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BEATIFICACIÓN DE SANTA TERESA DE JESÚS Guión para un diálogo que nos ayude a preparar el IV Centenario. Acto organizado por el Excmo Ayuntamiento de Alba de Tormes, siendo alcaldesa María Concepción Miguélez Simón. En el Teatro de la Villa, el día 11 de mayo de 2012. 1 – BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN 1-1 – Historia 1 Santidad La Iglesia Católica canoniza o beatifica solo a aquellos cuyas vidas estuvieron marcadas por el ejercicio de las virtudes heroicas y solamente después de que esto ha sido probado. El verdadero origen de la canonización y beatificación se encuentra en la doctrina católica del culto, invocación e intercesión de los santos. Como fue enseñado por San Agustín, los católicos, mientras que únicamente a Dios le dan adoración estrictamente, honran a los santos debido a los dones Divinos sobrenaturales que les han ganado la vida eterna, y a través de los cuales ellos reinan con Dios en el Cielo como Sus amigos escogidos y fieles servidores. Se objeta en ocasiones que la invocación a los santos se opone al hecho de que el único mediador es Cristo Jesús. Hay, sin ninguna duda “un mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús.” Pero Él es nuestro mediador en su cualidad de nuestro Redentor común; pero Él no es ni nuestro único intercesor o abogado, ni nuestro único mediador por la vía de la súplica. Santidad de los mártires En la décimo primera sesión del Concilio de Calcedonia (451) encontramos a los Padres exclamando “¡Flaviano vive después de la muerte! ¡Que el mártir ruegue por nosotros!”. En la carta circular de la Iglesia de Esmirna descubrimos la mención de la celebración religiosa del día en el cual San Policarpio sufrió el martirio (23 de febrero de 155); y las palabras del pasaje expresan exactamente el propósito principal que tiene la Iglesia en la celebración de tales aniversarios: “Finalmente hemos reunido sus huesos, los cuales son más queridos para nosotros que las piedras preciosas y más puros que el oro, y los hemos colocado en donde era importante que reposaran. Y si es posible para nosotros reunirnos de nuevo en asamblea, quiera Dios concedernos celebrar el aniversario de este martirio con alegría, de manera que recordemos la memoria de aquéllos que lucharon en glorioso combate y enseñar y fortalecer con su ejemplo, a aquellos que vengan después de nosotros.” 1 Texto adaptado, resumido y tomado de Camillus Beccari. Transcrito por Janet Grayson. Traducido y actualizado por Antonio Hernández Baca. Enciclopedia Católica, ACI-PRENSA. 1 Esta celebración de aniversario y veneración de los mártires era un momento de acción de gracias y congratulación, una ofrenda y una evidencia de la alegría de aquéllos que estaban comprometidos. Santidad de los confesores La veneración a los confesores -aquellos, que murieron pacíficamente después de una vida de virtud heroica- no es tan antigua como la de los mártires. Fue en el siglo IV, como es comúnmente sostenido, que a los confesores se les dio por vez primera honor eclesiástico público, a pesar de que ocasionalmente eran alabados ardientemente por los Padres más antiguos y, a pesar de que Sn. Cipriano declara que fueron merecedores de abundantes recompensas. La razón de esta veneración recae, sin duda alguna, en el parecido de las vidas de auto-negación y heroicamente virtuosas de los confesores con los sufrimientos de los mártires; tales vidas podrían ciertamente ser llamadas martirios prolongados. Iniciativa de los Obispos Por varios siglos los obispos, en algunos lugares solo los primados y patriarcas, podían otorgar a los mártires y confesores honor eclesiástico público; tal honor, sin embargo, era siempre decretado solo para el territorio sobre el cual tenían jurisdicción los otorgantes. Así, era solo la aceptación de dicho honor por el Obispo de Roma lo que lo hacía universal, dado que solo él podía autorizar o mandar en la Iglesia Universal. Iniciativa de los Papas Hacia el final del siglo XI los Papas vieron que era necesario restringir la autoridad episcopal en este punto y decretaron que las virtudes y milagros de las personas propuestas para veneración pública debían ser examinados en concilios, particularmente en concilios generales. Urbano II, Calixto II y Eugenio III siguieron esta línea de acción. Alejandro III (1159-81) prohibió su veneración en estas palabras: “En el futuro ustedes no presumirán de darle reverencia, tal que, aún si se hubiesen realizado milagros por él, no se les permitirá reverenciarle sin la autoridad de la Iglesia Romana”. Urbano VII publicó, en 1634, una Bula que puso fin a toda discusión reservando a la Santa Sede no solo su inmemorial derecho de la canonización, sino también la beatificación. 1-2 – Naturaleza de la Beatificación y Canonización Definición La canonización, generalmente hablando, es un decreto concerniendo la veneración eclesiástica pública de un individuo. Tal veneración puede ser permisiva o preceptiva, puede ser universal o local. Si el decreto contiene un precepto, y es universal en el sentido de que corresponde a toda la Iglesia, es un decreto de canonización. Si solo permite tal veneración, o si obliga bajo precepto pero no concierne a toda la Iglesia, es un decreto de beatificación. 2 Normas más recientes La beatificación es un permiso para venerar, otorgado por los Romanos Pontífices con restricción a ciertos lugares y a ciertos ejercicios litúrgicos. Es, por lo tanto, ilícito reverenciar a la persona conocida como Beato públicamente, fuera del lugar para el cual fue otorgado el permiso, o recitar un oficio en su honor, o celebrar Misa con oraciones referentes a él o ella, a menos que exista indulto especial. La canonización es un precepto del Romano Pontífice ordenando la veneración pública a un individuo por la Iglesia Católica. Resumiendo, pues, la beatificación difiere de la canonización en que: la primera implica (1) un permiso para venerar localmente restringido, no universal, lo cual es (2) un mero permiso y no un precepto; mientras que la canonización implica un precepto universal. La canonización por lo tanto, crea un culto el cual es, universal y obligatorio. 1-3 – Infalibilidad Papal y Canonización ¿Es infalible el Papa al expedir un decreto de canonización? La mayor parte de los teólogos concuerdan con una respuesta afirmativa. En Quodlib. IX, a 16, Sto. Tomás dice: “Dado que el honor que profesamos a los santos es en cierto sentido, una profesión de fe, i.e., una creencia en la gloria de los santos, debemos píamente creer que, en este asunto, también el juicio de la Iglesia está libre de error.” Estas palabras de Sto. Tomás son interpretadas como infalibilidad Papal en el asunto de la canonización. ¿Cuál es el objetivo de este juicio infalible del Papa? ¿Define que la persona canonizada está en el cielo o solamente que ha practicado las virtudes cristianas en grado heroico? La opinión generalizada de los teólogos es que lo único que queda definido y lo único que se necesita indicar es que la persona canonizada está en el cielo. 1-4 – Procedimiento actual de las causas de beatificación y canonización. 1-4-1 – Fase prejurídica. Tiempo previo Hasta 1917, el derecho canónico exigía que pasaran por lo menos cincuenta años desde la muerte del candidato antes de que sus virtudes o martirio pudieran discutirse formalmente en Roma. Se trataba así de asegurar que la reputación de santidad de que gozaba un candidato era duradera y no meramente una fase de celebridad pasajera. Incluso ahora, suprimida la regla de los cincuenta años, se exhorta a los obispos a distinguir con sumo cuidado entre una auténtica reputación de santidad, manifiesta en oraciones y otros actos devotos ofrecidos al difunto, y una reputación estimulada por los medios de comunicación y la "opinión pública". 3 Fase de promoción Ésa es, en efecto, una fase de promoción, encaminada a alentar la devoción privada y a convencer al obispo o al juez eclesiástico responsable de la diócesis, en donde murió el candidato, de la existencia de una genuina y persistente reputación de santidad. Por último, los iniciadores se convierten en "el solicitante" del proceso cuando piden formalmente al obispo la apertura de un proceso oficial. 1-4-2 – Fase informativa. Comienzo del Proceso Ordinario Si el obispo local decide que el candidato posee los méritos suficientes, inicia el Proceso Ordinario. Objetivo del Proceso Ordinario El propósito de ese proceso es suministrar a la congregación los materiales suficientes para que sus funcionarios puedan determinar si el candidato merece un proceso formal. El obispo convoca un tribunal o corte de investigación Los jueces citan a testigos que declaren tanto a favor como en contra del candidato. De aquí en adelante el candidato será llamado SIERVO DE DIOS. Doble fin de ese procedimiento de investigación Primero, establecer si el candidato goza de una sólida reputación de santidad. Segundo, reunir los testimonios preliminares aptos para comprobar si tal reputación se halla corroborada por los hechos. El testimonio original es transcrito por acta notarial, sellada y conservada en el archivo de la diócesis. Unas copias selladas se remiten a Roma por un mensajero especial del Vaticano. 1-4-3 – Juicio de ortodoxia. Recogida de escritos para enviar a Roma El obispo nombra unos funcionarios encargados de recoger los escritos publicados del candidato; al final, se reúnen también cartas y otros escritos inéditos. Los documentos se envían a Roma, donde en el pasado eran examinados por censores teológicos, que rastreaban eventuales enseñanzas u opiniones heterodoxas; hoy, los censores no intervienen ya, pero los exámenes continúan realizándose. Obviamente, cuanto más haya escrito el candidato, cuanto más osado haya sido su intelecto en materia de fe, con tanto más rigor serán escudriñadas sus obras. 4 Como regla general, los disidentes de la enseñanza oficial de la Iglesia son rechazados sin más rodeos. Aunque la congregación no cuenta con ninguna estadística sobre los motivos de rechazos de las causas, los que trabajan allí confirman que el hecho de no haber superado ese examen de pureza doctrinaria es la razón más frecuente por la que ciertas causas han sido canceladas o suspendidas indefinidamente. Desde 1940, los candidatos deben superar otro examen adicional. A título de revisión preventiva, todos los siervos de Dios deben recibir de Roma el nihil obstat, la declaración de que no hay "nada reprochable" acerca de ellos en las actas del Vaticano. 1-4-4 – La fase romana. Roma nombra un Postulador Es aquí donde empieza la verdadera deliberación. En cuanto los informes del obispo local llegan a la congregación, se asigna la responsabilidad de la causa a un postulador residente en Roma. Hay unos doscientos veintiocho postuladores adscritos a la congregación; la mayoría de ellos, sacerdotes pertenecientes a órdenes religiosas. La tarea del postulador consiste en representar a los solicitantes de la causa. Elección de un abogado defensor El solicitante necesita también los servicios de un abogado defensor, elegido por el postulador entre una docena aproximada de juristas canónicos, clérigos y legos, especializados y en posesión de un permiso de la Santa Sede para ocuparse de las causas de los santos. A partir de los materiales suministrados por el obispo local, el abogado prepara un resumen, encaminado a demostrar a los jueces de la congregación que la causa debe ser iniciada oficialmente. Comienza de labor del promotor de la fe o “abogado del diablo” A continuación, se entabla una dialéctica escrita en la que el promotor de la fe, o "abogado del diablo", propone objeciones al resumen del abogado defensor y éste replica. Ese intercambio suele repetirse varias veces y, a menudo, transcurren años o incluso décadas antes de que todas las diferencias entre el abogado de la causa y el promotor de la fe hayan quedado satisfactoriamente resueltas. Redacción de la “positio” Finalmente, se prepara un volumen impreso, llamado positio, que contiene todo el material desarrollado hasta el momento, incluidos los argumentos del promotor de la fe y del abogado. La positio la estudian los cardenales y los prelados oficiales de la congregación, que pronuncian su sentencia en una reunión formal celebrada en el Palacio Apostólico. Como en el veredicto de un jurado de instrucción, un juicio positivo implica que hay buenas razones para iniciar el proceso. 5 Decreto de introducción del Papa Una vez aceptado el veredicto por la congregación, se le notifica al Papa, quien emite un decreto de introducción, salvo que tenga a su vez razones para denegarlo. La manera en que lo hace es significativa. Se supone que, si la causa ha resistido al examen hasta ese punto, cuenta con buenas posibilidades de éxito; pero, aún así, muchas fracasan. En consecuencia, para subrayar el hecho de que en esa fase la causa ha recibido únicamente la aprobación administrativa del Papa, éste no firma el decreto con su nombre pontificio, por ejemplo, Papa Juan Pablo II, sino que emplea solamente su nombre de pila: Placet Carolos ("Carlos acepta"). Comienza el Proceso Apostólico Una vez se ha instruido la causa, pasa a la jurisdicción de la Santa Sede; se la llama entonces un "proceso apostólico". El promotor de la fe o sus asistentes elaboran otra serie de preguntas, destinadas a obtener informaciones específicas sobre las virtudes o el martirio del siervo de Dios. Esas preguntas se remiten a la diócesis local, donde un nuevo tribunal, esta vez integrado por jueces delegados de la Santa Sede, vuelve a interrogar a los testigos aún vivos. Los jueces tienen también la posibilidad de requerir declaraciones de testigos nuevos y, en caso de necesidad, éstos pueden incluso ser trasladados a Roma para contestar a las preguntas. Se otorga el título de VENERABLE Como siguiente paso, el postulador y su abogado preparan otro documento, llamado informativo, que resume de manera sistemática los argumentos a favor de la virtud o del martirio. Si se dictamina que el siervo de Dios practicó las virtudes cristianas en grado heroico o que murió como mártir, se le otorga entonces el título de VENERABLE 1-4-5 – La sección histórica. En 1930, el Papa Pío XI instituyó una sección histórica, especializada en causas antiguas y en ciertos problemas que el proceso puramente jurídico no era capaz de resolver. En primer lugar, las causas para las cuales no quedan ya testigos presenciales vivos se asignan a esa sección para su examen histórico; las decisiones sobre la virtud o el martirio se toman en esos casos mayormente a partir de pruebas históricas. En segundo lugar, muchas otras causas se remiten a la sección histórica cuando algún punto controvertido requiere un examen de archivos u otra clase de investigación histórica. En tercer lugar, los miembros de la sección histórica investigan, en muy raras ocasiones, las llamadas causas antiguas para verificar la existencia, origen y continuidad del culto a ciertos personajes considerados santos, la mayoría de los cuales vivieron mucho antes de que se instituyera la canonización pontificia. 1-4-6 – Examen del cadáver. 6 Finalidad A veces se exhuma, previamente a la beatificación, el cadáver del candidato para su identificación por el obispo local. Si se descubre que el cadáver no es el del siervo de Dios, la causa continúa, pero deben cesar las oraciones y otras muestras privadas de devoción ante la tumba. El examen se realiza únicamente para fines de identificación, aunque, si resulta que el cuerpo no se ha corrompido, tal descubrimiento puede aumentar el interés y el apoyo que recibe la causa. Tradiciones A diferencia de algunas otras Iglesias cristianas, ante todo la Rusa ortodoxa, la Iglesia católica romana no considera un cuerpo incorrupto como señal inequívoca de santidad. Sin embargo, durante siglos se ha venido creyendo que los cadáveres de los santos despiden un aroma dulce – el llamado "olor de santidad" – y la incorrupción se toma por indicio de favor divino. Esa tradición continúa influyendo en los creyentes, aunque no en los funcionarios de la congregación. 1-4-7 – Procesos de milagros. Necesidad de señales divinas Todo el trabajo realizado hasta este punto es, a los ojos de la Iglesia, el producto de la investigación y del juicio humano, riguroso pero no obstante, falible. Lo que hace falta para la beatificación y la canonización son señales divinas que confirmen el juicio de la Iglesia respecto a la virtud o el martirio del siervo de Dios. La Iglesia toma por tal señal divina un milagro obrado por intercesión del candidato. Pero el proceso por el cual se comprueban los milagros es tan rigurosamente jurídico como las investigaciones sobre el martirio y las virtudes heroicas. Objetivo de los milagros El proceso de milagros debe establecer: 1) que Dios ha realizado verdadera un milagro (casi siempre la curación de una enfermedad) 2) que el milagro se obró por intercesión del siervo de Dios. Protocolo ante los milagros De manera semejante al proceso ordinario, el obispo de la diócesis, en donde ocurrió el milagro alegado, reúne las pruebas y toma acta notarial de los testimonios; si los datos lo justifican, envía dichos materiales a Roma, donde se imprimen como positio. En la congregación se celebran varias reuniones para discutir, refutar y defender las pruebas; a menudo, se busca información adicional. 7 Esta vez, el caso lo estudia un equipo de médicos especialistas, cuya tarea consiste en determinar que la curación no ha podido producirse por medios naturales. Una vez emitido el juicio correspondiente, se traspasa la documentación a un equipo de asesores teológicos para que decidan si el milagro alegado se realizó efectivamente mediante oraciones al siervo de Dios y no, por ejemplo, mediante oraciones simultáneas dirigidas a otro santo ya establecido. Al final, los dictámenes de los asesores circulan a través de la congregación y, en caso de decisión favorable de los cardenales, el Papa certifica la aceptación del milagro mediante un decreto formal. Número de los milagros El número de milagros requeridos para la beatificación y la canonización ha disminuido con el transcurso de los años. Hasta hace poco, la regla eran dos milagros para la beatificación y otros dos, obrados después de la beatificación, para la canonización, si la causa se basaba en la virtud. En el caso de los mártires, los últimos Papas han eximido generalmente las causas de la obligación de comprobar milagros para la beatificación, considerando que el último sacrificio es de por sí suficiente para merecer el título de beato. A los no mártires se les sigue exigiendo, sin embargo, dos milagros para la canonización. Evidentemente, el proceso debe repetirse para cada milagro. 1-4-8 – Beatificación. Actos previos Previamente a la beatificación, se celebra una reunión general de los cardenales de la congregación con el Papa, a fin de decidir si es posible iniciar sin riesgo la beatificación del siervo de Dios. La reunión guarda una forma altamente ceremoniosa, pero su objetivo es real. En los casos de personajes controvertidos, tales como ciertos Papas o mártires que murieron a manos de Gobiernos que aún siguen en el poder, el Papa puede efectivamente decidir que, pese a los méritos del siervo de Dios, la beatificación es, por el momento, "inoportuna". Si el dictamen es positivo, el Papa emite un decreto a tal efecto y se fija un día para la ceremonia. Celebración Durante la ceremonia de beatificación se promulga un auto apostólico, en el cual el Papa declara que el siervo de Dios debe ser venerado como uno de los beatos de la Iglesia. Tal veneración se limita, sin embargo, a una diócesis local, a una región delimitada, a un país o a los miembros de una determinada orden religiosa. A ese propósito, la Santa Sede autoriza una oración especial para el beato y una misa en su honor. Al llegar a este punto, el candidato ha superado ya la parte más difícil del camino hacia la canonización. 8 Pero la última meta le queda aún por alcanzar. El Papa simboliza ese hecho al no oficiar personalmente en la solemne misa pontificia con que concluye la ceremonia de beatificación, sino que, después de la misa, se dirige a la basílica para venerar al recién beatificado. En la celebración se le otorga el título de BEATO. 1-4-9 – Canonización. Actos previos Después de la beatificación, la causa queda parada hasta que se presenten – si es que se presentan – adicionales señales divinas, en cuyo caso todo el proceso de milagros se repite. Las fichas activas de la congregación contienen a varios centenares de beatos, algunos de ellos muertos hace siglos, a quienes les faltan los milagros finales, posbeatificatorios, que la Iglesia exige como signos necesarios de que Dios sigue obrando a través de la intercesión del candidato. Cuando el último milagro exigido ha sido examinado y aceptado, el Papa emite una bula de canonización en la que declara que el candidato debe ser venerado (ya no se trata de un mero permiso) como santo por toda la Iglesia universal. Celebración Esta vez el Papa preside personalmente la solemne ceremonia, expresando con ello que la declaración de santidad se halla respaldada por la plena autoridad del pontificado. En dicha declaración, el Papa resume la vida del santo y explica brevemente qué ejemplo y qué mensaje aporta aquél a la Iglesia. En la celebración se le otorga el título de SANTO. 2 – BEATIFICACIÓN DE SANTA TERESA DE JESÚS 2-1 – Señales previas 2-1-1 – El olor del cuerpo muerto de la Santa Testimonio de la Madre María de San Francisco, en las Informaciones de Medina: “Era tan grande el olor, que echaba de sí el cuerpo de nuestra Santa, después de muerta, que teniendo la puerta reglar abierta, y estando allí todas las religiosas con nuestros velos y velas blancas, y después de haber besádole los pies el señor don Sancho de Ávila y caballeros eclesiásticos con los religiosos y Órdenes, y la gente del pueblo, y mirándole a los pies se decían unos a otros (porque los tenía resplandecientes como un nácar): - ¡Señores, esto es cosa del cielo! ¿No notan este olor tan divino que sale de esta Santa? ¡Lleguen, lleguen y huelan! – A este punto llegó un simple hombre, criado de nuestra casa, y, después de haberla besado los pies, delante de todos, alzó la voz, y dando palmadas con las manos, dijo: - ¡Válgame Dios, señores, y cómo huelen los pies de esta santa! ¡A zamboas, a limones, a cidras, a naranjas y a jazmines! – con 9 que quedamos todos admirados de ver, que hubiese advertido tanto aquel simple”.2 2-1-2 – El cuerpo incorrupto Este es el testimonio del P. Rivera: “Abrieron el ataúd a 4 de julio de 1583, nueve meses después del entierro, y hallárosle quebrado por encima, y medio podrido, y lleno de moho, con mucho olor de mucha humedad que tenía, porque para poner las piedras habían echado primero cal sobre él, y aquella humedad pasó abajo. Los vestidos también estaban podridos, y oliendo a humedad. El santo cuerpo estaba lleno de la tierra que había entrado por el ataúd, y también lleno de moho, pero sano y entero como si entonces lo acabasen de enterrar, porque como nuestro Señor en la vida le guardó enteramente de toda deshonestidad con perfectísima virginidad, así después de la muerte le guardó de toda corrupción, y no quiso que tocasen los gusanos al que los ardores de la deshonestidad habían perdonado”. 3 2-2-3 – Se toman reliquias de su cuerpo “Pero antes de hacerse esto (vestir el cadáver de la Santa con nuevos hábitos una vez que fue desenterrada), le quitó la mano izquierda el P. Provincial, y él mismo la llevó después a Lisboa, y la puso en el monasterio de Descalzas, que poco antes allí se había fundado”. 4 2-2 – El proceso de la Beatificación Cualquier proceso de beatificación lleva consigo una elevada carga documental, y en el caso de Teresa de Jesús, no es menos. Por tanto sólo mencionaremos algunos de los principales pasos que se dieron. 2-2-1 - Publicaciones previas Teresa era querida por los españoles, no sólo por los que podríamos llamar “pueblo llano” sino por personajes relevantes de su época, algunos tan destacados como el propio monarca Felipe II, o María de Austria (1528-1603) hermana del rey, quien abogó para que los escritos de Santa Teresa se publicaran inmediatamente. Será Fray Luis de León el encargado de realizar tal tarea bajo la supervisión del Consejo Real. También a petición de la emperatriz este autor empieza a redactar una “Historia de la vida, muerte, virtudes y milagros de la Santa Madre Teresa de Jesús. Libro Primero”. Que aunque no se publica hasta 1583, ya circulaba en forma de manuscrito. No tardan en aparecer otras: En 1590 “Vida de la Madre Teresa de Jesús”, de los jesuitas Pedro de Ribadenaira y Francisco de Rivera. 2 Citado por José de la Mano y Benaite en su libro Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes, página 301 Idem, página 323 4 Idem, página 324 3 10 En 1606 el jerónimo Diego de Yepes publica “Vida, virtudes y milagros de la Bienaventurada virgen Teresa de Jesús”. En 1609 en Roma aparece en latín un “Compendio de la bienaventurada virgen Teresa de Jesús” de Juan de Jesús María. En 1611, el padre Jerónimo Gracián, muy cercano a Teresa, publica en Bruselas una “Declaración en que se trata de la perfecta vida y virtudes heroycas de la B. Madre Teresa de Jesús y de las fundaciones de sus monasterios”. En 1613 se publica la primera vida gráfica de Santa Teresa bajo la dirección de Adrien Collaert y Cornelio Galle. Esta colección condicionó toda la iconografía teresiana posterior como punto ineludible de referencia para artistas, pintores, escultores… Pocas obras han influido tanto en el arte teresiano. Se editó en Amberes bajo la técnica del grabado. 2-2-2 – El Papa de la Beatificación Pablo V (Camillo Borghese). Nacido en Roma, el 17 de septiembre de 1550; electo el 16 de mayo de 1605; muerto el 28 de enero de 1621. Aunque se enorgullecía de llamarse a sí mismo un "romano", como leemos en la fachada de San Pedro y en su epitafio, Borghese descendía de una noble familia de Siena y alegaba tener parentesco con Santa Catalina. Pablo V tuvo el honor de dar los toques finales a la Basílica de San Pedro, que había estado construyéndose por un siglo. Canonizó a San Carlos Borromeo y a Santa Frances de Roma. Beatificó a Ignacio Loyola, Francisco Xavier, Felipe Neri, Teresa de Jesús, Luis Bertrand, Tomás de Villanova e Isidro de Madrid. Sus restos fueron depositados en la magnífica capilla Borghese en la Basílica de Santa María Mayor, donde su monumento es admirado universalmente. 5 2-2-3 – Proceso de Beatificación Las gestiones para su beatificación empiezan en fecha temprana, 1591, y será el obispo de Salamanca, Jerónimo Manrique Figueroa, quien las inicie. Desde Roma fue el Padre Jerónimo Gracián de la Madre de Dios quien transmite al Papado este deseo. Pablo V lee el compendio antes mencionado de Juan de Jesús María, corregido por Jerónimo Gracián, en el que se recogían los testimonios pertinentes (milagros, testigos…). En 1595 comienza oficialmente el proceso de la Beatificación. En 1604 se inicia el procedimiento con la autoridad apostólica. A su término Roma se decide dar “luz verde” a la causa de Beatificación. Para la justificación formal del procedimiento jurídico religioso, setenta galeras parten de Génova, al mando del Gran Almirante de la flora, Don Carlos Doria, para llevar a España el anuncio de la Beatificación de la Madre Fundadora del Carmelo Reformado 2-3 – La celebración de la Beatificación 5 Datos tomados de James F. Loughlin. Transcrito por Gerald Rossi 11 Santa Teresa de Jesús fue beatificada en Roma el día 24 de abril de 1614, por el Papa Pablo V. Ese día el Papa Pablo V firmó el BREVE DE BEATIFICACIÓN DE LA SANTA MADRE. De este Breve recogemos estas palabras: “Así pues, Nós, examinada con atención esta causa, por medio de nuestros venerables hermanos los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, deputados para los sacros Ritos, a quienes encomendamos su estudio y oído su consejo favorable a estas peticiones. Concedemos que en adelante se pueda celebrar en todos los monasterios e iglesias de dicha Orden de Carmelitas Descalzos y por todos los religiosos de ambos sexos el oficio y la misa de la Bienaventurada Teresa como de Virgen, el día de su glorioso tránsito, esto es, el día 5 del mes de Octubre y que en la villa de Alba, diócesis de Salamanca, en el monasterio y en la iglesia en que se guarda el cuerpo de la Bienaventurada Teresa, puedan todos los sacerdotes, tanto seculares como regulares, rezar y celebrar el oficio y la misa respectivamente en honor de la dicha Beata Teresa, según las rúbricas del Breviario y del Misal romanos, gracia que, en virtud de Nuestra autoridad apostólica y por las presentes letras, concedemos a perpetuidad, sin que obsten las Constituciones y Ordenaciones apostólicas, ni cosa alguna en contrario”.6 3 – LAS FIESTAS DE LA BEATIFICACIÓN Para conocer la relación de lo que ocurrió en las fiestas de la Beatificación de Santa Teresa, hay que acudir al resumen que realizó el Padre Diego de San José, carmelita, en su “Compendio de las solemnes fiestas que en toda España se hicieron en la beatificación de N.D.M. Teresa de Jesús… Dirigido al Illmo. Señor Cardenal M. Illmo Vicario de Nuestro Santísimo Padre y Señor Pablo V y protector de toda la Orden” Madrid 1615. Es la época barroca especialmente prolija en cuanto a las manifestaciones festivas del ámbito religioso. Son destacables las relacionadas con la beatificación y canonización de los santos. En todas ellas podemos encontrar puntos comunes: himnos, procesiones, o manifestaciones de un carácter más “profano”. Hemos querido estudiar los ejemplos de Medina del Campo y de Valladolid, ya que además de ser relevantes por su carácter de fundaciones directas de Santa Teresa, como veremos, son especialmente interesantes y “novedosos” por la manera en que ellos se festejó su beatificación. 7 En Medina estudiaremos la decoración que se dio al templo de las carmelitas, que si bien es algo común en todas estas fiestas, aporta un curioso ejemplo de iconografía carmelitana. En el caso vallisoletano sin embargo, destacó más el uso que se hizo de algo indefectiblemente unido a estas festividades, la arquitectura efímera. 3-1 – Las fiestas en el convento de Medina del Campo 6 Boletín Oficial de la Diócesis de Salamanca, 1914, página 153 Los datos que corresponden a las fiestas de Medina del Campo y Valladolid están tomados de un trabajo de Ana Cristina Valero Collantes, de la Universidad de Valladolid 7 12 El relato de la fiesta es extenso. Hemos tomado algunos extractos que consideramos más interesantes y en los que el P. Diego de San José nos muestra el punto de vista más “profano” de estas celebraciones: “La misma tarde que fue 25 de mayo ordenaron una gran demostración de regocijo en las iglesias con general repique de campanas, fuegos y por la villa con muchos fuegos y luminarias mandaron al corregidor que se pusiesen no sólo en plazas y calles públicas, sino también en casas particulares…”. No obstante, atenderemos más a aquellos datos que nos da sobre el aderezo del templo de San José. Comenta: “Llegó el tiempo de la fiesta principal, adornamos nuestra iglesia lo mejor que nos fue posible, colgase de damascos toda la delantera de la casa y iglesia y el pórtico de ella hubo un muy curioso altar lleno de muchas cosas harto ricas y curiosas. Toda la iglesia estuvo colgada de telas y por la parte alta de la cornisa se pusieron por orla o cenefa dos órdenes de muy buenos cuadros tan iguales y bien dispuestos que hacían una vista muy grande y devota… De más de dos altares colaterales se levantaron en la capilla mayor otros dos, no sólo para el adorno de la iglesia y para acomodar en ellos algo de las muchas joyas, agnus y reliquias que había, sino también para las misas que en toda esta octava se fueron diciendo sin haber hora desocupada, contentándose siquiera con decirla en esta iglesia ya que no se las podían decir de la Santa, aunque esto no se si algunos se dejaron llevar del ímpetu de su devoción… Exaltar mayor se acrecentó otro tanto en ambos lados y todo estuvo lleno de una inmensidad de cosas preciosas como son grandes reliquias de santos”. Quizá lo más interesante desde el punto de vista iconográfico, es qué tema se elige para adornar el retablo principal: “… Iban subiendo del altar algunas gradas que hacían forma de un muy rico tronco, cubríalo un dosel de brocado… Estaba Nuestra Madre Santa Teresa debajo de este dosel y en lo más alto del trono que causaba particular devoción y ternura a todos… De los pies de la Santa nacía un arbolito a modo de una parra que iba enlazando sus bástigas en los balaustres de las andas, y el fruto que llevaba eran muchos medios cuerpos de religiosos y una letra que iba haciendo ondas por los vástagos decía De fructu manuum suarum plantavit vineam. Estaba por extremo vistoso y grave y campeaba todo maravillosamente con las muchas velas que ardían siempre en sus candelabros de plata…”. 3-2 – Las fiestas en el convento de Valladolid En este caso veremos como el pequeño tamaño del templo de las carmelitas, fue ápice para celebrar la beatificación de una manera “especial”. Hemos acudido otra vez a la obra del Padre Diego de San José para tomar los datos principales de los festejos vallisoletanos. Nos dice lo siguiente: “… Para lo cual se ordenó un certamen poético y con ocasión de su publicación lo hicieron de las fiestas por todas las calles y plazas de la ciudad no personas 13 de cualquier calidad sino que con público y solemne acompañamiento llevaba un pendón D. Alonso Nuño chantre de la Iglesia Catedral acompañado de los grandes y titulados que aquí había…”. Sin duda el punto más interesante es el referido a la celebración en torno al convento: “… y la de las religiosas nuestras que estaba mas a mano es muy pequeña y parece que fuera lograrlas menos bien si allí se hicieran: se fabricase de nuevo una iglesia de madera tan capaz cuanto era menester para sólo este efecto… en breves días a poder de dinero y diligencia una iglesia de madera junto a las de las madres tomando la calle que hace testero a la que llaman Real de pared a pared, que tiene suficiente anchura, y diéronle de largo 145 pies en proporción del ancho. Hízose tan firme y salió tan constante de todas sus partes y tan vistosa como si hubiera de durar para siempre. Y así el azar que tuvo fue sólo mirarse de prestado y que se había de volver a deshacer pasada la ocasión cosa que a todos causaba tanta mayor lástima cuanto que la obra era más excelente en todo género. Estuvo adornada de brocados y en ella se celebraron los divinos oficios con gran solemnidad…”. Aunque no se conserva resto alguno de esta construcción, nos ha perecido muy interesante aportar este “curioso” dato a la hora de celebrar estas fiestas, que muestra hasta qué punto llegó el fervor e interés de la ciudad por honrar a la Reformadora del Carmelo. 3-3 – Las fiestas literarias La beatificación fue celebrada en toda España con numerosos festejos. Señalemos algunos perfectamente reseñados: En 1615, en Córdoba, se celebraron fiestas teresianas como lo atestigua la “Relación de las fiestas que se hicieron en Córdoba a la Beatificación de Santa Teresa” impresas por el Licenciado Juan Páez de Valenzuela, en 1615. También en 1615 se publica en Salamanca la “Relación de las fiestas de la ciudad de Salamanca en la Beatificación de Santa Teresa”, por don Fernando Manrique de Luján. Fueron frecuentes los certámenes literarios, en los que participaron algunos de loa más destacados nombres del Siglo de Oro español, como Miguel de Cervantes con su soneto “Los éxtasis de la bienaventurada Madre Teresa de Jesús” o Luis de Góngora (bajo el seudónimo de “Vicario de Trasierra”) con el romance titulado “De la semilla caída”, en la ciudad de Córdoba. Detengámonos, por poner un ejemplo, en Luis de Góngora. 8 J.M. de Cossío, en su “Anecdotario incompleto de don Luis de Góngora” nos transmite un poema interesante: “A la beatificación de Santa Teresa de Jesús hizo don Luis este romance en nombre del Vicario de Trasierra, aldea de Córdoba, en Sierra Madre”. De este poema de 104 versos recordamos algunos que cantan algunos aspectos de la personalidad de la Beata: 8 Datos y texto adaptado tomado de un trabajo de Ignacio Salvador Ayesterán, profesor agregado de Lengua y Literatura del I. B. “Salcillo” de Alcantarilla (Murcia) 14 Escritora: “Tanto y tan bien escribió que podrá correr parejas su espíritu con la pluma del Prelado de su Iglesia, pues abulenses los dos, ya que iguales en letras, en nombre iguales, él fue Tostado, Aumada ella”. Ascética y mística: “¡Oh, con plumas de sayal penitente, pero bella, carmelita jerarquía gloria de la nación nuestra! ¡Oh, cuán muda, que procedes! ¡Oh, cuánto discurres lenta! ¿Qué mucho si es tu instituto cantar bajo y calzar cuerdas? …………… perdona si desatado mi pobre espíritu en lengua, metal no ha sido sonoro, muda caña si de aquella santa, de familias madre” Reformadora: “De esta, pues, virgen prudente …………… a la Beatificación, laureada hasta las cejas, ha convocado Córdoba sus Lucanos y Sénecas”. 4 – LOS FRUTOS DE LA BEATIFICACIÓN 1615 El 7 de octubre, el pueblo albense hizo el Voto de celebrar su fiesta patronal el día de Santa Teresa. Así lo recogen las crónicas: “Y así mismo acordó la dicha Villa, y Clerezia, y tierra, de feriar el día de su fiesta... con voto perpetuo para siempre jamás, y les fue dado poder y commission en forma para hazer el dicho voto y juramento solemne… Prometieron y juraron... que desde el presente día en adelante para todo el tiempo del mundo y siempre jamás auran y tendrán... por día de fiesta y feriado el que se contara cinco días del mes de Octubre de cada un año 15 en que la Beatitud del mismo nuestro Santísimo Padre Pavlo Papa V, por su breve especial mando celebrar su fiesta de la misma Santa Madre Teresa de Jesvs, y lo guardaran como los demás días festivos que la Santa Iglesia Romana manda guardar, cessando de todos los actos judiciales y labores ordinarias de días de trabajo”. 9 1617 Las Cortes generales y extraordinarias eligen por Patrona de España, después del Apóstol Santiago, a Santa Teresa de Jesús. 1622 El 12 de marzo, Santa Teresa es Canonizada por el papa Gregorio XV 1626 Las Cortes vuelven a elegir a Santa Teresa como Patrona de España. El Secretario de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia comunica a la Junta Superior: “Que desde luego tenga todo su efecto el Patronato de Santa Teresa de Jesús a favor de las Españas, decretado en las Cortes de 1617 y 1626, y que se encargue a los M. RR. Arzobispos y RR. Obispos, y a los Prelados de cuerpos y territorios exentos, dispongan acerca de la solemnidad del rito de Santa Teresa lo que corresponda en virtud de este Patronato”. 1726 El papa Benedicto XIII instituye la fiesta de la Transverberación de Santa Teresa 1876 El 27 de agosto, con la presencia de San Enrique de Ossó y Cervelló se funda en Alba la Hermandad de Santa Teresa. Así se publicó en el periódico: “D. Enrique de Osó organizó una peregrinación a Alba de Tormes de 4.000 personas, en aquellos tiempos, que viajar en ferrocarril hasta Salamanca, se hacía con verdadero sacrificio. Cataluña, Valencia y Aragón volcaron todo el entusiasmo teresiano conocido hasta entonces. Los tres días que se celebraban las fiestas de la Transverberación de Santa Teresa de Jesús, fueron para Alba de Tormes de gloria inenarrable, aquel año de 1876, y el día 27 de agosto quedó constituida la Hermandad de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes”. 1886 El obispo Cámara publica el Decreto del papa León XIII proclamando a Santa Teresa Patrona de toda la Provincia Eclesiástica de Valladolid. 1898 El 18 de enero, se inicia la construcción de una Hospedería teresiana. “En Alba de Tormes, al mismo tiempo que con la generosidad de los católicos del universo mundo, empieza a levantarse una grandiosa Basílica al Serafín del Carmelo, Teresa de Jesús, constrúyese, junto a la 9 El texto completo se encuentra en la revista “La Basílica Teresiana”, nº 15, del 15 de diciembre de 1898, página 476 16 iglesia de San Pedro, una gran hospedería para albergar los peregrinos que vayan a visitar el glorioso sepulcro de la Doctora española y el soberbio monumento que la piedad le está levantando”.10 1898 El 1 de mayo, Mons. Fray Tomás de Cámara y Castro pone la primera piedra de la Basílica Teresiana. En una cajita de plomo, dentro de la cual se depositaron varias monedas y ejemplares del Boletín Eclesiástico, del Boletín Oficial de la provincia, de la Revista La Semana católica y el diario de Salamanca El Lábaro, fue incluida el acta de la ceremonia. Dice así: “Año del Señor MDCCCXCVIII, día primero de Mayo, se colocó y bendijo por el Obispo de Salamanca D. Fr. Tomás Cámara y Castro, del Orden de San Agustín, esta primera piedra de la nueva Basílica dedicada a Santa Teresa de Jesús en la villa de Alba de Tormes, siendo Papa León XIII y Regente del Reino Dª María Cristina, en nombre de su Augusto hijo D. Alfonso XIII, la cual designó para representarla en este solemne acto al Excmo. Sr. Duque de Tamales – El Duque de Tamales. – Fray Tomás, Obispo de Salamanca. – José Tomás, A. A. de Ciudad Rodrigo. - Por el Cabildo Catedral de Salamanca, D Francisco Jarrín, Magistral. – S. Santos Ruiz Zorrilla, Alcalde de Alba. – Por el R. P. Provincial de Carmelitas, Fr. Sebastián de Jesús, María y José, Prior de Salamanca. – Fr. Emeterio de San José, Prior de Alba. – Juan Antonio Ruano, Arcipreste-Párroco de Alba. – El Arquitecto, F. Mª Repullés”.11 1914: III Centenario de la Beatificación El 23 de enero, fiesta de San Ildefonso, el vicario provincial y superior de los Carmelitas de Madrid, P. Fr. Miguel de la Sagrada Familia, comisionado por el Definitorio de la Orden para organizar las fiestas del Centenario de la Beatificación de la Santa, concluía su mensaje a los españoles con estas palabras: “¡¡Españoles!! A Ávila y Alba a vitorear a Santa Teresa; a inflamar en su amor nuestros pechos; a reaccionar la Patria; a orar por la Iglesia y por la España; a reconstituir nuestra historia; a conmemorar la Beatificación de Santa Teresa de Jesús; a encabezar el porvenir con un beso a la Cuna y con una lágrima incrustada en el marmóreo Sepulcro del Serafín del Carmelo, honor de la Iglesia y gloria de España, santa Teresa de Jesús ¡A Ávila de los Caballeros! ¡A Alba de Tormes, donde están nuestras esperanzas y nuestros amores, el centro unitario de nuestros afectos, y el espíritu nato y puro de la Patria que nos honra, de la bandera que nos cubre y de la historia que nos afama! ¡A Ávila y Alba! ¡A la Cuna y al Sepulcro de Santa Teresa de Jesús!”.12 1914 10 Se publica esta noticia en la revista “El Iris de paz” el día 18 de enero de 1898 Se publica esta noticia en la revista “La Basílica Teresiana”, nº 8, de 15 de mayo de 1898 12 El texto completo se encuentra publicado en el Boletín del Obispado de Salamanca del año 1914, página 70 11 17 El 7 de marzo el papa San Pío X concede gracias especiales para celebrar el III Centenario de la Santa. Estas son sus palabras: “Ahora a fin de que dichas solemnes fiestas resulten más provechosas para vosotros y para los demás fieles, concedemos indulgencia plenaria de todos sus pecados, cuatro veces en el curso del año 1914, a los fieles que cumplieren lo prescrito por la Iglesia para ganar estas gracias a los que en particular o junto con otros visitaren una de las siguientes iglesias: la iglesia de los Carmelitas Descalzos de Ávila, donde nació Santa Teresa; La iglesia de las Carmelitas Descalzas de Ávila, donde dio principio a la reforma de su Orden; La iglesia de las Carmelitas calzadas de Ávila, en el lugar donde moró muchos años la Santa; La iglesia de las Carmelitas Descalzas de Alba, donde reposa su sagrado cuerpo. Concedemos también indulgencia plenaria a los que asistieren a los Triduos o novenas que se celebran en honor de la Santa en las iglesias u oratorios públicos y semipúblicos de la primera, segunda y tercera Orden de los Carmelitas Descalzos”.13 1914: Avance del programa de las fiestas centenarias en Alba de Tormes “1 – Entrada solemne de las peregrinaciones en Alba de Tormes, escoltadas por una cabalgata vestida a la usanza del país, cantando el himno de la peregrinación. 2 – Misa de comunión general 3 – Misa pontifical con sermón 4 – Después de la comida y un corto descanso, visita a las reliquias y lugares notables. 5 – Fiesta en la basílica y procesión 6 – Iluminaciones y algún número de diversión honesta y típica del país, como danzas charras, etc. 7 – A la mañana siguiente, misa de comunión, y después del desayuno, salida de la peregrinación cantando el himno, precedido de una despedida ante el cuerpo de la Santa. La salida de cada peregrinación coincidirá con la entrada de otra”.14 El himno de peregrinación oficial en el III Centenario de su Beatificación y en el IV Centenario de su Nacimiento, con la letra y la música de Manuel del Santísimo, fue el siguiente: “VIVA, VIVA LA GRAN SANTA, / LUZ DIVINA, LUZ DEL CIELO, / ESPLENDOR DE TODA ESPAÑA, / SOL HERMOSO DEL CARMELO. ALABARTE ES NUESTRA HONRA, / IMITARTE NUESTRO CIELO, / ACLAMARTE NUESTRA DICHA, / Y ENSALZARTE NUESTRO ANHELO. Tu corazón de serafín, / produjo un río de amor sin fin, / herido el nuestro para sentir / dulces incendios de amor por tí. Cantemos pues, / cantemos pues tu lema constante, / cantemos pues: / “O morir o padecer”. 13 14 Boletín Oficial de la Diócesis de Salamanca. 1914, página 152 Boletín Oficial de la Diócesis de Salamanca. 1914, página 77 18 El himno de los peregrinos valencianos en el III Centenario de la Beatificación, con la letra de Florián del Carmelo y Música de Gonzalo de Santa Cecilia, dice: “OH VIRGEN DE CASTILLA, / PUES DESFALLECES DEL MAL DE AMORES, / AQUÍ TE TRAEN TUS HIJOS / OFRENDAS PURAS DE SUS FERVORES. En Ávila mecieron / tu linda cuna los serafines. En Alba vigilaron / tu postrer sueño los querubines. De la cuna al sepulcro / fue tu divisa, fue tu delirio: / o padecer de amores / o por tu Esposo sufrir martirio”. 1914 Del 16 al 23 de agosto, se abre el sepulcro de la Santa para la veneración de la Orden Carmelitana. Así lo resume el acta oficial: “Estuvo expuesto en el mismo Camarín alto, donde fue adorado por los Padres y hermanos de la Comunidad de esta villa, y por otros Padres y hermanos de la Comunidad de esta villa, y por otros Padres que vinieron de otros conventos de esta Provincia y de las otras Provincias de la Orden de España; todos ellos en presencia de Nuestro Reverendísimo Padre General, el cual cerró todos los días el camarín después del acto de adoración, y conservó en su poder la llave, a fin de que nadie pudiera entrar”. 1914 El 28 de agosto, se abre, de nuevo, el sepulcro para la veneración del pueblo. El P. Manuel Diego, carmelita y albense, lo cuenta así: “A las 9,30 de la mañana, entrada en la clausura del monasterio de varias autoridades locales, acompañadas del delegado del General de la Orden, para abrir de nuevo el Sepulcro. El arca de plata fue llevada al coro bajo del monasterio y allí fue expuesto el cuerpo de Santa Teresa a la veneración del pueblo. Así hasta las 5 de la tarde en que, previo el levantamiento de un acta eclesiástica y otra notarial de esta segunda apertura del sepulcro, el arca de plata con el cuerpo de Santa Teresa, estando ya presente el Vicario General de la diócesis, fue devuelto al camarín alto y colocado en la urna sepulcral de mármol”. 1922 El 4 de marzo, la Universidad de Salamanca concede a Santa Teresa el título de Doctora “Honoris Causa”. Así lo cuenta “La Basílica Teresiana”: “Se celebraba el III Centenario de la Canonización de Santa Teresa. Con este motivo vienen a Salamanca los Reyes de España Don Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia. En un acto literario, en la Universidad de Salamanca, se leyó la concesión del título de Doctora Honoris Causa a santa Teresa. Al día siguiente los reyes visitaron Alba de Tormes. El arzobispo de Valladolid Remigio Gandásegui ofreció a la Santa el birrete doctoral, auténtica obra de arte de la orfebrería española, regalado por las mujeres españolas mediante suscripción nacional. Doña Victoria Eugenia, con pulso tembloroso, colocó el birrete en la cabeza de la imagen de Santa Teresa. Don Alfonso XIII colocó en la mano derecha de 19 la imagen una pluma de oro que él mismo regalaba como homenaje a la santa escritora. El escenario fue la basílica en construcción”. 1963 En agosto, la Corporación Municipal de Alba de Tormes nombra a Santa Teresa Alcaldesa de la Villa. 1965 El 18 de septiembre, con el Breve Pontificio “Lumen Hispaniae”, Pablo VI proclamaba a Santa Teresa de Jesús Patrona de los escritores españoles sin distinción específica alguna por el tema tratado en sus obras o la naturaleza de sus trabajos. En el Breve encontramos estas palabras: “Con oportuno acuerdo los escritores españoles han manifestado el deseo de acogerse a su patrocinio. Y así los señores cardenales, arzobispos y obispos, ministros y miembros de las reales academias, rectores de universidades, directores de ateneos, sociedades y entidades literarias, recordando el IV Centenario de la Reforma Teresiana, nos han suplicado que nombremos patrona de los escritores españoles a esta ilustrísima Virgen. Para que aquellos en quienes recae la mayor responsabilidad de los libros y revistas tengan a quien volver los ojos en tan importante tarea y encuentren refugio donde ampararse, Nos accedemos gustosamente a este ruego. Así pues, oído el parecer de la Sagrada Congregación de Ritos, tras conocimiento cierto y madura deliberación, con la plenitud de nuestra Autoridad Apostólica, en vigor de este Breve y de una vez para siempre, nombramos y declaramos a la virgen SANTA TERESA DE JESÚS PATRONA PRINCIPAL DE LOS ESCRITORES ESPAÑOLES, con todos los honores y privilegios litúrgicos que corresponden a los patronos principales de organizaciones y asociaciones”.15 1970 El 27 de septiembre, en Roma, el papa Pablo VI proclama a Santa Teresa Doctora de la Iglesia Universal. En su homilía el Papa habló así: “¿De dónde le venía a Teresa el tesoro de su doctrina? Sin duda alguna, le venía de su inteligencia y de su formación cultural y espiritual, de sus lecturas, de su trato con los grandes maestros de la teología y de espiritualidad, de su singular sensibilidad, de su habitual e intensa disciplina ascética, de su meditación contemplativa, en una palabra de su correspondencia a la gracia acogida en su alma, extraordinariamente rica y preparada para la práctica y para la experiencia de la oración. Pero¿ era ésta la única fuente de su eminente doctrina? ¿ O acaso no se encuentran en Santa Teresa hechos, actos y estados en los que ella no es el agente, sino más bien el paciente, o sea, fenómenos pasivos y sufridos, místicos en el verdadero sentido de la palabra, de tal forma que deben ser atribuidos a una acción extraordinaria del Espíritu Santo?”. 1981 15 Publicado en Foro Historia en Libertad, 15 octubre 2010 20 El 17 de septiembre, parte de Medina del Campo la primera Marcha Teresiana que organiza la Hermandad de Santa Teresa, según una idea original del albense Eladio Briñón Domínguez. 1982 El 1 de noviembre, el papa Juan Pablo II visita el sepulcro de Teresa de Jesús en Alba de Tormes para clausurar el IV Centenario de su Muerte. En la Dehesa, ante la gran multitud, dijo el Papa: “Yo os animo por ello, cristianos de Alba de Tormes y de la diócesis de Salamanca, a seguir haciendo vida un mensaje en el que tanta parte ha tenido el alma de vuestro pueblo… Os llamo a que tengáis “ánimos para grandes cosas”, como los tuvisteis en el pasado, pero únicamente en la experiencia teresiana del amor de Dios encontraréis fuerzas y libertad para ellas, “porque no tendrá ánimo para cosas grandes quien no entiende que está favorecido por Dios… Yo os pido que ensanchéis el alma, que “no apoquéis los deseos”. Abríos al futuro. Arriesgaos como Teresa de Jesús, de quien no me resisto a citar estas palabras: “Importa mucho y el todo… una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabaje lo que trabajare, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera muera en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo”. CONCLUSIONES 1 – El amor de Dios sigue presente en la vida de los hombres. Santa Teresa escribió lo que no sabía e hizo lo que no podía. 2 – Los santos son para nosotros modelos de vida e intercesores. 3 – Superando su propio tiempo, los santos siguen marcando el ritmo de la historia. Santa Teresa ha marcado la vida, fiestas y costumbres de nuestro pueblo. 4 – En el entorno de las celebraciones de los santos la fe se hace cultura y los hombres, creyentes o no, se congregan para celebrar la fiesta. 5 – En estas ocasiones se mantiene una armonía y colaboración entre las autoridades religiosas y las civiles. 6 – Los milagros bíblicos continúan aconteciendo en la historia de los hombres. Cada vez que se celebra una beatificación o una canonización, excepto en el caso de los mártires, hay detrás un milagro. Por todo ello los creyentes y los albenses debemos dar infinitas gracias a Dios. Florentino Gutiérrez Sánchez. Sacerdote www.semilacristiana.com Salamanca, 5 de mayo de 2012 21