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ACTIVIDAD FÍSICA, INSERCIÓN Y JÓVENES SOCIALMENTE DESFAVORECIDOS: ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LAS EXPERIENCIAS E. BALIBREA MELERO J.A. SANTOS ORTEGA I. LERMA MONTERO1 (Universidad de Valencia) 1.- INTRODUCCIÓN 1.1.- LOS JÓVENES DE BARRIOS SOCIALMENTE DESFAVORECIDOS Durante la última década, las condiciones de vida en las zonas urbanas más desfavorecidas han empeorado. Una serie de procesos se han conjugado causando un creciente deterioro en los grupos sociales que allí habitan. El paro, la falta de expectativas, el fracaso escolar o familiar han afectado particularmente a los jóvenes de estas zonas “en crisis”, forzándoles a mantener un frágil equilibrio, a caballo entre la marginación y la integración. Los recorridos de estos jóvenes procedentes de barrios populares han estado marcados por una creciente vulnerabilidad. Sus causas se explican por las transformaciones que se han producido en la economía y en el mercado de trabajo durante la década de los ochenta. A partir de ese momento, la crisis deterioró no sólo el tejido económico sino el tejido social provocando perturbaciones en los recorridos de socialización de los jóvenes. Ellos han sido los principales afectados por los procesos de desregulación del mercado de trabajo y por la penalización que supone el paro y la precariedad laboral. En particular, los mayores trastornos han recaído sobre aquellos que tenían más baja formación y menores recursos en el acceso al empleo. Para éstos, el paro, los bajos salarios, los empleos temporales y las malas condiciones de trabajo han sido la norma y no parece que vayan a dejar de serlo (Santos, 1999). Durante los últimos veinte años, las nuevas generaciones de jóvenes de los barrios de la periferia han sufrido una degradación general de las condiciones de vida, que ha originado los problemas de inserción que hoy se constatan: desde las dificultades para mantenerse o acceder a las condiciones “normales” de existencia hasta los problemas de marginación más extrema. Algunos expertos han advertido cómo este ascenso de las desigualdades y del número de jóvenes en situaciones de pobreza está ocasionando una crisis de 1 Universidad de Valencia. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Departamento de Sociología y Antropología social. Avda. Tarongers s/n 46022. Valencia. Antonio Santos Ortega. Tel. 963828441. Correo electrónico: Juan.A.Santos@uv.es Ignacio Lerma Montero. Tel. 963828454. Correo electrónico: Ignacio. Lerma@uv.es Kety Balibrea Melero. Tel. 963879005. Correo electrónico: ebalibre@upvnet.upv.es Comunicación. Area temática: 2. Temas transversales en relación con la Educación Física. los mecanismos convencionales de integración social y la aparición de nuevas prácticas delictivas además del fortalecimiento de las más clásicas. La confirmación de todas estas circunstancias ha llevado ya a algunos sociólogos a hablar de la “delincuencia de exclusión”, realizada por los jóvenes hijos de familias donde la precariedad ha arraigado con mayor fuerza. Este tipo de delincuencia, cuyas manifestaciones están más relacionadas con agresiones hacia las personas -robos con violencia, delitos de sangre, violaciones-, se desarrolla con mayor fuerza a partir de los ochenta y se encuentra hoy en plena expansión. Es distintiva de una sociedad en crisis, donde las vías de integración social y profesional en el mundo adulto están atascadas o han perdido su valor de referencia social y no aciertan a funcionar como elemento organizador de la vida de los individuos. Las carreras profesionales han dejado de ser estables y predecibles (Sennett, 2000) y, en paralelo, a las carreras delictivas les ha ocurrido algo similar: hoy asistimos a la proliferación de formas de violencia impredecibles, inclasificables, sin sentido aparente, a las que los especialistas se esfuerzan en encontrar una interpretación, que, sin duda, está vinculada a las transformaciones actuales de los procesos de integración sociolaboral y a los cambios del trabajo como fuente de identidad y de reconocimiento social. Este tránsito de una delincuencia de apropiación a una delincuencia que podríamos llamar de exclusión, irracional, imprevisible o aleatoria se distingue por una serie de rasgos que son hoy objeto de estudio y que se han divulgado crecientemente entre los jóvenes de barrios “difíciles”. El más comentado sería el carácter expresivo de las infracciones, que contrasta con el estilo instrumental de periodos anteriores: hoy los coches no son robados para usarlos, sino para quemarlos o estrellarlos. Las epidemias de quemas y destrozos de vehículos en las ciudades dan buena cuenta de ello. Igualmente, es también poco “práctico” el deterioro y los daños causados en los locales públicos y puestos a disposición de los jóvenes por parte del Estado -centros educativos, juveniles, locales de ocio-. Asimismo, no proporciona ningún beneficio material destrozar los medios de transporte público, el mobiliario urbano o el hábitat más cercano: parques, buzones, portales y escaleras, fachadas, etc. Tampoco son muy “productivas” las violencias contra personas que encarnan figuras de control como policías o profesores. La mayoría de estos hechos están fuera de la jurisdicción de las leyes, que no consiguen gestionar un orden público fragilizado que se descompone y deteriora sobre todo en los barrios pobres. Las políticas sociales han tratado de hacer frente a esta dinámica de exclusión de los jóvenes de barrios marginales, mediante acciones de intervención en el ámbito del empleo, de la educación o de la salud. Estas actuaciones se ven desbordadas por una realidad donde los recursos nunca son suficientes y donde la problemática juvenil cambia su perfil continuamente. Estas son las razones que obligan a buscar nuevos enfoques en torno a los mecanismos de inserción juvenil. 1.2.- LA ACTIVIDAD FÍSICA: UNA FORMA DE INTERVENCIÓN DESDE LAS POLÍTICAS SOCIALES Los últimos años han visto aparecer diversas investigaciones en el campo de la sociología del deporte que muestran cómo las prácticas físicas están adquiriendo una importancia relevante entre las actividades más habituales de los jóvenes en la ocupación de su tiempo libre (García Ferrando, 1996). Los medios de comunicación invaden el espacio social con prácticas físicas y deportes. El fútbol o el aeróbic, con sus héroes y heroínas, se consagran en la actualidad como modelos sociales. Este “boom”, unido a la posibilidad de hacer de la actividad física una práctica educativa adaptada a las necesidades y vivencias sociales de los colectivos a los que nos dirigimos, permite pensar en una forma emergente y creativa de intervención en política social. En nuestro país son escasas, esporádicas y puntuales las intervenciones desde la actividad física y el deporte llevadas a cabo en zonas deprimidas y dirigidas a los jóvenes de barrio. Sin embargo, han comenzado a desarrollarse algunas intervenciones mediante prácticas deportivas en otros colectivos marginales: deportes de equipo y actividades de musculación con población reclusa; natación, gimnasia, footing o escalada en personas seropositivas; diferentes programas de actividades físico-deportivas para jóvenes con problemas conductuales y yoga, judo o fútbol-sala en centros de rehabilitación para toxicómanos. La escasez de intervenciones e investigaciones específicas sobre los jóvenes de barrios desfavorecidos contrasta con la apertura de sugestivas líneas de trabajo centradas en otros colectivos con necesidades especiales, distintos a los ya consagrados -psíquicos, físicos o sensoriales-, y que por su proximidad a la realidad de los jóvenes de barrios desfavorecidos resultan relevantes para nuestra temática. Así, en primer lugar, debemos destacar el ámbito de las toxicomanías con los estudios de García, Fernández y Solar (1986), Guiñales Ruiz (1991), Dopico y Pérez (1992), Cantón y Mayor (1993) y, por último, el trabajo doctoral realizado por Valverde (1994), donde la autora analiza y justifica el papel de la actividad física en los programas de rehabilitación como una herramienta para reforzar estilos de vida saludables en toxicómanos. En segundo lugar, cabe mencionar los trabajos de González, Rebollo y González (1998), García y Carvajal (1999) y de Durán, Gómez, Rodríguez y Jiménez (2000), todos ellos centrados en problemas de violencia y delincuencia en el ámbito educativo o en los centros de atención especial. En tercer lugar, hay que mencionar los estudios sobre poblaciones en instituciones penitenciarias. Entre los más relevantes, encontramos los trabajos de Chamarro (1992; 1993; 1997), que suponen referencias obligadas en la investigación carcelaria, e, igualmente, aquellos referidos a la mujer presidiaria de Ríos Hernández (1987) y Castillo (1999). Todos estos trabajos indagan sobre las potencialidades de la actividad física y el deporte como medio inserción social. En este sentido, nuestro estudio examina el lugar de la actividad física en las intervenciones dirigidas a jóvenes y valora las posibilidades reales de lograr efectos creativos y eficaces. La situación embrionaria de la investigación sobre esta temática impone un marcado carácter exploratorio a este trabajo. Para afrontarlo hemos llevado a cabo un intenso trabajo documental y hemos realizado entrevistas en profundidad a los profesionales de lo social en contacto con los jóvenesi. A continuación, exponemos los principales resultados obtenidos que servirán para el diseño de sucesivas etapas de investigación. 2.-RESULTADOS: ACTITUDES TRABAJADORES DE LO SOCIAL Y OPINIONES DE LOS 2.1.- TRAYECTORIAS SOCIALES DE LOS JÓVENES DE BARRIOS DESFAVORECIDOS El colectivo objeto de nuestro estudio es, por tanto, el de los jóvenes de barrios desfavorecidos entre 12 y 16 años. Estos jóvenes en riesgo social viven en un espacio vulnerable en el cual las posibilidades de controlar la propia trayectoria no son muchas. Hay ciertas posibilidad de salir del barrio, de crear o de participar en otras actividades, pero también hay muchas de sucumbir a la precariedad, la decadencia, la espera. Desde edades tempranas, los chavales de las zonas urbanas deprimidas sufren muchos de los signos vinculados a la marginación: la desatención a la salud, el fracaso escolar, el callejeo, el excesivo tiempo libre y los primeros episodios delictivos son algunos de los más destacables. Los más jóvenes empiezan a faltar a la escuela. La calle les resulta más atractiva. A menudo, el sistema escolar no encuentra respuestas. El fracaso escolar no tarda en llegar. Falta de hábitos de estudio, bajo rendimiento, escasa percepción de la necesidad de formación laboral y abandono, son características que están a la orden del día entre estos adolescentes y jóvenes. Los profesionales de lo social entrevistados manifiestan estas preocupaciones: “Son críos que también llevan un déficit escolar, con lo cual se quedaban descolgados y yo creo que muchas veces el absentismo escolar hace que también se sientan que son los torpes” (E.2). Los términos que utilizan “se quedaban descolgados” o “se sientan los torpes” reflejan bastante bien la percepción previa que estos profesionales tienen de los jóvenes. Desde luego, la imagen no coincide con la del chaval que sólo quiere divertirse y pasa de las clases. Parece que hay algo más, relacionado con vivencias y sentimientos de frustración, desilusión y aislamiento. Los jóvenes, impulsados unas veces por las propias exigencias del sistema educativo y otras por las actitudes de los padres o del grupo de iguales, empiezan a tomar la calle. Las plazas y callejuelas de estos barrios se ven ocupadas por ellos. Huyendo de los pequeños pisos donde habitan, de las broncas familiares y buscando espacios donde pasar el rato, encuentran calles que parecen no ir a ninguna parte y descampados que no terminan nunca. Los jóvenes de barrio no son delincuentes potenciales ni especialmente violentos, pero los contextos donde habitan llevan a que los trabajadores sociales se preocupen: “Hay algo de delincuencia juvenil, pero es lógico…aquí están concentrados todos los parámetros de la marginalidad” (E.4) expone uno de los entrevistados. La búsqueda de alternativas se hace necesaria. Las políticas sociales se enfrentan a una realidad donde los recursos nunca son suficientes y donde la problemática juvenil cambia su perfil continuamente. Los trabajadores sociales exploran, con grandes limitaciones, nuevos enfoques en torno a los mecanismos de inserción de los jóvenes: ¿puede ser la actividad física una opción creativa y eficiente en las políticas de inserción de los jóvenes en riesgo social? ¿qué condiciones hacen falta para llevar adelante este tipo de prácticas deportivas?. 3.2.- ASPECTOS QUE POTENCIAN LA PRESENCIA DEL DEPORTE EN LAS ACCIONES DE INSERCIÓN Dos son las razones fundamentales que acreditan al deporte como medio de intervención en el ámbito de la inserción juvenil: en primer lugar, la relevancia que el deporte tiene entre los hábitos de los jóvenes. En la actualidad su presencia ha llegado hasta las zonas más olvidadas y los jóvenes que allí viven quieren participar. El deseo de prácticas físicas es captado y aprovechado por los profesionales de lo social más cercanos a ellos: “Con el deporte la participación inicial de estos chavales está garantizada porque partimos de que es uno de los centros de interés de los chavales...¡si te lo piden ellos!”(E.1). Los trabajadores sociales encuentran un instrumento para acercarse a los jóvenes, un recurso para captar su atención, una herramienta para conquistarlos o una forma de “pillarlos con el deporte” (E.4). Esta expresión simboliza al deporte convertido en un potente cebo para reclutar a jóvenes que deambulan sin rumbo por las calles del barrio, pero que caerán en las redes del todopoderoso deporte. En segundo lugar, la coincidencia que se produce entre determinadas características de la actividad física -como su carácter informal, el dinamismo y la posibilidad de realizarla en espacios abiertos-, con algunos rasgos típicos de los jóvenes en riesgo social -como el callejeo, el tiempo vacío o la actitud ambigua respecto a las normas sociales predominantes- promueve y propicia la presencia del deporte en las experiencias de inserción. Así, el carácter informal atribuido en muchas ocasiones al juego y a las actividades físicas en general concuerda con estos rasgos anómicos existentes en estos espacios. Como comenta uno de los entrevistados: “En el deporte entran bien incluso los chavales más difíciles[...] Para chavales que no están acostumbrados a tener límites o a tener normas, pues es una forma de a través del juego de ir aceptándolas“ (E.4). También, el dinamismo propio de la práctica y los espacios abiertos como lugar de realización responden a las vivencias y experiencias de los jóvenes de barrio: “son chavales que pasan mucho tiempo en la calle, entonces, primero que les va, les va más las actividades abiertas, en un sitio abierto más que cerrado, porque están más acostumbrados a estar en la calle, siempre están de aquí para allá, o sea que lo de lo físico lo tienen más desarrollado que otros chavales que están más en casa viendo la tele o leyendo un libro, esos chavales eso no lo hacen” (E.4) expone el educador de calle. El carácter práctico y dinámico, los espacios abiertos y el carácter informal de las actividades físicas y deportivas son, por tanto, aspectos valorados de forma muy positiva frente a otro tipo de iniciativas de inserción más vinculadas a la escuela que los adolescentes viven como una imposición: “...otras actividades como las clases de repaso, la biblioteca, los talleres dicen no están hechos para ellos“ (E.4). 3.3.- RASGOS DE LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS ESPAÑOLAS Aunque de forma embrionaria, algunos de los entrevistados ya han empezado a poner en marcha iniciativas aisladas, puntuales, generalmente con pocos medios, objetivos poco específicos diversos. Generalmente, son acciones esporádicas con un alto protagonismo del fútbol, que buscan aprovechar la potencialidad del deporte para generar un primer contacto, aunque sea informal, con los jóvenes de las zonas difíciles. Estas primeras experiencias de los entrevistados asumen como objetivos aquellos muy relacionados con los fines asociados tradicionalmente a la actividad física: la salud, la regeneración física, el desarrollo moral, el aprendizaje de normas, la utilización del tiempo libre o la liberación de la energía. “Si juegan a las tres de la tarde tienen que aprender a regularse las comidas” (E.3) “La escalada disuade mucho de las pasadas de los sábados por la noche” (E.1) “Hay chicos con una agresividad fuerte [...] el deporte es una forma de canalizar esa agresión, de darle salida” (E.2). Esto es uno de los rasgos de las iniciativas: no presentan un desarrollo sistematizado de objetivos sociales sino que están marcadas por los objetivos de cuidados y corrección de hábitos higiénicos. Otra de las características destacadas es la inexistencia de dispositivos globales de inserción por el deporte. Estas primeras experiencias se realizan por motivación de algún trabajador social que intuye las posibilidades que tienen estas intervenciones. Sus programas no forman parte de planes globales, más bien al contrario: la mayoría de las veces nos encontramos con acciones aisladas y esporádicas. Se echa a faltar dispositivos que no salgan adelante apoyados sólo por deseos y vocaciones personales sino también por una voluntad política que encabece la iniciativa de desarrollar un programa sistemático que englobe las prácticas deportivas y las oriente hacia unos fines determinados. Esto nos lleva a referirnos a un tercer aspecto de este tipo de intervención social: la falta de continuidad en el tiempo. Charrier (1998) ha puesto de manifiesto que la duración es un factor clave para la inserción. La brevedad de las experiencias reduce la intervención a acciones puntuales cuyos objetivos se pueden quedar en una acción de “parche”, paliativa, en el mejor de los casos, en una acción cuyo mero objetivo es acercarse a los jóvenes. Aún con todo, los trabajadores sociales aprecian los aspectos positivos que se pueden conseguir con intervenciones esporádicas como las que vienen realizando: “...es fácil pillarlos con el deporte y luego puedes introducirlos en otras actividades [...] sirve para enganchar a los chavales más difíciles” (E.4); “es sobre todo, un enganche bestial”(E.1). Hay que destacar una cuarta característica muy repetida: se trata de la utilización abusiva del fútbol en la mayoría de las acciones recogidas. Las motivaciones, las creencias o la falta de formación deportiva dificultan el uso de otras actividades físicas. La cita siguiente recoge lo dicho: “...Como el fútbol les atrae, que quieren ser como Ronaldo y todos esos, y era más fácil para nosotros, entonces pues empezamos con eso” (E.3). Esta insistencia en el fútbol reduce los ricos matices que otros deportes podrían aportar a las intervenciones y condicionan los resultados. Algunas experiencias, sin embargo, empiezan a destacarse del resto por la variedad de actividades propuestas. Hay que destacar la que se lleva a cabo en el barrio La Coma (Paterna-Valencia) y la de los Centros Sociales IV y V de Alicante. La primera, realizada durante varios años, recoge un conjunto de actividades deportivas entre las que están el fútbol, las artes marciales, el voleibol, el pingpong, el balonmano, el ajedrez “viviente”, el aeróbic o el teatro. La segunda, involucra a casi 100 jóvenes y a varios barrios de la zona durante todo el curso académico mediante actividades físicas como gimnasia de mantenimiento, bailes de salón, orientación, aeróbic, baloncesto, predeporte y juegos alternativos y tradicionales. Así pues, las acciones sociales a través del deporte todavía están dando sus primeros pasos caracterizadas por objetivos dispares, inexistencia de planes globales, intervención esporádica y poca variedad en los deportes utilizados. De los discursos de los entrevistados se desprende una valoración positiva de las experiencias realizadas aunque también la necesidad de consolidar y enriquecer las iniciativas para lograr mayor eficacia. La cita siguiente transmite muy bien la preocupación y la incertidumbre de un entrevistado: “El futbito, lo utilizábamos como banderín de enganche para chavales a los que no llegábamos de ninguna manera, pero ahora ¿qué pasa? Pues ahora ya no estamos en esa fase [...]necesitamos programas sólidos”(E.1). Una vez se ha acabado una primera fase de captación de los jóvenes, habría que avanzar hacia otra forma de intervención que retenga a los jóvenes y aporte un proyecto más amplio. 3.- CONSIDERACIONES FINALES. Tras la presentación de los resultados querríamos concluir destacando algunas ideas que emergen de la investigación y que son, a la vez, directrices ineludibles para un programa concreto que pretenda potenciar la inserción social a través de la actividad física. Las potencialidades de la actividad física en las políticas sociales son grandes pero es necesario profundizar en el análisis de las condiciones que hacen exitosas las iniciativas. Las acciones de deporte-inserción no son un remedio milagroso para luchar contra la exclusión de los jóvenes, frenar la delincuencia o el uso de drogas. El interés de los jóvenes por las actividades físicas y la coincidencia de algunas de sus características como el carácter informal o el dinamismo con rasgos típicos de los jóvenes desfavorecidos como el callejeo o la actitud ambigua respecto a las normas sociales promueve y propicia la presencia del deporte en las acciones de inserción. Las primeras experiencias se caracterizan por objetivos dispares, inexistencia de planes globales, intervención esporádica y poca variedad en los deportes utilizados. Los resultados exitosos están supeditados al apoyo institucional que promocione iniciativas a medio y largo plazo sobre las zonas urbanas desfavorecidas. Es esencial que las experiencias fomenten y cuenten con la participación de los propios jóvenes; de esta manera se podrán conocer sus demandas y sus gustos deportivos. APENDICE METODOLÓGICO Como hemos mencionado, la investigación sobre esta temática en España se encuentra en un estado embrionario. La información que se obtiene en un primer acercamiento es escasa, fragmentaria y poco elaborada. Todas estas limitaciones imponen un marcado carácter exploratorio al estudio, que hemos afrontado a través de dos grandes fases de recogida de información que han consistido: la primera, en un intenso trabajo documental y, la segunda, en la realización de entrevistas a trabajadores del área de lo social. A continuación, precisamos algunos aspectos particulares a la hora de llevar a cabo el proceso de entrevista. De enero a mayo de 1999, se realizaron cinco entrevistas de una hora y media aproximadamente procurando que quedasen cubiertas las diferentes áreas profesionales más cercanas a la temática planteada. Así, la entrevista 1 y 4 corresponden a dos educadores de calle de diferentes zonas desfavorecidas, la 2 a una psicóloga del casco antiguo (Alicante), la 3 a un responsable de la asociación de vecinos de un barrio periférico y la 5 a un trabajador social de las 613 Viviendas (Valencia). La selección de los entrevistados se ha realizado a través de un contacto inicial y siguiendo un procedimiento posterior de "bola de nieve". En cuanto al grado de directividad, optamos por plantear entrevistas lo más abiertas posible para obtener el máximo rendimiento informativo. La realización del guión de entrevista quedó condicionada por la cuestión anterior: seleccionamos una serie de temas sobre los que deseábamos indagar, pero siempre con el objetivo de no encorsetar el flujo informativo de los entrevistados. La realización de las entrevistas nos ha proporcionado una valiosa información para captar las opiniones, actitudes y expectativas de los agentes sociales acerca de las potencialidades de la actividad física en el proceso de inserción social; sus experiencias prácticas sobre este particular; sus objetivos a la hora de planificarlas; sus recomendaciones para un mejor funcionamiento, etc. Además, hemos completado estas entrevistas con el análisis de experiencias similares realizadas en otros países de la Unión Europea, fundamentalmente en Francia, para ilustrar nuestros argumentosii. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Cantón, E., Mayor, L. “Estudio empírico psicológico-motivacional para la rehabilitación de toxicómanos mediante un programa de actividad física”. Congreso Mundial de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Granada, 1993 Castillo Algarra, J. “Papel del deporte en la reinserción social de la población reclusa de las cárceles andaluzas”. 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Apunts: Educación Física y Deporte, n.º 38, pp.104-108, 1994 Al final del texto hemos incluido un apéndice donde exponemos los aspectos fundamentales del proceso metodológico seguido. ii Las políticas de inserción social francesas aportan algunos instrumentos originales que sitúan al deporte en primer plano, las semejanzas entre las estructuras de estas políticas con las españolas hacen que esta rica experiencia pueda servir de ejemplo en un futuro para abordar las mismas problemáticas en nuestro país. Importantes programas públicos -como la “OPE” (operación prevención verano), los J-Sports, los Tickets-Sport o la operación 20000 proyectos J- han acogido a miles de jóvenes en los barrios y ratifican la entidad cobrada por el deporte como dispositivo de inserción. La evaluación positiva de la mayoría de estas intervenciones y los medios invertidos abren un panorama prometedor en este campo i