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CATEQUESIS RESURRECCIÓN – 3º CICLO Lema: Reconocerte y sorprenderme Objetivos: Reconocer al Señor resucitado en mi vida y sorprenderme. Sentir los efectos de la Resurrección. Desarrollo: En la capilla del colegio. Catequista: Hay sueños muy hermosos, sobre todo, aquellos que sirven para hacer un mundo mejor. Hay personas que sueñan por conseguir que haya paz y bienestar entre todos, otras sueñan con un trabajo, hay quienes sueñan en construir un hogar feliz, también quien desea que en el mundo se acabe el hambre. Otros sueñan en amar a Dios con todo el corazón y a los demás. Estos sueños se pueden hacer realidad, es lo que llamamos ESPERANZA. Los cristianos tenemos la esperanza de que un día viviremos al lado de Jesús. -Dialogamos con los niños sobre la resurrección: - ¿Quiénes fueron el domingo por la mañana al lugar donde había colocado el cuerpo de Jesús? ¿Cómo encontraron la piedra que tapaba el sepulcro? ¿Qué vieron? - ¿Qué les dijo el mensajero de Dios a las mujeres? - ¿A quiénes se dejó ver Jesús resucitado? - ¿Qué decían los apóstoles? - ¿Qué predicaba el apóstol Pedro a las gentes? ¿Quién liberó a Jesús de la muerte? - ¿Dónde vive ahora Jesús? - ¿Qué nos dio Jesús como un gran regalo? Nosotros creemos que Jesús está vivo, resucitó. La vida cristiana existe porque Jesús resucitó. Jesús nos prometió que resucitaremos y viviremos cerca de Dios. Jesús es el Hijo de Dios Padre. Nosotros decimos que Jesús es el Señor. El Domingo de Pascua es la gran fiesta de los cristianos porque celebramos de forma especial la Resurrección de Jesús. Comienza con la Vigilia Pascual Cada domingo celebramos el Resurrección del Señor. Es la Pascua semanal de los cristianos. Es el día de la Iglesia y día del Señor Resucitado. -Cada niño llevará una velita y la encenderá del cirio Pascual, mientras encendemos las velas, vamos cantando: Mi Dios está vivo. -Volvemos cada uno a nuestro sitio y en voz alta cada niño piensa y contesta en que se nota en su vida QUE DIOS ESTÁ VIVO. Como vive él esa Presencia del Señor (ej: cuando me brota dentro del corazón ayudar a otro es El que me lo sugiere dentro, cuando siento compasión por los más pobres, cuando siento dentro la responsabilidad de hacer mis tareas bien hechas… es Dios quien me lo sugiere dentro). Cantamos la canción: MI DIOS ESTÁ VIVO. Mi Dios está vivo, El no está muerto. Mi Dios está vivo en mi corazón. Mi Dios está vivo, ha resucitado Lo siento en mis manos, lo siento en mis pies, Lo siento en mi alma y en mi ser. OOOOH, hay que nacer del agua. OOOOH, hay que nacer del Espíritu de Dios. OOOOH, hay que nacer del agua y del Espíritu de Dios, Hay que nacer del Señor. (2) Prepárate para que sientas (3 veces) el Espíritu de Dios. Déjalo que se mueva (3 veces) dentro de tu corazón. Mi Dios está vivo, El no está muerto MI Dios está vivo, en mi corazón. Lo veo a mi lado, nunca me abandona Lo veo por el aire, lo veo junto al mar, Lo veo por el monte caminar. Ooooh...... Catequista: De nuevo estamos aquí, delante de nuestro amigo Jesús para contarle nuestras cosas. Sabemos que él vive junto a su Padre Dios, que está resucitado y su Espíritu nos ayuda a ser buenos y a estar muy unido a Él. -Terminados cogidos de la mano y con el compromiso de anunciar a las personas que están a nuestro alrededor, que Jesús resucitado está siempre con nosotros, que nunca nos deja solo, que siempre podemos contarle nuestras cosas: COMO UN AMIGO A OTRO AMIGO. Todos juntos (decimos fuerte, de marera que también nosotros lo interioricemos): ¡PRUÉBALO Y VERAS LO FELIZ QUE VIVES! Estos son los maravillosos efectos de la resurrección que El se ha quedado para que nunca, nunca estemos solos y CADA DÍA PENSEMOS, SINTAMOS Y VIVAMOS MAS COMO EL. -Finalmente nos vamos al patio y nos tomamos juntos unas chuches para celebrar juntos que nos queremos y que Jesús se ha quedado con nosotros. Material: -Biblia -Velas -canción Esta catequesis del Papa por si sirve para explicar la Resurrección. Para el catequista: Queridos hermanos y hermanas: Deseo reflexionar sobre el valor salvífico de la Resurrección de Jesús, en la que se funda nuestra fe y por la que hemos sido liberados del pecado y hechos hijos de Dios, generados a una vida nueva. Éste es el don más grande que recibimos del Misterio Pascual de Cristo. Dios nos trata como hijos, nos comprende, nos perdona, nos abraza y nos ama aun cuando nos equivocamos. Esta relación filial con el Señor debe crecer, ser alimentada cada día con la escucha de su Palabra, la oración, la participación en los Sacramentos y la práctica de la caridad. Comportémonos como hijos de Dios, sin desanimarnos por nuestras caídas, sintiéndonos amados por Él, sabiendo que Él es nuestra fuerza. Ser cristianos no se reduce sólo a cumplir los mandamientos, es ser de Cristo, pensar, actuar, amar como Él, dejando que tome posesión de nuestra existencia para que la cambie, la trasforme, la libere de las tinieblas del mal y del pecado. A quien nos pida razón de nuestra esperanza, mostrémosle a Cristo Resucitado y hagámoslo con el anuncio de la Palabra, pero sobre todo con nuestra vida de resucitados.