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Citomegalovirus - Ponencia Epidemiología, impacto y manifestaciones clínicas de la infección por CMV en el trasplante renal Manuel Arias Rodríguez Servicio de Trasplante Renal Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, Santander INTRODUCCIÓN El CMV humano fue aislado de las glándulas salivares y los riñones de dos niños, por lo que inicialmente se denominó “virus de las glándulas salivares” (1956). En 1960 Keller propuso la denominación que se ha aceptado hasta hoy de citomegalovirus, en relación con las inclusiones citomegálicas típicas que produce la invasión viral en las células. En 1965 se describió la mononucleosis provocada por el CMV y, a la vez, en el mismo año, se aisló el virus en un receptor de trasplante renal. El CMV humano pertenece, como se ha dicho anteriormente, a la familia de los herpesviridae. Junto a esta familia de virus está constituido por elementos morfológicamente indistinguibles, con un tamaño entre 150 y 200 nanómetros de diámetro, y presentan un genoma de doble cadena de ADN de 64 nanómetros. Las glicoproteínas, que determinan la cepa de CMV, sirven para mediar la entrada del virus en las células y son el blanco de los anticuerpos neutralizantes. Cuando el CMV comienza su replicación, aparecen una serie de antígenos, que tienen importancia clínica y patogenética en el síndrome provocado, teniendo importantes implicaciones en el diagnóstico de la enfermedad por CMV: 1.- Antígenos inmediatos IE (inmediate-early) que aparecen entre 1 y 3 horas después de la entrada del virus y que permanecen de manera prolongada. 2.- Antígenos precoces E (early) que aparecen a las 3 horas. 3.- Antígenos tardíos que aparecen a las 6-24 horas, después de la síntesis de ADN y que son importantes en el seguimiento. Como todos los virus del grupo herpes, el CMV tiene capacidad de latencia, llevándola a cabo en diversos tipos celulares. Por otra parte no existe evidencia actual de que el virus sea oncógeno. EPIDEMIOLOGÍA El CMV está ampliamente distribuido en la población general de todas las áreas geográficas. Los estudios de prevalencia en los adultos se miden por serología, indicando un contacto previo con el virus en el 40 al 100% de la población, dependiendo, en general, de las condiciones socioeconómicas de la población. Las variaciones entre países y dentro del mismo país son importantes, observándose amplísimas diferencias en la prevalencia de la infección por CMV. Predomina más en los países de clima cálido, lo que se correlaciona más con las condiciones sanitarias que con el propio clima. En nuestro país se estima que, en general, el 80% de los adultos están infectados. Por otra parte, existe una correlación evidente con la edad, que es la que modifica la prevalencia, lo que también, como veremos, ha tenido su influencia en la serología positiva de los donantes de riñón. Según datos de la ONT de 2001 el 82% de los donantes de órganos en España es CMV positivo. Se ha observado un aumento en la prevalencia de la serología positiva desde el año 1992, en que era del 65%, hasta alcanzar cifras superiores de forma progresiva. 55 Este aumento se correlaciona, fundamentalmente, con la mayor edad de los donantes utilizados para trasplante, puesto que se sabe que la prevalencia de los anticuerpos anti-CMV, en tantos por ciento, tiene una correlación evidente con la edad, siendo muy baja por debajo de los 20 años, para alcanzar la máxima expresión, alrededor de 60-80%, según los países, a partir de los 50 años. Esto establece la situación epidemiológica actual en las Unidades de Trasplante Renal. Así, por ejemplo, según nuestra experiencia, los pacientes en lista de espera CMV negativos actualmente son sólo el 14% y se han realizado un total de tan sólo un 14,8% de trasplantes en receptores CMV negativos y un total de un 19,2% de trasplantes con donantes CMV negativos, lo que está en evidente relación con las cifras epidemiológicas antes comentadas. CITOMEGALOVIRUS Y TRASPLANTE RENAL El impacto del citomegalovirus en el trasplante renal, al igual que en otros trasplantes de órganos sólidos, se puede sintetizar de la siguiente forma: Efectos directos: • Enfermedad por CMV. • Síndrome por CMV. • Enfermedad invasora por CMV. Efectos indirectos: • Alteración en la función del riñón trasplantado: rechazo agudo y crónico. • Aumento de infecciones oportunistas. • Disminución de la supervivencia a largo plazo del paciente. • Aumento en los costes económicos del procedimiento. Durante más de tres décadas la enfermedad causada por CMV ha sido una de las preocupaciones principales de los médicos dedicados al trasplante. Es tremendamente variable la prevalencia en la población trasplantada pero, durante los años 90, se ha estimado que entre el 50 y el 70% de los pacientes trasplantados presentaba infección por CMV, siendo el porcentaje en la actualidad probablemente mayor, conociendo además que un tercio de los infectados desarrollaron la enfermedad. Por otra parte, los pacientes tratados de enfermedad por CMV presentaban entre un 25 y un 30% de recurrencia. Esto se debe a que la transmisión del CMV se efectúa previamente al transplante, como en la población general, por fuentes exógenas, pero luego, tanto a través de la sangre transfundida como del órgano trasplantado, la posibilidad de infección es mayor que en la población general. Así como en el paciente inmunocompetente el CMV se presenta, la mayoría de las veces, de forma asintomática o como un síndrome catarral con poca repercusión, en el trasplantado las repercusiones, como se ha visto anteriormente, son mucho más serias. La infección y la enfermedad por CMV tienen lugar en estrecha asociación temporal con la máxima inmunosupresión, siendo por tanto más frecuente durante los primeros meses postrasplante, con un pico de incidencia entre los 2 y 4 meses, aunque la enfermedad puede aparecer también varios años después de la intervención quirúrgica. Es clásica la descripción del impacto del CMV en el trasplante de órganos, realizada por Gisman y Rubin y publicada en New England en 1998, en la que se establece un análisis pormenorizado de las posibilidades de este impacto. Así, se parte de una situación frecuente en el trasplantado, que es la infección latente por CMV o, menos frecuentemente pero con más repercusión clínica, de una infección activa por CMV, caracterizada por viremia e invasión. Sobre esta situación del receptor, en relación con el virus, se produce la influencia del rechazo agudo de determinadas infecciones o de los tratamientos anti-rechazo, fundamentalmente terapéuticos, con anticuerpos antilinfocitarios, lo cual va a producir, por un lado, inflamación, liberación de citocinas, de factores de crecimiento y de mensajeros intracelulares, que van a complicar y convertir, quizá, una infección latente en una reactivación, o van aumentar las posibilidades de infección activa. Pero esta infección activa va a tener consecuencias diversas; por una parte, lo que habíamos llamado antes efectos directos, la enfermedad viral, que se va a expresar, fundamentalmente y ocasionalmente, como síntomas inespecíficos, como en el paciente inmunocompetente; es decir, como un síndrome de mononucleosis y afectación general variable, o como enfermedad viral invasiva con afectación de órganos y sistemas, que luego serán mejor definidos. Independientemente de estos efectos directos de la enfermedad viral, se pueden producir unos efectos del 56 Citomegalovirus - Ponencia CMV sobre las células; el efecto celular que, con excepción de los antígenos y de las citocinas, puede llevar a linfomas asociados, como ocurre, por ejemplo, con el virus de Epstein-Barr independientemente del CMV. También puede conducir a una inmunosupresión sistémica que puede dar lugar a aumento de infecciones oportunistas y, también, al incremento de disfunción del injerto, insuficiencia renal de forma aguda y, por otro lado, a la mayor aparición de rechazo tanto agudo como crónico en forma de arteriosclerosis. En cuanto a los efectos directos del CMV se conocen bastante bien los factores de riesgo que inducen la aparición de enfermedad por CMV en el paciente trasplantado; así es evidente por ejemplo: 1.Donante positivo y receptor negativo: existe un riesgo relativo siete veces mayor de desarrollar enfermedad que en el caso de donante positivo y receptor positivo. 2.Si el órgano es de cadáver el riesgo relativo es dos veces mayor. 3.Si se ha tratado, en el rechazo agudo, con anticuerpos antilinfocitarios, el riesgo relativo es tres veces mayor. 4.Los receptores mayores de 55 años tienen más riesgo. Los trasplantes combinados de riñón-páncreas tienen también mayor riesgo en relación con el aumento de la inmunosupresión. En el CMV se pueden observar diferentes tipos de infección: 1.Infección primaria. 2.Infección secundaria (reactivación). 3.Superinfección, que es una infección por un CMV de una cepa diferente. La expresión clínica de la enfermedad es muy variable, apareciendo sintomatología de forma gradual, como un síndrome inespecífico, fiebre, mialgias, malestar, letargia, aparición progresiva de afectación hematológica, fundamentalmente como leucopenia y trombocitopenia y, posteriormente, invasión de determinados órganos, como neumonitis, hemorragia gastrointestinal, hepatitis, pancreatitis y nefritis. La invasión multisistémica puede desembocar en la afectación más grave, que es la insuficiencia respiratoria con hipoxia severa, neumonía progresiva y desarrollo de hipotensión, asociada, en general, a coagulación intravascular diseminada, hemorragia gastrointestinal masiva con fracaso multiorgánico y muer- te del paciente. Por tanto, las diversas formas de manisfestación de la enfermedad por CMV han llevado a diferentes enfoques pero, en general, se considera la enfermedad como una situación de infección que pasa, paulatinamente, a una situación de enfermedad asintomática, después a una enfermedad leve, traducida por fiebre, leucopenia, malestar general, que expresan viremia sin invasión específica de órganos, para pasar posteriormente a causar tropismo directo sobre los órganos, incluido el órgano trasplantado, traduciéndose en una nefritis en el trasplante renal, y en hepatitis, enfermedad coronaria, neumonitis y pancreatitis y, finalmente, enfermedad invasiva de tejidos y órganos, con afectación de uno o más órganos, que expresa la progresión de la viremia no tratada. En general, la fiebre y los síntomas constitucionales conducen inmediatamente a alteraciones inespecíficas de laboratorio, como la leucopenia, que indican la necesidad inmediata de realizar estudios, mediante test específicos de laboratorio, para diagnosticar la infección viral. Actualmente se entiende cada vez mejor que la correlación entre la enfermedad y la gravedad de la misma se fundamenta en la carga viral, y éste es uno de los avances, en este campo, que están permitiendo reemplazar los cultivos clásicos o de sangre periférica. Cuanto mayor sea la carga viral mayor será la probabilidad de desarrollar enfermedad por CMV. Así, cuando la carga viral es baja, no hay enfermedad, siendo muy alta cuando ésta está presente. Asimismo, la carga viral es más alta en los pacientes inmunosuprimidos. Diferentes estudios han demostrado una correlación entre la carga viral y la enfermedad por CMV y también un aumento de ésta en las situaciones en que el donante era CMV-positivo y el receptor CMV-negativo, así como cargas virales muy bajas o indetectables en los pacientes que no tenían enfermedad. Así, esta herramienta es óptima no sólo para el diagnóstico, sino también para el seguimiento de la enfermedad en cuanto a sus manifestaciones, su severidad y, sobre todo, su respuesta al tratamiento, a la vez que permite un pronóstico sobre la posibilidad de recidiva. Los avances en el conocimiento sobre el CMV y su tratamiento se han basado en la aparición de nuevos métodos diagnósticos y nuevos tratamientos antivirales. Todo ello ha precisado que se llegue a un consenso sobre las definiciones tanto clínicas como de los test 57 diagnósticos y de grado de la enfermedad, para que la comunidad científica pueda hablar en los mismos términos en cuanto a definición de la situación de los pacientes y, sobre todo, en cuanto a los resultados obtenidos con los tratamientos en los ensayos clínicos. Los efectos indirectos de la infección por CMV en el paciente trasplantado se han relacionado, con independencia de los costes económicos, con la posibilidad de un aumento de infecciones oportunistas, y esto está en clara relación con la enfermedad por CMV que se asocia, a su vez, con una mayor carga de inmunosupresión, no conociéndose los mecanismos íntimos de esta asociación, aunque se han implicado desde la leucopenia hasta una disminución en el cociente de células T helper/células T supresoras y la modulación de los antígenos HLA no humanos, además de un descenso en la disminución de la expresión de los HLADr de las células mononucleares en algunos pacientes con CMV, que se ha correlacionado muy directamente con el riesgo de desarrollo de superinfecciones bacterianas y fúngicas. Sin embargo, el efecto indirecto más interesante para el trasplante viene definido, lógicamente, por el modo en que incide la infección por CMV sobre la supervivencia del injerto y si existe un daño directo sobre el injerto o indirecto mediante la producción de rechazo agudo y crónico. Hace mucho tiempo que existe una controversia a este respecto desde una publicación muy inicial de Simmons en el año 70. Hay datos que parecen apoyar la interacción de una forma directa e indirecta entre el CMV y el daño del injerto. Diferentes estudios epidemiológicos han proporcionado evidencias de que la infección por CMV es un riesgo para el rechazo cardíaco, pulmonar, renal y hepático, y diferentes estudios estadísticos han mostrado una mayor incidencia de rechazo crónico en pacientes con CMV después de un trasplante. Además, se ha publicado recientemente que el tratamiento con Ganciclovir mejora la función del trasplante renal, lo que parece asociarse, en la infección, con la patogenia del daño inmunológico del injerto. Sobre la arteriosclerosis del injerto hay diversas publicaciones clínicas y diversos modelos experimentales, y se ha propuesto que la infección por CMV potencia el rechazo del injerto por aumentar la expresión de los antígenos HLA de clase I y II y por la activa- ción del factor NFK-beta, lo que se sigue de la estimulación de diferentes genes de la respuesta inflamatoria. En el escenario clínico, sin embargo, es difícil demostrar una relación directa entre infección por CMV y el rechazo. En general, la infección por el rechazo precede a la infección por CMV, estando muchas veces en relación con la terapéutica inmunosupresora aumentada, que se utiliza para el tratamiento del rechazo. Diversos estudios experimentales han mostrado una mayor activación linfocitaria e inflamación del injerto en los animales tratados con triple terapia que portaban infección por CMV que en aquellos otros sin infección, e igualmente se ha podido evidenciar en lo que se refiere a la afectación crónica y, sobre todo, la alteración arterial en los injertos experimentales. Se han propuesto diferentes explicaciones para razonar los mecanismos que llevan al daño del injerto en relación con el CMV. Así, una interpretación podría ser que una infección del injerto por CMV provocaría una activación mediante las proteínas IE (inmediateearly) de las citocinas, quimiocinas, proteínas del complejo mayor de histocompatibilidad y moléculas de adhesión, que llevarían directamente al daño del injerto. Por otro lado, la infección por CMV, aparte del injerto, afectaría a los órganos inmunes mediante proteínas expresadas por el CMV, estimulando las células T de memoria específicas del CMV. BIBLIOGRAFÍA 1. 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Transplantation. 2000 Jul 15; 70(1): 213-6. 59 Citomegalovirus - Presentación Presentación Manuel Arias Rodríguez Diapositiva 1 Diapositiva 2 Diapositiva 3 Diapositiva 4 61 Diapositiva 5 Diapositiva 6 Diapositiva 7 Diapositiva 8 Diapositiva 9 Diapositiva 10 62 Citomegalovirus - Presentación Diapositiva 11 Diapositiva 12 Diapositiva 13 Diapositiva 14 Diapositiva 15 Diapositiva 16 63 Diapositiva 17 Diapositiva 18 Diapositiva 19 Diapositiva 20 Diapositiva 21 Diapositiva 22 64 Citomegalovirus - Presentación Diapositiva 23 Diapositiva 24 Diapositiva 25 Diapositiva 26 Diapositiva 27 Diapositiva 28 65 Diapositiva 29 Diapositiva 30 Diapositiva 31 Diapositiva 32 Diapositiva 33 Diapositiva 34 66 Citomegalovirus - Presentación Diapositiva 35 Diapositiva 36 Diapositiva 37 Diapositiva 38 Diapositiva 39 Diapositiva 40 67 Diapositiva 41 Diapositiva 42 Diapositiva 43 Diapositiva 44 Diapositiva 45 Diapositiva 46 68