, todos seleccionados de una cohorte de enfermeras noruegas. Las odds ratios (OR) de la exposición a una duración del trabajo de «6 turnos de noche consecutivos» (como mínimo) se compararon con el grupo control en cada subgrupo tumoral utilizando regresiones logísticas politómicas. Resultados: Se observaron asociaciones estadísticamente significativas entre el cáncer de mama y una duración de trabajo ≥ 5 años con ≥ 6 turnos de noche consecutivos. El Correo electrónico: lanaalberto@uniovi.es riesgo más alto fue observado en tumores con receptores de progesterona positivos (OR 2,4, intervalo de confianza al 95% 1,3-4,3, p de la tendencia = 0,01). Cuando se dividió la variable de exposición en 2 categorías (alguna vez/nunca trabajó ≥ 6 turnos de noche consecutivos) se observó una heterogeneidad casi estadísticamente significativa (p = 0,05) entre los tumores con receptores de progesterona positivos y los tumores con receptores de progesterona negativos en las mujeres posmenopáusicas. Conclusión: La asociación observada entre trabajar en turnos de noche consecutivos y los cánceres con receptores de progesterona positivos evidencia que la progesterona podría desempeñar un papel importante en los efectos perjudiciales del trabajo nocturno. Comentario El cáncer de mama es, con diferencia, el más incidente en las mujeres de todo el mundo1 . Se han establecido una serie de factores de riesgo para los que existe elevado consenso. Algunos de los más importantes son: tener una edad avanzada, vivir en un país desarrollado pero pertenecer a un grupo socioeconómico poco favorecido, un largo periodo entre la menarquia y la menopausia, las terapias de reemplazo hormonal, historia de hiperplasia o cáncer de mama contralateral, portar determinadas alteraciones genéticas, 1130-8621/$ – see front matter © 2013 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.enfcli.2013.10.001 Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. Riesgo de cáncer de mama asociado al trabajo nocturno y diversos factores del estilo de vida (por ejemplo, consumo de grasas saturadas y alcohol, sobrepeso, etc.)2 . No obstante, la variabilidad geográfica de este cáncer y los cambios en los patrones de enfermar que se han detectado en los últimos años muestran que otros factores podrían tener un papel importante en su desarrollo. Varios estudios han encontrado una asociación consistente entre el trabajo nocturno y el cáncer de mama. Además, esta relación también ha sido reconocida como biológicamente plausible por la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer, la cual ha tipificado la disrupción circadiana como un carcinogénico probable para los humanos3 . Dos metaanálisis publicados en 2013 coinciden en que el trabajo nocturno incrementa alrededor de un 20% el riesgo de cáncer de mama, pero también advierten de que la evidencia es todavía limitada y que el mecanismo biológico no está del todo claro, por lo que el debate científico está lejos de haberse cerrado4,5 . El presente estudio consiguió aportar un poco más de luz a este interesante tema. A partir de una cohorte establecida de 49.402 enfermeras noruegas, los investigadores seleccionaron 590 con cáncer de mama (casos), de cuyos tumores se conocía el estado de los receptores de estrógenos y progesterona, y las emparejaron con 757 enfermeras que no habían padecido la enfermedad (controles). La comparación de los casos y los controles reveló que trabajar en turnos que exigían 6 o más noches consecutivas durante al menos 5 años incrementó globalmente el riesgo de cáncer de mama con respecto a las enfermeras que trabajaban en turno diurno fijo. Específicamente multiplicó por 1,8 el riesgo de cáncer de mama del subtipo estrógeno positivo (E+), por 2,4 el riesgo del subtipo progesterona positivo (P+), y por 2,2 el subtipo que combina E+/P+. Previamente solo un estudio había indagado en la relación entre los subtipos hormonales del cáncer de mama y los turnos de trabajo, y había establecido que trabajar de noche incrementa el riesgo de cáncer con receptores de E+. Sin embargo, los resultados de Lie et al. imputan al trabajo nocturno una relación causal de mayor magnitud sobre los tumores con receptor de P+, lo cual es un hallazgo muy interesante y novedoso porque evidencia que el efecto perjudicial del trabajo nocturno podría estar mediado, en parte, por la progesterona. En mi opinión, este estudio de casos y controles está impecablemente diseñado y ejecutado, pero no puede soslayar alguna de las limitaciones propias de este tipo de diseños. Una de ellas, quizá la menos importante, es que los resultados pueden estar afectados por un sesgo de memoria, ya que las enfermeras podrían haber tenido dificultades para recordar los turnos realizados desde que iniciaron su carrera profesional. No obstante, este sesgo debería haber afectado por igual a los casos y a los controles y, por tanto, no debería haber modificado el efecto encontrado. En este sentido, no es esperable que las enfermeras con cáncer de mama 157 tuvieran más probabilidad de recuerdo, ya que el trabajo a turnos no era reconocido como un cancerígeno cuando se realizaron las encuestas y puede que actualmente tampoco sea identificado como tal por la mayoría de las enfermeras. Sin embargo, existen otras 2 limitaciones que sí han podido afectar a la magnitud del efecto. La primera está relacionada con el posible efecto confusor de la dieta ---que en este estudio solo fue indirectamente controlado a través del índice de masa corporal---, ya que el trabajo a turnos se podría asociar con conductas dietéticas poco saludables, y estas, con un mayor riesgo de cáncer de mama. La segunda tiene que ver con el sesgo de supervivencia. De los análisis se excluyeron aquellas enfermeras que habían fallecido, y existe evidencia de que los cánceres de mama con receptores E+ y P+ tienen mayor probabilidad de supervivencia. Entonces el estudio ha podido sobrestimar el riesgo de padecer estos subtipos de cáncer simplemente porque han sido los que más probabilidad han tenido de formar parte de la muestra. En cualquier caso, aunque se asuma esta sobrestimación, el incremento del riesgo global de cáncer de mama parece evidente, y el hallazgo de que el riesgo podría ser mayor para los casos P+ debería suscitar nuevas investigaciones que lo confirmen y que ayuden a entender cuál es el efecto de la progesterona sobre las consecuencias deletéreas del trabajo nocturno. En definitiva, este artículo aporta una nueva prueba sobre la que mantener la evidencia, hasta ahora no del todo firme, de que el trabajo nocturno en turnos extremos y continuados puede contribuir al cáncer de mama. Los profesionales de Enfermería constituyen el paradigma de la población de máximo riesgo para este factor, debido a la alta frecuencia de turnicidad y de profesionales mujeres en este colectivo. Si los resultados de los estudios futuros confirman estos hallazgos, sería necesario apostar definitivamente por el sistema de turnos potencialmente menos agresivo para el ritmo circadiano en todos los puestos de trabajo. Bibliografía 1. Jemal A, Bray F, Center MM, Ferlay J, Ward E, Forman D. Global cancer statistics. CA Cancer J Clin. 2011;61:69---90. 2. McPherson K, Steel CM, Dixon JM. ABC of breast diseases. Breast cancer-epidemiology, risk factors, and genetics. BMJ. 2000;321:624---8. 3. Straif K, Baan R, Grosse Y, Secretan B, El Ghissassi F, Bouvard V, et al. Carcinogenicity of shift-work, painting, and fire-fighting. Lancet Oncol. 2007;8:1065---6. 4. Jia Y, Lu Y, Wu K, Lin Q, Shen W, Zhu M, et al. Does night work increase the risk of breast cancer? A systematic review and meta-analysis of epidemiological studies. Cancer Epidemiol. 2013;37:197---206. 5. Kamdar BB, Tergas AI, Mateen FJ, Bhayani NH, Oh J. Night-shift work and risk of breast cancer: A systematic review and metaanalysis. Breast Cancer Res Treat. 2013;138:291---301.