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Hermafrodita tomado de: http://3.bp.blogspot.com/-APYyluzVGBU/TWger3vhX_I/AAAAAAAAGkM/GEqRMW9xiM/s1600/hermafrodita.jpg Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos Queletzú Paulina Aspra Polo Hay cosas que conforman nuestra identidad, una de ellas es el género con el que nos identificamos. La construcción de la identidad sexual conlleva aspectos biológicos, psicológicos, culturales, sociales, etc. Tan sólo en la faceta biológica existen variaciones que modifican el panorama, y podríamos pensar que los genes determinan las diferencias sexuales entre hombres y mujeres, pero no es así de fácil. La determinación sexual es la presencia de genes y/o cromosomas que pudieran dar lugar a un individuo macho o hembra. El proceso de diferenciación sexual es la Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos / CIENCIORAMA 1 expresión de un fenotipo particular como resultado de la acción de los genes y el ambiente. Durante las primeras seis semanas de gestación los embriones de humanos no presentan ninguna diferenciación sexual, pero sí una determinación sexual debida a la presencia o no de ciertos genes y cromosomas. Es decir, la única diferencia entre un embrión masculino y uno femenino en etapas tempranas de desarrollo es que el primero tiene un cromosoma Y y el segundo tiene uno X. En las etapas tempranas de desarrollo embrionario tenemos muchos órganos que van madurando, pero un hígado en las etapas embrionarias sólo tiene el potencial de ser un hígado cuando madure. Es como si una piñita se convirtiera en una piña madura. Pero para la formación de las gónadas hay sólo un órgano que se diferencia a medida que madura, es decir, que se puede convertir en ovarios o testículos (gónadas). Este es un caso interesante porque es como si una piñita pudiera dar lugar a una manzana o a una pera a medida que madura, esto significa que este órgano indiferenciado en un principio, tiene el potencial de convertirse en cualquiera de los dos tejidos: ovarios o testículos. Fichas de dominó A partir de la tercera semana de gestación humana los genes que orquestan la diferenciación de las gónadas en ovarios y testículos, comienzan a funcionar, y esto da lugar a las diferencias anatómicas que vemos más tarde. La expresión de genes funciona como cuando ponemos las fichas de dominó una tras otra y al tirar la primera, todas van cayendo hasta tumbar la última. Es decir, la expresión de un gen influye Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos / CIENCIORAMA 2 en la expresión de otros y así progresivamente. Cada vez que un gen se expresa es como si cayera una ficha para que se construya una gónada que funciona bien. Si hay una ficha que no cae y es importante para la diferenciación sexual, los efectos de su malfuncionamiento afectarán también a otros sistemas, como el renal. Y si cualquiera de las piezas posteriores falla en caer, no tendremos gónadas funcionales. Éstas son muy importantes porque cuando el organismo alcanza la pubertad secretan las hormonas responsables de la aparición de los caracteres sexuales secundarios. ¿Cuáles genes? Hay genes que son cruciales para la determinación sexual; uno de ellos es el llamado SRY (región del cromosoma Y determinante del sexo por sus siglas en inglés). Este gen se descubrió en varones con dos cromosomas X. Como sabemos, mujeres y hombres tienen 46 cromosomas, de los cuales las mujeres tenemos dos cromosomas X y los hombres uno X y otro Y. ¿Cómo es posible entonces que exista un varón XX? SRY normalmente está en el cromosoma Y y se encarga de activar la expresión de otros genes muy importantes para la formación de testículos. Es tan importante su función que incluso si no existiera el resto del cromosoma Y, su sola presencia en un cromosoma X puede generar un individuo masculino. ¿Pero siempre que hay testículos implica que hay un pedazo del cromosoma Y? No. Hay casos infrecuentes en los que los individuos no tienen secuencias del cromosoma Y y aun así presentan testículos, aunque no son funcionales (ver referencia 3), estos casos aún están bajo estudio. Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos / CIENCIORAMA 3 Los varones XX generalmente van a consulta porque aunque presentan testículos y pene padecen infertilidad. En estos casos SRY, que debería estar en el cromosoma Y, se pasa a X por un error en la meiosis del padre durante la producción de espermatozoides. Entonces hay un cromosoma X con un SRY que viaja como polizón. Los varones XX son infértiles ya que producen semen sin espermatozoides. Los varones XX son poco frecuentes, uno en 20 mil hombres, y es difícil diferenciarlos de cualquier otro varón a simple vista. Entrecruzamiento del cromosoma X y Y con la región de SRY en el brazo corto del cromosoma Y. Tomado y modificado de http://physrev.physiology.org/content/physrev/78/1/1/F1.large.jpg Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos / CIENCIORAMA 4 Olimpiadas exclusivas Sabemos que tenemos 46 cromosomas y que dos de ellos determinan si funcionalmente somos hombres o mujeres, se es XX o XY. Pero no todos somos así, Eden Atwood es actriz y música y tiene un cromosoma X y uno Y. No es la única mujer así, uno de cada 64 mil nacidos presenta esta condición. Lo que pasa con Eden Atwood se denomina insensibilidad a andrógenos u hormonas sexuales masculinas, y lo que sucede en estas personas es que genéticamente tienen la orden para generar testículos, ya que en el cromosoma Y se encuentra el gen SRY, muy importante para el desarrollo de los mismos. Sin embargo también tienen una mutación en el receptor de andrógenos que hace que esto no ocurra, y aunque estas mujeres pueden presentar testículos en la cavidad abdominal que producen hormonas masculinas, no tienen caracteres sexuales masculinos. Esto se debe a que la aparición de caracteres sexuales secundarios masculinos depende de la acción de las hormonas sobre sus receptores en otros tejidos como el músculo o el hueso. En estas personas se fabrica el mensaje pero no la manera de decodificarlo. Las mujeres con insensibilidad a andrógenos por lo general son altas, sin vello axilar ni púbico, tienen mamas y vagina --aunque ésta puede ser pequeña--, pero carecen de útero, ovarios y por lo tanto, de menstruación. En 2009 una atleta, Caster Semenya, fue puesta bajo la mirada pública porque se sospechaba que se trataba de un caso de insensibilidad a andrógenos y fue obligada a hacerse un test de verificación de sexo por presentar niveles altos de testosterona en suero sanguíneo. La testosterona es una hormona capaz de dirigir la diferenciación sexual e influye en la aparición de caracteres sexuales secundarios masculinos. Los resultados no fueron Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos / CIENCIORAMA 5 publicados pues los abogados de esta atleta defendieron privacidad. A partir de este caso la Asociación su derecho a la Internacional de Federaciones Atléticas (IAAF) incorporó reglas nuevas para mujeres con niveles altos de andrógenos, como Semenya. “Una mujer con hiperandrogenismo que es reconocida legalmente como mujer será elegible para competencias atléticas femeninas siempre que tenga los niveles de andrógenos por debajo del rango masculino – medido en función de niveles de testosterona en suero-- o si en caso de tener los niveles de andrógenos dentro de los parámetros masculinos, presenta una resistencia a los mismos, lo que significa que no hay ninguna ventaja competitiva”. El debate es complejo y tanto el Comité Olímpico Internacional (COI) como la IAAF han sido criticados por las nuevas reglas; incluso en hombres es muy variable la cantidad de testosterona en suero, por lo que podría resultar injusto, como lo menciona Carlos D’Angelo --asesor de la Sedronar, secretaría argentina encargada de coordinar las políticas nacionales de lucha contra las adicciones-- “prohibir la participación en las competencias deportivas a ciertas mujeres, no por lo que hacen sino porque son de una determinada manera que no encaja en las normas genéricas tradicionales”. Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos / CIENCIORAMA 6 Caster Semenya, tomado de http://www.3news.co.nz/sport/caster-semenya-defends-herherself-against-lack-of-trying-2012081511 Las bondades de los calzoncillos Dividir nuestro mundo en hombres y mujeres parece facilitar las cosas, sin embargo las variantes son frecuentes. Por ejemplo, si llenáramos un tren del metro con hombres, al menos uno de ellos tendría un cromosoma X extra, es decir sería XXY. Estos varones padecen síndrome de Klinefelter, uno de los síndromes más frecuentes con una incidencia de uno en 1000 nacidos vivos. Las pocas diferencias que podrían presentar en comparación con otros varones es que son más altos que el promedio, aunque tienen menor masa muscular, vello facial y corporal, y en algunos casos hay desarrollo de mamas. Tienen niveles bajos de testosterona y algunos son infértiles. Una buena parte de los casos XXY se deben a errores ocurridos en la producción de espermatozoides en los testículos del padre, debido a factores ambientales como el consumo de alcohol, cafeína, tabaco, e incluso se ha observado un aumento en espermatozoides defectuosos en hombres que usan calzoncillos en contraste con aquellos que usan boxers. Así que el lector se llevará con esto hasta un consejo de moda. Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos / CIENCIORAMA 7 El cromosoma dormido Pero ¿cómo es posible que lleven una vida normal si tienen un cromosoma extra? En otros padecimientos, como el síndrome de Down, un cromosoma 21 extra --trisomía del par 21-- nos da una serie de características que pueden afectar la vida de las personas. ¿Cómo es que los hombres Klinefelter sobreviven con dos cromosomas X y uno Y al igual que las mujeres que presentan dos cromosomas X? Como mencioné, los hombres tienen un cromosoma X y uno Y. En el cromosoma X tenemos más de mil genes, lo cual significa que las mujeres tenemos el doble de genes que los hombres, ya que los aproximadamente 120-los que tiene el pocos genes que tiene el cromosoma ni son los mismos que los del X, cromosoma X. ¿Entonces los Y – ni compensan hombres están en desventaja? No, existe un fenómeno que evita que las mujeres tengamos doble dosis de los genes que están en el cromosoma X y eso se llama inactivación al azar del X. Esto quiere decir que tenemos dos cromosomas, pero uno de ellos tiene marcas que le indican que no se puede expresar, y siempre se queda inexpresado uno de los dos. En México… Todo esto también explica cómo es posible que sobrevivan mujeres con un solo cromosoma X. Estas mujeres padecen síndrome de Turner y ocurre en una de cada 2,500 niñas. En los últimos meses del año 2014, la Secretaría de Salud de México lanzó una campaña para la detección de niñas con síndrome de Turner porque es importante su detección temprana ya que el tratamiento de reemplazo hormonal podría ayudarlas a llevar una mejor calidad de vida. ¿Qué problemas tienen las mujeres con síndrome de Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos / CIENCIORAMA 8 Turner? Uno de los rasgos sobresalientes de estas mujeres es su talla baja --142 cm en promedio de acuerdo a un estudio realizado en el Hospital Infantil de México-- y retraso o ausencia en la menstruación. También pueden presentar malformaciones renales, sordera, otitis, hipertensión arterial, intolerancia a la glucosa, diabetes mellitus tipo 2 e hipotiroidismo, entre otros. Entonces, si las mujeres con un solo cromosoma X tienen este tipo de problemas significa que necesitamos dos cromosomas X. Eso significa que en las mujeres normales que tienen dos cromosomas X, aunque se inactive uno de ellos, algunos genes de ese cromosoma escapan a la inactivación. Algunos estudios han encontrado que entre el 70-80% de las niñas con Turner pierden el cromosoma X que aporta el padre, probablemente por los mismos factores ambientales que producen espermatozoides defectuosos en el caso de los niños con síndrome de Klinefelter. En vista de todas estas variantes que ocurren en los humanos, aunque ciertamente en poca proporción, la pregunta es ¿los genes determinan si somos hombres o mujeres? o ¿existen variaciones que podrían modificar nuestra idea de lo que somos? En este artículo sólo abordamos los factores genéticos de la determinación sexual, no obstante la identidad sexual es una construcción que contempla factores biológicos, psicológicos y sociales que abordaremos en una próxima entrega. Bibliografía especializada Carlos D’Angelo, Claudio Tamburrini, “Las atletas intersexuales y la equidad de género: ¿Son sexistas las normas del COI?”, Arch Med Deporte 2013; 30(2): 102107. Arboleda VA, Sandberg DE, Vilain E., ”DSDs: genetics, underlying pathologies and psychosexual differentiation“, Nat. Rev. Endocrinol. 2014,oct.:10(10) ): 603-15. Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos / CIENCIORAMA 9 Li TF, Wu QY, Zhang C, Li WW, Zhou Q, Jiang WJ, Cui YX, Xia XY1, Shi YC, “46,XX testicular disorder of sexual development with SRY--negative caused by some unidentified mechanisms: a case report and review of the literature “, BMC Urol. 2014, dic.| 22;14:104. doi: 10.1186/1471-2490-14-104. Caras vemos, cromosomas sexuales no sabemos / CIENCIORAMA 10